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La vida durante el preclásico en la región norte-centro occidente: el caso del


Cañón de Juchipila

Chapter · September 2018

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2 authors, including:

M. Nicolas Caretta
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La vida durante el preclásico en la región norte-centro occidente: el caso del Cañón de
Juchipila.

Miguel Ángel Nicolás Caretta(1).


Armando Nicolau Romero(2).
Achim Lelgeman(3).
Abstract: Recientes investigaciones arqueológicas en el Cañón de Juchipila, noroccidente
de México, han permitido elaborar una secuencia cronológica que abarca desde el
Formativo terminal hasta el momento de la Conquista española (60a.C. – 1540 d.C.). La
importancia del cañón de Juchipila se basa en sus características culturales, bio-geográficas
que se dieron entre diferentes grupos humanos habitaron esta región a través del tiempo. En
este documento hacemos uso de los datos más recientes para delinear la dinámica cultural
de las poblaciones que se asentaron en esta zona, así como sus relaciones sociales con otros
grupos de la Mesoamérica Mayor durante el Formativo terminal, y su interacción con las
culturas Bolaños, la tradición Morales/Chupícuaro y con el norte de Jalisco, compartiendo
la Tradición de Tumbas de Tiro /TTT.
Palabras claves: Cañón de Juchipila, Formativo terminal, tumbas de tiro, Tepizuasco,
Bolaños, cerámica al negativo.
El Cañón de Juchipila se localiza en el sureste del actual estado de Zacatecas, en el
desagüe del Valle de Malpaso y Juchipila, colindante con el estado de Jalisco. La orografía,
el suelo, la altura, el clima y la presencia de agua permanente que corre en el Río Juchipila,
han hecho de este drenaje un área propicia para el asentamiento de grupos humanos y como
área de captación a través de los siglos.
El Río Juchipila se encuentra en su parte norte en un cañón profundo que corre de
norte a sur después de su entronque con el río Mezquital y posteriormente se une al río
Lerma Santiago. En su parte media está el valle que lleva el mismo nombre y que se
encuentra flanqueado por dos sierras montañosas, las Sierra de Morones, la cual forma una
barrera entre el valle de Tlaltenango, alo este, y la Sierra de Nochistlán hacia el lado este, lo
que a su vez separa el valle de la región conocida ahora como Los Altos de Jalisco. Estas
sierras alcanzan una altura máxima de 2,800msnm en la parte norte del valle.

1
Arqueólogo, Doctorado por la Universidad de Leyden, se ha dedicado a la investigación y análisis de paleoclimas, impacto ambiental
cultural y lar elación entre cosmovisión religiosa y medio ambiente. Actualmente coordina la especialidad de Arqueología en la
Universidad Autónoma de San Luis, miembro de SIN y fundador de esta carrera. mictlan@rocketmail.com /CCSyH/UASLP,
Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades. Av. Industrias 101- A Fracc. Talleres C.P. 78494, (444) 818-24-75 y 818-64-53
San Luis Potosí, S.L.P,.México
2
Arqueólogo Maestro en Restauración de Sitios y Monumentos por la Universidad de Guanajuato, actualmente dirige el proyecto
Arqueológico Las Ventanas, Juchipila y el programa de conservación del a zona arqueológica deL a Quemada , Zacatecas, ha coordinado
otros proyectos tales como El Cóporo en Guanajuato, imparte clases en la escuela de Arqueología de la Universidad Autónoma de San
Luis y cursa el doctorado en Urbanismo Prehispánico. armando.nicolau@yahoo.com .Centro INAH Zacatecas, Miguel Auza 205, col.
Centro, Zacatecas capital, (492)-92-20403 y (492)-92-14-306.
3
Arqueólogo, Doctorado por la Universidad de Berlín, maestro fundador del a escuela de Arqueología de la UASLP, su investigación ha
sido apoyada por el Gobierno Alemány la Fundación Alemana Para la Investigación Científica, en la región de Jalpa, Zac. a través del
proyecto arqueológico Tepizuasco. alemann@gmx.de, /CCSyH/UASLP, Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades. Av.
Industrias 101- A Fracc. Talleres C.P. 78494, (444) 818-24-75 y 818-64-53, San Luis Potosí, S.L.P.,.México

1
El cañón de Juchipila: sus características culturales, biogeográficas.
La importancia de esta región juega un papel fundamental no sólo por encontrarse
como enclave estratégico entre las sociedades que se desarrollaron en lo que ahora es el
estado de Jalisco y Zacatecas y sus consecuentes relaciones con grupos que se establecieron
hacia el norte, occidente, centro y sur del país (Nicolás Caretta; 2002), también por
encontrarse, debido a sus condiciones biogeográficas, en un “oasis” y como ruta de paso
zonas de transición ecotonal de grupos sedentarios, semi-sedentarios y cazadores-
recolectores del desierto.
El interés en el cañón de Juchipila es, precisamente, por sus características culturales
y biogeográficas que se dieron entre diferentes grupos humanos habitaron esta región a
través del tiempo. Si bien los avances de investigación con que ahora se cuenta no nos
permitirán hacer aseveraciones categóricas, sí podemos aventurarnos a hipotetizar sobre sus
características como área de captación y la posible explotación del medio natural. A través
de algunos de los datos que se han logrado recuperar en campo podemos hacer
consideraciones sobre la intensificación de la producción agrícola y por ende en el cambio
social y tecnológico, con su consecuente efecto ambiental.

