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EL SUPREMO PODER DE DIOS

El supremo poder y sabiduría de Dios se expresan más característicamente en la aceptación de lo


que el mundo llama debilidad o necedad.

Mateo cuenta la historia de uno que – sabiéndose la personificación del poder creativo y la
sabiduría de Dios – se cuestiona a sí mismo, diciendo: "Si eres el Hijo de Dios, convierte esta piedra
en pan." (Mateo 4) Luego él cita el capítulo 8 de Deuteronomio, diciendo: "Escrito está, 'No sólo de
pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.'" Aquí descubrimos que su
hambre ya no es de pan hecho con harina, sino de escuchar la palabra de Dios, con entendimiento.
El conflicto recogido en este capítulo está teniendo lugar en la mente de la persona, a pesar de
que parece estar sucediendo en el exterior. De pie en la cima, su adversario cita el Salmo 91,
diciendo: "Si eres el Hijo de Dios déjate caer abajo desde aquí, porque escrito está, 'Él dará poder a
sus ángeles para que te levanten para que tu pie no tropiece en piedra.'" Luego, citando el capítulo
6 de Deuteronomio, él responde: "Escrito está, 'No tentarás al Señor tu Dios.'"

En la tercera y última tentación se le muestran todos los reinos de la tierra y su gloria, cuando el
adversario dice: "Todos estos son tuyos si te inclinas y me adoras." De nuevo, citando el capítulo 6
del Deuteronomio, él responde: "Escrito está, 'Adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a él servirás.'"
Entonces el adversario se marcha, y el gran ministerio comienza. ¿Quién es el Señor, tu Dios, al
que debes adorar y servir? Tu propia maravillosa imaginación humana, que es una con el Dios que
creó el mundo. La definición más rica de Dios que se nos da en las Escrituras es: el Padre del Señor
nuestro Dios. Yo descubrí que yo era el hijo de Dios al experimentar las Escrituras, pero el hijo y
Dios Padre ¡son uno!

Tanto el Padre como el Hijo son definidos como poder, con sabiduría añadida al Hijo. En el Libro de
Marcos, el sumo sacerdote preguntó: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bienaventurado?" y él
respondió: "Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder." Poder está con
mayúscula en este pasaje, ya que es el nombre dado a Dios. En el Libro de Lucas, él es llamado
primero el Bienaventurado, luego el Poder, yo soy llamado la sabiduría de Dios. Mateo habla de
uno que sabe que Dios se ha desplegado dentro de él, y que todas las características de Dios le
pertenecen – pero él está perplejo y se pone a sí mismo a prueba. Las Escrituras narran la historia
como si apareciera otro ser; pero cuando Dios se revela, tú te cuestionas, diciendo: si esto es
cierto, yo debería ser capaz de hacer cualquier cosa, pues todas las cosas son posibles para Dios.
Pero no debo tentar al Señor. La única manera es confiar en él. Así que déjame repetir de nuevo:
El supremo poder y sabiduría de Dios se expresan más característicamente en la aceptación de lo
que el mundo llama debilidad o necedad.

Cuando me reclutaron, y nosotros como país estábamos en guerra, a los ojos del mundo yo era un
necio por creer que podía ser dado de baja honorablemente sin ir a la guerra. En lo que concernía
al mundo, yo estaría dentro mientras durara, pero yo no quería tomar parte en ella. Creía
firmemente que Jesucristo era mi propia maravillosa imaginación humana, que él era uno con
Dios, y que todas las cosas eran posibles para él. Yo sabía que no podía obligar a Dios a hacer nada.
Que Él actuaría sólo ¡como yo imaginara!

Confiando en Dios, me dormía como si estuviera dado de baja honorablemente y fuera del
ejército. En el ojo de mi mente hacía todo lo que yo haría si fuera un hecho físico, y me quedaba
dormido con ese conocimiento. Entonces, en una visión, vi mi hoja de petición de baja con la
palabra "Rechazado" tachada y la mano de Dios escribir encima en negrita "Aprobado". Y cuando
escuché las palabras: "Lo que yo he hecho, lo he hecho. ¡No hagas nada!" No hice nada. Nueve
días más tarde fui dado de baja honorablemente y de regreso en mi casa de Nueva York.

Recordando lo que había hecho para salir del ejército, cuando me encontré con un problema
similar unos años más tarde, apliqué el mismo principio para salir de la isla de Barbados. Como
Pablo, yo conocía a aquel en quien he creído; así que cuando me dijeron que no podría salir de la
isla por meses, asumí una vez más que estoy donde me gustaría estar. Me dormí con la asunción
de que era verdad, y en cuestión de horas la confirmación fue mía. Así que como ves, yo conozco,
por fe experimental, a aquel en quien yo creo. Tú debes creer en tu imaginación humana y hacer
de ella la roca sobre la que te asientas. Él es el Señor tu Dios, y el único a quien sirves. Si vas a
servir a otro, entonces no conoces a Dios. Si tu jefe te dice que hagas lo que él dice y, finalmente,
conseguirás un aumento de sueldo, y tu confianza está en tu jefe, entonces no confías en el Señor
tu Dios. Pon tu fe en cualquiera fuera de tu propia maravillosa imaginación humana y tú no confías
en Dios, ¡pues no hay otro poder creativo!

