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Traducción de

IRENE MER7.ARI
SASKIA SASSEN

LOS ESPECTROS
DE LA GLOBALIZACIÓN

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

M.Éxtco - ARGENTINA· BRASIL - COLOMBIA· CHILE - EsrANA


ESTADOS UNIDOS DE AMf.R.ICA • GUAH.M,\l.A •PERÚ· VENEZUELA
Prirncr,1 edición en inglés, 1998
Pñmer.1 edición en cspa1iol, 2003
Primera reimpresión, 2007

Título o tigin~l; GlobiJÚ ~ztion attd ill díuo11ft11/s


0

ISBN de Ii edición original: 1-56584-SlB-8


01998, The Ncw Pms

D. R.~ 2003, Fü!'lDO DE CUIXUnA ECONÓMIC:A Dí'. AltGl:N!'INA S.A.


El Salvador SCiGS; 1414 Buenos ,\hes
fondo@fcc.com.ar / www.fce.coin.ir
.\v. Picad10 Ajusco 227; 14200 México D. F.

ISBN: 97S-950-557-586-2

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IMPRESO l!N ,\RGENllN/\ • PJU.WEIJ IN ÁII.G/i,Y/1:-.',t


Hcd10 el depósito que mMca la ley 11.723
Prefacio

Üc5eo agradecer a Andre Schiffrin por solicitarme que prcp:ue esta colección
de ensayos con The Ncw Press, y a Joc: \v'ord por toda su ayuda y buen consejo
para su ejecución. Fue m.is bborioso de lo que imaginé. fatos ensayos, la mayo•
da de los cuales habían 5jdo previamente publicados o estaban a punto de .serlo,
corresponden a quince años de mi investigación y reúnen todos los temas esca•
ciales de mi trabajo. Algunos de ellos han sido resumidos un poco para evit:i.r
repeticiones, Todos ellos ba.n conservado su forma origir1al para captar la pers-
pectiva, el conocimiento y las expectativas del momento en que fueron escritos.
Han sido acrualizados mediante la inclusión de partes que fueron escritas con
posterioridad.
A1 preparar esta colección recordé una vez más lo importame que fue pc:im
mi trabajo el apoyo de algun:l$ fundaciones y centros de invescigaci6n: las fun-
daciones Ford, Tinl<cr y Revson, The Mcxico-U.S. Ccncer for Research (Uni-
versidad de California, San Diego), d Centro de Estudios Latinoamericanos y
del Caribe de la Universidad de Nueva York, la Fundación Russell Sagc, el
Centro de Estudios Avanzados en Ciencias de b. Conducta (Universidad de
Sranford), el \'<l'oodrow Wilson Inremational Center for Scholars, y otros cen-
tros europeos. Con todos ellos trngo una gran deuda.
Finalmente, un agradecimiento especial a R. füubach. Cuando ya era de-
masiado tarde:, descubrimos que él habla publicado un libro con un titulo simi-
lar. Con d mejo; espíritu de un colega lo aceptó, Recomiendo su libro.

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Prólogo

A través de la historia c:scrir:i., los hombres y las mujcm han viajado grandes
distancias -en busca de comercio, de imperio, de conversos, de esclavos-, mol-
deando la cultura material y espiritual de muchos lugares con pmp6sitos e ideas
de muy lejos. El imperio de Alejandro no s6lo diseñó la polftic;1 sino la escultu·
ra de Egipto y del Norte de la India¡ los mughals y los mongoles dieron for1m
a_ grandes _áreas.dc..Asi.,:J :1s_migracio nes.bantúcs. poblaron.la.mitad.dcLconti ...
nente africano, Los Estados isl:ímicos se extendieron desde Marruecos hasta
Indonesia; la. cristiandad es fuerte en codos los continentes; el budismo, que
tiempo atrás migró desde la India a gran parte del Este y el Sudeste de Asia,
ahora se puede encontrar en Europa )' Africa y cambién en las Américas. Los
judíos, gujaratis, sikhs }' chinos viven en diásporas globales. Los comerciantes
de la ruta de la seda han cambiado el e5tilo de la vestimenta de la dite italiana;
alguien trajo alfa.reda china para los entierros en !as tumbas sw:thili. Piénsese en
los mercaderes mande de la Sahel; los navegantes ingleses, holandeses, italia•
nos e ibéricos de la Era de la Aventura; o los poli11esios, que fueron los primeros
en poblar el Padfko: somos una especie tanto viajera como :uraigada.
Debafamos reconocer, entonces, !a an tigfü:dad de:: la interpenetración Je
culrnras y forma5 de vida. Pero también debemos :tccptar que, en nuestro siglo,
el balance ha cambiado. La proporción rnrrc lo que está asentado y lo que se ha
movido varió en codas partes. Las ideas, lus propósitos y las personas de "afuera"
están más-}' m:is obviamente- prmmes que lo que lo han estado alguna vez.
Llamar a <:sre proceso "globalización", como a menudo lo hacernos, esd muy
bien; pero dígannos un poco mis sohr<: qué hay de nuevo en él o sobre su
signiflcado,
Saski.i. Sassen ha profundi1.ado nuestra comprensi6n del presente enfocando
una cantidad de cruciales, y a menudo mal entendidas, dimensiones polfric:1.s,
económicas y culcura.les de la globalizaci6n. Hemos aprendido de su tr:i.bajo,
por ejemplo, a reconocer un nuevo sistema de ciudades globales (no sólo Nueva
York y Londres, .sino Bombay, San Pablo y Hong Kong)}' una nueva clase de
regiones económicas (no s61o Silicon Valley, sino las zon:is industriales que se
encuentran en la frontera de: México cun las Esca.do~ Unidos). Los ensayos de

9
10 LOS F.WK'TROS 01: LA GLORAl.!7.ACIÓN

este volumen están basados en su trabajo sobre las ciudades globales, pero tam-
bién contienen un análisis att'nto de: muchos otros aspectos de la nueva econo-
mía polfcka global.
Las ciudades globales son, en parte. importan tes como puntos de control y
centros de finanzas de los grandes imperios económicos tr:rnsnacionales; pero
también son sitios con paniculares prccondiciones sociales y materiales p:ua ~u
rol global. No son como las ciudades dd pasado, en el corazón de regiones
gcogrificamentc confinadas cuyas econornL1s concentrnn: por el contrario, co-
nectan remotos puntos de producción, conrnmo y finanzas. Ciertamente, como
la política del Estado de Nueva York nos recuerda rc:gularmrnte a aquellos que
vivimos allf, la ciudad global puede aislarse cada vez más de -y, sin duda, ser
hana activamente antagónica- una cultura)' economfa reg'ionales.
Los espectros de/¡¡ globalíz.adó11 plantea una importamc: cuestión: ¿Por qué
un sistema rransnacional que es tan difuso necesita tener su gestión y sus finan-
1.as tan concentradas? ¿Por qué, después de todo, si los "trabajadores con cono-
cimientos" pueden "teleconmutarse" con tanta fucilidad, son tantas las panra•
lbs de computadoras del mundo que se encuentran amontonadas en los escri-
torios de unas pocas millas cuadradas de Manhattan, Tokio y Londres? La
profesor:i. Sasscn nos enseña a ver las matrices materiales y sociales que explican,
por ejemplo, la continua supremacía de Nueva York: cómo la red de cable de
fibra óptica de esa ciudad, su gran provisión de trabajadores de servidos domés-
ticos y de otros tipos (muy baratos), y su concentración de profesionales lega.les,
contables y fin:mcieros (muy caros), juntos explican por qué v:i.le h pena para
las compañías mantener ciertas p:irtes de su sistema de producción, consumo y
finanzas alejadas en un único sitio. Otros han observado, sin lugar a dudas,
cada uno de estos elemcncos; pero Saskia Sassen tetra.ta las intrincadas relacio-
nes entre ellos, explorando hábilmente las conexiones entre las concentraciones
de la pobreza y de la riqueza en la nueva ciudad global y entre los lugares distan-
tes de la producción física y de la reproducción social, donde los chips de las
computadoras y los migrantes tienen sus orígenes. Por sobre todo, ella muestra
que la globalización del flujo de mano de obra es parte de los mismos proce-
sos que integran el desarrollo de las finanzas globales y la circulación global
dd capital.
Esca aproximación nos lleva a considerar de nuevas maneras los cambios
políticos que d nuevo sistcm:t mundial enfrenta. Es ahora corriente pensar en
b liberación de los movimientos de finanzas y del comercio de la regulación
nacional como una de las fuentes dela dinámica de la globalizaci6n económica,
mientr:u se insiste, al mismo tiempo, en un discurso diferente, sobre la impor-
tancia de mantener shtcmas nacionaliiados par:1 la regulació11 de la migrnción.
PRÓLOGO 11

Pero si reconocemos que la mayor oferta de mano de obra de bajo s:tlario es un:i.
parte esencial en la economía de Nueva York o Francforc, y que b oferta dispo-
nible de esa mano de obra no se encuentra entre los ciudadanos de los Esradus
Unidos o de Alemani:t, entonces una regulación "posnacional" de la migración
puede llcg3r a parecer central a 11n proyecto político como ta regulación
"posnacion:tl" del comercio y de las fin:mzas. (Y, sin duda, aquellos que se ocu-
pan de la economía polírica real de b ciudad ya .~aben esto: la retiírica de la ley·
y-el-orden de! alcalde republicano aquí en Nueva York es sorprendentemente
amistos:1 para los inmigrantes ilegales.)
El trabajo de Sassen rcvda, sin embargo, que h noción de que el viejo siste-
ma dd Estado es irrelevante: para l.:is corporaciones multinacionales es un <:rror.
Todo d marco de la ley comercial internacional depende de las eones de los
sisccmas nadonales y de sistemas de arbitra.je, canto nacionales como inlerna-
cionalcs, que e.xislen a voluntad de los Estados y requieren sistemas n:icional~s
par:i b ejecución de sus decisiones. Como resultado, es un error decir que bs
nuevas corporaciones globales simplemente eluden las formas de regulación
que el Estado-nación desarrolló en los dos siglos pasados.
No obstante, si la corporación global está a menudo bajo el control dd
Estado-nación, tiene más medios para evadir la regulación que los que cuvo en
l:i.s form:is anteriores del capitalismo; y el único medio efectivo de regulación
requerirá de la acción cransnacional. Si nos in tcrcsan los valores democráticos,
debemos explorar otras formas para la construcción de una base politic.:i para la
acción democrática más allá de los lrmites nacionales. Las pollticas que regulan
el Estado-nación democrático dependen del discurso público de la prensa, la
radio y la televisión; un discurso que es parre de la conversación de la nación
consigo misma, que tiene sus raíces en las interacciones cotidianas de fu.mili:is,
iglesias, escudas, universidades, sindicatos y otros. Si es que ha de haber nuevas
políticas nansry:\cion:i.les, entonces, ¿donde están los discursos imemacionales
en los cuales' esto encajaría? Sassen sugiere c¡ue examinemos los mundos de
aquellos -como los inmigrantes de color en las ciudades globales dd Norte-
que, como dice ella, "carecen de poder pc:ro que ahora tienen 'presencia"' (p.
17). "Un supueHo central en l:i mayor parce de mi trabajo", dice Sassen, "ha
sido que aprendemos algo sobre el poder a través de su ausencia y moviéndonos
o negociando en los límites y terrenos que conectan el poder con la falta de
poder" (p. 11 S).
Los carentes de poder, por supuesto, son, en gran medida, los pobres, E)
trabajo de Sassen atr.:ie una atención necesaria. sobre las nuc:l'as formas de desi-
gualdad que la nueva cconomfa está creando. Su ensayo describe cómo b. "in-
Yersión masiv:a en bienes raíces y telecomunicaciones" en "los microcenrros <le
12 LOS f-Wl:CTROS l)f. LA GI.OKAl.lZAC!úN

!:is ciudades globales y los cmtros metropolitanos de negocios" son correlacivos


a la falta de gastos en la ciudad interior de bajos ingresos; c6mo los tr-.1.baj:i.dores
altamente educados en los sectores pri11cipales, como las fin:inzas, vcr1 crecer
enormemente sus ingresos, mientras los salarios de aquellos que limpian sus
oficinas <J hacen sus fotocopias se estancan o se hunden. Así como la profesora
Sassen quiere mmir los discursos sobre el capital global)' sobre la migración
(reconccbida como la globalización del trnbajo), quiere también que veamos
tanto d centro <le negocios como la empobrecida ciudad interior. Éstos son
Ícnómc:nos 4ue están ocurrirndo en las ciudades globales del mundo, de Lon-
dres a Bornbay, tanto fuera dc:I Norce como dentro. Si h:1 de h:1.ber una política
que. atienda estos problemas de desigualdades, necc:situn considerar los mun-
dos de diferencias rc:prese11tadcs en la ciud:1.d global. Debemos des:mollar un
sistema Je ali,111zas transnacionales, si hemos de negociar con la economía. poli-
cica gue, mientms está arraigada en regfmencs nacionales, escapa cada vez más a
las regulaciones nacionales.
Una forma crucial de afilbci6n transnacional que ha crecido en b actuali-
dad es un sistema de organiz:.tciones y progr:.tmas feministas no gubernamenta-
les. En uno de los más excitances ensayos de este libro, "Hacia un análisis femi-
nista de la economfa global", la profesora Sa.ssc:n explora la centralidad del gé-
nero rn el moldeado de la migraci6n, la transn:tcionalización de b producci6n
y las tlllevas dinámicas de desigualdad. Elb toma aquí la sorprendente, pero
(como se ve) extraordinariamente gratificante, decisión de conccntra.,se en lo
guc llama b:"desaniculaci6n de la soberanía", d proceso por el cual las funcio-
nes n:gulamdas que solian ser manejadas por el Escado-nad6n son transferidas
a "las instituciones supranacionales, no gubernamentales o privadas" (p. 127).
El trabajo de algunas ONG feministas muestr:.t que esta desarticulación pueJe
proveer nm:vas oportunidades a las mujeres y a las urganizaciones de mujeres
como "sujetos <le la ley internacional y la formación de solidaridades feminiscas
nansfrontcriz:1s" (p. l 2S). Los análisis feministas-}' la práctica feminista- pro-
veen un modelo, enronces, para la clase de sociedad civil internacional que será
requerida si se desarrolla una política transnacional que responda a nui::stra nueva
situación,
Me he centrado, hasta al1ora, en la política y la economía; pero uno aprende
mucho, también, del trabajo de la profesora Sassen sobre la difusión de patro-
nes culturales, :1.bandonados por muchos de los que piensan en la globalizaci6n
de la cultura. La nueva literatura sobre el cosmopolitismo a menudo se centra
ya sea en la alta cultura (Salm.'ln Rushdie) o en la cultun masiva o popular
(Michad Jackson); la literatura sobre inmigr:1ntes con frecuencia se ha reícrido
a experiencias cotidianas dt: margin:ilidad emre trahajadore.s indocumentados
rRól.OGO 13

en los futados Unidos y Europa, Pero d trabajo de Smen nos recucrJa que hay
formas globnlizndoras de la cultura de elite (como pdctic:is de contabilidad y
finanz.as) que son, sin embargo, complcrnrncntc cotidianas; y migrantcs {conra•
dores, abogados internacionales y bangueros) <¡ uc: estfo lejos <le la experiencia
de la marginalidad.
En resumen, este libro reúne importantes ideas par.1 muchos campos: desde
estudios culcurales a literarios, desde teoría feminist:1 a economía políric.i, des-
de sociología a ciencias políticas y leyes, Nos proYcC de un poderoso :1.rdlisis de
nuestra situación y debería, a mi juicio, jugar un papel importante e11 d mol-
deado de nuestras respuestas normativas a b globaliiación, con sus muchos
rews a una filosoffa polltíca anterior enraizada en el Escado,nrtción. La profeso-
ra Sassen nos muestra d cambiante balance ene re lo loca! y lo global y ]os sor-
prendentes contornos de la nue\'a cultura internacional, formas políric:i..s y ma-
teri:i.les que son la matriz de la economía global: y 11 h:icerlo, ella enriquece
nuestra comprensión de algunos de los procesos más fundamcntlles de uuestra
posmodernidad.

K. ANTHONY APPlAH
INTRODUCCIÓN

¿De quién es la ciudad? La globalización


y la constitución de nuevas de1nandas

Uno de: los temas organizado res de esta colección es que el lugar es esencial
para muchos de los circuitos a través de los cuales se consricuye la globaliza-
ción económica. Un tipo estratégico de lugar para es ros desarrollos, y aquel
analizado aquí, es la ciudad. 1ncluir las ciudades en el :tnálisis de la globaliza-
ci6n económica implica consecuencias conceptuales. La globalización econó-
mica ha sido usualmente representada en términos de h dualidad global-
nocional, en donde lo primero gana poder)' ventajas a expensas de lo segundo.
Y ha sido ampliamente concepcualizada en tcfrminos de la internacionalizaci6n
del capital; en consecuencia, sólo de: los circuitos superiores del capital, en
especial las finanzas. Introducir las ciudades en el análisis de la globaliz.aci6n
económica nos permite rcconceptualizar !os procesos de esta globa!ización
como complejos económicos concretos situados en lugares específicos. Un
enfoque sobre las ciudades de~compone la economía nacional en una varie-
dad de componentes subnacionalcs, algunos pro Fundamente articulados con
la economía global y otros no. También señala la decreciente importancia de la
economía nacional como una categoría unitaria. Hasta cieno punto fue tan
sólo una categoría unit.uia dentro del discurso polltico y de la polfcica; el
Estado-nación moderno ha tenido siempre :ictores económicos y pr:kticas
transnacionales. Sin cm bargo, durante los úhimos quince afias hemos podi-
do ver una fose profundamente diferente, donde las economías nacionales
son cada vez menos una categoría unitaria de cara n las nuevas formas de
globalización.
¿Por qué es importante recuperar el lugar en d anaílisis de la economía glo-
bal, particularmente el lugar tal como se constituye en las grandes ciudades?
Porque nos permite observar la multiplicidad de ccononiías y de culturas dd
trabajo en las que la economía de la información global esc:i incorporada. Nos
permite, también, recuperar los procesos concreros y loc:úii:ados, a través de los
cuales la globalización existe, y sostener que mucho del multicultutalismo de

15
\6 LOS F.Srf,CTROS t)i; !.A GLClílAl.l2AC!óN

las grandes ciudades es tanto pane de la globalizadón corno lo son !as finanzas
internacionales. Finalmcncc, el enfoque 50bre las ciudades nos pcrrnire especifi-
car una geografía de lugares estratégicos rn la escala global. lugares ligados enrre
ellos por las dinámicas de la globafüación económica. Me refiero a esto como
una nueva geografía Je la centralidad, }' una de las preguntas qm: aparece en-
tonces es si esta nueva geografía transnacional es también el espacio para las
nuev:is políticas crnnsnacion:i.les.
En la medida en que un análisis económico de la ciudad global recupera la
amplia serie de empleos y de culturas del trabajo que 5on parte de la economía
global, aunque no típicamente señaladas como cales, puedo examinar !a posibi-
lidad de nuevas políticas de actores trndtcionalmenre desaventajados que ope-
ran en esta nueva geogr:1fía económica trnnsnacional ---desde los trabajadores
fabril es en las zonas de ptocesamien to de exportaciones hasta los limpiadores de
Wall Screet-. Ésta es una pol!tia. que descansa en la intersección de 1) fa parti-
cipación econ6micn nctual de muchos trabajadores en desventaja en la econo-
mía global y 2) sisremas y rt:túricas políticos que sólo pueden representar y
valorizar a los actores corporativos como participantes.
Si el lugar, es decir, un cierto tipo de lugar, es central en la cconqmía global,
podemos afirmar un:i. apertura económica y política rransnacio~~ para la forma-
ción de nuevas demandas y, por lo tanto, para la constitución de derechos, en
especial los derechos a un lugar, y más radicalmente, para la constitución de la
"ciudadanía". La ciudad, por cieno, ha emergido como un sitio para nuevas de-
mandas: por parre del capital global, que usa la ciudad como una "mercanda
organizativa", pero también por parte de los sectores en desventaja de b. pobJa.
ción urbana, los cuales poseen en las grandes ciudades una presencia tan
inlernacion:i.liz.ada como la del capital. La desnacionalización del espacio urbano
y la formación de nuevas demandas producidas por actores transnacionales y que
involucran conHictos suscitan la siguiente pregunta: ¿de quién es la ciudad:
Esto parecería ser un tipo de apertura política, con capacidades unificadoras
a través de las fronrc:ras nacionales, y la agudi:z.aci6n también de los conflictos
den ero de cs;,.s fronteras. El capital global y la nueva mano de obra inmigrante
son dos instancias principales de categorías/actores transnadonales que han
unificado propiedades a través de las fronteras, y que se encuentran en mutua
competencia dentro de las ciudades globales. Estas ciudades son sitios par:1 la
sobrevaloración del capital corporativo, y para la consecuente desvalorización
de los actores económicos en desventaja, tanto las empresas como los trabaja-
dores. Los principales sectores del capital corporativo son ahora globales en su
organi7..ación y también en sus operaciones. Y gran parte de los trabajadores en
desventaja de las ciudades globales son las mujeres, los inmigrantes y las perso-
INT!l.ODUCC.:IÓ:-J 17

nas de colar, cuyo 5entida po!Í[ico de pertenencia 'f cuyas identidades 110 esdn
necesariamente incorporadas a la "nación" o a la "comunidad nacional''. Am·
bos encuentran en la ciudad globll un sitio estratégico para füS opcr,1ciones
pollticas y económicas.
El an~lisis aquí pn:senta<lo fund::uncnta su interpretación de las nuevas pol!d·
cas posibles gracias a la globafüación en un::i. decalla<la comprensión dt: la econo·
mía polflicn de b globalización, y cspcdficamence en la centralidad dd lugar
frente a un contexto retórico y político en donde el lugar es visto como neumtli-
z:ido por las comunicaciones globab y por la hipcrmovilidad dd capicaJ.l Nece-
sitamos :malizar minuciosamente la economía política de la globalización para
entender si una nueva política transnaciom.l puede estar centrada en la nueva
geografla económica trnnsnacional, En segundo lugar, pirnso' que la disecci6n de
las economías del lugar dentro de la economía global nos permite recuperar los
componentes no corpor.uivos de la globalización económica e indagar acerca de
la posibilidad de un nuevo tipo de política transnacional, una polfrica pertene-
ciente a ,1quellos que carecen de poder pero que ahor.i tienen "presencia''.
Los ensayos de este libro se centran en cuatro cuestiones mayores con el
objetivo de desarrollar estos temas. La inmigración es un proceso principal a
través del cual una nueva economía polftica transnadonal se está constituyen~
do, una que está ampliamente incorporada en bs grandes ciudades en tanto la
mayoría de los inmigrantes, ya sea en los futados Unidos, Japón o Europa Oc-
cidental, están concentrados en ellas. L:,, inmigración es, a mi saber, uno de los
procesos constitutivos de la globalizaci6n actual, aunque no sea reconocida o
no esté representada como tal en los registros generales de la economla global.
Éste es el tema de la Parte 1,
La ciudad global es un sitio estratégico para los actores en desventaja porque
les permite ganar presencia para poder emerger como sujetos, aun cuando no
ganen poder de manera direcc:i. Los inmigrantes, las mujeres, los afroamericanos
de las ciudades estadounidenses, las personas de color, las minorías oprimidas
emergen cuma sujetos significativos en una forma poco común p:ua ellos den-
tro de un contexto suburbano o dentro de un pequeño pueblo. Traro estos
asuntos, en especial cuando se unen en torno a la condición de la mujer, en l:t
Parte II de esca edición.