Gráfico 1.- Fotografía aérea del Google Earth, donde se aprecia el paisaje que circunscribe al espacio
biogeográfico denominado Cañón de Juchipila, su re Zacatecas, a lo largo de casi 150 km.

2
Esbozaremos brevemente
las condiciones ambientales en
forma general y la presencia de la
actividad agrícola y su
intensificación según lo aplicado
comúnmente a Mesoamérica,
usando algunos datos del sitio de
Juchipila. Así, empezaremos por
recordar que las mismas fuentes
históricas frecuentemente se
contradicen cuando hablan sobre
los medios de subsistencia de las
sociedades cazcanas al momento
del contacto y también sobre la
hipótesis de un cambio climático
extremo que afecto el desarrollo de
los grupos en el Septentrión
mesoamericanos al final del
Clásico (Armillas; 1964).
El paisaje socio-ecológico: una
propuesta de reconstrucción.
La parte baja del valle se
encuentra a escasos 900 mt. por
abajo de las sierras y el Río
Juchipila pierde altura en su
extremo norte a la altura de la
presa Chique (1700 msnm) hasta
su confluencia con el Río Santiago
(1000 msnm). El valle de Juchipila
forma un corredor hacia la Cuenca
del Lerma-Santiago y por tanto al
occidente de México. Este valle
sumamente fértil constituye una de
las regiones clave no sólo para el
entendimiento de las ocupaciones
sedentarias del actual estado de
Zacatecas y norte de Jalisco,
también en la subsecuente
dinámica cultural de la frontera
norte desde el período Preclásico
hasta el Postclásico (INEGI,
Gráfico 2.- Ubicación del os espacios de estudio, Jalpa y Síntesis Geográfica; 1981: 46-55).
Juchipila. Condensado Estatal INEGI 1:700,000 Zacatecas.
Nuestra investigación sobre
el cambio del paisaje socio-
ecológico del Cañón de Juchipila a

3
través del tiempo se basa, aunque todavía de una manera incipiente, en una combinación de
técnicas arqueológicas, geológicas y paleoecológicas representa una colaboración entre
especialistas en dichas disciplinas (Nicolás Caretta;2007, Ortega;2004 y 2008, Nicolau;
2006 y 2008, Nicolás Caretta y Nicolau Romero et al.;2008).
El diseño original del proyecto de investigación, en su propuesta ambiental, elaboró
la siguiente serie de preguntas:
a) ¿Cómo era el paisaje prehispánico del cañón del que vemos hoy en día?.
b) De haber existido cambios, ¿estuvieron éstos correlacionados con las fechas de la
ocupación de los sitios arqueológicos? .
c) ¿Cuál fue el efecto antrópico en los cambios del paisaje a través del tiempo?.
A la fecha existen muy pocas investigaciones paleoambientales sobre el Cañón.
Armillas (1963,1964 y 1969) durante el proyecto de la North-Central Frontier of
Mesoamerica4 empezó un proyecto de ecología cultural que contó con recorridos de
superficie, mapeo de sitios y otros elementos culturales, excavaciones limitadas de sitios
para conseguir datos arqueológicos y muestras de polen, mismos datos que nunca fueron
publicados.
Por otro lado, investigación más reciente sobre muestras de polen, fitolitos y
diatomeas extraídas de terrazas de cultivo en el sitio arqueológico de La Quemada muestran
porcentajes muy parecidos a los de la superficie actual (Trombold e Israde; 2005). Las
conclusiones presentadas a raíz de ese trabajo fueron que la aridez actual del valle ya
existía durante el Epiclásico (y tal vez en fechas más tempranas), pero la falta de
fechamientos para relacionar las muestras de las terrazas con la ocupación prehispánica
dificulta esta interpretación, además de que no se realizó ningún tipo de análisis para
determinar las condiciones climáticas durante épocas anteriores al auge de este sitio.
Otros datos sugieren diferencias importantes relacionadas con los impactos
humanos entre el paisaje prehispánico y colonial (además del actual). Las áreas boscosas,
escasas el estado de Zacatecas actualmente, parecen haber sido más extensas antes del
periodo colonial. Ejemplo de esto es la madera carbonizada muestreada en basureros
estratificados de La Quemada y Los Pilarillos que señalan que los habitantes tuvieron
acceso estable a fuetes de pino, encino y especies ribereñas (Elliott; 2000). Vigas de pino y
encino se han encontrado en excavaciones de varias estructuras de La Quemada (en
particular en el salón de columnas, Jiménez Betts y Darling; 2000, comunicación personal).
Los archivos históricos describen bosques de coníferas en varias áreas del sur de
Zacatecas, tal como los valles de Jerez, Tlaltenango y Juchipila en el siglo XVI (Medina
G.;2000:37). La deforestación -en particular, de encino y mesquite- vinculada con la
minería colonial empezó a ser evidente en el siglo XVII (Bakewell 1971:146). Cuando se
agotaron los bosques alrededor de la ciudad de Zacatecas, y menciona que el despeje se
extendió hacia “los cañones del sur”. Probablemente este comentario refiere a los valles

4
Application to the National Science Foundation for Research Support for the Project Studies of the North-
Central Frontier of Mesoamerica. Archaeological and Ecological Investigation of the Northe Central
Frontier of Mesoamerica and the Relationships of the Cultures of Central Mesoamerica, the Gran
Chichimeca, and the American Southwest, September 1, 1961-August 31, 1963 (2 years), ms., Submitted by
the Southern Illinois University Carbondale, Illinois, U.S.A., pp. 1-37.

