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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION E IMPUNIDAD”

“MADRE DE DIOS, CAPITAL DE LA BIODIVERSIDAD DEL PERU”


“UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZÓNICA DE MADRE DE DIOS - UNAMAD”

“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION E IMPUNIDAD”


“MADRE DE DIOS, CAPITAL DE LA BIODIVERSIDAD DEL PERU”
“UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZÓNICA DE MADRE DE DIOS-UNAMAD”
Av. universitaria – Teléfono 573187

Área: DERECHO PENAL III

TEMA: OBLIGACION DE DAR

FACULTAD : DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

DOCENTE : PUMA SACSI, MIGUEL ANGEL

ASIGNATURA : DERECHO CIVIL V (OBLIGACIONES)

ALUMNOS : ESPINOZA VILLAFUERTE LUIS ALBERTO

SEMESTRE : VI

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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION E IMPUNIDAD”
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INDICE
I. DEDICATORIA …………………………………………………………………………………..………………………… 4
II. INTRODUCCION ……………………………………………………………………………………………….………….5
III. PRESENTACION ………………………………………………………………………………………………….………..6
IV. OBLIGACION …………………………………………………………………………………………………………….….7
V. OBLIGACION DE HACER ……………………………………………………………………………………….………9
VI. PLAZO Y MODO EN OBLIGACIONES DE HACER ……………………………………………..……………11
VII. EJECUCION DE LA PRESTACION DE TERCEROS…………………………………………………….……..14
VIII. OBSIONES DEL ACREEDOR POR INEJECUCION DE OBLIGACIONES ………………………..……15
IX. CUMPLIMIENTO ESPECIFICO DE LAS OBLIGACIONES DE HACER……………………………..….18
a) TIEMPO Y MODO DE EJECUCION …………………………………………………………………….….18
b) SANCION POR MAL CUMPLIMIENTO ………………………………………………………..…..……19
c) EJECUCION FORZADA…………………………………………………………………………………….…..19
d) EJECUCION POR OTRO…………………………………………………………………………………..……20
e) EJECUCION POR TERCERO…………………………………………………………………………..………20
f) EJECUCION POR EQUIVALENTE …………………………………………………………………..……..20
X. CONCLUCION ……………………………………………………………………………………………………..…..23
XI. BIBLIOGRAFIA ……………………………………………………………………………………….……….24

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DEDICATORIA

Con cariño y afecto:

En primer lugar, a Dios que guía nuestro proyecto de vida, por


haberme acompañado a lo largo de mi carrera universitaria, ser
nuestra fortaleza en nuestro momento de felicidad y brindarme
una vida llena de aprendizaje, experiencia y sobre todo felicidad.

Al docente Dr. PUMA SACSI, MIGUEL ANGEL, quien con


dedicación y apoyo incondicional nos enseña y ser guía en la
elaboración del presente trabajo. Compartiendo su conocimiento
de manera amplia e indispensable, abriendo así la posibilidad a
un nuevo mundo de la enseñanza.

A los compañeros del Curso de DERECHO CIVIL V, por su


interés en el curso y su afán de complementar su aprendizaje de
forma presta y diligente.

De igual manera, en forma especial a mis padres, por el apoyo


económico, y por siempre estar ahí con migo y las fuerzas que
me dan a diario suficientes para alcanzar este logro.

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INTRODUCCION

Mi libertad es el derecho de hacer


lo que las leyes me permiten

Este trabajo fue elaborado por Luis Alberto Espinoza Villafuerte de la UNIVERSIDAD NACIONAL
AMAZONICA DE MADRE DE DIOS, en esta presente monografía se va a desarrollar y abarcar el tema de
obligación de hacer. El término obligación (del latín obligatio, ob y ligatio significaba textualmente «ligado
por”, en el sentido de atadura, ligamen, sujeción), la obligación; Es el vínculo jurídico entre dos o más
personas determinadas en virtud de la cual, una de ellas (deudor, sujeto pasivo) se encuentra en la
necesidad de dar, hacer o no hacer (prestación) en favor de otra (acreedor, sujeto activo). Y la Obligación
de hacer es aquella en que el deudor se obliga a realizar un hecho cualquiera, material u jurídico. Este
hecho no puede ser la entrega de una cosa, pues en ese caso se aplican las reglas de las obligaciones de
dar. Ejm, construir una casa, pintar un cuadro, transportar una mercadería, otorgar una escritura pública.
Y lo es, también, la del que promete celebrar un contrato (art. 1554 inc. final). Para Vial la obligación de
hacer consiste es aquella que impone al deudor la ejecución de un hecho cualquiera distinto de la tradición
de una cosa.

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PRESENTACION

DR: Abogado: PUMA SACSI, MIGUEL ANGEL .

Docente de la UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZONICA DE MADRE DE DIOS, me es sumamente grato


presentar ante su ilustrado conocimiento. La siguiente Monografía que lleva por nombre "obligación de
hacer”

El presente trabajo monográfico está orientado en desarrollar e informar sobre, que es la obligación y
cuál es su objetivo, sus características y también se redactó que es la obligación de hacer y cuál es su
finalidad.

Esperando que el presente trabajo reúna las condiciones adecuadas y esperadas por su persona, le
agradezco anticipadamente por su atención prestada y si existiera algún error háganoslo saber para poder
mejorar en los próximos trabajos y poder así engrandecer nuestros conocimientos.

