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Buscamos construir formas de resistencia a la privatización y a la mercantilización del

patrimonio hídrico. Así, nuestra prioridad ha sido la investigación, el fortalecimiento de los

procesos comunitarios y la construcción de herramientas pedagógicas para la defensa del

agua como bien común.

Sabiendo que los conflictos del agua son transversales, esta área busca la construcción de

alternativas frente a la apropiación del patrimonio hídrico por megaproyectos

agroindustriales, hidroeléctricos y de agro combustibles; frente a la contaminación de las

fuentes por megaproyectos de extracción de dones naturales; frente a las políticas injustas
plasmadas por ejemplo en los Planes Departamentales que entregan al sector privado la

gestión del agua potable y las fuentes hídricas en Colombia; frente a las políticas

trasnacionales corporativas y comerciales de privatización del agua. Hemos sido coartífices

del Referendo por el agua a través de la participación en el Comité Nacional en Defensa del

Agua y de la Vida.

La manera como enfrentamos y tendremos que enfrentar en América Latina el reto de

construir alternativas de vida está ligada a las formas de uso, de valoración, de incorporación

en nuestro imaginario y en nuestras formas de representación del entorno y de las


condiciones, bienes y valores naturales y artificiales.
cn este sentido el agua es sin duda un eje conductor de nuestra historia y utopía. Las
fuentes hídricas lénticas y lóticas fueron y aún siguen siendo para los aborígenes

precolombinos elementos constitutivos de sus mitos fundacionales y de sus estructuras

simbólicas de representación, es decir estaban y aún están en el seno de su construcción

social y cultural. cl acceso al agua tenia tanta importancia como el acceso al suelo para los
pueblos andinos. De la laguna de Iguaque provienen Bochica y Bachué fundadores míticos de

los muíscas. cn el ámbito de los pueblos preincaicos las fuentes de agua, el mar y los lagos
eran venerados por muchos grupos como lugares de su origen. Las complejas redes

hidráulicas de las que aun se observan trazos en Tical, en Machu Pichu y en la Sierra Nevada

de Santa Marta, prueban el conocimiento y manejo que tenían nuestros ancestros indios. cl

agua era conducida para mejorar la producción agraria y llevada a los santuarios y a los
lugares de recreo. Comunidades como los Zenúes lograron desarrollar sus culturas palustres

al vaivén de los descensos y las crecientes de los ríos que desembocan en las planicies
caribes.

cl manejo del agua también definía entre estos pueblos sus relaciones de poder, sus

posibilidades de defensa y sus medios de ataque. Situarse en lugares inaccesibles con abasto

de agua era una condición para preservarse, cortar las fuentes de agua al enemigo podía

definir una guerra. Nada distinto en esencia a las formas actuales de preservación y defensa

del poder. Las cuencas hidrográficas han sido el patrón de apropiación de la tierra en los

últimos 500 años. cs a lo largo y ancho de las cuencas hidrográficas donde se han situado

los pobladores y es siguiendo las rutas trazadas por el agua como se han formado nuestros

poblados y nuestras ciudades. Las formas que ha adquirido la tenencia agraria en los

procesos de lucha por la propiedad de la tierra han estado ligadas a la oferta de agua pues

de ella ha dependido el valor y renta del suelo; ha sido el manejo del agua como recurso,

fuente para los procesos de acumulación y valorización del capital, particularmente del

industrial y agroindustrial; como depósito para las basuras, residuos y excretas y como

fuente de vida para el consumo humano, ha sido el agua elemento de formación de las
unidades de paisaje urbanas y rurales.

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cl crecimiento en la demanda de combustibles fósiles y materiales para la gran industria, ha

llevado a la intensificación de proyectos extractivos y a la adecuación del marco legislativo


colombiano a los intereses de las CTN sobre los territorios. csta situación se traduce en la

militarización de regiones del país y en el desplazamiento de las comunidades que las


habitan.

Tras años de impulso a la Campaña en Defensa del Páramo cl Almorzadero hemos logrado

que ésta sea un símbolo nacional de resistencia comunitaria contra el modelo extractivista,
así como un ejemplo de alternativas sustentables a la minería. cn este territorio hemos
conformado y fortalecido la Comisión de Vigilancia y Seguimiento para la Protección del

Páramo cl Almorzadero a través de intercambios, pasantías y vinculación de la academia.

Hemos adelantado y coadyuvado varias iniciativas jurídicas para garantizar la protección de

los ecosistemas. Asimismo, venimos consolidando una Red de comunidades afectadas y


amenazadas por megaproyectos para la defensa de los territorios y de las comunidades

afectadas por el modelo extractivo. Fortalecemos políticamente estas estrategias a través de


nuestra participación en redes internacionales como el Observatorio de Conflictos Mineros en

América Latina (OCMAL) yOilwatch.