4
adyacentes al de Malpaso y Villanueva mencionados arriba. El precio de madera en
Zacatecas no dejó de subir a través de tiempo, pues fue necesario transportarla desde
fuentes cada vez más lejanas (Mota y Escobar 1966, cit. en Medina G.;op.cit.). A la fecha,
todavía podemos ver reductos de bosques de pino y encino en las sierras que constriñen el
cañón. Como ejemplo de esto en la parte sur, todavía se localiza un área con pino de piñón
Azul (Pinus maximartinezii), especie endémica de la sierra de Morones, en el municipio de
Juchipila, en su nicho ecológico, el cerro alto de Piñones.
De igual forma, podemos mencionar que de acuerdo a los datos que nos
proporcionan las muestras tomadas para la región cercana de occidente y del Bajío fechadas
para ca. 3500-3000 a.p. (Brown;1984:153) se pueden hacer notar perturbaciones antrópicas
al suelo. Ninguna de estas muestras apunta a grandes cambios climáticos.
El lago de Yuriria en Parangueo, Michoacán tampoco aporta mucha evidencia sobre
cambios climáticos, aunque indica un impacto humano que esté correlacionado con aquello
de la secuencia de Guanajuato según Metcalfe y colaboradores (1989:130).5 Igualmente
Frederick (1995) al norte de Guanajuato, no proporciona mucha evidencia de cambios
importantes en las precipitaciones para el Preclásico y el Clásico.
Por lo que respecta al sur de la zona fronteriza, los estudios realizados en lagos del
eje neovolcánico transversal son más abundantes. En este caso, los resultados no muestran
algún proceso de sequía durante la última etapa del Preclásico ni tampoco corroboran la
hipótesis de una sequía correlacionada con el abandono de los
sitios norteños en Clásico tardío (Metcalfe, et al.; 1989:133; Ortega
et al.; 2002:664; Pétrequin 1994; Ortega et al. 2002). Los estudios
de polen realizados por Xelhuantzi (1994, 1995) y de magnetismo
ambiental realizados por Ortega et al. (2002) no detectaron
condiciones de sequía después de 5000 a.p. (ca. 2900 a.C.).
Las investigaciones en la cuenca de Chignahuapan,
subsidaria del Lerma, apuntan a un aumento paulatino de la aridez
alrededor de ca.200 a.C. y una sequía notable ocurre hacia 550 d.C.
(Caballero et al. 2002:234; Ludlow-Wiechers et al.; 2005:328), sin
embargo es importante observar que, según el registro
arqueológico, aún en este periodo seco no impidió el asentamiento
humano, al contrario, lo fomentó generando varias islas en el lago
y exponiendo sedimentos fértiles para la agricultura (Sugiura et al.
1994; Caballero et al. 2002; Nicolás Caretta 1996).
La cuenca de México refleja una historia medioambiental
Gráfico 3.- Muestra de distinta. Varios estudios (Lozano, et. al. 1993; Espinosa 1993;
olote, excavado ene l Nicolás Caretta 1996) reportan un episodio de sequía entre 5400-
contexto de Cueva 2500 a.C., cuando el lago alcanzó su nivel más bajo.
Blanca y fechado
Posteriormente en el ca.2500 a.C, la cuenca volvió a estar más fría
radiométricamente ca.
600 d.C., sitio Las y húmeda. Estas condiciones siguieron hasta hoy en día.
Ventanas Posteriormente, la aparición del maíz está correlacionada
con un aumento de la vegetación asociada con perturbaciones de la

5
Cfr. Fisher (1999,2003 y 2005).

5
tierra y con una disminución de las especies ribereñas. Este patrón sugiere una perturbación
antropogénica que resultó del despeje de la orilla del lago para su cultivo, o un aumento
general de la aridez (Watts y Bradbury 1982:68).
Por lo que respecta a lo observado en el contexto estratigráfico por el proyecto
arqueológico Cerro de Las Ventanas se pudo observar en los perfiles y las muestras
tomadas un aumento de la vegetación relacionada con perturbaciones de la tierra y con una
disminución de las especies ribereñas en los estratos más profundos. Este patrón sugiere
una perturbación antropogénica que resultó del despeje de la orilla de la rivera del río para
su cultivo. De hecho, en las laderas del cerro se han podido detectar campos y terrazas de
cultivo (Rodríguez; 2005), además de elementos de molienda, indicadores de un modo de
vida, pero que necesitan ser asociados con fechamientos.; aunque de momento el registro
arqueológico nos muestra que están posiblemente ubicadas en los niveles estratigráficos
más antiguos del asentamiento. Este no es el único sitio con presencia de elementos de
molienda ya que también estos fueron registrados por el proyecto Tepizuasco (Lelgemann
2000; com. pers.) y de manera extensa en el cerro del Teúl. No obstante, propiamente
hablando de restos de maíz, estos no han sido encontrados todavía en esta región del cañón
de Juchipila para el preclásico, aunque sí en contextos fechados del ca. 600 d.C6.
En este breve resumen hemos querido resaltar que aunque se detectan episodios
ambientales de sequía en algunas áreas que abarcan la frontera septentrional en diferentes
periodos, el patrón no es coherente ni del todo generalizable. Las variaciones de resultados
entre las cuencas, o dentro de una misma cuenca, pueden ser el resultado múltiples factores.
La interpretación de los datos puede ser consecuencia de diferencias en los métodos de
análisis empleados como en los efectos de factores climáticos o del uso del suelo.
Aunque Armillas (1964,1969) propuso una hipótesis para explicar las oscilaciones
anómalas de asentamiento que marcan el periodo clásico terminal, estas parecen no ser tan
drásticas ni duraderas; y se requiere de más investigaciones minuciosas para probarla.
Armillas (1964) destacó que no se debe aceptar su modelo sin pruebas empíricas obtenidas
en diferentes puntos de toda la zona fronteriza. Si bien, son pocos, los estudios realizados
hasta la fecha (cfr. Brown 1984, 1992 y Frederick;1995) insistimos, estos no apoyan una
sequía en el Preclásico y el Clásico Tardío. Las investigaciones al sur de la zona
septentrional no proporcionan aún pruebas de sequía en todas las cuencas.
Esto, en efecto, enfatiza lo valioso que puede ser contar con más investigación que
considere los cambios culturales y medioambientales a través del tiempo por toda la zona
Septentrional de Mesoamérica realizando estudios que integren a diversos especialistas de
que busquen hacer no solo multidisciplina sino interdisciplina. Dichos trabajos nos
permitirán identificar los vínculos entre cambios culturales, climáticos y ecológicos que
generaron los paisajes de hoy en día. Consideramos que el Proyecto Las Ventanas, sólo es
uno de los muchos estudios necesarios para mejorar el entendimiento de la relación entre
los cambios culturales y los cambios medioambientales en la zona fronteriza.

