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Literatura latinoamericana

Alumna: Patricia Gugasian


Área temática 3
Período colonial. Compare con la poesía satírica de Caviedes y Gregorio de Matos.
¿Cuál es su finalidad? Distinga del tradicionismo de la obra del peruano Ricardo
Palma (1833-1919), autor del clásico hispanoamericano “Tradiciones Peruanas”, que
trata de recrear la época de la colonia desde otro punto de vista.

Para comenzar este trabajo voy a hacer una breve referencia a la vida de estos tres
autores:

Gregorio de Matos
Gregorio de Matos e Guerra nació en Salvador de Bahía, Brasil, en 1636, perteneciente
a una familia tradicional de propietarios rurales y funcionarios de la administración en
la colonia. Se licenció en Derecho Canónico en 1661 en la Universidad de Coimbra, y en
1682, abandonada ya la práctica legal y administrativa, recibió la orden como clérigo
en órdenes menores. Ocupó cargos de importancia tanto en la función pública como
en la eclesiástica. En 1683 regresó a Bahía luego de una prolongada estadía en
Portugal, y una vez allí afinó su poesía satírica embistiendo contra los ricos, los
gobernantes, la política económica, la nobleza nativa, el clero, las costumbres de la
ciudad de Salvador. Influido por la estética, el estilo y la sintaxis de Góngora y
Quevedo, es considerado como el verdadero iniciador de la literatura brasileña. En
1685 Antonio Roiz da Costa, promotor del Eclesiástico en Bahía, lo denuncia al Tribunal
del Santo Oficio de la Inquisición de Lisboa por ser "hombre suelto sin modos de
cristiano" y bajo las acusaciones de hablar mal de Jesucristo y no descubrirse ante el
paso de una procesión por la puerta de su casa. En 1694 acusado por varios lados y
corriendo el riesgo de ser asesinado es deportado a Angola. A causa de una fiebre

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contraída en África, muere en Recife el 26 de noviembre de 1695, poco tiempo
después de haber obtenido el permiso para regresar a Brasil.

Juan del Valle Caviedes

Poco se sabe de la vida de este poeta satírico (c. 1645-c. 1698) avecindado en Lima,
donde ganó fama y popularidad por la virulencia y el ingenio de sus versos dirigidos
contra médicos, mujeres livianas, malos poetas y cualquier representante de la
autoridad. Y lo que se sabe está envuelto en leyendas y anécdotas dudosas, muchas de
ellas estimuladas por la imaginativa biografía que escribió uno de sus redescubridores,
Ricardo Palma.

Este jiennense había nacido en Porcuna y llegó muy joven al Perú donde pasó toda su
vida adulta, dedicado a actividades mineras y mercantiles en las que no tuvo mucha
suerte. Hacia 1680 empezó a darse a conocer por su talento satírico y sus salaces
ataques contra conocidos personajes de la sociedad limeña. Era un apasionado lector
de Quevedo, de quien debe considerarse su mejor discípulo en el Perú. Aunque a
veces celebraba a ciertas figuras del medio en versos de circunstancia o expresaba
sentimientos místicos, era un poeta que produjo lo más significativo de su obra al
margen de los círculos académicos: un autodidacta, poeta callejero que no publicó
nunca un libro, un espíritu rebelde e insolente.

Su obra (un conjunto de 265 composiciones) fue recogida bajo el nombre de “Diente
del Parnaso” y publicada por primera vez en 1873. Escribió también obras teatrales.
Caviedes es el más grande satírico del periodo barroco americano y quizá el primero en
traer a la literatura peruana el festivo sabor de lo criollo.

Ricardo Palma

Ricardo Palma Soriano nació en Lima el 7 de febrero de 1833. Sus padres fueron don
Pedro Palma y doña Guillermina Soriano.
Estudió Leyes en la Universidad San Marcos. En 1861, participó de un fallido atentado
contra el presidente Ramón Castilla, por lo que fue desterrado a Chile.

