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Arché, Filosofía Presocrática

Arché es un (o varios) elemento primordial que serviría de punto de partida para todo el
proceso de creación de los seres naturales. Además de estar presente en todas las cosas, la
arché sería una actividad, una fuerza dinámica que, en conformidad con su forma de acción,
originaría la variedad de los fenómenos naturales.
Según los Presocráticos, todo aquello que existe posee una causa anterior y el establecimiento
de un nexo causal entre los fenómenos naturales constituiría una forma básica de explicación
“científica” de la realidad. Esa cuestión es una de las principales preocupaciones de esos
pensadores y por eso buscan una explicación causal que tenga un carácter regresivo. Cada
fenómeno, por tanto, podría ser tomado como efecto de una nueva causa, que a su vez, sería
efecto de una causa anterior y así sucesivamente, en un proceso sin fin. Sin embargo, eso
invalidaría el propio sentido de la explicación, pues, una vez más la respuesta estaría en lo
inexplicable, en el misterio, luego, en el pensamiento mítico. Para evitar que eso sucediera,
surgió la necesidad de establecer una causa primera, un primer principio o conjunto de
principios que sirviera como punto de partida para todo el proceso racional. He aquí que
encontramos la arché.
En los presocráticos fueron numerosas las respuestas sobre lo que podría ser la arché.
Algunos investigadores afirman que el carácter de crítica a la explicación presentada por un
presocrático más antiguo formaba parte de la tradición entre ellos:

 Tales de Mileto afirmaba que el principio de todo es el agua. Es exactamente a partir


de su observación/sensación sobre los estados de agua que él concluyó en la
posibilidad de la misma transformarse ilimitadamente y de ese proceso se
construyeron las formas de vida más complejas.
 Anaximandro no explica la génesis por el elemento primordial, sino por la separación
de los contrarios en consecuencia del movimiento eterno. Contrarios son caliente y
frío, seco y húmedo, de la misma forma el cosmos, en su conjunto, debe ser producto
de un antagonismo; y como el universo se muestra definido, limitado, determinado
en cada uno de sus componentes, se debe pensar que éste se haya originado y sea
sustentado por un principio diametralmente contrario: el apeiron (ilimitado).
 Anaxímenes decía que todo proviene del Aire y retorna al Aire. “Se diferencia en las
sustancias, por rarefacción y condensación. Através de la rarefacción se convierte en
fuego; condensándose, viento; después, nube e incluso también agua, después tierra,
después piedras y las demás cosas provienen de ellas. También él hace el eterno
movimiento por el cual se da la transformación”.
 Heráclito parte del principio de que todo es movimiento, y que nada puede
permanecer estático Panta rei o “todo fluye”, “todo se mueve”, excepto el propio
movimiento. El devenir, el cambio que sucede en todas las cosas es siempre una
alternativa entre contrarios: cosas calientes se enfrían, cosas frías se calientan; cosas
húmedas se secan, cosas secan se humedecen, etc. La realidad sucede, entonces, no
en una de las alternativas, puesto que ambas son apenas parte de una misma realidad,
pero sí en el cambio o, como él llama, en la guerra entre los opuestos.
 Empédocles decía que no hay nacimiento ni muerte para ninguna cosa, sino
solamente composición y disociación de los elementos compuestos: tierra, agua,
fuego y aire. Pero son dos fuerzas fundamentales las responsables por el
mantenimiento del universo – EL AMOR que unía los elementos (raíces) y el ODIO
que los separaba.
 Pitágoras consideraba la esencia, el principio fundamental que forma todas las cosas
en el número. Los pitagóricos no distinguen forma, ley y sustancia, considerando el
número y la unión entre estos elementos. Cada figura geométrica y, por lo tanto, cada
cuerpo existente, puede ser pensado como una cantidad finita de elementos de base
unitarios: los números. Todo puede ser cuantificado a partir de ellos.
 Parménides afirmaba que la arché podría ser comprendida a partir de tres puntos: el
mundo sensible es una ilusión; una movilidad en el Ser; el Ser es uno, eterno, no
generado e inmutable.
 Demócrito admite que todo lo que existe está compuesto por elementos indivisibles
llamados átomos.

Los Filósofos Presocráticos


A comienzos del siglo VI a. C. se produjo una auténtica revolución intelectual en las colonias
griegas de Asia Menor, donde las tradicionales explicaciones del mundo basadas en los mitos
dejaron paso a formas de pensamiento fundamentadas en la razón

La filosofía de la naturaleza
La observación de la naturaleza y la búsqueda de su fundamento o sustento último fue el primer motivo
de la reflexión filosófica. Esta filosofía física o de la naturaleza surgió en la ciudad de Mileto, en Jonia,
y entre sus representantes destacan:
 Tales de Mileto, para quien el origen o principio de todo (arjé) estaba en el agua. Viajó a Egipto
y realizó diversos descubrimientos astronómicos y geométricos.
 Anaximandro de Mileto (610-547 a. C.), que encontró el «principio y elemento de las cosas
existentes»: el apeiron, algo indeterminado, impreciso, que sólo se determina cuando se concreta
en las múltiples apariencias del mundo.
 Anaxímenes (h. 588-524 a. C.), vivió también en Mileto y vio en el aire el fundamento de las
cosas. Estudioso de los astros y la naturaleza, entendió que las formas más o menos densas de ese
aire o vapor que configura el cosmos son la causa de los distintos fenómenos de la realidad.

