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INDICE

MEMORIA PRESENTACIÓN
GRAOELA DE LA TORRE DE REYES RETANA

DEL MUSEO NAOONAL DE ARTI ENRIQUE VILATILA RIBA


auspidada por el
Patronato del Museo Nacional de Arte, A. c.
NUESTRO ACERVO
Núm. 7. 1998
Vida secreta de dos cuadros:
DIRaCTORA Da LA aaVIITA El descubrimiento del pulque y El senado de Tlaxca/a
Graciela de la Torre de Reyes Retana ALFONSO sANCHEZ ARTICHE

co•sqo aDITORIAL
Karen Cordero FUENTES Y DOCUMENTOS
Jaime Cuadriello Algunos datos nuevos sobre el fundador de la
Jorge Alberto Manrique Real Academia de san carlos, jerónimo Antonio Gil
Fausto Ramírez
ILONA KA TZEW
Antonio saborit
Eloísa Uribe

ja . . aDITORIAL EXPOSICIONES TEMPORALES


Ana Laura Cué Anónimo: Retrato póstumo del capitán
don Manuel Fernández Fiallo de Boralla
COORDI.ACI6• aDITORIAL JAIME CUADRIELLO
Maria José Esparza
Liliana Rosas Suárez Anónimo: Meditatio mortis oprima vitre magistra.
Le souvenir de la mort
aav1116• Da TaXTOI
MARIA n:RESA SUAREZ
Jaime Soler

Dlsaillo
Anónimo: Pira funeraria de Santa Prisca
Mónica zacarias MARIA TIRESA SUAREZ

DIR.CCI6• un caso de traslación de la gráfica contrarreformista


Tacuba núm. 8, Centro Histórico, a la pintura poblana
06010 México, D. F. BEATRIZ E BERNDT LEÓN MARISCAL
Teléfono: 512-1684 Fax: 521-7320

PORTADA
PIEZAS DEL MES
El senado de naxcala
Oleo sobre tela, 191 x 232.5 cm
José Juárez: Marer Dolorosa
JAIME CUADRIELLO
Museo Nacional de Arte, INBA
Foto: Ernesto Peñaloza
Diego Rivera: Tormenta sobre Cuernavaca
IMP. .II6• ANA CEUA VILLAGÓMEZ
Imprenta Madero, S. A. de c. V.
Avena núm. 102, colonia Granjas Esmeralda, Anónimo: Nuestra Señora de la Merced, la Peregrina de Quito
0981 o lztapalapa, D. F. MARIA DE LOS ANGELES SOBRINO FIGUEROA

PAPaL
Joaquín Ramírez: Escena familiar
Grupo Pochteca, S. A. de C. V.
ANGáJCA VELÁ.ZQUEZ GUADARRAMA

ISSN 0188-1744
Certificado de licitud de titulo 684 1
Certificado de licitud de contenido 7339 VENTANA A LOS MUSEOS
Grabados y grabadores novohispanos en la
Ti raje 1000 ejemplares colección del Museo Soumaya
MARIA DE LOS ANGELES SOBRINO FIGUEROA
Esta publicadón se editó
gracias al apoyo del
Banco Nacional de comercio Exterior, S.N.C.
DESDE EL MUSEO

COLABORADORES
JOII oaa1e6M
El descubrimiento del pulque, 1869
Museo Nacional de Arte, INBA
VIDA SECRETA DE DOS CUADROS: NUESTRO ACERVO
EL DESCUBRIMIENTO DEL PULQUE
Y EL SENADO DE TLAXCALA

Alfonso Sánchez Arteche


A Fausto Ramirez. cuya cordial insistencia me hizo ponderar
los alcances de esta investigación sobre vida

m
y milagros de un protector del arre indigenista

na pintura puede ser calificada de histórica por tres diversas


razones. Lo es, por razón de su género, cuando se propone re-
producir un episodio significativo del pasado. Por su buena factura y
originalidad llega a serlo también toda aquella obra que los especia-
listas juzgan representativa de cierta época, escuela o estilo y, en
consecuencia, digna de figurar en cursos y textos de historia del
arte. Igualmente es histórica una pieza cuando en su carácter de ob-
jeto cultural puede ser analizada como testimonio material y sicoló-
gico de la creación humana en tiempos anteriores y constituye, al
igual que otros documentos escritos o no, fuente de conocimiento
histórico. Dificilmente estas tres circunstancias concurren en una
sola obra pictórica, por los motivos que a continuación se exponen.
En primer lugar, con justificada vocación a lo figurativo, el género
histórico ocupó preferentemente la atención de los pintores acadé-
micos, desde finales del siglo xvn1, todo el XIX y buena parte del xx;
se asoció de manera directa a la búsqueda de valores de identidad
nacional por los modernos estados que se hallaban en formación y
por tanto se vincula, con distintos grados de intensidad, a la elabora-
ción del discurso ideológico de los diversos actores políticos de cada
conglomerado nacional.
En segundo término, estas realizaciones plásticas significan ape-
nas una pequeña proporción dentro del conjunto de obras produci-
das en una determinada época, pues generalmente se trata de cua-
dros de gran formato que dificilmente son encargados o adquiridos
por particulares, por lo que la mayoría de las veces fueron hechos a
pedido de los funcionarios y a cuenta del erario público; en conse-
cuencia, los tratados· particulares de historia del arte en cada nación
suelen incluir las muestras más prominentes -en ocasiones sin tomar
en cuenta su calidad estética-dentro de un capítulo especial dedi-
cado al tema.
Por último, el estudio de una pieza de arte como fuente histórica
exige una investigación que desborda los límites de la escena figura-
da en ella e incluso el juicio crítico acerca de su realización. Supone
aceptar de antemano que un trabajo de creación plástica no es nece-
sariamente producto de la inspiración personal de un artista y que la
voluntad de su comitente pudo haber determinado el asunto, ade-
más de imponer ciertas exigencias y modificaciones, como la fijación
MEMORIA 7

FILIPI S. eUTiiRRIZ
La despedida del joven india. 1876
Col. particular

de un plazo para concluir la obra. entre muchas otras condiciones


extra-artísticas. Contra lo que pudiera suponerse. conocer tales he-
chos es de importancia incluso para la crítica especializada, ya que
comprendidas las dificultades materiales que hubo de vencer el artis-
ta para realizar la obra de referencia, el mérito de su labor podrá ser
más justamente apreciado. Por desgracia, no siempre se dispone de
información suficiente y confiable para documentar ese conocimiento.
Hay dentro del acervo del Museo Nacional de Arte dos obras que
satisfacen con amplitud las tres condiciones antes anotadas. Son his-
tóricas por los temas que abordan. por figurar en obras generales de
arte mexicano o en monografías dedicadas a la producción plástica
de inspiración mexicanista y, finalmente, porque comparten un ori-
gen común: esa vida secreta cuyos detalles nos proponemos referir
en este artículo. Pocos cuadros podrán ufanarse. como El descubri-
miento del pulque y El senado de Tlaxcala , de tener biografía. es
decir un relato capaz de explicar tanto su existencia como los he-
chos que la motivaron. Habrá quien considere de mal gusto aventu-
rarse en las intimidades de las obras de arte, pero ¿será correao juz-
garlas. como erróneamente se valora a los seres humanos. única-
mente por las apariencias?
Más por curiosidad histórica que con afanes de improvisar algo
que parezca crítica de arte, este artículo intenta penetrar en el sen-
tido histórico de ambas obras mediante una serie de aproximacio-
nes, que van de lo evidente a lo oculto, en un recorrido desde los
episodios expresados en lenguaje pictórico hasta los motivos que
Alfonso Sánchez Arteche
NUESTRO ACERVO

determinaron la elección de semejantes sucesos. Ya se verá, con


apoyo en otras fuentes documentales y bibliohemerográficas. que
una es la historia que representan y otra la que encubren estas pie-
zas artísticas.

PRIMERA APROXIMACIÓN: LOS TEMAS

El descubrimiento del pulque (1869) de josé Obregón y El senado de


Tlaxcala (1875 ) de Rodrigo Gutiérrez tienen mucho en común. La
principal semejanza, decisiva para que estas dos obras sean expues-
tas j untas, es que ambas pertenecen al género histórico y represen-
tan sendos episodios del pasado indígena de México.
Con el título original de La reina Xóchirl, la primera de estas pin-
turas es un óleo sobre tela exhibido en la XIV Exposición de la Es-
cuela Nacional de Bellas Artes, con el siguiente texto explicativo: "La
joven Xóchit l conducida por sus padres ofrece al rey de Tula, Tec-
pancaltzin, la primera jícara del pulque descubierta por ella; el prínci-
pe, prendado de su belleza, la toma por esposa." 1
El asunto, trabajosa composición en la que se hace participar a
más de una veintena de personaj es, constituye la consagración
pictórica de un error, producto de la mala lectura de una fuente
1 Tomado de Manuel Romero de Terreros.
histórica virreina!. En 1880 el erudito Manuel orozco y Berra des-
Católogos de las exposiciones de la antigua Aca-
mintió la versión de manera enfática al declarar que "este absurdo demia de San Carlos de México ( 1850- 1898). Méxi-
se ha propagado si n fundamento, y autores modernos han escrito co. UNAM, 1963. pp. 41 0-411.
MEMORIA 7

la leyenda del descubrimiento del pulque y los amores de la bella


Xóchitl".l
¿En qué consiste el error? En la clase de obsequio que la hermosa
doncella presentó al gobernante de Tula. A finales del siglo xv1 o
principios del xvu, el cronista mestizo Fernando de Alva lxtlilxóchitl
-descendiente de Nezahualcóyotl-recogió de la tradición oral y pic-
tográfica de sus mayores la noticia de que Xóchitl

había venido con sus padres a traer cierto regalo para él, y aún dicen y se
halla en la historia, que era la miel prieta del maguey y unas chiancacas,
azúcar de esta miel, que fueron los primeros inventores de esto.3

