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Solo entonces supieron que desde 1974 existe un código que rige el manejo de
los recursos naturales en Colombia. Y se enteraron de que cometían un delito al
talar árboles sin permiso del Estado, pues hasta el proceso de paz la guerrilla
ejercía la autoridad en la zona y regulaba todas las actividades, como la pesca,
la caza y demás acciones.
Un Estado débil
Si bien el país presencia desde el año pasado los peores ataques contra sus
bosques, voces autorizadas del ambientalismo nacional señalan al Estado, por
acción u omisión, como parte del problema. Una de ellas, Ángela Andrade,
presidente de la Comisión de Gestión de Ecosistemas de la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN), añade los procesos de extracción
minera ilegal o de producción de cultivos de uso ilícito como la coca, que existen
desde finales de los años setenta.
Andrade hizo énfasis en que mientras crecen los cultivos de palma africana y la
minería ilegal, el país sigue viendo al Amazonas como hace 40 años, sin valorar
su biodiversidad ni la riqueza cultural de sus comunidades indígenas. “La
incoherencia de las políticas permite que con una mano aumenten las áreas
protegidas y, con la otra, promuevan el desarrollo agrícola y de vías: actividades
no sostenibles que están llevando a la degradación de estos ecosistemas e, igual
de grave, de las comunidades indígenas”, añade la experta.
Puede ver: El 17 por ciento del bosque amazónico ya desapareció según WWF
Para Rodríguez, los dos peores problemas ambientales del país, la deforestación
y la minería, probablemente están en manos de las mismas mafias. Pero aclara
que la deforestación criminal que arrasa miles de hectáreas se debe diferenciar
del pequeño finquero que tala y siembra para su propia subsistencia.