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3. La creacién narrativa del Yo La idea del “yo es sorprendentemente bizare: en el ple ro de l incuicin es evidente para el sentido comin pera, como er sabido,escaps ser definida por los éso- fos més exgentes. Lo mejor que parecemos eapaces de hacer cuando se nos pide que lo definamos es seflar con el dedo nuestra fente © nuestro pecho.Y, sin em: buargo, el Yo es moneda corriente:no hay conversacin «en que tarde o cemprano se lo deje de evoca sin consid. racién. Yel e6digo juridico lo da por descontado cuando invoca conceptos come “esponsabiidad”y "privacidad Por lo tanto, harfamos bien en echar brevemente una smirada sobre la naturaleza de exe “Yo" al que parecen condueir las narraciones del Yo. ‘Seri que dento de nosotros hay un cierto yo exencal que sentimos la necesdad de poner en palabras? Siasfue- fa, cpor qué habriamos de seacirnos impusados alguna ver hablar de nosotos 6a nosotros mismas 0 por qué habrian de existe admonieiones como “conécet ati mis- ma" 0“ felt mismo” Si nuestros Yoes nos resultaran transparents, por cierto no tendrlamos necesidad de he bar deer 2 nostcos misnos. Y sin embargo, no hace mos otra cosa durante gran parte del tiempo, solos 0 por ineepésita persona, en el consulcorio del piquierao en confesin somos creyentes.Entonces, qué funcén cum: ple ete hablar de uno? aclisica respuesta del siglo x%era,naruralmente, que gran parte de nosotros mismos es inconscientey “defen dda” habilmence conta los sondeos de aconciencia por parce de distincos“mecanismos” que srven para ocular. 1a 0 distorsionala. Debiamos ~por ast decie~ tatar de rondar ests defensss, con la ayuda de un psicoanalist Alinteractuae con d,habrlamos revivido nuestio pasado ysuperado la resistencia a descubrirnos. Para paraeasear 4 Freud, alli donde estaba el Ello, ahora esa el Yo, La solucién dada por Freud a nuesto problema erasin duda tuna billance metéfora que influyé profundamente en ‘nuestra imagen del hombre." ‘De todas formas, hacemos bien al continuar nuestra indagacidn La dramatic lucha de Feud ence Yo, SuperyS ¥ Ello, con todo lo brillance de sus metéforas, no debe volvemnos insensbles l trabajo que queds por hacer. Y este caplulo ext dedcado leva 3 temino dicho taba jo incerrumpide. Mis presamene, por qué debemos narrarquéentendemos por "Yo? Se tata deuna pregun- ta que preocupé al mismo peicosnlisiscisico "Yate eome Beane, “The ein conception of mas’ en acl 8, 1958, 1 pp. 77.84 * Vane por sjempl Spence Nema Tash and Hiri Tah ob, cit, elaborcin de te ema en The Fron Meher Thandie Chong Pyeaanaec Nov Yo Nowe (87 | Comenzaréafirmando resuekamente queen efecto-no Yes dado conocer un yo intitivam dado y nente evdente yesen Sia que agreement er eps son Ibe Marin, betes connie y conan consnuancot un Yo sgn lo equi as uaions ee enconramot con lgula de tacos cern de psa y de micas experienc y mies pars el ar Te? Habla de notrotsnmmonos iam come vena un lato scers de quay qu somon qu sie {iy por qu ncemor aque sams Nos qo ras itn debon wer eda cada vera parc deca Now dele ber Cnclacs os nus iri rendre Yo ewan ein Gliese dviden enters Eavejecn yoo ora nos hacemos mie ois thon ae pra tas de ene ipo deben alapare + nucts Saco pure amig, ean, Los mien ent "Cuda clr guapins “areca dee end son inna or empl, onal dep a puso clo frend pn ceo dopa del tempo pera cage ‘Spade co i ends mee Fenster por cn tm del deni piace dl aie ede ucts dominanot ug de rales 7 mise ano {Srien llnguj pnns + donna oes nce ress dice x ie spe iio slg ean = Stand der quire dc sp cerano a Maya al Y ene conmade dl ono menace oe sen cen Asin: moda en goed ys pve, onary pecoorpe, te canforma enon yo onerous de wean Sceunpor puede Use Nerds ino 0 Php ocr 1998p. 3933. se velven vctimas de nuestra historias creadoras del Yo, Noes que yo yano pueda contarte (0 contarme) la "ver dadera historia, la orginal” de mi deslacién durance el ‘ste verano que sguié aa muerte de mi padre. Ms bien te contaré(o me contaré) una historia nueva acerca de un rmuchacho de doce as que “abla una ver". Y¥ podria contila cde muchas manera, cada una modelada por mi vida lo sucesive na menos que por as crcunstancias de cseverano de hace tanto tiempo, 4 Lacrecién de un Yo es un arte natativo yi bien debe ‘seguir mds ls dictados dela memoria que los del liters curade icin, les con dficulad, tema sobre el que vol: ‘eremos dentro de poco. La anommlia dela creacisn del Yo reside en au ribo tanto del interior como del exterior. Se lad intrioc, como gustamos deci con mentalidad carteians, lo consituyen Ia memoria, ls sentiments, lasideas, las reenciag, la subjetvidad. Parte desu inevio- sida cas seguro es innatayoriginariamenceespecifica de ruesca expece: como nuesto sentido de continuidad en eliempo yen el espacio, el sentimienco de nosotros mis- ‘moral adoptar una postu, yas sucesivamente Pero gran parte dela creacién del Yo se basa embign en fuentes ex ‘eras: sobre la aparene estima de los dems y las innu- terablesexpectativa que derivamos muy pronto inclsi- ‘we inconscientement, a pate de la cultura en que esta- ros inmerss. De hecho, respect de etasexpecatvas, ve pezes siempre dl dkimo en descubre el agua’ Porsi fuera poco, los actos narratives dirgidos a crear dl Yo son guiadostipicamente por modelos culeurales titre implicitos de lo que ése debeia sry, natural mente, de lo que no debe sex. Nose tata de que seamos exclavos, come advierten aa hoy los més ortodoxos antropélogos culturles* Mis bien, demasiados mode los posibles y ambiguos del Yo son ofrecidos también por las culeuras simples o rtualizads, Y, no obstante, das las culeuas ofrecen presupuestos y perspecivas sobee la identidad, ros mado como compendio de ta ‘mas osermones pars hablar de nosotot a nastros, mis os 03 otros, con una gama que va de lo espacial ("La casa de un hombre ess castillo) alo afectivo ‘Ama a ‘cu préjimo como as mismo") ero estos preceprs pas a creacién del Yo, como los dos sermones citados ata, no son todos de una piezs: dejan amplio expacio para maniobrar. A inde cuentas, a creacin del Yo es el principal insteumento para afirmat ‘nuestra unicidad. Y basta con reflexionar un momento para comprender que auesta“unicidad” deriva de que tos distinguimos de le demés cuando comparamos as descipciones que nos hacemos de nosotros mismos con las que lor actos nos brindan des mismo lo que aumen- ls ambiguedad. Pues nosotros siempre tenemos presen: cela diferencia que hay ene lo que nos contamas de no- otros mismosy lo que eevelamos alos demés Por ende, hablar a lot demés de nosotros mismat no cosa simple, Depende, en relidad, de cémo creemos rosoros que ellr piensan que deberlamos estar hechos. ‘Vine por jmp, Jae life, The Pricoment of Ges Cambridge: Harvard Univesicy Pres, 1998, y Kuper, The halide Aen

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