En las líneas anteriores no se habla de pulque, octli (conocido en


el altiplano desde hace más de 2500 años, de acuerdo con hallazgos
arqueológicos),4 sino de la miel que se obtiene al decantar esa bebi-
da hasta dejar el residuo azucarado.5 Esta golosina y otras "conser-
vas de maguey", como las chiancacas o "mazapán de la tierra",6
constituían el ofrecimiento de Xóchitl y sus padres a Tecpancaltzin.
Sin embargo, al paso de los años el relato fue enriquecido con nue-
vos detalles por otros autores. En el siglo xvm Mariano Fernández de
Echeverría y Veytia refiere que la quinceañera Xóchitl, hija de un
2 Manuel Orozco y Berra. Hisroria antigua y
personaje llamado Papantzin, iba
de la conquista de México. 4 vols.. la. ed., México,
Porrúa, 1960, vol. 111, p. 48, n. 16.
3 Fernando de Alva Jxtlilxóchitl, Obras históri- vestida y adornada a su usanza. llevaba en las manos un azafate, y en él
cas, l vols., México, UNAM, 1975, vol. 1, pp. 174-175. algunos regalos comestibles, siendo el principal un jarro de miel de ma-
4 Véase Raúl Guerrero. El pulque, la. ed.,
guey, cuya fábrica acababa de inventar Papantzin.l
México,Joaquín Mortiz, 1985, pp. 110 y ss.
s·se obtenía por ebullición del pulque al aire
libre hasta hacer que se evaporara toda el agua y El azafate8 y el jarro son aportados por este escritor de la época
quedara el elemento sacaroso formando una virreina!. El verdadero responsable de la trasmutación -o mejor
pasea·. cica tomada de "Miel (Culturas prehispáni-
cas)", en Miguel León-Portilla (dir.), Diccionario Po- dicho, reversión-de la miel prieta del maguey en pulque fue un ge-
rrr.ia, 3 vols., 5a. ed., México, 1986, vol. 11, pp. nial creador de mitos patrióticos: ni más ni menos que el antiguo in-
1890-1891. surgente, congresista y después historiador carlos María de Busta-
6 Así J
o define Alonso de Molina en su voca- mante, quien luego de atribuir a Veytia "la historia del pulque",9 en
bulario en lengua mexicana y castellana. la. ed.,
México. Porrúa, 1977, f. 19 r. 1835 consuma el acto literario de transformación de especies al decir
7 Mariano Fernández de Echeverría y Veítia, que, con su "extremada belleza" y "ricamente ataviada", Xóchitl
Hisroria antigua de México, l vols., México, Le-
yenda, 1944, vol. 1, pp. 183-184. llevaba en sus manos un azafate con algunos regalos de comer, siendo el
B Del árabe safat, ·cesta de hojas de palma·.
Se aplica en España a partir del siglo xvu a una principal un jarro de pulque o agua miel de maguey.10
·especie de canastillo tejido de mimbres, llano y
con bordes·. Véase Martín Alonso, Enciclopedia Así reelaborada, esta narración adquiere gran popularidad a tra-
del idioma. 3 vols.. México, Aguilar, 1988, vol. 1, p.
vés de literatos románticos que ven en ella un acto de justicia hacia
596. En el contexto indígena mexicano hubiese
sido más apropiado chiquihuite, de chiquihuitl, la menospreciada naturaleza americana, a la que reivindica el licor
·canasta o canastillo", según Molina. op. cit. f. 14 r. por excelencia en el altiplano central de México. Al descubrir, desde
9 Introduce el infundio en su edición de la la ventanilla del primer ferrocarril! a Puebla, las "llanuras estériles
obra de 5ahagún. Véase Orozco y Berra. loe. cit
de Apam [sic]", donde únicamente prosperan los magueyes, Ignacio
10 (arios Maria de Buscamante, Mañanas de

la Alameda de México... , México. Imprenta de la Manuel Altamirano acaricia con ironía un paralelismo que pondrá
Testamentaría de Valdés, 1835, pp. 55-56. por escrito poco más tarde:

é
Alfonso Sánchez Arteche
NUESTRO ACERVO

RODRIGO IUTiiRRIZ. El senado de Tlaxcala, 1875. Museo Nacional de Arte, INBA

¿Qué otra cosa ha sido la princesa Xóchitl sino el Moisés del pueblo azte-
ca, sacando del corazón del ingrato metl el blanco y sabroso neuali que
había de apagar la sed de los indios, no sólo en aquel instante sino en el
tiempo futuro... ?11

Para pintar a la reina Xóchitl, josé Obregón no dispuso de mayor


documentación que algunas minuciosas, aunque contradictorias,
descripciones ideadas por mentes románticas como la de Guillermo
Prieto, "Fidel", quien imagina a la joven

vestida con decencia, pero sin lujo; blanca toca de lino delgado caía de su
cabeza a sus hombros; el ropón que descendía hasta su esbelta rodilla,
11 ·crónica de la semana·, en El Renacimien-
era igualmente blanco y sin adornos.12 ro, septiembre de 1869, reproducido en Ignacio
Manuel Altamirano, Obras completas, vol. VIl: Cró-
De la misma forma, "embellecía el pudor su frente, y con blandura nicas 1, México, SEP, 1987, p. 411.
12 "Toltecas·, en El Siglo XIX, México, 28 de
se movía su seno mórbido en que reposaba la inocencia". Insiste
noviembre de 1842, reproducido en Guillermo
Prieto en que el "obsequio humilde" fue presentado "en un cesto de Prieto, Obras completas, vol. V: Crónicas de viajes
flores aromáticas" en el que descansaba "un jarro de plata ricamente 2, México, CNCA, pp. 28-29.
MEMORIA 7

labrado con filigranas exquisitas" cuyo contenido era "un deliciosísi-


mo licor preparado con esmero". n
Bien asesorado al respecto, Obregón pone en manos de Xóchitl una
jícara (del árbol xicalli, cuyo fruto de corteza dura se parte en dos para
fabricar vasijas),14 o sea el recipiente en que, por tradición anterior a la
conquista, se acostumbraba escanciar el oct/i. No obstante esta preo-
cupación por reproducir con realismo el episodio prehispánico, el
conjunto parece traicionar la fidelidad en algunos detalles de la am-
bientación y al representar tipos humanos supuestamente indígenas.
La acción figurada transcurre en una habitación interior del pala-
cio de Tecpancaltzin. En el fondo, a la izquierda, el marco de una
puerta en forma de trapecio, flanqueada por sendas figuras labradas
en las jambas, deja ver un altar al centro de otra pieza; la luz que
penetra del exterior por el ángulo superior del dintel recorta la silue-
ta del dios ahí venerado, dando un efecto de gran profundidad al
conjunto y contribuyendo a situar el episodio.
En los primeros planos, las líneas de composición hacen destacar
las imágenes del señor de rula y de la portadora del obsequio, situa-
das sobre las líneas verticales que divide el cuadro en tres segmentos
iguales. El soberano reposa en un trono de indudable aspecto euro-
peo, no obstante los motivos arqueológicos que sirven de remate al
dosel o decoran su respaldo, y a pesar de que bajo una piel de ocelotl
Oaguar) que cubre la plataforma del solio, sus tres escalones y el piso
de la sala, se tiende a manera de tapete una estera de tule (petatO.
Ambas figuras son el eje visual de sendos grupos, iluminados por
una luz que parece descender desde una abertura en el muro lateral
del salón, a espaldas del observador. A la izquierda, Xóchitl está flan-
queada por su padre, que la presenta ante el monarca, y por su
madre, quien sujeta con la mano derecha una vasija de barro mien-
tras que adelanta la izquierda hacia el hombro de la joven. Detrás de
ella, otra mujer arrodillada exhibe el contenido no visible de un en-
voltorio (itacatl). Más al fondo, junto a la puerta, aparece otro grupo
de cuatro figuras, de las cuales sólo se aprecia completa la de una
mujer con el pecho desnudo que sostiene una planta de maguey,
entre cuyas pencas asoma otro rostro femenino. Al fondo, junto al
dintel, se perfila la silueta de un posible custodio del palacio.
Alrededor del trono se sitúan dos grupos de cortesanos. A la de-
recha de Tecpancaltzin ocho dignatarios observan la escena; de
cinco de ellos apenas se aprecian los rostros. El primero de los otros
tres es un hombre obeso sentado, cuya cabeza y hombro derecho
están cubiertos por una piel de jaguar anudada sobre el pecho desnu-
do, mientras que una capa magenta envuelve las piernas, en que re-
posa la mano derecha, y la misma prenda, luego de proteger la es-
palda, cae desde el hombro para cubrir la otra extremidad. junto a él
están de pie un hombre más joven, con un tocado en forma de gorro
13 lbid.
14 Francisco J. Santa maria, Diccionario de me- rematado por un atado de plumas, que viste camisola y calzón blan-
cos ceñidos por una faja verde, y sostiene una lanza, así como un

¿
jicanismos. México, Porrúa, 1959, p. 633.
Alfonso Sánchez Arteche
NUESTRO ACERVO

personaje barbado, de cabellera cuidadosamente adornada con cin-


tas, que luce una túnica verde, arremangada en su brazo izquierdo a
la manera de los patricios romanos, cuyos extremos superiores es-
tán amarrados al pecho, cubierto con una camisa blanca; la mano
derecha sostiene un mosqueador de plumas.
El otro grupo de cortesanos ocupa el primer plano, a la izquierda
del trono (ángulo inferior derecho a nuestra vista). Sentado de perfil,
un noble anciano de extraño tocado horizontal de plumas, capa parda
y túnica blanca, sigue atentamente la escena, en tanto que detrás de
él comentan el suceso dos jóvenes: uno de jubón negro, faja blanca y
calzón ocre, con diadema de plumas, que con la mano izquierda se-
ñala a los visitantes, mientras que apoya la otra en un macuahuitl
(macana con navajas de pedernal); el otro, que lleva su única mano
visible al mentón, nos da la espalda, cubierta ésta por una capa larga
de piel, sobre la que pende un carcaj con flechas. Para mayor acumu-
lación de objetos, tras ellos y apoyado en esta parte del trono hay un
gran disco plano, a manera de espejo y, totalmente cubierta por el
solio real, se distingue la figura borrosa de un ídolo.
Toda esta parafernalia, cuyas formas se entretejen para bordar
una atractiva creación pictórica, sirve de marco al naciente idilio
entre el arrobado "soberano" tolteca, con diadema real emplumada,
manto y ropajes finamente bordados, además de lanza de caña a
manera de cetro, y la ingenua -aunque con fama de ingeniosa-
Xóchitl, de huipilli blanco (camisa femenina) y tzincueitl (chincuete,
tela enredada a manera de falda), cuya pureza es resaltada por la
guirnalda de flores silvestres que orna su cabeza y la sarta de cuen-
tas en torno a su cuello. Sin embargo, el motivo central del cuadro,
la jícara que contiene el preciado líquido, está convenientemente
situado en sección áurea.1s hecho que no es de ninguna manera
casual.
Pero no es en estas minucias técnicas en lo que se han fijado
los críticos. Más bien es el aspecto de ambos protagonistas del cua-
dro lo que hace dudar a los observadores desde la época misma de
su realización. Ignacio Manuel Altamirano externaba la siguiente
opinión:

El dibujo es correcto, en el colorido hay algo de convencional, habiendo


tomado el artista por tipo para su graciosa Xóchitl no precisamente a
una joven india con su color bronceado, sino a una mestiza muy linda ,
pero que revela en su colorido moreno pálido la mezcla de la sangre
europea. 16