1 El anáfüis '1.(JIIÍ presmrado se k.,a en un esmdio detallado de lo que piense, ~011 las cnmpo-
ncmes cmatégirn1 de la economía glob,I del prescnre. Es imposible incluir este nivd de dm.11~
oqu!, por lo 411<: remito :il lector int~res~do, al escéptico y al critico, o alguna.s de mis ot1a.s publica.
cione1, la.s cuales po5ccn los materiales c~óticm y cnipírkai ni:ceurios y bibliograffas extendidas. En
adición a aqucll:is rcfcriJ~s :tquí, ycéaJc 1'/x mobiliry ofl.tbcrantl eilpit,,/(1988} f! lmmigra1io" poli()'
in a global tconomy (en prcp;u.1ci6n p2r:i. Twcntleth Cencury Fund).
18 LOS ESPECTROS DE l,\ (iLOB/\!.17.AC:IÓN

Uno de los vínculos entre: el nuevo mundo corporativo del poder y los dcsa\·cn-
tajados, en las ciudades más grnndc:s, es el mercado laboral, o más puntualmen-
te, el mercado para el trabajo. La Parte ll! examina, en general. los nuevos regí-
menes de empico que podemos oLsrn·ar en las ciudades globales)' en las eco•
no mías avanzadas, y las alineaciones de clases y desigualdades que conllevan. El
capítulo 7 muesua cómo estas nuevas desigualdades en las capacidades de pro•
ducción de ganancias de los sectores cco11ómicos, en hs capacidades de ingresos
de los ho¡;;ires y en la ftj:1ción de precios de los mercados en alz..1. y en baja han
contribuido a la formación de economfo.s informnles en !ns principales ciudades
d"' los p;i/ses altamente desarrollados.
Un escenario político rotalmen\e nuevo ha aparecido co11 d influjo crecien-
te de las unidades subnaciona.lcs, especialmente las ciudades globales y los dis*
uitos industria.les <le alta tecnología, como actores sobre el escenario interna-
cional. La digitalización)' la creciente importancia del espacio electrónico para
actividades tanto públicas como privadas ha relocalizado, más alli de los go-
biernos nacionales, a varios componentes de la polític3. F..st3 rdocafüación de
la polftica es e.~aminada en la Parte IV,
En este primer c:1pimlo introductorio desarrollo el marco para los argumentos
presentados en los subsecuentes capículos. Aquí organiio mi anilisis en términos
de cuestiones de competencia, nuevas a1ineaciones de clases y la posibilidad de
una nueva política transn:icion:tl o de una desnacion:tlización de la polícica.

Lugar y producción en /a eco11omía global

Junto a la dispersión espacial ampliamente documentada de las actividades eco-


nómicas, han aparecido nuevas formas de ccntralizaci6n territorial en las opera-
ciones de gestión y de control de máximo nivel. Los mercados nacionales o
globales, como también las operaciones integradas glob1lmente, requieren lu•
gares centrales en donde el trabajo de la globalimción se realice. Por añadidura,
Lis industrias de información precisan una vasta infraestructura física que con•
teng:1 nodos estratégicos, con una hipcrconce11tració11 de instalaciones. Final-
mente, ;1.un las industrias de información m:ís avanzadas poseen un proceso
b.boral, e, decir, un complejo de trabajadores, m:iquinas y edificios que se en-
cuentran más restringidos a un lugar que la que sugieren b.s imágenes de la
econornb de la información.
La gestión y el control centralizados de una serie de operaciones económicas
geográfic:imenre dispersa no aparece inevito.blemente como parte del "sistema
mundial". Requiere de h producción de un amplio rango de servicios ahamen•
INTRODUCCIÓN 19

{C cspecializ.1dos, de una infrac:slrucmra de cdccornunicaciones y t.11nbién de

servicios industriales. Éstos son cruciales para la valoriz:1ción de lo que hoy son
los componentes principales del c:i.pit:i.l, En vez de simplemente invocar el po•
der de bs corporaciones multinacionales como la clave aclaratoria de la glob:1li-
i.ación económica, un enfoque sobre el lugar y la producción nos lleva al campo
de actividades y disposiciones org:mizadvas necesario para la implc:ment:1.ción y
el mantenimiento de una red global de fábrkas, operaciones de servicio y mer-
cados; to<lm estos son procesos económicos abarcados sólo en parte: por las
actividades <le las corporaciones y los bancos transnacionales,
Una de las prc:ocupaciono::s ccnrrctlcs en mi cmbajo ha sido considcr,ir bs
ciudades coma sitios de producción para las industrias de servicios líderes de
nuestro tiempo, y poder descubrir entonces la infraestructura de actividades,
empresas y empleos que son necesarios para hacer funcionar la economía cor-
poraciva avanzada. Quiero centrarme en la prdctica del control global. Las ciu~
dadc:s globales son centros para el servicio y el financiamiento del comercio, la
inversión y las operaciones de las oficinas centrales internacionales. Esto quiere
dc:cir que la multiplicidad de actividades especiafü.adas gue existen en las ciud:i-
des globales es crucial en la valoración -de hecho, sobrev:t!oración- de los sec-
tores líderes del capital :ictualmente. Y en este sentido, cales ciudades son sitios
de producción estratégicos para los sectores lideres de la economía actual. Esta
función también se refleja en d iriflujo creciente de estas acrividades en las
economías desarrolladas.2
Las demid:idcs extremadame1ne alrns evidentes en los dis¡ritos centrales de
e5tas ciudades son una expresión espacial de esta lógica; otra es la recentrafo.ación
de muchas de estas actividades en las áreas menopolic:1nas más extemas, en
lugar de su dispersión universal. L:i noción ampliamente aceptada de que b
aglomeración se ha vuelto obsoleta ahora que los avances en las teli:comunic:1.-
ciones globales permiten un:t dispersi6n m:íxima es correcta sólo de formrt pnr-

2 En o¡ra publtcaci6n, Th~ Glbb11/ City: Nw York Lo11Jon anJ Tokio {l 991: c.,p. 5), he
~firmado que )qudlo que es cspcclílco del despln.1mien1D ~ los $Crvicim no es d mclo incrcmen-
ro de 101 empl-,os de servicios sino, de mancr~ m~s importante, la creciente rd•v;.ncia de los
servicios en la or¡;:l1liud6n de bs economías ,v:in,.;1d.u: l,s empresas de rod.i, las industrias,
desde la mincr/a h:,.,u la venta ;il por mayor, compran rn:ís senoicios contables, legales, de publi-
cidad, financieros y de pronosticación ccon6mica en la actualidad que haet, veinte aiios, Ya sea en
el ni\'cl ¡;lob,J o el regional, las c:imbdcs son adecuados, y a menudo los mejores si1ios, para estos
ser\·icios eipecblizados. El ripido cm:irnienro y la dcspropo1cio1mla conccnuación de 1:ilei 1cr•
vicios en l:u cíudlde5 sefiah que bs 11! tirn~,; han reerncrgido como sitios de producción signifio•
tivos luego de hlbcr perdido iu rol en el per!odo en que fa manufactura en mas:. fuera d sector
dornin1ncc de b rcoriomla.
20 LOS [:.Sl'F.CTHOS DI:: I.A GLOI\Al.!ZACIÓt,..'

cial. Es pn:cisamente a causa de l;i. dispersión territori:ll facilitada por los avan-
ces en b. teleconrnnic:1.ción que la a¡;lomeraci6n de bs actívidadcs centralizado-
ras se ha expandido de manera inmc:ma. Esto no es sólo una cominuación de
viejos patrones de aglumernción, sino, podría decirse, una nueva lógica para b
;iglomernción. Las tecnologías de información son otro focror gue contribuye
con esca nueva lógica para la aglomeración. Las diferentes condiciones bajo las
cuales tales instalaciones se encuentran disponibles han promovido fa ccntrali•
i.ación de los usuarios más avani.;1.dos en los centros de telecomunicaciones más
:.wamados (Casrells, l 989).
Un enfoque sobre el trabajo detr.ís de las funciones de comando, 50bre d
proceso de producción actu:i..l Je] complejo de s.:n•icios y finanzas, y sobre los
!11gam de mercado' globales tiene defecto de incorporar las inscalacioncs ma-
teria.les que subyacrn a la globalización y toda la infraestructura de empleos,
típicamente no marcada corno pem:neciente al seccor corporativo de la econo-
mía. Emerge una configuración económica que es muy diferente de fa sugerida
por el concepto de economía de la información. Hemos recuperado las condicio-
nes materiales, los sitios de producción y la restricción a un lugar [p!acebo1mdednm],
que también son parte de la globalización y de la economía de la información
(Snssr:n, 1995b).
Esto quiere decir que hemos recuperado un amplio rango de clases de etn-
pres:is, cln~es de trabajadores, clase.\ de culturas del trabajo, clases de medios
residenciales, nunca señaladas, reconocidas o representadas como parte de los
procesos de la glubalización ni tampoco valorizadas como tales. Con respecto a
esto, h nueva economía urbana es altamente problem:í.tic:1, un hecho evidente
de manera parcicul:ir en las ciud::tdes globales y en sus contrapartes regionales.
Esto pone en movimiento una serie de nuevas dinámicas de la desigu:1ldad
(Sasscn, 199 h, cap. 5: King, 1996). Los nucyos sectores en crecimiento -los
servicios especializados y las finanzas- concienen c:ipacidades de producción de
ganancias muy superiores :i. las de :iqucllos sectores econ6mic:os nds n:i.diciona-
les. Mientras que los últimos pueden ser esenciales p:1.rn la operación de la eco-
nomía urbana y par:1 las necesidades diarias de los residcnrcs, su supervivencia
se ve amenazada en una situación en d"nde las finanzas y los servicios especia-
lizados pueden lograr supcrganancias. Volverse informal o subconttatar a em·
presas informales es a menuda una soluci6n.3

• En el origino.!, ma1kc1p!...u, que remi1e 3 b ca1cgorfa de lu¡;~t (J,/,ire), an ceriocmem, destJ•


cad,1 por la 3ucora (N. dt b T.].
J 'fa.les :urc¡;los informalts pueden ser inrerpret3dos como un~ n,:gociación rntrc 1) csm
nuevas rcndenci:l! ewnómic,u y 2) los m3tcos regubtorios existente~ que fueron des1rroi1Jdos en
respuesr,1 ~ condicionc1 económicas más viejas.
1NTRO DUCCIÓ N ll

L'ls diferentes capacidades de producción de ¡;;mandas mm: los ¡fotinro.s .sc:c·


toces económicos }' entre las disrim:i.s empresas h:111 sido por largo tiempo una
caractcrístic.1 b,isica de las economías de mercado. P~ro lo que vemos hoy tiene
lugar en otro orden de magnitud)' está engendrando distorsiones masiva.~ en b.s
operaciones de varios mercados, desde la provisión de vivienda ham. el empleo.
Por ejemplo, podemos Yer este efecto en el incremento inusualmente agudo de
los primeros sueldos de los graduados de bs escuelas de derecho y de negocios qt1e
logran ingresar en bs emprc:s.i.s m,h importantes, y en la caida precipitada de los
salarios de los trab:ijadores m~nualcs poco calificados y de los trabajadores de
oficina. Podemos observar este mismo efecto en la retirada de mudms de los
emprendedores de bienes rakes de los mercados de provisión de viviendas, canto
de los de bajos ingresos como de los de medianos in¡;resos, luego del d.pido creci-
miento de la demanda de estos servicios por parte de los nuevos proícsionales
altamente remunerados y la consecuente posibilidad de aumento abusivo de los
precios de estas provisiones.
Estos desarrollos están asodadm con una di ná.mka de valoración que ha
incrementado en gran medida la disparidad entre los sectores valorizados de la
economía, de hecho sectores sobrevalori:z:ados, y los sectores desvalorizadas, in-
cluso cuando los últimos son parce de las industrias globales líderes. Esta desv:i-
loriioción de los sectores crecientes <le la economía ha sido pane de una masiva
transición demográfica, una transición hacia una presencia en aumento de
mujeres, de afroamericanos }' de inmigrantes dd Tercer Mundo en la füerza
laboral urbana.
Se presenta aquí una interesante correspondencia entre grandes concentra·
dones de poder corporativo y grandes concentraciones de. "otros", Las princi-
pales ciudades del mundo alca.mente desarrollado son el terreno en donde una
multiplicidad de procesos de global ir.ación asume formas concretas y loc:;iliza-
das. fatas formas localizadas son, en gran parte, aquello sobre lo que trata la
globalización. Asimismo, podemos pensar en las ciudades también como uno
de los sitios para las contradicciones de la in rernadonalización del capital, )',
mis generalmente, como el rerreno estr:uégico para una gran serie de conflictos
y contradicciones .

.Una nueva geogmjlfl de la centralidad y la marginalidad

La economfa global se maccriali:ia en una grilla mundial de lugares estrntégicos,


desde las zonas procesadoras de exportación hast.1 los más importantes cenmis
finnncieros y de negocios incemacionnles, Podemos pens:'lr esta grilla global
22 LOS F.SPF.CfROS DE LA GLOI\Al.17..ACIÓN

como constituyendo una nuel'a geograffa económica de la centralidad, una que


atraviesa las fronteras nacionales y b antigua división entre c:l Norte y el Sur.
Esta grilla señala la :iparición ele una nueva geografl:i polftic:1 de poder paralela,
un espacio tramnaciona.l para la formación de las nuevas demandas dd capital
global (v~ase Sassen, 1996:i, cap. 2). Esc:i. nueva geograffa económica de la
centralidad reproduce: en parte las desigunldades existentes, pero es también el
resultado de una din~mica específica tle las clases comunes de crecimiento eco-
nómico. Asume muchas formas y opera en muchos terrenos, desde b distribu-
ción de instab.ciones de telecomunicaciones hasta la estructura de Ja economía
y del empleo.
La más poderosa de estas nuevas geografías de la centralidad en los niveles
interurbanos compromete a los centros financieros irnernacionales y de nego·
dos más impoJtantes: Nueva York, Londres, Tokio, París, Frankfort, Zurich,
Amsterdam, Los Ángck:s, Sydncy y Hong Kong, entre otros. Pero ahora esta
geografía incluye rambién ciudades como San Pablo, Buenos Aires, Bangkok,
T.1ipei, Bombay y Ciudad de México. L intensidad de !as transacciones entre
estas ciudades, en especia! a través de los mercados financieros, el comercio de
servicios y la inversión, se ha incrementado intensamente, como también lo
han hecho los úrdenes de magnitud implicados. Al mismo tkmpo, ha existido
una gran desigualdad en la concentración de recur50s estratégicos y dt! activida-
des entre cada una de estas ciudades y entre otras dentro del mismo país. Las
ciudades globales son sitios con inmensas concentraciones de poder económico
)' de centros de comando en una economfa global, mientras que los centros
industriales tradicionales han sufrido caídas exc~sivas.
Uno podría haber esperado que el creciente número de centros financieros
que actualmente .1e encuentran integrados en los mercados globa)e., hubiera
reducido la extensión de la concentración de la actividad f1nancii:ra en los prin-
cipales centros. Pero no lo h:1 hecho. 4 Uno podía esperar esto debido a los in-

~ Adc,ni,, c,rc pcrmancn1e 11ivd de canc<ntr:a.ci6n ha ,uccdido en un mcmenro en que lus


scrv,cio, financieros 5011 mis móviles que nunc:a.; b glob:Jiiación, la ckstcgula.ci6n (un in•
gredicme esencial p:a.u la globaliud6n) y J;¡ scc111itíi.~ci6n han ,ida Ja davc para c,ra movilidad-en
d contexto de los av:a.nccs m,sivos en IH iclecom1rnic-Jcioncs y en la, rede, dcctrónica~-. (u
iccuriliiadón es la tr>.n,formaci6n del ha,1, ~hora "capital no lrquidon en insm1mcnros
comerciables, un proceso que ha de,pegado dr:im ~ticamcn 1c tn la década de 1980.) Un resul-
1ado es la creciente compctcnci., entre lo, cen11os por l:a. hipcrmovilidJd de la actÍ\'id1d finln•
cfru. En mi opini6n, ha existido 11n énfasis ex~gcrado e!l la compeiid6n en genci~I y en las
cucnt.u ctpeci:tlí2adl, en we tema. Como he argumentado en otr.1 ¡,ublic:idón (S~ssen, 1991:
cap. 7), exisrc tlmbifo una división del trabajo íundon~I enuc muchos de los princip:lles
centros flnanci,ro1. En c11c sentido podemos pensar m un sisrcnll rran,nacional con mtihi-
ples ubicaciones.
INTRO DUCCI ON

mensos aumentos en d volumen global de las cransacciones.5 Sin embargo, los


nil'elcs de concentración perrn:111ecen sin cambios en presencia de las cransfor•
maciones m:isivas en la industria financiera)' en la infraestructura rccnu!ógic:1
de la que depende esta industria.6
El credmienro de los merc~dos globales par., las finanzas)' los servicios es·
pecializados, la necesidad de redes de servicios cransnacionales debido a los
marcados incrementos en las inversiones internacionales, el ro! reducido del
gobierno en la regulación de la actividad económica internacional y el corres·
pondienn: predominio de otros escenarios institucionales -en especial los mer-
cados globales y los ceneros corporativos-, wdo esto apunta a la cxiscenci::i de
una serie de procesos económicos, cada uno de ellos caracteriz.ado por ubicacio-
nes rn más de un país, por lo que es, en este sentido, cransnacional. Podemos
ver aquf la formación, al menos incipiente, de un sistema urbano transnacional
(S;men, 1991.'~ap. 7; 1994a, cap. 3; Knox yTaylor, 1995),
La orier\taci6n pronunciada hacia los mercados mundiales evidente ·en tales
ciud:ides genera preguntas acerca de la articulacion con sus Estados-nación, sus
regiones, y con la estructura socioecoaómica mayor de esas ciudades. Las ciu-
dades han estado siempre profundamente encastradas en las economÍ:ls de su
región, reflejando, por cierto, en la mayaría de los casos, las caracteristic:1s de: la
ultima¡ y en genual aún lo hacen. Pero las ciudades que son sitios emat¿gicos
en la economía global tienden, en parte, a quedar desconectadas de su región e
incluso de su nación. Esto se contradice con una proposición clave dd saber
convencional sobre los sistemas urbanos; es decir que: estos sistemas promueven
h incegraci6n territorial de: las economías regionales y las nacion:ilcs.

5 Por ejemplo, el prést~mo bancario inmn~cion;il creció de VSS 1,89 trillones cu el :año
1980 a US$ 6,24 trillones en el :i.fio 199 l -un incremento de cinco vec<'s en solo <li1.-z año,~ Tr~s
ciud~des (Nueva York, lond1cs y"fokio) conform,ron el 42.% de todo d prémmo internacionil
del .tño 1980 '/ d /¡ 1% en el año 199 J, de, acuerdo con la información del B1n k aflmenmional
Serl!ements, la instiruci6n mundi:ilmrntc Hder ~ cargo de inspeccion.ir la acrivid.1d b,mciria.
Hubo c;am bi os en la composici6n: la porcion ele J,pón crcci6 del 7,2% :11 15.1 % y 1, de !nglate-
rr, cayó del 26,2% al 16,3%; la porción madounid~nse ¡,erm.incció comro.nre. Todo ~umcnró
en termino, absoluto,. M,b :tll:i de cn,s rres, Suiz.a, Fr:rnci,, Alcm:uiia y luxcmbtir¡;n brindaron
la porción to1al de las princip.ilcs centro, con el 64% en daño 1991, lo que e, ,proximadamcme
h m;,m~ porc;ón qm, .,,tos plíses rnvicron en d afio 1980, Un1 c;iudJd, Chíe".igo, domina d
eomercin mtindial de futuros, conformando d 60% <lt los contrarns rn opciones y fo turas J n¡,..¡
mundial en d ~ño 199 l.
G En esrc contexco no dcne ~emido qut la discu1i6n ;1crrca de b formación d~ un único
mercado europeo y un lÍ nico ,i.1tenll finwciero haya present.ido la posil,il id.ul, e in clum la nece-
sidaJ, si es que h.:i de ser compeli1ivo, de capiral y de Í11ndones finlncier.,s cenrraliz.1dorJ..1 en un
númcrn limitado de dud,dcs en vez de m:rntcncr b e.tructura actual, tn donde cada pJí1 pcs~e
tmJ ciudad que a¡pirJ a \"olverse un ccmro finlnciero imcrmdonal de imporrancio.
LOS f_WECfROS DE !A Gl.OBAl.tí'.ACIÓN

Junro a enas nuevas jerarquías globales y regionales de ciudades y de distri•


tos industriales de alca tecnología yace un vasto territorio que se ha ,•udto
crecientemente periférico, cada vez. m:ís excluido de: los principales procesc,s
económicos que alimentan el crecimiento económico de la nueva economía
global. Una variedad de centros manufoctureros y de ciudades portuarias ante-
riormente importantes ha perdido rns funciones y se encuentra en decadencia,
no sólo en los países menos dcs.irrolbdos, sino también en las economías más
avanzadas. Esto es, no obstante, otro significado de globalii.ación económica.
Pero también dentro de las ciudades globales vemos una nuev:1 geografía de
la centralidad )'dela marginalidad. Los centros de las ciudndes globales y los
centros de negocios 111etropolitanos reciben inv~rsiom:s masivas c:n bienes raí·
ces y en tdecomunicaciones, miernras que las áreas con bajos ingresos estfo
hambrientas de recursos, Los trabajadores altamente educados, contratados en
los- secco rc:s-lí den:s,-vc:n. cómo -SUS- i ngrc:sos-se-clcvan. a-ni veles-in usual mcn te.- aJ •.
tos, mientras que los trabajadores poco o medianamente calificados de los mis•
mos sectores ven cómo se hunden sus ingresos. Los servicios financieros produ-
cen supcrganancias, mientras que los servicios industriales a duras penas sobre-
viven. Estas tendc:ncias son evidentes, con difcre1m:s niveles de intensidad, en
un creciente número de importantes ciudades en codo el mundo desarrollado,
y aumentan en las principales ciudades de algunos de los países en desarrollo
que han sido integrados a la economía global.

