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EUROPA Y ESPECIES AMERICANAS

Julieta Martínez Jiménez

Mientras los europeos se encontraban en el proceso del descubrimiento de América,


decidieron que, a pesar de su exoticidad, la flora y fauna que ahí se producía les gustaba, pero
además les convenía. No solo la explotaban para armar lujosos platillos, como el jitomate
que fue una gran novedad, causó revuelo y en sus inicios fue rechazado, más tarde enaltecido
en diversas comidas. Sin embargo, también aprovechaban las plantas por sus propiedades
medicinales.

El maíz, que era base para la alimentación en México, se introdujo en la Península Ibérica
hacia el siglo dieciséis, pero no obtuvo mayor importancia. Los europeos lo destinaban para
alimentar a sus animales. Por otra parte, en África, gracias a la hambruna, fue todo un éxito.
Hay que mencionar, además, que algunas otras especias, como el cacao, no fueron aceptados
sino hasta ser combinadas con otras. En este caso, con azúcar y leche. Con este ingrediente
llegó el chocolate, tiempo después denominado como “La bebida oficial de la corte francesa”.
Así mismo, ganó popularidad entre la población católica, ya que no rompía con el ayuno.

La reina de las frutas, es decir, la piña, llegaban a madurar en un año aproximadamente. No


eran más grandes que la cabeza de un niño. Gustaba por su suave textura, hasta por su color,
agradable a la vista. Fue tal su éxito que al mismo rey fascinó y a Benzoni, destacado
historiador de esta época, la calificó como la más apetitosa del mundo para el enfermo. Por
su parte, Gonzalo Fernández de Oviedo, realizó una importante aportación para la historia,
tras dejar una serie de dibujos hechos por él mismo. Pero no solo prestó atención a la piña,
también ilustró diversas especies americanas y animales, de los que hablaré enseguida.

Por otro lado, con sus referencias literarias, los europeos ya esperaban encontrarse con seres
fantásticos en América. Tan solo descubrieron pavos, llamas, guajolotes, entre otros. Su
rechazo hacia estas “bestias” fue evidente en sus inicios, pero como sucedió con la flora y
fauna, terminaron por aceptarlos y darles un lugar dentro de su gastronomía.

Gracias a su diversidad y a la difusión que le dio Colón, Américo Vespucio, Bartolomé de


Las Casas, entre otros, América fue ganando fama, lo que la convirtió en blanco de deseo
para Europa. Se dieron cuenta, además, que la fertilidad de las tierras podían aprovecharla
para sembrar ahí sus propias especies. Se sorprendieron los europeos de la gran organización
de los indígenas, sus formas de conservación de alimentos y dieta.

Sanfuentes Echeverría, Olaya. “EUROPA Y SU PERCEPCIÓN DEL NUEVO MUNDO A


TRAVÉS DE LAS ESPECIES COMESTIBLES Y LOS ESPACIOS AMERICANOS EN
EL SIGLO XVI”. Historia. Jul-dic. 2006: 40. Impreso.

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