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El sol constituye una ingente fuente de energía limpia y sostenible, sin emisiones tóxicas
contaminantes o emisiones de gases invernadero.
Los potenciales impactos medioambientales asociados a la energía solar, por nombrar algunos como
el uso del suelo y pérdida de hábitats, el uso de agua así como el uso de materias primas peligrosas
en la fabricación de paneles y otros componentes de las instalaciones solares, varían mucho en
función de la tecnología empleada para aprovechar la energía del sol. Así por ejemplo, no es lo
mismo el impacto de la tecnología solar fotovoltaica que el de una planta de concentración solar
térmica.
También el tamaño de una instalación juega un importante papel. Las instalaciones solares pueden
ser tan simples como un panel solar situado en la cubierta de una casa. Pero también es cierto que
existen grandes huertos o explotaciones solares, cuyo impacto en el medio ambiente es lógicamente
mucho mayor.
A continuación iremos explicando los diferentes impactos ambientales que subyacen en los sistemas
fotovoltaicos.
Suelos
La pérdida de suelo provocada por los parques es permanente durante la vida útil de los mismos. Se
debe considerar también la ocupación por las instalaciones anexas a la planta solar fotovoltaica y el
tendido eléctrico.
Hay que realizar un estudio ambiental que pondere el uso de tierras a la producción de energía.
Intentando descartar siempre aquellas de gran potencial agrícola a favor de otras con menor
capacidad biológica.
Las posibilidades de contaminación del suelo durante la fase de construcción o funcionamiento son
escasas si se toman las precauciones necesarias durante la implantación y las labores de
mantenimiento. Se deben también extremar las precauciones en la nivelación de los suelos de
los parques, con el objeto de preservar la capa de tierra fértil para el acondicionamiento posterior
de toda la instalación.
La ocupación del suelo motiva, en muchos casos, la desestructuración de los mismos y la pérdida de
la cobertura vegetal. Este proceso motiva que se favorezcan procesos de erosión y en consecuencia
pérdida de suelo. La realización de siembras y la realización de labores de mantenimiento adecuadas
evitan eficazmente este problema.
Paisaje
El paisaje, es un factor ambiental de primer orden y es el aspecto ambiental sobre el que más incide
este tipo de energía, y que tiene más difícil corrección cuando las plantas solares se instalan en
medios rurales o en escenarios naturales de especial valor.
Para una correcta implantación de los parques solares se debe considerar este factor y evitar romper
dentro de lo posible la armonía con el entorno circundante. Las placas solares, dada su composición
y características, son difícilmente integrables en un entorno sin construcciones; y los reflejos de este
tipo de estructuras son visibles a grandes distancias en muchas ocasiones.
Deben de tenerse en cuenta también a efectos paisajísticos todos los elementos auxiliares a este
tipo de plantas, tales como transformadores y líneas eléctricas asociadas. En huertos solares de gran
envergadura o en aquellos alejados de las redes de suministro, la línea al punto de enganche tiene
un impacto visual cuya importancia es comparable a la del mismo parque. En muchos casos la mayor
altura de las torres hace que sean visibles desde puntos más distantes y las características de estas
estructuras tampoco se mimetizan fácilmente con el medio ambiente. Se deben
establecer alternativas y medidas correctoras que reduzcan el impacto paisajístico de este tipo de
estructuras anexas sobre el medio. La elección de materiales y colores para los postes, y en casos
extremos el soterramiento de las líneas son medidas correctoras a tomar para la integración de
estas estructuras con el medio.
En algunas comunidades autónomas los estudios de integración paisajística son necesarios para
desarrollar proyectos solares, y en los estudios de impacto ambiental el paisaje debe de ser
contemplado como un elemento preponderante en este tipo de proyectos.
Flora
Fauna
Aunque se cita con frecuencia que los parques solares no tienen un impacto apreciable sobre la
fauna, se debe tener en cuenta que los grandes parques o el efecto sinérgico de varios situados en
las proximidades, pueden afectar a la cadena trófica desde sus eslabones básicos deteriorando el
ecosistema. Tienen los huertos solares especial influencia sobre las especies que nidifican en
superficie sobre terrenos de secano, barbecho o pastizal que son utilizados frecuentemente para la
instalación de los parques.