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Al regresar, fue elegido senador por Loreto. El 2 de mayo de 1866, participó en
el combate del 2 de Mayo, contra la escuadra española que bombardeaba el puerto
del Callao.
Desde muy joven empezó a escribir poemas, cuentos y obras de teatro. También
ejerció el periodismo, trabajando en diario como El Mercurio, El Correo, La Patria y El
Liberal.
En 1872, se publicó la primera parte de sus famosas Tradiciones Peruanas, una serie de
sabrosos relatos con episodios, personajes y costumbres de nuestro pasado incaico y,
sobre todo, colonial. Esta obra le dio mucho prestigio y reconocimiento internacional.
Durante la Guerra contra Chile fue corresponsal de varios periódicos extranjeros. El 15
de enero de 1881 participó en la batalla de Miraflores. Al final de la batalla los chilenos
incendiaron su casa y su biblioteca personal.
En 1884, el presidente Miguel Iglesias lo nombró director de la Biblioteca Nacional del
Perú, cumpliendo una gran labor en su reconstrucción y equipamiento. De aquellos
tiempos viene su apelativo de "Bibliotecario Mendigo". Ejerció este cargo hasta 1912.
El ilustre tradicionista peruano Ricardo Palma falleció en Miraflores, el 6 de octubre de
1919.

Comparando a Gregorio de Matos y Juan del Valle Caviedes

Algo que no podemos dejar de mencionar al referirnos a estos dos autores es que el
desarrollo de ésta poesía satírica, nos permite a las claras ver los dibujos de una
sociedad que tenía sus modelos europeos en cuanto a lo estilístico pero a la vez iba
tomando un “color propio”. El humor del cual se valen para tratar los temas, no solo
como simple divertimento, nos permite ver en sus creaciones la crítica social, ya que
mediante todos los recursos utilizados (parodia, hipérbole o exageración, aliteración,
ironía, sarcasmo, etc.) subyace ésta.
Se puede distinguir que en Gregorio de Matos nada ni nadie escapa a su aguzada
observación, y así sus letrillas, décimas y sonetos apuntan sobre la justicia, el dinero, la
autoridad, la envidia, la hipocresía, el odio, la superstición y la hechicería, el falso
orgullo, el soborno, la estafa, la falsa hidalguía, y toda una interminable galería de las

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“miserias del ser humano”. Y que, como bien lo ha observado la crítica María de
Lourdes Teixeira, Gregorio descubre: "retratos de una fuerza extraordinaria y dichos
con brevedad, estereotipando personajes de todas las categorías, de todas las clases,
desde el populacho hasta la administración y la clerecía, siempre presentando la
visualización de los tipos como lo haría un novelista".
Por ello mismo, esa línea de la poesía de Gregorio se vuelve impublicable en su siglo
(principalmente cuando arremete a personajes públicos poderosos, civiles, militares o
religiosos). Como podemos ver en este ejemplo:

VUELVE A DEFINIR EL POETA LOS MALOS MODOS DE OBRAR


EN EL GOBIERNO DE BAHÍA, PRINCIPALMENTE CON OCASIÓN
DE ESE HAMBRE UNIVERSAL QUE PADECÍA LA CIUDAD

¿Qué falta en esta ciudad…………..Verdad,


¿Qué más, por su deshonra?.......Honra.
¿Qué más falta qué se le ponga?..........Vergüenza.

El pueblo a vivir se exponga,


Pese a que la fama exalta
En una ciudad donde falta,
Verdad, Honra, Vergüenza.

[…]

¿Quién hace a los cirios mezquinos?......Alguaciles


¿Quiénes adulteran la harina?.............Guardianes
¿Quiénes las tienen en sus aposentos?…Sargentos

Los cirios llegan de a cientos


Y la tierra termina hambrienta,
porque la van atravesando,
Alguaciles, Guardianes, Sargentos.