MUCHAS GRACIAS SU
ALUMNO

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OBLIGACION

Es el vínculo jurídico entre dos o más personas determinadas en virtud de la cual, una de ellas (deudor,
sujeto pasivo) se encuentra en la necesidad de dar, hacer o no hacer (prestación) en favor de otra
(acreedor, sujeto activo).

Al estudiar los derechos subjetivos de carácter patrimonial, los dividimos en dos especies: reales y
personales o de crédito. El derecho real lo definimos como una relación entre el titular, que ejerce un
poder directo sobre una cosa, y todo el mundo, distinto del titular, que está obligado a abstenerse de
perturbar a éste en el goce de su facultad que tiene una persona llamada acreedor de exigir de otra,
llamada deudor, una prestación o una abstención. La relación que une a estas dos personas: deudor y
acreedor, se llama obligación; sólo que si dicha relación se considera únicamente del lado pasivo toma el
nombre de deuda u obligación y si del lado activo, se denomina derecho o de crédito. La obligación es el
vínculo jurídico en virtud del cual una persona deudor está constreñida a dar a otra, llamada acreedor,
una cosa, o a realizar un hecho positivo o negativo. Según esta definición, el sujeto activo de la relación
puede exigir al obligado deudor el cumplimiento de lo pactado.

Las obligaciones pueden dividirse, de acuerdo con su diversa naturaleza, en los siguientes grupos:
naturales y civiles; de dar, hacer y no hacer; condicionales y a plazo; simples y complejas; divisibles e
indivisibles. Señalaremos, asimismo, las civiles y mercantiles.

El Derecho de Obligaciones (o Teoría General de las Obligaciones) es la rama del Derecho Privado que
estudia la relación obligatoria, vista desde tres ángulos distintos. En primer lugar, se estudia la relación
obligatoria en sí, esto es el concepto de relación obligatoria. En segundo lugar, se estudian las fuentes de
la relación obligatoria (hechos, circunstancias, normas que generan la relación obligatoria). Se trata aquí
de analizar qué hechos o circunstancias dan nacimiento a la relación obligatoria. En tercer lugar, se
estudian los efectos de las obligaciones. Se trata de ver qué sucede después que la relación obligatoria ha
nacido. En este punto la disyuntiva de la relación obligatoria es precisa: cumplimiento o incumplimiento
de la relación obligatoria. El cumplimiento, de ser exacto, conlleva a la extinción de la relación obligatoria.
El incumplimiento, por su parte, puede tomar variados caminos de efectos diversos. En principio, aunque
no necesariamente, puede conllevar a la responsabilidad del deudor.

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Pero también puede suceder lo contrario: que el incumplimiento no acarree responsabilidad alguna para
el acreedor. Estos aspectos son los que estudia y analiza nuestra materia .Los textos tradicionales sobre
el Derecho de Obligaciones le atribuyen a éste dos características fundamentales, basadas en la naturaleza
abstracta del Derecho de Obligaciones: universalidad y permanencia. En cuanto a la primera, se quiere
significar que el Derecho de Obligaciones es muy similar en todos los sistemas jurídicos del mundo, sin
importar el régimen político o social de ninguno de ellos, lo cual es absolutamente cierto. En cuanto a la
permanencia, se quiere hacer alusión al hecho de que sus normas permanecen invariables en el tiempo,
pues su naturaleza es muy poco cambiante. Esta permanencia, sin embargo, no ha estado ajena a la
enorme transformación política, social y económica que comenzó en el siglo XIX, principalmente con la
Revolución Industrial. Hasta principios del siglo XX, por ejemplo, nadie concebía la responsabilidad civil de
un sujeto cualquiera sin culpa. Hoy día, por el contrario, ya es lugar común en todos los ordenamientos
jurídicos la posibilidad de establecer una responsabilidad sin culpa (aunque siempre como excepción y no
como principio). Ya es difícil hablar de «permanencia» del Derecho de Obligaciones en estos tiempos. Las
transformaciones sufridas son enormes.

Para Von Thur se expresa de la siguiente manera: La palabra obligación presenta dos acepciones
diferentes:

1. En un sentido estricto, se entiende por obligación un determinado crédito, por ejemplo, el que
asiste al comprador sobre la cosa vendida o al arrendador respecto al alquiler pactado.

2. En un sentido amplio, se designa con la palabra obligación la relación existente entre dos
personas, cualquiera que sea el fundamento a que responda, y de la que nacen uno o varios
créditos. Tales son, por ejemplo, las relaciones derivadas de un contrato, de compraventa, de
arrendamiento, de sociedad, entre las partes contratantes, y excepcionalmente, a favor de
terceros. más bien que de obligación, debiera hablarse, en esta acepción amplia, de relación
obligatoria.

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OBLIGACION DE HACER

La palabra «hacer», de acuerdo con la Real Academia Española, tiene varias acepciones. Las que revisten
interés para el Derecho de Obligaciones son las siguientes:

a) Producir algo, darle el primer ser;

b) Fabricar, formar algo dándole la forma, norma y trazo que debe tener; y

c) Ejecutar, poner por obra una acción o trabajo.

Considerando las tres acepciones del término «hacer» que hemos recogido en líneas anteriores, podemos
orientarnos en dos grandes sentidos:

a) Hacer implica producir una cosa (o mejor dicho un bien, dentro de la terminología utilizada por el
Código Civil y el Derecho moderno). Ese bien podrá ser tanto material como inmaterial.

b) Hacer implica ejecutar alguna acción o trabajo. Pues bien, en Derecho de Obligaciones, las obligaciones
de hacer constituyen el segundo rubro clasificatorio de las obligaciones según su objeto.