15 Agradezco al pintor. esculror y ceramista


En fechas más recientes se acepta de manera general la opinión José Luis Franco Arias esta observación de tipo
técnico.
de un distinguido crítico e historiador del arte de que en ese mo-
16 "Revista artistica y monumental", reprodu-
mento "se trataba de hacer aparecer a los tipos indígenas idealiza- cido en Altamirano, op. cit. vol. XIV, p. 191.
dos según el molde clásico".17 Otra investigadora ha escrito en fecha 17 Véase j ustino Fernández, Arte mexicano,
más reciente que se trata de sa. ed., México, Porrúa, 1980, p. 122.
MEMORIA 7

una composición dinámica, en la que bajo el lente clasicista, los tipos ét-
nicos adquieren la apariencia de vestales (Xóchitl) y apolos griegos (el
monarca), aunque los cortesanos testigos de tal acto son los tipos indíge-
nas con sus rasgos característicos bien marcados.18

Por lo que se refiere a El senado de Tlaxcala, de Rodrigo Gutié-


rrez, el asunto representado gozaba de amplia difusión, incluso en el
extranjero, por la primera novela indigenista americana, que fue
también la primera basada en la historia de México: Xicoténcatl, de
autor anónimo, publicada en Filadelfia en 1826.19 La tradición oral y
pictográfica que recogieron los primeros cronistas, afirma que Her-
nán Cortés, en marcha hacia el altiplano, envió a Tlaxcala una emba-
jada compuesta por indígenas de Cempoala, con el encargo de pro-
poner a los cuatro caciques de esa región una alianza militar para
combatir a Tenochtitlan, su común enemigo. La primera lámina del
llamado Lienzo de Tlaxcala representa la llegada de uno de esos
mensajeros en presencia de los tetrarcas.2o
Luego esta historia, preservada por fray Juan de Torquemada
entre otros, prosigue:

Quedándose, pues, los señores de la República solos [...] Maxixcauin,


hombre de mucho juicio, reposo, y de noble condición y bienquisto, dijo:
Que de aquella embajada habían visto que los enemigos de su enemigo,
les aconsejaban que acogiesen a los extranjeros, los cuales, según su
valor y la fortaleza de sus armas, más parecían dioses que hombres como
ellos, y que se ofrecían de ayudarlos contra Motecuhzoma; y que por
tanto, les parecía que les respondiesen que fuesen en buena hora a su
ciudad, que en ella los recibirían con toda alegría.21

A tal actitud -que hoy calificaríamos de colaboracionista-,


según el mismo relato, hubo réplica inmediata, cuando

respondiendo Xicoténcatl, uno de los cuatro Señores [...] que era muy viejo
y autorizado por su mucha experiencia y ancianidad, dijo: Que el hospedar
18 Véase Elisa Garcia Barragán, "El pintor Pele- a los forasteros era precepto de los dioses cuando no iban a hacer daño, y
grin Clavé y la renovación de la Academia de san que por la mayor parte los pronósticos solían salir inciertos, ni a ellos se
carlos·, en Historia del arte mexicano, 16 vols.,
debía dar créditO; y que cuanto a la valentía de aquella gente, no sabía lo
México, 1986, vol. X, p. 1423.
19 Véase el prólogo de Antonio casuo Leal a que se diría de nación que tenia tanta opinión como la tlaxcalteca, sino en-
este texto narrativo, reproducido en La novela tendiendo lo que eran aquellos pocos extranjeros, a los cuales tan ligera-
del México colonial, 2 vols., 4a. ed., México. mente, yendo armados, los metían en su casa, porque si los hallasen mor-
20 Véase el apéndice "48 láminas del Lienzo
tales, no los habrían engañado, y si inmortales, y más poderosos, a tiempo
de Tlaxcala", en Diego Muñoz camargo, Historia de
Tlaxcala, México, Innovación, 1978 (ed. facsimilar serían de reconciliarse con ellos, porque según la relación que se tenía, no
de la de 1892). le parecían hombres, sino monstruos salidos de la espuma de la mar.22
2 1 Fray Juan de Torquemada, Monarquía in-
diana, 3 vols., 4a. ed., México, Porrúa, 1975, vol. 1,
La discusión entre ambos -prosigue la crónica de Torquemada-
p. 415. (Para hacer más comprensible la lectura
he modernizado la ortografía y la puntuación.) fue subiendo de tono, los circunstantes tomaron partido, los merca-
22 1bid., pp. 415-416. deres por Maxixcatzin, los soldados por Xicoténcatl, pero un tercer
Alfonso Sónchez Arteche
NUESTRO ACERVO

cacique, Temilotécatl o Tlehuexolotzin (en su nombre no se ponen


de acuerdo los diversos narradores del hecho)23 resolvió el debate al
proponer una argucia diplomática, que dejaría conformes tanto a
mexicas como a españoles, a saber que

se enviasen embajadores al capitán de aquella nueva gente. que con gra-


ciosa respuesta le dijesen: que en aquella ciudad sería bien recibido, y
que entre tanto, pues había gente apercibida, le saliese al camino Xíco-
téncatl el Mozo. hijo de Xicoténcatl el Viejo, que era uno de los capitanes
mayores de la cabecera, con los otomíes, e hiciese experiencia de lo que
eran aquéllos a quien[es] llamaban Dioses, y sí los venciesen, Tlaxcala
quedaría con perpetua gloria; y si no, se daría la culpa a los otomíes.
como bárbaros y atrevidos. Y pareciendo a todos bien este consejo, orde-
naron que se pusiese luego por obra24

Semejante estratagema resulta convincente para algunos autores


de nuestra época, como José Luis Martínez en su reciente biografía de
Hernán Cortés.2s Sin embargo, en el siglo pasado corrió con mayor
éxito otra versión más literaria, la que se da en la ya mencionada no-
vela Xicoténcatl y según la cual

Magiscatzin, uno de los senadores más antiguos y de mayores talentos


del estado, era enemigo particular de la familia de los Xoctencatles [...1
Así el resentimiento y el interés personal se vieron en lugar de la causa
del pueblo, en un momento tan critico y de tanta trascendencia. Las pa-
siones presidieron en el consejo de la nación y los tlaxcaltecas fueron al
fin víctimas de su díscordía26

Esta versión es la que predomina cuando se hace el análisis te-


mático de El senado de Tlaxcala . Suele referirse el episodio de la dis-
cusión entre Maxixcatzin y los dos Xicoténcatl, padre e hijo. En efec-
to, en la obra piaórica estos dos últimos se dirigen a una numerosa
asamblea (más de cuarenta individuos aparecen en escena), en tono
elocuente pero sereno el viejo, exaltado el joven, mientras que los
otros tres ·senadores" siguen con atención las palabras del primero
de ellos y el resto de los presentes reacciona con diferentes acritu-
des ante lo que escuchan.
Se considera que, por contraste con la pintura indigenista de José
Obregón, en la de Rodrigo Gutiérrez

hay menos idealización clásica, se percibe el deseo de Gutiérrez por re-


23 orozco y Berra señala esta y otras contra-
presentar las verdaderas características físicas de los indígenas tlaxcalte- dicciones en op. cit. vol. IV, p. 172. n. 172.
cas, dejándose llevar por una inquietud realista que le permitió incluir al- 24 Torquemada, op. cit., vol. 1, p. 416.
gunos personajes verdaderamente feos.27 25 Herndn Cortés. versión abreviada, Mexico,
FCE, 1992, p. 216.
26 Citado en La novela del México colonial.
Al examinar con detenimiento el cuadro, advertimos que los parti- op. cit. p. 88.
cipantes se hallan reunidos en un salón cubierto con una especie de 27 Garcia Barragán, loe. cit
MEMORIA 7

artesonado, en cuyo recinto principal, de forma cuadrangular, las pa-


redes están decoradas con glifos prehispánicos dentro de cuatro
escudos; en el centro de este espacio se halla la representación de
un dios esculpido en piedra con una extraña forma que recuerda una
pieza votiva procedente de la costa del Golfo. Frente a este altar, la
planta de la habitación se amplia al doblar en ángulo reao lateral y
producir una galería cruciforme en la que se ubica la concurrencia.
Los personajes se distribuyen en tres diferentes niveles. El más
elevado de ellos, exaaamente frente al ídolo, es la plataforma que
ocupan los cuatro jefes t laxcaltecas. Al la derecha del espectador, Xi-
coténcatl el Viejo viste sencillamente, con una túnica blanca ceñida
por una faja cuyo extremo cuelga al frente. Anudada sobre el pecho,
una capa oscura cae hacia la espalda. Su frente está ceñida por una
cinta de tela que sujeta algunas plumas sobre la nuca. Nonagenario
y ciego, según se dice, apoya sus palabras con gestos expresivos.
Con la mano izquierda sostiene una caña a manera de vara de man-
do, mientras con la otra parece estar señalando hacia su hijo. Sen-
tados en equipales (icpallís) atienden al discurso los otros jerarcas,
Maxixcatzin, Temilotécatl y Tlehuexolotzin.
Tres escalones más abajo, otros participantes también sentados
se distribuyen en dos grupos. Aunque la duda y el desasosiego pri-
van en ambos bloques, tomando como referencia a los aaores prin-
cipales, el pesimismo parece dominar a la porción derecha de la
asamblea, en tanto que los de la izquierda muestran mayor dominio
de sí. Este aspecto queda subrayado por un efeao de luz, pues ésta
penetra a la habitación desde un muro lateral elevado, dejando en
la penumbra al grupo más cercano a esa pared e iluminando a las
cuatro figuras centrales lo mismo que a Xicoténcatl el Mozo, de pie
entre otros cinco integrantes de lo que parece ser su bando, quienes
escuchan con atención o comentan la discusión. Al igual que su
padre, el joven caudillo esgrime una vara, aunque con acritud desa-
fiante. Viste piel de ocelote, ceñidor, un par de collares de piedras
preciosas, un vistoso penacho de plumas ricas y, esto es lo más lla-
mativo de su atuendo, se cubre con una capa de tono rojo encendi-
do, único detalle de ese color en todo el cuadro.
El nivel inferior del conjunto es ocupado por una multitud de es-
pectadores que rodean a los otros. Las siluetas oscuras de cuatro de
ellos ocupan un primer plano; dos gesticulan alzando los brazos.
Luego, ocupando el fondo en la porción sombría del cuadro, hay una
decena de hombres angustiados, vacilantes. En contraste, el fondo de
la parte iluminada, precisamente la que ocupan los dos Xicoténcatl,
ofrece el aspeao, velado por el humo del copal que probablemente
se quema en un sahumerio, de doce asistentes -la mitad de ellos
maduros- que reflexionan o intercambian puntos de vista con acti-
tud moderada.
Nada se dificulta tanto como identificar a Maxixcatzin. Puede ser
cualquiera de los tres jerarcas que escuchan con atención a su ho-
Alfonso Sónchez Arteche
NUESTRO ACERVO

mólogo. El más próximo, de bigote y barba entrecanos, elegante


tocado de plumas pálidas. con túnica blanca y capa de bordes deshi-
lados, de los que cuelgan hebras de colores, deja reposar ambas
manos ceñidas de pulseras sobre sus muslos. En seguida hay otro
menos viejo, con tocado en forma de gorro. túnica blanca y capa os-
cura listada, que cruza los brazos sobre el pecho. Finalmente, senta-
do de perfil, está el cuarto jefe confederado, casi tan viejo como el
orador, también de túnica blanca y capa parda. que se lleva la mano
al mentón de un rostro lampiño; en su cabeza descubierta asoman
algunas canas. Es probable que Rodrigo Gutiérrez haya representado
en él a Maxixcatzin, hecho que corroborarían su gesto receloso y el
que se halle al borde de la sección sombría del cuadro.
Evidentemente el tema del cuadro no es el antagonismo entre los
dos Xicoténcatl y Maxixcatzin, puesto que éste último no participa
direaamente del momento representado. Más bien se trata de ilus-
trar una deliberación, un debate parlamentario. En claro anacronis-
mo, su presentación en tres niveles jerárquicos nos remite a las ca-
raaerísticas de una sociedad democrática moderna, donde el con-
greso se divide en dos cámaras. la alta (de senadores) y la baja (de
diputados), y en cuyas sesiones se admite la presencia de ciudada-
nos. Esta observación resulta de importancia para desentrañar las
motivaciones por las que se ordenó la realización de esta obra.