[…]

O como sucede en el poema llamado: “Contemplando las cosas del mundo desde su
retiro” donde más allá de la temática crítica descripta, Gregorio hace del lenguaje su
preocupación, pero también su diversión, en el que deja sentir el movimiento de las
mulatas en el baile del Paturí (baile sensual), nos ofrece un juego muy ingenioso con
las rimas forzadas de versos consonantes (apa-epa-ipa-opa-upa), siendo la explosión
del juego en el último terceto donde utiliza la figura retórica de la aliteración para
jugar con el ruido de la flatulencia o de las tripas a punto de estallar:

[…]

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Para la tropa del trapo vacío las tripas,
Y más no digo porque la Musa tropieza
En apa, epa, ipa, opa, upa.

En el poema “Triste Bahía” que ha sido musicalizado y cantado por Caetano Veloso
también nos muestra la forma en que nuestro poeta veía a su ciudad y como la colonia
la iba empobreciendo no solo en cuanto lo económico sino también moralmente:

¡Triste Bahía! ¡Oh, qué diferente


estás y estoy de nuestro antiguo estado!
Pobre te veo a ti, tú a mí endeudada,
Rica te vi una vez, tú a mí abundante.
[…]

En relación a Juan del Valle Caviedes, al igual que Gregorio de Matos, llevó a cabo una
empecinada labor crítica, en este caso eligiendo como blanco de su humor a los
médicos. Más allá de encontrar en su poesía ecos de Góngora y Calderón, la presencia
más directa es la de Quevedo, al punto de llamársele “el Quevedo peruano”. En su
poema “Para labrarse fortuna en los palacios” se pueden observar reminiscencias de
aquel poema de Quevedo “Don dinero”. Si tomamos éste poema de Caviedes
observaremos que los dos primeros cuartetos se presentan como una suerte de receta
que nos indica cómo sobrevivir y tener éxito en la vida cortesana. Las adjetivaciones de
final de cada verso, nos revela de manera sarcástica todo lo que se necesitaba: ser
embustero, lisonjero, bufón, soplón, alcahuete recaudero y parlero. En los tercetos
finales hace mofa de los habitantes palaciegos que giran alrededor del virrey a quienes
desprecia por hipócritas porque cuanto más disparatada es la idea del señor, más
fuerte es la aprobación que él recibe:
[…]
Será un amen continuo a cuanto hablare
El señor o virrey a quien sirviere;
Y cuanto más el tal disparatare,

Aplaudir con más fuerza se requiere;


Y si con esta ganga continuare,
En palacio tendrá cuanto quisiere.

La poesía satírica que le dio fama se encuentra en el Diente del Parnaso colección de
composiciones contra los médicos, en la que seguía una amplia tradición de la
literatura española.

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Fe de erratas
En cuantas partes dijere
doctor el libro, está atento;
por allí has de leer verdugo
aunque éste es un poco menos.

Donde dijere receta,


leerás estoque por ello;
porque estoque o verduguillo
todo viene a ser lo mesmo.

[…]

Se podrían citar muchos poemas de éste maravilloso autor, entre ellos uno que
verdaderamente me cautivo fue “Privilegio del pobre” donde hace una bellísima,
satírica y ajustadísima descripción del “ser pobre”.
[…]
Si es valiente, es temerario,
Presumido si es discreto;
Adulador, si obedece;
Y si se excusa, grosero.

[…]

Caviedes, se sirve de la escritura para corregir vicios sociales y aunque el fin inmediato
de su sátira es festivo y humorístico, el propósito subyacente es moralizador y quizá
hasta educativo.

Por tanto podemos concluir que la finalidad que ambos autores observan en esta
poesía satírica es una gran descripción de la sociedad colonial, apuntando a todos sus
estratos, en especial a los sectores dominantes (autoridades, iglesia, corte,
profesionales) y en particular a la urbe, siendo esta aglutinadora de desengaños,
hipocresías, traiciones.