Obligación de hacer es aquella en que el deudor se obliga a realizar un hecho cualquiera, material u
jurídico. Este hecho no puede ser la entrega de una cosa, pues en ese caso se aplican las reglas de las
obligaciones de dar. Ejm, construir una casa, pintar un cuadro, transportar una mercadería, otorgar una
escritura pública, etc. y lo es, también, la del que promete celebrar un contrato (art. 1554 inc. final). Para
Vial la obligación de hacer consiste es aquella que impone al deudor la ejecución de un hecho cualquiera
distinto de la tradición de una cosa. En algunos casos la obligación de hacer tendrá que ser realizada
personalmente por el deudor (cuando la obligación se contrae en consideración a la persona del deudor.
Ejm. Se le encomienda un cuadro a un pintor famoso). En este supuesto suele hablarse de obligación de
hacer no fungibles. Si es indiferente la persona del deudor, la obligación de hacer podrá ser realizada por
un tercero, como lo prueba el art. 1553 N° 2, al permitir que el acreedor pueda ejecutar el hecho por un
tercero a expensas del deudor.

Las obligaciones de hacer pueden consistir en la elaboración de algún bien, o en la ejecución de algún
servicio o trabajo.
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Ellas pueden ser de dos tipos: obligaciones de hacer que concluyen en un dar y obligaciones de hacer que
concluyen en el propio hacer. Una obligación de hacer es de una u otra clase, dependiendo si el
cumplimiento de aquélla supone o no la entrega de un bien que es producto de ese hacer.

La diferencia entre una obligación de dar y una de hacer que termina en un dar, es que en la segunda lo
verdaderamente relevante es la ejecución de aquello que luego se va a entregar. Sin perjuicio de lo
anterior, cabe indicar que en ese tipo de obligaciones de hacer la entrega, aunque no es lo esencial,
igualmente es exigible, pues de lo contrario la ejecución de la prestación le sería inútil al acreedor. Pueden
presentarse casos en los que la obligación suscita alguna duda en la calificación, en la medida en que
resulte complejo determinar si se trata de una obligación de hacer que termina en un dar, o si se trata de
una obligación de dar propiamente dicha. Esta dificultad, sin embargo, no tiene mayor injerencia ni en lo
que concierne al cumplimiento de la obligación por parte del deudor, ni en lo que concierne a la
posibilidad del acreedor de exigir su cumplimiento.

Lo anterior se justifica por una razón simple. Independientemente delas dudas en torno a la calificación
de la obligación, ambas partes van a saber en qué consiste la obligación y, por consiguiente, va a ser claro
si se cumple o no se cumple con ella.

El Código Civil Peruano no define a las obligaciones de hacer (tampoco a las de dar ni a las de no hacer),
razón por la cual hemos considerado necesario efectuar las precisiones señaladas.

El término obligación (del latín obligatio, ob y ligatio significaba textualmente «ligado por”, en el sentido
de atadura, ligamen, sujeción) fue acuñado por los romanos para denotar precisamente este tipo de
obligaciones que tenían esencialmente una prestación de carácter patrimonial (aunque los romanos no
advirtieron explícitamente este carácter patrimonial) .La vulgarización del mismo, aun dentro del ámbito
jurídico, es lo que ha hecho que el nombre Derecho de Obligaciones no denote por sí mismo preciso
significado. Modernamente, y con mucha razón, se ha descubierto que el término obligación (a los efectos
del Derecho de Obligaciones) no denota el fenómeno completo, sino que hace alusión a la obligación
desde el punto de vista del deudor, olvidando que el acreedor también juega un papel importante en la
dinámica de la misma. De ahí que el término obligación (siempre a los efectos del Derecho de
Obligaciones) ha sido sustituido modernamente por el término «relación obligatoria», para así incluir al
acreedor y, de paso, asomar la idea de «relación jurídica». Por lo tanto, de ahora en adelante, hablaremos
de «relación obligatoria» para denotar aquella especial relación jurídica mediante la cual un determinado

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Sujeto (denominado «deudor») se encuentra obligado hacia otro sujeto (denominado «acreedor») a
cumplir con una determinada prestación de carácter eminentemente patrimonial. Esto último, y así de
sencillo, no es más que una moderna definición de relación obligatoria (u obligación, si queremos seguir
utilizando términos antiguos). Nótese la diferencia entre la definición propuesta y las definiciones clásicas
del Derecho Romano. El término «obligación», de ahora en adelante, salvo que se indique distinto, lo
utilizaremos para señalar la conducta que debe desplegar el deudor en beneficio del acreedor. El término
«relación obligatoria» lo utilizaremos cuando se quiera hacer mención al fenómeno completo.

