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La importancia de la Biodiversidad para México

México es uno de los países más megadiversos del mundo. A pesar de que el territorio mexicano representa
tan solo el 1% de la superficie terrestre, tiene el privilegio de albergar más del 10% de la diversidad biológica
del mundo (CONABIO, 2014). Debido a su ubicación geográfica y a su diverso relieve, en México podemos
encontrar una gran diversidad de ecosistemas, como: templado, tropicales, subterráneos, terrestres
modificados, acuáticos, dulceacuícolas, costeros y marinos. Un 30 al 35% del territorio nacional está cubierto
por bosques y selvas u otros tipos de vegetación de amplia cobertura y de acuerdo con un estudio de la FAO,
México se ubica en el lugar número 12 en cuanto a superficie forestal mundial. Además, muchas de las especies
que se distribuyen en México son endémicas, es decir, son exclusivas del país. Ejemplo de ello es que entre el
50% y 60% de las especies conocidas de plantas del mundo se encuentran en nuestro territorio. Los estados
que cuentan con una mayor diversidad biológica se encuentran en el sur, siendo Oaxaca el más rico, seguido
por Chiapas, Veracruz, Guerrero y Michoacán (INECC, 2007).

La población mexicana depende directamente o indirectamente de la naturaleza, a través de la agricultura, la


pesca, y/o el turismo (entre otros). Asimismo los principales sectores económicos dependen de recursos
naturales como el agua, los recursos minerales, los bosques, el petróleo, entre otros, para proveer la base de
la vida de sus 123 millones de habitantes.
Sin embargo, México enfrenta retos de degradación ambiental. Las principales transformaciones se han
llevado a cabo en las selvas húmedas y secas, los pastizales, los bosques nublados y los manglares y
en menor grado en matorrales y bosques templados.[1]El crecimiento económico está basado en el uso
poco sostenible de los recursos naturales y por lo tanto en la pérdida del capital natural. El Instituto Nacional de
Geografía y Estadística (INEGI) calcula que en los últimos 20 años, México ha perdido 35% de sus bosques y
selvas (INEGI, 2014). En cuanto al agua, su disponibilidad natural medida per cápita ha seguido descendiendo
y 126 de los 653 acuíferos existentes en el país presentan condiciones de sobreexplotación (INEGI). De acuerdo
con la Carta Nacional Pesquera 2012, 75% de las unidades de manejo pesquero del Pacífico están en
deterioro o aprovechamiento máximo sostenible, aunque en el Golfo de México y el mar Caribe el porcentaje es
más cercano a 92% (Comisión Intersecretarial para el Manejo Sustentable de Mares y Costas, 2012). 2,606
de especies en México están en peligro de extinción, amenazadas o sujetas a protección especial (Norma
Oficial Mexicana 059; SEMARNAT, 2013), incluyendo la vaquita marina o el jaguar.
Las principales fuerzas motorices (drivers) relacionados con la degradación y perdida de la
biodiversidad y de los ecosistemas son:

 El crecimiento de la población (CONAPO estima que unos 156 millones de Mexicanos vivirán en el
territorio mexicana para el 2050);
 El cambio del uso del suelo para la agricultura (81% de la perdida de los bosques esta debido al sector
agrícola);
 El crecimiento urbano (el porcentaje de la población viviendo en ciudades se incrementó de cerca de 35%
en 1940 hasta cerca de 77% en 2010, con alrededor de 86 millones de personas);
 Niveles pertinentes de pobreza especialmente en el sector rural con poblaciones altamente dependientes
del uso del recurso natural para su vida diaria (en 2012, se estimó que 63.6% de la población rural estaba
inmersa en la pobreza de patrimonio [1], 40.2% en la pobreza de capacidades [2] y 30.9% en la pobreza
alimentaria [3] (CONEVAL, 2013), cifras entre 2 y 3 veces mayores a las exhibidas en el sector urbano);
El turismo insostenible, principalmente en las zonas costeras en donde el desarrollo turístico se ha
basado en la pérdida o degradación de ecosistemas costeros como los manglares, humedales,
arrecifes, etc. Además, las actividades turísticas causan costos de energía 3 veces más altos que otras
actividades económicas en su conjunto, y en cuanto al consumo de agua los costos son aún más elevados,
es decir 6 veces más altos (INEGI 2015); así como
 Los efectos del cambio climático (50% de la superficie con vegetación del país es susceptible a los
efectos del cambio, CONAFOR, 2012).

De acuerdo con el INEGI, el costo total de la degradación ambiental en 2015 representó el 5.7% del PIB nacional
– representando más que la tasa anual del crecimiento económico, pues sugiere una tasa de crecimiento
“negativo” para México, si se incluyeran los costos de la degradación ambiental en la ecuación. Entre los
sectores que han contribuido más a los costos de la degradación ambiental se encuentran el de energía,
transporte, minería, agricultura, forestal y pesca – sectores que, al mismo tiempo, son directamente
dependientes de la provisión de servicios ambientales.
La biodiversidad en nuestra vida diaria
La diversidad biológica es sumamente importante para la humanidad, dado que los ecosistemas nos
proporcionan servicios ambientales esenciales para la vida. Estos servicios pueden dividirse en cuatro áreas
principales (Fuente: CONABIO, 2014):