Los derechos del capital en In nueva grilla global

Una proposici6n básica en las discusiones acerca de la economfo. global concier-


ne a la decadencia de la soberanía de los Estados sobre sus economías. La globa-
li:z~ción económica extiende la econornfa más all:í de las fronteras del Esrndo-
naci6n, Esto es evidente sobre todo en los sectores económicos más importan-
tes. Los sistemas existentes de gobierno y de rendimiento de cuentas para las
actividades tr:msnacionales y par:i los actores dejan mucho sin gobernar cuando
habbmos de estas industrias. Los mercados globJles de finanzas de servicios r
avanzados operan en parte a través de un paraguas "n:gulatorio" que no está
centrado en el E.srado sino en el mercado. De manera más general, la nueva
geograffa de la centralidad es transnacional, y opera en gran parte en espacios
electrónicos gue dejan de lado cualquier jurisdicción.
Sin cmb.1.rgo, esta proposición no considera un componente clave en la nans·
formación de los últimos quince afias: la formación de nuevos redamos sobre
!os Estados nacionales con el objetivo de garantizar los derechos del capital,
INTRO() UCC!óN 2S

domésticos y globales, Lo que importa para nuestros propósitos aquí es que el


capiial global realii6 estos reclamos y que los Estados nacionales respondieron
a través de la producc;ión de nuevas formas de legalidad, Ll nueva geogrnfia de
la centralidad debió ser producid:i. canto en términos de !:is prácticas de los
actores corporativos con10 en términos del trabajo del Estado en producir nue-
vos regímenes legales. Las represenraciones que c.traccerizan al Estado nacional
corno simplemente perdiendo importancia fallan ante cm. rc:levante dimen-
sión, y reducen lo que esd sucediendo a una función de la dualidad global-
nacional -en donde cuando unu gana, el otro pierde-.
E.xisten aquf dos cuestiones diferentes. Una es el predominio de este nuevo
régimen legal que negocia entre !a soberanía nacional y las prácticas transnacio•
nales de los actores económicos corporativos. La segunda ataií.e al contenido
particular-de-es te-nuevo· régi meu ,q ue-fottalece· las-ventajas de-cienos· tipos de
actores económicos y debilita las de otros. L-t hegemonía de los conceptos
neoliberales en Ja5 relaciones económicas, con su fuerte énfusis en los mercados,
en la desregulaci6n y en d libre comercio internacional, ha influenciado politi·
cas en la década de 1980 en los EHados Unidos y en Gran Bretaña, y ahora
tambifo lo hace progresivamente en la Europa continental. Esto ha contribui-
do a la formaci6n de regímenes leg.tles uansnacionales que se centran en los
conceptos económicos occidentales de contrato y de derechos de propiedad.7 A
través del Fondo Monetario lnranacional (FMI) y el Bancu Inn:rnacional parn
la Reconstrncció11 y el Desarrollo (BlRD), como también a trav¿s del Acuerdo
General de Tarifas y Comercio (GAlT, General Agreement on Tariffs and Trade)
(h Organización lvlundial de Comercio desde enero del año 1995). este régi•
roen se ha extendido al mundo en desarrnllo (iv!itcelman, 1996). Es un régimen
asociado con los crecientes niveles de concentración de la riquez.a, de pobreza yde
desigualdad a nivel mundial. Esto sucede bajo modalidades especificas en el caso
de las ciudades globales, como hemos discutido anteriormenre.
La desregulaci6n ha sido un rncc:i.nismo crucial para negociar h yuxtaposi-
ción de lo global y lo nacional. M;is que verla simplemenre como libm.nJo
mercados r reduciendo la soberanía dd Estado, podríamos subr:i.yar un aspecto
mucho menos notado de la desrcgu!aci6n: ha tenido el efecto, particularmente
en el caso de los principales sectores económicos, de dernac:ionalizar en parce d
territorio nacional (véase Sassen, 199Gb), En otras palabra.s, no es simplemente
un asumo de una cconornfa c:spacial que se extiende más allá de un dominio

7 Un asunto que esd emcrg,endo con comi<lcr:ible impomnda en vinJ de la düpersión de


los conceptos lcgalci occidcnr:ilei e.1 d examen crhico de bs prtcrnisls filosóílcas ;1ce1c.1 de la
aurorid.1d y fa propie<fad que definen la 3tcna legal <'n Ocddenre. Wase Coombc, 1993.
26 LOS CSPECTROS DE LA GLOIIALIZ,\C!ÓN

n;,.cional. Tiene también que ver con que la ¡;lobalizaci6n (explicada como la
economía espacial de las industrias de i nform:ición aV':l.ni:tda5) desnacion:1liia el
territorio nacional. Esta desnacionaliz:ici6n, la cual en gran medida se materia-
liza en las ciudades globales, se ha vud ro legítima p.ua d capital, y ha sido por
cieno tcfüd:i. de nn valor positivo por muchas de las elices gubernamentales y
por muchos de sus consejeros económicos. Lo opuesto sucede cuando habla-
mos de las person:i.s, como queda rnás claramente ilustrado en el aumento de
un sentimiento antiinmigrantes y en la renacio11ali2.ación de la política.
El énfasis en el car.ícrer transnaciona.l e hipcrmóvil del capital !,~ contribui-
do a un sencido de impotencia entre los actores locales, u~ sentido de futilidad
de la resistencia. Pero el :máfüis de las secciones precedentes, con su énfasis en el
lugar, sugiere que la nueva grilla glob:tl de sitios estratégicos es un terreno para
la política y el compromiso, Además, el Estado nacional y local puede estar
comprometido. Aunque ciertos organismos dentro dd Estado han contribuido
a la formación y al fortalecimiento dd c;1.pital global, el Estado está lejos de ser
una institución unitaria. Él mismo haido transformado por su rol en himple-
mentación del sistema económico global, una transformación qptada en d
predominio Je los organismos conectados con los mercados financieros domés-
ticos e internacionales en la mayor/a de los gobiernos de los países akamence
desarrollados, y c:n muchos de los gobiernos de los países en desarrollo, y en la
pérdida de poder y de prestigio de lo~ organismos asociados con los asuntos de
equidad doméstica. Esws di foren tes organismos se encuentran ahora en un con-
flicto abierto,
Un enfoque sobn: el lugar nos ayuda a elaborar y especificar el significado de
conceptos clave en el discurso acerca de la globalización, en especial la pérdida
de la soberanía. Dicho enfoque. trae a un primc:r plano que los componentes
importantes de la globalización están inmer50s en ubicaciones institucionales
particulares dentro de los territorios nacionales. Una unidad subnacional estra•
t¿gica como b ciudad global es emblemática de escas condiciones, las cuales no
son muy abarcadas por la dualidad global-nacional más convencional.
Un enfoque sobre las principales industrias <le bs ciudades globales introdu-
ce en la discusión acerca dd gobierno la posibilidad de cap:icidades para una
regulación gubernamental local derivada de la concentración de recursos signi-
ficativos en lugares cstratc'gicos. Estos recursos incluyen el capital fijo y son
esenciales para la participación dentro de l:i economía glob~t!. La considerable
limitación local de muchos de estos recursos contrasta con h hipermovilidad de
!:is producciones de muchas de estas mism:is industrias, en particular las finan-
zas. La capacidad regulatoria del Estado se encuentm en una rel:ición diferente
con las producciones hipernióviles de aquella que tiene hacia la infraestructurn
lNTRODUCCION 27

de las inscabciones, desde los edificios de oficinas equipados con cables de fibra
óptica hasta b.s fuer1.as de trabajo especializadas.
Lis cuestiones específicas surgidas al cencrnrnos en la restricción a un lug:ir
de los corn ponentes clave de h, globalización económica son niuy distintas de
aqudbs típicamente surgidas en el contexto de la dualidad global•nacional. Un
enfoque sobre esta dualidad conduce m:Ís bien directamente a proposiciones
acerc.i de la imponancia decreciente del Escado frence a los actores econc\micos
globales. La tendencia abarcadora de los .m:ílisis económicos de la globalización
)'delas principales industrias de información ha sido enfatizar cienos aspectos:
las producciones de la industria por sobre los procesos de producción involu-
cra.dos; la capacidad de transmisión instantánea alrededor dc:l mundo por sobre
la infraestructura necesaria para esca capacidad; la incapacidad del Est:ido de
regular aqudlas producciones y esa capacidJd en cuanto a su cxtcmión más allá
del fütado~nacíón. Y d énfasis es en si mismo conecto; pero es una considera-
ción parcial acerca de bs implica.ncias de: la globaliución parad gobierno.
La uansform:i.ción en la composición <le la economía mundial, rn especial
el aumento de las finanzas)' de los servicios avanzados como industrias líderes,
esc:í contribuyendo a un nuevo orden económico internacional, un orden do·
minado por los ceneros financieros, los mercados globales y las empresas crans·
nacionales. Las ciudades que funcionan como centros intern:1.cionalc:s de nego-
cios o de fim.nzas son sitios para las transacciones directas con los mercados
mundiales que suceden sin una inspección gubernamental, como los mercados
europeos o la wna financiera internacional de Nueva York (por ejemplo,
lncernational Banking Facilities). Escas ciudades, y los mcrC:J.dos y las empresas
orientados globalmente que contienen, median en la relación de la economía
mundial con los Estados-nación y en las relaciones entre los Estados-nación.
De la misma, nfa'ner:t, podemos ver una creciente importancia de las categorías
poi/ricas y de los actores sub y suprnn.JCÍonales.

Desamarrar las idmtidt1des y una nueva política tmm11acio11aí

La sección mllerior argumenta que b producción de nuevas formas de legalidad


y de un huevo régimen legal mmsnaciona.l privilegia la reconstitución del c:ipi·
tal como un actor global y los espacit,s desnacionalizados necesarios para su
operación. Al mismo tiempo existe una fo.ha de nuevas formas legales y de
reglmenes que incluy:i.n otro elemento crucinl de estn 1ransn:1cionalización, uno
que :i.lgunos, incluyéndome, vernos como la contr:1.partc de aquel del c:1pital: la
transnacionalización de b rmno de obra. Sin embargo, aún utilizamos el len-
28 l.0$ ESPECTROS DE lA GLOll,\Lli'.ACIÓN

guaje de l:i in1nigr:1ción para descubrir el procesu.8 T.1mpoco existen nuevas


formas y regírncncs par:1. nb:ucar la trartsnacionalización et1 la formación de
identidades y lealrades encre varios segmentos de h población, los cuales no
consideran a la nación como d único o como l:i princip:11 fuente de identifica-
ción, y entre hs nuevas solidaridades y las nociones de pertenencia asociadas.
Las ciudades más importantes han emergido como un sitio escr:1tégico no sólo
para el capital global, sino también par:1 la tr:i.nsnacionalizadón de la mano de
obra}' para la formación de identidades w:insnacio¡¡a[es. En este aspecto son un
sitio par.1 nucv-..1.s cbses de operaciones políticas.
Las ciudades son el terreno do11de es más probable que se encuentren las
personas de una gran cantidad de países)' donde se reúne una multiplicidad de
c:ulrnras. El car:krer internacional de las principales ciudades descansa no 5ólo
en sus infraestructuras <le relecomunicaciones y de emprcsa5 internadorialcs,
sino cambién en la gran cantidad de diforentc:s ambientes culturales que contie-
nen. Uno debe dejar de pensar en los centros para e! comercio y las finanzas
internacionab simplc:mencc en términos de las torres corporativas}' de la cul-
tura corporativa de su centro. Las ciudades glob:i.les del presente: son en panc
los espacios del poscoloni:i.lismo y contienen, por cierto, las condiciones para la
formación de un discurso poscolonialista (H:ul, 1991; King, 1996).
La mayor ciudad occidental del presente concentra diversidad. Sus espacios
son inscripros por la cultura corporativa dominante, pero también por una
multiplicidad de otras culturas e identidades. El deslizamiento es evidente: la
cultura dominante puede abarcar sólo una parte de la ciudad.9 Y mientras el
poder corporaciva apunta a estas culturas y las identifica cama "otredades",
devaluándolas en consecuencia, éstas están presentes en todos lados. Por ejem•

BE.m, lenguaje construye cadl vez m.ls la inmi¡;ració3n como un proceso cle\·aluado en cuan-
to :1 que describe la e1m.1da de pmonas, en general desde paiies pobres )' druveniajados, en
busca de !a1 mejores condiciones de vid:i que el pals receptor puede ofrecer; contiene una valor:i-
ci6n impliciia del país que los recibe y una dcsv:uoración del plÍI de donde pro\"icncn, Y nicg~
algunas de l•l connoucionts positivos his1órkomente a.sociad"-' con !os inmigrantes.
9 Existen muchas form1s diferenrc, q t1e la dispma y el d~liz:i.mimto pueden :L.Sllm ir. V~Jsc
King, 1996; Dunn, 1994; Sod4/fwticr, l 993. u cultura de masas global homogcneiz.1 y e1 c:ip.u.
de absorber una inmensa vuiedad de elemenrni cultura.lei loc:t!cs. Pero este proceso nunca est:I
completo. He encomrado la dinimica opuesta en b manufacrura de componentes de,:1r6nicos,
,¡ t1e muwra ']IIC d empleo en los scctorcs lídcrcs ine\'Í tablem:nte no ab101 be m:i.s a las uabajaJores
h>ciJ llM ~cisrocracia lahoul. Así, lo.s mujeres del Tercer Mundo en b.1 zona.1 de procciamien 10 de
exportaciones no pmern poder; el capir.Jisma puede rr:ibajar h:,.cia una diferencia. Onu c:..uo <!S el
d-, los inmigr.mt<es ileg,,Jes; .1qui ""mo, que lw lfmires nacionalcs 1ienen el cÍcc<0 de cre.1t y c,imin~Iii.1r
b di forcncia. f.5tas clasces ,le difcrenciad6n son c<:ntralci para b formación de un sist.:ma <:conómico
mt111dial (\X',,llmtcín. 1990).
INTllO l)UCCIÓN

plo, a través de b inmigración, una proliferación de culturas origin:id:imentc


muy loc:ili1.adas se han vuelco prcscnci:i.s en muchas de las grnnde.1 ciudades, bs
que son vistas como cosmopolitas por sus elites, como si tr:iscendiernn cual-
quier localidad. Lo.~ miembros de estas culru ras "localizadas" pueden de hecbo
provenir de lugares con una gran diversiJad cultural y ser tan cosrnopolit;is
como sus elites. Una gran cantid:id de culturas alrededor del mundo, c:1da una
de ellas mdic:ida ua<licionalmcnte en un país, en un pueblo o en una vilb en
p:trticular, se encuentran ;ihora reterritorializ.adas en pocos lugares, como Nue-
va York, París, Londres y, mis rt:cientcmentc, Tokio. !O
Pienso que hay representaciones de la globalidad <JUe no han sido reconoci-
das como cales o que son represrntncionc:s discutidas. Estas representaciones
incluyen la inmigraci6n y sus ambientes culrurales asociados, a menudo agru·
pados bajo la noción de etnicidad. Ac¡uello que aun narramos en d lenguaje de
la ínmigtación y de h crnicidad, diría, es en realídad una serie de: procesos
relacionados con la globaliz.ación de la o.ctividad económica, de la actividad
cultural y de la formación de la identidad. Demasiado a menudo, la inmigra-
ci6n y la etnicidad son constituidas como "otrcdades'.', Entenderlas como una
serie de procesos por los cuales los dcmenws globales son localizados, los mer-
cados internacionales de m.bajo son constituidos y las culturas de mdo el mun·
do son desterriroria.!iz.adas y reterritorializ.adas las coloca justo alll, en el centro,
jumo a la internacionalización de! c:1pital, como un aspecto fundamental de la
globafüación.11 Esca maneta de narrar bs grandes migraciones del periodo de
posguerra captura c:I peso continuo del colonialismo y de las formas poscolonialcs
del imperio en los procesos mis importantes de! la globaliz.aci6n actual, y espe-

lo Tokio pmee ahora m,1chas co ílccntracionts, ~n cspcci1I de cbs,5 mb:ijadoras, de inmi-


gran ces legales I no autorizados proveni~mcs de China, Bangladesh, l':lkisdn y b.s Filipinai,
entre ouos p3Íscs. Elto cs muy impottantc en vista <le bs proliibiciones legales y culmrales de
Jap6n hacb los inmignntes. ¡fu esto una simple función de la pobraa de esos paím1 Por ¡l
misma no es suficiente para una cxplic~ci6n, porque han padecido fa pobreza desde hace mucho
tiempo. Sostenga que la inrcrnadonalizaci6n de h economía ja¡,oneJJ, incluyendo formas cspe-
dflcas de invmión en esos pa(sc>, y el crcdmien to de su inílucncfa cuhural, han crudo puente~
enirc esos pa/scs }' Jap6n, pL1enles que redujeron la dimndl 1ubjeriva con Japón, V~ase Sassen,
1991; 307-41 S; Sh:mk, 199~; d:uc también el CJ.pltulo 3 de este libro.
11 Ha nistido un credc:nrc rccooodmicnro de 1l formación de una da.se profesional interna-
cional de trabaj~dores y <le los ambicmc, altamente internadon.i.litJdos, debido a b presencia U<!
elnprcm )' pmonal exmnjero1, a b fo,m~ción de merc3dos glob.tlcs en b.s mes y a la circul~dón
inmnacion:ú de un a alta cultura. Lo que no ha si Jo reconocido es b posibilid.,d de poder obser•
,·ar un mc1c:aJo bl>or'1l internacional para los uabaj.tJorcs n1:u1u:i.les y de s<ervicio, cnn bajos
sal:uios. F..>rc p,ocesn continúa parciali.fodo,c en términos de J, "historia de la inmigr,ci6c1".
una narr.1ti,:a r:ufü:ada rn un pcrfodc} hil1iiricn anterior y. prohabl•mentc, un:1 nairariY:l cultural
diitinu.
30 LOS ESPECrROS DE LA.. GI.OBAJ.17.ACJON

cíficamence c:n aquellos procesos 9ue obligan a los países a la emigración y a la


imnigr;ición.12 Aunque la génesis especifica y los contenidos de: su responsabi•
lidad variarán de un caso a otro y de un período a otro, los principales países
inmigratorios no son especc:i.dorcs pasivos de sus historias de: inmigraci6n.

La demanda sobre la ciudad

Estos procesos sef1alan 9ue ha habido un cambio en los v/nculos que unen
personas }' lugares y en la correspondiente formación de demandas sobre la
ciudad. Es verdad que a través de la historia se han mudado y que a través de
estos movimientos han conformado los lugares. Pero hoy en día la :miculación
del territorio y de las personas esrá siendo constituida de una manera radical-
mente distinta, por lo menos en un aspecto, y éste es la velocidad con que la
articulación puede cambiar. Martinotti (1993) sr::ñala que una consecuencia de
esta velocidad es la expansión del espacio <lenrro dc:I cual los actuales y posibles
vínculos pueden ocurrir. La disminución de la distancia y la velocidad del mo•
vimicnto que earactcri:z.:rn nuestra era encuentran una de sus formas más exm:-
mas en las comunidades de individuos u organizaciones de todo d mundo
basadas en la dectr6nka, interactuando en tiempo real y de m:mcra simuld.nea,
como es posible a través de Interne¡ y dt: las rdes dectrónicas emparentadas.
Sefialaría gue otra forma r:idical asumida actualmcme por los vínculos de
las personas con el territorio es d desamarre de las identidades de las que han
sido las fuentes tradicionales de idemidad, tales como li nación o d pueblo.
Este desamarre en el proceso de la formación de identidad engendra nuevas
nociones de comunidad, de pertenencia y de derechos.
El espacio constituido por la grilla global de ciud~des, con nuevas potencia-
lidades económicas y pollticas, es tal vez uno de los espacios más estratégicos
para la forrnaci6n de identidades y comunidades tranrnacionales. Está tanto

12 J...:u formas específica; de b intcrn.1ciom.liución del capital en los t\himos veime años han
contribuido a moviliz"' a 1.u pcr1orias dentro Je las co11icnto inmigratorias. Han hecho esto
príncip:tlmcntc a !raYés de 11 impl.ntación de estrategias de dcs.o.rtollo occidrntal<>, desde d
recmplxt.o Je u na Jgricuhura de poco alc.i.ncc con un:i agiicultur:1 uricn tada a la exporudón y
con manuf,,mr.1 de exportación hasta l.a. occident,¡]i,.,ción Je los sistemas de cduc.1ción, Al mis-
mo tiempo, bs redes administ.r~riv:LS, comerciolcs y de dciarrollo de los imperios <curopcus ir.idi-
cion:tlcs y la~ form~s más nuevas de c111 redes .1.1um id:u bajo la P:u An,c1icana (inversión c¡,uan-
jera directa intcrnacio11al, zonas de p1occs.1micnrn dc expon:icioncs, guerras para l.i. "democra-
cia") no sólo hm nc,do cane~ionc, para el ílujo dd capital, de la inform1ción y del personal de
aho nivd del centro a la periferia, ,ino que también, opino, lo han hecho par¡ d flujo de loi
inmigr~nrc, de la pcriferi a al temro.
INTRODUCCIÓN 31

centrado rn el lugar corno incorporado a ubicaciones paniculares y escr.uégic.1s;


y es transterritorial porque conecta sitios que no están próximos geogrificamentc,
pero que, sin embargo, se encuentran incensamente conecr:idos encre sí. Como
he :ugumencado antes, no es s6lo la trammigraci6n del capital que tiene lug:u
en esta grilla global, sino también la de las personas, r:mto ricas (por ejemplo, la
nuev:i. fuerza de trabajo profesional transnacional) como pobres (por ejemplo,
la mayor/a de los trabajadores inmigranrc:s), y es un espacio para la trasmigración
de las formas culturales, para la relerrirorializaci6n de las subculturas "loc:tles".
Una impClrtante cuestión es si también es un espacio para una nue1·a política,
uno c¡ue va más allá de la política de culcura y de identidad, o al menos tiende
en parte a estar incorporado en clb.
No obstante, otra forma de pensamiento acerca de las implicJncias políticas
de e,tt: espacio estratégico transnacional anclado en las ciudades es la formación
de nuevos reclamos en ese espacio. Como fue di~curido anteriormente, existen
por cieno nuc,•os actores de gran importancia realizando demandas sobre.: esas
ciudades desde In última década, en especial Ja.5 empresas cxcranjcras, que han
sido autoriz:1das cada vez más a través de la desregulación de las economías
nacionales, y el creciente número <le personas de negocios internacionales, És-
t".lS se mcuentr:m entre las nuevos ''usuarios de la dudad". Ellos han marcado
profundamente el paisaje urbano, Sus demandas sobre la ciudad no cncontra·
ron oposición, aunque los costos y los beneficios para las ciudades casi no han
sido examinados.
Los nuevos usuarios de la ciudad han realizado generalmente una inmensa
demanda. sobre ella y han reconstituido espacios estratégicos de la ciudad a su
imagen: su reclamo raramente es examinado o desafiado. Concribuyeron a cam-
biar la morfolog[a social de la ciudad y a constituir lo que Maninotti (1993)
llama la metrópoli de segunda generación, la ciudad del modernismo tardío. Li.
nueva ciudad de estos usuarios es una ciudad fclgil, r.uya supervivencia)' exitos
se centran en una economía de alca productividad, de tecnologías avamadas y
de intercambios intensificados.
Por un lado, esto plan tea la cuestión de lo que es la ciudad p:u-a l:i.s pcrson:i.s de
negocios intern:aciona.les: es una ciudad cuyo esp:i.cio está con,1tirnido por aero-
puertos, por distritos de negocios de alto nivel, por hoic:les y restaurantes de alta
c:itegoría; una especie de wn¡; de g/amo11rurb:ino, el nuevo hipen:spa.cio de nego·
cios intern~cionales. Por otro lado, está b dificil c~rea de establecer si una ciudad
que funciona como un centro de negocios intern:icional de hecho recupera los
costos de ser ral centro: los costos involucrados en mantener un distrito de nego-
cios de primer nivd, con todo lo que requiei:c, desde instalaciones comu nicacio n ;;Jes
a.Yanzadas hasta stguridad de primera y una ''cultura de clase mundial".
32 LOS F.Srf.CrROS l)I, LA GI.OI\AIJ7.ACIÓN

Quizás en el orro extremo de la lt:gidmid:r.d se encuentran aquellos qllt: usi\n


11 violencia política urbana para rcali1.,1r reclamos sobre la ciudad, reclamos que
carecen de b legitimidad de facto disfrutada por los usuarios de nuevos nego-
cios de la ciudad. Éstos $On reclamos realizados por actores que luchan por el
reconocimiento y los derechos, reclamando sus derechos a la ciudad (Body-
Gendrot, 1993), 13 Estos redamos tienen, por supuesto, una larga historia; cada
nueva época brinda condiciones espedfic:is a la forma en que se rc:1lh.an. El
peso creciente dt: la "delincuencia" -pur ejemplo, la acción de destruir autos y
vidrieras, robar y quemnr tiendas, en algunas de estas insurrecciones durante la
última década en las princip;1les ciudades del mundo des:mollndo- es tal vez. un
indicio de la ma •..:ada desigualdad. Lu disparidades, tanto vistas corno vividas,
entre las wna.s urbanas glamorosas y las zonas urbanas de guerra se han vuelto
enor rnesrL:1-cxt rem l-Yis ibil idad. de..Ia.diferen cia. es.probable.. que.contribuya.a
un posterior endurecimiento del conflicto: la indiferencia y la codicia de las
nuevas elites 11erJw la desesperanz:1. y la ira de: los pobres.
1:..-.isccn entonces dos :1.spectos de esta formación Je:: nuevos reclamos que
poseen irnplicancias en las políticas ttansnacionales, Uno abarca estas diferencias
agudas, y tal vez en aumento, en la reprt'.Sentación de reclamos por parte: de: dis•
tintos sectores, en especial el de los negocios inremacionalcs y la vasta población
de "otros" con bajos ingresos (los afroamericanos, los inmigrantes y las mujeres}.
El segundo aspecto es el creciente elemento transnacion:J tanto en las demanda.;
como en los demandantes. Senala una política de confrontación que forma
parte de lugares específicos, pero que es transnacional en su carácter.