PLAZO Y MODO DE CUMPLIMIENTO EN IAS OBLIGACIONES DE HACER

Las reglas de las obligaciones de hacer se inician en el Código Civil

Peruano con el artículo 1148:

Artículo 1148.- «El obligado a la ejecución de un hecho debe cumplir la prestación en el plazo y modo
pactados o, en su defecto, en los exigidos por la naturaleza de la obligación o las circunstancias del caso».
De no existir plazo, la obligación deberá ejecutarse inmediatamente después de contraída la obligación,
conforme a lo previsto por el artículo 1240 del Código Civil, con la limitación contemplada por el artículo
182 del Código, el mismo que prescribe que en caso de no haberse señalado un plazo, pero de su
naturaleza y circunstancias se dedujere que se ha querido conceder al deudor, entonces el juez fija su
duración. También será el juez quien fijará la duración del plazo cuya determinación haya quedado a
voluntad del deudor o de un tercero y éstos no lo señalaren. Esta clase de demandas se tramitan como
proceso sumarísimo. De existir plazo, deberá ejecutarse dentro del mismo. Si el plazo fuese suspensivo, a
partir del mismo, y si fuese resolutorio, hasta el advenimiento del mismo. Si la obligación se ejecuta dentro
del plazo, se considerará que ha habido un cumplimiento oportuno de la misma (pago). La ejecución debe
cumplirse rigurosamente dentro del plazo. El deudor, por consiguiente, no debe efectuarla ni anticipada
ni tardíamente.

Existirán obligaciones en las que el cumplimiento por el deudor dentro del plazo establecido será de mayor
importancia que en otras. Por ejemplo, si la obligación consistiese en dar una suma dineraria el día 27 de
mayo a las 5:00 de la tarde y el deudor efectuase dicho pago a las 6:15 p.m., lo más probable es que la
demora no cause ningún inconveniente al acreedor. De otro lado, si existe una obligación de hacer por la

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cual un cantante se compromete a dar un concierto el día 29 de mayo a las 7:00 de la noche, resulta
evidente que si tal cantante se aparece a las 11:30 p.m., habrá causado muchos inconvenientes
probablemente la inejecución total de la obligación y será titular del pago de daños y perjuicios a su
acreedor.

De ahí la importancia del plazo y el respeto del mismo. En lo que se refiere al modo, manera o forma de
cumplimiento, cabe hacer hincapié que en las obligaciones de hacer él es más relevante que en las
obligaciones de dar, en tanto en éstas a menudo no se requiere de un cumplimiento exacto, en cuanto al
tiempo de ejecución de la prestación.

Resulta evidente que en el modo pactado para el cumplimiento de la obligación de hacer, no se está
aludiendo al modo sinónimo de cargo como una de las modalidades del acto jurídico, sino que el artículo
1148 está empleando el término en sentido lato, vulgar, debiéndose entender por modo a la forma o
manera en que deberá ejecutarse la obligación.

No obstante ser el modo de importancia en las obligaciones de hacer, el mismo no resulta privativo de
ellas. Volviendo al ejemplo del cantante, es evidente que si se hubiese comprometido a actuar con el
apoyo de una orquesta de 20 músicos, y se apareciese solamente con 10, no podría ejecutar su obligación
en el modo o forma pactados.

Por otra parte, consideramos que el modo no se aplica a las pequeñas diferencias, en las cuales no se
podría rehusar la ejecución del hecho, aunque sí exigir una indemnización, en caso de que se generasen
daños o perjuicios. Por ejemplo, si el cantante se presentase con 19 músicos en lugar de 20. O la eventual
destrucción de dos mil ejemplares de la edición de un libro porque la calidad del papel es ligeramente
distinta a la prevista en el contrato.

Ahora bien, cabe la posibilidad de que la obligación de hacer no se hubiese celebrado señalando el plazo
y modo de su ejecución. Sólo en tal caso regirá lo dispuesto por la segunda parte del artículo 1148 del
Código Civil, en el sentido de que deberá ejecutarse en el plazo y modo exigidos por la naturaleza de la
obligación o las circunstancias del caso.

Nos corresponde, por tanto, analizar los alcances de estos términos, que consideramos indesligables el
uno del otro.
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a) La naturaleza de la obligación alude, a nuestro entender, a las condiciones en que generalmente o de


acuerdo con el caso en particular, deba ser ejecutada una obligación del tipo de la que se ha celebrado,
es decir que deberán considerarse una serie de elementos, tales como:

- Una adecuada interpretación de las condiciones (cláusulas) pactadas en el contrato.

- Si el deudor acostumbra realizar prestaciones similares a las que se ha obligado a ejecutar.

- Anteriores obligaciones similares pactadas entre las partes.

- Idóneos criterios de razonabilidad, sobre la base de los cuales el cumplimiento de la prestación sea lo
más adecuado a lo pactado por las partes y haga que a través de su ejecución, en un determinado plazo
y modo, el contrato revista la mayor justicia o equidad.

Creemos que para el caso en que se trate de un contrato con prestaciones recíprocas, la naturaleza de la
prestación, el modo y el plazo en que deban ser ejecutadas, deberán estar en directa relación con el
contenido de la contraprestación a recibir.

b) Las circunstancias del caso están íntimamente relacionadas con la naturaleza de la obligación (o mejor
dicho de la prestación que constituye su objeto), pero se encuentran no referidas a la generalidad de
prestaciones, sino a la prestación en concreto.

Nos resulta difícil diferenciar claramente entre las circunstancias del caso y la naturaleza de la prestación,
pero parece que sería importante tener en cuenta para estos efectos algunas consideraciones
extracontractuales.

Para el desarrollo de esta idea vamos a utilizar un ejemplo, a nuestro entender ilustrativo, con fines
didácticos. Si se tratase de la presentación de un grupo de rock británico, y no se hubiese fijado la fecha
exacta de su presentación, pero se diera por entendido que el grupo realizará una gira a Sudamérica en
el mes de julio del año de la celebración del contrato, podría entenderse que, de acuerdo a las
circunstancias del caso, la presentación de dicho grupo se efectuará en el transcurso de la mencionada
gira, es decir, alrededor del mes de julio.