SEGUNDA APROXIMACIÓN: LA ÉPOCA

Otra caraaerística que comparten El descubrimiento del pulque y El


senado de Tlaxcala es que fueron pintados -con apenas seis años
de diferencia-durante el período conocido como "la República res-
taurada", o sea el decenio que va desde el triunfo de Juárez sobre el
imperio de Maximiliano hasta el ascenso de Porfirio Díaz al poder.28
En el cultivo del género histórico. que ambas composiciones encar-
nan, es frecuente que se suponga una respuesta a lo que Ignacio
Manuel Altamirano y otros críticos liberales pedían de los alumnos
de la antigua Academia de san Carlos. ya convertida en Escuela Na- 28 Véase la ca racterización del periodo en

cional de Bellas Artes. Desde las páginas de una revista especializa- Luis Gonzá lez. ""El liberalismo triunfante". en His-
toria general de México. 3a. ed.. México, El Colegio
da, el literato de Tixtla se preguntaba por qué los jóvenes artistas
de México, 1981, pp. 899·925.
29 Ignacio Manuel Alta mirano, "La pintura his-
no han acometido la empresa de crear una escuela pictórica y escultórica tórica en México", en El Artisra, México, 1874. se
esencialmente naciona l. moderna y en armonía c on los progresos incon- cita por la transcripción de algunos de sus artícu-
los en Ida Rodríguez Pram polini, l a critica de arte
trastables del siglo x1x.29
en México en el siglo x1x, 3 vols., México, UNAM,

1964, vol. 11, pp. 184- 186.


Convencido de que para hacer posible este ideal era necesario li- JO llevaría est a posición al extremo en su

berar al arte mexicano de la "estética convencional" y del "espíritu "Revista artística y monumental", en Primer Al-
manaque Histórico y Monumental de la República
religioso", Altamirano. en posteriores escritos,3o llegaría al convenci-
Mexicana . Nueva York, Manuel Ca ballero ed.,
miento de que los pintores mexicanos de formación académica eran 1883· 1884; articulo reproducido en Altamirano.
incapaces de desarrollar esta "escuela nacional" y no por culpa de su Obras completas, op. cit., vol. XIV, pp. 179-201.
MEMORIA 7

FILIPI S. 41UTIIRRIZ
Retrato de Felipe Sónchez Solís, ca. 1875
Museo Felipe S. Gutierrez. Toluca

primer maestro, Pelegrín Clavé, sino por esa "propensión imitativa de


la juventud mexicana" que

los hizo apegarse tanto a sus lecciones y siguieron tan fiel y servilmen-
te los modelos religiosos que ya todo lo quisieron sujetar a ese cartabón,
como si fuera de él no hubiese salvación posible.

según este razonamiento, Clavé habría querido ponerles un ejemplo


"consagrándose a la pintura histórica y dotando a la Academia con el
cuadro de Isabel de Portugal", pero ellos en Jugar de seguir sus huellas

agotaron el antiguo Testamento y el nuevo y el martirologio romano, sa-


cando de ellos motivos para sus cuadros. Desde el Génesis hasta los Ma-
cabeos, y desde el Evangelio de san Mateo hasta el Apocalipsis, todo fue
reproducido en lienzo por aquella juventud piadosa. 31

Altamirano, desde luego, señala como excepciones los dos cua-


dros que comentamos, por cierto que atribuyendo ambos a Obre-
31 lbid., pp. 183-184. gón y dando el curioso informe de que por entonces (1883) ese pin-
Alfonso Sánchez Arteche
NUESTRO ACERVO

FILIPI S. eUTIÍRRIZ
Autorretrato. ca. 1850-1852
Museo Felipe S. Gurierrez. Toluca

tor apenas estaba concluyendo El senado de Tlaxcala.32 No es el


momento de discutir este extraño dato, sino de consignar la res-
puesta a las acusaciones de Altamirano que dio por escrito un anti-
guo discípulo de Clavé, aunque gran parte de su formación académi-
ca la había obtenido en el extranjero. Felipe S. Gutiérrez replica al
ilustre escritor33 en estos ríspidos términos:

Sepa )usted] si antes no lo sabia, que si los alumnos de san Carlos estuvi-
mos ejecutando asumas religiosos, fue porque así nos lo ordenaba nues-
tro maesrro, pues no estábamos en aptitud de conocer por entonces. si
este sistema era bueno o malo, o ¿teníamos ciencia infusa para distinguir
lo verdadero de lo falso en un ramo que se acababa de implantar en Mé- 32 lbid.. pp. 191 -192.
33 Felipe s. Gurierrez. "Vindicación de los Ar-
xico [...]? Además, ¿quería [usted] que los discípulos se pusieran de luego
riscas mexicanos antiguos y modernos y de su
a luego en abierta rebelión con su maestro, en caso de conocer la incon- escuela. ó rectificación á la 'Revista de Bellas
veniencia del sistema de estudios?34 Artes· que el S. Altamirano escribió en el 'Alma-
naque Histórico· publicado por D. Manuel caballe-
ro en Nueva York". en La Voz de México. Mexico.
Más adelante, Gutiérrez (en plan francamente polémico) pasa a
núms. 179. 180, 181 y 182, correspondientes a los
exponer las razones por las cuales, en su concepto, Clavé hizo que dias 6, 7, 8 y 9 de agosto de 1884.
sus alumnos pintaran cuadros bíblicos o mitológicos: 34 lbid., núm. 180, jueves 7 de agosto.
MEMORIA 7

Porque habiéndose impuesto ese profesor la ardua tarea de dar al públi-


co una exhibición anual, no podrían realizarlo de otra manera, si no era
ejecutando los alumnos asuntos de la Biblia que. si no son más difíciles
que los históricos u otros, tienen en cambio la ventaja de ser más conoci-
dos sus componentes, no se tiene necesidad de consultar y desenterrar
fatigosamente elementos arqueológicos, que ponen en apuros a los
maestros, para poder confeccionar un asunto, tardando a veces años en-
teros para desarrollarlo3s

Ciertamente, obras como El descubrimiento del pulque y El sena-


do de Tlaxcala exigieron de sus respeaivos autores esfuerzos muy
superiores a los de rutina_ A la falta de trabajo arqueológico propia-
mente dicho, se aunaban las dificultades para localizar fuentes con-
fiables que hicieran posible documentar episodios de la historia
antigua de México. Ya hemos visto la forma en que algunos temas
fueron desvirtuados precisamente por la literatura romántica. Otro
tanto debió ocurrir en la plástica, o, ¿qué es lo que se entendía en
ese tiempo por pintura histórica?
Según el citado Gutiérrez, en una obra didáctica compuesta en
los últimos años del siglo x1x, la pintura histórica

representa acontecimientos que han pasado ya y pueden ser entre ellos


mismos de varias clases, porque unos se elevarán a la epopeya, en
razón de lo heroico de los personajes que figuran en ellos por sus gran-
des hazañas, que llamaron la atención de sus contemporáneos y se han
transmitido a la posteridad, y otros, porque aun cuando no hayan perte-
necido a la linea de los primeros. hay en ellos cierto carácter de sublimi-
dad que los distingue de otros que no salen de la peripecia de la vida
común.36

A decir verdad, los dos pasajes que comentamos no son los más
heroicos ni los más sublimes que pudieran haberse espigado, aun en
ese momento, de los textos históricos al alcance de la mano, pero al
menos se puede decir de ellos que son pintorescos. Ya en el siglo xv111
consideraba Lessing que "hay hechos susceptibles de ser pintados, y
otros que no lo son", dado que al contrario de la poesía, la pintura

obligada a representar lo coexistente, no puede elegir sino un solo ins-


tante de la acción y debe, por consiguiente. escoger el más fecundo, el
35 1bid. que mejor dé a comprender el instante que precede y el que sigue.Jl
36 Felipe S. Gutiérrez, Tratado del dibujo y la
pintura con un apéndice de los diversos caracte-
res de las escuelas antiguas y modernas, 2a. ed., También en contraste con el oficio de poeta, que puede consultar
México. Tipografía literaria de Filomena Mata, un tema exclusivamente con su sensibilidad, el de pintor necesita
1895, pp. 46-49. tomar referencias directas de la naturaleza, e incluso construir la es-
37 Gotthold E. Lessing, "Los limites de la poe-
cena como un cuadro vivo. En 1878 josé Obregón solicita del Minis-
sia y la pintura", reproducido en Adolfo Sánchez
Vázquez (comp.), Textos de estética y teoria del terio de justicia que autorice el gasto de "trajes, modelos y materia-
arte, México, UNAM, 1972, pp. 293-306. les para la ejecución de dos cuadros de pintura que representarán

é
Alfonso Sánchez Arteche
NUESTRO ACERVO

asuntos históricos de nuestro país", uno de los cuales se destinaría


al Museo y el otro al Palacio Nacionai.38
Ese mismo año Rodrigo Gutiérrez solicita del director de la Escue-
la de Bellas Artes que le sean proporcionados los más indispensa-
bles recursos para "poder continuar sus estudios de asuntos nacio-
nales o los que se le indiquen". En respuesta a tal petición se le hace
notar su improcedencia, "pues todos los exalumnos desearían hacer
lo mismo al terminar la carrera··. pero se le pide manifestar en deta-
lle lo que necesita, y él contesta que un local, telas, colores, paños,
·manequi" y los gastos que signifiquen los modelos del natural indis-
pensables; desde luego, la autorización será rechazada.39
Sin embargo, años antes los mismos artistas habían podido reali-
zar sus obras históricas respectivas. El maestro justino Fernández
atribuía esta posibilidad a que los alumnos de Clavé hacían una pin-
tura de asuntos bíblicos correspondiente "al espíritu romántico,
sentimental ", pero ello no bastaba y -según esta versión- puesto
que la "critica pedía que se pintaran los temas mexicanos", el maes-
tro catalán,

obrando siempre con talento. hizo producir a sus discípulos obras acadé-
micas con temas de la historia del antiguo mundo indígena. Una de ellas
es buen ejemplo: El descubrimiento del pulque.40

Esta errónea atribución del arte mexicanista a Clavé,41 había sido


ya refutada por Gutiérrez en la antes citada polémica con Altamira-
no, a quien le recrimina:

Los asuntos que se ejecutan son ya de su gusto. es decir nacionales; pero


lustedl no se digna consagrar una sola palabra en elogio del profesor de
pintura que inició esta nueva era y le imprimió un caracrer progresista:
hablamos del Sr. Salomé Pina. alumno de Clavé. que regresado de Europa
después de doce años de permanencia allí 1... 1 trajo a México. por consi-
guiente. otro gusto. la reforma en la práctica del arte, y se adhirió a las
exigencias de la época. disponiendo que los alumnos ejecutasen algunos
cuadros nacionales.