La globalización es un proceso q uc genera espacios contradictorios, caracteriza-


dos por los conflictos, b diferenciaci6n interna y los continuos cruces de lfmites.
La ciudad global es emblemática de esta condición, Las ciudades globales concen·
tran una parte desproporcionada del poder corporativo global y son uno de los
sitios clav<:: para su valorizaci6n. Pero también concentrnn una parce despropor-
cionada Je. los desfuvotecidos y son uno de los sitios clave para su dcsva.lorizaci6n.
Esta presencia conjunt.l i.ucede en un contexto en donde la globalización de la
economla ha crecido marcadamente y las ciudades se han vuelco escracJgicas

13 Body-Gendrot nrncsru cómo la ciudad permanece siendo un terrmo pan b dispma,


caracrcrizada por d surgimiento de nuevos actores, cada va mis y más jóvenes. fa un terreno et\
donde Lu tensiones alH situadas y las Iimit~ciones i11stitucionales ele los gobierno$ p~r~ 1ad1foccr
fas dernand:t5 de eqtiitfoJ cngend ran desórdenes sociales. Ella a rgumrnta que la violencia ¡:,olltica
urbana no <lebctfa sN interprc,.,JJ como un~ iJ~ologfa coherente sino como rn, demento de las
dccicas polltic::u tem porl!ÍJs, lo q u~ les permite a los :tcmrcs vulnerables i111c1act uar con a,1uellos
que pos«,n poder en ,i'rrn inos que dé .tl¡;una m~ncr~ f.worccrdn ~1 dc:hil.
!:-<rROOUCCION

plra d capital global; y Lis pcr~on.is rn;irginalizadas han <:ncomrado m voz. y


realizan redama5 sobre b ciudad. Esr.t presencia conjunc:1, por lo tanto, es t raí-
da a un primer plano por las crecicnce.s disp;uidades enm:: ellos. El ct:ntro ahora
concentra una inmensa cantiJ::id de poder político y económico, un poder que
descansa en la capacidad de control global y t:n b capacidad de producir
.superganancias. Y los actores con poco poder económico y con un poder polí-
tico cradicio11al se han vuelco un;t fuerte presencia a través de las nuevas políti-
cas de culrura e identidad,}' una polltica trunsnncion:11 emergente incorpomda
a la nueva geografía de la globalización económica. Ambos actores, cada vez
más transnacionalcs y en conflicto, encuencran en la ciudad el terreno estratégi-
co para sus operJciones. Pero difícilmente sea d terreno di! un campo de juego
balanceado.
PARTE f

Personas en fuga
1. La transnacionalización de facto
de la política inmigratoria 1

Mientras el Estado continúa desempeñando d rol más importante en la formu-


lación y la implementaci6n de la política inmigratoria, d Esrado mismo ha sido
transformado por el crecimiento del sistema económico global y otros procesos
transnacionales.-Se-han-gcncrado condiciones qul!-aÍcctan el rol regulatorio y la
capacidad del Estado. Dos aspectos partirnlan::s de este desarrollo son de signi-
ficación para el rol del Estado en la formulación y la implementación de la
polftic:1 inmigratoria. Uno es la relocalización de varios componentes de h au•
raridad estatal en organizaciones supranacionales como las instituciones de l.1
Unión Europea (UE), la recientemente formada Orga11h.aci6n 1vlundial de Co-
mercio {OMC) o los códigos inr~rnadonales de derechos humanos. Un segundo
aspecto es d surgimiento de un nuevo régimen lt:gal transnacion:tl privatit.ado
pata transacciones comerciales rransfronreriz~. que ahora incluye también ciertos
componentes de movilidad transfronteriza de mano de obrn, básicamente de
trabajadores de servicios.
La mayor implicación para la po!!tica inmigratoria es que estos desarrollos
han tenido un impacto en la soberanía del Estado y que, en la medida en que
éste ha participado en !a implcmcntaciún de muchos de estos acuerdos, él mis-
mo ha sido transformado y así lo ha hecho el sistema inccrcstatal, Sin emb~rgo,
en b medida en que b política inmigratoria está profundamente: encastrada en
la cuestión de b soberanía estatll )' del sistema inteteStatal, y:1 no es suficiente
con afirmar simplemente el rol soberano Je! Esr:i.<lo en el <lisef10 y la implemen·
taci6n de la política inmigratoria. 'Iambién es necesario ex:iminar la transfor-
maci6n del Estado mismo y ver las consecuencias de ello para b política
migratoria)' l:i. regulación de los flujos y :isen tamientos de la migración.
Tampoco es suficiente a.firmar que la globalización trajo consigo una signifi-
cación declinante dd Estado en h regulación ccon6mica (véase d capitulo 9 de

1 E<tc c1pít11lo csrá basJ,lo en bmn((rt:tion poli'ty ¡,, a global ,,onomy:fiom ,uuiunnl rrisis 10
m1dtif,11mtl ma1lfl_r.:1mmt, un libro q11e en.í 1iendo prrpar...do p,ua. d Twcncieth Centmy Fu11d.
Agr~d=o l este Fondo por su apoyo.

37
38 PERSONAS f;_N FUGA

es1c librn). El Estado es la institución estratégica para los cambios legislativos y la.1
innm':lciones ncce.1a.rias para h globaliiación económica tal como la conocemm
hoy en día (por .:jemplo, Panitch, 1996; Cox, 1987). Algunos de estos temas
pueden parecer muy :rlcjados de la cuestión de la política inmigratoria. Pero nece-
sitamos expandir d trncno analítico drntro del cu:il examinamos las opciones en
la formulación de la política de. inmigración en los países ahamente dcsartoliados.
Aquí me cenrro en cómo esta rcconftgur:i.ción trajo consigo un cransnacio-
nalismo de facto en el manejo de: un creciente número de temas inmigr.1torios.
Esto puede tomar muchas formas: el dcspla2:i.mienco de ciertos dementas de l:t
política inmigratoria hacia instituciones supranacionales en la Unión Europea:
un fuerte incremento en la extensión y el contenido de la colaboración en la
Comision Biriadonal de Inmigración Estados Unidos-México; el rápido au-
mento en d uso de instrumentos imemacionale~ de derechos humanos por
jueces gue determinan sobre cuestiones de inmigración}' refugiados, ranro en
Europa como en los Emdos Unidos; la form:cición de un régimen privatizado
para l:i. circubción de trabajadores de servicios como parte de los esfuerzos en
los principales acuerdos de libre comercio para liberalizar el comercio y la inver-
sión internacional en los servicios,
Considero éste )' otros desarrollos como un transnacionalismo de focco por-
que est:in fragmento.dos, son incipimtes y no han sido totalmente capturados por
los niveles más formales de le}' y las convenciones públicas internacionales, ni en
bs representaciones nacionales del Esudo soberano. Mi argumento es, entonces,
que hay mis tr:tnsnacionalismo en h práctica del que ve el ojo form:il.
La primera sección examina brevemenre dos de las piedras angulares de la
polftica inmigr:ttoria actual en los países altamente desarrollados: la frontera y
el individuo como sirios de b observancia reguhtoria. Las secciones siguientes
se centran en las restricciones a las que se enfrenta el Estado en los países alta-
mente desarrollados al formular hoy en día uni polltica de inmigración.

La .fontera )' el individuo como sitios rcgulittorios

Mientras las nuevas condiciones para !as economías transnacionales son produ-
cidas e implementadas por los gobiernos y los actores económicos en los países
altamente des,urolb<los, la política de inmigración en estos mismos países per-
manece centrada en concepciones más anticuadas sobn: control y regubción.2

2 Uno <le lo, principctlcs ob,dculllS p•r~ un sólo commur Apcma, ,.J., un modo eomplc1~-
meme diferente sobre la polltica inrnigr>tocia es h nlrndid~ convicción de ~ue c11alquicc otra
I.A TRANSNACIONAl.lZAC!óN DE FACro ...

En mi incerpretadón hay un marco Íundamem:il que ::1.ún:1 todas las poli ri-
cas de inmigración especificas <le los países dc:I mundo desarrnl1;1do en un gru-
po común de concepciones sobre el mi dd Estado y de las fronteras nacionales.
El propósito aquí no es minimizar las muchas diferencias en bs polfticas nacio-
nales, sino subrayar la creciente convergencia en Y:1rios aspectos de la política y
l.1 práctica inmigratorias.>
Primero, h soberanía del Estado y el conrrol de las fronteras, ya sean rerres-
tres, aeropuertos o consulados en países que env/an migrantcs, se encuentran
en el núcleo del csfuerLO rcgulatorio, Segundo, la política inmigratoria c:stá
delineada por una comprensión de la inmigración como una c:onsecuc:ncia de
las acciones individuales de los emigrantes; el país receptor es considerado un
agente pasivo, que no cst:i implic,1do en d proceso de cmígraci6n. En h polrticn
de refugiados, por el contrario, har un reconocimiento Je otros facLores, más
alli del control de individuos, como conducentes a los flujos.4 Dos rasgos fun-
damentales de la polftica inmigratoria 5on, entonces, los que definen la frontera
y al individuo como sitios de observancia regulatoria.

aproximación qu• no 1ea la del control de las fronteros <:onducid a inv:uiones ma.,íva.s de~dc d
Tercer Munr.lo. Muchol de los comem~rios gcner.iles y de la. formulación J., polhicas tienden ~
proceder, conscientemente o no, como si la mayor/a de h, persona., de los p>-tscs menos daarro-
füdos quisiera ir a un p~s rico, como si mdo.< los inmigrantes quisieran convenirse en re1ident~.s
permanente,, como ,i el problema de la inmí~r3cion acmal mvicra bisicm,cnre que ver con
brecha, o fallai en la obscrvanda, como si aumemar los camrolci fro11tcrirn, fuera un modo
efectivo de re¡;ufar la inmigración. Ene tipo de urncepción de !J inmigudón conduce a un cierto
cipo de politica inmigntotia, ,en¡rada en el temor 3 ser invadidos por pmon,s de pa(se, menas
desarrolbdos y, poi consiguiente, al cenero! de frontcr~, corno la ünica re~pUc)ta. La evidencia
sobre la inmigr.1ci6n muestra que la mayor panc de las persona$ no guicre dej,r su, p.1íscs, que
loi niveles generales de inmig,ación pctmJ.11entc no son muy elevado,, que ha)' considerablei
circulación y rc1omo de J. migración, que la mayorfa de los flujos mign1orio1 eventualmente se
esrabiliun, cuando no declinan (véa~e Sossen. libro "n desarrollo, para u na r<'visiór, de la evidw-
ria mb1e rnos temas). Considerar éstm como los hcclios ,enmJes iobtcla re.ilidJd de la inmigra-
ción deber fa dar lugor a opciones mis :unplias de polftica inm igrato 1i a ;:¡uc l.u <¡lle se dar(an ccn el
ca.io de emig1aciooes masivas e invasiones. Véa,e también lshincr, l 996.
3 Hay una vam y ric~ Jireratura cspecializ:nla que documenta e interprer, la cspccificidJd y la
divmid~cl de la politka inmigr;uoria en cada uno de los países altamente desarrollados (por
ejemplo, Wcil, 1991; Corndím, Mmin y Hollifield, 1994: Weincr, 1995; Thr.1nlurdr, 1992;
para mencionar a unos pocos). Como un ruerpo, esra líccrarnra nos permirc ver las muchas
diferencia, enm: esros países .
.¡ u.s polftkas con mpccro a los rcfugi:u:lo.s en .tlg,11105 paisc$ quit~n de los hombros Jd
inmi¡;ranrc d peso de b inn,igraci6n. b polírka cm<lounidcm~ h,cfa los refugiados, panicular·
mente para el c~so de lo., 1c.fügiados indochinos, reconoce parcialmcnrc J., rcsponsJl.iilid~J dd
gobierno. Sin d,1d~. en d caso Je las migracion~ económ lea,, esta rcspomabilidad es rnucho mis
dificil de cst.iblccer, y niucho m.h indirecta por ,u natural=.
rrnsoNAS EN FUGA

l:t ~obcrnnfo. del Em.do cuando se tra1a cid poda sohre d i11greso est:í bien
establccid::t por m:rndos legales y conscicucio11ales, La Convención de la Haya
de 1930 afirmó d derecho del Escado a omrgar la ciudadanía; la Convención
para Refugiados de I 952, mientras afirmab.1 que d derecho a irse es un derecho
universal, permaneció en silencio sobre d derecho a ingresar-mejor d silencio
gue una cormadicci6n evidente-. (Como es bien sabido, la situación de los
refugiados y sus derechos a no ser devudtos por la fuerza están establecidos en
la ley internacional, pero no hay un derecho correspondiente parad asilo; este
Jerecho qued:1 a discreción del Estado n.:cepror.) Hay varias declar:i.ciones y
convenciones de derechos humanos que urgen a los Estados a otorgar asilo pot
razones humanitarias, pero todas reconocen la discreción ab.,o!ura de los Esta·
dos en este rema.> Unos pocos Estados, norablcmenre Austria y Alemania, le
ororgab;i.n a aquellos formalmente reconocidos como refugiados un derecho
legal al a~ilo -·pero esto fue revisado a comienros de la década de 1990-. Más
recientemente, los diferentes acuerdos hacia la Ídrmaci6n de la Unión Europe3
continuaron afirm:rndo el derecho dd Esrndo a controlar quién puede ingresar.
Esto es cierta.mente un concr:isrc con las afirmaciont:"s en el G'A~T, el NA!TA (Norrh
Amerie:111 Free Trade Agreement [Acuerdo de Libre Comercio de Am¿rica del
None]l y la UE acerca de la. necesidad de suprimir los conttoles fronterizos
cuando se traca del flujo de capital, información y servicios.
En segundo lugar, sobre el tema del individuo como sicio de obseryanci.1, se
están tomando evidentes dos lógicas operacionales, Una de ellas -la que está
incorporada en la polfrica inmigracoria- coloca la responsnbilidad exclusiva del
proceso inmigratorio sobre d individuo, y, por !o canto, lo convierre en el sitio
para el ejercicio de la autoridad del Estado. Hay una fuerte tendencia en la
política inmigratoria de los países desarrollados a reducir d proceso a las accio-
nes individuales; el individuo es el sitio para la responsabilidad y la observancia.
Sin emb:11go, puede argument:me que h1s migraciones internacionales son parte
de din:l.mic:is económicas transnacionalr.s y geopolíticas m:1yorcs (Sassrn, 19SS}.
La evidencia mundial más birn muestra claramente que hay un notorio patr6n
en la geografía de las migraciones y que los principales países receptores tienden
a recibir inmigmnces de sus zonas de influencia. Esca es as( para países tan
diversos corno los Estados Unidos, Francia o Japón. La inmigración es, al me•
nos parcialmente, un resulrado de las accio11es de los gobiernos y de los princi·
pales actores económicos privados de los países receptores. La internacionaliza•

S Uni excepción imponan¡c, es h Convención sobre los \'robltcn,as de: los Refugi1dos en
África, de 1969, adop1ad:1 por ]:1 Or¡;;iniioción de füradm Africauos, que indup, el derecho al
in¡;rcio.
L-\ 'iRANSNACIONAU7.ACIÓN DE l'ACfO .. 41

ci6n económic.t y la. geopolítica resultan re de viejos patrones coloniales sugit:-


ren que la r-:spons:ibilidad por la inmigración puede no ser exclusivamente de
los inniigr:inces (S:issen, 1988¡ 1996). 1\nalíticamentc, estas condiciones sólo
pueden entrar en teorizaciones sobre el Estado}' la irnt1igr~ción cuando suspen-
demos la proposición, impl/cita en muchos Je los análisis sobre la inmigración,
de que la inmigración es el resultado de fo. acción del individuo,
En la otra 16gica, incorporada en los acuerdos sobre dc:rechos humanos, el
individuo emerge como un sitio que reclama la autoridad (soberanía) del Esta-
do porque ella es el sitio de los den:chos humanos .

.Nlds ,tl!rl de la soberanía: restricciones


en la farmu/adó11 de poL!ticm estatales

Cuando se traca de política inmigratoria, los Estados bajo d imperio de la ley


confrontan cada ve1. más un rango de derechos y obligaciones, presiones <le
afuera y de adentro, desde derechos humanos universales hasta !obbie1 étnicos
no tan universales. El efeeto grneral es restringir la autoridad dd Estado)' mi-
nar las nociones fundamentales .1abre ~oncrol de la inmigración.
Primero, vemos que emerge un régimen de facto, centrado en acuerdos y
convenciones inn:rnacionales a.sí como en diferentes derechos obtenidos por los
inmigrantes, que, en principio, puede condicionar el rol dd Estado para contro-
lar la inmigraci6n. (Véase, por ejemplo, Hollifleld, 1992; Baubock, 1994; Sassen,
1996, tercera p.irte.) Un ejemplo de un acuerdo de estas caracrerfstica.s es la Coa-
venci6n Inrernacion:tl adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas
el 18 de diciembre de 1990, sobre la protección de los derechos de todos los
trabajadores y miembros de sus familias (Resoluci6n 451158). Además hay una
serie de derechos de inmigrantes residentes ampliamente defondidus por las aUtu~
ridades legales. También hemos visto la gradual cxpansi6n, durante las últimas
tres décadas, de derechos civiles y sociales para pobladones leg:1.lmentc: margina-
da..~, ya sean mujeres, minorías étnicas o inmigrantes y rcfugfodos.
La extensi6n de los derechos, que ha tenido lugar b,faicameme :1 través de la
justicia, ha confrotn.:tdo a los Estados con una serie de rcscricciones internJs del
Est:i.do. Por ejemplo, ha habido intentos por parce de !a legislatura en Francia y
Alemania para limitar la rcunificaci6n familiar guc fueron bloqueados por las
cortes ndministrntivas y constitucionales sobre la base de que tales restricciones
violarlan las acuerdos internacionales. Las coucs también h:rn sustentado regu-
larmente una combinación de derechos de lus inmigrantes residentes que tie-
nen por efecco limit:1r el poder del gobierno sobre ellos, De un modo similar,
42 PERSONAS E:-l f'UGA

estns cortes han limitado la foculcad de los gobiernos para restringir o detener a
los buscadores de asilo en su entr:id:1 al país,6
Finalmente, !:i c:mtidad y bs características de los acrorc:s políticos involu-
crados en los debates y la formulación de: políticas inmigratorias en Europa
Occidental, América del Norte y Jap6n son mucho mayores que las de dos
décadas atd.s: h UE; los partidos antiinmigrances¡ amplias redes de: org:rnit.acio-
nes, tanto en Europa como en Améric:1 del Norte, que muchas veces represen·
tan a inmigrantes (o dicen hacerlo) y luchan por sus derechos; asociaciones de
inmigrantes}' políticos inmigrantes, en su .1cgunda gem:ración, por lo general:
y, espc:cialrneme, en los Estados Unidos, los así llamados lobbies étnicos.7 E[
procr.:so de las políticas inmigratorias ya no c:>rá confinado a un estrecho escena·
rio gubernamental de interacción administrativa y ministerial. La opinión pú-
blica y el dt:bare político público S<! volvieron parte del i:scenario en d que se
moldea la pollcica inmigracoria.R Partidos enteros se posicionan polfticamenre

GF-stos csfucnos, que mczdan l.u convencione, sobre derecho. humanos universales con juris-
prudencils nJ.ciona.lt:S, a.sumen much:i, forma, diferente,. Algunas de fo.s instancias en lo, Estados
Un;dos fueron d movimicmo J., los ,~ntu.uios du r.ntc 13 déc.:ida de \ 980, que busc.,ba est.1ble~r
~rr.,s protl'¡;id:u, llpicamenic en igleiia.s, p, r., los refugiados de Amlrica Ccntr.1.1; las bar;t\la.s judi-
cbles, como ]a¡ librad.n en tomo a la situación de Jm )alY:i.doreños, que les otorg:u-on esta.lbs
inddinh:la.s, si bien formalmente defi nid:lS como ilcg.Úes; la ]uch¡ por los <lerecho.1 de los hru rimos
detenidas en unJ. ola. temprana de desembarcos. Está dMo que mis ;i!U de la fa] ta de un ap:1uto de
ubserv.inci~. los dcrecho.1 hum1110, limitan b discreción de lo.1 Esuclos 1ccre1 de cómo rr;iw a los
no nacio11:1b en ius terricorios. Tambifo v;i)c b pcni señal.u, en c11e S(ntido, que el Alto Comisio•
nado de fas Nacionc.s Unida1 para los Refugiados es la ún ic.i 1gcncfa de h ONU con un dcrcdia
<:-oncedido univcrsalmcn te de °'ce.so • un pa/s cu:i.ndo es dechrada una cniergcncia.
7 Mientras esca, derarrollo1 son bien conocidos para 101 c;uoj de Europa y América del
Norte, no h1y demasiada conciencia grner.11 sobr" el hecho de que c.1tamos viendo también
formas indpicnrcs en J•pón (vc'au, por ejemplo, Shank, 1995; J' d c1p. 3 de este libro). Par
ejemplo, en Japón actualmcnic cncontrllnoi un fume grupo de defensarcJ de lo, derechos hu-
m,mos de los inmigranres; esfuerzos por pane de sindicatos no oficiilc, para organizar a los
trab:ijadom indocumentados; org:in iuciom,s que trabajan en defensa de los inrn igranccs qllc
reeiben fondo, de individuos o de gobiernos de les paiscs de cmi¡;racion. (Por ejemplo, el emba·
j3Jor tailandés ~n Japón ~nunció rn octubre de 1995 que: su gobierno le c,raba cnlreg;i_nda un
total de 2,5 millones de bah1, alrededor de 100 rnil dólares, a cinco grupos dviccs qu~ .asisten 1
los inmisr•ntes c;u[J.11 d,leS, especial mente 101 indocumcnrodos: y,';uc fapan Timei, 18 de octubre
de 1995,)
8 Adcm.is, el cm;imirnro de la intni¡;r1ción, dc:]0$ flujos de rcfugi,dos,de la cmicidad y del
region.alismo ph,irea rnmiones sobre b rioción ~ccpt,da de ciudadanb en lm lli1ados•n1ci6n
contcrnpor~oc,os )' t;,mbiln sobre [a¡ cmuct uras formalcJ de la respomabili,bd. ,\1i invcsti¡;.1ción
sobre: I.1 circ:nlación in tm,acion,il del capital)' h mano de nbra me ha pl.1 ntc;ido cuestiones sob1c
d sentido de conceptos tale. ,;orno la eronomfa nacional y la fuerza de trJb,ju n1cio11;:¡] b;1jo las
condiciones decreciente intcm,cianalizad6n del e.apita! y de incrcmcnt.1,h presencia de trabaja-
dom inmigrantes en los principales p~[sc; industriales. Además, la ap.1rid6n dc la ccnicid•d en
l.A TMNSNACIONAI.17..ACIÓN DE FACTO ... 43

en términos de, ~us actitudes :i11tc la inmigración, esµecialmc:me c:n algunos


pa/scs eurcpt:tk Si bien c:sto ha ocurrido con anterioridad, t:inco en éste como
en d siglo pasado, en c:src caso también estamos virndo una versión más aguda
que la que h,rnos visto c:n las dos o tres décadas anteriores.
Estos des:mollos son particularmente evidentes en el C""Jso de la Unión Euro•
pea.~ El programa europeo de mercado {mico ha tenido un poderoso impacco en
el planteo de la importancia de vt1rios temas a.saciados con la libre circulación de
personas como un demento esencial para la oc:adón de una frontera comunitaria
libre; a las insrimciones anteriores de la Comunidad Europea (cE) les faltaba la
competencia legal para trat~r muchas de estas cuestiones, pero tuvieron que c:rn-
pe"l~r a enfrentarlos. De: manera gradual. las instituciones de b. UE se involucraron
más profondarnente con la pol!tica de visas, b reunificición fomiliar y b política
migratoria -con anterioridad, exdusivimerne a cargo de los Estados n,1cionales
individuales-, Los gobiernos nacionales resistieron y co11ti11úan resistiendo la in-
tervención de la UE en estos dominios, que fueron exclusivos de las naciones. Pero
ahora, las cuestiones legales y las pr.ictic:1S han vudto esta intervención aceptable
e incvicable a pesar de muchos pronunciamientos públicos en sentido contrario.
Se está tornando evidente que muchos aspectos de h polltica Ínmigratorin y
de refugio se intcrsect:rn con la competencia legal de la UE. Un nexo clave aquí
es el libre movimiento de pcrsorus y, concomitantemente, de derechos socia.les
como parte de la formación Je un mercado único. En b práctica, b UE está
asumiendo un rol cada vei 111:h importante y lcnta~cntc se csd reconociendo
que éstos son países de inmigraci6n, La unión monetaria y económica requiere
una mayor flexibilidad en el movimiento de trabajadores y sus familiares y, así,
plantea problemas crecientes para las leyes nacionales de inrnigroción c:n rda-
ci6n con los no ciudadanos de b. UE: en Estado$ de la UI!,
Hay ahor:i. un reconocimiento creciente de b necesidad de una política de
inmigración para toda la UE, algo denegado por los Estados individuales duran•
te mucho tiempo. Esto se convirtió en un tema urgcntc con el colapso dc:l
bloque: soci:tlim y el rápido incremento en d flujo de refugiados. (ÉHos des-
cendieron ahora de manera notoria.) Pero, muy lentam~nrc, b dirección gene•
ra.l ha sido hacia una colaboración más cercana en las políticas inmigratorias de
los Estados miembro,
los Eo;tados Unidos y en famip>. ,mcita cm,.rionamienms sohrc el rnnrcni~o del conc,·pto de
dudadJ.nO bs,do en h nación. La pombilid:id de idmtidad nacion :u pl>.n1 ca uuerrogantcs sobre
los l.uos con ouos pal5cs o loolidado en dios, y d resurgimiento del rcgion"1irn10 étnico crcJ
hmcras 3 b. polftica de incorpor~ci6n de nu""o~ inmigr.mtei (vé:uc. por ejemplo, Soysll, l'J'J4;
llrnbock, 1994: Smcn, 1996).
'J Hay una ~bundint, y ricd liter~lllta sobre d dcnrrolfo de la pol/tic.1 de inmi¡;m:ión en d
nivel europeo: véase b nota ;l pua :tl¡;unas cita.i.
l'EllSONAS EN FUGA

En d caso de los Estados Unidos, In combinación de fuerzas <::ll d nivel


gubernamental es muy diferente, pero tiene. implicaciones sirnibp:s en cuanto a
las restricciones dd Esrado en b formulación de políticas de ,i11migración. La
política de inmigración de los Estados Unidos es profunda'mentc debatida y
delineada por el Congreso. Y, sin embargo, es muy pública}' esr.~ sujeta a inte-
reses loc:iles, notablemente, los lobbie, étnicos. 10 fato b h:i convertido en un
asunm muy público, bien diferente de otros procesos de formulación de polf ti-
cas,11 La inmigración ha sido atac:i.da como parte de una politicn m~s amplia de
rcnadonalización en los Esrados Unidos -un proceso que puede sc:r visto en
parte como una reacción a h globafü.ación económica, y, en ese Sf:nd<lo, no
diícrente del ascenso del regionalismo en Europ:i Occidental en d contexto de
una fortalecida Uni6n Europea-.
Pero, después de dos décadas de liberalismo basado en los derechos, el Con-
greso y la opinió11 pública están introduciendo pronuncbdos recortes en los
derechos de los inmigrante.s legales, sin mencionar a los inmigran res indocu-
mentados. La política di: inmigmción y otros tipos de legislación han expandi.