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Adicionalmente, si se trata de un grupo que va a efectuar conciertos destinados a la juventud, resulta


razonable pensar, de acuerdo a esta circunstancia, que dichos conciertos no deberán ejecutarse en días y
horas en que la mayor parte de los jóvenes realiza actividades propias de su edad, vale decir trabajar y
estudiar. En tal sentido, será lógico pensar que el grupo deberá ejecutar su concierto en horas de la noche
de algún viernes o sábado o en el transcurso de un día domingo, a cualquier hora cómoda para la
asistencia de los jóvenes.

Del ejemplo citado podemos extraer como conclusión que el tema de las circunstancias del caso, más que
estar referido al contenido del propio contrato, alude al contrato en sí, pero no de manera aislada, sino
en relación a su entorno social, a fin de que las situaciones o condiciones que plantee dicho entorno hagan
que la prestación pactada se realice de la manera más acorde con la equidad y justicia contractual.
Naturalmente que si se tratase de un contrato con prestaciones recíprocas, deberá valorarse dicha
equidad en razón de la contraprestación pactada.

Debemos señalar que el cumplimiento dentro del plazo y modo previstos, que deban aplicarse en relación
a la naturaleza de la obligación o las circunstancias del caso, no es una regla privativa de las obligaciones
con prestación de hacer, sino también resulta fundamental en las obligaciones de dar y de no hacer, razón
por la cual el artículo 1148 del Código Civil se aplica extensivamente a las obligaciones de estas clases.

Sin embargo, anotamos que los Códigos, en esta materia, ponen énfasis en las obligaciones de hacer,
porque usualmente en ellas el plazo y el modo son más importantes que en las obligaciones de dar y de
no hacer.
EJECUCIÓN DE LA PRESTACIÓN POR TERCEROS

Es principio general respecto de quién debe ejecutar la prestación objeto de la obligación de hacer, que
ésta puede ser cumplida o por el deudor o por persona distinta al deudor; pero debemos precisar que
esta regla no sólo es de aplicación a las obligaciones de hacer, sino a todas las obligaciones, a menos que
su naturaleza, el pacto o una disposición legal lo impidan, como es el caso de las obligaciones de no hacer,
a las mismas que, por su naturaleza, no les es de aplicación el principio contenido en el artículo 1149, cuyo
texto es el siguiente:

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Artículo 1149.- «La prestación puede ser ejecutada por persona distinta al deudor, a no ser que del pacto
o de las circunstancias resultara que éste fue elegido por sus cualidades personales». Como se observa, la
regla sobre la que se sostiene el artículo 1149 es la misma que orienta la norma del artículo 1222, esto es,
que el cumplimiento de la obligación pueda ser realizada por un tercero. Si bien es cierto que dicho
principio es de aplicación a la generalidad de obligaciones, no es menos cierto que cobra mayor
importancia en lo que respecta a las obligaciones de hacer, y mucha mayor relevancia en las de no hacer,
ya que estas últimas tienen un carácter personalísimo. Ahora bien, aquella regla tiene tres excepciones.
La primera no amerita mayor explicación, en la medida en que constituye la manifestación del ejercicio
de la autonomía privada de las partes. Si el deudor y el acreedor pactaron que únicamente el primero
podría ejecutar la prestación, no sería posible que un. Tercero lo hiciera.

La segunda no emana del acuerdo entre las partes, sino del carácter intuito personae de la obligación.
Las obligaciones intuito personae son aquellas que se contraen teniendo en especial consideración las
cualidades o características de uno de los sujetos de la relación obligatoria, esto es, del deudor o del
acreedor. Si se contrae una obligación que consiste en escribir una novela, es evidente que, más allá de
que no se estipule expresamente, al acreedor le interesa que sea el deudor quien en efecto ejecute la
obra, pues por ello contrató con él. En el caso de las obligaciones de hacer que concluyen en un dar, si se
tratase de obligaciones intuitu personae, como podría ser la pintura de un retrato del acreedor por un
pintor famoso, habría que distinguir entre el hacer propiamente dicho (la pintura del cuadro) y la entrega
de dicho cuadro. Aquí será evidente que el acreedor podría oponerse a que otra persona distinta del
deudor pinte el cuadro, pero no podría oponerse a que alguien diferente le entregue el cuadro ya pintado
por el propio deudor.

Por último, la tercera de las excepciones se configura cuando es la ley la que impide que un tercero ejecute
la obligación.
OPCIONES DEL ACREEDOR POR INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES

El artículo 1150 del Código Civil está referido al supuesto en el cual el deudor hubiese incumplido con
ejecutar la totalidad de la obligación, y su texto es el siguiente:

Artículo 1150.- «El incumplimiento de la obligación de hacer por culpa del deudor, faculta al acreedor a
optar por cualquiera de las siguientes medidas:
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1.- Exigir la ejecución forzada del hecho prometido, a no ser que sea necesario para ello emplear
violencia contra la persona del deudor.

2.- Exigir que la prestación sea ejecutada por persona distinta al deudor y por cuenta de éste.

3.- Dejar sin efecto la obligación».

En esta norma se establecen una serie de medidas por las cuales; podrá optar el acreedor ante dicho
incumplimiento.

Vamos a proceder al análisis de cada una de ellas.