Si pones tu confianza en conocer a la gente adecuada, tener acciones y bonos, o dinero en el


banco, estás confiando en falsos dioses. En 1925 yo estaba en Londres, bailando por cien libras a la
semana. Eso eran $480 dólares estadounidenses. Teníamos una oferta para ir a París y luego a
Alemania, si aceptábamos el pago en marcos o francos, pero nos negamos, ya que no tenían valor.
Su dinero fue impreso tan rápido, que el papel era más valioso que lo que estaba impreso en él. Yo
había viajado a Londres con una familia alemana que eran estadounidenses de adopción. Tenían
enormes valores en marcos, y se creían muy ricos; pero cuando regresamos, eran más pobres que
los ratones de iglesia, pues cada centavo que tenían se había ido. Poniendo su confianza en los
marcos alemanes estaban confiando en un falso dios. Tu jefe es un falso dios. No me importa lo
que sea – todo fuera de uno mismo es falso.

Ahora, después de la tercera tentación, descubrimos que la mente está en paz, y que no hay más
conflictos dentro. No hay diablo, no hay Satanás – sólo dudas. La duda, en la mente de alguien que
nació por la gracia de Dios, le da a Dios la sensación de imposibilidad. En "La Visión del Juicio Final"
de Blake él personificó tan sabiamente la duda, diciendo: "Satanás cree que el pecado desagrada a
Dios. Él debe saber que nada desagrada a Dios excepto la incredulidad y comer del árbol del
conocimiento del bien y del mal."

A menos que creas que tú eres ese que antes creías que estaba en el cielo, y por lo tanto fuera de
ti, continuarás errando el blanco en la vida. Creyendo en sí mismo cuando se enfrentó a la última
tentación, él dijo: "Adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a él servirás." ¿Estás tú sirviéndole? Si es así,
las cosas sucederán, pues no hay otro canal que uno pueda aceptar, ¡aparte de la fe y la confianza
en uno mismo! Cree en el Señor, tu Dios, ¡al cien por cien! ¿Si necesitas una cierta cantidad de
dinero y no tienes seguridad o a nadie a quien recurrir en el exterior, confiarás en el Señor, tu
Dios, para que te lo provea? ¿Sabiendo que todas las cosas son posibles para Dios, recurrirás a él
en absoluta fe y confianza, y mentalmente asumirás que tenías el dinero? No preocupándote por
cómo el dinero vendrá a ti, ¿pondrás a prueba el poder y la sabiduría de Dios quedándote dormido
consciente de tener el dinero? Si lo haces, estarás sirviendo a Dios, y de una forma que tu mente
superficial no puede concebir el dinero será tuyo. Entonces, después de haber puesto a prueba a
las profundidades de tu propio ser, tú sabrás en quién (no en qué) has confiado. Conocerás a aquel
en quien has creído. Y ese conocimiento seguro absolverá tu confianza pasada. Así es como
funciona el maravilloso principio de Dios.

Una noche, en Nueva York, yo estaba en la radio desde la medianoche hasta las 6:00 de la
mañana, con un equipo de cinco hombres y un moderador. Cuando hablé de que la imaginación
crea la realidad, un profesor dijo: "Si eso es cierto, convierte este lápiz blanco en uno amarillo." Yo
dije: "Muy bien. Tráeme un poco de pintura amarilla y lo haré." Queriendo que yo use mi
imaginación y transforme el lápiz instantáneamente, le dije: "Sabes, tú eres el burlador de la Biblia.
Yo te digo, no tentarás al Señor, tu Dios." Entonces él preguntó: "¿Eres tú mi Dios?" y yo respondí:
"Yo no he dicho eso. Tú debes encontrar al Señor, tu Dios, porque le estás tentando. Tú no le
conoces, porque no le has encontrado aún, pero lo harás." Cada niño nacido de mujer se revelará
como el Hijo de Dios, y sabrá que él es el poder y la sabiduría de Dios. Y puesto que todas las cosas
son posibles para Dios, todas las cosas son posibles para él. Luego, enfrentándose consigo mismo,
cuando su adversario diga: "Convierte este lápiz en uno amarillo," él lo imaginará amarillo. Si el
lápiz permanece blanco cuando piense en él, no ha confiado en el Señor. Pero si persiste en tener
un lápiz amarillo, confiando en el Señor completamente, alguien a quien puede admirar o no
quiere ofender, le dará uno amarillo.