10 L.,. jurisdicción par~ cucsdnnes de inmigración ~n d Congrcrn de lo, Est;idos Unidos es la


comisión judiáJ, no b comisi6n de asuntos exteriores, como podr!., ser d caso. El illlenro dd
Congr~so sobre la inmigración esrá fr~cuencemmrc en dm·cntJja con t!'.spccro:1 las priorid.:ides
de politic-J exterior dd Ej~ucivo. Hay un cimu tironeo en la formt1bci6n de polftkas (J\!irchdl,
1989). No siempre h:i sido :así. A finales de la década de 1940 y rn b. ,ie 1950 hubo un.:i grJn
preocup.cíón en cómo una politica ddnmigración podlaser usJJa para avJnzar en objetivos de
pol!tic.'.l arerior. 8 inmesantc la historia de qué organismo del gobierno eta responsable por la
pnltríca inmigr:itoria. Inicialmente, cuando el Departamento de Trabajo fue creado, en 1914.
tuvo la r~sponsabilid~d por esta polltica. En junio J, 1933, d pr~,idemc R0<Hcsdt combinó
funciones en d Servido de Narutalización e lnmi¡;raci6n dentro dd anterior, E.! advenimiento rlc
fo Seguroda Guerra Mundi:il prodlljo un desplaz.unien10 en b responsabilidad idminisrrari,':I en
cuan lo a la polldc:i inmisracocia dd paf~: en 1940, d p1esidcntc Roosevclt rccomcmlú que se la
tr:u)adara ,l Departamento deJusticb, por luupucita arncr1a2a reprcsemada por los inmigrante,
de los pa[se., enemigos. Esto d:bb ~"' así liasr;i d fin~I de b guerra, y entonces d Servido de
Natur:ilinción e Inrni¡;raci6n debía ser dcvudto il D~partamcnto de Trabajo. Pero esto nunca
ocurrió. También significaba que l.1 inmigración se ct-:lfara rn d Congreso en comisione5 aadj.
donalmentec rcservad,s p:ir:i abogados, como lo .son d Seri~do y los Comité~ Judici:i.les. Se ha
dicho <¡Ue ém e¡ la razón por la cual la ley de inmigraci6n e, un complicada (y, yo asug,.rfa. tan
centrad~ en la., legalidlcl.. de ingmo y t:in desentendida de cumioncs m~s amplias).
t l Hay di,·•1= fuerzas sociales delineando el rol del &tado dependiendo de ]a cuesci6n, Pcm
en la ctiiil bancaria Je los in idos de lo Meada de 198[), poi ejemplo, Jo, jugadores eran pocos y
bi.-.n coordinado,; d Esc.,do bhic:unemc cedió h caplcid:1d organ izativ~ ~ los boncos, d FMI y unos
pocn5 ut ros actores, todos muy discretos, sin duda, tan discretos que si se mir• nds de cerca, d
gobierno apenas era un jugador en la crhi,. E1ro cannasu cim~mente con las ddiber~ciones en
1orno al a ~probación de la lmmigr11tion ,rnd Refi,rm Control Aa, de l 9S6-que füe un~ especie de
albarMo nacional-. En Jiscusioncs acere~ d~ b libcr:1ción dd comercio, par lo gcnreral h.y mul·
ripies ju¡.;adores, y d Ejc~urivo puede ceder o no poderes al Co~¡;rcso.
l.ATJvl.N~NACIONAU:/.,\CIÓN Dr. fAC:TO ... 4S

do los derechos de los inmigr;i.ntes, incluyendo a los inmigrantes indocumenta-


dos.12 Incluso cuando fue :iprobada la Ley de Inmigración de 1990 en medio
de un gran apuro y sin debate público, la opinión ptib\ic;i. $C: esrnba volviendo
ya contra la inmigración, Y la reforma de 1996 :ijusta las reglas que regulan el
ingreso legal y pone l!miu:s más estrictos a la farubd de los inmigrantes que:
son ciudadanos estadounidenses y residentes perma11cmes para traer a o,ros
miembros de sus fomilias a los Estados Unidos. Estos d~sarrollos estfo ocu·
rriendo en un contexto Jm\s amplio de impulso de recortes rn los costos fiscales
y devolución radical a los Estados.U
El hecho de que la inmigración en los Estados Unidos ha sido histórkamente
el coto del gobierno federal asume un nuevo significado en el contexto acrual de
devolución ---el retomo del poder a los Escados-.14 Alfred 1\man hijo (1995) ha
señahdo que si bien los arg11menros políticos y comtitucionales p:i.ra reasignar d
poder a·los-Esr:idos-no· son ·n uevos;h-redenrc-rcap:uición· de la Oécim;i Enmien·
da como una guía política viable y popul:i.r es un cambio político imporc:mre
desde el Ni:w Deal en las relaciones entre el gobierno federal y los Estados. faiste
ahora un conflicto emergente entre varios gobiernos estatales y d gobierno fede-
ral en torno al especifico tema de los m:1.ndatos federales en rcl ación con los inmi~
granees-tales como el acceso a la salud ya la escuela pública-sin un apoyo federal
obligatorio. Por dio, los Estados con cantid:ide.s desproporcionadas de inmigran-
res sostienen que esdn desproporcionadamente gravados con los costos putativos
de la inmigración. En los Estados Unido~, los costos asociados con la inmigrad6n
son un área Je gran debate y de estimaciones de amplio rango. 15 En el centro de

ll Esto queda ilusrr:.do por b ahor.1 famas, d,cisi6n de la Coru Suprema de los Est~dos VnidoJ
Jo 1982, en P/.ayn- PI, Dor, ,¡uc le otorgó" los hijos de los uabajadures indocumencados d derecho a
una cduc.1ción de doce gr.das en b escuela públic3; :iuJicncias sob~ de¡,omci6n y d u,o dd derecho
de apelación para 101 inmigrame:i indocumcnrados d~1enidos y lo, solicic:uites de asilo político.
IJ Una importa ntc n llc\'l kgislación que rcúnt mucho$ Je mos intcnros es b reforma de fa
poi/rica dc bicncitar iocia.l que 1frcra 1 los inmi¡;rant~l. Con b ley amcrior, los ciudadonns r!ta·
dounidemes narnrlliz;idos 1cnían los mismos Jerc.hns que las ciuda,hnos nacidas rn d piís, y
:uí 1;1m!Jifo los rciiJcntts p~rmancn tes leg.1.b. Pero los importan tes cmi bies recienrcmrnrc apro-
bados por d Congrcm rcndrfo por efecto el recorte o la. dimi naci6n toral de los derechos de los
inmigran1es legales para la mayor p:irtt Je los programa, feder,lcs de beneficios.
14 A la luz de c,to, v.Jc IJ pena señalar que, en no,·iemb«: d, 1995, un ju.,. f<dcr;d consideró
exrcn<os ,ecci nne, de l1 P,opo1icién l 87 de Cúifomi, (dc,iinoda • recorra, ,evcramentc lo,
derechos de los inmigrorucs índocumemodo1 y de rn, hijos) incons1itucionalcs, citando derechos
indi,·idu~lei y el hecho de que d E"ado no tiene poder para promulgar ,u propio <,squcnu pora
rcgulor h inrnigrJ.ci,i11.
15 Vé.tsc Genm.l Accounring Office, 1995, El 11ldmo i,studio dd \'\':ishington-lmed Urbau
lnnirutc hal Ió ,1ue los iumig11n 1cs comribuyen con 30 billonc1 de dólares m;\s en impucnos que
lo que torn1n en servicios.
46 l'ERSONAS EN f'UGA

c.~re conflicto est,i d hecho de que d gobierno fcder.tl determina la política pero
no asume la responsabilidad, financier.1 o de otro ripo, para la implemenraci6n de
muchos aspectos clave de la polítir;1 inmigratoria. L1. devolución que: se ha inicia-
do acencu:uá alÍn más esc:i.s divisiones.
Los Esrados han comenz.ado a requerir reembolsos dd gobierno federal por
d costo de los beneficios y servicios que se les exige que provean, c.spccialmentc
a inmigrantes indocumernados (Clark et al., 1994; GAO, 1994; 1995). En 1994,
seis Estados (Ariz:ona, California, Florida, Nueva Jersey, Nueva York y Tex:is)
litigaron por sc:par:ido en corres federalt!s distric:iles para rc.:cobrar los costos en
los que incurrieron por h falla del goLierno federal en hacer cumplir la política
de inmigración estadounidense, proteger las fronteras de la nación y proveer
recursos adecuados para emergencias rehcionadas con b inmigración (Dunlap
)' Morse, 1995),1 6 Los montos van desde 50,5 millones de d6b.res en Nueva
Jersey por los costos, durante 1993, de la detención de 500 criminales indocu-
mentados y h construcción de fi1turos lugares adecuados para tal fin, hasta
33,6 billones de dólares en Nueva York por el costo de todo el Estado )' los
condados asociado con la inmigración indocumentad:i entre 1988 y 1993. Los
juc:cc:s de las cortes distritalcs desecharon las seis demandas; algunos Estados
están apelando la decisión.

Atrapados en una red de otros procesos

Una de las cuestiones planteada por estos desarrollos concierne a la naturaleza


del control que d Estado tiene para regular la inmigración. La cuestión aquí no
es cuánto, qué tan efoctivo es el control estatal sobre sus fronteras-sabemos que
nunca es absoluro-. La cuestión concierne m:is bien a la naturaleza sustanriva
del control estarnl sobre la inmigración dados los acuerdos internacionales so-
bre derechos humanos, Ja extensión de varios clc:rechos sociales y polícicos a los
inmigrantes residemcs durante los últimos veinte años, la multiplicación de
actores poI!ticos involucrados con la cucsri6n de: la inmigración y los efectos
interactivos entre la inmigración y ocros procesos.
En primer lugar, está la cuestión de las consecuencias no intencionales de las
políticas, ya sea de las políticas inmigratorias como tales u de otro ripu de polí-
ticas que impactan en la inmigración. Por ejemplo, la Ley de Inmigración dc

16 L1 ley sabre el crimen de 1994 dd pmidcnlc Clinton destinó l ,S billones de d6lms en


desembolsos a lo largo de seis ,nos para ayud,r can el reembolso a los Est,dos por co11os de
onc.ucdación.
I.A TRANSNACIONALlZAC!óN tW. l'ACTO ... 47

1965 mvo consecuencias no b11~cadas o irnprcvisias por sus formuladores


{Reimers, 1983; Briggs, 1992): huho una expectativa gcncrali2.ada de c:¡ue trae•
ría m:is de las nacionalidades ya presentes en el país, esto es, europeos, dado su
énfasis en b reuni6n familiar (véase el siguiente capítulo de este libro). Otras
consecuencias no buscadas son las r~hdon:tchis con la internacionaliz:ici6n de
l.i producción y l:t ayuda extranjera (Sasscn, l 988;}oumnl.fiir E11tuiickl1111gspo!iti/,:,
1995: Bonacich et al., 1994), És~s resultaron tener much:is veces un impacto
inesperado en la inmigr.ición, De un modo similar, otras consecuencias no in-
tencionales se asociaron con la ayuda militar y el mbsiguicntc flujo de.: refugia-
Jo5-por ejemplo, El Salvador en la década de 1980 (Mahler, 1995)-, Si bien b.
política de inmigración raramente ha sido un componcmc explícito, formal de
la política exterior de los Estados Unidos, esta última ha tenido un significativo
impacto c:n la inmigración, adc:más del bien establecido hecho de los ílujos de:
refugiados de Indochina. Si uno quisiera formularlo discretamente, dida c¡ue b
ayuda extctior,r;uamente ha detenido la emigración.17
También 'es un hecho que las políticas domésticas e.m1dounidenses con un
impacto e~ el exterior, en ultramar, han contribuido a la emigración a los Esta-
dos Unidos. Hay una notoria disposición de comienzos de la década de 1980
para sostener el precio del azúcar: los estadounidenses pagaron eres billones de
dólares anuales en impuestos para subsidiar el precio dd aztícar para los pro-
ductores de los Estados Unidos. Esto mantuvo a los p:i.fses de la Cuenca del
Caribe fuera de la competencia y resultó en una pérdida de 400 mil puc:stos de.:
trabajo allf entre 1982 y 1988, La República Dominicana perdió tres cuartas
partes de su cuota de exponaci6n de azúcar en menos de una década. La década
de 1980 también fue una época de grandes incrementos en la inmigración ha-
cia los Estados Unidos desde esa regi6n.
Un segundo tipo de condición que ilumina este tema de la naturaleza
.sustantiva dd control de la inmigración por parte de los Estados es un giro en el
argumento de suma·c~ro. Si un gobierno cierra un tipo de categorfa de ingreso,
la hiHoria reciente mu~stra que otra tendd un incremento en los rnímcros.

17 T6meoc El Salvador duranlc la d~cad• de 1980: in¡,;rcuran billones de d6lrn::s en •ruda


mientra, demos de miles de s,.lvldorciio, cg1csab•n, medida qu.:: la ayuda <::st:aloun,dcns( ~U·
meiuaba la cfrctívidad del cont1ol militar de El 5:tlvadory 1~ agrcsi6n .::onm. su propio pueblo. O
tómese d c.uo de Filipinas, un p~r, q11c tl'cibi6 ~yudJ mui\'a )" tuvo unJ. cnor111c emigración. En
.1.mbos c.ism fue ayud., extranjera dcl!Í n, da a C\Lcstiones de seguridad. Una o,mi¡;raci6n rcsul!Jn te
de in1ctvcndo11<:1 polrtic.., )' económica¡ estadounidenses es evidente en b emigración domini•
c~na úc la década de 1960 y en h emigración d.: India y de Pakisd.n 1 los E.,mJ01 Uni,lt,s -las
últimu dos ;,1,xi~d:,.,¡ t,mbién con ~ynd., e,udo11nidcn1c en c11es1ioncs de seguridad-. (Corno
bccaria-1988- he argumentado con iminrnci;, que los formul:túom de polrtic.,s deben adjun•
ur J las difc1enm politic.u informe$ solne el inip-'elo ,le la migración.)
48 l'ERfüNAS EN fUC:A

Una variante de esta dinámica es que si un gobierno tiene, por ejemplo, un.l
política muy liberal en cuanto al nsilo, b opinión pública se volverá en comra
<le todo~ los solici tanrcs de asi Io y ce r rar:í totalmente las fronte ras; esto, a su vez.,
es probable que promueva un aumen10 en las entradas irregulares.1 8
Hay una tercer;; serie de condiciones que pueden ser vistas como reducien-
do la auronom!a del Estado para el control de la inmigraci6n. Las migrnciane5
internacionales en gran escala son parte de redes econ6micas, sociales y étnicas
más bien complejas. Son flujos altamente condicionados y wructurados. Los
Estados pueden insistir en tratar la inmigración corno un resultado agregado de
l.is acciones individuales y como distint:1 y aucónoma con respecto a otros pro·
cesas geopolíticos y uansnacionales mayores. Pero 110 pueden c5capar .a l:i.s con-
secuencias de estas dinámicas mayores y de su propia insistencia en aislar la
cuesción de: la política inmigratoria.
Esras restricciones a la c:i.pacidaJ del Estado para controlar la. inmigración
no deben ser viseas como una crisis de control. Por d conirario, mi esfuerw
aq ui es abrir la cuestión de la política de inmigración más allá del rango fu miliar
de la fronrera y el individuo como los sitios de la observancia rcgulatoria. Estas
restricciones señalan que las migraciones internacionales están parcialmente
incorporadas a condiciones producidas por la incernacionalización económica
tanto en las áreas que reciben como en las que envían migrantes. Si bien un
Estado nacional puede tener el poder de redactar una pol!tic;¡ inmigratoria, ~s
probable que tenga que enfrentarse con un proceso cransnadonal, complejo,
profundamente imbricado que puede regular sólo en parre a través de una po·
!frica inmigratoria como se la enti~nde convencionalmente. 19

l ij c~,fa ve,. mh, h polltka unibtcral es pioblemáric~ para un país q uc recibe ltna impon an-
te inmigtaci ón. Uno de los dramáticos ejemplos fue d de Al em~nía, <¡Ue comentó a recibir can·
tid~des mo,ivJs de inmigrantes cuando otros pat«s europeo, ajustaban gradualmen,e rns poliri-
cas y Alemania conserval,a $U muy llbcr.al polírio de a,ilo. Otro caso C! ll acmal imponancia
p,m. la ur de <¡ue los países mediterráneos -lt;1fü, 8pañ~ y Portugal- controlen sus fromeras en
cuJnto a )os no miembros <le la UB,
1~ En un tema de :ilgún moJD rdacionado, me parece que la sensación de una crisis del
control inmigra1orlo que prevale{e hoy en d!a en muchos J., los pa/si,s :dtatnente desarrolbdoi
está de algún modo injustificada, si bi<n los Est:i.dos tienen menus control del q11e qumfo11
porque la inmigración w:I arrapada en una red de otras dinimias. Ct1Jndo observamos las
<'.araccerlsric.1s de 1~ inmigración a lo largo dd tiempo y 3 r1~vé1 del mundo, qued~ cbro que (StOJ
son f1 ujos al t;tmcntc modchdo,, incorporados 3 otras din:lmio., que contienen mec.,nismos de
equilibrio, que fii,nen una duroción (muchas inmig1acionc., dura,an cincuenta años y luego fina·
füamn): 4ue hay m:is migración tic ,.,torno que lo que crecmn, urn:.lmcntc-por cjc:mplo, inge-
1,Lero• e imclcctu:Úcs soviltico! que ,.,grcsaron a Mu,cll dc:Jde Israel; me~kanos que regrcuron
después de com·mirsc en residentes lq;:úcs o. trave1 dd programa de amn infa del IRCA Ummigrarion
Rrfarm and Camro/ Aa de 1986), sablcndo que ahora podf;n circular entre los dos p.tls-,>---;
l.A TRANSNACIONALIZAC!ÓN DE l'ACíO ..•

Cuando se inter.sectan rlifermtes regímenes

La política inmigratoria continúa estando carncrerizada por su aislamienco for-


mal de otros procesos m.1yores, como si fuer.. posible considerar la migración
como un evento limitado, cerrado. H:iy, podrfa decirse, dos comunidades
cpiscémicas mayores: un.1 concernknte ;i( flujo de capital e información y la
otra, a la inmigración, Ambas comunidades epistérnic,1s son internacionales y
ambas disfrutan de un amplio consenso en la comunidad de St~dos.
La coexistencia de estos difm:ntes regímenes para el capital)' p:irn la inmi~
gradón no ha sido viSta con10 un tema en los Esratlos Unidos. El ca50 dt: la UE
es de interés porque representa una erapa avanzada de formalización, y, e11 este
esfuerzo, los Est:idos europeos están descubriendo las dH1culrades, si no impo-
sibilidades, de mantener dos regfmenes tan diverso~. La EU y los gobiernos de
Jos-Estados· rnicmb ro·consi der:m-d iffcil ·de-m :i.nc:jansta ·yuxtaposición· cle ·regí·
menes divergentes para los flujos de inmigración y para orros tipos de flujos, La
discusión, el diseño y la imph:mentación de políticas destinadas a formar h w
tornm evidente que la polícic:i. de inmigración tiene que dar cuenta del hecho
de !a rápida internacionalización económica, La E.U nos muestra con gran cbri-
dad el momemo en que los Estados necesitan confrontar esta contradicción en
su diseño de marcos políticos forma.les. Otros sistemas importantes de libre
comercio del mundo están lejos de este momento}' tal vr::z nunca lo alcancen.
Sin embargo, contienen versiones menos formalh.adas de la yuxtaposición en-
m: economías sin fronteras y controles fronterizos para mantener a los inmi-
grantes :ifuera. El NAFTA es una de estas instancias, como lo son, de un modo
m:is difuso, varias iniciativas para una mayor integración económica en d he-
misferio occidental.
Si bien menos d:iramemc que en Europa Occidental y en sistemas de libre
comercio, estos temas están presentes en otras regionc:s con migr:iciones uans•
fronterizas. Ho.y sistemas regionales constituidos como zon;1.s de influenci:I. d~
poderes económicos y geopolíticos imponances (por. ejemplo, b prnlong:ida
dominación de los Estados Unidos en b Cuenca del Caribe). Lo guc importa
aquí es guc, en buem medida, los flujos de migración internacional de impor-
tancia han siclo incorporados en unas u otras variancl!s de estos sistemas regio-
n:iles. La integración económica cuasi uansnacional que los caracteriza produ-

también sabemos sobre. períodos histórico, anteriores en los que no habl.l. can trole< que b mayo-
ría de l,s personas no dejaban ~rea, más pobres p~!~ trailadmc a las mú rk~,. si bien hab!a
m11chas de "lt~s diferenciar en Europl dentro de disranci:is de viaje r:uonable¡, (Para un rrat~-
miento complero, v¿ase S,1ssen, en deu1rollo.)
Pr-:RSONA.'i F.N FU(;A

u propia variedad de contradicciones entre ias tér.dcncias por espacios eco•


nico5 libres de fronteras y los controles fromcri:ws para mantener a inmi-
:Hcs y refugiados aíuera.
Hay sitios e5tratégicos en los que qued.-i claro que b exisrenci:i de dos regí-
~es tot;1lmentc diferentes para la circub.ción de. capital y b de inmigrantes
1cca problemas que no pueden ser resueltos a través de bs viejas reglas del
~o, donde los hechos de la transnacionalizac:ión pesan en las decisiones dd
ado sobre los inmigrantes. Por c:jcrnplo, b necesidad de crear regímenes
eciales para la circulación de tr:ibajadores de servicios tanto dentro del
T como del l\'Af.TA cama parte <le una. internacionalización mayor dd co-
rcio y de la inversión en servicios (véase Sassen, en desarrollo). Este régi-
n para la circulación de trabajadores de servidos ha sido desconectado de
.lc¡uicr noción de migración; pero esto representa de hecho una vcrsiór1 de
nigración de trabajos temporarios. Es un régimen para la movilidad del
)ajo que. está en buena parte bajo l:i vigilancia de entidades que son casi
ónomas del gobierno. Esto apunta a un replanteo insrimcional de algunos
los componentes dd poder de soberanía sobre el ingreso, y puede ser visto
110 una extensión de una serie general de procesos en los que la soberanía del

ado está siendo parcialmente des,enrrada a otras entidades no o casi no


1crnamentales para el gobierno de la economía globaJ,20
Por ejemplo, los capítulos del NAITA sobre servicios, 5ervicios financieros,
,comunicaciune.s y ''personas de negocios" contienen considerables detalles
re los varios aspectos relacionados con las personas que operan en un país
que no son ciudadanos. El capítulo 12, "Comercio de servicios", del NAFTA
Kumenro de la Casa Blanca, 29 de septiembre de 1993), incluye, entre sus

