LA PERDIDA RELACIÓN

DE LA NUEVA ESPAÑA y SU CONQUISTA

DEJUAN CANo
COLECCIÓ~ CIE;-'¡TÍFlCA
SERIE HISTORIA
 LA PERDIDA RELACIÓN
DE LA NUEVA ESPAÑA y SU CONQUISTA
DE JUAN CANo

Rodrigo Martínez Baracs

I:\TSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

 Martínez Baracs, Rodrigo
La perdida Relación de la~ueva España y su conquista deJuan
Cano / Rodrigo Martínez Baracs. - México: Instituto Nacio-
nal de Antropología e Historia, 2006.
184 p. ; 26 cm. - (Colección Científica; 497. Serie Historia)
ISBJI': 968-03-0194-X

1.- México - Historia - Conquista, 1519-1540 - Fuentes. 2.- Nueva

España - Descripción y Vi~es. 3.- Conquistadores y Pobladores.
- :--:ueva España. 1. t. II. Serie.

LC: F1230 M37

Portada: Códice Cotzcatzin, f. Iv, Isabel Moctezuma.

Primera edición: 2006

D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia

Córdoba 45, Col. Roma, 06700, México, D.F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx

ISBN: 968-03-0194-X

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de los derechos de esta edición.

Impreso y hecho en México.

 ,.
INDICE

Agradecimientos 9

Introducción 11
La perdida Relación de Juan Cano 11
Juan Cano, doña Isabel Moctezuma y sus alegatos 12
Alonso de Zorita, funcionario y escritor indigenista 26
El método de detección 33
Título y contenido 36

L Descubrimiento e inicios de la conquista de México 39

El descubrimiento de la Nueva Espal1a 39
La traición de Hernán Cortés 41
Doña Marina yJerónimo de Aguilar 42
Las naves barrenadas y Tlaxcala 45
La matanza de Cholula 46

2, Grandeza y sumisión de Moctezuma 49

Poder, riqueza y sumisión de Moctezuma 49
La virgen del Templo Mayor 55

3. El episodio de :'>Iarváez 57
El texto de Zorita 58
Capítulo veintiséis. En que se trata cómo Diego Velázquez
envió a Pánfilo de Xarváez con veintisiete navíos
en busca de Hernando Cortés y lo que de Ha sucedió 58
Capítulo veintisiete. En que se trata cómo Hernando Cortés
fue contra :\arváez y cómo lo prendió
y lo más que pasó en ello 64
La expedición de :\arváez vista por Juan Cano 67
Difícil viaje 67
La alianza con Moctezuma 71
El capitán Malinche 72
El alarde de ?'iarváez 73
Cervantes, loco y chocarrero 74
El oidor Vázquez de AyHón 76
Acercamientos y desencuentros 77
 Fray Bartolomé Mañoso 79
La derrota de :-\arváez 80
Balance del episodio 85

4. La matanza del Templo Mayor y la expulsión de los españoles

de la ciudad 87
La matanza del Templo Mayor 87
Moctezuma en la azotea 88
Sacrificios de españoles 90
La segunda rebelión mexica 91
La muerte de Moctezuma 92
La retirada de la Noche Triste 93
El regreso a Tlaxcala 96
Balance de los daños 97
De Tlaxcala a Tepeaca 97

5. Cuitlahua, Axayaca y Cuauhtémoc 101

El texto de Zorita 102
Capítulo treinta y uno. En que se trata cómo los
de Mexico enviaron por un hijo de Mocten.;:uma
que se criaba en Xilotepec y lo hicieron rey y cómo
después lo hizo matar Guatemu.;:a y la causa
que hubo para ello 102
Textos adyacentes 103
Entronización y muerte de Axayaca 103
Informes de Juan Cano 105
Versiones españolas e indias 113
Las versiones 120

6. La caída de Mexico Tenochtitlan 123

Preparación del sitio 123
Gonzalo de Sandoval en Tepeaquilla 125
Un hecho de armas del conquistador Juan Cano 127
La captura de Cuauhtémoc 127

7. Algo más sobre la familia de doña Isabel Moctezuma 133

Su madre Tayhualcan 133
Su madre Teca1co 135
Su abuela materna Teacapantzin 138
Su tío Atlixcatzin 140
El parecer de la Audiencia 144

8. La Relación deJuan Cano 149

La conquista de México según Juan Cano 149
Composición y confluencia de las relaciones
de Juan Cano y de Alonso de Zorita 164

Siglas y abreviaturas 167

Bibliografía 169
Textos y documentos antiguos 169
Bibliografías, catálogos, diccionarios e índices 176
Estudios contemporáneos 177
 AGRADECIMIENTOS
Al emprender una rápida búsqueda de las refe-
rencias sobre la Relación de la Nueva España y su
conquista de Juan Cano en la recientemente edi-
tada Relación de la Nueva España de Alonso de
Zorita, no imaginé que me quedaría atrapado
varios meses y hasta años antes de poder presen-
tar una aproximación preliminar.
Quisiera expresar mi sincera gratitud a va-
rias personas vinculadas de una u otra forma
con la presente investigación. José Luis Martí-
nez, mi padre, me interesó por la Conquista de
México y por las figuras de doña Isabel Mocte-
zuma, Juan Cano y Alonso de Zorita. Tuve la
fortuna de asistir repetidas veces,junto con mi
hija Yia!,ía, a los ensayos y las representaciones
de la obra Águila real del dramaturgo Hugo
Argüelles, dirigida primero por Yiaricela Lara y
luego por Roberto D'Amico, con Angélica
Aragón como doña Isabel Moctezuma, Tecuich-
po, lo cual me condujo a buscar entender me-
jor este personaJe tan emblemático del cambio
que trajo la Conquista de México. Emma Pérez-
Rocha me invitó a participar en la presentación
de la Información de 1548-1553 deJuan Cano, que
ella editó, y me proporcionó fotocopias de va-
9
liosos materiales. Guillermo Tovar de Teresa me
regaló un ejemplar de la inconseguible edición
de 1909 de la Historia de la Nueva España de Zori-
ta. Wiebke Ahrndt, estudiosa y editora de este
autor, me habló de la abundancia de las refe-
rencias a la Relación de Juan Cano en la Relación
de Zorita. Hanns Prem, durante un congreso
sobre códices en Puebla, me animó a investigar
sobre las Informaciones franciscanas de 1532, he-
chas a petición de Juan Cano. Recibí los conse-
jos de mi colega Ethelia Ruiz Medrana, estudio-
sa y editora de Alonso de Zorita. Rafael Tena,
Aurora Díez-Canedo, Víctor Gayol y Pilar Ta-
pia leyeron cuidadosamente el texto y me hicie-
ron valiosas correcciones y sugerencias. Mi mu-
jer Miruna Achim y mis hijos Yiaría, Constanza
yJulián me han dado un apoyo permanente.
Realicé esta investigación como investigador
de la Dirección de Estudios Históricos del INAH
y como miembro del Sistema ~acional de In-
vestigadores del Conaeyt. Agradezco a todos,
personas, autoridades e instituciones, su impres-
cindible apoyo.
Rodrigo Martínez Baracs
 INTRODUCCIÓN
LA PERDIDA RRl.AClÓN llEJUAN CANO
El conquistador extremeño Juan Cano de Saavedra
(ca. 1502-1572), casado en 1531 con doña Isabel
Moctezuma (l51O?-1550), hija del emperador
Moctezuma, escribió, no se sabe bien cuándo, una
Relación de la Nueva España y su conquista, perdida,
o aún no encontrada. Se ha tenido noticia de esta
Relación gracias a que se refiere a ella el doctor
Alonso de Zorita (l511/1512-después de 1585) en
el valioso y singular "Catálogo de los autores que
han escripto historias de Indias o tratado algo
dellas", redactado en 1585, proemio de su propia
Relación de la Nueva España:
Juan Cano, natural de Cá~eres, que fue casado
con1ma hija de Mocten~uma, escribió una Rela-
ción de aquella tierra y de su conquista, y se ha-
lló en ella, y así por esto, como por respecto de
su muger, le encomendó Hernando Cortés muy
buenos repartimientos de pueblos de indios ...
Esta referencia era conocida desde 1891,
cuando Joaquín Carda Icazbalceta publicó ex-
tractos del "Catálogo" de Zorita en la nota "Al
lector" del tercer tomo de su Nueva colección de
documentos para la historia de México en el que
editó, entre otros valiosos materiales, la Breve y
sumaria relación de los señores de la Nueva España
I ce documental.
del mismo Zorita. Dieciocho años después, en
I Joaquín García Icazhalceta, ed., POlnfLr,&lación de
Tezcoco, Zurita, BrrmereúLció" de to~señrrresde la Nuella Espa7ia,
11
1909, Manuel Serrano y Sanz publicó el "Catá-
logo" de Zorita en la edición que inició de la
Relación de la Nueva España de Alonso de Zorita,
cuyo manuscrito original se encuentra en la Bi·
blioteca del Palacio Real, Madrid.2 La edición,
sin embargo, no pasó de un primer tomo, con
la primera de las cuatro partes que componen
la Relación de Zorita, que no incluye ninguna
otra referencia a Juan Cano o su Relación. Por
avatares diversos, ~la Relación de Zorita tuvo que
Var¡'L~relacionP.s anti[.fllfLs, Silrto XVI, en Nuella colección de
doculnwtos para ÚLhiJltrria de México (NCDHM), l. I1I, Mé-
xico, IHYI; reed., México, Salvador Chávez Hayhoe,
IY41, pp. XXIV.
, Alonso de Zorita, "Catálogo de los autores que han
escrito historias de Indias o tratado de ellas", en Histtrria
de la Nuella E~pfL1ia, Introducción de Manuel Serrano y
Sanz, Madrid, Lihrería General de Victoriano Suárez,
1909, p. 23. Esta edición incluye un extenso estudio
sobre la "Vida y escritos del doctor Alonso de Zorita" de
Manuel Serrano y Sanz (pp. I-CX), las dedicatorias de
Zorita (pp. 1-7), el 'Catálogo de los autores que han
escripto historias de Yndias o tratado algo della s" (pp. 8-
2H), la Primera parte de la flelación de Zorita (pp. 29-318)
y, al final, un valioso y extenso apéndice documental
(pp. 3IY-.~27), agregado por Serrano y Sanz. Existe una
reedición facsimilar de la edición de 1909: México, Bi-
blioteca Mexicana de la Fundación Miguel Alemán, 1999.
Esta edición incluye un útil índice analítico, pero la-
mentahlemente omite, sin informar al lector, el apéndi-
, En el marco de su seminario dedicado a la recons-
trucción del U/n-o perdido de Motolinía, Edmundo O'Gor-
man obtuvo una reproducción del mam!scrito de la
RLlación d~ la Nuella España de Zorita, que fue paleogra-
fiado por C',ayetano Reyes García y minuciosamente cote-
esperar hasta el año de 1999 para ser editada
completa.4
Esta pri mera edición de los cuatro libros de la
Relación de Zorita registra varias referencias a
la Relación de Juan Cano, cuyo manuscrito
Zorita dice que circuló de mano a mano.!> En
su mayor parte, estas referencias se encuentran
en la tercera parte, sobre la Conquista de Méxi-
co, de la Relación de Zorita y por primera vez
nos permiten hacernos una idea sobre el conte-
nido de la perdida Relación deJuan Cano.
Como paso previo al trabajo de reconstruc-
ción que se abre, presento a continuación un
esbozo de la vida y los escritos de Juan Cano,
que nos permita ubicar su Relación en el contex-
to de sus demás escritos, dichos y alegatos jurídi-
cos, así como un esbozo de la vida y los escritos
de Alonso de Zorita, que nos permita ubicar
entre sus fuentes a la Relación de Juan Cano.
JUAN CANO, DOÑA ISAIIl':L MOCTEZUMA
y SUS ALH;ATOS
Juan Cano de Saavedra es uno de los conquista-
dores de trayectoria más singular, cuyo estudio,
sin embargo, no ha recibido la atención que me-
rece.fi Casi nada se sabe sobre sus primeros años.
jarlo en el seminario. Pero la erliciún, encar~arla a Roo.
herto Moreno rle los Arcos. no purlo ser concluirla. Véa-
se Álvaro Matute, "La virla riel pasarlo", y Roherto Moreno,
"La historia como camino hacia la varlarl", en Alicia
Olivera, Salvarlor Ruerla y Laura Espejd, l/is/llria • hislll-
ria.,';, Cincuenta afio.\"dI" vida a(rulh"ira del/lIs/ilulo de 11lT~tiKn-
dmu~s 11islárirtls, prcscn taciún ele (~iscla von Wohcscr,
il1lrorlucciún rle Salvarlor Ruerla, M,:xico, UNAM (Institu-
to rle Investi~aciones Histúricas), 1!J9H,pp. ~()7 Y~~~.
I Alonso rle ZoriLa, (M",';';" d. (a N/u"a Jo.'slHl'Iia(Uda-
(;"n dI" fl,l~U.lIfLS de las mur!las fOS{U Nofables qUf. 1m)' eu la.
NUPTltl /'."-'jHuia)' de su (O'1If/u.;sla J /mr.!{i(u(Ú;1I J de. la fmliler-
siólI de [os tlflluTalf,'i delta). crliLi{Hl, vcrsic'}n pa1cog-ráfit:a,
esLurlios prelimi·nares y apénrlices rle Ethdia Rlli7.
Merlrano, Wicbke Ahrnrlt y.losé Mariano Leyva, prc-
sentaciún rle Hanns Prem, México, Conacul'ta (Cien
rle México), I!J!J!J,~ vols.
" Zorita, Udació" d. (a Nu.n'a lüj!mia, tercera parte, 1'.
~ol ("Proemio al cristiano !cctor"), cita a ]uan Cano; en
la (lPIarió" r/. (a N/I./'llll Ic\IH,";a '1ue yo he visto rle mano".
" Amarla l.{'pel rle Meneses, "Un compañero rle
HLTnán Cortés: .Juan Cano", fln'is/Il r/. 1';sllIrJills Jo.'xlr.m.-
ÚIlS, septiemhre-rliciembre rle 1!Jo!); "nos nietas rle
MoLeCluma, mo.ojas rle la Con~'Cpciún rle México",
12
:\'ació hidalgo en 1501 o 1502 en la villa de Cáceres,
provincia de Extremadura. Sus padres eran Pe-
dro Cano, alcaide de las fortalezas de Cáceres, y
Catalina Gómez de Saavedra. Sus abuelos, don
Juan Cano "el Prieto" (casado con Catalina Ruiz)
y don Gonzalo de Saavedra, sirvieron a los Reyes
Católicos en la toma de Granada y en la guerra de
Italia.i Su tío Diego Cano era "escribano de cáma-
ra del prí ncipe don Joan e camarero de la tapice-
ría de Su Alteza"; casó con "la Serrana", de la
cámara de Isabel la Católica, y murió en Cáceres,
poco antes de 1544.8 La familia Cano estaba estre-
chamente ligada a la de frey :\'icolás de Ovando
(?-1511), comendador de Alcántara, segundo go-
bernador de las Indias a partir de 1502Y Tal vez él
influyó en la decisión del joven Juan Cano de pa-
sar a las Indias, a los 18 años o antes.
En un primer momento Juan Cano se esta-
bleció en la isla de Cuba, y desde allí participó
en la malograda armada dirigida por Pánfilo de
Narváez (1480?-1528) que el gobernador Diego
Velázquez (1464-1524) mandó en abril de 1520
contra Hernán Cortés (1485-1547), el cual se le
había insubordinado al encabezar por cuenta
propia la conquista de lo' que sería la :\'ueva
España y México. Platicando en 1544 con el cro-
nista Gonzalo Fernández de Oviedo (147&-1557),
Juan Cano le contó que, "aunque mozo e de
poca edad", se halló cerca de Narváez, en
Cempoala, cuando fue derrotado y preso por
Cortés. lO Como la mayor parte de los hombres
U•."isla r/. ludias, XII:47, enero-mar7.0 rle I!J.~~, pp. HI-
100; e Irla Altman, Fmigrrl1lls a"d sode/)'. Ic'xtrelOad'llTlt (md
SIJfl"islt Am.rim i" 1(1e sixl.",/It rnl/un, Berkcley, Los
Án~e1es, Lonrlres, University 01' Calil('~nia Press, 19H9,
pp. !)o, 14~, ~Oti, ~OH,~47-~!).~Y~7~-~7~.
; Francisco A. rle Icala, erl., /Jirrimlflrio (l11.lobiogrrifiw
d. rotlf/nisl(ulor." )' pobladores de N,",,,a Ic'slHnia, México,
I!J~~; reerl. racs., Guaoalajara, ~:rlmunrlo Aviña l.evy,
l!Jo!J, t. 1, p. ~I.
" (;onzalo Fernánoel rle Ovieoo y Valrlés, /listoria
gtl1l"al)' lIalnrnl d. la.' ludias, erlición rle Juan Pérel rle
Turlda Hueso, Marlrirl, Atlas (Bihliotcca rle Aulilres
Españoles), 1!J!)!J,lih. XXXIII, caps. I.IV.
" Un primo rle .Juan Cano, tamhién llamarlo .Juan
Cano, hijo rle su Lío ()ie~o Cano y rle "la Serrana", casó
con una hija rle frey Nicolás rle Ovanrlo.
Ifl Ovierlo, /lisloria gli1limd )' 1lI'/nTltl r/. IrIs (lIdir.\" lih.
XXXIlI, cap. I.IV. .
 de :'\arváez, Cano se unió a las tropas de Cortés Juan Cano era, según Martínez, un "hom-
y participó en la toma de la ciudad de ~éxico y bre reposado y convenenciero" y logró ir ha-
en varias conquistas regionales: Oaxaca, la ciendo su camino después de la Conquista. Se
Huaxteca, ~echuacan, Xalitla, Cuzcatlan, en- hizo vecino de la ciudad de ~éxico y, al ampa-
tre otras.J! ro de los enemigos de Cortés, obtuvo varios so-
Los conquistadores venidos con :'\arváez, tra- lares en la ciudad. EI28 de noviembre de 1525,
tados con reserva por Cortés y disgustados por solicitó que se inscribiera en el Libro de Cabil-
el desigual reparto del batí n de la Conquista y do la concesión de un sol~r en la actual calle
de las encomiendas, se unieron al bando anti- de Regina, "que al presente alinda con solar e
cortesiano en la :\ueva Espal'ia, apoyado des- casas de Alonso Benavides, el cual dixo que le
de Cuba por el resentido gobernador Veláz- estaba dado por servido desde que se pasó la
quez y en Espal1a por el bando aragonés o cibdad de Cuyuacan aquí" (a Mexico).14 Poco
fernandino del obispo Juan Rodríguez de después, el 5 de enero de 1526, recibió otro
Fonseca (1451-1524) y el secretario Lope de solar "a las espaldas de las casas que hazía el
Conchillos (?-1522). Juan Cano, efectivamen- señor Gobernador,!.; la calle [Correo Mayor]
te, no estuvo en buenos términos con Cortés, en medio, que ha por linderos de la una parte
contra quien declaró en su nunca concluido casas de Francisco Guillén e de la otra parte
juicio de residencia. I~ Lo refiere José Luis ~ar- una laguna".lfi
tínez: :\0 se sabe en qué fecha, ni es seg~ro que él
fuera el "primer tenedor", Juan Cano recibió
EI3 de noviembre de 1529Juan Cano declaró
la encomienda de ~acuilxóchitl, luego conoci-
en una averiguación derivada del juicio de re-
sidencia que la primera Audiencia seguía a da como Chapulhuacan, en la provincia de
Cortés, la Probanza de Juan Tirado, de la cual ~etztitlan (en el norte del actual estado de Hi-
se ha perdido el principio. En estas declaracio-
nes defendió a su antiguo jefe, Pánfilo de Nar-
váez, y elogió la actuación de los perniciosos la Tf-sidrnria lomada fl don Ferufllldo COrlf.s, Ko/JerufldOT J
Gonzalo de Salazar y Peralmíndez Chirinos, de mllilríll /!,f1Ierttl df /tt NIlf.lIt, FS/"t1itt, J tt olros goberflttdoTf.sJ
los que llegó a decir que "tuvieron la tierra en "/iriaf,s de Itt lIIislfltt, palcograliarlo rlel ori¡.:inal por el
mucha paz e concordia". Se inclinó, pues, al Lie. I¡.:naci,d."pez Ray"n, México, Archivo Mexicano,
bando del factor y el veedor reales, que luego /",m Itt 1lislllTitt df Máiro, lmprcnla rle Vicen-
/)1I(I/.I(If.'IIlfI.\·

se asociaron con la pl'imera Audiencia, en con-
tra dé Hernán Cortés y sus partidarios.l~
11 /caza, erl., /)iaiollflTio fl'll.ioiJiogTIi{íro df t:OlIfl'ú'lrulo-
TfS.l' IJllh/ru/oT's d" N'IIfllll /':sIHlIia, p. ~l.
'" Un juicio rle resirlencia, sc¡.:ún el /)inimlflTio de
;\ uloridrulfs, es "la LlIcn la que loma un juez a otro, o a
Olra persona rle ear¡.:o púhlico, rle la arlminislraciún
de su olicio, rle aquel ticmpo quc csluvo a su cuirla-
rlo-. Real Aearlemia Espaúola, /)i(rirmaTir. df Ifl ImlPIf'
rtHIf!llflllf/ f" ,!Uf! SI1 fX/Jlit"fl 1'1 7/frdadero sentido dI! [IL\ llores, su
'!Ia/uTa/nll. J I.'fllidad [(ni las /Jltrasf..\·, fI mor/os de hablar, [os
/Jrmwrhio.'i (J r".{rflIlPs, J olra.'i ('osas f01If'f/linlff,'i al uso dI' la
Inlglla (llamarlo /Jinio'llflTio d, Altloritifld,s), Marlrirl, En
la Imprenla rle la Real Aearlemia Espaliola, 172o-17~!J,
ti vols.; reed. faes., Marlrirl, {;rcrlos, I!JH4, ~ vols. Eljucz
oc rcsirlcncia '!'illsliluía 'en su oLiLio al funcionario n:si-
rlenciarlo rluranle la rluraciún riel juicio.
1:1 .losé Luis Manínez, erl., b'l'·f!'i.,.!a df (;"'lZItlll Fer-
lI(h,,/ez d, (}(Iiftlll al'''''' Ctt'110ni seIJlif'/{¡/ITe'¡. 1544, Méxi-
eo, Amhos Munrlos, I!JHti,.pp. 1~14. Cila d SUlllttTill ti,
le Carcia Torres, IH!\~ y IR~~, l. 11, pp. ~!JOy ~!J4.
11 ,1(/(Hdfmbiltlo de Itt dad(uf de Mexiro (ACCM), Prime-
ra seric. 1!\~4-172~, México, Erlicioncs riel Municipio
I .iore, puhlicarla por su propielario y rlireclor Ignacio Cum-
plirlo, IHH!J-I!JI~,M vols., vol. 1,Acla riel ~Hrle noviemhre
rle l.~~!\. Véase Erlmunrlo O'Gorman, coorrl., OUífl de
I"s ttrlas d, mbildo d, Itt áutlttd ti, Méxiro, con la colaho-
raci"n riel Cronisla rle la Citirlarl Salvarlor Novo, Méxi-
co, Fc¡.:, IlIlF, J!J70, Aelas H~, H8, !\!J!\, 721, H!\7, Ill~,
1114, II~~, II~H, I I~~, II~~, 117!\, 17~ti, ~017, ~OH7,
~!\4, ti().~4; Y Ana Rila Valero rle (;arcía Laseuráin, f.a
rilltlttd d, Mfxiro-"!'nlOchlilfá'll. Su.pTimertt Imztt (/524-/534),
México, .Ius, 1!J!J1, plano.
", Desrle el ~~ rle ahril rle J!\~!\ hasla el ~~ rle enero rle
1!\~tiel veerlor Peralmínrlez Chirinos y el faelor Gonzalo rle
Salazar (?-m. I !\!\~) fueron leniel1les rle gohernarlor rle la
Nueva Espalia, por el gohernarlor Hernán Conés, al cual
éSlos rlieron por muerto rlcsrlejulio rle I!\~!\.
,(,ACCM,!\rle enero rle l!\~ti. Véase lamhién {;uillermo
Porras Muúoz, Fl gobier1lo de Itt ri'IUI"d de Méxiro e'll el sigfo
XVI, México, UNAM (InslilulO -rle Invesli¡.:aciones Hisl"-
ricas), I!JH~, pp. ~() y 219; ver lamhién pp. JI!J, I!\~, 180,
I!JI, ~Iti, ~1!J-~~4.

