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cómo
instalar la violencia social
Entrevista a Sonia Corrêa
Por: Ana Acosta @yakuana
Jair Bolsonaro carga a una niña de menos de cinco años, toma su mano y le hace simular que
sus dedos son una pistola, aprieta el gatillo invisible y sonríe. En otra escena se lo mira en el
Congreso gritándole a una diputada “nunca te violaría porque eres fea”. En otra imagen, está
en una entrevista respondiendo a una periodista que le cuestiona sobre su declaración de que
golpearía a su hijo si fuera homosexual “a ti no te golpearía porque eres guapa” le responde.
Una tras otra, imágenes, declaraciones del nuevo presidente de Brasil que nos estremecen y
provocan un mezcla de rechazo e indignación. Pero Bolsonaro significa para Brasil y la región
mucho más que estas veloces imágenes.
Sonia Correa investigadora, académica, feminista brasileña lo explica desde una mirada histórica,
de largo alcance, donde una sola razón no basta para comprender lo que significa la llegada al
poder de alguien como Bolsonaro y la activación de un conservadurismo y violencia en el centro
de la misma sociedad, algo que llama una “expresión de fascismo social” en Brasil y en la región.
¿Cuándo
dices esas barreras al neoliberalismo a qué te refieres?
Me refiero a la parte pública, Petro Brasil, a pesar de la corrupción, sigue siendo una de las
petroleras públicas más grandes del mundo, hay muchas otras empresas estatales que no han
sido privatizadas. Brasil ha sido bastante moderado en los proceso de privatización. No se logró
hacer lo que se hizo en Chile o Colombia y creo que eso pasa en otras partes de América Latina
como Argentina, Uruguay donde todavía hay la presencia del Estado en la educación y salud.
Para el capitalismo feroz del siglo 21 es una gran barrera que haya países que tienen Estados
con un rol importante.
Y es un capitalismo adaptable a cualquier cosa, creo que hemos tenido debilidad de análisis para
comprender lo que estaba pasando en Brasil y en otras partes, porque tenemos lentes de
lecturas que ya no sirven.
La propuesta de Bolsonaro es la venta de la Amazonía, de todo lo público, ósea lo tiene escrito
en su plan, pero eso no es transmitido a los electores, la gente en general aunque tenga muchos
problemas con el feminismo, el aborto, “ideología de genero”, la gente que sabe que va a perder
sus sueldos, el acceso a la Universidad Pública, la mayor parte de la gente no le hubiera votado,
pero eso está encubierto por la cortina de los temas morales.
Entonces el tema de la “ideología de género”, aborto, familia de un lado es central en las cosas
del orden, de poner la casa en orden, dicen que hay que tener papá, mamá hijos, todo en orden
y autoridad de Estado y de jefes, todo un conjunto de imágenes patriarcales, egocéntricas, pero
en el proceso electoral también sirve como una distracción, la gente se distrae con esos temas
morales: ¡Ay el aborto!, ¡el kit gay!, ¡ay mis hijos!.
Yo un día escuché de un amigo común que decía, “yo estoy escandalizado por eso de la ideología
de género, que les van a hacer a los niños tocarse los penes uno a otros en la escuela” . Eso me
lo dijo una persona con estudios, con una formación, leída, que ha estado en el exterior.
Entonces estos grupos de extrema derecha han sido capaces de usar esas cosas para movilizar
una irracionalidad. Cuando lees los clásicos sobre el fascismo como Humberto Eco, va a decir
que un trazo del fascismo es movilizar una irracionalidad y convertirla en razón, cosas
irracionales, que parecen que hacen sentido, pero es totalmente irracional.
Están súper infiltrados y penetrados, hay clases, la gente hace el curso y se lleva a la casa el
poster de la “ideología de género”, aunque a nosotros nos parezca una tontería, pero tienen una
capacidad grande de captar las razones y las desrazones.
Ellos tienen un lenguaje común, una imagen común: los chicos azul, las chicas de rosado, de la
campaña “Con Mis Hijos No te Metas”. Esa imagen ya estaba en Francia en el 2013, y van a ver
que es igual en Polonia y Brasil, sus palabras, su retórica, sus imágenes, son las mismas en
Quito, en Perú, llegaron a Cuba y ahora hay un ataque por la Reforma Constitucional. Son fuerzas
transnacionales conectadas en gran medida por las Iglesias y el dinero de los conservadores
gringos, financiados por Turquía, China. Estamos manejando cosas muy poderosas. Es profundo
y tiene una ambición impresionante de poder.