6
Cfr. Nicolau (2008), excavaciones del contexto fechado radiométricamente denominado fase Cueva Blanca,
en las faldas del Cerro Las ventanas.

6
Tepisuazco y Juchipila: datos empíricos y primeras discusiones.
Por lo que se puede apreciar en los restos arqueológicos explorados(Hrdlicka; 1903)
y los datos históricos que se cuentan para esa zona se puede considerar una extensión
temporal y espacial bastante extensa. Particularmente en el caso de Juchipila o Xuchipila
aparece también como Taltan en las fuentes (Tello; 1945: IV: 47 [1542]), población que fue
conquistada por los caxcanes en el siglo XII (Baus; 1985: 97) y estuvo bajo su control hasta
la entrada de los españoles en el siglo XVI (Weigand; 1985 y 1993). Sin embargo, vale la
pena considerar los siguiente puntos:
a) Tanto el trabajo de Weigand (op.cit.) como el de Oster Mozillo (2007) consideran de
algún modo la presencia de los materiales indicadores del Formativo como una asociación
con Chupícuaro, pero en ninguno de los casos se especifican bien los contextos de
asociación o la naturaleza propia de un asentamiento con tal cronología, al interior del
cañón de Juchipila.
b) La estratigrafía, de acuerdo a nuestras exploraciones, resulta ser en algunos frentes,
insuficiente o muy poco precisa, debido a las constantes perturbaciones edafológicas
ocasionadas principalmente por la lluvia, por lo que este trabajo concentra la exploración y
el fechamiento de varios sondeos en sitios vecinos a Juchipila, tales como La Rinconada y
Tepisuazco.
c) Un aporte de Weigand (op.cit) es la percepción en torno a la profundidad temporal de
ciertos materiales, tales como los negativos, que parecieran ser parte de una tradición
regional en el cañón y que se encuentra hasta el Epiclásico partiendo desde un Formativo
tardío.7 Esta situación se pudiera percibir en la lectura del os documentos de Lumholtz
(1902) y Hrdlicka (1903), cuyas exploraciones y percepción de materiales apuntan hacia
temporalidades lejanas.
De igual forma, Schöndube (1980: 173) había señalado que la tradición de tumbas
de tiro del occidente mexicano y la tradición Chupícuaro se mostraban con muy poco
traslape, a excepción de la zona de Los Altos de Jalisco y Juchipila en donde se han
detectado evidencias de tumbas de tiro (Nicolau; 2008). Esta confluencia de Preclásico
Tardío y Clásico Temprano se manifiesta en el complejo cerámico del valle de Juchipila.
A la fecha, los grupos cerámicos asociados en este valle fueron vasijas de grupo
Colorines del valle de Atemajac, una región considerada dentro de la tradición de tumbas
de tiro del occidente mexicano (Galván 1991: 48-50). En estos se presentan cuencos
trípodes y platos negativos policromos de Apozol y Juchipila que son análogos a los que
fueron encontrados en Cerro Encantado en la región vecina de Los Altos de Jalisco (Bell
1974). Estos están directamente relacionados a los tipos identificados como componentes
del complejo Morales del noroeste de Guanajuato (Braniff 1972, 1998; Jiménez 1988),
siendo estas las cerámicas tempranas que Kelley definió como tipos de “filiación
Chupícuaro”. En el Cerro Encantado, estas cerámicas negativas diagnósticas se

7
Cfr. los resultados del rescate en el predio La Rinconada, cuyo análisis nos ha permitido precisar una de
las fases cronológicas más tempranas en la región, gracias al fechamiento de un piso asociado a tiro de
tumba. (Nicolau, 2008).

