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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO

FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS


ESCUELA PROFESIONAL: INGENIERIA TOPOGRAFICA
Y AGRIMENSURA
CURSO: AGRIMENSURA LEGAL
TEMA: TRAFICO DE TERRENOS
DOCENTE: ING. BANEGAS LAYME VICTOR RAUL
PRESENTADO POR:
CHAMBI LARICO DEYVIS CLAUDIO

SEMESTRE: 10mo SEMESTRE


Puno, Octubre de 2018
INTRODUCCION

La usurpación de terrenos no es un delito nuevo en el Perú, presentándose de


manera constante en todo el territorio nacional. Una de las modalidades más
conocida y cubierta por los medios es la invasión, siempre presente en la
atención del público. Sin embargo, pese al esfuerzo de la PNP, este fenómeno
delictivo sigue expandiéndose (GESTION 2014) (RPP 2012) 1 (Herrera 2014).
Por este motivo, la presente investigación estudia el fenómeno de usurpación de
terrenos en el PERU. Este país tiene la particularidad de registrar una incidencia
importante en el delito de la usurpación, estando en la contra la autoridad edil,
precisamente por usurpación.
Involucrando más el tema nos avocaremos en la región de puno es una tremenda
necesidad el de conseguir un terreno propio en donde vivir por la migración del
sector rural a las ciudades y la necesidad de ver y contar una vivienda los
traficantes han hecho de las suyas para delinquir en muchos otros casos hasta
ver las formar estafar a los incautos.
OBJETIVOS
 Investigar el tema de tráficos de terrenos para luego explicar

MARCO TEORICO
TRAFICO DE TIERRAS
El tráfico de tierras es un problema regularmente vinculado al crimen organizado
y al que podemos seguirle la pista en las grandes ciudades del país. En Lima,
las invasiones para traficar terrenos se vienen realizando hace muchos años y
en distintos puntos de la ciudad: Chosica, Carabayllo, Punta Negra o San Juan
de Lurigancho (donde incluso se ha afectado las Lomas de Mangomarca). Sin
embargo, el tema no ha sido muy estudiado en regiones amazónicas ni se ha
establecido su relación con amenazas a la conservación. El tráfico de tierras,
que involucra dimensiones sociales y ambientales, ha sido motivo de estudio de
la publicación “Tierra de Nadie: El tráfico de tierras, la migración y las iniciativas
de conservación en el nororiente de Perú”, elaborado por Noga Shanee, directora
de la ONG Neotropical Primate Conservation (NPC).
El trabajo de campo para la realización de “Tierra de Nadie” se llevó a cabo entre
el 2007 y 2016 en las zonas urbanas y rurales de los departamentos de
Amazonas y San Martín, utilizando métodos etnográficos y de ecología política,
con 38 entrevistas formales a informantes clave y cientos de entrevistas
informales a propietarios de tierras rurales, líderes comunitarios y traficantes de
tierras. En Actualidad Ambiental revisamos el estudio y rescatamos estos 10
puntos:

1. ¿Qué debemos entender por tráfico de tierras?


El estudio lo define como: “la usurpación, apropiación ilegal y/o el comercio de
tierras. Está estrechamente relacionado con la migración rural y puede ser visto
como una actividad que organiza y facilita la migración. Aunque la migración rural
a las fronteras forestales se describe ampliamente en la literatura académica
(…), el tráfico de tierras raras veces ha sido examinado en detalle”.

2. ¿Son Amazonas y San Martín casos representativos de deforestación en


la Amazonía peruana?
Amazonas y San Martín son parte del “hotspot de biodiversidad de los andes
tropicales”, considerada la zona de mayor biodiversidad del planeta, señala el
estudio. Ambas regiones presentan tasas muy altas de deforestación, cuya
mayor parte es resultado de la expansión agrícola. San Martín tuvo la tasa
promedio más alta de pérdida de bosques en el Perú antes de 2000 y entre 2000-
2011. Amazonas tuvo la tercera tasa más alta de pérdida de bosques antes del
2000 y en adelanta en los años 2000-2011.
3. ¿Se presentan casos de tráfico de tierras en otros lugares de la Amazonía
peruana?
Como se menciona en el estudio, faltan investigaciones que analicen los casos
en otros departamentos. Sin embargo, Alerta Ambiental, la plataforma que hace
seguimiento a denuncias ambientales en Madre de Dios, detalla dos casos.
Como se mencionará más adelante, legalmente no existe la figura de “tráfico de
tierras”, por lo que los casos son denunciados por cambio de uso de suelo o tala
ilegal.
En ambos casos, los invadidos son titulares de concesiones para forestación y/o
reforestación. La mecánica suele ser la misma: invasión, tala ilegal,
deforestación, lotización, apertura de trochas y tráfico de terrenos por invasores
que han conformado una asociación de agricultores que luego buscan formalizar
ante entidades agrarias locales.