Se podrá exigir la ejecución forzada del hecho prometido, a menos. Que sea necesario emplear violencia
contra la persona del deudor. Este quiere decir que en todos aquellos casos en que el deudor se niegue a
hace: algo, el acreedor no podrá exigir a dicho deudor el cumplimiento de la prestación, si para lograrlo
requiere ejercer violencia contra su persona. Sin embargo, queremos hacer aquí una distinción. En lo que
respecta al hacer propiamente dicho de la obligación, alcanzará plena vigencia esta norma, pero distinto
será el caso en el cual el deudor ya hubiese cumplido con el hacer propiamente dicho, pero le faltase el
dar para concluir con la ejecución de su prestación.

Utilicemos un ejemplo.

Si el acreedor hubiese encargado a un escultor la elaboración de una obra de arte, será evidente que si el
escultor rehusase esculpir no se le podría forzar a ello, pues para estos efectos sería necesario emplear
violencia contra su persona; pero distinto sería el caso en el cual dicho escultor ya hubiese terminado la
escultura encargada, pero, como le agradó su resultado, no deseara entregarla al acreedor. En este caso
sí se podría ejecutar forzadamente la prestación, ya que solamente sería necesario extraer la obra del
taller del deudor para llevarla al domicilio del acreedor; y esta acción no estaría dirigida contra la persona
del deudor, sino simplemente contra bienes materiales. Por supuesto, el acreedor únicamente podrá
procurarse esta prestación por intermedio del poder público. De no poderse optar, en razón de lo
señalado, por exigir la ejecución forzada, el acreedor tendría que ejercitar cualquiera de las otras dos
alternativas previstas por esa norma.

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La segunda alternativa es exigir que la prestación sea ejecutada por persona distinta al deudor y por
cuenta de éste. La ejecución de esta opción también deberá hacerse por la vía judicial, y para poder
encargar a ejecución de la prestación a persona distinta del deudor, por cuenta .te éste, será necesaria la
existencia de una resolución judicial en tal sentido. De existir esta resolución, se podrá encomendar la
ejecución de prestación a una tercera persona, ajena a la relación obligacional.

Resulta evidente que el tercero no ejecutará la prestación gratuitamente, sino que cobrará por dicho
concepto. Pues bien, el mayor importe que perciba dicho tercero y que deberá ser asumido en primera
instancia por la persona del acreedor, podrá ser posteriormente cobrado .por este último al deudor
incumpliente , Justamente por ello se exige autorización judicial.

Naturalmente todos estos medios coactivos se deberán realizar, como lo hemos expresado, no por mano
propia del acreedor, sino a través de un proceso judicial que concluya con una resolución autoritativa. En
esencia de tal resolución es posible el cumplimiento por un tercero, pero: en este caso el acreedor no
tendrá la certidumbre de lograr la verdadera certidumbre por el mayor costo que la ejecución pueda
originar.

En lo referente a la voluntad del acreedor, puede decirse que defenderá de si éste considera conveniente
seguir el mencionado camino, o que en buena cuenta implica descartar las opciones previstas en los
incisos primero y tercero del ya mencionado artículo 1150 del Código civil. Adicionalmente, será necesario
que se trate, tal como ha sido explicado en su oportunidad, de prestaciones fungibles, vale decir, que
ludieran ser ejecutadas por cualquier persona distinta al deudor. Sin embargo, como dice el tratadista
argentino Eduardo B. Busso, a pesar de que la prestación que el acreedor decida ejecutar por un tercero,
previa autorización judicial, sea de naturaleza no fungible, el deudor no podría oponerse a la sustitución
so pretexto de que el acreedor tiene derecho ' resistirse a ella, ya que la infungibilidad de la prestación
produce sus efectos en interés exclusivo del acreedor, y el derecho correspondiente s, sin duda,
renunciable. Debemos agregar que naturalmente esta segunda opción prevista por el Código Civil Peruano
podrá ser adoptada por el acreedor de una prestación no contraída intuitu personne, o por el acreedor
de prestación intuitu personae que encuentre un tercero en quien confíe que ejecutará la prestación de
un modo semejante o igualmente idóneo que el deudor original. Por último, el tercer supuesto faculta al
acreedor para dejar sin efecto la obligación.

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Respecto de este punto deseamos efectuar ciertas precisiones.

El artículo 1150 establece tres supuestos. Resulta evidente que al acreedor que se vea imposibilitado de
hacer valer su derecho a través de cualquiera de las dos primeras alternativas planteadas, sólo le quedará
optar por la tercera, vale decir, demandar judicialmente que se declare sin efecto la obligación incumplida.
Pero consideramos que este no será el único caso en el cual se pueda optar por la solución prevista por el
inciso tercero del artículo 1150, y. que bien podría demandarse la rescisión o resolución del contrato,
teniendo aún la posibilidad de acogerse a cualquiera de los dos primeros incisos. Podría optarse por el
inciso tercero, por ejemplo, si el acreedor 3'a no tuviese interés en el cumplimiento de la obligación, ni
por parte del deudor originario, ni con el auxilio de un tercero, o simplemente por el mero incumplimiento
de dicho deudor.