Y llegamos a Ricardo Palma…

Ahora, si nos referimos a Ricardo Palma podemos ver en su obra, en particular en


las Tradiciones peruanas, que son relatos construidos a partir de hechos históricos o
anécdotas populares de carácter ligero y burlesco que constituyen un género literario
particular. Aunque Palma había escrito los primeros de estos relatos antes de su

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destierro a Chile, sólo varios años más tarde se decidió a editar la primera serie de
sus Tradiciones (1872). A este volumen le seguirían Tradiciones. Segunda serie
(1874), Tradiciones. Tercera serie (1875), Tradiciones. Cuarta serie (1877), Tradiciones.
Quinta serie (1883), Tradiciones. Sexta serie (1883), Ropa vieja (1889) y Ropa
apolillada (1891). Después de publicar en Buenos Aires la primera edición extranjera
de estos relatos (1890), publicó una edición en España con el título, desde entonces
célebre, de Tradiciones peruanas (4 vols., 1893-96). Posteriormente a esta edición
aparecieron Tradiciones y artículos históricos (1899), Cachivaches (1900), Mis últimas
tradiciones peruanas y cachivachería (1906), Apéndice a Mis últimas tradiciones
peruanas (1910) y una edición póstuma con el título El Palma de la juventud (1921).
Tras su muerte, las hijas del escritor llevaron a cabo una edición definitiva de
las Tradiciones peruanas que contó con el auspicio del gobierno peruano (6 vols.,
1923-25).

El conjunto de la obra es de una evidente grandiosidad, si bien hay un cierto desorden


provocado por repeticiones, remansos fatigosos y temas muy dispares, entre éstos
artículos críticos. Mitad historia y ficción, domina un fondo socarrón, intercalado con
emotivas referencias al mundo americano. En el dilatadísimo proceso de su
composición, Ricardo Palma fue poco a poco desligándose de la leyenda romántica
española y perfilando un característico y personalísimo mundo, hasta madurar
artísticamente en una especie narrativa, la tradición, en la que supo genialmente
enlazar rasgos románticos (la leyenda, la novela histórica) y costumbristas (humor,
espíritu crítico de los usos e instituciones nacionales, habla popular), enriqueciéndolos
con las lecciones de los grandes satíricos y novelistas picarescos del Siglo de Oro
español (Quevedo a la cabeza).

Mucho se ha escrito sobre las Tradiciones peruanas y la pretendida ideología que


subyace detrás de la obra. Algunos han querido ver en el escritor un nostálgico del
pasado colonial, y otros han sostenido que la ironía con la que describe dicho pasado
esconde una crítica social. Al respecto el ensayista Luis Loayza ha sostenido en su
libro El sol de Lima (1974) que "Al leer las Tradiciones se advierte que el autor era un
hombre de su tiempo... El mundo de la colonia era, o pretendía ser, jerárquico: en las

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Tradiciones hay un sentimiento democrático, igualitario; se festeja el irrespeto ante la
autoridad". Si tomamos, la tradición: ¡Al rincón! ¡Quita calzón! podríamos ver por
ejemplo este festejo:

[…] Y ya había más de una docena arrinconados, cuando le llegó su turno al más chiquitín y travieso de la
clase, uno de esos tipos que llamamos revejidos, porque a los sumos representaba tener ocho años,
cuando en realidad doblaba el número.
—Quid est oratio?— le interrogó el obispo.
El niño o conato de hombre alzó los ojos al techo ( acción que involuntariamente practicamos para
recordar algo, como si las vigas del techo fueran un tónico para la memoria) y dejó pasar cinco segundos
sin responder. El obispo atribuyó el silencio a ignorancia, y lanzó el inapelable fallo:
—¡Al rincón! ¡quita calzón! […]
Tomó a capricho el obispo saber lo que el escolar murmuraba, y tanto le hurgó que, al fin, le dijo el niño:
—Lo que hablo entre dientes es que, si su señoría ilustrísima me permitiera, yo también le haría una
preguntita, y había de verse moro para contestármela de corrido.
Picole la curiosidad al buen obispo, y, sonriéndose ligeramente, respondió:
—A ver, hijo, pregunta.
—Pues con venia de su señoría, y si no es atrevimiento, yo quisiera que me dijese cuántos Dominus
vobiscum tiene la misa.
El señor Chaves, sin darse de la acción, levantó los ojos.
—¡Ah! —murmuró el niño, pero no tan bajo que no le oyese el obispo—. También él mira al techo.
La verdad es que a su señoría ilustrísima no se le había ocurrido hasta ese instante averiguar
cuántos Dominus vobiscum tiene la misa.
Encantolo, y esto era natural, la agudeza de aquel arrapiezo, que desde ese día le cortó, como se dice, el
ombligo.
Por supuesto que hubo amnistía general para los arrinconados