7
encontraron asociadas con las figurillas huecas conocidas como “cornudos”, asociación que
también presente en la zona de Apozol.
Los nexos existentes con Colorines-Tabachines/Morales (Beekman 2006, Beekman
y Galván; 2006) han sido definidos en Los Altos de Jalisco como fase I (ca. 200.a.C-
300d.C) y parece indicar la integración del valle de Juchipila dentro de la región del Los
Altos desde fechas muy tempranas (Jiménez y Darling; 2000). Pero sobre todo, esta
convergencia se muestra por la presencia de trompetas de caracolas, espejos de pirita,
figuras (huecas) de “cornudos”, y diseños geométricos policromos sobre negativos, algo
que puede ser asociado, como parte del complejo Morales de Guanajuato.
Los cuencos trípodes (garras o bulbos huecos) negativos pintados del valle de
Juchipila tienen analogías directas
con elementos explorados en una
tumba de tiro sellada en el valle de
Bolaños, y la cual dio fechas
radicarbónicas entre el II y IV siglo
d.C.. (Cabrero y López 1998, fig.
19, 105, 108). Estos elementos
culturales de Bolaños sugieren una
confluencia dentro del valle de
Juchipila de tres de los mayores
sistemas regionales del occidente
de México (Bolaños, Altos-Sayula
y Chupícuaro-Morales). También
Gráfico 4.- Vasija con soporte trípode globular, de
“sonaja”, asociada como ofrenda al entierro 1, sitio
las colecciones de Sescosse y Muro
Rinconada, ca. 60 a.C. provenientes de Apozol incluían
este tipo cerámico. La distribución
de este material es continua desde
el valle de Juchipila al valle de Atemajac (Galván 1976: lams. 11 y 13), a la cuenca de
Sayula y hasta la costa de Colima, en lo que Ramírez (1997) ha propuesto como un
marcador cerámico de una esfera de interacción mayor que se dio del 500 al 750 d.C.
Jiménez Betts
detectó en 1991 un
complejo circular
Guachimontón en el sitio
del Cerro de Tepisuazco,
donde el patrón de la
arquitectura predominante
es de un complejo
pirámide-plaza de tipo
rectangular. La presencia
de arquitectura de plazas
rectangulares con
Gráfico5.- Soportes
provenientes del contexto de
excavación deL a
Rinconada/Las Ventanas,
Juchipila, asociados a lozas
del Formativo. 8
arquitectura circular también ocurre en Totoate (Kelley;1971). La presencia de cerámica
Gavilán Policromo y Amapa (Meighan 1976), en Tepisuazco podría relacionarse con los
fechamiento de los complejos
arquitectónicos circulares (Lelgemann;
2001).
El análisis extenso cualitativo y
cuantitativo de los materiales cerámicos, nos
permitiría resolver la evolución y dispersión
en la subesfera Altos-Juchipila (Jiménez y
Darling, op. cit.) de ciertos estilos y tipos
diagnósticos tales como los cuencos
negativo bícromo rojo-bayo, la tablilla
decorada / esgrafiada o batea como la
identifica Galván (1976) en el rescate de la
tumba de Tabachines, los soportes trípodes
con decoración de garra, mamiformes y
esféricos de sonaja así como las vasijas al
negativo con soporte anular que actualmente
los asociamos más al Epiclásico en esta
región (Solar y Padilla; 2008) pero
posiblemente debemos8 enfocar más este
elemento indicador a la copa en negativo
con o sin estucado, no tanto el borde anular,
en virtud de que en La Rinconada se
Gráfico 6 arr. y 7 ab.-La Rinconada, Detalle de la
tumba destruída por obra civil, se observa un encuentra asociado de manera directa a
posible escalón, restos de una bóveda y pequeño contexto Formativo (o bien, es viable pensar
tiro. Abajo, entierro 1, prácticamente destruido, en una tradición de uso continuo del cajete
con ofrenda cerámica austera rescatada (3 piezas). con borde anular). De igual modo ciertos
materiales como el negro pulido con bandas
rojas (Cabrero y López; op. cit.) que aún no se tenían muy precisos en la región en cuanto a
cronología y seriación (Villlabos;2001), se detectaron en este contexto.
Los primeros resultados y datos
procedentes del rescate en el predio
denominado “La Rinconada” en el
municipio de Juchipila, Zac. (noviembre de
2006), en el que se ubicó la presencia de un
elemento arqueológico funerario
denominado “tumba de tiro”, permiten
asociar este desarrollo cultural con
sociedades contemporáneas, inclusive a más
de 400 km. de distancia

5
8
Cfr. (Nicolau y Nicolás Caretta; 2008). En este documento se detalla la ubicación detallada del contexto
funerario y el nivel del perfil donde se desarrolló el fechamiento.