4. El estudio identifica dos tipos de tráfico de tierras: uno ocasionado por


campesinos sin tierra
En este caso, un grupo de campesinos sin tierra llega a una zona y con su trabajo
la preparan para asentarse en ella. El espacio que ocupan puede ir entre
decenas a miles de hectáreas. Luego solicitan servicios básicos a las
autoridades locales (agua, puestos de salud, escuelas, carreteras, etc.) y venden
una parte del terreno. Esta decisión suele ser tomada por todo el grupo o por los
dirigentes. Según el estudio, este caso es el más frecuente en el noreste del
Perú, y se precisa que debería denominarse tráfico de tierras solo cuando las
tierras colonizadas no son legalmente consideradas apropiadas para la
agricultura o cuando la transferencia de tierras se realiza de forma ilegal.

5. El otro tipo de tráfico de tierras es realizado por traficantes


En este caso son traficantes quienes se asientan en la tierra sin la intención de
trabajarla o asentarse en ella. Estos traficantes, indica la publicación, suelen
presentarse como dueños legítimos y generalmente trabajan con redes de
funcionarios, a menudo corruptos. Las tierras son vendidas a personas que se
asientan en ellas o las trabajan para revenderlas luego. En cada etapa del
proceso el valor de la tierra aumenta.

6. El tráfico de tierras es una amenaza para la conservación


Según señala el estudio, la relación entre los traficantes de tierras y las iniciativas
de conservación son complejas. “Muchas de las tierras “libres” que quedan en
Amazonas y San Martín están dentro de áreas protegidas privadas y estatales,
por lo que muchos casos de asentamiento ilegal y tráfico de tierras afectan
directamente a estas iniciativas de conservación. Por otro lado, en sus discursos
y acciones, los colonos a menudo citan los temas de conservación como
justificación. Ellos proclaman sus derechos solo a las tierras que perciben como
adecuadas para el cultivo (por lo general de menor altura, áreas más planas con
suelos más ricos), mientras que están felices de tomar el papel de “guardianes
de los bosques” en áreas menos fértiles vecinas de sus asentamientos”, se
indica.

7. El tráfico de tierras afecta a la fauna silvestre local


Los colonos instalados en las zonas invadidas se encuentran a más de dos días
a pie de carreteras o mercados. Por eso sus dietas incluyen carne de monte.
Hasta que los cultivos produzcan, la carne de monte y los animales cazados que
se venden como mascotas en mercados y aldeas les generan ingresos,
sumándose a las actividades que ocasionan los altos niveles de tráfico de fauna
silvestre en el país. “La amenaza que representa la migración a zonas fronterizas
para la vida silvestre única de Amazonas y San Martín es severa”, indica el
informe.

8. En el Perú el tráfico de tierras no es definido como delito*


Las leyes peruanas solo se refieren a usurpación, ocupación del suelo y
deforestación, indica el informe. Solamente se puede realizar una demanda
contra la persona que ocupa o se encuentra trabajando la tierra, no contra el
traficante. Además, solo se puede procesar por fraude al traficante si la denuncia
es de los compradores de tierras por haber recibido un trato fraudulento.

*Piero Bedregal, abogado del Consultorio Jurídico Gratuito en Madre de Dios de


la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, precisa lo siguiente: “En el ámbito
civil, se puede dar la simulación de venta. En el penal, además de la usurpación
tenemos la estafa, regulada en el Código Penal y conocida como delito de
estelionato, delito que incluye bienes muebles e inmuebles, de propiedad del
Estado o privados”.
9. El Estado es parte del problema porque es ineficiente controlando la
ilegalidad
Una de las principales conclusiones del estudio señala que: “Las brechas legales
que obstaculizan el enjuiciamiento de los traficantes de tierra pueden ser
evitadas de varias maneras, pero como los jueces rara vez son ambientalmente
orientados y las políticas generales favorecen la reducción de la pobreza e
incentivan el desarrollo agrícola, el sistema legal no ofrece una respuesta
apropiada a esta cuestión en Perú. Como ocurre con otros problemas
ambientales como el tráfico de vida silvestre (Shanee et al., 2015), la tala ilegal
(EIA, 2012), el aceite de palma (EIA, 2015) y la minería (Dietsche et al., 2007),
el Estado es ineficiente en el control de la ilegalidad e incluso la permite
conservando los vacíos legales, las ineficiencias y los discursos que desplazan
la atención pública de los temas principales”.
CONCLUCIONES Y RECOMENDACIONES
Se menciona en la investigación: “El tráfico de tierras existe a diferentes escalas
y este negocio puede ser muy lucrativo. Los vacíos en la legislación nacional, las
políticas contradictorias e ineficiencias institucionales, impiden a las autoridades
poder enfrentar el tráfico de tierras eficazmente o en algunos casos incluso, la
fomentan. Los funcionarios corruptos juegan un papel esencial en la facilitación
de este comercio. A pesar de que la población local es a menudo consciente de
los problemas relacionados con el tráfico de tierras, su capacidad para controlar
se ve impedida en gran medida por factores sociales y por los peligros de hacer
frente a la delincuencia organizada”.
Recomendamos q se implementes leyes en contra de los traficantes en si porque
son causantes de muchos problemas q se aprovechan de la necesidad de las
personas el querer un hogar propio y digno.

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