20 En otro lu¡;ar (Sassen, <en desarrollo) argumenté que de alguna manera CS[O podra ser
siderada como otra in11ancia de privatizaci6n de aquello que es provechoso )' manejable.
:rnos vic,nclo b priv:úrnción de lo que alguna vez fue la polírica gul,crn:1n1cnt~I en m 11d,os
:rgente! regímenes legales y re¡;ubtorios pua !os negocios imcm~cionales: notablemente, d
do crecimiento dd arbitraje comercial internacional y la creciente importancia de las agcn-
que evalúan el crédito. En r.stc c:i,a serfa un• priv..ciz.,ción, .1 tr.wés del NAFTA, de los cornpo-
ccs de la ¡,olirica inmismoria que esdn caracrerÍ7_1dos por un airo 1':1.lor a~r~gado (personas
un elevado nivel eduocion:i.l ylo de opit.11), c.1pacidad de scsti6n (es probable que sean
por~rins y que trabajen en los !mom líderes de la economí2 y adm1ás son inmigranrc5
ilcs, sujetos a la regulación cfecriv~) y beneficios (d:ida la nueva idcolosfa de Jlbrc comercio e
Ht6n). A los gnbicrnos se los dcj;, con 1, supcrvisi 6n de los componen res "di fkilc.t o de "b.,jo
,¡ agregado' de la inmí¡;uciún -pobres, mbajadorcs de bajo salario, refugiados, dependientes
ncnci:i.lmcntc c:omrovcrridos flujo1 de fugJ de cercbim-. Esto pu,,dc tener, claramente, un
ie impacrn en lo que es visto como b otcgorb "inmigr:mrc,", con implicaciones en las cursos
cd6n y en I> política en ;entido ~ mplio.
IA TRANSNAC!ONALl7.AC!ÓN m: FACl'O-,- 51

cinco tipos de medidas, aqudhs c:¡uc cubren "(:¡ presencia de un prowedor Je


servicios de otra par ti::" en su anículo 1.20 l, abarcando tanto provisiones para
empresas como p:.1ra trabajadon:s individuales. En este mismo artículo hay rnm-
bién claras afirmaciones de que nada en el tratado sobre comercio transfronterizo
de servicios impone alguna obligación en relación con no nacionales que bus·
c:111 acceso al mercado de crab:ijo del otro país, o a esperar algún derecho en
relación :11 empico. El artículo 1.202 explicita hs condiciones de rratamicnco de
provcc:úores no nacionales de servicios, como también los articulas 1.203, 1.205,
I.210 (cspccialmentc el anexo 1.210-5) y l.213-2a y b. De un modo simibr, d
capítulo 13 sobre tdccornunicaciones y d capítulo 14 sobre: servicios financieros
contienen disposiciones específicas par:i. proveedores de servicios, incluyendo de.-
ralladas regubciones p.1r:t :tplic:.r a los trabajadores. El capftulo L6, sobre "Entra-
da temporaria de personas de negocios", cubre provisiones para aquellos "com-
promcridos en el cometcio de bienes, la provisión de servicios o la conducta de
las accivida<les de inversión" (artículo l.608).
El desarrollo de disposiciones para trabajadores y personas de ru:gocios sc-
íiab la dificultad de 110 ocuparse de la circulaci6n de pcrson:1s en la implemen-
tación de: marcos de libre comercio y de invcrsion. En sus modos específicos,
cada uno de estos esfuerzos -NAFTA, GAT y la UE- tuvo que ocuparsi: de la circu-
lación transfronteriza de mano de obra.
Una cjernplificación del impacto de la globalización en b formulación de
políticas gubernamenmles puede ser visea en b nueva ley de inmigración que
Japón aprobó en 1990. Si bien esto difiere bastante de cómo se plan rea la cues-
tión en los acuerdos de libre comercio, ilustra, no obstante, una manera de
tratar la necesidad de circulación transfronteriza de trabajadores profesionales
en un contexto de resistencia a la noción de fronteras abien:is. Esta legislación
abrió el país a varbs carcgorfas de profesionales altamente especializados con
experiencia occidental (por ejemplo, expertos en fi nantas internacionales, en
contabilidad. es't1lo occidental, c:n medicina occidenml, c:cc.), en reco11ocimien~
to :1 la creoicnte intcrnacionalizaci6n del mundo profesional en Japón; hiw
ilegal la entrada de lo que se llama "trabajo simple" (véase cap. 3 de cslt:: liGro).
r
Esto puede ~er leido como importar "capital humano occidental" cerrar !:is
fromt:ras a los "inmigran Les".
Por otra parte, la ni::cesidnd de atender la circubción transfron ¡cri1.a de las
personas se ha tornado e,·idctHe en los acuerdos de libre comercio en el mundo
menos desarrollado, notablemente en América Latina. Ha habido un fuerte
incremento en la actividad en torno a l:i circulación internacional de personas
en cada uno de los princip:ilcs bloques regionales; d lv[crcosur, el Grupo Andino
ye! Mercado Común de América Central. Cada nno puso en marcha una varic-
52 l'F.RSONAS !oN l'UGA

dad ele iniciativns a comienzos de la déc.1da de 1990 sobre migr:ición laboral


imern:icionnl entre sus Estados rniembro. En muchos asp.:ctos, i:ste es un nm:-
vo dc:sarroilo. Alguno.~ de los tratados fundacionales preceden a la racha Je
reLtniones sobre migración labor;1I y la circulación de per~onas. Pc:ro está claro
que las condiciones a comienrns de la dc!cada de 1990 forzaron esca cuestión
dentro de b agenda. Cuando uno examina lo que n:almcnte sucedió, se vuelve
evidente que los niercados comunes para la inversión y el comercio en cada una
de estas regiones fue activ:ido a fines de la década Je 1980. Es b incrementad:i
circulación de capital, bienes e información b:ijo d imp:1c10 de la glob:ilizaci6n,
la des regulación y la privatii:i.ción lo que fot7.ó esta cuestión de h circulación de
personas dentro de la agenda.
En el caso dc:I Pacto Andino, un acuerdo sobre migr-.i.ción laboral fue csrn-
blccido en las etap3s temprnnas del acuerdo de comercio. El Tratado Simón
Bolívar de Integración Social y Li.bora!fUe creado en 1973, lo qúc resultó en
un tratado operacional, la Declaración Andina wbrc Migración Laboral de 1977.
ParnJelamence, fueron creadas, en el Ministerio de Trabajo de cada país, agen-
cias administrativas para implementación y vigilancia. Pero éstas, junto al acuerdo
general sobre el Jm:rcado común andino, se volvieron básicamente inactivas.
No fue hasta el tratado <le 1989 para una.estrategia andina, firmado por los
presidentes de los países miembro, que fueron reactivadas. Además, la petspec·
tiva misma dd Grupo Andino ha variado desde su periodo más temprano,
reflejando los agudos cambios en el contexto regional y el global general.21
(Para información mis detallada, incluyendo los documentos del tratado origi-
nal, véase Acuerdo de Cartagma, 199 la, b, e; Banco Interamericano de De5arro-
llo/JUNAC, 199.3; JUNAC-OIM, 1993; Leen }' Kratochwil, 1993; 01M, 1993;
Marmora, 1985a, b.)
El Mercosur, creado en 1991, representa una nuev:i. generación de acuerdos
regionales (Kratochwil, 1995). El tratado inicial fue firmado por los presiden-
tes de !a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en Asunción en 1991; pero ew:
acuerdo acrualmente absorbió acuerdos anteriores entre pafses de la región CJUC
han estado inactiyos a medias (o totalmente) por afies (Torales, 1993). Adqui-
rió estado legal en la ley internacional con el Prococolo de Ou ro Pre to de 1994,
que pone en marcha la Unión Aduanera. No mucho después, los respomables

21 Un e11a1mo social 3ndíno fue creado con b activa p3rticipación de bs uniones comcrcialcs
y d ~tlamcnto Andino, y fue el m.uco r~gubcorio b:isíco para b n,igr.1ci611 te¡;ional in1crn.1cio-
n:il. En 1992. lo.s pofscs míe111bro c.1rahlecieron el Comité de Funcionarios de Migración del
Grupo Andino, que i11du)'e a los oficiales de migración d~ los países miembro para asesorar al
JUN,..C, el c11e1po ci'cnico y administr:ttivo del Acuerdo de C~ru¡;rna.
LA 'rRANSNACIONAl.!ZACIÓN DE FAC"lll ..

ele migr;1.ción y trJ.bajo de los países miembro esiablc:cicron dos grupai


bajo, uno de los cuales incluí.,. una comisión sobre control migraruri,
simplificaóón en el control fronterizo. Se cscablecic:wn varios comités
11alcs y grupos se ocupan de las cm:scione:s ge11cra!~s de Ímnteras socia
trabajo, La migración laboral es p:irte de v:irias agendas }' es el tema d
acuerdos. (Par:i información dccnllada, véase OIM, 1991 b; CEl'AL, 1994;
1995; Marmora, 1994.)
ODECA, la Organización de fat:idos Cencroameric:mos, fue cread .. en
el Mercado Común Centroamericano treinta años más tarde. Recifo e
fue cread:1 una Organizaci6n Ccmroamericana de Migración (OCA/\1). E1
fueron establecido.; el Parb.mento Centroamericano (i'ARLACEM) y un
Sistema de Integración Regional (s1CA); ninguna de estas instituciones
con la participaci6n completa <le todos los países de la regi,in, pero el e
es consc:guirla. La OCA.VI ha esrndo muy activa durante los ulrimos años.
neccsai.rio enfath.ar que las condiciones en esta tegiún son radic:ilmente e
tes de las de los otros dos bloques latinoamericanos: guerras civiles de.vas
han creado grandes flujos d<! refugiados en coda b región y la cesación
cho, de los peores conflictos militares h:1 tr:1.ído ap~rej:idos complicado
de retorno. Pero micmr:is c:sro predomina, en la década de ·1990 cambié
visto un enorme interés en b. integración econ6mica de la región y un
ligado a ella, para la circub.ción de personas. :Éste es un esfuerzo que e
fuera de, la crisis de refugiados y de retorno de la migración de b región
está claromc:nt"' vinculado a la nueva economía de la década de 1990
información más detallada, véase Directores Generales de Migraci6n,
CEPAL, 1992; Stein, 1993; SIECA, 1991; OJM, 1991a, d; véase también 1
Eld rigde, 1991.)
En d caso de los facado5 Unidos y su fuente mayor de inmigración, 1'
parece que h firma del NAFTA también tuvo el efecto de activar una serie de
iniciativas en rclaci6n con la migración -una especie de bibteralismo J
que posiblemente representa una fase radicalrnemc nuc:va c:n d manejo d(
graci6n entre estos dos países-. Vale la pena dar ~lgunos detalles sobre elle

l!.sttidos U11idos~A1éxico: ¿hacia 1111 bi!ateMlismo de ficto?

Oc un modo 5imilar a lo que fue d ca.so en A rnérica Latina, estamos vien<


n:acrivación de instrumentos anteriores y un:i activid:id nueva en ton
cttesrión de h m igrndón intc:macion:il. P;na proveer una mejor coordi 1
t:ntre dos pafsc:s, los preside.mes Caner }' López Ponillo establecieron d
54 PF.R!iONA\ EN FUGA

nismo Consultivo Estados Unidos-México. Esto even rualmente condujo, en


1981, a la formación de la Comisi6n Binadonal Estados Unidos-México para
que 5irvicra como foro para las reuniones entre las autoridades ministeriales de
ambos países. Fue concebido como un mecanismo Ht:xiblc gue se reuniría una
o dos veces a.l afio. Uno de los primeros grupos de trabajo fue el grupo de acci6n
de relaciones frontcri1.as, formado en 1981.
Lo que cambin a mediados de b cléc3da de 1990 es Li frecuencia, el foco y el
trabajo actual que se estn realizo.ndo en las reunio11es de los grupos de: trabajo, si
bien las modificaciones de 1996 rn la ley de inmigración de los Estados Unidos
tm•ieron un efocw por lo menos congelante. El NAFTA adcrnás ha contribuido a
fonalecer los contactos y la colaboraci6n en los grupos de trabajo. Particular-
mente activo es el grupo de trabajo sobre migración y asuntos consulares.22 Se
com•irtió en un medio eíectivo para resolver serios problemas fronterizos de
interés mutuo. En su comunicado conjunto del 16 de lllayo <le 1995, discutie-
ron d progreso logrado en los :tcucrdus alcanzados en rn encuencru anterior en
Zlcarecas, en febrero de: l 995, De panicular interés es la garamfa de una opera·
ción segura en las fronteras, para prevenir y eliminar h criminalidad y b violen-
cia que afecta tamo a los migran res en tránsito como a bs comunidades frome·
rizas. También re.afirmaron su compromiso de proteger los derechos civiles y
humanos de los migrantcs mexicanos en los Estado~ Un idos singue importe su
situación legal. Muchos dc los miembros del grupo de trabajo de ambos pafses
parecen convencidos de que ésta es una nueva fase sin precedentes par:t la cola-
boración y la comunicación. También es la primer:1 vez que el gobierno mexica-
no se ha involucrado de tal manera con l:is cuestiones de la migración interna-
cional; se sabe que rn el pasado ha sustentado una posició~ de lai,uzfair,· y que
no desarrolló una política al rc::specto.
También hay desacuerdos entre bs dos delegaciones que son discutidos abier-
tamente. Básicamemc, b delegación mexicana esrá profundamente preocupa-
da por el crccien te sentimiento anti inmigratorio y las medidas tomadas en los
Estados Unidos. La ddegacíón estadounidense nc:eptó colaborar para combatir
estas siwaciones. La ddeg;1ción mexican:i también expresó preocupación por la
propuesta de los Estados Unidos de expandir y fortalecer los cercos fronterizos
para mejorar la scgurid:i.d en ~rios lugares. Enfatizaron los efectos negativos de
esta medida en !:is comunidades fronterizas y los esfuerzos mexicanos para re-
solver los problemas en los lugares más problemáticos. No obstante estos serios
desacuerdos, y cal ve'l prccis~mente por ellos, ambas delegaciones están convcn-

u La deleg-Jción estadounidense ¡wi em g111po cst1 pr~dida par el m:rcmio de E.mdo


1SÍ11cnrc plrn cucs1io11a consulares)' d comlsionido dd Servicio de Inmigración y Nmir~I i1-1dó11.
l~\ TRANSNAClONA!.IZACIÓN [)É l'ACIU. .. S5

ciclas de la importancia de continuar la colaboración y la comunicación que


mantuvieron durante los dos últimos aíios.
La reunión de febrero de 1995 en Z:1c:1tecas fue excrem:idamente import:rn-
(e para hacer avanzar el esfuerzo hacia una colabor:ición más cercana }' una
comunicación más abicrra.2-> Uno de los acuerdos akan1.ados en el er.cuenrro
de Z-icacec.·ts fue r¡ue el gobierno mexicano creara grupos par:1 cornb;i.rir b vio-
lencia en lug:ires fronterizos. Un esfuerzo ha sido expandir las actividades de b
organii.ación no gubc:rn;i,rncntal de: derechos humanos llamada liETA, Por p;i,ne
de los Est.ldos Unidos hay ahora un pand consultivo de ciud:ubnos que tienen
como uno de sus primeros prop,isi tos d trat:,.miemo de l.i.s dcml ucias de :i.btlsos
en la frontera. Los mecanismos de coordin:ición fronteriza resulrnron ser uri
modo muy efectivo }' útil de tratar los problemas de la frontera, y se están
organizando otros nuevos en lugares fronterizos adicionales.
Otro importante esfuen.o que result6 ele la reunión de Zacatccas es facilitar
b migración documcn cada )' el retorno de los migrantes indocument;i.dos en
toral concordanci:1. con los códigos de derechos humanos. Acru:indo según este
acuerdo, la ddegación estadounide.nsc afirm6, en un comunicado conjunto,
que todas las reservas de tarjetas para cruz.ar la fromera han sido dimi nadas en
los princip:1fcs puestos de entrada desde el 1° de abril de 1995. Finalmente,
ambas ddega.cioncs están de,anollando criterios, prnce<limientos )' condicio-
nes legales consistentes con práClicas inu:rnacionales para la repatriación segura
y ordenada de los mi grames mexic:rnos indocumentados a los puesrns de enua·
da denrro de México sin paradas imennedias, con un total respeto por los dw:·
chas humanos.
Ambas delegaciones reconocen que d acceso a la información necesaria so-
bre migración es esencial y continúan apoyando el Estudio Binacional 50bre
Migración en marcha, un grupo bin:iclon:tl de expertos. La expectativa es <¡ue
esto focilitará el desarrollo de nuens y constructivas polilicas de largo pbzo
para tratar los flujos m igr;i torios bila te rnles.
Asimismo, hay indicaciones bilaterales de un movimiento h:ici;i un bilatcra;-
lismo de facto en rdación con la migr~ción imernacional. Un ejemplo de dio es

ZJ La reunión del grupo de trabajo sobre migración y 1<umos consul:1.rcs en ZacJt~a• sig,1ió
a Lu cuatro rcunion~ re.,Ji7.,1da, en 19514. La delcgaci6n mcxic.,na estuvo cncab<"2adl por d
,ubscc,.,rario para asuntos hila,cr:ilc, del Sccr•r~riadu de Asuntos Extcrio,.,s, el suhic<icrario de
Población y Seivicio, Migrator]o, dd lnllirnto Nacional de b Migr.idón. L1 dek¡;ación de ]05
Sta.Jos Unidoi cltm'O cncabez.,da por el comisionado dd Scr-vicio de Inmigrad 6n y Na mr;,.lila-
dón, el c.-mbajJdor emdouni deme en México y el se..:rerario :t$iStcntc p~r,1 asunros interameric.,nos
dd Dcpam.mcnto de E.it~<lo. Ésta! son ddegacioncs de un nivel rdariv.lmentc elendo del go•
bierno; no son simplcmcme personal técnico.
!'!oRSONAS EN l'UCA

la t:norme expansión)' d fuerre apoyo gubernamental recibido po• el Colegio


de la Frontera Norte, con oficinas cenera les en bs afueras de Tijuan::i pero con
unidades a lo largo de toda la frontera. El objetivo de esta universidad es desa-
rrollar un cuerpo de investigación y un equipo de profesionales que conciba b
frontera como una región que involucra tanto a los Estados Unidos como a
México. Un segundo ejemplo es la formación de un Grupo Consultivo Esrados
Unidos-México apadrinado por el Carnegie Endowment for lntemational Peace
de 'Washington, D.C. E5to busca facilitar la cooperación entre los Escudos Uni-
dos y México en cuestiones de migración y de trabajo de servicio comprome-
tiendo n los principales formuladores de políricus y :i expertos no gubern:imenta·
les de ambos países para un diálogo no ofkial, vffthe r(cord. El primer encuentro
fi.te realizado en junio de 1995. Entre los principalc::s representan tes gubcrna-
men tales estuvieron los embajadores de ambos países,

Todos estos desarrollos tienen el efecto de: 1) reducir la autonomía del Estado
en la formulación de políticas migratorias y 2) rnultiplicur los sectores dentro
dd Estado que están atendiendo la política de inmigración y, de este modo,
multiplicar el espacio para los conflictos dentro del Estado. La afirmación de
que el Estado está a c:1rgo de la po!ftica de inmigración es demasiado general, y
comidcrarlo como dado es de mu)' poca utilidad. La forntulaci6n de pol/dcas
relacionadas con cuestiones internacionales puede ocupar a muy diferentes sec-
tores dd gobierno. El Estado mismo no sólo se ha transformado por su partici-
pación en la economía global, sino que, por supuesto, nunca ha sido un ;1cror
homogéneo. Está constituido por múltiples organismos y fuerzas sociales. Bien
podría decirse (cf. Micchell, 1989) que, si bien el Estado ciene el control central
sobre la política inmigratoria, el trabajo de ejercitar este poder muchas veces
comienza con una competenci:i limitada entre el Estado )' las fuerzas sociales
interesadas. Estos grupos de interés incluyen: los negocios relacionados con el
agro, la manufactura, grupos humanitarios, sindicatos, organizaciones ~tnicas,
defensores Jel crecimiento cero de la poblaci6n. Hoy en dfa tenemos que agre-
gar a este hecho que las jerarqufas de poder y de influencia dc:ntro del Estado
c:st:ln siendo reconfiguradas por la promovida globafü:ación económica.24

24 l'or ejemplo, un ítem de cambios internos en d Estado que pucd., impactar en la poi/cica
inmigratoria es d predominio de los temas llamados de ¡c~urid:,d 10ft. Do: acuerdo con algunos
obscrv:idores, b reciente reorganización gubcrnament:t.l en los departamentos de Esr3do, Dcfcn•
,a;· la CIA. refleja una rcddinici6n implícita de la seguridad nacíonol.
I.A l'RANSNACIONAt.lí'JICIÓN 01' l'AC'ln ... S7

Las condiciones demro de lns cuales se elabora y se implementa la política


inmigratoria en la acrnalidad v.111 desde presiones de la glob:ilizacion económi-
ca y su.1 implicaciones parad rol del Estado h.isra las ~cuerdos intenrncionales
sobre derechos humo.nos. Y el m:1rco institucional dentro dd cual l.,. política
migratoria es daborada e implementada va desde los Estados nacionales y Est:i-
dos locales hnsta las orgnniz.acioncs supranacionales,
¿Por qué esta transformación del Estado y del sistema interestatal importa
para fo inmigración: El dcspl:1z:1miento de las funciones gubemamc:nrales del
Estado a entidades no estatales afecta la c:ipacidad dd Em.do parn controlar o
mantener controladas ws fronteras y parn ejercitar su poder dentro de dias. Los
nuevos sistemas de gobierno están siendo creados. Éstos pueden cada vez más
entrar en conflicto con la capacidad del Estado para continuar regulando b
inmigración a la vicj,, usanza. Además, la rransforrnación-dd-Estado-mismo,i:
,ravés de su rol en la implcrnent:1ción de procesos globales bien puede contri-
buir a nuev:is restricciones y a inren::ses creados, pero también a opciones. El
predominio de organismos vinculados a una promovida globa!iz.ación y la dc-
dinación de aquéllas vincubdas a cuestiones de ~qui dad doméstica es bien pro-
bable <¡ue cvenrnalmente tenga un efecto en la agrnd;1. sobre inmigr:ici6n.