9
El frente Rinconada, colindante al sitio Las Ventanas, se describiría como un
conjunto de cimentaciones de posibles habitaciones prehispánicas (alguna de las cuales una
se encuentra en condiciones adecuadas para explorarse), a unos 40 mt. de desnivel por
encima del río Juchipila y en un lomerío próximo al cauce; presenta sistema de nivelación
para crear plataformas habitacionales con sus respectivos taludes y un perfil expuesto por el
paso de maquinaria excavadora que descubrió un posible sistema de tumbas, del tipo
conocido como “de tiro” (Tradición de Tumbas de Tiro/TTT) similares a las existentes en
el cañón de Bolaños, presentes al hacerse el corte con una retroexcavadora.
Los perfiles estratigráficos, generados por las obras de construcción mencionadas en
párrafos anteriores, nos permitieron tener una idea aproximada de la estratigrafía cultural en
la cual se definió caramente una etapa constructiva, caracterizada por cimentaciones a partir
de piedra de río (sin careo o estereotomía), con morteros de adobe y alguna presencia de
bajareque. La presencia de suelos naturales, en esta parte de la zona, no se pueden
considerar como del tipo maduro, con tres horizontes definidos, en las capas que se
observan en la parte superior a la ocupación.
La limpieza del perfil y su claridad constructiva, nos definieron un sistema muy
similar a El Piñón (Cabrero y López:1998), una bóveda excavada en la ignimbrita, de 1 mt.
aproximado de diámetro, irregular y con un acceso que presenta un escalón, de profundidad
no mayor a los 2 mt. desde la línea base del piso constructivo. El sistema pareciera ser
prácticamente idéntico, pero estamos a unos 200 km. de la región mencionada.
Gracias al apoyo de la prospección geofísica (Ortega;2008) se decidió con mayor
precisión el trabajo de sondeo cuyo resultado fue la excavación controlada de un contexto
constructivo, con carbón y asociado a un tiro, a pocos metros de la tumba destruida y cuya
limpieza y perfilamiento nos permitió ver su asociación constructiva hacia El Piñón y La
Florida, Zac.(Cabrero y López; 2002 y 1998:13-15), de igual modo se destaca el contexto
de una tumba, posiblemente colapsada o destruida por paso de maquinaria, de donde se
pudo rescatar de manera controlada una ofrenda de tres piezas ligadas a un enterramiento
muy deteriorado, y por último, se pudo identificar un contexto de actividad en un espacio
construido con piedra de río, a manera de cuartos con esquina recta, al interior de un
conjunto, el cual pensamos, es algo muy aproximado al comportamiento arquitectónico de
una aldea del Formativo tardío mesoamericano
Por la proximidad al sitio arqueológico “Las Ventanas” (a 550 mt. NW), este
espacio se puede inscribir bajo el mismo proceso de desarrollo cultural del área, sin
embargo, su antigüedad y naturaleza de contexto nos permite precisar con toda claridad
una fase asociada al Formativo tardío: la Fase Rinconada. Este segmento de cronología se
infirió al observar la presencia de cerámica asociada a tradición Bolaños, en tumba de tiro
(destruida) y sobre todo, gracias al fechamiento por ∑C14 (calibrado) que nos permitió
establecer un parámetro de ocupación para este piso entre el ca.140 a.C. al 110 d.C, mismo
que ya nos resuelve un problema en cuanto a la cronología de ocupación de este conjunto.9
Taylor remite unas fechas (1970:160-169) en una especie de revisión crítico-interpretativa a

9
El reporte fechado para el 5 de mayo de 2008, dirigido a Miguel Caretta / Universidad de San Luis Potosí
por parte de Beta Analytic Inc. /núm. Lab. Beta-240420, precisa una edad convencional de
radiocarbono1980+-60 a.p.; calibración 2sigma (95% de probabilidad) 150 - 140 a.C. y 110 -130 d.C,
proveniente de la unidad A5-17 y 22, asociadas a un tiro de tumba inconcluso, cimentaciones y una muestra
sellada de carbón.

10
partir de un analogismo etnográfico enlazado con la temporalidad de sistemas funerarios
similares en Tequilita, Nayarit, Chancopa, Colima y San Sebastián en Jalisco.
Es posible que en este emplazamiento se presente un sistema de dos o tres bóvedas
juntas, a partir de la asociación del tiro inconcluso con la tumba destruida por el corte, pero
aún no se puede categorizar ese dato. El enterramiento 1 (AA5-25), del que tan sólo se
recuperó un costillar y un cráneo muy deteriorado, nos permitió inferir en reinhumaciones o
enterramientos secundarios, y coincide este dato con otros explorados por Cabrero y López
en El Piñón (op.cit.): orientación del cráneo hacia el oriente y asociación muy cercana a una
vasija en esa parte anatómica como recurrencia en la práctica funeraria.
Por otra parte, el fechamiento para las tumbas de El Piñón (Cabrero y
López;1998:329), nos sitúan entre el Formativo Terminal y Clásico Temprano, marcando la
tumba 3 la fecha más antigua (1870 +- 60 a.p.). Otro contemporáneo que está fechando
para el Formativo Tardío (fases Verdía y Usmajac) son Caseta y Cerro del Agua Escondida,
en Sayula (Valdez et. al.; 2006), quienes apuntan a partir del estudio de esta región, una
ligadura más fuerte hacia Capacha Tardío, que hacia Teuchitlán, a pesar de su proximidad.
La presencia de entierros múltiples, el diacronismo en el uso de las tumbas y la
práctica de ofrendas con materiales exógenos a la localidad permiten hablar de una
tradición compleja, el ritual funerario es una parte sustantiva del quehacer cotidiano de
estas comunidades, entrelazadas en la práctica por un grupo de rasgos que en la arqueología
se han denominado Cultura Bolaños (Cabrero y López; 1998) nomenclatura que parece ser
correcta desde nuestro punto de vista pero cuya expansión e interacción está por delimitarse
aún. Su propuesta en torno a la influencia de Nayarit (op. cit.:333), apunta a un sentido
más explicativo en virtud de que el eslabonamiento o traslape en este horizonte hacia Altos
de Jalisco (La Magdalena, Teuchitlán, etc.) aún no está totalmente definido, inclusive a
nivel de seriaciones y fechas radiométricas.
Los cultos a la fertilidad, el perro y el inframundo bajo el concepto de regreso a un
depósito tipo útero al interior de la tierra, así como los objetos suntuarios descritos en las
tumbas de Bolaños-
Valparaíso, contrastan
un tanto con la
austeridad de La
Rinconada, pero no
significan su
ausencia, sin embargo
es viable pensar en
Gráfico 8.-Tiro
explorado, sin bóveda,
detectado por
Georadar, asociado a
una unidad
habitacional, gracias a
una lente de carbón
sellada se pudo fechar
radiométricamente
este contexto.

