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Evidencia 4:
Cómo afectan las redes sociales las relaciones interpersonales.
PRESENTADO POR.
PROFESORES:
Las redes sociales nos dan la libertad de comunicarnos con nuestros seres
queridos, cuándo y dónde queramos. Sin embargo, por culpa de ellas un tercio de
las personas a nivel mundial se comunica cada vez menos cara a cara con sus
seres queridos.
Muestra de ello es que el 21% de los padres de familia admite que las
relaciones con sus hijos se han dañado como resultado de haber sido vistos
en una situación comprometedora en redes sociales.
El documento apunta que las relaciones con la familia, amigos y colegas están
cambiando a medida que la gente se comunica menos cara a cara, como
resultado de las redes sociales.
Sin embargo, Astrid Carolus es enfática al señalar que “la comunicación digital no
puede reemplazar a la comunicación cara a cara, al menos no siempre y no
completamente”.
“La comunicación digital es menos rica en lo que se refiere a canales sensoriales
involucrados, lo que resulta en una disminución de la experiencia sensorial",
advierte la doctora Astrid Carolus.
Como parte de esta investigación se identificó que, aunque los medios sociales
pueden ayudar a facilitar los canales de comunicación y acercar las zonas horarias
y las barreras que supone la distancia, no siempre hacen felices a las personas.
“La búsqueda de los ‘me gusta‘ y la validación social lleva a la gente a compartir
cantidades cada vez mayores de información privada en las plataformas de
medios sociales, poniendo así en riesgo no solo a sí mismos, sino también a sus
amigos, familiares y colegas”, advierte el documento.
El mundo de las redes sociales parece que nos envuelve a todos y es difícil
escapar, puesto que aquellos que desean separarse de los medios de
comunicación social tampoco pueden hacerlo con facilidad.
Una de sus principales barreras para hacerlo es el miedo de perder una vida de
recuerdos digitales, incluyendo fotos e interacciones, lo cual puede dificultar la
toma de esa decisión.
Aunque las personas se comunican menos cara a cara, casi la mitad de los
encuestados cree que la calidad de sus relaciones no se ve en lo absoluto
afectada y es aún mejor como resultado de estar conectado en línea con sus
seres queridos.
La doctora Astrid Carolus advierte que aunque parece que la calidad de nuestras
relaciones está mejorando, la gente no siempre puede evaluar objetivamente
sucomunicación en línea.
A través de las redes sociales, es posible establecer relaciones entre personas que, en otro
contexto, nunca llegarían a cruzar una sola palabra en el mundo real, o en lo que hace sólo
un par de decenios era el mundo real, cuando los jóvenes se comunicaban cara a cara y
organizaban fiestas a las que se invitaban unos a otros, bien directamente o bien por correo
postal o a través de llamadas telefónicas, para luego, una vez reunidos ser presentados a
personas hasta entonces desconocidas, ampliándose así los respectivos círculos de
amistades. De un modo diametralmente opuesto, en la actualidad, una simple invitación a
través de Facebook o Twitter permite convocar a cientos o miles de personas sin necesidad
de que se hayan visto previamente mas allá de la pantalla de un ordenador o de su
smartphone.
Se podría responder a esta pregunta tanto afirmativa como negativamente, pues mucho
antes de que existieran las redes sociales creadas y reguladas a través de dispositivos
informáticos, ya existían otro tipo de redes y modos de comunicarse e interaccionar los
individuos entre sí; es mas, siempre han existido redes desde el momento en que un grupo
de amigos o conocidos han decidido reunirse para practicar un deporte, ir a una fiesta,
estudiar en casa de alguno, escuchar música, o también, relacionarse en el contexto de la
familia, ese grupo primigenio con el que, desde tiempos remotos, el ser humano se ha
sentado alrededor de una mesa tanto para comer como conversar, ampliándose el número
de participantes en conmemoraciones especiales y fechas señaladas por la tradición de cada
grupo según sean sus hábitos culturales.