Servicio de provisión de almacenamiento

 Alimentos
 Agua dulce
 Madera y fibras
 Combustibles

Servicios de regulación

 Del clima (protección contra eventos extremos)


 Control de erosión
 Regulación de polinizadores
 Enfermedades
 Purificación del agua

Servicios de soporte

 Reciclado de nutrientes
 Formación de suelo
 Productividad primaria

Servicios culturales

 Estéticos
 Espirituales
 Recreativos
 Educativos
La invisibilidad del valor de la naturaleza en la toma de decisiones políticas, económicas y de
planeación en el sector público así como en el sector privado es una de las causas principales del
continuo agotamiento de los ecosistemas y de la biodiversidad. Muchas veces, los servicios que el
capital natural provee no están considerados en la toma de decisiones de diversos agentes, lo que causa
varios síntomas de la degradación y del agotamiento de distintos acervos de capital natural.

México no sólo requiere crecer, sino hacerlo de manera más incluyente y sostenible para proporcionar una
buena calidad de vida a todos sus habitantes. Crecer dentro de una Economía Verde haría posible romper el
círculo vicioso de pobreza y agotamiento ambiental que impide que un gran porcentaje de la población alcance
su potencial económico y, con ello, aumente la productividad que requiere el país para un desarrollo sostenible.

México ha avanzado en el reconocimiento del papel de los acervos del capital natural en su desarrollo
económico. El Gobierno de México se ha definido una agenda ambiciosa en el combate del cambio climático y
la preservación de la riqueza de su diversidad biológica, como, por ejemplo, destacado en del Plan Nacional
de Desarrollo 2013-2018 en donde se incluyó de manera explícita el crecimiento verde y se subrayó la
importancia de la sostenibilidad ambiental en el objetivo de “México Prospero”, que destaca la trascendencia de
“[…] impulsar y orientar un crecimiento verde incluyente y facilitador que preserve nuestro patrimonio natural al
mismo tiempo que genere riqueza, competitividad y empleo” (DOF, 2013a). Además, en el programa sectorial
de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el PROMARNAT 2013-2018, se define
el programa de trabajo del sector ambiental en línea con el Plan Nacional de Desarrollo. Se consideran como
principales áreas de acción la promoción del crecimiento bajo carbono, la promoción de una economía regional,
la importancia de generar empleos verdes y el fomento del crecimiento verde, entre otros.

Asimismo, México tiene el Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas del país desde 20 años; actualiza de
manera periódica un inventario nacional de gases de efecto invernadero; publica la obra El Capital Natural de
México, y adoptó la Ley General de Cambio Climático y la reciente Ley de Transición Energética con el fin
de fomentar el marco legal para la protección del medio ambiente. Asimismo, México ha implementado diversos
instrumentos políticos para la preservación de la diversidad biológica y de sus acervos naturales: México cuenta
con 181 Áreas Naturales Protegidas (ANP) federales; mecanismos de pago por servicios ambientales (PSA)
con cobertura de 3 millones de hectáreas; y la operación de más de 12 mil Unidades de Conservación y Manejo
de Vida Silvestre, con cobertura de alrededor de 39 millones hectáreas correspondiendo a más que 19% del
territorio nacional.
A nivel internacional, México ha participado activamente en el monitoreo y cumplimiento de los objetivos del
Convenio de la Diversidad Biológica. Por ejemplo, como país megadiverso, en 2002 México propuso la creación
del “Grupo de Países Megadiversos Afines”, que condujo a las negociaciones para la adopción del Protocolo
de Nagoya. México forma parte del Convenio de la Diversidad Biológica y de los Protocolos de Cartagena
(firmándolo el 24 de mayo del 2000 y ratificándolo el 27 de agosto del 2002) y de Nagoya (firmado el 24 de
febrero de 2011 y ratificado el 16 de mayo de 2012, siendo el 5º país en ratificarlo y el primero por parte de los
Países Megadiversos).

México también fue sede de la 13ª Conferencia de las Partes del Convenio de la Diversidad Biológica (CBD
COP13, por sus siglas en inglés) en diciembre de 2016 en Cancún, con el lema de "Incorporar la diversidad
biológica para el bienestar". Juntos con los demás miembros del Convenio de todo el mundo, México fomentó
la agenda ambiciosa de integrar la biodiversidad en cuatro sectores: agricultura, forestal, turismo y pescaría. La
COP13 ofreció una oportunidad única para integrar los servicios ecosistémicos en las políticas públicas y la
toma de decisiones, contribuyendo, al mismo tiempo, a la coherencia de las políticas (Objetivo de Desarrollo
Sostenible, ODS 17.14) y la transición hacia una economía verde e inclusiva. La Iniciativa TEEB para
México es una herramienta que fortaleza dichos esfuerzos del gobierno de México hacia un crecimiento verde
e incluyente y coadyuva a la realización de las principales recomendaciones de la iniciativa reconocida de
la Economía Verde del PNUMA al nivel global. Dicha iniciativa busca destacar los beneficios de una transición
hacia una economía verde, incrementar inversiones públicas hacia sectores verdes y demostrar que una
economía verde contribuiría a una mayor tasa de crecimiento económico al mismo tiempo que se combatiría la
pobreza, se mejoraría la equidad social y se preservaría el capital natural del país.

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