13
dalgo), que había pertenecido a Hernán Mar-
tín.17 Juan Cano la consideraba "de muy poco
provecho, por ser chichimecas".18
Pero el verdadero éxito de Juan Cano llegó
en 1531-1532 cuando se casó con doña Isabel
Moctezuma, la hermosa Tecuichpo Ichcaxóchitl
(Princesa Flor de Algodón), hija del empera-
dor Moctezuma, dotada con la rica encomien-
da de Tlacopan (Tacuba). 19 La vida de doña Isa-
bel Moctezuma ha sido dificil de desentrañar
de la cantidad de documentos sesgados o in-
tencionados, a menudo contradictorios, referi-
dos a ella, que conviene revisar con cautela.
La mayor cantidad de datos proviene de los
alegatos del propio Juan Cano, quien destaca
que doña Isabel era la hija mayor "legítima" y
heredera de Moctezuma y de su supuestamente
única mujer "legítima". Nació, probablemente,
en 1510.20 Su hermano mayor -hermano de
padre y madre- habría sido el príncipe Axaya-
ca, que algunas fuentes presentan como ellegí-
timo sucesor y heredero de Moctezuma, y que
fue mandado asesinaren 1521 porCuauhtémoc
o los mexicas, lo cual dejó a Tecuichpo como la
legítima sucesora y heredera de Moctezuma, lo
que ponía en un lugar ciertamente bueno a su
marido Juan Cano de Saavedra.
La identidad de esta mujer "legítima" de
Moctezuma, la madre de Axayaca y de Tecuich-
po, es dificil de establecer, pues algunas fuentes
17 Peter Gerhard, Geografía histórica IÚ la Nut!lJa Rspmia,
(1972), mapas de Reginald Piggott, traducción de Stella
Mastrangelo, México, UNAM (Instituto de Investigaciones
Históricas, Instituto de Geografla), 1986, cap. LVII, p.
190.
18 Icaza, ed., Dicci01lariO (luto/Jiográfím IÚ conquistado-
res )' pobladores IÚ Nuella Espatia, p. 31.
19 La hiografla más informada sigue siendo la de Amada
López de Meneses, 'Tecuichpochtzin, hija de Moteczuma
(1510-1550)", Uellista de Indias, XIV-55y 56, 1947, pp. 471-
495.
,•• Zorita, Relación de la Nut!lla Espmia, Tcrcera parte,
cap. XXXI. Alfredo Chavero precisó, no sé a partir de
qué fuente, que doña Isahel nació en el mes de julio
de 1510. Chavero, Primera época. Historia a7ltigua, l. I de
Vicente Riva Palacio, coord., México a trallés de los "i/{los,
México, l\allescá y Compañía; Barcelona, F.spasa, 18tH,
lih. V, cap. IX.
14
dicen o implican que su madre era hija del se-
ñor de Tlacopan, Totoquihuatzin, y otras que
era hija del señor mexica Ahuítzotl. Más ade-
lante regreso sobre este punto.
Debe considerarse con escepticismo la supues-
ta serie de sus matrimonios prehispánicos. Fuen-
tes aisladas han mencionado sus matrimonios
con dos tíos suyos: Atlixcatzin (ca. 1480-1519),21
hijo del rey Ahuítzotl (que gobernó de 1486 a
1502) y hermano de Tecalco, la madre mexica
de Tecuichpo; y con el efimero rey Cuitlahua (?-
1520), hijo del rey Axayácatl (que gobernó de
1468 a 1481) y hermano de Moctezuma (que
gobernó entre 1502 y 1520).22 Más numerosas,
mas no unánimes y casi todas vinculadas con
Juan Cano, son las fuentes que mencionan su
matrimonio con su también tío (igualmente
mencionado como primo) el rey Cuauhtémoc
(1495/1502-1525), hijo de Ahuítzotl, medio her-
mano de Atlixcatzin y de Tecalco.2~ SegynJuan
Cano, Cuauhtémoc tomó a Tecuichpo como
mujer para legitimar su (relativamente ilegíti-
mo) acceso al poder supremo mexica.
21 Declaración de Juan Ecutlatoa, enero de 1548; en
Emma Pérez-Rocha, ed., Prillilegios 1111 lucha. La información
ded01ia Isabel MoclJ!Zuma, México, INAH (Colección Científi-
ca), 1998, p. 73.
22 Francisco López de Gómara, Histaria de las Indias )'
conquista IÚ Mexico, Zaragoza, Agustín MiIlán,1552, (Segun-
da parte) La C07lquista de Mexico, cap. CCXI. Lo siguen,
entre otros, Francisco Xavier Clavijero, 5J, Histaria anti-
gua de México (1780,1781), prólogo y edición de Mariano
Cuevas, sJ, del original escrito en castellano por el
autor, México, Porrúa (Colección de Escritores Mexi-
canos), 1945; reed., México, Por rúa (Sepan cuantos,
29), 1964, lib. IX, cap. XXXII, p. 378; Manuel Orozco y
nerra, llistaria antigrla )' de la co7lquista de México (1880),
con un estudio previo de Ángel María Garibay K. y
biografla del autor, más tres bibliograflas por Miguel
León-Portilla, México, Porrúa (Biblioteca Porrúa), 1960,
Cuarta parte, lib. I1I, cap. 1;y Chavero, Histaria antigua,
lib. V, cap. XI.
2' 'Origen de los mexicanos", en Nut!lla colección de
documentos para la histaria de México (NCDHM), l. I1I, pp.
276-277; Diálogo de Juan Cano con el cronista Oviedo
en 1544, en Oviedo, lib. XXXIII, cap. L1V;López de
Gómara, La c07lfJuista de Mexico, cap. CCXI; y Zorita, Rela-
ción IÚ la Nuella Espatia, I1I, cap. XXXI. Atención separa-
da merece el l.ie7lw de Tlaxcalla, edición de Alfredo
Cbavero, México, 1892, pintura 48. C'..omentemos que ni
 La serie de sus enlaces y matrimonios con
españoles es más segura, si bien no más com-
prensible. Hernán Cortés la mantuvo algún
tiempo a su lado,24 pero no la llevó consigo a la
desastrosa expedición a las Hibueras (Hondu-
ras) (1524-1526), durante la cual ejecutó a
Cuauhtémoc, en Acalan, el 28 de febrero de
1525. El 27 de junio de 1526, días después de
su regreso a la ciudad de México, como para
consolar o desagraviar a doña Isabel, Cortés la
casó con el conquistador extremeño Alonso de
Grado (?-1527) ,25 concediéndole por dote y
arras el señorío de Tlacopan, del que se había
apropiado Cortés, y que temía perder en eljui-
cio de residencia que le iniciaba el malogrado
licenciado Ponce de León, que aunque murió a
poco de llegar, despojó definitivamente a Cor-
tés de sus cargos de gobernador y justicia de la
~ueva España.2n
fray Ilernarelino ele Saha¡{ún ni fray Die¡{ll Durán aluelen
al matrimonio ele Cllauhtémoc con eloi'la Isahel, y c¡ue
otras fuellles, como el Códiu TultialeJ)'fl1l (;arda Grfl1ladm
(eelidón facsimilar con textos introeluClorios ele María
Teresa Jarc¡uín One~a, Xavier No¡{uez y Rosaura Her-
nánelez R., Toluca, El Cole¡{io Mexic¡uense, (;ohierno
elel Estaelo ele México, 1992) Yla elocumentación ~enera-
ela por las aspiradones a pri\'ile~ios ele los elescendiellles
ele Cuauhtémoc, mencionan su matrimonio con doi'la
María Xuchimatzatzin (Xochimal.atzin). Véase Josefina
Mllriel, "Pivcr¡{encias en la hio¡{ratia ele Cuauhtémoc",
"slrtdios de / lislfrria Nrmo/ú.'!Ja1lfL, 1, 1966, pp. 6%6.
,., "Calllares mexicanos". Manuscrito 162R his ele la
Ilihlioteca Nacional de México; eelición lótowálka con
preselllación ele.losé (;. Moreno ele Alha y Mi~uel León-
Ponilla, México, UNAM (Ilihlioteca Nacional). 1994, f.
55r.; 011l1are., mexim1los. S01I¡"rsof lite ¡l%ler." eelición y tra-
elucdón eleJohn Ilierhorst, Stanl()rd, Stan!órel University
Press, 19R5, pp. ~22-~2~.
", Amaela López de Meneses, "Alonso ele (;raelo", ¡¡olelí1l
de la Soáedad E,pm¡ola tU "xmrsúme" I9~2, pp. 65-Sl.
C~, "Concesión hecha por Canés a eloria Isahel Moc-
tezuma, hija elel emperaelor Moctezuma", Mexico, 27
ele junio ele 1526; en William H. Prescott (I796-IR59),
I/isloria de le, Cotlfl'ltisla de Méxiw (IR4~), traelucciílO de
elon José María Gonzálcz ele la Ve¡{a, anotaela por elon
Lucas Alamán, con notas crílicas y esclaredmientos
ele elon .losé Fernanelo Ramírez, prólo¡{o, notas y apén-
elices ele .luan A. One¡{a y Meelina, México, Porrúa
(Sepan cuantos, 150), 1970; Y en .losé Luis Manínez,
eel., OocwnmlO,\ wrtesimlOs (De), México, ,CE (SecciílO ele
Ohras ele Historia), 1990, l. 1, pp. ~77-~R6.
15
La naturaleza de la concesiqn de Cortés ha
dado muchos dolores de cabeza a los historia-
dores, porque si bien Cortés la describe como
una concesión de señorío perpetuo, pronto fue
considerada como una encomienda perpetua.
La explicación más clara la dio Charles Gibson,
quien mostró que en estos años no existía una
distinción clara entre las encomiendas y las tie-
rras patrimoniales de los señores indios, que
incluían a sus habitantes (renteros o maye.¡ue) y
su trabajo, por lo que equivalían a encomiendas
y en algunos casos fueron consideradas como
tales, sobre todo gracias al esfuerzo de los mari-
dos españoles de las mujeres nobles indias.2i
Al mismo tiempo que organizó el matrimo-
nio, Cortés alejó a Alonso de Grado designán-
dolo "visitador general de la Nueva España", con
cargo de conocer de todos los asuntos de in-
dios en toda la ~ueva España y hacer una infor-
mación general,2R tarea irrealizable y riesgosa
que aparentemente dio rápida cuenta de él.~'9
Alonso de Grado era un viejo amigo de Cor-
tés, con el cual, sin embargo, había mantenido
relaciones ambiguas y a menudo conflictivas.
'" Charles Gihson, Tite Azter., 'lt11rUrSpani.'It rule. A lIi'InT)'
of lite Irldians of lite Valltj of Mexico, 1519-1810, Stanford,
Stanford University Press, 1964, pp. 7!'>-76;traducción ele
Julieta Campos, /-os aztecas bajo el dominio espfl1¡o~ México,
Si~lo XXI (América Nuestra), 1967, cap. IV.
c'" "Provisión de Hernán Clonés al Ayulllamielllo ele
México nomhrando aAlonso ele Graelojuez visitaelor ¡{ene-
ral ele la Nueva Espai'la", Temixtitan, 27 de junio de
1526; en Aaas de cabildo de la dudad de Mexico, 28 ele
junio de 1526; y en OC, l. 1, pp. 363-3R6.
'" Alonso ele Graelo "murió ele su muene", esto es,
ele manera natural, según Ilernal Díaz del Caslillo, !lis-
Irrria verdadera de la w1Iql1.isla de la Nueva Espa1ia (escrito
elllre 1551 y 1575), [eelición de fray Alonso Remón,
con interpolaciones de fray Gabriel Adarzo y Santan-
der], Maelrid, En la Imprenta del Reyno, 1632. Edición
crítica de Carmelo Sáenz de Santa María, basada en las
ediciones ele fray Alonso Remón y el Manuscrito Guate-
mala, Madrid, México, (:~IC, UNAM, 1982, 2 vals.; y Go-
bierno del Estaelo de Chiapas, Miguel Ángel Porrúa,
1992, ~ vols. Alonso de Graelo ya hahía mueno el 25 de
junio ele 1527, según una escritura de pago otorgada
por Alonso Dávila, su alhacea testamentario; Agustín
Millares Cario yJosé Ignacio Mantecón, Índice)' extractos
de los Protocolos del Archivo de Notarias de México, ]).Jo:, Méxi-
co, El Colegio ele México, 1945, 1946, l. 1, núm. 606.
Mencionemos que escribió en 1524 una "Rela-
ción [ ...] de su ida a :'\ueva España", hasta hoy
no encontrada, cuya existencia se conoce gra-
cias a que la consignó hacia 1624 el historiador
Antonio de León Pinelo (1591?-1660) en su
manuscrita "Memoria de los papeles que tengo
para la descripción de las 1ndias".~o
Tras eliminar a Alonso de Grado, Cortés lle-
vó a su casa a doña Isabel y la tuvo en ella hasta
su viaje a España en abril de 1528. Mucho se ha
especulado sobre la naturaleza de sus relacio-
nes. El hecho es que Cortés embarazó a doña
Isabel poco antes de partir y la casó con su pro-
curador Pedro Gallego de Andrada (?-1531) .~l
Poco después de casada, doña Isabel parió a
doña Leonor Cortés y Moctezuma, mestiza a la
que aparentemente nunca quiso, porque no la
recibió en su casa ni la mencionó en su carta
poder para testar del11 de julio de 1550.~~Ense-
guida, doña Isabel concibió con Pedro Gallego
otro hijo, varón, legítimo y heredero, donjuan
de Andrada (o Andrade) Moctezuma (1531-
1577?).AI parecer lo bautizó el primer obispo
de México frayJuan de Zumárraga (1476?-1548;
obispo electo a partir de 1528). quien le dio su
:>, (;elirg-cs Bauoot, "l.a MPlooria oe Antonio oe l.e{¡n
l'il1<'lo: unos títulos oe historiogralia mexkana", !lis")-
"ia /\1nil"l1Il1, XVIIl:2 (70), oCluhre-oidemhre oe I\'It*!,
p.2:11.
.11 Bernaroino Vá/<¡uel oe Tapia (t'fl. 14\'1~t'fl.l!\!\\'1),
"Declaracic'1I1complementaria", Mexko, I!\ oe ahril oe
1.!\2'1;en 1.{¡pCl.Rayc'lIl,eo., Sl/lTImio de '1IlIe.l'idPllria de Ilmlfíu
COT/';.I, l. 11, pp. 244-24!\; Y en De, l. 11, p. 44. Peoro
(;allq~o y ooña Isahel ya eran marioo y mujer el 4 oe
noviemhn' oe 1!\:lO,según el ,,;hm ."~I/'/flo de Arias de
f'fI.hi/¡/o de 111 (i/fdlld de Mrixir:o; y Porras MlIfiOl., Fl ~ohien/(l
de la r:hlflflfl de Mrixim eli e1'si~lo XI'/, p. 222.
'" l.a carta pooer para testar oe ooña Isahel, oirigioa
a Anorés oe Tapia, eIlicenciaooluan Altamirano y Alonso
oe Batán, lúe puhlicaoa por L{¡pel oe Meneses, "Te-
cuichpotl.in, hija oe Mo((;czuma (¿I!\IO?-I!\!\O)", pp. 4H\'I-
4\'14,hasaoa en Ala, Justida, IHI, 11'.202v-20\'lr; señala la
existenda Ol! una copia en el Archivo oe Protocolos oe
Sevilla, l.ihro I oe 1!\71oel olido oe Mateo oe Almonado,
oe 2ti oe IChrero, r. 1472 y s. En Al:N, Tierras, :ltil!\, exp.
\'1,se incorpora esta carta pooer oe oOlia Isahel en el
testamento reoactaoo el 10 oe septiemhre oc I.!\.!\O,tras
la muerte oe oOlia Isahel, por Altamirallo, Tapia y Batán,
<¡uienes oedoen oejarle al!{o a oOlla l.eonor.
16
nombre deJuan.~~ Se especula si el bautizo tuvo
lugar en el annus mirabilis de 1531 en el mismo
Tepeyácac.
Pedro Gallego también murió pronto, en ese
mismo año de 1531, Y doña Isabel se casó nueva-
mente, ahora tal vez por voluntad propia, con
Juan Cano de Saavedra. Tal vez para doña Isa-
bel ésta fue una manera de alejarse de la in-
fluencia de Cortés, pues Juan Cano no era pre-
cisamente un amigo de Cortés. El matrimonio
duró hasta la muerte de doña Isabel en 1550 y
dio por fruto tres hijos y dos hijas, nacidos en-
tre 1532 y 1543: Pedro, Gonzalo, Juan y otro
más que murió a temprana edad; y doña Isabel
y doña Catalina.~4 Pedro no tuvo descendencia
masculina, doña Isabel y doña Catalina ingresa-
ron en 1553 al convento de la Concepción en
la ciudad de México,~5 pero don Gonzalo y don
Juan Cano Moctezuma fundaron ilustres y
longevas familias nobles, que compiti(lfon en-
tre sí y con el primogénito donjuan de Andrada
Moctezuma, destazando la encomienda de
Tlacopan.%
El poder y la riqueza de Juan Cano, decía, se
multiplicaron a partir de su matrimonio con
doña Isabel. Inmediatamente comenzó a aproe
piarse, por compra y merced, de solares en la
ciudad de México y de tierras en el pueblo de
Tacuba y otras jurisdicciones. Se hizo un em-
presario muy próspero. Co.menzó a construirse
una gran casa en la ciudad de México que com-
pitió con las que a la sazón se construían Hernán
Cortés, recién nombrado Marqués del Valle en
1529, y Gil González de Benavides (?-1543), el
"" (;ihson, The Az/en '/tuder Spauish mle, Appenoix 1,
p.42!\.
'\-1 l.os mendonáluan Cano en su oiálogo con (;on-
zalo Fernánoez oe Ovieoo en la fortaleza oe .Santo Do-
mingo en septiemhre oe 1!\44. Ovieoo, !lis/mia gwerfll J
uatl/ml de las ludir«, lih. XXXIII, cap. I.IV.
,Ir, L{¡pezoe Meneses, "Dos nietas oe Moteczuma, mon-
.jasoe la Concepci{¡n oe México", pp. HI-lOO.Chimalpáhin
inlúrma <¡ueesta ooña Isahel murió el martes 19 oe mayo
oe ltil!\ al anochecer; véase Domingo Chimalpáhin, /)iario,
paleogral'ía y traoucd{¡n oe Rafael Tena, Conacu\ta (Cien
oe México), 2001, pp. 400-40~.
,•• (;ihson, Tite Aztee' ,wder S/Hlllis" mle, Appenoix 1,
pp. 42:1-42ti.
 rico conquistador.3i Fue tal el afán de destacar
con su palacio que su construcción invadió las
calles, por lo que el 19 de agosto de 1532 el
cabildo de la ciudad de México mandó se "de-
rruequen las paredes que salen en las dichas
calles".~ Al parecer Juan Cano también incu-
rrió en ilícitos en el negocio de la tala para
madera y leña, pues fue castigado por el cabil-
do de la ciudad de México el 27 de octubre de
1533 por talar árboles al pie.3Y
Pese a los regaños, el primero de octubre
de 1535 el cabildo de la ciudad de México con-
cedió aJuan Cano un tercer solar, que el padre
Guillermo Porras ubicó "probablemente en una
esquina de la calzada de lztapalapa -hoy Pino
Suárez- y la que iba a ser la calle de Mesones,
en donde construyó finalmente sus casas hacia
1538".4°Juan Cano crió ganado en fértiles y bien
ubicadas tierras en Tlacopan, algunas de las
cuales ya poseía el primer marido de doña Isa-
:17 Sobre Gil (;onzález de Benavides, alcalde ordina.
rio de la ciudad de México en 1521\, véase Porras
MUlloz, m KobimlO de la riu.dad de México 1!11 el siglo XVI,
pp. '100-'106, ete.
'" Porras Muñoz, m KobimlO de la ciudad de Méxiro e'll
p{ siglo XVI, p. 119: "Este día dixeron que por eualllo el
Marqués del Valle e Gil González de Benavides y .luan
Cano, en las casas que labran y hazen, se an entrado en
las calles reales con las paredes de las dichas casas, lo
cual ha sido visto por este cabildo, demás de la infor·
mación que hubieron del alarife de la cibdad, por
tanto mandaban e mandaron que se les notifique a los
sobredichos, que dentro de ocho días primeros si.
!{uientes derruequen las paredes que salen en las di·
chas calles, con apercibimiento que se derrocarán a
su costa del10s y se hará lo que es justicia". No sé si
estas casas son las que se encuentran en el barrio de
Ayotícpac, cerca de la salida de la calzada de Tacuba,
que registró el mestizo lIaxcalteca Diego MUlloz
Camargo (152!!?·15!!!!?), 1Iisloria de TÚlxmla (Ms. 210 de
la Biblioteca Nacional de París), paleo!{rafía, introduc.
ción, notas, apéndices e índices analíticos de Luis Reyes
Garda, con la colaboración de Javier Lira Toledo, Tlax·
cala, Gohierno del Estado de Tlaxcala, CWSAS,Univer.
sidad Autónoma de Tlaxcala, 1991\, p. 216.
""ACCM,27 de octuhre de 1533. Una de las acepciones
de Pie, según el Dicciorlflrio de Auloridades, es "el tronco
de los árholes y plantas; y muchas veces se toma por todo el
árhol entero, con especialidad cuando es pequeño".
Tal vez, entonces, la acusación se reliere a que Juan
Cano talaha árholes júvenes.
40 Porras Muñoz, El gobim,o de la ciudad de México 1!11
el siKlo XVI, pp. 219-220.
17
bel, y otras que Cano se fue apropiando en 1534,
1538,411541-1542, 1546y otras fechas.4~
Juan Cano entabló varios pleitos y trámites
jurídicos para defender, consolidar e incremen-
tar los bienes y privilegios que debían correspon-
der a su mujer. Estos procesos siguieron dos ca-
minos separados: por un lado la defensa de la
posesión del senorío de Tlacopan, transforma-
do en encomienda perpetua, y por el otro, el
intento de apropiarse de los bienes (tierras, pue-
blos, casas, etc.) que le correspondían a doña
Isabel como hija legítima y heredera del empe-
rador Moctezuma Xocoyotzin y otros antepasa-
dos. Es notable la impermeabilidad mutua de
ambos grupos de alegatos: cuando se alega por
la encomienda de Tlacopan, se destaca la extre-
ma pobreza de doña Isabel yJuan Cano, yjamás
se mencionan sus propiedades; y cuando se ale-
ga por los bienes hereditarios de doña Isabel,
jamás se menl'iona su encomienda de Tlacopan.
La defensa de la encomienda empezó cuan-
do el presidente de la Segunda Audiencia de
México don Sebastián Ramírez de Fuenleal
(1490?-1547) propuso en su Parecer de junio de
1532 pasar a Su Majestad "Tacuba, también con
los subjetos que al presente tiene y se sirve doña
Isabel, hija de Moctezuma, sin los cuales esta
cibdad [de Mexico] no se puede sustentar".43
'11 Carta en latín de don Antonio Cortés Totoqui.
huaztli, de Tlacopan, a Carlos V, 1 de diciemhre de
1552; AGI, Patronato, 184,45; traducida por Víctor Cár.
denas Morales, revisada por el preshítero Roherto Ro·
mero, en Emma .Pérez·Rocha, La tierra J el hombre en la
lIilla de Tacuba dura7lle la épora colo,/ial,'México, INAH
(Colección Científica, Etnohistoria), 191\2,pp. 151-153.
Hay mejor traducción de Rafael Tena en Emma Pérez.
Rocha y Rafael Tena, eds., La nobleza i7ldíge7ladel cmtro
de Méxiro después de la Cor'1uista, México, lNAH (Ohra
Diversa), 2000, p. 167 Y ss.
42 Ethelia Ruiz Medrano, GobiernoJ sociedad en Nuella
/~'spa1ia:Segll7lda Audier,cia J A7Ilo7liode Ml!1Idoza,Morelia,
Gohierno del Estado de Michoacán, El Colegio de Michoa·
eán, 1991, pp. 222y 248-251.
"Parecer de Sebastián Ramírez de Fuenleal, presiden·
te oe la Auoiencia oe México, a Su Majestao, Mexico,
junio de 1532; en Joaquín Carda Icazhalceta, ed., Ca-
tecció7Ide docwnentos para la Historia de México (CDHM),
tomo segunoo, México, Antigua Lihrería, Portal de
Agustinos Núm. 3, 11\66; reed., México, Porrúa (Ri.
hlioteca Porrúa, 48), 1980, p. 175. Aprovecho para se.
 Poco después, en octubre de 1533 Juan Cano,
por sí y en nombre de doña Isabel, su legítima
mujer, inició un pleito para que se les devolvie-
ra el pueblo y los sujetos de Ocoyoacac, sujeto
de Tacuba, y parte de la encomienda, que ha-
bía ocupado precariamente el difunto Antonio
de Villagómez, a ruego de Hernán Cortés. El
pleito de Juan Cano con el licenciado Medina,
fiscal de Su Majestad en la Real Audiencia de
Y1éxico, con múltiples alegatos, refutaciones,
sentencias y suplicaciones, se prolongó hasta
1537 cuando fue remitido al Consejo de Indias
en España, y aún seguía en 1547.44
El enfrentamiento de dot'ia Isabel yJuan Cano
con Hernán Cortés se hizo patente el 8 de abril
de 1538 cuando la Corona dictó dos reales cé-
dulas defendiendo a "doña Isabel, hija de Mote-
l;uma" contra los perjuicios que le acarreaban
ciertos molinos del "Marqués del Valle" (Cortés)
en términos de Tacuba, acaparando el agua del
río e invadiendo sus tierras con su ganado.4;
La reclamación de los bienes patrimoniales
de doña Isabel llevó aJuan Cano a elaborar va-
rias peticiones, informaciones y relaciones. Los
puntos fundamentales que había que probar
eran: el poder (político) y la riqueza (económi-
ca) del emperador Y1octezuma; su lealtad yapo-
yo a los españoles; que doña Isabel es fiel cristia-
na, única hija legítima y heredera de Moctezuma
¡jalar 'lue a menuoo escribo a'luí Mexico sin acento
para transmitir la pronunciaciún antigua Mesbico.
H A<;N, Tit-rras, ~olfi, exp. 9, Ir. lJv-2~v.Y.luan Cano,
"Carta al rey pioienoo 'lue se restituyan a su mujer ooña
Isahel oc MOClezuma los hienes 'lue le pertenecían o se
les oieren otros en recompensa", ciuoao oc México, I
oc oiciemhre oc 1.!'i47.en Francisco oel Paso y TroncoS(),
eo .. I·./lislolario de Numn F'/m"lia, México, Antigua Lihre-
ría Rohreoo e Hijos, 1'l~'l-1'l42, lo vols., l. V, pp. 02-0~.
También en Pérez-Rocha y Tena. eos., I,fl 1I0Uan i1lflí¡;e-
1In del am/ro de Méxiw, pp. lfifi-l.!'io. Véase tamhién l. XV,
pp. 1~7-1~'l; lilpe/. oc Meneses, "Tecuichpotzin, hija oc
Moteczuma". p. 4ROy ss.; Y Silvio Zavala, Tribulos.l· S/!T!!i-
I10I/J/!TI"'lfllJ!s de illdios IJflm fTmlfí1l (;rrrlé., y SIL falllilia
lrac/os de riorlllllfmlos riel si¡;lo XVI), México, A<:N, 1984, pp.
~0'l-~71.
'" Lúpe7. oc Meneses, "Tecuichpotzin. hija oc Mo-
teC/.uma". pp. 4R~-4R4; cita Ma, Auoiencia oc México,
10RR, lib. I1I, r. ~lJv.
y mujer legítima de Juan Cano; que Moctezuma
y los señores mexicas tenían bienes patrimonia-
les, familiares, distintos de los bienes que les co-
rrespondían por los cargos políticos que ocu-
paban; que doña Isabel debía heredar los bienes
patrimoniales del emperador Moctezuma.
En 1531 o 1532, recién casado con doña Isa-
bel,Juan Cano rogó al obispo fray Juan de Zu-
márraga, que ordenara a frailes de su orden
escribir para él una relación con el objeto de
fundamentar la antigüedad del linaje real de
Moctezuma, padre de doña Isabel. Se conser-
van de hecho dos relaciones, tituladas "Relación
de la genealogía y linaje de los señores que han
señoreado esta tierra de la Nueva España" y
"Origen de los mexicanos",40 que parecen dos
versiones de un mismo texto, y fueron posible-
mente escritas por fray Toribio de Benavente
Y1otolinía (1482/1491-1569), fray Andrés de
Olmos (l491?-1571) y tal vez algún otro fran-
ciscano.41 El propio obispo Zumárraga, a ruego
de Juan Cano, llevó estas Relaciones, una Peti-
ción de Cano y otros documentos a la Corte,
durante su viaje a España de mayo de 1532.48
·1(, "Relación oc la genealogía y linaje oc los Señores f]ue
han señoreaoo esta tierra oc la Nueva España, oespués f]ue
se acueroan baber gentes en estas partes; la cual procura-
mos oc saber los religiosos infrascriptos [no aparecen las
lirmas], sacaoos oc los libros oc caracteres oc f]ue usaban
eslOS naturales, y oc los más ancianos y f]ue más noticia
tienen oc sus antepasaoos. t:screbimos por manoaoo oe
nuestro Perlaoo [frayJuan de ZumárragaJ, a ruego e inter-
cesión oc Juan Cano, español, marido oc dorla Isabel. hija
oc Montezuma, el segunoo oeste nombre, Señor f]ue era
oc la ciuoao oc México al tiempo que el Marf]ués oon
Hernanoo Cortés vino a ella, en nombre y como capitán oc
Su Majestao", y "Origen de los mexicanos", en NCDHM, l.
IlI, pp. 240-2.!'ioy2fifi..280.
17 Charles Gibson yJohn B. Glass, "A Census ofMioole-
American prose manuscripts in the native hislOrical
traoition", en Howaro F. Cline, eo., Guide lo Flll1lohislorical
SourrPs, Part III. en Roben Wauchope, general eoitor,
fTmrdhook ofMiddlJ! America1llndifl1ls, vol. XV, Austin, Uni-
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'IM Joaf]uín Carcía Ica7.balceta, Fray ¡ua1l de Zmo.árra-
(Fx- fin. Primer obislJOJ arwhispo de México. Esludio biográfico J
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Morales, IR81; eoición (aumentaoa) oc Rafael Aguayo
Spencer y Antonio Castro Leal, México, Porrúa (Co-
lección oc Escritores Mexicanos), 1947, caps. VIII y IX,
l. l. pp. 104-100 Y 124.
18
 Estas dos Relaciones franciscanas de 1532 (como
las designaré por comodidad) expusieron los orí-
genes más antiguos de los mexicanos, la genealo-
gía de sus reyes y sus reglas de sucesión, hasta lle-
gar a Moctezuma Xocoyotzin, destacando su linaje
real y encomiando su religiosidad cristiana, y a
doña Isabel Moctezuma, hija de Moctezuma y de
su legítima mujer, de linaje tlacopaneca. El objeto
era afirmar que la única legítima heredera de
Moctezuma era doña Isabel, y con ella su marido
Juan Cano. Esta herencia incluía tanto los bienes
patrimoniales, familiares, como el poder político:
doña Isabel Moctezuma era reina de Mexico,
como lo había sido la hija del rey Moctezuma
Ilhuicamina (?-144D-1468), madre de los reyes
Axayácatl (?-1468-1481), Tízoc (?-1481-1486) Y
Ahuítzotl (?-1486-1502); y como Isabel la Católica
( 1451-1504) fue reina de Castilla.49
y de hecho, los autores de la relación "Origen
de los mexicanos" refieren que por el licenciado
Alonso de Zuazo (l466?-1539)50 y el cacique de
Tetzcoco (¿don Hernando Cortés Ixtlilxóchitl,
señor de Te~coco de 1526 a 1531?) tuvieron noti-
cia de que en 1531 los mexicanos y los tetzcocanos
le ofrecieron a doña Isabel el señorío de Mexico,
lo cual pensaban notificar al presidente y a los
oidores de la Real Audiencia.51 Esta muestra del
alto poder simbólico de doña Isabel Moctezuma
se dio en un contexto de fuerte rebeldía de los
indios, e~asperados por los abusos de los españo-
les y sus conflictos permanentes.
4. Véa~e el análisis de Susan D. Gillespie, T/¡e Azteckings.
The comtruction oJ rulership in Mexica histo')', Tucson, The
University of Ari1.OnaPress, 19R9; traducción, Los rl!)'esazte-
cas, México, Siglo XXI, 1993.
!lO El licenciado Zuazo fue temporalmente suspendido
de la Real Audiencia de Santo Domingo a lines de 15310
comienzos de 1532. "Información que hicieron los licen-
ciados Juan de Salmerón y Alonso Maldonado, oidore~ de
la Audiencia de México, para averiguar quiénes eran los
que hablaban en desacalO de dicha Audiencia", 24 de mayo
de 1532; en F:NE, l. 11, p. 139.
0'\ No sé en qué paró la cosa. Se conoce una petición
respetuosa de varios nobles nahuas empobrecidos dirigida
al rey el 1Rdcjunio de 1532, sobre la cualla Sq~unda Audien-
cia de México dio un parecer favorable y condescendiente.
Está en Pérez-Rocha yTena, eds., J 12 '1Obiez.aindíl{lffla del centro
de M,xiw despu,s de la lAmquista, pp. 99-102.
19
El cronista Antonio de Herrera y Tordesillas
(1559-1625) registra que en 1531 los indios esta-
ban cada vez más arrogantes y "cada día mata-
ban muchos castellanos por los caminos, de
manera que no había ninguno seguro". Los
oidores de la Segunda Audiencia, antes de la
llegada de su presidente don Sebastián Ramí-
rez de Fuenleal el 30 de septiembre de 1531,
acordaron pedir la intervención del Marqués
del Valle don Hernando Cortés, a quien pidie-
ron hacer uso de su cargo de capitán general
de la Nueva España, "porque era tanta la opi-
nión y autoridad que tenía entre los ip.dios, que
ningún castigo sufrieran de otra mano que en
ellos fuera de provecho ". Temiendo, sin embar-
go, la severidad de la acción de Cortés, muchos
españoles no se presentaron al alarde que con-
vocó. Cuando se sonó "al arma" una noche a
medianoche, Cortés reunió doscientos hombres
a caballo, y recorrió las calles de la ciudad; se
esmeró por pacificar la tierra e hizo castigos
ejemplares, quemando vivos y aperreando a va-
rios de los presuntos delincuentes.52 Según el
padre jesuita Andrés Cavo (1739-1803), este
castigo se produjo precisamente cuando entra-
ba a la ciudad de Mexico el presidente Ramírez
de Fuenleal.5~
En 1531-1532, se reveló una interesante y mal
conocida confluencia de doña Isabel Moctezu-
ma yJuan Cano; el obispo Zumárraga y los fran-
o,, Antonio de Herrera y Tordesillas, lJistoria general
de los hechos de los castellanos de las islas y tierra firme del mar
océmlO (Décadas) (1 601 , 1615), Madrid, Academia Real
de la HisLOria, 1934-1937, 17 vols.; edición y estudio de
Mariano Cuesta Domingo, Madrid, Universidad Com-
plutense, 1991, 4 vals., Cuana década, lib. IX, cap. IV.
Lo sigue fray Juan de Torquemada, üFM, Los veinte y un
libros rituales y monarquía indiana, Sevilla, Mathí as Clavijo,
1615; Madrid, Nicolás Rodríguez Franco, 1723 (en rea-
lidad 1725); reed. facs. de la segunda edición, con
iI1lroducción de Miguel León-Ponilla, México, Porrúa
(Biblioteca Porrúa), 1969, 3 vols.; y edición coordina-
da por Miguel León-Ponilla, México, UNAM (Instituto
de Investigaciones Históricas), 1975·1983,7 vals. lib. V,
cap. IX; y Andrés Cavo, SJ, Historia de M,xico (1798),
paleograliada del texto original y anotada por Ernesto
J. Burros, ~, con un prólogo de Mariano Cuevas, 5J,
México, Patria, 1949, lib. III, cap. 1.
•• Cavo, Historia de M,xico, lib. III, cap. 1.
ciscanos Motolinía y Olmos; el licenciado Zuazo,
acaso el presidente Ramírez de Fuenleal y los
oidores de la Segunda Audiencia, y el mismo
Hernán Cortés; los indios principales de Mexico
y de Tetzcoco, aunque parece que no los de
Tlacopan, por oposición a su papel como
encomendera de Jacto de dicho pueblo ...
Significativamente, 1531 es la fecha de las
apariciones de la Virgen de Guadalupe aJuan
Diego en el Tepeyácac, según una tradición
muy posterior a los supuestos hechos. De cual-
quier manera, 1531-1532es la posible, o proba-
ble, fecha de la fundación por los franciscanos
de una ermita dedicada a la Virgen María en el
Tepeyácac, con la participación de Hernán Cor-
tés, fray Juan de Zumárraga, los indios nobles
de la ciudad de Mexico y otros personajes
nahuas y españoles:'" La preeminencia que al-
canza doña Isabel Moctezuma en esta coyuntu-
ra adquiere una muy especial fuerza e irradia-
ción. Alonso de Grado yJuan Cano, el primero y
el tercero de los maridos españoles de doña Isa-
bel, eran oriundos de la provincia de Extrema-
dura, donde se encontraba el santuario de la
Virgen de Guadalupe; también era extremeño
Hernán Cortés, que tuvo una hija con doña Isa-
bel. Por eso hace falta reflexionar sobre la posi-
ble participación de doña Isabel Moctezuma en
los inicios del culto guadalupano en Mexico.55
Juan Cano obtuvo cierto control de los bie-
nes de otros miembros de la familia real mexica.
En 1537 fue designado albacea, tutor y curador
de los bienes del recién fallecido conquistador
Cristóbal de Valderrama, encomendero de Eca-
tepec y Tarímbaro (Mechuacan), casado con
doña Leonor de Moctezuma, hija del empera-
"" Rodrigo Manine/. Baracs, "Tepeyac en la Conquista
de México: problemas historiográficos", en Carmen
e
Aguilcra Ismael Anuro Montero Carda, coords., T"/J"Jac.
lútudios "istóricos, México, Universidad del Tepeyac, 2000,
pp.5!}'118.
"Rodrigo Martíne/.lIaracs, "Doña Isabel Moctel.Uma,
Tecuichpot/.in (1509-1550)", Unilwrsid,ul de México, 522,
julio de 1994, pp. 40-43. Versión ampliada: en Miguel Ángel
Delgado Medina, coord., .formula, de Arqueo"istoria e Icono-
grafta NIIlIO"ispana, México, Centro Mariano de Difusión
Cultural A.c.., 1996, pp. 27-38.
20
dor Moctezuma y una hija del cihuacóatlTlilpo-
toncatzin56 (que no debe confundirse con doña
Leonor Cortés y Moctezuma, la ya mencionada
hija de Cortés y doña Isabel Moctezuma). En
1527esta doña Leonor de Moctezuma recibió la
encomienda perpetua de Ecatepec, que detentó
su primer marido Juan de Paz y, tras su muerte,
su segundo marido Cristóbal de Valderrama,
encomendero del pueblo michoacano de Tarím-
baro desde 1528.Tras la muerte en 1537 de Cris-
tóbal, ambas encomiendas pasaron a su hija doña
Leonor de Valderrama y Moctezuma, quien se
casó con Diego Arias de Sotelo (l525?-1588?),
que aparece como encomendero hasta 1568,
cuando, por su implicación en la cortiura del
Marqués del Valle, fue condenado al destierro
(que aparentemente no cumplió).57
Juan Cano viajó a España en 1542, para visi-
tar a sus parientes y defender en la corte sus
pretensiones.58 En el viaje de regreso en 1544
pasó por la ciudad de Santo Domingo de la isla
Española, donde permaneció del 8 al 25 de sep-
tiembre. Allí, en la fortaleza de la ciudad, lo
interrogó el alcaide y cronista Gonzalo Fernán-
56 Moctezuma tuvo dos hijas con una de las bijas,
cuyo nombre se ignora, del ci"uacóatl Tlilpptoncatzin,
segundo hijo de Tlacaélel: doña María de Moctezuma,
quien murió anciana pero doncella, y doña Leonor de
Moclczuma, casada primero con el conquistador Juan
de Paz y, tras el fallecimiento de éste, con el conquista-
dor Cristóbal de Valderrama (?-1537). De este matrimo-
nio nació una hija, doña Leonor Valderrama y Mocte-
zuma, quien casó con Diego Arias de Sotelo, desterrado
de la Nueva España en 1568 por su participación en la
conjura del Marqués del Valle. Véase Crónica mexicá)'otl,
párr. 225, 226, 319 Y 320; Paso y Troncoso, ed., Epistola-
rio de Nuet1aEspatia, l. IX, p, 169; Rafael Garda Granados,
Diccionario biográfico de "istoria antigua de Méjico, México,
UNAM (Instituto de Historia), 1952-1953, l. I1I, pp. 150 Y
151; Gcrhard, Geografta histórica de la NuetJa Esparia, cap.
LXXI, p. 233; Y Porras Muñoz, El gobierno de la ci!Jdad de
México en el siglo XVI, p. 191.
:,7 OC, l. 1, pp. 381-382; Millares CarIo y Mantecón,
índice y extractos de los Protocolos del Arc"illo de Notarias de
México, l. 11, núm. 2462; Gerhard, r-eografta "istórica de la
Nuetla ¡';s!'atia, caps. XVII, LXXI Y eXIII, pp. 82, 233 y 355;
Y Porras Muñlll., m gobierno de la ciudad de México en el
siglo XVI, p. 191.
"'Juan Cano desembarcó en Cádiz poco antes del 4 de
ahril de 1542, según López de Meneses, "Dos hijas de Mo-
teczuma, monjas de la Concepción de México", p. 82.
dez de Oviedo, quien transcribió el diálogo tal
cual, produciendo, como lo señaló José Luis
Martínez, "la primera entrevista a la manera
moderna de que se tiene noticia":
Gonzalo Fernández de Oviedo estaba, pues, en
septiembre de 1544 haciendo una entrevista a
Juan Cano, acaso la primera en lengua española,
con las características que tiene actualmente este
género periodístico. No era el diálogo clásico o
renacen tista de indagación filosófica o moral entre
personajes imaginarios, sino un diálogo entre
personas reales, el entrevistador y el entrevista-
do, cuyo propósito es averiguar opiniones y reco-
ger informaciones acerca de temas que se consi-
deran interesantes. Un diálogo en el que se
reflejan las circunstancias personales de los acto-
res y se procura registrar textualmente las pala-
bras con que el entrevistado ha dicho su pensa-
miento. De ahí el interés formal de este texto,
además de las peculiares condiciones de la vida
de Cano y sus puntos de vista, así como la curiosi-
dad de Fernández de Oviedo por aclarar hechos
acerca de los cuales había escrito.'>!l
El cronista Oviedo estaba sobre todo intere-
sado en el matrimonio de Juan Cano con una
hija del emperador Moctezuma, en ciertos epi-
sodios de la Conquista (la muerte de Moctezu-
ma, la rebelión mexica) y en acontecimientos
recientes como la promulgación de las Leyes
Nuevas de 1542, de inspiración lascasiana, que
afectaban los intereses de los encomenderos.M
Juan Cano se expresó con admiración y respeto
sobre su muy ilustre mujer:
"'.losé Luis Martínez,/lerná71 CorttÍs, México, FCE(Sec-
ciún rle Ohras rle Hisloria), UNAM, 1990, pp. 470-477; Y
/'·7Itrelli.<la de G<muz/o Fer1lá7ldez de (}¡'iedo a.1ua71 CmlO,
4. La primera erliciún separarla del Diálogo rle Ovierlo
conJuan Cano la hizo William H. Prescoll en un Apén-
rlice rle su /listorJ oJ lite C07lque.'t oJ Mexiro, rle 1843; la
segunrla la rlio Erlmunrlo O'Gorman en su selección
rle lexlOs sohre México rle la /listoria rle Gonzalo Fer-
nánrlcz rle Ovicrlo, Suresos )' diálogo de la NUI",a ¡';spmia,
prólogo y selección rle Edmundo O'Gorman, México,
UNAM (Biblioleca rlel Eslurlianlc Univcrsitario, 62),1946.
00 Ovicrlo, Historia general)' 7Iatural de las '"dias, lih.
XXXIII, cap. l.IV,"Diálogo rld alcaide de la fortaleza de la
cihrlarl c pucrto rle Sanclo Domingo rle la Isla Española,
auClor e cronisla rleslas hislorias, rle la una parte, e rle la
olra un cahallero vecino de la granrl cihrlarl rle Mexico
lIamarloJoan Cano".
,..yo me casé con una hija legítima de Montezu-
ma, llamada doña Isabel, tal persona que aunque
se hobiera criado en nuestra España, no estoviera
más enseñada e bien doctrinada e católica, e de
tal conversación e arte, que os satisfaría su ma-
nera e buena gracia. E no es poco útil e prove-
choso al sosiego e contentamiento de los natu-
rales de la tierra, porque como es señora en todas
sus cosas, e amiga de los cristianos, por su respe-
to y exemplo, más quietud e reposo se imprime
en los ánimos de los mexicanos.
Para reforzar sus pretensiones, Juan Cano
enfatizó que sólo doña Isabel su mujer era hija
legítima de Moctezuma, "pues como Cortés e
los cristianos fueron enseñoreados de Mexico,
ningún hijo quedó legítimo, sino bastardos, de
Montezuma, excepto mi mujer".
Al regresar a la ciudad de México en octu-
bre-noviembre de 1544, Juan Cano supo que
don Antonio de Mendoza (1490?-1552i virrey
de 1535 a 1550), había dado tierras de los indios
de Tlacopan al licenciado Lorenzo de Tejada,
voraz oidor de la Audiencia de México de 1538
a 1551. Molesto, Juan Cano se presentó a que-
jarse ante el virrey, quien mandó hacer infor-
mación, para devolver las tierras si éstas efecti-
vamente eran de Tlacopan. Sin embargo, don
Francisco, el gobernador de Tlacopan, infor-
mó que "aquellas tierras no eran de Tlacopan,
sino de Mexico y Santiago, y que los señores de
Mexico, Moctezuma y sus antepasados, habían
dado y repartido aquellas tierras en huertas y
caballerías". Yen el juicio de residencia (1544-
1547) que Francisco Tello de Sandoval (?-1580)
hizo al virrey Mendoza y a los oidores de la Au-
p. diencia, el propio Juan Cano defendió allicen-
ciado Tejada al declarar que las tierras de su
estancia no pertenecían a los indios de Tlaco-
pan, acaso en agradecimiento por haber reci-
bido de sus manos la encomienda de los pue-
blos de Ocoyoacac y Calpulac (Capollóac, hoy
Capulhuac de Mirafuentes) el primero de ene-
ro de 1541.61
61 Ruiz Merlrano, Gobier7lo)' sociedad en Nueva f:spaJia,
cap. 111, "El oidor como empresario: El caso rlel licen-
21
 La realidad de que las tierras de las que se
buscaba apropiar Juan Cano en términos de su
encomienda de Tlacopan no pertenecían nece-
sariamente a gente de ese sellaría, pues muchas
eran bienes de los seliores de Mexico y de Tlate-
laico o fueron repartidas por ellos, obligó aJuan
Cano a una nueva estrategia.
En 1546 Juan Cano solicitó hacer una infor-
mación en derecho, que fue asentada en 1548,
1550 Y l553, cuando varios testigos indios an-
cianos contestaron a un interrogatorio elabora-
do por el mismo Juan Cano, relativo a los bie-
nes patrimoniales que le correspondían a su
mujer dalia Isabel por líneas paterna y mater-
na.li~ Cna novedad de estos testimonios es que
la madre de dalia Isabel y mujer legítima de
Moctezuma se llama Tecalco y ya no es de linaje
tlacopaneca, como lo había asentado Juan Cano
en las Relacionesfmnciscanas de 1532, sino de lina-
je mexica, pues era hija del emperador mexica
Ahuítzotl (aunque habrá que considerar la po-
sibilidad de que Tecalco pudiera ser a su vez
hija de una seliora de Tlacopan). El objetivo
era justificar los derechos de dalia Isabel sobre
la mayor cantidad posible de bienes de la fami-
lia real mexica, para abarcar no sólo los que
Moctezuma heredó de su padre el rey Axayácatl,
sino también los que Tecalco habría heredado
del rey Ahuítzotl. De esta manera, Juan Cano
podría apropiarse de muchas de las tierras en
Tlacopan que pertenecían al patrimonio del
linaje gobernante mexica.
En respuesta a esta Inrarmación de 1548-1553
(como le llamaré por comodidad), la Real Au-
ciaelo Lorenw ele Tejaela (1537-15.~O)"; cita A(;I,.Iuslicia,
~OO.Visita ele Tcllo ele Saneloval, testimonios ele elescar-
¡(OS,tesli¡(o .luan Cano, vecino ele la ciuelael ele Mexico y
encomenelero ele Tacuha. Sohre los pueh10s ele la enco-
mienela ele Tlacopan, inc1uyenelo Ocoyoacac, véase Pe-
elro Carrasco, 1·.'slrurIIlTII /JOlíliro-/errilnrial del Impl!Tin
lellorhra. 1", Tri/Jle ,1liama de Tellochlillall, Te/rroro)' Tlllro-
/JlUI, México, FeE, El Colq(io ele México, 1990, cap. XVIII.
fi:! Pérc7.-Rocha. en., Prir1ikgios ni ludlfl. I.fl ill!oT1nndó11
de dmill ¡,abe! Morll'Z'/I.ma; y "Peticiún presentaela por .luan
Cano en el Consejo ele las Inelias sohre 'lue se restilUye-
ran a su mujer los hienes 'lue fueron ele su paelre",
prohahlcmeOle ele 1540; en ENE, l. XV, pp. 137-139.
22
diencia dio en octubre de 1556 un Parecer que
aparentemente no aceptó las pretensiones de
Juan Cano a los bienes que heredó dalia Isabel
por línea materna. Agregó que, de cualquier
manera. las tierras y pueblos pedidos ya habían
sido apropiados por terceras personas, y lo más
que podía pedir Juan Cano eran mercedes y
favores compensatorios. Mencionemos que uno
de los oidores firmantes del Parecer de 1556
fue el doctor Alonso de Zorita, que entró en
contacto con Juan Cano y conoció el punto de
vista de sus alegatos.
Se tiene noticia, indirecta y no del todo se-
gura, de un "Memorial reservado" dirigido a su
hijo don Gonzalo Cano Moctezuma que Juan
Cano habría escrito en 1554 sobre tres críme-
nes de Hernán Cortés: violó a dalia Isabel Moc-
tezuma, mató a su primera mujer Catalina
Xuárez y mandó matar a Cuauhtémoc. Lo cita
Luis G. Sierra y Quevedo en un artícu]o publi-
cado el 13 de febrero de 1882 en El Siglo XIX,
que entre otras cosas dice:
Don Juan Cano Saavedra, en un documento
escrito de su puño y letra el año de 1554, que
con el carácter de reservado dejó a su hijo Don
Gonzalo Cano Moctezuma, corrobora tres crí-
menes atroces cometidos por Hernán Cortés,
que la historia poco ha conocido, o al menos
ignora la causa principal de ellos. Dice así: "e yo
vos digo que esto no padeció su honra (se re-
fiere a la de Dolia Isabel Moctezuma, mujer
que fue en terceras nupcias del citado Cano);
porque ella fue forzada, e Don Hernando por
lograr mejor sus intentos, ogó a su mujer, e por
zelos ansí mesmo mandó matar a Guatimuci, e
yo, el licenciado Altamirano e Pedro Gallego e
otros lo supimos".
He aquí en estas cuantas palabras la historia
completa de un drama producido por las ma-
las pasiones de Cortés, y cuyos hechos contri-
buyeron poderosamente al desprestigio y des-
gracia de este grande hombre, empañando su
gloria.
Conocida es la acusación criminal que Doña
María Marcayda yDonJuanJuárez, madre y her-
mano de Doña CatalinaJuárez, esposa de Cor-
tés, hicieron contra éste por haberla estrangu-
lado en el pueblo de Coyoacan, una noche del
año de 1522. Cortés dio poder para que lo de-
 fendieran al Licenciado Altamirano y a Pedro
Gallego.6.~
En 1550, a los cuarenta o cuarenta y un años
de edad, doña Isabel \1octezuma enfermó de
gravedad, acaso de tuberculosis, como lo pensó
Artemio de Valle-Arizpe (1888-1961),64 y el 11
de julio otorgó no un testamento, pero sí una
carta poder para redactar su testamento a su
nombre, en la que encargó la tarea al licencia-
do Juan Altamirano (ca. 1490-1558), pariente
de Cortés, al conquistador Andrés de Tapia (ca.
1485-agosto de 1561) y al empresario Alonso de
Bazán (?-1564?), dándoles instrucciones bastan-
te precisas.6., Doña Isabel murió poco después,
antes del 10 de diciembre de ese año, cuando
los tres españoles s.e reunieron en casa de uno
de ellos, Alonso de Bazán, para redactar el tes-
tamento, que seguía al pie de la letra la carta
poder para testar, salvo en un punto particular,
el agregado de un legado para doña Leonor
Cortés y Moctezuma, que su madre doña Isabel
no recordó en su hora postrera.66
.3 Luis G. Sierra y Quevedo, "Descendientes legítimos y
bastardos de Moctezuma JI", F:l Siglo XIX, México, 13 de
febrero de 1882;citado en Alfonso Toro, (/11crimen de lIernáll
Carlés. l,a muerte de do'¡a Catalina X uárez M arcaida. Estudio
histórico)' médico legal, México, Ediciones de la Librería de
Manuel Mañún, 3' de Tacuba 14, 1922, Apéndice, p. 174.
&1 Artemio de Vallc-Arizpe, "La última princesa", en Per-
sonajes de histana J de leJe1lda, México, 1952; reed., Pl!TSonajes
J le)'l!1Idas del México colollial, México, Panorama Editorial,
19R3,pp. 5~62.
." López de Meneses, "Tecuichpochtzin", pp. 489-494,
cita completo el Poder de Tecuichpo, que toma de AGI,
Justicia, 181,[1'.202v-209r. Menciona una copia en el Archi-
vo de Protocolos de Sevilla, libro I de 1571 del oficio de
Mateo de Almonacid, 26de febrero, f. 1,472y s.
66 El testamento redactado por Altamirano, Tapia y
Bazán fue encontrado recientemente, junto con la car-
ta poder para testar y varios documentos del pleito
sucesorio, en AGN, Tierras, 3615, exp. 9, ff. 28v-36r. Fue
publicado en Armando Rojas Rosales, presentación,
"Litigio sobre la propiedad de tierras de los pueblos
de Azcapol1.alco y Tacuba por parte de los descendien-
tes de Isabel Moctezuma", Boletín del Archivo C.eneral de
la NaciólI (RAGN). Cuarta serie, 5, Otoño de 1995 (en
realidad 1996), pp. 2~224. Véase también Testaml!1lto de
doña Isabel Morlezuma, 1550, J otros doclllnerltos del pleito
sucesorio, 1526-1613, transcripción, edición y notas de
Rodrigo Martínez Baracs, México, Dirección de Estu-
dios Históricos, INAH, 1996, manuscrito inédito.
23
Es difícil entender el rejuego de intereses e
intenciones que se movieron en ese momento,
pero el hecho es que doña Isabel no' dejó la
encomienda de Tlacopan ni a su marido Juan
Cano ni a ninguno de los hijos que tuvo con él,
sino a su primer hijo varón, el que tuvo con
Pedro Gallego, donjuan de Andrada Moctezu-
ma. Sólo separó una parte de la encomienda, el
pueblo de Ocoyoacac y sus sujetos (por los que
ella yJuan Cano habían pleiteado largamente),
y se lo dejó a Gonzalo Cano Moctezuma, no el
primero sino el segundo de los hijos que tuvo
doña Isabel con Juan Cano. A su primer hijo
con Juan Cano, Pedro Cano Moctezuma, lo hizo
heredero de los bienes de Juan de Andrada en
caso de que muriera sin legítimo heredero, y a
Juan Cano Moctezuma, lo hizo heredero de
Gonzalo Cano. Pese a estas condiciones adver-
sas,Juan Cano inició una serie de pleitos sobre
este y otros puntos del Testamento de doña Isa-
bel. En los hechos, al parecer, el mismo Juan
Cano y sus hijos gozaban de la encomienda de
Tlacopan,junto con el desplazado donjuan de
Andrada Moctezuma.6i
En 1551Juan Cano inició un pleito conJuan
de Andrada Moctezuma, primero de una lar-
guísima serie de pleitos entre las generaciones
de descendientes cada vez más numerosos de
doña Isabel, en sus linajes Cano y Andrada, que
fueron destazando las rentas de la maltrecha
encomienda de Tlacopan.68
La expansión de las actividades agroganade-
ras de Juan Cano ocasionó quejas. El 28 de abril
de 1551 el virrey don Luis de Velasco (1511-1564;
virrey entre 1550 y 1564) dio mandamiento para
que Juan Cano dejara de impedir, como lo ha-
bía venido haciendo durante dos años, al labra-
dor español Gonzalo Gallego (¿pariente de Pe-
.7 Mandamiento del virrey don Luis de Velasco aJuan
Cano "y a las demás personas que llevan los tributos del
pueblo de Tacuba" de que den lOOpesos para la obra del
monasterio franciscano del pueblo. México, 24 de diciem-
brede 1552. AyerCollection, 1'.193.
68 Gibson, TllI! Aztecs under Spanish rule, Appendix 1,
Tacuba, pp. 42~426; Y Testamento de doña Isabel Moctezu-
ma, 1550, J otros documentos del pleito sucesano, 1526-1613.
dro Gallego, el segundo marido español de doña
Isabel?), vecino de la ciudad de Mexico, y a va-
rios indios maceguales, tomar agua del molino
del licenciado Pero López, en Azcapotzalco, al
lado de Tacuba.69
Fue más bien escasa la participación de Juan
Cano en la vida pública novohispana. Aspiró a
ocupar el cargo de alcalde ordinario de la ciu-
dad de México en 1552. El cabildo se dividió
en dos partidos, uno de los cuales apoyaba a
Juan Cano y al conquistador burgalés Jerónimo
Ruiz de la Mota (l500?-1561?), y el otro a don
Pedro Zamorano y a don Gabriel de Aguilera,
obstinado candidato en 1548 y 1551. Decidió la
votación el voto del licenciado don Lorenzo de
Tejada, oidor de la Audiencia comisionado por
el virrey Velasco para presidir la elección, quien
puso como alcaldes ordinarios a un miembro
de cada bando: Aguilera y Ruiz de la Mota. Sólo
en 1554Juan Cano ocupó el cargo de alcalde
ordinario, junto con el prestigioso Antonio de
la Cadena.70
No cesó la relación de Juan Cano con Jeró-
nimo Ruiz de la Mota, autor como él de una
Relación de la conquista de Mexico. 71El 2 de agosto
•• En Silvio Zavala, ed., Libros de Asimtos de la goberna-
ción de la Nueva España. Periodo del virrey don Luis de
Velaseo, 1550-1552, México, AGN, 1982; Y en Peter
Gerhard, Sí,lIesis e índice de los mandamientos vimiÍtlales,
1548-1553, México, UNAM (Instituto de Investigaciones
Históricas), 1992, p. 85; véanse también pp. 162 Y 402.
70 Porras Muñoz, El gobierno de la ciudad de México en
el siglo XVI, pp. 153, I/lO, 216 y 220. Véase también Genaro
García, ed., El clero duratl/e la domitlaeión espmiola, en
Doeumelltos ¡tléditos o mUJ raros para la Historia de México,
México, 1905-1911; reed., México, Porrúa (Biblioteca
Porrúa, 58), 1974, pp. 435-436. Antonio de la Cadena
fue cinco años alcalde ordinario de la ciudad de Méxi-
co; 1543, 1547, 1554, 1557 Y 1566. Él también tuvo una
gran casa en la ciudad de México, "en que sustentó
muchos criados, caballos y otra gente de servicio [sic],
en tanta manera que fue, y era una de las personas que
más ilustraron en su tiempo esta república", según el
propio Guillermo Porras Muñoz, "La calle de Cadena
en México", Estudios de Historia Novohispana, V, 1974,
pp. 143-191.
71 Francisco Cervantes de Sala7.ar(1513/1515-1575) cita
varias veces la perdida Relaciótl de la conquista de México
de Jerónimo Ruiz de la Mota, en su Crónica de la Nueva
Espmia (escrita entre 1552 y 1564). Véase la edición con
24
de 1560 Juan Cano fue nombrado procurador
de los conquistadores de la Nueva España en la
corte, en caso de que Ruiz de la Mota no acep-
tara la tarea.72
Un censo de enero de 1560 registró las enco-
miendas en poder de Juan Cano, sus hijos y su
"entenado" donjuan de Andrada Moctezuma:
Tacuba; Ocuya, Caquete, Uejuca y Capuluaque.
Eran de las más ricas de la Nueva España. Y
Macuilxóchitl, en Pánuco, que tenía personal-
mente Juan Cano,73 y que ese mismo año trans-
firió a su hijo don Pedro Cano Moctezuma
(l532?-ca.1575).74
Tras la muerte de doña Isabel Moctezuma,
los indios de Tlacopan trataron de sacudirse a
Juan Cano como encomendero o, cuando me-
nos, moderar en algo sus exacciones. Don An-
tonio Totoquihuaztli, gobernador de Tlacopan
(de 1550 a 1574), escribió una carta dirigida al
rey destacando que, pese al apoyo dad~por los
tlacopanecas a los españoles durante la retira-
da de la Noche Triste, "después que Mexico se
tomó, ansí repartieron el señorío de Tlacopan,
que ningún pueblo le dexaron, antes bien, los
subjetos a esta cabecera están algunos reparti-
dos y dados a españoles". Don Antonio Tato-
quihuaztli pidió a Carlos V:
prólogo de Juan Miralles Ostos, México, Porrúa (Bi-
blioteca Porrúa, 84), 1985, lib. V, cap. XU, LXXI y CV.
Cervantes de Salazar no menciona aJuan Cano ni a su
Relaciótl; no debió simpatizar con él debido a su
anlicortesianismo.
n Porras Muñoz, Elgobiemo de la ciudad de México en el
siglo XVI, p. 220.
73 "Relación de los pueblos de indios de Nueva España
que están encomendados en personas particulares, descon-
tando el diezmo que se paga", enero di; 1560; en Francisco
del Paso y Troncoso, ed., Epistolario de NuelJaEspaña (ENE),
México, Robredo, 1939-1942, l. IX, pp. 11-12. Otro Juan
Cano, vecino de la villa de San Francisco de Campeche de
la provincia de Yucatán, era encomendero de los pueblos
de Boloncabil y Cacalut, según registro del 24 de febrero
de 1549 (ENE, l. VI, pp. 82-83).
74 En la década de 1570 Pedro Cano heredó la enco-
mienda de Macuilxóchill a su hija María, quien aún la
tenía en 1597. La encomienda pasó a la Corona des-
pués de 1643. Gerhard, r••ografia histórica de la Nueva
l\spa'ia, cap. LVII, p. 190.
 mande volver a este pueblo su subjeto. que son
ocho o nueve estancias que nos quitaron; y como
tributamos a un español que se llamaJuan Cano,
sirvamos daquí adelante y tributemos a Vuestra
Majestad; y para mí me haga Vuestra Magestad
merced del pueblo que se llama Xiquipilco. que
esto es pedir que de un gran pan que me quita-
ron, me mande Vuestra Majestad dar una rebana-
da; y ansí mesmo suplico que por cuanto yo soy
señor natural ylo fue mi padre llamado Totoquiua~i
y mis agüe los, ya mí me llaman gobernador. que
daquí a tres o cuatro años quitándome la gober-
nación me quedaré sin nada, me mande confir-
mar mi señorío para mejor servir a Vuestra Majes-
tad, y demando en pago de lo que yo y mi padre
sirvió en la conquista de Mexico, y después acá
que siempre hemos servido lealmente, un escu-
do de armas, y que den tro entren éstas que noso-
tros antiguamente teníamos; y a este pueblo de
Tlacopan lo mande Vuestra Majestad hazer ciu-
dad y dar otro escudo darmas; y para el reparo y
bienes desta república nos haga Vuestra Majes-
tad merced del pueblo llamado Tlalachco. 75
Ese mismo día de Reyes de 1552, el goberna-
dor don Antonio Totoquihuaztli firmó otra car-
ta con los alcaldes y regidores del cabildo indio
del pueblo de Tlacopan reiterando las mismas
demandas y agregando:
Demás desto, los que han gobernado a esta
Nueva España han dado y repartido en nuestra
propia tierra a los españoles muchas huertas y
exidos y caballerías de tierra que valen más de
cien mil pesos, porque una y buena vendió el
licenciado Tejada por cuarenta mil pesos.7fi
Al final de ese mismo año de 1552, don Anto-
nio Totoquihuaztli hizo severas acusaciones
contra Juan Cano y contra su difunta mujer
doña Isabel en una notable carta escrita en la-
tín. El párrafo más elocuente dice así (en tra-
ducción de Rafael Tena):
?r, Carta ele don Antonio Cortés Totoquihuaztli al em-
perador Carlos V,Tlacopan, 6de enero de 1552; en Pérez-
Rucha y Tena, eds., lA 710bleza i7ldígti71a del unlro de México
después de la (',onquisla, pp. 161-162.
7. Carta de don Antonio Cortés Totoquihuaztli y de
los alcaldes y regidores de Tlacopan al emperador Car-
los V, Tlacopan, ti de enero de 1552; en Pérez-Rocha y
Tena, eds .• La nobleza indígena del Clmlro de México después
de la Conquista, pp. 16~165.
25
Ante todo, afirmamos que ningún otro pueblo
se halla tan vehementemente oprimido por la
multitud de tributos como nuestro pueblo de
Tlacopan, el cual hasta ahora ha sido agobiado
por nuestro encomendero de nombre Juan Cano
con los superfluos tributos que cada año entre-
gamos; y no sólo por él, sino también por la
hija de Monte~oma que fue su mujer; la cual,
aunque era de nuestra sangre y de nuestra pa-
tria, sin embargo, tan ajena se mostró a la huma-
nidad, que en lugar de la piedad y del natural
amor con que se aman los hombres de una mis-
ma tierra y gente, ejerció la tiranía, ya nosotros,
que nacimos de padres nobles y preclaros, nos
tuvo por siervos. 77
Don Antonio Totoquihuaztli se quejó asimis-
mo de que Juan Cano, además de excederse en
los tributos, se había apropiado indebidamente
de varias tierras que pertenecían a Tlacopan: el
huerto de Atótoc. con muros y casas soberbias,
que había pertenecido al primer marido de
doña Isabel y del que se apropió Juan Cano,
alegando que doña Isabel lo había heredado
de su padre Moctezuma; las tierras de
Tetlolinca, de las que se apropió Juan Cano en
1534 y donde plantó vides, prometiendo a los
de Tlacopan que compartiría con ellos sus fru-
tos, lo cual nunca cumplió; y el sitio de Tepe-
tlapan, con muchos árboles y cercado, que se
apropió Juan Cano en 1540 y antes de ir a Es-
paña lo vendió a un español llamado Juan de
Burgos por 1 200 pesos de oro.78
Finalmente, don Antonio Totoquihuaztli
destacó que "estas Indias en tiempos antiguos
estaban divididas en tres partes, a saber, Mexi-
77 Carta de don Antonio Cortés Totoquihuaztli al em-
perador Carlos V, en latín, Tlacopan, 1 de diciembre de
1552; AGI.Patronato, 184,45; en Günter Zimmermann, ed.,
Britifederindianisdllm Nobilital aus Neuspanien an Karl Vund
Philipp JI Uln die Mille Hamhurgo,
des 16. ¡ahmuderls,
HamburKisches Museum für Vorgeschichte, 1970, pp. 2-4;
en Pérez-Rocha, l,a lierra)' el hombre en la lIiUa de Tacuba
dura7/le la época colonia~ pp. 151-153; Yla nueva traducción
de Rafael Tena, que aquí sigo, en Pérez·Rocha y Tena, eds.,
lA 71Oblez.aindígena del cenlro de México después de la Conquista,
pp. 167-178,169.
,. Carta de don Antonio lÁlrtés Totoquihuaztli al em.
perador Carlos V, en latín, Tlacopan, 1 de diciembre de
1552, pp. 172-173.
co, Tlacuba y Tetzcoco", por lo que "nuestro
pueblo jamás sirvió, antes fue muy servido por
otros", por lo que "nos resulta sumamente gravo-
so el tener que entregar cada año tan inmode-
rados tributos", por lo que "de rodillas suplica-
mos a Vuestra Majestad que se digne relevarnos
de los tributos" o, cuando menos, que les resti-
tuya los sujetos que Juan Cano le había quitado
a Tlacopan, particularmente Capoloac, Ocoya-
cac y Tepeuexoyocan.79
Ocho años después, el20 de febrero de 1561,
don Antonio Totoquihuaztli seguía siendo go-
bernador de Tlacopan y seguía intentando
sacudirse la encomienda de Juan Cano. 80
No se tienen mayores noticias sobre los últi-
mos años de Juan Cano. No sé en qué momen-
to regresó a España y se estableció en Sevilla,
donde había estado adquiriendo importantes
bienes. Allí vivía también su hijo Juan Cano de
Moctezuma. EI24 de marzo de 1571, en su pro-
pia casa, Juan Cano testó y fundó el mayorazgo
Cano de Saavedra, que detentó su hijo Gonzalo
Cano de Moctezuma.81 Murió poco después, el
11 de septiembre de 1572.
Hemos visto que a lo largo de su empeño
por sacar provecho de su matrimonio con doña
Isabel Moctezuma, Juan Cano dio origen a va-
rias informaciones y pleitos judiciales. Los más
importantes documentos que sobreviven son:
las Informaciones franciscanas de 1532, atribuidas
a fray Andrés de Olmos y fray Toribio Motolinía;
el Diálogo de 1544 con el cronista Gonzalo Fer-
nández de Oviedo; la Información de 1548-1553
sobre los bienes patrimoniales que le corres-
pondía heredar a doña Isabel Moctezuma, y el
79 Carta de don Antonio Cortés Totoquihuaztli al em-
perador Carlos V, en laún, Tlacopan, I de diciembre de
1552,.p. 175.
80 Carta de don Antonio Cortés Totoquihuaztli y de los
alcaldes y regidores de Tlacopan al rey Felipe 11,Tlacopan,
20 de fehrero de 1561; AGI, Audiencia de México, 168;
en ENE, lo XVI, pp. 71-74; Y en Pérez-Rocha y Tena, eds.,
La nobln.a indígtma túl cmtro de México después tú la Con-
quista, pp. 245-247.
., Archivo de Protocolos de Sevilla, Lihro I de 1571 del
oficio de Mateo de Almonacid; y Iihro 111de 1572. Véase
López de Meneses, "Dos nietas de Moteczuma", pp. 8R-90.
26
hipotético "Memorial reservado" dirigido a su
hijo donjuan Cano Saavedra, sobre los críme-
nes de Hernán Cortés.
También se sabe que Juan Cano compuso una
Relación de la NueuaEspaña, principalmente dedi-
cada a la Conquista, lamentablemente perdida,
pero que puede parcialmente reconstruirse con
base en lo que de ella citó o aprovechó el doctor
Alonso de Zorita en su Relación de la Nueua Espa-
ña. Por ello conviene ahora asomarnos a la vida
y la obra de este ilustre funcionario y escritor.
ALONSO DE ZORITA, FUNCIONARIO
Y ESCRITOR INDIGENISTA
Alonso de Zorita nació en 1511 o 1512 en la
industriosa ciudad de Córdoba.82 Sus padres,
Alonso Díaz de Zorita y doña Inés Fernández de
Valdelomar y Córdoba, pertenecían a la noble-
82 Joaquín García Icazbalceta, "Al lector" (1891), Po-
mar. IUlación de Tezcoco; Zurita, Breve relación tú /os señores tú
la NlU!1IaEspaña. NCDHM, lo 111, pp. VII-XXXIX; Manuel
Serrano y Sanz, "Vida y escritos del doctor Alonso de
Zorita", en su citada edición de Zorita, Historia de la
NlU!1IaEsparia, Madrid, Victoriano Suárez, 1909, pp. VlI-
ex, y el Apéndice, "Documentos biográficos del doctor
Alonso de Zorita", pp. 319-534; Benjamin Keen, "Editor's
Introduction", en Alonso de Zorita, Li/e and labor in
A ncient Mexico, T/lI! Brie/ and summary relation o/ t/lI! Iords 01
New Spai71, translated and with an introduction by
Benjamin Keen (1963), Norman y Londres, University of
Oklahoma Press, 1994, pp. 1-77; Beatriz Bernal, "Estudio
crítico", en Alonso de Zorita, Ley'esy Ordmanzas lUales tú
/a., Indias túl Mar Océano, por las cttales pri7neTmnentl! se han tú
librar todos /os pleitos civiles y criminales tú aquellas parl.l!s,y /o
que por ellas 710 estu viere tútmninado se ha tú librar por las Leyes
J Ordmanzas tú /os Rnnos tú Castilla (Cedulario de 1574),
versión paleográfica y estudio crítico, México, Miguel
Ángel Porrúa, 1985, pp. 27-154; José Luis Martínez,
"Alonso de Zurita (o Zorita)", en José Rogelio Álvarez,
director, Enciclopedia tú México, México, Enciclopedia de
México, S~~P,1987, t. XIV, pp. 8308-8310; Ralph H. Vigil,
A/onso de Zorita, Ruyal Judge and Christian Humanist, 1512-
1585, Norman, Oklahoma University Press, 1987; Wiebke
Ahrndt, "Alonso de Zorita: un funcionario colonial de
la Corona española", y Ethelia Ruiz Medrano, "Proyecto
político de Alonso de Zorita, oidor en México", ambos
en Alonso de Zorita, IUlación tú la Nueva España, edición
de Ethelia Ruiz Medrano, Wiebke Ahrndt yJosé Mariano
Leyva, México, Conaculta (Cien de México), 1999, lo 1,
pp. 17-58 Y 59-92; Y Wiebke Ahrndt, Edición crítica tú la
Relación de la Nuefla España y de la BTetle y sumaria relación
escritas por A/omo de 7.mita, México, INAH (Colección Obra
Diversa), Universidad de Bonn, 2001.
 za baja de Castilla. Primero de nueve hermanos,
Alonso de Zorita fue enviado a estudiar a la
Universidad de Salamanca, clave para ingresar
a la administración civil española. Fue acepta-
do en el exclusivo Colegio Mayor de San Barto-
lomé de Cuenca, en el que sólo se hablaba latín.
En Salamanca, Zorita fue discípulo del gran teó-
logo dominico fray Francisco de Vitoria (1486-
1546), uno de los creadores del derecho inter-
nacional y defensor de los indios. Hacia 1540
Zorita se graduó como licenciado en derecho
civil. Su primer trabajo conocido fue el de "abo-
gado de pobres" en la Real Audiencia de Gra-
nada, en donde se casó con Catarina de Cárde-
nas, con la que no tuvo hijos.
Pasó a las Indias tras ser designado el 21 de
mayo de 1547 oidor de la Real Audiencia de San-
to Domingo, adonde llegó enjunio de 1548. Co-
menzó la experiencia americana de Alonso de
Zorita, que duró dieciocho años hasta su regre-
so a Espalla en 1566. En Santo Domingo no pare-
ce haber tenido más problemas que los ataques
de piratas franceses. En 1550 fue enviado como
gobernador yjuez de residencia al reino de Nue-
va Granada y las provincias de Santa Marta y
Cartagena (en lo que hoyes Colombia). Durante
el viaje a Nueva Granada, su navío pasó por una
tormenta. En Santa Fe se enfrentó a la dificil tarea
de "residenciar" al licenciado Miguel Díez
Armend§riz y de aplicar a los encomenderos las
lascasianas Leyes Nuevas de 1542, con un apoyo
muy a medias de la Corona, pero con el sostén de
los frailes franciscanos y dominicos.
Pésima travesía tuvo nuevamente el licenciado
Zorita en su viaje de regreso a Santo Domingo en
1552, cuando perdió sus libros y bienes.
En 1553 pasó como oidor a la Real Audien-
cia de los Confines (Guatemala y Nicaragua)
donde permaneció hasta 1556. Zorita hizo va-
rias visitas por el territorio de Cuauhtemallan y
realizó algunas reducciones o congregaciones
de pueblos de indios, lo cual lo enemistó con
los franciscanos. Pero su intento de aplicar las
Leyes Nuevas contó con el decidido apoyo de
Alonso López de Cerrato, presidente de la Au-
diencia, y del propio fray Bartolomé de las Ca-
27
sas (1474-1566), a quien Zorita trató amplia-
mente. Zorita conoció también en Guatemala
al conquistador Bernal Díaz del Castillo (1495?-
1585), que comenzaba a escribir su Historia ver-
dadera de la conquista de la Nueva España, y le
dejó leer algo de lo que había adelantado.83
En 1555 el licenciado Zorita fue promovido
a oidor de la Real Audiencia de México. Asu-
mió el cargo a finales de 1556 y permaneció
hasta 1566. Estos diez años de experiencia no-
vohispana le dejarán una profunda marca. Se-
gún José Fernando Ramírez, fue "uno de los
personajes que más honor hicieron a la magis-
tratura y al gobierno de la Metrópoli".84 Zorita
fue el primer oidor quinto, porque se incorporó
como oidor justo cuando el número de oidores
de la Audiencia de México pasó de cuatro a cin-
co. Al llegar, en abril de 1556, Zorita se incorpo-
ró a la Universidad de México, abierta en 1553,
donde su licenciatura salmantina se transmutó
en doctorado mexicano, en lucida ceremonia
celebrada en noviembre de 1556, siendo rector
el prestigioso canónigo Juan González (1500-
1590) ,85Yen presencia del virrey Velasco.
Pero Alonso de Zorita enfermó, agotado por
sus experiencias, trabajos, viajes y naufragios, y
•• "Rernaldo Díaz del Castillo, vecino de Guatimala,
donde tiene un buen repartimiento y fue conquistador
en aquella tierra y en Nueva España y en Guaca~inalco,
me clixo, estando yo por oidor en la Real Audiencia de
los Confines, que reside en la ciudad de Santiago de
Guatimala, que escribía la Historia de aquella tierra y
me mostró parte de lo que tenía escrito. No sé si la
acabó ni si ha salido a la luz", Zorita, &laci6n de la Nuella
Espmia, "Catálogo", f. XI r.
"'José Fernando Ramírez, Adiciones a la Biblioteca de Be·
ristáirt, México, Imp. de V.Agüeros, 1898, t. II; reed. en José
Mariano Reristáin y Souza, Biblioteca hispanoamericana
septmtrional, edición de Enrique Navarro O., México,
F.diciones Fuente Cultural, 1947, vol. V,p. 205.
M El padre Juan González, extremeño, fue capellán y
confesor del obispo Zumárraga y canónigo de la cate-
dral. Fue alumno, doctor, maestro en lengua mexica-
na, consiliario y rector de la Universidad de México.
Renunció a su canonicato y se dedicó durante 24 años
a la evangelización de los indios. Fundó la Congrega-
ción de San Pedro, de la que fue abad. Se retiró en
penitencia a la ermita de la Visitación. Se dice que
estuvo presente junto a Zumárraga el 12 de diciembre
de 1531 cuando se imprimió la imagen de la Virgen de
comenzó, además, a tener problemas de audi-
ción, lo cual no era muy compatible con su car-
go de oidor. Por ello, varias veces solicitó a la
Corona regresar a España.
Algo mejoró la salud de Zorita, pues pudo
incorporarse a la agitada y conflictiva vida polí-
tica mexicana. Los oidores de la Audiencia es-
taban divididos entre los que apoyaban la alian-
za del virrey don Luis de Velasco con los frailes
y las autoridades indias de los pueblos, y los que
apoyaban la alianza del arzobispo fray Alonso de
Montúfar (1498-1573; llegado en 1554) con los
encomenderos y colonos españoles representa-
dos en el Ayuntamiento de la ciudad de Méxi-
co. El oidor Zorita se incorporó al bando de los
aliados del virrey. Sus convicciones lascasianas
se afianzaron, y luchó junto con los frailes por
defender las formas de gobierno indígena tra-
dicionales, por moderar los tributos de los in-
dios y contra la imposición a ellos del diezmo
eclesiástico y la aplicación de la reforma de! siste-
ma tributario que implicaba imponer e! tributo
a indios nobles y mayeques (que trabajaban en
las tierras de los nobles), anteriormente exen-
tos.HO A petición de los franciscanos, el oidor
Zorita intervino como juez en muchas causas
de indios, lo cual le dio una invaluable expe-
riencia que años después aprovecharía en sus
grandes escritos.R7
(;uaelalupe en c! ayate elc! mítico inelio/uan DieRo, y se
le ha atribuielo una supuesta versión primitiva ele las
apariciones. J)irrill7lflrio "omia de hislmia, bio¡...'TflJíaJ ge0K'a-
fía de M¿xiro (1904), quinta eelición, México, PorrÍla,
19Ho.3 vols.; y Eelmunelo ()'(;orman, Destierro de sombras.
J.uz ni r,/ origer, d. la ima¡.,'fi1' J Cltllo de Nueslra Seriora d.
Guadalupe del Tepl'Jflf, México, UNAM (Instituto ele Inve,,"
tiRaciones Históricas), 19Ho, Apénelice seRunelo.
"" Ruiz Meelrano, "Proyecto político ele Alonso ele
Zorita. oidor en México".
.7 Carta ele frayJerónimo ele Menelieta (1525-lti04) a
fray Francisco ele Ilustamante (14R5-1502), Toluca, 1 ele
enero ele J.'í02; enJoaquín García Icazhalceta, eel., Carlas
derPli¡fioso.,deNlU'lltll'\/JfIria, 1539-1594, NCIlHM, t. 1, pp. I~
21. l'i1ltura flfl goberlffsdor, rPgidores de Mixho. Cúdiu Onu/f',
Eel. raes. con estuelio y transcripción ele Vicente Cortés
Alonso, Maelriel, Servicio ele Publicaciones elel Minis-
terio ele Eelucación y Ciencia, 1993,2 vols. Véase tam-
bién María Jllstina Sarabia Viejo, D01l J.uis de Vela",o,
lIirrt'J de Nueva ¡';sp"'ia, 1550-1564, Sevilla, Consejo Supe-
28
Uno de los primeros casos que tuvo que tratar
el doctor Zorita en la Real Audiencia fue e! de
fallar en octubre de 1556 sobre la Injarmación de
1548-1553 que presentó Juan Cano sobre los bie-
nes que debía heredar de sus padres y abuelos su
mujer doña Isabel Moctezuma, fallecida en 1550.
Su petición fue parcialmente denegada, pero des-
de entonces, como vimos, Zorita entró en contac-
to con Juan Cano y sus ambiciones.
En 1557 el doctor Zorita acudió al pueblo de
San Juan Teotihuacan a calmar a los indios amo-
tinados, encabezados por su gobernador don
Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin, que no
aceptaban a los religiosos agustinos y querían
conservar a los franciscanos que tenían.88 Como
bien lo vio el historiador Joaquín Carda Icaz-
balceta, Zorita
no se condujo, al parLcer, en aquel caso con en-
tera rectitud; porque 'hallando por la informa-
ción que tornó ser el pleito de FuenteóvejunaW'
y que no había que culpar más a unos que a otros,
por sólo que no dijesen que había sido en balde,
hizo prender hasta sesenta indios, y de éstos
mandó echar en obrajes los veinte, para que sir-
rior ele Investigaciones Cientílicas, Escuela ele Estu-
elios Hispano-Americanos, 197R, pp. 24, 47-4R, 277, 332
Y 340-341 (parece, sin embargo, eliscutiblc la opinión
expresaela en la p. IR7 sobre el apoyo de Zorita a la
imposición del eliezmo a los inelios).
AA "Relación sumaria de lo que pasaron y paelecieron
los inelios naturales ele San .loan Teotihuacan por tener
eloctrina ele los frailes ele San Francisco", en NCIlHM, t. 1,
pp. R!i-90;fray (;erónimo ele Menelieta, OFM, IJisloria eele-
Sifi<liw india1la, obra escrita a fines elc! siRio XVI, la pu-
blica por primera vez Joaquín Carda Icazbalceta,
México, AntiRua Librería, Portal de Agustinos Núm. 3,
IR70; reeel. raes., México, Porrúa (Biblioteca Porrúa,
40), 1971, lib. IIJ, cap. LlX; y Gerhard, Geografta M,IOOm
de ú, Nuella Jo."sp"'ia, cap. LXXXIX, pp. 282-2H3.
'" "Es decir, que el pueblo todo, y no algunos in-
'dios, había hecho el alboroto. Hay de Lope de Vega
[Hi02-1 0351 una comedia intitulada FlU!1Ile Orleju1la, cuyo
argumento es el caso que dio origen al proverbio"
(nota de Joaquín (;arcía Icazbalceta). Lope de Vega
tomó noticia del alzamiento de abril de 1470 en la villa
de Fuente (lvejuna, s~j.cta a Córdoba, elel libro de fray
Francisco ele Rades y Andraela, Chronica fÜ las lres úrdenes
J caballería.' de Sfmliago, Calalralla J Aleá1ltara, Toledo,
.luan ele Ayala, 1572. Pero desde tiempo antes la histo-
ria de Fuente Ovejuna había pasado a la imaginación
popular.
 viesen por seis meses, en escarmiento y aviso a
los otros y a los cuarenta mandó soltar, y con esto
se volvió a Mexico' [Mendieta]. Si no había que
culpar más a unos que a otros, ¿por qué pagaron
aquellos pobres veinte los pecados de los demás,
y con pena tan grave como la de obraje? El escar-
miento no se logró, porque los indios persistie-
ron en su resistencia, y después de mucho pade-
cer se salieron al fin con la suya, pues se fueron
los dominicos90 y volvieron los franciscanos.9\
En 1561 el oidor Zorita envió a la Corona un
Memorial solicitando ser nombrado gobernador
de Nueva Galicia para organizar la pacificación
de los chichimecas de manera semejante a como
Las Casas había organizado en 1537la conquista
pacífica de los indios de la Vera Paz, en Cuauhte-
mallan (Guatemala).92
En e! mismo año de 1561 el segundo Mar-
qués del Valle don Martín Cortés solicitó al Con-
sejo de Indias una nueva cuenta de sus vasallos.
La Audiencia de México encomendó la tarea al
oidor Zorita, quien realizó la visita del Marque-
sado del Valle en 1563 y 1564. Esta visita tam-
bién le proporcionó gran cantidad de informa-
ción sobre la organización social de los indios
que aprovechó en sus escritos posteriores.9~
90 Trátase al parecer de un desliz de Carcía Ica1.balceta,
pues los frailes que no quisieron recibir los indios de San
Juan Teotihuacan no eran dominicos sino agustinos, como
lo explicita la recién citada "Relación sumaria de lo que
pasaron y padecieron los indios naturales de San .loan Teo-
ti huacan". Esta relación fue incorporada a la Hislm"ia
eclesiástica indiana de Mcndieta, que omite precisar a
qué orden pertenecían los frailes rechazados.
" Carcía Icazbalceta, "Al lector", en NCDHM, t. III,
pp. XI-XII.
.., Alonso de Zorita, Mf:mm"iala Su Majestad, México,
ca. 1560; en CDHM, t.II, pp. 333-342; Y "Carta del doctor
Zorita a Su M,\jestad en la que después de exponer sus
servicios, pide se le nombre capitán para entrar a los
chichimecas; se suprima la Audiencia de Nueva Calicia
y se le conceda el gobierno de aquella provincia, y trata
de la orden que se ha de guardar en la entrada, funda-
ción de pueblos, salario que debe llevar, cte.", Mexico,
20 de julio de 1561; en Zorita, Historia de la Nueva Espa-
ña, tomo primero, Apéndices, pp. 417-431.
•• Sarabia Viejo, Don Luis de l-I!lasco,virrey de Nueva Espa-
ria, pp. 48 Y387; YAhrndt, Edición critica de la Relación de la
Nuroa España)' de la Brelle )' sumaria reladón escrilas por
Alonso de lbrita, p. 110.
29
Los conflictos se agudizaron en 1563 con la
llegada de! visitador licenciado Jerónimo de Val-
derrama (?-1569), que apoyó al bando del arzo-
bispo Montúfar. En la línea de la nueva política
explotadora del rey Felipe 11 (1527-1598, gober-
nó a partir de 1556), el visitador buscó aumen-
tar los tributos a los indios, golpear a sus autori-
dades y la organización sociopolí tica de los
pueblos, disminuir los derechos de los frailes así
como las atribuciones del virrey y de la Real
Audiencia. El visitador Valderrama -llamado
por los frailes "el afligidor" y "el azote de los
indios"- atacó directamente al oidor Zorita,
aduciendo sus problemas de oído. Zorita se
defendió de las acusaciones, pero él mismo soli-
citó nuevamente regresar a España.
Al morir el virrey Velasco en 1564 -se dijo
que por los cor.yes que le hizo pasar el visitador
Valderrama-, la situación se agudizó, y estalló
la conjura de don Martín Cortés (1533-1589) y
los hermanos Alonso de Ávila Alvarado y Gil
González de Ávila, que fue pronto descubierta
y descabezada.94
El doctor Zorita logró finalmente renunciar al
cargo de oidor en 1565, pero no pudo regresar a
España sino un año después, pues tuvo que per-
manecer en México para cobrar el dinero que la
Corona le adeudaba y comenzar a responder a
los cargos que le hizo e! visitador Valderrama.
Derrotado, el doctor Zorita se embarcó en la
flota de 1566 que llegó en septiembre al puerto
de Sevilla. Ylos ataques contra él continuaron en
España. A su llegada, la Casa de Contratación le
confiscó los ocho mil ducados que traía. Tras las
protestas de Zorita, se le devolvieron mil. Lo de-
más quedó en calidad de juros de Su Majestad,
con un interés del 7.14 por ciento.95 Zorita se
•• Manuel Orozco y Berra, Notida histórica de la con-
juración del Marqués del Valle, años de 1565-1568, México,
Tipografía de R. Rafael, 1853; yJuan Suárez de Peralta,
TraJado del desculnitnienlo de las Indias (terminado en 1589),
introducción de Justo Zaragoza, nota preliminar de
Federico Cómez de Orozco, México, SEP, 1949, caps .
XXX-XXXIX.
"Juros: "En los siglos de la llamada Edad Media, pero
no sé a partir de qué fecha, los reyes castellanos fueron
pródigos en conceder por merced a los nobles rentas pro-
instaló en una de las casas de su mujer en Gra-
nada.
Sólo en 1572 el Consejo de indias acabó de
examinar los legajos de sujuicio de residencia que
le tomó a Zorita el visitador Valderrama. Por tres
faltas menores se le prohibió ejercer cualquier
cargo de justicia durante tres años y medio.
Dos de los cargos que se le imputaron son de
cohecho, pero el tercero merece mención, pues
el oidor Zorita aparece aquí como un precur-
sor de la defensa de la diversidad sexual:
habiendo confesado en tormento un Francisco
Díaz de Ayala que había cometido el pecado
nefando con donjuan de Saavedra Cervantes,
y habiendo pedido el fiscal que se reiterase el
tormento por no se haber ratificado, el dicho
doctor Zorita, ante quien pasaba la causa, no
lo mandó hacer ni otra diligencia alguna, y el
dicho Ayala se huyó de la cárcel y no fue casti·
gado del dicho delito; que por lo contenido en
el dicho cargo le ponemos culpa grave y más le
condenamos a que por tiempo de medio año
no pueda tener ningún oficio de justicia.'lfi
El 5 de mayo de 1575, el doctor Zorita se
presentó ante el Consejo de Indias solicitando
que se derogara la prohibición de poder ejer-
cer cargos de justicia, pidiendo una absolución
total y varios cargos en la :"Jueva España. Nada
se le ·concedió. A partir de entonces se puso a
reunir documentación y escribir, hasta su muer-
te poco después de 1585Y¡
ce(!cmes rlel lesoro real c¡ue se llamaron juros. En el
sip;lo xv esa mercerl lIep;ó, como es sahirlo, a exlremos
lales c¡ue rlesec¡uilihraron el erario rle la Corona ...•.
Rafael Allamira y Crevea, I>irrimlflrio mslellauo de pala-
bras juridims J léwims (omadas de la leKislaóóu i'lldiaua
(1944), México, InstilulO Panamericano rle Geop;ralla
e HislOria, Comisión rle Hisloria, 1951.
,", "Senlencias pronunciarlas por el Consejo rle [n-
rlias en los carp;os resullanles rle la visila rlel licenciarlo
Valrlerrama a la Aurliencia rle Mexico", Madrirl, sep-
liemhre rle 1571-marl.O rle 1572; en France V. Scholes y
E1eanor B. Arlams, erls., Cartas del /i,:euriado ./eróuimo
Va/derrama JO/ros rio('Ilmt1l1los .mbrf!.su visifa al ¡{o/Jierno de
Naella f'.\pa.ia, f563-1565, México, .losé Porrúa e Hijos,
sUCS., 1901, pp. !\4t>-400 y !\7.~-!\7ti.
97 Se ip;nora la fecha precisa rle su muerte. El úllimo
lestimonio que rle Alonso rle Zorila se conserva es la Derli-
caloria rle su Helacióu de la NUPlIaH,'pll1iaa rlon Hernanrlo
30
Entre 1570 Y 1574, Zorita se ocupó de reunir
una gran recopilación de Leyes y Ordenanzas Rea-
lesde las Indias del Mar Océano, por las cuales prime-
ramente se han de librar todos lospleitos civiles y crimi-
nales de aquellas partes, y lo que por ellas no estuviere
determinado se ha de librarpor las Leyes y Ordenanzas
de losReinos de CastillaYs Zorita presentó su Cedu-
lario al Consejo de Indias para su publicación,
pero presumiblemente no fue aceptada, debi-
do, piensa Beatriz Bernal, a que su selección pri-
vilegió la legislación en favor de los indios.99
Zorita escribió dos sumas: una Suma de los
tributos y una Suma de los señores, concluidas en
1578, pero no publicadas y hoy perdidas. Sabe ..
mos de ellas gracias a que las cita el propio Zorita
en su Relación de la Nueva España.
Por entonces Zorita debió iniciar la redac-
ción de su obra más importante, la Relación de la
Nueva España. Un impulso importante debió ser
la lectura de las Repúblicas de Indias de l/agustino
fray Gerónimo Román y Zamora (ca. 1536-ca.
1597), publicadas en 1575,100 que incorporan
buena parte de la entonces inédita Apologética
rle Vega, presirlel1le rlel Consejo de Indias, lirmarla el
20 rle oclUhre rle 15R5.
OH Alonso rle Zorita, Le)'es)' Orde1tauzas Reales de las
ludia, del Mar Oréauo, por las males primerameute se hau de
librar Iodo" los pleitos cilliles)' rrimiuales de aquellas partes, )'
lo que por ellas uo estulliere delermiuado se ha de librar por las
Leyes J Order/{l1/zas de los Reiuos de Castilla (Cedulario de
1574), versión palcográlica y eSludio crÍlico de Bealriz
Bernal, México, Mip;uel Ángel l'orrúa, 1985, pp. 27-
154;
'" Bealriz Bernal, "ESlurlio crílico", en su erlición rle
Zorila, Cedulario ,ü 1574, pp. 27-154.
100 Fray Gerónimo Román y Zamora, OSA, República,
del 1tIundo dillidida.l eu XXVII libros ordenados por Jo:
Jlieron)"oo RmolÍn, fraile professo J Cronista de la Orden de
Sau Ali/tslín, Natural de la ciudad de Lograrlo, Medina del
Campo, Francisco rlel Canlo, 1575. Román excluyó las
partes más conlrovertidas sohre las costurnhres judías
y p;enlílicas y logró puhlicar una segunda edición en
1595: Repúblicas del mundo (. ..) corregida)' re1lsurada por el
expur¡(atorio del Santo Oficio, Salamanca, Juan Fernán-
rlez, 1595. La sección derlicada a la Repúhlica rle las
[nrlias Occidcl1lales fue reciel1lemel1le reedilarla: Repú-
bli((« de India,. Idolatrias J ¡(omemo e1lMéxico J Perú antes de
la conquista, ordwadas por Fr.Jerón;mo ¡¡moán J Zamora,
CTmlista de la orden de San Agustín. Fielmente rdmpresas,
se~¡n la ediáó11de 1575, con una addenda de las noticias que
Ita)' en la míuira, del mismo autor. impresa en 1569, Marlrid,
histaria sumaria. escrita entre 1555 y 1559 por fray
Bartolomé de las Casas,lO! y que ocasionaron la
molestia del Consejo de Indias por sus ataques a
los abusos de los españoles en las Indias, y la cen-
sura inquisitorial española, portuguesa y roma-
na por su descripción de las costumbres judías y
gentílicas.lU~ Zorita cita repetidas veces a Román
en su Relación.
Por las citas de obras ajenas y propias que
hace Zorita. Wiebke Ahrndt estableció que
cuando menos las partes Segunda, Tercera y
Cuarta fueron escritas entre 1578 y 1584. En
esta última fecha Zorita envió el manuscrito del
LifJro perdido de fray Toribio de Motolinía a la
ciudad de México, para que lo utilizara el fran-
ciscano fray Gerónimo de Mendieta (1525-
1604) en su Histaria eclesiástica indiana.lU~ En ene-
ro y febrero de 1585 Zorita escribió el importante
"Catálogo de los autores que an escripto histo-
rias de Indias o tratado algo dellas" -el primer
"ensayo historiográfico" escrito en México-, que
an tecede su Relación de la Nueva España, y el 20 de
octubre de 1585 la Dedicatoria a don Hernando
de Vega, su último escrito conocido.
Mientras trabajaba en su extensa Relación de
la Nueva España, el doctor Zorita escribió otras
Suárez. IR97. 2 vols. La cr(mica mencionarla es: Chrollim
de la Ordeu d_ los lónnilmins del Glorioso Padre Sallcto ¡Igus-
lill, Dillidida I!1Idoce cl!11lurins: c01npuesla /Jor Fra)' lIitmmimo
U01nátl. fraiÚ! /Jrof_ssO de ta me.H"a ordl!1l. Salamanca. loan
Baptisla rle Terra Nova, 1509.
101 Fray Bartolomé rle las Casas, or, Apologélica hislo-
ria sl"naria, erlición prepararla por Edmunrlo O'Gor-
man, con un eslurlio preliminar, apénrlices y un ínrlice
rle malerias, México, UNAM (InslilulO rle Invesligacio-
nes Hislóricas), 1967,2 vols. Los primeros en dar cuen-
la de la incorporación rle la Apologética rle Las Casas en
las Urp,¡iJ/irrL< rle Román, fueron Erlmunrlo O'Gorman,
"Eslurlio preliminar", Apénrlice 11, p. CIII; y Henry R.
Wagner y Helen Rand I'arish, The life m"l ",nlill/(" of
lJarlol"mé de l(~, Casas, Alhuquerque, Universily 01' New
Mexico I'ress, 1907, pp. 2RR-2R9.
10" Rolena Arlorno, "Sohre la censura y su evasión:
un caso lransallánlico rlel siglo XVI" (1992), versión
corregirla y aumentarla, lrarlucción rle Fernanrla
Macchi, en Carlos Alherto Gonzálcz S. y Enriquela Vila
Vilar, comps., Grajia., del imagillario. Ilefrresetllaci01les cul-
luraÚ!s 1!11E,pmia)' América (siglos XVI-XVIII), México, FCF
(Sección rle Ohras rle Hisloria), 2003, pp. 1~52.
10' Ahrndl, "Alohso rle Zorila: un funcionario colo-
nial de la Corona española", p. 45.
31
obras. EllO de marzo de 1584, firmó en Grana-
da un interesante "Parecer sobre la doctrina y
administración de los sacramentos a'los natura-
les".104Pero su libro más leído y que tuvo mayor
trascendencia fue la Breve y sumaria relación de
los señores de la Nueva EspañalO5 -probablemen-
te escrito a petición de los franciscanos novo-
hispanos que luchaban contra el repartimiento
de trabajo, con motivo del Tercer Concilio Ecle-
siástico Mexicano de 1585-,106 que retoma y
desarrolla temas tratados en la Segunda parte,
sobre reyes, señoríos, tributos y leyes, de la Rela-
ción de la Nueva España, tomando como guía un
extemporáneo cuestionario de la Corona, in-
cluido en una Real Cédula del 20 de diciembre
de 1553. Aunque se trata de un firme alegato de
defensa de la organización económica, social y
política de los pueblos de indios, y de lucha
contra su deterioro por la acción conjunta de
funcionarios y empresarios españoles, y de una
continuación de la lucha iniciada durante sus
años de oidor en la ciudad de México entre
1556 y 1565, la Breve y sumaria relación ha sido
leída como una obra descriptiva sobre el Méxi-
co prehispánico. Los estudios históricos de las
últimas décadas, sin embargo, han mostrado
que buena parte de su información, por ejem-
plo sobre la naturaleza del calpulli (unidad te-
rritorial supuestamente basada en vínculos de
10•• Alonso rle Zorila, "Parecer rlel rloclor Alonso de
Zorita sohre la enseñanza espirilual rle los indios", Grana-
rla, 10 rle marzo rle 151\4;en Zorila, Historia de la NWiTla
I~'spmia, erlición rle Manuel Serrano y Sanz, Apéndice, pp.
49~527; Yen Mariano Cuevas, ed., Dorotlumlns illéditos del
siglo XVI para la hisloria de México, México, Porrúa (Bi-
hlioleca I'orrúa, 62), 1975, pp. 331-354.
IOf, Alonso de Zorita, "Breve y sumaria relación de los
sei'lores de la Nueva España", en Joaquín García Icazhal-
ceta, ed., Uelacion,-, de Texcoco)' de la Nueva Esparia, NCDHM,
l. I1I, pp. 05-206; Y l.os sl!1iore.' de la Nueva Espmia, con
prólogo y notas de Joaquín Ramírez Cahañas, México,
UNAM (BihliOlecadel ESlUdianLeUniversitario, 32),1942;
segunda edición 1963.
IOfi Ahmdl, F.diciótl critica de la &laciÓ1l de la NUf!lla España
)' de la IJreve)' sulnaria relació1I m:ritas por Alm¡so de Zorita, p.
115. Cita a Richard Stafford Poole, "The Franciscan altack
on lhe RepartimienLo system (1585)", en John Francis
Bannon, ed., Itulian labori •• t1leSpanisJ¡ Indie5: Was thert another
.",lu/iotl r. Boslon, n.e. Healh, 1966, pp. 66-75.
parentesco), no es generalizable porque pro-
viene de regiones muy particulares de la ~ueva
España, como la de Puebla-Tlaxcala, en donde
residió el franciscano fray Francisco de las Na-
vas (?-1578), una de las fuentes de Zorita. Es el
caso también de su información sobre los maye-
que, tomada en buena medida de la región de
Yacapixtla (en el actual estado de Morelos),
durante su visita de 1563-1564 al Marquesado
del Valle. 10;
De cualquier manera, debido a la radicali-
dad de sus ideas indigenistas y humanistas, Zorita
no vio publicada ninguna de sus obras, que se
comenzaron a editar en el siglo XIX gracias al
empeño de historiadores como Joaquín Carda
Icazbalceta (1815-1894).lOH
La Relación de la Nueva España consta de cua-
tro partes. La Primera trata de
...Ias naciones y gentes qu'e la poblaron [la Nue-
va España] y de su idolatría y sacrificios, y de
sus templos, y por quién y dónde se pobló Me-
xico, y de la gran población que hay en su co-
marca y circuito, y de las sierras y montes que
107 El prohlema aún no plenamenle resuello oc las
I'uenles re¡{ionales oc la f1rlillP)'sUlnaria relru:ilÍ7Ioc Zorita
ha oaoo lu¡{ar a varios eSluoios, emre los cuales cahe
mencionar los oc Peoro Carrasco, "Social organizalion
01'Anciem Mexico", en Ronalo Spores, eo., ArrhtU!oir'[!Joj
Norlhern Me.l"OflIneriw,pan 1, en Rohen Wauchope, gene-
ral eoilOr, /Ttllldl)()ok o( Mitltlle I1 merim71 lndiam, Auslin,
Universily 01' Texas Press, 1971, pp. ~49-~75; Freoerick
Hicks, "MflJeql,," J m/fm.leqne en el sislema oc clases oel
México anliguo", en Peoro Carrasco y.!ohanna I\rooa,
comps., FslmlijimrilÍtI .\Ocia/ etl la Mesoalnérim flTehispátli-
(/l, México, INAH, SEP, 1970, pp. 70-77; Luis Reyes García,
"Documentos oc Toluca en la ohra oc Zorila", Eslutlios
de Cnltura Ná/mall, 14, 19RO, pp. ~4!'í-~54; I\enjamin Keen,
"('rel'ace lo lhe paperhack eoition" (1994), en su eoición
y lraoucción oc Zorita, l.ije alltl labor ill IllIcie1ll Mexico,
pp. VII-XVIII; Y Peoro Carrasco, "The provenience 01'
Zorita's oala on lhe social or¡{anizalion 01'Ancienl Mexi-
co", en Eloise Quiñones Keher, eo., Chippillg al/la)' Otl
earlh. Slntlies ill I'rehisf!tlllÍf fltlti Coirmial Mexim ill /TOllor oj
Arllmr.f.O. Atltlersotl alltl Chflrles F. Dibble, Lancasler,
California, Lahyrinlhos, 1994, pp. 73-RO.
'0" Sohre el imerés oc Garcia Icazhalcela por encon-
lrar los escrilosoe Alonso oc Zorila, véase su Inlrooucción
a NCDHM, l. 111;YEmma Rivas Mala, eo., l·:lIlrelellilOielllo.'
lilerarios. /~Pi.\tOlflriOmtre ir,sbihlilÍgra(os.f""'luíll (;flrtífl Irtl.1.1Hll·
(elfl J Mallnel [{elOtíll¡",rro del Vfllle, /8611-/886, México, INAH
(Colección Cienlífica), 200~.
32
tiene a vista, y de sus ríos y fuentes. Yde la gran
riqueza de estos montes, y de toda aquella tie-
rra, y cuándo y por quién ~e pobló la ciudad de
los Angeles; y de los mercados que en aquella
tierra se hacen por los indios con otras cosas
notables que en ella hay y se crían y cogen, y de
la grandeza y términos de Tlascallam, 109 y de los
señores que en ella había y de la manera de su
gobierno y sucesión en los señoríos, y del reino
de Michuacan y Guxacam y Cohautimallan, y
Nicaragua, con otras provincias comarcanas.
La Segunda parte, describe Zorita,
trata de los reyes y señores que en ella hubo y
cuántas maneras había dellos y cómo sucedían
en los señoríos y de los tributos que les daban
sus vasallos, y de la orden que en ello había, y
cómo gobernaban su tierra y de algunas leyes
que tenían para sus guerras y para hacer escla-
vos, y a qué servidumbre eran obligados y para
sus matrimonios y contrataciones y cómo cria-
ban y doctrinaban sus hijos y cómo usaban del
vino y de los jueces que tenían y cómo proce-
dían en su judicatura.
La Tercera parte trata de la "conquista y pa-
cificación" de la Nueva España, y la Cuarta de
la "doctrina y conversión de los naturales" de la
Nueva España.
. A lo largo de su Relación, Zorita utiliza y cita
ampliamente obras sobre las Indias, aparte del
pesado aparato teológico, clásico e histórico
con el que compone sus elaborados comenta-
rios, herencia de sus estudios humanistas en la
Universidad de Salamanca. En la Primera parte
utiliza las relaciones en su mayor parte perdidas
de los franciscanos fray Toribio de Benavente
Motolinía, fray Andrés de Olmos y fray Francis-
co de las Navas. En la Segunda, el doctor Zorita
aportó su propia experiencia como oidor de la
Nueva España, particularmente en lo referente
a la propiedad de la tierra, a los sistemas de
"'"Es una pcculiarioao oc Zorita, que no siempre sigue,
lerminar en 10 y no 11 cienos topónimos nahuas, como
Cempoalam, Coaulimallam, Cuyuacam, (;uxacam, Tena-
yucam, Tlacuham, Tlascallam, y algunos antropónimos ler-
minaoos en el reverencial -túu, como Axayacal~im,
Molec~uma~im y Te~o~oma~im.
 tributación, además de las obras de los francisca-
nos mencionados y de don Pablo :\'azareo. in-
dio principal de Xaltocan. entre otras fuentes.
En la Tercera. sobre la Conquista, utiliza sobre
todo a Cortés, a López de Gómara y a nuestro
Juan Cano. En la Cuarta parte se basa principal-
mente en ~otolinía.
EL MÍ<:TODO m: m:n:CC[ÓN
ena gran ventaja para el investigador es la ex-
cepcional probidad historiográfica del doctor
Zorita, que no solamente expuso sistemática-
mente sus fuentes en su "Catálogo de los auto-
res que han escripto historias de Indias o trata-
do algo dellas" (1585), sino que en el cuerpo
de su Relación citó amplia y explícitamente a La comparación de las citas de las obras de
múltiples autores.
Las profusas referencias hechas por Zorita al
perdido Libro de las cosas de la Nueva España y de los
naturales de ella. también conocido como los Me-
mariales (compuestos hacia 1537-1541), de fray
Toribio de Benavente ~otolinía, fueron decisivas
para el esfuerzo hecho por el historiador
Edmundo O'Gorman (1906-1995) para recons-
truir este "libro perdido" con base, entre otras
fuentes, en el manuscrito de la Relación de Zorita.JIO
Fray Atanasio López inició la reconstrucción
de la perdida Suma de fray Andrés de Olmos
(compendio de su amplio Tratado de las antigüe-
dades mexicanas, compuesto entre. 1533 y 1537)
con base/en los fragmentos que citó Zorita en la
110 Fray Torihio oe Benavente Motolinía, OFM, MeIf/(~
,¡"
riales tJ I j/m, tÚ' h« ({1St.,tle /¡¡ N,uma F:sptl1/ay /tJs1Ia/umle., ""
P.Ya,eoición oe Eomunoo ()'(;orman, México, UNAM ([ns-
tituto oe [nvesti¡{aciones Históricas), 1971; y F:lli/m> /JP.Ttli-
dtJ. bl.mytJ tle rP.cmls/nució1I df hl tJ/na his/ÓTim P.x/ml/iada dP.
fray '/(,Ti/tin, trahajo realizaoo en el Seminario oe Historio-
grana Mexicanista oe la Universioao [heroamericana oi-
ri¡{ioo por Eomunoo ()'C-,orman, México, 'Amaculta, 19R!!.
Descle su primer intento oe reconstrucción oe los Me/(Jt~
Tial"s oe Motolinía, Eomunoo ()'(;orman citó el manus-
crito oe la IMIltió1I oe Zorita; pero sólo en su eoición oe
19l-!9lo utilizó sistemáticamente, extrayenoo capítulos y
pasajes peroioos oe Motolinía, así como oatos sohre la
or¡{anización en capítulos oe su Iihro. Es oe aovenirse
'lue en la primera eoiciím completa oe la /lf.laúú1I oe
Zorita, de 1999, no se mencione esta se¡{lmda edición
oc ()'(;orman, donoe se puhlican por primera vez
varios pasajes oe la entonces inéoita /le/arió1I oe Zorita.
33
Primera parte de su Relación.JI! Lo siguieron en
este esfuerzo Georges Baudot, II~ EIsa Cecilia
Frostm y Rafael Tena, quien mostró que varias
de las citas de Zorita corresponden al manus-
crito conocido como Histoire du Mechique, escri-
to en 1546 y traducido al francés entre 1548 y
1553, compendio y re elaboración del perdido
Tratado de Olmos, escrito entre 1533 y 1537, que
Zorita no consultÓ.114
El mismo Georges Baudot se auxilió de la
Relación de la Nueva España de Zorita para re-
construir algo de la perdida Relación del fran-
ciscano fray Francisco de las N'avas, una de sus
fuentes fundamentales, como vimos, sobre la
naturaleza del calpulli. m
Motolinía y Olmos que hace Zorita en su Rela-
ción de la Nueva España con las Relaciones francis-
canas de 1532 permitirá valorar la conjetura de
Charles Gibson y John B. Glass de que ambos
franciscanos son posibles coautores de estas Re-
laciones. 11fi
El humanista Francisco Cervantes de Salazar
(1513/1515-1575) publicó en la ciudad de Me-
xico en 1554 unos Diálogos latinos dedicados al
recién llegado segundo arzobispo de México
fray Alonso de Montúfar, en los que dos vecinos
111 Fray Atanasio Lópcz, OFM, "Fray Anorés oe Olmos",
ilrchiTltJ fllf:TIh11t1nifll1ln, LVIII: 2, 1923, pp. R7-94.
'" (;eorges Bauoot, lIttlpie et hútnire t1I1 Mexiqlle. Les
pre/(Jitm dtrrJ1liqut!1m de la cil/i/isa/itJ1I1tIfXimi1le (1520-15fi9),
Toulouse, ('rivat, 1977; traoucción oe Vicente (;onzá-
lez [,oscertales, lI/npia e hisloria e1l México, Maorid,
Espasa-Calpe, 19l-!3,caps. 11y IV.
'" Eisa Cecilia Frost, "Fray Andrés de Olmos en la
IManó1I oe Alonso de Zorita", Rtmista de IndillJ, LI: 191,
enero-ahril oe 1991, pp. lo9-17R.
'" Rafael Tena, ed., Mitns eili'lmias "" ws antiguos nalllla.~
M(.xico, Conaculta (Cien de México), 2002, pp. 11~119.
'" nauoot, (IIO/Jía f historia t!tl México, .cap. VIII; ver tam-
hién I<.>s capítulos V y VI, sohre Motolinía.
110 (;ihson y Glass, "A Census of Middle-American
prose manuscripts in the Native hislOrical tradition",
párr. 103l-!,1001 Y 1083. Es de lamentarse 'lue Baudot
no haya lomado en consideración y discutido, en la
ediciún española de su (ltO/'itl e "is/oria eu México, la
hipútesis de Gihson y Class acerca de Olmos y Motolinía
como posihles coautores de las flflacio7les fra1lásCIl1las
df 1532.
de la ciudad. Zamora y Zuazus, muestran la ciu-
dad y sus antigüedades al forastero Alfarus,117
:v1eha sido posible identificar a Alfarus con el
arzobispo :v1ontúfar. fundador del culto guada-
lupano formal en :v1éxico en 1555 y 1556, Y a
Zamora y Zuazus respectivamente con el obis-
po fray Juan de Zumárraga y el licenciado Alonso
de Zuazo. ya fallecidos. ambos profundamente
involucrados con los inicios del culto mariano
en :v1éxico.lIX Ahora bien. de este libro no se
conserva más que un ejemplar del que se ha
perdido una foja. la 289 (recto y verso), que
incluye un parlamento decisivo de Zuazus, que
se puede reconstruir parcialmente gracias a una
referencia de la Primera parte de la Relación de
la Nueva España de Zorita.11Y
11; Francisco Ccrvan tes ele Salal.ar, Cmnmnllar;a in
l.ur/rJTIhi VilJf~s I1xrr.rr;/aliollfS liu/:flulf la/infle. ¡\ Fra7lris[o
(;ul/{l'/I/,s d, Sltlatllr. M(:xico . .luan Pahlos. 1554. Este
lihro en latín. oeoicaoo a la lIniversioad oe México.
incluye una hreve vida de .luan Luis Vives, el texto en
latí n de sus IJilílo¡(o". los comelllarios oe Cervan tes oe
Salal.ar. y siete oiálogos originales de éste. oeoicaoos al
recién lIegaoo en 1554 arl.Ohispo Monlúfú, los cuatro
primeros, sohre juegos, escritos en Espalla, y los tres
últimos sohre la Universioao, la ciuoao oc M('xico y
sus alreoc:oores. Sólo se conoce: un ejemplar. mutila-
00, de esta importante ohra, que no ha sino reimpresa
en su totalioao. Las mejores eoiciones son: México m
1554. Tn~sdiálogo.\' lalillos qUf! Fnulf:i.\'to (;rvf/.lIlfS Salaz.ar
esn-ibió Po imlJrimiá ft¡ Mrx;ro ~1I dirlw ario, los rcimprilTIC
con traoucción castellana y nOlasJoaquín (;arcía kal.hal-
ceta, Méxiw, Antigua l.ihn:ría oc A/l(lraoe y Morales, IX75;
reeo. facs., 1\,f(,xiw,Jesüs Medina. 1'176; Méxim m 1554
J Túmulo im/)"ial, eoición, prólogo y notas oc Eomunoo
O'(;orman, M(:xico, PorrÍla (Sepan cuantos, 1!5), 1'I6~;
Y M'xi,." ni 1554. '1"" dirilo¡(", lafiulis d, Frtwás,." CI'TTlIl1Il,,,
(J- SalaUlr, versión castellana oc Joaquín (;arcia leal.hal-
ceta, introoucción oe Miguel León-Portilla, eoición
facsimilar, M(:xiw, UNAM (Cooroinación oe Humani-
clanes, Institulo de Invcsli~adoncs Bihlio~ráli<.:as, Ins-
tituto oc Investi¡(aciones Históricas), 1!()()I.
1," Roorigo Maní nel. lIaracs, ·Visión oe Tepeyácac
[1!'i54]", BiUiol"a d, MPxiw, 44, marl.O-ahril oc I'I'IX,
pp. ~4-44; Y "Tepeyac en la conquista de México: pro-
hlemas historio¡(rálicos". pp. 74-XI!.
,,:1 "1-:1 maestro Cervantes oc Salal.ar,en uno oe susoiáln-
gos que anoan con los oc Luis Vives, intitulaoo M'.<irns
nll,,-ior, refiere muy particularmente las gentes que hay
en aquella tierra, y oil.e qm' eu la Nueva Espalla hay
oiversas provincias, usos y costumhres, y diversas Ien-
g-uas, u"ajes muy rlifefel1lCS unos de otros, c.:OtTIO son:
mexicanos, olomilles, ~uaslcras, malakincos, t:l1l1ulles,
34
La Breve y sumaria relación de los señoresy mane-
rasy diferencias que había deltos en la Nueva España.
la otra gran obra del doctor Zorita. como vimos.
ejerció una gran influencia en los estudios sobre
la sociedad y la economía del México antiguo
(particularmente en lo que se refiere al calpulti
y los mayeque); se hizo necesario precisar las fuen-
tes de Zorita. lo cual se ha podido adelantar co-
tejando la Brevey sumaria relación con la Segunda
parte de su Relación de la Nueva España. I~o
Y. como vimos, el contenido general de las
dos sumas de Zorita, la Suma de tributos Yla Suma
de los señores. ambas perdidas, se puede deducir
parcialmente de las citas que el doctor Zorita
hizo en su Relación de la Nueva España.
Los datos que Zorita ofrece sobre la perdida
Relación de Juan Cano no son tan precisos yex-
tensos como los que proporciona sobre el LilJro
de Motolinía. pero sí permiten una aproxima-
ción a los puntos nodales del relato d~ la Con-
quista de Juan Cano.
Al citar aJuan Cano, el doctor Zorita jamás
menciona capítulos. Sí lo hace en el caso de
Motolinía y otros autores. por lo que puede
pensarse que tal vez la Relación de Juan Cano
no estuvo dividida en capítulos.
La Relación de Zorita contiene varias alusiones
explícitas aJuan Cano y a su Relación, pero otras
veces Zorita sigue a Cano sin citarlo explícitamen-
te. Y otras veces menciona a Juan Cano junto a
otros autores, sin precisar qué toma de quién.
Las fuentes principales de Zorita sobre la Con-
quista son la Segunda. Tercera y Cuarta Cartas de
tarasc'lS y opes, mistecas, mixes, epanos, nauales; y que
tooos universalmente tenían al Sol por oios, y que el
oemonio se les aparescía en diferentes figuras oe ani-
males, oe oonde venían a caer en graves errores y torpes
y ahominahles sucieoaoes. Otros hay que llaman totones,
otros cholllales y otros guachichiles, y hay otras nacio-
nes y lenguas muy oiversas y oifcrentes unas oe otras, y
que con oeficultao se oesprenoen por las estrallas ma-
neras que tieneu en la pronunciación, que importa mu-
cho para se en tenoer, y aun por ven tura hay en esto
tanta oilicultao como en la chaldea ...•. Zorita, Primera
parte, cap. 11,L 7r.
1'" Ahrnot, ¡':diriIÍ7I rri¡¡w (Ü 111 HdarilÍlI d, la Nu.eva
¡':,,/)((,;a J r/, 11/ Brl'T'e)' swollria retarilÍ7I '.II.rilas /Jor Alo1/S0 de
Zorilll.
 relación de Hernán Cortés (aunque menciona las
tres en su Catálogo proemial, Zorita cita sobre todo
la Segunda, del 30 de octubre de 1520);I~ILa histcr
ria de las Indias y conquista de Mexico (publicada en
1552) de Francisco López de Gómara (1511-
1566?),I~~Yla perdida RelacióndeJuan Cano.I~~
Hay algunas citas puntuales tomadas
Historia general y natural de las Indias (1535) de
Gonzalo Fernández de Oviedo, 1~4 de la Brevíssi-
ma relación de la destTUiciónáe las Indias (1552) I~;;
Ytal vez de la manuscrita Historia de las Indias, I~fi
1:.!1 Hcrnán Cortés, CflTffLS df TfJlflriáll, nola preliminar
oe Manuel Akalá rpaleo~ra¡¡a oe (;uaoalupe (,érn San
Vkente], M{xko.('orrúa (Sepan cuantos, 7), l'loO.l.orita
oehiú consultar la primera eoiciún, Sevilla, 1.')22, o la
sC~llnrla, Zarag-oza, 15~~. cic la SeKllllda rrtrla ril! TP{fUi,;lI
Oe CorLés.
l:t.! Francisco L{)pcI nc (~úmara. /,(l i-"Iona de lit" ¡'U/iIL'O
J rm,,/u;,<la tlf Mfxim, I.ara~o/.a, Agustín Millán, 1552;
reeo. facs., con "Breves noticias sohre el alllor y la ohra"
oe Eomunoo O'(;orman, Méxko, Celllro Oe Estuoios
oe Historia oe Méxko Conoumex, 1'177. La primera
parle está oeoicaoa a /J' isloria df [,., /r,,/i,., Y la segunoa
a I.a rmuluislfl df M,xim. Aunque siempre me reliero al
texto oe esta primera eoiciún, por comooioao cito la
segunoa parte según la numeraciún oe los capítulos
ag-rcg-arla a las criiciollcs rnocfcrnas.
'"" Ahrnot, "Alonso oe I.orita: un funcionario colonial
oe la Corona espaflOla", p. 4H.
'".,(;olll.a!o Fernánoel. oe Ovieoo y Valoés, 1f;"loriagnlf-
mi d, ir., ludifL', Sevilla,.Juan Cromherger, 153.');Segunoa
eoiciún liglTamente aumentaoa, Salamanca,.Juan oe.Jun-
ta, 1547. Reeo. facs. con nota illlroouetoria y apénoice oe
I':omunoo))'(;orman, M{:xico, Conoumex, 1'17'1. I.orita
consultú una oe estas eoiciones (más prohahlemente la se-
gunoa), que no incluyen más que la primera parle ele la
ohra, en la que no se trata la Conquista oe México; la se-
gunoa parle se puhlicú por primera vel. en la eoiciún oe la
Real Acaoemia oc la Historia, Maorio, lH.,)I-IH55, 4 vols.
I.úpn. Oe (;úmara tuvo acceso a la segunoa parle entonces
inéoita oe la Ifisloria oe Ovieoo, según .Juan Miralles
Ostos, "EsLllOio prelimiuar" oe Francisco Lúpel. oe
(;úmara, Ifisloria ,if ta COllquisla d, Mixifo, México,
('orrúa (Sep.m cuantos, 5(0), I'IHH, pp. XVII-XX.
'",' Fray IlarLolomé oe las Casas, o)', Ilrn'¡.uima rdar;,íll d,
[ad"lrl/irirí" rlflrLl'llIdin.." mlJ'gida f!ordohisf!odo".IraJ liarlo/¡,.
m'; rlfin.., Cm,., o Crml'lls, dda Ordell d, S'l1Irlo /)omi"¡.,m,Sevilla,
Sehastián Trugillo, Impressor oe lihros. ¡\ Nuestra Se-
ñora Oe Gracia, 1.')52; reeo. facs. en Tralado", prúlogos
oe Lewis Hanke y Manuel Ciménez Fernánoe/., trans-
cripción Oe .Juan Pérel. oe Tuoela lIueso y traouccio-
ues oe Agustín Millares Cario y Rafael Moreno, México,
fCE (lIibliote<:a Americana), 1'165, vol. l., pp. 3-200.
"lO Fray lIartolomé oe las Casas, (JI', /lisloria rlf [as
IlIdias, eoici"n Oe Agustín Millares Cario, estuoio preli-
ambas de fray Bartolomé de las Casas, y de las
Repúblicas del mundo (1575) del agustino fray
Gerónimo Román. J~i
Con gran honestidad, Zorita menciona en
su Catálogo proemial varias obras que confiesa
no haber podido leer, como las de Pedro Már-
de la tir de Anglería (1457/1459-1526), fray Bernar-
dino de Sahagún (1499/1500-1590) Y el poe-
ma sobre la Conquista de Francisco de Terrazas
(1543?-1604) I~H(hijo del conquistador de mis-
mo nombre, 1489?-1549), continuado por el
padre Juan González (1500-1590). Pudo leer
años atrás (en Guatemala entre 1553 y 1556)
una parte del borrador del inicio de la Historia
verdadera de Bernal Díaz del Castillo, pero Zorita
no la volvió a mencionar en el cuerpo de la Re-
lación. Aunque sí cita obras impresas de Fran-
cisco Cervantes de Salazar,1~9 con quien coinci-
dió en la ciudad de México entre 1556 y 1566,
Zorita no dice si pudo leer la inconclusa Crónica
minar oe Lewis I-1anke, México, fU: (lIihlioteca Ameri-
cana), 1'151, 3 vols.
'"' Fray Cerlmimo Román y I.amora, OSA, R"!J1í.bliw,,
df.l mlllldo di"ididas f.1I XXVII libros ordf1/(ulos por F
/lifrollY/l/o /lomrlll, frrúlf profes.'" y Cnl1lis/a df [a Ordell 'Ü
Sa'lI ;\I;II ..'lill, Na/uml d, la r.7udad df 1.01,"01/0,Meoina oel
Campo, Francisco oel Canto, 157.'), Tercera parte, "De
la Repúhlica oe las Inoias ocdoentales".
'"" Derivo la fecha oe nacimiento oel poeta Francis-
co oe Terral.as por la referencia oe Luis (;arcía Pimentcl,
eo., ¡¡,srri/lriá1l dd arzobis/Hldo df Mixiro hui", e1l 1570 J
olro" donunflllos, México, .José .Joaquín Terral.as e Hijas,
impresores, I.H'I7; reeo. facs., Guaoalajara, Eomunoo
Aviiia I.evy, 1'170, p. 407.
"" Ya vimos que una oe las cuatro referencias de
I.orita a los /)i'ílogos lali1l0" oe Cervantes oe Salazar,
publicaoos en la ciuoao oe México en L')54, ayuoa a
reconstruir parcialmente la peroioa li)ja 2í1'1oel único
ejemplar existente oe esta ohra. I.orita tamhién <:ita,
en el Proemio a la Ter<:era parte oe su Rf.larirí1', el
"pr"log'o oe un lihro que oirigió a Hernanoo Cortés"
en el que "pretenoe prohar que los corteses oescien-
oen oe los cortesios oe Roma". No cita, sin embargo,
el TIÍ/l/uto impf.Tial de la grml ciudad d, Mexico, publkaoo
en la ciuoao oe México por Antonio de ~:spinosa en
1.')00;ni el peroioo Cmnmlario de [aj11m hui", al i1lTlirlisimo
/ley d'I1I !'hdi/)', Méxicf:.Juan Pahlos en 1557. Véase
Francisco Cervantes oe 'salal.ar, Mixim frl 1554)' T,ímulo
impf.Tial, eoición, prólogo y notas oe Eomunoo O'Gor-
man, México, Porrúa (Sepan cuantos, 25), 1'103.
35
de la Nueva España, escrita entre 1552 y 1564,
que no menciona.I~()
Simplificando, puede establecerse que. en lo
que a la Conquista se refiere: Zorita = Cortés +
Cómara + Cano + Otros. Por lo que: Cano = Zorita
- (Cortés + Cómara + Otros). O, dicho en mejor
castellano, si el relato de Zorita incorpora los de
Cortés, Cómara, Cano y algunos otros, el conte-
nido de lo que escribió Cano puede obtenerse
sustrayendo al relato de Zorita los de Cortés.
Cómara y estos otros. Se impone un análisis cui-
dadoso de cada capítulo de la Relación de Zorita
para precisar las fuentes en cada pasaje. Pero
aun en los casos en que Zorita declara más ex-
plícita":lente seguir aJuan Cano, es casi impo-
sible ponderar lo que habrá omitido, agregado.
reformulado. resumido bien o mál, etcétera.
La imprecisión de ciertas referencias obliga
a complementar este método comparativo sus-
tractivo con el análisis de las afinidades (y dife-
rencias) de ciertos episodios de la Relación de
Zorita con los testimonios conocidos del mismo
Juan Cano, como las Relacionesfranciscanas de 1532,
el Diálogo de 1544con el cronista Oviedo y la Infor-
mación de 1548-1553, que aunque no se refieren
particularmente a la Conquista, sí reiteran pa-
trones y obsesiones comunes.
Estos análisis comparativos, que deben hacer-
se a cada paso, obligan a una cantidad de citas
textuales que pueden cansar al lector, al que pido
anticipadas disculpas. Quisiera advertir que, pese
a que el presente trabajo adquirió cierto volu-
men y cita cierta cantidad de fuentes, no puede
considerarse ni exhaustivo ni sistemático. :\0 es
más que una primera aproximación.
En la transcripción de las citas de la Relación
de la Nueva España de Alonso de Zorita me baso
en la reciente edición de Ethelia Ruiz ~edrano,
Wiebke Ahrndt yJosé ~ariano Leyva, de 1999.
Para el Catálogo proemial y la Primera parte de
la Relación de Zorita acudí también a la edición
de ~anuel Serrano y Sanz de 1909. Como la
Francisco Cervantcs ele Salazar. Cnh'¡ra (Ú' la N"e·
1:10
1m ¡';sj){lIia, prúlo!!;o ele .Juan Miralles
Ostos. México.
¡'orrúa (lIihliotcca ¡'orrúa. H4), 1!lH.~.
36
edición de 1999 carece de puntuaClon, pero
moderniza la ortografía, me permití agregar
una puntuación en mis citas, con fines de clari-
dad, y restituir en algunos casos la ortografía
antigua, cuando indica una pronunciación an-
tigua. como en dixe, deltos, Mexico, etc. Además
agregué aclaraciones a pie de página o entre
corchetes, que no deben tomarse como parte
del texto original. En cuanto al nombre de
~octezuma y el apellido de doña Isabel, respe-
to las diversas ortografías de los diferentes au-
tores y fuentes, pero utilizo la forma común,
~octezuma, cuando lo retomo por mi cuenta.
TÍTULO YCONn:NIDO
Ya vimos que en el Catálogo proemial de su Re-
lación de la Nueva España Alonso de Zorita men-
cionó la Relación de Juan Cano como "una Rela-
ción de aquella tierra [la Nueva España] y de
su conquista ". En el cuerpo de su Relación, Zorita
la menciona sencillamente como la Relación de
la Nueva España, o tan sólo como "la Relación de
Juan Cano", cuando no escribe sin más: "Juan
Cano dice que". De modo que el título de la
manuscrita Relación de Juan Cano debió ser Re-
lación de la Nueva España o, de manera amplia-
da, Relación de la Nueva España y su conquista.I~1
Sin embargo. después del Catálogo proemial,
prácticamente todas las referencias aJuan Cano
en la Relación de Zorita se encuentran en la Ter-
cera parte, sobre la Conquista. m Podría enton-
ces pensarse que la narración de la Conquista
debió de ser la parte más importante de la Rela-
ción de Juan Cano; y que la partegeneral sobre
la :\ueva España no debió de ser muy extensa ni
importante.
Pero Zorita se refiere siempre a la Relación
de Juan Cano sin mencionarla como Relación de
1:\1 De i!!;ual forma, el título ampliaelo ele la Relación
ele Zorita era: Ilelaóó" de al[;"1/as de las muchas cosa.>
1/o/ables que ha)' e1I la N"ell(l Jéspmia )' de .<!l w1/quiJ/a )'
jlaci/imció1/ )' de la C01/lImió1/ de los 1wlumÚ!s de ella.
I:I~Fuera elel Catálogo proemial y ele la Tercera parte.
sohre la COllquista, sólo hay una refercncia en la ·Scgunela
parte elc la Scgunela partc' (cap. 1I) y otra en la Cuarta
partc (cap. lI),que rctoman amhas infúrmaciún sohre la
Conquista.
 la conquista de la Nueva España. I~~De modo que
además de una parte sobre la Conquista de la
:\ueva España. la perdida Relación de Juan Cano
pudo contener, de manera ideal, una o varias
partes sobre la ~ueva España en general, tales
como su descripción física, sus pueblos, su histo-
ria antigua, sus costumbres y religión, su evange-
lización. Fuentes como las Relacionesfranciscanas
de 1532, escritas a petición deJuan Cano, llevan a
pensar que su narración de los orígenes de las
tres "maneras de gente" que poblaron la :\'ueva
España -ehichimecas, colhuas y mexicanos- y cuando se preparaban las armadas de Francisco
el detallado recuento del linaje mexica que con-
cluye en Moctezuma y su hija doña Isabel Mocte-
zuma. bien pudo formar parte -la parte princi-
pal, podría pensarse- de la hipotética sección
sobre las antigüedades mexicanas de la Relación
de Juan Cano.l~
La Relación de la Nueva España y su conquista es
el único de los informes de Juan Cano que él
realmente escribió. Ya vimos que las Relaciones
franciscanas de 1532 fueron escritas por frailes
franciscanos -posiblemente Motolinía y Olmos.
El Diálogo de 1544 en la fortaleza de Santo Domin-
go fue transcrito y editado por el cronista Ovie-
do. Yen la Información de 1548-1553, Juan Cano
pudo escribir, además de los alegatos y trámites
judiciales, el Cuestionario, sin duda medular, pero
lo fundamental de la Información son los testimo-
nios de lo§ 29 testigos indios, además de las nu-
merosas páginas de trámites judiciales.
Gracias a las referencias de Alonso de Zorita
puede establecerse que en la Relación de Juan
Cano la narración de la Conquista abarca cuan-
do menos desde el primer viaJe a la Nueva Espa-
ña (Yucatán) por Francisco Hernández de Cór-
doba iniciada en febrero de 1517, hasta la toma
de Mexico Tenochtitlan en agosto de 1521.
m Zorita se refiere una ve/. a ~JlIan Cano, como
testi!:(o ele vista, en lo que escrihiú ele la cOllquista ele
Nueva Espaúa" (Tercera parte, cap. 11).
i" Zorita no cita las /lelllomles !Tfwcisra1/fL' de 1532 ni
la posihle reclahoraciún ele Juan Cano en su llelllció1/,
y cita en camhio extensamente las ohras ele los francis-
canos Motolinía y Olmos, que son los posibles autores
ele estas Rf.lllóo1tf.s de 1532. Acaso prefirió citar elirecta-
mente las relaciones más amplias ele los franciscanos.
37
Es importante recordar que, si bien Juan
Cano participó directamente en la Conquista
de México, novino en febrero de 1519 con Cor-
tés, sino que llegó en abril de 1520 con la expe-
dición anticortesiana de Pánfilo de Narváez. Y
que diez años después de la Conquista, Juan
Cano se casó con la hija del emperador Mocte-
zuma, doña Isabel Moctezuma. Esta situación le
da a la Relación de Juan Cano un valor tanto testi-
monial como argumental.Juan Cano pudo cono-
cer de cerca lo que se vivía en la isla de Cuba
Hernández de Córdoba (1517),Juan de Grijal-
va (1518), Hernán Cortés (1519) y Pánfilo de
l\'arváez (1520).135 No participó en la expedi-
ción de Cortés, por lo que narra "de oídas" los
inicios de la Conquista. Ya partir de su llegada
en abril de ]520 con Narváez, el relato deJuan
Cano adquiere el valor testimonial, no exento
de errores, de un participante directo en los
acontecimientos, que nos restituye vibrantes
episodios, como la derrota de Narváez en Cem-
poala, por primera vez relatada desde un punto
de vista anticortesiano. En los capítulos sobre la
segunda parte de la Conquista de México de la
Relación de Zorita, Juan Cano desplaza como
fuente a Cortés y a López de GÓmara.
Sin embargo, independientemente de que
narre los acontecimientos de la Conquista "de
oídas" o como testigo inmediato, la narración
de Juan Cano está dominada por una argumen-
tación jurídica, y por ello sesgada, en la que lo
fundamental es engrandecer a su suegro Moc-
tezuma y atacar a Hernán Cortés. El relato
histórico aparece claramente inscrito en el ale-
gato judicial de Juan Cano para aumentar los
bienes de su mujer doña Isabel Moctezuma, que
buscaba legitimar como hija legítima y única
heredera del emperador Moctezuma, que pa-
sarían a ser suyos. 1M
m Escribe Zorita que Juan Cano "fue testigo de
vista en lo que se hil.O y proveyó para el elescubrimien-
to ele Nueva España" (Tercera parte, cap. 11, f. 285r).
1:16 Si la Relllción ele Juan Cano forma parte de un
aleKato jurídico, lo mismo pueele decirse ele las relacio-
nes de la Conquista hechas en el bando cortesiano; la
 Este alegato debió permear y estructurar toda franciscanas de 1532. sobre ellin~e de :\1octezu-
la Relación de la Nueva España y su conquista de ma y doña Isabel. el Diálogo de 1544 con el cro-
Juan Cano. pues estos temas igualmente apare- n ista Oviedo y la Infarmación de 1548-1553 so bre
cen en los escritos mencionados: las Relaciones los bienes de doña Isabel.

hislOria (¡rOla parle oe una arg-umentaci"n juríoica.

En eslOs textos importan menos los patrones literarios
'lue los juoiciales. en el estilo y la imenci"n. Así nace
la hislOria. y la narrativa latinoamericana. Véase Ro-
heno (;om.ále7. Echevarría. Milo'y M(hiIW. (1110 leoria de
tll I/Mm/illll llllillllmnerimllll (1YYO).traoucci"n Oc Virg-i-
nia (~arcía MUll07..• M{-xico. re¡.: (Len¡.:ua y ESlUOios Li-
terarios). 2000.

38
 l. DESCUBRIMIENTO E INICIOS
DE LA CONQUISTA DE MÉXICO

El. 1lI':SCUI\RIMfl/NTO [)I<: lA :'\UEVA EsPAÑA lndias,~ que es testigo más cierto porque fue
Las primeras menciones de Alonso de Zorita a en su tiempo y vio algo deHo, y como lo dice
la Relación de Juan Cano, después del Catálogo Gómara en su Historia de la Nueva España yJuan
proemial. se refieren al descubrimiento de la Cano en la suya:'

:\ueva España en 1517 por Francisco Hernán-
dez de Córdoba, En esta narración, el doctor
Zorita se afilia al bando del gobernador Diego
Velázquez contra Hernán Cortés. Juan Cano
destaca que Cortés no descubrió
ña, ni financió su conquista.)
Polemizando con el licenciado Juan Arze de
Otálora (?-1562),~ célebre jurista. fiscal en la
Real Audiencia de Granada, Zorita escribe:
~ótese que Zorita se refiere a Diego Veláz-
quez como "gobernador de la isla de Cuba", a
diferencia de Hernán Cortés y los historiadores
que lo siguen. que llaman a Diego Velázquez
la :\ueva Espa- "teniente de gobernador de la isla de Cuba, por
el Almirante" (don Diego Colón). La deferen-
cia de Zorita aumenta al referirse a Diego Ve-
lázquez como "el Adelantado",5 título que ob-
tuvo el13 de noviembre de 1518.6

ni Hernando Cortés fue el descubridor de la

" Ovieoo, lIi"loria ~e7IPTalJ lIal/l.ml de la" lllrlia". lih.
Nueva ESpaña; fuelo Francisco Hernández de
XVII. cap. XIX.
Córdoba [f. 254r] y, después dél,Juan de Gri- I Zorila, !lelaciólI de la N/l.P1'a ¡,·sPIl1/". Sq(unoa parte
jalva, y la conquistó Hernando Cortés a costa y O" la s,,¡(unoa y principal. cap. 11, r. ~54r.
con navíos y gente que para ello le dio Diego ,',Aodantaoo: "Oficio en España. 'lue corn:sponoe a
Velázquez, gobernador de la isla de Cuba o Presioenl<: o (;ohernaoor oc Provincia. que con la Au-
Fernandina, como lo dice Gonzalo Hernán- oiencia 'lue havía en ella jlll¡(aha oc looas las causas
dez de Oviedo en su Historia general de las civiles y niminales. Díxose Aoelantaoo, por eslar más
aodante 'lue los Olros para los ne¡(ocios oc importan-
cia". lJirám/(lrio de .1-lI.loridades. El oficio oc Aodanlaoo o
Merino, inferior sólo al rey en Caslilla y León. en las
1 Manín Con(:s. el paon: oc Hernán Cortés. ('n marzo Inoias eSlaha suboroinaoo al oficio oc Almirante. 'lue
oc 15~(). y Francisco de MOl1lejo y Alonso Hernálloez oelentahan Crislóhal Colón y sus herederos.
Portocarrero, procuradores oe Con(·s. el ~!l y :\0 oc ,; "Capilulación olorgaoa a Diego Velázqucl. para ir
ahril, oeslacaron que Cortés puso más oinem que Ve· a oescubrir y cOlHJuislar Yucalán y COl.umd", Zarago·
láz'luel. De. l. 1, pp. I ()~·104 Y 109·11 '\. I.a, I~ oc noviemhre oc 1518; en Milagrosoel Vas Mingo.
'.luan Arze oc Ol,ílora. /)p 1I11!Jiblali",(;;' i""nt'"ilali" ¡JI" mpilu.!ariolle., de ludin, 1'11 pl.li"lo XVI, Maorio. InslilU-
lIi"/Hlllif¡p mmi" ('1"a-' hirlal~l/.ifl a/J/JPl1allt) rlPfI"I' !lp~alill/ll lo o" Cooperación Iberoamericana, 19H6, pp. 169-172.
Irilmlrrr/l In (quo.'\jJPdUl.'i dirlllll), iuu. rmlillf, hlllirio, & f-xn/.'ífl.fimlf Cila At;), Inoifercnle general 415, l.. 1, Ir l~v-14v. Las
"nmINa, Sf''/I./Tada/IiS. /\ul/wrr l.iomrialo !O(l111If J1n.t'a./J(Jtaforn Casas. /li.llllria dp lll.l ludia". lib. IIJ. cap. ev. La nolicia
PX jJrornra/on Fisd h, (;rfl71f1lellsi nU1a Rf-¡:io auditarl!. Imjwrülli
J
llegó a H"rnán Cortés en la Villa Rica oc la VeracrUl. el
n"n prillilp"io. t ;ranaoa. Sancho oe I.ehrija, 155'\. primero oc mayo oc 1519.

39
 Más adelante, ya en la Tercera parte de su
Relación, Alonso de Zorita trata el descubrimien-
to de la Nueva España por Francisco Hernández
de Córdoba. Sigue a Conzalo Fernández de
Oviedo/ Francisco López de Cómara8 y a fray
Bartolomé de las Casas,9 aunque precisa que
'Juan Cano dice" que Diego Velázquez fue quien
envió a Hernández de Córdoba en 1517 y finan·
ció la armada:
,.. según dice Cómara, él [Francisco Hernández
de Córdoba] y Cristóbal Morante y Lope Ochoa
de Cayzedo armaron tres navíos a su costa, aun-
que Juan Cano dice que Diego Velázquez los envió
a ello y les dio navíos. Y fueron desde la isla de
Cuba a descubrir y a rescatarlO Francisco Her-
nández, por capitán, con ciento diez hombres y
por piloto mayor Antonio de Alaminos.JI
A continuación Alonso de Zorita escribe:
y fueron a una tierra no sabida antes, que llama-
ron de las Mujeres, porque había allí una torre
de piedras con sus gradas y capillas cubiertas con
madera y paja y por muy buen orden puestos
muchos ídolos que parecían mujeres. Fue cosa
muy de ver edificios de piedra y la gente rica y
lucidamente vestida. De allí fueron a otra punta
que llamó de Cotoche, porque como los vieron
unos pescadores decían "Cotoche, cotoche", que
quiere decir casa, creyendo que le preguntaban
por el pueblo para ir a él, y de allí se le quedó
[f. 282v] este nombre [a] aquella tierra. Valgo
más adelante hallaron ciertos hombres y
preguntáronles cómo se llamaba un gran pue-
7 Oviedo, !lis/nria ge"eral}' na/nml de la~ludias, Iil>.XVII,
cap. 111.Si hien la Conquisla de Mexico no aparece en las
edidonesde 15~I.~y1547 de la !listariade (lviedo, en eIlil>ro
XVII, que lrala de la isla de Cul>a, sí aparece el descul>ri-
mienlo de México por Hernández de Córdol>a y Grijalva, y
la lraidón de Corlés a Diego Velázquez.
, I ,ópez de Gómara, La i.\lariade las Indias}' crmqaistade
Mé:x:iro,n·. xxv y XXVI, Y cap. V de 1.1l amqaisla de Mexim.
9 Las Casas, I lisloTia de las Indias, lil>. I1I, cap. XCVI.
Las Casas sigue a Pedro Mártir de Anglería, Décadas del
Nuwo Mundo, lraducción de Aguslín Millares Carlo,
eSludio preliminar de Edmundo O'Gorman, México,
Rol>redo, 1964, 1965. Cuarta década, Iil>s. I y 11.
10 Rescatar: "Recol>rar por precio lo que el enemigo ha
rol>ado. [oo.] Vale taml>ién caml>iar o trocar una cosa por
olra. Es voz usada en las Indias". Diccimlflriode ,1utaridiuies.
" Zorila, Tercera parte, cap. 11, r. 282r.
40
blo que estaba allí cerca. Dixeron Tectetam, que
quiere dezir "No te entiendo", los españoles pen-
saron que se llamaba así y,corrompiendo el voca-
blo,lo llamaron y llaman Yucatam, como se dixo
en el capítulo dieciséis de la primera parte de
esta Relación, y aquí hallaron cruces de latón y de
palo sobre los sepulcros de los muertos, como ya
se ha dicho.
Las etimologías de Yucatán y Catoche pro-
víenen del LilJrode Motoliníal2 y de la Historia de
las Indias de López de Cómara, J3 y la presencia
de cruces en Yucatán proviene, entre otros, de
Oviedo, quien desacredita el testimonio del pi-
loto Antón de Alaminas (1486-1520), pues las
cruces yucatecas no son verdaderas cruces.
También aparece en la Historia de las Indias de
López de Cómara la interesante información
relativa al nombre de "tierra de las Mujeres",
dado en el primer encuentro a Yucatán, en cu-
yos templos se adoraban estatuas de di9sas.
Más adelante, Zorita refiere que años des-
pués del regreso a Cuba de Francisco Hernán-
dez de Córdoba, Francisco de Montejo (1479-
1553), conquistador y encomendero en México,
pidió la gobernación de Yucatán e inició su con-
quista (en 1527), aunque sobre este punto Juan
Cano difiere de López de Cómara:14
y después pidió al rey la gobernación della [la
tierra de Yucatán] Francisco de Montejo y la con-
quistó, y fue a ellaasu costa con tres navíos ycon
más de quinientos españoles el año de mil qui-
nientos veintiséis, y tenía un buen repartimien-
to de indios en Mexico. Esto dice Cómara, pero
Juan Cano, como testigo de vista, en lo que escri-
bió de la conquista de Nueva España, lo cuenta
de otra manera, como luego se dirá.J5
Lamentablemente no se conservó esta na-
rración de Juan Cano de la conquista de la tie-
rra de Yucatán.
12 MOlolinía, Elli",.o perdido, Tercera parte, cap. XXI;
y Zorila, Primera parte, cap. XVI.
l' López de G6mara, La istma de las Indias, "Yucatán".
f. XXVII.
14 López de eñlmara, La islma de las Indias, "Con-
quisla de Yucatán", Ir. XXVII-XXVIII.
l' Zorila, Tercera parte, cap. 11,f. 283v.
 LA TRAICIÚN IH<: HI':RNÁN CORTÍ':S
Otro punto importante en la argumentación de
Juan Cano, que Alonso de Zorita retoma con
cierto detalle. es la traición de Hernán Cortés a
Diego Velázquez. Al final del capítulo 11, Zorita
reitera, basándose nuevamente en Cano, que
Velázquez fue quien envió a Francisco Hernán-
dez de Córdoba a descubrir (1517), así como a
Juan de Grijalva (1518) ya Hernán Cortés (1518-
1519), que era su subordinado:
Juan Cano que, como se ha dicho, fue testigo de
vista en lo que se hizo y proveyó para el descú-
brimiento de Nueva España, en la Relación que
dello escribió, dice que el Adelantado Diego
Velázquez, gobernador de la isla de Cuba, envió
a Francisco Hernández de Córdoba a descubrir,
y que desde algunos días volvió a Cuba a comu-
nicar con el Adelantado lo que había descubier-
to y hallado en la costa de la Nueva España, que
fue Champotón y Lázaro, que ahora llaman
Yucatam, frontero de la isla de Co~umel. Yque
luego el Adelantado envió aJuan de Grijalva, su
capitán, a descubrir con tres navíos, y que llegó
al puerto de SanctJuan de Uluá, 1(; y a Pánuco,
puerto de la Nueva España, y allí llegaron mu-
chos indios de paz a rescatar oro y piedras y plu-
mas y bastimentas de los de la tierra,l? a trueque
de CI,Jentas y de otras cosas con que quedaban
muy contentos i que muchas veces iban a los
navíos en canoas, y que porque Juan de Grijalva
no llevó [f. 285v] comisión para poblar, no po-
bló aunque halló muy buen aparejo para'ello y
buena tierra, y que se volvió a Cuba con lo que
había rescatado. Y que le pesó al Adelantado
lIi Aun'luc las eoiciones al1liguas no marcan el acen-
lo lúnico oe las palahras, muchas eoiciones laroías es-
crihen Ulúa y Colúa, ele Ilehe recoroarse, sin emhargo,
'lue según d leslimonio oe fray !larlolomé oe las Casas,
la palabra se pronunciaha Culuá y Uluá, pues lenía "la
última sílaha aguoa; y éSla ('S la 'lue oespués llamamos
Nueva l~spaiiaOo'"Ifistoria de Ir« ¡ur/ir." lih, I1I, cap. ex!.
Coluá sería una apúcope oe Colhuacan, señorío lolleca
con el 'lue huscaron emparel1lar los mexicas (lralo el
lema en "Los primeros nomhres oc México", Ifisloria j'
(;m(ia, ~ 1, ~()()~, pp. ~4.'i-~ti1). A'luí sigo la norma o~
Aguslín Millares Cario, bihli(¡gral¡', lalinisla y excelcl1le
eoilor oe Las Casas, y escriho Uluá, Culuá, ele
17 lIaslimclllo: "La provisi(¡n compelel1le 'lue se pre-
viene para comer, sustentar y mantcner una casa, du-
oao, plaza, exércilo, armaoa, ele oe los víveres y viluallas
necesarias". IJirriollar;(J d~ Alllnridades.
41
porque no había poblado, yque hizo otra arma-
dal" en que gastó mucho de su hacienda y de lo
que tomó prestado de amigos suyos y que des-
pués lo pagó. y que quiso enviar por capitán a
Vasco Porcallo, natural de Cá~eres, y que algu-
nos amigos del Adelantado le aconsejaron que
no lo enviase, y que quiso enviar a Gar~ía Hol-
guín, natural de la misma villa, y que también le
aconsejaron que no lo enviase, y que se creyó
que fue porque enviase a Hernando Cortés, a
quien el Adelantado había hecho mucha honra
casándolo con doña Catalina Xuárez. y por ha-
ber ganado crédito en cosas que le había enco-
mendado y que lo tenían por hombre hábil,
como lo era, y que le había dado unos indios [en
encomienda], y que como hacía en todo lo que
el Adelantado quería, determinó enviarlo ¡tIa
Nueva España, que tenía descubierta con mu-
chos gastos. y que aún no era venido Juan de-
Grijalva, sino un navio de los suyos, y que le dio
quinientos hombres y diez o doce navíos y mu-
cho rescate y bastimentas, y que lo nombró por
su capitán [f. 286r] general, y [le mandó] que si
hallase aJuan de Grijalva, le diese socorro. Yque
fueron con él Francisco de Montejo y Puerto
Carrero [Alonso Hernández Puertocarrero] yJuan
Velázquez [de León] y Alonso de Ávila y Pedro
de Alvarado y sus hermanos, I!l y Alonso de Grado
~ Francisco Álvarez Chico y su hermano [Rodrigo
Alvarez Chico], y Gonzalo de Sandoval y Cristó-
bal de Olid y otros muchos caballeros. Yque llega-
do a la punta de la isla de Cuba, [Cortés] decía
que Diego Velázquez no era para ser gobernador
de Nueva España porque cada día le daban mejo-
res nuevas los que habían venido de lagente de
Grijalva que iban con él. Esto dice Juan Cano, y
casi lo mismo dice Oviedo en su Histaria.2"
Juan Cano destaca los gastos y deudas en las
que tuvo que incurrir Diego Velázquez para fi-
I,S Armaoa: "Número crecioo oe navíos oc guerrajun-
los, 'lue se ocstinan para alguna openici(¡n, los cuales van
regularmenle gobernaoos por un General, y d navío en
'lue va embarcaoo se llama Capilana, por ser el 'lue guía a
los oemás. [Oo.]Se enlienoe lamhién por el exércilo oc lie-
rra, lomaoo oel ¡'rancés Armée, pero es voz il1lrooucioa
mooernamenle y sin necesioao, mayormenle lenienoo la
voz Exércilo, tan propria en nuestra lengua, 'lue lo signifi-
ca". lJirrimlflrin de A u loridrule> ,
1" Los hermanos oc Peoro oc Alvaraoo eran (lonzalo y
Jorge oc Alvaraoo, según regislra el propio Zorita, Tercera
parle, cap. XXVIII, f. 415v. Véase lambién !lernal Díaz,
c" Zorila, Tercera parle, cap. n, ff. ~1l5'~llti. En los
párrat¡,s siguienles, Zorila sigue a L{¡pez oe GÓmara.
nancial' la ar,mad¡¡l que' aCábq~ncabezando <':;01'- D()ÑA \1ARINA y j'1';RúNIM(') m: A(;UIIAR
tés, 'así ¿ofnd'l~s qúe h~hían'capitanead¿ Fhn- Juan Cano·tampién habla:de 'oídas cuando da
éisco H~!f~~~d'e~ d~(l<;:?{d?bá dé é~ijal- xJti~~ su .versiÓn " muy particular, según ,la cual doña,
v~. XJuan Cano, noplKipq a<;!ilrar que \{elázquez Marina (Malintzin) (1500?-1!>31) ·notlefue dada.
p¡¡,g.ódebidamente ,topq~..sus¡deudas. ,., .-,' a Cortés en Tabasco, sino en CozumeJ:
Enrre los h'Ombres'que acompai1aron a Gor- ¡ '. ,. •.
. E,n ,<¡staisla [Cozumel], dice Juan Cano que
tés,'Juan Cano Ín'enci'ona
( ,..,
Alonso'dc'Grad6,
" .'"
el
r 'l." 1
a ." l' . '\
1 dieron a Cortés seis indias esclavas, que la una
prim,e; mar.id.? ,d~, ?9i1~ ~slpeI ~octezuma, 'por '¿¡'ellas había estado en Mexico y sabía su len-
cuyo mqtrimpp.~o lin 15~6 pof.ial abel res:i);>ióen 'gua;y se en tendían muy-bien ella y Ag\lilar, de
etDc(¡)m~·enda.perpe.tlla el sei1orio .de Tlacopan, que recibió Cortés gran conten to, aunque Có-
mara lo cuenta de otra manera?1 como adelan-
que heredaron los ·siguientes maridos de'd'oi1a
te,s~ dirá. J\.e.s¡,;¡.indi.¡i pus,i.e,ron 119mbre Mari-
Isabei: Pe'~fo Gallego'y
l" ~I ,fl
propio Juan Cano'. Debe
..' \ ' ,'): \ •
el'. J.. ¡.', ;,' • , ~1
~;¡t.y en ell.a ~';I~'<?B~~~¡¡'Ijl,dqCortés un hUo que
a1,v~TP,~~,flU'~It;~h~~~s~a llnlCa vez,~u~ ap,ar~ce se Ilamódon Martín Cortés, a quien.el Empera-
A'onsRéeJfr~~?r:<¡n I,a ReJac?~n dy Zorita, y·que dor ,c\i9"l';I..hápit~ pe [f; .~OOv];Sal)tiago}4 y
jl!an Car,1O no lo mencion,a ,en su ,l)irilogo con , Corté~ ca,só aMarilla c.9,?J\lan Xaramillo des-
Oviedo .. eÍ1tr.e los'ex maridos ¡de su mujer doi1a p~és 4e >g~l'J~d9~e~i~o y le,,dio la provincia de
,xllot~p~c. qH~ .es de lo ,mej()r q~~ hay en la
Isdbel, tomo 'tair\pó~o'lo hacen las Relaciones Jfan-
.1 .,Nue~~ E.~p.~f1a.Y, en !lila, [Marina] ,h~bo Juan
ciscanas de 1532 ~'i1'a lriJormaci'lm'd~ í548-1553. . Xa':'l;'Pil!~. un~ ~~aq~e ~e .llamó, doña María.
j; ,} uf ',' J \ 'í''1: 1 ••.•
d l'lf)r",' )}

,~ás, ~c;leli}!1te:Zq!~~il¡.r,efie~eque en lel p~bo que.f~~ <;<I;Sapa,con .10~

~ui~,de Quesada, natu-
de\San ,Antón,. HW'J;\~.n/C;~l;téss~,qmq:rtó con , ,ra;1 qe Ub~d~. '(J']1~erta Mari~a, [ep I ~31], casó
sugeriteyi ·r., ¡ "h .. '.) ", Ju¡¡.n ~"ramlllo ,con,dora ~e,atriz de Andrada, y
p.;,,1 '\ (_:'" , ,i ':r 'Ii 1 ( l'
)(',{i')P" -.,I)(J.I'
, " j l, •

n? t~~o h}jos en ella. muerto Juar X~ramillo y ~ " •

j-. q ¡. I : u ,.r, .' . 1I [,~a~i~ 135.0r~ s.e I?~rtió. la' provinci'a, de

~r~:~
I .)l. \: ". \
, ...les hIZOun' or~ erazonániienlo y pláucaque. , Xil~t~l?ec, eIla..l~oña B~~trl~:?d~ ;\nd'rada]
, I "c(¡~6)diééjuat) canb/ip dbia mUY'bie'h'h~cer, ,,1 y doña Mana, hijapeJua!l XaramiJIo y de Mari-
coH'qlÍe púso
fi s\lslc;:ofu¡}¡Ú1J¡:¿)IS g~aridé'ánjmo , na,. ~'casó s,egiín~a ve~ doñ,~ ~ea,trizco~ion
'y eJp'e'rin'ili yad'ir!irlit'i'é/n' d~~ú'p-e¡'s'o'ñ';iJftánta Francisco de Velasco, comendador del hábito
• ! 1 . ! " l"lfl~ I If( '(1 ) ,() f
'gan'a 'de ir '(;()n 'él, 'que les' \ia~ecía ir a bnpresa 'de' Sancti~go,'h~,~ano de'don' Luis de Velasco.
y victoria éicid; p'orque tú'mo pÍce Ju1iü César, , virrey (le,la Nueya 'Esp~na, y ~urió sin dexar
iif.l¡,o pfimér<;>;De' béllo tdíií~o, la, ora~\Q'H.del hU9"Y q~e4ó con I~ encoll1ienda de la mitad de
r
capltan o acreCIenta el am(l1o de sus soldados.~1
, • ., t l., ' ••~ ~ , 1", 1, ','. ,

• • f] .; r : r '1. ; r' ~, J ~ "

{(.ilptfpc::~ dpña B~atriz, y I~ otra mitad,tiene
) } r' . - 1', ¡ ¡ i' " \' .,d?,nledro Id~,Quesad~, ~I~?de don L1!is de
En,'cuanto,a la.rul}p.a\i~I)<¡l<;1 c;:abiklo ~ll';la ,)Q~~s¡¡lda y,:?e,doña María.hD;,¡. dej4~n Xarami-
Villa Rica de la Veracruz, Zorita sigue a López de 110y de Marina, su primera mujer. y está casado
con hija del doctor Vasco de Puga, natural de
Gómara en el capítulo XI¡<;leJ,a,Tprce~¡l parte de
Galizia, oidor que fue de la Audiencia Real que
S\11 Rela.ción, "En que.s~ trata ~ómQ Cortés se desis-
·reside en Mexico, y dicen que'valen los tribu-
tió del cargo que llevaba y para ello nombró pri- tos á cada una de' las partes 'más' de doce'mil
mero alcaldes y regidores y ellos lo tornaron a pesos.2"
I rl ,
eJ'egir por ¿¡l(~iián ~'alcalde mayor y 1'0'qu~. allí, , .
hizo y. o~denó.y cómo fue a Cempoallan, donde El pasaje último sobre. la descendencia de
fue bien recibido". Zorita sólo agrega ql'le "dice doña Marina y la encomienda de Xilotepec fue
Juan Ca~o que todof~e ordenado por 'el mismo
(1 ' " '

Cortés".22 Sobre este puntp,j:uan.Cano habJa de

"" Lúpel. ele Gúmar¡t, [ca ro"".,.isfa de Mexico, caps. XI-
oidas'y'defiende el bando de Diego Velázquez
XIII.
contra las maquinaciones 'de Cortés. "., Don MarlÍ'l\ Corlés (l52~15~5?), el hijo mestil.O ele
Conés y eloña ~arina. haslarelo Y,lcgilimaelo, eliliere eld
crioÍlo don Martín Corlés (153~15R9), s<:gunelo M¡irqués
"' 'bid, cap. 111,r. 2R~r. eld Valle, hijo legítimo de,Conés y eloiiaJuana ~e ;¡,úñiga.
"' ,bid. cap, XI, r. 323r. ",' Zorila, Tercera pane, cap. IV.

