You are on page 1of 1

Aun a riesgo de parecer un acosador y con el fin de sacarte de una vez por todas de mi cabeza, te escribo

esta carta.

Ya sé que tu whatapp está a rebosar de mis mensajes, que tu perfil de Facebook ha duplicado este mes
las visitas, y que tu teléfono no para de sonar con mis llamadas. Al menos así era hasta ayer, hoy ya todo
eso se acabó. Temiendo por mi salud mental me he prometido a mí mismo darte una semana de tregua,
aunque no sé realmente si te la estoy dando a ti, o a mí mismo. Me di mi palabra de que no habría más
mensajes, ni llamadas, ni consultas de estado, durante al menos siete días, y así tener una oportunidad
de recabar datos para poder analizar si mis sentimientos por ti son correspondidos.

Pero esta mañana, cuando mis pensamientos se amontonaban sin nadie más que yo que los escuchara,
he caído en la cuenta de que no me dije nada de una carta, eso quedó fuera del trato, así que aquí estoy,
con papel y lápiz, dispuesto a decirte las cosas tal y como las siento, como se solía hacer antiguamente,
sin rodeos, ni ironías, sin disimulos o eufemismos. Porque siento que mi cabeza va a estallar de tanto
pensarte y es totalmente necesario darle una vía de escape que me alivie esta presión.

Estoy dispuesto a contarte todo lo que llevo dentro, para que tengas las cosas claras y sin ningún atisbo
de dudas puedas tomar una decisión antes de que se cumpla el plazo, el que yo mismo he impuesto.

Por raro que resulte, después de conocernos desde hace más de diez años, la vida me ha sacudido como
nunca antes desde que nuestras miradas se cruzaron y se sostuvieron más tiempo del debido. Desde que
un nido de mariposas alzó el vuelo en mi estómago como cuando era un adolescente, pintando de color
mis gestos y devolviéndome la sonrisa que creí perdida. Desde entonces las palabras se han atragantado
en mi garganta cuando hablaba contigo y mis sueños se han llenado de tu presencia. Mi vida ya es otra
desde que en mi mente surgió la idea de que tú y yo podemos compartir nuestros días. Imagino
atardeceres de tu mano, amaneceres acariciando tu espalda, noches sumido en tu perfume. Quiero
perderme en tu cuello, respirar el aire de tus suspiros y contar las pecas de tus mejillas. Cuentos los
minutos que pasan cuando no te tengo cerca y se me corta el aliento cuando la distancia entre nosotros
se acorta.

Siento que no existe nadie más en el mundo que me comprenda como tú lo haces. Repito tus palabras
en mi mente una y otra vez, en busca del más mínimo detalle que me indique que tú también ansías mi
compañía.

Pero siento que me autoengaño y me muero un poco cada vez que no respondes a mis mensajes, cuando
tus compromisos no permiten que nos veamos, cuando no me llamas cuando dejo yo de hacerlo. He
llorado tanto desde que caí dentro de tus ojos, porque ahora no encuentro salida.

Te juro que no pretendía enamorarme de ti, esta llama se ha posado en mi vientre como algo inesperado
y ahora no tengo forma de apagarla.

Si te soy sincero, no estoy seguro de querer saber cuáles son tus sentimientos, seguiría con la duda
eternamente aún a riesgo de perder el juicio por no enfrentarme al miedo que me produce tu negativa.
No quiero escuchar tu respuesta si no es para decirme que existe un futuro juntos. Así que no mandaré
esta carta, esperaré siete días, tal y como me he prometido, y aunque no des señales de vida en este
tiempo continuaré llamándote y compartiendo contigo lo poco que me des. Ya inventaré en mis sueños
una vida juntos.

15. febrero. 2019

You might also like