Derechos humanos y política inmigratoria

Mi~ all:t de las nuevas condiciones generadas por la glob:ui-z,tción económica, la


política y la práctica inmigratoria están cada Vt'2 m:is afectadas también por el
nuevo régimen internacional de derechos humanos,2S La invocación de los con-
venios internacionales para la dabornción de la política nacional scfiala, además,
otro tipo de desplazamiento de las funciones gubemamem1b: un desplazamien•
to en el proceso de legicimación, Este movimiento se aparu del esiarismo --el
derecho absoluto de los Estados :1 n:prcsent:ir a sus pueblos en h ley internacional
y en las relaciones internacionales- hacia una ;ipenura conceptual y opero.dona!
para. la crnergcncfa de otros sujetos de, y actores en, la ley internacional. El régi•
men internacional de derechos hum:mos ha sido un mecanismo clave para com·
prender los problemas de aquellos hasta ahora invisibles para b ley imernacional
-indígen;i..s, inmigrantes}" rcfugiado5, mujeres-. Esto ha crafdo aparejado un cre-
ciente mímero de insrancias en las 1:JUC: un 5Cctor del Est:tdo está en desacuerdo

25 l:.~ta es una cuestión compleja qne no puede ser d,surollada aqul, pero es importante
incluir alguna referencia a su irnp,lcto. (r~r.1 un t1a1;uniento cornpleto del irnp>cro en b polhic,
inmi¡;r.1toria en p:nticufar, v61c Jacobson, 1996: HeislN, 1986: ve..se también Soysi!, 1994;
füubock, 1994; s~mn, 1996; ~a p. 3.)
SS PERSONAS EN FUGA

con otro. Proliablemcntc: es más evidente en el rol estratégico que la juscida ha


asumido en los pahes altamenrc desarrollados cuando se trata <le <lcfendcr los
derechos de los inrnigrant~s, los refugiados y los solicirantes de asilo.
Los derechos humanos no <lependen de: b nacionalidad. Esto los diferencia de
los dcn::chos políticos, sociales y civiles, que están basados en la distinción entre
nacional y extranjero. los derechos humanos están m:is allá de estas distincio ncs,
Aun cuando están enraizados en los documentos fundacionales de un Estado-
nación, como sucede con los Estados Unidos y Fr:mcia, n~csitamos entender el
desarrollo especifico de estos derechos durante los últimos aiios. Actualmente, los
derechos humanos son una faena que puede minar fa amorid:id exclusiva del
E.1tado sobre sus ciudadanos }' con ello contribttÍr a transformar el sistema
interesmal y el orden h:gal internacionaJ.2Ci Li. pertenencia a un F.stado-nación
territorialmente exclusiva deja de .1er el único fundamenro para la realización de:
los derechos. Todos los residentes, ciudadanos o no, pueden ccdamar sus dere-
chos humanos (Jacobson, 1996; Hcnkin, 1990). Ellos refuen:m el concepto de
ser person'J.. los códigos de derechos hummos pueden erosionar parte de la legi-
timid:i.d de un Estado si éste falla en respetarlos. La condición para la legitimidad
y:i. no es más una cuestión de :iutodeterminación nacional, sino de respeto por los
códigos internacionales de derechos humanos (véase Franck, 1992). Éste es un
cambio muy significativo en b medida en que: ya no deposita automiiticamcnte la
legitimidad en la :imodcterminación. Al mismo tiempo, es impommte enfotizar
que los derechos humanos dependen del Estado para su implementación.
La creciente influencia de la legislación sobre dcrecl1os humanos es particular·
mente evidente en Europa. No fue hasta la décad:1 de 1980 que lo mismo comen-
zó en los Est:idos Unidos, si bien e.m país se encuentra todavía atra.sado. 2 7 Esto ha

2G En Joi comienzos del siglo x.x, p había m11chos instrumcnto.1 legalcs que promovfan los
derechos humanos y h:iclan dd indil'iduo un objeto de la ley imernJcional. Pe10 no es h:im
Jc.1pués de la Segunda Guerra Mm,dial que vemos una elaboración y fo11mJiuci6n de esroi
dncchos: los convenios y convenciones que gmn1i1.~n hoy lo, derechos humanos derivan de b
Ded,middn Univmal tÚ kJ, Drrr,ho, ,M HomhT(, adoptada por la, Naciones Unidas en 19-ill. Y
11u o h"--'t:t flne. de la déc,da de 1970 y en I¡¡ d, 1980 que hzy una c;.¡,nridad lo iufkicmcmemc
grande de instrumentos y arnerdos que JOJ simmas judicial<:s, espechlmente en Europa, regulor-
mcnu invocan en sus <ltcisiones. En el oso de las Am~ricas, el slnema par~ h pmc,cdón de los
dw:chos humanos es la Comisión lnreumakJn;i de Derecho, H11mJno1, Est~ bamlJ en <los
documentos legales distintivos que son la Ctm.1 d, la OrganitAdó" de Esrados Jlmaíranos y h
Co,ivmriJ,1 Americana robrt Derrrhos Hum,mot, adapiada.s en 1969 y puestas en vigencia en
l 978, El 1égimm d~- derechos humanos de la 01¡:ani?.ación de fuudos Amcric;rnos fue marc.1d.,.
mente refor:ado por medio dd protocolo de 1967, ,1uc ,e puso en ,·igor en 1970.
7? Y su peso en muchos de los p.tfscs htinoaniericanos cs durloso. P.1ra una descripción muy
detallada (e inquietante} de 1~ si1uaci6n en M~~ico, ve.se Red in¡;. 1995, V6sc tambifo Sikkink,
1993. .
1.A TRANSNACIONALl7.AC!ÓN Dll FAí.IU ... S9

sido visto parcillmente como un resultado de bs definiciones csradounidenses


sobre el ser humJ.no, las cuJ.les h1n llev;1do a las com:s en n.lgunos osos a crat:n el
cerna, por ejemplo, de los inmigr:mtes indocumentados dentro del dominio dd
constitucionalismo estadounidense, en particular la idea de derechos inalienables
y naturales de los pueblos y las personas, sin confines territoriales. El énfasis en las
personas hace posible interpretaciones sobre los inmigrantes indocu1ncncados de
un modo que no lo sería~¡ el énfasis estuviera puesto en los ciudadanos. No fue
h:1s1n mediados de la década de 1970 y comienws de la de 1980 guc las cortes
domésticas comenzaron a considerar los códigos de derechos humanos como ins•
trumcntos normativos por derecho propio, El rápido crecimiento de b inmigra•
cic'in indocumentada y d sentido de b incapacidaJ del Estado para concrobr el
flujo y para regular las diferentes cm:goría~ en su población fue un factor qui:
llevó a las cortes a consider.ir el régimen internacional de derechos humanos;
posibilita a las cortes tomar decisiones sobre protecciones básicas de los indivi.
duos que no están formalmente considerados en el territorio nacional y en d
sistema lcg:i.1-b:l.sicamentt:, extranjeros indocumentados y reíugiados no auto-
rizados-. 26
La creciente responsabilidad de los Estados bajo el poder de l:i. ley de los
códigos e instituciones imemadonales de derechos humanos, junto al hecho de
que los individuos y los actores no estatales pueden demandar a aquellos fura-
dos en términos de estos códigos, señala un desarrollo que va m:is allá de la
expan.si6n de los derechos humanos dentro del marco de los Esra.dos-11ación.
Para los teóricos que han nclopt:tdo una postura radical en este: rema (por ejem•
plo, Jacobson, 19%, y Soysal, 1994) contribuye a redd:1nir las bases de 1:i legi-
timidad de los Estados bajo el gobierno de la ley y la noción de nacionalidad.
Bajo regímenes de derechos hum:inos, los Estados tier1eu gue responsabilizarse
cada vez 111:í.s de las personas como personas más que como ciudadanos. El
individuo es ahora un objeto de ley}' un emplazamienco de derechos indepen-
d icnreme n te de si es ciudad~ no o extra.n je ro.29

28 Por tjttnplo, h Dtcluación Unlvenal fu., ci1:i.Ja en 76 Cl\SOS fodeialcs desde 19/aS !,~sr.
1994, tnis dd 90%,dc los c:uos 1u\'k1on lugar desde 1980 y de <"stm, d 49% in~lucrab~ cues•
iiono de inniigrJción, y el 54% ,i agreg:1mos a los rcfugi.ados Qacobson, 1996: 97), Jacohson
también descubrió q11e el 1é1111inn ~derechos humAnos" fue menciona.do en 19 casos íc-<leralcs
anu:s del 1iglo XX, 34 casos entre 1900 y 1944, 191 casos ent!e 1945 )' 1969, S03 QSOS durante
b décad~ de 1970, in.is de 2rnil cumduramc:13 déc:.ida de 1980 y un cs1imado Jc4 mil dur.ui,c b
dkid.1 d r 1990.
2~ Exisrc todo un debau: sobrc b. noción Je ci ud~dan ta )' lo q uc signitica en el con1cx10 ac111al
(véase Soysal, 1994: Baubock, 1994; $a.¡,e11, 1996: c~p. 2). U11a ten dcncia en cs1c dclmc es una
vuelta~ las no<:iones de ciudades)' ci Lid adaní~s. puticularmenrc en )a¡ llamJd>S ciud.,de, glohJlcs,
que son, en ¡>JI1e.1crritorim dcsnadonaliudos yqLic tirn"n al las conccnrracioncl de no ciud~(fa-
(,U l'ER50NAS EN l'UGA

Lo-~ inmigrantes, :1( acumular derechos sociales y c:iviles, e incluso algunos


dcr<:chos políticos, en los p,1íses de residencia han diluido el sen ciclo de ciudada-
nía en b espt:cifkidad de las demandas que los ciudadanos pueden h:1ccr al
fatado (véase Bosni:ick, 1992). Cuando se trata de servicios soci:ilcs (cduca-
cí6n, seguro de salud, beneJJcenci:l, beneficios por desempleo), la condisión de
ciudadano es de menor importancia durante las décadas de 1970 y 1980, Lo
que import:1ba por encima de:: todo era la residenci:i y l~ condición de extranjero
legal. Esto comenzó a cambiar en los comienzos Je la década de 1990, con una
agudización dd sentimiento antiinmigrndón, que llevó a una considerable re-
ducción de los derechos de: los Ínmigrnnces -como es d caso en l:is rccicmcs
leyes aprob:ulas en los Estados Unidos en 1 996 y en Francia en 1993-. Muchos
palses están dispuestos a pagar jubilaciones aun cuando los beneficiarios y.i no
residen allí;y algunos países incluso han otorgado d derecho a voto -por ejem·
·pki; Süeda y Holanda.:-:- En tcni ayo da&· lo,s"pafses; afos frsidc:"iiti:s pc rin:i-ne n-
tes se les garantiza derechos civiles, ya sea constitudonalmentt: o por medio de
r:statutos. La pcqucÍla diferencia entre las demandas dt: los ciudadanos y de los
inmigrantes puede haber contribuido a una baja propensión a naruralizar5e
entre cienos grupos de nacionalidadt:s. Con !os cambios de 1996 en la ley de
inmigración de los Estados Unidos, que incrementan esta diferencia, hubo un
fuerte aumento en las 5olicitudes de ciudadanía.
Incluso inmigrantes no autorizados pueden presentar algunas de estas de-
mandas. Schuck y Manin notaron que los nuevos "conrnuos sociales" están
siendo negociados en los Estados Unidos cada día entre los c:xtrnnjeros indocu-
mentados y h sociedad estadounidense, contratos que no pueden ser anulados
mediante demandas sobre nacionalidad y soberanía. Las cortes han tenido que
aceptar el hc:cho de los extranjeros indocumentados y extender a éstos a.lgun
tipo de reconocimiento legal y garantías de derechos básicos (véase Bosniack,
1992; Isbister, 1996)- Varias decisiones han confi:rido importantes beneficios
asociados con la ciudadanh a extranjeros indocumenrados; y,~¡ nic:n reciente~
disposiciones de las cortes en los Estados Unidos comienzan a apart,me de estos
derechos, ellos permanecen como una afirmación significativa de los derechos
de las personas.

nos de <!ir~rcntes p,utes dd mundo (por ejemplo, Holston, 19%; Kno, y Ta)for, 1995¡ SQaal
Jimia, 1993). f:l influjo crecicnrc de los códigos Je derechos humanos refocrza es,3.$ 1cndencias
a apartaue Je lo nacionalid~d y el territorio nacional conio orcgocl.ls ~bsoltitas.
IJ\ TltANSNACIONA!.li'J\CIÓN DI' l'ACIU ... (,[

Co11clwió11

Los desarrollos planre;idos aquí apunt:1.n a un;i. cantid:td de rende11ci:1s que puc•
den volverse cada vez más importances en la ebboración de políticas inrnigrato·
rias. Primero, a.ll! donde el esfucno hlcia la formación de: espacios económicos
m.nsnacionalizados ha ido más !t:jos y ha sido más formalizado, se ha vuelto
muy claro que los marcos existentes parn fo. poi ítica inmigratoria son problemá·
deos. No es real, como se :ifirma muchas veces, (]Ue la coexistencia de regíme-
nes mu y diversos par.i la ci rcu lació 11 del cap ical y de Ias personas esté Ii bre de
tensión y de comcnción. Esm e.s cvidencc en el trabajo legislativo necesario p:1.ra
la formación de la UE. Versiones menores de cHa tensión son t:vidc:ntc:s en la
necesidad de disciiar<lisposiciones especia.les para la circulación de: trabajadores
en todos los principales acuc:rdus de libre comercio,
Segundo, vemos el comien20 de un despl:12arniema de funciones guberna-
mentales a instituciones no gubemamenrales o casi gubernamentales. Esto es
más evidente en los nuevos regímenes legales y rcgularorios tr:msnacionales en
el contexto de la globalizaci6n económic:t, Pero también se incersecta con cues-
tiones migr:itodas, especialmente la migración de trabajadores temporatios, como
es evidente en la creación dt.: regímenes especiales para la circulación de trabaja-
dores de servicios y personas de negocim dentro de h OMC y del NAFTA como
parte de la ulterior internacionalización del comercio y la inversión en servi-
cios. Este régimen para la circulación de trabajadores de servicios ha sido sepa-
rado de cualquier noción de migración; pero de hecho representa una versión
de la migrnci6n del trabajo temporario. Es un régimen para la movilidad labo-
ral que está en buena parte bajo la vii;ilancia de entid:ides que son lo suficiente-
mente autónomas del gobierno, En este despla:z.,mic:nto podemos ver los ele-
mentos de: la privafrzación de ciertos aspecto:; de la regulación de la movilidad
laboral rra nsfro nteri?.a.
Tercero, el proceso de legitim:ici6n para los Estados bajo el gobierno de b
ley demanda respeto y observancia de los código.; internacionales de derechos
humanos, independientemente de la nacionalidad y de la situación legal de un
individuo. Aunque h observancia se:1 precaria, no obstante, si:ñala un desplaza.
miento mayor del proceso de legitimación. Esto es, tal vez, más evidente cuan-
do la justicb en los países altamente desarrollados defendió los derechos de los
inmigrantes, los refugiados)' los solicitantes de a.silo contra las decisiones de las
legislatur:1.s.
Finalmente, el E.sr~do mismo ha sido transformado por la combinación de
desarrollos. Esto es en parte así porque d Estado bajo el imp~rio de la ley es uno
de los csccnados institucionales clave para b implcim:nraci6n de estos nuevos
62 PERSO:,i.~S EN FUGA

regímenes transnacionales -ya 5can los dc:rechos globales del capital o los derc:-
chos humanos de todos los individuos indcpendientcmemc de su nacionali-
dad-. Y esto es en parte as/ porque el Es1ado ha incorpor.ido d objetivo de
promover h econornfo. global, como ~s evidente en el influjo creciente de cier•
tos organismos <lel gobienio (por ejemplo, el Tesoro) y en b declinación de
otros, corno aquéllos vinculados a los fondos .sociales.
Dado que untos procesos son tranmaciona.les, los gobiernos ya no son com•
pctcntes para atender algunas cucHiones n1ayorcs unibtera.lmente o desde los
confines del sistema i1H<:restatal, estrcchan1cntc definido. Éste no es e! fin de las
soberanías estatales, pero ha c:1mbiado b "exclusi\'idad y d alcance: de su com-
pet~nci;i,'' (cf. Roscnau, 1992), pues hay un estrecho rango dentro del cual son
operativas b autoridad y l:i legitimidad del Estado.
No hay duda de 9ue parte de la tecnología imelecrual que tienen los gobiernos
y que les permite controlar a su población (por ejemplo, la "gubern:1rnc:ntalida<l"
de Foucault) se ha desplazado ahora a im,tituciones no cscaralcs, Esto est:i dramá-
ticamente ilustrado en los nue\·os regímenes rransnacionab prkui2.ados para
negocios transfronmiws y en c:l creciente poder de la lógica del mercado global
de capital sobre la poHtica económica nacional (véase Sassen, l 996: cap. 2),
Éstas son transformaciones en la fo.-mulación de lo que hablamos, Mi lectu-
ra es que s! importan. Es fácil argumentar lo contra.-io: el Estado sigue siendo
absoluto y nadaba cambiado demasiado. Pero bien puede ser que estos desarro-
llos señalen el comic:n2.0 de una nueva era. Estudios sobre mentalidades han
demostrado lo difícil que es para las personas reconocer cambios sistémicos en
sus condiciones comcmporáneas. Ver conrinuidad es mucho más simple y más
tranquiliwdor,
La pol11ica oficial de inmigración no es hoy en día parce de las nuevas regbs
de juego. (Es e5to de alguna ayuda en la búsqueda de una política de inmigra-
ción m:ls efectiva a largo pfozo en el accu:il mundo globaliwdo?
2. El "problen1a" estadounidense
de la inn1igración 1

Tradicionalmente, b inrnigración despenó fuertes pasiones w los Estados


Unidos. Si bien los estadounidenses se enorgullecen de su histori:1. como "una
nación de inmigrantes", c;1d:i grupo de llegados, una vc1. establecidos, peleó
por excluir a. los nuevos recién llegados. A lo largo de los dos últimos siglos,
cada nuevo. ola de inmigr:inres se ba enfrentado a una fuerte oposición por
parte de las que arribaron con anterioridad, quienes insiscían en que el pafs y::1
había colmado 5U capacidad. (La única excepción a esto fue la avidez sureña
par importar cada vez m.is esclavos.) En la actualidad persisten esfuerzos si•
milo.res por excluir a los recién llegados, Pero aquellos que quieren cerrar las
puertas a la inmigración están equivocados en dos aspectos: no sólo subesti•
man la capacidad del país para absorber más personas, sino que también se
equivocan en la ::i.preciación de las fucrt.:i.s políticas}' económicas q1ie, en pri•
mcr lugar, causan la inmigración.
Los políticos estadounidenses, así como d público, creen que las causas de
la inmigración son evidentes por sf mismas: bs personas que migran a los
Estados Unidos lo hacen por la pobreza, el estancamiento económico y la
sobrepoblaci6n en sus propios po.lscs. Por el hecho de que la inmigración es
comiderada como re5ulcado de condiciones sodoecun6micas desfavornbles
c:n utros países, se: supone que no tiene rdaci6n con l:i.s necesidades económi-
cas de los Estados Unidos o con las condiciones económicas internacionales
más amplias. En este comexto, la deci5ión se conviene en un asunto humani-
tario; admidmos inmigrantes por elección y por caridad, no porque tcng:1-
rnos un motivo econ6rnico o la responsabilidad política de hacerlo. Una po•
lítica inmigratoria efectiva, para este razonamiento, es :i.gudb que admite
inmigr.i.ntes selectivamcmc para propósitos como la reunificación familiar y
la reubicación de refugiados, mientras busca, tal vez, de5alentar la migraci6n
promoviendo la inversión cxtranjtra dirccu1, la ayuda exre1ior y la dc:mocra-
cia en los priíses de donde proceden los migrnntes.
1 Este caplmlo fue tomado dd libro de 13 au1or~; Sassen, J988.

63
l'f.RSONAS EN r:uc:A

Si bien hay matice5 en las posiciones, liber;iles y consc:rv;idores :iceptan por


igual esta visión prc:vakcirnte sobre las caus.u de l;i inmign1ciórt y la mejor
manera de regubrla.. El 1'inico desacuerdo, de hecho, es sobre qué t:m estricta-
mente debemos limirn.r la inmigr~ción. Los conservadores generalmente sostie-
nen que si la inmigr:i.ción no es severamente restringida, pronto seremos inv:i-
didos por masas empobrecidas dd Tercer Mundo, si bien la demanda de trabajo
agrícola barato modera por rnomencos esta posición. Los liberales tienden a ser
más c:uitativos, a.rgumcntando que los EscaJos Unidos, como el país más rico
dd mundo, puede permitirse ser generoso en ofrecer un refugio para los pohrts
y los oprimidos. Por lo tanto, los defensores de una polltic;i menos restrictiva
no tan los efectos positivos de h inmigrnción, como el crecimiento de la diversi-
dad cultural y un renovado espfritu de emprcsariado.
No debe sorprender que las leyes de los Estados Unidos hayan reflejado los
argumentos dominantes sobre los objetivos apropiados de la pol!tic:1.
inmigratoria. Las últimas dos reformas a la ley de:. inmigraci6n en 1965 y 1986,
buscan controlarla a través Je medidas destinadas a rcgubr quién puede entrar
legal menee}' evitando que los inmigrantes ilegales crucen nuestras fronteras. Al
mismo tiempo, el gobierno de los Estados Unidos intentó promover el creci-
miento económico de: los países que envían migran tes fomentando b inversión
exu:i.njera directa y la aymfo internacional para el desarrollo orient~do .1 la ex·
ponaci6n, con la creencia de que mejnrando hs oportunidades económias en
el mundo en desarrollo se detendr:i la emigración. Sin embargo, las políticas de
los Estados Unidos, más :1.lli de qué tan cuidadosamente se las haya proyt:ctado,
han fallado en limitar o en regular la inmigración del modo pretendido.
La enmicnd;i de 1965 de la lmmignttion a11d /1lnt11raíiwtio11 Act fue pensad¡¡
para abrir el pafs a una mayor inmigrJCión, pero de una manera que le permitiera
al gobierno controlar los ingresos y reducir la inmigración ilegal. Buscó.eliminar
el prejuicio comra los no europeos de la ley anterior sobre inmigración y regular
la afluencia de inmigrnntes estableciendo series de categorlas preferenciales den·
ero de un sistema rebcivamente elaborado de cuotas generales.2 Bajo este sistem:i.,
se le d.1ba preferenci;i a los familiares inmediatos de ciudadanos de !os Estados

2 Reformas anteriores prohibieron la inmigración de mbajadotel chinos (1882), remíngie-


ro11 la inmigrlci6n j~poncsa (l 907) y culminarnn en b NatÍQn11I On'girn Aa de I n4. fura actJ
fue b pri1ncm ley g~ncral de inmigración que reunió el creciente nú111ero de restricciones y
conrroles que se habían establecido durante un período de !Lempo: h cre,ci6n de cbses de e:<•
mnj W>$ inod misiblcs, lcycs de ,!epon:tción, rc,querirnicn tos de alfabetización, e1céter:1, l,1 ley de
19GS 1crrninó con ese.u rcmicciones. Ei, cs1e scnddu, fue parte de un c.iíucr,o legislativo más
amplio p,r~ rennin~r co1111111chas forma, de discriminación en los fürados Unidm. c:1les como la
discrimin:ición de la, minorfas y las mujeres.
El.. "l'RORLl:MA" ESTADOUNIDENSF. m: !A !NMJ(;lv>.Clól\' 65