42
 aparentemente redactado por el pr,opio doc- mataron, a los que erl eHa,'iban; 'Y'que a 'este
tor .•Zorita, .que .<como ,oidor de Méxic<iJ e.ntr,e AguiJar y a l¡l!¡r9Sdos IQs-señ<;>re$,deJ:[aronI(ivos
1556 y 1565 se entecó detalladamentt¡ de>los plei- p~r st¡ ser:vici,o, y,qu~ los,do~ s~ hapí~ ,cas~c;l.o
con unas inqias y pintádQse los brazos y pechos
tas, de heren·cia d'e ras enC0mierldasi. En este
''CorrÍo/los de'aquelfa tie~~a: Yqu'e' Jsi.b Agíi¡\a~
casQ)',como veremos más adelante., juan Cano '! siempre tuv~ 'esper~hza 'qu'e ID'iloslo ha'bíá' de
luvo i·nterés'en aprqpiarse de la ehcomiénda '0 ,i' remediar., }\siempnnenía 'cuidad0 de mi,ra'ra la
las tierras de 'Xilotepee, que considera "teca- " , costa del m~r,y co mo,1{i<:!,Q Jos l)aví0s en ,la isla de
m~" y patrimonio de' \1o<;;tezuma, 'que debí'a , ¡ Cozu\1~el, q'ue. e~t4 trl,:S,9.fi~atr;oi'~gua,s,de la,tie-
heredar Sll hija~ doña !;sabel \1octe!luma. ~i, en rra fir~e" y,tuvo ,l.~&a,r ~~ t?~~r ~n~. canoa y e~
ella se paso a la Isla de Cozumel de noche [r.
eLTesoTO de Covarrubjas;?\j,ni e'n efDj·ccionario d'e ,,\1 40ivl Y se vino' a 'Cortés/¿b'ri quit!n' 'él mucho
Autoridades hallo en'quéfsentiqo Xilótepec puee 1" holgó"p0rque sabía la lengoúa deaq~ella rierm:
de ser' "recámara" '<;letMootez,uma: ·En las Siete : ,,:Y;¡t; pa,bían ,<;ia,dQlos'~n.dios seis e~dava~, y la
Partidas de Alfonso'el Sabio (1221~1284Vencuen- 1,' ,1!?f; c\e,el)as¡hab(a !;s~c\o t;l) ~exi<;5~Y8N~ ~l\
, ler¡gua, [Se] entendían muyl;>ien ella y Aguilar,
tro,:sin embal1go: "Cámara Llamarol1,a.ntiguamen-
l 'tt'e"qué Cdrtés'teéibió' gran' co'nten'to. tA estii
te ,a la casa da la. reina". F. D6ña Isabe~, "l'ecui'ch- o" inidia 'p'usierdn 'nbr'nMetM'arina, y siein¡'>'re'lá
po.en efe€to, am la reina en la' argumentación .;l«Hlía,consigo Agu¡'¡ar. Yien odia tuvo 'Cortés'un
de jua¡;\, Cano.:. ,l.'.' !' " ,;. ,.1 ' " hijo,qur,.se 1\~IJ1ó.d.Ol\Maf¡~í{l,a,quieme)IElllp~H
, 'PerO'sí'parece'original de:Juan'\Cano 10 que " raqoJ <1\9~ll;lát¡>:ito,d¡~.~an~~iagq(¡X5=8~lé~llfí\~9.
a Marina con juan Xaralnillo y le dio la provin-
Zorita 'asienta· aeer.ca 'cJ,e que :doñaMárina
dada a Cor.tés,en CüZümel, e;n ungrup.lJXde seis
fue
'Cia'd(f,Xilbtepe " q'ue 'es'd~ Xó'ihe'}\)II!Jqú~'h~~ ~:n'
, aqueU¡¡¡tierfá;y;Modenplma>H tenta'poi teé'á:
indias 'esclavas, 'Y que' 'lse'entenCitian muy!bien.· .. mara, [Yen esta india l}ubo Jua\1 'XarallliHo'una
ella yjerónimo de AgúiJár."" . I ,b , lj 1; 11 '" ),Jl,Íja. HU~fu~ c¡isada,qm'c\9n Lui~ d:e Quegda,
Capítulos más adelante, al narrar la llegada o pr
,~,;¡I1Ur¡~1 ~I;>~dfl'y. ':llver~al~~dna ,ca,só)\lan
.x"rpmillo con doña Beatriz de Andrada. y des:
de Pánfilo de :'\arváez a Cozumel (en los pri-
I '¡!mésde'inúertÓ'X'aramÜfo partió la proVin¿ia se
meros días'de mayo de'152{~) ,'Alonso de'llon'ta, dJ deíXilot'epúrehlft:' éll~ '1 doñ~ Maria:, y dona!
a manera de jlaslzback: cítá'más detallad'a'rt-JCt;lt~ ')' B,'eatriz, ·easó Clespuh ~on don FraI'l'Eisco ·de
la ~ersión d<,;jua~'C~l~¿ s'~bl(e 4~r)a~aíi~'¡l¡:'dad~ .J,V~!a~<¡p;C0f)1~l1d¡idor,delSa.!1ct~ag9, he¡r.mano
a Cortés en Cozumel' (a fin'es de' febrero de "q~A?p,.J"u\s d¡~":~I~,5ce¡,Yir'r~Yl~<;,\aINuer'\l1';,s-,
1'519')', yágreg~cil!e, 'además deAg~í1kr,"fue- - p~~a,,J\ ~u?,que <;:orté.~y.p~'!1~r~ c~ent.~~'~7
,;'
ron dos .I9~españoles que se unieron a.Ip~,rriaya.sl
1, " 1 '1 Ó ra man'era Id
sé!Há dicho',2'1 "'o ',11 (
1e
Aguilar y de !\1arióá, como ya
;"r,.", n" '1" •

no'-sólo ll'no'(Gonza.lo Guerrero) ,.como·común!

meiw:se pien'sa. E insínua rera¿ión'í'ntiilí'~ úna: líl,'fS ppta~!~, 'a,di,~~r!;p~nsi,';l ~!'iJuan (:j¡¡,pocon
entr~:~o,t1aLM~;¡na ~J~,~ó~i~~:'~,~Agllil~~:::,.,'<'. CQr,té"'f'Lóp~z.de Gómar,a,'1elrpro¡,>,jo ~orita3() y,
, ,i} ,', ,; ,; ¡j "lj, 6.1! I,! ilJ .)~) : ,!' ;.¡
el' rest6 de lds 'histbtiaéi~t~s'd'e la 'ConquiS¡;a;
En eSla lSlh vinda' Cbr·rés- un e-spañ'6l que' Ha" l j'~1 'lh ·,0, " ll'.I\ ' .••.
,.• , \ 1\\\',,) \ .1 I ' • .'

- mal)an AguiJa. Dicé'rt q\.ié' era!de"Evaf¡gtilid:~" S,~P~~II?P';tós ~~~ ,~opF1c¡Jos cOJ;IlP,el Ios,(1os gy
españoles -no sólo uno, Gonzalo Guerrero-
I y que,/se;'lÍa?í~'p'erdid?, ,di,~t: ~I\b,s.,11~bía ,u;.W
.1 ~~o,é~'qu~ ~l/ib~ e~,~~p~lla ~osl.a:~~ ~~~~t~r',r~u,~~:se~+~'rep~ar'?,nl~~~~?~,~~
:~~f:l/,r~.~ui.s~e~
}, l"J • ;1 ()"l '" ,1, I h(fl)~ r.91'\Ir~~reW, ¡c,qn f?$ !,suXo,~;,y \.~o,~r~ é¡u~\ d<?ll'!-
i> M"rinq,,f)of:u<,; ,dada al CO'Ftés"en,Ttabas<;:0, ,sino
" """Schástián cié f;ohrrllhias', hil"¡¡d/"tfl'/¡J'/I~fiUl ((LI',maiírl en,Cdititnel. \,.\- ;I--;:!! ,tll . i I.rJ1 ,Ji I'·! ¡'¡:1

OP,(/HII/;,rfl, Marlrirl, F)t1r'Sánthc!t.;Hn'pr"'s~orlil ,"Rtoy,'ltil!', ., '.,,\. i\': \ 1\ , If i. ,,\. ""¡'\"d h ·'I'.H ¡¡¡'JI "),',,

retrl. Marl~irl;Turlict,'I'!lH~! ";) '( 'XfJl O" ',,,, 11U, l!, t

, ,27'AlI<1ll¡;l,Id'Sa'hio; /.tú Sí~'"'fJ"r{id(úYM 1M n()'llvtjlJ1\~(¡ . i I .;~ ¡ 1, L"J'J~11 !! ¡ j, 'd',il! ! i .• !/. lI't

,ISfl¡',y" Mafltirt, Rt..l,i1,Aéaóbl'Jia'óc'laHis't'<'>da,f 1H07:'~Vols.: , ~l ZorWa'~Tctccrajpart!d/c'p./Xx"t;i\r.l'i .'11 ;¡'},rll: I,,(l

llani'(\asV¡(1l1~Óa,Tíllllo14:'Lcyl!ld!.": :. 'oo "'' , ,'" , '\ ·':Wl Eh 'C!'Capílulo'»(Z(,rila 'rlici.t~uc\llÍ¡A~'Maf¡ha fuc
''''.Jerf>nimb tltc I\:gll\lar "crd.'ci(\/I':Válll\~ho".'\:sllí'CS;ü¡¡ óaóa a Cond'ch/l'olol1l~h{n< ylAigtfc á'thpl'l, iW'(':.-)mJl-~
rliámno, o más hien sllhdiáton\"lk,c(\¡; li\\/criln' 'al) sa<:cr· (dt.p.' XVI) ,y hb a:J~an (:al\b;ch'sJ naH~ '¡(,n\Hl!l'chcucno
<iocio. IlJ (Id \I,j{j IJ,(\I·,I l~().l) In 1, I"J, '1 !' J ~lif ')1;: )1 p i ')j HIJjl ;;1' d'
 Ya vimos que Juan Cano, que vino con 1'\ar-
váez, no fue testigo directo del paso de Cortés
por Cozumel y Tabasco rumbo a San Juan de
Cluá, y habla aquí de oídas. Sobre los encuen-
tros con Aguilar y con doña Y1arina, vale más
confiar en testigos directos como el mismo
Hernán Cortés,~l Andrés de Tapia~2 y Bernal
Díaz del Castillo.~~Juan Cano da su visión de los
hechos y no indica sus diferencias con estos u
otros autores. Zorita es el que marca los puntos
de discrepancia de las versiones de Cano con
las de Cortés y López de GÓmara. De modo que
estas versiones de Cano, sobre el tercer náufra-
go, además de Aguilar y Guerrero, y sobre el
encuentro con doña Marina en Cozumel, tie-
nen el valor informativo de restituirnos lo que
los hombres de ~arváez pudieron saber en su
momento sobre la expedición de ~ortés. Como
en las batallas napoleónicas narradas por Sten-
dhal Y Tolstói, nadie es testigo omnisciente, na-
die las contempla completas.
De cualquier manera debe señalarse que,
invento de Juan Cano o tradición marginal es-
pañola o indígena, la especie de que Y1arina
fue encontrada por Cortés en Cozumel y de
que el señor de aquella tierra la casó con Jeró-
nimo de Aguilar aparece en la tradición recogi-
da por el historiador mestizo tlaxcalteca Diego
Muñoz Camargo (l529?-1599?) en su Historia de
Tlaxcala (ca. 1585) .~4 Y más adelante el historia-
:11 [¿Hernán Conés?], "Cana rlel cahilrlo", Rica Villa
rle la Vera Cruz, 10 rle junio rle 151!l, Y Hernán Conés,
"Quinta cana rle rclaciún", Tenuxlitan, ~ rle sepliem-
hre rle 152li; en Carlas d. "lariil1l, prúlo~o rle Manuel
Alcalá, México, Porrúa (Sepan cuantos, 7), l!lliO, pp.
l~ Y 242.
:1" Anrlrés rle Tapia, Ufllt(ilÍlI soh" la ('01I1I";sla (Ü
M.xiro; en Joaquín (.!arda Icazhalceta, erl., (;olurilÍlI d.
doc1l1nw!os /Jflm la ¡tis!oria de Méxit:o (CDHM), L.11,Méxi-
co, Anti~ua Lihrería, IHlili; reerl. facs., México, Porrúa
(Bihlioteca Porrúa, 4H), I!lHO, p. 556; Y en Rolanrl
Schmirlt-Riese, erl., R./a/rl1ldo Méx;ro. (;juro I.x/os riel p.-
riodo .fiwdarirl1lal de la (olm(;n P1(Ti",a Firm., Fran kfun
am Main, Marlrirl, Vervuert, Iheroamericana (Textos y
Documentos Españoles y Americanos, ~), 2003, p. I~l.
:tI Bernal Díaz, llisloria ,,,rriruüm d. la cmlllu.i.,'a ri. ln
N",,'a ¡':spmia, caps. XXVII, XXXVI Y XXXVII.
:11 Muñoz Camar~o, llis!oria d. 'I1axmla, pp. IH2-IH~:
"Otros quieren que file hija rlt: un mercarlt:,. e qut: la
44
dor mestizo tetzcocano Fernando de Alva Ixtlil-
xóchitl (1578-1650) asentó que "Marina andan-
do el tiempo se casó con Aguilar".~;;
La importancia de la Relación de la Nueva Es-
paña y su conquista de Juan Cano reside en su
inmediatez. Juan Cano no parece haber leído a
Cortés, Oviedo o GÓmara. Esta inmediatez no
implica necesariamente inocencia, pues Juan
Cano dice la mayor parte de lo que dice por
interés. Es difícil saber qué fuentes o motivos
tuvo Juan Cano para dar esta versión alternati-
va sobre los encuentros deJerónimo de Aguilar
y doña Marina, y su insinuada relación íntima.
:\'0 creo que Juan Cano o Alonso de Zorita
confundieran a doña Marina con la joven
jamaiquina apresada en Cozumel por Juan de
Grijalva en 1518, dato que pudieron retomar
de Gonzalo Fernández de Oviedo.36 Zorita tam-
bién pudo recordar el episodio de su lectura en
Guatemala entre 1553 y 1556 del COmienzo de
la Historia verdadera, que comenzaba a escribir
Bernal Díaz del Castillo.~i
llevú consi~o por aquellas tiaras, lo cual no satisfact: a
huen entenrlimiento, sino que sienrlo ht:rmosa fue lle-
varla para st:r mujer rle algún caciqut: rle aquella costa,
y qut: fut: prt:sentarla por algunos mercarlt:res para tt:-
ner entrarla con los caciques rle Acozamilco [Cozumcl]
y se~urirlarl. Yansí fue que en eft:clO la tt:nía un cacique
rle aqut:lla tiara cuanrlo la halló Cortés". "Hahit:nrlo
pues qut:rlarlo Jerónimo rlt: AguiJar cautivo en aquella
tierra, procuró rle servir y agrarlar en gran manera a su
amo ansí en pesquerías que le hada como en otros
servicios que lo sahía hien hacer, que le vino tanl<> a
tomarle la voluntarl, que le rlio por mujer a Malintzin ...".
:1" Fernanrlo rle Alva IxtlilxóchiLl, "Historia rle la
nación chichimeca", cap. I.XXIX, en Ohms ¡¡is/árirrl.',
erliciún rle Erlmunrlo O'(;orman, México, UNAM (Insti-
tuto rle Investigaciones Históricas), 1!l77, vol. 11, pp.
1!lH-I!l!l.El parlre Figueroa, colector rle los manuscritos
rle Ixtlilxóchitl, anotó aJ margen: "AguiJar era clérigo
suhrliácono, y así no casó ni purlo casar con Marina,
que casó con .luan Xaramillo, uno rle los salrlarlos rle
Conés, cuanrlo fueron al viaje rle Las Hihueras. Mírese
la conquisLa rle rlon Domingo de San Antón [Chimalpá-
hin], al ()1. I!lH". Y Carda Icazhalceta agregó: "Todos
sahen, por otra parte, las duras pruehas a que puso el
cacique de Tahasco la virturl de Aguilar, sin lograr ven-
cerla" ("Notas al Diálogo segundo", en su ediciún de
Cervantes de Salazar, México en 1554, p. 181).
'" Oviedo, lih. XVII, cap. X.
:17 Bernal Díaz, cap. VIIl.
 en motivo pudo ser atacar a Hernán Cortés.
Otro, descalificar a doña ~arina (?-1531). com-
pañera e informante de Cortés durante la Con-
quista (de 1519 a 1524). Por un lado, ella era la
gran enemiga y rival de doña Isabel ~octezu-
ma. Pero sobre todo, era tenedora, junto con
su marido Juan Xaramillo (?-1551?),~H de la
encomienda de Xilotepec, que Juan Cano y doña
Isabel pretendían. Juan Cano, como vimos, en-
salza mucho esta encomienda, y destaca
~octezuma y sus padres y abuelos habían teni-
do a Xilotepec "por recámara" (¿la "casa de la
reina "?) .~~y formaba parte de sus bienes pro-
pios, patrimoniales, heredados de sus padres y
abuelos, y que por lo tanto doña Isabel debía
heredar, como lo muestran las Relaciones de 1532
y la Información de 1548-1553. Alonso de Zorita
describe detalladamente los sucesivos poseedo-
res de la encomienda, lo que muestra un inte-
rés especial.
Habría que hacer una última consideración
acerca del fragmento final sobre la sucesión de
doña ~arina yJuan Xaramillo, que concluye con
la segunda mujer de Xaramillo, doña Beatriz
de Andrada, que tras la muerte de Xaramillo
casó con don Francisco de Velasco, "hermano
de don Luis de Velasco, virrey de la :\'ueva Es-
paña ". Esta última indicación nos señala que este
fragmento fue escrito durante el gobierno del
virrey Vel~sco, 1550-1564, puesto que no se le
menciona como "virrey que fue".
Se abren entonces dos posibilidades:
mera es que este fragmento fuera agregado por
Zorita, al igual que el breve comentario final
sobre la discrepancia entre la versión de Juan
Cano sobre doña ~arina y Aguilar con las ver-
siones de Cortés y López de Cómara. Pero esta
posibilidad presenta la dificultad de que Zorita
empezó a escribir su historia hacia 1578. La se-
gunda posibilidad, y más probable, es que el
propio Juan Cano escribiera la parte sobre la
"" Porras Muñoz, m K"hifTIlo d. la (i!/.llad d. Mhim
d s¡Kill XVI, pp. 3~4-330.
"" Zorita, Ten:era pane, caps. IV, XXVIYXXXI.
Conquista de su Relación de la Nueva España en-
tre 1550 y 1564, en el marco de sus alegatos tar-
díos para sacar el mayor jugo posible a la enco-
mienda y bienes de su ilustre mujer doña Isabel
~octezuma.
LASNAVI':SHARRI':NADAS
yTIAXCALA
En el capítulo XIV de la Tercera parte, sobre
cómo Cortés dio con los navíos de su flota al
que través, Alonso de Zorita cita "como el mismo
Cortés lo dice en la segunda carta que escribió
al Emperador y Cómara yJuan Cano". Es dificil
precisar la aportación de este último, porque
Zorita parece basarse aquí fundamentalmente
en Cómara. Cortés dice que a sus navíos los
"echó a la costa", y Cómara (quien sigue a Ovie-
do) es el que dice que los barrenó, dio al través
con ellos, los quebró, dando información mu-
cho más precisa. La aportación de Zorita con-
siste en rectificar a Cómara, quien dice que "Po-
cos ejemplos desto hay ... ", y Zorita da una larga
lista de ejemplos.
Al final del capítulo XVIII,sobre la alianza de
Cortés con Tlaxcallan, Zorita menciona la apor-
tación de Juan Cano:
Juan Cano dice lo mismo de la grandeza de
TlaxcalJam y de su gente, y que antiguamente
ellos y los de Mexico eran todos unos, y que se
alzaron contra un señor de Mexico y que nunca
más los quisieron recibir por amigos, sino acabar-
los con guerras y sacrificarlos a sus ídolos, y que
la pri- los tenían muy estrechos y cercados con gente
de guarnición puesta en cuatro o cinco partes y
que los tenían tan acorralados que no comían sal
ni vestían mantas de algodón, porque no las te-
nían, y que si salían algunas partes los cautiva-
ban. Esto es, en suma, lo que todos ellos dicen de
Tlaxcallan y lo tratan muy más largo.
La versión de Juan Cano sobre la enemistad
de los mexicas y los tlaxcaltecas se parece a la
comúnmente aceptada, salvo en la precisión que
aporta acerca del origen del enfrentamiento:
que "antiguamente ellos y los de Mexico eran
ni
todos unos, y que se alzaron contra un señor de
Mexico y que nunca más los quisieron recibir
por amigos". Juan Cano, ya lo vimos, no estaba
45
con C0~tes~duranfe'su'paso'por,rlaxcalaí pero 'Líheas adélante, Zorita refiere nuevamente
pudo,sabttl" de la antigua unidad entre ;rJá:xcala juntas las opiniones de ,Las Casas yJuan 'Cano:' l'y
y MeKÍcu deifuentes mexicas Ique le.pudo pr.<!>- amüos,di<ren que era la ciudad de-Cholullam de
p:drdonaf' la faTTlilia"de su mujm .doña Isabel más de 'treinta.mil vecinos". Se sabe que "ambos"
\1octezuma. .!.', l. "" ,1 se..refiete á Ióas--Casas'yJuan Cano, porque Cortés
y Lópelide Gómaraescribenque tenía veinte mil
LA MATANZ1HWCHOIi,UI'A " ,1/ ,: . casas· dentro de los muros 'Yotro.tanto fuera de
El1I.el capítulo'XX; ,Zorita signe' la, YJ7rsión ,de .ellos. Y Las Casas\da ~treinta mil vecinos"}2 F0P lo
Cortés'y,Lópezlde.Gómara. sobre la matanza,de que puede presumirse ¡que¡ Juan Oano, da <esta
Cholu.:\4, IY critiera las 'Ve.Iisiones de Lasíllasas ..en (¡ifra; que debió,thmar de Las Gasas,'quien·con-
la 8',evíssima relacióm de ü~;des1'i;uiciónde las Indias, duyó la:rédacción de su Brevíssimaea 1542,peró
)lden·uan Cano¡en..s\l¡Relaeién,:que:hablan ám- sólo,lapublicó en 1552"Por.esos años debió co-
bos.-r\d.~oídasr":l 'JJ O),) l' (~rf{ )ql ld 1i,1 ~'l' 1 J' I me~z,ar:a>esOlJibir ,su Rt¡laci6nJuafl> Cario.
\ l' ffr'.L: (. 'hll. ¡HiJo,' >/-", ..•¡ d '\")TT1.JI '1 i ,.\ , Enseguida. Zo.rita .;ita' un,¡¡'.d~scripción de
,¡ ~H?dice. ~9rté~~111~ $~p~if,~~JlaGC\¡'{~1~~c~i9ió qhQ!ula(ll~cha p~r Jua,n CaqQ: Ji!
" ¡'tI, Emp~sad.91; X YÓ,ffi,fr¡t,lo ncr¡~7( e,n ~t,~
\ff~? ,;
. su Histma. Nórefiero (o que el OPISpOae ChJap'a
, J,I'eh'lin'fibró <¡tie irHiiulóJSi-hííssimttttlJciort Iit'la ,.Ii ~Jdié~J{¡an'¿áno qu~ r~sd~rt1ás'd'ellbs'ir¡ih tra-
-', deStru-iiió7r'd~7dsYttdí'ds, ·po qi:¡¡~"arida firlpteSo y -, rtanle'siy la'ciilda:d de' n'luy grarides edifiéibs y que
se .podra "lir aH ni.)o>que >diCéjuan'-{::arWje,n la e .eran,amigos'de MQ'CtenQumay,ledaban algunos
" ReJariónlqU¡e es~ribió de,ta Nl+evádi;5paña, qtie presentes, aunque era señorío por sí.), que está
, ,alilqa d~ rv<¡l,I:tO, porque hilplan de oí~%y ¡Ul1P9S e,l1ul¡l.!,'l-P?yqup haJ:>íaen,eUa m~chas m~zqui-
contradicen la Relación que ~~.,bla.pec.h~;d~)8 ,1 ~ son ~~tfercil¡S y <lll11en~!.c?mo .Io~muros .q~
España.. "
,. ~~~~es~ripi?,~o;tfs<\l ~m?e,~d?r·;l "í!i I/. j \, ,l' 1 ~ 11 ,'l. 1 .1 ,: t.' ! 1 I

), j ' ••• í'; ')f ¡ 1,;1 l' ~ f!l.Íjt •.•"j r l;,)';' I • ~. f.; :. , ) ¡ . I I '. ¡; r ' .' ~
Esta CIta no necesariament~ acerca a Juan , Es cierto que Juan Cano habló de oíd'as d~
. ir ).1" ',;l ,'t,
Cano al partIdo lascasiano, pero SI deja claro su
i . r j

la m~t~nfa d~
• 1 ••. _.,)
C,h~¡~!a, , I
'per~ s~ .¡nfór~Ó dire'¿-
l' '~, r ,

~nt¡c.orte,~i~n¡i~~~. J.\\~~,Cano, flue pert,~~,ecía tamente ~on los testigos y participantes. Así lo
I .' <' il· "". " '
~LP,~H¡g1"q~.,~ifigo V.f:1~3q~ez, ~~ p~~íaJ~ner r~fijr~~, e,l, 8 .~e :~ep'tie,mb~f 1e ,15~4 al alc~id~
11)us:~.as¡¡,finid;¡.q,es c.ol1·.Las:C~sa~{<;Qm,olo,<;on- p~~z,~~~~e~~ández ,de, ?v,ie?o, ~I;le lo ,en~re:
fim;¡¡¡a,¡elDiálvgo,eon Ovfedo en septiembre de VIstO:
i•....
.11· l'¡ i(~ 1
1544),:40 Nb"selo'¡'Vide '<:fu la respb'i1'sa:bilidad de
tdrtés'~H¡t~'fI{:itáR~lfti : Cholula'yi-era uno de ALCAIDE:Se[{br Jbah cil'nü: ¿es 'verdad aquella
l.i' ":..s .l!'1 ~h';'lr')j j ,Ju'1 ¡',;J', ¡':f ti ':.' 1
.crueldad que dicen qu'e el Marqués ¡Coltés)'usó
Ips ,p~~nS?? R~
Aa)l?,fWrrl.a~i,qn ,~pti~;Clrf\es\il~'1-,
que , ' Fon,Gnolula, q.ué eSJUnaQi.bclad.por.d?nde.pasó
Dieg9~el*?-qu,~ cQ¡n~nzó ~);p.ctjr. ,en.Cubfl.des- ·ia priD;1~r'l-,v.ez
,quefue a MeX¡ico,?' . l. '.

de junio YJu1io¡de(l:i2:V1,' '.:,'1 ,,; .

" ' <;:;'F'fo:;Muy?ra~,Q ~e~~~~;e,~; I?e;'~,e~o Y,9,1'1O
-1;': I i. ; ~111l.' ,l,:q" . l..!!, '. ·1 ,j'.. •. Ij 'lj-;/
lb VI,porquf aun no era Y9 laO a la tierra; pero
-,h,' '!).,' H.;í·'¡( I fll.í~
,l~,· pi') OJ i 1 .(~ ,J ,', 5úp~íb despu'és,rde rrluch'¿sq'Ule'lo\líeión' '¿'se
lO Ovieoo, ,Ilq¡ ~X;X,H ..\\,caFh.hll{, 9v,it¡1~\iPs<;guntó a 1 1, ha'llar6n.en esa cfuel híízaña .. 1 '-,l. lj,"
Juan Cano su opinión sohre el reuro oc encomienoas y la
lihertad oc los inoios promulgaoos en las Leyes Nuevas l. '" ALH~Il)Fl:,<!Cómó:0í.stesclellir ql.\é pasQ~j;·
(l;<¡J54:1,¡y,C;a,r;¡f>,clll1:tcstó,mostrandb q'Ul: en ambas éues- , f.l - ¡ .,1 }\I"/ i •. J •

}i?~.es,q~h ',9 <jj§uPr~ir~. ~~\~jl-~~~ y agr)~9 ,Wn ,~Y~si,~~ . t ¡ 1 ~

pruélen.C1a, 'pero pues aqUl esLá el obispo de Chiapa fray

Baíltb1t m'(l·¡¡é'lá'¡';Cása.4!~tlé a'~!¡ofi' ,1' mó\ic(¡ür'é'lh' i'h~ ," ! í.1)

to~ ,rlt;!j\;<!~,¡nud~""••s, ~ xa carglic\o c\e.fraile, manQC.bm'rl,c contra Hernán Cortés", Santiago oe Cuba, 28 oc junio
su O.roen [oc prcc\ic.·a<;lores,dllminicos1; c'loJé/¡pooéis a ti oc julio oc 1521; en De, l. 1, pp. 170-209.
nSf""" ti) j.)1I ,P ';(jl I ·'''tl· J :;·,1 ,,;:~ 1
senor a caíoc, oesenvo ver esta' malena oc infhos. E yo 11'0
')~'j
12 Cortés, Se/(lt1lda carta de relación, p. 4.5; Lópcz de
rrle qu!ié-ri)lln'ás cn¡&c~m~ltr~'I{i> h'al)ra¡~-)ch cllal,L~d.ÚnqHc ~~óm.a[a\ IfislQ1:i(J de-,la.'c{)nq1Lisl,a~dela NIIJ!IHi Espat)a, cap.
~it}jGíalteAi!Jtl1~.pSlJll~';-I.d .JS~lrr :i ·.~l' tI Jli )
t '{ \ )')I/_.I~' I LXI; y Las Casas, Brellíssima relación: deJla. deslrrllici6n '<l,. las
Ld~~I~¡,. Rr?JTIol~i!~a\P.V.~;}~ie1;V¡~91~J~q.\lftf
:'}II?)t~~r~f8;~#?J11 ludias, Q4=p~¡IX.• '/' /! ! j. ¡ , : ¡ JI \ ~'j'

4p
 CAN(): Lo que oí por cosa muy notoria es que Esta breve descripción nos da una idea del
en aquella cibdad pidió Hernando Cortés tres
relato de la matanza de Cholula que Juan Cano
mil indios para que llevasen el fardaje, e se los
dieron e los hizo todos poner a cuchillo, sin que incluyó en su Relación de la Nueva España y su
escapase ninguno. conquista.

47
 2. GRANDEZA
PODf:R, RIQm:ZA y SUMISIÚN
Df: ~()CTEZUMA
Por haber llegado más tarde,Juan Cano no pre-
senció el acercamiento y el encuentro de Cortés
y Moctezuma, pero de cualquier manera dio en
su Relación abundantes datos sobre estos aconte-
cimientos, resaltando siempre la grandeza, po-
der y riqueza de su suegro Moctezuma, así como
su sumisión a los españoles y su aceptación
religión cristiana.
Alonso Zorita consignó que "dice Juan Cano
que Mocten~uma envió decir a Cortés [a través
de su embajador Teudilli] que holgaba de que
lo fuese a ver y que le envió mucha gente para
que se fuese con él" [de San Juan
Tenochtitlan, en 1519].1
Los capítulos XXII, XXIII yXXIV de la Tercera
parte de la Relación de la Nueva España de Zorita,
sobre la entrada a la ciudad de México de Cor-
tés y de sus primeros encuentros y diálogos con
Moctezuma, tienen varias referencias a la Rela-
ción de Juan Cano, probablemente debido al
interés de este último por destacar los méritos
de su suegro Moctezuma y obtener mercedes y
privilegios para su mujer y él mismo. Pero las
referencias son o muy particulares o muy vagas.
En el capítulo XXII escribe Zorita:
I Zorita, IlRlfLrion de /tI NW!IIa f.\paña, Tercera parte, cap.
x, r. ~JHr.
Y SUMISIÓN DE MOCTEZUMA
y dice Gómara que Mocten~uma iba debaxo de
un palio de pluma verde y de oro con mucha
argentería colgando, y que lo llevaban cuatro
señores y que no dexaron llegar a Cortés a él
porque tenían que era pecado tocarle. YJuan
Cano dice que, por señas y por el intérprete, le
dixeron [a Cortés] que a tan gran rey y señor
[Moctezuma] no lo había él de abrazar, y dice
Cortés que Mocten~uma y aquellos señores hi-
de la cieron su ceremonia de besar la tierra ...
Al final del mismo capítulo XXII, Zorita refie-
re que Cano discrepa de López de Cómara en
lo referente a la arquitectura de las casas y edi-
ficios de México y particularmente del servicio
de Uluá a de Mocten~uma:
Muchas cosas dice [n] Gómara yJuan Cano de
la grandeza de estas casas y de sus edificios y
riqueza del servicio de Mocten~uma y de su
limpieza y majestad, y dice Gómara que estas
casas tenían veinte huertas que respondían a
la plaza y calles públicas y tres muy grandes
patios, aunque Juan Cano dice que había mu-
chos más, y que en el uno había una muy her-
mosa fuente y muchas salas y cien aposentos de
a veinticinco y treinta pies en largo y hueco y
cien baños, yque el edificio, aunque sin c1avazón,2
era todo muy bueno.
2 Clavazón: "Número y copia de clavos, puesta o para
poner y fijar en alguna cosa sólida, o para su mayor seguri-
dad y fortificación, () para su adorno, como se hace en las
49
 En su afán por enaltecer a su suegro, Juan
Cano sin duda exagera en su descripción de los
palacios de ~octezuma y de la nobleza mexica.
Son extensas y ricas las citas de Zorita a la
Relación deJuan Cano que se encuentran en la
segunda mitad del capítulo XXIII, después de
seguir a Cortés, López de Cómara, fray Ceróni-
mo Román~ y ~otolinía, en la primera mitad.
Transcribo in extenso las exageraciones sobre la
fabulosa riqueza y la dadivosidad de ~octezu-
ma ante los espailoles, que Zorita toma en bue-
na medida de la Relación de Cano;
Estando, como dice Juan Cano, en esta paz y
sosiego y muy bien hospedados y servidos Cor-
tés y los demás, y muy bien proveídos de todo
lo necesario para ellos y para su servicio y ca-
ballos, y que cada día iba Cortés a visitar a Moc-
ten¡;:uma y le daba [éste a aquél) muy grandes
presentes de oro y plata, piedras y ropa, plu-
mas y cacao y otras cosas, y lo mismo a todos
los españoles, con que todos estaban muy con-
tentos. Y que era tan grande la cantidad de
tejuelos y ladrillos de oro fino que les había
dado, [f. 384v) que en salas y recámaras de Cor-
tés había por el suelo muy grandes montones
dello. Y que dio a Cortés una hija suya creyen-
do [queriendo) que la tomara por mujer,1 y
otra para Cristóbal de Olid, su maestre de cam-
po," porque dixo se casaría con ella. Y que en
todo mostró el buen celo que tenía en querer
conservar su amistad, y cuánto deseaba servir
al Emperador, de quien le había dado noticia,
y dicho cómo todos ellos eran sus vasallos. Y
que cuando Cortés le hablaba, tenía la gorra
en la mano, porque era grande su majestad y
poder. Y que no tenía sillas sino muy grandes
estrados con muchos cojines de cuero de vena-
do tan bien labrados que parecían de terciope-
lo, y todo lleno de esteras muy labradas que lla-
man petates. Y que lo mismo había en todos los
puertas, caxas, cofres y olras obras. Hácense de diferentes
maneras o especies, redondos, esquinados, chalos, elc.".
/)irciollario d" 1\ u/oridad"s.
'Román, Repúblims dd mUllt/o, "De la República de las
Indias Occidenlales", lib. 11,cap. 1.
.,¿Se refiere a doña Isabel Moclezuma?
'MaeSlre de campo: "Grado en la Milicia, que corres-
ponde a lo que hoy llaman Coronel". /)irciouario d"
j\ uloridoo"s.
50
aposentos y unos asientos para señores y otros
para la otra gente y todos labrados según para
quién era. Yque en cada aposento había su chi-
menea y que esto era muy ordinario en aquella
tierra por ser algo fría y traer poca ropa, aunque
los señores traían mucha y de muchas maneras
de pluma y de algodón y el calzado con solas
suelas y el carcaxal de henequén, que es como el
cáñamo de [f. 385r) España, y el empeine cu-
bierto de piedras y unas correas entre los dedos
que ayudan a lo tener. Y que tenían camas de
madera y colchones de mantas muy gruesas cosi-
das unas con otras sin pluma ni algodón, aunque
lo tenían en gran cantidad; y que esto tenían,
vestían y calzaban los señores, y que la gente
común no lo alcanzaba.
Eran tantas las riquezas que había en todo lo
que se ha dicho, así en edificios como en todo
lo demás, y tanto lo que Mocten¡;:uma daba a
todos, que dice Juan Cano que les parecía cosa
de encantamiento y que no podían creer que
fuese verdad sino que lo soñaban por ver las
cosas de Mexico, de Mocten¡;:uma y de los seño-
res, tantas y tan grandes mezquitas y los merca-
dos, especialmente el de Tlatelulco, y ver la pla-
tería y tantas cosas como allí se vendían y todo
por sus calles, y cada género de cosas por sí ya
muy baxos precios y la medida para lo que ven-
dían, todo con gran orden y tan gran pulicía,';
que nunca los romanos la tuvieron mejor. Yque
tenían sus leyes y ordenanzas para su gobierno
muy buenas. Yque tenían cinco libros, uno de
los sacrificios, otro de los [f. 385v) casamientos,
otro del gobierno, otro de las sementeras y cómo
las habían de hacer, otro cómo habían de here-
dar los señores y qué bienes tenía cada uno de
ellos; y que en el del gobierno y en el de las
sementeras habían muchas cosas notables muy
de ver. Yque tenían cinco maneras de semente-
ras, una para su rey y señor, otra para el goberna-
dor o señor del pueblo, otra para el calpisque,7
que era el mayordomo que allí estaba por el se-
ñor, otra para sus ídolos, y que ésta era poca y
que se hacía para su reconocimiento, otra era la
que cada uno hacía para sí. Yque daban a cada
vecino cierta cantidad de brazas de tierra con-
6 Polida: "La buena orden que se observa y guarda en
las ciudades y republicas, cumpliendo las leyes u ordenan-
zas eSlablecidas para su mejor gobierno". /)irriouario de
1\ 1.I./(rrit/ad"s.
7 Calpisque es un mexicanismo muy ulilizado en el
siglo XVI, proveniente del náhuall calpixqui, ctllpixque
en plural, "mayordomo". Viene de callí, "casa"; pía,
"guardar" y -qui, "el que".
 forme a la gente que tenía en su casa, y se la
hacían sembrar por fuerza para el sustento de su
familia, y tenían pena muy grave no las sem-
brando. Yque para las demás sementeras había
otras penas no tan graves. Yque tenían muchas
cosas de gran pulicía y que todo está ya perdido
y trocado. Y que les han roto y destruido sus
pinturas, creyendo que todas eran de idolatrías,
y que ha sido harto daño para ellos y para los
demás y para lo que toca a su conservación yal
servicio del rey. Ycon tantas opiniones y mane-
ras de gobiernos como cada día hay, porque cada
uno especialmente los que [f. 386r] van de nue-
vo, asíjueces como prelados, pretenden dar nue-
va orden que ha de ser causa de su destrucción,
como lo fue en las islas, por quitarles su manera
de gobierno y ponerles otro nuevo modo, que
ni ellos lo entienden ni los que lo ponen saben
darse maña a ello por no entender la lengua, ni
la manera y condición de aquellas gentes y que
así dicen los indios que ni los entendemos ni
nos entienden.
Asimismo dice Juan Cano que aunque los se-
ñores cada día aconsejaban a Moetent,;:uma que
echase a los españoles de su tierra, nunca quiso
consentir en ello. Yque dixo a Cortés que cono-
cía que nuestra leyera mejor que la suya, y que
quería ser cristiano y que pidió bautismo mu-
chas veces y que no se le dio, aguardando a que
estuviese algo más instruido en las cosas de nues-
tra fe, y porque Cortés quería que se le diese en
un día de Pascua, con gran solemnidad como con-
venía a tan gran sacramento y a tan gran señor,
por que los demás tomasen exemplo. YGómara
en el capítulo ciento ocho dice lo mismo.
Este capítulo XXlII merece un comentario
extenso. Juan Cano destaca la grandeza, poder,
riqueza, dadivosidad y lealtad de Yl.octezuma,
el grado de civilización alcanzado por su reino
y el daño que habían hecho los españoles al al-
terar las formas de gobierno existentes. Cuan-
do refiere que le dio una de sus hijas a Cortés,
queda la duda si se refiere a su hija Tecuichpo,
más tarde bautizada como dOlia Isabe! Mocte-
zuma, que según Cortés no le dio Moctezuma
para que la tomara como mujer, sino para que
la cuidara.H
, Concesión hecha por Cortés a doña Isahel Mocte-
zuma, Mexico, '2.7de junio de 15'2.6;en De, l. 1, pp. 377-
3R6.
51
Es muy notable el comentario sobre los cin-
co tipos de libros que tenían: 1) de los sacrifi-
cios, 2) de los casamientos, 3) del gobierno, 4)
"de las sementeras y cómo las habían de hacer",
y 5) de "cómo habían de heredar los señores y
qué bienes tenía cada uno de ellos".Juan Cano
también destaca el mal que habían hecho los
españoles al destruir los libros de tierras, cre-
yendo que trataban de idolatrías.
Viene a la memoria la temprana enumera-
ción de libros o códices prehispánicos que hicie-
ron a petición del mismo Juan Cano los
franciscanos (acaso Motolinía y Olmos) que es-
cribieron las Relaciones franciscanas de 1532. El
texto, algo atrofiado, de "Origen de los mexica-
nos", dice así:
E los libros ... quemados, que como les hemos
destruido y quemado esos ornamentos del de-
monio e todo lo que es cerimoniático" e sospe-
choso quemamos, y... cada día e les amenaza-
mos si no lo descubren, agora que les pedimos
libros, si algunos tienen excúsanse con decir que
ya son quemados, que para qué los queremos
e que les preguntamos con intento de repre-
hendellos ... los libros hay entre ellos que no son
reprobados, así como los de la cuenta de los
años, meses o días, e los de los añales, aunque
siempre hay alguna cosilla sospechosa. Otrosí hay
reprobados que son los de idolatrías e de sueños,
e uno de una manera de buena ventura que tira
a estrolagia [astrología], pero muy falsa y escura
de entender; nunca la he acabado de entender ...
todavía, e más ha habido algunos libros que tocan
a nuestro propósito [de conocer el linaje de Moc-
tezuma, etc.].lo
Como vemos, en la relación "Origen de los
mexicanos" y en la Relación de la Nueva España y
su conquista de Juan Cano coincide la intención
de enumerar diversos tipos de libros existentes
en la época de Moctezuma, pero no e! listado
" Ceremoniático: "Adjetivo que se aplica y dice del
que ohserva con puntualidad las ceremonias. [ ... ]
Translaticiamente se llama así el que afectando cere-
monias se hace impertinente y ridículo". Dicciollar7o de
,111toridades.
'''''Origen de los mexicanos", en NCDHM, l. I1I, pp. '2.57-
'2.5H.
particular.ll No parece que Juan Cano, al escri-
bir su Relación, tuviera a la vista las relaciones
sobre el linaje de Moctezuma que veinte años
atrás le pidió al obispo Zumárraga que encarga-
ra a frailes franciscanos.
También es notable el comentario sobre los
cinco tipos de tierras que tenían: 1) para el rey
y señor, 2) para el gobernador o señor de cada
pueblo, 3) para el calpisque, "que era el mayor-
domo que allí estaba por el [en lugar del] se-
ñor", 4) para sus ídolos, que "era poca" y "se
hacía para su reconocimiento", y 5) "la que cada
uno hacía para sí". Ninguna referencia a las tie-
rras de los calpulli y otras a las que se refiere el
propio doctor Zorita en la Segunda parte de su
Relación de la Nueva España y en su Breve y suma-
ria relación de los señoresy maneras y diferencias que
había de ellos en la Nueva España. 12
La referencia de López de Gómara sobre la
voluntad de Moctezuma de ser bautizado, pero
que no lo fue por querer Cortés esperar a ha-
cerlo en un día de Pascua, no se encuentra en
el capítulo CVIII, como escribe Zorita, sino en el
cvn, sobre "La muerte de Moteq:uma ". López
de Gómara narra que durante la rebelión de
los mexicas Cortés hizo salir a Moctezuma a una
azotea alta para mandar a los suyos "cesar e
irse", que los suyos le dieron una pedrada que
lo mató después de tres días de agonía, tras de
lo cual Cortés mandó a dos caballeros mexica-
nos que sacasen el cadáver del soberano y con-
tasen a los mexicas la verdad de lo acaecido. Y
enseguida comenta:
Desta manera murió Moteq;umacin, que de los
indios era por Dios tenido, y que tan gran rey,
como dicho es, era. Pidió el bautismo, según
dizen, por Carnestoliendas. y no se lo dieron
entonces por dárselo la Pascua con la solenidad
1I OLro listado interesante, y diferente, de libros prehi!r
pánicos lo dio a comienzos del siglo XVII el tetzcocano
Fernando de Alva Ixtlilxóchitl en la "Sumaria relación
de la historia general de esta Nueva España", "Prólogo
al lector": en Obras históricas, vol. 1, p. 527.
12 Zorita, "Breve relación de los señores de la Nueva
España": y Relación de la Nueva España, Segunda parte
de la segunda y principal, cap. I.
52
que requería tan alto sacramento, y tan poderlr
so príncipe. Aunque mejor fuera no alargarlo.
Mas como vino primero Pánfilo de Narváez, no
se pudo hazer y después de herido olvidóse, con
la priesa de pelear. 13
El parecido entre las expresiones que usan
Juan Cano y López de Gómara abre la posibili-
dad de que Cano hubiese utilizado la Historia
de López de Gómara para redactar ciertos pa-
sajes de su Relación. Mencionemos que las
Carnestolendas son "Los tres días de carne que
preceden al Miércoles de Ceniza, en los cuales
se hacen fiestas, convites y otros jueKos para
burlarse y divertirse".!4 Este momento, el Car-
naval que antecede a la Cuaresma, a comienzos
de marzo, no era, efectivamente, propicio para
el bautismo de Moctezuma. Para las Pascuas, en
abril, estaba llegando la expedición de Pánfilo
de Narváez,!5 y con él las dudas de Moctezuma
sobre si apoyar a Cortés o a Narváez. /
Llama la atención la referencia inequívoca
de que "Juan Cano dice" que las riquezas y edi-
ficios de Mexico les parecían a los soldados de
Cortés "cosa de encantamiento". Esta expre-
sión anticipa la que utilizará Bernal Díaz del
Castillo sobre la entrada de Cortés y sus hom-
bres a la ciudad de Mexico: .y decíamos que
parecía a las cosas de encantamiento que cuen-
tan en el libro Amadís, por las grandes torres y
cúesy edificios que tenían dentro en el agua ... "16
Irving Leonard y Rolena Adorno precisaron
que la célebre referencia bernaldina a las ·co-
sas de encantamiento" de los libros de caballe-
ría es casi única en las crónicas y relaciones de
la conquista,!' por lo que aumenta el valor de
la referencia de Juan Cano/Zorita.
" López de Cómara, cap. CVlI; ver también cap.
xov.
" Diccionario de Autoridades.
" La armada de Narváez llegó a San Juan de Uluá a
mediados de abril o poco antes. OC, t. 1,pp. 105-108.
16 Bernal Diaz, Historia verdadera, cap. LXXXVII.
17 Irving Leonard, Books ofllie Brave. Being and account
of book.,and of mm in the Spanish Dmquest and seltlement of
lhe sixlee1lth-cmtury New World, Harvard University Press,
1949: nueva edición con introducción de Rolena Ador-
 Hemos visto que Zorita refiere en el Catálo-
go proemial de su Relación que conoció a Bernal
Díaz cuando residió como oidor en la Audien-
cia de los Confines, Guatemala --entre 1553 y
1556--, Yque Bernalle permitió ver una parte
de la Historia que estaba escribiendo. Es dificil
saber qué tanto pudo leer Zorita del borrador
de la Historia verdadera; en todo caso, no la cita
en el curso de la Relación de la Nueva España,
escrita más de-veinte años después de su en-
cuentro con Berna\. Resulta poco probable que
Juan Cano, aún aceptando que escribiera su
Relación entre 1550 y 1564, pudiera consultar la
Historia verdadera; ni Bernal cita aJuan Cano, ni
éste a Berna\. Por ello puede suponerse que
tai1to Juan Cano como Bernal Díaz se refieren
ambos a un hecho real: que al llegar a la ciudad
de México los conquistadores pensaron que era
una "cosa de encantamiento" tomada del po-
pular Amadís de Caula.18
Mencionemos otra coincidencia con Bernal
Díaz: la referencia a que Cortés marcó su solici-
tud quitándose la gorra. Pero también en este
caso la coincidencia no parece producto de una
copia, pues Bernal Díaz dice sin más que 'Cor-
tés se quitó la gorra por la merced", 19 mientras
que Zorita/Cano refiere con mayor precisión
que "cuando Cortés le hablaba [a Moctezuma],
tenía la gorra en la mano, porque era grande
su majesta9 y poder".
El capítulo XXIV, sobre cómo "Cortés mandó
prender a Mocú:n~uma" también contiene va-
rias referencias a la Relación de Juan Cano, quien
enfatiza la lealtad de Moctezuma a Cortés, el
emperador y los españoles. Juan Cano destaca
la afrenta que fue para Moctezuma el que Cor-
no (y el apéndice documental. hasta entonces sólo
incluido en la traducción mexicana), Berkeley, Los
Ángeles. Oxford. University of California Press. 1992.
cap. VI y pp. XXI-XXV.Traducción de Mario MonteforLe
Toledo. Los tibros del collquistadar. México. FCE (Lengua y
Estudios Literarios). 1959.
18 Los quatro libros del 'lÍrtuoso callal/.ero A madis de Gaula.
Zaragoza. Jorge ('.oci. 1508.
19 Bernal Díaz. cap. CVlI.
53
tés le haya puesto unos grillos, y asegura que no
se los pusieron en las piernas y pies, que pronto
fue liberado, tenía libertad para pasear y siem-
pre fue bien tratado, en atención a su gran po-
der, riqueza y generosidad:
YdiceJuan Cano que entre tanto que los tuvo
[unos grillos) no quiso comer, ni beber, ni dor-
mir, ni proveerse, porque lo sintió mucho, aun-
que nunca le llegaron a las piernas ni a los
pies. porque los señores que allí estaban, que
eran los más principales de la tierra, los te-
nían con las manos. Y que viendo Cortés la
poca razón que había para lo que hizo, se los
mandó quitar y le puso dieciséis españoles de
guarda, y que nunca le quitó su servicio ni la
majestad con que se solía servir. Y que algu-
nas veces [Moctezuma) se iba a holgar a unos
peñoles tres leguas de Mexico [¿Chapultepec?)
y a otros más cercanos, y que cada vez iban
con él cien mil ánimas y que a muchos daba
de vestir el día que salía porque ésta era su
costumbre y se volvía a su aposento; eso dice
Juan Cano.20
Destaca el énfasis de Cano en que Moctezu-
ma no perdió enteramente su dignidad al ser
apresado por Cortés, que no lo apresó del todo.
Más adelante, Zorita cita nuevamente la Re-
lación de Juan Cano, quién destaca la injusticia
de haber prendido a Moctezuma, que no tenía
intención alguna de matar ni a Cortés y sus hom-
bres de la ciudad de México, ni a los de su guar-
nición de la villa de la Veracruz:
Muy grande atrevimiento dice Juan Cario que
fue el de Cortés en prender tan gran señor es-
tando entre tanta infinidad de gente, y él Y los
demás tan servidos y sin esperanza de socorro
humano. Yque asimismo fue muestra de muy
grande ingratitud, sin haber ocasión para ello
ni muestra de mudanza en Mocten~uma en la
[buena) voluntad que siempre le había mostra-
do. Yque si él tuviera intento de hacerle algún
mal, tenía muy grande aparejo para ello, pues
pudiera muy a su salvo matarlos a todos dándoles
en la comida o bebida [f. 390r) algunas cosas
ponzoñosas, como las hay en aquella tierra y
20 Zorita. Tercera parle. cap. xxrv. f. 388v.
 que ellos las saben bien confeccionar; y ya que
no quisiera hacer esto los podía prender tenien-
do como tenía tan gran infinidad de gente. o
hacerlos quemar y abrasar dentro de los aposen-
tos donde estaban. pues podían tomar las puer-
tas y no dexarlos salir. y al que saliese lo podían
flechar. Yque no es de creer que por mandado
de Moeten<:uma se mataron aquellos españoles,
y si los que quemaron dixeron que por su man-
dado los habían muerto, fue pensando salvarse
de la pena.
Enseguida. Zorita expresa nuevamente su
opinión, antes de citar nuevamente aJuan Cano,
quien precisa que Cortés mandó aperrear y
quemar vivos a Cuauhpopoca, señor de :\auh-
tia, a su hijo y a su gente; y cómo Moctezuma
desoyó las palabras de sus señores que lo insta-
ban a matar a Cortés, quienes de cualquier
modo no se rebelaron contra él:
Grande fue el atrevimiento que Hernando Cor-
tés tuvo en meterse con tan poca gente, como
tenía, en tan gran tierra donde tantos y tan
poderosos señores había y tanta infinidad de
gen te. y atreverse a ir a Mexico contra la volun-
tad de tan grande y tan poderoso rey [Moctezu-
mal. Pero sin comparación fue, a mi parecer,
mayor el atrevimiento que tuvo en prenderlo y
hacer quemar a Coalpopoca ya su hijo y a los
demás, sin tener cuenta con que por ello se
pudiera indignar Mocten<:umay los demás seño-
res de la tierra, viendo la crueldad que se usaba
con aquel tan gran señor. YdiceJuan Cano que
los mandó Cortés aperrear y que después de
bien mordidos y maltratados los mandó quemar
[f. 390v) vivos. Yque pesó mucho a Mocten<:u-
ma. por ser aquel señor muy principal y haberlo
él enviado a llamar como vasallo suyo. Y que
todos los demás señores lo sintieron mucho y
decían que otro día haría lo mismo de ellos. Y
que es cosa digna de admiración ver que ningu-
na cosa de éstas fue parte para se alterar y le-
vantarse contra él y contra Mocten<:uma, en
que dice que se ve cuan temido y amado era de
todos los suyos. pues no salían de lo que él
mandaba y quería, estando como estaba preso y
todos escandalizados en ver lo que con ellos se
hacía, y que quisieran que Mocten~uma se sa-
liera dentre los españoles y que mandara a ha-
cerles guerra, y que así se lo decían y se lo
aconsejaban muchas veces y que nunca quiso
venir en ello ni consentirlo. Yparece que Nues-
54
tro Señor inspiraba en él para que no diese
consentimiento en lo que le decían, porque si
lo diera, ninguno de los españoles quedara vivo,
y que parece cosa de milagro, pues con tales
obras estaban todos pacíficos, sin poner en obra
lo que deseaban. y que no por eso dexaban de
proveer a Cortés y a todos los demás de cuanto
pedían y habían menester.
Yque todos los señores de la Nueva España
sentían mucho que Mocten<:uma no quisiese
[f. 391r) salir de entre los españoles, aunque
tuvo muchas veces gran aparejo para ello, ycomo
era señor natural y muy temido y querido, nin-
guno osaba contradezir su voluntad, aunque
cada día trataban dello con él. Yque [Moctezu-
mal envió a dezir a Cortés que le parecía que
se fuese, porque aquellos señores no hiciesen
alguna cosa contra su voluntad. Yque a esto
respondió Cortés que no tenía navíos en que se
poder ir y que los estaoa esperando para cierto
tiempo y que venidos que fuesen se iría. Yque
Mocten<:uma dixo que daría a cada español una
carga de oro, que cada carga es de tres arrobas.21
y como se pasaba el tiempo, [CortéJi) dixo a
Mocten<:uma que le cortase madera para hacer
navíos y que luego se iría, y se la cortaron en el
río de Cempoallam y la llevaron donde ahora es
la Veracruz, y que mandó Mocten<:uma traer
allí por la medida que le dieron grandes
tablazones. que antes de esto había mandado
Cortés cortar madera para hacer dos berganti-
nes que tenía en la laguna,junto a la casa don-
de estaba aposentado, y los tenía para más fuer-
za. Con estas palabras dice Ouan Cano) que
entretenía Cortés a Mocten<:uma, y él a los
señores, de que estaban muchos dellos muy des-
contentos y cada día le requerían que echase
aquella gente de la tierra. Yse cree que él no
quería salir de entre los españoles, porque [f.
391v) si saliera se levantaran todos contra ellos
y por estar él entre ellos no lo hacían.
Esta es la última referencia a la Relación de
Juan Cano en el capítulo XXIV de la Tercera
parte de la Relación de Zorita. Se encuentra a
continuación de la referencia anterior:
21 Arroha: "Peso de 25lihras, cquivalcnte a II kilogra-
mos y 502 ¡(ramos". Real Academia Española. Diccionario de
la l,"gua espariola, Madrid. Real Academia Española,
1!l!l2 (DRAE).
 Consideradas estas cosas y otras de grande ad-
miración que acontecieron en la guerra y con-
quista de aquella tierra, como consta de lo que
se ha dicho y de lo que se dirá, se puede atri-
buir, como dice Juan Cano, a milagro y que era
la voluntad de Nuestro Señor que aquella mo-
narquía tan antigua se acabase cuando estaba
en la mayor pujanza y majestad que nunca es-
tuvo, y con tan grandes vicios, idolatrías y sacri-
ficios humanos y crueldades y abominaciones,
como en toda la.tierra se cometían en grande
ofensa de Nuestro Señor y de la naturaleza hu-
mana, y que para su castigo eligió Dios a
Hernando Cortés y a sus compañeros, como en
otro tiempo eligió para executar su justicia a
Nabuchodonosor, rey de Babilonia ... [f. 392r]
Esta defensa de la lealtad de Moctezuma ha-
cia los españoles y de su liberalidad con ellos es
congruente con la que Juan Cano expuso en su
Diálogo de Santo Domingo en septiembre de
1544 con el cronista Oviedo. Forma parte de un
argumento legal que Juan Cano no dejó de afir-
mar en sus relaciones, informaciones y alegatos
jurídicos, al defender los títulos de su mujer
doña Isabel Moctezuma.
LA VIRGENDEI.TEMPLO MAYOR
Pero Moctezuma no siempre mantuvo una acti-
tud enteramente sumisa ante los españoles. En
el capítulo XXVIII de la Tercera parte de su Re-
lación, Alonso de Zorita narra la rebelión mexica
contra el 9lpitán Pedro de Alvarado (1485-1541)
después de la matanza del Templo Mayor, de
mayo de 1520. Como era afecto a hacerlo, Zorita
incluyó en su narración un jlashback sobre la
primera llegada de los conquistadores españo-
les a la ciudad de México en noviembre de 1519,
cuando Cortés quiso poner una imagen de la
Virgen María en el Templo Mayor, pero se en-
frentó a la negativa de Moctezuma. Esta versión
difiere de las de Cortés, López de Cómara y
otros autores, según los cuales Cortés sí pudo
poner la imagen en el Templo Mayor.
La versión de Zorita parece provenir de la
Relación de Juan Cano, que, sin embargo, no
fue testigo directo de la primera estancia de
Cortés en la ciudad de México (de noviembre
de 1519amayode 1520) ,puesto que Cano llegó
55
a la Nueva España en abril-mayo de 1520 con la
expedición de Narváez. Pero Cano contaba con
informaciones que circulaban en el círculo fa-
miliar directo del monarca mexica:
y queriendo Cortés, desde pocos días que en-
tró en Mexico, quitar [de] la mezquita princi-
pal un ídolo que llamaban Ochilobos [Huitzilo-
pochtliJ, que los indios tenían en gran
veneración, estos papas 22 quisieron levantar la
tierra, y si Mocten¡;:uma no la apaciguara, hu-
biera muy gran escándalo y revueltas, como la
comenzó [a] haber, en que mataron algunos
de aquellos papas. Yviendo Cortés la revuelta,
dixo a Mocten¡;:uma, que estaba presente, que
por qué no mandaba quitar aquel ídolo y poner
la imagen de Santa María. Yrespondió [f. 414v]
que no era tiempo para les hacer creer lo que
él creía, que lo dexase por entonces, y que
ellos lo quitarían. Y con esto se apaciguó la
revuelta que comenzó [a] haber por les querer
quitar sus ídolos.23
En esta narración, Juan Cano refiere una
ocasión más en la que Moctezuma contuvo la
rebeldía de los mexicas contra los españoles.
Al mismo tiempo que muestra la autonomía
de criterio y firmeza de Moctezuma, quien se
?, Papa: "Nombre que dieron algunos cronistas a los
sacerdotes mejicanos. Bernal Díaz del Castillo, en su
Verdadera hisloria, hablando de la llegada de Conés a
Campeche, dice: ' ...y luego en aquel instante salieron
de otra casa, que era su adoratorio, diez indios que
traían las ropas de mantas de algodón largas y blancas,
y los cabellos muy grandes llenos de sangre, y muy re-
vueltos los unos con los otros, que no se les pueden
esparcir ni peinar, si no se COrLan,los cuales eran Sacer-
dotes de los ídolos, que en la Nueva España común-
mente se llaman Papas y así los nombraré de aquí
adelante, y aquellos Papas no truxeron zahumerios ...'
El buen Bernal Díaz ha de haber creído que el nombre
de Papas tenía alguna relación, aunque casual, con el
Papa de Roma. Nada de eso. Los naturales llamaban a
sus sacerdotes Papa/maque, plural de papa-hua, que se
compone de papa-lti, guedeja o vedija, y por eso Molina
dice: 'Papalti. Cabellos enheLrados y largos de los minis-
tros de los ídolos', Y de h"Ua, que tiene; y significa 'los
que tienen guedejas, guedejudos'; así es que los famo-
sos Papas de Bernal Díaz no eran más que 'Los guedeju-
dos o mechudos'". Cecilio A. Robelo, Diccionario de
aztequismos, Cuernavaca, 1904, p. 630.
2:l Zorita, Tercera pane, cap. XXVIII.
negó a quitar el ídolo de Huitzilopochtli y po- tido a la fe cristiana, y expuso este sabio argu-
ner una imagen de Santa María, Juan Cano mento: "que no era tiempo para les hacer creer
deja claro que Moctezuma ya se había conver- lo que él creía".