La pequeña minería de los metales preciosos en nuestro país tiene una historia que se

remonta a la conquista, desde entonces hasta hoy ha marcado la vida y cotidianidad de

muchos pueblos, que vieron la posibilidad de redimir su pobreza en esta actividad y que por

el contrario, ha sido causa de su malestar, generando grandes cambios en su cultura y

medio ambiente; corrupción, enfermedad, dependencia, perdida de valores y dignidad,

discriminación y caos ambiental son los elementos que hacen parte del paisaje en las
diferentes regiones mineras de Colombia.

No es cierto que la gran minería genere menos impactos y que la pequeña minería sea más

agresiva ambientalmente, como lo han querido hacer ver falsas estigmatizaciones, ya que los

impactos son función del tamaño, las prácticas mineras, las tecnologías utilizadas y los
niveles de riesgo socio-ambientales; las medidas de mitigación siempre son insuficientes y

en la mayoría de los casos el deterioro es irreversible tanto en el medio ambiente como en el

cuerpo humano y en las sociedades; cada ser vivo tiene un limite, un nivel de aceptación a

los cambios y este limite es franqueado permanentemente en el proceso minero.

Como lo decía el autor Augusto Ángel no se puede jugar impunemente con la naturaleza, en

este sentido los impactos de la minería se hacen inmanejables en el tiempo y no son solo un

problema de capacidad de inversión o de compensación de impactos, tampoco un problema

de organización u ordenamiento, es un problema de pervivencia humana.

cl total de la minería de metales preciosos, sin tener en cuenta su tamaño (subsistencia,

pequeña, mediana, grande) se desarrolla, con grandes costos sociales, políticos y

ambientales para la humanidad.

Colombia ha desarrollado estudios alrededor de la economía minera, en él se hacen


valoraciones, en cuanto a la producción y nivel de exportaciones, costos de explotación, etc.,

sin embargo, en ninguno caso se tiene en cuenta los costos ambientales y sociales, que la
minería ha generado en las regiones, en el país y en el mundo. Los estudios econométricos

no dejan ver sino la realidad basada sobre el sistema de perdidas y ganancias monetarias,

pero no se hace en el sentido de lo que significa vivir y permitir a otros que también vivan en
este planeta; lo que significa la permanencia del hombre en el planeta y el compromiso que
tenemos con las generaciones futuras.

Marmato zona minera colombiana, grafica ampliamente esta situación, allí se muestra los
grandes costos de este proceso productivo, que a su vez se convierten en pasivos

ambientales. Debido a la minería de oro y plata, actividad que es tradicional, y que lleva casi
los mismos años del descubrimiento de América, Marmato esta al borde de una catástrofe de

grandes magnitudes. cl nivel de des estructuración del suelo es tal, que ha provocado

grandes deslizamientos, que ya han cobrado vidas humanas; el cstado ha invertid o grandes

cantidades de dinero en un plan de mitigación, sin embargo no se ha logrado cumplir con el


objetivo de detener la subsidencia, la erosión, las remociones en masa, la perdida de

vegetación y la perdida de vidas; que debido a las condiciones de alt o riesgo del

emplazamiento se han vuelto parte de la cotidianidad; el recurso hídrico esta completamente

contaminado o simplemente se ha extinguido debido a la sobre explotación de los acuíferos

subterráneos y superficiales, el agua para actividades domesticas e industriales se transporta

a través de tanques y mangueras de zonas lejanas y el pueblo es objeto de frecuentes


racionamientos; las zonas boscosas prácticamente ya no existen, gran parte de la madera

utilizada para la infraestructura minera es traída de los bosques chocoanos, costa pacífica

colombiana, zona de reserva forestal de la humanidad.

Marmato no ha generado mejores condiciones sociales a sus habitantes, en estos quinientos

años, pese a sus entradas por regalías, que en su mayoría se han fugado, las han desviado o

simplemente han sido malgastadas; su infraestructura se reduce a un par de calles

empedradas, unos cuantos colegios de secundaria, con las mismas deficiencias de todos los

colegios en la nación, no ha sido posible consolidar un proceso de formación que permita que

la sociedad marmateña, incorpore el conocimiento especifico necesario para vincularse a los

procesos productivos mineros que generen cambios y mejoras en la sociedad y en su


entorno.

cl gobierno nacional, la gobernación de Manizales, el alcalde de Marmato, saben que el

problema ambiental y social del municipio, es inmanejable y seguramente algún día llegara a

su fin, pero a costa de muchas vidas.