Estuardo Núñez (escritor, crítico literario, historiador y docente universitario peruano,


fallecido recientemente) estudió su influencia decisiva en la narrativa
hispanoamericana entre 1872 y 1940, como género que adelanta componentes del
cuento y la novela del siglo XX. Fusionar el costumbrismo y el romanticismo era una
tarea crucial, que se verificó en dos manifestaciones artísticas sobresalientes: la poesía
gauchesca y la tradición palmista. No deja de ser sintomático, más que casual, que las
dos obras cimeras de ambos procesos creadores, Martín Fierro (del argentino José
Hernández) y Tradiciones peruanas, aparecieran el mismo año, 1872.

La trascendencia de la obra de Ricardo Palma ha sido justamente destacada por la


crítica. Para Estuardo Núñez fue el narrador hispanoamericano de mayor influencia a
fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Tal envergadura se vincula con la capacidad
de Palma para asumir una tarea pendiente en las letras americanas: efectuar el
tránsito de una literatura centrada en la tradición oral o de carácter ancilar a una
literatura que va a ir privilegiando la modalidad escrita y la ficción.

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Como he planteado anteriormente la obra de Palma es variadísima y extensa y llevaría
años hacer un análisis exhaustivo de ella por lo tanto voy a tomar algunas de sus
tradiciones como para ejemplificar los carriles por donde éste ha transitado.

Si mencionamos a “Don Dimas de la Tijereta”, ésta se basa en una leyenda medieval,


cuya más lograda expresión europea es Fausto de Goethe, y también podemos
encontrar el mismo tema en “El Herrero y el diablo” relato enmarcado dentro de “Don
Segundo sombra” de Ricardo Güiraldes en un marco de humor y picardía que eleva a
triunfo la criollada. El protagonista central es don Dimas de la Tijereta, escribano de
número de la Real Audiencia de Lima. No se conoce su edad, pero se encuentra en la
de la vejez, más cerca de la muerte que de la vida, con olor “acerca de bien morir”,
como literalmente puntualiza Palma. Sobre su físico sólo se sabe que tiene “nariz
ciceroniana” (me recuerda a Quevedo, “Erase un hombre a una nariz pegada…”) y lo
demás se refiere a su vestimenta y presencia habitual. Su verdadero retrato es el
moral. Palma diseña la figura de Don Dimas presentándolo como avaro, deshonesto,
hipócrita, embustero, mentiroso, sinvergüenza, inescrupuloso, egoísta, incapaz de
compartir, de disfrutar, de dar e interesado en su beneficio. A la vez utiliza en su texto,
algunos versos que dan cuenta de cierto lenguaje popular y en cuanto a la crítica al
escribano, podríamos emparentarlo con Caviedes en sus sátiras a ciertos profesionales.
[…]
Un escribano y un gato
En un pozo se cayeron;
Como los dos tenían uñas
Por la pared se subieron.
[…]

En su obra “El Padre Pata” aparece con más fuerza el tema histórico, y si bien lo trata
como una anécdota, uno de sus personajes es San Martín (de hecho, tiene una serie
dedicada a los próceres):
[…]
Cuando el general San Martín desembarcó en Pisco con el ejército patriota, no faltaron ministros del
Señor que, como el obispo Rangel, predicasen atrocidades contra la causa libertadora y sus caudillos.
[…]