56
 3. EL EPISODIO
Las exageraciones que hemos visto sobre el po-
der, la riqueza y la fidelidad a los españoles del
rey \1octezuma desde sus primeros encuentros
forman parte del alegato jurídico de Juan
Cano, pero no son cosas que el vivió directa-
mente, pues llegó a \1éxico más de un año des-
pués de la armada de Hernán Cortés. Su apor-
tación factual más importante a la historia de
la conquista de \1éxico es su narración, como
testigo y participante directo, de las vicisitu-
des de la armada de Pánfilo de Narváez (1475/
1479-1528) enviada desde Cuba en marzo o
abril de 1520 por el encor~inado gobernador
Diego Velázquez contra Cortés, que se le ha-
bía insubqrdinado al emprender por su cuen-
ta la conquista. La circunstanciada narración
de Juan Cano aparece referida muy de cerca
por Alonso de Zorita en los capítulos XXVI y
XXVII de la Tercera parte de su Relación de la
Nueva España.
Sobre el episodio de :\'arváez, Zorita dispo-
nía de la,s versiones, bastante diferentes de la
de Juan Cano, de Hernán Cortés, al final de su
Segunda carta de relación, y de Francisco López
de Cómara, en su Historia de la conquista de Me-
xico, capítulos XCVI-CI. Tal vez pudo leer, pero
muchos años an'tes de iniciar la redacción de
su Relación, la magnífica versión de la entonces
incompleta Historia verdadera de la conquista de
la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo. Pero
Zorita optó por presentar de manera al pare-
57
DE NARVÁEZ
cer bastante directa y exclusiva la versión que
dio Juan Cano en su Relación.
Al comienzo del capítulo XXVI, Zorita desta-
ca y encarece la condición de "testigo de vista"
de Juan Cano en estos acontecimientos que
narra: "En los capítulos precedentes se han re-
ferido algunas cosas de lo que dice Juan Cano
en su Relación, según él las había oído, pero en
la ida de Pánfilo de Narváez en busca de Her-
nando Cortés se le debe dar crédito, porque lo
trata como testigo de vista, porque se halló en
todo ello y fue con Narváez".
Al mismo tiempo, sin embargo, este relato
de Juan Cano se muestra igualmente influido
por sus alegatos jurídicos, conflictos y ambicio-
nes de. poder, por lo que predomina el afán de
defender a Diego Velázquez, a Pánfilo de Nar-
váez y al emperador Moctezuma, y de atacar a
Hernán Cortés y sus partidarios.
A continuación presento una versión com-
pleta de los capítulos XXVI y XXVII de la Tercera
parte de la Relación de la Nueva España de Alonso
de Zorita,1 después de lo cual retomo y comen-
I Como en looo ('Sle trahajo, sigo la ya ciLaoa eoiciún oe
Alonso oe Zorila, Uelaáál/ de la Nnet'" F:spmja (Uetaciál/ de
atKltl/as de ÚL'll1nrhl"i cosas 1Io/abÚ'sque hay e1lÚ¡NUetla t:,paiia
y de su w1Iqnista y pacijimáá1l y de la CUllTJCTSióllde ÚJsnaturales
deila), eoiciún, versión paleográfica, eSluoios preliminares y
apénoices oe Elhelia Ruiz Meorano, Wiet:>keAhrndl yJosé
Mariano I.eyva, presenlación de Hanns Prem, México,
Conaculla (Cien oe México), 1999,2 vols. Como lo señalé
to brevemente las grandes líneas de la narra-
ción de Juan Cano retomada por Zorita.
EL TEXTO DE ZORITA
CAPÍTULO VnNTISÉIS
EN QUI~ SI': TRATA CÚMO DU:GO vnÁzQm:z
~:NVIÚ A PÁNFILO DE NARVÁEZ CON VI':INTI-
SIEn: NAVÍOS EN BUSCA DE HERNANDO
CORT~:S y LO QUE DELLO SUCIo:D1Ú
En los capítulos precedentes se han referido
algunas cosas de lo que dice Juan Cano en su
Relación, según él las había oído, pero en la ida
de Pánfilo de Narváez en busca de Hernando
Cortés se le debe dar crédito, porque lo trata
como testigo de vista, porque se halló en todo
ello y fue con Narváez. Y dice Uuan Cano] que
como tuvo noticia el Adelantado Diego Veláz-
quez que Hernando Cortés había enviado a dar
relación al Emperador de lo que había conquis-
tado y del rey de ~exico [~octezuma], y cómo
[lo] habían recibido los naturales de aquella tie-
'na, dio [Velázquez] muy gran prisa a una arma-
da [f. 399r] que había comenzado a hacer para
proveer de gente y de lo que más fuese menes-
ter a Hernando Cortés como a su capitán gene-
ral, porque aún no tenía nueva de se haber alza-
do contra él, aunque tenía alguna sospecha dello,
por no le haber dado aviso de lo que había he-
cho. Y tenía intento de que si Cortés estuviese
alzado, que lo prendiesen y castigasen.
y que estuvo determinado de ir él a ello, y
que como era hombre mayor y muy gordo, rogó
a Pánfilo de Narváez que fuese con aquella ar-
mada por su teniente y capitán general, por-
que lo conocía y había sido capitán en la Isla
Española yen la de Cuba yJamayca, y muy vale-
roso y muy buen cristiano, y había ido a Castilla
por procurador de la isla de Cuba y traídole
más arriha, al(rc¡~ué puntuación y acenlos, ahrí párralús,
resliluí algunos arcaísmos ortográlicos, complelé entre
corcheles algunas expresiones o nomhres y agregué unas
pocas explicaciones tamhién enlre corcheles o en nolas a
pie oe página.
Diego Velázquez el título de Adelantado y go-
bernador. Porque [Diego Velázquez] se había
levantado contra el Almirante don Diego Callon
[Colón], que lo había enviado a conquistar y
poblar la isla de Cuba, y Cortés hizo lo mismo
con él, aunque Uuan Cano] dice que fue dife-
rente de lo de Diego Velázquez, porque había
gastado mucho en el descubrimiento de la Nue-
va España. Y que aceptó Pánfilo de i'\arváez lo
que el Adelantado le mandó. Y que él [Veláz-
quez] decía que había de ir con aquella arma-
da, a cuya causa todos los más principales de la
isla de Cuba y los más ricos se aprestaron para ir
con él. Yque [Velázquez] fue con [f. 399v] ellos
en la armada hasta el cabo de la isla con muy
buenos navíos, y que llegaron a un puerto que
se dice Guaniguanico.
Yque Narváez se hizo a la vela con viento prós-
pero y que metido en la mar tuvo una tormenta
tan grande que le convino echar a lá mar mu-
chos de los bastimentos que llevaba, y que apor-
tó a un puerto que llaman de la Trinidad, don-
de estuvo pocos días, porque el Adelantado le
esperaba al cabo de la isla, en Guaniguanico. Y
que, partido Narváez de la Trinidad, se fue a otro
muy buen puerto y muy hondable y seguro, que
se llamaba Xagua, y que con echar una plancha
en tierra descargaban los navios sin que sea ne-
cesario batel. Yque allí [Narváez] tomó bastimen-
tos y gente que cada día llegaba para seguir don-
de estaba el Adelantado con el resto de la flota y
gente, la más lucida y mejor armada y de más
gente que se había hecho en Indias, todo a costa
de Diego Velázquez. Aunque no gozó del fruto
de sus gastos y trabajos, y al cabo, como lo dice el
alcalde [alcaide] Gonzalo Hernández de Ovie-
do y Valdés en su Historia general, murió triste y
descontento y pobre y muy adeudado.2
Habiendo recogido Narváez la gente y basti-
a mentos al tiempo de se hacer a la vela, al disferir
de las velas, se hubiera anegado un navio muy
bueno de que iba por capitán [f. 400r] Cristó-
bal Morante, en que iban trescientos hombres,
2 Ovieoo, lih. XVII, cap. XIX.
58
 y como la gente era mucha y la más della estaba
sobre cubierta, vino toda a bordo, y entró gran
cantidad de agua en el navío, y se remedió con
gran diligencia y mandaron salir alguna de la
gente y pasarla a otros navíos. y fue muy buen
aviso para lo que adelante sucedió. :\arváez iba
en una carabela de Juan Bono de Quexo, viz-
caíno, porque no estaba ahí la nao capitana,
porque estaba ella y otras la costa abaxo, y otras
con el Adelantado y otras en Cabo de Corrien-
tes. Salido :\arváez del puerto de Xagua, a la
noche hubo muy gran tormenta, y cada nao se
fue por su parte, aunque llevaba farol la cara-
bela de :\'arváez, y fueron todos a [a) portar al
puerto de Cabo de Corrientes, la costa en la
mano~ y dexaron al Adelantado algo atrás, por-
que no pudieron tomar el puerto de Guanigua-
nico, donde estaba esperando el general y el
resto del armada. En Cabo de Corrientes halló
:\'arváez toda la armada. porque por ser buen
puerto había mandado Diego Velázquez se fue-
sen a él. Fatigado :\'arváez por quedar el Ade-
lantado atrás, y para volver donde estaba es mala
navegación por los bajíos y puntas que hay, acor-
dó de seguir por tierra a pie, porque no se puede
ir a caballo, y a pie se va con gran trabajo por
unos cibancos [¿bancos, ceborruncos?) de mal-
país,4 como puntas de diamantes, [f.400v) que
no diera al alpargate media legua. Fueron con él
Gonzalo Carrasco y otros, sin camino. por malí-
sima tierra, ocho leguas, que quisieran más an-
dar ciento por otra parte. Yen todas ellas no hay
agua, ni sabían por dónde iban, y así no llegaron
donde estaba el Adelantado con grandísimo tra-
bajo. Y cada uno había gastado trece pares de
alpargates, que llevaban a cuestas, y muy poca
:1 Supon¡.:o que de he entenderse que las naos se mantu-
vieron cerca de la costa, pues la expresiún "en la mano"
es una "Phrase con que se da a entender que una cosa
se puede hacer con ¡.:randí sima lacilidad, y sin trahajo
al¡.:uno". /)irtio1lflTio de Autoridades.
I Malpaís: "Terreno árido, desértico e in¡.:rato; sin a¡.:ua
y sin vq~etaciún; por lo común cuhierto de lava". Francisco
J. Sanlamaría, J);r(;'J1Iflr;ode mqirflllislnmr;México, Porrúa.
l '1!í'l. f:ste de Cano y I.orita es uno de los más tempranos
usos rlc este amcricanislno () mexicanismo.
59
comida. Es todo el camino peña sin que haya
tierra alguna en todo él y hay algunos árboles
muy pequeños entre aquellos cebarruncos,5 que
así los llaman los indios. Llegado Narváez donde
estaba el Adelantado, comunicaron sus negocios
aquel día y otro, y el Adelantado dixo que se
quería tornar para le enviar más gente y basti-
mentos, y que de todo lo proveía muy bien. Y
después de dada su Comisión y Provisiones reales
que tenía, y la Instrucción de lo que había de
hacer ~arváez, se fue en una carabela donde
estaba la armada, y con él muchos de los capita-
nes de las naos que estaban con el Adelantado.
Llegando l"arváez al puerto donde estaba la
armada [en Cabo de Corrientes), se metió en
la [nao) capitana y salió del puerto con buen
viento hasta pasada la punta de Sanet Antón,
que es el cabo de la isla de Cuba, y a la otra
parte la costa de la Nueva España, y como no
sabían [f. 4011') la navegación, iban siempre
reconociendo tierra y no osaban navegar de
noche, y las corrien tes los tornaban atrás. Y con
esto llegaron a la costa de Yucatán y vieron a la
otra parte la isla que llaman Cozumel, y fueron
a ella, y tenía muy buen puerto y los naturales
eran muy buena gente y no querían guerra y
allí habían dado a Cortés de lo que tenían con
muy buena voluntad. Tienen gran cantidad de
colmenas y miel y cera y maíz,6 y hay grandes
edificios de mezquitas como las de Mexico, por
donde se cree que los señores de Mexico lo fue-
ron de aquella isla y de la tierra firme.
En esta isla vino a Cortés un español que lla-
maban Aguilar. Dicen que era de Evangelio
[diácono], y que se había perdido diez años
"El término cehorrunco, de origen taíno, se trasladó a
México, aplicado tanto a las peñas como al árhol mencio-
nado. Cehoruco: "En Méjico, lu¡.:ar de montañas o rocas
ásperas y puntiagudas. -2. En Puerto Rico, campo, monte,
maleza". Cehoruquillo. "Nombre vulgar que en Puerto Rico
se aplica a una planta indígena (HIJfl1lfl stria/a, BritL) ". Fran-
cisco .J. SantarJarí a, Dicci01lflrio wmerfll de americanismos
(1 '142), Villahermosa, (;',hierno del Estado de Tabasco,
¡'1ilH, 3 vols.
"El término "maíz" es un antillanismo que viene de la
lengua taína adoptado desde temprana fecha por los espa-
¡¡oles.
había una nao en que él iba en aquella costa de
Yucatán, y mataron a los que en ella iban, y que a
este Aguilar y a otros dos, los señores dexaron
vivos para su servicio, Y que los dos se habían ca-
sado con unas indias y pintádose los brazos y pe-
chos como los de aquella tierra. Yque este Aguilar
siempre tuvo esperanza que Dios lo había de
remediar, y siempre tenía cuidado de mirar a la
costa del mar, y como vida los navíos en la isla de
Cozumel, que está tres o cuatro leguas de la tie-
rra firme, y tuvo lugar de tomar una canoa yen
ella se pasó a la isla de Cozumel de noche [f.
401v] y se vino a Cortés, con quien él mucho
holgó, porque sabía la lengua de aquella tierra.
Yle habían dado los indios seis esclavas, y la una
de ellas había estado en Mexico y sabía su len-
gua. [Se] entendían muy bien ella y Aguilar, de
que Cortés recibió gran contento. A esta india
pusieron nombre Marina, y siempre la tenía con-
sigo Aguilar. Yen ella tuvo Cortés un hijo que se
llamó don Martín, a quien el Emperador dio el
hábito de Sanctiago. y Cortés casó a Marina con
Juan Xaramillo y le dio la provincia de Xilote-
pec, que es de lo mejor que hay en aquella tie-
rra, y Mocten<;:uma la tenía por recámara. Yen
esta india hubo Juan Xaramillo una hija, que fue
casada con don Luis de Quesada, natural de
[heda, y muerta Marina, casó Juan Xaramillo con
doña Beatriz de Andrada, y después de muerto
Xaramillo se partió la provincia de Xilotepec
entre ella y doña María, y doña Beatriz casó des-
pués con don Francisco de Velasco, Comenda-
dor de Sanctiago, hermano de don Luis de
Velasco, virrey de la Nueva España. Aunque Cor-
tés y Cómara cuentan de otra manera lo de
Aguilar y de Marina, como ya se ha dicho.;
Estando :\"arváez en aquella isla de Cozumel,
le dieron los indios algunos bastimentas e hizo
que se los pagasen y diesen algunos rescates de
los que él llevaba, y los indios quedaron muy con-
tentos. Salió de allí [f. 402r] con buen tiempo, la
7 Ya reproouje y wmenlé en capílulos anteriores esle
párraf(¡ sohre los encuenlros oe Corlés con ooña Marina y
./erónimo oe A!(uilar, inserto en el relalo sohre la IIc!(aoa oe
l'ánlilo oe Narváe, a la Nueva España el año si!(uienle.
60
costa en la mano, y a las noches se hacía a la mar.
El puerto de la Veracruz está muy adentro en un
ancónH que hace la tierra muy peligroso por el
[viento del] norte, porque la punta de Sanct
Antón, como se ha dicho, entra mucho en la
mar, y si toma norte a los que navegan y no pue-
den tomar el puerto, tienen muy gran peligro en
toda aquella costa de la Nueva España, porque
no hay puertos, aunque hay muy grandes ríos,
pero tienen muy malas entradas y bancos de are-
nales a la boca, porque la mar no dexa abrir los
ríos y los bancos se mudan cada invierno y no
pueden entrar en ellos sino carabelas pequeñas
y no se ha hallado puerto, que es harta falta.
Yendo, pues, el general con su armada la co~ta
en la mano con muy buen tiempo, faltó agua a
una nao y, estando cerca de tierra, en una bar-
ca envió por agua y los otros navíos se llegaron
a tierra y los que eran mayores se tuvieron a la
mar como iban a la contina,~ y sobr~vino una
calma, de manera que todos los que quisieron
se llegaron a tierra, y con la calma surgieron y
muchos comenzaron a ir por agua.
Ya la tarde sobrevino un norte muy bravo, y
con él dieron a la costa todos los navíos que es-
taban junto a la tierra y se ahogaron sesenta per-
sonas y otros salieron [f. 402v] a la costa desnu-
dos. Ya la noche se enterraban en la arena para
se defender de los mosquitos, y con el norte
hacía muy gran frío, en que pasaron grandísi-
mo trabajo. Ylas naos que pudieron se hicieron
a la mar y las que traían buenas amarras se estu-
vieron sobre ellas esperando que se pasase la no-
che, porque no se veía la costa ni sabían qué se
hacer. La capitana tenía cinco amarras y de rato
en rato las aforraban, lOy todo aprovechaba poco
" Ancón: "Ensenaoa, puerto ahierto que forma la
mar en sus coslas, y oonoe se suelen ahrigar los na-
víos". /)irri'l7Iario d. ,\utoridadf.s.
!l Zorila usa varias veces la expresión "a la conlina", que
parece una variaeión oe "a la conlinua" que, según el Dir.-
rim,ario d. Autoridad.s es un "Mooo aoverhial. Lo mis-
mo que continuaoamente".
10 AI(¡rrar: "\)ohlar la vestioura, lela u Olro cualquier
género oe ropa, o cosa, por oentro con olra lela para ma-
yor ahrigo, o para más nuración, o para que ha!(a y lenga
más cuerpo". /)irri01,ario d. Autoridades.
porque a media noche quebró una amarra y de
hora en hora quebraron las otras, y al cuarto del
alba ¡ ¡ no les quedaba más que un cable muy bue-
no y tenían muy gran cuidado en lo reforzar. La
nao estaba media legua de tierra y con aquel
tiempo no podía dexar de dar a la costa, y de-
seaban el día para ver dónde daban, porque
en muchas partes había grandes peñas y muy
agudas, donde se hicieran todos pedazos. Y
venida el alba, con la tormenta no veían la tie-
rra, aunque estaban en ella, y por ser la costa
muy sucia de peñas, procuraban dar la vuelta
a la mar. Y tratando desto se quebró la amarra y
la nao fue derecha a la costa, y dieron un poco
de vela al papahígo,l~ procurando enderezarla
al~ un poco de arena que se parecía en la costa y
no pudieron. Y todos se iban encomendando a mandaría proveer. El mensajero se llamaba
Dios y pidiéndole perdón de sus pecados, [f. 403r]
y la nao comenzó a virar algo y con el bauprésl4
dio en las peñas. Y con esto y con ir virando,
quiso :\'uestro Señor que viró a la mar y todos
dieron muchas gracias a Dios, y anduvieron por
la mar recogiendo la flota. Ya la hora que el día
antes había comenzado, la tormenta abonanzó,
y volvieron a tomar las áncoras y la gente que
había escapado en la costa y muy aprisa se hi-
cieron a la mar y fueron su viaje y llegaron a Isla
de Sacrificios, que es junto al puerto de Sanet'
Juan de Olua y todo es casi uno porque son
arrecifes e isletas donde las naos se reparan, y
aunque ~s mal puerto es el mejor de aquella
tierra de :\'ueva España, porque no tiene otro.
Llegados al puerto, desembarcó la gente en
la costa de tierra firme, yjunto a un arroyo sen-
" Cuarlos: "Se llaman lamhién las lres parles en que se
c1ivic1ela noche para las cenlindas, que la primera se llama
(luarlo c1e prima, la sep;unc1a (luarlo c1e la moc1orra, y la
lercera (luarlo c1e! al ha". /)ircimlllrio de ,111./oridrllles.
,~Papahip;o: "En la Náulica, es la vela mayor sin honela,
y papahíp;o menor la c1d lrinquele". J)irrirnlflrio de AII./o-
ridfule.\.
"Enc1erezarla a: c1irip;irla hacia. Enc1erCl.ar: "Vale lam-
hién c1irip;ir,p;uiary encaminar. (oo.) Vale lamhién encaminar-
se en ncrcchura hada olro" .. IJirrirmarin de J1ulnriliru/es.
,., Bauprés: "Un p;énero c1emáslil que sale c1ela proa c1e
los haxdes, no c1erecho, sino inclinac1o, c1onc1ese pone una
vela que llaman la cchac1era". /)irrirl1lflrio de ¡\ Il./oridrules.
61
taran su real en el arenal, porque los caballos
venían muy fatigados y no podían caminar y
porque les faltaban los bastimentas y no sabían
dónde los podrían haber, y allí estuvieron algu-
nos días. Y vinieron indios de paz, vasallos de
:v1octen~uma, a los recibir, porque él sabía cómo
venía esta armada y lo había dicho a Cortés,
porque donde se le perdieron a Narváez los
navíos, se lo enviaron a hacer saber, porque to-
dos eran sus vasallos, y cada día llegaban men-
sajeros a le dar aviso dónde llegaban los navíos.
Cortés estaba muy escandalizado. Y llegaron a
:\'arváez mensajeros de :v1octen~uma [f. 403v]
dándole el parabién de su venida y que holgaba
de que hubiesen aportado a su tierra, y que le
hiciesen saber si había menester algo y luego lo
Guasteca, era muy bien dispuesto, y echó al
cuello a :\'arváez una correa de venado que pa-
recía de seda y le traxo una muy rica joya de
oro y otras cosas de la tierra, y le dixo que su
señor :v1octen~uma se lo enviaba y a se le ofre-
cer de paz y a le proveer de lo que hubiese
menester. Narváez le dio las gracias y le dixo
que venía en nombre del Emperador [Carlos
V] a ver aquella tierra y a tenerla en justicia, y
que tuviese cierto que en toda su tierra a nadie
se haría agravio, y que así lo había mandado a
los suyos. Los mensajeros le dixeron que allá
estaba el capitán :v1alinche, porque así llama-
ban a Cortés, por la esclava que le habían dado
en Yucatán, que se llamaba Malinche y que como
era intérprete teníanla en mucho, y por ella
llamaban a Cortés "el capitán Malinche", como
si dixesen "de Marina", porque así pusieron
nombre a esta india. Habíase venido a Narváez
un indio que llamaban Escalonilla, que era in-
térprete de Cortés, y lo fue de allí adelante de
:\Tarváez,y un español que se llamaba Cervan-
tes,15 que andaba por la costa entre los indios
por mandado de Cortés para ver si venían na-
víos, y había aprendido la lengua de aquella [f.
le, Trálase, como veremos más ac1e1anle, c1e!conquisla-
c10r Francisco Cervanles, lIamac10 Cervanles el ¡'lCO o
el Chocarrero, por Bernal Diaz c1e1Caslillo.
4ü4r] tierra. Aunque se fiaban poco dé\, por-
que tuvieron sospecha que se había pasado a
ellos para dar aviso a Cortés de lo que pasaba. Y
así lo dio al que estaba por capitán en la Villa
Rica por Cortés. que como se ha dicho la había
él poblado cuando allí desembarcó. Y como
Cervantes les dio aviso de la gente y navíos que
traían. desampararon la villa y se fueron a Mexi-
co a dar aviso a Cortés de lo que pasaba.
Guasteca. el mensajero de Mocten¡;:uma. se
estuvo con :"arváez haciéndoles proveer de co-
mida y aguardando a ver lo que Mocten¡;:uma
le enviase mandar. Estando :" arváez con su
exército en aquel arenal. como se ha dicho.
andaban algunos tratando de se ir a Cortés. y
entre ellos algunos capitanes y a uno de aqué-
llos dieron cien azotes. Yquiso enviar los capita-
nes a la isla de Cuba y los tuvo presos y, a ruego
de Andrés de Duero y de muchos caballeros que
iban con:" arváez, no los envió. y fuera muy acer-
tado haberlos enviado.
En esta sazón llegó un navío de la isla Españo-
la y en él venía un oidor de la Audiencia Real que
reside en Sancto Domingo, que es en aquella isla
[Lucas Vázquez de Ayllón], y no lo dexó desem-
barcar :"arváez. diciendo que el Adelantado
Diego Ve!ázquez tenía provisiones y comisión del
Emperador y que la Audiencia de Sancto Do-
mingo no tenía qué hacer en :"ueva España. y
sobre esto hubo muchos requerimientos de la
una parte a la otra, y en fin el oidor se volvió a
Sancto Domingo.
[E. 4ü4v] Cada día iban y venían mensajeros
de Mocten¡;:uma a :'\"arváez. como se ha dicho, y
como los de la Villa Rica se fueron huyendo,
despachó i\arváez a un clérigo que se llamaba
Juan Ruiz de Guevara y a [Alonso de] Mata. es-
cribano del Rey, y envió con ellos ciertos indios
de Mexico que los guiasen. y envió a dezir a Cor-
tés cómo había llegado allí porque el Adelanta-
do [Diego Velázquez] lo enviaba. y con ellos en-
vió un traslado autorizado de las Provisiones
reales que traía y de las del Adelantado; que le
enviase a dezir dónde quería que se viesen, por
no dar escándalo a los naturales, como después
se les dio y muy grande. Llegados el clérigo y el
62
escribano a Mexico, les mostraron grandes mon-
tones de oro y Mocten¡;:uma les mandó dar cier-
tasjoyas de oro muy fino, y les mostraron la ciu-
dad y estaban muy admirados, así por las
grandes riquezas de oro que habían visto como
en ver tan grande y tan populosa ciudad y de
tales y tan suntuosos edificios que los juzgaban
ellos y todos los demás españoles por los mejo-
res del mundo, como lo eran.
Habiendo notificado [los mensajeros de :"ar-
váez] a Cortés las Provisiones reales y las de! Ade-
lantado, [Cortés] dixo que se vería en ello, y lue-
go envió aJuan Velázquez [de León], uno de su~
capitanes, y otros con él, y a fray Bartolomé Ma
ñoso, fraile carmelita, a dezir a ;-';arváez que le
enviase los originales que traía, porque los que-
ría ver. YJuan [E. 4üSr] Velázquez fue a la ciudad
de Cempoalam, donde :\'arváez se había ido,
por no estar en la costa questá dos leguas della.
y [Cempoala] era una ciudad muy suntuosa y
de muy grandes edificios y cercas, con sus alme-
nas, y en todas las mezquitas, que había mu-
chas. Y~arváez se había aposentado en una de
ellas, que era muy grande, y los capitanes en
otras. Y cada una tenía otra cerca por sí y todas
dentro de otra cerca de un muro todo almena-
do, y no tenía más de tres puertas. y entraban
por unos escalones que baxaban a los patios de
las mezquitas y a los aposentos, que eran mu-
chos. Y cada mezquita parecía una ciudad muy
cercada y todo era de argamasa y muy altos edi-
ficios y todos muy blancos. que parecían muy
bien. :"arváez hizo poner su artillería en la mez-
quita donde se aposentó, y tenía unas muy bue-
nas gradas y anchas para subir a ella. Ya la tercia
parte de la subida había una muy gran mesa tan
grande como el circuito de la mezquita, y desde
allí iban otras gradas. Y a otro tercio estaba otra
mesa como la primera donde se puso la artille-
ría, y della era capitán Garci Holguín y alcaide
de la fortaleza que se había de hacer. Ya la
cantina traía doce alabarderos a pie o a caba-
llo. Desde esta mesa iban otras gradas a lo alto y
a otro tercio había otra mesa como las otras
que se han dicho, [E. 4üSv] Y todo era macizo y
cada mezquita tenía de largo un buen tiro de
piedra y otro de ancho. Yencima de la postrera
mesa estaba otra mezquita de dos aposentos muy
grandes. donde estaban los ídolos. y su cubier-
ta era de muy rico enmaderamiento de cedro.
y desta manera eran las otras mezquitas y las
demás de toda la tierra. Yen esta ciudad había
muy grandes casas de señores y en ninguna
dellas se quiso aposentar :\'arváez. por no les dar
pesadumbre.
Llegado Juan Velázquez [de León] y el frai-
le carmelita [fray Bartolomé Ylañoso] a esta ciu-
dad [de Cempoala], dixo a :\'arváez lo que Cor-
tés le enviaba a dezir, y l\'arváez les mostró las
Provisiones originales, y ambos eran casados con
dos hermanas [Xuárez :\1arcaida], y les dixo que
si Cortés las quisiese ver [las Provisiones], que
viniese donde él estaba, y se las mostraría.
y con esto se volvió Juan Velázquez, y prime-
ro hizo mucho daño en el real, que era lo prin-
cipal a que venía, y echaron fama él y los que
con él habían venido que Cortés tenía diez ca-
sas de oro y haría ricos a todos los que le fueren
amigos, y quedaron muy codiciosos de estar con
Cortés, y les dixeron que tenía preso a Nlocten-
.,:uma. y que le daría cuanto quisiese [a Cortés].
Llegados el padre Uuan Ruiz de] Guevara,
clérigo, y [Alonso de] Mata, escribano, no qui-
sieron volver a l\'arváez, viendo las riquezas que
cada día les mostraban. Venidos donde estaba
:\'arváez,JlOlgó mucho con ellos, y le dixeron la
grandeza de Cortés y que no tenía [f. 406r] vo-
luntad de lo recibir. Y l\'arváez se reía y decía
que Cortés era su hijo [su amigo] y siempre es-
taba bien apercibido.
Luego vinieron otros dos españoles y en se-
creto inducían a la gente de l\'arváez, y a él
dixeron cómo Cortés los enviaba para que le
dixesen cómo venía a verse con él y cómo Juan
Velázquez había dicho que ~arváez estaba mal
quisto, porque lo que Nlocten.,:uma le había en-
viado y unas mantas que el señor de Cempoa-
lIam le había dado, lo dio a guardar al tesorerolfi
hasta que hubiese que repartir, porque para to-
Ir, El tesorero era uno de los cuatro "oficiales reales"
enear¡{ados de la Real Hacieuda de Su Majestad, 'l"e de-
63
dos era poco y los capitanes quisieran que se lo
diera, y comenzaron a murmurar, aunque no
tenían razón, porque todo era poco para lo re-
partir entre todos. YCortés le envió a dezir que
se vería con él en un llano con diez de caballo,
y :\'arváez respondió que donde él quisiese y que
de los suyos podía estar muy seguro.
Estos días envió Ylocten.,:uma un mensaje-
ro, gran señor, a que dixese a Narváez cómo él
había recibido a Cortés en todos sus pueblos y
en su ciudad, y aposentádolo en sus propias
casas y dádole gran suma de oro y joyas y pie-
dras y esclavos y cacao y mucha y muy rica rop¡t
y dos de sus hijas, y que en pago desto lo tenía
preso no sabía por qué. Y que [Cortés] decía
que él [Narváez] y los que con él venían eran
vizcaínos y mala gente y sus enemigos y que
quería ir sobre ellos, y que para esto [f. 406v]
le diese sesenta mil hombres para que fuesen
con él, y que se temía que entre ellos habría
guerra. Que le enviase a dezir lo que quería
que hiciese, y si quería que los haría matar a
todos. Yesto debía de querer Mocten.,:uma por
se vengar de la prisión y porque sabía que Nar-
váez tenía más gente que Cortés. Lo tenía en
más [a Narváez] porque Guasteca, su capitán,
le había enviado a dezir el poder y artillería
que traía. Y por lo mostrar había hecho Nar-
váez antes que se fuese a Cempoala, estando
en el arenal, ante los españoles que envió Cor-
tés y ante los de Mocten.,:uma, alardel7 en que
se hallaron mil cuatrocientos hombres, con los
marineros, porque para ello hizo desembarcar
a todos. Y todo lo sabía Mocten.,:uma, porque,
como se ha dicho, cada día iban y venían men-
sajeros. Y lo que :\1octen.,:uma envió a dezir a
Narváez, se lo dixo dentro en su aposento, sien-
do Escalonilla intérprete dello.
y respondió Narváez [al mensajero] que
dixesen a Mocten.,:uma que no hiciese lo que
hían acompañar a todos los Kohernadores y capitanes de
armadas. Los otros tres oficiales reales eran el con tador, el
factor (o fator) y el veedor.
17 Alarde: muestra, reseña y cuenta 'lue se hace de los
soldados y las armas.
envió a dezir porque dello recibiría gran enojo
el Emperador, porque la gente que él traía y la
que estaba con Hernando Cortés era toda una
y vasallos de Su Yfajestad, y que con él venían
muchos hermanos de los que estaban con Her-
nando Cortés, y les mostró algunos que eran
hermanos de los otros yasí era la verdad. Admi-
rados los indios dello, lo hicieron saber a Yfoc-
ten.;:uma, y le envió [f. 407r] a dezir ~ arváez
que no tuviese pena de su prisión, porque él
venía a hacer justicia y que si él no tenía la cul-
pa, se la guardaría. Y con esto se fueron los
mensajeros de Yfocten.;:uma.
Estando las cosas en este estado, :\arváez se
estaba en Cempoalam, porque no estaban los
caballos para poder caminar, y Cortés hablaba
cada día secretamente con Juan Velázquez y le
decía el gran poder de :\arváez y que algunos
de sus capitanes estaban mal con él, que en to-
dos había codicia.
En esto llegaron los otros mensajeros de Cor-
tés y le dieron la respuesta de :\arváez, y Cortés
fue a dezir a Mocten.;:uma cómo quería ir con-
tra aquella gente y que eran vizcaínos, como le
había dicho, y muy malos, y que los quería echar
de la tierra porque no hiciesen daño a los natu-
rales, y que era necesario que le diese sesenta
mil hombres de guerra bien aderezados. Yfoc-
ten.;:uma respondió que habría su consejo con
los suyos y que todo se haría muy bien como él
pedía. Yotro dí a dixo Cortés que se quería par-
tir, que luego mandase ir con él aquellos sesen-
ta mil hombres y le respondió que le placía, y
señaló capitanes para que fuesen con él. Ycum-
plió de palabra porque no dio la gente que se
le pedía.
CAPÍTULO VEINTISn:n:
EN QUIo: SI': TRATA CÓMO HI':RNAN()O CORTÍ<:S
FUE CONTRA :\ARVÁI':Z y CÓMO LO PRENDlÚ
Y LO MÁS QUI': PAsé) [':N ELLO
[f. 407v] Hernando Cortés partió de Mexico y
dexó a Pedro de Alvarado en guarda de Moc-
ten.;:uma, que estaba preso, aunque lo dexaban
ir a se holgar donde quería, y retenía todo su
mando. y de noche y de día le guardaban dieci-
64
séis españoles por sus cuartos, y cada día les
hacía algunas mercedes. Con Alvarado queda-
ron ciento ochenta españoles y tres caballeros y
unos ruines tirillas, 1M para guarda del fuerte que
tenían hecho donde estaba Mocten.;:uma.
y [Yfoctezuma] envió a dezir a Cortés que
no le robasen su casa, pues le había recibido en
ella, porque allí tenía muchas cosas de gran
valor y que para los españoles valían muy poco.
Luego Cortés hizo que se recogiese lo que se
había sacado, aunque no se pudo recoger todo,
e hizo muestra que quería ahorcar los españo-
les que lo habían tomado. Mocten.;:uma le en-
vió a rogar que no lo hiciese y que no le sacasen
más, y no quiso que se recibiese lo que habían
sacado, y [los españoles] se quedaron con ello.
Esto todo pasó antes que Cortés saliese de Mexi-
ca para [ir] contra ~arváez.
[408r] Partido Cortés de Mexico para se ver
con :\arváez, llegó a Chalco, donde llamó los
principales y capitanes que llevaba y dixo que
le mostrasen la gente de guerra. Respondiéron-
le que iban adelante. Y de allí fue a Tepeaca,
donde otra vez pidió le mostrasen la gente de
guerra y le tornaron a dezir que iba adelante. Y
con esto se fue y caminó hasta pasar los puer-
tos 1~ para ir a la costa; y llegó a un río jun to a un
pueblo que llaman Tecpanecquita,20 cinco le-
guas de donde estaba :\Tarváez, que ninguna cosa
desto sabía, y allí hubo su consejo y dio a Gon-
zalo de Sandoval, alguacil mayor del exército,
un mandamiento para prender a :\arváez o
matarle. E hizo a todos un razonamiento dicien-
do que a él le iba2! menos que a todos y que les
1M Tirillos: cañones pequeños.
'" No sé si en esle caso "los puertos" deoe elllendersc
como "el paso o camino que hay enlre montañas", o como
"aquellos IURaresque están al confi n del reino. y no son puer-
los de mar, donde están estaolecidas las aduanas para coorar
los derechos de los géneros que enlran de fuera", amoos sen-
tidos re!(iSlrados por el Dicciotlflrin (Ú! A ulnridade.s.
'" Cervanles de Salazar menciona esle lu!(ar con el nom-
hre de Tapaniquila (!ih.IV, caps. l.XXIII y l.XXVIl); !lernal
IHaz con el de Tanpaniquila (cap. CXV). Se lrala del
puehlo de Tlapaniquila, sohre el curso inferior del río
Xamapa «;erhard, Gengrfljia lúslririm de la NW:lIa Hspmia,
"Vera Cruz Nueva", pp. 370-371).
"' "(r"liene aquí el selllido de "importar".
convenía prender a :\arváez, porque si no lo
hacían. quedarían por mozos de los que venían.
y les dixo otras cosas como buen capitán, y él
sabía muy bien hacer un razonamiento. Y allí
pidió a los capitanes de :\1octen~uma los sesen-
ta mil hombres de guerra y no se lo dieron, y
quiso matar sobre ello a los principales.
Estando allí, los vida un indio de Cempoala
y fue con gran prisa y lo dixo en el pueblo, y el
señor ninguna cosa sabía hasta entonces, y lue-
go lo fue a dezir a :\arváez. Y él con todos sus
capitanes entraron en consulta y acordaron sa-
lir al camino con toda la gente de pie y de caba-
llo y con la artillería, aunque contra la voluntad
de algunos de los capitanes. [f. 408v] Y fueron
más de una legua y toparon algunos indios que
se venían a sus casas de sus labranzas, y todos
decían que no había nueva de españoles, por-
que se habían escondido en un río que llama-
ban de Tapanequita hasta que quiso anochecer.
Estando :\arváez en el campo, todos le acon-
sejaron que se volviese al fuerte, porque allí
estaría muy mejor. porque no habría quién le
osase acometer, si viniese de noche, porque no
tenía más que dos entradas, y que ellos no sa-
bían la tierra y que podría ser que a la noche
Cortés y su gente y los indios los salteasen. ~ar-
váez mandó dar un pregón que quien prendie-
se a Cortés le daría mil pesos. Yviendo que era
ya noche y que no había nueva de Cortés, se
volvió :\arváez a su fuerte y mandó poner la ar-
tillería donde antes estaba, y al capitán della
mandó tuviese buen recaudo y al artillero lo
mismo, que era bueno de su oficio, aunque
aquella noche no lo fue, y mandó poner guar-
das a las puertas ..Y toda la noche estuvo arma-
do y muy a menudo visitaba los centinelas, y
mandó ir al camino por donde podían entrar
en la ciudad dos hombres muy sueltos, el uno
se decía Gonzalo Carrasco y el otro Diego Hur-
tado. hombres para mucho. Y mandó al capitán
Francisco Verdugo, cuñado del Adelantado
Diego Velázquez, que fuese a las casas del se-
ñor de Cempoala y que lo guardase, no se fue-
se huyendo con el alboroto que había de ha-
ber, porque estaba algo amedrentado, y para
65
que no tuviese miedo de Cortés, [f. 4091'] Y que
hasta el día no se quitase de allí, que él le envia-
ría a mandar lo que había de hacer. Y toda la
gente de :\arváez estaba, como se ha dicho, apo-
sentada en las mezquitas. A la entrada de una
de las puertas de la cerca estaba un cuecillo pe-
queño, que era donde el capitán Casillas posa-
ba. y no podían entrar ni salir sin que él lo viese
y aquella era la principal entrada, porque las otras
eran como puertas falsas. Este Casillas era algua-
cil mayor de la armada de :'\arváez. Y toda la
noche, como se ha dicho, estuvo ?\arváez arma-
do y en pie, y acudía a visitar los centinelas, y no
acudió a su casa ninguno de los capitanes, por-
que todos tenían sus fuerzas y sus aposentos cada
uno por sí, con su gente, porque para todos ha-
bía aposentos, si aunque fueran muchos más.
Estando Cortés en Tapanequita, pidió, como
se ha dicho, a los capitanes de Mocten~uma
los sesenta mil hombres y como no se los die-
ron, quiso ahorcarlos, y ellos dixeron que Moc-
ten~uma les había mandado que no se los die-
se, que los matasen, que ellos no tenían culpa,
de que recibió Cortés muy grande enojo, y dixo
que Mocten~uma se lo pagaría todo junto. Y de
allí se fue a esconder donde se ha dicho, y muy
tarde comenzó a caminar con gran prisa y dio
con los espías de Narváez, y tomaron el uno
dellos y el otro huyó [f. 409v] y llegó donde
estaba I\'arváez, y llegó al cuarto de la modo-
rra que se quería rendir,~~ y entrando por el
patio dixo a voces: "Arma, arma" .. Y:\Tarváez
tomó una lanza y baxó corriendo pidiendo un
caballo que le tenían ensillado, y se lo traxeron
muy aprisa, y queriendo poner el pie. en el es-
tribo, llegó la gente de Cortés con muy largas
picas, diciendo: "Victoria, victoria", porque
nadie les resistió la entrada y bastaban para
ello tres personas, y había quince, y el alguacil
'" Vimos ya que los centinelas dividían la noche en tres
panes o cuanos: el cuano de prima, el cuano de la modo-
rra y el cuano del alha. Modorra: "Llaman tamhién e1liem-
po inmediato al amanecer, o la venida del día, porque
entonces carga pesadamente el sueño. Úsase frecuentemen-
te entre los centinelas, puesta~ en esta hora". Dicciona-
rio de A Illnridades.
 mayor Casillas y su gente, que todos estaban a
la puerta. Fue la venida tan breve porque como
el espía que tomaron dixo que el compañero
había huido, tiraron tras él, y todos llegaron
juntos tras el espía. Cortés se apeó y la demás
gente un tiro de ballesta de donde Narváez
estaba y dexaron allí los caballos, y mandó que
los metiesen en casa de un principal, que era
muy gran casa, y desde allí fueron corriendo
hasta donde estaba Narváez. YGonzalo de San-
doval, alguacil mayor del exército, y Cristóbal
de Olid, maestre de campo, llegaron con toda
la gente. Y allí comenzó Narváez y su alférez y
Garci Holguín y Juan Fernández y Tamayo y
otros, que todos eran diecisiete, a defender la
mezquita, y se defendieron muy bien y con
muy grande ánimo y esfuerzo. Y mandó Nar-
váez disparar la artillería [f. 41 Or] y ningún tiro
salió. Debió ser la causa porque aquella noche
había llovido un poco y todas las cebaderas es-
taban tapadas por el agua. Túvose sospecha que
fue ruindad del artillero, que cebó con arena
los tiros,2~ estando Narváez y los que con él es-
taban peleando. Se defendieron gran rato aun-
que los apretaban mucho los de Cortés, por-
que traían muy largas picas y los de Narváez
tenían pequeñas lanzas y pocas, porque no las
tenían todos diecisiete que estaban con él, y
los demás no tenían más que espadas y rodelas.
y convino a Narváez retirarse a la mesa de en
medio donde estaba puesta la artillería, y le
tornaron a poner fuego y no aprovechó. Y los
unos y los otros peleaban valerosamente y die-
ron a Narváez dos picazos juntos y le quebra-
ron un ojo, y con su ojo quebrado peleaba muy
bien, porque era muy esforzado.
Yen esto algunos de sus capitanes se acogie-
ron a lo alto de una de las mezquitas que había
en el patio, que era muy alta y fuerte, con treinta
y ocho soldados, y en otra mezquita estaban otros
capitanes con doscientos sesenta soldados, y a las
espaldas por de fuera del patio estaba Diego
Velázquez, sobrino del Adelantado, harto mozo
2' Tiros: cañones.
66
con sesenta de caballo y ochenta peones, y nin-
guno de todos los dichos acudió a su general
:\arváez, aunque le veían pelear. Sólo un caba-
llero que se decíaJuan de Rojas [f. 4lOv] le quiso
ir a ayudar, y los de Cortés lo mataron en medio
del patio y le dieron muchas y muy grandes heri-
das. Hase dicho el nombre déste por la bondad
que en él hubo, y los nombres de los demás se
callan por la ruindad que en ellos hubo.
Dice Juan Cano que todos los que se hallaron
en esta refriega alababan al general Narváez y
decían que se defendió como muy·valeroso, y así
lo había sido en la conquista de la Isla Española y
de Xamayca Oamaica]. Y estándose defendien-
do llegó por detrás un maestresala24 y criado suyo
y se abrazó con él, diciendo a los de Cortés: "Aquí,
aquí". Yen esto llegaron todos y le prendieron y
lo llevaron donde estaba Cortés, y con un paño
se puso a la mano en el ojo, porque le salía mu-
cha sangre. Y los demás acudieron todos a los
que allí se defendían, y se retraxo el alférez y los
pocos que con él estaban a la mesa de arriba y se
defendieron muy bien, y no pudiendo resistir a
los muchos que contra ellos había, se retraxeron
en la mezquita. Ytodavía peleaban los unos y los
otros muy bien, y los de Cortés tiraban arcabuces
y saetas, y con esto y con las picas hacían gran
daño, y dieron una saetada al alférez, que le cla-
varon cuatro dedos de una mano y también hi-
rieron a otros, y con todo esto se defendían, has-
ta que llegó un soldado de Cortés y puso fuego a
la mezquita, porque era la cubierta [f. 4IIr] de
madera y paja, y no dexaron por esto de se de-
fender hasta que les cayó el fuego encima y los
quemaba, y viendo que no les venía socorro de
los que estaban cerca, aunque los veían quemar-
se, dieron sus armas y quedaron muy corridos.25
2' Maeslresala: .~:Jministro principal que asisle a la
mesa del Señor; lrae a ella con los pajes la vianda y la
dislrihuye entre los que comen. Usa con el Señor la
ceremonia de guslar con buena gracia y galantería lo
que se sirve a la mesa por el miedo del veneno". Diccil>-
nario de Autoridades.
""Corrido: ·confuso y afrentado". Covarrubias, Tesoro
di! la ¡t1If!;llacasteUana o espatiola.
 Luego como se dieron estos que habemos
dicho que estaban con Xarváez, tomaron los
de Cortés la artillería y la pasaron al patio y
comenzaron a tirar a la mezquita donde esta-
ban los capitanes de ~arváez y casi cuatrocien-
tos soldados, y mataron e hirieron cinco. YCris-
tóbal de Olid, maestre de campo de Cortés,
andaba por el patio, y los capitanes de Narváez
a media escalera de la mezquita lo llamaban
diciendo: "Señor maestre de campo, tome vues-
tra merced las armas". Y él se llegó a las gradas a
caballo y les dixo: "Bellacos, ~fi pelead por vuestro
capitán ". Y desto quedaron muy avergonzados y
no se tiró más tiro. Yen esto vino el día y les
tomaron las armas, y ellos quedaron como mere-
cían y los más murieron después mala muerte,
como adelante se dirá, sacrificados [f. 411v] de
indios.
Luego se fue Cortés a aposentar a las casas de
un principal y desnudaron a Narváez las armas
que traía y le curaron, y del seno le sacaron las
Provisiones reales que llevaba y las del Adelanta-
do [Diego Velázquez], y se dixo que las quema-
ron en presencia de Narváez. Y luego mandó
Cortés que todos los de Narváez traxeran sus ar-
mas so pena de muerte, y así se hizo porque los
capitanes pensaron que Cortés los había de car-
gar de oro y favorecerlos, y no lo hizo porque
como dicen: "El señor se paga de la traición y no
del traidor que la hace".~7 Diego Velázquez, so-
brino del Adelantado, le hicieron que se diese, y
así lo hicieron los que con él estaban. Y Cortés
,'6 Bellaco: 'El hombre de ruines y malos procede-
rcs, y de viles respetos, y condición perversa y dañada.
La ctimología de esta voz, que al~unos deducen del
Toscano VilIaco, y por consiguiente la cscriben con v,
dicicndo Vellaco (como la trae Covarrubias, aunque
no se alirma en ello) la sacan del nombre villa o villa-
no, porque los villanos naturalmente suelen scr de
haxos y viles pensamientos. Covarrubias discurre que
puede venir del Hebreo Belial, y que de este se formo
Heliaco, y de aquí Bellaco. No siendo claras estas eti-
mologías, se retiene el escribir con b ésta y las siguien-
tes palabras". Diccio1tario de Autoridades.
27 No se ha podido reconstruir completa la nota al mar-
gen: 'Proditionem amo, proditore[m] no[n] ... Plauto in
Apoph ... qui regut..: I. ...mo. S. Santum lit. ..•. Tito Maccio
Plauto (251-184 a.C.), nacido en Umbría, es el afamado
autor de comedias latinas.
67
envió un su anillo para que se diesen, porque así
lo habían dexado concertado Juan Velázquez
[de León] y fray Bartolomé [Mañoso].
Traídas las armas, quedaron muy corridos,
así los soldados como los capitanes, entre los de
Cortés, y con recelo de que no se había de cum-
plir lo que se les había prometido, y con esto
estaban muy descontentos. De allí a tres días
les volvieron las armas, aunque no las buenas, y
tomadas sus armas, siguieron todos a Cortés, sin
les tomar juramento, y dexaron preso su gene-
ral [Narváez].
Luego trató -Cortés de enviar a poblar a
Gua~acualco [Coatzacoalco], donde Diego de
Ordaz había estado, y llegó un día después que
Narváez fue preso, con diez mil indios, [f. 412r]
como Cortés se lo había enviado mandar, y vi-
nieron sin mandado de Mocten~uma y no pudo
llegar antes, aunque se había dado gran prisa.
Yluego [Cortés] los despachó con ciento ochen-
ta españoles, y [Coatzacoako] era tierra muy
rica aunque estaba destruida, como en otra par-
te se ha dicho. Y Cortés quedó en Cempoalan
reformando los caba\los y gente de Narváez, que
todos estaban muy fatigados de los trabajos que
habían pasado por mar y por tierra. Y también
mandó [Cortés] que volviesen a poblar la Villa
Rica [de la Vera Cruz], porque la habían des-
poblado los que fueron huyendo a Mexico
cuando desembarcó Narváez. Y allí mandó \le-
var a Narváez a muy buen recaudo con prisio-
nes, donde estuvo preso muchos días, y cuando
Cortés lo soltó se fue a Corte, y se quejó dél y le
dieron la conquista de la Florida, donde murió
y gastó su hacienda, que era muy rico, y su hijo
murió en el Perú muy pobre.
lA EXPEDICIÓN DE NARVÁEZ VISTA
PORJUAN CANO
DIFÍCIL VIAJE
La aportación más novedosa de Juan Cano a la
historia de la armada de Pánfilo de Narváez
contra Hernán Cortés es la narración del dificil
viaje de Narváez desde Santiago de Cuba hasta
el puerto de San Juan de Uluá, pues no lo tra-
tan los autores del bando cortesiano. Como ve-
remos más adelante, la narración de la estancia
de la armada de Narváez en la playa de San Juan
de Uluá y la de su derrota por las tropas de
Cortés, aunque tiene interés por presentar la
versión de un soldado de la armada de Narváez,
coincide en general con las versiones del ban-
do cartesiano.
Según Juan Cano, en cuanto el Adelantado
Diego Velázquez, gobernador de Cuba, tuvo
noticia que Hernán Cortés "había enviado a dar
relación al Emperador de lo que había conquis-
tado y del rey de Mexico y cómo [lo] habían
recibido los naturales de aquella tierra", se apu-
ró en mandar una armada que preparaba "para
proveer de gente y de lo que más fuese menes-
ter a Hernando Cortés como a su capitán gene-
ral" -esto es, como capitán general dependien-
te suyo en la armada a México.
Diego Velázquez "aún no tenía nueva de se
haber alzado contra él [Cortés], aunque tenía
alguna sospecha dello, por no le haber dado
aviso de lo que había hecho". Y con esa duda,
decidió que la armada prendiese y castigase a
Cortés en caso de estar efectivamente alzado.
En estos datos confluyen la calidad de Juan Cano
como testigo directo, con su inserción en un
alegato jurídico en el que quiere dejar claro
que el objetivo de la armada de Velázquez y
Narváez supuestamente no era atacar a Cortés,
sino ayudarlo, y sólo en caso de que éste deso-
bedeciese a Su Majestad, aprehenderlo y casti-
garlo, mas no matarlo. Según la versión de la
historiografía cartesiana, Velázquez entendió
perfectamente que Cortés se le había insubor-
dinado cuando supo que en lugar de informar-
le a él de los avances de su armada, mandó en
una nave a Francisco de Montejoy Alonso Fer-
nández Portocarrero a informar directamente
al rey, con una carta de relación y grandes ri-
quezas de oro y plata. Entonces Velázquez man-
dó una o dos naves para tratar de prender la
nave de los procuradores de Cortés, mandó al
rey sus propios procuradores y comenzó a pre-
parar la armada de Narváez contra Cortés.
68
Juan Cano refiere que Diego Velázquez "es-
tuvo determinado de ir a ello", pero por ser
"hombre mayor y muy gordo", rogó a Pánfilo
de Narváez que fuese con la armada como "su
teniente y capitán general". Velázquez conoció
a ~arváez cuando éste era capitán en las islas
Española, Cuba y Jamaica, y lo tenía por "muy
valeroso y buen cristiano". Narváez fue a Espa-
ña como procurador de Velázquez y le trajo con
Gonzalo de Guzmán (a comienzos de 1519) el
ansiado título de Adelantado y gobernador de
las "islas" de Yucatán y Cozumel, que confirma-
ba sus derechos sobre la conquista de lo que
sería México.
Según Oviedo y López de Gómara, fue Be-
nito Martín, capellán ele Narváez, quien le tra-
jo las cartas del Emperador, el título de Ade-
lantado y una "cédula de la gobernación de
todo lo que hubiese descubierto, poblado y con-
quistado en tierra y costa de Yucatán, c~:>nlo cual
se holgó mucho, y tanto por echar de Mexico a
Cortés, cuanto por el ditado y favores que el
Rey le daba ... " Aceptemos que Martín, Narváez
y Ocampo pudieron viajar juntos de España a
Cuba para darle la noticia a Velázquez.
Aquí introduce Zorita, supongo que siguien-
do aJuan Cano, un comentario respecto a que
el propio Velázquez "se había levantado contra
el Almirante don Diego [Colón], que lo había
enviado a conquistar y poblar la isla de Cuba, y
Cortés hizo lo mismo con él", y acota que Cano
"dice que fue diferente de lo de Diego Veláz-
quez porque había gastado mucho en el descu-
brimiento de la Nueva España". Al párecer Zorita
y el propio Cano polemizan en esto con el dicho
común, asentado por escrito por los cronistas
Oviedo y López de Cámara, entre otros. Yagre-
gan el argumento jurídico de que no sólo Veláz-
quez era el superior político de Cortés, sino que
también costeó la armada a México y fue despo-
jado de la parte que le correspondía de la Con-
quista. (La parte cartesiana hizo el alegato inver-
so respecto a la participación de Cortés y de
Velázquez en los costos de la Conquista.)
Enseguida Zorita, y supongo que Cano tam-
bién, deja entender una critica a Diego Veláz-
 quez. quien dijo "que había de ir con aquella
armada. a cuya causa todos los más principales
de la isla de Cuba y los más ricos se aprestaron
para ir con él", pero a la postre no fue. Tal vez
se trate de un problema de redacción, pues sí
parece que desde el comienzo Velázquez dijo
que acompañaría a la armada tan sólo hasta el
extremo occidental de la isla de Cuba.
De cualquier manera. tal como narra Juan
Cano la acción. la coordinación de Velázquez
con :'\arváez ocasionó serios percances y pérdi-
das de vidas y bienes. La armada se dividió y
Velázquez salió antes que :\'arváez (supongo que
del puerto de Santiago) con muy buenos na-
víos, acompañado por los ricos y poderosos de
Cuba que se le unieron. Recorrió la costa sur
de la isla rumbo al occidente hasta llegar sin
problemas al puerto de Guaniguanico, en el
extremo de la isla, habitada no por arahuacos o
taí nos sino por un pueblo primitivo conocido
como los guanahacabibes.2R
Anotemos que mientras que Hernández de
Córdoba en 1517 y Juan de Grijalva en 1518
navegaron de Santiago a Yucatán recorriendo
de este a oeste la costa norte de la isla de Cuba,
Hernán Cortés, en 1518-1519 la recorrió por la
costa sur.2~ Éste es el camino que eligió Diego
Velázquez y que tomó su capitán Pánfilo de
:'\arváez.
La parte de la armada que encabezaba :'\ar-
~áez zarpÓ poco después del puerto de Santiago
y corrió con mucho menos suerte que la parte
que encabezaba Velázquez. Yel relato de su des-
venturado viaje a México es una de las aporta-
ciones de Juan Cano a la historia de la Conquis-
ta, pues aunque se tuvo noticia de los descalabros
de Narváez viniendo a México, nadie los cuenta.
~., Carl O. Sauer, Tite early S/J'l1Iish m ,ti71, Berkeley,
University of Calili>rnia Pn'ss, 1900, cap. IX, pp. líl4,
líl" Y lílíl; traelucción ele Stella Mastran!{elo, /)escuhri-
mimlo y d(Jlni"acirí" ,s/Jfl7iola del Carih" México, FCf: (Sec-
ción ele Ohras ele Historia), 19í14.
C>' HURh Thomas, TI" Co",/,,,st o( Mexico, Lonelres,
Hlllchinson, 1993; traelucción ele Víctor Alha y C. Boune,
I.a C()'fuluista d, Méxi((), Barcelona, Planeta, 1994, mapas ele
los caps. VII, VIII Y XI.
69
A poco de salir. la armada de i\arváez sufrió
"una tormenta tan grande que le convino echar
a la mar muchos de los bastimentos que lleva-
ba". Lograron llegar al puerto de Trinidad, en
el que estuvieron pocos días, pues debían apu-
rarse porque el Adelantado Velázquez los espe-
raba en el puerto de Guaniguanico
:'\arváez y su armada llegaron sin problemas
al puerto de Xagua (Cienfuegos) ,!lO "muy buen
puerto y muy hondable y seguro". Allí tomaron
"bastimentos y gente que cada día llegaba para
seguir donde estaba el Adelantado, con el resto
de la flota y gente. la más lucida y mejor armada
y de más gente que se había hecho en Indias".
y destaca nuevamente Juan Cano: "todo a
costa de Diego Velázquez", quien "no gozó del
fruto de sus gastos y trabajos, y al cabo, como lo
dice el [alcaide] Gonzalo Hernández de Ovie-
do y Valdés en su Historia general,!ll murió triste
y descontento y pobre y muy adeudado".
Al salir de la bahía de Xagua siguieron las
dificultades. El navío capitaneado por Cristóbal
Morante, en el que se apretaban trescientos hom-
bres. comenzó a anegarse, y hubo necesidad de
pasar alguna gente a los otros navíos, lo cual "fue
muy buen aviso para lo que adelante sucedió".
La armada de Narváez estaba muy descom-
puesta. El mismo capitán Narváez iba en una ca-
rabela capitaneada por el vizcaíno Juan Bono de
Quexo (l475-1527?) ,!l2 porque la nao capitana
:1/) Sauer, Th, early S/}(l1I;"h ma;". p. lílíl.
:11 Ovieelo.lih. XVII, cap. XIX.
:I~ Juan Bono ele Quexo es el salteaelor ele esclavos
inelios que oeliaha Cray Bartolomé ele las Casas, lIi,,'oria
d, las lodia", lih. lIJ, cap. XCI. Nació en 147" en San
Sehastián. Se avecineló en Palos y Cue piloto en el cuar-
to viaje ele Cristóhal Colón (1503). ~:n 1,,07 era maestre
ele nao. Al manelo ele la Santa Maria de la ¡,IlI varias
veces hizo la carrera ele las Inelias. En 1,,10 se avecineló
en Puerto Rico. El 12 de Cebrero ele 1" 13 eleclaró en
Sevilla contra los Colón en el pleito de su hijo elon
DicRo Colón. !{racias a lo cual obtuvo la protección
elel clan fernandino del ohispo Fonseca. De re!{reso a
Inelias, en 1"1,, se eledicó con éxito a la trata de escla-
vos de Tierra Firme. Al parecer le aCectaron poco las
acusaciones ele que fue ohjeto en 1" 17 anLe el licencia-
elo Alonso de Zuazo, juez ele residencia. En mayo ele
1,,20 fue capitán de navío en la Callida expeeliciéll1 ele
Pánfilo ele Narváez conLra Cortés.
estaba, con otros navíos "costa abaxo, y otras
con el Adelantado y otras en Cabo de Corrien-
tes".
Cuando finalmente salió del puerto de
Xagua, la armada de Narváez sufrió otra gran
tormenta. Las naves se dispersaron, pero logra-
ron llegar al puerto de Cabo de Corrientes, "algo
atrás" de donde se encontraba esperándolos
Diego Velázquez en el puerto de Guaniguani-
co con el resto y lo más lucido de la armada.
En el puerto de Cabo de Corrientes Narváez
encontró toda la armada, pero no a Diego Ve-
lázquez con los principales que lo acompaña-
ban. Narváez tuvo que acudir personalmente
ante Velázquez en Guaniguanico y, para evitar
"los bajíos y puntas" que hay en el mar, tomó la
decisión de hacer el camino a pie, porque no se
podía ir a caballo debido a las malas condiciones
del camino por malpaís. Gonzalo Carrasco y otros
hombres acompañaron a Narváez. Tan malo re-
sultó el malpaís, "como puntas de diamantes, que
no diera al alpargate media legua". Penosamen-
Juan Bono se quedó por un tiempo en México, pero
Cortés lo prendió y lo expulsó por conspirar a favor de
Diego Velázquez. Bono de Quexo pasó a Santiago de
Cuha, donde se quejó en 1521 del licenciado Zuazo
ante el rey (ENE,vol. 1, p. 51 Ys.) Yfue testigo enjulio en
la Información iniciada por Diego Velál.quez contra
Cortés (De, l. 1, pp. 170-171). Giménel. Fernández da
cuenta de Bono de Quexo en los años siguientes: "En
1522, su antiguo protector Fonseca, al recohrar el man-
do en Indias, lo envió desde Cuha con un equipo de
Reales Cédulas en hlanco, de perdón y de mercedes, a
captar a los suhordinados de Cortés, para suhlevarlos
contra éste, quien a su vez supo comprar a Bono de
Quexo que, gracias a ello, pudo eSlahlecerse como en-
comendero, primero en Santiago de Cuha (1521) y lue-
go en La Habana (1524), sin dejar de hacer viajes a
España, naufragando en 1526 en las Azores la carahela
Santa Maria M la tuz., de la que era maestre. VuelLo a La
Hahana, fue nombrado su teniente gobernador, debien-
do morir poco después". Manuel Giménez Fernández,
Bar/olomé M las Casas, vol. 1, [)eu~ado de Cimeros para la
rej017nación de las Indias, Sevilla, Madrid, (~<;IC, Escuela de
ESlUdios Hispanoamericanos, 1953, vol. 1, pp. 301-327.
Cita eDucción M doclI.mli1ltosir/éditos rela/illos al descubrimien-
to, conquista)' orgau;z.acióu M las au¡iglla., posesiones espa1i.o-
la., de América)' OcemiÍa [eDIAo], Madrid, 1864-1&:l4, l.
XXVI, XXXV, XXXVI, XXXVIII, XXXIX YXLII; eDlU, l.
IV, VII Y VIII; Instituto Hispano-Cuhano, 1, 2, 6 Y 7; Y
Bernal Diaz, caps. (XIII, eXX-CXXII, exxxv.(~XXXVI y CLX).
70
te recorrieron "por malísima tierra ocho leguas
que quisieran más andar ciento por otra parte",
sin agua, tras haber "gastado trece pares de
alpargates cada quien ".
Pánfilo de Narváez y el Adelantado Diego
Velázquez "comunicaron sus negocios aquel día
y otro". Velázquez le avisó a Narváez su decisión
de regresarse, con el pretexto de "le enviar más
gente y bastimentos ..." Aunque Juan Cano no
deja de acotar a continuación que Velázquez
"de todo lo proveía muy bien ". Velázquez le
entregó a Narváez "traslados" (copias) de su
Comisión y de las Provisiones reales que tenía,
y le dio una Instrucción de lo que tendría que
hacer. El Adelantado Velázquez tomó una cara-
bela y se regresó, acompañado por muchos de
los capitanes y señores que lo seguían.
Apuntemos que, a diferencia de Zorita/
Cano, el cronista López de Gómara no insinúa
un doble juego de parte de Velázquez al acom-
pañar a la armada de Narváez tan sólo hasta el
puerto de Guaniguanico: "...se concertó con
Pánfilo de Narváez que viniese capitán general
della y su teniente de gobernador; y porque más
aína33 partiese, anduvo él mesmo por la isla, y
llegó a Guaniguanico, que es lo postrero della
al poniente ... "!14
El texto de Zorita no lo precisa, pero Nar-
váez debió regresar al puerto de Cabo de Co-
rrientes con los navíos y hombres que venían
con Velázquez y no regresaron con él a Santia~
go. En Cabo de Corrientes se unieron las dos
partes de la armada que encabezaría solo Nar-
váez, quien embarcó, ahora sí, la nave capitana.
La armada salió del puerto con buen viento
hasta pasar la punta de San Antón, en el extre-
mo occidental de la isla de Cuba. Llegó a la cos-
ta de la Nueva España, navegando lentamente
y con prudencia, pues "como no sabían la nave-
gación, iban siempre reconociendo tierra y no
osaban navegar de noche, y las corrientes los
tornaban atrás".
"Aína: "Que equivale a presto, más presto, del cual se
usa vulgarmente".
" López. de Gómara, cap. XCVI.
 Juan Cano narra que al llegar a la costa de
Yucatán, Narváez y sus hombres vieron la isla
de Cozumel, que visitaron. La describen con
buenos puertos, con pacíficos naturales que eran
"muy buena gente" y habían apoyado a Hernán
Cortés, con colmenas, miel, cera y maíz, y "gran-
des edificios de mezquitas como las de Mexico,
por donde se cree que los señores de Mexico lo
fueron de aquella isla y de la tierra firme" (de
Yucatán). Con esta última aseveración Juan Cano
buscaba acaso enaltecer aún más a su suegro el
emperador Moctezuma, extendiendo su impe-
rio hasta Yucatán.
Me parece que Zorita sigue directamente el
texto deJuan Cano cuando introduce, a mane-
ra de jlashback, las previamente mencionadas cir-
cunstancias de la llegada de Jerónimo de Aguilar
ante Cortés en Cozumel (en febrero de 1519), y
cómo no uno (Gonzalo Guerrero) , sino dos es-
pañoles, cuyos nombres no se mencionan, son
los que se integraron a los mayas y decidieron
quedarse con ellos. También repite Juan Cano
su versión según la cual doña Marina le fue dada
a Cortés en Cozumel, no en Tabasco, como lo
refieren Cortés, López de Gómara y los cronis-
tas posteriores.
Los indios de Cozumelle dieron bastimentos
a Narváez, quien hizo que sus hombres les die-
ran a los indios algunas mercancías, "rescates",
de las que--llevaban, con las que quedaron los
indios muy contentos, según Juan Cano. Yde allí
Narváez emprendió el camino hacia el puerto
de Veracruz, nuevamente con dificultades (que
no detalló), debido a la falta e inestabilidad de
los puertos y a una calma seguida de un severo
norte, en el que se ahogaron sesenta personas y
se perdieron varios barcos. Tras la tormenta, los
sobrevivientes consiguieron llegar a la isla de
Sacrificios y de allí al puerto de San Juan de Ulúa.
LA ALIANZA CON MOCTEZUMA
Un punto central y distintivo en la narración de
Juan Cano de la estancia de Pánfilo de Narváez
en Nueva España es la afirmación de la existen-
cia de una alianza o entendimiento entre él y
Moctezuma (que Zorita escribe Mocten¡;:uma),
71
quien habría, pues, roto su sumisión a Hernán
Cortés.
Esta versión difiere de las relaciones de Cor-
tés y su bando. Según López de Gómara, "los
indios comarcanos, así amigos de Cortés como
vasallos de Moteq;uma, le dieron oro, mantas y
comida, pensando que era Cortés".35 Los histo-
riadores cortesianos, sin embargo, sí reconocen
que las ofertas de alianza de Narváez, con su
fuerte armada, alcanzaron a sembrar la sedición
entre los indios que, hallándose pacíficos, se
levantaron. Acaso pueda decirse que si pudo
haber algún entendimiento entre Narváez y
Moctezuma, éste fue exagerado en la versión
de Cano retomada por Zorita.
Tras desembarcar en San Juan de Ulúa, Nar-
váez y sus hombres sentaron su real en el arenal
junto a un arroyo, donde permanecieron unos
días. Zorita/Cano no dan fechas, pero puede
ubicarse la llegada a Veracruz de la armada de
Narváez hacia mediados de abril de 1520.!\6
Los hombres y los caballos estaban agotados
y no tenían bastimentos. Pero la situación se
resolvió cuando indios vasallos de Moctezuma
les vinieron a dar la bienvenida, trayéndoles
comida y ofreciéndoles ayuda.
Juan Cano apunta que Moctezuma supo de
la armada de Narváez antes de su llegada a San
Juan de Ulúa, pues los vigías de Moctezuma su-
pieron de la tormenta en la que perdieron mu-
chos hombres y varios navíos, y desde entonces
recibía noticias diarias de su recorrido. Mocte-
zuma informó de la armada de Narváez a Cor-
tés, que "estaba muy escandalizado ".Juan Cano
no fue testigo directo de esto, pero pudo tener
" ¡deln.
'" La armada de Narváez no llegó a San Juan de Ulúa a
comienzos de mayo de 1520, como se ha dicho, sino hacia
mediados de abril. El 7 de abril de 1520 había llegado al río
Grijalva, según Thomas, La conquista de México, p. 403. Se
tiene registro de que el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón
realizó una información sobre la situación en México "en
el río que dicen de San Juan de Ulúa, donde el capitán
Pánfilo de Narváez con la gente que con él venía en su
armada estaba aposentado, lunes veinte y tres días del mes
de abril del dicho año de mil e quinientos e veinte años".
oc, t. 1, pp. 105-108.
noticias directas de la familia de su mujer. hija
de Y1octezuma. Y su testimonio coincide con el
que dio. desde el bando cortesiano, el conquis-
tador Andrés de Tapia, según el cual, Y1octezu-
ma le mostró a Cortés "en una manta pintados
diez y ocho navíos, e los cinco dellos a la costa
quebrados y trastornados en el arenal; porque
ésta es la manera que ellos tienen de hazer rela-
ción de las cosas que bien quieren contar, e le
dixo cómo había diez y ocho días que habían
dado al través en la costa. casi cient leguas del
puerto; e luego vino otro mensajero que traía
pintado cómo ya surgen ciertos navíos en el
puerto de la Veracruz ... ".~; Otras fuentes tam-
bién refieren el enojo de Cortés.
Juan Cano retoma la narración de la bienveni-
da que le dieron a :\arváez los mensajeros de
Y1octezuma. encabezados por un señor llamado
Cuasteca. quien "era muy bien dispuesto, y echó
al cuello a :\arváez una correa de venado que
parecí a de seda y le traxo una muy rica joya de
oro y otras cosas de la tierra, y le dixo que su señor
Y1octen<,;:umase lo enviaba y a se le ofrecer de paz
y a le proveer de lo que hubiese menester". Y1e
parece que Cano y Zorita son los únicos cronistas
que se refieren a este mensajero llamado Cuasteca.
:\arváez le dio las gracias y, según Cano, "le
dixo que venía en nombre del Emperador a ver
aquella tierra y a tenerla en justicia, y que tuviese
cierto que en toda su tierra a nadie se haría agra-
vio, y que así lo había mandado a los suyos".
:\'ótese que :\arváez aseguró de inicio que
venía a gobernar la :\ueva España en nombre
del Emperador, sustituyendo en el gobierno a
Hernán Cortés. Los poderes de justicia y gobierno
de Pánfilo de :\arváez no habían sido concedi-
dos por el Emperador sino por el Adelantado
Diego Velázquez en nombre del Emperador. De
cualquier manera, se muestra la falsedad de la
aseveración anterior de Juan Cano según el cual
Velázquez mandó a :\arváez para auxiliar a Cor-
tés, y le mandó sólo aprehenderlo y castigarlo
en caso de que se hubiera insubordinado.
'" Tapia, /M"r;';1I sobrf 1" ('(I1I'{1I;sl"df Mfx;m; en CI>HM,
l. 11, pp. 5Ho.5H7.
72
El. CAPITÁN Y1ALlNCHI':
El mensajero Cuasteca dijo a :\arváez que en la
ciudad de Y1exico "estaba el capitán Y1alinche",
y aquí se interrumpe la narración de Zorita-no
sé si la de Juan Cano también- de los diálogos
entre :\arváez y el embajador Cuasteca, para dar
cabida a una nota sobre el significado de que
Cortés fuera llamado "capitán Y1alinche ":
Los mensajeros le dixeron que allá estaba el capi-
tán Malinche, porque así llamaban a Cortés, por
la esclava que le habían dado en Yucatán, que se
llamaba Malinche y que como era intérprete
tenían la en mucho, y por ella llamaban a Cortés
"el capitán Malinche ", como si dixesen "de Mari-
na", porque así pusieron nombre a esta india.
Juan Cano busca denigrar machistamente a
Hernán Cortés al dejar entender que los indios
lo llamaban "capitán Y1alinche" como diciendo
"de doña Y1arina". perteneciente o s9metido a
una mujer.
Anotemos que ni Cortés ni López de Cómara,
ambos leídos por Zorita, mencionan el nombre
de Y1alinche, ni referido a doña Marina, ni a
Cortés.!lR Otros cronistas, como los dominicos fray
Francisco de Aguilar (1479-1571) Y fray Bartola-
mé de las Casas, registran que los indios llama-
ban Y1alinche a Y1arina, mas no que así le de-
cían a Cortés.~Y Pero la documentación colonial
temprana sí registra, con variantes, el nombre
de Malinche dado a Cortés.40 y lo mencionan
también, referido a ambos, Fernández de Ovie-
'" Cortés, QII;1I11Z((trI" rlfrfllZri,h" Tenuxlilan, ~ oe sep-
liemhre oe 1!'i2ti, p. 242; YI.ópezoe (X,mara, cap. XXVI.
""Fray Francisco oe A¡.(uilar, 01', /(ellZrióll brelle ¡JelIZ en1l-
'{";sllt df 1" NII.I"II(I/'.'sPll1i",eoición oe.Jor¡.(e (;urría l.acroix,
México, UNAM (InslilulO oe Investi¡.(aciones Hislóricas),
1907, Tercerajornaoa, p. 67; Y l.as Casas, lib. 111, cap. CXXI.
Nolemos lo lemprano oe la fecha en que el nombre oe
Malinv.in lúe lransli>rmaoo en Malinche por los oíoos,las
bocas y las plumas oe los españoles.
'·Véase e1leslimonio en 15~1 oel na¡.(ualalo [inlérpre-
le] Alonso oe Ávalos en e1juicio oe Hernán Cortés contra
la Primera Auoiencia por haberlo oespojaoo oc las ciuoa-
ocs oc Uchichila-Mcchuacan y oc Tamazula; en I-:omunoo
()'(;orman, eo .. :Juicio sc¡.:uioo por Hcrnán Cortés conlra
los Lics. Malienzo y DeI¡¡aoillo. Año 15~1", IIA(;N, IX: ~,
julio-septiemhre oc 19~H, p. ~ti4.
dO,41 Cervantes de Salazar,42 quien sigue la per-
dida Relación de Alonso de Ojeda, y Bernal Díaz
del Castillo.4~ Bernal Díaz utiliza consistente-
mente el nombre de Yialinche para referirse a
cómo llamaban los indios nahuas a Cortés, da
una explicación cercana a la de Zorita/Cano y
abunda sobre el tema:
Antes que más pase adelante, quiero dezir cómo
en todos los pueblos por donde pasamos, o en
otros donde tenían noticia de nosotros, llama-
ban a Cortés Malinche; y así, le nombraré de
aquí adelante Malinche, en todas las pláticas que
tuviéremos con cualesquier indios, así de sta pro-
vincia, como de la ciudad de Mexico, y no le
nombraré Cortés sino en parte que convenga; y
la causa de haberle puesto aqueste nombre es
que, como doña Marina, nuestra lengua, estaba
siempre en su compañía, especialmente cuando
venían em baxadores o pláticas de caciques, yella
lo declaraba en lengua mexicana, por esta causa
le llamaban a Cortés el capitán de Marina, y para
más breve le llamaron Malinche; y también se le
quedó este nombre a unJuan Pérez de Arteaga,
vecino de la Puebla, por causa que siempre an-
daba con doña Marina y con Jerónimo de Aguilar,
deprendiendo la lengua, y a esta causa le llama-
ban Juan Pérez Malinche, que renombre de
Arteaga de obra de dos años a esta parte lo sabe-
mos. He querido traer esto a la memoria, aunque
no había para qué, porque se entienda el nom-
bre de Cortés de aquí adelante, que se dice Ma-
linche ...·H
Los c;pítulos de Oviedo que mencionan
nombre de Malinche dado a Cortés no fueron
publicados en las ediciones de 1535 y 1547 de
la Historia general y natural de las Indias. Ylas cró-
nicas de Cervantes de Salazar y de Bernal Díaz
no habían sido publicadas en la época de Juan
Cano y de Zorita. Zorita menciona varias obras
de Cervantes de Salazar, pero no su Crónica de
la Nueva España, sobre la Conquista. Tampoco
menciona la perdida Relación de Alonso de
Ojeda. Como hemos visto, Zorita pudo leer algo
'11Oviedo, lib. XIII, cap. IV. y lib. XXXIII, cap. XLIX .
•2 Cervantes de Salazar, lib. V, cap. XVI.
n Bernal Díaz, passim.
•• ¡bid., cap. LXXIV.
de la Historia verdadera que Bernal Díaz estaba
comenzando a escribir, pero parece poco pro-
bable que retomara lo relativo al origen del
nombre de Malinche, que se encuentra bien
avanzado el libro.
ELAIARJW DE NARVÁEZ
Se estableció una fase de espera en el arenal
junto al río de la Villa Rica, durante la cual "cada
día iban y venían mensajeros" entre Moctezu-
ma y Narváez. El mensajero Guasteca "se estuvo
con Narváez haciéndoles proveer de comida y
aguardando a ver lo que Mocten~uma le envia-
se mandar".
Yiás adelante en este mismo capítulo XXVI (f.
406v), Zorita/Cano se refieren al alarde de sus
fuerzas que Narváez hizo en presencia del men-
sajero Guasteca, en el que se contaron 1 400
hombres, incluyendo a los marineros, a todos
los cuales hizo desembarcar. Esta cifra coincide
con la que dio Bernal Díaz, quien registró 19
naos y 1 400 soldados, incluyendo 90 ballesteros
y 79 escopeteros, 80 caballos y 20 tiros de artille-
ría.45 El número de hombres baja sustancialmen-
te en la evaluación que dio Hernán Cortés hacia
el final de su Segunda carta de relación, según la
cual Narváez llegó con 18 navíos, 800 hombres,
80 caballos y 10 o 12 piezas de artillería. López de
Gómara registró 11 naos, 7 bergantines, 900 es-
pañoles y 80 caballos.4fi
el El conquistador Andrés de Tapia permite
conciliar la discrepancia entre las 18 o 19 naos
registradas por Cortés y Bernal Dí az y las 11 que
registró López de Gómara, y a estos tres con el
relato deJuan Cano. Refiere Tapia, ya lo vimos,
que en la ciudad de México (en abril de 1520)
"Mutec~uma le habló al Marqués [Cortés] y le
mostró en una manta pintados diez y ocho na-
víos, e los cinco dellos a la costa quebrados y
trastornados en el arena; porque ésta es la ma-
nera que ellos tienen de hazer relación de las
cosas que bien quieren contar, e le dixo cómo
<r,¡bid., cap. CIX .
•• López de Gómara, cap. XCVI.
73
había diez y ocho días que habían dado al tra-
vés en la costa, casi cient leguas del puerto; e
luego vino otro mensajero que traía pintado
cómo ya surgen ciertos navíos en el puerto de
la Veracruz ... ". Cortés envió entonces a Tapia a
ver en qué situación se en,contraba la Villa Rica
de la Veracruz, y Tapia pudo precisar que la
armada había sido mandada por Velázquez y
que sumaba "sin los que se perdieron en los cinco
navíos que dieron al través. más de mil e tantos
hombres, e que traían muy buena artillería e
noventa de caballo e más de ciento e cincuenta
ballesteros y escopeteros ... "Y
Debe agregarse que el licenciado Lucas Váz-
quez de Ayllón, oidor de la Audiencia de Santo
Domingo que vino a México siguiendo a la ar-
mada de :'\arváez y del que más adelante habla-
remos, registró que :\arváez trajo también
indios de Cuba.4H
¿Qué habrá sido de estos desventurados
hombres? Precisamente entonces hacía estra-
gos entre los indios de Cuba la epidemia de
viruela iniciada dos alias antes en Santo Do-
mingo.49 Ellos y no el mítico negro de la expe-
dición de ~arváez, mencionado por Motoli-
nía y Bernal Díaz,50 trajeron la epidemia de
viruela que tantos estragos hizo en toda Meso-
américa.
"Tapia. ¡Mflri';lI s,,/m lfl C""q"istfl df Mfxim; en CIlHM,
l. n, pp. !'iíHi-.oH7; y en Schmiell-Riese, eel., {{dfltfllld"
Méxiro, p. 1.07.
IH MarLínel, ¡{,rll,,1/ C"rtis, cap. IX. p. 2!'i9, nola. Cor-
lés, por eierLo, lamhién lrajo inelios ele Cuha, pese a
que lo hahía lralaelo ele evilar Vdázquez. Véanse las
Inslrucciones eld cahilcto cte la Villa Rica cte la Vera-
crUI a sus procuractores MOnLcjo y PorLocarrero,
comienlOs cte julio cte 1!'i19; en !lC, 1, p. H4.
·10 El propio Die¡{o Vclátquez (quien manct" a Nar-
váel a México conlra CorLés), en la misma carla escrila
al Iicenciacto Roctri¡{o ele Fi¡{ueroa en SanLia¡{o cte Cuha
el 17 cte noviemhre ctc l!'i I 9, anles ctc salir para apoyar
la armacta ele Narváel, rdiere que los inctios cte Cuha
sul'rían una ¡{Caveepictemia cte virucia, a la que se pro-
ponía alencter lras la iela ele Narváel. I':n CIlHM, l. 1, pp.
4()2-4()~; Y m:, l. 1, p. 1()1.
',(j MOlolinía, ¡"-llihro I"rdid", !'rimera parle, cap. 11;y
\lemal Díaz, cap. CXXIV.
C1':RVANTES, I ,OCO Y CHOCARRERO
Dos intérpretes, uno indio y otro español, se
unieron a !'\arváez en el arenal. "Habíase veni-
do a l\'arváez un indio que llamaban Escalonilla,
que era intérprete de Cortés, y lo fue de allí
adelante de :\arváez", El intérprete español "se
llamaba Cervantes, que andaba por la costa
entre los indios por mandado de Cortés para
ver si venían navíos, y había aprendido la len-
gua de aquella tierra", Pero los hombres de
:'\arváez "se fiaban poco" de este Cervantes,
"porque tuvieron sospecha que se había pasa-
do a ellos para dar aviso a Cortés de lo que
pasaba".
Trátase de Francisco Cervantes, Cervantes
el Loco o el Chocarrero que menciona Bernal
Díaz. Era un truhán que, "haciendo gestos y
mil chocarrerías", se atrevió a advertirle a Diego
Velázquez en Santiago de Cuba sobre el peli-
gro de haber elegido a Cortés como capitán
de la tercera armada a ~éxico: "A la gala, a la
gala de mi amo Diego. ¡Oh, Diego! ¡Oh, Diego!
¡Qué capitán has elegido, que es de ~edellín
de Extremadura, capitán de gran ventura, mas
temo, Diego, no se te alce con la armada por-
que todos le juzgan por muy varón en sus co-
sas!" Cervantes siguió con sus malicias hasta
que Andrés de Duero, secretario de Velázquez
(quien tenía un trato secreto con Cortés), le
dio de "pescozazos"51 y le dijo: "Calla, borra-
cho loco, no seas más bellaco, que bien enten-
dido tenemos que esas malicias, so color de
gracias, no salen de ti ". Pero, pese a los pesco-
zazos, Cervantes siguió con sus malicias, apa-
rentemente pagado por unos Velázquez, pa-
rientes del gobernador.52
Al parecer Cervantes pasó a ~éxico con
cte
Cortés, pues Bernal Díaz refiere que el capi-
tán Pizarra, enviado por Cortés a buscar mi-
nas a la provincia de Tuxtepec, lo dejó en la
provincia de la Chinantla para hacer "una gran
,,' !'escozón: "1':1 golpe que se cta con la mano en el
pesrucl.o ". /)ir:riotlnrio de ¡\ uloridadps.
;'0 \lemal Día/, cap. XIX.
74
estancia de cacahuatales o~y maizales",o4 con mu- Poco después, Cortés escribió una carta a
chas "aves de la tierra", lo cual molestó a Cortés ~arváez en la que mencionó a Cervantes el
cuando Pizarro le dio razón de su misión hacia Chocarrero, en términos que hacen pensar que
abril de 1520. Cortés mandó llamar con un man- acaso es cierto que CerVai",tes actuó como es-
damiento a Barrientos, Heredia el Viejo. Esca- pía de Cortés, fingiendo su amistad con :\ar-
lona el Y1ozo y Cervantes el Chocarrero. Bernal váez, aunque no lo parece aceptar Bernal
presenta a Escalona el Y1ozo como espúlOI, por Díaz.o; Cuando Cortés derrotó a ~arváez en
lo que no es seguro que se identifique con el Cempoala, Carretero murió, Escalonilla fue
intérprete indio llamado Escalonilla que men- mal herido y Cervantes salió "bien apaleado".5H
cionaJuan Cano."" Bernal Díaz consigna que Cervantes el Loco,
Cervantes el Chocarrero, Escalona y Alonso que "era chocarrero y truhán, murió en poder
Hernández Carretero, "ruines y soeces", se unie- de indios",o9 no se sabe cuándo ni en qué cir-
ron a :\arváez cuando llegó al puerto de San cunstancias.
Juan de Uúa. y en su nao bebieron vino con él Regresando al relato de Juan Cano, las sos-
hablando mal de la supuesta tiranía de Cortés. pechas de la gente de :'\arváez sobre Cervantes
Cervantes le dijo a :\arváez: "¡Oh, :\arváez, :\ar- estaban fundadas: dio aviso al capitán de la Vi-
váez. qué bienaventurado que eres y a qué tiem- lla Rica (de la Vera Cruz) "de la gente y navíos
po has venido! Que tiene ese traidor de Cortés que traían" los de ~arváez. La Villa fue desam-
allegados más de setecientos mil pesos de oro, y parada y sus vecinos "se fueron a Mexico a dar
todos los soldados están muy mal con él porque aviso a Cortés de lo que pasaba". Ésta fue la pri-
les ha tomado mucha parte de lo que les cabía mera información española que recibió Cortés
del oro de parte, y no lo quieren recibir lo que sobre la expedición de Narváez, después de los
les da". Cervantes y los suyos le informaron a informes de los vigías costeros mexicas y de los
:\arváez de la Villa Rica de la Veracruz que tenía mensajeros de Moctezuma.
fundada Cortés (y que le había conferido los Los historiadores procortesianos dan una
cargos de justicia mayor y gobernador, que le versión diferente de estos acontecimientos. Se-
correspondían al Adelantado Velázquez) .56 gún López de Cómara, recién llegado Narváez
a Veracruz. "y como supo que estaban allí cien-
to y cincuenta españoles de los de Cortés, envió
,...• CaLahllaLal no (lche c'lllellOerSe LOIllO "semhraoo
oe LaLahua),es", según lo regisLra SanLamaría en su /)ir·
allá a un clérigo, a Juan Ruiz de Cuevara y a
r;o!lario r1p all1prirflJlis1IIOS y en el oc m~ji(fI:nism()s, sino Alonso de Vergara a los requerir que le tuviesen
COl110 el j)jrriouflrio tfp Al/laTir/fules, y d mismo Sanlamaría,
por capitán y gobernador; pero no quisieron
odine la VOl. CacaoLa!, "El siLio oonoe se planLan los
LaLaos, <¡ue los hay muy oilaLaoos y muy numerosos en
escucharle los de dentro, antes los prendieron
las lnoias. Es vol. ¡(¡rmaoa por los espalioles oc la pala· y los enviaron a Mexico a Cortés para que se
hra inoiana [mmn], y en Lerminadún LasLellana. AcosLa. informase dellos. Sacó luego a tierra la gente,
HisL. (no., lih. 4, Glp. 22. Hay hendiLio oc LacaoLales,
oonoe se crían como villas u olivares en Espalla". En
caballos, armas y artillería, y fuese a Cempoa-
español, según el mismo D;aimlfl'rio rle "n/oridfules. t:a- lIan".liO Según Juan Cano, como vimos, el cléri-
cao oesigna LanlO a la almenora oc cacao como al go es el mismo Juan Ruiz de Cuevara. El "a"
árhol. EIl náhuaLI ((lUiIHlII oesigna Lan Lo la almenora
como la moneoa, y (M'lIIrialt la hehioa oc cacao. Fray
puede ser una pequeña inadvertencia de López
Alonso oc Molina, OFM, Vnmbu1arin fII IfIIJ(lIa mslellaua y de Cómara.
IIIPxil'rulfl (y lfIf'xiratla )' ((lsIf4Iflllfl), México, Anlonio Oc
Spinosa, 1:'71; reeo. racs. con inLrooucciún oc Miguel
l.eún-Ponilla, México, Porrúa (BiblioLeca ('orrúa, 44),
1<¡70.
rd El Lermino "maizal", campo oe maíz, es un anLi· r.' ¡bid., cap. eXII.
lIanismo, pues "maíz", como vimos, es palabra taína. r.' ¡bid., cap. CXXII.
r,·. Bernal Díal., cap. CIII. r•••¡bid., cap. ccv.
•••.Ibid., cap. ex. r.o ¡'úpez oc Gómara, cap. XCVI.

75
EI.O!DORVÁZQUEZ IwA\1.LÓN
Algunos de los hombres y capitanes de Pánfilo
de :\Iarváez comenzaron a hablar de unirse a
Cortés!;1 i\arváez los descubrió y a uno de ellos
le mandó dar cien azotes. Quería enviar a los
capitanes a la isla de Cuba, pero desistió a rue-
go de Andrés de Duero y de otros caballeros,
aunque, comentaJuan Cano, hubiese sido "muy
acertado haberlos enviado", pensando probable-
mente en el papel de traidores a Narváez que
más adelante jugarían.
Fue entonces cuando, según Juan Cano, lle-
gó un navío de la isla Española en el que venía
un oidor de la Audiencia de Santo Domingo, al
que Cano no cita por su nombre: Lucas Váz-
quez de Ayllón. Pánfilo de ="iarváez no lo dejó
siquiera desembarcar, alegando que "el Adelan-
tado Diego Velázquez tenía provisiones y comi-
sión del Emperador y que la Audiencia de Sanc-
to Domingo no tenía qué hacer en Nueva
España, y sobre esto hubo muchos requerimien-
tos de la una parte a la otra, y en fin el oidor se
volvió a Sancto Domingo".
Es de advertirse el supuesto argumento de
~arváez según el cual la Real Audiencia de San-
to Domingo no tenía jurisdicción ("nada que
hacer") en ~ueva España (la provincia de
CIuá) , acaso pensando en el oficio de Adelan-
tado de Diego Velázquez, con funciones de jus-
ticia y gobierno, pese a que la Nueva España
estuvo bajo la jurisdicción de la Audiencia de
Santo Domingo hasta la fundación en 1528 de
la Real Audiencia de México.
La versión de Juan Cano sobre la llegada del
licenciado Vázquez de Ayllón difiere de la ver-
sión conocida y documentada según la cual el
licenciado Lucas Vázquez de Ayllón, mandado
por los gobernadores jerónimos y la Real Au-
diencia de Santo Domingo, de la que era oidor,
llegó en primer lugar a Guaniguanico, en el
extremo occidental de la isla de Cuba, donde
trató de evitar que el teniente de gobernador
Diego Velázquez enviase contra Cortés la arma-
fiI Zorita, Tercera parte, cap. XXVI.
76
da capitaneada por Pánfilo de Narváez. Ayllón
no pudo evitar la salida de la armada, por lo
que él mismo decidió seguirla y tratar de evitar
un enfrentamiento entre Narváez y Cortés.
Parece incorrecto el dato de Juan Cano se-
gún el cual Narváez no dejó desembarcar al
licenciado Vázquez de Ayllón, ya que se tiene
registro de que éste realizó una información
sobre la situación en México "en el río que di-
cen de San Juan de Ulúa, donde el capitán Pán-
filo de Narváez con la gente que con él venía en
su armada estaba aposentado, lunes veinte y tres
días del mes de abril del dicho año de mil e
quinientos e veinte años". Uno de los testigos, el
carpintero Francisco de Serrantes, que vino con
Cortés a México, dio el primer informe al exte-
rior sobre la situación de Hernán Cortés en la
ciudad de México.62
Su objetivo debió ser hacer una evaluación
objetiva de la situación, de la relación/verdadera
de fuerzas, más que de la situación jurídica, cier-
tamente indefinida, para así intervenir de acuer-
do con la información que recabara. A partir de
informes como el de este Francisco de Serrantes,
el licenciado Vázquez de Ayllón debió tomar la
decisión de intimar a Narváez a retirarse y obrar
con prudencia, sobre todo porque la presencia
de ;\;arváez era capaz de desbaratar el precario
control que Hernán Cortés mantenía sobre Moc-
tezuma en la ciudad de TenochtitIan, cabeza de
la comarca de México.
Narváez, alentado por la superioridad de sus
fuerzas y las alianzas fáciles que estaba hacien-
do en Veracruz y Cempoala, se molestó y acabó
expulsando a Vázquez de Ayllón, mandándolo
en dos o tres navios a Santo Domingo. Éste fue
un gran desacato a una autoridad superior,
pues el licenciado Ayllón era oidor de la Real
Audiencia de Santo Domingo, que le fue re-
prochado por Su Majestad y fue sometido a una
investigación a cargo de Cristóbal de Tapia.6~
Este desacato a una autoridad superior, además
'2 De, t. 1, pp. 105-108 .
•, ¡bid., pp. 211 Y 215.
de la posterior victoria militar de Hernán
tés, fue también decisivo para la legitimación
jurídica de éste.
AC¡':RCAMI~:NTOS y DESI':NCUENTROS
Cuando ~arváez supo que el intérprete Cer-
vantes había corrido la noticia de su presencia
en la Villa Rica. que pronto llegaría a oídos de
Cortés. decidió ponerse en contacto con él. Ins-
truyó como mensajeros al clérigo Juan Ruiz de
Guevara y a (Alonso de) Mata, escribano del
rey,M a los que envió con varios indios de Méxi-
co. l\arváez les mandó entregar a Cortés una
copia autorizada de las Provisiones reales que
traía y las de Diego Velázquez, y decirle que
había llegado enviado por el Adelantado Diego
Velázquez, y que le mandase decir dónde que-
ría que se viesen, "por no dar escándalo a los
naturales, como después se les dio y muy gran-
de". Se entiende que Juan Cano incrimina a
Cortés del "escándalo" que hubo.
Juan Cano destaca la admiración del clérigo
Ruiz de Guevara y del escribano Mata ante la
ciudad de México, capital del imperio de su
suegro Moctezuma:
Llegados el clérigo y el escribano a Mexico, les
mostraron grandes montones de oro y Mocten-
~uma les mandó dar ciertas joyas de oro muy
fino, y les mostraron la ciudad y estaban muy
admirados, así por las grandes riquezas de oro
que habían visto como en ver tan grande y tan
populosa ciudad y de tales y tan suntuosos edi-
ficios que los juzgaban ellos y todos los demás
españoles por los mejores del mundo, como lo
eran. [f. 404v]
Los mensajeros de Narváez notificaron a
Cortés de las Provisiones reales que traía Nar-
váez y que tenía Velázquez. Cortés dijo "que se
vería en ello" y envió al capitán Juan Velázquez
de León y otros hombres, "y a fray Bartolomé
Mañoso, fraile carmelita", a decirle a Narváez
que le enviase los originales, no traslados
•.•Zorita/Cano sólo conocen el apellido del escribano
real Mata,que Berna) Diazidentifica como Alonsode Mata
(caps. cxv y CXX; véase también cap. ex/v).
Cor- pias) , de las provisiones reales que traía, para
verlas -obvia táctica dilatoria. Recuérdese que,
según Bernal Díaz, Cortés no le quiso recibir
las Ordenanzas y papeles a Alonso de Mata, por-
que no era escribano de Su M~estad.65
:--':arváez y sus hombres ya se habían traslada-
do del arenal de la Villa Rica a la ciudad de
Cempoala. Zorita no lo dice, pero se entiende
que se estableció la alianza de ~arváez con el
señor de Cempoala, ésta sí históricamente com-
probada, y que decidió a Cortés a dejar la ciu-
dad de México e ir en pos de ~arváez. Y aquí
Juan Cano introduce una valiosa descripción de
la ciudad de Cempoala y de dónde se pertre-
charon en ella Narváez y sus soldados:
era una ciudad muy suntuosa y de muy grandes
edificios y cercas, con sus almenas, y en todas las
mezquitas que había muchas. YNarváez se ha-
bía aposentado en una de ellas, que era muy
grande, y los capitanes en otras. Y cada una te-
nía otra cerca por sí y todas dentro de otra cerca
de un muro todo almenado, y no tenía más de
tres puertas, y entraban por unos escalones que
baxaban a los patios de las mezquitas y a los apo-
sentos, que eran muchos. Ycada mezquita pare-
cía una ciudad muy cercada y todo era de arga-
masa y muy altos edificios y todos muy blancos,
que parecían muy bien. Narváez hizo poner su
artillería en la mezquita donde se aposentó, y
tenía unas muy buenas gradas y anchas para su-
bir a ella. Ya la tercia parte de la subida había
una muy gran mesa tan grande como el circuito
de la mezquita, y desde allí iban otras gradas. Ya
otro tercio estaba otra mesa como la primera
donde se puso la artillería, y della era capitán
Gar~i Holguín y alcaide de la fortaleza que se
había de hacer. Ya la con tina traía doce alabar-
deros a pie o a caballo. Desde esta mesa iban
otras gradas a lo alto y a otro tercio había otra
mesa como las otras que se han dicho, [f. 40Sv]
Y todo era macizo y cada mezquita tenía de largo
un buen tiro de piedra y otro de ancho. Yenci-
ma de la postrera mesa estaba otra mezquita de
dos aposentos muy grandes, donde estaban los
ídolos, y su cubierta era de muy rico enmadera-
(co- miento de cedro. Ydesta manera eran las otras
mezquitas y las demás de toda la tierra. Yen esta
ciudad había muy grandes casas de señores y en
'" Bernal Diaz, cap. exv.
77
 ninguna dellas se quiso aposentar Narváez, por supo que Juan Velázquez de León informó en la
no les dar pesadumbre. ciudad de \1éxico que :-':arváez era mal queri-
do porque no repartió entre sus hombres los
Continúa Juan Cano narrando que cuando regalos y las mantas que le había dado el señor
Juan Velázquez de León y el supuesto carmelita
de Cem'poala, que había dado a guardar ai te-
fray Bartolomé \1añoso, enviados por Cortés,
sorero de la armada. Juan Cano aprueba la ac-
llegaron a la ciudad de Cempoala, informaron
ción de :\arváez, porque eran muchos sus hom-
a :\arváez que Cortés les mandaba pedir que
bres y poco lo que había que repartir.
exhibiese las Provisiones originales de Su \1ajes-
\1octezuma también envió a :\arváez un
tad que traía, :\arváez se las mostró y les dijo mensajero, '"un gran señor". El encuentro se dio
que "si Cortés las quisiese ver", que viniese a
en el aposento de :\arváez, utilizando al indio
Cempoala a verlas.
Escalonilla como intérprete. El mensajero le in-
Juan Cano agrega aquí el dato de que am-
formó cómo \1octezuma había recibido a Cor-
bos, no se entiende claramente quiénes, "eran
tés en '"todos sus pueblos y en su ciudad". lo
casados con dos hermanas". Tal vez Zorita/Cano
había aposentado en sus propias casas y le ha-
se refieren aquí a Cortés y :\arváez, pero más
bía dado mucho oro, joyas, piedras preciosas,
bien debiera referirse a Cortés y Velázquez, pues
esclavos, cacao (que servL como dinero), "mu-
Cortés estaba casado con Catalina Xuárez
chay muy rica ropa"ydos de sus hijas, "yque en
\1arcaida y Velázquez con otra hermana de Juan
pago desto lo tenía preso no sabía por qué".
Xuárez, al parecer de ruin reputación. :\0 ten-
El mensajero de \1octezuma tami;>ién infor-
go noticia de que también :\arváez se hubiera
mó a :\arváez que Cortés decía que ~arváez y
casado con otra \1arcaida.
los suyos "eran vizcaínos y mala gente y sus ene-
Antes de regresar a la ciudad de \1éxico, Ve-
migos"; que quería ir sobre ellos, para lo que le
lázquez de León, fray Bartolomé y sus acompa-
pedía sesenta mil hombres de guerra. \1octe-
ñantes se dedicaron a echar fama de las "diez
zuma, según Juan Cano, le mandó decir a :\ar-
casas de oro" que tenía Cortés, donde tenía
váez que le enviase decir lo que quería que hi-
preso y sometido a su voluntad a \1octezuma, y
ciese y que si quería los haría matar a todos.
que haría ricos a todos los que se le unieran.
Según Juan Cano, Moctezuma tenía en más
Fue grande el daño, porque los hombres de
a :\arváez porque su capitán Guasteca le había
:\arváez quedaron muy codiciosos.
informado del gran poder y artillería que traía,
Su codicia aumentó cuando llegaron a Cem-
que !\arváez le había exhibido durante el alar-
poala el clérigo Guevara y el escribano \1ata,
de que organizó en el arenal de San Juan de
enviados por :\arváez, quienes no se habían que-
l"lúa, en el que se contaron 1 400 hombres. (Ya
rido regresar de la ciudad de \1éxico "viendo las
comenté esta evaluación.)
riquezas que cada día les mostraban". Informa-
Juan Cano presenta a ~arváez como a un
ron a :\arváez de "la grandeza de Cortés" y que
verdadero pacificador de la :\i ueva España,
no tenía voluntad de recibir de paz a :\arváez.
pues éste contestó al mensajero que le dijera a
:\arváez se rió ante este mensaje y dijo que Cor-
\1octezuma que no hiciese nada contra Cor-
tés '"era su hijo y siempre estaba bien apercibi-
tés, "porque dello recibiría gran enojo el Em-
do", Al parecer debe entenderse que !\arváez
perador, porque la gente que él traía y la que
decía considerar a Cortés su inteligente amigo.
estaba con Hernando Cortés era toda una y
Cortés mandó a otros dos espúlOles a Ce 01-
vasallos de Su \1ajestad, y que con él venían
poala supuestamente para concertar su encuen-
muchos hermanos de los que estaban con
tro con :\arváez, en un llano, con diez hombres
Hernando Cortés". :\arváez también le man-
a caballo. Pero en realidad los mensajeros siguie-
dó decir a \1octezuma que "no tuviese pena
ron induciendo a sus hombres a unírsele. Se
de su prisión, porque él venía a hacer justicia y