La minería no aporta bienestar a las comunidades locales; en el momento en que los suelos

sin sostén y pesados por el agua ya no puedan contenerse y tengan que desplazarse por las
mismas calles en que seguramente habrá niños, animales, hombres y mujeres, sé sabrá que

la minería conduce a un vacío del cual no se saca nada; ya sucedió una vez, solo hay que
esperar la próxima catástrofe en Marmato.
Será fácil decir, que mucha de la culpa es de la gente que no quiso irse, ignorando
conscientemente que muchos nacieron allí, que ahí nacieron sus padres y que sus abuelos

fueron los que removieron las primeras piedras de este proceso, que esa es su vida, la única

que conocen, y la que los llevara a una encrucijada, pero que como ellos dicen: aquí estamos

porque esto es lo único que sabemos hacer y de lo que vivimos.

cl impacto social generado en las zonas donde se explota, al igual que el impacto medio

ambiental, también es enorme, el caso de Segovia, otra zona minera colombiana, es

evidente en este sentido; el pueblo de Segovia ha perdido su capacidad de

autocuestionamiento, su ética y su juicio de valores, es un pueblo donde el numero de


muertes a causa de esta minería es alto, lamentablemente la mayoría de ellas se le suman al

conflicto paramilitar y guerrillero de la zona; es evidente que los grupos armados están en la

zona debido a su interés de controlar el territorio y específicamente su riqueza natural. De

esta manera la economía minera de los metales preciosos en la zona, es un elemento en

disputa dentro del conflicto armado.

Igualmente es importante mencionar el deterioro social que este pueblo viene afrontando,

después de ver violentado su derecho a la vida, a través de las permanentes masacres que

tanto paramilitares como guerrilleros han ocasionado sobre el territorio y sus habitantes; las

mujeres son vistas y concebidas como parte de las suntuosidades de un momento pero que

se desechan apenas han cumplido con su ciclo, las jóvenes ejercen la prostitución en sus

diferentes manifestaciones y no necesariamente a través de un pago que se hace

directamente en dinero; igualmente los niños pierden su inocencia aun siendo niños, es

común ver entre ellos la drogadicción, la prostitución, el alcoholismo, la violación y el

maltrato intra familiar.

Las expectativas de cualquier habitante son ganar mucho dinero de cualquier forma,

vinculado o no a una empresa, para poder dedicarse al consumo de ropa, joyas, alcohol, y

otros elementos suntuosos; no hay conciencia de planificación, no hay procesos de formación

de capital social, no hay inversión social, no hay mejora en el bienestar del municipio, por el
contrario, se puede morir muy joven, alcohólico o a causa del suicidio.

cl gobierno y las autoridades mineras a nivel mundial, hablan de procesos sostenibles de


producción minera, pero ¿qué es sostenible dentro de esta actividad, cuando necesariamente

estamos atentando contra la vida de la naturaleza y la vida humana, rompiendo todos los
niveles de resiliencia de nuestros ecosistemas?

Por otro lado las políticas nacionales e internacionales, se desvanecen en el marco de lo


local, donde las realidades son apremiantes, por fenómenos avasalladores como la

corrupción administrativa que no solo cobija los niveles locales (alcaldías) sino los nacionales
(entidades nacionales encargadas del sector minero); la presencia de grupos armados
(paramilitares y guerrilla); la pobreza y la falta de formación de los gobernantes tanto

locales como nacionales, que no han construido una visión de país, que les permita manejar

las riquezas naturales desde una óptica de equidad y justicia; y la falta de conocimiento, de

capacidad técnica que permita planificar los procesos, basados en información no solo de los
yacimientos, sino también de los ecosistemas y las culturas que están involucrados en estos

procesos productivos.

Si tenemos en cuenta que la minería de los metales preciosos es una minería que se hace

para suplir necesidades suntuarias de los hombres y las mujeres, estos costos se hacen
mucho mas cuestionables. cs necesario pensar cuantas vidas humanas y cuanta naturaleza

hay que cercenar, para que unos pocos puedan disfr utar del placer vano de lucir una alhaja o

joya.

cl oro ha perdido su valor como un elemento estructurante de las culturas étnicas, donde era

parte de complejos rituales, hoy por el contrario se ha convertido en un objeto causante de

desconcierto social que genera desdicha a la naturaleza y a los mismos hombres y mujeres,

que son víctimas de su proceso productivo y de consumo.

Los costos ambientales y sociales de la minería son insostenibles, no hay un solo ejemplo, ni

en esta pequeña minería, en la mediana, ni en la gran minería que muestre lo contrario, sin

embargo la enfermedad existe y debemos empezar a erradicarla, pero lo primero que hay

que erradicar es el imaginario que debido a una supuesta pobreza, los pueblos ricos en

minerales tienen que seguir siendo sacrificados a través de estos procesos de explotación.

Y esto solo sucederá cuando cambiemos nuestra relación con la naturaleza, cuando la

economía empiece a cambiar sus conceptos de costo y beneficio monetaristas y entendamos


que la vida solo es posible dentro de un marco de existencia, del cual si nos salimos

simplemente desaparecemos.

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