En la producción del panel solar se produce un gasto energético que genera residuos, como
partículas de NOx, SO2, CO2 etc. Esto se debe a que la energía utilizada en la fabricación del panel
solar tiene su origen en la mezcla de fuentes energéticas convencionales del país de fabricación. Sin
embargo, podemos afirmar que la emisión de estas sustancias debida a la fabricación de paneles
solares es reducida, en comparación con la disminución en la emisión de sustancias de este tipo que
supone la producción de electricidad por medios fotovoltaicos, en vez de con fuentes
convencionales de energía. Un ejemplo de esto es que la producción de la misma cantidad de
potencia hora por año en una moderna y eficiente central térmica de carbón, supone la emisión de
mas de 20 veces el CO2 que si la producción de la misma cantidad de energía se realizara mediante
módulos de Si mono o policristalino fabricados en pequeña escala. La producción de electricidad
mediante paneles solares de Si mono o policristalino fabricados en gran escala, disminuye aún más
la emisión de CO2, llegándose a reducir hasta cerca de 200 veces la cantidad de CO2 emitida
respecto a una central térmica de carbón. La proporción de entre 100 y 200 veces menos cantidad
de residuos se mantiene favorable a la ESFV cuando se analizan las emisiones de NOx, SO2
producidas por una central térmica de carbón.
Para el caso de las células con CdS y CdTe, se estima que se precisan menos de 200 kg de compuestos
de Cadmio para producir 2 MW anuales de células solares de esta tecnología. A efectos de
comparación, hay que considerar que la producción mundial de Cd se sitúa en 20000 TM, teniendo
por tanto la producción de células solares de esta tecnología un impacto ambiental muy reducido.
Como comparación podemos señalar que mientras las pilas de NiCd están constituidas por un 15 %
de su peso en Cd, 1 kW de paneles solares (de tecnología Apolo) contendrá 80 g de Cd en forma de
CdS y CdTe (nunca de Cd puro), es decir menos de un 0,1 % en peso. Al final de la vida útil de estos
módulos, se plantea la posibilidad del vertido en depósitos controlados pues, según normas de los
USA y de la CE, estos paneles serían considerados como un residuo no peligroso. Sin embargo resulta
aconsejable poner en funcionamiento los procesos de reciclado ya plenamente identificados,
aunque no puestos en práctica. Otra tecnología de lámina delgada, denominada de células CIS
supone un contenido aún menor de Cd que en las células de CdTe, reduciendo su contenido en dos
ordenes de magnitud respecto a estas.
Los paneles fotovoltaicos de capa fina contienen una mayor número de sustancias tóxicas respecto
a los paneles de silicio tradicionales. En su fabricación se emplean arseniuro de galio, diseleniuro de
cobre-indio-galio, y teluro de cadmio. Si no se manejan y se desechan apropiadamente, estas
sustancias químicas pueden ocasionar un serio problema de contaminación ambiental y amenazar
la salud pública.
Uno de los principales impactos, es el efecto sobre los ecosistemas ocasionados por el cambio de
uso del suelo y los disturbios ocasionados durante la construcción de grandes plantas. Estos
impactos son típicos de cualquier obra ingenieril del mismo tamaño. Pueden ser mitigados con un
cuidadoso y correcto planeamiento y ayudando a que se reestablezca la biodiversidad previa en el
lugar, para recuperar la biodiversidad del área se puede trasladar la fauna y en caso de que no se
pueda mover la flora, se la puede criar en viveros para una vez que las obras fueron finalizadas, las
plantas puedan colonizar nuevamente la distribución espacial que ocupaban con anterioridad. Una
vez que la planta está lista y empieza a funcionar como captadora de energía solar, se puede
compartir el suelo con otros usos diferentes.
En regiones muy cálidas y secas, la sombra provista por la suma de celdas fotovoltaicas puede
ayudar a mantener la humedad del suelo y reducir la transpiración de las plantas produciendo un
efecto beneficioso sobre la productividad del suelo. Aunque también grandes emprendimientos
pueden ocasionar un efecto significativo en áreas ecológicamente sensibles.
Impactos de la etapa de Desarme de una planta de obtención de energía por medio de celdas
fotovoltaicas
En esta etapa, la disposición final de las celdas CdTe puede suponer un riesgo a la salud publica
basado en la alta toxicidad del Cadmio, si la disposición o el reciclaje no se realizan de acuerdo a la
legislación de tratamiento de residuos peligrosos en plantas habilitadas.
Sin embargo el cadmio está presente en las celdas fotovoltaicas en concentraciones muy pequeñas
(aproximadamente 10 gramos por m2) y además se encuentra en forma insoluble y con baja
posibilidad de bioacumulación, por lo que los niveles de lixiviación en el caso de que estos residuos
sean dispuestos en rellenos, se espera que sean bajos.