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- ¿Es cierto que me ha comparado usted con Lutero - le dijo San Martín - y que le ha quitado una sílaba a
mi apellido?
[…]
…sepa usted que yo, en castigo de su insolencia, le quito también la primera sílaba de su apellido y
entienda que lo fusilo sin misericordia el día que se le ocurra firmar Zapata.
Desde hoy no es mas que el padre Pata, y téngalo muy presente, padre Pata.
[…]

Simpática tradición donde se combinan datos históricos con el anecdotario popular,


utilizando ciertos recursos que dan verosimilitud a lo escrito.
[…]
Y cuentan que hasta 1823 no hubo en Chancay partida de nacimiento, defunción o casamiento que no
llevase por firma fray Matías Pata. Vino Bolívar y le devolvió el uso y abuso de la primera sílaba
eliminada.

Para mostrar otra faceta de Palma mencionaré a “Un Calembour” relato breve,
presentado en la publicación póstuma “Tradiciones en Salsa Verde”, en la misma línea
que “Tradiciones Peruanas” pero conformada por relatos de índole picante.
Fray Francisco del Castillo, más generalmente conocido por el Ciego de la Merced, fue un gran
repentista o improvisador; su popularidad era grande en Lima, allá por los años de 1740 a 1770.

Cuéntase que habiendo una hembra solicitado divorcio, fundándose en que su marido era poseedor de
un bodoque monstruosamente largo, gordo, cabezudo y en que a veces, a lo mejor de la jodienda, se
quitaba el pañuelo que le servía de corbata al monstruo y largaba el chicote en banda, sucedió que se
apartaba de la querella, reconciliándose con su macho. Refirieron el caso al ciego y éste dijo:

No encuentro fenomenal
El que eso haya acontecido
Porque o la cueva ha crecido
O ha menguado el animal.

En el mismo tono podemos mencionar: La pinga del Libertador, El carajo de Sucre, Un


desmemoriado, La consigna de Lara ¡Tajo o Tejo! entre otros.

Conclusión

Evidentemente un eje que atraviesa a estos tres autores es sin duda el humor.
Presentado de diversas maneras podemos dar cuenta que Matos y Caviedes trabajan
esencialmente desde la sátira. Éstos son observadores del medio en el que se mueven
y a partir de allí descargan en sus versos los descontentos que las situaciones

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cotidianas les provocan; su finalidad claramente es la de plasmar una crítica de la
sociedad, más allá de exponer sus sentimientos ante los distintos hechos que allí
suceden.

En cuanto a la narrativa de Ricardo Palma, éste trabaja con un humor no tan satírico, el
tono relajado se lo otorga su lenguaje popular y ameno con toques de oralidad y
refranero popular a lo que se le unen personajes divertidos. Por momentos su finalidad
tiene una intención didáctica ya que algunos de sus tradiciones cierran con un refrán a
modo de moraleja, en otras ocasiones se podría decir que al crear Palma un producto
literario con características netamente peruanas, donde la historia del Perú sirve como
ambiente de la memoria colectiva de un pueblo deja plasmada sus críticas a la política
y a la religión, acorde con el desempeño de su ideología.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Hernández Sánchez-Barba, Mario (1978). Historia y literatura en Hispano-América


(1492-1820). España: Fundación Juan March/Editorial Castalia.
http://www.jornaldepoesia.jor.br/grego.html#biografia
http://noticias.universia.com.br/translate/pt-es/destaque/noticia/2012/02/16/912589/30-
poemas-gregorio-matos-download-gratuito.html
http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Rivas/litbrasilera.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/palma.htm
http://www.antoniomiranda.com.br/ensaios/gregorio_de_mattos_poeta_rebelde_y_mald
ito.html
http://www.slideshare.net/interparaguayo1/tradicionesensalsaverdedericardopalma

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