78
 que si él no tenía la culpa, se la guardaría" (la
justicia) ,
Según Juan Cano, :\arváez permaneció va-
rios días en Cempoala y no avanzó rumbo a la
ciudad de :v1éxico, "porque no estaban los ca-
ballos para poder caminar", :v1ientras tanto,
Cortés seguía en contacto secreto con Juan Ve-
lázquez de León, quien le informaba del gran
poder de :\arváez, pero que varios de sus capi-
tanes se estaban alejando de él por codicia,
En el párrafo final del capítulo XXVI de la
Tercera parte de la Relación de la Nueva España
de Zorita, Juan Cano regresa sobre que Cortés
exigió a :v1octezuma sesenta mil hombres de gue-
rra bien aderezados para ir contra :\arváez y su
armada, que eran vizcaínos y muy malos, Antes
de partir, Cortés le solicitó nuevamente los sesen-
ta mil hombres y Moctezuma "le respondió que
le placía y señaló capitanes para que fuesen con
él", pero, comenta Juan Cano, sólo "cumplió de
palabra porque no dio la gente que se le pedía",
Esto es lo que se ve en el siguiente capítulo, XXVII,
de la Tercera parte de la Relación de Zorita,
FRAYBARTO!.OMI:::v1AÑoso
Merecen comentario aparte las referencias de
Juan Cano al fraile carmelita fray Bartolomé
:v1añoso, que da Zorita en los capítulos XXVI y
XXVII de la Tercera parte de su Relación de la
Nueva España, Llama la atención, en efecto, el
hecho de que el fraile mercedario fray Bartolo-
mé de Olmedo (?-1524), "primer apóstol de la
:\ueva España", que vino a :v1éxico con Cortés y
siempre estaba a su lado, ya quien Cortés man-
dó a negociar con Pánfilo de :\ arváez y sus hom-
bres en Cempoala, aparezca en la Relación de
Juan Cano como fray Bartolomé :v1añoso, que
siempre andaba con Cortés, pero no era mer-
cedario, sino carmelita, y no se ocupó en la doc-
trina de los indios.
Zorita sólo menciona una vez más a fray Bar-
tolomé :v1añoso en su Relación, en el segundo
capítulo de la Cuarta parte, sobre la conversión
de los indios de la :\ueva España, Después de
citar a fray Toribio :v1otolinía sobre "los doce
frailes primeros que fueron a :\ueva Espúla" y
79
íos tres frailes de Gante que llegaron antes, Zo-
rita agregó: "yJuan Cano dice que andaba con
Cortés un fraile carmelita que se llamaba fray
Bartolomé, pero no dice que entendió en la
doctrina de los indios". Zorita no da aquí el
apellido de fray Bartolomé, pero su adscripción
a la orden carmelita permite identificarlo con
el fray Bartolomé :v1úIOSO mencionado en los
capítulos XXVI y XXVII de la Tercera parte, que
narran que Hernán Cortés lo mandó a fines de
abril de 1520 a Cempoala, junto con Juan Ve-
lázquez de León, a negociar con Pánfilo de
:\arváez y a tratar de ganarse a sus hombres.
Éstas son las referencias del capítulo XXVI:
Habiendo notificado [Narváez] a Cortés las
provisiones reales y las del Adelantado [Veláz-
quez], [Cortés] dixo que se vería en ello, y lue-
go envió aJuan Velázquez [de León], uno de
sus capitanes, y otros con él, y a fray Bartolomé
Mañoso, fraile carmelita, a dezir a Narváez que
le enviase los originales que traía, porque los
quería ver, yJuan Velázquez fue a la ciudad de
Cempoalam, donde Narváez se había ido por
no estar en la costa ...
L1egadoJuan Velázquez y el fraile carmelita a
esta ciudad [de Cempoallan], dixo a Narváez lo
que Cortés le enviaba a dezir, y Narváez les mos-
tró las Provisiones originales, y ambos eran casa-
dos con dos hermanas [Xuárez Marcaida], y le
dixo que si Cortés las quisiese ver [las Provisio-
nes], que viniese donde él estaba, y se las mos-
traría. Y con esto se volvió Juan Velázquez, y
primero hizo mucho daño en el real, que era lo
principal a que venía, y echaron fama él y los
que con él habían venido, que Cortés tenía diez
casas de oro y haría ricos a todos los que le fueren
amigos, y quedaron muy codiciosos de estar con
Cortés, y les dixeron que tenía preso a Mocten-
<;:uma,y que le daría cuanto quisiese ...
En el capítulo XXVII, también basado en la
Relación de Juan Cano, Zorita refiere que fray
Bartolomé (:v1añoso) yJuan Velázquez (de León)
se concertaron con el mozo Diego Velázquez,
sobrino del Adelantado Diego Velázquez, que se
rindiese cuando Cortés les enviase un anillo suyo:
Diego Velázquez, sobrino del Adelantado, le hi-
cieron que se diese, y así lo hicieron los que con
 él estaban. YCortés envió un su anillo para que
se diesen, porque así lo habían dexado concer-
tado Juan Velázquez y fray Bartolomé.
Respecto del· fray Bartolomé que siempre
acompañaba a Cortés, recordemos que el pro-
pio Cortés se refiere a él tan sólo como el "reli-
gioso" o "padre religioso". Motolinía y Mendieta
no lo mencionan ni como Olmedo ni como fray
Bartolomé; tampoco Oviedo ni Las Casas. La
existencia histórica del mercedario fray Barto-
lomé de Olmedo queda, sin embargo, docu-
mentalmente comprobada.1iti
El padre mercedario fray Bartolomé de
Olmedo aparece por primera vez en la histo-
riografía en la Historia de la Conquista de Mexico
de Francisco López de Gómara, publicada en
1552. Tras de él, mencionan al padre Olmedo
con entusiasmo Francisco Cervantes de Salazar
y Bernal Díaz del Castillo, quien destaca que
"sabía dezir muy bien" la Doctrina christian a a los
indios. Más adelante se agregaron las alusiones
al mercedario fray Bartolomé de Olmedo que
aportaron los mercedarios guatemaltecos fray
Alonso Remón y fray Gabriel Adarzo al editar la
primera edición de la Historia verdadera de la
Conquista de la Nueva España, publicada en Ma-
drid en 1632.ti7 Varias de las interpolaciones
mercedarias fueron detectadas y denunciadas
por los primeros lectores de la Historia verdade-
ra, pero no se evitó que la biografía oficial de
fray Bartolomé de Olmedo incorporara estos
episodios "apócrifos".1i!\ La crítica moderna ha
r,¡¡ Véanse las probanzas hechas por .Juan Ochoa de
Lejaldc, en nombre de Hernán Cortés, sohre salvarel oro
oe Sus Majestaoes,y sobre quién hizo los~astos oe la expe-
oiciún oe Olrtés a México,lirmaoas en Tepeaca-Sc~urade
la Frontera, el ~()de a~osto-3de septiemhre y el4 de octu-
hre oe 15~();en OC, t. 1, pp. 1~5-1~7Y 154; véanse tam-
bién pp. I~(), ltil Y 200; Y t. 11,pp. 54 Y ~44.
fi7 Bernal Díaz oel Castillo, !listorial1erdn.drra de la C07l-
'1uista rü la NWiVa Fspfl1ia, Maorio, En la Imprenta del
Reyno, Iti3~. La eoiciún crítica de Carmelo Sáenz de
Santa María (Maorid, México, CSIC, UNAM, 1911~,~ vols.)
identifica y comenta las interpolaciones merceoarias.
r", Véase, por ejemplo, fray Francisco oe Pareja, OM,
Crri7lim dI' la Prolli"ria de la Visilarió" de Nuestra Sniora dI'
la Mm'nl lIedP1lriri71 dI' Cautillos de la Nuetl(' Fspruia (sip;lo
80
excluido estas interpolaciones mercedarias
como apócrifas. Ciertamente no son bernaldi-
nas, pero nada impide que provengan de una
fuente perdida, que acaso pudiera recibir el
nombre de "Crónica Z:' por su afinidad con cier-
tos escritos vinculados al licenciado Alonso de
Zuazo, "aficionado a informarme destas tierras
tan anchas e espaciosas e la condición dellas".69
En cuanto al carmelita fray Bartolomé Maño-
so referido por Juan Cano y retomado por Alonso
de Zorita, todo deja entender que se trata de
un problema de falta de conocimiento y de sim-
patía por parte de Juan Cano, pues nunca supo
bien a qué orden pertenecía fray Bartolomé,
enviado por Cortés, y le puso el apellido Mañoso
para denigrarlo por las malas mañas con las que
manejó la codicia de los hombres de N arváez
para pasarlos al bando cortesiano.
LA I>!':RROTA[)Jo: :\!ARVÁr:Z
Es altamente dramática la narración de Juan
Cano del ataque de Cortés contra Narváez guar-
necido en la ciudad de Cempoala, pero traicio-
nado por sus hombres, seducidos por Cortés.
Pasamos ya al capítulo XXVII de la Tercera parte
de la Relación de Zorita, "En que se trata cómo
Hernando Cortés fue contra Narváez y cómo
lo prendió y lo más que pasó en ello". Como
con el capítulo anterior de Zorita, procuro re-
construir el orden de una narración en ocasio-
nes deshilada.
Cortés partió de la ciudad de México (se sabe
que después del 10 de mayo de 1520) y dejó a
XVII), México, Imprenta de J.R. Barbedillo ye 1882,2
l
,
vols.; reeo. facs. con presentación oe Alfonso Martínez
Rosales e índice de personas y lugares de Griselda
Pizarro, México, Archivo Histórico del Estaoo de San
Luis Potosí, 1989; Y fray Cristóbal de Aldana (1735-?),
OM, CI1;,,;m de la Merad en México, introducción y nocas
de.Jor~e Gurría Lacroix, México, UNAM (Publicaciones
oe la Biblioteca Nacional), 1953.
60 'Primera carta del licenciado ZualO a Su Majes--
tad, sohre la necesidad del buen gobierno de las Indias,
para conservarlas·, Santo Dominp;o,22 de enero de 151R;
en Alonso de Zuazo, CartflS)' Inetncma.' (1511-1539),prólo-
go, eoición y notas de Rodrip;o Martíne7. Baracs, Méxi-
co, (',onaculca (Cien oc México), 2000, p. 77.
Pedro de Alvarado en guarda de la ciudad y de
Ytoctezuma. Alvarado contaba con 180 espa-
ñoles y tres caballeros. con unos "ruines tirillas"
(pequeños cañones).
Ytoctezuma estaba preso, aunque Juan Cano
recalca que Ytoctezuma "retenía todo su man-
do", y que de noche y día lo guardaban en sus
cuarlos dieciséis españoles, a los que diariamen-
te les hacía varias mercedes.
Antes de la partida de Cortés, Moctezuma le
envió decir que no le robasen su casa, pues en
ella lo había recibido, y tenía cosas de gran valor
para los mexicas, que para los españoles valían
muy poco. Cortés, sin embargo, mandó a varios
españoles sacar muchas riquezas y luego fingió
querer castigarlos. Ytoctezuma pidió entonces a
Cortés que no le sacasen nada más, aunque no
quiso recibir de vuelta lo que habían sacado.
Cortés se dirigió en primer lugar a Chalco.
Allí llamó a los principales y capitanes mexicas
que venían con él y les pidió que le mostrasen
los sesenta mil hombres de guerra bien adere-
zados que Moctezuma le había prometido. Los
mexicas y capitanes le respondieron que "iban
adelante". De Chalco, Cortés siguió a Tepeaca,
donde nuevamente les pidió los hombres de
guerra, y recibió la misma respuesta dilatoria.
Enseguida Cortés siguió hacia la costa y llegó
(e127 de mayo, díade Pascua del Espíritu Santo)
a un río jlJnto al pueblo de Tecpanecquita (Tla-
paniquita,junto al río Xamapa), cerca de la villa
de Ytedellín, a cinco leguas de donde estaba
:\arváez, que nada sabía. Allí reunió Cortés su
consejo y dio aljoven Gonzalo de Sandoval (1497-
1528), alguacil mayor de su ejército, un manda-
miento para prender a :\arváez o matarlo. Cor-
tés registra este mandamiento en su Segunda carta de
relación!() con la diferencia de que no menciona
'" Cortés eserihiú: "rli mi manrlamienlo a (;'lIlt.alo rle
Sanrloval, alguadl mayor, para prenrler al rlieho Narváel.
y a los que se lIamahan akalrles y regirlo res, al cual rli
ochellla homhres y les manrlé que ruesen con él a los
prcnrler". ,'iP¡.,ryl'//(/i,
mrltt d, "/ttrifÍII, 30 rle oCluhre rlc 1.~~O,
p. 7.~.Ver lamhién el "1lllerrogalorio general presenlarlo
por Hernanrlo Cortés para el examen rle los lestigos rle su
rlescargo", Mexieo, m. 1!'i34;en !le, t.. 11,p. ~4ti.
81
la orden de matar a :\arváez, y que la orden de
aprehensión incluye también a los miembros del
cabildo fundado por :\'arváez!l No se trata de
una mera figura retórica dirigida por Cortés a
Carlos V, como se ha pensado!~ sino de un acto
puntual de Cortés como gobernador (designa-
do en mayo de 1519 por el cabildo de la recién
fundada Villa Rica de la Vera Cruz) , que confir-
man varios conquistadores además de Juan
Cano, como Andrés de Tapia, que consigna que
los hombres de Cortés se rieron de este forma-
lismo, y menciona que el mandamiento de Cor-
tés al alguacil mayor sí incluí a matar a N arváez. n
Como en varias otras cosas, la narración de Ta-
pia confirma la de Cano.
Allí mismo -regresando a la narración de
Cano-, en el río de Tlapanequita, Cortés hizo
un "razonamiento" a sus hombres y les dijo que
a él le importaba menos que a los demás pren-
der a :\arváez, porque de no hacerlo queda-
rían como mozos de los que venían, entre otras
cosas que dijo "como buen capitán, y él sabía
muy bien hacer un razonamiento".
Yallí nuevamente les pidió a los capitanes de
Moctezuma los sesenta mil hombres de guerra,
que nuevamente no le dieron, por lo que ame-
nazó con matar a los principales.
71 Ilernal Díal. (caps. <:XVII y eXlx) se reliere a la villa
rle San Salvarlor runrlarla por PánliJo rle Narváel., y que
no permanedél. Cortés inrorma que Narváel. lamhién
rlesignú un ¡.;ohernarlor inrlio rle "lorla la tierra" (Se~/I.'"
dfl mrlfl de relttrifÍII, p. 73).
'" Según Án¡.;e1DeI¡.;arlo(;",mel., "Cortés se esruena
siempre por presentar sus acciones como rlentro rlel
marco rle la más estricla legalirlarl. Para atenuar el erec·
to rle ¡.;uerra o al menos reyerta civil emre rlos hanrlos,
Cortés presenta el asalto al campamento oe Narváel.
como el arreslO Ie¡.;aly en «)rma ejecutaoo por el al¡.;ua·
cil mayor oe Veracrul.". Nota a su erlidéln oe lleTllti"
CI/rl;s. Cttrl", de relflrifÍlI, Maorio, Castalia, 1993, p. ~ti~.
7:1 Rcliere Anorés oe Tapia: "¡.: el Marqués hahía
a'partarlo ochenta homhres para que ruesen a la casa
rlel capitán [Narváel.] sin se oetener en otra parte, e
procurasen oe lo prenoer o matar; e para eslO oio un
manoamiento a un gentilhomhre que era su alguacil
mayor, en que le oecía: 'Iréis aoonrle Pánfilo oe Nar·
váel. está, e mánrloos que le prenoáis o matéis, porque
así conviene al servido oel rey nuestro señor'. ¡.: oesto
reíamos mucho algunos oe nosotros". Tapia, Ue[flrió"
sl/lire lfl Cmlfl"islfl de Méxim, p .. ~90.
 Los vio entonces un indio de Cempoala, que
fue a avisar a :\arváez de la presencia de Cortés.
:\arváez se reunió en consejo con todos sus ca-
pitanes y, contra la voluntad de algunos capita-
nes, acordaron salir al camino con todos los
hombres de a pie y de a caballo y con la artille-
ría. Avanzaron algo más de una legua hasta que
se toparon a unos indios que regresaban a sus
casas de sus labranzas, que no habían visto a los
hombres de Cortés, porque éstos se habían es-
condido en el río de Tlapanequita hasta que
anocheció. Todos sus hombres aconsejaron en-
tonces a :\arváez regresar a su fuerte en Cem-
poala, donde Cortés no se atrevería a atacarlo
de noche. por tener sólo dos entradas. :\arváez
dio entonces un pregón de que quien pren-
diese a Cortés recibiría mil pesos.
Se hizo de noche y :\arváez regresó a Cem-
poala, donde mandó poner la artillería donde
antes estaba. Al capitán de la artillería y al arti-
llero les mandó tener gran cuidado. Juan Cano
comenta que el artillero "era bueno de su ofi-
cio, aunque aquella noche no lo fue". Y man-
dó poner guardas en las puertas. Cano destaca
la dedicación militar de :\arváez durante aque-
lla fatídica noche: toda la noche estuvo arma-
do y visitó varias veces a los centinelas y a sus
capitanes, aposentados en los diferentes cúes.
Y1andó por el camino a Gonzalo Carrasco y a
Diego Hurtado, "hombres muy sueltos", "hom-
bres para mucho". Asimismo mandó :\arváez
al capitán Francisco Verdugo, cuñado del A-
delantado Diego Velázquez, que fuese a las
casas del señor de Cempoala para que cuidase
que no se fuese huyendo con el alboroto que
habría, "porque estaba algo amedrentado ".
Toda la gente de :\arváez estaba aposentada
en las "mezquitas" de Cempoala. En la entrada
principal de Cempoala estaba un pequeño cu,
desde donde vigilaba el capitán Casillas, que
era el alguacil mayor de la armada de :\'arváez
(como Gonzalo de Sandovallo era de la arma-
da de Cortés).
La narración de Juan Cano regresa al cam-
pamento de Cortés en el río de Tlapanequita y
relata por segunda vez la petición que allí les
82
hizo Cortés a los capitanes de Y10ctezuma de
presentar a los sesenta mil hombres de guerra
que le había prometido Y1octezuma. Cortés
quiso ahorcar a los capitanes, que le dijeron
"que ellos no tenían culpa, de lo que recibió
Cortés muy grande enojo. y dixo que Y1octezu-
ma se lo pagaría todo junto".
El asunto de los sesenta mil hombres de gue-
rra bien apercibidos que Cortés le exigió a Y1oc-
tezuma para ir a combatir a :\arváez, y que Y1oc-
tezuma no le dio, es un punto importante de la
narración y la argumentación de Juan Cano.
Cuando Cortés le pidió los hombres a Y1octezu-
ma, ya lo vimos, éste le contestó "que le placía y
señaló capitanes para que fuesen con él", pero
tan sólo "cumplió de palabra ", porque no le dio
la gente que le pedía. Y sucesivamente en
Chalco, en Tepeaca y en Tlapanequita, se con-
firmó la ausencia de los requeridos guerreros
mexicas. De esta manera,Juan Cano reitera su
afirmación de una alianza entre i\'arváez y Y1oc-
tezuma contra el tirano Cortés.
En términos históricos, podría agregarse que
la no participación de los sesenta mil guerreros
mexicas para apoyar a Cortés contra Narváez se
pudo también deber a que los mexicas estaban
dispuestos a pelear contra otros pueblos indios,
mas no contra guerreros españoles, y menos tan
numerosos y bien armados como los de :-.Iarváez.
Lo deja entender el hecho de que ésta fue la cau-
sa por la que los t1axcaltecas no quisieron dar más
guerreros para participar en la expedición de
Cortés contra ~arváez, según Bernal Díaz.i4
José Luis Martínez hizo un recuento de las
fuerzas de Cortés contra ~arváez:
H Camino a Cempoala, rcliere Bernal Díaz (cap.
CXV), Cortés manrl" homhres a Tlaxcala a perlir a sus
amiwlS Xkoléncall y Maxixcall.in (respectivamenle se-
¡iores rle Tizallan y rle Ocolelu\co, rlos rle los cualro
señoríos 'lile conlürmahan la "señoría" rle Tlaxcala) y a
los rlemás caci'lues 'lue les envíen cualro mil homhres
rle ~1Il'rra, "y enviaron a rlezir 'lue si fueran para pelear
UlIl inrlios como ellos, 'lue sí [lo] hicieran, e aun mu-
chos más rle los 'l\le les rlemanrlahan, e 'lue para conlra
(p"lpI [seilores] como nosolros, e conlra homharrlas e
cahallos, 'lile les perrlonen, 'lue no los 'luieren rlar".
 Cortés parte con sólo seten ta soldados, según su
propio dicho [p. 85] más los aliados t1axcaltecas;
luego se le incorporaron en Cholula los soldados
r1eJuan Velázq uez de León y de Rodrigo Range 1,
y ya cerca r1e Cempoala se juntan también los
hombres que Gonzalo de Sandoval tenía en
Veracruz. Aun así, la fuerza de que disponía Cor-
tés, de cerca de trescientos españoles, más los
inrlígenas, era muy inferior a la de Narváez. Pero
gracias al oro y a promesas háhilmente maneja-
das, Cortés se hahía asegurarlo la complicidad de
muchos de los hombres r1e Narváez, sobre todo
de los artilleros que no dispararían. ¡,-,
La noticia definitiva de la ausencia de los gue-
rreros mcxicas y tlaxcaltecas, en la narración de
Juan Cano, parece importante para la estrate-
gia que siguió Cortés. Escondió sus fuerzas en
el río de Tlapanequita. Y tarde en la noche,
avanzó con gran prisa rumbo a Cempoala. En el
"cuarto de la modorra", en lo más negro de la
noche antes del amanecer, hacia las cinco de la
mañana, Cortés y sus hombres dieron con dos
espías de :\arváez. Los de Cortés tomaron a uno
de ellos pero el otro regresó corriendo a Ce 01-
poala donde entró diciendo a voces: "¡Arma!
¡Arma!".
Pero los hombres de Cortés venían siguién-
dole los pasos al espía fugitivo, de modo que su
ataque no perdió el efecto de la sorpresa, en el
cuarto de la modorra, durante el suello más
pesado. :\arváez no pudo ni sentarse en su ca-
hallo cuando estaban sobre él los hombres de
Cortés, gritando "¡Victoria! ¡Victoria! ", con las
largas lanzas que resultaron decisivas en el com-
bate contra :\arváez y los suyos, encaramados
en los mes del gran centro ceremonial de Ce 01-
poala. Lamento no poder repetir o detallar la
magnífica narración de Juan Cano del ataque
de Cortés, y remito al lector al texto mismo de
Zorita aquí reproducido.
:\adie resistió la entrada de los hombres de
Cortés al recinto amurallado por la puerta prin-
cipal, al cuidado del alguacil mayor Casillas; para
;r, Martille/., 1!Prt/líll CIII"I'J, G,p. IX, p. 200. l.a pá!(illa
cilaela CIlLIT coreht'lcs rcmilc a la edieiúll de Malluel
Alcalá elc las CaI"IIL\ dI' rl'lr"úill ele Corlés.
83
impedir el paso de Cortés bastaban tres gentes,
y había quince.
Al entrar al recinto, Cortés y los suyos se apea-
ron de sus caballos. que Cortés mandó guardar
"en casa de un principal, que era muy gran
casa". El ataque a la "mezquita" de :\arváez se
realizó, pues, a pie, al mando del alguacil ma-
yor Gonzalo de Sandoval y del maestre de cam-
po Cristóbal de Olid (1488-1524).
Juan Cano destaca que :\arváez y su alférez,
y Garci Holguín, Juan Fernández, Tamayo y
otros, que sumaban diecisiete, defendieron la
mezquita "muy bien y con muy grande ánimo y
esfuerzo". Pero cuando l\arváez mandó dispa-
rar la artillería, "ningún tiro salió". Cano piensa
que la causa debió ser "porque aquella noche
había llovido un poco y todas las cebaderas es-
taban tapadas por el agua". Efectivamente, esa
noche del 27 de mayo de 1520 cayó una persis-
tente lluvia. AunqueJuan Cano no deja de men-
cionar la posibilidad de una traición del artille-
ro (Garci Holguín): 'Túvose sospecha que fue
ruindad del artillero, que cebó con arena los
tiros [cañones], estando ~arváez y los que con
él estaban peleando".
:\arváez y los suyos "se defendieron gran
rato", pero las largas picas de los hombres de
Cortés resultaron decisivas: "los apretaban mu-
cho los de Cortés, porque traían muy largas pi-
cas y los de :\arváez tenían pequeñas lanzas y
pocas, porque no las tenían todos los diecisiete
que estaban con él, y los demás no tenían más
que espadas y rodelas".
:\arváez y los suyos retrocedieron a la "mesa
de en medio" de la mezquita, donde nuevamente
intentaron poner fuego a la artillería, "y no apro-
vechó [...] Ylos unos y los otros peleaban valerosa-
mente ", pero "dieron a ~arváez dos picazos jun-
tos y le quebraron un ojo, y con su ojo quebrado
peleaba muy bien, porque era muy esforzado".
:v1ientras tanto, las fuerzas de :\arváez no ha-
cían nada para auxiliarlo. Varios de sus capita-
nes con 38 soldados se acogieron a lo alto de una
de las "mezquitas", alta y fuerte, que había en el
gran patio. En otra mezquita estaban otros ca-
pitanes con 260 soldados. Ya las espaldas de la
parte exterior del patio estaba el joven Diego
Velázquez. sobrino del Adelantado, con 60 de
caballo y 80 peones. ":'\inguno de todos los di-
chos acudió a su general :\arváez, aunque lo
veían pelear". Sólo lo quiso ir a ayudar un caba-
llero.Juan de Rojas, y los de Cortés lo mataron
en medio del patio, haciéndole grandes heridas.
"Hase dicho el nombre déste por la bondad
que en él hubo -escribe Juan Cano-, y los
nombres de los demás se callan por la ruindad
que en ellos hubo ","i
Zorita refiere el testimonio de Juan Cano al
reiterar: "Dice Juan Cano que todos los que se
hallaron en esta refriega alababan al general
:'\arváez y decían que se defendió como muy
valeroso, y así lo había sido en la conquista de la
isla Española y de Xamaica".
Su captura también se debió a la traición. en
maestresala y criado suyo lo abrazó por la espal-
da y llamó a los de Cortés: "¡Aquí! ¡Aquí!" Cer-
vantes de Salazar cita el testimonio de "algunos
conquistadores" que identifican a este criado con
un camarero de Xarváez llamado Avilés.;;
:'\arváez fue llevado ante Cortés, detenien-
do con una mano un paño en el ojo sangrante.
Pero no por ello se entregaron el alférez y los
otros hombres que acompañaban a :'\arváez, que
se retrajeron a la mesa de arriba y luego al inte-
rior de la mezquita. Les hicieron gran daño con
arcabuces y flechas, además de las lanzas, y fi-
nalmente poniendo fuego a la mezquita. Al al-
férez le clavaron cuatro dedos de una mano.
Heridos y quemados. yviendo que nadie les ayu-
daba, el alférez y sus hombres se rindieron.
Entonces Cortés y los suyos se apoderaron
de la artillería de :'\arváez y comenzaron a tirar
contra'la mezquita.(¿las mezquitas?) donde es-
taban los capitanes de :'\arváez y casi 400 solda-
dos. :'\0 queda totalmente claro el número de
'" Cervantes cte Saía/ar (tlll. IV, cap. I.XXXV)réRi.slfll:
"En eslo hay rl••s opiniOlle.: la llllaes /jUl' se hiciermi ~lI"d()s
y c]lle holRamn rl,' <¡lle.Cortés entrase; la olra.es, y más
verrlarlera, C]ueno plloienm salir, porque se halÍ'aron cer-
carlos, y aunque alRllnos se holRamo rleHo, muchos, comM
arlclal1le parecería, recihieron pesar".
77 Cervanlesrle Sala/ar,lih. IV,cap.I.XXXV.
84
bajas de ~arváez, pues Zorita/Cano escriben:
"y mataron e hirieron cinco".
Desde la media escalera de la mezquita los
capitanes de :'\arváez se le rendían a Cristóbal
de Olid: "Señor maestre de campo, tome vues-
tra merced las armas". Pero él se acercó a las
gradas a caballo y les dijo: "Bellacos, pelead por
vuestro capitán ", lo cual los' avergonzó grande-
mente. Finalmente cesó la batalla y vino el día.
En cuanto aljoven Diego Velázquez, sobrino
del Adelantado, se rindió en cuanto recibió un
anillo de Cortés, tal como lo habían concerta-
do sus hombres con Juan Velázquez de León y
fray Bartolomé Ytañoso.
Cortés se fue entonces a aposentar a las casas
de un principal, donde "desnudaron a :\arváez
las armas que traía", lo curaron y le tomaron las
provisiones reales que llevaba y las instrucciones
de Diego Velázquezque, escribe Zorita, "se dixo"
que las quemaron en su presencia. ~ortés man-
dó entonces que los hombres de Narváez traje-
ran sus armas so pena de muerte, y así lo hicie-
ron porque pensaban que "los había de cargar
de oro y favorecerlos". Pero no lo hizo y queda-
ron muy avergonzados y descontentos. Tres días
después, les devolvieron las armas, pero no las
suyas, y se incorporaron a las fuerzas de Cortés,
aunque "sin les tomar juramento".
Luego Cortés consideró enviar a poblar a
Coatzacoalco, donde había estado Diego de
Ordaz. a quien Cortés mandó llamar y llegó con
diez mil indios un día después de preso i'iar-
váez, porque no pudo negar antes, aun dándo-
se prisa. Y Zorita/Cano aclaran que estos diez
mil indios "vinieron sin mandado de Ytocten-
\;.umi". Cortés despachó a·los dichos indios con
180 españoles a'Coatzacoalco, que "era tierra
muy rica, aunque estaba destruida". YCortés se
quedó en Cempoala, donde se repusieron los
hombres y caballos de :'\arváez, "que todos es-
taban muy fatigados de ~s trab~jaos que ha-
bían pasado por mar y tierra". Cortés también
mandó que· se volviese a poblar la Villa Rica de
la Veracruz. que habia sido despoblada cuando
sus pobladores huyeron a la llegada de :-';arváez.
Cortés mandó a :'\arváez prisionero a la Villa
Rica, donde estuvo preso muchos días. Cuando
lo soltó Cortés, se fue a la Corte a quejarse de él,
y "le dieron la conquista de la Florida, donde
murió y gastó su hacienda, que era muy rico, y
su hijo murió en el Perú muy pobre"!H
Así acaba el capítulo XXVII de la Tercera par-
te de la Relación de Zorita, basado en la Relación
de Juan Cano.
BAtANel': DEI.I':I'IS()(»()
Vimos al comienzo que Zorita destaca la cali-
dad de testigo y participante de los aconteci-
mientos de Juan Cano en su narración de las
desventuras de la armada de Pánfilo de :'\ar-
váez. Sin embargo, su calidad de testigo varía en
diversos acontecimientos que narra, y su cali-
dad de participante sesga en cierta medida su
información. Esto es algo que habrá que ver
paso a paso.
Este es el episodio más extenso de la Relación
de Zorita basado en la de Juan Cano. Sin em-
bargo. Zorita reescribe a Cano, y es imposible
ponderar lo que Zorita omitió, agregó, refor-
muió o resumió bien o mal,
La calidad de testigo y participante directo
de Cano en la armada de :'\arváez, lo ubica de
manera muy cIara en el bando de Diego Veláz-
quez, mortalmente opuesto al bando de Cor-
tés. Ya lo largo de su narración del episodio
Juan Cano no deja de defender a Velázquez
(aunque ~on ciertas disidencias) y a ~arváez, y
de atacar a Cortés. Cano, sin embargo, fue de
los que se incorporaron a las fuerzas de Cortés,
y hemos visto lo difícil que resulta entender la
relación de enemistad y amistad que se estable-
ció entre ambos hombres hasta el momento del
matrimonio de Cano con doña Isabel Moctezu-
ma. madre de una hija de Cortés.
" Pánfilo ae Narvácqx:rmaneciú encarce14ao en Ve-
raeruz hasla 15~~, cuanao lo manaú linerar el Consejo ae
Inaias. Regresú a Espaúa a r¡uejarse anle el rey. Fue nom-
nraao Aaelantaao ae la Floriaa, a cuya conquista pani" ae
Espaila en 15~7. Derrotaao "por los ekmentos y los inaios",
se construyú una pequcña emnarcaciún en la r¡ll(:naul'ra-
gú inteIllanao regresar a México en I.~~H.
85
De modo que la narración sobre la prepara-
ción por Velázquez de la armada de l\:arváez
resulta sesgada, además de pobre e imprecisa.
Por ejemplo, es poco creíble que Velázquez en
Santiago de Cuba no supiera plenamente de la
traición de Cortés antes de enviar la expedi-
ción de :'\arváez (en marzo-abril de 1520).
La parte más rica y novedosa de la narración
de Zorita/Cano es la del viaje de Santiago de
Cuba a San Juan de Clúa. Sí se sabía que la
armada de :'\arváez había tenido dificultades,
pero no se conocían en detalle. La narración se
divide en el viaje de Santiago de Cuba al puerto
de Guaniguanico, del extremo este al extremo
oeste por la costa sur de la isla de Cuba, y el viaje
del cabo de la isla hasta San Juan de Glúa. ~o se
sabía de la separación en el primer tramo entre
una parte de la armada encabezada por Veláz-
quez y la otra encabezada por !\iarváez, a la que
le fue muy mal, y de la cual parecería que Cano
formó parte, aunque no lo dice.
La narración de la navegación de la armada
de :'\arváez por costas mexicanas tiene varios
elementos testimoniales de interés, aunque tam-
bién otros que agregan imprecisión al relato,
como la relativa a que doña Marina fue supues-
tamente encontrada en la isla de Cozumel o en
Yucatán; a que, además deJerónimo de Aguilar,
hubo otros dos náufragos españoles viviendo
entre los mayas; y la insinuación de una rela-
ción íntima entre Aguilar y doña Marina.
La narración de la presencia de la armada
de :'\arváez en el arenal de San Juan de Clúa,
primero, y en Cempoala, después, aunque tie-
ne interés testimonial, se ve muy sesgado por el
conflicto de los bandos. Con todo, en grandes
rasgos su información se confirma o comple-
menta con la de Cortés y los otros conquistado-
res y cronistas de su bando (López de Gómara,
Cervantes de Salazar, Bernal Díaz).
Juan Cano siempre destaca las intenciones
pacíficas de :\'arváez, que no quería matar a
Cortés, mientras que éste sí había dado órde-
nes de matarlo. Destaca igualmente las mañas
de Cortés, y las de su amigo el supuesto fraile
carmelita fray Bartolomé Mañoso.
 En los capítulos anteriores. Zorita/Cano se
esforzaron por dar una imagen muy elevada de
\1octezuma. rey de \1éxico, su riqueza, su po-
der. Ahora, en la narración de la presencia de
:\"arváez en \1éxico, un punto fundamental es
destacar la existencia de una alianza entre \1oc-
tezuma y :\"arváez contra Hernán Cortés. La
alianza se habría dado desde la llegada de :\"ar-
váez a San Juan de Clúa, y se habría expresado
en cartas, embajadas y regalos. La comunicación
entre :\"arváez y \1octezuma era permanente.
Cuando Cortés emprendió el camino a Cem-
poala para enfrentar a :\"arváez, \1octezuma no
le dio los sesenta mil hombres de guerra que
Cortés lo había obligado a prometerle.
En la narración de la batalla de Cempoala
entre Cortés y :\"arváez se deja ver. pese a todo, la
admiración de Zorita/Cano por Cortés como
capitán,junto a la defensa de la bravura de :\"ar-
váez. Juan Cano participó en la batalla, pero no
86
nos dice en qué posición. Su relato es interesan-
te por varios detalles. pero en poco puede se-
guirse con seguridad y es mucho menos rico que
los de Cervantes de Salazar o Bernal Díaz.
El episodio de :-':arváez reviste una impor-
tancia muy particular en la historia de la Con-
quista de \1éxico, porque tal vez fue éste el que
transformó una conquista que hubiera podido
ser pacífica, en una conquista muy violenta. Por-
que es de presumirse que la masacre del Templo
\1ayor y la rebelión mexica no se hubiesen pro-
ducido si no se hubiese dado la llegada de
:\"arváez con sus propuestas de alianza a \1octe-
zuma y los se liares indios contra Cortés.
Tal vez sucedió que :\arváez no logró esta-
blecer una alianza con \1octezuma, como lo
presume Juan Cano, pero sí con Cuitlahua y
con Cuauhtémoc, que encabezaron la rebelión
mexica, apedrearon a \1octezuma y se lanza-
ron con todo contra Cortés y los esp~ñoles.
 4. LA MATANZA DEL TEMPLO MAYOR YLA EXPULSIÓN
DE LOS ESPAÑOLES DE LA CIUDAD
LA MATANZA lWI. TI·:MPI.O MAYOR
Alonso de Zorita no menciona los autores
los que se basó para los capítulos XXVlIl a XXXI
de la Tercera parte de su Relación de la Nueva
España, sobre la matanza del Templo Mayor, la
rebelión mexica. la muerte de Moctezuma y la
retirada de la !'\oche Triste. Aunque buena par-
te de la información proviene de la Segunda car-
ta de relación de Cortés, de la Brevíssima relación de
la destruición de las Indias de Las Casas 1 y de la
Conquista de México de López de Cómara,~ hay
varios indicios que llevan a pensar que una fuen-
te importante fue la Relación de la Nueva España
y su conquista de Juan Cano. Para discernir la
aportación de Juan Cano, conviene ver los epi-
sodios pa;;o a paso.
La narración que hace el doctor Zorita de la
matanza del Templo Mayor~ tiene algunos ele-
mentos que no parecen provenir de Cortés, Las
Casas y López de Cómara, por lo que acaso pue-
I Las Casas, Iirwíssimn ,,/n(ilÍlI d, la drslmirilÍlI dr Ir" 111-
dias, ~ap. IX. Supon!(o quc Zorita no purlo Iecr las parlcs
aún in(,rlitas rlc ()vicrlo sohrc la Conquista rlc México, es-
pccialmcnte e1lih. XXXIII, ~ap. XIII.
~ Lúpc7. rle (;úmara, ~aps. <:III-<:X.
" Zorita, Tcr~era parlc, ~ap. XXVIII, "En que sc rlicc
(Jllno S(' junt.aron muchos scilof('s a hacer una fiesta en la
plal.a qu'c está rlelanle rle las casas rlonrle eSlaha rlclenirlo
Moetcncuma y cúmo Pcdro rlc Alvararlo y los dcmás quc
(;orlés ckxú en su guarrla los mataron y u"lmo se alzaron
por eslO los inrl;os contra ellos y les rlieron Rucrra y vino
(:Orli·s en su socorro. y lo oemús f)l1Cen eslo pasó".
dan adjudicarse aJuan Cano. En los "patios muy
en grandes" que había frente a la "mezquita ma-
yor", "dicen que cabían cincuenta mil indios y
más". En la fiesta "habría mil quinientos seño-
res e hijos de señores". Cortés no menciona la
matanza del Templo Mayor. Tampoco lo hace
Oviedo, salvo en su Diálogo de 1544 con Juan
Cano. López de Cómara dice que 'Juntáronse
más de seiscientos caballeros y principales per-
sonas, y aun algunos señores, en el templo ma-
yor; otros dicen más de mil".4 Según Las Casas
"estaban sobre dos mil hijos de señores".
Zorita destaca que estos mil quinientos "se-
ñores e hijos de señores" eran "los mayores de
la tierra, sobrinos, hermanos y tíos y deudos de
Mocten~uma, con muy grandes y ricos pluma-
jes de plumas verdes que ellos estiman en mu-
cho y muy ricos brazaletes [f. 413r] a los bra-
zos". El énfasis en la familia de Moctezuma y la
riqueza de su atuendo parece de la cosecha de
Juan Cano.
Enseguida Zorita se refiere a la tradición
indígena según la cual los hombres de Pedro
de Alvarado atacaron a los indios por tomarles
aquella riqueza, que refiere López de Cómara
entre otros y en la que creen Las Casas, en la
Brevíssima relación, y la tradición mexica reco-
gida hacia 1580 por el jesuita Juan de Tovar
., Lúpcl. rlc (;úmara, cap. CIV, "Las causas rlc la
rchelión".
87
(1540-1623).!i Y Las Casas refiere que al atacar a
los indios los españoles gritaron:
ellos". Pero me parece que ningún autor se re-
fiere al llanto de Moctezuma al presenciar la
masacre, antes del inicio de la primera rebelión
mexica: "y decían los indios [...] de que vieron
llorar a .\1octen¡;:uma, que lo estuvo mirando, y
luego acudió tanta gente de guerra que cubrían
las calles y azoteas que todo era gente y armas".
Acaso el transmisor de esta tradición indígena
del llanto de .\1octezuma aparecía en la perdida
Relación de Juan Cano.
Finalmente debe mencionarse que en su Diá-
logode septiembre de 1544 con el cronista Oviedo,
Juan Cano dice que los indios, todos nobles, que
participaron desarmados en la ceremonia, eran
"más de seiscientos". Pero coincide con la infor-
mación sobre la codicia de Pedro de Alvarado
por los ricos atavíos de los señores mexicas y so-
bre los quince hombres que Alvarado mandó
poner en cada puerta: "E al mejor tiempo que
ellos estaban embebecidos" en su regocijo, mo-
;, El pactre Tovar regislrél que "algunos ctizen" que
Pectro cte Alvaracto hizo la matanza "por <:ucticia cte los
alavíos que lIevavan". Se <:ono<:en ctos versiones cte la
/ldaáóu dd ori~e1l dll los i1ldios '1UII /umilllll 1111 es/a NUIITla
¡';s/Jfllia SIlK'í1l sil..' itislorirLl ctel pactre Tovar: el (;ádia TImar
(MIlIlUsrril Tllllar. Oril(i1llls 111 rro)'a1lfllS dps ;'IIIiIllIS du Mllxi'lllf,
ecticiéln cte .Ja<:ques Lafaye, (;raz, Akactemis<:he Dru<:k
unct Verlagsanstalt, 1972, r. 55v, p. RO) yel (;rídil:lI /lllInfm
(ectidéln cte .José Fernancto Ramírez, 111(0), en Crá1lim
Mexiw1I11 esrrila por IJ. Ilenllllldo AblaTlldo TewzóJnor 'lIláa
el filio dll MIJX(;VIlI .• 11101111/11/)()r el Sr. !.ir. 1). MlI1l/ld
Orozm J fJlIITa, J preClldida del Códice /(lI1o;rez, Manus<:rilo
ctel siglo XVI intitulacto: lIelaciá1l del Ori~1I1I de los i1ldios
'1up habita1l lisIa 1IUlllla lü/JII7Ia seKú1l sus /listorills, J dll UlI
¡';xll1nell de IIJnhlls obms, 111cual TIa anexo un estudio de
CrmlOlo~a mexi({lIIa por el misJno Sr. Orozco J fJlIITa, México,
111711:reect. fa<:s., México, Porrúa (Bihliole<:a Porrúa,
(1), 1975, p. IIR). Rafael Tena piensa que es muy prohahle
que el Clidia /lmnfrez sea wpia ctel Cádice TImar ("Revi-
siéln cte la hipéltesis sohre 'La Crúni<:a X'", en Constan-
za Vq{a Sosa el 11/.,coorct., Códires J docu.mlllltos sO/freMéxico.
Sel(I11111oSimposio, Méxim, INAH (Cole<:ciún Cienlílica),
1997, vol. 11, pp. 103-1711).
• Em hehe<:er: "Divertir, entretener, y en <:ierto mocto
engañar a otro emhelesánctolo y paránctnle la imaginación
<:on algunas apariencias y ctis<:ursos. Covarruhias es cte[l]
sentir se lórma ctel verho Emheher, porque el pensamiento
y ctiscurso que ctivierte a uno emhehe en sí la imaginadéln,
sin ctexar la a<:ción para moverse ni pensar en otra <:osa".
IJicriollario de Auloridades.
vido de cobdicia el Alvarado hizo poner en cin-
"Santiago y a co puertas del patio cada quince hombres, y él
entró con la gente restante de los españoles, e
comenzaron a acuchillar e matar los indios, sin
perdonar a uno ni a ninguno, hasta que a todos
los acabaron en poco espacio de hora". Ydesta-
ca Zorita/Cano: "ésta fue la causa por qué los
de .\1exico, viendo muertos e robados aquéllos
sobre seguro, e sin haber merecido que tal cruel-
dad en ellos se hobiese fecho, se alzaron e hicie-
ron la guerra al dicho Alvarado ... "7
Mocn:ZUMA EN LA AZOTEA
Varias fuentes mencionan que Moctezuma apa-
ciguó a los mexicas durante la primera rebelión
contra Pedro de Alvarado,8 y algunos autores
mencionan que lo hizo desde la azotea del pala-
cio de Axayácatl, como lo haría más adelante
nuevamente por órdenes de Cortés, en la se-
gunda rebelión, cuando recibió la pedrada que
le costó la vida. Lo refirió el conquistador Ber-
nardinoVázquez de Tapia (ca, 1493-ca.1559) en
las respuestas que dio en la ciudad de México el
23 de enero de 1529 en el juicio de residencia
contra Cortés.~ El dato también aparece en la
; Oviecto, lih. XXXIII, <:ap. I.IV.
••Cortés, S/lKu1Ida carlll derelarió1l, pp. 76-77. "Inli>rma-
<:i{mpromovicta por Diego Velázquez contra Hernán Cor-
tés", Santiago cte Cuha, 211ctejunio a o ctejulio cte 1521; en
CIlIAC,l. XXXV; y en DC, l. 1, pp. IR5-llIo. La prq~unta 4R
ctellnterrogalorio cte Velázquez inquiere "si sahen, <:reen,
vieron e oyeron ctezir, quel ctkho señor prencipal cte los
inctios, que se lIamaha Monte~uma, pacilicó los indios que
quitasen el cerco que lernían pueslo contra el dicho Pe-
ctro Dalvaracto e los que con él estahan, que los dexasen
estar, como estovieron, en paz en la cticha cihdad, como de
an tes estahan". Véase tamhién Las Casas, BreoÍJsima relación
de la deslmicióll delll.< Indias, p. 74: y Bernal Díaz, cap. CXXV.
"Bernarctino Vázquez de Tapia, "Respuestas al Interro-
gatorio cte cargos en el Juicio de Residencia de Cortés, Mé-
xico, 2~ cte enero cte 1.529": en Ignacio López Rayún, ect.,
Sumario de la residllllcia tomada a dml Fe77la1ldo Corlés, ¡!,Vher-
1IadOf J CIlpillÍ1I ~lIIleral de la Nuella Hspa1ia J a otros ¡(obema-
dores J oficiales de la misma, México, Archivo Mexicano
(Do<:umentos para la Historia cte México), Imprenta
cte Vicente García Torres, IR.52 y 185~, l. 1, pp. ~5-71; Y
en "Algunas respueslas cte Bernarctino Vázquez cte Ta-
pia", en De, t. 11, pp. ~4-~5: "llegó la pelea a tanto que
si al cticho Molun~uma no lo pusieran sohre un azotea
para que apaciguara la guerra, ctc aquella vez murieran
loctos los españoles; e que ctespués ctesto acaecido, vino
88
 Segunda parte de la Historia general y natural de
las Indias de Gonzalo Fernández de bviedo, que
da una versión alternativa de la primera rebe-
lión mexica, aparentemente escrita por uno de
los conquistadores que se quedaron en la ciu-
dad de México con Pedro de Alvarado.1o Esta
Segunda parte de la Historia de Oviedo sólo fue
publicada en el siglo XIX, pero aparentemente,
como vimos, tuvo acceso a ella López de Góma-
ra, quien menciona escuetamente que "subía
Motec~uma a una azotea y mandaba a los suyos
que estuviesen quedos, si lo querían vivo". 11 Pero
la versión de Zorita es mucho más detallada. Su
fuente más probable es la Relación de Juan Cano,
que se enteró "de oídas" de los acont.ecimientos:
y luego acudió tanta gente de guerra, que cu-
brían las calles y azoteas, que todo era gente y
armas, porque en Mexico había a la con tina
cien mil hombres de guarnición. Y apretaron
[a] Alvarado y a su gente tanto que les convino
meterse en sus aposentos, que eran muy gran-
des y muy fuertes, y mataron a un español ya
otros hirieron, y no los dexaban de noche ni
de día, y les minaban el aposento por muchas
partes, y apretábanlos tanto que no sabían qué
se hacer. Y les iban faltando los bastimentos y
habían muerto otros dos españoles y herido mu-
chos, y cada día la guerra era muy más grave y
de más gente, y les entraban por muchas partes,
el rlicho rlon Fernando Cortés con torla la gente qucl
rlicho Narváez traía ..."
10 Ovierlo, lib. XXXIII, cap. XI.VlI,rl<:jaentenrler que
Moetezuma habló varias veces a los mexicas para apaci-
¡{uarlos antes rlcl regreso rle Hernán Cortés: "E cuanrlo
estaban cansarlos rle pelear, sacaban a Monte~uma sobre
una azutea para que mandase a los inrlios que se aparta-
sen e dexao;cn de pelear, e a.sí lo hacían". Y más adelante
la Información citada por Ovierlo refiere que cuando
"vino nueva cómo ('.ortés iba con la gente toda de Pánfilo
de Narvdez e con la que él se había llevado. [...] Monte-
~uma mandó a los inrlios que dexa.o;cnrle pelear e rlexasen
venir los otros cristianos, porque a tociosjuntos matasen;
e aquesto se cree que fue su intento. E a.~ cesaron enton-
ces en el combate; pero rlesde a poco, o porque así les
fuese orrlenarlo. o por su voluntarl propia, se tornó a
refrescar la pugna. e peleaban como hombres rle mucho
esfuerzo, e que mostraban bien que habían gana de con-
cluir e acabar su empresa".
11 López rle Gómara. cap. ev.
89
y no lo podían defender, y dixo A1varado a Moc-
ten~uma que lo mataría si no mandaba alzar el
cerco. y Mocten~uma desde una azotea les co-
menzó a hablar, y en viéndolo cayeron tonos en
tierra que [f. 413v] fue cosa de admiración, y
estuvo hablando casi una hora sin que indio al-
guno se moviese. Y todos tenían sus armas y
espadas y rodelas, arcos y flechas, lanzas y
azagayas, 12 y gran cantidad de hombres con pie-
dras, y todos los hierros eran de pedernal que
cortan más que nuestras espadas. El aposento
tenían ya abierto por muchas partes, aunque
era muy fuerte, y les habían quemado los ber-
gantines que estaban en la laguna, sin que los
pudiesen defender. Y estaba Alvarado y los de-
más muy atribulados porque todos pensaron per-
der allí la vida y las riquezas que Mocten~uma
les había dado y ellos habían robado. Estuvo
Mocten~uma una hora persuadiendo y mandan-
do a su gente que se sosegasen, y con gran auto-
ridad y gran dolor por los que le habían muerto
en la fiesta, que todos eran señores y deudos
suyos. Acabada la plática, volvió el rostro a los
españoles y dixo a Pedro de Alvarado que se
baxasen todos a sus aposentos y así lo hicieron.
y todos los indios se fueron a sus casas y no hubo
más guerra.
A1varado se disculpaba con Mocten~uma, que
le habían dicho que los quería matar, y que
por ello los había él muerto. Mocten~uma dixo
que no había tal, y si antes hubiera A1varado
hablado a Mocten~uma, antes se hiciera la paz.
Empero, con la muy gran prisa que les daban,
no habían caído en ello's hasta que [f. 414r] se
vieron en términos que no se podían defender.
Los señores que habían quedado y toda la de-
más gente quedaron muy tristes por los que les
habían muerto tan sin razón en sus fiestas, y
trataban mal'4 de Mocten~uma, porque había
consentido entrar aquella gente en su tierra y
12 Azagaya: "Lanza pequeña de que usan los monta-
ñeses. El parlre Guadix dize que aa~a en arábigo vale
lan~a, y de allí se dixo a~agaya. lanza pequeña. Diego de
Urrea le da su terminación arábiga ugayelum. del verbo
ugaye. arrojar; y assí vale tan to como lan~a arrojadiza;
de manera que juntando todo podemos dezir que
a~agaya es lan~a pequeña arrojadiza. Antonio de Nebrija:
azagaya morisca, telum punicum". Govarrubia..s, Tesoro de
la [n¡gua casuUana o española.
" Caer en ello. caer en la causa: "Es reconocer el
motivo o la razón porque se hace alguna cosa que se
dudaba por ignorancia, olvido o inadvertencia". Dic-
cionario de A llloridades.
11 Tratar mal de: Hablar mal de alguien o <lealgo.
 en su ciudad, contra la voluntad de todos, y de-
cían muchas palabras feas contra él, y que debía
ser mujer de los españoles, pues no consentía
que los matasen.'5
Así pues, según Juan Cano, después de que
Moctezuma logró detener la primera rebelión
mexica, Pedro de Alvarado se disculpó con Moc-
tezuma de la matanza del Templo Mayor, dicién-
dole que había pensado que los mexicas los que-
rían atacar. De cualquier manera, los mexicas
quedaron muy a disgusto con Moctezuma por
haberlos conminado a detener su ataque.
En lo que sigue, Zorita se refiere a "los tem-
plos y mezquitas", en los que "se criaban mu-
chos hijos de señores", e introduce el ya citado
jlashback sobre la primera llegada de Cortés a la
ciudad de México en noviembre de 1519, cuan-
do quiso poner una imagen de la Virgen María
en el Templo Mayor, pero se enfrentó a la ne-
gativa de Moctezuma. Esta versión se aparta, ya
lo vimos, de la de Cortés, López de Gómara y
otros autores, según los cuales Cortés sí puso la
imagen de Santa: María en el Templo Mayor de
México durante su primera estancia en la capi-
tal, antes de apresar a Moctezuma. Juan Cano
refiere que Moctezuma tuvo que calmar la re-
belión que se gestó debido al enojo de los sa-
cerdotes por los intentos de Cortés. Una vez más,
pues, Moctezuma calmó la rebeldía antiespañola
de los mexicas. Y enseguida Zorita refiere el sa-
bio argumento de Moctezuma, que aceptó la fe
cristiana pero juzgaba que aún no había llegado
el momento de imponérsela a sus súbditos.
SACRIFICIOS m: ESPAÑOLES
Regresando a la primera rebelión mexica de mayo
de 1520, Zorita refiere cómo Hernán Cortés se
enteró de ella tras derrotar a Pánfilo de Narváez
"El jesuitaJuan de Tovar registró que cuando Mocte-
zuma trató de sosegar a los mexicas a petición de <.orlés,
"un valeroso capitán llamado Quiuihtémoc, de edad de
diez yocho años, a quien yaquerían elegir por rey,dixo en
alta boz: '¿Qué es lo que dize este vellacode Motecu\;uma,
muger de los F:spañoles,que tal se puede llamar pues con
ánimo mugeril se entregó a ellos de puro miedo'". (,Mia
TOllar (f. 56v); y Códice Rmnírez., pp. 8~90.
90
en Cempoala y regresó a la ciudad de México.
Algunos detalles parecen provenir de la Rela-
ción de Juan Cano, que para entonces ya era
testigo directo de los acontecimientos, puesto
que fue uno de los soldados de la derrotada
expedición de Narváez que se sumaron a las
fuerzas de Cortés, y emprendieron con él el ca-
mino de regreso a la ciudad de México.
Cortés pasó por Tlaxcala, donde Maxixcatzin
(señor de Ocotelu1co, uno de los cuatro seño-
ríos que conformaban la "señoría" de Tlaxcala)
les dio "muchos tamemes16 y dos mil hombres de
guerra" y avanzó hacia la ciudad de México.
Pero muchos de los hombres de Narváez se
quedaron en los caminos o en Cempoala, y fue-
ron atormentados y sacrificados por los indios:
y con esto [f. 415v] se fue Cortés a Mexico, aun-
que algunos se quedaron por los caminos, y los
más dellos eran de los capitanes de Narváez, y a
todos ellos los sacrificaron los indios, con otros
dellos que se quedaron en Cempoala, que no
pudieron ir con Cortés, y cuando de allí salieron,
ya estaba la guerra rota en Mexico, y todos murie-
ron mala muerte, y algunos dellos desnudos y
garrocheados como toros, 17 y de todos estos capi-
tanes, solamente escaparon [Agustín] Bermúdez
y Andrés de Duero, 18 y se fiaba poco dellos Cor-
tés, de que andaban muy corridos y afrentados.
El énfasis en la mala actitud de Cortés hacia
los conquistadores de la expedición de N arváez
,. Tamemes: Cargadores. Viene de la voz náhuatl
tlammna: "El que lleva carga a cuestas". Molina, Vocabula-
rio e1I /n/gua mexicmla y c.astellana.
17 Garrochear: "Lo mismo que agarrochar. Es voz de
poco uso". Agarrochar: "Herir, tirar a los toros, o a otra
cualquiera fiera un género de dardos o varas que en su
extremo tienen un harpón de hierro o acero que se
clava y se prende en la parle que se aplica, sin poderle
desechar". Diccionario de Autoridades.
" Agustín Bermúdez, según Bernal Díaz,fue uno de los
conquistadores que fueron propuestos para encabezar la
expedición a México que finalmente encabezó C.orlés,se-
cretamente apoyado por Andrés de Duero, el secretario de
Diego Velázquez. Era capitán y alguacil mayor del real de
Narváez..Junlo con Andrés de Duero, se concerlÓ con <.or-
tés contra Narváez. Bermúdez, Duero y Juan Bono de
Quexo se contaron entre los hombres de Narváez que pi-
dieron licencia a <.orléspara regresar a Cuba. Bernal Diaz,
eaps. XIX, C.XVlI, C.XIX, C.XX, C.XXII.
que se le unieron -y andaban muy avergonza-
dos e injuriados- es un indicio más de que este
pasaje proviene de la Relación de Juan Cano,
que vino con Narváez y que vivió el conflicto
con Cortés. Nada se dice, sin embargo, sobre si
el propio Juan Cano estaba avergonzado y fue
afrentado.
LA SEGUNDA REBELIÓN MEXlCA
La narración de la segunda entrada de Hernán
Cortés a la ciudad de México también parece
provenir de la Relación de Juan Cano, quien
destaca la soberbia de Cortés. El envalentona-
do Cortés no aceptó los consejos de Pedro de
Alvarado, y se negó a hablar con Moctezuma y
fingir que quería castigar a Pedro de Alvarado
por la matanza del Templo Mayor, como el pro-
pio Alvarado se lo recomendaba:
Llegado Cortés a Mexico, le hicieron buen re-
cibimiento, y Pedro de Alvarado recibió gran
contento viendo el socorro que a tal tiempo le
vino [y según dicen era más cruel que esforza-
do, como siempre lo mostró],19y tuvo unos her-
manos muy valerosos que se llamaban Gonzalo
de Alvarado yJorge de Alvarado. Entró Cortés
en su aposento muy contento y ufano en verse
con tanta gente, y le dixo Pedro de Alvarado
que ya sabía lo que había sucedido, que le man-
dase prender e hiciese que lo quería matar por
ello, por justicia, y que Mocten~uma le rogaría
que no lo hiciese y que con esto se sosegaría la
ciudad,--que, aunque no daban guerra, era ra-
zón darles algún contento para el descontento
que todos tenían, y que luego [f. 416r] fuese a
hablar a Mocten~uma. Yaunque era muy buen
consejo, respondió Cortés, con la soberbia de
la victoria que había tenido contra Narváez y
con se ver con tantos españoles, que se fuese
para perro Mocten~uma, que no le quería ver.
Yestaban presentes muchos principales que ya
entendían la lengua castellana y se escandali-
zaron en ver que tenía en tan poco a su rey, a
quien ellos casi adoraban, y a quien antes de
esto le hablaba Cortés siempre con la gorra en
la mano. En fin, él no lo quiso ver, y con esto se
entró en su aposento y luego le traxeron mu-
cho maíz en grano y en pan que dello hacen y
"Tachado en el manuscrilo.
91
muchas gallinas y pavos y patos y venados, que
bastaba para mucho más. YPedro de Alvarado
dixo a Cortés todo lo que había pasado y cómo
no había habido después de aquello mercado y
que le parecía que todos los señores estaban
descontentos. Yde todo se le dio poco a Cor-
tés, porque con la gente le había crecido la
soberbia.
Las referencias a que durante la primera
estancia de Cortés en la ciudad de México, Cor-
tés hablaba a Moctezuma con su gorra en la
mano y que después de regresar, lleno de so-
berbia tras derrotar a Narváez, había dejado
de quitársela, es un claro indicio de que este
pasaje proviene de la Relación de Juan Cano,
pues ya vimos que ésta probablemente refiere
esta deferencia de Cortés hacia Moctezuma.20
Enseguida Zorita, o Juan Cano, exclama:
"Harto mejor fuera cortar la cabeza a Pedro
de Alvarado y a los demás o a lo menos los más
cuipado~ y con esto se evitaran las muertes de
tanta infinidad de gente y la de Mocten~uma,
y no se perdiera tan gran tesoro como se per-
dió, así de Mocten~uma, como de lo que ha-
bía dado a Cortés y a sus soldados". YZorita da
una versión del castigo divino que, pese a su
afinidad con la versión de Motolinía,21 parece
atribuible aJuan Cano: "Secretos son de Dios y
Él sabe lo mejor. Yla causa [f. 416v] deste mal
suceso por ventura lo permitió por los grandes
pecados de aquellas gentes, y para que perdie-
sen los españoles la soberbia que tenían".
:!O Zorila, Tercera parle, cap. XXIII.
21 Motolinía da su versión al referirse a la segunda de las
"diez plagas muy [más) crueles que las de Egipto": "Yen
eSle tiempo sobrevino Narváez con más genle y más caba-
llos, mucho más que la que lenía Corlés, y pueslos so la
bandera del capitán don Hemando Corlés, truxeron pre-
sunción y soberbia confiando en sus armas y fuerzas y
humillólos Dios de lal manera que, queriendo los indios
echar a los españoles de la ciudad y en comenzándoles a
dar guerra, muy presto los echaron fuera. Al salir murieron
más de la milad de los españoles y casi lodos los otros fue-
ron heridos, y lo mismo fue de los indios amigos, y aun
eSluvieron muy a punto de perderse lodos." Motolinía, El
libro perdido, Primera parle, cap. IJ.
 Así, la causa de la segunda rebelión mexica,
ahora contra Cortés, fue su negativa a hablar
con Moctezuma y su actitud soberbia y despótica:
Yviendo todos los señores de la tierra a su rey
preso y que Cortés no le había querido ver, y
que de antes rogaba lo que quería con humil-
dad, como huésped, y que ya quería mandar
como señor, se alborotaron mucho y determi-
naron de le dar todos guerra, y que ningún
español quedase vivo y algunos hermanos y deu-
dos de Mocten~uma no quisieron ser en ello.
Esta referencia a los hermanos y deudos de
Moctezuma que no participaron en la rebelión
contra Cortés es un indicio más de que estos
pasajes provienen de la Relación de Juan Cano.
LA MUERTE DE MOCTEZUMA
En el capítulo XXIX, el doctor Zorita narra la
violencia de la segunda rebelión mexica y cómo
Hernán Cortés obligó a Moctezuma a salir nue-
vamente a la azotea y cómo recibió de los suyos
la pedrada y el flechazo que lo mataron. La re-
ferencia a que "ya había perdido Cortés la so-
berbia que primero tenía con la victoria de Nar-
váez, porque nunca se había visto en otra tal"
prolonga las afirmaciones del capítulo anterior
sobre la soberbia de Cortés tras derrotar a Nar-
váez y parecen reforzar que este pasaje provie-
ne de la Relación de Juan Cano, quien vivió el
furioso ataque de los mexicas.
Zorita narra dos fallidos intentos de Cortés
de salir de la ciudad por la calzada de Tacuba,
"porque era imposible salir por donde prime-
ro había entrado" (la calzada de Iztapalapa),
"y por ser comunidad la de los indios sin señor
ni capitanes, no pretendían más que echarlos
de su tierra". Aunque más adelante Zorita uti-
liza la palabra "comunidad" entendida como
"común del pueblo", aquí tiene el claro senti-
do de "rebelión ".
Así narra Zorita la segunda salida a la azotea
de Moctezuma y su infausta muerte:
y antes de esto habló Cortés a Mocten~uma y le
dixo que mandase cesar la guerra, [f. 417v] ha-
biendo ya pasado muchos días y muy grandes
92
trabajos y muertes por la guerra que los indios
les daban. Y cuando habló a Mocten~uma, era
tan ta la gente que había y tan grande el alarido,
que Cortés y los suyos estaban con gran temor. Y
sacaron a Mocten~uma a las azoteas, y que un
español le arrodelase, porque eran sin cuento
las saetas y piedras que les tiraban. Yen comen-
zando Mocten~uma su plática, llegó una piedra
que le descalabró y una flecha, y luego cayó en
tierra. Ycon la gran prisa que los indios daban,
no le curaron ni él quiso curarse, y murió dello
sin bautismo, aunque lo había pedido muchas
veces, y en muriendo lo echaron a los indios,
para que viesen cómo lo habían muerto, y luego
lo tomaron y lo llevaron de allí mucha gente y
cargó más la guerra.
Este descoyuntado relato de Zorita tiene ele-
mentos que refuerzan la atribución aJuan Cano,
como la insistencia en que Moctezuma salió a la
azotea forzado, así como la precisión de que lo
mató no solamente una pedrada sino también
un flechazo, y que quiso ser bautizado pero no
lo fue. La oscura referencia al español que
"arrodelase" a Moctezuma se explica parcial-
mente por el relato que de este acontecimiento
hizo Juan Cano al cronista Oviedo en su Diálogo
de 1544:
ALCAIDE: Monte~uma, ¿cómo murió? Porque
diversamente lo he entendido, e así lo he yo
escripto diferenciadamente.22
22 En el capítulo XIII del libro XXXIII de su Historia
general y natural de las Indias, Oviedo sigue la versión de
la Segunda carta de Cortés sobre la muerte de Moctezu-
ma; pero da una versión alternativa en el capítulo XLVII,
en donde resume una "relación asaz ·diferente", proba-
blemente escrita por un conquistador que se quedó
en la ciudad de México con Pedro de Alvarado, según
la cual Moetezuma recibió la pedrada en la confusión
de la retirada de la Noche Triste, cuando "dos mance-
bos habían tomado cargo, por mandado de Cortés, de
sacar a Monte~uma, e que llevándolo, le dieron una
pedrada en la cabeza, no 10 conociendo, que dieron
con él en el suelo, e mataron a los dos españoles que
lo llevaban, e· nunca lo conocieron hasta que fue de
día; e que como le conocieron, se detuvieron con él
los indios e dexaron de seguir a los cristianos, hacien-
do grandes llantos, pero breves, porque reconocidos
del desastrado fin de su señor, fueron más de cuaren la
mil hombres en seguimiento de los españoles".
 CANo: Monte~uma murió de una pedrada que
los de fuera tiraron, lo cual no se hiciera si delan-
te de él no se pusiera un rodelero, porque como
le vieran, ninguno tirara; e así, por le cubrir con
la rodela e no creer que allí estaba Monte~uma,
le dieron tina pedrada, de que murió.
De modo que los mexicas no mataron a Moc-
tezuma deliberadamente, sino que el español
que lo "arrodeló --esto es, lo protegió con una
n noche, que ninguno escaparía, y que en la reta-
rodela, o escudo redondo- hizo que no fuese
reconocido por los suyos y que una piedra le
hiriera. Como se ve, la versión que le dio Juan
Cano a Oviedo en 1544 no coincide exactamen-
te con la que recogió Zorita, según la cual Moc-
tezuma fue herido no sólo por una piedra, sino
también por una flecha. Sin embargo emparien-
ta ambas versiones la presencia del rodelero es-
pañol que intentó proteger a Moctezuma.2~
Mencionemos que ni en el Diálogo de 1544con
Oviedo ni en lo que conocemos de la &lación de
Juan Cano a través de la de Zorita, hace Juan
Cano ninguna alusión a la supuesta petición que,
poco antes de morir, le habría hecho Moctezu-
ma a Hernán Cortés de cuidar de sus hijas, espe-
cialmente a la mayor doña Isabel Moctezuma,
según el relato que escribió el propio Cortés en
la concesión que hizo del señorío de Tlacopan a
doña Isabel Moctezuma el 27 de junio de 1526
por su matrimonio con Alonso de Grado.24
LA RETIRADA DE LA NOCHE TRISTE
A continuación, en el mismo capítulo XXIX de
la Tercera parte de su &lación de la Nueva Espa-
ña, Zorita se refiere a la retirada de los españo-
les de la ciudad de México conocida como de
la Noche Triste. Aquí también el relato parece
provenir, en su mayor parte, de la &lación de
23 Los franciscanos autores de la relación "Origen de
los mexicanos", hecha en 1532 a petición de Juan Cano,
informaron que los mexicanos mataron a Moctezuma "de
una pedrada, aunque dicen que no fue su intención de
tiralJe, sino como él se asomó le dio la piedra, e otros afir-
man que sí, e que primero le deshonraron de palabra
apocándole porque se daba". NCDHM, l. I1I,p. 276.
••Concesión hecha por Cortés a doña Isabel Moctezu-
ma, México, 27 dejunio de 1526; en OC, t. 1,pp. 377-386.
93
Juan Cano. Veamos paso a paso el relato de
Zorita:
ydeterminó Cortés salirse una noche de Mexico
y habló a su gente sobre ello y que él tomarla la
retaguardia y Pedro de A1varado la vanguardia, y
que a media noche saliesen. Yaquella noche dixo
a Cortés un fulano Botello que aquella noche
habría muy gran matanza y que si no salía aquella
guardia habría muy gran peligro. Este Botello
dicen que tenía un familiar, y todo sucedió como
él lo dixo, y Cortés dexó la retaguardia [f. 418r]
por lo que éste le dixo, y la dexó a Pedro de
A1varado y él tomó la vanguardia. Ya muy gran
priesa dixo a los que allí se hallaron que aquel oro
quedaba perdido, que cada uno tomase lo que
quisiese, y esto fue causa de morir más gente,
porque se cargaban como bestias. Ycomenzaron
luego a salir, y algunos que no lo supieron se
quedaron en el aposento hasta el día. Tanta era
la turbación que todos tenían, que no se acorda-
ban unos de otros. Y eran los que se quedaron
doscientos sesenta y se defendieron tres días y a
todos los sacrificaron vivos los indios. Cortés y los
demás iban saliendo con gran silencio y con gran
priesa, y en llegando a uno de los puentes que
estaban quebrados y había guardia en él, comen-
zaron a dar voces y un español soltó una escope-
ta. y como la oyeron y a los indios dar voces,
acudió tanta gente por la calzada y por el agua en
canoas por todas partes por detrás y por delan te y
mataban muchos de los nuestros y como era de
noche, cada uno huía por donde podía, así el
capitán [Cortés] como los demás. YCortés llegó
a la tierra firme y tras él Gonzalo de Sandoval,
un muy valeroso hombre, capitán y alguacil ma-
yor del exército, y lo fue de toda la Nueva Espa-
ña. Y con él llegó el alférez [f. 418v] general,
que se llamaba Francisco [Cristóbal] Corral.25Y
[¿Cortés o Corral?] ordenó de parar en T1acuba,
que es la tierra firme fuera de todos los puentes,
en el aposento de aquel pueblo, y así lo dixo a
todos. Ycomo los de la vanguardia huyeron, car-
gó toda la gente sobre la retaguardia, de tal ma-
2!> El texto dice Francisco Corral. Por Cervan tes de
Salazar (lib. V, caps. LXXXVIII y CLXVIII) y Bernál Díaz
(caps. XLIII, CXLIV, CUt y CCV) sabemos que el alférez ge-
neral del cabildo de la VillaRicade la Veracruz, que parti-
cipó en varios episodios de la Conquista, se llamaba
Cristóbal Corral. Bernal Díaz (cap. CCV) sí menciona a
un Francisco Corral, pero distinto del alférez Cristóbal
Corral. No sé si el error es de Juan Cano o de Zorita.
 nera que se tenía por más ruin el que menos
huía, y viendo esto, Pedro de Alvarado, estando
mucha gente donde estaba quebrado un puente,
y todos en muy grande aprieto, tomó una lanza y
saltó de la otra parte, y no paró con los que allí
estaban. Yfue un salto tan grande, que hay toda-
vía memoria dél, en que se ve claro que la nece-
sidad y temor suelen dar fuerzas en los peligros.
Y toda la gente se quedó allí, donde hubo muy
gran matanza, y muy pocos pudieron ir adelan-
te. Allí mataron a Chimalpopoca, hijo de Moc-
ten~uma, aunque no legítimo, ya otras dos hijas
suyas, que había dado a Cortés. Mucha gente
fue hasta llegar a Tlacuba, y se metieron algu-
nos en el aposento que Cortés había dicho y a
todos los mataron allí. YCortés se había pasado
de largo sin parar en él. Ytodo era maiwlesmuy
altos y muy llenos de gente y de allí salían los
indios y mataban los españoles, como iban hu-
yendo, y desbaratarlos, hasta que llegaron a un
óo y subieron a un cerro donde no había maiw-
les, donde estaba un cu donde se puso una ima-
gen de Nuestra Señora de los Remedios, donde
[f. 419r l se recogieron los que escaparon, que
fueron trescientos sesenta hombres.
Sería fatigoso para el lector seguir el cotejo
detallado de este pasaje con las versiones de
Cortés, Oviedo, López de Cómara, Cervantes
de Salazar y Bernal Díaz. Me limitaré a las lí-
neas esenciales.
La historia del "fulano Botello" parece espe-
cífica de Zorita, y por lo tanto de Juan Cano.
Cortés no menciona a Botello. Oviedo, en una
segunda versión que da sobre la retirada, y
López de Cómara sí mencionan las prediccio-
nes de Botello. Siguiendo una anónima Relación
de la Conquista, Oviedo se refiere a "un hidalgo
que se decía Botello, que echaba conjuros e
presumía de pronosticar algunas cosas futuras,
bien que la pesar de que] lo tal es reprobado e
no seguro para la conciencia del cristiano; y
éste dixo que si los cristianos no salían una no-
che señaladamente, que no quedaría hombre
de ellos a vida". Y más adelante la anónima Rela-
ción que sigue Oviedo consigna: "En fin, Cortés
determinó de creer aquel adevino o desvariado
parecer del Botello".26
,. Oviedo, lib. XXXIII, cap. XI.VlI.
94
Por su parte, López de Gómara refiere:
Acordóse pues entre todos que se fuesen, y lue-
go, aquella noche, que era la de Botello, el cual
presumía de astrólogo, o, como lo llamaban,
de nigromántico, y que dixera muchos días
antes que si se salían de Mexico a cierta hora
señalada de noche, que era ésta, se salvarían, y
si no, que no. Ora lo creyesen, ora no, todos
en fin, acordaron de irse aquella noche ...27
Las referencias más amplias a Botello se en-
cuentran en la Crónica de la Nueva España de Fran-
cisco Cervantes de Salazar, acaso basado en la
misma Relación anónima que cita Oviedo.28 Zorita
aparentemente no consultó la Crónica de la Nue-
va España de Cervantes de Salazar, pues no la
menciona más que en el Catálogo proemiaI. Y
pudo leer muy poco de la Histaria verdadera de
Bernal Díaz, que confirma que Botello murió en
la retirada,29 como él mismo lo había predicho.
La versión de Zorita difiere de las de Oviedo
y López de Gómara, porque refiere que Cortés
tomó por su cuenta la determinación de salir
de noche de la ciudad de México y que decidió
encabezar la retaguardia, mientras que Pedro
de Alvarado encabezaría la vanguardia; y que
fue por la advertencia del "fulano Botello" que
Cortés decidió tomar la vanguardia y encomen-
dar la retaguardia a Alvarado.
Ningún autor menciona este cambio respec-
to a la vanguardia y retaguardia de la retirada.
'n López de Gómara, cap. ex.
•• Cervantes de Salazar, caps. le y exxlx.
"" Bernal Díaz, cap. eXXVlII: "Y además desLOestaba
con nosotros un soldado que se decía Botella, al pare-
cer muy hombre de bien y latino, y había estado en
Roma, y dezían que era nigromántico, otros dezían que
tenía familiar, algunos le llamaban astrólogo; y este
Botella había dicho cuatro días había que hallaba por
sus suertes o astrologí as que si aquella noche que venía
no salíamos de Mexico, que si más aguardábamos, que
ninguno saldría con la vida, y aun había dicho otras
veces que Cortés había de tener muchos trabajos o ha-
bía de ser desposeído de su ser y honra, y que después
había de volver a ser gran señor, e ilustre, de muchas
rentas, y decía otras muchas cosas. [...) Digamos ahora
el astrólogo Botella no le aprovechó su astrología, que
también allí murió con su caballo".
Cortés no menciona a ninguno de sus capitanes
en la retirada, aunque deja entender que iba en
el centro, moviéndose a la vanguardia y a la re-
taguardia. López de Gómara lo confirma y pre-
cisa que Alvarado encabezó la retaguardia y
Gonzalo de Sandoval (con Antonio de Quiño-
nes) la vanguardia.
Respecto al reparto del oro antes de salir,
Zorita/Cano omiten mencionar la entrega del
Quinto Real30 a los oficiales de Su Majestad:
"dixo a los que allí se hallaron que aquel oro
quedaba perdido, que cada uno tomase lo que
quisiese, y esto fue causa de morir más gente,
porque se cargaban como bestias". Yomiten tam-
bién mencionar que los que más se cargaron
fueron los hombres de Narváez -con los que
vino Juan Cano.
Zorita refiere que al darse la silenciosa salida
nocturna, 260 soldados se quedaron en el pala-
cio hasta la mañana; se defendieron durante
tres días y fueron finalmente sacrificados por
los indios. López de Gómara dice que fueron
"más de doscientos españoles" los que se que-
daron y fueron sacrificados, sin dar e! número
de días. Francisco de Aguilar sí menciona los
tres días, pero dice que tan sólo fueron cua-
renta los españoles que se quedaron.31 La atri-
bución aJuan Cano de esta referencia de Zorita
se confirma, pues e! propio Juan Cano, en su
Diálogo d:-e1544 con e! cronista Oviedo, dice que
se quedaron en la ciudad de Mexico 270 espa-
ñoles y dice conocer al "fulano Botella". El al-
caide Oviedo pregunta y Juan Cano responde:
ALCAlDE: Siempre oí dezir que es buena la tem-
planza e sancta la piedad, e abominable la sober-
bia. Dicen que fue grandísimo el tesoro que
Hemando Cortés repartió entre sus mílites32 lo-
dos, cuando determinó de dexar la ciudad e irse
'" Quinto: "Se llama asimismo cierta especie de dere.
cho que se paga al Rey, de las presas, thesoros y otras cosas
semejantes, que siempre es la quinta parte de lo hallado,
descubierto o aprehendido". Dicciotlario de Autoridades.
" Aguilar, &lación bmlt de la Conquista de la Nunla
España, p. 91.
"Mílite: "Lo mismo que soldado. Es voz latina". Diccio-
nario de Autoridades.
95
fuera della por consejo de un Botello, que se
preciaba de pronosticar lo que estaba por venir.
CANO: Bien sé quién era ése, y es verdad que
él fue de parecer que Cortés e los cristianos se
saliesen; e al tiempo de efectuarlo no lo hizo
saber a todos, antes33 no lo supieron sino los
que con él se hallaron a esa plática, e los de-
más que estaban en sus aposentos e cuarteles
se 'quedaron, que eran doscientos e septenta
hombres, los cuales se defendieron ciertos días
peleando, hasta que de hambre se dieron a los
indios; e guardáronles la palabra de la manera
que Alvarado la guardó a los que es dicho. E así
los doscientos e septenta cristianos, e los que
dellos no habían seído muertos peleando, to-
dos, cuando se rindieron, fueron cruelmente
sacrificados. Pero habéis, señor, de saber que
desa liberalidad que Hernando Cortés usó,
como decís, entre sus mílites, los que más par-
te alcanzaron della e más se cargaron de oro e
joyas, más presto los mataron; porque por sal-
var el albarda,34 murió el asno que más pesada
la tomó, e los que no las quisieron, sino sus
espadas e armas, pasaron con menos ocupa-
ción,35 haciéndose el camino con el espada.36
Como se ve, en el Diálogo con Oviedo,Juan
Cano desarrolla el tema, apenas tocado en la
Relación, de los españoles que se cargaron de
oro como bestias y se vieron impedidos para sa-
lir. Pero igualmente omite mencionar que los
que más se cargaron fueron los hombres que
vinieron con Narváez.
Parece exclusiva de Zorita, y por lo tanto de
Juan Cano, su precisión de la escopeta que se
disparó y dio aviso a los mexicas que atacaron
masivamente. También parece exclusiva la in-
•• Antes: "Conjunción adversativa que denota idea de
contrariedad y preferencia en el sentido de una oración
respecto del de otra. 'El que está limpio de pecado no teme
la muerte; antes la desea'", DRAE.
" Albarda: "El aparejo que ponen a las bestias de carga,
para que puedan cómodamente llevarla, y sin lastimarse el
lomo". Diccionario de Autoridades. "Por salvar el albarda,
murió el asno que más pesada la tomó" es uno de los
varios refranes relativos al asno y el albarda que co-
rrían en el siglo XVI, como:."La culpa del asno echan a
la albarda", "Por dar en el asno, dar'en la albarda".
•• Ocupación: "Vale también trabajo o cuidado, que
impide emplear el tiempo en otra cosa distinta de él". Dic-
cio11ariode Autoridades.
,. Oviedo, lib. XXXIII, cap. UV.
formación sobre la llegada de Cortés, primero,
y Sandoval, después, a tierra firme, y la llegada
del alférez Corral, quien transmitió la orden de
parar en Tacuba. Esta decisión fue fatal, por-
que Cortés se siguió de largo, y los que se que-
daron en Tlacopan fueron cercados y matados.
En este momento mataron a Chimalpopoca
"hijo de Mocten~uma, aunque no legítimo, ya
otras dos hijas suyas, que [Moctezuma] había
dado a Cortés". Cortés, Oviedo y López de
Cómara siempre se refieren a un hijo y dos hi-
jas de Moctezuma, sin precisar el nombre de
Chimalpopoca. Tampoco dicen que Chimalpo-
poca no era hijo legítimo de Moctezuma, lo cual
es típico de Juan Cano, para quien los únicos
hijos legítimos de Moctezuma fueron Axayaca
y doña IsabeI.~7
Al narrar el célebre "salto" de Alvarado en la
retaguardia, Zorita no da información original,
pero su tratamiento parece propio. Enseguida
Zorita narra el avance de Cortés hasta llegar al
cerro en el que se puso la imagen de Nuestra
Señora de los Remedios, dando interesante in-
formación sobre los ataques de los indios escon-
didos en los maizales.
Juan Cano, sin embargo, al parecer no des-
taca que la mayoría de los conquistadores que
salieron en la retaguardia comandada por Pe-
dro de Alvarado eran de los que vinieron con
Pánfilo de Narváez. Tampoco nos informa so-
bre su propia posición en la retirada.
EL REGRESO A TLAXCALA
También parece principalmente tomado de
Juan Cano el relato de Zorita del regreso de
Cortés y sus hombres a Tlaxcala enjulio de 1520,
tras la desastrosa retirada de la Noche Triste:
" Bernardino Vázquez de Tapia, en su Relació11 de
1IIéritosy serlficios (Estudio y notas de Jorge Gurría Lacroix,
México, UNAM [Dirección General de Publicaciones],
1972, p. 36), Y fray Bemardino de Sahagún, OFM, en el
libro XII del Códice florentino (edición facsimilar,
Florencia, GiunLi Barbera, Gobierno de la República
Mexicana. 1979. 3 vols., lib. XII, cap. XXIV), que no se
cuentan entre las fuentes que consultó Zorita. confir-
man el nomhre de Chimalpopoca.
96
Salido Cortés de aquel cerro [de los Remedios],
que es término de Tlacuba, había mucha gente,
porque es tierra muy poblada, y en dos leguas
tardaron dos días y una noche, porque eran tan-
tos los enemigos, que traían a los españoles de
unas partes a otras por un valle en tre unos maiza..
les, que ni sabían si iban al norte ni si al sur, tales
andaban todos, aunque esta gente [los mexicas]
hacía poco mal, porque pocas veces llegaban a las
manos. Otro día, después de pasado este valle,
llegaron a la provincia de T1axcallam, a un valle
muy grande donde había más de sesenta mil in-
dios de guerra con sus capitanes y principales,
que eran de la ciudad de Otumba, donde todos
tuvieron gran miedo, porque iban los más heri-
dos, y había tres días que no comían sino hierbas,
y todos iban muy fatigados, y los caballos lo mis-
mo, y muy flacos. Cortés llevaba un muy buen
caballo y otros lo mismo, que todos eran hasta
diez, y arremetieron al escuadrón que venía con
grande ímpetu y rompieron por medio, y se fue-
ron derechos a los capitanes, que eran muy cono-
cidos por los grandes plumajes que traían y mata-
ron dos dellos, y a la vuelta mataron .otros dos, y
esto fue causa para que luego los dexaran. Yde
allí a T1axcala no hubo más guerra ni pareció
gente, que porque allí eran los confines [f. 419v]
de T1axcala. Los españoles que escaparon fueron
trescientos sesenta y otros sesenta que estaban
en T1axcalay ochenta en la Veracruz, por manera
que todos eran quinientos los que había vivos.
De mil cuatrocientos que traxo Narváez y qui-
nientos que tenía Cortés, por todos eran mil no-
vecientos. Ydellos faltaron mil cuatrocientos que
mataron en Mexico y por los caminos, como di-
cho es, y los que se habían quedado en Cempoa-
la, de los de Narváez, que todos murieron sacrifi-
cados, y mala muerte, que mejor fuera haber
muerto en defensa de su general.
En su narración, Zorita omite la referencia
que da Cortés de un indio tlaxcaIteca que guía
a los maltrechos españoles rumbo a Tlaxcala.
También parece de Zorita --esto es, de Juan
Cano-- la referencia incorrecta de que la ciu-
dad de Otumba se encontraba en la provincia
de Tlaxcala. Su descripción de la batalla, que se
ganó gracias al ataque directo a los capitanes,
"[re]conocidos por los grandes plumajes que
tenían", coincide con las de Cortés y otros au-
tores, pero da detalles que parecen aportados
por un testigo directo, como lo fue Juan Cano.
 En la primera carga, según Zorita, Cortés y otros
caballeros mataron a dos capitanes y a la vuelta
otros dos. Cortés se concreta a decir que "quiso
Dios que murió una persona tan prencipal dellos,
que con su muerte cesó toda la guerra",38 gra-
cias a lo cual cesaron los ataques de los indios y
los españoles pudieron llegar a Tlaxcala.
BAIANU: m~LOS DAÑOS
Alonso de Zorita da cifras sobre los españoles
que murieron después de la desastrosa retira-
da que superan en precisión y cantidad las que
dan los demás autores: "Los españoles que es-
caparon fueron 360 y otros 60 que estaban en
Tlaxcala y 80 en la Veracruz, por manera que
todos eran 500 los que había vivos. De 1 400 que
traxo ;-'<arváez y 500 que tenía Cortés, por to-
dos eran 1 900. Y dellos faltaron 1 400 que ma-
taron en Mexico y por los caminos, como dicho
es, y los que se habían quedado en CempoaJa,
de los de :'\Tarváez". Según Cortés murieron 150
españoles, dos mil indios y 45 caballos. Bernar-
dino Vázquez de Tapia una vez dice que murie-
ron 600 españoles y otra vez dice que fueron
800. López de Cómara, seguido por el mestizo
tlaxcalteca Diego Muñoz Camargo, y por el
mestizo tetzcocano Fernando de Alva Ixtlilxó-
chitl, dice que murieron 450 españoles y 4 000
aliados indios.~9 Según Cervantes de Sal azar mu-
rieron 600 españoles y 4 000 indios amigos.4o Y
aquí también, en su Diálogo de 1544 con el cro-
nista Oviedo, Juan Cano dio datos, si bien no
idénticos (murieron 1 170 españoles y 8000 in-
dios), sí cercanos a los que daría en su Relación
retomada en la de Zorita. El alcaide Oviedo pre-
gunta yJuan Cano contesta:
ALCAIDE:Crand lástima fue perderse tanto te-
soro e cien to e cincuenta e cuatro españoles, e
cuarenta e cinco yeguas, e más de dos mil in-
dios, y entre ellos el hijo e hijas de Monte¡;;uma,
'" Cortés. Sff!U7Ida rarta tú relat:ió7I, p. 85; véase tamo
bién López ele GÓmara. cap. eXI; Aguilar, pp. 92-93;
Cervantes de Salazar, lib. IV, cap. exxx; y Rernal Díaz,
cap. CXXVIII.
'" Martínez, Hmlá71 Cortés, cap. IX, p. 273.
•0 Cervantes de Salazar, lib. IV, cap. CXXIII.
97
e todos los otros señores que traían presos. Yo
así lo tengo escripto en el capítulo XIV de esta
Historia.
CANO: Señor alcaide, en verdad quien talos
dixo, o no lo vido ni supo, o quiso callar la ver-
dad. Yo os certifico que fueron los españoles
muertos en eso (con los que, como dixe de suso,
quedaron en la cibdad, y en los que se perdie-
ron en el camino, siguiendo a Cortés e conti-
nuándose nuestra fuga), más de mil e ciento e
septenta, e así pareció por alarde; e de los indios
nuestros amigos de Tascaltecle, que decís dos
mil, sin dubda fueron más de ocho mil.41
Las cifras sobre las bajas de la retirada que
da Oviedo provienen de la Segunda carta de rela-
ción de Hernán Cortés; y es clara la voluntad de
Juan Cano por aumentar las cifras que Cortés
se propone minimizar. Juan Cano nos informa
que obtuvo sus cifras tan precisas por el alarde
(muestra y reseña de los soldados) que hizo
Cortés en Tlaxcala.
DE TLAXCALAA D:PEACA
Alonso de Zorita no niega el apoyo recibido por
Cortés de parte de los tlaxcaltecas, para recons-
truir sus fuerzas después de la desastrosa salida
de la ciudad de México. Lo refiere brevemente y
apunta que tras unos días de estancia en Tlaxca-
la, los tlaxcaltecas le dijeron a Cortés que se fue-
ra, porque no podían mantener a sus hombres:
Uegó Cortés a Tlascala muy triste y muy fatigado
en haber perdido tanta gente, donde fue muy
bien recibido de Maxisca¡;;i [MaxixcatzinJ, y se
curaron los heridos y reposaron algunos días. Ya
los indios se les hacía de mal tan ta costa y dixeron
a Cortés que no los podían sustentar, que se fue-
sen a la tierra de Mexico a hacer guerra, que le
ayudarian con gente. Cortés recibió de esto gran
pena, porque quisiera descansar y esperar más
gente de las islas, y determinó comenzar [f. 420r]
la guerra por Tepeaca [Tepeyácac], que es una
provincia que está cerca de l1axcala, y pidió gen-
te a Maxisca¡;;i.Ycon toda su gente, que no dexó
allí más que los heridos y enfermos, llegó a los
términos de Tepeaca. 42
" Ovieelo, lib. XXXIII, cap. LIV.
•• Zorita, Tercera parte, cap. XXX.
 Enseguida, Zorita narra la campaña de Tepea-
ca, y describe detalladamente la antropofagia prac-
ticada por los aliados, "amigos", tlaxcaltecas, con
el tácito consentimiento de los españoles:
y junto a unas muy grandes barrancas le salió
mucha gente de guerra y pelearon muy bien y
los desbarataron y prendieron algunos. Ylos de
Tlaxcala los tomaban vivos y los llevaban a sacri-
ficar a sus mezquitas, y otros sacrificaron allí sin
que los españoles se lo osasen contradecir, por-
que no había otros amigos, y si éstos les faltaran
no pudieran escapar. Llegados a Tepeaca, co-
mían los de Tlaxcala a los enemigos cocidos y
asados públicamente en medio de las calles. Los
principales comían los corazones y los pies y las
manos y la gente comía lo demás.
La antropofagia de los tlaxcaltecas, consentida
por los españoles, durante la batalla de Tepeaca,
no es invención de Zorita o de Juan Cano, puesto
que ya aparece en dos preguntas del Interrogato-
rio contra Cortés que Diego Velázquez elaboró en
Santiago de Cuba el 28 dejunio de 1521:
55. Ítem,13 si saben, creen, vieron e oyeron dezir
que a todos los indios quel dicho Hernando Cor-
tés podía haber de la dicha provincia de Tepeaca,
los fazía subir a unas azoteas muy altas e les pre-
guntaron dondestaban sus señores e prencipales;
e después de preguntados, los fazían echar e
despeñar de las dichas azoteas, e los mandaban
dar a los indios de Tuxcaltecla [Tlaxcala) para
que los comiesen, e en su presencia los comían
e consentían que se comiesen carne humana.
56. Ítem, si saben, creen, vieron, e oyeron
dezir, quen la dicha provincia de Tepeaca había
muy hermosas casas, de los prencipales della, e
otros aposentos muy buenos e bien labrados, e el
dicho Hernando Cortés los mandó quemar, e se
quemaron munchas casas, maizales, haciendas e
granjerías de los dichos indios, en que quedaron
todos los más de los pueblos de la dicha provincia
desolados e destruidos, e fizo matar e mató con la
" Ítem: "Adverbio latino que se usa para hacer
distinción de artículos o capítulos en alguna escritura
o instrumento, y también por señal de adición o repe-
tición de lo que se.ha dicho. Dícese vulgarmente Ítem
más, aunque el más está de sobra". Diccionario d. Auto-
ridades.
98
gente que consigo llevó más de quince a veinte
mil almas; e consintió que los indios de Tuxcaltecla
truxesen más de otras veinte mil almas cautivas
para servirse dellas e para camellas, como las co-
mían e sacrificaban a sus ídolos.44
Pero Zorita no parece haber consultado el
juicio de residencia de Cortés, y los detalles que
da parecen provenir de un testigo directo ene-
migo de Cortés, como lo fue Juan Cano: "co-
mían los de Tlaxcala a los enemigos cocidos y
asados públicamente en medio de las calles. Los
principales comían los corazones y los pies y las
manos y la gente comía lo demás".
Esta visión antitlaxcalteca coincide con el ses-
go a favor del mexica Moctezuma de Juan Cano,
en su Relación de la Nueva España y su conquista y
en todos sus escritos, testimonios y alegatos (Re-
la..cionesfranciscanas de 1532, Diálogo de 1544 con
Oviedo, Infcmnación de 1548-1553, etcétera).
También parece provenir de Juan Cano el
párrafo final del capítulo XXX, que se refiere a
las enemistades contra Cortés, no sólo de par-
te de los hombres de Velázquez y Narváez, sino
también de su propia gente. Y que para aca-
liarlos o por divertirse, Cortés hizo correr la
voz de que el tesorero Julián de Alderete (lle-
gado a Veracruz el 24 de febrero de 1521) le
traía la ansiada confirmación real del nombra-
miento de gobernador de la Nueva España,
concedido a Cortés por el cabildo de la Villa
Rica de la Vera Cruz a mediados de 1519:
En este tiempo lIegóAlderete, que el Empera-
dor envió por su Tesorero, y con él vino alguna
gente y caballos, de manera que cada día ve-
nían más españoles. Yestando en aquel pueblo
de Tepeaca, o porque conoció Cortés que algu-
nos de los de Narváez y de los que él tenía
antes no le tenían buena voluntad, y algunos
que eran amigos y criados45 del Adelantado
Diego Velázquez, o por se regocijar, hizo echar
•• Información de Diego Velázquez contra Hernán
Cortés, Santiago de Cuba, 28 dejunio a ti de julio de 1521;
en OC, t. l. p. 187.
" Criado: "El doméstico, familiar o sirviente de
una casa. L1ámase así por la educación y sustento que
le da el amo". Dicciotlario d. Autoridades.
fama que Su Majestad le enviaba la goberna-
ción en un navío que había venido e hicieron
grandes alegrías, [f. 421r] todo a fin de sose-
gar la gente. Yel Adelantado [Velázquez] en-
vió socorro a Narváez de gente y caballos, por-
que aún no sabía el suceso de Narváez, y vino
por capitán Pedro Barba de Quiñones y Cristó-
bal de Guzmán y otros muchos.
99
Más de un año después, el 15 de octubre de
1522, el rey daría la confirmación que Cortés
esperaba, al otorgar una Real Cédula ,que lo
nombraba gobernador, capitán general y justi-
cia mayor de la Nueva España. La Real Cédula
llegó a Cortés en la ciudad de México en mayo
de 1523.46
46 Martíncz. Ilernán Carli,. pp. 894-897,
 5. CUITLAHUA, AxAYACA YCUAUHTÉMOC
Aunque no la cita explícitamente, parece ba-
sado en la Relación de Juan Cano el capítulo
XXXI de la Tercera parte de la Relación de
Alonso de Zorita, "En que se trata cómo los de
Mexico enviaron por un hijo de Moctenl;uma
que se criaba en Xilotepec y lo hicieron rey y
cómo después lo hizo matar Guatemul;a y la
causa que hubo para ello", pues Juan Cano
también se refiere, con variantes, al hermano
de su mujer doña Isabel, llamado Axayaca,1 y
su muerte en las Relaciones franciscanas de 1532,
en su Diálogo de 1544 con el cronista Oviedo y
en la Información de 1548-1553.
Debe considerarse que los informes de Juan
Cano no son los únicos que se refieren al prín-
cipe Axáyaca, hermano de doña Isabel, y a su
muerte a manos de los mexicas o del mismo
I También se llamaba Axayácatl un hijo de Cuitla-
hua, nacido en Tenochtitlan en 1500, don Alonso
Ixuecat6catl Axayacatzin. Fue gobernador de Tetlco-
((l. Reunió muchos documentos y una perdida lfisto-
ria, en lengua náhuatl, que aprovechó el historiador
tetzcocano don Fernando dc Alva Ixtlilxóchitl. Véase
Edmundo O'Gorman, "Estudio introductorio"
edición de las OhrfL' hi.,lóriras de Alva Ixtlilxóchitl, t. 1,
pp. 54-50, 01-03, 73, 71\Y RO. Otro Axayaca, algo poste-
rior, fue don Miguel Axayaca, hijo del gobernador de
Tenochtitlan don Diego Huanitzin (?-1541), hermano
del historiador Hernando de Alvarado TelOzómoc
(1525/1530-dcspués de 1(09) y de una doña Isabel,
que se casó con Antonio Valeriano (I524?-1605), natu-
Cuauhtémoc. Aluden a ella Francisco López
de Gómara y el agustino fray Gerónimo Román,
en sus ya citadas obras publicadas respectiva-
mente en 1552 y 1575, que el doctor Zorita cita
varias veces, e importantes fuentes tenochcas y
tlatelokas, que Zorita no utilizó. De cualquier
manera, por el detalle y énfasis con que regis-
tra estos trágicos acontecimientos, la narración
de Zorita parece tomada de la Relación de Juan
Cano. Estas referencias merecen un análisis
comparativo.
Transcribo en primer lugar el capítulo XXXI
de la Tercera parte de la Relación de la Nueva
España de Alonso de Zorita.
ral de Azcapotzalco, el insigne colaborador de fray
Bernardino de Sahagún y gobernador indio de la ciu-
dad de México. Véase Domingo Francisco de San
Antón Muñón Chimalpáhin Cuauhtlehuanitzin, "His-
toria o chrónica mexicana"; en Codex Chimalpahin,
edited and translated by Arthur JO. Anderson and
a su Susan Schroeder; Wayne Ruwet, manuscript editor,
Susan Schroeder, general editor, Norman y Londres,
University of Oklahoma Press, 1997, t. 1, pp. 165 Y 172;
Y don Hernando de Alvarado TelOzómoc, Crónica me-
xicáyotl, traducción directa del náhuatl de Adrián León,
México, UNAM (Instituto de Investigaciones Históri-
cas), 1949, párr. 324 y 353. Más adelante doy los datos
de otro Axayaca más, don Juan Axayaca, de Xaltocan.
101
 EL TEXTO DE ZORITA
CAPÍTULO TRI-:INTA Y UNO
EN Qm: S~: TRATA CÓMO LOS DE MEXICO
ENVIARON POR UN HIJO DE YlOCTEN(:UMA
QUE SI-:CRIABA EN XILOTEP~:C YLO HICmRON
RI-:YYCÓMO DESPU~:S LO HIZO MATAR
GUAn:MUf;:A YI.A CAUSA QUE HUBO PARA
ELLO
Ya se ha dicho cómo los de la ciudad de Ylexico
echaron della a Cortés, y fue la comunidad que
se levantó, viendo preso a su rey y señor y que
Cortés no lo trataba como solía. Yacordábanse
de los principales de la Costa del Almería, que
así le había puesto el nombre, y cómo después
de los haber aperreado, los hizo quemar vivos;2
y de lo que se hizo en Cholula, y de lo que Pedro
de Alvarado había hecho cuando mató en Me-
xico tantos hijos de señores, sin causa ni culpa
alguna; y de las grandes riquezas que Mocten-
~uma había dado a Cortés y a los demás, y
recibí dolos en su tierra y en su casa, y que sin
dar él ocasión para ello lo había preso, de que
todos se tenían por muy agraviados. Y cada día
lo trataban y platicaban, especialmente los pa-
pas, que todos eran hijos de grandes señores, y
el más principal se decía Guatemuza [Cuauhté-
moc], primo y cuñado de Mocten~uma~im,
tenido en mucho.
Y un hermano de Mocten~uma, señor de
Iztapalapa, que se decía [f. 421 v] Cuitlahua~i
[Cuitlahuatzin], y otros muchos señores acorda-
'.Juan de Grijalva en 1.~1R,y no Hcrnán Cortés en 1519,
hautizó al señorío de Nauhtla con el nomhre de Almería. A
fines de octubre de 1519, estando aún en Cholula, Cortés
tuvo noticia de 'lue Cuauhpopoca, señor de Nauhlla, Súb-
dilO de Moctezuma, hahía matado a varios españoles del
destacamento de Véracruz. Poco después de entrar a la
ciudad de México el mes siguiente, Cortés tomó estos
enfrentamientos como pretexto para escenificar un
enojo y encarcelar a Mocte7.Uma. Además, le hizo man-
dar traer a Cuauhpopoca, el cual fue 'luemado junto
con otros principales en la plaza mayor de la ciudad
de México. Véase: Cortés, Segullr/a carla de reLaóólI, pp.
53-55; I.ópez de Gómara, cap. I.XXXIII; Cervantes de
Salazar, lib. 11,cap. XXVI; Bernal Díaz., caps. XCIV y XCV;
I.ori ta, cap. XXIV (basado en Cortés y I.ópez de CJÓma-
ra); y Martinez, f1erllfÍlI Corlfs, cap. IX, pp. 244-249.
ron de enviar por el principal heredero, que se
decía Axayaca~i [Axayacatzin], que estaba en
Xilotepec, que es una provincia que Mocten~u-
ma tenía por recámara, y sus padres y abuelos. Y
a éste [Axayacatzin] ni a su madre ni a otra her-
mana suya [doña Isabel Moctezuma] 3 no los ha-
bían visto los españoles. Y la madre déstos [de
Axayacatzin y doña Isabel] era la mujer legítima
de Mocten~uma, y conforme a sus leyes y cos-
tumbres habían de heredar los hijos de sta mu-
jer, porque aunque tenía muchas mujeres una
sola era la legí tima, y con aquélla cuando se casa-
ban hacían ciertas ceremonias y no con las otras,
y aquélla era señora hija de Auico~i [Ahuitzotzin],
señorque fue de Mexico. Venida pues esta mu-
jer con su hijo e hija a Mexico, luego fue jurado
por rey conforme a sus leyes, y los más señores
de la tierra se hallaron allí, como solían. Yluego
Axayaca~i quiso saber la muerte de su padre y
castigar a los que se habían levantad~ contra él y
contra el amistad y obediencia que habían dado
al Emperador y, en su nombre, a Cortés como su
capitán general. Y recogió mucho oro para lo
enviar a Cortés a Tepeaca, donde estaba, y se-
guir lo que su padre siguió en la amistad y servi-
cio de Su Majestad, y muchos de sus deudos fue-
ron del mismo parecer. Sabido esto por los papas
y y por Guatemu~i, no les pareció bien, porque
como estos papas [f. 422r] cada día hablaban
con el diablo, no querían amistad con los espa-
ñoles ni que quedasen en la tierra, porque se los
debía de aconsejar así el diablo, a quien servían
y adoraban y tenían por su Dios. Y la comunidad
estaba muy alterada por lo que habían hecho y
en haber muerto a su rey y señor y a muchos
hijos y deudos suyos.
Estando Axayaca~in determinado de ir a ver
a Cortés a Tepeaca y llevarle gran cantidad de
oro, y así se lo había enviado a dezir con los
mensajeros, y Cortés no los creyó, antes pensó
que eran espías de Mexico. Yestando Axayaca~in
con muchos señores y teniendo jun tas las rique-
, Aun'lue Zorita no la menciona por su nombre, se
trata, por lo 'lue más adelante dice de ella. de doña Isabel
Moctezuma.
102
zas que había de llevar a Cortés, vino Guatemu-
,.i con gente una noche y los tomaron a trai-
ción, estando seguros y descuidados dello, y
mataron a Axayaca,.in y a otros muchos señores
y principales, sus deudos.
y con esto estaba toda la ciudad con gran
confusión en ver tan grande mal como se había
hecho. Y luego Guatemu,.i papa se cortó el ca-
bello, que era señal de no querer estar más en
aquella religión4 de sus ídolos y de se querer
casar. Y tomó la hija de Mocten,.uma, hermana
del muerto [Axayacatzin], que era de hasta diez
años [doña Isabel], por mujer, y se hicieron las
ceremonias que con las mujeres legítimas se so-
lían hacer conforme a sus [f. 422v] leyes y usos.
Yluego se intituló señor de Mexico y así lo man-
dó pregonar públicamente. Ésta fue después ca-
sada con Juan Cano, natural de Cáceres, des-
pués que se ganó la tierra, y tuvo en ella cinco
hijos.
Estando Cortés en Tepeaca, supo lo que
Guatemu,.i había hecho, porque criados y ami-
gos de Axayaca,.i y de su padre [Moctezuma] le
llevaron la nueva dello, y le dixeron cómo Gua-
temu,.i estaba mal quisto de algunos de Mexico
y holgó Cortés con esta nueva. Este Guatemu,.i
era muy valeroso y muy sagaz y luego comenzó a
traer a sí los que conocía que no lo querían, a
unos con dádivas y halagos y a otros con amena-
zas y por f1)iedo. Y hacía muy grandes sacrificios
a sus ídolos cada día y proveyendo todo lo nece-
sario para la guerra, que esperaba así para Mexi-
co como para todas las demás provincias, y que
no se alborotasen ni tuviesen miedo de Cortés,
porque él lo echaría de la tierra, como lo había
hecho echar de Mexico, y que sus dioses le pro-
metían que no quedaría español en toda la tie-
rra, y con esto le obedecían todos, aunque no
como a Mocten,.uma, por haber muerto a su hijo,
porque toda la tierra lo sentía mucho.
4 Religión: ·Se llama lambién la profesión, eSlado u
modo de vivir más estrecho y separado. con VOlOS,reglas.
constiluciones pías. y ordenadas ceremonias. aprobadas
por la Iglesia". J)jeciollario de Autoridades.
103
TEXTOS ADYACENTES
ENTRONIZACIÓN Y MUERTE m: AXAYACA
Repasemos lo principal de este importante ca-
pítulo de la Relación de Alonso de Zorita presu-
miblemente basado en la Relación de Juan Cano.
Comienza recordando cómo la "comunidad"
de la ciudad de México se rebeló y expulsó a los
españoles. La principal causa de la rebelión fue-
ron las matanzas de Cholula y del Templo Ma-
yor de Tenochtitlan y otros castigos hechos por
los españoles contra los mexicas. Particularmen-
te grave era el agravio de haber tomado preso a
Moctezuma, que tantas riquezas había dado a
Hernán Cortés. Los papas, sacerdotes, que eran
"hijos de grandes señores", aparentemente en-
cabezados por el también papa Cuauhtémoc,
hijo de un gran señor, retomaron esta indigna-
ción de la comunidad.
Adviértase que Zorita/Cano se refieren a
Cuauhtémoc como "primo y cuñado" de Moc-
tezuma. Efectivamente eran primos, pues Moc-
tezuma era hijo de Axayácatl, quien había sido
hermano de Ahuítzotl, padre de Cuauhtémoc.
Pero, si eran primos. Cuauhtémoc se casó con
la hija de Moctezuma, entonces no era su cuña-
do sino su yerno. Esta aparente incongruencia
debe considerarse con atención. No parece que
Zorita esté implicando que Cuauhtémoc estu-
viese casado con una hermana de Moctezuma
o al revés. Si se trata de un pequeño error o
lapsus, pudo derivarse del intento hecho por
Zorita de rectificar la información genealógica
que dio Juan Cano en su Relación, o acaso tam-
bién del intento hecho por el mismo Juan Cano
para rectificar su propia información genealó-
gica sobre la familia de doña Isabel.
Zorita no menciona por su nombre a esta hija
de Moctezuma, pero queda claro que se trata de
doña Isabel Moctezuma. El texto dice que
Cuauhtémoc "tomó la hija de Mocten,.uma, her-
mana del muerto [Axayaca], que era de hasta
diez años, por mujer, y se hicieron las ceremo-
nias que con las mujeres legítimas se solían hacer
conforme a sus leyes y usos". Pero agrega que
esta hija de Moctezuma casó posteriormente con
Juan Cano, con quien tuvo cinco hijos (en realidad
tres hijos y dos hijas), lo cual confirma su identifica-
ción como doña Isabel Moctezuma. Yla mención
de que la hija de Moctezuma "era de hasta diez
años" confirma la fecha comúnmente aceptada
del nacimiento de doña Isabel hacia 1510.
El texto distingue claramente entre el grupo
de los papas, encabezados por Cuauhtémoc, y
el de los señores, encabezados por Cuitlahua,'
hermano de Moctezuma y señor de lztapalapa.
Para resolv:r la crisis sucesoria abierta por la
muerte de Moctezuma (atribuida a los mexicas
enfurecidos, pero facilitada -como vimos-
por la confusión que provocó el rodelero espa-
ñol asignado por Cortés supuestamente para de-
fenderlo), Cuitlahua y el grupo de los señores
mandaron llamar a Axayaca, el "principal here-
dero", que se encontraba en Xilotepee.
El texto anota una vez más que Xilotepec
era una provincia que Moctezuma y sus padres
y abuelos tenían "por recámara",6 esto es, la
usaban para vivir y formaba parte de sus bienes
propios, patrimoniales, y que por lo tanto doña
Isabel debía heredar. Las Relacionesfranciscanas
de 1532 y la Información de 1548-1553 asientan
que Moctezuma obtuvo esta provincia por vía
de su mujer legítima, de sangre real tlacopa-
neca, según las dos primeras fuentes, de san-
gre real mexica, según la tercera.' Yvimos tam-
bién que Zorita destaca que Xilotepec fue dado
en encomienda a doña Marina (Malintzin) y su
marido el conquistador Juan Xaramillo.
SegúnJuan Cano, Axayaca y doña Isabel eran
hijos ambos de Moctezuma y de su única mujer
legítima, por lo que eran los dos principales
herederos de sus bienes y sucesores de su reino.
5 Sigo la norma, reestablecida por Rafael Tena, de escri-
bir Cuillahua o Cuillahualzin, como lo hacen las fuenles
antiguas nahuas, y algunas de las españolas, incluyendo a
Zorita, y no Cuilláhuac, que es un nombre de lugar, como
10 indica su lerminación en -c.
• Zorila, Tercera parle, caps. XXVI y XXXI; véase lam-
bién cap. IV.
7 "Relación de la genealogía y linaje de los señores que
han seiioreado esta lierra de la Nueva España ", y "Origen
de los mexicanos"; en NCOHM,l. 111,pp. 255 Y278: y Pérez-
Rocha, ed., Privilegios nI lurlla. pp. 52, 5.~, 103 Y 134.
104
y muerto Axayaca, únicamente lo era doña Isa-
bel, y con ella su marido Juan Cano.
En lo que conocemos de su Relación, Juan
Cano no menciona a doña Isabel por su nom-
bre, ni a su madre, la única mujer legítima de
Moctezuma. Pero sí asienta que ésta era hija de
Ahuítzotl (señor de México entre 1486 y 1502):
y la madre déstos [de Axayaca y doña Isabel)
era la mujer legítima de Mocten<;:uma, y con-
forme a sus leyes y costumbres habían de here-
dar los hijos desta mujer, porque aunque tenía
muchas mujeres una sola era la legítima, y con
aquélla cuando se casaban hacían ciertas cere-
monias, y no con las otras, y aquélla era señora
hija de Auico<;:i,señor que fue de Mexico.
Este último dato, como veremos más adelante,
viene a contradecir la información anteriormen-
te dada --en la relación franciscana de 1532 "Ori-
gen de los mexicanos"-, según la cual la mujer
legítima de Moctezuma, madre de doña Isabel y
de Axayaca, era hija del señor de Tlacopan.
El texto destaca que Moctezuma se casó con
la hija de Ahuí tzotl siguiendo la ceremonia mexica
del matrimonio con la mujer legítima única, que
es la de atarse las mantas, ceremonia menciona-
da por Juan Cano en el Diálogo de 1544 con Oviedo
y reafirmada en la Información de 1548-1553.
El texto precisa que Axayaca, doña Isabel y
la madre de ambos no habían sido vistos por los
españoles hasta que acudieron a la ciudad de
México, lo cual difiere de la versión, tardía, se-
gún la cual Moctezuma, herido de muerte, en-
cargó a Hernán Cortés que cuidara mucho a su
hija doña Isabel, que fue rescatada por los
mexicas de los españoles durante la retirada de
la Noche Triste.8
• ('..oncesión hecha por Cortés a doña Isabel Mocte-
zuma, México, 27 de junio de 1526; en OC, t. 1, pp. 377-
386. No sé en qué fuente se base Alfredo Chavero cuando
afirma que "Cuauhtémoc salvó a Teotlachco y a Te-
cuichpoch" en la retirada española de la Noche Triste
(Hisloria a"ligua, lib. V, cap. X). Lo siguen, entre otros,
la novela hislórica de Sara Carda Iglesias, Isabel Mocle-
zuma, la última princesa azteca, México, Xóchitl (Vidas
Mexicanas, 27), 1946, cap. XXIV; y Donald Chipman,
"Isabel Moclezuma: precursora del mestizaje", p. 254.
 Ya en la ciudad de México, Axayaca fue jura-
do rey, de acuerdo con las ceremonias mexicas
de entronización. De modo que, a diferencia
de lo asentado en las demás fuentes, Cuitlahua
no fue señor de México después de Moctezuma
y antes de Cuauhtémoc, sino Axayaca, llamado
por el propio Cuitlahua y el grupo mexica de
los señores.
El primer acto de Axayaca como rey habría
sido investigar la muerte de' su padre Mocte-
zuma y castigar a los que se habían levantado
contra Carlos V y los españoles. Con el apoyo
de muchos de sus parientes y de la comuni-
dad de la ciudad de México, indignada por la
muerte de Moctezuma, Axayaca se dispuso a
seguir la política de su padre de amistad con
los españoles. Axayaca se puso a recoger mu-
cho oro para enviarlo a Cortés, (en nombre
del Emperador Carlos V), quien se encontra-
ba en Tepeaca (a fines de julio de 1520). Le
envió mensajeros, pero Cortés no le creyó, por
suponer que eran espías.
Por su parte, Cuauhtémoc y los papas, mal
aconsejados por su señor el diablo, conspira-
ron contra Axayaca y lo mataron, junto con
otros señores y principales parientes suyos, lo
cual provocó la indignación de toda la ciudad.
Después de matar a Axayaca, Cuauhtémoc se
cortó el cabello, en señal de abandonar el estado
sacerdotal,yara poderse casar y entronizar rey
de México. Enseguida, con el mencionado ce-
remonial del matrimonio legítimo, Cuauhtémoc
se casó con la hermana de Axayaca -doña Isa-
bel-,Ia cual después se casaría con Juan Cano.
Nuevamente se menciona que muchos en
la ciudad de México se oponían a Cuauhtémoc,
lo cual alegró a Cortés cuando se enteró. Pero
Cuauhtémoc, cuyo valor y sagacidad Juan Cano
no deja de reconocer, logró ganarse a muchos
de sus enemigos con dádivas y halagos a unos y
amenazas a otros. Y se reitera el carácter idóla-
tra de Cuauhtémoc, quien hacía muchos sacri-
ficios, al tiempo que preparaba la guerra con-
tra los españoles.
Este relato, narrado por Zorita siguiendo a
Juan Cano en su Relación, incluye puntos que
105
coinciden y divergen en varios aspectos con los
demás informes de Juan Cano y con otras fuen-
tes españolas e indígenas, que conviene revisar
sumariamen te.
INFORMES m~JUAN CANO
Repasemos ahora lo que sobre Axayacatzin, su
parentela, corta vida y muerte dejó asentadoJuan
Cano en las Relacionesfranciscanas de 1532, su Diá-
logo de 1544 con el cronista Gonzalo Fernández
de Oviedo y la Información de 1548-1553 sobre los
bienes que heredó doña Isabel Moctezuma.
Las Relaciones franciscanas de 1532
La fuente más antigua que se refiere explícita-
mente a Axayaca y su muerte.son las Relaciones
franciscanas de 1532, solicitadas por Juan Cano
al obispo Zumárraga, quien las encomendó a
varios religiosos franciscanos, posiblemente fray
Toribio Motolinía y fray Andrés de Olmos,9 quie-
nes se basaron en códices e informantes indios,
yen información proporcionada por el mismo
Juan Cano, su mujer doña Isabel Moctezuma y
funcionarios como el licenciado Alonso de
Zuazo (a la sazón oidor de la Audiencia de San-
to Domingo) .
Consideremos en primer lugar la más breve
de las Relaciones franciscanas de 1532, la "Rela-
ción de la genealogía y linaje de los señores que
han señoreado esta tierra de la Nueva España":
Moteq;uma el Mozo tuvo dos hijos legítimos, uno
varón llamado Axayácatl como su abuelo, ques
muerto --diremos cómo murió-, el otro es mu-
jer, dícese doña Isabel, mujer deJuan Cano, es-
pañol, que yadixe al principio. Otros hijos mu-
chos tuvo: tres son muertos. Después que venimos
conocimos vivosseis, dos varones ycuatro muje-
res. El hijo varón legítimo llamado Axayacaci,que
había de ser Señor, a él y a su padre bien saben
los españoles cristianos que le mataron los mexi-
canos, porque el padre se dio de paz; y el padre
muerto, el hijo quiso seguir la voluntad del padre
por obedecerlo, que ansí se lo había mandado,
que fuese amigo de los españoles, y obedeciese
• Gihson y Glass, "A Ccnsus of Middlc-American prose
manuscripts in thc nalivc historical tradiLion", párr.
103/l, 1061 Y 1O/l3.
wi tU-~d{pel'a'dtlr yca'sfi'tápít'árt~óftés1 'é'rYsÍiRblil-
'í!" ¡)¡í're.¡;
Mrucrh.a~abÍ;a;:qm¡,d~,zihaquíl'al!el1caJdes.tb,
lh¡:¡qye:\~IiW, h¡i!=~L~ {i}YM!'jpe l!,.fPlec.~p.J1l~'y~4S
hijos, porque nos parece segúl).,I?,l~WIY,!HJfiW.f l. i! i lffiljI¡0jl~W;\8'1-l~s,~ñi'':t~jt;lIDema.%pj11q~
conciencia, que deben ser favorecidos y ampa-
rados, de Su Majestad, en especial la dicha doña
Isabel, que es la legÚi'ítI~,(fl1 ti!. '111dll ;,:(1"1",1
lI? .Íli'éJI;'jii'(f.yj, :noo< ')ljp ni ¡¡lOI!.1. 'U!fi'J?J;(pH
llf;1JLO :dat0ll:<!Í~ 1'n"afi',@1lm :rltÓ't1'!gs;.f.tári(jiS'éa-
,nÍ)s ¡au'ibf.es~ijél'lI<l\,\'R(dlltiófi\-,ij'er¡¡í\ger1eall:fg'í-i"
-ctfincide;rl eh;va'l'ío'sJQ'S~onosi cohJIti"C¡&e :i'5efi.fé.-
(ría:en"Sl1Wlácio~ 'diYaiNif1;eY~PafÍ¡(j; y'S'wt~hqlÚs-
ta: ctWilS'fi'mnj~r !Iégí tíniat,<1i1¿cltl?zufuá1proefé'&
sus hijos legítimos Axayaca y doña Isabel, mujer
de Juan Cá-Hol lió jrtl'tíx,ican@.l:J!i\aUlroh-iáIMl0é1~-
-mimAry 'tU':-gt)ik>su,ftij'ol!egítírtloJAJ{áyaéiJ!,'dlibfdb
la u,l¿a'ftad;!cOri¿los'teSplin61(l'S FM~tr¿2a¡;n'í'á!líWb
hijps . ,hij:fS',!fIb ~dfct'''qi1~1egÚíiíftÍ~~
':varios.(!}tr-d~
i>' 'Püe¡¡\áqtteste''Mote(uiÍ{a 'o~6i'&r:in'¡jjbt'le~ima
,f;~'¡una 'de.laJparte"de' CI<iOliJ'Ga {Tla:tópan]f el'i'C'Iuien
I; :,rPYPiu,l¡!¡hij9-varÓ'1>Jllg.í;amd, A~l:y}a,j,hij9'}l a <iltliCÍls
rn.e?d~-
nos deso.ués aue los sr.añoles $:omenzaron a con-
t~ínfl\' l~}()rV :ih ;f·)U\"¡I·¡~)t>·O:)la/.'j.;~" :J.t) ~1(Jr-=,i' 'J;¡~ n.;
qUlstar: pnmero a paare e una p«;araaa -aun-
nhr;qtfe' dicei1'tj e4nB~~1i-i11ffi:é¡'¡tlórl'd'bdi'a11e',rsiÍ1b
'YE},qtie'eonre.{lt s~ asom6r16lÍlb1ta.pitid;I'a44, bollro};
afirman que sí, e que primero le deshonrar:on de
i;í'l"R<W?9'mWt~5!9!e,R9w\)c;,sf:%~M~e!Jq<¡lpa-
1
d~ ,po la mism éausa ma'"ron al hiio e ajos
<' :'>&í~hÓSIcJi~b'pr;nc;p~m; q~~l
iJ.~<¿lif1aYac~~é
br.fJii6íyJcá'&í#r,' oÍ'Ó&'SÓ.aI5ú(\IÓ,
{> Par~cé-
''u~ teriráh
h :Y'()~M(fd~ n"úés,tfu;Espaflá1en'éI1Rlm6hrrde los
&eflQresfcotno>s\!lS
'~'Z' .. abuelos, Djcen!que,Mote~mma
,;f 1 hÍ:\bf.tm~Mrt~ ~.Yi9.ijM~~,o~9f,cis:~~ayuf~~
Maiestad como él lo había fecho Dar obediencia
h "'¡{WJ~tci'M~)cfs~áhl¡y~~~'páir~ íe ~b's~¿)i~Vi'ilii,
ll():YdH~'ú~'h f1Sa1o ~t\heJlemaWdrY~slabae1'éápí-
rt'tán"~0rr\Ff6rflanqo''€oftés ,e#Tepeác:fát, 'ETepé'iÍ-
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Wil~ :~f~.uw;¡.dts ~ag,a\J.'ler~9J~~,e,s~nR~9il~¡:Ip·;¡.
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han ~<:lñoroádIHl;Ú1'tihl".Ht":la Nueva '¡;:'spána'"';'¿:nNevAN¡. singular no parece ser \lno de los franciscanos autores de
l. I1I, pp, 254-255, "".t' ¡ ; ;'lO i <lf';>¡ l"iis;Réld~:ldf¡'i!~1cR'f531,l Sin\6\'~1'~fb'pi'¿'Júa~é\l1i(¡: •..;.. '
 J::f,U,,wTf,Q1f,4ffl ¡ t¡ J,lW}¡i~aep. <¿1};fJ;U.<;~~~¡bY;
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cl<¡~í\}j,!Cj\,,~jJ¡l9I!tQm~p~fjl¡IiAf<..~~ls:.9,i\iG~~il. ..;
2&íCí?p. 9.g~jl[bab5' M%lff~}An¡¡¡W~fjl!5;-gj.tirm~~~')
-¡~5ilM(fJR¡s@\ñ% .q}lc:;.F;UjHt.pYim%'~:ffl\?~f9,Q;
g..<?¡}ftJ.§f!>~ 'P~ff\~'i~~!R~J"S}M:j,<1.rCrJl 'J~p,o~x~
mJ):lo)ffia¡L.J~~n l;~ P:1Jl§H, en n1J4R¡l)f;~~~YE~.t,k,
~iqW~I11Jmi9i'l~¡¡-¡geYRfl..:-Qerf,li'm~Y~9~t.t;\W~ y,
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Tal vez con.este fin, el texto da un.-dato sob¡re da
~tfPgfl'f?.g-~gi¡¡,gB3;\\~~~>~9:c H1-1;¡fi!iqH~J c;!,<:,la
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ma relación·, f. 190r; en Domingo Chimalpáhin, Las
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lraducción de Rafael Tena, México, Conaculla (Cien de
r'Ill\JIt.t I.)i,;,J,c'H )lj.~t'.,h\..'l~~;\l'~',"J.:"\"I.,lJ~ .•. ,.". ,