Cualquiera que pueda ser tu deseo, imagina que se ha cumplido, y confía en el Señor, tu Dios,
incondicionalmente. Si se necesitan un millón de personas para desempeñar el papel que deben
desempeñar a fin de producir lo que tú has asumido que eres, lo harán. Este es el mundo en el que
vivimos.

¡Jesucristo es tu propia maravillosa imaginación humana! Créeme. El nombre del Padre es YO SOY.
Cada persona que puede decir YO SOY es la imagen de Dios, sin embargo ¡sólo hay un Dios Padre!
Aprende a confiar en tu YO SOYdad y cree firmemente en ella, y conocerás el día en que el Señor
será rey sobre toda la tierra, y su nombre será uno, ¡y el Señor uno! Yo he encontrado al Señor de
quien Moisés y la ley y los profetas escribieron. Oí hablar de él y aprendí a confiar en él, mucho
antes de que Él se revelara en mí en una serie de acontecimientos que pertenecen sólo al Hijo de
Dios. Entonces supe que yo era el ser idéntico que el mundo adora en el exterior, y llama
Jesucristo.

Los hombres van a la iglesia y rezan a un dios que no existe, cuando el único Dios hace que el
hombre esté vivo, pues el hombre no podría respirar, si Dios no estuviera alojado en su interior.
Así que cuando tú encuentres a Dios, confía incondicionalmente en él; pero te lo advierto: ¡Él no
aceptará tus órdenes! Sólo cuando imagines el deseo cumplido, Él actuará sobre él. Esta noche,
cuando pongas tu cabeza en la almohada, acurrúcate en el estado de ánimo del deseo cumplido
con absoluta confianza y confía en que Dios tiene maneras y medios que tu mente superficial no
conoce. Te insto a que me creas, para que también puedas decir con Pablo: "Conozco a aquel en
quien he creído." No fallarás, cuando encuentres al Señor, tu Dios, que es tu propia maravillosa
imaginación humana. Aprenderás a confiar completamente en él. Sabiendo que no hay necesidad
de ayudar a Dios a diseñar los medios para cumplir tu deseo, te moverás por impulso, cuando
aparezca el momento de su cumplimiento.

Una señora que conozco viajó a París con sus dos hijos, dejando a su criada a cargo de su
apartamento en Nueva York. Cuando la señora regresó, el apartamento estaba vacío, y no había
forma de encontrar a la criada. La señora contactó con la policía, contrató a detectives privados, e
hizo todo lo humanamente posible para encontrar sus muebles – en vano. Entonces ella vino a mí.
Nos sentamos tranquilamente y entramos en el silencio, y ella volvió a su apartamento en su
imaginación. Caminó por las habitaciones, sintiéndose consciente de estar allí, ¡ahora! Vio los
muebles tal y como había sido antes, tocó las teclas de su piano, y supo que todo estaba de nuevo
en su lugar.

Unos días más tarde, esta señora fue a su banco en la Avenida Madison. Saliendo del banco, tomó
la dirección equivocada y caminó una cuadra antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo.
Mirando hacia abajo, vio un par de tobillos que le resultaban familiares, y de repente se dio cuenta
de que había encontrado a su criada. En un abrir y cerrar de ojos, agarró a la chica e hizo que la
llevara al lugar donde el mobiliario estaba almacenado. Esta señora ahora tiene de nuevo sus
muebles, todas las piezas intactas. Todo lo que hicimos fue confiar en el Señor, nuestro Dios. ¿Qué
habría hecho yo para encontrar sus muebles, cuando ni la policía de Nueva York ni los detectives
privados no podían? Pero confiamos en el Señor, nuestro Dios. No nos pusimos de rodillas y
suplicamos ayuda, sino que simplemente entramos en el silencio e imaginamos. Yo asumí que ella
me estaba diciendo que había encontrado los muebles, y que todo estaba en perfecto orden.
Cuando rompimos el silencio, yo – confiando en que el Señor haría que se cumpliera –
simplemente lo olvidé.

Así que yo pregunto: ¿Quién es el Señor que crea todas las cosas? ¡Yo Soy! Las Escrituras nos dicen
que todas las cosas fueron hechas por el Señor, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
Yo sé exactamente lo que nosotros hicimos y sé lo que pasó, por lo tanto, ¡yo sé exactamente
cómo fue hecho! Al hombre le resulta difícil creer que tal poder se encuentra en su interior. Él lee
las Escrituras: "¿No os dais cuenta que Jesucristo, el poder y la sabiduría de Dios que es uno con
Dios está en vosotros?" y todavía se inclina ante pequeños altares hechos por el hombre, y cree
que alguien en el exterior está especialmente equipado para interpretar a Dios para él.