CUMPLIMIENTO ESPECÍFICO DE LAS OBLIGACIONES DE HACER

TIEMPO Y MODO DE EJECUCIÓN

El acto debido que pesa sobre el obligado. No ha de pensarse que se debilita el deber de prestar, por
razón de estar en juego un hecho relativo a la conducta del deudor. Este se ve urgido, por el imperio de
la ley a comportarse según la exigencia contenida en la obligación, sin poder eludir ese comportamiento
pretendiendo substituirlo por el resarcimiento del perjuicio que la inejecución provoque al acreedor.
Realización del hecho debido:

a) En primer término, debe practicarse/en tiempo propio, es decir, dentro del plazo expreso o tácito
previsto para satisfacer el pago, o aun después si no media constitución en mora del deudor. Cuando falta
la determinación del tiempo de cumplimiento, corresponde la designación por el juez La ejecución tardía
de la obligación compromete la responsabilidad del deudor por los daños y perjuicios moratorios que la
tardanza haya provocado al acreedor.

b) En cuanto al modo de ejecución debe ser tal como "fue la intención de las partes que el hecho se
ejecutara", con lo cual el criterio del Código apunta a la voluntad real de los contratantes, en su intimidad
psíquica. Por otra parte, la brújula para orientar la comprensión de esa voluntad es la actuación de buena
fe, que queda corroborada por la observancia de las reglas del arte del oficio respectivo, para cuya
determinación reviste singular valor la prueba pericial.
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SANCIÓN POR MAL CUMPLIMIENTO

Hay mal cumplimiento de la obligación de hacer cuando el hecho ejecutado por el deudor difiere del
hecho debido por él, con mengua del interés del acreedor. Este cumplimiento defectuoso, por aplicación
de los principios generales, queda asimilado al incumplimiento total. Si el obligado se apartase del modo
de ejecución adecuado, el acreedor puede prescindir de la mala ejecución y exigir un nuevo cumplimiento
haciendo abstracción de lo realizado: cuando esto no fuese ya posible podrá recabar la destrucción de lo
mal hecho, cuya destrucción se acumulará al contenido inicial de la prestación. Sin embargo, lo mal hecho
sólo es pasible de destrucción, seguido de una nueva ejecución en forma, cuando no medie
consentimiento del acreedor acerca de la mala realización practicada por el deudor, y siempre que la
deficiencia en la realización del hecho tenga especial importancia. Queda excluida esta vía cuando ella
configura un abuso de derecho del acreedor por la ausencia de proporción entre su daño y el que sufriría
el deudor en caso de destrucción de la obra.

EJECUCIÓN FORZADA

En principio, el acreedor puede exigir la ejecución forzada del hecho debido. Empero, el principio no es
absoluto, quedando excluidos los medios de compulsión consistentes en el empleo de la violencia contra
la persona del deudor. Esto conduce a la siguiente distinción: cuando el objeto de la obligación puede ser
separado de la persona del deudor, el uso de la fuerza pública es legítimo; en cambio, ello no es posible
cuando la persona del deudor está comprometida en la realización del hecho debido. Por ejemplo: un
pintor no puede ser forzado a pintar un cuadro, pero un fabricante de maquinarias que dirige a sus
obreros, sí puede ser compelido a fabricar una determinada máquina que se ha comprometido a entregar,
mediante una intervención judicial que no hace violencia a la persona del deudor. Para el logro del
cumplimiento específico de la obligación, sólo se elimina el empleo de la violencia personal. Por el
contrario no están excluidas otras medidas que indirectamente conducen a aquel resultado, como ser: a)
La aplicación de multas judiciales de crecimiento indefinido. b) La ejecución por otro, aun el propio
acreedor, por cuenta y cargo del incumpliente. c) La negativa del acreedor a cumplir sus propias
obligaciones, mientras a su vez el deudor no cumpla. d) Es bastante frecuente que el acreedor impago
pueda replicar a la negativa de pago del deudor con la resolución del contrato que desvanece la causa de
la obligación y consiguientemente hace desaparecer la existencia misma del vínculo, por falta de causa.

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EJECUCIÓN POR OTRO

Otra posibilidad con que cuenta el acreedor es la ejecución por intermedio de una persona distinta del
deudor, pero a expensas de éste, que deberá soportar el costo de ese modo de ejecución. Para la
actuación de esta posibilidad se requiere la conjunción de dos elementos: a) la voluntad del acreedor -
pues la opción es facultativa para él- de aceptar la ejecución por otro, previa constitución en mora del
deudor; b) la autorización judicial para recibir ese modo de cumplimiento, pues de lo contrario se haría
justicia por mano propia. No se requiere a más de ello, que el hecho debido sea fungible, pues el acreedor
sabrá cuándo le puede interesar sustituir ese hecho por otro distinto. Sin embargo, esta libertad del
acreedor no ha de traducirse en una mayor onerosidad para el deudor, quien sólo está precisado a costear
una ejecución similar, en sustancia, a la omitida por él.

PAGO POR TERCERO

Relacionado con el punto precedente está la intervención de un tercero en el pago, no ya por iniciativa
del acreedor como en el caso anterior, sino por imposición del deudor, o bien por la espontánea decisión
del tercero. En esta hipótesis el acreedor no puede rechazar ese pago, siempre que haya identidad entre
el hecho ofrecido y el hecho debido. Si se trata de prestaciones fungibles, las cuales se refieren a hechos
indiferenciados, que pueden realizarse por cualquiera sin alteración de su sustancia, por ejemplo,
construcción de una pared, el deudor puede imponer al acreedor la recepción del pago, por intermedio
de un tercero. En cambio, tratándose de prestaciones no fungibles, las cuales comprenden hechos
peculiares del deudor, que no admiten sustitución personal, pues la obligación ha sido constituida intuitu
personae, el acreedor puede negarse a recibir el pago ofrecido por el tercero, por existir diferencia entre
el objeto de la deuda y el objeto a pagar.