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doña Isabel, pues era hijo de un hermano de
Moctezuma, llamado Abocaci, nombre extra-
ño que, como observa Susan D. Gillespie, no
puede identificarse con Ahuitzotzin, pues éste
es mencionado en otra parte del texto como
tío de Moctezuma.14
Otro dato nuevo que aporta "Origen de los
mexicanos" es que la mujer legítima de Mocte-
zuma, madre de Axayaca y doña Isabel, fue "una
de la parte de Clacuba [Tlacopan] ", lo cual di-
fiere de lo afirmado por Juan Cano en su Rela-
ción de la Nueva España y su conquista, según la
cual la mujer legítima de Moctezuma "era seño-
ra hija" del rey mexica AhuítzotI.
Como para reforzar la legitimidad de los
matrimonios con mujeres de la casa real de Tla-
copan, uno de los autores de "Origen de los
mexicanos" anotó que creía que la mujer legí-
tima del rey Axayácatl, padre de Moctezuma,
era de Tlacopan.15 Deberán considerarse estas
y otras referencias sobre el linaje materno de
doña Isabel y Axayacatzin para dilucidar más
adelante el sentido de esta discrepancia.
Al igual que la "Relación de la genealogía",
la relación "Origen de los mexicanos" asienta
que Axayaca se llamaba así por su abuelo, el rey
Axayácatl [padre de Moctezuma], y comenta:
"Parece que tenían el modo de nuestra España
en el nombrar de los señores como sus abuelos ".
El relato de "Origen de los mexicanos" di-
fiere en algunos detalles del que da Juan Cano
en su Relación, según el cual tras la muerte de
Moctezuma, no gobernó Cuitlahua, sino que
mandó llamar a Axayaca, legítimo heredero,
quien gobernó hasta su muerte, ordenada por
Cuauhtémoc. La relación "Origen de los mexi-
canos" no dice si Axayaca llegó a gobernar, pues
J< Gillcspie, The Aztec kit/gs, cap. IV, p. 112.
15 "Quiero declararme. Axayaca~i tuvo por legítima
mujer una que se me ha olvidado de dónde era, e creo que
de Clacuva, de la cual ovo dos hijos, el uno llamado
Chacauipanci; este fue herido malamente en una pierna en
la guerra de Yuegecingo; en fin no sé si de la herida o de
qué murió. Su hijo el segundo fue Mote~uma el mozo
[Xocoyotzin), que era Señor al tiempo que el dicho capi-
tán de vuestra Magestad don Hernando Cortés vino a
estas partes". "Origen de los mexicanos", p. 275.
108
fue matado poco después que su padre Mocte-
zuma, cuando los españoles estaban en Tepea-
ca, esto es a fines de julio de 1520. Lo sucedió
CuitIahua, señor de Iztapalapa, hermano de
Moctezuma, quien gobernó ochenta días. Pero
"Origen de los mexicanos" insiste en dejar cla-
ro que fue una decisión tomada con las premu-
ras que marcó el "tiempo de guerra", pues Cui-
tIahua no era hermano legítimo de Moctezuma,
"ni le venía el señorío, salvo porque estaban en
guerra, e Mote~uma no tenía hijo varón legiti-
mo, sino la dicha hija". De modo que según esta
versión CuitIahua y Moctezuma no eran hijos
de la misma madre y sólo Moctezuma era hijo
de la mujer legítima del tlatoani AxayácatI.
Tras la muerte de CuitIahua fue elegido se-
ñor Cuauhtémoc, que "Origen de los mexica-
nos", como vimos, identifica como sobrino de
Moctezuma, hijo de su hermano Abocaci, lo cual
difiere de lo que se sabe por otras fuentes y de
lo que el propio Juan Cano refiere en su Rela-
ción de la Conquista: Moctezuma era primo de
Cuauhtémoc, por lo que Axayaca no era su pri-
mo sino su sobrino.
A continuación, "Origen de los mexicanos"
refiere el mencionado matrimonio de doña
Isabel con Cuauhtémoc, para legitimar su po-
der. Yseñala que lo mismo sucedió con "el vie-
jo Moctezuma", Huehue Moctezuma, Mocte-
zuma I1huicamina, "que casó su hija con su
sobrino, hijo de su hermano ItzcóatI", llamado
Tezozómoc. Por otras fuentes -entre ellas el
propio Zorita, basado en la Relación de don
Pablo Nazareo, de XaItocan-16 se sabe que esta
,. El interés de don Pablo Na7.areo, cacique de Xaltoean,
por esta parentela se debe a que él mismo estaba casado
con doña María Oceloxotzin Axayaca, hija de donjuan
Axayaca, medio hermano de Moctezuma Xocoyotzin, que
junto con él defendió a los españoles y fue matado por los
mexicas; este Axayaca, don Juan Axayaca, era hijo del
tlatomli Axayácatl, quien era hijo de Tezozómoc y de la
princesa Atotoztli. "Carta al rey don Felipe 11 de don Pablo
Nazareo, de Xaltocan, doña María de Axayaca, donjuan
Axayaca y doña María Atotoz" (en lalÍn), Mexico, 17 de
marzo de 1566; versión latina y traducción de AguslÍn Mi-
llares Cario, en ENE, t. X, pp. 89-129; traducción de Rafael
Tena en Pérez·Rocha y Tena, eds., La f1oblc.a itldígt11a del
cmtro de México, pp. 33~367.
 hija de Moctezuma Ilhuicamina se llamaba
AtotoztlLI7 Ahora bien, esta versión según la cual
Atotoztli y Tezozómoc eran primos difiere de
las demás versiones, según las cuales Atotoztli
erá sobrina, no prima, de Tezozómoc.
Susan D. Gillespie mostró que sólo en este
contexto afirma el texto "Origen de los mexica-
nos" que Atotoztli y Tezozómoc eran primos, ya
que en otra parte asienta que Itzcóatl fue el tío,
no el hermano, de Moctezuma Ilhuicamina. Pa-
recería que al introducir a Cuauhtémoc como
casado con doña Isabel Moctezuma, su supuesta
prima, fue necesario alterar la historia antigua
haciendo también primos a Atotoztli y Tezozó-
moCoAhora bien, al restablecer las cosas en su
lugar, se mantiene la exigencia de la legitimadora
repetición cíclica de la historia dinástica mexica:
así como Atotoztli se casó con su tío Tezozómoc,
doña Isabel se casó con su tío Cuauhtémoc.
Gillespie destaca con razón que "indepen-
dientemente de ·cualquier deseo que pudo ha-
ber tenido Cano de manipular la historia para
favorecer sus propósitos, estos textos incluyen
algunas indicaciones más claras de los patrones
estructurales de las dinastías", reescritas por los
mexicas. El paralelismo entre la relación de la
hija de Moctezuma Ilhuicamina con su tío Te-
zozómoc y la relación de la hija de Moctezuma
Xocoyotzin con su tío Cuauhtémoc no respon-
de propiagtente a la lógica española de un ar-
gumento judicial, para el cual bastaba con se-
ñalar que doña Isabel era la hija y heredera de
Moctezuma. Además de que Atotoztli, la hija
17 "Carta al rey don Felipe 11de don Pablo Nazareo,
de Xaltocan, doña María de Axa)"dca, donjuan Axayaca
y doña María Atotoz", Mcxico, 17 de marLo de 1566: en
ENE. lo X, pp. 121-122: Zorita, Segunda parte, cap. 1, f.
17'tv: Alva IxtlilxóchiLl, "Historia de la nación chichime-
ca": en Obras "i~lórica.~, lo 11, pp. 230-259; Alfonso Caso,
ed., "Fragmento de rnmealogía de lo.~príncipes 1IIexica1los",
.Iou17Ial de la Sociélé des A1IIéricmlislts, l. XLVII, 1958, pp. 21.
31, pintura 1: "Codex MexicalllL~. Bibliotheque Nationale
de Paris. Nos. 2?>-24",.Immlal de la Sociélé de.~A1IIérica1l;slt.'<,
Nouvelle série, tome XLI, 1952, 102 planches: seguido
de Ernest Mengin,· "Commentaire du Codex Mex;canus
Nos. 2?>-24de la Bibliothéque Nationale de Paris", pintu-
ra 16-17: citado por Gillespic, T/lI! Al/ee k;ugs, cap. IV, pp.
97-106.
109
de Moctezuma Ilhuicamina, no fue propiamen-
te reina, sino que a través de su matrimonio con
Tezozómoc estableció el linaje real mexica, pues
sus tres hijos -Tízoc, Ahuítzotl y Axayácatl-
fueron sucesivamente reyes de México. La vo-
luntad de poner a doña Isabel como potencial
reina de México, o como mediadora femenina
que restableciera el linaje real mexica, era una
reivindicación indígena, que españoles como
Juan Cano suscribieron.18
Parece confirmarlo el propio texto "Origen
de los mexicanos", pues informa hacia el final
que, en 1531, poco antes de morir, don Her-
nando Cortés Ixtlilxóchitl, señor de Tetzcoco
(desde ca. 1526), Y varios señores principales
de México visitaron a doña Isabel Moctezuma y
le ofrecieron el señorio de México, y después
de ella a don Juan de Andrade, el hijo de doña
Isabel y Pedro Gallego, su segundo marido es-
pañol. Doña Isabel mostró su fidelidad al rey
de España al rechazar el ofrecimiento. Uno de
los redactores franciscanos del "Origen de los
mexicanos" menciona que esto no lo supo por
Juan Cano o por doña Isabel, sino por ellicen-
ciado Alonso de Zuazo, por los naturales y por
el señor de Tetzcoco.
Este episodio es interesante desde varios pun-
tos de vista. Por la existencia de un posible in-
tento de entronización de doña Isabel Mocte-
zuma -vinculada por los indios con la Diosa
Madre y Santa María, según Gillespie-,19 pre-
cisamente durante la coyuntura guadalupana
de 1531-1532. Por la unión con señores mexicas
del tetzcocano don Hernando Cortés Ixtlilxó-
chitl, hijo de Nezahualpilli (1464/5-1472-1515)
y la señora Tlacayehuatzin,20 que se rebeló con-
tra la sumisión a los mexicas de su hermano
Cacama (1494-1516-1520);21 y más aún, propo-
IR GilIespie, TIlI!Azltckings, pp. 111-113.
'"¡bid., pp. 116-120.
20 Torquemada, M07larquía Í7ldiana, lib. n, cap. LXXX.
21 F.n 1516 IxtlilxóchiLl se rebeló contra Cacama y su
sometimiento a los mexicas. Se le unieron varíos señoríos
tetzcocanos y sitió las ciudades d~ Tetzcoco y de México,
repitiendo simbólicamente la acción de NezahualcóyoLl en
1431, que también tuvo que reconquistar TelZcoco y ata-
n!c;nH9 ITl<?,rF,i8.il1~~~)'\b9!~ ~Bli~A~
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9m8 4c:;t'~Q~&~9 g~ °l~jStllq~¿B9.r.\AiFIT;ii J.lJíV1,9lj ,:q4ffi~~~g'\!Jf?S¡;fj!;~¡;is~nR¡' MptqjiJl:\i1l~
ciado Zuazo, que biefi!'€~m:RsWi¡:,slf-,J!RRl~Ls~!H~ Qlr.\<;1~iJ.illSl,Pli~rrf>¡ M!':¡g}~m~Q }~~"t;mn~lRlf9S'f;
IfW (j~>¡P\W ~l1m~i~:y .l1!'~JnAiYt~9.S:}jéJf;icp le ("pq~r~JI+,e}} t:¡Q, ~I;p~, R~slrF ~9tt<¡>J,iqí~~fflrpps
r",~e~a¡t)f?fSERiS!Rrfó\Ht~t;'íM .uFl~:g1)~r,tr96ii~m sohrf".,ia,
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car México; por la calzada de Tc¡>eyáca~, IXllilxóchill "",f.~,l.5~¡-),5~~,.f,9J;119A1.IJ}qM'¡h s;~y,up,t!lrij.Ae,
maíltU~O'lllí~árC'a á\YtlJnoma 'C'n'cfHortc y/¿n"1r;r9~s"e
alióJlon.H¡u;n,án,Cor.lés..con\raJoB,moxjwm¡.}s...AyudíL~ ~~~,m,!H~a~.,a,.p'!-.r,i<:ll?I}!:S
R.~llfY!!'Z~n A~.,g~~~,!-}y,-
YaHé{ b1E~i9flfTY¡;~~s\tWr,~n!R~:% tl~jYf!!P8ffiH~1 B:~Yr. lH)mq~91,eJ,}-\W¡!,a¡;W!\;P5¡W\fff~j y., eA
Alacó la ciudad de Mé,,;'é(j por I~ calza<;\' d Teperáq¡c $;1 :r,C;RI1'X~<tIc,s, r.ll¡:m-sét>!fl) -nR-W:We-·F~~Q¡11.()n'
en 1521. ,O:.>0')<;J5 5, 1<Jf')?' 1;
-nu~~odú><a1M ¡rafrclcS"en1d:al"cwmrDci ciót'lúle la ~'~·C;~t¡~j.~~mvl?J.';tHr~9.0~!tP ni1l~frl}tFa.m:a,..f.~
~i~ o ffig¡pjñ:.t"~/t.'Pr.
~).t)~iif· "S-fl.l,~' Hig}l¡e~\l~1 l~óP}f,)-?5p'n.v.?-2:1p~ t.: q~fw'(JM?~~~C~!(H\IY,il-,y
press''1cjó la m ene ct,e ~~2.a':'.á.cpch de Cuau~émoc, y
i1el'?c!tfes¡Y~ ii dit71\i'& cW·'t¿aCÓ ¡\ fi's)1Mfb5ePt?d~lfl(fc
f!.amifilj ttáSI<lOUltIlubtti aruttS''U:I0a\;ó;b(llUrd0All-
M.lfll<lIU

r- Ptlntr.!n~Hl\l[1Rtr e ffY;f:9f~~' ~~Htfflmll}eH! ~l

Isabel MOclezama, ,y fundo un .linaje noble lelZcocanp,
~ut:f,f¡t!I~f¡¡1BL óH abF~e'rrlilnctll(tclJ\~a:tlJíaméfi¡lI
~1;5)7!HffiO')üi1uQI21IillrF
rancís<ltl hlénnáMél(;J!5.l't?·"l58iZ)
~.~~rdlt'~:lN.rbó6 iH;Rd~PJCtL N)f~ ~)rmc,'Aom:
no C\esprecio su. runo vesu . o, casI no updo po.r ni'1l?P'
~~ kfrlr~. ICg¿J'f1fMl l:liHifl&J! 4J'cH(5i¡¡llrliid~~lbljjOf
"hlJ.Wª,,¡tl:l'~y(Í;!.s~J<t,¡lY~~l,,¡¡lilil:!Í$Hill
Hi foEiar:.dC'~la[ria:
¡; n rF.q~fl~in.\e~.¡t;. ;,aP,:,.~"~I~ ;y ¡,n \'hRff&d~un,d.o
O .orman, en Alva Ix~fJlxQchil¡• .obra> históricas. l. !l, pp.
'y
1'90.1'91; l.'f., pp'466 Y '5'49; l. rr. pp'3S7'.338. Ftáncisco
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SomoiInos d Ar¡:fOl~,~dl r gener¡\\! ,H('1"as ,c~''t/!(fl¡as. l.
VI. (';.¡Cf'IOS l/qua. "MeXH¡O, UNAM, ¡'l}'l4 ,lió, ~~l caD. ~IV.
'XY,,{-AI j'T,;¡)l J fi'n¡"u~.\ ¡)'~"¿fÜr~i'l' .,fi')~ J¡'~ . d
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ICZCOCO Sumana.relaClon de a O1S10~ade eSla»Jueva v
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tárliJjTélnl'1lfi'eisdih'o Mbú5fih'alylGlmó~,)a íB_ e:f¿~a~~'I'Sli'el':\ ,!,> "é,:~,\)\\J' .: no, '/ t ('::, ,6\'." 'íÍ>

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-prihcipalés'de Mé'X'fé8íyal!!f'e'tz¿&~Ó tp~H!¿e'qWé 'A"Jle'ir\.f€~i'staÍ'sreH:6WJtr¡frt 0áHo'él1 ~epl:i:efR¡1,tb

no los de TIa' 0:¡;án~óbi1htO 'á's¡}siéncoÍliél1lid'os de 1544e~["f:i' If6:rf<Hé~ii'ide'liPl:iüdaI:lCU~JSa~Wo
Juan Cano y doña lsabe!...). Domingo, el cronista Gonzalo Fernández de
La necesidad di (¡15iéar ~ ·ctoí1á'l~tst:t~ thé1i~r:~L~~~~d;rir6'~14iri~1
.;;~ f:f1o.J1 l~HUfR lHl 20fTIUJ;:j,'J
~tr.i[¡~~~~~
irifüjer
¡fum'á~Jtómo tei rl a'l8e (M¡é~lc'ó'n ó' Pés[.f8HCfIl6t llkl- - ¡¡a,~'¡¡'cPij~Mg¡,~i,J;{w;cJ.Y{M(WHt:m,'p-¡f\'
20niJ
\j§t~I9-.,!-bía
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Ci:flrrlehte;'pú'esht[úna'Wecesi!(Íád" S'P t'i&f-á''d¿l 'll~ido;J01á .cl'.ef!Oim:l!leilta>hijos 'coilrrs:usomúlti-

có 1:jtiisilídbrji.rárt Cün6',fslhEi:ilir\.¡{;tíecesiaat'l ,ptd)e:spé~ast;"BIid'6SJ'tlés-m,'J~ilf1 (UlriWle'descri-
'pi'ópiüilid fi tie"ihdiaf' h~Húa;b- mexlbii j n'f.irHfe's- '516Jta¡t~iéJÍJ\o(ma;d~tiT(ál¡;WI(jHi~ lék'f.Hffi'4'con
rada 'en el 'ab'ót'tádb' tnt~rit5' de"eritrón'lb~éi6h q;;¡rit~~'~
~f~tir~~'w,~ HMé":t~WJ~íi};t~~!~'¡hJ:por-
,n,·,)Ci:).1}",;C'.:f ;1." fJ'II/,}IJ(Ií.·~!.1 (~.~r<J~
.•,
'de'd6i'ia IsabellMóét~a'éh T531.'A:hóraíbie'r{, ~a.l1cj~!,:~,~~~,~r:&lf.~~llw¡qI)Y~:)h l'f;; ¡,j')1 fU,'
'a6fia' 1s'<ibéJ!n'o·HívÓ"hijl:H'coti reúaulítéilibt>Éi1 ~(i¡"(H:fl ..•
~ '.JlJp 'l'oihílI :J:('t ," l~lt<~(Oi{t .."'-¡:1('b

'l!J3\1 '¡drecilslím'eh té'; dt5fl¡{!lsa:e~IVslíll é~(Mdb ')1' rj~Hhf+Sl~'M'TIp.r~, I,l ¡¡..gMg\\il,\g~qlc¡mm~~!mexi,

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Jjl§¡ffi!}j~,~!l~J,e;g¡¡~~I:!W~
rria'r<ldb' ~s~~fióh 'Pecl1'~' Ga'tlegb; 'tí:ivi'e'PdN\'(jn l ..

'lf'le,%d,e !a.mª'1F~a,)qJHtí\gPJI:~, lhliif.<~Jh<;º,lG;errta-

'fTijb~arótÍ'legh1:m()~Jdó'/¡Jti'n'd~cNndhrd'é'M(je-
ü¡:d·iQ~,~l~bmng~l!l YIJJrllJ!uj,!:r.;9t¡It;ha"b..\¡lfltAe,;l;on-
-~é'Zi1rl'1:;i!'En é'S1l'!ioe~rrleStlzócse cbhtehtTÍi'iorl, e, lJ~nwr'}y, n;¡il~tjff:l~I').ip''¡R~r.a¡Jf..,qff.qtJl4r)lS~~~P ta-
au'ran'te' Uf! 'm~in@rftd: tJ.aS: eSp¿t.'án'f;\sf-diná'St4tas ht1AAp;-lo,!j.P<lF\C:J.;lI,<;~p.f.l:am\>'Vl1P~!l~.1i,
e TIil Hn un
de10 :itIekic'ás~Pei-()I~óñá' !J:sá'be-) fu'eL¡'C!it<it'áaa <.o! ,~n:1i3lq~1 h,~b,~9I;tiC9P1~dI?J~,c~~o,E
t;lb1iRj.I~~:q~lC:'{
'pl'té~¡:sjftfierlr¡;e,értfti(fffcesJ flOri-Ul\Aéréér' iil'<i.hdo 'i1i(¡3HjYP.JPQJill~¡IQ;>J\9l.:i9~,s¡:(p~a.Qían-,9Nhq5:g~.;are
:>11,9Brmir ~4P:~l!l%!AA9~~)¡¡}}BIs!i\i\o Af.\~ll1¡¡.a de
é S'p'a-f¡~}i!J'tiirl'-Cáhb} cbntllfuíef¡' ,tuVif~á:rici)'s'Hi~s
,;ddSl)9Hnj~qJ~Y'. ~p.PMia'rlj~\;@~!~!~11:miW!.W- de
'é1'ffijas;>fh6lfif, s'fiét¿ ¡flt0t~~f.á'dos!a~t¡'íff¡Ú'¡;¡- algo'dón 'que tenía cubierta el novio;.!¡,¡\~.írliga-
ttó)e~paiMld;e aéiiba~cfn'jHi's"C'Jpetlíhza tlfrlastíL dos, tomábanlos de las manos los principales
tiC Jn~lcas', 'ph0\ la¡fi~úfllrde)'si.HlfuJé :',(1'Óffll parientes de ambos, e metíanlos en una cámara,
rsa<ber~ofrl6 'heréd~ "fa'n'eló señ'<:frl6 ~t'fiei 'lb') iBi'é'- ~b S!W};4~i~%~<¡xft~~.~lp ~ ¡¡'le~c'r\%SRCHJI' jdías
. CPN~!1f9~ sir; que de,aJlí ;¡¡.Ii~~e·n,élni,el¡~,n'
nes de Y1octezuriiu\éhítegfEi ajos'a1e'gat0sjt:i~- !'¡;I'il~ia!'ehtfAoa más'a~)(úíf!ifhdiá'a íb1'próveéj-'¿¡e
dicos que durante siglos esgrimirían Juan Cano ndéorHé¡'ie['loqíYe'f¡~la'rllhleMst~~;eE~)br2ii~¡
J.' :\Ch'er~
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'~'{lceda }t'l'a.ro'qú ~tiG'.1~li~~pkl¡'M(/t&!iÚma '\' 'W,S)fj,<lneitlJt,;qI1Cl¡dlO$ill~ro1tn J7lit(Jteily;€Ji fifl1de
~)(í:í~)r~I~{t.ir 'f.a.v~~~)í~)~i~~~'e;:v bJ"~:~~:s
E~¿-)sólo ,,,i ~qH;JjSA\~Jle,Pf))m~~~e!!l.f·XJ2~\ffilh~r,rji!.s8
¡,."~Jl." ",o.\l;n)J~ -al!f'.)"1~ . .(\ ff,.1
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cerimonia se casan no sal} habidos Bar malr,',
,pqr,.~C?¡s.pic;n~s;mHrim~nifll~~:fl~~e'r.tJ~n\!lGi~ron ¡; j tllJíIEIO ,:¡tl[TI'~!¡\J!¡.;",) >,lfUng Oll1~n b'-'
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momos, m os !lIJas que proceuen ppr legltl'
abpadl'e:'Y1aia¡mai:lnhde_'d'ofi'a;Hab61~sinojtlam- mas, ni heredan,~l-t..,(w¡do~ IJ, íU;1'J j);,ll!!(;','l
1JYéfl' 'por 'ser la;n(e'nedera¡d~l IremH fil'e~fC'ade ·)Jl~lJf{j.EI ,J;tl ,)!)j) l..
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br'tf¡dé rl<tmu jép1légi tima 'dé lMé>€tez'(ttn~ l}'iad'f0
ciona a tres' maridos sucesiw.s,¡Q.e 4<¡>ña)J:;~bel: de-)AxaY-ác¡¡yd~:dofj¡r¡I~-ai:leIPFli'prédsó s!'JSú
primero Cuauhtémoc; después Pedro Gallego, HJilaje erat1'átf6'¡:la:ÁeCá1)€óttlglt(!nrli~m0eri!1f13~1
padré.de) d\3r'1':JÚáTi 'de Ahdradé, Y'fln{¡JJ'm'~nte . ,~~buq ~':1CJ 1(;,1 { i)'H~ (y. Xi\ n frd }:; 1 ;l{ (j-; (~H;(n )O[H
el; 'Pró'pié'jUUrt Gah'o,-Es"not~I31e<qti& l'io~h1é:n- ,\,-i~V, ".\ ~\: ':h);J"'~'5\ E! U'} OJt.i-,; r:on-:Jd l'fno~)

dóne':t Albns0·de 'Gtadl;lfptimer )l1~idd;é:Sp~- f·U',l{ ~j!./) -\S~" r;r¡OI'\;':'.')Jl; i)'l OJP:.) .JJ.fJ1 \,\tn\~/A
], Afecto: Bailes y regocIJos oc los mdlos. ~,slavoz antilla,
ildJ 'de,tlo'ií[¡¡.'Isabét, :00flJq~iénl S'lflz3.só'e'n,152'6, n~ '("Ii!H<iÚalticng.a"¡sb~¿nJr""w(].i~as~~\lfrltíil~J1 se ütíl,ztl
cuando obtuvo por dote y arras la merced ~IIIM(;P¡ilf(\"~ill:lI¡:g:d:liaAU~l!J!\i¡Ij:IJéWlill~p;njtOte. baM,OO
en el ,náhuatl m.il!tolía "él o ella haila". ,
cortesiana del señorío de Tlacopan, del que ')e, >fH" 'lo'!"," ,,1. ..:0<1 0r<'r:i,1 'Jc""'J~ '~ ."')I~;:>!;I, '): ..~!j..'
.' a a: ,/, miSIO?que, ""<;la-, nC,!rJnano "" /lutonuu""".
acaso cohvenia\n'o'habJar-eh.153'21par'á I'l'o'e-char ,[;1 ·"t (.)vieoo; lilJ~J*XXrt{J,'-Cap: r~IVY:',h l,.q U:1J:Ji ti!
o mexicano, como lo afirmará en la Información
de 1548-1553 Yen la Relación de la Nueva España.
Doce años después de las Relacionesfrancisca-
nas de 1532, en el Dialogo de 1544 Juan Cano
informó al cronista Oviedo que Axayaca fue
muerto por órdenes de'G..uauhtémoc:
Así como murió Monte~uma, quedáronle sola-
mente por hijos legítimos mi mujer [doña Isa-
bel] e un hermano suyo [Axayaca], e mucha-
chos ambos; a causa de lo cual fue elegido por
señor un hermano de Monte~uma, que se decía
Cuitlauaci [Cuitlahuatzin]' señor de Iztapalapa,
el cual vivió después de su elección solos sesen-
ta días, e murió de viruelas. A causa de lo cual,
un sobrino de Monte~uma, que era papa o sacer-
dote mayor entre los indios, que se llamaba
Guatimucin [Cuauhtémoc], mató al primo, hijo
legítimo de Monte~uma, que se decía Asupacaci
[Axayacatzin], hermano de padre e madre de
doña Isabel, e hízose señor, e fue muy valeroso.
Éste fue el que perdió a Mexico, e fue preso e
después injustamente muerto con otros princi-
pales señores e indios. Pues como Cortés e los
cristianos fueron enseñoreados de Mexico, nin-
gún hijo quedó legítimo, sino bastardos, de
Monte~uma, excepto mi mujer, que quedaba
viuda ...
Al igual que en la relación franciscana de
1532 ·Origen de los mexicanos", en I544Juan
Cano identifica a Cuauhtémoc como un sobri-
no de Moctezuma, siendo que eran primos,
como lo afirma el propio Cano en la Relación de
la Nueva España; y a Axayaca ya doña Isabel los
da como primos de Cuauhtémoc, cuando en
realidad eran sus sobrinos.
RefiereJuan Cano en 1544 que tras la muerte
de Moctezuma, lo sucedió Cuitlahua, quien sólo
gobernó sesenta días -ya no los ochenta días
mencionados en ·Origen de los mexicanos".
Después de la muerte de Cuitlahua, Cuauhté-
moc mató al heredero Axayaca y tomó el poder.
Como hemos visto, en la Relación de la Nueva
España,Juan Cano no menciona que Cuitlahua
tomara el poder, sino que él y otros señores lla-
maron a Axayaca, a quien le correspondía ser
rey de México, y fue jurado por tal, antes de ser
matado por el papa Cuauhtémoc. Yen la rela-
112
ción ·Origen de los mexicanos", Cuitlahua tomó
el poder, porque tras la muerte de Moctezuma,
muy pronto fue matado su heredero Axayaca-
tzin por Cuauhtémoc. La cronología y aun la
sustancia de los acontecimientos difiere en es-
tos sucesivos informes de Juan Cano.
La Información de 1548-1553
Hemos visto que en 1546 Juan Cano pr~sentó al
Consejo de Indias una Petición solicitando pre-
sentar una Información en forma para probar
el derecho de su mujer doña Isabel Moctezuma
a los bienes patrimoniales no sólo de su padre
Moctezuma y de su abuelo paterno Axayaca,
sino de su madre, que ya no era de linaje
tIacopaneca, como lo habían afirmado las Rela-
cionesfranciscanas de 1532, sino hija del empera-
dor mexica Ah uí tzotI. Duran te los años de 1548,
1550 Y 1553 un grupo de 29 testigos indios con-
testaron a las 29 preguntas del Int~rrogatorio
presentado el4 de enero de 1548 por Juan Cano.
Dejo para adelante un análisis más detallado
de lo que la Información de 1548-1553 dice sobre
la familia de doña Isabel Moctezuma, para con-
centrarme por ahora en lo que refiere sobre el
príncipe Axayaca y su muerte. Lo esencial está
contenido en la quinta pregunta del Interroga-
torio presentado por Juan Cano:
V. Ítem, si saben, etc., que el dicho Axayaca~i,
hijo del dicho Mote~uma y de Tecalco, su legí-
tima muger, hermano de la dicha doña Isabel,
lo mataron los vezinos naturales de la ciudad
de Mexico porque no consintió que se hiziese
la guerra a Su Magestad ni a su capitán [Cor-
tés] en su real nombre, porque los naturales
sintieron que el dicho Axayaca~i se quería ir a
los cristianos cuando estaban en Tepeaca y
lIevalles mucha cantidad de oro, y esto fue pú-
blico y notorio, etc.32
Esta versión coincide parcialmente con la que
aparece en la Relación de Zorita, según la cual
Axayaca se opuso a la guerra contra los españo-
les. No menciona directamente que Axayaca
'2 Pércz-Rocha. cd .• Privilegios en lucha, p. 54.
haya sido rey o tlatoani, pero al decir que "no
consintió que se hiciese la guerra a Su Majes-
tad", implica que obtuvo cierto poder de man-
do. Agrega además que la madre de Axayaca, y
de doña Isabel, se llamaba TecaIco y era hija de
Ahuítzotl, como se afirma en otras partes de la
lnfarrnación de 1548-1553.
Debe advertirse que, al igual que lo asenta-
do por Juan Cano en las Relaciones franciscanas
de 1532, y a diferencia de lo que dijo en el Diálo-
go de 1544 con Oviedo y en la Relación de la Nueva
España, no se menciona aquí a Cuauhtémoc
como responsable de la muerte de Axayaca. De
hecho, todos los testigos confirman lo formula-
do en la pregunta y uno solo menciona la res-
ponsabilidad de Cuauhtémoc: Bartolomé
Huéhuetl, de 67 años, natural de la ciudad de
Mexico, del barrio de San Juan, declaró me-
diante intérprete que "los mexicanos mataron
al dicho Axayaca~i, e aun este testigo oyó dezir,
e fue público e notorio, que por mandado de
Guatemu~a, hermano del dicho Monte~uma,
lo mataron los dichos mexicanos por las dichas
causas".~~
Hay una voluntad deliberada de eliminar,
ignorar, a Cuauhtémoc en la Relación de 1548-
1553: aparte de la mención 'recién citada (con
el dato erróneo según el cual Cuauhtémoc se-
ria hermano de Moctezuma), Cuauhtémoc sólo
aparece yna vez más, en relación con ciertas
tierras suyas. Nada se dice del matrimonio que
contrajo con doña Isabel, el cual, sin embargo,
Juan Cano sí destacó en la relación "Origen de
los mexicanos", de 1532, en su Diálogo con Ovie-
do de 1544 y en su Relación de la Nueva España.
Tampoco, por cierto, se alude a Cuitlahua, que
sólo el testigo Juan Achica menciona, como her-
mano de Moctezuma, señor de Iztapalapa, y due-
ño de Tequixquiac.!\4
Y, como veremos, en la lnfarrnación de 1548-
1553 se refuerza en cambio la presencia de otro
tío de doña Isabel, Atlixcatzin, hijo de Ahuítzotl,
hermano de TecaIco y medio hermano de Cuauh-
"¡iJid., p. 219.
" ¡iJid., p. 120.
113
témoc, del cual un testigo menciona que fue el
primer marido de doña Isabel, antes de la lle-
gada de los españoles, entre otros detalles
genealógicos que prefiero dejar para más ade-
lante.
VERSIONI':S ESPAÑOlAS ~~INDIAS
Consideremos ahora las referencias españolas
e indígenas sobre el príncipe Axayaca y su
muerte.
Hernán Cortés
Hernán Cortés se refiere a la crisis sucesoria
abierta por la muerte de Moctezuma en su Se-
gunda carta de relación, del 30 de octubre de
1520, en términos no totalmente claros:
De los que en la ciudad de Guaqchula [Cuauh-
quechollan] se prendieron, en especial de aquel
herido, supe muy por extenso las cosas de la
gran ciudad de Temixtitan, y cómo después de
la muerte de Mutezuma había sucedido en el
señorío un hermano suyo, señor de la ciudad de
lztapalapa, que se llamaba Cuetravacin [Cuitla-
huatzinJ, el cual sucedió en el señorío porque
l1)urió en las puentes el hijo de Mutezuma, que
heredaba el señorío, y otros dos hijos suyos que
quedaron vivos, el uno dizque es loco, y el otro
perlático,:l" y a esta causa decían aquellos que
había heredado aquel hermano suyo; y también
porque él nos había hecho la guerra, y porque
lo tenían por valiente hombre, muy prudente.31;
Merece destacarse que ya desde agosto de
1520 Hernán Cortés tuvo noticia de que tras la
muerte de Moctezuma (la noche del 27 al 28
de junio de 1520), lo sucedió su hermano Cui-
tlahua, señor de Iztapalapa. Cortés deja claro
que Cuitlahua no hubiese sucedido a Moctezu-
ma de no haber sido "porque murió en las puen-
tes" el hijo de Moctezuma "que heredaba el
señorío". Esta referencia, por cierto, refuerza
la idea de la existencia de una mujer legí tima de
Moctezuma, madre del hijo que debía suceder-
l' Perlesía: "Resolución o relaxación de los nervios, en
que pierden su vigor y se impide su movimiento y sensación.
Es del Latino Paralysis". Diccionario de Autoridades.
:l6 Cortés, Segunda carla de relación, p. 94.
le en el trono de Y1éxico. Otros dos hijos hubie-
sen podido suceder a Moctezuma, pero de uno
se decía que estaba loco y del otro que era pa-
ralítico.
Importa la precisión de que el hijo heredero
de Moctezuma "murió en las puentes", esto es
que, durante la desastrosa retirada de la Noche
Triste del 30 de junio de 1520, Cortés llevaba al
hijo heredero y otros hijos e hijas de Moctezu-
ma, varios de lo cuales murieron en la batalla,
acaso a manos de los propios mexicas.
Este hijo heredero de Moctezuma no se iden-
tifica claramente con Axayaca, hermano de
doña Isabel Moctezuma. Como hemos visto,
Zorita/Cano destacan que Axayaca se encon-
traba en Xilotepec cuando fue mandado lla-
mar por Cuitlahua para gobernar en México y
que fue matado por Cuauhtémoc. El hijo he-
redero de Moctezuma mencionado por Cor-
tés, en cambio, estaba enpoder de los españo-
les durante la l\oche Triste, y fue muerto por
los mexicas encabezados no por Cuauhtémoc,
sino por Cuitlahua. De hecho, el conquistador
BernardinoVázquez de Tapia, entre otras fuen-
tes, refiere que este heredero de Moctezuma
muerto durante la retirada se llamaba Chimal-
popoca y que, antes de morir, Moctezuma se
lo encargó mucho a Cortés.~i Queda en duda
el énfasis de Juan Cano en que Axayaca era el
:17 lIernarctino Vázqucz cte Tapia, Relanó" de méritos y
ser!lirios, esluctio y notas cte .Jorge (~urría Lacroix, Méxi-
co, UNAM (Dirección General cte Puhlicaciones), 1972,
pp. 41-44. Gurría Lacroix fechó esla flelaó,;" enlre 1542
y 1546, fechas cte la promulgación y revocación cte las
Leyes Nuevas (p. 13). Pienso que más hien ctehió escri-
hirse en 1547 o 154H cuancto, cterogactas éstas, se plan-
leó la posihilictact cte un repartimienlo perpeluo cte las
encomienctas, para lo cual, como veremos más actelan-
le, el rey pictió una información sobre los puehlos
repartihles y olra sohre los conquislactores y pohlactores
a quienes repartir los puehlos. El mismo Vázquez cte
Tapia confirma esla fecha al ctecir que "ha 22 al)os
que soy regictor cte esla ciuctact, proveícto por Su Ma-
jeslact" (p. 53), pues las Actas de mbildo de la ciudad de
Méxifli regislran que el 10 cte sepliemhre cte 1526 pre-
senló al Cahilcto una provisión real ctesignánctolo re-
gictor.
114
hijo legítimo y heredero de Moctezuma.~ Por
ello, tal vez, en su RelaciónJuan Cano respondió
a Cortés y a Vázquez de Tapia, sin mencionarlos
directamente, al precisar que durante la retira-
da de la Noche Triste murió Chimalpopoca "hijo
de Mocten~uma, aunque no legítimo, y otras
dos hijas suyas que había dado a Cortés".~9
Francisco López. de Cómara
En su Historia de la conquista de México, publicada
en Zaragoza en 1552, al final de su capítulo so-
bre "los .reyes de Mexico", Francisco López de
Gómara mostró que existían varias ideas sobre
los hijos legítimos y posibles herederos de Moc-
tezuma:
Quedaron muchos hijos deste Motec~uma, a lo
que dizen algunos. Cortés dize que dexó tres
hijos varones con muchas hijas. El mayor deBas
murió entre muchos españoles al huir de Mexi-
ca. De los otros dos era uno loco, y otro perlá-
tico. Don Pedro Moteq:uma, que aún vive, es
su hijo y señor de un barrio de Mexico, el cual
porque se da mucho por vino no le han hecho
mayor señor, De las hijas una fue casada con
Alonso de Grado, y otra con Pedro Gallego, y
después con Joan Cano de Cázeres, y primero
que con ellos casó con Cuetláuac. Fue bautizada
y llamase doña Isabel. Parió de Pedro Gallego
un hijo que llamaron Juan Gallego Moteccuma,
y de Juan Cano parió muchos. Otros dizen que
no tuvo Moteq:uma más de dos hijos legítimos, a
Axayaca, varón, y a esta doña Isabel. Aunque bien
hay que averiguar cuáles hijos y cuáles mujeres de
Moteq:uma eran legí timos.
Muerto que fue Moteq:uma, y echados de Me-
xico los españoles, fue rey Cuetláuac, señor de
Iztacpalapan, su sobrino, o como algunos quie-
ren, hermano. No vivió más de sesenta días,
aunque otros diCen muchos menos, Murió de
las viruelas que pegó el negro de Narváez.
Por muerte de Cuetláuac, reinó Cuahutimoc,
sobrino de Moteq:uma, y sacerdote mayor. El cual
por reinar descansado mató a Axayaca, a quien
,pertenecía el reino. Ytomó por mujer a la doña
:lI< Sin emhargo, Cortés se refiere en su ctonación cte
1526 a ctoña Isahel MOClezuma como la "legílima herede-
ra" cte Moclezuma (en OC,l.I, p. 37H).
'" Zorila, Tercera parle, cap. XXIX.
 Isabel, que arriba dixe. Este Cuahuómoc perdió a
Mexico, aunque la defendió esforzadamente.4o
López de Gómara retoma en primer lugar la
versión de la Segunda carta de Hernán Cortés,
según la cual Moctezuma dejó tres hijos here-
deros, el mayor de los cuales murió "en las puen-
tes", mientras que los otros dos no podían here-
dar por ser uno loco y el otro paralítico. Por
eso a Moctezuma sucedió el bravo Cuitlahua,
quien reinó sesenta días o menos, pues lo mató
la viruela que trajo el negro de la expedición
anticortesiana de Pánfilo de Narváez, de abril-
mayo de 1520. Lo sucedió Cuauhtémoc, que
perdió a la ciudad de México, "aunque la de-
fendió esforzadamente".
Pero López de Gómara agrega aquí infor-
mación que obtuvo de los alegatos en la Corte
de algunos de los hijos sobrevivientes de Mocte-
zuma. Uno de ellos era don Pedro Moctezuma,
que tenía el nombre nahua de Tlacahuepan,
era "señor de un barrio de Mexico", pero no lo
habían hecho "mayor señor" "porque se da
mucho al vino". En efecto, muertos Chimalpo-
poca, durante la Noche Triste, y Axayaca, por
orden de Cuauhtémoc, don Pedro Tlacahuepan
(?-11 de septiembre de 1570)41 quedó como he-
redero masculino directo de Moctezuma, y por
lo tanto como rival de doña Isabel Moctezuma,
heredera femenina directa de Moctezuma, que
siempre l~ agredió.42 Sus caminos se separaron
al casarse don Pedro con una señora tetzcocana,
•• López de Cómara, cap. CCXI.
41 Chimalpáhin, Séptima reladón,pp. 238-2~.
42 Sobre don Pedro Tlacahuepan, véase, entre Olras
fuenles: Códice Cozcatzin (I572),'Manuscrilo 41-45 de la
Bibliolheque Nalionale de Paris; edición fotOgráfica,
con eSludio introduclorio de Ana Rila Valero de Carda
Lascuráin, paleografía y lraducción de los lexlos nahuas
de Rafael Tena, México, INAH, BenemériLa Universi-
dad AUlónoma de Puehla, 1994, f. Iv.; Alva IXllilxó-
chill, "Hisloria de la nación chichimeca", cap. LXX;
Alvarado Tezozómoc, Crónica mexicáJotl; Codex Chimal-
pahin; Anhur lO. Anderson, Frances Bcrdan y James
Lockhan, lrads. y eds., ReJond Ihe cotlices. T/¡e Nahua lIiem
oj colonial Mexico, Berkeley, Los Án¡;¡eles, Londres, Uni-
versily of California Press, 1976; Armando Manínel
Garnica, "La Casa de Mocleluma. La incorporación
de los linajes nobles del Valle de México a la sociedad
115
mientras que doña Isabel se casó y procreó con
españoles. Puede pensarse que López de Gá-
mara tomó el dato sobre la afición al vino de
don Pedro de una de las relaciones y alegatos
de Juan Cano.
y la hija de Moctezuma que López de Gómara
menciona es precisamente doña Isabel, aunque
en lo que afirma sobre sus sucesivos maridos pa-
rece no muy bien informado, porque en reali-
dad menciona a dos hijas de Moctezuma, una
de las cuales "fue casada con Alonso de Grado"
(en 1526, cuando Cortés le dio a doña Isabel el
señorío de Tlacopan por dote y arras), y otra fue
casada con Pedro Gallego, con quien tuvo aJuan
de Andrade, y después con Juan Cano de Cáceres,
con quien tuvo muchos hijos. Tal vez López de
Gómara o uno de sus secretarios leyeron mal y
donde decía "una vez fue casada", omitieron
"vez" y pusieron "una fue casada", implicando
que se trataba de una de las hijas de Moctezuma,
por lo que tuvo que separar a la que casó con
Alonso de Grado de la que casó con Pedro Ga-
llego yJuan Cano y fue bautizada con el nombre
de doña Isabel.
López de Gómara también parece cometer
un error cuando asienta a continuación que "pri-
mero que con ellos casó con Cuetláuac". Tengo
la impresión de que nuevamente aquí Gómara o
su secretario copiaron mal donde originalmente
decía "Cuahutímoc". Pienso que se trata de un
error porque ninguna otra fuente refiere este
supuesto matrimonio de doña Isabel con Cuitla-
hua, y porque más adelante en el pasaje citado
.'López de' Gómara al tratar del breve reino de
Cuitlahua no menciona el matrimonio con doña
Isabel y sí menciona su matrimonio con Cuauh-
, témoc al tratar del reino de éste. Varios son los
autores, sin embargo, que aseveran de manera
novo hispana del siglo XVI", lesis de doclorado en hislO-
ria, México, El Colegio de México (Centro de ESlUdios
Hislóricos), 1993, pp. 151-186,247, ele.; Amaya Carrill,
ed., "Ejeculoria a favor de don Diego Luis Moclezuma.
Teslamenlo del príncipe Pedro Moclezuma", Históri·
cas, 37, México, UNAM (InslilulO de Investigaciones His-
lóricas), enero-abril de 1993.
 acntIca que doña Isabel primero se casó con
Cuit1ahua y después con Cuauhtémoc.4~
A continuación prosigue López de Gómara,
basado ya en las relaciones de Juan Cano, refi-
riendo que "otros dicen que no tuvo Moteq:u-
ma más de dos hijos legítimos, a Axayaca, va-
rón, y a esta doña Isabel", y expresa su duda
sobre la cuestión destacando la necesidad de
"averiguar cuáles hijos y cuáles mujeres de Mo-
teq:uma eran legítimos".
Esta necesidad de investigar diversas cuestio-
nes sobre el linaje de Moctezuma se expresa en
el siguiente párrafo, sobre el reino de Cuit1a-
hua, en el que López de Gómara duda entre la
posibilidad de que fuera sobrino o hermano de
Moctez.uma.
Pero en el párrafo siguiente y final, sobre el
reino de Cuauhtémoc, López de Gómara deci-
de tomar como suya la opinión de Juan Cano, lo
cual se ve por varios elementos: que Cuauhté-
moc era sobrino de Moctezuma (como se dice
en la relación franciscana "Origen de los mexi-
canos ");44 que Cuauhtémoc era "sacerdote ma-
yor"; que mató a Axayaca, hijo de Moctezuma;
que a Axayaca "pertenecía el reino"; que tomó
por mujer a doña Isabel, hermana de Axayaca.
López de Gómara pudo tener acceso, entre otras
'" Clavijero, "istoria a1lliglla de México, lib. IX, cap.
XXXII, p. 37H: "Casóse [Cuauhlémoc] con su prima Te-
cuichpolzin, hija de MOleuczoma, y viuda de su lío
Cuillabualzin "; Orozco y Berra, "istoria (""igua J de la
C01lqnista de México, Cuarta parle, lib. III, cap. 1;Chavero,
"isloria a1lli/iua, lib'. V, cap. Xl; (;arcía Icazbalcela, "Al
leclor", en NCDHM, l. III, p. XXXVII; García Iglesias, Isabel
MortewlOa, la últilOa ¡'ri1lcesa aztua, cap. XXV; Muriel,
"Divergencias en la biografia de Cuauhlémoc", p. 64;
Chipman, "Isabel Moclezuma: precursora del mestiza-
je", p. 2!i4; Manínez, 1~1IlreTlislade GonzaÚJFmtálldez de
Oviedo aJIla1l Cm/o en septielObrede 1544, p. l!i; Virginia
Armella de Aspe, 7'eCltirhpolzill, Puebla, Gobierno del
ESlado de Puebla (Colección V Centenario), 1992, pp.
21>-27; Manínez Baracs, "Doña Isabel Moclezuma Te-
cuichpotzin", p. 30 ... ; Pérez-Rocha y Carrasco l'izana,
"Esludio preliminar", en Privilegios e1l lurha. 1.11i1l¡moa-
riÓ1Ide dmia Isabel Morlezwoa, p. 14, ele.
"" y como lo afirma previamenle el mismo López de
(;ómara en el cap. CXIX, en el que escribe que Cuauh-
lémoc era "sobrino, y no hermano, como algunos di-
cen, de Motec~uma".
116
relaciones y peticiones de Juan Cano, a las In/ar-
macionesfranciscanas de 1532 Ya las partes enton-
ces inéditas de la Historia general y natural de las
Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo,45 don-
de aparece su entrevista con Juan Cano en 1544.46
Alvarado Tczowmoc, Chimalpáhin
y el Códice Aubin
La erúnica mexicáyot~escrita en náhuatl hacia 1609
por el historiador mexica don Hernando de
AlvaradoTezozómoc (1525/153O-despuésde 1609),
aporta testimonio de una tradición mexica sobre
Axayaca, su fu.miliay su muerte por orden de Cuauh-
témoc, que coincide, pero sólo en parte, con la
Relaciún y los otros testimonios de Juan Cano.
Se conoce la Crónica mexicáyotl a través de la
copia hecha por Antonio León y Gama (1735-
1802)47 de una versión ampliada que escribió el
historiador chalca don Domingo Chimalpáhin
(1579-1660?), su "Historia o chrónil;a mexica-
na", recientemente publicada.48 Por ello, en mu-
chas partes surge la duda acerca de si tal o cual
párrafo debe atribuirse a Alvarado Tezozómoc
o es un agregado de Chimalpáhin. En el caso de
la muerte del joven Axayaca no parece haber
duda, pues Chimalpáhin no la menciona en sus
••Juan Miralles OSlOS,·~:sludio preliminar", de Fran-
cisco López de Gómara, Hi,laria tU la Conquisla tU México,
México, Ponúa (Sepan cuantos, 566), 1988, pp. XVII-XX.
4' El aguslino fray Gerónimo Román, en sus Repúbli-
ras del lOu1ldo, publicadas en Medina del Campo en
1!i7!i, sigue a López de Gómara cuando afirma que "a
Monle~uma sucedió Cuetláuac, y después el úllimo
[rey] fue Quahulímoc, que fue sobrino de Monte~uma
y sacerdole mayor de los ídolos, el cual por reinar
seguro y a su contento maló a Xayaca a quien penene-
cía el reino, y tomó por mujer a una hija de Monle~uma,
que se llamó después de christiana doña IS,abel".
Román, Repúbliras tU/lOundo, Tercera pane, "De la Repú-
blica de las Indias occidentales", lib. III, cap. XIV.
<1 Hernando de Alvarado Tezozómoc, Crónira men-
"iJol/' traducción direcla del náhuall de Adrián León,
México, UNAM (Instilulo de Investigaciones Hislóricas),
1949, párr. 2R4 y 335.
" Domingo Chimalpáhin, "Hisloria o chrónica
mcxicana"; en Codex ChilOalpahill, edited and lranslaled
by Anhur JO. Anderson and Susan Schroeder; Wayne
RUWCl.manuscripl edilor; Susan Schroeder, general
cdilor, Norman y Londres, University 01' Oklahoma
Press, 1997, l. 1, pp. 158-159 Y 166-167.
 otros escritos,49por lo que puede suponerse que
las referencias son de Alvarado Tezozómoc.
De cualquier manera, aquí sigo la versión de
la "Historia o chrónica mexicana" de Chimal-
páhin, por su carácter de "original", más com-
pleta que la copia conocida de la Crónica mexi-
cáyotl de Alvarado Tezozómoc.
Alvarado Tezozómoc asienta la entronización
de Cuauhtémoc, en el "mes" de Izcalli del año 3
Casa, 1521, precisando que fue en febrero, y agre-
ga que en el mes de Tozoztont1i, abril del mismo
año, "fueron muertos los príncipes, hijos de
Moteuhq:omatzin Xocóyotl, ya mencionados
por nombre arriba, el primero de nombre
Tzihuacpopoca, el segundo Xoxopehuálloc, el
tercero Tzihuactzin, el cuarto Tecuecuénotl, el
quinto Axayaca, el sexto Totlehuícol, cuando
fueron muertos por orden de Cuauhtémoc (mic-
tilloque ytencopa mochiuh yn quauhtemOCb:in) ".50
El Códice Aubin, escrito entre 1562 y 1576 por
un tenochca de la parcialidad de San Juan MOo
yotlan, aunque no explicita que Cuauhtémoc
mandó matar a sus seis sobrinos, sí lo implica,
pues menciona la muerte de los mismos seis hijos
de Moctezuma, durante el mes de Tozoztont1i,
justo después de registrar la entronización de
Cuauhtémoc, en el mes de Atlcahualo, y que
Cuauhtémoc derrotó a Chalco y a Xocotit1an,
en el de Tlacaxipehualizt1i.51
/ ed., Historia de la lIaciólI .Mxicalla: Códice de 1576 (Códice
19 Don Domingo Francisco de San Antón Muñón
Chimalpáhin Cuauhtlehuanitzin, Diario, paleografia y
traducción de Rafael Tena, México, Conaculta (Cien
de México), 2001; Las ocho relacio'les)' el Memorial de
Colhuaca", 2 vals.; y COt1exChimalpahill, 2 vals.
'" Codex Chimalpahill, t. 1, pp. 16l>-167; Y Alvarado
Tezozómoc, CTÓlIicamexicá)'otl, párr. 334 y 335. La men-
ción anterior, referida en el texto, da una lista ligera-
mente diferente: Axayaca, Xoxopehuálloc (muerto por
los mexicas en ,,1 canal de los toltecas, durante la retira-
da de la Noche Triste), Tzihuacpopoca, Tecuecuénotl,
Totlehuícol Quatlecohuatzin, Tzihuactzin Tzihuacyotzin.
"Estos seis fueron matados. Se hizo por órdenes de
Cuauhtemoctzin ()'lIin. chiquaarnixtill fan mictilloque )'tt1l-
copa mochiuuh)'n quauhtetnoctzin)". Codex Chimalpahill, t.
1, pp. 158-159. La copia previamente conocida de la
CTÓlIicamexicá)'otl, párrafos 30!>-311, omite la indicación
de que estos seis hijos de Moteuczomatzin fueron
matados por orden de Cuauhtémoc.
•• Códir.eAubi'l. Manuscrito azteca de la Biblioteca Real
de Berlíll. Anales t1t Mexicallo, publicado por Antonio
117
La Crónica mexicáyotl y el Códice Aubin coinci-
den al ubicar la muerte por órdenes de Cuauh-
témoc de los mismos seis hijos de Moctezuma
(incluyendo a Axayaca) durante el mes de TOo
zoztont1i ("Pequeña vigilia") que, según Rafael
Tena, fue del 25 de marzo al 13 de abril de
152 l,52 La precisión que da la Crónica mexicáyotl
de que el suceso fue en abril, permite ubicarlo
en las dos primeras semanas de abril de ese año.
En todo caso, después de la entronización de
Cuauhtémoc, sobre la cual no coinciden la Cró-
nica mexicáyotl, que la ubica en el mes de Izcalli,
y el Códice Aubin, que la ubica en el de Atlca-
hualo. Según Tena, el mes de Izcalli ("Creci-
miento o Resurrección") fue del 18 de enero
al6 de febrero de 1521; los días nemontemi ("En
vano están ahí ocupando un lugar") fueron del
7 al 12 de febrero; el mes de Atlcahualo ("Se
detienen las aguas") fue del 13 de febrero al 4
de marzo.5~La precisión en la Crónica mexicáyotl
de que la entronización de Cuauhtémoc suce-
dió en el mes cristiano de febrero, permite con-
ciliar las dos versiones y aun abre la posibilidad
de que, como también lo asienta el CódiceAubin,
Cuauhtémoc haya sido entronizado, acaso sig-
nificativamente, durante los nemontemi, "días
aciagos", del 7 al 12 de febrero de 1521.54
Peñafiel, México, 1902, p. 85; Charles Dibble, trad. y
Aubill), Madrid, .José Porrúa Turanzas, 1963, pp. 59-60;
Y en .James Lockhart, ed. y trad., We people here:Nahuatl
accoullts of the ('AJnquestof Mexico, Berkeley, Los Ángeles,
Londres, University al' California Press, 1993; pp. 27l>-
277.
•• Rafael Tena, El calendario mexica )' la CTollografia,
México,INAH (Colección Científica, 161), 1987, p. 109.
., Tena, El cale1ldario mexica J la CTollografia,pp. 108-
109. Obsérvese que los lIemolltemi aquí mencionados,
correspondientes al año de 1521, eran "bisiestos" (o
"biquintos"), esto es, no de cinco sino de seis días, de
acuerdo con la defensa que hace Rafael Tena de la
existencia del año bisiesto entre los mexicas. De cual-
quier manera, la validez o no de esta teoría no altera en
mucho la ubicación de los meses mencionados. Agre-
guemos que el mes de Tlacaxipehualiztli ("Desollamiento
de hombres"), el de la derrota de los chalcas según el
Códir.eAubin, fue del 5 al 24 de marzo de 1521.
" En un primer momento el Códice Aubin registra
que "en Atlcaualo Cuauhtémoc fue entronizado (atlcaua-
llo )'n ipall ommotlatocatlaUi ill quaulltemoctzill)"; y líneas
 La muerte de Axayaca se distingue porque su
padre Moctezuma trató explícitamente de res-
guardarlo. Lo registra el mismo Alvarado Teza-
zómoc en otra obra suya, su Crónica mexicana,
escrita en español hacia 1598, en donde consig-
na que al recibir noticias de la proximidad de
los españoles, Moctezuma se entristeció mucho
y encargó al principal Tilal1calqui el cuidado de
...Ios pobres mis hijos llamados Ilhuiltémoc,
Chimalpopoca, Acatlxoxouhqui, Acamápich,
Tetzah ualtecólotl, Axayaca y Tlacahuepan; mirad
que cuando yo sea muerto a manos de los que
ahora vienen, que los mexicanos como malos y
crueles, con este enojo los han de matar, que los
escondáis y abriguéis y amparéis, porque después
de muerto yo, ni misericordia han de tener con
ellos, antes los acabarán de matar, y para esto, des-
de ahora los pongo en vuestro poder; haced cuen-
ta que son vuestros hijos y nietos, escondedlos en
vuestros rincones, si escaparen, o el uno o el otro
o cualquiera de ellos, habéislos de querer confor-
me a la voluntad y querer que os he tenido.ó5
después que "El onceavo l!aloani Cuauhtémoc fue en·
tronizado durante los lle-monte-mi de Cwíhuil! ehua (Jc xi y
tlatoani ypall mmolltemi r¡uauil! eua Y" mol!atomtlalli r¡uau·
hlemoclzill)" (en Lockhart, ed. y trad., We people here, pp.
I?7&-1? 79) . La aparente contradicción entre amhas citas
se aclara si recordamos, con Rafael Tena (/':1 caln/dario
mexica y la cr01lOgrafia, p. 111), que Cuahuitlehua ("Se
yerguen los árholes") era un sinónimo tenochca del
mes AlIcahualo ("Se rletienen las aguas"), que se uhica·
ha inmediatamente después de los días nemontnoi. Chao
vero escrihió que "según el intérprete mexica rlel Códice
/\ubin, se coronó en los días nnoolltnoi; pero como eran
aciagos, y sahemos que esa ceremonia dehía hacerse
precisamen te en signo cipactli, podemos fijar la fecha
de la consagración solemne de Cuauhtémoc, undéci·
mo rey y último emperador de los mexicas. en el día 6
(.ipactli del mes Atlacahualco [sic], principio del año yei
Calti, que correspondió al primero de marzo de 1521"
(/lisloria fl1/liglJa, t. I de Mexien a trallés de los siglos, lih. V,
cap. xI). Lo sigue Salvador Toscano, CU(lIlhlémoc. prólo-
go de Rafael Heliodoro Valle. México, fCE, 1953, cap.
xx.
,,'o Fernando Alvarado 'Tel.Ozómoc, Crónica mexiCll1la,
escrila por don !!ernando Alllamdo l'ezozómoc hada el ""0de
MJ)xeVIII, (l1Iotada por el Sr. !.ic. D. Mfl1/Uel Orazen y Berza y
precedida del Códice Ramírez, manuscrito del silflo XVI illtilula·
do: Reladón del origell de los indios r¡ue habitan esta Nueva
¡';Spfl1la según sus historias, J de un Examn/. de ",oblLs ObrlL'. al
cu.allla anexo un !'.!itudio de cronología mexicana por el mismo
Sr. Orozen y Berza, México. 1878; reed. facs., México.l'orrúa
(Bihlioteca l'orrúa, til), 1975. cap. ex, p. 699.
118
Como se ve, comparando las citas de la Cr6-
nica mexicáyotly del Códice Aubin, por un lado, y
de la Crónica mexicana, por el otro, de los hijos
que Moctezuma encomendó al principal Tilan-
calqui sólo Axayaca fue matado por órdenes de
Cuauhtémoc.5n
Ahora bien, Alvarado Tezozómoc y Chimal-
páhin, en un fragmento de la "Historia o chró-
nica mexicana" que puede provenir de fuentes
del señorío de Colhuacan,57 distingue de mane-
ra particular a Axayaca, aportando información
adicional sobre su familia, que coincide con la
Relación deJuan Cano: Axayaca es hermano de
doña Isabel y ambos son hijos de Moctezuma y
una hija de Ahuítzotl.
Registrando los hijos del tlatoani Ahuítzotl,
Alvarado Tezozómoc y Chimalpáhin enlistan a
Cuauhtemoctzin, a Atlixcatzin y a "una mujer-
cita cuyo nombre no se sabe", hermana de ma-
dre y padre del tlacatéccatl Atlixcatzin, que se
casó con el tlatoani Moctezuma, que tuvo con
ella dos hijos: Axayaca, que "fue muerto man-
cebo" ("Axayaca, inin can telpochmictiloc") y "doña
Isabel de Moteuhq:oma".
A diferencia de Juan Cano en la Información
de 1548-1553, sin embargo, AlvaradoTezozómoc
y Chimalpáhin no registran el nombre de la ma-
dre de Axayaca y doña Isabel, TecaIco. Tampoco
mencionan -ni tenían por qué hacerlo-- que
,>6 Íhuitl Témoc. precisa Alvarado Tezozómoc, muo
rió de muerte natural (can momir¡uiti). Pero Chimalpo·
poca y Tlaltecatzin fueron malados por los mexicas en
el canal tolteca ("r¡uimictique tolteca acalloeu in mexica'),
en la retirada de la Noche Triste. (Sólo queda la duda
si Xoxopehuálloc fue matado por los mexicas en el
canal tolteca, la Noche Triste del 30 de junio al I de
julio de 1520. o si fue matarlo por Cuauhtémoc en
ahril de 1521.) Chimalpáhin, "Historia o chrónica
mexicana", en Codex Chirnalpa/¡in, l. 1, pp. 158-159; Y
Alvararlo Tezozómoc. Crónica mexicá)'oll. párr. 305·311.
." Codex Chimalpa/¡in, l. 1, 155-156; YAlvarado Tezozó-
moco CrnlliCIL mexicáyoll. párr. 1?84. Véase la mención,
muy parecida a la de la "Historia o chrónica mexicana".
en el texto de Chimalpáhin titulado "La descendencia y
generación de los reyes y señores y naturales del puehlo
de Culhuacan y tamhién de aquí de los reyes y señores
naturales en esta gran ciudad de Mexico Tenochtitlan,
compuesto por los señores de Culhuacan"; en Codex
C/dmalpa/¡in. l. 11. pp. 8&-87.
fuera propiamente la "mujer legítima" de Moc-
tezuma ("in ichpoch Auitz.otzin quimocihuahuati in
tlacatl huey tlatohuani MoteuhC(;omatzin Xocóyotr).
Tampoco mencionan que Axayaca haya sido rey
de México después de la muerte de su padre
Moctezuma, y no refieren que Cuauhtémoc lo
matara antes de ser rey, para poder serio, sino
dos meses después de entronizarse.
Finalmente, debe mencionarse que ni Alva-
rado Tezozómoc ni Chimalpáhin mencionan el
matrimonio de Cuauhtémoc con doña Isabel
Moctezuma.
Si la madre de Axayaca y doña Isabel era hija
del mexica Ahuítzotl y no del tlacopaneca Toto-
quihuaztli, sólo queda la duda, que más adelante
retomo, del posible o parcial linaje tlacopaneca
de Huehue Cahualtzin el Viejo, padre de la"prin-
cesa que se casó con AhuítzotI, con quien engen-
dró a la madre de doña Isabel Moctezuma.
Por lo que tomó de la Crónica mexicáyotl de
Alvarado Tezozómoc o por lo que acopió de otras
fuentes, Chimalpáhin mostró siempre interés
por la familia de doña Isabel Moctezuma yJuan
Cano (escrito "Gano"), tanto en el periodo pre-
hispánico -como hemos podido ver-, como
en el periodo hispánico, dando mucha infor-
mación sobre sus sucesores hasta comienzos del
siglo XVII. De hecho, Alvarado Tezozómoc y Chi-
malpáhin son los primeros cronistas conocidos,
me parec~, que usan el nombre o título nahua
de Tecuichpochtzin (de teuctli, señor, e ichpochtli,
doncella, y el reverencial-tzin: Señora donce-
lla, Princesa) junto al de doña Isabel: "doña Isa-
bel de Muteq:uma Tecuichpotzin", etcétera.58
En lo que al periodo prehispánico se refiere,
ha podido notarse una coincidencia en muchos
puntos particulares de Alvarado Tezozómoc y
Chimalpáhin con las relaciones e informaciones
de Juan Cano, particularmente con los escritos
posteriores a 1546, cuando Juan Cano comienza a
afirmar que la madre de doña Isabel era hija del
58 Chimalpáhin, introducción en español y texto náhuall
de la "Historia o chrónica mexicana": y "La descenden-
cia y generación de los reyes y señores y naturales del
puehlo de Culhuacan": en Codex Chimalpahin, t. 1, pp.
54,56 Y 162: y t. 11, p. 86.
119
tlatoani mexica Ahuítzotl. Todos los testigos de la
Información de 1548-155310 confirman.'Alvarado
Tezozómoc y Chimalpáhin debieron tener acceso
a las tradiciones históricas mexicas retomadas o
reelahoradas por doña Isabel yJuan Cano.
La afinidad con Juan Cano de Chimalpáhin
acaso se deba a la mutua decisión de defender la
transmisión femenina del poder, del linaje noble
y de la herencia. Al defender la transmisión fe-
menina en las Relacionesfranciscanas de 1532,Juan
Cano pudo establecer que su mujer doña Isabel,
como las reinas I!ancuéiti, Atotoztli e Isabel la
Católica, hubiese podido ostentarse como legíti-
ma heredera del trono de México, por lo que
ella y él merecían recibir de la Corona española
muy particulares mercedes y favores.
En sus extensas investigaciones y recopilacio-
nes de reyes y genealogías de su natal Chalco
Amaquemecan, Mexico, Colhuacan Yotros seño-
rios nahuas del centro de México, Chimalpáhin
dio creciente importancia a la transmisión feme-
nina del linaje, entre otras razones, como un me-
dio para reivindicar su propia nobleza, ponerse el
título de don, que en sus primeros años no usaba,
y aumentar la extensión de su nombre, que pasó
del humilde Francisco Chimalpáhin al rimbom-
bante don Domingo Francisco de San Antón
Muñón Chimalpáhin Cuauhtlehuanitzin.59
Los Anales de Tlatelolco
Otra fuente mexica, en este caso tiatelolca, que
confirma la muerte del príncipe Axayaca a ma-
nos de los propios mexicas son los Anales de Tla-
telolco60 (redactados hacia 1545, según James
•• Chimalpáhin, "Octava relación"(compuesta hacia
1621): en Las ocho relaciones y el Memorial de Colhuacan, t.
11, pp. 270-381.
60 Anales de Tlatelolco. Unos anales histmeas de la nación
mexicana y Códice de Tlatelolco, versión preparada y anota-
da por Heinrich Berlin, con un resumen de los Anales
y una interpretación del Códice por Roben Barlow
(1948), México, Ediciones Rafael Porrúa. 1980, p. 66. Véase
también, además de las ediciones citadas en las siguientes
dos notas, el fragmento incluido en Georges Baudot y
Tzvetan Todorov, eds., Relatos aztecas de la Conquista (1983).
traducción de Guillermina Cuevas (revisada por Baudot),
México, Conaculta, Grijalvo, 1990, pp. 190-191.
Lockhart,61 o hacia 1560, según Rafael Tena62) y
que, al igual que Alvarado Tezozómoc y el Códi-
ceAubin, la ubica después de la expulsión de los
españoles. Desde una perspectiva tlatelolca, los
Anales de Tlatelolco registran varios momentos en
los que, ante el ataque de los españoles, los
tenochca se mataron entre sí, esto es, hubo una
guerra civil en la propia ciudad de Tenochti-
tlan, que ciertamente facilitó su caída:
Regresaron [los españoles] a Tetzcoco, y se asen-
taron en Tlallistacapa; también murieron [algu-
nos] tlatelolcas cuando [los españoles] se asen-
taron en Tetzcoco. Entonces los tenochcas
comenzaron a matarse entre sí;"~ en el año 3
Calli [1521] dieron muerte a [varios] principa-
les: al cihuacóatl Tzihuacpopocatzi, a Cipactzi, a
Tencuecuenotzi, a Axayaca y Xoxopehuálloc,
hijos ambos de Motecuh~omatzi. Éstos perecie-
ron cuando los tenochcas riñeron y pelearon
entre sí. Dichos principales fueron muertos por-
que, compadeciéndose de los macehuales, trata-
ban de persuadirlos de que [convenía] juntar
maíz blanco, guajolotes y huevos para llevarlos a
los extranjeros. Fueron sacerdotes,jefes de los
sacerdotes y jefes guerreros quienes dieron
muerte a los principales, pero los señores gober-
nantes se disgustaron por esas muertes. Dijeron
quienes habían dado muerte [a los principales]:
"¿Acaso nosotros somos nobles? Veinte días des-
pués de [la matanza de] Tóxcatlla gente recu-
rrió a nosotros y nos pidió apoyo". En ton ces se
jun taron [los españoles] para atacarnos, yal cabo
de diez días de combates salieron sus berganti-
nes.61 [oo.] En Xoxouiltitla y en Tepeyácac no
hubo combates, pero los t1atelolcas estuvimos
custodiando la calzada; cuando llegaron los ber-
gantines, al día siguiente abandonaron Xoloco,
y durante dos días se combatió en Uitzalla
[Huitzillan]. Entonces se mataron los tenochcas
61 'The AnnalsofTlatelolco" (fragmento), en Lockhart,
ed. y trad., We peoPk here: Nalmatl aCCOlm/soJ/he Conques/ oJ
Mexieo, pp. ~7-4~Y250-27~.
•, A n ales de Tlatelolco, paleograli a, traducción e in-
troducción de Rafael Tena, México, Conaculta (nen
de México), 2004, pp. 14-15 Y 104-107.
6' En el margen izquierdo aparece el siguiente texto en
español: "Viene Cortés otra vez. f:ntranse en la ~iudad mu-
chos conve~inos".
&1 Texto en español eo el margen izquierdo: 'Tubierqn
entre sí los mex[icalnos penden~ia, y mueren muchos se-
ñores por el scrvi~io que ha~ían a los españoles".
120
entre sí, [pues algunos] decían: "¿Dónde están
nuestros hijos? ¿Los expulsarán de una vez, o
podrán resistir?" Se apoderaron de cuatro [princi-
pales] y los mataron; dieron muerte a Cuauh-
nochtli, el jefe de Tlacateco, a Cuapa, el jefe de
Uiznáuac,65al sacerdote de Aman tla y al sacerdo-
te de Tlallocan. Éstos perecieron cuando los te-
nochcas se pelearon entre sí por segunda oca-
sión. [Los españoles] pusieron una culebrina en
medio de la calzada, y la dirigieron hacia el cami-
no de Tecama [Tecanman]; cuando dispararon la
culebrina, [el tiro] fue a caer en Quauhquiáuac.
Se movilizaron los tenochcas: tomaron [la efi-
gie] de Uitzilopoch [Huitzilopochtli] y la lleva-
ron a Tlatelolco, donde la depositaron en el
telpochcalli de Amáxac; a su señor Cuautemoctzi
lo fueron a dejar a Yacacolco.66
Es de advertirse que esta versión tlatelolca
deje entender que la clase sacerdotal se involu-
cró intensamente en los conflictos políticos que
vivió Tenochtitlan a partir de la llegada de los
españoles, como lo destacaJuan Cano:Aunque
no asevera directamente que Cuauhtémoc log
mandó matar, ni que todos fueron hijos de
Moctezuma, los Anales de Tlatelolco mencionan a
cinco de los seis hijos de Moctezuma, incluyen-
do a Axayaca, mencionados por el Códice A ubin
y Alvarado Tezozómoc.
LAS V~:RSIONES
Como hemos podido ver, Juan Cano no es el
único autor que se refiere al príncipe Axayaca,
hijo de Moctezuma, y a su muerte a manos de
los mexicas o del mismo Cuauhtémoc. Yfuentes
nahuas como Alvarado Tezozómoc, Chimalpáhin
y el Códice Aubin permiten precisar que Cuauh-
témoc mandó matar a Axayaca y a otros cinco
hijos de Moctezuma hacia comienzos de abril de
1521. Juan Cano, pues, no inventó la historia.
Pero sin duda, Axayaca jugó un papel muy im-
portante en la argumentación de Juan Cano.
,",Tlacatecco era templo de HuilZilopochLli y UilZnáuac
templo de TezcaLlipoca, según Heinrich Berlin.
66 Sigo la versión de Rafael Tena, Anaks de TIa/eloleo,
pp. 104-107, salvo en los topónimos y antropónimos, que
Tena regulariza y que yo transcribo tal como aparecen en
el manuscrito.
 Axayaca era el hermano de doña Isabel Mocte-
zuma, hijos ambos del emperad<;>r Moctezuma y
de su "mujer legítima". El hijo legítimo y here-
dero de Moctezuma era Axayaca, y al morir pri-
mero Moctezuma y luego Axayaca, a manos de
los mexicas ambos, doña Isabel quedó como úni-
ca legítima heredera de los bienes de su padre
Moctezuma y aun del reino mexicano. Yjunto
con ella su marido Juan Cano. Ya se entiende la
importancia estratégica en su argumentación
jurídica de la figura del príncipe Axayaca.
Más allá de este esquema argumental bási-
co, los distintos informes de Juan Cano mues-
tran diferencias. Ya mencioné la que se refiere
al linaje de la mujer legítima de Moctezuma y
madre de Axayaca y doña Isabel, pues las Inf{)T-
macionesfranciscanas de 1532 asientan que era de
ascendencia tlacopaneca, mientras que la Inf{)T-
mación de 1548-1553 y la Relación de la Nueva Es-
paña y su conquista, al igual que Alvarado Tezo-
zómoc y Chimalpáhin, asientan que era de linaje
mexica, hija del rey Ahuítzotl. Por su amplitud,
que rebasa el ámbito particular de la Relación
de Juan Cano, prefiero tratar el tema en capí-
tulo separado.
Juan Cano hizo un agregado notable en su
Relación, tal como la cita Zorita, al asentar que,
tras la muette de Moctezuma, su hermano Cui-
t1ahua y otros señores se reunieron y decidie-
ron llamar a Axayaca, hijo legítimo y heredero
de Moctezuma, que se encontraba en el pue-
blo de Xilotepec, que era "recámara" de Moc-
tezuma y sus padres y abuelos. Axayaca acudió
a la ciudad de México y tomó el poder con to-
das las ceremonias acostumbradas y de inme-
diato inició una averiguación sobre la muerte
de su padre Moctezuma. Obediente a su pa-
dre, que le mandó servir en todo a Hernán
Cortés, Axayaca juntó oro y plata para man-
dárselo a Tepeaca. Pero los papas, encabeza-
dos por Cuauhtémoc, se hicieron eco del re-
sentimiento popular y mataron a Axayaca y
otros familiares y señores. Cuauhtémoc aban-
donó el estado sacerdotal, se hizo rey de Mé-
xico y se casó en legítimo matrimonio, con to-
das las ceremonias del atar de las mantas, con
121
doña Isabel, hija de Moctezuma, (después) le-
gítima mujer de Juan Cano.
De modo que Juan Cano altera en su Rela-
ción la lista canónica de los reyes de México: tras
la muerte de Moctezuma, gobernó Axayaca, y
no Cuitlahua, quien sin embargo aparece en-
cabezando el grupo de los señores que apoya-
ban a Axayaca y su política hispanista, a los que
se oponía Cuauhtémoc, que encabezaba el gru-
po de los papas, sacerdotes idólatras y enemi-
gos de los españoles.
Esta versión sobre el breve reino de Axayaca
contradice lo asentado por todas las demás fuen-
tes y particularmente los propios informes de
Juan Cano. Según las Relacionesfranciscanas de 1532,
poco después de la muerte de Moctezuma, los
mismos mexicas mataron al heredero Axayaca,
por lo que el reino de México recayó en Cuitla-
hua, pese a que no le correspondía, pues no era
hijo legítimo del emperador Axayácatl. Cuitla-
hua reinó ochenta días y tras su muerte fue elec-
to Cuauhtémoc. En el Diálogo de 1544 con Ovie-
do,Juan Cano deja entender que debía gobernar
Axayaca o doña Isabel, pero como eran "mucha-
chos ambos", gobernó Cuitlahuatzin, señor de
Iztapalapa, hermano (no dice si legítimo o no)
de Moctezuma, que vivió sesenta días tras su elec-
ción, pues murió de viruelas. Sólo entonces
Cuauhtémoc, papa o sacerdote mayor mexica,
mató a Axayaca y fue electo rey de México.
Ya vimos que Alvarado Tezozómoc y Chimal-
páhin refieren que Cuauhtémoc, ya establecido
como rey de Tenochtitlan, mandó matar a
Axayaca y a otros señores, en el marco de los in-
tensos conflictos internos que vivió la ciudad de
México antes de y durante el sitio de los españo-
les a Tenochtitlan en 1521. Estos conflictos tal
vez estén relacionados con la separación que
destaca Juan Cano entre el grupo de los papas o
sacerdotes, encabezados por Cuauhtémoc, y el
grupo de los señores, de Cuitlahua y Axayaca.
Los distintos informes de Juan Cano difieren
en cuanto a las relaciones de parentesco de
Cuauhtémoc con Moctezuma, y por lo tanto
con doña Isabel. En las Relaciones de 1532 y el
Diálogo de 1544, Cuauhtémoc aparece como so-
brino de Moctezurna y primo de Axayaca, pues
su padre Ahuítzotl era hermano de :\1octezu-
ma. En las Informaciones de 1548-1553, Cuitlahua
y Cuauhtémoc casi no son mencionados, me-
nos aún sus supuestos matrimonios con doña
Isabel. Y en la Relación de la Nueva España,
Cuauhtémoc aparece como primo de Mocte-
zuma, tío de Axayaca y doña Isabel, tal como se
acepta generalmente.
Xinguna de las fuentes repasadas menciona
el supuesto matrimonio de doña Isabel con Cui-
tlahua, tras la muerte de Moctezuma y la 1\"0-
che Triste, a fines de agosto de 1520, aludido de
122
manera al parecer errónea por López de CÓ-
mara. En cambio, Juan Cano no deja de men-
cionar el matrimonio de doña Isabel con Cuauh-
témoc en las Relaciones de 1532, el Diálogo de 1544
y la Relación de la Nueva España. Sólo en la Infor-
mación de 1548-1553 omite la figura de Cuauhté-
moc y resalta la de Atlixcatzin, con el que un
testigo llegó a decir que doña Isabel se casó. De
cualquier manera, el matrimonio de doña Isa-
bel con Cuauhtémoc no queda perfectamente
probado, pues no lo menciona ninguna de las
fuentes no inmediatamente influidas por las re-
laciones deJuan Cano.ti;
"Sahagún, Durán, Alvaracto Tezozómoc, Chimalpáhin,
Alva Ixtlilxóchitl, etc. no mencionan el matrimonio cte ctoña
Isahel con Cuauhtémoc. Ya vimos que las referencias cte
Oviecto, Gómara y cte Román provicnen directa o inctirec-
tamente cte las relaciones cteJuan Cano. Bernal Díaz refiere
que Cuauhtémoc "era casacto con una hija cte MOnlc(uma,
hien hermosa mujer para scr inctia" (cap. CXXX), sin
precisar su ictentictáct. El Cantar al modo tlaxcalteca,
Tlllxmltari)'oll, cte los Calltares mexi(flIlO.l, no cs suficien-
temenle preciso sohre la relación entre Cuauhtémoc y
10)'11)'X1l/Jellzillll (ctoña IsahcJ) (f. 55r).
 6. LA CAÍDA DE MEXICO TENOCHTITlAN
PRVI'ARACIÚN l>VI. SITIO
A partir de la salida de los españoles de la ciu-
dad de México, Alonso de Zorita aceleró su
narración de los acontecimientos de la Conquis-
ta. Dedicó un capítulo. el XXXII de la Tercera
parte de su Relación de la Nueva España, a la pre-
paración del sitio de Tenochtitlan, y otro más,
el XXXIII, al sitio y a la toma de la gran ciudad.
Zorita no dijo mucho sobre sus fuentes en estos
dos capítulos. pero varios indicios dejan enten-
der que, como en los capítulos inmediatamen-
te anteriores, se siguió basando en buena me-
dida en la Relación de Juan Cano.
Los capítulos siguientes, últimos de la Ter-
cera parte de la Relación de Zorita (XXXIV-
XXXVII)" están dedicados a la Conquista y otros
acontecimientos de las provincias de Guate-
mala (Cuauhtemallan) y :\icaragua (y León,
Granada y :\icoya). y están principal yexplíci-
tamente basados en el Libro perdido de fray
Toribio Moto1inía.1
Procede hacer un breve repaso de los prin-
cipales asuntos atribuibles a la Relación de Juan
Cano que retoma Zorita en los capítulos XXXII
y XXXIII. El capítulo XXXII narra el regreso de
Cortés de Tepeaca a Tlaxcala, desde donde
mandó construir los trece bergantines para ata-
I Véase la rct:onSlrllcciún y adverlencias oe Fomllnoo
O'(;nrman en Mo[olinía, ""llibro !¡ndirlo, Tercera parlc,
caps. xxXV-XXXVI, pp. 45t>-4H2.
123
car por agua a la ciudad de México. Luego se
dirigió hacia México, pasando por Huexotzinco,
el puerto de Chalco, Huexotla y finalmente
Tetzcoco, donde se estableció. Mandó a Gonza-
lo de Sandoval con guerreros tlaxcaltecas a so-
meter la provincia de Chalco. Al regreso de San-
doval a Tetzcoco, Cortés mandó a Cristóbal de
Olid, su maestre de campo, a Otumba y Tepea-
ca. Cuando supo Cortés que la madera de los
bergantines estaba cortada y labrada. mandó
por ella a un capitán con guerreros tlaxcalte-
casoMientras se construían los bergantines, Cor-
tés fue a atacar varios pueblos a la redonda de
la laguna y otros más. Particularmente cruel fue
el ataque a Iztapalapa (acaso por ser el señorío
delllatoani Cuitlahua, que dio tan dura guerra a
los españoles). Finalmente, Zorita narra la con-
jura del tesorero Julián de Alderete y otros con-
tra Cortés. conjura que el "mañoso" Cortés supo
esquivar con facilidad.
Varios momentos o detalles de este capítulo
XXXII pudieron provenir de Juan Cano. Los anoto
brevemente, a reserva de comparar sistemática-
mente la versión de Zorita con las de sus posibles
fuentes. Es notable que al referir la construcción
de los trece bergantines, Zorita destaque que Cor-
tés mandó cortar y labrar madera, sin mencionar
la madera y los cabos de los navíos a los que dio al
través en San Juan de Glúa (tal vez porque Cano
no había llegado a México cuando Cortés decidió
"quemar las naves"):
 y [Cortés] mandó cortar madera para ellos a Fran-
cisco Rodríguez Magarino y a Diego Hernán-
dez, aserrador, y a otros tres españoles y a mucha
gente de Tlascala, y la cortaron en su tierra y
muchos [f. 423v] carpinteros indios, y les dio la
medida de todo Martín López, que era el que
los había de hacer.
Ciertas menciones sobre robos cometidos por
los tlaxcaltecas en la ciudad de Tetzcoco dela-
tan la pluma del promexicaJuan Cano:
[f. 424r] Llegado [Cortés] a Tlezcuco, se apo-
sentó en un muy grande aposento junto al
tiánguez,2 donde había una muy gran plaza, y
era tan buen aposento como el de Mexico, y
también había otros muchos muy grandes y muy
buenos. Yen todos ellos no se halló gente algu-
na, porque como supieron que iba Cortés, me-
tieron toda la ropa que pudieron en canoas y la
llevaron a Mexico y también escondieron mu-
cha en la sierra y montañas. Y dexaron lo que
no pudieron llevar, que fue mucho, y todo lo
robaron los de Tlaxcala que iban con Cortés, y
ellos se llevaban todo el despojo, porque los
españoles no pretendían más que la comida o
el oro que hallaban, porque no tenían donde
guardar lo demás porque cada día andaban de
unas partes a otras.'\
Más adelante Zorita agrega que los t1axcal-
tecas destruían los pueblos que atacaban con
los españoles, "e iban y venían a sus casas carga-
dos de lo que podían robar".
Probablemente provengan de la hoy perdi-
da Relación o Memaria del conquistador burga-
lés Jerónimo Ruiz de la Mota (que se conoce
porque la aprovecha Francisco Cervantes de
Salazar en su Crónica de la Nueva España) las
noticias sobre los refuerzos que Cortés recibía
en Tetzcoco, como la gente del navío capita-
neado por el propio Ruiz de la Mota. Pero Cer-
vantes de Salazar, siguiendo a Ruiz de la Mota,
distingue claramente entre los navíos enviados
desde Cuba por Diego Velázquez, para soco-
'~:Jmexicanismo tilÍ1/gll.ez., o tianguis, prontamente adop-
tado por Jos conquistadores, viene del náhuatllill1/quiztli,
mercado.
"Zorita, Ten:era pane, cap. XXXII.
124
rrer a Narváez, y los navíos que llegaron poste-
riormente, entre ellos los del tesorero Alderete
y Rodrigo de Bastidas, capitaneados por Ruiz
de la Mota.4 Zorita, en cambio, acaso siguiendo
aJuan Cano, solamente registra a los hombres
enviados por Diego Velázquez, entre los cuales
menciona a Ruiz de la Mota, y destaca que los
envió Velázquez para socorrer a Narváez, al que
creía dueño de la tierra:
Estando Cortés en Tlezcuco vinieron dos na-
víos de Sancto Domingo y traxeron ochenta
caballos y yeguas y algunos españoles, y en el
uno dellos vino por capitán Gerónimo Ruiz de
la Mota. YCortés recibió gran contento con tan
buen socorro, y el adelantado Diego Velázquez
enviaba cada día socorro a Narváez creyendo
que él tenía la tier"a.
En la narración de la campaña de Gonzalo
de Sandoval a la província de Chalco, acaso sea
de Juan Cano el detalle de que los il}dios alia-
dos sacrificaban a los cautivos mexicas, "delan-
te de los españoles, que no se lo osaban estor-
bar por no perder su amistad ". Y también el
detalle de que al regresar a Tetzcoco los de
Tlaxcala cargados con la madera labrada para
los bergantines, traían "arcos y flechas y espa-
das y rodelas y algunas lanzas, y con muy gran-
des alaridos por el contento que tenían en ir
contra los culhua [los mexicas] ",
También me parece que es de Juan Cano
la narración de la supuesta conjura contra
Cortés del tesorero Julián de Alderete y otros,
que según las demás fuentes, aunque fue man-
dado por las autoridades de Santo Domingo
a fiscalizar y vigilar a Cortés, siempre estuvo
en buenos términos con él. Tras narrar la difí-
cil campaña de Cortés contra Iztapalapa y su
regreso a Tetzcoco, Zorita refiere la pretendi-
da conjura:
Yel tesorero Julián de A1derete y otros muchos se
conjuraron contra Cortés, y el tesorero era el
principal porque dixo que Su M<yestady los de su
"Cervantes de Salazar,li!). V, caps. XLI y LXXI.
 Consejo le habían mandado que, si pudiese sin engordar, porque no se le fuesen a las barbas, y
alboroto. matase a Cortés. YJuan de Villafaña y así se conservó como mañoso, porque en todo
otros ordenaron de lo matar, y en ello eran los era muy prevenido y como prudente y sabio, pro-
más principales del exército, que eran Alderete y curaba evitar los inconvenientes, y no dexar que
Pedro Barba de Quiñones, capitán de la guarda se arraigasen e hiciesen poderosos los que cono-
de Cortés, y su maestre de campo [Cristóbal de cía que no le tenían buena voluntad, y así salió
ülid], porque conocían la maldad que se había con lo que pretendía, como adelante se dirá.
hecho al adelantado Diego Velázquez, con cuan-
to había gastado, y todos le tenían lástima y co-
Pero Juan Cano, al casarse con doña Isabel
nocían el agravio que le hacía Cortés, habiéndo-
lo él levantado y puesto en su lugar. Y querían Moctezuma en 1531, también logró salir con lo
soltar a Narváez y restituirle su cargo de capitán que pretendía y librarse del control de Hernán
general. Yló descubrió un hermano de Juan de Cortés.
Rojas, el que mataron en los patios de Cempoala
cuando prendieron a Narváez, yendo a le soco-
CONí'AI.O DE SANDOYAI.~:Nn:I'~:AQU" .IA
rrer y a se juntar con su capitán, y nunca se
pensó que tal hiciera, pues tenía más razón de La narración sobre los trece capitanes de los
vengar la muerte de su hermano. Y prendieron bergantines, que abre el capítulo XXXIII de la
aJuan de Villafaña, quera el caudillo, ya Tabor- Tercera parte de la Relación de Zorita, parece
da. YVillafaña se comió las firmas, que nunca original suyo, pues ni Cortés, ni López de
se las pudieron sacar de la boca. Ni Taborda,
Cómara, ni el propio Bernal Díaz dan los nom-
aunque le dieron grandes tormentos, no des-
cubrió los que eran en ello, que casi eran to- bres de los capitanes de los bergantines. Una
dos. Y Cortés ahorcó a Villafaña y desterró a lista casi igual a la de Zorita la dio, entre 1554 y
Taborda, y no se halló más en ello. 1564, Francisco Cervantes de Salazar, basado
en la perdida Relación o Memoria del conquis-
Tanto Cervantes de Salazar como Bernal tador Jerónimo Ruiz de la Mota.ti El doctor
Díaz mencionan la participación de Villafaña Zorita aparentemente no leyó la Crónica de la
en la conjura, no así la del tal Taborda. Cervan- Nueva España de Cervantes de Salazar, y no
tes de Salazar lo llama Fulano de Villafaña y cita entre sus fuentes la Relación de Ruiz de la
Bernal Díaz lo llama Antonio de Villafaña. Am- Mota, aunque, como vimos, sí lo menciona
bos mencionan la carta con los nombres de los como conquistador, supuestamente mandado
conjurados y que los hombres de Cortés se la por Velázquez para socorrer a Narváez, sin
lograron quitar, pero sólo Cervantes de Salazar saber aún de su derrota. Con todo, los testimo-
mencioná que Villafaña se la trató de tragar, nios de Zorita y de Cervantes de Salazar pare-
pero se la sacaron.5 Según Zorita, en cambio, cen autónomos.
"nunca se las pudieron sacar de la boca". El Así comienza el capítulo XXXIII de Zorita:
dato proviene tal vez de Juan Cano.
Zorita concluye el capítulo XXXII con una Acabados los bergantines, que fueron trece,
referencia a la sagaz prudencia de Cortés para nombró capitanes para ellos a Francisco Ver-
mantener a raya a sus enemigos, que define, dugo, cuñado del Adelantado [Diego Veláz-
quez], y a Gar~i Holguín, ya Portillo, ya Cris-
en términos esenciales, la relación de éste con
tóbal de los Reyes, y a Villafuerte, ya Morejón
Juan Cano:
y a Briones, y a Gerónimo Ruiz de la Mota, y
Antonio de Carbajal, y a Francisco Rodríguez
y [Cortés] siempre huyó de tener hombres que Magarino, que estaba al cortar de la madera
le pudiesen ir a la mano, y luego los echaba de la en l1ascala, ya Sotelo, yaJuan de Mansilla [¿Juan
tierra, y a los demás [f. 426r] procuró de no los

,.Cervantes ele Salazar. Iih. Y, cap. ev. Así concluye esle

capílulo: "~:sla relación. tan de biela a los que hien lrabaja-
"Cervanles <1eSalazar,lih. Y, cap. l.; y Bernal Díaz, cap. ron, eleboyo aJerónimo Ruizele la MOla. varón sagaz. muy
exl.vl.
Idelo y cuerelo y ele gran memoria y verelael en lo que vio".