Hay quienes se atreven a afirmar que son el único depósito de la sabiduría de Dios. ¡Qué tontería!
Dios se encuentra en todo niño nacido de mujer. Pero, desviándose, el hombre adora a un falso
dios, uno que nunca ha existido y que nunca existirá. No hay intermediario entre tú y Dios. No
pienses en Dios con Jesucristo como el intermediario entre tú y Él. ¡Sólo existe Dios! ¡Él se volvió
justo como tú eres, de modo que tú puedas volverte como Él es! Esta es la historia.

La Versión Rey Jaime del capítulo 20 del Libro de los Hechos da la verdadera traducción literal del
griego como: "Por la sangre de Dios nosotros somos redimidos." La Versión Estándar Revisada
traduce la palabra como "Señor", que siempre quiere decir "Jesús". Pero la redención viene de
Dios. Haciéndose tal y como tú eres, con todas tus debilidades y limitaciones para que tú puedas
llegar a ser como Él es, Dios te redime, ¡pues tú eres su amor! Confía en Dios completamente. Él
usa la debilidad y la estupidez del hombre, porque la sabiduría de este mundo es necedad a sus
ojos. Los hombres se creen tan sabios. Al racionalizarlo todo, el hombre piensa que encontrará a
Dios un día en algún planeta o rincón, pero nunca lo hará. El hombre irá a la luna, a las estrellas, y
a todo lugar que él desee, porque ¡todo lo que el hombre pueda imaginar, el hombre lo puede
hacer!

Alguien, hoy, que no sabe nada de ciencia, está soñando una ficción; y mañana la llamada mente
científica ideará los medios para cumplirlo, porque Dios es el que está escribiendo la ficción y
cumpliéndola, y todas las cosas son posibles para Dios. Te insto a soñar tu ficción y a confiar
incondicionalmente en el Señor, tu Dios, de modo que tú, también, puedas decir: "Conozco a
aquel en quien he creído." Luego deja que suceda, y lo hará.

Hace muchos años, mi padre y mi hermano, Victor, fueron a ver un lugar con vistas al agua de 35
acres, que es bastante grande en la isla de Barbados. Tres hermanas vivían en una casa allí, y
vendían su ganado a mi padre. En ese momento él mencionó que estaría interesado en la compra
de su propiedad, si es que alguna vez deseaban venderla. Luego, dirigiéndose a Victor, dijo: "Este
sería el lugar ideal para un hotel." Unos años más tarde las mujeres decidieron venderla. Un
hombre con una gran cantidad de dinero quería esos 35 acres mucho, pero estaba en Brasil el día
que mi padre – que había imaginado ser dueño de ella – la compró. Ahora un hermoso hotel se
encuentra en ese lugar. Es muy popular y siempre está lleno en invierno y verano, todo porque mi
padre tuvo un sueño y se atrevió a confiar en el Señor, su Dios, que él sabía que estaba en su
interior.

Mi padre nunca iba a la iglesia. No le gustaba el ministro en absoluto. Qué historias maravillosas
que tenemos de mi padre y el ministro. Un día, el ministro le dijo a mi padre: "Yo soy uno de los
elegidos." Mi padre lo miró y le dijo: "Yo no te habría elegido." Él era tan osado con todo lo que
hacía. No tenía ningún respeto por el hombre. Nunca vio el interior de una iglesia, excepto cuando
nosotros de niños fuimos bautizados. Cuando mi sexto hermano iba a ser bautizado – por este
mismo ministro – mi padre escogió a dos capitanes de mar como padrinos. En el último momento
el ministro preguntó si los dos señores eran episcopalianos, y cuando uno afirmó ser presbiteriano
y el otro metodista, el ministro informó a mi padre que el niño no podía ser bautizado con estos
hombres como padrinos. Con eso mi padre dijo: "Dame a mi hijo. Le bautizaré yo mismo." Tomó al
niño de los brazos del ministro, metió la mano libre en el agua, la roció sobre el rostro del niño y
dijo: "En el nombre de Jesús, tu nombre es Fred" y se fue. Y ese es su nombre, Fred Goddard. Ese
es el tipo de hombre que mi padre era y sigue siendo. Ningún hueso de su cuerpo carecía de valor.
Él encontró al Señor como su propia maravillosa imaginación humana, así que cuando él quería
algo simplemente imaginaba que lo tenía, y caminaba con ese conocimiento.
Te prometo que cuando encuentres al Señor y realmente confíes en él, conocerás una paz que
nunca antes has conocido. Nunca más te inclinarás ante nada ni nadie. Sabiendo que sólo tu
propia maravillosa imaginación humana es santa, ¡Ella será la única a la que siempre servirás!

Ahora entremos en el silencio.

Traducido por Manu LDA

La conferencia original en inglés es GOD'S ALMIGHTY POWER (Neville Goddard 12-02-1968)

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