La diferencia fundamental entre las viejas y las nuevas redes sociales (entendiendo como
tales los mecanismos de interrelación humana) se encuentra la inmediatez y la virtualidad
que éstas últimas aportan, así como la posibilidad de interaccionar y de convertir a cada
miembro del grupo no sólo en receptor de información sino también en generador de la
misma.
Ventajas
Tal vez la primera ventaja atribuible a las redes sociales sea la ayuda que suponen para
acabar con el aislamiento al que se ven abocadas muchas personas y comunidades,
bien por sufrir una minusvalía que los mantiene inmovilizados en sus casas o bien por
el aislamiento geográfico propio del ámbito rural o de determinadas zonas de difícil
acceso. Gracias a estas redes, millones de individuos pueden hoy acceder a servicios
y a hobbies así como pertenecer a comunidades hasta hace bien poco impensables
para ellos.
Facilitar la comunicación y el establecimiento de lazos entre personas con intereses,
necesidades y preocupaciones comunes.
Mantener un contacto próximo y frecuente con familiares y amigos sin que la
distancia sea un impedimento
Importantes ventajas aplicables al ámbito académico y laboral como la posibilidad
de acudir y participar en eventos y conferencias (a veces en otros países) sin necesidad
de desplazarse; acceder a oportunidades laborales; realizar estudios a distancia, etc.
Posibilidad de movilizaciones colectivas solidarias en casos de emergencias por
desastres naturales, conflictos bélicos, marginación de colectivos y tantas otras
situaciones en las que las redes sociales permiten comunicarse simultáneamente a
miles (incluso millones) de personas en muy poco tiempo.
Inconvenientes
Peligro de desvirtualización de la calidad de las relaciones humanas al quedar
sustituido el contacto físico-real por la relación virtual que supone relacionarse a
través de una pantalla. En cualquier caso, este inconveniente podría contemplarse
como una ventaja en forma de ajuste creativo en determinadas
circunstancias (como soledad, personas con carencias de habilidades sociales para
relacionarse) en las que en lugar de quedarse sólo y aislado el individuo, pueda
experimentar la sensación de que “siempre existo para alguien” aunque sea sólo a
través de una presencia virtual.
Dificultad en la capacidad para administrar el tiempo (las horas suelen ser más
cortas ante la pantalla de un ordenador) y peligro de que el uso de las redes sociales se
convierta en una adicción.
Riesgo de deterioro de las esencias definitorias de las relaciones humanas como
consecuencia del cambio cultural impuesto por los avances tecnológicos.
Posibilidad de perder la privacidad al manejar inadecuadamente los datos que se
introducen en las redes sociales; se incluye en este apartado la eventualidad de ser
engañado por alguien que crea una falsa identidad o que suplanta la de otra persona o
incluso la nuestra.
Peligro de caer en manos de redes criminales que, a través de los datos facilitados a
una red social, incurran en delitos como por ejemplo la pornografía infantil.
Es habitual encontrarse en las terrazas de las cafeterías con grupos de jóvenes sentados a
una mesa, sin mirarse entre si y pendientes de la pantalla del dispositivo móvil que cada
cual sostiene en sus manos, un comportamiento que desvirtúa lo que debería ser una
interrelación humana saludable y que ha puesto en guardia a sociólogos, psicólogos y
psiquiatras por el peligro que entraña tanto para la salud mental individual como colectiva.
Aunque, aparentemente, participar en redes como WhatsApp o Facebook ayude a
comunicarse a ciertas personas tímidas o con baja autoestima, no es menos cierto que
también puede incentivarlas a rehuir de los contactos reales para contentarse con el
anonimato de la virtualidad, circunstancia más fácil de soportar que el esfuerzo que
supone afrontar una relación real.
La frecuencia con que muchos usuarios consultan las redes sociales (varias veces por
minuto en algunos casos) repercute negativamente en la concentración requerida para el
trabajo o los estudios propiciando un abandono de las responsabilidades.