Esta clase de composiciones -continúa diciendo Gutiérrez- no


depende precisamente de la ·pretendida emancipación de los alum-
nos·. y con el fin de estimularlos Pina tuvo que hacer algunos ajus- 38 Véase la reFerencia del escrito de solicitud
correspondiente en Flora Elena Sim chez Arreola.
tes en el programa de estudios. pues
Catalogo del Archivo de la Escuela Nacional de
Bellas Artes. México. UNAM, 1996, p. 43.
para poder pintar esas obras. cuyos elementos eran más difíciles de obte- 39 lbid.. p. 44.
ner que los indispensables para las bíblicas. fue necesario prolongar el 40 Fernimdez. loe. cit
41 Quien habia aband onado México desde
periodo de una exhibición a otra un año más.42
principios de 1868. según Salvador Moreno en El
pintor Pelegrin Clavé. México. UNAM, 1966, p. 50.
Por otra parte, la falta de patrocinio oficial también limitaba la 42 Gutiérrez. "Vindicación...•. loe. cit . sabado 9
confección de estas obras, pues como exponía el propio Gutiérrez en de agosto de 1884.
MEMORIA 7

un a1tículo anterior, 43 "en la Academia de México se intenta formar


artistas profundos para que salgan después a la calle a pintar retra-
tos de busto y retablitos de milagros", dado que

[l]os gobiernos mexicanos no sólo no han protegido con eficacia el esta-


blecimiento de San Carlos[...] sino que no han embellecido la capital de la
República y las de los Estados con algunos monumentos [ ...] Los gobier-
nos mexicanos que han manejado los millones de la nación, no se han
dignado tomar una millonésima parte de éstos para el establecimiento
de las artes y su incremento44

Como prueba de que aun en países sacudidos por las guerras y


la pobreza ha sido posible el financiamiento público de obras de
inspiración patriótica, Gutiérrez -que ha hecho viajes por Europa,
América del Norte y del Sur-cita algunos ejemplos de esculturas y
cuadros realizados por encargo gubernamental. Entre ellos mencio-
na dos cuadros comisionados al pintor uruguayo Blanes por el go-
bierno de su país: Los treinca y tres, episodio de la Independencia
por el que se habrían pagado 35 000 pesos, y otro sobre La fiebre
amarilla, con costo de 8 000. El mismo artista ejecutó, pero por en-
cargo del gobierno argentino, La revisca de Rancagua, sobre un epi-
sodio de la campaña militar de san Martín, con desembolso de 30 000
pesos. En Perú, la Muerte de Acahualpa, de Montero, habría repre-
sentado una inversión pública de 25 000. El brasileño Mereilles de
Lima había cobrado 35 ooo por la ejecución de La bacalla de Guara-
rapes.45
Por lo ya anotado, la realización de cuadros de género histórico
exigía de los artistas más tiempo de realiza ción, además de ma-
yores esfuerzos y gastos, por lo que difícilmente podría ser em -
prendida sin una fuente externa de financiamiento, oficial o priva-
do. El multicitado Gutiérrez expresa abiertamente esta necesidad
al debatir con Altamirano acerca de los artistas formados en la
Academia:
43 "La exposición artistica en 1881", publicado
en El Siglo XIX, México. 1881. y reproducido por
Rodriguez Prampolini en op. cit. vol. 111. pp. 81 - ¿Por qué el gobierno y los particulares no les encomiendan [...] pinturas
125. para formar una galería de historia de México ~onmemorando episodios
44 /bid., p. 84.
contemporáneos que son la gloria del país y el honor de sus autores?¿Por
45 /bid.. pp. 85-86. Aunque el artista y critico
no lo especifica. es posible que se trate de canti- qué no les ordenan, repetimos, asuntos históricos. nacionales. de costum-
dades en pesos mexicanos de aquella época. bres y tipos. antes que se pierdan y otras generaciones vengan a deplorar
46 Gutiérrez. "Vindicación..:. loe. cit. jueves 7 su falta, acusando a nuestros gobiernos y a nuestra sociedad aaual de
de agosw de 1884.
egoísta e ignorante?46
47 La virulenta respuesta se dio en una serie
de once artículos publicada en La Libertad. Méxi-
co. los dias 12. 19 y 26 de oaubre; 2, 9, 16, 23 y Desde luego, el enjundioso polemista que era Altamirano por nin-
30 de noviembre. y 7, 21. 30 y 31 de diciembre. gún motivo habría de guardar silencio. Respondió -y en qué for-
Véase "La revista artistica del Almanaque caba -
ma-,47 pero desgraciadamente sin abordar el fondo de la cuestión
llero y la Vindicación del señor Gudérrez·. en Al -
tamirano. Obras completas. op. cit. vol. XIV. pp. que planteaba Gutiérrez: la falta de patrocinio al arte "nacional",
202-271. sobre todo en lo relativo a los géneros histórico y costumbrista. En
Alfonso Sónchez Arteche
NUESTRO ACERVO

ese contexto llama poderosamente la atención que sólo un mecenas


se haya propuesto proteger precisamente esta clase de manifestacio-
nes artísticas. Para precisar el origen histórico de las dos composi-
ciones que examinamos. es imprescindible hablar de quien las hizo
pintar. A ese personaje dedicaremos la última parte de este artículo.

TIRCIRA APROXIMACIÓN: EL PATROCINADOR

Las obras que motivan nuestra curiosidad tienen otra semejanza: sus
dimensiones. En tanto que las medidas de E/ descubrimiento del pul-
que son 189 x 230 centímetros, las de El senado de Tlaxcala son 191 x

232.5.48 No se trata de una simple coincidencia, puesto que ambas


piezas parecen haber pertenecido a la "galería de pinturas y de anti-
güedades" que, en tiempos del presidente Sebastián Lerdo de Tejada.
formaba el político, educador y filántropo Felipe Sánchez Solis. El 22 de
enero de 1874, este ilustre personaje del partido liberal escribía una
carta a su compadre y amigo Felipe S. Gutiérrez,49 el pintor viajero ra-
dicado por entonces en Bogotá, sitio en el que se proponía fundar una
academia de arte.so Luego de elogiar los que considera notables ade-
lantos de los gobiernos de la Reforma, Sánchez Solis comunica:

En este año creo que terminará el ornato y quedarán concluidos cuatro


cuadros: la Reina Xóchitl y el Chiconcuauhtli que ya están colocados en 48 Estas medidas pueden ser corroboradas

sus sitios; y en obra. por Rebull, el cuauhtemotzin, y por Pina el Netza- en Museo Nacional de Arre. una ventana al arre
mexicano de cuatro siglos, México, CNCA, 1994, pp.
hualcóyotl, quedando pendientes el Senado de Tlaxcala y los retratos. en
87-88.
grupo de familia, de mis padres. composición que debe ser de usted.S1 49 El pintor hizo publicar el rexro de esta
carta como "Noticias sobre Méjico Isicl" en un pe-
riódico colombiano, cuyos daros ignoramos por-
Sin falsa modestia, el coleccionista declara también:
que sólo se ha conservado el recorre en el
Album del pintor, actualmente en poder de un
A propósito de Bellas Artes diré a usted que la composición comienza con descendiente suyo, el pintor. fotógrafo y maestro
buen éxito a ocupar el talento de nuestros artistas en un género nuevo: de artes plasticas Raúl Arturo Diaz Sanchez, a
quien agradezco el acceso que me ha brindado a
la pintura histórica. Yo tuve la satisfacción de ser el iniciador, mandando
esta valiosa recopilación hemerografica.
hacer J... ] los cuadros de que ya le he hablado; y parece que el estímulo 50 Véase ]OSé Manuel caballero-Barnard, "Gu-
hará que se ilustre nuestra historia con el arte de Rafael. Alejandro Casa- tiérrez y la Academia vazquez de Colombia·. en
rín acaba de pintar la visita de Cortés al templo, cuadro que vendió ya. Arres de México, nurn. 171 , año XX, 1975, pp. 9-14.
51 Véase supra n. 49. He modernizado y co-
Como algunos jóvenes escritores hacen la critica de las pinturas y la des-
rregido la ortografia y la puntuación, para facilitar
cripción de los pasajes representados. acabarán por popularizarse nues- la lectura de los parrafos que transcribo, en parti-
tros héroes y nuestras glorias patrias.S2 cular éste, cuyo original dice: "La galeria de pintu-
ras i de antigüedades mejicanas esta también
mui adelantada. En este año creo que terminara
Ciertamente, no fueron estas pinturas las primeras de genéro his-
el ornato. i quedaran concluidos cuatro cuadros:
.órico realizadas por artistas de formación académica. Ni siquiera po- La Reina Hochitl i el Chiconcuantli que ya estéin
Iría decirse que hayan sido las iniciadoras de la temática indigenis- colocados en sus sirios; i en obra, por Rebull, el
a, pues a los autores comisionados por Sánchez Solís -como ha Cualmrimotzin, i por Pina el Nerzahualcoyotl,
quedando pendientes, el senado de Tlaxcala i los
..;eñalado Fausto Ramirez- les precedieron Gerardo Suárez, de la So-
retratos, en grupo de familia. de mis padres:
ciedad Jalisciense de Bellas Artes. con cuauhtémoc en presencia de composicion que debe ser de usted:
Cortés (exhibido en 1861 ); Luis Coto, con La fundación de México 521bid.
MEMORIA 7