11
una sociedad de rangos y linajes diversos (concepto peer-polity) donde se visualiza en una
especie de influencia paritaria, todo caso, se percibe un compartimiento ideológico en
diferentes intensidades que posiblemente en esta esfera, se hegemoniza posiblemente en el
Clásico Temprano, como ocurre en fase Gavilán (Meighan apud Mountjoy;1979) para
Amapa, Nay., donde es posible revisar claramente el intercambio de bienes de prestigio
tales como concha y caracol (Kelly;1948).
Vale la pena agregar, que es viable una segunda ocupación, tardía, en el sitio -
posiblemente Epiclásica-, misma que se percibe en Bolaños/El Piñón hasta el 500 d.C.
cuando se sustituye la práctica funeraria de tiro hacia enterramiento en “caja” (Cabrero y
López; 2007:19): “Por alguna razón desconocida hacia el 500 d.C. se interrumpió la construcción de
tumbas de tiro sustituyéndola por entierros directos acompañados de ricas ofrendas de concha marina”. Este
concepto es de una importancia tal que implica la nada fácil explicación del proceso de
sustitución de la tumba de tiro y la instalación de “casas de ancestros” o recintos funerarios
mucho más amplios, dentro de un nuevo orden social, como lo sugieren Nelson
et.al.(1992:298-315) así como Darrás y Faugère-Kaulfón (2006 y 2007).

El Cerro de Tepizuasco, transición al Clásico Temprano.


El sitio de Tepizuasco está situado en la sección norte del cañón de Juchipila, cerca
de la cabecera municipal de Jalpa. Al igual que en el caso de Las Ventanas, los restos
prehispánicos se encuentran distribuidos sobre varios sectores de una pequeña mesa de 150
m de elevación sobre el nivel del valle. Aunque se han identificado vestigios
arquitectónicos en la cima, las laderas y varios promontorios secundarios del cerro, las
edificaciones que pertenecen a la ocupación del Formativo tardío y final (200-350 d.C.) se
limitan a la cumbre plana de la mesa.

Durante las exploraciones arqueológicas de 2000/2001 se sondearon varios edificios


de dos complejos constructivos: El conjunto principal en el centro de la cima (Grupo C) y
un conjunto más modesto en la orilla noroeste (Grupo NW). En ambos casos se pudo
registrar un sistema de construcción muy homogéneo aplicado a todas las estructuras
investigadas: se trata de plataformas y terrazas relativamente bajas de 1 a 2 m de altura que
fueron erigidas con lajas de basalto directamente tomadas de los afloramientos rocosos del
cerro y colocadas horizontalmente en un aparejo a soga. Para juntar las piezas los
constructores usaban una argamasa compacta de arcilla café oscura, mientras las fachadas
frontales al menos de algunas estructuras se revocaron con una capa delgada de cal.

El Grupo Central es un conjunto de basamentos de diferentes formas y dimensiones


que se agrupan en una configuración radial alrededor de una plaza de más de 40 m por lado.
Los basamentos mayores en el noreste y suroeste presentan una forma muy peculiar en su
frente que mira hacia la plaza: El paramento vertical del muro de contención se compone de
dos alas rectas unidas en el centro por una sección curvada, resultando en una planta en
forma de boomerang. Una pequeña escalinata en el centro de la curvatura salva el desnivel
entre la plataforma superior y el piso de la plaza. En los demás costados de la misma y en
ambos lados de los basamentos bipartitos se agregaron terrazas y plataformas más
pequeñas, mientras en el centro se eleva una estructura de planta casi circular. Con esta
constelación el conjunto adquiere la forma general de un polígono muy semejante a las

12
plantas de los guachimontones
típicos del Formativo Terminal en el
área nuclear de la tradición
Teuchitlán de la zona lacustre
jalisciense (Weigand; 1996).

El Grupo NW representa una


variación recortada del conjunto
principal, puesto que en el lado
sureste se encuentra un basamento
tipo bumerán frente a un altar
circular en el centro, mientras la
orilla opuesta del conjunto queda
libre de edificaciones.

Debido al abandono de estos


conjuntos durante el Clásico Medio y
Tardío (entre 400 y 900 d.C.)
contamos con un acervo puro de
artefactos directamente asociados
con la etapa de construcción original
y uso inicial que no muestra
alteraciones por la re-ocupación de
los grupos arquitectónicos a lo largo
del periodo Postclásico.

En el revestimiento del altar


central del Grupo Central se halló a
manera de ofrenda una figura masculina hueca en
posición sedente en la que se plasmaron rasgos
característicos de las terracotas de la Tradición de

Gráfico 9, 10, 11 y 12.-La Rinconada,


cerámica al negativo bícroma y polícroma
rojo/bayo, cajete rojo/bayo de ofrenda
(entierro 1) y negativo bícromo, similares a
los materiales de Tepizuasco.

13
Tumbas de Tiro del Occidente de México y atributos peculiares de las figuras tipo
“cornudos” de los vecinos Altos de Jalisco (Bell;1971y1974). Además de fragmentos de
figuras huecas se encontraron varios fragmentos de figurillas sólidas, igualmente de tipos
conocidos de áreas colindantes con elementos familiares de la mencionada tradición.