125
 de Xaramillo?], y a Pedro Barba, y no hizo [capi- Según Cervantes de Salazar
tán] general porque los bergantines estuvieron Francisco Verdugo
de tres en tres y cada día acudían a dar [f. Gar<;:iHolguín
426v] aviso a Cortés de lo que sucedía. Y él se
Joan de Portillo
metió en uno dellos con doscientos hombres
que iban en los bergantines, y fue por la lagu- Cristóbal Flores
na a Cuyuacam, questá dos leguas de Mexico Joan Rodríguez de Villafuerte
en la tierra firme, donde asentó su real para Rodrigo Morejon de Lobera
combatir a Mexico, y se va desde allí a Mexico Pedro de Briones
por una calzada, y allí quedó él con Cristóbal de
Jerónimo Ruiz de la Mota
Olid, su maese de campo, valeroso en todas las
cosas y muy gran trabajador, que de noche ni Antonio de Carvajal
de día no dormía en la guerra, y muy celoso de Francisco Rodríguez Magarino
los guardas. Y mandó a Pedro de Alvarado que Antonio de Sotelo
fuese por capitán con trescientos hombres a Joan de Xaramillo
Tlacubam, los treinta de caballo,7 y que allí
Pedro Barba
pusiese sitio a Mexico, qlles dos leguas de
Cuyuacam y una legua de Mexico. Ya Gon<;:alo
de Sandoval mandó que fuese a Tenayucam, Salvo el orden, y la diferencia de Cristóbal
con doscientos hombres y en Tepeaquilla, que de los Reyes y Cristóbal Flores, y de Juan de
está una legua de Mexico, sentó su real.R Mansilla y Juan de Xaramillo, que parecen
circunstanciales, coinciden las listas de Zorita y
Son casi idénticas las listas de capitanes de de Cervantes de Salazar, basado en Ruiz de la
los bergantines que dieron Zorita y Cervantes Mota. Tal vez sucedió que Zorita aprovechó aquí
de Salazar: aJuan Cano, quien a su vez tuvo conocimiento
de la Relación de Ruiz de la Mota, pues se tiene
SegúnJuan Cano noticia de su cercanía política y personal.9
Francisco Verdugo
Merece atención el dato que da Zorita se-
Gar<;:iHolguín
gún el cual el joven conquistador Gonzalo de
Portillo
Sandoval (1497-1528), de origen extremeño
Cristóbal de los Reyes
como Cortés, estableció su real o guarnición en
Villafuerte
Tepeaquilla durante el sitio de la ciudad de
Morejón
México. El dato parece bien conocido. Sin em-
Briones
bargo, debe considerarse que antes de Zorita,
Jerónimo Ruiz de la Mota
solamente Francisco Cervantes de Salazar, pri-
Antonio de Carbajal
mero (posiblemente basado en la Relación de
Francisco Rodríguez Magarino
Jerónimo Ruiz de la Mota) ,lO y Bernal Díaz del
Sotelo
Castillo, poco después,l1 habían mencionado
Juan de \1ansilla
explícitamente que Gonzalo de Sandoval esta-
Pedro Barba
bleció su guarnición en el pueblo de Tepeyá-
cac.12 No lo dicen Hernán Cortés, Gonzalo
7 Parece que dehe entenderse que de los trescientos
homhres que Alvarado llevó de Coyohuacan a Tlacopan,
treinta ihan a cahallo. " Porras M uñoz, El gobierno de la ciudad de México en el
• Zorita, Tercera parte, cap. XXXIII, "Cómo Cortés nomo siglo XVI, pp. 153, lRO, 216 y 220.
hró capitanes para los bergantines y cómo señaló a ellos y a 10 Cervantes de Salazar,lih. IIJ, cap. al.
los que hahían de ir por tierra las partes y lugares donde 11 Bernal Díaz, caps. L, LI YCCX; véanse también XCII,
habí an de estar para cercar por todas partes a México CLIIf y CLVI.
y qué gente de los indios amigos acudieron en su ayu- l' ManuelOrozm y Berra precisa que Pedro de A1varado,
da y lo que Guatemuya, señor de Mexico, hizo y prove- desde Tlacopan, mandó a (',ortés la noticia de que por la
yó para su defensa y lo demás que se hizo y se proveyú calzada de Tepeyácac entraban y salían libremente los mo-
para esta guerra y lo que en ella sucediú". radoresde Tenochtitlan, e17 dejunio de 1521. El Rdejunio

126
Fernández de Oviedo, ni Francisco López de
GÓmara. Zorita pudo tomar esta información
de Cervantes de Salazarl~ o de Bernal Díaz, pero
aparentemente no tuvo a la mano sus manuscri-
tos. Por eso Zorita debió tomar el dato de la
Relación deJuan Cano, quien, como vimos, pudo
tener conocimiento de la Relación de Ruiz de la
Y1ota. Esta fuente de información es paralela a la
que daban en ese mismo momento Cervantes de
Salazar y Bernal Díaz. La "aparición historiográ-
fica" del Tepeyácac se debió a los inicios del cul-
to guadalupano en el Tepeyac, bajo el impulso
del arzobispo fray Alonso de Y1ontúfar, entre
1554 y 1556;14 por lo tanto, podría pensarse que
Juan Cano debió escribir cuando menos esta
parte de su Relación a partir de 1556.
Es importante la referencia de que Gonzalo
de Sandoval estableció su guarnición en el
Tepeyac en 1521, porque este conquistador era
extremeño y por lo tanto devoto de la Virgen
de Guadalupe -la española, de Extremadura,
se entiende-, que fue, por ello, venerada en el
Tepeyac a partir de entonces por los españoles
y sus aliados indios. Éste es un antecedente im-
portante de la fundación hacia 1531 de una er-
mita dedicada a la Virgen Y1aría en el Tepeyac y
del inicio en 1555-1556 del culto a Xuestra Se-
ñora de Guadalupe.1ó
Sanrloval, por órrlenes rle Cortés, se lraslarló al "puehlo
pef]ueño al principio rle af]uella calzarla", con 23 cahallos,
100 peones, li! hallesleros y escopeleros, y huen número rle
aliarlos. Manuel OrOl.co y lIerra, "i.l/orill flll/iglUII lifill ((JI/-
'1/1i.l/lldf Ml'Xi((J (IHilO), con un eslurlio previo rle Á~¡.:eIMaría
(;arihay K. y hio¡.:ralia rlel autor, más Lres hihlio¡.:ralias por
Mi¡.:uel [,eón-Portilla, México, Por rúa (Bihlioteca Pmrúa),
l ~tiO, lih. IIl, cap. VI.
1:1 [,os relaLos rle ZoriLa y rle Cnvat1les rle Salazar sohre
la rlesi¡.:nación rle los Lresconf]uisLarlores CrisLóhal rle ()Iirl,
Perlro rle Alvararlo y (;onzalo rle Sanrloval en las principa-
les calzarlas de la ciurlarl de Mexico coincirlen en f]ue omi-
len el rlaLo rle f]ue ('n un primer momet1lo (;onzalo rle
Sanrloval fue asi¡.:narlo a la calzarla rle lZLapalapa antes rle
ser enviarlo a la rle Tepeyácac.
11 Rorlri¡.:o Martínez Baracs, "Visión rle Tepeyácac
[1~~4] ", Jlihlioff(1l df M,;xi((), 44, marlO-ahril rle l~~i!, pp. 34-
44; Y "Tepeyac en la conf]uisLa de México: prohlemas
hisLorio¡.:rálicos", pp. ?2-i!2.
1', Martínez lIaracs, 'Tepeyac en la conf]uisLa rle
México", pp. ~2-IOJ.
127
eN HECHO DE ARMAS DEI, CONQUISTADOR
JUAN CANO
Como vimos, Juan Cano fue uno de los hom-
bres venidos en la armada de Pánfilo de :\ar-
váez que tras su derrota se unieron a las fuerzas
de Hernán Cortés, quien siempre los vio y trató
como enemigos potenciales. Durante el sitio de
la ciudad de México,Juan Cano se incorporó a
las fuerzas de Pedro de Alvarado, que estable-
ció su guarnición cerca de la calzada de Tlaco-
pan. En el capítulo XXX[[[ de la Tercera parte
de su Relación de la Nueva España, Zorita cita un
hecho de armas de Juan Cano, presumiblemen-
te tomado de la Relación del mismo Cano.
Zorita refiere que durante el primer ataque
a la calzada de Tlacopan, cuando Pedro de
Alvarado se encontraba detenido por una alba-
rrada (gran muro) ,Juan Cano y otro conquista-
dor llamado Bezerra se echaron al agua, alcan-
zaron la albarrada, fueron heridos, pero gracias
a ellos se ganó la albarrada:
y viendo dos soldados que de la parte de los
contrarios hacían gran daño, determinaron de
arremeter y echarse al agua, y así pasaron, y al
uno hirieron en un pie con una [f. 427v] azaga-
ya y al otro en un brazo, y el uno se llamaba
Bezerra y el otro Juan Cano, y tomaron el alba-
rrada, y luego pasaron otros muchos a los so-
correr, y así se ganó la albarrada y foso y fue-
ron la calzada adelante y cargó tanta gente de
los enemigos de una parte y de otra por la la-
guna, que les convino retirarse y se volvieron a
TIacuba, porque era ya tarde.lli
Xi Cervantes de Salazar en su Crónica de la
Nueva España, ni Bernal Dí az en su Historia verda-
dera mencionan ni aJuan Cano ni a su compañe-
ro de armas llamado Bezerra, lo cual corrobora
la autoría deJuan Cano de este episodio.
LA CAPTURA \)(o: CUAUHTÍ<:MOC
Es difícil detectar la Relación de Juan Cano como
fuente en lo que queda de este largo capítulo
XXX[[[ de la Relación de Alonso de Zorita. Los
If, ZoriLa, Tercera parte, cap. XXXIII.
indicios más claros se encuentran
433y 434.
Después de un desbarato que sufrieron los
españoles al adentrarse en la ciudad de Méxi-
co, Cuauhtémoc mostró su alegría de manera
muy ostentosa:
YGuatemu~i, señor de Mexico, estaba muy con-
tento en ver que aquel día los nuestros lo ha-
bían pasado muy mal, y andaba con una rode-
la poniéndose donde todos lo podían ver, y con
la rodela hacía señal para el combate, y era
muy valiente y muy continuo en la guerra, y
aunque muchas veces fue requerido por parte
de Cortés, nunca se quiso dar ...
Me parece que también proviene de la Rela-
ción de Juan Cano la siguiente información so-
bre las extremas penurias alimenticias que su-
frieron los mexicas hacia el final del sitio:
Ybebían del agua salada y llegaron a tanta ne-
cesidad, como no les podían meter bastimen-
tos, que comían cáscaras y cortezas de algunos
árboles, y se dixo por muy cierto que ponían la
suciedad al sol para la secar, y la molían y ha-
cían pan della, y que lo comían, y con todo
esto nunca se quisieron dar de paz.
Recordemos que una de las posibles etimolo-
gías del nombre de CuitIahua, si se acepta la in-
correcta grafia española Cuitláhuac, sería "excre-
mento seco", proveniente de cuítlatl, "mierda", y
huacqui, "cosa seca, enjuta o enmagrecida".17
A continuación Zorita se refiere
pofagia practicada por los aliados tlaxcaItecas,
huexotzincas y otomíes, consentida por los es-
pañoles, siguiendo probablemente aJuan Cano:
según se dixo, hubo día que murieron más de
cuarenta mil indios, y los comían los de Tlaxcala
y Guajo~ingo y otomíes de muchas partes, y era
cada día tan grande la matanza que era cosa
de grande admiración y de muy gran lástima.
La mano de Juan Cano se confirma cuando
a continuación Zorita asienta que "andaban en
"Molina, Vom/mlario 11'11 úm¡;l/.fllnf.xicfl1/a.l' ca.,leUalla.
en los folios esta guerra dos frailes, el uno carmelita y el otro
era franciscano, y andaban también tres cléri-
gos". Hemos visto que Zorita/Cano dan una
versión sobre el supuesto carmelita fray Barto-
lomé Mañoso, algo diferente de la comúnmen-
te aceptada sobre el mercedario fray Bartolo-
mé de Olmedo.
Enseguida Zorita hace una enrevesada narra-
ción de la captura de Cuauhtémoc el13 de agos-
to de 1521, día de San Hipólito, diferente de la
versión de Cortés, a la que sigue López de Góma-
ra,IM por lo que puede pensarse que su fuente
más importante es la Relación de Juan Cano:
Pasaron en este combate ochenta y seis días y
se hicieron muy valerosas cosas y los indios es-
taban en muy grande aprieto, y el postrer día
que fue día de San Hipólito, entraron los nues-
tros a más andar por todas partes con gran daño
de los enemigos, y como había ya poco circui-
to, estaban muy cercados, y Guatemu~i se me-
tió en una gran canoa y otra mucha gente en
otras muchas y muy grandes que llamaban pi-
raguas, y todas se hicieron un gran escuadrón.
y como los vieron los capitanes de los berganti-
nes, dieron en ellos, y el capitán Gar~i Holguín
[f. 434r] mandó enderezar su bergantín contra
aquella gran piragua en que aparecían grandes
insignias de plumajes, y peleó con ellos y los des-
barató, y halló en ella a Guatemu~i y lo prendió,
y luego cesó la guerra y se dieron todos.
y Gon~alo de Sandoval pidió a Gar~i Hol-
guí n que le diese a Guatemu~i y no se lo quiso
dar, y lo llevó a Cortés como a su general, y
prendieron muchos hombres y mujeres. YCor-
a la antro- tés se fue con Guatemu~i a Cuyuacam, donde
estaba su real. Yluego prendieron al señor de
Tlezcuco y al de Tlacopam, que eran los mayo-
res señores de toda la tierra, y en Tlezcuco y
Tlacopam tenían puesto los señores de Mexico
una manera de Audiencia, como las de Vallado-
lid y de Granada, y otra en Mexico, y de ellas
no había apelación más que para el señor de
Mexico. Estos dos eran deudos de Mocten~u-
ma y eran generales en las guerras estos dos
señores, y lo eran de ciertas provincias, y de lo
que ganaban acudían con los tributos a Moc-
ten~uma, y dello tomaba lo que parecía.
IR Cortés, Tercera carta de relación., p. 162; Y LÓpCl de
Gúmara, cap. CXUV.
128
 Varios detalles de este pasaje parecen origi-
nales de Zorita, esto es, deJuan Cano, como los
86 días <!Juehabría durado el sitio. Cortés dice
que duró 75 días y López de Gómara que duró
tres meses. Por otro lado, la salida de Cuauhté-
moc no fue una huida individual, sino una ac-
ción militar concertada de las canoas mexicas,
llamadas "piraguas", y no "canoas", como las lla-
man Cortés y López de GÓmara. Es importante
que Zorita destaque que Cuauhtémoc fue cap-
turado en combate, muy en la línea de Juan
Cano de destacar al mismo tiempo la valentía
de Cuauhtémoc, y el hecho de que luchara con-
tra los españoles hasta el final.
Zorita narra el conflicto entre Gar~i Holguín
y Gonzalo de Sandoval por el crédito de la cap-
tura de Cuauhtémoc (que sólo narra Bernal
Díaz), cómo Cuauhtémoc fue llevado por Cor-
tés a Coyoacán, y cómo después fueron captu-
rados los señores de Tetzcoco y Tlacopan, en
donde había, como en la ciudad de México, una
Audiencia semejante a las de Valladolid y Gra-
nada, en España.
Zorita, no sé siJuan Cano, no menciona que
la mujer de éste, doña Isabel, hubiera acompa-
liado a Cuauhtémoc en su embarcación (¿hu-
yendo, entregándose?) el13 de agosto de 1521
cuando fue capturado por Gar~i Holguín. Tam-
poco menciona junto a Cuauhtémoc al señor
de Tlacopan, que será capturado poco después
junto con el señor de Tetzcoco.
En realidad no era esperable que Zorita o
Juan Cano mencionaran a doña Isabel Mocte-
zuma junto a Cuauhtémoc, pues la primera
mención al respecto es del siglo XVIII, cuando el
historiador jesuita Francisco Xavier Clavijero
(1731-1787) escribió que en la canoa iba "el rey
de México Cuauhtemotzin y la reina Tecuich-
potzin y el rey de Tlacopan Tetlepanqueltzatzin
con otras personas distinguidas".I~
,.. Clavijero, flisloria 111IIi¡!;/UIde MrxirlJ, lih. X, cap.
XXXIII. A finales od siglo XIX Alfreoo Chavcro relomú
la opiniún según la cual Cuauhlémoc, "no puoienoo
ya humanamenle Tesislir, emprenoía la fuga anles oe
renoirse". Mienlras los españoles avanzahan en la ciu-
oao y Sanooval oeslruía la Ilola oe canoas, "Cuauhlé-
129
l\i Cortés, en su Tercera carta de relación,~() ni
López de Gómara,~1 mencionan que Cuauhté-
moc estuviera con su mujer cuando fue captu-
rado por García Holguín. Tampoco lo mencio-
na Cervantes de Salazar, quien sin embargo
precisa que Gar~i Holguín también prendió a
"Ciguacoacan y al señor de Tacuba ya otros prin-
cipales que con él iban".~~ Este "Ciguacoacan"
(o más bien Ciguacoacin) puede ser el Cihua-
cóatl Tlacotzin, o más posiblemente, Coanacoch-
tzin, señor de Tetzcoco. El señor de Tlacopan
. era Tetlepanquetzatzin.
Bernal Díaz del Castillo es el primer autor
que dice que acompañaba a Cuauhtémoc su
esposa, pero no da el nombre de Tecuichpo o
doña Isabel.~~ Al narrar el episodio de la captu-
ra y rendición de Cuauhtémoc, siempre se re-
fiere a "su mujer" o aun a "la mujer". Según
Bernal Díaz, Cuauhtémoc le dijo a Holguín:
No me tire, que yo soy el rey desta cibdad e me
llaman Guatemuz; lo que te ruego es que no
llegues a cosas mías de cuantas traigo, ni a mi
mujer ni parientes, sino llévame luego a Malin-
che [Cortés].
Antonio de Salís (1610-1686), cronista ma-
yor de las Indias, sigue a Bernal Díaz y lo com-
plementa, pues le da el título de "emperatriz" a
moc con Tecuichpoch y los principales oignalarios
salía en canoas od Tlacochalco por una zanja, que
creemos exisle aún oclrás de Sanla Ana, e iha al canal
oc Occidenle, por donoe a looo remo ganú d lago
oirigiéndose a la orilla opuesla para oe allí huscar refugio
en d Cuauhllalpan". "havero, llislaria auli¡!;I."')' de la (;ou-
'luisla, lih. V, cap. XII.
'''' Hemán (;orLés, TerceraIIlrta de rdaóriu, Coyoacan, l.~
de mayo oc I!W2,p.lo2.
" Lúpez oe (;úmara, cap. CXI.III.
"' Cervallles de Salazar, Iih. V, cap. CXCV. Lo sigue
Alllonio oe Herrera y Tordesillas, flislnria ¡!;1i111!ml de los
/tfrhos di! los (aslpllfulOS 1'11 las i.\·úJ,,fi )' tierra finne del mar oréa11O,
Década lercera, lih. 11,cap. VII. Y To~quemaoa (Mouar-
'luía iudÍll1la, lih. IV, cap. CI), sigue a Herrera, precisando
los nomhres de los capluraoos: "prenoió a Cuauhlé-
moc, a Cohuanacolzin, TcllepanqueLZallzin, d señor oe
Tacuha y a olros cahalleros".
'" [lemal Díaz, cap. CI.VI.Sig'o la versiún dd Mm/'llsrrilo
dI' (;u.alemalfl.
la mujer de Cuauhtémoc. Según Solís, Cuauh-
témoc le dijo a Holguín:
Yo soy tu prisionero, y quiero ir donde me pue-
das llevar: sólo te pido que atiendas al decoro
de la emperatriz y de sus criadas.~·l
La designación de "emperatriz" parece un paso
hacia su identificación con "la reina Tecuichpo-
tzin" hecha un siglo después por Clavijero. Sin
embargo, Solís duda si la "emperatriz" de Y1.éxi-
co era sobrina o hija de Moctezuma: "Era sobri-
na del gran Y1.ote<;:uma,o según otros. su hija".2ó
:\0 sé cuáles son aquí las fuentes de Solís que,
siguiendo a Bossuet (1627-1704) según Edmundo
O'Corman, "no tuvo preocupaciones de erudi-
to" y se atrevió "por cuenta propia a elaborar
. una visión personal de los sucesos".2Ii
Tampoco sé con base en qué fuentes hizo
Solí s la siguiente algo peculiar descripción:
La emperatriz (que sería de la misma edad [que
Cuauhtémoc]) se hacía reparar por el garbo y
el espíritu con que mandaba el movimiento y
las acciones; pero su hermosura, más varonil
que delicada, pareciendo bien a la primera vis-
ta, duraba menos en el agrado que en el respe-
to de los ojos.
Lástima que nada diga Zorita de este mo-
mento crucial. Zorita rompe la narración de la
captura de Cuauhtémoc con el relato de la tor-
tura con fuego a la que éste fue sometido, lo
cual sucedió tiempo después del reparto del
botín. Esta intercalación parece de Juan Cano:
culpa directamente a Cortés de la tortura de
o, Amonio (le Solí s y Rivaoeneyra, !lisloria dd!, OI1l'lll.i'la
de Mhiro, /1IJh!ariú1I y progresos de la ,1mñ-iul Se/¡leulri01lal,
roll.olido. por d 1Iomil" de Nu.fTlll /'.'-'jimia, Maorio, Ikrnaroo
oe Villa Diego, l tilH; reeo. con prólogo y apénoices oe
Eomunoo O'Gorman y notas oeJosé Valero Silva, Méxi-
co, I'orrúa (Sepan cuantos, H9), 196H, lih. V, cap. XXV.
oc, Solís, !lisloria de la C00'luis/a de Mlixico, lih. V, cap.
XXV. En otra parte (Iih. IV, cap. XVI), al hahlar oe la
oescenoencia oe MOClezuma, Solís menciona "oos o
tres hijas que se convirtieron oespués y casaron espa-
Jlo1es", sin ciar ningún nomhrc.
:.!(¡ Ectmuncio O'(;orman. "Prólo~o" a su ectid6n dc
la !lisloria de 1ft C01l'lll.isla di' Mlixiro, oe Solís, pp. IX-XVII.
130
Cuauhtémoc, sin incriminar al tesorero Julián
de Alderete, como lo hacen López de Cómara y
Bernal Díaz;2i Cuauhtémoc habría sido tortu-
rado solo, no junto a Tetlepanquetza, el señor
de Tlacopan, como lo asientan las demás fuen-
tes. Cuando Cuauhtémoc, con los pies destro-
zados, dio todo el oro que tenía y aun mandó
por más a los pueblos, se vio forzado a decir que
en su casa de la ciudad de México tenía más.
Cortés mandó buscar, nada encontró, prendió
al camarero de Cuauhtémoc, que comenzó
quemándolo con gran fuego y arrancándole
grandes alaridos, que trastornaron de compa-
sión y miedo a Cuauhtémoc, que intentó suici-
darse, lo cual impidió un español no identifica-
do, que fue regañado por Cortés:
Presos estos señores [Cuauh témoc y los reyes de
Tetzcoco y Tlacopan], les demandó Cortés los
tesoros de Mocten<;:uma y le dieron gran suma
de oro, y no se supo la cantidad,/porque se
habían perdido los cuños del rey con que se
señalaba el quinto. YCortés mandó hacer otros
cuños y se quintaba en su casa el oro, [f. 434v]
de que el tesorero Alderete no tenía buen con-
tento, aunque sin razón, porque todo se hacía
sin fraude. Yviendo Cortés lo mucho que le dio
Guatemu<;:i, creyó que tenía mucho más, y lo
puso en un gran cepo y un brasero a los pies, y
le untaban con aceite las plantas dellos, para
que dixese del oro. Yfue tan atormentado que
se le caían los dedos de los pies, y así dio cuan-
to tenía y envió [a] algunos pueblos a sus deu-
dos a pedirles que le diesen algún oro. Y con
estos tormentos le hicieron dezir que en su
casa en la ciudad de Mexico tenía mucho oro
enterrado, donde lo llevaron a buen recaudo, y
con él fue Cortés, y en su casa hallaron algunos
de los tiros~Hque habían tomado cuando echa-
ron los españoles de Mexico, questaban en una
acequia debaxo del agua. Yya no tenía oro que
dar y había dado mucho. YCortés mandó que
atasen a un camarero de Guatemu<;:i y su priva-
do en un palo, e hicieron dos fuegos uno al un
lado y otro al otro, y así lo asaban con grandes
gritos y alaridos, y Guatemu<;:i lo miraba y con
o, Lópel. oe (;ómara, cap. CXLVI: y Bernal Díal., cap.
CI.VII.
:.!H Tiros: cailoncs.
 lástima decía a Cortés que aquél no sabía nada.
YGuatemw;:i tenía una correa al cuello de cuero
de venado muy adobado que parecía terciopelo,
en que traía unas tenacicas con que se quitaba
las barbas, y comenzó [f. 435r] a tirar della para
se ahogar, por ver lo que se hacía a su camarero,
y temió que lo mismo se haría con él, y viendo
cuáles tenía los pies, parece que no quería vivir.
Yun español questabajunto a él lo vio y le quitó
la correa de las manos, que ya estaba casi ahoga-
do, y Cortés se enojó y le riñó por ello.
A continuación Zorita regresa a su narración
de la captura de Cuauhtémoc. La fuente de
Zorita parece ser la Relación de Cano, que coin-
cide con las narraciones de Cortés, López de
Cómara y otros autores acerca del puñal que
Cuauhtémoc le pidió a Cortés para matarse,
pero difiere de ellos en los parlamentos.
Antes de esto, cuando Holguín traxo a Guate-
mw;:i a Cortés, que estaba sentado en una si-
lla, y muchos españoles con él, Cortés lo reci-
bió bien y la primera palabra que Guatemw;:i
le dixo fue: "A lo menos no dirás que me di".
Yluego le pidió un puñal que tenía en la cinta
y Cortés le preguntó que para qué lo quería.
Él respondió que hombre que había perdido
lo que él había perdido no era razón que vi-
viese en el mundo. Créese que pidió el puñal
para se matar. Cortés lo consoló y lo mandó
poner a buen recaudo en un gran cepo y con
guardas.
Se recordará la narración del diálogo
Hernán Cortés:~'!l
Yluego el dicho capitán Gan;:i Holguín me traxo
allí a la azotea donde estaba, que era junto al
~.l Cortés. "/fn:em CIlrla de re/Mió7I. p. 1n~.
lago, al señor de la cibdad ya los otros prencipales
presos, el cual, como le fice sentar no mostrán-
dole riguridad"o ninguna, llegóse a mí y díxome
en su lengua que ya él había fecho todo lo que
de su parte era obligado para defenderse a sí ya
los suyos fasta venir en aquel estado, que agora
ficiese déllo que yo quisiese. Ypuso la mano en
un puñal que yo tenía, diciéndome que le diese
de puñaladas y lo matase. Ylo animé y le dixe
que no tuviese temor ninguno. Yasí preso este
señor. luego en ese punto cesó la guerra.
López de Gómara reelaboró la versión
cartesiana de la orgullosa rendición de Cuauh-
témoc, que habría dicho:
Ya yo he hecho todo mi poder para me defen-
der a mí y a los míos, y lo que obligado era
para no venir a tal estado y lugar como estoy; y
pues vos podéis agora hacer de mí lo que
quisierdes, matadme, que es lo mejor.:ll
La versión de Bernal Díaz es una variante de
las de Cortés y López de GÓmara."2
Zorita parece concluir su capítulo XXXIII,
último dedicado a la Conquista de Tenochtitlan,
desprendiéndose del relato de Juan Cano, re-
gresando al terreno sólido de la Tercera carta de
relación de Cortés y la Historia de la Conquista de
México de López de Cómara. Ylos cuatro capí-
tulos finales, XXXIV-XXXVII, de la Relación de la
Nueva España de Zorita están dedicados a Gua-
temala, a Nicaragua y a :"icoya, y están explíci-
según tamente basados en el LilJrode Motolinía. Hasta
aquí llega, pues, el testimonio que nos da Alonso
de Zorita acerca de lo que pudo ser la perdida
Relación de la Nueva España y su conquista de Juan
Cano.
''0 Riguridad: "Lo mismo que rigor, aunque es menos
usado". Diccimlllrin de 11u./nridades.
'" I¡'pe/. de (;{¡mara. cap. CXI.III.
"" Bernal Díaz. cap. CI.VI.
131
 7. ALGO MÁS SOBRE
LA FAMILIA DE DOÑA ISABEL MOCTEZUMA
SU MADRE TAYHUAl.CAN
Hemos visto que según la Relación de la Nueva
España y su conquista de Juan Cano, Axayaca y
doña Isabel eran hijos de Moctezuma y de su
"mujer legítima", por lo que eran los únicos que
podían heredar su reino; y muerto Axayaca en
1520 o 152 I. la .única heredera era doña Isa-
bel, ycon ella su marido Juan Cano. Esta informa-
ción concuerda con la línea argumental básica
que Juan Cano siguió en sus sucesivos informes
y alegatos judiciales. En lo que conocemos de
su Relación por la de Zorita,Juan Cano no men-
ciona a su mluer doña Isabel por su nombre, ni
a su suegra, la mujer legítima de Moctezuma.
Pero sí le)nteresa asentar que ésta, la madre de
doña Isabel. era hija de Ahuítzotl, rey de Méxi-
co entre 1486 y 1502.
Esta información viene a contradecir la opi-
nión, a menudo aceptada por los historiadores,
de que la mluer legítima de Moctezuma, ma-
dre de doña Isabel y Axayacatzin, era hija del
señor de Tlacopan.! Lo dijo el mismo Juan Cano
en 1532, pues "Origen de los mexicanos" -una
1 Se~ún Alrreoo Chavero, "la mujer esco~ioa por
MOleczuma para reina era Teol.lachco, hi.ia ocl rey oe
Tlacopan, en la cual hahía lcnioo una hi.ia lIamaoa
Tccuichpoch, nacioa en .iulio oe 1!'>IO...•. 1¡¡,,(oria (m(i-
1'/1((, lih. V. cap. IX. El nomhre oe Teoliachco no aparece
en el /)in-;fI/I((rin iliflgrrijim d, hi.'(flrifl ("'(igll.a r/, Méjim oc
(;arda (;ranaoos. Veasc lamhi(:n I /'Pl'l. oe Meneses, "Te-
cuichpochll.in, hija oc Mo[(:cZllma (1.~1O-155()?)", p. 471.
133
de las Relaciones franciscanas escritas a petición de
Juan Cano- informa que "aqueste Mote~uma
ovo por mujer legítima una de la parte de
Clacuba, en quien ovo un hijo varón legítimo", y
que "ovo aqueste Mote~uma una hija legítima,
hija de la dicha su legítima mujer; aquesta es
doña Isabel. mluer del dicho Juan Cano, espa-
ñol, a cuyo ruego aquesto escribimos".2
Como antecedente de que la legítima mu-
jer de Moctezuma Xocoyotzin fuese tlacopane-
ca y no mexica, uno de los redactores francisca-
nos de la relación "Origen de los mexicanos"
asienta de manera vaga que lo mismo sucedió
con el padre de Moctezuma, el rey Axayácatl
(que gobernó de 1468 a 1481):
Quiero declararme. Axayacaci tuvo por legíti-
ma mujer una que se me ha olvidado de dónde
era, e creo que de Clacuva, de la cual ovo dos
hijos, el uno llamado Chacauipauci; éste fue
herido malamente en una pierna en la guerra
de Yuegecingo; en fin, no sé si de la herida o de
qué murió. Su hijo el segundo fue Mote\;uma
el mozo, que era señor al tiempo que el dicho
capitán de V.M.D. Hernán Cortés vino a estas
partes."
Confirma y amplía la ascendencia tiacopa-
neca de la madre de doña Isabel Moctezuma el
""()ri~en oc los mexicanos": en NCDHM, 1.IIJ, p. ~7¡¡.
"1i1irl., p. ~7!'>.
historiador tetzcocano Fernando de Alva Ixtlil-
xóchitl (1578-1650). Haciendo a un lado su pa-
triotismo tetzcocano antitlacopaneca, informa
que la mluer legítima de Moctezuma y madre
de doña Isabel y del príncipe Axayaca era hija
de Totoquihuatzin, señor de Tlacopan (de 1490
a 1519). Y precisa el nombre de la madre tlaco-
paneca de doña Isabel: Tayhualcan.
Escribió Alva Ixtlilxóchitl:
El gran Motecuhzoma tuvo (según común opi-
nión yverdadera relación), en la reina Tayhualcan
su mujer legítima, hija del Totoquihuatzin de Tla-
copan, tres hijas, que la mayor se llamó Miahuaxo-
chitzin, que cuando se bautizó se llamó doña isa-
bel, la segunda doña María y la menor doña
Mariana. También tuvo otros hijos, como fueron
don Pedro Tlacahuepantzin, Tlihuitlemoctzin,
Axayaca, Totepehuálox y Chimalpopocatzin. La
[dicha] doña Isabel casó tres veces, la primera con
Alonso Grado, natural de la villa de Alcántara, hijo-
dalgo, y uno de los principales caudillos que hubo
en la conquisU'l, por mano yorden de don Fernan-
do Cortés, marqués del Valle. La segunda vez se
casó con don Pedro Gallego, de quien hubo un
hijo, que se llamó don Juan de Andrada Motecuh-
zoma, y de éste proceden los Andradas. El tercer
matrimonio fue con Juan Cano, de quien proce-
den los Canos.!
Adviértase que Alva Ixtlilxóchitl es el único
autor que menciona el nombre nahua Miahua-
xochitzin ("Flor de Caña de Maíz", símbolo de
la fertilidad de la tierra) de doña Isabel Moctezu-
ma, así como Alvarado Tezozómoc y Chimalpáhin
son los únicos que mencionan su nombre nahua
Tecuichpotzin ("Princesita"). Miahuaxóchitl (o
Miau\;ixiuci o Miahuaxiuhtzin) también fue el
nombre de la mujer (tlacopaneca o de Cuauh-
náhuac) del tlatoani Huitzilíhuitl, madre del
tlatoani Moctezuma Ilhuicamina;' y de la mujer
1 Femanoo oc Alva Ixtlilx{¡chitl, "Historia oc la na-
citHI chichitncca", cap. LXX; en {)ltras IJislári(flS, cciiciún
oc Eomunoo O'(;orman, México, UNAM (Instituto oc
Investigaciones Hist{¡ricas), 1'177, vol. 11, pp. 177-17H.
" Fray Anorés oc Olmos, OFM, ni.,'nril! !lf los IIIfxim-
/lOSj)(lr sus jJi/llllTrl.s, r. 1!)t)v; "Carta al rey oon Felipe 11oc
don Pahlo Nal.areo, de Xaltocan, ooila María de Axa-
yara, don .Juan Axayaca y ooila María Atotol.", Mexico,
17 oc marlO oc I!)bt); en ENE, 1. X, p. I ~~; Tor'luemada,
134
de ltzcóatl, madre de Tezozómoc,6 entre otras
seiioras. La repetición de los nombres, como lo
destaca Gillespie, contribuía al mantenimiento
de la dinastía real en tiempos de crisis.i
La propia donación de Cortés a doña Isabel
del sellaría de Tlacopan, como dote y arras por
su matrimonio con Alonso de Grado, hecha el
27 de junio de 1526, implica que doña Isabel,
además de ser la hija heredera de Moctezuma,
tenía derecho particular sobre el señorío de
Tlacopan, "porque de derecho le pertenece de
su patrimonio y legítima, el señor y naturales
del pueblo de Tacuba".H
Otro argumento a favor de la ascendencia
femenina tlacopaneca de doiía Isabel es la nota-
ble, y ya citada, carta latina del señor de Tlaco-
pan don Antonio Totoquihuaztli, del primero
de diciembre de 1552, enojudo con su encomen-
dero Juan Cano y su mujer doña Isabel, que le
exigían tributos excesivos:
Ante todo, afirmamos que ningún otro pueblo
se halla tan vehementemente oprimido por la
multitud de tributos como nuestro pueblo de
Tlacopan, el cual hasU'lahora ha sido agobiado
por nuestro encomendero de nombre Juan
Cano, con los superfluos tributos que cada año
entregamos; y no sólo por él, sino también por
la hija de Monte¡;:oma que fue su mujer; la cual,
aunque era de nuestra sangre y de nuestra pa-
tria, sin embargo, tan ajena se mostró a la huma-
nidad, que en lugar de la piedad y del natural
amor con que se aman los hombres de una mis-
ma tierra y gente, ejerció la tiranía, y a nosotros,
que nacimos de padres nobles y preclaros, nos
tuvo por siervos'!!
lih. 11, cap. XVII; Chimalpáhin, "Sép-
M'I1II!Tquíl! inrlir"'fI,
Lima relaci{¡n", r.
I!)Hv;en l.flS orh.o relflrionfs J el Mf1noTi,,1
df Colh.·fI,(l{I!/I, 1. 11, pp. !)~-.!)3.
" "Cana al rey oon Felipe 11oc don Pahlo Nazareo,
oe Xa1Locan, ooila María oe Axayaca, oon .Juan Axaya-
ca y ooña María AtotOl.", Mexico, 17 oc marzo oc I!)t)t);
en ENE, 1. X, p. I ~ 1; Alvaraoo TClOl.{¡moc, Crónica ,"fxi-
(ríJoll, párr. 13t) y 137; Y Chimalpáhin, "Historia o ehr{¡-
nica mexicana", r. 4 Iv; en COrlfX CltilllflljJflhin, 1. 1I, pp.
1111-11'1.
¡ (;illespie, Th.f ¡\¡If( ki/lg', cap. IV, pp. 107 Y 130.
.< De, 1. 1, p. 3HO.
" Don Antonio Conés Tot0'luihual.tJi, "Cana al em-
peraoor Carios V", en latín, Tlacopan, primero oc oi-
 La expresión crucial dice que la hija de Yloc-
tezuma que fue mujer de Juan Cano, se mostró
inhumana y tiránica "aunque era de nuestra
sangre y de nuestra patria": "que etsi nostri san-
guinis nostraeque patriae fuit", en la versión origi-
nallatina. Aunque don Antonio Totoquihuatzin
no llama a doña Isabel prima, como lo sería si
es que ambos eran nietos de Totoquihuatzin, sí
deja claro que dOlla Isabel pertenecía o perte-
neció al linaje (sangre) y el señorío (patria) de
Tlacopan.
Con todo, habrá que verlo más adelante, el
parentesco t1acopaneca implicado tanto en la
merced cortesiana de 1526 como en la carta
latina de don Antonio Totoquihuaztli de 1552,
puede referirse a la supuesta mujer legítima
tlacopaneca de Axayácatl. madre de Moctezu-
ma Xocoyotzin, dubitativamente referida en la
Relaciónfranciscana de 1532 "Origen de los mexi-
canos".lO
SU MADRE T¡':CAI.CO
El hecho, sin embargo, es que la recientemen-
te publicada Información de 1548-1553, y varias
fuentes más, coinciden con lo dicho por Juan
Cano en su Relación de la Nueva España y su con-
quista de que la mujer legítima de Yloctezuma,
madre de doña Isabel y Axayaca, era hija de
Ahuítzotl, tlatoani mexica entre 1486 y 1502. La
Informacign de 1548-1553 no sólo da testimonio
legal de la ascendencia materna mexica de doña
Isabel, sino que también precisa el nombre de
su madre mexica: Tecalco (también escrito
Teycalco).
Se plantea entonces la duda acerca de si la
madre de dOl1a Isabel fue Tayhualcan, hija de
Totoquihuatzin, tlatoani de Tlacopan. o Tecalco,
hija de Ahuitzotzin, tlatoani de Yléxico. Yse abre
también la necesidad de ver por qué en 1532
Juan Cano refiere que su suegra era de Tlaco-
pan, y por qué en la Información de 1548-1553 y
riemhn: ele l!\.">~; lraelun:iún ele Rarad Tena, en I'b-el.-
Rocha y Tena, eels., IJI 1IoMn(/. i"dí~f111l ,lfl Imlro de
Mhim des/JlI;'sde I(/. Cm"luisla, pp. 1l>7-17H, lti!J.
10 "Origen ele los mexicanos"; en NCIlHM, l. 111,p. ~7.">.
135
en la Relación de la Nueva España refiere que era
de México.
Esta secuencia, por lo demás, permite ubi-
car la redacción de la Relación de Juan Cano hacia
la década de 1550. Acaso el cambio de opinión
tenga que ver con los momentos diferentes de
la lucha de Juan Cano por sacar máximo prove-
cho de su matrimonio con doña Isabel. En 1532,
muy poco después de la boda, debió revestir
especial importancia el afianzamiento del con-
trol de Juan Cano y doña Isabel sobre la enco-
mienda de Tlacopan, que en 1526 Cortés ha-
bía otorgado a doña Isabel, en dote y arras por
su matrimonio con Alonso de Grado. Pero, una
vez afianzado su dominio sobre esta rica enco-
mienda,Juan Cano se lanzó a recuperar los bie-
nes patrimoniales de doña Isabel, no como
encomendera de Tlacopan, sino como hija le-
gítima y heredera de los bienes patrimoniales
de Moctezuma y de su mujer legítima.
En el Diálogo de 1544con Oviedo,Juan Cano,
que venía regresando de un viaje a España para
litigar, no dice nada sobre la madre de su mujer
doña Isabel.l! Tampoco dice nada sobre ellina-
je femenino de su mujer en el resumen de su
Memorial de méritos y servicios presentado hacia
1547, en el que se concreta a decir "ques casado
con doña Isabel, hija legítima de Monte~uma e
única heredera, la cual está desposeída de su
patrimonio".l~ Por eso no es posible precisar
cuándo empezó la nueva estrategia de Juan
Cano para defender sus intereses como marido
de doña Isabel Moctezuma. No sé si ya apareció
en los alegatos de Juan Cano ante la Corte entre
1542y 1544.
La nueva argumentación se ve por primera
vez en la Petición que Juan Cano presentó en
'1546 ante el Consejo de Indias, en la que dejó
de lado los litigios relacionados con la enco-
11 Ovieelo, lib. XXXIII, cap. L1V..Juan Cano, eso sí, men-
ciona los malrimonios ele eloña Isabel con Cuauhlémoc,
Uln I'eelro (;allcgo y con él mismo, pero omile mencionar
su matrimonio con Alonso de (;rado, g'radas al cual ohluvo
la enunnicnela ele Tlacopan.
'" Ical.a, eel., /)ill"imlllrio de ¡;O/"t"isllldo,"s)" /JnMadoresde
Nlmlll ""SPll"lill,l. 1, p. ~ l.
mienda de Tlacopan y otras encomiendas y tie-
rras apropiadas por el matrimonio Cano :vfoc-
tezuma, y se concentró ahora en la apropiación
de los bienes patrimoniales, que pertenecían a
:vfoctezuma y su linaje por sí mismos, indepen-
dientemente de sus cargos.¡~ Ya las Relaciones
franciscanas de 1532 fueron hechas a petición
de Juan Cano para reforzar su derecho a here-
dar los bienes patrimoniales de su mujer doña
Isabel, pero para 1546 la estrategia de Juan
Cano incluía también apropiarse los bienes pa-
trimoniales que doña Isabel debía heredar
línea materna.
Tal vez influyó en el cambio del linaje ma-
terno tlacopaneca al mexica lo asentado poco
después por fray Toribio Motolinía acerca de
las leyes de sucesión mexicas, según las cuales
en Tetzcoco, Tlacopan y Tenochtitlan, hereda-
ba el hijo de madre mexica.l~
El hecho es que la afirmación del linaje ma-
terno tlacopaneca de la madre de doña Isabel y
de Axayaca fue abandonada, y se afirmó que la
mujer legítima de :vfoctezuma, ahora llamada
'·'.Juan Cano, "Pctici{m al Consejo de Indias", 1')46. Hay
tres transcripciones de esta pcücie'>n: en ENE, l. XV, pp. 1~7-
l~lJ,que la fecha tentativamente en 1')47; en Pérez-Rocha,
ed., PriT'il,~ios e'l/I'l/ch", pp. ')(l-')1;Yen Pérez-Rocha y Tena,
eds., r" 'l/ohln." illdi~nlll del CnI/ro de México de.llm'" de 1" (;01/-
'luis/a, pp. I.~1-1')~. Pérez-Rocha y Tena rcchan esta peti-
cie'>nel 26 de octuhre de 1')26; pero debie'> ser anterior,
puesto que es de esa rccha la Real Cédula que da respuesta
a la Pcliciún.
" "Aunque los seliores venían por línea recta, para sa-
her el hijo que había de heredar, tenían muchos respectos.
Lo primero se miraha si el sCI;or CIuC moría tenía h~i() de
mujer seliora de Mexico, o hija dd selior de Mexico o de
Tezcuco, en las provincias a Tocuco suhjetas, y aquél ha-
cían señor, aunque huhiese otros primeros hijos de otras
sciloras, y ansí fue aquí en Tcl.cu<.:o a do esto escribo; muer-
to el selior llamado NCl.ahualcuyocin, no le herede'>herma-
no ninh'llllo, ni el hijo primero, aunque los tenía, mas herede'>
Nel.aualpilcintli, porque era hijo de la mujer señora mexi-
cana; y lo mesmo fue cuando murie'>Nezaualpilcintli, que ni
le herede'> hermano, de muchos que tenía, ni los primeros
hi.jos, aunque eran hijos de selioras y de mujer legítimas,
habidas con arccto matrimonial, si mujeres se pueden decir
en su inliddidad; mas herede'>el hijo de la selima Illexicana,
y si en Te/cuco ('sto tenía lu~ar, tnucho más en los otros
sciloríos que fecolloLÍan mayor vasallt:l:jc." Mololillía.
lihro 11mlido, (:uarLa parte, cap. XII, pp. ')()')-!\66.
Tecalco, era hija, ya no del rey tlacopaneca To-
toquihuatzin, sino del rey mexica Ahuítzotl.
Juan Cano argumentó en su Petición al Con-
sejo de Indias de 1546 que, además de ser se-
ñor de :vféxico, :vfoctezuma "tenía otros muchos
bienes raíces, pueblos e casas y rentas de gran
valor e otros muchos bienes e semovien tes e oro
e plata y piedras y joyas de gran suma y canti-
dad y de mucha estimación y valor". Yque a su
vez Tecalco, mujer legítima de Moctezuma y
madre de doña Isabel, también tenía "otros
por muchos [bienes] de su patrimonio", además de
los que había recibido "de su dote que le había
dotado el dicho Monter;:uma al tiempo que casó
con ella, según la costumbre que tenían entre
los indios". Y agrega Juan Cano que al tiempo
que :vfoctezuma casó con Tecalco "se fundó la
costumbre que tenían entre los indios" -no sé
si se refiere a la costumbre de dotar a las muje-
res en el momento de su matrimoni9.'o
Juan Cano anexó a su Petición un breve :vfe-
morial "de lo que dice que declara en su peti-
ción que fueron bienes de Moter;:uma y de
Tecalco, su legítima mujer, padres de doña Isa-
beL ...'1i
Juan Cano obtuvo respuesta a su Petición
cuando el rey dio en :vfadrid el 26 de octubre
de 1546 una Real Cédula pidiendo al Presiden-
te (el virrey don Antonio de Mendoza) ya los
oidores de la Real Audiencia de :vféxico infor-
mación sobre "la justicia que en ello tiene el
dicho Juan Cano y la dicha su mujer". El rey
pidió a la Real Audiencia le envíe prontamen-
te una Relación y "vuestro parecer de lo que
en ello se debe hacer para que, visto, se provea
lo que convenga y sea justicia, lo haréis lo más
secreto que pudierdes".17
La Real Cédula, la Petición y, supongo, el
:vfemorial deJuan Cano fueron presentados el 2
"'.Juan Cano, "Petición al Consejo de Indias", 1">46; en
Pérez-Rocha, ed., Prillile¡;ios li1/lucha, p. ">0.
'''.Juan Cano, Memorial, Mexico, 1">46; en Pérez-Ro-
cha, ed., Prillile¡;ioHlIluch", pp. ">1-">2.
17 Real Cédula, Madrid, 26 de octuhre de 1.~46; extrac-
1'.'1 tos citados en Pérez-Rocha, ed., l'rilliie¡;ios li1/luc/¡r¡, pp. 49-
.';0.
136
de noviembre de 1547 ante el presidente y los tidos, resumido en la Suma de visitas de pueblos,
oidores de la Real Audiencia de Yléxico, quie- ambos de 1547-1548.~4 Es natural el temor de
nes mandaron que Juan Cano "presente el In- Juan Cano de que con dicho repartimiento ge-
terrogatorio que viere que le convenga e que neral disminuyesen sus posibilidades de obte-
están prestos por él de esaminar los testigos ner las tierras que su mujer doña Isabel debía
que presentare, y dar en ello su parecer, para que heredar por su padre y por su madre.
pueda ocurrir a1R Su Ylajestad, como por la di- Juan Cano presentó finalmente su Interro-
cha Cédula se manda".19 gatorio ante la Real Audiencia de México el 4
Vn mes después, e! primero de diciembre de de enero de 1548. La Información comenzó a
1547Juan Cano escribió a Su Majestad reiterando tomarse ellO de enero, cuando declaró Mi-
la fidelidad de Moctezuma y que, muerto Axaya- guel Chimalistlepetla, y se prolongó hasta el 7
catzin, doña Isabel era la única legítima heredera de febrero de ese mismo año. La toma de de-
de Moctezuma y de su mujer legítima, cuyos bie- claraciones se reanudó el 26 de abril de 1550
nes patrimoniales le debían ser restituidos. Por y continuó esporádicamente hasta el 21 de
ello Juan Cano pidió a Su MaJestad "no permita junio de ese mismo año. l'\uevamente conti-
que en el repartimiento general y perpetuo desta nuó del 29 de abril al 23 de junio de 1553. La
tierra sean enajenados, o en pago dellos se le Información se tomó lentamente -Juan Cano
haga en España o en estas partes una honesta parece no querer precipitarse-; comenzó
recompensa".~o antes de la muerte de doña Isabel, acaecida
Tras la revocación dada el 20 de octubre de entre agosto y diciembre de 1550, y concluyó
1545 del capítulo xxx
de las Leyes Nuevas, que años después.
había prohibido la sucesión de las encomien- El Interrogatorio constó de 39 preguntas. Las
das,~l los encomenderos y pobladores podero- primeras cinco dejaron establecidas las cuestio-
sos de la !\'ueva España iniciaron una lucha por nes históricas y genealógicas fundamentales:
obtener "el repartimiento general y perpetuo" Moctezuma era hijo legítimo de Axayácatl y
de los pueblos "desta tierra" en encomienda contrajo legítimo matrimonio con Tecalco, hija
para ellos.~~ Para ello, se realizó un censo de los legítima de Ahuítzotl (con la ceremonia de! atar
conquistadores y pobladores de la Nueva Espa- de las mantas descrita por Juan Cano en su Diá-
ña, resumido en el Diccionario de conquistadares, logo de 1544 con el cronista Oviedo); sólo los
que inclyye, como vimos, a-Juan Cano,~~ y un hijos de legítimo matrimonio pueden heredar
censo de los pueblos susceptibles de ser repar- bienes y señoríos; los únicos hijos legítimos y
herederos de Moctezuma fueron doña Isabel,
mujer legítima de Juan Cano, y Axayacatzin, el
"Ocurrir a: acuelir ante. cual fue muerto al igual que su padre, por
1<1 Pére/.-Rocha, eel., /'rilliÚ'Kios enlue"", pp. 52 Y269.
,'O .Juan Cano, Carta al Rey, México, primero ele eli-
ciemhre ele 1547; en EN~:, l. V, pp. 62-63; Y en Pérel.-Rocha ...los vecinos naturales de la ciudad de Mexico,
y Tena, eels., /.fl 1I0/¡ln." i1ldiKtI7ladel enltro de Mtixico, pp. porque no consintió que se hiciese la guerra a
15.">-1511. Su Majestad ni a su capitán [Hernán Cortés],
" "Leyes y orelenan~as nuevamente hechas por Su en su real nombre, porque los naturales sintie-
Mal.(estael para la I.(ohernación ele las Inelias y huen trata- ron que el dicho Axayacatzin se quería ir a los
miento y conservación ele los inelios", Alcalá ele Henares, cristianos cuando estaban en Tepeaca y llevalles
en casa ele.Joan ele IIrocar, 1543, cap. XXX; reeel. en CDHM,
mucha cantidad de oro.
l. 11, pp. 204-227.
?l Silvio Zavala, La enr:omitl7/{la i"di,,"a (1 !l3.~), sCl.(un-
ela eelición revisaela y aumcntaela, México, Porrúa (I\j-
hlioteca PorrÍla, 53), 1973, caps. 111y IV, Y "Aeliciones. 2" "Suma ele visitas ele puehlos"; en Francisco elel
Nueva Espa.ia ".
Paso y Troncos<), cel., Papeles de N"ella ~'<pll1ia. Segunela
2:1 Ical.a, eel., /)iaiollaTio Il"lo/¡ioWIi/ir:o de collfJu.isllulores),
serie. Geografía y Estaelística, Maelriel, Sucesorcs ele
!}()/¡/ru/OrfSde NII.ella/,.:,pmifl, l. 1, p. 31. Rivaeleneyra, 1905, l. 1.

137
 Las preguntas 6 a 20 inquieren en detalle de Cuitlahua, y tío, como él mismo lo declara,
sobre los pueblos, tierras y caserías que "el di- de doña Isabel Moctezuma. Don Juan Achica
cho Mote~uma y sus antepasados y padres y dijo haber estado presente en las bodas de Moc-
agüelos tuvieron y poseyeron todo el tiempo de tezuma y Tecalco, la hija de Ahuí tzotl-Achica-
sus vidas, por sí y por sus calpisques y mayordo- tzin debió tener entonces unos veinte años-,
mos"; las preguntas 21 a 33 se refieren a los bie- lo cual califica su testimonio de que el casamien-
nes de "Avi~oci, agüe lo de la dicha doña Isabel, to se dio de acuerdo a la "ley" mencionada en la
padre de Tecalco, madre de la dicha doña Isa- pregunta (Tecalco era, pues, la mujer legítima
bel, mujer legítima que fue del dicho Mote~u- de Moctezuma). Y agrega el dato de que el ma-
ma, [que] tuvieron el dicho Avico~i y su mujer trimonio se dio antes de que Moctezuma fuese
legítima y la dicha Tecalco, su hija legítima". señor, en 1502: "aún no había entrado en el
Las últimas preguntas se refieren a otros bie- dicho señorío".2H
nes heredados por doña Isabel y Juan Cano, y Varios testigos confirman este testimonio,
reiteran la fidelidad de Moctezuma a Su Majes- que refuerza el argumento destacado por Juan
tad desde la llegada de los españoles.~; Cano de que tanto Moctezuma como Tecalco
Los 29 testigos que contestaron al lnterroga- tenían bienes patrimoniales propios, indepen-
torio de Juan Cano, ante un oidor y el secreta- dientes del cargo de señor al que accedió Moc-
rio Antonio de Turcios, eran indios, en su ma- tezuma. Otro de los testigos de la boda, Antón,
yor parte ya mayores, de más de cincuenta, vecino de México, tenía 55 años en 1550, por
sesenta y aun setenta años, en su mayor parte lo que tendría a lo sumo siete años cUjlndo asis-
de la ciudad de México, barrio de San Sebastián, tió al casamiento de Moctezuma y Tecalco.29
pero también de otros señoríos, como Teote- De cualquier manera, la afirmación de que
nanco, Ecatepec, Tepemaxalco, Zacualpan y la madre de doña Isabel era hija del tlatoani
Popo tia. ;\0 cabe duda de que, como era cos- Ahuítzotl no parece invento de Juan Cano y
tumbre,los testigos recibían consignas muy pre- resultado de las consignas que entregó a los tes-
cisas sobre lo que debían declarar y, sobre todo, tigos de la Información de 1548-1553, porque el
sobre lo que debían no declarar. Pero, como lo dato, como hemos visto ya, aparece igualmente
observan Emma Pérez-Rocha y Pedro Carrasco en las crónicas recogidas, de Alvarado Tezozó-
en su "Estudio preliminar" a la Información, los moc o de una fuente colhua, por el historiador
testigos, sin dejar de confirmar el contenido ge- chalca Chimalpáhin, que sin embargo nada nos
neral de las preguntas, agregaron detalles yaun dicen sobre su nombre.30
corrigieron datos?i muchas veces de acuerdo con
lo que pudieron atestiguar personalmente. SU AIIU\':JA MAn:RNA TEACAPANTZIN
en testigo importante fue donjuan Achica, En la unanimidad de los testigos de 1548, 1550
de 69 años -nacido, pues, hacia 1481-, "natu- Y 1553 que presentan a Tecalco, hija del empe-
ral de México y vecino del barrio de San Sebas- rador Ahuítzotl. como la mujer legítima de
tián ", que era hijo del tlatoani AxayácatlY Era, Moctezuma, y madre de doña Isabel y de Axa-
por lo tanto, medio hermano de Moctezuma y yacatzin, sólo uno dio el nombre de la madre
de Tecalco, la abuela materna de doña Isabel:
Teacapantzin. El recién mencionado Antón,
"',IJ1lcrroRalorio prcscnlado porJuan Cano, México. 4
dc cncro dc 1!'i4H; cn PérCl-Rocha, cd., PrillilflJio.\ ni
//lrha, pp. !'i~-I)2.
'" Emma I'ércz-Rocha y Pcdro Carrasco, "Esludio preli- "" Pércz-Rocha, cd., Prillilegios 111/lltcha, pp. I ~~- I 2~.
minar", en Pri'lJil~f{i()s elll'llr!tu, p. l~. ~'{bid., p. I~l.
" El /la/o(l1Ii Axayácall muri() cn 14H 1, año aproxima- '" Cndex ChimalfJahi1l, lo1, 1!'if>.l!'it:i;A1varado Tczozómoc,
do del nacimicJ1lo dc .Juan Achica, por lo (]UC sc cl1licn- Crrí1lim 1OexirríJo/I, párr. ~H4; y C{}(/ex ChimalfJahi1l,lo 11,pp.
[le fllIt' t'ste, C« 'ITIO bien lo clcclara, "no lo cOl1clCi{)'. Ht:i-H7.