(expuesto en 1863), y josé María Velasco con La caza, cuad ro de cos-


tumbres antiguas mexicanas (presentado en 1864).53
Pero el mérito indiscutible de ser precu rsor de este género pictó-
rico sí corresponde a Sánchez Salís. Así lo han venido seña lando di-
versos historiadores del arte mexicano. a part ir de Ida Rod ríguez
Pram polini, cuando escri bió:

Uno de los pocos particulares que comenzaron, en privado, a coleccionar


objetos de arte prehispánico fue el licenciado Sánchez Salís, descendien-
te de una familia noble azteca, quien encargó para la decoración de su
casa. de estilo indigenista, una serie de cuadros con temas especiales de
leyendas y hechos históricos del mundo precolombino.54

En rea lidad se trataba de un salón "de gusto azteca" donde el


maestro había comenzado a disponer su valiosa colección de piezas
arqueológicas y los cuadros que por entonces comenzaban a pintar
algunos de los más prestigiados pintores egresados de la Academia
de Sa n Ca rlos de México. Au nque la galería no se llegó a inaugurar
formalmente, fue visitada por numerosos literatos y artistas, entre
ellos los cubanos José Martí y Antenor Lescano. quienes publicaron
en un diario de la época sendas reseñas bajo los respectivos seudó-
nimos de Orestes y Pílades.s5 Gracias a este par de artículos.s6 hoy
conocemos con cierto detalle el programa explícito del ant icuario,
así como una somera relación de los objetos y obras de arte que se
hallaban ya instalados en j unio de 1875.
Sin lugar a dudas. destacaba entre ellos el códice zapoteca post-
hispánico que. en honor a su propietario, llevó el nom bre de Sán-
53 Véase Fausto Ramírez, la plóstica del siglo chez SolísY En este y otros "manuscritos aztecas" el cronista aven-
de la Independencia, México, Fondo Editorial de la
turaba su opinión de que "encierran los principales episodios de la
Plastíca Mexicana, 1985, p. 75.
vida de los reyes y arrojan luz sobre el traje de los pobladores. sobre
54 op. cit. vol. 1, p. 155.
55 Véase María del carmen Ruíz castañeda, su arquitectura. sobre sus costumbres. sobre su pintura a la cual
ca talogo de seudónimos, anagramas y otros falta la perspectiva como a la de los modernos chinos". Otras reli-
alias usados por escritores mexicanos y extran-
quias prehispánicas notables eran un espejo de obsidiana en que "se
jeros que han publicado en México. México.
UNAM, 1985, p. 139.
reflejaban la fisonomía de la familia real de México y que era guar-
56 Orestes uosé Martíl. "Boleún - Nada nuevo dado con empeño admirable en el antiguo convento de Santa Brígi-
- Rumor falso - camino de la oposición -Admi- da"; un cetro real "de hechura artíst ica y emi nentemente original, de
nistración actual - junta en la casa del Sr. S<in-
piedra verde"; "huellas para sacrificios" y objetos extraídos del fondo
chez So lis -Artes nacionales·. Revista Universal.
t. X, núm. 133, 12 de junio de 1875 (reproducido
de la laguna de zumpango; "teponaxtlis", chirimías. pipas pa ra fumar.
en José Martí, la clara voz de México, México, Im- collares de coral, vasos de barro y "un anillo de oro de forma origi-
prenta Universitaria, 1953, pp. 60-63), y Pílades nalísima"; así como dos piezas muy llamativas: "un pequeño ídolo
JAntenor lescanoJ. "Boleún - Reunión artística -
que parece arrojar viento por la boca [...] y en el cual creemos adivi-
Museo de antigüedades - Breve ojeada sobre
ellas·. Revista Universal, t. X, núm. 13 7, 17 de
nar a Quetzalcóatl" y una "gran ánfora muy parecida por su figura a
junio de 1875 (reproducido en Rodríguez Pram- las griegas", con gran cantidad de conchas e insectos fósiles adheri-
políní, op. cit , vol. 11, pp. 269-2711. dos a su superficie, y que fue localizada a la orilla de una laguna en
57 véase ·sanchez Solís, Códice· en Enciclo-
el estado de Puebla.5a
pedia de México, 14 vols., México, Enciclopedia
de México-SEP. 1988 , vol. XII, p. 7 145. En cuanto a la sección pictórica de la galería, el mismo boletinista
58 Pílades JAntenor LescanoJ,"Boletín", loe. cit informa que el singular personaje
Alfonso Sónchez Arteche
NUESTRO ACERVO

ha hecho pintar en grandes cuadros los más notables episodios de la his-


toria antigua. Algunos de ellos está n ya terminados. como el Descubri-
miento de/ pulque. que tanta fama ha dado a su autor. José Obregón. y
otros se hallan cerca de su término. como la prisión de Cuauhtemouin
que pinta el señor Rebull . y la deliberación del senado tlaxcalteca des-
pués de la embajada de Cortés. que ejecuta el señor Gutiérrez59

Este párrafo contiene la prueba más evidente de lo que ya decía-


mos: que El descubrimiento del pulque y El senado de Tlaxca/a fue-
ron hechos por encargo del mismo patrocinador. quien planeaba de-
corar con ellos su pequeño museo particular de arq ueología y arte.
Aparte de estos dos óleos. otros cuatro eran considerados para tal
efecto, según la comunicación de Sánchez Solis a Felipe S. Gutiérrez
que hemos transcrito ames. Por desgracia, el Chiconcuauht/i fue ex-
hibido inconcluso por Luis Coto en la exposición de la Academia de
187360 y, no obstante que a principios de 187 4 su propietario lo re-
portaba "colocado y en su sitio",61 no tenemos más noticia acerca
de su paradero. En lo tocante a la Prisión de Cuauhtemotzin, aunque
-como ya se ha dicho-se hallaba "cerca de su término",62 carece- FELIPE S. GUTIÉitltEZ

mos de datos sobre su probable conclusión y destino. Del Nezahua/- Señora Susana Robert de Sóncllez So/is. 1883
Museo Felipe s. Gutierrez. Toluca
cóyotl que se asignó a Pina, ni siquiera sabemos si fue iniciado.
Sólo el "retrato en grupo de familia, de mis padres" es conocido
a la fecha con el titulo Despedida del joven indio o Un joven indio se
despide de sus padres. de Felipe S. Gutiérrez. Este cuadro, calificado
como "claro ejemplo de costumbrismo retrospectivo",63 aunque
tiene fecha de 1875, fue exhibido por primera vez en noviembre de
1881. La explicación incluida en el catá logo respectivo, dice a la
letra:

un joven indio se despide de sus padres para hacer un largo viaje: el


padre, interesado en el feliz éxito de esta jornada, amonesta vehemente-
mente a su hijo a la honradez y al trabajo. La madre tiernamente conmo-
59 /bid.
vida fija sus ojos en los de su hijo para inspirarle va lor y confianza: el
60 vease Romero de Terreros. op. cit.
resto de la familia participa de la m isma emoción. 61 vease supra n. SI.
Los trajes y menaje de la casa corresponden al primer tercio del pre- 62 lbid. Por otra parte. una gacetilla periodisti-
sente siglo. Esta descripción fue presentada con el cuadro; el que perte- ca inFormaba que -el Sr. Rebull tiene ya adelanta-
do un gran cuadro que Formará parte de la galeria
nece al Sr. Lic. Sánchez SolisM
que prepara el Sr. Felipe Sánchez Solis". en Revista
Universal. t. XII. núm. 28. 3de Febrero de 1876.
Se infiere de lo anterior que el episodio representado es de ca- 63 Fausto Ramirez. Apogeo del nacionalismo

rácter biográfico. Reconstruye un pasaje en los primeros años de académico: El arte entre 1877 y 1900. Mexico.
INBA·SEP, S.f., p. 5 .
vida del patrocinador. Y conocer los orígenes de este hombre es ne-
64 Romero de Terreros. op. cit. p. 458.
cesario para entender los motivos íntimos que lo movieron a invertir 65 Según Pilades IAntenor Lescanol. en "Bole-
·más de cien mil pesos"65 en este proyecto, cuando bien podía ha- tin", loc. cit.
66 De acuerdo con Robert J. Knowlton, en Los
berlos empleado en algún ramo empresarial más productivo. por
bienes del clero y la Reforma mexicana. 1856-
ejemplo la compra de bienes desamortizados, como hacían muchos
1875 (México. FCE, 1985, pp. 46-47). entre el 25 de
otros liberales colegas suyos desde que fue expedida la Ley Lerdo.66 junio y el 31de diciembre de 1856 fueron rema-
Pero la elección de temas "históricos" como el encuentro de Xóchitl tados bienes raices por 23 millones de pesos.
MEMORIA 7