Ruinas de Mileto. Las ciudades griegas de Asia Menor, como Mileto, Éfeso, Clazómenas y
Halicarnaso, fueron la cuna de la filosofía occidental.

La unidad del universo y el ser


 Siguiendo la búsqueda de ese fundamento común del universo, Jenófanes de Colofón, nacido
hacia el año 570 a. C., afirmó por vez primera la unidad de todas las cosas y señaló como
principios la tierra y el agua. Fundador de la escuela de Elea (en el sur de Italia), fue un crítico
de la sociedad y la religión, y su relativización de las creencias constituyó un importante paso en
el avance del pensamiento racional.
 Parménides, nacido hacia el 540 a. C. en Elea, se aparta del espíritu de observación de los
filósofos de Mileto y busca en el orden ideal la permanencia del ser. De este modo, al rechazar
las apariencias captadas por los sentidos y afirmar el carácter completo, inmóvil e infinito del ser
como única realidad, identificada con el pensamiento, Parménides inicia la
corriente metafísica de la filosofía.
 Frente a esta idea de la permanencia del ser, surge el pensamiento de Heráclito, nacido en la
segunda mitad del siglo VI a. C. en Éfeso, al norte de Mileto. Para él el universo no tiene
permanencia, sino que se halla en un constante proceso de transformación o flujo. Heráclito vio
en el logos (término griego que significa ¿palabra, pensamiento o razón¿), el elemento común que
une a los hombres entre sí y con la naturaleza.

El atomismo
 Muy interesante como anticipación de la física moderna es la teoría de los átomos fundada
por Leucipo, nacido la segunda mitad del siglo VI a. C. en Mileto o en Elea. Afirmó que la
realidad física está compuesta de átomos, partículas indivisibles, diminutas e infinitas que se
mueven constantemente en el vacío.
 Demócrito, nacido en Abdera hacia el año 470 a. C., sostuvo que el ser de Parménides, inmutable
y eterno, consistía en infinitos seres, los átomos («lo que no puede dividirse más»), con los que
podía explicarse el mundo de la experiencia y el nacimiento, la multiplicidad y el perecer de las
cosas.

A principios del siglo XX, el investigador alemán Hermann Diels publicó una obra fundamental: Los
fragmentos de los presocráticos

Pitágoras y las matemáticas


Pitágoras nació en torno al año 570 a. C. en Samos, aunque estableció su escuela en Crotona. Sus
seguidores, los pitagóricos, formaban una especie de secta en la que se mezclaban los rituales y
prácticas secretas con la convivencia comunitaria, la investigación científica, la enseñanza (con
preceptos muy rigurosos) y la actividad política.
Pitágoras creía que la armonía de las esferas celestes, determinada mediante relaciones entre
números, constituía el auténtico fundamento de la realidad. De hecho, está considerado como el padre
de las matemáticas, y a pesar del halo de misterio que los rodeaba, los trabajos matemáticos de los
pitagóricos, entre los que destaca el conocido teorema de Pitágoras, constituyen auténticas
aportaciones científicas.
Influidos por los cultos mistéricos de Orfeo, los pitagóricos creían que el alma es inmortal y
transmigra de unas especies a otras, que lo que ha sucedido vuelve a repetirse periódicamente y que
todos los seres vivos están unidos por lazos de parentesco.

El amor y la inteligencia
Poco antes de la aparición de los dos grandes filósofos de la época clásica, Platón y Aristóteles,
destacan por la novedad de sus ideas otras dos grandes figuras del pensamiento griego:
 Empédocles (490-430 a. C.) se interesó por la observación de la naturaleza y realizó hallazgos
científicos, como la relación entre el aire y la sangre en la respiración o el hecho de que la luz
necesita un tiempo para viajar desde el Sol a la Tierra. Formuló la teoría de los cuatro
elementos (aire, fuego, tierra y agua), que constituyen «las raíces de todo», y afirmó que el amor
y el odio son las fuerzas que mueven el mundo.
 Anaxágoras (nacido hacia el año 500 a. C. en Clazómenas, Asia Menor), introdujo la filosofía
jonia en Atenas y fue procesado por impiedad al sostener que «el Sol es una masa de piedra
incandescente». Su teoría más original fue la del principio de orden conocido
como nous (inteligencia), una especie de amor, como el de Empédocles, pero de naturaleza
intelectual, que organiza el cosmos.

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