138
vecino de México, declaró que Moctezuma casó
con Teycalco, "hija legítima de Avi~otzin e de
Teacapan<;:in, su mujer".~1
Entre la versión de Tayhualcan, la madre tIa-
copaneca de doña Isabel Moctezuma, hija de
Totoquihuaztli, y la de Tecalco, su madre mexica,
hija de AhuítzotI, una posible conciliación po-
dría obtenerse encontrando un linaje tlacopa-
neca en Teacapantzin, la madre de Tecalco, abue-
la materna de doña Isabel. Es de gran fragilidad,
sin embargo, el testimonio casi único de la Infor-
mación de 1548-1553, que nada dice sobre ellina-
je de Teacapantzin, sobre la que casi nada se
sabe.~~
Viene a nuestra ayuda, oportuno, el recién
citado testimonio de posible origen colhua re-
cogido por Alvarado Tezozómoc o por Chimal-
páhin, en un fragmento de la Crónica mexicá-
yotl, que avala el dato según el cual la madre de
doña Isabel Moctezuma y del príncipe Axayaca
era hija del tlatoani mexica Ahuítzotl. :\0 reco-
ge, sin embargo, su nombre de Tecalco, pues
no se sabía bien su nombre: "Yniquey cihuatzintli
amo huel momati yn itoca". Pero precisa que su
madre, tampoco designada por su nombre, era
una princesa hija de Cahualtzin el Viejo, Hue-
hue Cahualtzin.~~
Habría que considerar el posible o parcial
linaje tlacopaneca de este bisabuelo de doña
Isabel ~octezuma. Del dificil texto en español
yen náhuatl de la "Historia o chrónica mexica-
na" (1621) de Chimalpáhin parece desprender-
se que Huehue Cahualtzin fue nieto del primer
tlatoani mexica Acamapichtli (que gobernó de
1372 a 1391). Los padres de Huehue Cahualtzin
" Pérel.-Rocha, ed., 1'nl1ileKills e1l IlIrhll, p. 131.
'~(;arda (;ranados no mendona a la señora Teacapan-
vin en su !>irrimlflrill h;lIl,'rríjifll de hi.,llIrill ,mli!!:"'1 de M-fim.
" Codex Chimlllpahi'1l, l. 1, 15.~-15ti:y Alvarado TezOl.ó"
moc, Crrí1lim mexi";)'lIll. párr. 2H4. Véase la mención,
muy parecida a la de la "Historia o chrónica mexicana",
en otro texto de Chimalpáhin titulado "La desccntien-
da y ~eneradón tie los reyes y señores y naturales del -
puehlo tie Culhuacan y tamhién tie aquí tie los reyes y
señores naturales en esta ¡{ran dutiad tie Mexico Te-
nochtitlan. compuesLO por los señores tie Culhuacan":
en Codex ChimllltHlhirl, l. 11, pp. HO-R7.
139
fueron Tlatol<;:acatzin, hijo de Acamapichtli, y
MatIalxotzin, "hija del rey o duque de Tiliuhcan,
que es junto de la ciudad de Tlacopan, que
agora [1621] se llama de los Sanctos, y el rey de
allí se llamava Tlacacuitlahuatzin, de los cuales
nacieron los tres príncipes llamados Cahualtzin
y TetIepanquetzatzin y TecatIapohuatzin ". Hue-
hue Cahualtzin se casó con una hija de Chimal-
popoca, señor de los tepanecas y tIacopanecas.!14
Habría, pues, que buscar algo más sobre la
señora Matlalxotzin, la madre de Huehue
Cahualtzin, abuela de la abuela de doña Isabel,
su tatarabuela. De cualquier manera, queda por
profundizar que Matlalxotzin era hija del señor
de Tlacopan Tiliuhcan, parcialidad de Tlaco-
pan, llamada Sanctorum (De los santos) en el
periodo colonial, que tenía un rey de linaje
mexica, contrapuesta a otra parcialidad de Tla-
copan gobernada por un linaje tepaneca.~s Que
con su esposo mexica Tlatolzacatzin, MatIalxo-
tzin engendró, además de a Huehue Cahualtzin,
a un TecatIapohuatzin y a Tetlepanquetza, nom-
bre del señor de Tlacopan cuando llegaron los
españoles. Y que el propio Huehue Cahualtzin
se casó con una hija de Chimalpopoca, señor
tepaneca tlacopaneca.
O sea que la sangre tlacopaneca le llegaba a
doña Isabel Moctezuma por su bisabuela, ma-
dre de su abuela materna, hija de Chimalpopo-
ca; por su tío bisabuelo Tetlepanquetzatzin,
hermano de su bisabuelo materno Huehue
Cahualtzin, y por su tatarabuela MatIalxotzin,
madre de Cahualtzin, hij'l de Tiliuhcan. De
manera reiterada, el vínculo tIacopaneca de
doña Isabel le viene del linaje femenino. Pero
" Cmlex ChimllltHlhi1l. l. 1, pp. 30.39, 124-125 Y 12H-
129: y \)omin~o Chimalpáhin, "Historia mexicana: A
shon hislOry 01' Andent Mexico", en .Iohn B. Glass, eti.,
C,mlrilm.limls lo Ihe elhllllhislor)' or Mexicn, 2, l.es.,er flIrili1lf~S
IIJ ChimllltJrlhill, pan 5, Massachusells, Lincoln Center,
Conemex Associates, 197H, pp. 12-24.
", Petiro Carrasco, "Royal marriages in ancient Me..
xico", en Herhen R. Harvey y Hanns Prem, coortis.,
F.xplnralimls ;" ellmoh;slorJ. ¡"dia7/.' oJ CP.1Ilml Mex;co ;11lhe
s;xleli1llh ..rnllur)', Alhuquerque, University 01' New Mexi-
co Press, 19M, pp. 70.77: y F.slmclurr¡ polí/ico-lerrilorrial
rld imperio lenor/u:a, pp. 159..HiG, 267, 290, 290, 292, 601.
 no se trata de una descendencia directa y clara,
sino muy mezclada con linajes mexicas. Como
lo expresaron Alvarado Tezozómoc y Chimal-
páhin: "así se mezclaron los linajes señoriales en
Mexico (yn iuh omonepanoco Mexico tlahtocatlaca-
mecayotl) ".!lO
Por ello debe retomarse la posibilidad de
que el linaje t1acopaneca le viniera a doña Isa-
bel por su abuela paterna, mujer de Axayácatl.
Ya vimos que uno de los franciscanos autores
de la relación "Origen de los mexicanos", es-
crita en 1532 para Juan Cano, aseguró que
Moctezuma Xocoyotzin era hijo de Axayácatl
y de su "mujer legítima", cuyo nombre no re-
cordaba, pero que era de ascendencia tlaco-
paneca.~7 Lamentablemente ningún documen-
to confirma esta aseveración. Chimalpáhin
informa que la madre de los últimos tlatoque
mexica Moctezuma y Cuitlahua era una seño-
ra de Iztapalapa. ~8 Ya partir de no sé qué fuen-
te,Justo Zaragoza (1833-1896), MarcosJiménez
de la Espada (1831-1898) y los editores que re-
dactaron los "Datos biográficos" al final de las
Cartas de Indias anotaron que Moctezuma fue
hijo de Axayácatl "y de Xochicueitl, princesa
de Tezcoco".39
Acaso entonces la afirmación del origen tia-
copaneca de la madre de Moctezuma proven-
ga del temprano interés de Juan Cano por re-
afirmar el derecho de doña Isabel sobre la
encomienda de Tlacopan. Y nos quedamos con
la duda respecto al origen tlacopaneca o mexica
de la madre de doña Isabel Moctezuma.
'" "Hisloria o chrónica mexicana", f. 41v; en Codex
ChimILlpalúu, l. I pp. 11~1 Hl; Alvara<lo Tezozómoc, Crr;-
niw mexicáyoll, párr. 1~5.
""( )ri~en <le los mexicanos"; en NcnHM, l.1II, p. 275.
" Chimalpáhin, "Séplima relación", f. 177r: ".1'11.
inoILf"Itilli ypilhu.IL·/Ilútzin AXILYILCfltún Ytoca CnellalllllLtzin;
.1'" icch.ic,uU'f1 yPiUIlUl1Ilzitzi11 l\xaYILcalzin y/oca Xocoyoll
Mnleu/tr(O'lnalzill, )'lIi1l1l- O'Immliu )'11 ilt,Ul'1l Cuellaltuahill
.1'11.iuuan/zin YtztILpallapan cilllUlPilli".
:19 Carta< de Indir<', publícalas por primera vez el Minisle-
rio <le Fomenlo, Ma<lri<l,Imprenta <le Manuel G. Hernán-
<lez, IR77; reed. racs., México, Secretaría de Hacien<la y
Cré({!lo Público, Mi~uel Án~c1 Porrúa, I!lRI, p.R09.
140
Su TÍO ATLIXCATZIN
Al hacer del tlatoani Ahuitzotzin el abuelo ma-
terno de doña Isabel, la Información de 1548-1553
se complicó cuando varios testigos incorpora-
ron a un señor, Atlixcatzin (ca. 1480-1519), que
sirvió de transición para explicar y legitimar la
herencia de los bienes de Ahuítzotl a doña Isa-
bel. Atlixcatzin era hijo legítimo del tlatoani
Ahuí tzotl, o sea hermano de Tecalco y de Cuauh-
témoc y tío de doña Isabel. Al morir Ahuítzotl
en 1502, Atlixcatzin y Tecalco habrían hereda-
do sus bienes. Ambos los compartieron por un
tiempo, hasta que providencialmente murieron
en 1519 ambos,justo antes de la llegada de los
españoles. Así, doña Isabel, hija de Tecalco,
quedó como heredera única de los bienes de su
abuelo materno Ahuítzotl.
Sin embargo, según el testigo donjuan Achi-
ca, al morir Atlixcatzin, Cuauhtémoc, hijo tam-
bién de Ahuítzotl, heredó varias de sus tierras
y bienes.4o Éste es uno de los dos únicos testi-
gos que mencionan a Cuauhtémoc en la Infor-
mación de 1548-1553. El otro es el ya mencio-
nado Bartolomé Huéhuetl que declaró que los
mexicas mataron a Axayacatzin "por mandado
de Guatemu~a".41 Parecería que Juan Cano dio
la consigna a sus testigos de no mencionar a
Cuauhtémoc y destacar en cambio a Atlixca-
tzin, hijo también de Ahuítzotl y hermano de
Tecalco, la madre de doña Isabel. La intención
debió ser allanar el camino para poner a
Tecalco como heredera única de Ahuítzotl, al
eliminar a Cuauhtémoc y dar por muerto a
Atlixcatzin en 1519, justo cuando llegan los
españoles.
Otro personaje borrado, o casi, de la Infor-
mación de 1548-1553 es Cuitlahua,42 tío de doña
Isabel, hermano de Moctezuma, hijos ambos de
Axayácatl. Aquí también la intención debió ser
allanar el camino para poner a Moctezuma, y
10 Pérez-Rocha, e<l., Prillilegios ell lucha, pp. 128 Y 129 .
'11Ibid., p. 219.
42 Sólo un lesligo, <lonJuan Achica, menciona a Cuilla-
hualZin como hermano <leMoclezuma, señor de IztapaIapa
y <lueño <leTequixquiac (p. 126).
por ende a doña Isabel, como único heredero
de los bienes del tlatoani Axayácatl.
Como para tratar de ayudar en este difícil
paso argumental. un testigo, Juan Ecutlatoa,
criado sucesivamente de AhuítzotI y de doña
Isabel, agregó que Atlixcatzin fue el primer
marido de doña Isabel Moctezuma, con lo que
añadió uno nuevo a la nómina de sus supuestos
maridos mexicas. Debe tomarse con precaución
este dato, puesto que aunque varios testigos
mencionan a este Atlixcatzin que heredó con
TecaIco los bienes de AhuítzotI, sólo uno men-
ciona su supuesto matrimonio con doña Isabel
Moctezuma.4~
Juan EcutIatoa, de 63 años, natural de la ciu-
dad de México, del barrio de San Sebastián, al
igual que su padre sirvió en casa del tlatoani
AhuítzotI como pintor. Tras la muerte de Ahuí-
tzotl,Juan EcutIatoa sirvió a doña Isabel Mocte-
zuma "e a su primer marido que se llamaba
Atlixcaci, hijo del dicho Aui.;:oci, tío de la dicha
doña Isabel". Más adelante, EcutIatoa confir-
ma: "Atlista.;:i, marido primero que fue de la
dicha doña Isabel; e amo deste testigo". Ypreci-
sa que "todo el pueblo de Cuitlavaca lo tuvo e
poseyó por suyo el dicho Abi.;:oci; e después se
lo vio tener e poseer a Atlisca.;:i, hijo del dicho
Abi.;:o.;:i e primer marido de la dicha doña Isa-
bel Moten~uma".44 De modo que a doña Isabel
corresp~ndía heredar "todo el pueblo de
CuitIáhuac", entre otros, que varios testigos
mencionan.
La aparición de este nuevo marido Atlixca-
tzin pudo servir para aumentar la legitimidad
del derecho de doña Isabel sobre las tierras de
AhuítzotI, abuelo materno de doña Isabel. Apar-
te de Juan EcutIatoa, sin embargo, ningún otro
testigo menciona que Atlixcatzin se hubiese
casado con doña Isabel. No lo menciona Mar-
., Yavimos que el matrimonio de doña Isabel con Cuilla-
hua es altamente improhahle, pues sólo López de (;.)mara lo
menciona, y que su malrimonio con Cuauhlémoc es dudo-
so, pues sólo lo mencionan fuentes vinculadas aJuan Cano,
por lo que no resulta válida la secuencia acumulativa Atlix-
catzin-Cuitlahuatzin-Cuauhtémoc .
•• ¡bid., pp. 20 Y 73-75.
141
tín MexicatetIe, natural del pueblo de Tepema-
xaIco en la provincia de MataIcingo, de 50 años,
quien ratifica que Atlixcatzin heredó el pueblo
de Xalatlaco, en términos también de MatIatzin-
ca: "sucedió en el dicho pueblo AtIisca.;:i hijo
del dicho Abi.;:o.;:i e gozó del dicho pueblo e
tributos dél, por sí e por sus calpisques, hasta que
murió, que fue cuando los españoles vinieron a
esta ciudad de Mexico e la ganaron"; pero no
menciona que Atlixcatzin estuviese casado con
doña Isabel. Tampoco lo menciona don Juan
Achica, de 69 años, según el cual los pueblos
de Tlalaxaco y Chiapa eran de Ahuitzotzin, y
que después de muerto los tuvo "un hijo suyo
que se decía Atlaxcat.;:in, e muerto éste lo tuvo
Guautemu.;:a, hijo del dicho Abico.;:i". Atlixca-
tzin tenía el cargo de tlacatéccatl, militar de alto
grado, capitán general.45
Juan ÉcatI, de más de 60 años, natural de la
ciudad de México, del barrio de San Sebastián,
contestando a la pregunta 21 sobre los bienes
de AhuítzotI en la provincia de la Mixteca, dice
que éste "hubo una hija y un hijo; la hija es la
dicha TecaIco, mujer de Monte.;:uma y el hijo
se llamó Atlixcacin, y éstos fueron avidos de le-
gítimo matrimonio e muerto el dicho Abico~in,
heredaron sus bienes el dicho Tlasca.;:in e
TecaIco ... ". Los pueblos y bienes
... vinieron a poder del dicho Atlixca~in e todo
era e fue dél e de su hermana Tecalco, e no
embargante que la dicha Tecalco se casó con el
dicho Monte.;:uma vio que el dicho Atlixca.;:in
tenía todos los dichos pueblos contenidos en la
pregunta e los demás bienes. E aunque dellos, no
se hizo partición ninguna entre los dos, veía que
también acudía a la dicha Tecalco con la mitad de
los frutos e rentos de los dichos pueblos e lo
llevan a casa del dicho Monte~uma. E desde a
ciertos días e años la dicha Tecalco, como dicho
tiene, hubo a la dicha doña YsabeleaAxayaca~in,
e avidos del dicho matrimonio e del dicho
Monte.;:uma, e después que el dicho Atlixca.;:in
murió e la dicha Tecalco, ansí mismo quedaron
todos los dichos pueblos a doña Ysabel, nieta del
dicho Abi~o.;:inde parte de la madre e lo tuvo e
"¡bid., pp. 108 Y 128-129.
 poseyó, llevando los frutos e rentas dellos, por
manera que la dicha doña Ysabel heredó la parte
del dicho Atlixca¡;:in, su tío y heredó la dicha
Tecalco, su madre la otra mitad, e después, como
dicho tiene, lo tuvo y heredó la dicha doña Isabel
que fue cuando los españoles allegaron a esta
ciudad de Mexico, porque a aquella sazón [1519]
murieron la dicha Tecalco e Atlixca¡;:in antes. ·1(\
En la respuesta a la pregunta 22 sobre tierras y
caserías en la provincia de Chalco,Juan Écatl re-
fiere nuevamente que Ahuitzotzin y su mujer las
...tovieron e poseyeron de su patrimonio. E des-
pués de muertos éstos lo heredaron todo los
dichos Atlixca¡;:in e Tecalco, su hermana, e lo
tovieron e poseyeron de su patrimonio, aunque
como dicho tiene en la pregunta antes de ésta,
no hubo partición entre ellos, sino que los dos
comían e destribuían de montón47 e acudían al
dicho Monte¡;:uma con la mitad de los frutos e
rentos [sic] de los dichos pueblos e tierras e lo
tovieron e poseyeron e usaron dello como de
cosa suya propia. E después que murió el dicho
Atlixca¡;:in e su hermana Teycalco, que fue pocos
días antes que los españoles viniesen a esta Nueva
España, vio que a la dicha sazón quedó todo ello
a la dicha doña Ysabel e gozó dello poco tiempo
porque como vino el Marqués e tomó la tierra e
murió Monte¡;:uma, padre de la dicha doña
Ysabel, se quedó así e no sabe en qué ha parado,
ni si lo tiene e posee la dicha doña Ysabel...
Hay una exposición semejante en la respues-
ta a la pregunta 23 sobre tierras en términos del
señorío de Cuitláhuac. Es notable la insistencia
en que también la señora Teca1co heredó, para
que pasen sus bienes, y los de su hermano Atlix-
catzin, a sus hijos Axayacatzin y doña Isabel, in-
dependientemente de que ésta se haya casado
con Atlixcatzin, lo cual no mencionaJuan Écatl.48
Debe mencionarse que nada se dice sobre
Atlixcatzin en las Relaciones franciscanas de 1532,
1n lb-id.,p. 153.
17 De montÍln o en montÍln: Modos adverhiales que
valcnjuntamente, sin separación u distinción". Diccionario
de A u/oridad •.,.
<H Véase tamhién Pérez-Rocha, ed., Prillile~ioseu lucha,
pp. 165, 17'2,17!l, IRO.
142
en el Diálogo de 1544 con Oviedo o en la Relación
de la Nueva España de Zorita. Atlixcatzin, sin em-
bargo, no fue un personaje inventado por Juan
Cano. Ciertamente existió y tuvo su importan-
cia. pero Juan Cano parece haber alterado en
algunos aspectos su vida para insertarlo en su
argumentación. Varias fuentes indígenas men-
cionan a Atlixcatzin y dan interesantes datos
sobre su trayectoria. La ya citada Crónica mexicá-
yotl de Hernando de Alvarado Tezozómoc,
retomada, incorporada en la "Historia o chrá-
nica mexicana" de Chimalpáhin, consigna die-
ciocho hijos del tlaloani Ahuítzotl. El primero
fue Cuauhtémoc. tlaloani de Tenochtitlan. El
segundo Atlixcatzin, que tenía cargo de tlacatéc-
catl. La tercera era una señora, cuyo nombre
"no se sabe bien" (Trca1co, según la Infarmación
de 1548-1553), hija de la misma madre de Atlixca-
tzin (Teacapantzin, según la misma Infarmación),
que era a su vez hija de Cahualtzin elYiejo. Con
esta señora se casó Moctezuma Xocoyotzin y
procreó a Axayacatzin, que murió mancebo, y
a doña Isabel Moctezuma. Cuauhtémoc era, di-
ríamos ahora, sólo medio hermano de Atlixca-
tzin y de Teca1co.49
Esta información concuerda con la que die-
ron varios testigos indios de la Infarmación de
1548-1553: el tlacatéccatl Atlixcatzin era herma-
no de padre y madre de la madre de doña Isa-
bel Moctezuma. Los testigos también concuer-
dan en que Atlixcatzin murió en 1519. Pero
según la Crónica mexicáyotl tuvo tiempo de pro-
crear dos hijos, que se volvieron prominentes
nobles bajo el dominio español:
El hijo de Ahuitzotzin, llamado Atlixcatzin, tla-
catécq¡.t~engendró su hijo don Diego Cahualtzin
y uno segundo llamado don Marón Esmalintzin.
y don Diego Cahualtzin engendró dos hijos; el
primero llamado don Diego Atlixcatzin y el se-
gundo llamado don Antonio de Mendoza Tlaca-
cuitlahuatzin Temaxcalxollotzin.',o
.9 l,odtx Cllimalpahin,l.l, pp. 154-155;y Alvarado Tezo-
zómoc. Crónica mexicá)'otl, párr. 281-2!l9.
'" Codex Chimalpahin, t. 1, pp. 166-169: y Alvarado
Tewzómoc, Cróuica mexicá)'otl, párr. 336.
 La Crónica mexicana, escrita en español por el
mismo Alvarado Tezozómoc, registra a Atlixca-
tzin como segundo hijo de Ahuítzotl, con el car-
go de tlacatéccatl, en varios hechos de armas en
tiempos de los tlatoque Ahuítzotl y de ~octezu-
ma Xocoyotzin. Los hijos de Ahuítzotl fueron
~atlalxíhuitl, Atlíxcatl y Macuilmalínal (no se
menciona a Cuauhtémoc) :'1 Por esta informa-
ción, cobra importancia la figura del tlacatéccatl
Atlixcatzin que, si fue de joven general de Ahuí-
tzotl (1486-1502) y de Moctezuma (1502-1520)
(en 1502 ya era "mancebo hecho y con cargos en
la república y guerras "), debió nacer poco des-
pués de 1480. Tendría unos 39 años al morir,
justo antes de que llegaran los españoles. En
1519 doña Isabel, nacida hacia 1510, apenas era
una niña. Difícil que se haya producido el una
sola vez mencionado primer matrimonio de
doña Isabel con su tío Atlixcatzin.
El cronista franciscano fray Juan de Torque-
mada consigna que Atlixcatzin fue el mexica que
más se distinguió en la guerra contra Atlixco en
1508, organizada por Moctezuma con el apoyo
de los reyes de Tetzcoco y Tlacopan.52
El tetzcocano Fernando de Alva lxtlilxóchitl
aporta datos muy valiosos sobre la genealogía de
Cuauhtémoc y lo menciona en una larga lista de
otros hijos de Ahuítzotl, sin dar más información:
El rey Ahuitzotzin tuvo en la heredera de
Tlatelúlco llamada Tiyacapantzin, hija del últi-
mo señor Moquihuitzin (el que perdió la ciu-
dad), habida en su mujer legítima la hija del rey
Nezahualcoyotzin, al valerosísimo rey Cuauhte-
motzin, que fue el último rey de Mexico y el
que perdió la ciudad, que después se cristianó y
llamó don Fernando. Tuvo otros hijos, que fue-
ron: Tlacaélel y otro Motecuhzoma, Citlalcóatl,
Azcacóatl, Xoyetzin, Cuauhtzitzimitzin, Xicónoc,
Atlizcatzin, otro Macuilmalina, Acamapich,
Huitzilíhuitl, Machimale, Yoatzin y Tehuetzqui-
zitzin.",:l
,,] Alvarado Tezozómoc, Crrínim mexim1la, caps. l.XII,
IXXVI, ¡XXXII, l.XXVIII, XCIII y XCIV, pp. 46!-l, 542, 551,
572,61!-l Y623.
"2 Ton1uemada, MO"llarqllia i."dirl1la, lib. 11,cap. LXXVl.
,,' Alva Ixtlilxóchitl, "Historia de la nación chichi-
meca", cap. l.XX.
143
Fray Bernardino de Sahagún registró el testi-
monio de que el tlacatéccatlAtlixcatzin se encon-
traba entre los señores y nobles mexicas que
acompañaron a Moctezuma a recibir a Cortés a
Huitzillan (el 8 de noviembre de 1519). Doy
una traducción de la versión en lengua náhuatl
de este episodio:
En cuanto a cada uno de los gobernantes que
fueron con él [Moctezuma], fueron: primero
Cacamatzin, señor de Tetzcoco; segundo, Tetle-
panquetzatzin, señor de Tlacopan; tercero, el tla-
cochcálcatlItzcuauhtzin, señor de llatelolco; cuar-
to, Topan temoctzin, mayordomo de Motecu~oma
en Tlateloco. Éstos son los que fueron. Ylos otros
nobles tenochca fueron: Atlixcatzin, tlacatéccat~
Tepehuatzin, tlacochcálcat~ Quetzalaztatzin, el
ticociahuácatl; Totomotzin; Ecatenpatiltzin, y
Cuappiaztzin. Cuando Motecu~oma fue hecho
prisionero, no sólo se escondieron y refugiaron,
lo abandonaron enojados.51
Es de gran importancia este último dato re-
cogido por Sahagún acerca del enojo del tlaca-
téccatl Atlixcatzin y otros nobles mexicas contra
Moctezuma cuando se dejó apresar por Cortés
(acaso el14 de noviembre de 1519). La versión
castellana que da el propio Sahagún omite el
enojo mexica: "Todos éstos cuando fue preso
Motecu~oma le desampararon y se ascondie-
ron".
".] Códice florentino, lib. XII, cap. XVI. Aproveché las
versiones de Ángel María Garibay K., Charles E. Dibblc
Y Arthur ].0. Anderson, Georges Baudot y James
Lockhart: Fray Bernardino de Sahagún, üFM, Historia
I'eneral de las cosas de la Nueva España, la dispuso para la
prensa en esta nueva edición, con numeración, anota-
ciones y apéndices, Ángel María Garihay K., México,
I'orrúa (Biblioteca I'orrúa), 1956, 4 vols.; reed., México,
Porrúa (Sepan cuantos, 300), I!-l75, "Libro doce. En el
que se dice cómo se hizo la guerra en esta ciudad de
Mexico (Versión del texto náhuatl [de Ángel María
(;aribay K.l, p. 776. Florenline Codex: Gerwrallfistory o{ Ihe
Thin¡;~ o{ M'II' Sprún, traducción de Anhur JO. Anderson
y Charles E. Dibblc, Salt Lake City, Utah y Santa Fe,
Nuevo México, University of Utah I'ress y School of
American Research, Santa Fe, 1950-191\2, 13 vols.; Baudot
y Todorov, Relatm aztecas de la C01lquista; y Lockhan, We
people here: Nahuatl accounts oj Ihe Conquest oj Mexico.
 Sobra decir que ninguno de los autores men-
cionados refiere matrimonio alguno entre doña
Isabel y su tío el tlacatéccatl Atlixcatzin.
Hay pues dos argumentaciones en la Infor-
mación de 1548-1553 sobre el paso de los bienes
de Ahuítzotl a doña Isabel. La primera señala
que al morir Atlixcatzin en 1519 sin dejar des-
cendencia, los bienes de Ahuítzotl pasaron a
Axayaca y doña Isabel a través de su madre
Teca1co; y que al morir Axayaca en 1520 o 1521,
a manos de los mexicas, doña Isabel quedó como
la única heredera. La segunda argumentación,
marginal, busca reforzar la anterior agregando
que doña Isabel se casó por primera vez con su
tío Atlixcatzin. De modo que, de cualquier
manera que se vea, todos los bienes patrimo-
niales de Ahuítzotl correspondían
doña Isabel y su legítimo marido Juan Cano.
Es notable en ambas argumentaciones el
énfasis en la capacidad de las mujeres de here-
dar tanto el señorío como bienes patrimoniales
en el ~éxico antiguo. Ya vimos que al morir en
1520 Axayacatzin, hermano de doña Isabel, ésta
se constituyó en heredera única de los bienes
patrimoniales de Moctezuma. Ahora, al morir
en 1519 Atlixcatzin, hermano de Teca1co, ésta
se constituye en única heredera de los bienes
patrimoniales de Ahuítzotl.
El. PARECI':RDEI A AUDIENCIA\)\o: 1556
~o sé qué pasó con la Información de 1548-1553
entre 1553 y 1556, pero solamente el 5 de octu-
bre de este último año se dio por concluida la
Información, pues Juan Cano solicitó a la Real
Audiencia de ~éxico dé su Parecer, pedido por
la Corona en ia Real Cédula del 26 de octubre de
1546, y envíe la "Información questá tomada" a
Su Majestad. Para el 22 de octubre de 1556, la
Real Audiencia ya había formulado su breve Pa-
recer solicitado, pues en esta fecha y nuevamen-
te el9 de noviembre de 1556,Juan Cano pidió a
la Real Audiencia que envíe al rey tanto el Pare-
cer de la Real Audiencia como la Información.55
,.,.I'ércl.-Rocha. ceJ., I'rillilel'io.< n, lll.c!Ul, pp. 204-205.
Hay dos versiones casi iguales del Parecer
hecho en octubre de 1556 por la Real Audien-
cia de México. Yes notable que uno de los fir-
mantes del Parecer haya sido el doctor Alonso
de Zorita, oidor de la Audiencia de México,
mucho antes de escribir en España su Relación de
la Nueua España y sus otros tratados y relaciones.
Este encuentro entre Juan Cano y el oidor Zorita
se suma a los indicios ya mencionados que pue-
den ayudar a fechar la redacción por Juan Cano
de su Relación de la Nueua España y su conquista.
El Parecer de la Audiencia es breve y no en-
tra en muchos detalles. Acepta que por la Infor-
mación presentada por Juan Cano
...consta la dicha doña Isabel ser legítima hija
a su nieta del dicho Monte~uma, señor que fue desta ciu-
dad de Mexico e de la mayor parte desta Nue-
va España, e suceder en el señorío por heren-
cia y subcesión de sus antepasados, y tener
muchos pueblos, tierras y heredades propias
suyas y de su patrimonio, y sitios y casas princi-
pales que tenían en esta ciudad.
Sin embargo, la Real Audiencia juzgó que
muchos de los pueblos que pedía Juan Cano
estaban en corregimiento y otros estaban enco-
mendados, y las tierras y casas que pedía esta-
ban otorgadas y ocupadas por españoles, por lo
que "si se obiesen de quitar subcederían mu-
chos inconvínientes y pleitos". El Parecer de la
Real Audiencia reconoció la fidelidad a los es-
pañoles de Moctezuma, por la que fue matado,
y ya que no se les puede restituir a los herederos
de doña Isabel los muchos pueblos y casas que
pide, la Real Audiencia recomendó hacerles
"toda merced e gratificación ".56
En esta vaga formulación, la Audiencia de
México dejó al buen criterio de la Corona la
determinación de la magnitud de la "merced y
gratificación" que debía darse aJuan Cano a cam-
bio de no restituirle los pueblos y las tierras que
pedía como herencia de los padres de su mujer,
doña Isabel Moctezuma, por pertenecer éstos ya
,>6 !birl., pp. 20'; ..206 Y 271-272.
144
a la Corona o a particulares, con los que no con-
venía entrar en "inconvinientes y pleitos".
Pese al cúmulo de testimonios asentados en
la Información de 1548-1553 Y cien alegatos, en el
Parecer de 1556 de la Audiencia de México sólo
se menciona que doña Isabel es hija legítima y
heredera, pero nada se dice sobre si era hija de
Tecalco, hija legítima del emperador mexica
Ahuitzotzin.
Acaso el largo tiempo que pasó entre la con-
clusión de la Información en 1553 y su presenta-
ción a la Real Audiencia de Yléxico en 1556 se
deba a que no fue aceptada en lo fundamental
la argumentación respecto a las tierras que de-
bía heredar doña Isabel de su abuelo Ahuítzotl,
por vía de su madre Tecalco.;;;
El Parecer de octubre de 1556 agrega que
doña Isabel era la hija que Moctezuma "dexó
más encomendada al Ylarqués". Me parece que
Juan Cano no reitera este dato en su Informa-
ción de 1548-1553, y que los oidores de cualquier
manera lo conocían, por la frecuentemente
aducida Ylerced cortesiana del señorío de Tla-
copan a doña Isabel de 1526, en la que Cortés
refiere que Moctezuma antes de morir le en-
cargó especialmente a su hija doña Isabel: le
encargó tomar a cargo tres hijas suyas, "princi-
palmente a la mayor, que [a] ésta quería él
mucho". Cortés asienta en la Merced que deci-
dió darl~ a doña Isabel el señorío de Tlacopan,
"porque de derecho le pertenece de su patri-
monio y legítima, el señor y naturales del pue-
blo de Tacuba".;;H Por ello el doctor Zorita y los
otros oidores de la Audiencia de México sabían
la riqueza de la encomienda de Tlacopan, en
manos de Juan Cano, y que no tenía mucha
,,' De cual'luicr manera el nomhre Tecalco oc la
mujer Iq(ílima oc MOClewma y maore oc ooña Isahel
se si~ui" ulilizanoo. Véasl', por ejemplo, la Real Céoula
oc Felipe II oaoa en El Paroo, e1.~ oc oiciemhre oc I!;YO,
'lue menciona 'lue ooña Isahel fue la hija mayor "hahi·
oa en una mujer 'lue se llama Texlalco, con 'luien fue
casaoo a su mooo"; en AC:N, Vínculos, 74, exp. 1; en
"Céoula sohre la sucesiéll1 oc Moclewma n, Memorias de la
,1rade1ll.;a Mexiralla de In !lislorin, VI: 2, ahril~junio oc
1947, ()Ilelín, pp. 86-89.
'" oc, l. 1, p. 3HO.
145
consistencia su nuevo alegato según el cual la
madre de doña Isabel no era Una hija de Toto-
quihuatzin, el emperador de Tlacopan, sino hija
de Ahuítzotl, el emperador de México.
De cualquier manera, la larga cuenta de tie-
rras y señoríos patrimoniales que doña Isabel
debía heredar de su padre Moctezuma, pacien-
temente registrada desde las Relaciones de 1532,
en el Memorial de 1546 y en la Información de
1548-1553, fueron reducidos en el Parecer de
1556 a "muchos pueblos, tierras y heredades
propias suyas y de su patrimonio". No valía l~
pena discutirlas en detalle, porque, de cualquier
manera, no se les podía restituir sin gran alte-
ración del orden, y ya bastaba con pedir a la
Corona que se hiciese a los herederos de Te-
cuichpo "toda merced y gratificación ".
¿Habían valido la pena tantos años de es-
fuerzo? Puede decirse que, de cualquier mane-
ra, el Parecer de 1556 de la Audiencia no debió
molestar tanto aJuan Cano, puesto que desde
su carta de diciembre de 1547 al rey admitía
que los bienes de Moctezuma y su mujer legíti-
ma estaban dados a particulares, por lo que se
le podía remunerar con mercedes en España y
l'ueva España.59
Por razones que desconozco, la Información
de 1548-1553y el Parecer de la Real Audiencia de
octubre de 1556 no fueron enviados al Consejo
de Indias sino hasta el23 de marzo de 1560, cuan-
do el virrey don Luis de Velasco y los oidores
doctores Zorita, Villalobos, Orozco y Puga anun-
ciaron el envío, que llegó de Sevilla a Toledo el
25 de agosto.fiO Todavia en Toledo el 17 de abril
de 1561, el Consejo de Indias mandó aJuan Cano
... que ante todas declare qué repartimientos
de indios encomendó el Marqués del Valle a
doña Isabel de Mote¡;:uma o a Juan Cano, o a
otra hija de Monte¡;:uma [esto último entre ren-
glones], como su marido y qué calidad y can ti-
'" .Juan Cano, Carta al Rey, México, primero de
oiciemhre oc 1547; en ENE, l. V, pp. 62-63; Y en Pérez·
Rocha y Tena, eos., I.n lIobleza illdígeTIa del cenlro de
Méxiro, pp. 155-156.
O" Pérez·Rocha, !'rilliÚ!gios en lucha, p. 209:
 repartimiento y si fue perpetuo o de qué mane-
ra se lo dio y si tiene el título de tal reparti-
miento, lo exhiba en el Consejo, para que he-
cho lo susodicho se provea lo que convenga.';1
En respuesta, ese mismo año de 1561 Juan
Cano envió al Consejo de Indias dos informa-
ciones y procesos: uno sobre "ciertos reparti-
mientos de indios" y otro sobre otras cosas que
pretenden.fi~ Tal vez gracias a esta Información
sobre repartimientos -esto es, encomiendas-
de Juan Cano, que hizo evidente su gran rique-
za, la Real Audiencia desechó la argumentación
de los bienes que doña Isabel habría heredado
por vía materna.
L'n censo de enero de 1560 registra la rique-
za de las encomiendas en poder de Juan Cano
en el arzobispado de México:
Tacuba, encomendado en Juan Cano y sus hijos
y entenado Ouan de Andrade], como hijo de
doña Isabel Mote<;:uma; está tasado en trigo,
maíz; vale dos mil setecientos pesos. 2,700.
Ocuya, Caquete, Uejuca y Capuluaque en el
dicho Juan Cano y sus hijos y entenado como
hijo de la dicha doña Isabel; están tasados en
mil pesos en dinero. 1,000.
Macuy Suchico [Macuilxóchitl], en el dicho
Juan Cano, primero tenedor. Está tasado en
mantas y maíz, que vale mil y quinientos y se-
senta pesos. 1,560.fi~
El "entenado" mencionado es Juan de
Andrade Moctezuma (1531-1577), hijo de doña
Isabel Moctezuma y de su segundo marido espa-
ñol, Pedro Gallego de Andrade. Como pudi-
mos ver, poco antes de morir en 1550, su madre
doña Isabel le heredó la encomienda de Tlaco-
pan --a él y no a los hijos que tuvo con su
"' ¡hid." p. 2liR
lo' ¡bid." p. 2li7
".< "Relación de los puehlos de indios de Nueva España
que eSlán encomendados en personas paniculares, descon-
lando el diezmo que se paga", enero de l.'iliO;en [NE, l. IX.
pp. 11-12. Olro.Juan Cano, vecino de la villa de San Francis-
co de Campeche de la provincia de Yucalán. era encomen-
dero de los pueblos de 1I0loncabil y Cacalul, según rq~islro
del 24 de lehrero de 154'J; en ¡·:NF.,l.VI, pp. R2-R3.
146
tercer marido español Juan Cano. De cualquier
manera, mientras éste permaneció con vida,
mantuvo la encomienda en sus manos e hizo las
manipulaciones necesarias para que la enco-
mienda de Tlacopan no pasara solamente aJuan
de Andrade, que en 1560 califica despectiva-
mente como "entenado".
Diez años después de muerta doña Isabel, en
efecto, la encomienda de Tlacopan y las de
Ocuilan, Caquete, Huexuca y Calpuluaca, per-
tenecían aJuan Cano "y sus hijos y entenado,
como hijo de doña Isabel Moctezuma". La en-
comienda de Macuilxóchitl, en la jurisdicción
de Meztitlan, pertenecía propiamente a Juan
Cano, "primero tenedor", independientemen-
te de su matrimonio con doña Isabel.64
Los tributos asentados lo eran "descontan-
do el diezmo de las cosas que se pagan ", de
modo que el pueblo de Tacuba pagaba 3000
pesos, Ocuya y los otros mencionadqs pagaban
1 111 pesos. Y Macuilxóchitl pagaba 1 733 pe-
sos. Los tributos de Tacuba eran considerables,
pero inferiores a los de Cuauhtitlan, encomien-
da de Alonso de Ávila, que pagaba 3 400 pesos,
la de Cinacantepec, encomienda de Juan de
Sámano, que daba 2 750, o Toluca, que daba al
Marqués del Valle 2 200 pesos, entre otras.
Me parece que fueron pocas las mercedes y
gratificaciones que recibieron los herederos de
doña Isabel :\1octezuma, vista la riqueza de las
encomiendas y las tierras de las que se había
apropiado. La gran encomienda de Tlacopan,
más que los bienes patrimoniales que doña Isa-
bel heredó de sus padres y abuelos, fue el bo-
tín principal de los cada vez más numerosos y
voraces herederos de doña Isabel de los linajes
Andrade y Cano.
Para rematar la situación, los argumentos de
Juan Cano fueron retomados por los hijos mes-
tizos de los españoles casados con otras hijas de
:\1octezuma, argumentando que ellas también
.., Véase, sin embargo. a Gcrhard. Geo¡r;rafta /¡istórica de la
NI/.nllll'.:,p,"ia,p. 1'JO.
eran hijas de su "mujer legítima". EI30 de abril
de 1562. por ejemplo, Diego Arias de Sotelo (ca.
1525-después de 1588) escribió al rey informán-
dole que
... fue Dios servido que viniese a estas partes,
donde me casé con doña Leonor de Valderrama
y Monte<;:uma, hija de Cristóbal de Valderrama,
conquistador desta Nueva España, y de doña
Leonor de Monte<;:uma, su legítima mujer, la cual
era hija de Monte<;:uma, señor y príncipe uni-
versal que fue desta Nueva España, y de Acatlan,
su legítima mujer, segund el modo y costumbre
que había en tiempo de la gentilidad; y confor-
me a la descendencia por línea recta legítima,
pertenecía a la dicha Leonor, mi suegra, la suce-
sión de los estados y haciendas de su padre [Moc-
tezuma] y también la dote que traxo su madre
cuando se casó con el dicho príncipe y señor,
que fueron muchas y muy grandes tierras, pue-
147
blos y provincias, como todo es muy notorio y
consta por las probanzas que ha muchos días
están en vuestro muy alto y muy Real Consejo
de Indias, a que me remitoY"
En estas condiciones. el último argumento
de Juan Cano ya no fue destacar el linaje mater-
no tlacopaneca de su difunta mujer doña Isabel
Moctezuma, que le daba derecho a la enco-
mienda de Tlacopan. ni su linaje paterno y ma-
terno mexica. que le daba derecho sobre los
bienes de los emperadores Moctezuma y Ahuít-
zotl, sino destacar ahora también sus propios
méritos en la Conquista escribiendo lo que en
un primer momento pudo ser una relación de
méritos y servicios'i6 y debió ampliarse hasta vol-
verse una completa Relación de la Nueva España
y su conquista.
ro., Carla al rey de Diego Arias de SOldo, México 30 de
ahril de 1502; en Em:,l. IX, pp. 10!l-170.
,,; Hemos ViSlO'lue .luan Cano presenló un Memorial
dp mérilo.<J sPTf/irios haria 1547, como 'lueda constancia
en Icaza, ed., ¡¡¡((ioflario de coflr¡lIis/ruloreJ J !)o!Jladores de
NOPl"1 ¡·;'pmia. l. l. p. 31.
 8. LA RELAC¡ÓNDE JUAN CANo
LA CONQUISTA ()~: yH:XICO
SECÚN JUAN CANO
Por lo que hemos podido derivar de la Relación
de la Nueva España de Alonso de Zorita, la Rela-
ción de la Nueva España y su conquista de Juan
Cano debió tratar los principales episodios del
descubrimiento y conquista de la ","ueva Espa-
ña, desde la expedición de Francisco Hernán-
dez de Córdoba hasta la caída de Tenochtitlan,
con algunas referencias sobre la posterior ex-
tensión de la Conquista. Pero Zorita no cita o
utiliza aJuan Cano en todos los episodios de la
Conquista que narra. Los episodios propios de
Juan Cano que hemos podido distinguir son los
siguiel}tes. \
Respecto a los viajes de Francisco Hernán-
dez de Córdoba (1517) ,Juan de Grijalva ( 1518)
Y Hernán Cortés (1518-1519), Zorita se apoya
enJuan Cano. quien destaca que Cortés no des-
cubrió la :\'ueva Espali.a ni financió su conquis-
ta, pues los tres fueron mandados y financiados
por el gobernador de Cuba Diego Velázquez,
de quien Cano resalta el título de Adelantado.
De todo esto se pudo enterar directamente
Cano como "testigo de vista en lo que [Veláz-
quez) hizo y proveyó para el descubrimiento
1 Pielo elis•.•Ilpas alleclor por al¡.:unas r('pelit:iones que
Ilo puele evilar aquí con d lex\o ele los capílulos anLeriores
ell los que flli lralando ritoreconslruir al¡.:one lo 'lile puno
ser la lIf1ru"iríll rk.Juan Cano.
:\'ueva España", pues estuvo en Cuba junto a
Velázquez hasta la salida de la expedición de
Pánfilo de :\'arváez en abril de 1520.
Al parecer la Relación de Juan Cano también
hace referencia a los inicios de la conquista de
Yucatán por Francisco de ~ontejo (1527), pero
Zorita no aclara en qué difiere la narración de
Cano de la que dio Francisco López de Gómara
en su Historia de las Indias. Tampoco es posible
saber si el propio Cano leyó a López de Gómara
y polemizó con él.
Juan Cano dio detalles sobre los tres viajes
mencionados, sobre cómo Velázquez escogió
para el tercero a Cortés y cómo éste lo traicio-
nó. Su relato no difiere mucho de lo que se
sabe por otras fuentes: que el Adelantado Diego
Velázquez envió a Hernández de Córdoba a
descubrir; que éste llegó a Champotón y Lázaro,
en Yucatán, tras lo cual regresó a Cuba a infor-
mar de lo hallado; que Velázquez envió a Gri-
jalva como capitán para descubrir con tres na-
víos, que éste llegó al puerto de San Juan de
Clúa y a Pánuco, donde "llegaron muchos in-
dios de paz a rescatar oro y piedras y plumas y
bastimentos de los de la tierra a trueque de I
de cuentas y de otras cosas con que quedaban muy
contentos"; que como Grijalva no llevaba comi-
sión para poblar, no lo hizo "aunque halló muy
buen aparejo para ello y buena tierra"; antes
de regresar, Grijalva envió uno de sus navíos a
Cuba a informar a Velázquez, a quien pesó
149
mucho que Grijalva no poblara, e inmediata-
mente comenzó a hacer una tercera armada,
para la cual se endeudó, tomando prestado de
amigos suyos y. aclara Cano, "después lo pagó ",
Para esta tercera armada, Velázquez primero
pensó en enviar como capitán a Vasco Porcallo,
natural de Cáceres, pero algunos amigos se lo
desaconsejaron: pensó asimismo en Garda
Holguín, también de Cáceres, y otros amigos tam-
bién lo disuadieron, acaso porque querían que
enviase a Cortés, "a quien el Adelantado había
hecho mucha honra casándolo con doila Catali-
na Xuárez", y a quien le había dado indios en
encomienda, Finalmente, Velázquez escogió a
Cortés, "por haber ganado crédito en cosas que
le había encomendado y que lo tenían por hom-
bre hábil. como lo era, [..,] y que hacía todo lo
que el Adelantado quería",
Velázquez dio a Cortés quinientos hombres
y diez o doce navíos y abundantes bastimentos y
bienes para "rescatar" (para trocar con los in-
dios). Le encargó de manera particular soco-
rrer a Grijalva si lo encontraba. Entre los caballe-
ros que fueron en la armada capitaneada por
Cortés, Cano menciona a Francisco de :v1ontejo,
Alonso Hernández Puertocarrero, Juan Veláz-
quez de León. Alonso de Ávila. Pedro de Alvara-
do y sus hermanos, Alonso de Grado, Francisco
Álvarez Chico y su hermano Rodrigo. Gonzalo
de Sandoval y Cristóbal de Olido Ésta es la única
mención de Alonso de Grado en la Relación de
Zorita; no sabemos si Juan Cano lo mencionó
más veces en su Relación ni si precisa que fue el
primer marido espailol de su ml~er doña Isabel
Moctezuma, por cuyo matrimonio en 1526 Cor-
tés le concedió en dote y arras el señorío de
Tlacopan.
Recién salida la armada de Cortés empezó
su traición. Llegado a la punta occidental de la
isla de Cuba, los hombres que regresaban con
Grijalva le dieron noticias sobre las nuevas tie-
rras y comenzó a decir "que Diego Velázquez
no era para ser gobernador de :'-iueva España".
En el cabo de San Antón, Cortés hizo a sus hom-
bres "un breve razonamiento y plática", de las
que "sabía muy bien hacer", infundiéndoles
150
"ánimo y esperanza y admiración de su persona
y tanta gana de ir con él, que les parecía ir a
empresa y victoria cierta".
Juan Cano también habla de oídas cuandQ
da su versión, muy particular, sobre el encuen-
tro con doña :v1arina (:v1alintzin) y con Jeróni-
mo de Aguilar. Doña :v1arina no le fue dada a
Cortés en Tabasco, como se acepta comúnmen-
te, sino en la isla de Cozumel y formaba parte
de un grupo de "seis indias esclavas". una de
ellas, que recibió el nombre de doña :v1arina,
"había estado en :v1exico" por 10 que "sabía su
lengua", y se entendió muy bien con Aguilar, lo
cual alegró mucho a Cortés.
~o es posible saber si el propio Cano refiere
los datos ya conocidos ,lcerca del hijo mestiz:)
que tuvo Cortés con doña Marina, don Martín
Cortés, "a quien el Emperador dio el hábito de
Santiago", y acerca de que después de la Con-
quista (en 1525) Cortés casó a Maril)a con el
conquistador Juan Xaramillo, a quien encomen-
dó la provincia de Xilotepec, entre otros detalles
genealógicos. que más bien parecen escritos por
Zorita. Ciertamente, Juan Cano ambicionaba
apropiarse de Xilotepec, que era "recámara" de
:v1octezuma y debía heredar doña Isabel.
También parece información que Juan Cano
supo de oídas la versión según la cual Cortés
encontró en Cozumel no sólo a Jerónimo de
Aguilar, sino a otros dos españoles -en lugar
del otro español, Gonzalo Guerrero, que per-
maneció con los mayas, del que habitualmente
se habla. Y Cano insinúa una relación íntima
entre doña :v1arina y Aguilar, pese a que éste
era "de Evangelio", esto es, diácono. Dice, en
efecto, que se "entendían muy bien ella y
Aguilar". quien "siempre la tenía consigo". La
versión de una posible relación entre doña
:v1arina y Aguilar halló eco en dos historiadores
mestizos posteriores, el tlaxcalteca Diego Muñoz
Camargo y el tetzcocano don Hernando de Alva
Ixtlilxóchitl, quienes consignaron un supuesto
matrimonio de ambos,
Zorita sigue a López de Gómara en lo relati-
vo a la fundación de la Villa Rica de la Veracruz
y al nombramiento de alcaldes y regidores que
eligieron a Cortés capitán y alcalde mayor, antes
de encaminarse a Cempoala. Al parecer el mis-
mo relato hace, de oídas,Juan Cano. quien pre-
cisa "que todo fue ordenado por el mismo Cor-
tés". El relato de Cano sobre el paso de Cortés
por Tlaxcala parece semejante a los de Cor-
tés, Oviedo y López de Cómara, salvo en su pre-
cisión sobre el origen de la enemistad de tlax-
caltecas y mexicas: "antiguamente ellos y los de
\1exico eran todos unos", "se alzaron contra un
señor de \1exico" y "nunca más los quisieron
recibir por amigos". Es posible que Cano reci-
biera esta versión de fuentes mexicas que le
proporcionó su mt~jer doña Isabel.
En lo relativo a la matanza de Cholula, Zorita
muestra una similitud entre las versiones conde-
natorias de Juan Cano y de la Brevíssima relación
de la deslruicion de las Indias de fray Bartolomé
de las Casas, de las que discrepa "porque ha-
blan de oí das" y difieren de lo que reportó Cor-
tés. Cano y Las Casas coinciden aquí no por sus
posiciones sobre la Conquista y la libertad de
los indios, que diferían sustancialmente, sino por
su mutuo anticortesianismo. Coinciden también
al decir que Cholula tenía "más de treinta mil
vecinos". Es posible que Cano en este caso si-
guiera a Las Casas, que escribió su Brevíssima en
1542 y la publicó en 1552.
Juan Cano da una descripción fisica, econó-
mica y pylítica de Cholula: "dice Juan Cano que
los demás dellos eran tratantes y la ciudad de
muy grandes edificios y que eran amigos de Moc-
ten<;:uma y le daban algunos presentes, aunque
era señorío por sí, y que está en un llano y que
había en ella muchas mezquitas con sus cercas
y almenas, como los muros de España".
Por haber llegado meses después, Cano no
presenció el acercamiento y encuentro de Cor-
tés y \1octezuma, pero dio en su Relación abun-
dantes datos sobre estos acontecimientos, resal-
tando y aun exagerando la grandeza, poder y
riqueza de su suegro \1octezuma, su sumisión a
los españoles, su dadivosidad y su aceptación
la religión cristiana.
A través de su embajador Teudilli, \1octezu-
ma envió decir a Cortés "que holgaba de que lo
fuese a ver y que le envió mucha gente para que
se fuese con él", de San Juan de Vlúa a Tenoch-
titlan. Zorita cita varios pasajes de Cortés y de
López de Cómara quienes también exaltan la
magnificencia de Moctezuma y de su gran ciu-
dad. Pero los pasajes que cita de Cano son aún
más enfáticos. Al narrar el primer encuentro de
Cortés y \1octezuma, 'Juan Cano dice que, por
señas y por el intérprete, le dixeron [a Cortés]
que a tan gran rey y señor no lo había él de
abrazar". Zorita se basa en López de Cómara y
Cano en su descripción "de la grandeza de estas
casas y de sus edificios y riqueza del servicio de
Mocten<;:uma y de su limpieza y maJestad". Pero
donde López de Cómara dice que "estas casas
tenían veinte huertas que respondían a la plaza
y calles públicas y tres muy grandes patios", "Juan
Cano dice que había muchos más, y que en el
uno había una muy hermosa fuente y muchas
salas y cien aposentos de a veinticinco y treinta
pies en largo y hueco y cien baños, y que el
edificio. aunque sin clavazón, era todo muy
bueno".
Juan Cano destaca la "paz y sosiego" que rei-
naban en la ciudad de México durante la estan-
cia en ella de los españoles y cómo éstos fueron
"muy bien hospedados y servidos" y provistos de
todo lo necesario. Moctezuma no dejaba de dar-
le a Cortés "grandes presentes de oro y plata,
piedras y ropa. plumas y cacao y otras cosas".
Juan Cano refiere también que Moctezuma le
dio a Cortés una hija suya para que "la tomara
por mujer", pero no precisa si se refiere a doña
Isabel, con la que más tarde Cortés tendría una
hija, dalla Leonor Cortés y \1octezuma. Otra hija
dio \1octezuma a Cristóbal de Olid, maestre de
campo de la armada de Cortés. Cortés le co-
rrespondía a \1octezuma visitándolo a diario, y
le hablaba teniendo "la gorra en la mano, por-
que era grande su majestad y poder", lo cual
confirma Bernal Díaz.
Juan Cano continúa su descripción exagera-
de da de las riquezas de los palacios de Moctezu-
ma y remata diciendo que a los españoles "les
parecía cosa de encantamiento y que no podían
creer que fuese verdad sino que lo soñaban por
151
ver las cosas de Ylexico. de Yloctent,;:uma y de
los señores. tantas y tan grandes mezquitas y los
mercados. especialmente el de Tlatelulco, y ver
la platería y tantas cosas como allí se vendían y
todo por sus calles". La expresión "cosa de en-
cantamiento" coincide con la que empleó Ber-
nal Díaz. pero no parece que ni Juan Cano ni
Zorita la tomaran de la Historia verdadera, aún
en proceso de redacción.
Juan Cano resalta el "gran orden y tan gran
pulicía" de la ciudad, y sus leyes y ordenanzas:
"tenían cinco libros, uno de los sacrificios, otro
de los casamientos, otro del gobierno, otro de
las sementeras y cómo las habían de hacer, otro
cómo habían de heredar los señores y qué bie-
nes tenía cada uno de ellos; y que en el del
gobierno y en el de las sementeras habían mu-
chas cosas notables muy de ver"; y "tenían cin-
co maneras de sementeras, una para su rey y
señor. otra para el gobernador o señor del pue-
blo, otra para el calpisque. que era el mayordo-
mo que allí estaba por el señor. otra para sus
ídolos, y que ésta era poca y que se hacía para
su reconocimiento. otra era la que cada uno
hacía para sí. Y que daban a cada vecino cierta
cantidad de brazas de tierra conforme a la gen-
te que tenía en su casa, y se la hacían sembrar
por fuerza para el sustento de su familia, y te-
nían pena muy grave no las sembrando". Es la-
mentable que los españoles les hayan "roto y
destruido sus pinturas, creyendo que todas eran
de idolatrías", porque afectaron el buen orden
de su gobierno.
Los señores mexicas aconsejaban a diario a
Moctezuma "que echase a los españoles de su
tierra". pero jamás "quiso consentir en ello"
porque, según dijo a Cortés, "conocía que nues-
tra leyera mejor que la suya, y quería ser cris-
tiano". Yloctezuma pidió varias veces ser bauti-
zado, pero Cortés no consintió para esperar
"que estuviese algo más instruido en las cosas
de nuestra fe, y porque Cortés quería que se le
diese en un día de Pascua. con gran solemni-
dad como convenía a tan gran sacramento y a
tan gran señor". Algo semejante escribió López
de Cómara, quien precisó que Cortés no que-
152
ría bautizar a Yloctezuma durante las alegres
Carnestolendas.
Juan Cano continúa enfatizando la lealtad
de Moctezuma a Cortés, al Emperador y a los
españoles. y la afrenta que fue para Yloctezu-
ma que Cortés lo apresara. Pero aclara que
Yloctezuma no perdió su dignidad, pues no le
pusieron grillos en las piernas y pies y fue pron-
to liberado. tenía libertad para pasear y siem-
pre fue bien tratado, en atención a su poder,
riqueza y dadivosidad. Pero de cualquier modo
fue una gran injusticia, afrenta y muestra de
ingratitud de Cortés apresar a Moctezuma,
quien no tuvo intención alguna de matar ni a
Cortés y sus hombres de la ciudad de México,
ni a los de su guarnición de la villa de Veracruz.
Juan Cano refiere que Cortés mandó aperrear
y quemar vivos a Cuauhpopoca, señor de
Nauhtla, a su hijo y a su gente; y que Moctezu-
ma desoyó las palabras de sus señore$ que lo
instaban a matar a Cortés.
Ante el descontento de los señores mexicas
que resentían su prisión, Moctezuma finalmente
dijo a Cortés "que le parecía que se fuese, por-
que aquellos señores no hiciesen alguna cosa
contra su voluntad". Cortés respondió "que no
tenía navios en que se poder ir y que los estaba
esperando para cierto tiempo, y que venidos
que fuesen, se iría". Moetezuma le prometió que
cuando se fueran "daría a cada español una
carga de oro. que cada carga es de tres arrobas"
(o sea 33.5 kilos de oro a cada uno).
Pero pasaba el tiempo y no se iban los espa-
ñoles. y Cortés le pidió a Moctezuma "que le
cortase madera para hacer navíos y que luego
se iría". Se la cortaron en el río de Cempoala y
se la llevaron a Veracruz. Antes de esto, Cortés
había mandado cortar madera para hacer dos
bergantines que ya había llevado a la laguna de
la ciudad de México,junto al palacio donde se
hallaba aposentado, "y los tenía para más fuer-
za". De estos modos "entretenía Cortés a Moc-
tezuma, y él a los señores, de que estaban mu-
chos dellos muy descontentos y cada día le
requerían que echase aquella gente de la tie-
rra". Pero Cortés no quería soltar a Yloctezu-
ma. "porque si saliera se levantaran todos con-
tra ellos".
Esta defensa de la lealtad de Moctezuma
hacia los españoles y de su liberalidad forma
parte del argumento legal que Juan Cano no
dejó de afirmar en sus relaciones, informacio-
nes y alegatos jurídicos, al defender los títulos
de su mujer dOlla Isabel :Y!octezuma.
Acaso haya provenido de la Relación de Juan
Cano el único episodio en el que :Y!octezuma se
opuso a la voluntad de Cortés antes de la llega-
da de :'\arváez: cuando Cortés quiso poner una
imagen de la Virgen :Y!aría en el Templo :Y!ayor.
se enfrentó a la negativa de :Y!octezuma, que de
esta manera logró contener la rebeldía de los
papas (sacerdotes) mexicas. Esta versión difiere
de las de Cortés, López de Gómara y otros auto-
res. según los cuales Cortés sí puso la imagen de
la Virgen en el Templo Mayor. Según Cano, que
más adelante subraya el carácter hostil e idolá-
trico de los papas. :Y!octezuma ya se había con-
vertido al cristianismo, pero prudentemente
estimó que aún "no era tiempo para les hacer
creer lo que él creía ".
La aportación factual más importante de
Juan Cano a la historia de la Conquista de Mé-
xico es su narración, como testigo y partici-
pante directo, de las vicisitudes de la armada
de Pánfilo de l"arváez, enviada desde Cuba en
marzo o ,abril de 1520 por el enojado goberna-
dor Diego Velázquez contra Cortés, que se le
había insubordinado al emprender por su
cuenta la conquista. En cuanto Velázquez supo
que Cortés "había enviado a dar relación al
Emperador de lo que había conquistado y del
rey de :Y!exico y cómo [lo] habían recibido los
naturales de aquella tierra", se apuró en man-
dar una armada "para proveer de gente y de lo
que más fuese menester a Hernando Cortés
como a su capitán general". Velázquez "aún
no tenía nueva de se haber alzado contra él,
aunque tenía alguna sospecha dello, por no le
haber dado aviso de lo que había hecho". Y
con esa duda, decidió que la armada prendie-
se y castigase a Cortés sólo en caso de estar
alzado.
153
Según Juan Cano, Velázquez "estuvo deter-
minado de ir a ello", pero por ser "hombre
mayor y muy gordo", rogó a Narváez que fuese
con la armada como "su teniente y capitán ge-
neral". Velázquez conoció a ~arváez cuando
éste era capitán en las islas Española, Cuba y
Jamaica, y lo consideraba "muy valeroso y buen
cristiano". Había ido a España como procura-
dor de Velázquez y le trajo con Gonzalo de
Guzmán (a comienzos de 1519) el ansiado títu-
lo de Adelantado y gobernador de las "islas" de
Yucatán y Cozumel, que confirmaba su dere-
cho sobre la conquista de lo que sería :Y!éxico.
Aquí introduce Zorita un comentario sobre
que Velázquez "se había levantado contra el
Almirante don Diego [Colón], que lo había
enviado a conquistar y poblar la isla de Cuba, y
Cortés hizo lo mismo con él", y acota que Cano
"dice que fue diferente de lo de Diego Veláz-
quez porque había gastado mucho en el descu-
brimiento de la !\ueva España". Enseguida
Zorita, y supongo que Cano también, insinúa
una crítica a Velázquez, quien dijo "que había
de ir con aquella armada, a cuya causa todos los
más principales de la isla de Cuba y los más ri-
cos se aprestaron para ir con él", pero al final
no fue. La coordinación de Velázquez con !\ar-
váez ocasionó serios percances y pérdidas de
vidas y bienes. La armada se dividió y Velázquez
salió antes que Narváez con muy buenos navíos,
acompañado por los ricos y poderosos de Cuba
que se le unieron. Recorrió la costa sur de la
isla rumbo al occidente hasta llegar al puerto
de Guaniguanico. La parte de la armada que
encabezaba l\'arváez zarpó poco después del
puerto de Santiago y corrió con mucho menos
suerte. A poco de salir, sufrió "una tormenta
tan grande que le convino echar a la mar mu-
chos de los bastimentos que llevaba". Lograron
llegar al puerto de Trinidad, en el que estuvie-
ron pocos días, pues debían apurarse porque
Velázquez los esperaba en el de Guaniguanico
Narváez y su armada llegaron sin problemas
a Xagua, "muy buen puerto y muy hondable y
seguro". Allí tomaron "bastimentos y gente que
cada día llegaba para seguir donde estaba el
 Adelantado, con el resto de la flota y gente, la
más lucida y mejor armada y de más gente que
se había hecho en Indias". Al salir de Xagua,
siguieron las dificultades. El navío capitaneado
por Cristóbal :\1orante, en el que se apretaban
trescientos hombres, comenzó a anegarse y hubo
necesidad de pasar gente a los otros navíos. La
.armada de :\arváez estaba muy descompuesta.
El mismo capitán :'\arváez iba en una carabela
capitaneada por el vizcaíno Juan Bono de
Quexo, porque la nao capitana estaba, con otros
navíos "costa abaxo. y otras con el Adelantado y
otras en Cabo de Corrientes".
Cuando finalmente salió del puerto de
Xagua, la armada de :'\arváez sufrió otra gran
tormenta. Las naves se dispersaron pero logra-
ron llegar al puerto de Cabo de Corrientes, "algo
atrás" de donde los esperaba Velázquez en el
puerto de Guaniguanico. En Corrientes :\arváez
encontró toda la armada, pero no a Velázquez
con los principales que lo acompañaban, por lo
que tuvo que acudir personalmente ante Veláz-
quez en Guaniguanico y, para evitar "los bajíos y
puntas" que hay en el mar, decidió hacer el ca-
mino a pie, porque no se podía ir a caballo debi-
do al malpaís. Tan malo resultó el malpaís, "como
puntas de diamantes, que no diera al alpargate
media legua". Recorrieron "por malísima tierra
ocho leguas que quisieran más andar ciento por
otra parte", sin agua, tras haber "gastado trece
pares de alpargates cada quien ".
:'\arváez y Velázquez "comunicaron sus ne-
gocios aquel día y otro". Velázquez le informó
de su decisión de regresar. so pretexto de "le
enviar más gente y bastimentas", aunque Juan
Cano no deja de acotar que Velázquez "de todo
lo proveía muy bien". Velázquez le entregó a
:\'arváez copias de su Comisión y de las Provisio-
nes reales que tenía y una Instrucción de lo que
tendría que hacer. Velázquez tomó una carabe-
la y se regresó, acompaiiado por muchos de los
capitanes y seiiores que lo seguían.
La armada de l'arváez salió del puerto con
buen viento hasta pasar la punta de San Antón,
en el extremo occidental de la isla. Llegó a la
costa de Yucatán navegando lentamente, pues
154
"como no sabían la navegación, iban siempre
reconociendo tierra y no osaban navegar de
noche, y las corrientes los tornaban atrás". Al
llegar a Yucatán, ~arváez y sus hombres vieron
la isla de Cozumel, que visitaron. Tenía buenos
puertos y pacíficos naturales, que eran "muy
buena gente" y habían apoyado a Cortés, con
colmenas, mie\' cera y maíz, y "grandes edifi-
cios de mezquitas como las de Mexico, por don-
de se cree que los señores de Mexico lo fueron
de aquella isla y de la tierra firme" (de Yucatán).
Con esta última aseveración Juan Cano buscaba
acaso enaltecer aún más a :\1octezuma exten-
diendo su imperio hasta Yucatán.
Los indios de Cozumel le dieron bastimen-
tas a :'\arváez, quien hizo que sus hombres les
dieran algunas mercancías de las que llevaban,
con las que quedaron muy contentos. De allí
:\arváez emprendió el camino hacia el puerto
de Veracruz. con dificultades debido a la falta
e inestabilidad de los puertos y a una calma se-
guida de un severo norte en el que se ahogaron
sesenta personas y se perdieron varios barcos.
Tras la tormenta, los sobrevivientes lograron lle-
gar a la isla de Sacrificios y de allí al puerto de
San Juan de lJlúa.
Cn punto central en la narración de Juan
Cano es la afirmación de la existencia de una
alianza o entendimiento entre Narváez y Moc-
tezuma. quien habría roto su sumisión a Cor-
tés. Tras desembarcar en San Juan de lJlúa, ~ar-
váez se estableció en el arenal junto a un arroyo.
Los hombres y los caballos estaban agotados y no
tenían bastimentas, pero la situación se resolvió
cuando vasallos de :'vIoctezuma les vinieron a dar
la bienvenida, trayéndoles comida.
Moctezuma supo de la armada de ~arváez
antes de su llegada a San Juan de Clúa, pues
sus vigías le informaron de la tormenta en la
que perdieron hombres y navíos, y desde en-
tonces recibía noticias diarias de su recorrido.
Moctezuma informó de ~arváez a Cortés, que
"estaba muy escandalizado".
Encabezaba a los mensajeros de Moctezuma
un señor llamado Guasteca, "muy bien dispues-
to", que "echó al cuello a ~arváez una correa
de venado que parecía de seda y le traxo una
muy rica joya de oro y otras cosas de la tierra, y le
dixo que su señor Y1octen~uma se lo enviaba y a
se le ofrecer de paz y a le proveer de lo que hu-
biese menester". :\ arváez le agradeció y "le dixo
que venía en nombre del Emperador a ver aque-
lla tierra y a tenerla en justicia, y que tuviese cier-
to que en toda su tierra a nadie se haría agravio.
y que así lo había mandado a los suyos".
El mensajero Guasteca dijo a :\arváez que
en la ciudad de Y1éxico "estaba el capitán Ma-
linche ", refiriéndose a Cortés, "porque así lla-
maban a Cortés, por la esclava que le habían
dado en Yucatán, que se llamaba Y1alinche y que
como era intérprete teníanla en mucho, y por
ella llamaban a Cortés 'el capitán Y1alinche',
como si dixesen 'de Y1arina', porque así pusie-
ron nombre a esta india".
Se estableció una fase de espera en el are-
nal. Todos los días "iban y venían mensajeros"
entre Y10ctezuma y :\arváez. Guasteca perma-
neció con l\'arváez, "haciéndoles proveer de co-
mida y aguardando a ver lo que Y1octen~uma le
enviase mandar". :\arváez hizo un alarde de sus
fuerzas en el que se contaron 1 400 hombres,
incluyendo a los marineros, a todos los cuales
hizo desembarcar.
Dos intérpretes, uno indio y otro español, se
unieron a :\arváez en el arenal. "Habíase veni-
do a :\ar~áez un indio que llamaban Escalonilla,
que era intérprete de Cortés, y lo fue de allí
adelante de :\arváez". El intérprete español "se
llamaba Cervantes, que andaba por la costa en-
tre los indios por mandado de Cortés para ver
si venían navíos, y había aprendido la lengua
de aquella tierra". Pero los hombres de l\'arváez
"se fiaban poco" de este Cervantes, "porque
tuvieron sospecha que se había pasado a ellos
para dar aviso a Cortés de lo que' pasaba". Era
Francisco Cervantes, el Loco o el Chocarrero,
que menciona Bernal Díaz.
Las sospechas de la gente de :\arváez sobre
Cervantes estaban fundadas: dio aviso al capi-
tán de la Villa Rica de la Veracruz de la gente y
navíos que traía :\arváez. La Villa fue desampa-
rada y sus vecinos "se fueron a Y1exico a dar avi-
155
so a Cortés". Esta fue la primera información
española que recibió Cortés sobre la armada de
:'\arváez, después de los informes de los vigías
mexicas y de los mensajeros de Yloctezuma.
Algunos de los hombres y capitanes de :\'ar-
váez comenzaron a hablar de unirse a Cortés.
:\arváez los descubrió y a uno le mandó dar cien
azotes. Quería enviar a los capitanes a la isla de
Cuba, pero desistió a ruego de Andrés de Due-
ro y otros caballeros, aunque, comenta Juan
Cano, hubiese sido "muy acertado haberlos en-
viado", pensando probablemente en el papel
de traidores que más adelante jugarían.
Llegó entonces un navío en el que venía un
oidor de la Audiencia de Santo Domingo, al que
Cano no cita por su nombre: Lucas Vázquez de
Ayllón. :\arváez no lo dejó siquiera desembar-
car, alegando que Velázquez "tenía provisiones
y comisión del Emperador y que la Audiencia
de Sancto Domingo no tenía qué hacer en
:\ueva España, y sobre esto hubo muchos reque-
rimientos de la una parte a la otra, y en fin el
oidor se volvió a Sancto Domingo". Es notable
que Narváez argumente que la Audiencia de
Santo Domingo no tenía jurisdicción en l\ueva
España (la provincia de tJlúa) , acaso pensando
en el cargo de Adelantado de Velázquez, con
funciones de justicia y gobierno.
Cuando :\arváez supo que el intérprete Cer-
vantes había corrido la noticia de su presencia
en Veracruz, decidió ponerse en contacto con
Cortés. Instruyó como mensajeros al clérigo
Juan Ruiz de Guevara y al escribano (Alonso de)
Y1ata, a los que envió con varios indios de Méxi-
co. Narváez les mandó entregar a Cortés una
copia autorizada de las Provisiones que traía y
las de Diego Velázquez, y decirle que había lle-
gado enviado por el Adelantado Velázquez, y
que le mandase decir dónde quería que se vie-
sen, "por no dar escándalo a los naturales, como
después se les dio y muy grande".
Juan Cano destaca la admiración ante la ciu-
dad de Y1éxico del clérigo Ruiz de Guevara y
del escribano Y1ata, a quienes Moctezuma "man-
dó dar ciertas joyas de oro muy fino ". Cumplida-
mente notificaron a Cortés de las Provisiones que
traía :'\arváez. Cortés dijo "que se vería en ello" y
envió al capitán Juan Velázquez de León y otros
hombres "ya fray Bartolomé Mañoso, fraile car-
melita", a decirle a ~arváez que le enviase los
originales, no copias, de las Provisiones que traía.
?\'arváez y sus hombres ya se habían traslada-
do del arenal de la Villa Rica a Cempoala. Zorita
no lo dice, pero se entiende que se estableció
una alianza entre :'\arváez y el señor de Cem-
poala, históricamente comprobada. Cortés de-
cidió entonces dejar la ciudad de México yata-
car a :'\arváez. Por su calidad de testigo directo,
es valiosa la descripción que hace Juan Cano de
la ciudad de Cempoala, sus edificios, cercas
almenadas y "mezquitas, que había muchas",
donde se pertrecharon ~arváez y sus soldados.
Cuando Juan Velázquez de León y el supues-
to carmelita fray Bartolomé Mañoso, enviados
por Cortés, llegaron a la ciudad de Cempoala,
informaron a :'\arváez que Cortés les mandaba
pedir que exhibiese las Provisiones originales
de Su Majestad. :\'arváez se las mostró y les dijo
que "si Cortés las quisiese ver", que viniese a
Cempoala.
Juan Cano agrega aquí que ambos, no se
entiende bien quiénes, "eran casados con dos
hermanas". Tal vez se refiere a Cortés y i\arváez,
pero más bien debiera referirse a Cortés yVeláz-
quez, pues Cortés estaba casado con Catalina
Xuárez Marcaida y Velázquez con otra herma-
na de Juan Xuárez, de no muy buena reputa-
ción, y no se sabe que también :'\arváez se hu-
biera casado con una Marcaida.
Antes de regresar a la ciudad de México,
Velázquez de León, fray Bartolomé y sus acom-
pañantes se dedicaron a echar fama de las "diez
casas de oro" que tenía Cortés en la ciudad,
donde tenía preso a Moctezuma, y que haría
ricos a los que se le unieran. Fue grande el daño
porque despertaron la codicia de los hombres
de :'\arváez. Su codicia aumentó cuando llega-
ron a Cempoala el clérigo Guevara y el escriba-
no Mata, enviados por l\arváez, quienes no se
habían querido regresar de la ciudad de Méxi-
co "viendo las riquezas que cada día les mostra-
ban ". Informaron a :'\arváez de "la grandeza de
156
Cortés" y que no tenía voluntad de recibirlo de
paz. :\'arváez se rió y dijo que Cortés "era su hijo
y siempre estaba bien apercibido".
Cortés mandó a otros dos españoles a Ce m-
poala dizque para concertar su encuentro con
?\'arváez. Pero en realidad los mensajeros siguie-
ron tentando a sus hombres. Se supo que Ve-
lázquez de León informó en la ciudad de Méxi-
co que :'\arváez era mal querido porque no
repartió entre sus hombres los regalos que le
había dado el señor de Cempoala, que había
dado a guardar al tesorero de la armada. Juan
Cano aprueba la acción de ~arváez, porque
eran muchos sus hombres y poco lo que había
que repartir.
Moctezuma también envió a I"arváez un
mensajero, "un gran señor". El encuentro se dio
en el aposento de :\'arvf '::z, utilizando al indio
Escalonilla como intérprete. El mensajero le
informó cómo Moctezuma había recibido a
Cortés en "todos sus pueblos y en su ciudad ", lo
había aposentado en sus propias casas y le ha-
bía dado mucho oro, joyas, piedras preciosas,
esclavos, cacao, "mucha y muy rica ropa" y dos
de sus hijas. "y que en pago desto lo tenía preso
no sabía por qué ". El mensajero de Moctezuma
también informó que Cortés decía que Narváez
y los suyos "eran vizcaínos y mala gente y sus
enemigos "; que quería ir sobre ellos, para lo que
le pedía sesenta mil hombres de guerra. Moc-
tezuma le mandó decir a Narváez que le envia-
se decir lo que quería que hiciese y que si que-
ría los haría matar a todos.
Moctezuma tenía en más a Narváez porque
Guasteca le había informado del gran poder y
artillería que traía, que Narváez le había exhi-
bido durante el alarde que organizó en el are-
nal de San Juan de Ulúa.Juan Cano presenta a
~arváez como a un verdadero pacificador de la
:\ueva España, pues éste contestó al mensajero
que le dijera a Moctezuma que no hiciese nada
contra Cortés, "porque dello recibiría gran enojo
el Emperador". ?\'arváez permaneció varios días
en Cempoala y no avanzó rumbo a la ciudad de
México, "porque no estaban los caballos para
poder caminar".
 Mientras tanto. Cortés seguía en contacto
secreto con Juan Velázquez de León, quien le
informaba del poder de 1'<arváez, pero que va-
rios de sus capitanes se le estaban volteando.
Cortés exigió a Moctezuma sesenta.mil hombres
de guerra bien aderezados para ir contra :\ar-
váez. Antes de partir. Cortés le solicitó nueva-
mente los hombres y Moctezuma "le respondió
que le placía y señaló capitanes para que fue-
sen con él". pero sólo "cumplió de palabra".
Llama la atención que el fraile mercedario
fray Bartolomé de Olmedo, que vino a México
con Cortés y siempre estaba a su lado, y a quien
Cortés mandó a negociar con :\ arváez y sus hom-
bres en Cempoala, aparezca en la Relación de
Juan Cano con el nombre de fray Bartolomé
Mañoso, que siempre andaba con Cortés, pero
no era mercedario sino carmelita y no se ocupó
en la doctrina de los indios. Cortés lo mandó a
Cempoala.junto con Velázquez de León. a ne-
gociar con :\arváez y a ganarse a sus hombres.
Mañoso y Velázquez de León, efectivamente, se
concertaron con el mozo Diego Velázquez, so-
brino del Adelantado Diego Velázquez, que se
rindiese cuando Cortés le enviase un anillo.
En cuanto a la identidad del carmelita fray
Bartolomé Mañoso, parece tratarse de una fal-
ta de conocimiento y simpatía por parte de Juan
Cano, que tal vez nunca supo a qué orden per-
tenecí'} fray Bartolomé de Olmedo y le puso el
apellido Mañoso para denigrarlo por las malas
mañas con las que corrompió a la gente de
:\arváez.
Es dramática la narración del ataque de Cor-
tés contra :\arváez guarnecido en Cempoala.
Cortés partió de la ciudad de México y dejó a
Pedro de Alvarado en guarda de la ciudad y de
Moctezuma. Alvarado contaba con 180 españo-
les y tres caballeros, con unos "ruines tirillos",
pequeños cañones. :\1octezuma permanecía
preso. aunque Juan Cano recalca que "retenía
todo su mando". Antes de la partida de Cortés,
Moctezuma le pidió que no le robasen su casa,
pues en ella lo había recibido, y tenía cosas de
gran valor para los mexicas, que para los espa-
i'ioles valían muy poco. Cortés. sin embargo.
157
mandó a varios españoles sacar riquezas y luego
fingió querer castigarlos. Moctezuma pidió en-
tonces a Cortés que no le sacasen nada más,
aunque no quiso recibir de vuelta lo que ha-
bían sacado.
Cortés se dirigió a Chalco, donde llamó a los
principales y capitanes mexicas que venían con
él y les pidió los sesenta mil guerreros que Moc-
tezuma le había prometido. Los mexicas le res-
pondieron que "iban adelante". De Chalco,
Cortés siguió a Tepeaca, donde nuevamente
pidió los guerreros y recibió la misma respuesta
dilatoria. Cortés siguió hacia la costa y llegó a
un río junto al pueblo de Tlapanequita, cerca
de la villa de Medellín, a cinco leguas de don-
de estaba Narváez, que nada sabía. Allí reunió
Cortés su consejo y dio a Gonzalo de Sandoval,
alguacil mayor de su ejército, un mandamiento
para prender a ~arváez o matarlo. Cortés hizo
un muy buen "razonamiento" a sus hombres y
les dijo que a él le importaba menos que a los
demás prender a ~arváez, porque de no ha-
cerlo ellos quedarían como mozos de los que
venían. Yallí nuevamente les pidió a los capita-
nes de Moctezuma los sesenta mil hombres de
guerra, que nuevamente no le dieron.
Los vio entonces un indio de Cempoala, que
fue a avisar a ~arváez de la presencia de Cor-
tés. :\'arváez se reunió con sus capitanes y, con-
tra la voluntad de algunos, acordaron salir al
camino con todos los hombres de a pie y de a
caballo y con la artillería. Avanzaron algo más
de una legua hasta que dieron con unos indios
que regresaban a sus casas de sus labranzas y no
habían visto a los de Cortés, que se habían es-
condido en el río de Tlapanequita hasta que
anocheció. Sus hombres aconsejaron a Narváez
regresar a su fuerte en Cempoala, donde Cor-
tés.I'IO se atrevería a atacarlo de noche, por te-
ner sólo dos entradas. Narváez dio entonces un
pregón prometiendo mil pesos a quien pren-
diese a Cortés.
Se hizo de noche y Narváez regresó a Cem-
poala, donde mandó poner la artillería donde
antes estaba. Al capitán de la artillería y al arti-
llero les mandó tener gran cuidado. El artillero
"era bueno de su oficio, aunque aquella noche·
no lo fue ". Y mandó :'\arváez poner guardas en
las puertas. Toda la noche estuvo armado y visi-
tó varias veces a los centinelas y a sus capitanes,
aposentados en los diferentes cúes. :\1andó por
el camino a Gonzalo Carrasco y a Diego Hurta-
do, "hombres muy sueltos", "hombres para mu-
cho". Asimismo mandó al capitán Francisco Ver-
dugo, cutiado de Diego Velázquez, que fuese a
casa del setior de Cempoala para que cuidase
que no huyese con el alboroto que habría, "por-
que estaba algo amedrentado ". Toda la gente de
:'\arváez estaba aposentada en las "mezquitas"
de Cempoala. En la entrada principal de Cem-
poala estaba un peque tia cu, desde donde vigila-
ba el capitán Casillas, alguacil mayor de :'\arváez.
Mientras tanto, en su campamento, Cortés
pidió una vez más a los capitanes de :\1octezu-
ma los sesenta mil guerreros prometidos. Cor-
tés quiso ahorcar a los capitanes, que le dijeron
"que ellos no tenían culpa, de lo que recibió
Cortés muy grande enojo ". El asunto de los se-
senta mil hombres de guerra que Cortés exigió
a :\1octezuma es un punto importante de la ar-
gumentación de Juan Cano. En Chalco, Tepea-
ca y Tlapanequita, se confirmó la ausencia de
los requeridos guerreros. Cano confirmó la
alianza de :'\ arváez y .\1octezuma contra Cortés.
La noticia definitiva de la ausencia de los
guerreros mexicas y también de los tlaxcaltecas
-dispuestos a luchar contra los mexicas, pero
temerosos de luchar contra espatioles-, pare-
ce importante para la estrategia que siguió Cor-
tés. Escondió sus fuerzas en el río de Tlapane-
quita y tarde en la noche avanzó con prisa
rumbo a Cempoala. En el "cuarto de la modo-
rra", en lo más negro de la noche antes del ama-
necer, Cortés y sus hombres dieron con dos es-
pías de :'\arváez. Los de Cortés tomaron a uno
de ellos pero el otro regresó corriendo a Ce m-
poala donde entró gritando: "¡Arma! ¡Arma!".
Pero los hombres de Cortés venían siguién-
dole los pasos y su ataque no perdió el efecto
de sorpresa. :'\arváez no pudo ni sentarse en su
caballo cuando estaban sobre él los de Cortés,
gritando "¡Victoria! ¡Victoria!", con las largas
158
lanzas que resultaron decisivas en el combate
contra :'\arváez y los suyos, encaramados en los
cúes. :'\adie resistió la entrada de los de Cortés
por la puerta principal, al cuidado del alguacil
mayor Casillas.
Al entrar al recinto, Cortés y los suyos se apea-
ron de sus caballos y el ataque a la "mezquita"
de :'\'arváez se realizó a pie, al mando de Gon-
zalo de Sandoval y de Cristóbal de Olid. :'\ar-
váez y su alférez, y Gan;:i Holguí n,.J uan Fernán-
dez, Tamayo y otros, que sumaban diecisiete,
defendieron la mezquita "muy bien y con muy
grande ánimo y esfuerzo", Pero cuando :\arváez
mandó disparar la artillería, "ningún tiro salió",
acaso "porque aquella noche había llovido un
poco y todas las cebaderas estaban tapadas por
el agua". Aunque Juan Can e no deja de sospe-
char "que fue ruindad del artillero, que cebó
con arena los tiros".
:\'arváez y los suyos "se defendierpn gran
rato", pero las largas picas de los hombres de
Cortés fueron muy efectivas. Los de :'\arváez
retrocedieron a la "mesa de en medio" de la
mezquita, donde nuevamente intentaron po-
ner fuego a la artillería. "Y los unos y los otros
peleaban valerosamente", pero "dieron a :'-:ar-
váez dos picazos juntos y le quebraron un ojo, y
con su ojo quebrado peleaba muy bien, porque
era muy esforzado", sin que nadie lo auxiliara.
Varios de sus ~apitanes con treinta y ocho sol-
dados subieron a una de las mezquitas que ha-
bía en el gran patio. En otra estaban otros capi-
tanes con 260 soldados. Ya espaldas de la parte
exterior del patio estaba el joven Diego Veláz-
quez. sobrino del Adelantado, con sesenta de a
caballo y ochenta peones. :\'inguno "acudió a
su general l'\arváez, aunque lo veían pelear".
Sólo lo quiso ayudar un caballero, Juan de Ro-
jas, y los de Cortés lo mataron en medio del
patio. "Hase dicho el nombre déste por la bon-
dad que en él hubo y los nombres de los demás
se callan por la ruindad que en ellos hubo".
La captura de Narváez se debió a la traición
de un maestresala y criado suyo que lo abrazó
por la espalda y llamó a los de Cortés: "¡Aquí!
¡Aquí!" Xarváez fue llevado ante Cortés, dete-
niendo con una mano un paila en el ojo san-
grante. Pero no se entregaron el alférez y los
otros hombres que acompañaban a :-Iarváez, que
se retrajeron a la mesa de arriba y luego dentro
de la mezquita. Les hicieron gran daño con
arcabuces y flechas, además de las lanzas, y fi-
nalmente poniendo fuego a la mezquita. Al al-
férez le clavaron cuatro dedos de una mano.
Heridos, quemados y viendo que nadie les ayu-
daba, se rindieron.
Entonces Cortés y los suyos se apoderaron
de la artillería de :'\arváez y comenzaron a tirar
contra la mezquita donde estaban los capitanes
de :'\arváez y casi cuatrocientos soldados. Des-
de la media escalera de la mezquita los capita-
nes de :'\arváez se le rendían a Olid: "Señor
maestre de campo, tome vuestra merced las
armas". Pero Olid se acercó a las gradas a caba-
llo y les dijo: "Bellacos, pelead por vuestro capi-
tán ", lo cual los avergonzó. Finalmente cesó la
batalla y amaneció.
Cortés se fue a aposentar a las casas de un
principal, donde "desnudaron a :\arváez las ar-
mas que traía ", lo curaron y le tomaron las pro-
visiones reales que llevaba y las instrucciones de
Velázquez, que "se dixo" que quemaron en su
presencia. Cortés mandó que los hombres de
:'\arváez trajeran sus armas y así lo hicieron por-
que pensaban que "los había de cargar de oro y
favore/cedos". Pero no lo hizo y quedaron muy
avergonzados y descontentos. Tres días después,
les devolvieron las armas, pero no las suyas, y se
incorporaron a las fuerzas de Cortés, aunque
"sin les tomar juramento".
Cortés consideró enviar hombres a poblar a
Coatzacoalco, donde había estado Diego de
Ordaz, a quien Cortés mandó llamar. Ordaz lle-
gó con diez mil indios un día después de preso
:'\arváez, porque no pudo llegar antes. Cano
aclara que estos indios "vinieron sin mandado
de Mocten\,:uma". Cortés despachó a los dichos
indios con 180 españoles a Coatzacoalco, que
"era tierra muy rica, aunque estaba destruida".
y Cortés se quedó en Cempoala, donde se re-
pusieron los hombres y caballos de :\'arváez,
"que todos estaban muy fatigados de los traba-
159
jos que habían pasado por mar y tierra", Cortés
también mandó que se volviese a poblar la Villa
Rica de la Veracruz, que había sido despoblada
cuando llegó :\'arváez. Cortés mandó a :\'arváez
prisionero a la Villa Rica, Cuando lo soltó Cor-
tés (en 1522), se fue a la Corte a quejarse de
él, y (en 1527) "le dieron la conquista de la Flo-
rida, donde murió y gastó su hacienda, que era
muy rico, y su hijo murió en el Perú muy po-
bre".
Como es lógico, Juan Cano no estuvo en la
ciudad de México en los trágicos acontecimien-
tos que allí tuvieron lugar mientras Cortés dé-
rrotaba a :\'arváez en Cempoala. Sin embargo,
Zorita tomó de la Relación de Juan Cano varios
elementos de su narración de la Matanza del
Templo Mayor y de la subsiguiente rebelión
mexica.
En los "patios muy grandes" que había fren-
te a la "mezquita mayor", "dicen que cabían cin-
cuenta mil indios y más". En la fiesta "habría
mil quinientos señores e hijos de señores", que
eran "los mayores de la tierra, sobrinos, herma-
nos y tíos y deudos de Mocten\,:uma, con muy
grandes y ricos plumajes de plumas verdes que
ellos estiman en mucho y muy ricos brazaletes a
los brazos". Es difícil saber si Juan Cano tam-
bién refiere la tradición mexica según la cual
los hombres de Alvarado atacaron a los indios
por tomarles su riqueza, que refieren López de
Cómara y Las Casas, entre otros. Pero Zorita y,
por lo tanto,Juan Cano parecen ser los únicos
que refieren el llanto de Moctezuma al presen-
ciar la masacre, antes del inicio de la primera
rebelión mexica: "decían los indios [oo.] que vie-
ron llorar a Mocten\,:uma, que lo estuvo miran-
do, y luego acudió tanta gente de guerra que
cubrían las calles y azoteas que todo era gente y
armas".
También parece de Juan Cano la detallada
descripción de cuando, forzado por Alvarado,
Moctezuma salió a la azotea del palacio de
Axayácatl y, tras una hora de arengas, logró apa-
ciguar a los mexicas enfurecidos y convencer-
los de dejar el cerco. Agradecido, Alvarado se
disculpó con Moctezuma de la matanza y le dijo
 que la ordenó porque "le habían dicho que los
quería matar". Los señores mexicas. sin embar-
go. quedaron muy descontentos. De todo esto
se pudo enterar Juan Cano por la familia de doña
Isabel; pero el énfasis en la intervención de \1oc-
tezuma para apaciguar a su gente forma parte
de su recurrente argumentacióri jurídica.
Como Juan Cano estaba con los hombres de
:\arváez que se incorporaron al ejército de Cor-
tés, pudo saber de manera más directa cómo
Cortés se enteró de los acontecimientos de la
ciudad de \1éxico y decidió regresar. Cortés pasó
por Tlaxcala. donde el señor Maxixcatzin le dio
"muchos lamemesy dos mil hombres de guerra".
Pero muchos de los hombres de :\arváez se que-
daron en Cempoala o en los caminos y fueron
atormentados y sacrificados por los indios. que
los desnudaron y "garrochearon como toros". Sólo
se salvaron Bermúdez y Andrés de Duero. que
quedaron muy humillados y afrentados.
Cna vez de regreso en la ciudad de México,
el soberbio y envalentonado Cortés, por haber
derrotado a :-iarváez, no aceptó los consejos de
Pedro de Alvarado y se negó a hablar con \1oc-
tezuma y fingir que quería castigar al propio
Alvarado por la matanza del Templo \1ayor. para
sosegar la ciudad. Los señores mexicas se ofen-
dieron mucho del mal trato que dio Cortés a su
rey y casi Dios. a quien anteriormente Cortés
hablaba "con la gorra en la mano", como mues-
tra de respeto. Si Cortés hubiese castigado a
Alvarado, destaca Cano, se hubiesen evitado
muchas muertes de gente y la pérdida de "tan
gran tesoro como se perdió", pues Dios castigó
a los españoles por la soberbia de Cortés y los
suyos. \1uchos señores mexicas, particularmen-
te los papas, encabezados por Cuauhtémoc. es-
taban enfurecidos, aunque. aclara Juan Cano,
"algunos hermanos y deudos de Mocten,.uma
no quisieron ser en ello".
Como testigo directo, Juan Cano narra la
furia de la segunda rebelión mexica, ahora con-
tra Cortés, y cómo éste intentó dos veces salir
de la ciudad y finalmente tuvo que desistir de
su soberbia y pedir a Moctezuma que saliera
nuevamente a la azotea para tratar de calmar a
160
los suyos. Cortés mandó a un español que pro-
tegiera a \1octezuma con una rodela, pero no
pudo evitar que, antes de que comenzara a ha-
blar. \1octezuma recibiera la pedrada y el fle-
chazo que lo derribaron. \1octezuma no acep-
tó ser curado y murió sin haber recibido el
bautismo. Su cuerpo fue echado a los mexicas.
que se lo llevaron. Juan Cano no menciona la
supuesta petición que antes de morir habría he-
cho \1octezuma a Cortés, según el mismo Cor-
tés, de cuidar a sus hijas, especialmente la ma-
yor, doña Isabel \1octezuma.
Juan Cano narra también la retirada españo-
la de la r\oche Triste. Cortés decidió salir una
noche de la ciudad de \1éxico, y determinó que
saldrían a medianoche y que él tomaría la reta-
guardia y Pedro de Alvarado la vanguardia. Esa
misma noche, "un fulano Botella" -el nigro-
mántico y astrólogo adivino también menciona-
do por Oviedo, López de Cómara, Cerv~ntes de
Salazar y Bernal Díaz-Ie dijo a Cortés "que aque-
lla noche habría muy gran matanza, y que si no
salía aquella noche, que ninguno escaparía y que
en la retaguardia habría muy gran peligro". La
advertencia hizo que Cortés decidiera tomar la
vanguardia y dejar la retaguardia a Alvarado.
Cortés dijo además que el "oro quedaba perdi-
do, que cada uno tomase lo que quisiese", y "esto
fue causa de morir más gente, porque se carga-
ban como bestias". Comenzaron entonces a salir,
pero no todos fueron avisados, pues algunos se
quedaron en el palacio hasta el día. Quedaron
atrapados 260 españoles, que se defendieron tres
días y finalmente fueron sacrificados por los
mexicas.
Al parecer, durante la salida alguien dio avi-
so de la huida y un español soltó un escopetazo
que alertó a los mexicas que acudieron masiva-
mente por agua y tierra contra los españoles.
La vanguardia, con Cortés, Sandoval y otros espa-
ñoles, logró huir y llegar a Tlacopan, mientras
cargaba toda la gente contra la retaguardia. El
alférez Corral dio orden de parar en Tlacopan
y los que obedecieron fueron cercados y mata-
dos. Mientras tanto, Pedro de Alvarado, al lle-
gar a un puente quebrado, "tomó una lanza y
 saltó a la otra parte". "Y filO un saIto tan gran-
de, que hay todavía memoria dél". En la gran
matanza de la retaguardia murió Chimalpopo-
ca, "hijo de Ylocten~uma, aunque no legítimo,
y otras dos hijas suyas, que había dado a Cor-
tés". i'linguna mención al supuesto rescate por
los mexicas de doña Isabel Moctezuma para ca-
sarla con Cuauhtémoc. Finalmente los españo-
les pudieron refugiarse en un cerro, donde des-
pués se pondría "una imagen de Nuestra Señora
de los Remedios".
Juan Cano narra también el regreso de Cor-
tés y su ejército a Tlaxcala. Dos días tardaron
Cortés y su gente, con severas heridas, cansa-
dos, mal comidos, asediados por los mexicas, en
llegar del cerro de los Remedios a la ciudad de
Otumba, donde había más de sesenta mil in-
dios de guerra. Lograron derrotarlos gracias a
que Cortés y otros españoles, que traían bue-
nos aunque flacos caballos, arremetieron con-
tra el escuadrón central de los indios, lo rom-
pieron por en medio y "se fueron derechos a
los capitanes, que eran muy conocidos por los
grandes plumajes que traían y mataron dos
dellos y a la vuelta mataron otros dos, y esto fue
causa para que luego los dexaran ". Así pudie-
ron llegar a Tlaxcala.
Juan Cano calcula que se salvaron 500 espa-
ñoles (360 que salieron dela ciudad de México,
más 60 que estaban en Tlaxcala y 80 que estaban
en la vílla de la Veracruz) de los I 900 que había
antes (500 de Cortés y 1 400 que trajo Narváez).
Murieron, pues, 1 400 españoles en México, en
Cempoala y en los caminos.
Juan Cano reconoce el buen recibimiento que
dio Maxixcatzin a Cortés y los suyos en Tlaxcala,
donde comenzaron a curarse y recuperarse y
esperaror. refuerzos de las islas, pero destaca que
tras unos días de estancia, los t1axcaltecas le pi-
dieron a Cortés que se fuera, porque no podían
mantener a sus hombres, lo cual entristeció a
Cortés, quien decidió retomar la guerra contra
los mexicas comenzando por la provincia de Te-
peaca, para lo cual pidió gente de guerra a
Maxixcatzin. Con ellos salió rumbo a Tepeaca,
dejando en Tlaxcala a los enfermos y heridos.
161
En la guerra contra Tepeaca los guerreros
t1axcaltecas sacrificaban, cocían, asaban y se co-
mían públicamente a los enemigos que captura-
ban -"los principales comían los corazones y los
pies y las manos y la gente comía lo demás"-,
sin que los españoles se atrevieran a decirles nada
a sus imprescindibles aliados.
Juan Cano refiere también la enemistad con-
tra Cortés de los hombres de Velázquez y de
Narváez y aun de su propia gente, y que para
acallarlos Cortés corrió la voz de que el tesore-
ro Julián de Alderete (llegado a Veracruz el 24
de febrero de 1521), le había traído la confir-
mación de su nombramiento como gobernador
de la Nueva España, que en realidad llegaría
mucho después.
Mientras tanto, en la ciudad de México se
distinguió claramente el grupo de los papas, sa-
cerdotes, encabezados por Cuauhtémoc, quien
dirigió la rebelión contra los españoles, y el de
los señores, encabezados por Cuitlahua, herma-
no de Moctezuma y señor de Iztapalapa, amigos
de los españoles. Para resolver la crisis sucesoria
abierta por la muerte de Moctezuma, Cuitlahua
y los señores mandaron llamar a Axayaca, el "prin-
cipal heredero", que se encontraba en Xilote-
peCoAxayaca era hermano de doña Isabel Moc-
tezuma, a la que Zorita no menciona por su
nombre en su Relación (no sabemos siJuan Cano
la menciona en la suya), pero la reconocemos
porque Zorita informa que más adelante ella casó
con Juan Cano, con quien tuvo cinco hijos, que
tenía diez años, y que era hermana del príncipe
Axayaca, lo cual sabemos por otras fuentes.
Zorita, además, destaca que doña Isabel y Axaya-
ca eran hijos de la mujer legítima de Moctezu-
ma, la cual era hija de Ahuítzotl (señor de Méxi-
co entre 1486 y 1502), dato que contradice la
información dada por el mismo Juan Cano en la
relación franciscana de 1532 "Origen de los mexi-
canos", según la cual la mujer legítima de Mocte-
zuma, madre de doña Isabel y de Axayaca, era
hija del señor de Tlacopan.
Juan Cano precisa que Axayaca, doña Isabel
y la madre de ambos no habían sido vistos por
los españoles hasta que acudieron a la ciudad
de México, lo cual difiere de la tardía versión
según la cual Moctezuma, herido de muerte,
encargó a Cortés que cuidara mucho a su hija
doña Isabel, que habría sido rescatada por los
mexicas de los españoles durante la retirada de
la :\oche Triste.
Ya en la ciudad de México, según Juan Cano,
Axayaca fue jurado rey y su primer acto fue in-
vestigar la muerte de su padre Moctezuma y cas-
tigar a los que se habían levantado contra los es-
pañoles. Con el apoyo de muchos de sus parientes
y de la comunidad de la ciudad de México, in-
dignada por la muerte de Moctezuma, Axayaca
se dispuso a seguir la política de su padre de
amistad con los españoles. Recogió oro para en-
viarlo a Cortés. que estaba en Tepeaca (a fines
de julio de 1520). Le envió mensajeros, pero
Cortés no le creyó, pensando que eran espías.
Por su parte, CU<luhtémoc y los papas, mal
aconsejados por su señor el diablo, conspiraron
contra Axayaca y lo mataron, junto con otros
señores y parientes suyos, lo cual provocó la in-
dignación de la ciudad. Después de matar a
Axayaca, Cuauhtémoc se cortó el cabello, para
abandonar el estado sacerdotal y poderse casar
y entronizar rey de México. Enseguida, con el
ceremGnial del matrimonio legítimo de atarse
las mantas, Cuauhtémoc se casó con la herma-
na de Axayaca, doña Isabel Moctezuma. (Jamás
se menciona el supuesto matrimonio de Cuitla-
hua con doña Isabel, que sólo menciona, una
sola vez, López de GÓmara.)
Muchos en la ciudad de México se oponían
a Cuauhtémoc, lo cual alegró a Cortés al ente-
rarse. Pero Cuauhtémoc, cuyo valor y sagacidad
Juan Cano no deja de reconocer, logró ganarse
a muchos de sus enemigos, con dádivas y hala-
gos a unos y amenazas a otros. Y reitera el carác-
ter idólatra de Cuauhtémoc, quien hacía mu-
chos sacrificios, al tiempo que preparaba la
guerra contra los españoles.
Muerto Moctezuma y salidos los españoles de
la ciudad de México, la narración de Zorita se
acelera. Varios episodios, sin embargo, parecen
provenir de la Relación de Juan Cano. Zorita
narra el regreso de Cortés de Tepeaca a Tlax-
162
cala, desde donde mandó construir los trece
bergantines para atacar por agua la ciudad de
México. Luego se dirigió hacia México, pasan-
do por Huexotzinco, el puerto de Chalco,
Huexotla y finalmente Tetzcoco, donde se es-
tableció. Mandó a Gonzalo de Sandoval con
guerreros tlaxcaltecas a someter la provincia de
Chalco. Al regreso de Sandoval a Tetzcoco, Cor-
tés mandó a su maestre de campo Cristóbal de
Olid a Otumba y Tepeaca. Cuando supo Cortés
que la madera de los bergantines estaba corta-
da y labrada (Juan Cano no menciona la made-
ra y los cabos de los navíos barrenados en San
Juan de Ulúa) , mandó por ella a un capitán con
guerreros tlaxcaltecas. Mientras se construían
los bergantines, Cortés atacó varios pueblos de
la laguna y otros más. Particularmente cruel fue
el ataque a Iztapalapa. Finalmente, Zorita narra
la supuesta conjura del tesorero Julián de
Alderete y otros contra Cortés, que supo esqui-
varla con facilidad.
Ciertas menciones sobre robos y destruccio-
nes cometidos por los tlaxcaltecas en Tetzcoco
y en la campaña de Chalco delatan la pluma
del promexica y antitlaxcaltecaJuan Cano. Pro-
bablemente provengan de la hoy perdida Rela-
ción del burgalés Jerónimo Ruiz de la Mota (co-
nocida porque la aprovecha Cervantes de
Salazar en su Crónica de la Nueva España) las
noticias sobre los refuerzos que Cortés recibía
en Tetzcoco, como la gente del navío capita-
neado por el propio Ruiz de la Mota. Pero Cer-
vantes de Salazar, siguiendo a Ruiz de la Mota,
distingue entre los navíos enviados desde Cuba
por Velázquez, para socorrer a i\arváez, y los
navíos que llegaron posteriormente, entre ellos
los del tesorero Alderete y Rodrigo de Bastidas,
capitaneados por Ruiz de la Mota. Zorita, en
cambio, acaso siguiendo aJuan Cano, sólo men-
ciona a los hombres enviados por Velázquez,
entre los cuales menciona a Ruiz de la Mota, y
destaca que los envió Velázquez para socorrer a
~arváez, al que creía dueJ''io de la tierra.
La lista que da Zorita de los trece capitanes
de los bergantines de Cortés con los que atacó
por agua la ciudad de México coincide con la
lista que dio Cervantes de Salazar, a su vez basa-
da en la citada Relación perdida de Jerónimo
Ruiz de la Mota. Es poco probable que Zorita
haya usado la Crónica de Cervantes de Salazar o
la Relación de Ruiz de la Mota, por lo que su
fuente probablemente fue la Relación de Juan
Cano. que acaso haya usado, él sí, la Relación de
su amigo Ruiz de la Mota.
Merece atención el dato según el cual eljo-
ven conquistador Gonzalo de Sandoval, de ori-
gen extremel10 como Canés. estableció su guar-
nición en Tepeaquilla (Tepeyácac) durante el
sitio de la ciudad de México, dato que sólo apa"
rece en la Crónica de Cervantes de Salazar (po-
siblemente basado en la Relación de Ruiz de la
Mota), y en la Historia verdadera de Bernal Díaz.
Zorita debió tomar el dato de la RelacióndeJuan
Cano, quien a su vez la pudo haber tomado de
la Relación de Ruiz de la Mota.
Durante el sitio de la ciudad de México,Juan
Cano se incorporó a las fuerzas de Pedro de AI-
varado, que estableció su guarnición cerca de la
calzada de Tlacopan. Durante el primer ataque
a esta calzada, cuando Alvarado se encontraba
detenido por una albarrada (gran muro),Juan
Cano y otro conquistador llamado Bezerra se
echaron al agua, alcanzaron la albarrada, fueron
heridos, pero gracias a ellos se ganó la posición.
Después de un desbarato que sufrieron los
espal19les al adentrarse en la ciudad de Méxi-
co, Cuauhtémoc mostró su alegría d.e manera
ostentosa:
andaba con una rodela poniéndose donde to-
dos lo podían ver, y con la rodela hacía señal
para el combate, y era muy valiente y muy con-
tinuo en la guerra, y aunque muchas veces fue
requerido por parte de Cortés, nunCa se quiso
dar.
Parece también provenir de la Relación de
Juan Cano la información sobre las extremas
penurias alimenticias que sufrieron los mexicas
al final del sitio, pues "bebían del agua salada y
llegaron a tanta necesidad, como no les podían
meter bastimentas, que comían cáscaras y cor-
tezas de algunos árboles, y se dixo por muy cier-
163
to que ponían la suciedad al sol para la secar, y
la molían y hadan pan della, y que lo comían, y
con todo esto nunca se quisieron dar de paz".
A continuación Juan Cano se refiere a la
antropofagia practicada durante el sitio por los
aliados t1axcaltecas, huexotzincas y otomíes,
consentida por los españoles.
Finalmente, la narración que hace Zorita
de la captura de Cuauhtémoc parece prove-
nir de la Relación deJuan Cano. Después de 86
días de sitio, Cuauhtémoc salió, no huyendo
de manera individual, sino en una acción con-
certada de varias "piraguas", contra las que
Garda Holguín tuvo que entablar batalla. Fi-
nalmente, Garda Holguín llevó a Cuauhtémoc
ante Cortés y, como lo narran Cortés, López
de Gómara y otros autores, le pidió su puñal
para matarse, pero Juan Cano aporta un diálo-
go diferente, pues según él Cuauhtémoc le
dijo a Cortés: "A lo menos no dirás que me di ".
Luego le pidió su puñal y Cortés le preguntó
para qué lo quería. Cuauhtémoc respbndió
"que hombre que había perdido lo que él ha-
bía perdido no era razón que viviese en el
mundo". Cortés lo consoló, pero después "lo
mandó poner a buen recaudo en un gran cepo
y con guardas ".
Aparentemente viene de Juan Cano, final-
mente, el relato de la tortura con fuego a la
que Cuauhtémoc fue sometido, lo cual suce-
dió tiempo después del reparto del botín. Culpa
directamente a Cortés de la tortura de Cuauh-
témoc, sin incriminar al tesorero Alderete,
como lo hacen López de Gómara y Bernal Díaz.
Cuauhtémoc habría sido torturado solo, no
junto a Tetlepanquetza, el señor de Tlacopan,
como lo asientan las demás fuentes. Cuando
Cuauhtémoc, con los pies destrozados, dio todo
el oro que tenía y aun mandó por más a los
pueblos, se vio forzado a decir que en su casa
de la ciudad de México tenía más. Cortés man-
dó buscar, nada encontró, prendió al camare-
ro de Cuauhtémoc, que comenzó a quemar
con gran fuego y arrancándole grandes alari-
dos, que trastornaron de compasión y miedo a
Cuauhtémoc, el cual intentó suicidarse, lo que
impidió un español no identificado, que fue
reprendido por Cortés.
COMPOSI(:IÓN Y(;()NFI.UEN(;IA
DE lAS RElACIONES 1>1':JUAN CANO
y DE ALONSO nE ZORITA
Al casarse con doña Isabel Moctezuma, Juan
Cano se insertó de manera significativa y pecu-
liar en la historia de México. Debió estimularlo
a escribir su Relación de la Nueva España y su
conquista el interés que por él mostraron los fran-
ciscanos fray Juan de Zumárraga, primer obis-
po de México, fray Toribio de Benavente Moto-
Iinía y fray Andrés de Olmos, y el licenciado
Alonso de Zuazo, en 1531 y 1532, Y el cronista
Gonzalo Fernández de Oviedo, en 1544, todos
enfrascados en escribir sus historias y relacio-
nes. Otro estímulo debieron ser las relaciones
de la Conquista que, como vimos, escribieron el
conquistador Alonso de Grado, el primer mari-
do de doña Isabel Moctezuma, en 1526, y sobre
todo Jerónimo Ruiz de la Mota, también con-
quistador, amigo de Juan Cano, en la década de
1550.Juan Cano pudo sentir el deseo de narrar
sus hechos de armas en la Conquista, en parte
para fundar ante el rey sus derechos y prerro-
gativas, y en parte por el gusto de narrar sus
propias vivencias.
A lo largo de este intento de reconstrucción
hemos podido reconocer algunos indicios que
permiten conjeturar las fechas aproximadas du-
rante las cuales Juan Cano escribió su Relación.
Debió comenzar a escribir después de 1546,
cuando sustituyó el linaje materno t1acopaneca
de doña Isabel Moctezuma, que asienta la rela-
ción "Origen de los mexicanos", de 1532, por el
linaje materno mexica, que da Juan Cano en la
Información de 1548-1553 y en su Relación. Más
precisamente, una mención al virrey don Luis
de Velasco como vivo (ciertamente ya no vivia
cuando Zorita compuso su Relación entre 1578
y 1585), permite pensar que escribió su Rela-
ción entre 1550 y 1564.
Juan Cano debió escribir su Relación por los
mismos años en que Francisco Cervantes de
Salazar componía su Crónica de la Nueva España
164
y Bernal Díaz del Castillo su Historia verdadera
de la Conquista de la Nueva España, esto es, des-
pués de la publicación en 1552 de la Historia de
las Indias y conquista de México de Francisco López
de Gómara y de la Brevíssima relación de la
destruición de las Indias de fray Bartolomé de las
Casas, obras que debió conocer.
Confirma y precisa esta cronología el hecho,
ya mencionado, de que Cervantes de Salazar,
Bernal Díaz y el propio Juan Cano sean los tres
primeros cronistas que mencionaron explícita-
mente que el capitán Gonzalo de Sandoval es-
tableció su guarnición en Tepeaquilla durante
el sitio de Tenochtitlan. La aparición del Tepe-
yácac en las relaciones de la Conquista es inme-
diatamente posterior a la fundación, o refun-
dación, del culto guadalupano en el Tepeyac
en 1555-1556, bajo el impulso del segundo ar-
zobispo de México fray Alonso de Montúfar, por
lo que puede pensarse que cuando menos esta
parte de la Relación de Juan Cano fue escrita
después de 1556.
Ahora bien, en 1556 precisamente confluyó
Juan Cano con Alonso de Zorita, quien fue uno
de los oidores firmantes del Parecer de octu-
bre de 1556, que apoyaba sólo parcialmente las
pretensiones de Juan Cano expuestas en su In-
formación de 1548-1553. Yprecisamente el oidor
Zorita recibió la petición de Juan Cano a la Au-
diencia de enviar al Consejo de Indias su Infor-
mación y el Parecer. Durante estos años Zorita se
compenetró directamente con los alegatos de
Juan Cano. Es posible que el mismo Zorita ani-
mara a Juan Cano a escribir una Relación de la
Nueva España y su conquista. Yes probable que
Zorita se la llevara consigo al regresar a España
en 1566, donde años después, entre 1578y 1585,
escribiría su propia Relación de la Nueva España.
El doctor Zorita cita profusamente la versión
de la Conquista que da Juan Cano no sólo por
la información fresca que agrega, sino porque
coincide con él en su mutua voluntad de de-
fender el linaje de Moctezuma, pues un punto
central en la Relación de Zorita es la defensa de
los linajes indios y la estructura política de los
pueblos. Por ello evita citar a autores pro-
cortesianos como Andrés de Tapia, Cervantes Cano, y su posición favorable a Moctezuma. En
de Salazar y Bernal Díaz, y polemiza con López esto Zorita se diferenció de sus amigos francis-
de Cómara. La dimensión morallascasiana del canos, siempre proclives a Cortés, y adoptó,
indigenismo de Zorita lo llevó a coincidir con desde España, un punto de vista más radical-
el anticortesianismo convenenciero de Juan mente indigenista.

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ber los religiosos infrascriptos, sacados de los
libros de caracteres de que usaban estos na-
turales, y de los más ancianos y que más noti-
cia tienen de sus antepasados. Escrebimos por
mandado de nuestro Perlado [fray Juan de
Zumárraga], a ruego e intercesión de Juan
Cano, espa1101,marido de dolia Isabel, hija de
Montezuma, el segundo deste nombre, Selior
que era de la ciudad de México al tiempo que
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 I,a !Jlmlir/a Relación de la Nueva España
y su conquista de.luan Cano
-con un tiro de 1000 ejemplares-
se terminó de imprimir en octubre de 2006
en los talleres gráficos
del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Producción: Dirección de Publicaciones de la
Coordinación Nacional de Difusión,