y Tecpancaltzin o la deliberación de los tlaxcaltecas. no fue precisa-


67 La cita es de Agustín González Plata
mente algo casual, como se verá más adelante.
(1859-1926), Memorias de mi vida, México, s.e.,
1957, p. 215. Descrito por un contemporáneo suyo, el licenciado Felipe Sán-
68 Sánchez Solis se dirige a Gutiérrez en las chez Salís "era un verdadero tipo de raza indígena pura". Entre otras
cartas que le envía en términos de "muy querido características se indica que tenía "la frente despejada y la negra ca-
amigo y compadre·. Entre los retratos que este
bellera lacia peinada como la de su compadre, el presidente Benito
último dedicó al primero destaca el pertenecien-
te al Museo Felipe S. Gutiérrez de Toluca, erró- Juárez".6 7 Los mejores retratos de don Felipe fueron pintados por su
neamente fechado ca. 1850 (véase Esperanza Ga- también compadre, además de tocayo, Felipe Santiago Gutiérrez.68
rrido et al., Felipe S. Gutiérrez: Pasión y destino. Felipe Sánchez Solís69 había nacido el 1 de mayo de 1816 en un
México. GEM, s.f., p. 73), pues el aspecto del perso-
naje no es el de un hombre de 34 años, sino de barrio del aaual municipio de Nextlalpan, distrito de zumpango, Es·
alguien mucho mayor; probablemente fue pinta- tado de México, en el hogar formado por Juan Guillermo Sánchez y
do hacia 1875, cuando el pintor regresó a México María Antonia SolísJO Su padre, aunque indígena, no se hallaba des-
luego de una ausencia de casi trece años. provisto de medios para atender a su familia. Propietario de tierras y
69 En torno a la biografía de este personaje,
ganado, fue presidente municipal en cinco ocasiones.71 Deseoso de
hasta la fecha he publicado los siguientes artícu-
los: "Felipe Sánchez Solis: Nostalgia por el ayer cursar estudios superiores, Felipe ingresó a los quince años al Cole-
indígena·. en Universidad y Legislación, Tolu- gio de San Gregario en la capital del país, donde concluy ó la carrera
ca, UAEM, núm. 5, mayo-junio de 1985; "Pintores de leyes.7 2
académicos en el Instituto de Toluca·, en Dos
Valles, Toluca. GEM, núm. 6, julio-septiembre de
Su aptitud para la docencia se manifestó desde 1845 , cuando se
1989; "Moral, poesía y erotismo en el México libe- hizo cargo del Gimnasio Mexicano, para la enseñanza de ciencias na-
ral", en Universidad de México, México. UNAM , turales y agricultura. Pero se convertiría en arquetipo del pedagogo
núm. 528-529, enero-febrero de 1995, y "Felipe siendo director del Instituto Literario del Estado de México.73
Sánchez Solis (1816-1882): promotor de cultura y
amigo de José Marti", en La Colmena, Toluca, Entre el 7 de junio de 1847 y el 11 de febrero de 1851 , período en
UAEM, núm. 10, primavera de 1996. que Sánchez Salís lo dirigió por primera vez, este colegio vivió una
70 Aurelio J. Venegas recoge estos datos en El época brillante.74 En su planta de catedráticos figuraban el ya men-
Instituto Científico y Literario del Estado de Méxi-
cionado abogado y escritor Ignacio Ramírez, así como el ingeniero y
co, México, s.e., 1979, p. 55 (ed. facsimilar de la de
1927). luego héroe del 5 de mayo, Felipe Berriozábai.75 Más impresionante
71 Véase Miguel Varela Morales. Monografia es la lista de futuros personajes de la vida pública nacional que allí
Mu nicipal. Nextlalpan. Región //, México, s.e., pasaron. Entre ellos estaban el ya mencionado Altamirano y el tam-
1986-1987, p. 47. bién escritor Juan A. Mateas; los abogados Joaquín Alcalde, Alberto
72 venegas (op. cit . p. 54) afirma que Sánchez
Solis ingresó a San Gregario el 22 de mayo de García y Teodoro 1. Zúñiga; los ingenieros Jesús Fuentes Muñiz y Mi-
1831 y que ahí obtuvo el titulo de abogado el 18 guel Solalinde; los médicos Agustín Licea y Juan Rodríguez; los far-
de octubre de 1843. Por su parte, Enrique Gonzá- macéuticos Gumersindo Mendoza y Enrique Treja; los pintores Gre-
lez vargas (Evolución política y jurídica de/ Estado
gario Figueroa, Leonardo Sánchez Montaña y Daniel Alva, además de
de México, México, s.e.. 1981, p. 8) halló documen-
tos que demuestran que don Felipe se recibió de los malogrados Manuel Mateas, Juan Tzitzilica Fonseca y Pablo Maya,
abogado en el Estado de México el día 1de enero mártires en diversos episodios de la Reforma.76
de 1844. Pero en el llamado "Pestalozzi indígena"77 había una pasión supe-
73 Véase "Discurso del Lic. Felipe Sánchez
rior a la del magisterio. Era diputado local cuando tomó a su cargo el
Solis", en SOlemne distribución de premios de/Ins-
tituto Literario del Estado Libre y SOberano de Mé- citado colegio, que dejó para ocupar una curul federal. Regresó en-
xico, México, s.e., 1848, y Candidaturas al gobier- tonces a la capital, donde cultivaría la amistad del abogado liberal
no del Estado de México. E/ Lic. Felipe Sónchez Benito Juárez,78 cuya carrera política se hallaba por entonces en as-
SO/is. México. s.e.. 1871, pp. 5-6.
censo. El abogado de Nextlalpan obtuvo algunas ventajas de esta cer-
7 4 Sobre la "leyenda dorada" de ese plantel

educativo liberal pueden ser consultadas las mo- canía, mas no las que él hubiese deseado. Fue, entre otros cargos,
dernas fichas biográficas de "Felipe Sánchez secretario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, secretario de
Salís", en la serie de Horado Zúñiga, Ga/eria de Fomento y direaor del Colegio del Estado de Puebla, juez del Regis-
hombres ilustres de/ Estado de México. México.
tro Civil y diputado federal en otras dos ocasiones.79
s.f.; en salvador Sánchez Colin, El Estado de Méxi-
co. Su historia, su ambiente, sus recursos. 2a. ed. No obtuvo nunca una gubernatura o una senaduría, puestos polí-
México, s.e., 1993 (ed. facsimilar de la de 1951), ticos a los que aspiraba, por su lealtad a las causas de la Reforma y
Alfonso Sánchez Arteche
NUESTRO ACERVO

de la República, en el desempeño de comisiones de los jefes libera-


pp. 336-339, y en Rodolfo Garcia, "Liberalismo y
les.80 Pero fracasó una y otra vez en sus intentos por llegar a ser go-
liberales en el Estado de México·. Antología jua-
bernador de su estado natal o bien del de Hidalgo, o al menos sena- rista. México. s.e.. 1972, pp. 58-64.
dor por Puebla, regiones en las que -según sus seguidores- era 75 Véase lsauro Manuel Garrido, ·superiores

·una de las personas más dignamente conocidas", cuyos anteceden- que fundaron el establecimiento en su tercera
época. 1847", La ciudad de Toluca. México. s.e..
tes pondrían de manifiesto "el gran valer de un hombre que ha 1882, p. 40.
mucho tiempo, para bien del país, debería ocupar uno de esos pues- 76 La relación completa de alumnos aparece

tos en que se hacen practicables y fecundas las grandes ideas admi- en ibid.. pp. 49-51, y en venegas. op. cit. pp. 39-43.
77 Agustín González Plata. discípulo de Sán-
nistrativas, sociales y humanitarias".81
chez Salís en 1870, cuando éste dirigía por segun-
Aparte de la política, la mayor afición de Sánchez Solís fueron las
da ocasión el plantel toluqueño. así se refiere a
artes plásticas. Desde sus días de estudiante en San Gregario era co- él, aludiendo al célebre pedagogo suizo juan Enri-
nocida su facilidad para el dibujo con tinta china.82 Esta inclinación que Pestalozzi. Véase Boletín del Instituto Científi-
por las bellas artes lo había llevado a relacionarse con Pelegrín Clavé co y Literario del Estado de México. Toluca. t. 1.
núm. 1. 3de marzo de 1898. p. 6.
y Manuel Vilar. que iniciaron su docencia en San Carlos el mismo 78 No se conoce con exactitud la razón del
año en que se reabrió el Instituto de Toluca.83 A partir de entonces supuesto compadrazgo entre ambos. pero el 22
el vínculo académico entre ambas instituciones fue muy estrecho de mayo de 1863, cuando los invasores se halla-
durante cerca de tres decenios.84 ban a las puertas de la ciudad y el entonces pre-
sidente había tenido que salir apresuradamente
El mecenazgo de Sánchez Solís se inició en 1869, al abrir las puer- de ella. fue Sánchez Salís ~n su calidad de juez
tas de su hogar a un grupo de jóvenes poetas, entre los que se con- del Registro Civil-el encargado de unir en matri-
taban Manuel Acuña, Agustín F. cuenca, Gerardo M. Silva y Agustín G. monio a Manuela juárez Maza con el escritor cu-
Figueroa, y los alentó a formar la Sociedad Netzahualcóyotl. con su bano Pedro santacilia. Véase el acta de matrimo-
nio correspondiente. reproducida por Angeles
apoyo vio la luz un periódico literario que apenas llegó a dos núme- Mendieta Alatorre en Margarita Maza de }ucirez.
ros.8s También en ese año se inició como coleccionista de arte, Epistolario, antología, iconografía !J efemérides.
como demuestra la exhibición de dos cuadros de su propiedad en la México. s.e .. 1972, pp. 59·60.
79 venegas. op. cit. p. 55.
XIV Exposición de Bellas Artes. uno de ellos era una "Vista de la Ala-
80 sus partidarios. que en 1871 hicieron pu-
meda de México, tomada del lado de S. Diego", paisaje original de blicar el folleto de propaganda política candida-
José Maña Velasco;86 el otro era El descubrimiemo del pulque.87 turas... (op. cit.. p. 11) referían que. durante la in-
tstos son algunos de los hechos notables en la biografía del me- tervención francesa. don Felipe arriesgó su vida
para llevar correspondencia de Francisco zarco.
cenas hasta el momento en que decidió establecer su museo parti-
enviada desde Estados Unidos. a Porfirio Díaz.
cular. Dados los antecedentes, es posible aventurar la conjetura de preso en el fuerte de Guadalupe.
que siendo grande su vocación magisterial y su interés por el arte, el 81 lbid., pp. 3-4.

más fuerte impulso de sus acciones era la pasión política. De allí la B2 "Nájera y Sánchez Solís hacían prodigios
con la tinta de China·. rememoraba muchos años
suposición de que fue su proyecto político personal el que inspiró el
después su condiscípulo Antonio Garcia Cubas en
encargo de los dos cuadros que comentamos. El libro de mis recuerdos. México. s.e .. 1905, p.
Del primero es conveniente advertir que la acción se ubica en 416.
Tula, en el actual estado de Hidalgo, cuya erección fue decretada 83 La reapertura de san carlos ocurrió el 6 de
enero de 1847 (salvador Moreno. op. cit. p. 33).
precisamente en 1869,88 año en que fue presentado el cuadro. La
en tanto que la del Instituto Literario del Estado
entidad federativa surgió a iniciativa de un grupo de diputados entre de México se produjo el 7 de junio del mismo
los que se contaba un cuñado del maestro Sánchez Solís, es decir Ci- año (Venegas. op. cit., pp. 11-12). Resulta muy
pñano Robert,89 quien sería secretario de gobierno bajo el mandato significativo que el director del plantel provincia-
no haya respondido, a nombre de los alumnos
provisional de Juan c. Doria.9o Por medio de su familia política, don
de la Academia. los discursos de Clavé y de Vilar
Felipe tenía en esa entidad federativa intereses políticos y también durante un convite organizado para celebrar el
económicos, como socio que fue de una negociación minera en el éxito de la segunda exposición. Véase ·Academia
dístñto de Pachuca, como se verá más adelante. 91 Nacional de san carlos· y "Discursos de los seño-
res Clavé y Vilar·. en El Siglo XIX, México. 25 y 27
Por otro lado, El senado de Tlaxcala, de Rodrigo Gutiérrez, fue con-
de enero de 1850, respectivamente.
duído en 1875, un año después de restablecido en México el Senado 84 Sobre esta vinculación remito a mi artículo
de la República, luego de siete años de intensos debates legislativos.92 "Pintores académicos...", loe. cit
MEMORIA 7