EJECUCIÓN POR EQUIVALENTE:

DAÑOS Y PERJUICIOS

Cuando fracasa el cumplimiento específico de la obligación, previa la constitución en mora del deudor,
con o sin interpelación del acreedor, procede la satisfacción de la expectativa de éste por vía de
sucedáneo, mediante la reparación de los daños y perjuicios causados por la inejecución.

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IMPOSIBILIDAD DE CUMPLIMIENTO SIN CULPA DEL DEUDOR

Cuando se produce el incumplimiento del hecho debido, sin culpa del deudor, por la incidencia de un
factor extraño, que ha vuelto imposible la realización de ese hecho, no sólo aquél no incurre en
responsabilidad, sino que queda liberado de la obligación que se ha extinguido por imposibilidad de pago.
Si la imposibilidad del hecho ocurre luego de la constitución en mora del deudor, ya no se sigue dicho
efecto extintivo: la obligación subsiste, aunque convertida en su objeto, que ahora es una suma de dinero
comprensiva del perjuicio que el incumplimiento representa para el acreedor. La prueba de la
imposibilidad de cumplimiento incumbe al deudor que pretende patentizar su liberación, y excusar su
responsabilidad por el caso fortuito ocurrido.

OBLIGACIÓN DE ESCRITURAR

Una de las más importantes obligaciones de hacer es la que asumen los contratantes de una compraventa
de inmuebles, quienes al contratar se obligan a instrumentar el acto en la pertinente escritura pública. Es
interesante puntualizar el comportamiento de esta obligación de hacer, con respecto a los tópicos ya
estudiados.

a) Es obligación accesoria de las obligaciones principales que el contrato de compraventa impone a las
partes.

b) El tiempo de ejecución suele estar convenido en el contrato. Si así no fuera tendría que designarlo el
juez.

c) El modo de ejecución se refiere al lugar, o sea la oficina del escribano designado, y a las condiciones
de realización del hecho, con arreglo a los términos de la obligación.

d) La constitución en mora con respecto a la obligación de escriturar presenta peculiaridades de


importancia. Así el interpelante, cuando la mora dependa de interpelación, debe ser la parte que desea
constituir en mora al adversario; la citación del escribano no constituye en mora. La interpelación debe
ser circunstanciada con indicación de lugar y tiempo de cumplimiento de la obligación. En fin la
interpelación ha de ser de cumplimiento factible: no puede ser sorpresiva ni dirigida de mala fe.

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e) La obligación de escriturar es susceptible de cumplimiento en especie, sin que para ello sea menester
emplear la violencia personal: el juez puede suscribir la escritura en nombre y por cuenta de la parte
insistente, siempre que dicha escritura sea de realización jurídicamente posible.

f) Cuando la escrituración es material o jurídicamente imposible, por culpa de una de las partes, la otra
tiene derecho al resarcimiento de los daños y perjuicios que el fracaso de la, operación le cause.

g) Finalmente si la imposibilidad de escriturar sobreviene sin culpa de las partes (expropiación por causa
de utilidad pública), la obligación se extingue por imposibilidad de pago. Ninguno de los contratantes es
responsable por el daño que la extinción causa al otro, pero ellos deben devolver cuanto hubiesen recibido
en virtud de un contrato que desde ya queda disuelto y deja de funcionar como causa de obligaciones.

TIEMPO Y MODO DE LA ABSTENCIÓN DEBIDA

La omisión del deudor debe mantenerse durante todo el tiempo que lo exija la obligación y del modo
como fue la intención de las partes que se realizara.

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CONCLUCIONES

 En conclusión la obligación Es el vínculo jurídico entre dos o más personas determinadas en virtud
de la cual, una de ellas (deudor, sujeto pasivo) se encuentra en la necesidad de dar, hacer o no
hacer (prestación) en favor de otra (acreedor, sujeto activo).

 A mi manera de mi conclusión diré que la obligación de hacer es aquella en que el deudor se


obliga a realizar un hecho cualquiera, material u jurídico, Las obligaciones de hacer pueden
consistir en la elaboración de algún bien, o en la ejecución de algún servicio o trabajo.

 Según lo que leí Los textos tradicionales sobre el Derecho de Obligaciones le atribuyen a éste dos
características fundamentales, basadas en la naturaleza abstracta del Derecho de Obligaciones:
universalidad y permanencia. En cuanto a la primera, se quiere significar que el Derecho de
Obligaciones es muy similar en todos los sistemas jurídicos del mundo, sin importar el régimen
político o social de ninguno de ellos, lo cual es absolutamente cierto. En cuanto a la permanencia,
se quiere hacer alusión al hecho de que sus normas permanecen invariables en el tiempo, pues
su naturaleza es muy poco cambiante. Esta permanencia, sin embargo, no ha estado ajena a la
enorme transformación política, social y económica que comenzó en el siglo XIX.

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BIBLIOGRAFIA

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Edición Mayo 2006, Lima,
 POTHIER, Robert Joseph. TRATADO DE LAS OBLIGACIONES, Segunda Parte, Tercera Edición.
Biblioteca Científica y Literaria, Barcelona. Editorial HUALLAGA.
 Dr. ivan escobar fornes (derecho de obligaciones).
 Felipe osterling Parodi/ Mario castillo Freyre
 Von thur
 Mauricio rodríguez
 Raul Gonzales
 Cristian boetsch gillet
 ROMERO ZAVALA, Luis. “EL DERECHO DE LAS OBLIGACIONES DEL PERÚ”, Edición 1999, Lima
PERÚ, Editorial “FECAT”

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