La compacidad de los sistemas en hilera y su menor altura aproximan estas instalaciones a la textura
continua y horizontal, asemejándose a otros componentes del paisaje como el agua, mientras que
la discontinuidad y mayor altura dominante en los de seguidores aislados toma al árbol como
referencia. Las instalaciones en hilera sobre morfologías de terreno accidentadas suelen seguir las
curvas de nivel, consiguiendo una buena adaptación.
En las instalaciones de hileras continuas, su longitud viene determinada tanto por factores
mecánicos como productivos. La altura de las hileras es por lo general de escala inferior a la humana
y se conforma a modo de atril que permita la inclinación de los paneles o la conformación del eje
horizontal, en caso de sistemas con seguimiento. En el caso de los seguidores aislados, su escala
esta siempre por encima de la humana; en general oscila entre los 3-4 metros y los 15-18 metros de
alzada.
El color característico de estas estructuras es el metálico de tonos grises, tanto sean el acero
galvanizado como el aluminio los materiales empleados, evocando elementos industriales.
El impacto sobre el paisaje de las instalaciones fotovoltaicas atiende a dos criterios: la afección sobre
la calidad del paisaje donde se ubique y la alteración que produzca en las vistas existentes en su
entorno. Respecto al primer criterio, el posible impacto es proporcional a la calidad del paisaje. En
paisajes de alto valor, una intervención de esta naturaleza queda, en principio, desaconsejada; por
el contrario, en paisajes degradados, la ubicación de este tipo de instalaciones puede contribuir a
su recuperación paisajística. En el resto de paisajes el signo del impacto vendrá dado en buena
medida por la calidad del diseño de la instalación y su capacidad para integrarse en el paisaje e
incluso para mejorarlo, aunque en principio el signo será negativo, ya que, por su localización en
espacios rurales, suponen un drástico cambio en los usos del suelo. La ausencia de tratamientos
formales de estas instalaciones, sometidos a la eficiencia productiva, condiciona en gran medida su
posible percepción positiva.
El segundo criterio, su incidencia en las vistas, implica analizar distintos parámetros visuales, como
las cuencas visuales o la incidencia visual, es decir, el número de potenciales observadores, así como
la posible alteración de las vistas o perspectivas de calidad existentes. La intensidad del impacto
visual estará en función de dos variables: las características de la planta fotovoltaica, sobre todo sus
dimensiones, y la distancia a la que se produzca la observación. Incluso su signo, negativo a corta
distancia, puede modificarse a gran distancia, debido a las similitudes fisonómicas que puede
adoptar con otros componentes del paisaje percibidos positivamente, particularmente las masas de
agua. Por el contrario, otros posibles parecidos fisonómicos refuerzan el signo negativo del impacto,
como ocurre con los invernaderos o las naves industriales, excepto donde estos afloren de forma
masiva.
Una instalación fotovoltaica posee unas determinadas características genéricas que les confieren un
elevado protagonismo paisajístico. En primer lugar, su reflectancia, que la hace visible desde
distancias lejanas; en segundo lugar, sus dimensiones, que a veces suman decenas de hectáreas; en
tercer lugar, la singularidad tipológica de sus componentes y su particular organización interna. En
cualquier caso, el impacto paisajístico puede producirse tanto por la interacción de distintos factores
y componentes como por la relevancia visual que adquiera alguno de ellos. En las siguientes líneas
se analizan de forma más detallada los diversos factores que intervienen en el impacto paisajístico
de las instalaciones fotovoltaicas.
E) CONCLUSION
La mayoría de los potenciales impactos ambientales asociados a las celdas fotovoltaicas son
moderados (si se asume que se trabajará con una buena gestión ambiental). La excepción a esto la
da el impacto visual generado por grandes emprendimientos, pero como se mencionó
anteriormente las pequeñas placas y las que se encuentran incorporadas a techos o fachadas de
edificios, reducen considerablemente este impacto visual.
Tabla 2: Resumen de los principales impactos ambientales de emprendimientos fotovoltaicos
F) BIBLIOGRAFIA
https://www.ecologistasenaccion.org/?p=10057
http://www.energiasrenovablesinfo.com/solar/impacto-medioambiental-energia-solar/
http://www.quimtiamedioambiente.com/blog/paneles-solares-impacto-medio-ambiente/
http://www.allpe.com/documentos/estudio-de-impacto-ambiental-y-plantas-solares-
fotovoltaicas/