En la cerámica decorada local de este


horizonte temprano destaca la loza policroma
negativa (Rojo y negro negativo sobre bayo/café)
que aparece en las dos formas básicas olla y cajete
trípode, virtualmente idéntica a los tipos homólogos
reportados para el cañón de Bolaños (Cabrero y
López 1997; 2002) y los Altos de Jalisco (Ramos y
López 1999). El repertorio incluye además
cerámica gris/café oscuro con incisiones pero sin
incrustaciones de pigmento rojo al igual que varios
tipos sencillos de cerámica rojo sobre bayo y/o café,
también muy semejantes a tipos de la misma
combinación cromática en el Noroeste y Occidente de México. Como vajilla lujosa
importada desde el área Teuchitlán se han identificado algunos fragmentos de Oconahua
Rojo sobre Blanco (Beekman y Weigand 2000).

De esta breve exposición de datos


relativos a la ocupación preclásica terminal de
Tepizuasco pueden deducirse varias
conclusiones que corroboran las
interpretaciones planteadas con base en los
trabajos arqueológicos en la parte sur del
cañón de Juchipila. La arquitectura
monumental revela una magnitud y calidad de
planeación aunada a una ejecución que
ciertamente atestigua la existencia de una élite
sociopolítica que ocupaba los recintos
principales del sitio como residencia y espacio
representativo ceremonial, físicamente ya
distanciada con toda claridad del grueso de la
población campesina que vivía alrededor de
los centros dirigentes elevados.

La presencia de cerámica elaborada,


Gráfico 13 arr. Y 14 ab.-La Rinconada, cerámica terracotas sofisticadas al igual que materiales
incisa-esgrafiada , poca muestra, y pequeño exóticos de importación (loza fina, concha,
cántaro proveniente del a ofrendad el entierro 1, obsidiana) confirma la formación de una clase
asociado a la cabeza del individuo. social superior y su comunicación con sus
parangones en áreas colindantes, particularmente los Altos de Jalisco y los valles
intermontanos vecinos de Tlaltenango y Bolaños, pero también en regiones más alejadas
como la zona de la Tradición Tumbas de Tiro en Nayarit y Jalisco, respectivamente con
grupos asentados en el Bajío y la cuenca del río Lerma.

14
Sin lugar a dudas, el horizonte temporal en cuestión marca la primera etapa de la
colonización de estos confines noroccidentales por grupos agrícolas sedentarios plenamente
mesoamericanos que avanzaron paulatinamente de sus lugares de origen en el centro-norte
y occidente mexicano hacia el noroeste (Braniff 1989; Kelley 1989) para asentarse en las
zonas aún propicias para la agricultura de temporal. Esclarecer la dinámica y los motivos de
este movimiento migratorio es una de las tareas más urgente de la arqueología regional en
el futuro próximo.

Conclusiones preliminares.
Hasta este momento, el análisis y corroboración de datos tanto en Juchipila como en
Tepizuasco nos permite concluir:
a) No se percibe una estratificación social de rango amplio hasta finales del Formativo,
pero la calidad de ofrenda sí varía, posiblemente de acuerdo a la importancia o prestigio del
individuo. La fase transicional de este momento posiblemente se encuentre en la zona de
Tepizuasco.
b) No se localizaron objetos de acompañamiento como las hachas-efigie con figura de
cánido, de garganta corrida, pero en superficie se detectó una hachuela de técnica similar,
posiblemente asociada a un contexto doméstico al estar incrustada en una cimentación. Sin
embargo, materiales tales como concha y algunos restos de posibles cánidos, reflejan cierta
práctica cultural asociada a la Cultura Bolaños y la TTT.
c) El sistema de enterramiento es individual, posiblemente se presenten tumbas en par,
pero a partir del tiro inconcluso explorado e inconcluso no se podría afirmar de manera
categórica. Posiblemente si existan tumbas con enterramiento múltiple secundario tipo
osario, como la explorada, cuyos restos óseos se destruyeron y se perdió el control de ese
contexto.
d) La filiación general del asentamiento, es hacia Bolaños (Cabrero passim), extendiéndose
posiblemente a los asentamientos tempranos en la zona de Jalpa-Tepizuasco (Lelgemann;
2001) como un momento transicional hacia el clásico temprano y por supuesto
interactuando con linajes muy similares en cuanto modo de vida en la región del cañón de
Tlaltenango (El Teúl) y posiblemente hasta Nochistlán (El Tuiche).
e) La riqueza en cuanto a parafernalia no se ha observado, posiblemente estamos en una
aldea del Formativo Tardío, cuyo sistema de tumbas está totalmente asociado a la zona de
habitaciones, es decir, no se percibe este contexto como un punto especializado en el
ámbito urbano para sepulturas.
f) El escenario ambiental se considera con oscilaciones climáticas poco significativas para
poder determinar que el cambio cultural hacia el Clásico está ligado a un cambio de índole
ambiental.
g) La presencia de lozas elaboradas con fines rituales, tales como las bícromas y polícromas
“al negativo” se observan, con variaciones, hasta ciertos contextos del Epiclásico, por lo
que es importante revisar este fenómeno, refinar tipos indicadores y plantear nuevas

15
preguntas10 que apuntan a una posible tradición cerámica de gran permanencia en la cultura
regional del Cañón de Juchipila.■

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10
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confiere una antigüedad temprana y una importancia sustantiva como tradición cerámica.

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