La consecuencia negativa más frecuente debida a un mal uso de las redes sociales, es
la conducta obsesivo-compulsiva que puede generar en quienes viven permanentemente
pendientes de los avisos que suenan en sus teléfonos o tablets y sienten la necesidad de
responder a los mismos independientemente de que estén solos o acompañados, vayan
andando o, lo que puede ser mortalmente peligroso, conduciendo un automóvil.
El usuario compulsivo de las redes sociales presenta un “temor a estar desconectado” que
le genera la necesidad adictiva de estar permanentemente activo en las redes. A esta
situación se le denomina FOMO, acrónimo del inglés “fear of missing out” que traducido
al español significa “miedo a estar fuera” o “miedo a perderse algo” (reuniones, eventos,
conciertos, cenas…) y que se manifiesta como una ansiedad a que algo muy interesante
pueda suceder mientras se está desconectado.
Otra situación patológica, consecuencia del mal uso de las redes sociales, es la ansiedad que
genera la envidia que ciertos usuarios compulsivos experimentan al ver publicaciones de
amigos (reales o virtuales) que exhiben un bienestar al que ellos no tienen acceso (viajes,
compra de un aparato tecnológico de última generación, anuncio de eventos como tener
pareja o ir a contraer matrimonio…). Además de envidia, estas situaciones pueden
ocasionar sentimientos de frustración, tristeza y depresión por la tendencia a idealizar la
vida de los otros (quienes tal vez la inventen o sólo muestren una parte de ella) y
mortificarse al darse cuenta de que se carece de posibilidades de ser como ellos.
Un estudio realizado por Larry Rosen, profesor de psicología de la Universidad Estatal de
California, llega a la conclusión de que los adolescentes que frecuentan Facebook presentan
más tendencias narcisistas (en términos de la Terapia Gestalt hablaríamos de egotismo
neurótico, es decir de una fobia al contacto, al vínculo) que el resto de la población, así
como también que los adultos jóvenes adictos a esta red social son más propensos a
manifestar ciertos problemas psicológicos como un comportamiento antisocial.
También la frecuentación excesiva de Facebook puede distraer en los estudios y repercutir
negativamente en el rendimiento escolar y el aprendizaje.
Conclusiones
Sin duda, nuestra vida es más fácil, y por que no decirlo, mejor, gracias a las nuevas
tecnologías de comunicación (NTC) y a los dispositivos que nos permiten acceder a
Internet y a las redes sociales, pero, consideremos que estos avances tienen también
aspectos perjudiciales que han dado lugar a la aparición de ciertas patologías psíquicas
derivadas de un mal uso de estas tecnologías.
Es obvio que las NTC han modificado el patrón de las relaciones humanas convirtiéndolas
en más impersonales y, en cierto modo, más inadecuadas.
El mejor ejemplo de esto que puedo dar es esa situación que vivo yo, gracias a la
tecnología que nos da la red suelo jugar bastantes video juegos en la red y esto
provoca que cuando las personas a mí al redor se acercan a hablarme no tienen la
atención suficiente de mi parte ya que por instinto los dejo aislados a un casi
ignorado estado de concentración en donde mis respuestas para las personas que
me están hablando físicamente y presencial son muy vacías y en el peor de los
casos no tienen nada coherente con respecto a la pregunte que me hayan
formulado.
Es por esto que pienso que es malo depender del mundo moderno por asi llamarlo
ya que nos desconecta y nos quita tiempo valioso para compartir con nuestras
verdaderas familias y amigos, no digo que este mal usarlo pero si es bueno
modular o controlar la frecuencia de uso de esta tecnología y si es necesario evitar
usarla en presencia de nuestros seres queridos para valorar su compañía y
prestar la atención justa de nuestra realidad.
“Un minuto que pierda en la red es un minuto que nunca volveré a tener al lado de
mi familia”
En resultado con mi propia critica digo que este mundo moderno hay que usarse
con mucha responsabilidad y siendo consientes de que asi como nos abre
oportunidades también nos quita tiempo valioso.