Tenemos fundadas razones para suponer que Sánchez Solís aspiraba a


un escaño senatorial por el estado de Puebla. Ello explicaría la galería
85 El Anáhuoc. Periódico literario ilustrado de
lo Sociedad Netzohuolcóyotl, México, Imprenta de retratos de algunos ex mandatarios de ese estado, que encargó a
del Colegio del Tecpan, núm. 1, 1 de octubre de José Obregón y a Felipe S. Gutiérrez. José Martí, a propósito del retrato
1869, y México, Imprenta Tipográfica de Tomás F. que Felipe S. Gutiérrez hacía de don Juan Gómez. publicó que
Neve, núm. 2, 15 de octubre de 1869. El patroci-
nio de Sánchez dio lugar a un curioso episodio
que reconstruyo en el ensayo "Moral, poesía y el señor Sánchez Solís, el maestro afable, el diputado juicioso. regala al Es-
erotismo..:, loe. cit tado de Puebla, una colección de retratos de sus gobernadores; tiene
86 Romero de Terreros, op. cit. p. 413.
concluidos ya siete retratos y el último es obra de este original pintor Gu-
87 lbid., pp. 410-411.
tiérrez.93
88 vease "Decreto de erección del estado de
Hidalgo· (16 de enero de 1869), en Juan Alberto
Flores Alvarez, Expediente sobre lo división del Es- Meses después el propio Martí recordaría en otro artículo la
todo de México y {ormodón de uno nuevo con el
nombre de Hidalgo, México, s.e., 1986, pp. 201 -
202.
colección con que honrando a otros, se honra a sí mismo el respetable y
89 lbid., pp. 23-28. empeñoso señor Felipe Sánchez Solís. El señor Sánchez ha querido que
90 lbid., pp. 205-206. Puebla tenga una colección de retratos de sus gobernadores; ha reunido
91 vease in{ra n. 99.
a algunos diputados [d]el Estado, ha contribuido con considerables sumas.
92 Los argumentos en favor o en contra de
esta inidativa, que se ventilaban desde la presi- ha dado ocupación fructuosa a nuestros artistas notables, y tiene ya con-
dencia de Benito Juárez, aparecen resumidos y cluidos todos estos retratos que vamos a ver.94
contrastados por León Guzmán en El sistema de
dos cámaras y sus consecuencias, México, s.e.,
Dada la clara preocupación de Sánchez Solís por intervenir en la
1870. Finalmente Lerdo de Tejada logró la refor-
ma constitudonal que restauró la Cámara Alta, política poblana, ya no podemos apreciar el cuadro como la simple re-
aprobada el 12 de noviembre de 1874. vease presentación de un suceso de la conquista de México. Al comitente de
Guillermo Prieto, Lecciones de historio patrio, Mé- la obra le interesaba que su aspecto fuese el de un recinto congresio-
xico, s.e., 1891, p. 431.
nal, donde los excesos demagógicos de una joven Cámara Baja se ve-
93 "Felipe s. Gutierrez·. en Revisto Universal...,
México, t X, núm. 173, 24 de agosto de 1875. rían atemperados por la mesurada sabiduría de los viejos que -el
9 4 ·una visita a la Exposición de Bellas Artes·. nombre mismo de Senado lo indica- suelen componer la Cámara Alta.
en Revisto UniversaL, t X., núm. 296, 28 de di- Al parecer, lo que interesaba destacar a su patrocinador era la
ciembre de 1875.
serenidad con que tres de los senadores (de los cuales no es posi-
95 Antonio de Solis habla de este senado in-
dígena como notable genero de aristocracia, al ble reconocer con toda certeza a Maxixcatzin) escuchan al vehe-
que los tlaxcaltecas habrían llegado luego de que mente anciano ciego que los exhorta, en tanto que una multitud
sus primitivos reyes fueron depuestos como pro- vociferante, encabezada por Xicoténcatl el joven, gesticula en los
ducto de guerras civiles, y ·como el pueblo no se
confusos planos del fondo. El contraste de una Cámara Alta -"Sena-
puede mantener por si, enemigo de la sujeción
hasta que conoce los daños de la libertad, se re- do de Tlaxcala" de muy ambiguas características-,95 cuyos miem-
dujeron a república, nombrando muchos prínci- bros se distinguen por la madurez, la experiencia y el carácter refle-
pes para deshacerse de uno·. vease Historio de xivo, y una Cámara Baja compuesta por jóvenes impetuosos, ague-
lo conquisto de México, México, Porrúa, 1968, p.
rridos, pero también imprudentes, parece marcar la nota dominan-
108.
96 Así se afirma en la nota "Asociación de ar- te del cuadro.
tistas", en Revisto Universal..., México, t X, núm. Se deduce de lo anterior que los móviles del mecenas pudieron no
238, 17 de enero de 1875. haber sido del todo desinteresados. Para completar esta aproxima-
97 vease directorio de El Anáhuoc, e{. supra
ción histórica, sólo nos restaría responder a dos interrogantes: la ubi-
nn. 69 y 85.
98 Para que se levantara el acta de defunción cación física de su domicilio, al cual estaba anexa la galería-museo, así
acudió a testificar un individuo residente en el como el posible origen de los recursos invertidos en este proyecto.
número 14, altos, de la segunda calle de la Adua- La dirección de la familia Sánchez SOiís era la casa número 13 de la
na Vieja, posiblemente su vecino en el momento
segunda calle de la Aduana Vieja (hoy s de Febrero).96 Vivía ahí al
de acaecer el deceso. vease Hugo Aranda Pam-
plona, "La verdad oculta", en El Sol de Toluco, 26 menos desde 1869, cuando abrió sus puertas a la Sociedad Netzahual-
de junio de 1978, p. 3. cóyotl.97 En ese mismo lugar falleció, el17 de septiembre de 1882.98
Alfonso Sónchez Arreche
----------- - - - ----------------~----------------~N~U~
5=T=R~
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~V~O~----------------~

En cuanto al pecunia del mecenas. sabemos que don Felipe tenía


inversiones privadas que le debieron reportar pingües ganancias.
Como director de una asociación de mineros. obtenía parte del pro-
ducto obtenido por la explotación del yacimiento de San Isidro el
Huaü y la Gran Compañia. en el distrito de Pachuca99 Otra fuente de
ganancias para la familia pudo ser una casa de empeños que funcio-
naba en la planta baja de su domicilio. 1oo Suponemos que este nego-
cio debió ser administrado por la señora Susana Robert de Sánchez
99 vease el folleto Minas de S. Isidro el Huaü
Solis. matrona criolla admirablemente retratada por su compadre
y la Gran Compañia en el Mineral del Chico. del
Felipe S. Gutiérrez.101 Partido de Pachuca. México. s.e .. 1856. curioso im-
El mecenas tenia el proyecto de inaugurar su galería en 1877.1 02 preso que forma parte del Fondo Lafragua de la
Sin embargo, los sucesos políticos lo impidieron. Al ascender al poder Biblioteca Nacional.
too ·venta de prendas. El dia 15 del presente
don Porfirio. con quien al parecer sus relaciones no eran del todo
se hara de las cumplidas que existen en el em-
cordiales. don Felipe se refugió en el Museo Nacional de Arqueología peño de la esquina de la 2a. calle del Puente de
e Historia. dirigido por su antiguo discípulo Gumersindo Mendoza.103 la Aduana Vieja, bajos del numero 13". en La Ibe-
Puesto que ambos se preciaban de dominar el náhuatl o mexicano. ria. México. t. v. núm. 744. 3 de septiembre de
1869.
juntos emprendieron la traducción del llamado Códice Chimalpopo-
tO t vea se Esperanza Garrido ec al.. ap. cit. p.
ca.104 El 17 de septiembre de 1882, cuando el entonces presidente 11 3.
Manuel González lo acababa de nombrar cónsul general de México 102 En la carta a Gutierrez que hemos co·

en Uruguay y Bolivia. el maestro Felipe Sánchez Salís falleció viaima mentado, sanchez Solis anuncia: "La inauguración
de mi galeria quiero hacerla el dia del trigésimo
de hepatitis aguda.105
aniversario de la fundación del instituto." La fecha
Es posible que poco después del deceso. sus deudos se despren- fundacional podria nuauar entre el 7de noviem-
dieran de algunas. si no es que todas las piezas. de su colección. Al bre de 1846 (en que se emitió el decreto corres·
menos eso ocurrió con El descubrimiento del pulque. pues Altami- pondiente) y el 7 de junio de 1847 (en que el plan-
tel abrió sus puertas).
rano escribía en 1883 que ya había sido "adquirido" por la Escuela
t 03 vease "Mendoza. Gumersindo··. en Diccio-
Nacional de Bellas Artes. Queda sin resolver la duda que plantea el nario Porrúa. op. cit. vol. 11. p. 1832.
crítico cuando en ese mismo texto afirma sin lugar a dudas que t 04 vease la introducción de Primo Feliciano

"Obregón trabaja actualmente en otro cuadro que hemos visto. y Velazquez a Códice Chima lpopaca. Anales de
cuauhciclcin y Leyenda de los Soles. 2a. ed .. Mexi·
que representa al Senado de Tlaxcala ...". 106 ¿Acaso era una copia de
CO. UNAM. 1992, pp. XII-XIII.
la obra de Rodrigo Gutiérrez que Altamirano creyó composición de tos vease "Otra defunción". en El Siglo XIX.
Obregón por haberlo visto pintando tal réplica? ¿O bien el cuadro México. año XLI. núm. 13300, lunes 18 de sep-
hecho con este tema y del cual habla uno de los boletinistas cuba- tiembre de 1882. El acta de defunción fue locali·
zada y publicada por Hugo Aranda Pamplona. loe
nos mencionados. era distinto del que hoy conocemos? 107
cit
Más lejos no hemos podido llevar nuestra indagación sobre el ori- 106 Altamirano. Obras complews. op. cit. vol.

gen de estos dos cuadros. Si algunos detalles de su intimidad hemos XIV, pp. 191 -192.
t 07 conjetura harto insostenible. puesto que
logrado descubrir. habrá seguramente otros que irán saliendo a la luz.
incluso el editor de este volumen de las obras de
como sería una posible vinculación de los Sánchez Solis-Robert con el
Altamirano (ibid.) introduce la nota aclaratoria: "El
negocio de la introducción y venta de pulque en la capital del país.108 senado de Tlaxcala es obra de Rodrigo Gutierrez."
Pero eso no lo hemos podido comprobar. En cuanto a lo que ha ocu- tos Nos mueve a suponerlo la inquietante
rrido con estas obras de arte desde que pasaron a poder de las insti- noticia que da Garcia Barragan (op. cit. pp. 1422-
1423) acerca de que Jose Obregón practicó el
tuciones oficiales de cultura hasta la fecha. en que pertenecen al acer-
fresco en algunas pulquerias. ·aunque no se co-
vo del Museo Nacional de Arte. eso ya es currículum vitae y lo que nos nozca que asuntos plasmó en ellas·. ¿Quien po-
interesaba era más bien esclarecer la historia oculta de sus orígenes. dria haberlo contratado para tal efecto?

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