Unidos y, en mc:nor 1111:dida, a los inmigrantes en posesión de habilidades cscas;is


en los Estados Unidos, como enfermero.s y niñeras.
La ley de 1965 produjo cambios mayores en los patrones de inmigración,
pero no necesariamente los buscados. El énfasis en b reuniHc;1ción familiar
deberfo. haber asegurado gue d grueso de las nuevos inmigrames viniese de
países que ya habí:i.n envilldo una gran cancidad de inmigrantes a los Es(ados
Unidos -esto es, básicamente de Europa-. Pero d dramático aumrnto en la
inmigración después de 1965 fue más que 1wc-la el resultado de una onda de
migración desde la Cuenca del Caribe y d Sll r y Sudeste Asiático. La fulla de la
política tstadounidense fue p:uticularmeme evidenre en el rápido aumento Je!
número de inmigrantes indocumen ta<los que:: ingresaba al país. No sólo se
incrementó de manera notoria el nivel de mexicanos indocumentados, sino
que se iniciaron series enteras de nuevos flujos de indocumentados en su ma-
yorfa de los mismos p:1fses que proveyeron la nueva inmigmción legal.
El clamor acerca dd aumento de la inmigr:1ción ilegal llev6 a una serie de
propuestas en el Congreso que culminaron en 1986 con la Im111ign1tio11 Refarm
mzd Control Art. Esta ley incemó racionalizar la poHtic:1 inmigratoria y, en
particular, consignar el problema de la inmigración ilegal. Planti::i. un progra-
ma de regularización limitada que posibilita a extranjeros indocumentados
legalii.ar su situación si pueden probar una residencia continua en los Estados
Unidos anterior al l O de enero de 1982, entre otros criterios de elegibilidad.
Una segunda disposición de la ley busca reducir !ns oportunidades de empleo
de: los trabajadores indocumentados a través de sancioncs a los empleadores
que los contraten a sabiendas. El tercer elemento es un amplio programa de
trabajadores-visitantes diseñado para asegurar una oferta abundante y conti-
nua de trabajadores de bajo costo para la agricultura.
Hasta ahora, la efecth·idad general de la ley ha sido limitada. Mientras 1,8
millones de tr.ib~j~dores solicitaron la regularización de su situación3 (un nú-
mero bastan te significMivo, pero menor al esperado), hay una evidencia ere·
ciente de que el programa. de sanciones para los empleadores ha resuk1do en
una discriminación contra cra.baj~Jor~s minoritarios que son en realidad ciu-
dad:rnos estadouniden~cs, asl como en abusos contra trabajadores indocu-
mentados. Mientras tanto, la inmigraciót1 ilegal ha continuado aparentem~n-

3 Alrededor de 1,8 millón d~ extranjeros ie pre;em,ron puad programa plincipal de lcg.,li-


z.ación; "il~más, l,2 millón se presentaron, tra1•é, de ptogr~m:is especiales de lq;J.li?.Jción pl!,l b
agriculmrJ. /Vlientr.u se espcrJ que la niJyor!a de: los que 1<' prc~nmon plr.i d progrc1ma pri~ci-
p:1.l <Jhrcngan b cnm!ición de 1e1idcnces tcmpoi:irios, se es!.\ l<Jrnando evidente que una propot•
dón creciente no eui c11m¡,liendo cnn d segundo rc<¡uisito del pro.::cdiniicnco: solicitar¡~ rosi·
dencia pemunen1e.
(,(, PERSONAS EN FUGA

te incrementándose. Los esfuerzos parlamr:nt,.uios por corregir bs fall~,s de la


ley ya han comenzado. En una desviación rcbtivamcntc promisoria de lapo-
licica inmigratoria anterior, el Senado aprobó recientemente un proyecto de
le.y que busca dar una mayor prioridad a los solicitantes que satisfagan una
necesidad labora! de los Estados Unidos.4 Si bien d límite de 51¡ mil de estos
inmigrantes por ai10 que se ha estJ.blccido continúa siendo pequeño, la lq
propuesta sentarla un importante prc:ccdcn te al reconocer que los inrnigran-
res, aunque representan tan sólo el 7% de b fuer2a laboral de los Estados
Unidos, han :tporcado el 22% del crecimiento de b fuerza de trabajo desde
1970, y al responder a los pronósticos dd Departamento de Trabajo de los
Estados Unidos acerca de una amenazante escase2 de irabajo en una varie-
dad de ocupaciones.
Aun una versión modificada de b ley de 1986 tiene pocas posibilidades de
regular de manera exitosa b inmigración por una sencilla razón: como leyes
anteriores, está basada en una comprensión equivocada de las causas de In inmi-
gración. Al concentrarse exclusivamente en los inmigrantes y en el proceso in-
migratorio mismo, los que formulan las poirricas inmigratorias estadotJniden-
ses han ignorado las fuerlaS internacionales más amplias, muchas de e!Ias gene·
radas, o al menos fomentadas, por los Estados Unidos, que han contribuido al
aumento del flujo migratorio.
En las décadas de 1960 y 1970, los Estados Unidos jugaron un papel cruci:il
en el desanollo del actual sistema económico global. Fueron exportadores clave
de capital, promovieron d desarrollo de. enclaves m:mufactureros exportadores
en muchos de los países del Tercer Mundo, y aprobaron legislación destinad;i a
abrir su economfo. )' la de otros países al flujo de capital, bienes, servicios e
información. La emergencia de una economía global -y d papd central militar,
polftico y económico jugado por los Estados Unidos en este proceso-contribu-
yó (anto a la creación de potenciales emigrantes en el extranjero como a b
formación de conexiones entre países industriali2.1dos y en desarrollo, que
subsecuentcmenet: servirían como puentt:s parn la migración int~rn:icional. P,tra·
dójicamence, las mismas medidas pensadas para desalentar la inmigración-inver-
sión extranjera y promoción de un crecimiento orientado a la exportación en
los países en desarrollo- parecen haber tenido cx:ictamentc defecto opuesto.
La prueba más clara de ello es el hecho de que muchos de: los pafses reciente•

4 v~rias dfo.ulas han sido anoa,bs ll p1oyecto, que vaJ1 desde la con,e5ión de un, vi~
csp~da.l, como rnccde en Hong Kong, ham d ornrganiiento de 4.ROO visas al año a millone1tios
dispurnos a empicar al meno1 a dia 1r:1bJjldorc.s cmdounidcns1:1. El prorccro expande también
dos prefrw1cias de u;, bajadorc¡: profe5ion1les guc scJn dmacados artistas e individuo; en ocu-
r~ci oncs que no pueden ~er rcaliz.id.u por trabajadores mJdoLJnidcnses,
El. "l'Rüfll.EMA" F.STADOUNll)ENSc DE 1.A lNMJGRACIÓN G7

mente: industriafü.ados con las t:tsas de crecimit:nto más elevadas Je! mundo se
están convinic;ndo de forma simuldnea en los proveedores m:.í.s importantes de
inmigranres:h:1.cia los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, la transformación de b estruccura ocupacional y de in-
greso de em: país-ella misma en gran parte un resultado de la globali:z.ación de
la producción- ha expandido la oferta <le tr:ibajos de bajo .-alario. La declina-
ción del sector m:inufocrurcro )' d crecimiento dd sector de servidos han
incrementado la proporción de trabajos ti:mporarios y <le tiempo parcial, redu-
cido l:LS oporrunid:ides d<! progreso dentro de las empresas y debilitado varios
tipos dt: protección dd tr:i.b::ijo. Esta "precarización" del mercado de trah:tjo ha
facilitado la absorción de un ascendente número de inmigrantes durante las
d~c:idas de 1970 y 1980 -una creciente mano de obra del Tercer Mundo en lo
que es supuestamente una de las economías postindustrialcs más importantes-.>
H:ista que encendamos mejor las poderosas fuerzas polltic;is y económicas que
regulan el flujo de migración internacional y nuestro propio rol en crearlas, J;¡s
pol!ticas inmigratorias esradounidenses continuarán siendo erradas y frustran-
tcmente inefectivas.

La nueva inmigración

A ftnes de la década de 1960, los parrones de inmigración de los Es1ados Uni-


dos comenzaron a cambiar en muy diferentes maner:is. Primero, hubo un au-
mento significativo en los niveles anuales de entradas. De 297 mil en 1965, los
niveles de inmigrnci6n crecieron hasta 373 mil en 1970, llegaron a 531 mil en
1980 y alcanzaron los 602 mil en 1986. Al mismo tiempo, hubo un cambio
dramático en b composición regional de los flujos migratorios. Hasra hace tan
poco como l 960, m:ls de los dos tercios de todos los inmigrantes que ingresaban
en los Estados Unidos procedfan de Europa. Para 198G, la participación Je Euro•
pa en las entradas anuales se redujo a un noveno, y d númern actual de inmigran-
tes europeos ha declinado de 140 mil en 1960 :i 63 mil en 1985. Hoy, l.1 vasta
mayor/a de los inrnigr.intes hacia los Est::idos Unidos tiene su origen en Asia,
Améric:i Latina y el Caribe.
Los asiáricos constituyen el grupo de inmigrances legalmente admitidos de
más rápido crecimiento. De 25 mil enrr:idas en 1960, los ni,,eles anu:iles de
inmigrantes aumentaron a 236 mil en 1980 y a 264.700 en 1985. Mientras que
estas figuras se eb•aron de alguna manera por el flujo de refugiados del Sudeste

~ Se puede enconrear una documcntaci611 d~cJ.llada sobre ~stos temas en s~.,w,, 1988.
GS l'E!tSONA., f.N FUl:A

A5i:itico admitidos dcspué:s de la Guerra de Victnnm, los refu~lados n:presrn-


ta11 só!o una pequeña proporción del auirn:tuo general de la inmigración :isiáti•
ca. De hecho, son las Filipinas, Corca del Sur y Taiwfo -y 110 Viecnam y
Cnmboya, que enviaron rcfogiados- las fuenres m:ís imporLlntes de inmigra-
ción asi:hic.1. Incluso en 1982, cuando d total de las entradas asiáticas alcanz.:1-
ron .313 mil entradas, el nivel más alto de todos los tiempos, sólo 72 mil eran
vietnamitas, un nivd que declinó a .39 mil en 1983. En l.1 déc.1da de 1980, la
inmigració11 asiácica comenzó a incluir nuevos flujos de naciones tales como
Singapur, J\fal:tsi:t e: lndonesia, que pn:viamente no habían sido fuentes de c:mi-
gr.ición hacia los Esrndos Unidos.
El aumento de la inmigrnción hispánica}' antillana, si bien no es de t:inta
importancia, ha sido, no obstante, significativo. Los niveles de inmigración de
América L:ltin:1. y el Caribe: aumenta.ron en la última mitad de la dt:cada de
1960; luego mostraron una declinación en los comienzos de fa de: 1970, antes
de aumentar notoriamente otra vez. en la década de 1980. Lis enm1das totales
de hispánicos (sud y cenrroamcric::1nos, excluyendo México) llegaron a 170 mil
para el periodo entre 1965 )' 1969, cieclinando a 149 mil entre 1970 y 1974, y
aumentaron a 3GS mil en ne 1980 y 1985. Las entradas de antillanos fueron
35 I mil durante el período entre 19G5 y 1969, declinaron a 3 IS mil entre 1970
y 1975 }' aumentaron a 445 mil entre 1980 y 1985. (Por contraste, no hubo un
decli\•e comparable en el número de inmigrantes asi:ícicos en la década de 1970.)
Los die1. países que más inmigran ces enviaron a fi ncs de la década <le 1980
c:r:m todos de: América Latina, l:i Cuenca del Caribe y Asia, Entre 1972 y
1979, México, con más de medio millón de entradas nnualmcnte, era por
mucho la fuente más importante de inmigrantes legal menee admitidos, se-
guido pot Filipinas, con 280 mil; Corea dd Sur, con 225 mil, China (inclu•
yendo tanto Taiwán como la República Popular), con 160 mil; Imfü, con
140 mil y Jamaica, con 108.400. Con b excepci6n de Italia, todos los países
que enviaron más de 100 mil inmigrantes por año pertenecían a la Cuenca
del Caribe o a Asia. Otra fuente importante de inmigrantes fuera de estas
regiones fueron Gran Bretaña, AlemanÍ:l Occidental y Canadá, que enviaron
alt~dedor de 80 mil cada año durante el perlado 1972· l 979. Para 1987, el
43% de las 600 mil en rradas eran asi,tticas, el 35% latinoamericanas y caribe-
iías, y sólo d l 0% de Europa.
Es impon:rnce notar que la nueva inmigración asiátic:i., muc:h;s veces consi•
dcr-.ida como predominantemente de profesionales e individuos dt: clase media,
se e.st:í. tom:indo ca<l:1 \'t:Z más una inmigración de clase: trabajadora. En mu-
dios casos, lo que comenzó como migraciones de clases medias abrió el carnino
para migraciones de esu:Hos más pobres y <le inmigrantes indoc:umt:Mados.
El. "l'Rntll.EMA" l!S1'ADOUN[[)l'.NS!, !)[; !A INMIGRAC:lÓN

Esto h.1 sido cierto res pece u Je b migr.idún de Corc:a del Sur, por cj,:mplo, que
ahora incluye: un númi::ru signific:uivo Je indocumentados y empleados en ra-
lleres donde se impone un trabajo excesivo por una escasa remuneración, :u!
como de la migración filipina}' colombi::1na.
Otra car:icterfstica de la nueva inmigración es la importancia crecicmc de
inmigrantes mujeres. Durante la dfrada de 1970, las mujeres representaban el
60% del total de inmigrantes de Filipinas, d 61% de los rncoreanos, el 5.3% de
los chinos, d 52% de los dominicanos, el 52% de los colombbnos, el 53% de los
haitianos y d 52% de los inmigrantes de Hong Kong. lnc!tiso rn la bien estable-
cida corriente mexicana, n-.1didonalme11rc dominada por homlm:s, hs mujeres
representan en la :icnialidad b mirad de todos los inmigrantes lcgales. 6
Si bien fo. mayor parte de las inmigrantes mujeres codavía entra como de-
pendientes .<le. Jifo:n:ntes_tipos,-un pequeño. pero crecie ntc-n úmerocntr-a- ahora-
clasificado como trabaj~doras. Esto parecería indicar que un mayor nt.'1mero de
mujeres está migrando independientemente, c11 .1lglmos c;i.sos, dejando atrás a
su marido e hijos. Las mujeres representabn d 45,6% de todos los inmigr:rn res
legalmente admitidos entre 1972 y 1979, b.ijo la categoría preferencial de cra-
bajadores calificado~ y no calificados en escasez) Además, las mujeres represen•
caron m:ís de la mitad de las 290 mil admisiones bajo la cacegoria de inmigran-
tes no prcferenc:iales, que consiste en los esp;1dQs que quedan di$ponibles cuan-
do las cumas preferencial es no son utilizadas por compleco.s
Ademas, la nueva inmigrnción está caractcri1.ada por In tendencia de los
inmigrantes a agruparse en unas pocas regiones chvi:: de los Estados Unidos.
Esto también íue cieno con respecto a las inmigraciones anteriores, por su-
puesto¡ al c:omc:n:z:ar d 1900, Nue\'a York, Pcnsilvania e lllinois atrajeron a la
mayoría de los inmigrantes. 9 Hoy, no obstante, hay más puertos de entrada,
un mejor <lr.sarrollo del sistema de: transporte y una distribución más pa1eja
de los trabajos -todo lo cual parece facilitar la dispersión de los inm igramcs.
Sin embargo, los Estados de California y Nuel'a York reciben casi hi mitad di:
todos los nuevos inmigrantes, mit:nnas otro cuauo va a NucvaJersc:y, lllinois,
FI orida y Texas.

J.
6 Pua el cm; de la migrndón mdican;, indocumentada, 1·fa1e R. \X'~rren y S. l',uscl, 1983.
7 ,vfation I'. Hounoun r! al, (198~). "í-em:i.le pm\ornin,ncc ofimmi¡;mion 10 rhc Unitcd
States oin,c 1930: a lirst J,iok", en lntunatiolUf! Migr11tion R,11itu,, vol. 2R, 111ím. ,1, invit'rno: 945,
6 L,i d,,se, uo prcícrendak, reiuhln de suscri¡x:ianes nu cubiwas de cla,cs prcfc1cncialc$. Ln
en tr.'.ld.u no prcferencdej J~jJrnn d~ emr di$ponibles en l 97S, pcrn tecientcs juicios reJbrieron ).15
Jdmisioncs en C$t,l cbs~ t.lesde 198 5.
9 Abm,,w cf R,porrs ofthr lmmigr,trírm Commiuio11 (1?11), St11aJo de los Esc,1do~ Unidos,
61° Congwu (\'%shingtan, !).C., U.S. Governmcn1 Príntin¡; Ollice): 105
70 I'F:RSONASEN !'UGA

Por orra parte, [05 nuevos inmigmntcs tienden a agrup:trsc en las grandes
áreas nu.·cropolit:mas, como Nueva York, Los Ángc:les, San Francisco, Chicago,
Houston y Miami, Según el censo de 1980, cerca de un quinto de todos !os
residentes nacidos en el exterior de los Estados Unidos vivía en Nueva York y
Los Angeles; por conuaste, estas ciudades contenfan menos del 1% de la pobla-
ción total nacida en los Estados Unidos en 1980, Alrcdc<lor dd 40% de los
inmigrantes se establece en las diez. ciudades m:ís grandes de! país, que juntas
representan menos de! 10% de la población rotal de los Estados Unidos. En
esras ciudades, los inmigranres constituyen una proporci6n dela pobbción con-
sider.tblemente mayor que en la pobfadón rotal del pals. A~í, mientras que los
inmigrantes representan, como mucho, d 10% de b. población total, en 1987
consticufan e! 30% de la población de la ciudad de Nueva York y d 15% de las
poblaciones de Los Ángdes y Chicago,

La insuficiencia de las explicacio,m c/dsicas

Las caracccdscicas fundamentales de la nueva inmigración -en particular, la


rn:cicntc imporc:mcia de cienos países asiáticos y de la Cuenca dd Caribe como
fuentes de inmigrantes y e! rápido incremento de la proporción de mujeres
inmigumes- no pueden ser adecuad::unencc explicadas por las hipóu:sis preva-
lecientes sobre las causas <le las migraciones, Incluso una rápida revisión de los
patrones emigratorios revela que no hay una relación sistemática cnnc emigra•
ción y lo que el saber convencional considera su principal c:iusa: la sobrepubl:i.-
ción, la pobreza y el estancamiento económico.
Las presiones poblacion:1les, sin duda, indican la posibilidad de un aumento
<le la emigración. Sin embargo, estas presiones -medidas ya sea por el :iumento de
población o la densidad de pobbci6n- no son en sí mismas de gran ayud:i para
predecir qué países tendrán los mayores flujos <le emigrantes, pue5to que muchos
países con poblaciones rápidarnen¡c crecientes experimentan una escasa emigra·
ci6n (muchos pafses del ceruro de Afric:i caen dentro de esra caregorfa), mientras
que otros países con tasas de cm:irnienro pobbcional mucho menores (corno
Corea del Sur) o con una densidad relarivamcme b3ja (como República Domini-
cana) son importantes fuentes de migr:m tes.
Ni tampoco la pobreza en sí misma parece ser una vari:ible explicativa
confi:1ble. No todos los pJÍses con una pobreza c:xm:ma experimentan una
cmigrJción e:w:nsiva, y no todos los países con emigrantes son pobres, como fo
ilustran los casos de Curca del Sur}' lniwán. La utilidad de b pobrcz.a para
explicar la migración l:S puesta en duda por el hecho de que los flujos migratorios
El. ·rROílLF.M,\" ESTA[)OlJN![)GNS~ m: IA INMl(,R,\CIÓN 71

en gran escala de b mayor parre de los p~iíses asiáticos y de la Cuenca dd Caribr.:


comenuron recién en la década de l 9GO, si bien muchos de dios mfrian de
pobreza desde hacía mucho tiempo .
. La supuesta relación entre estancamiento económico y emigración es pto·
blcm:itica de rnanrn1 simibr. Generalmente se iupone que la falta de oponuni•
dades económicas en los países menos des:uroll:tdos, tal como la mide el lento
crecimiento del producto bruto nacional (PBN), juega un papel clave en inducir
a los individuos a emigr::i.r. Pero el a u meneo genc:ral en los nivdes de emigración
tuvo lugar c:n un período en que muchos de los países de origen CJ,;perinienta-
ban un rápido crecimiento económico. L1s tasas decrecimiento nnuales del rBN
durante la década de 1970 oscibban entre el 5% y el 8% p3r3 la mayor parre de
los principales países de origen de migrantes. De hecho, muchos de los países
emigratorios clave estaban creciendo considcrob!cmcnte más rápido que otros
que no experimentaban una emigración en gran escala. Corca del Sur es el
ejemplo más obvio. Con una rasa de crecimiento dd PBN gue csraba entre !:is
más altas del mundo durante la décad .. de 1970, era tanibién uno de los países
cuyo uivd d\:,ni'igración a los Estados Unidos creda con mayor rapidez:.
Esco no significa gue la sobn::población, b pobreza y d eM:mcamiento eco~
nómico no creen presiones wbre la migración; por su propia lógica lo hacen,
Pero csd daro que la identificación común de la migración con tales condicio-
nes es extremadamente simplista. La evidencia 5Ugierc que. tales condiciones no
bastan por sí mismas par:i. producir nuevos y gr.indes flujos migrarnrios, Es
necesario tomar en consideración otros factores intervinientes que actuan para
transformar es:i.s condiciones en una situación que induce a la migración.
Tómese, por ejemplo, los casos de Haití y de Rt:pública Dominicana. A
primera vista, los altos niveles de emigración de estos países parecen sustentar el
argumento de que la sobrcpoblación, la pobreza y el estancamiento económico
c:ius:rn la migr:ición. Pero tino se sorprende :intc: el hecho de: gue. estas condicio•
nes estab:111 presentes en ambos países mucho antes Je que comenz;ira el m:isivo
flujo de emigrantes, ¡Qué fue, emonces, lo que produjo este súbito ::mmentol
En el ca~o de República Dominicana, h respuesta parece estar t:n los víncu•
los gue se esr:iblecieron con los Estados Unidos durante la ocup:i.ción de S:rnto
Domingo por marines de ese p:iís en 1965, en respuesta a la victoria electoral
del cindid:ao prcsidcnci.1.1 de b. izquierda, Juan Bosch. La ocupación no sólo
resultó en un aumento de los lazos políticos }' económicos con los Estados
Unidos, sino gue produjo también una corriente de refugi:1dos políticos de la
chsc medil qtte emigraron al pah ocupante. El asentamiento Je refugiados
dominicanos en los Estados Unidos cre6 lazos fom iliares y pcrson:iles. Estos
la1.os se consolidaron subsecuentemenre con ]:i inversión csr~dounidmse en fo
72 l'F.l(SONAS EN HJGA

:igriculmm r b. manufocrnra p:ua <:!xportación dominic:mas. La migración a 105


Estado,~ Unidos comenzó a incrcmentars<:! poco después, aunu:ntnndo de un
total de 45 mil pam d período entre 1955 y 1959 a 58 mil entre l 965 y l 969.
Así, los nuevos desarrollos que parecen haber coincidido con la inici:i.ción de la
emigr..1ción en grnn escala fueron d c:sc;1.blecimicnto de bzos militates }' perso-
t1:1.lcs cmechos con los Estados Unidos y la introducción de inversión directa
es cado Lmidense.
Haití, por otra p:i.rtc, no estuvo sujeta a una intervc:nócin militar directa d~
los facados Unidos, pero el escablecimiento de vínculos con dicho país y la
imro<luccitín de: inversiún extranjera directa parecen haber de.1c:mpc:iiado un
papel similarment<: importante en la producción de c:migrad6n. Si bien J-l;i.itl
fue durante mucho tiempo dt:scsperadarnente pobre, la migración masiva a los
Estados Unidos comem6 sólo :1. principios de la década de I 970. En ew: ca~o.
el nue\'O desarrollo o proceso interviniente clave parece haber sido la ;1.dopción
de una política económica de crecimiento orienrncla a b exportación por parte
del presidente Jean-Claude Duvalier en l 972. La economía de Haicf se .Jbrió n
l:1 inversión extranjera en la manufaccum de exportación r a un des:urollo en
gr:tn escala de In .igriculcura comerc:ia.l, con los Estados Unidos como socio
clave c:n esta nucvn esrrategia. La mano de obra necesarh para estos nuevos
modos de pra<lucci,in fue obtenida a uavé.~ del desplaz.amicmc, masivo de pe-
r
quefios terratenientes agricultores de subsistencia. Esta transformación de b
tradicional estructura ocupacional de Haitl, en conjunción con la creciente re·
presión gubernamental y b emergencia de lazos económicos y políticos estre-
chos con los Esr:idos Unidos, coincidió con el comien:z:o de un f-lujo migrntorio
importante haci.1 csce p:i.fs.
En :rn1bos casos, el establecimiento de lazos ccon6micos, polícicos y milita-
res con los Est:tdos Unidos parece haber sido ruucional para la creación de las
condiciones que permitieron la emergencia de cmigraci6n en gran esca!a,10 Por
lo tanto, estos vinculas desempeñaron un papel clave en la migración del Su-
de.steAsi:icico hacia los Estados Unidos. En el periodo que siguió :1 !a Guerra de
Corea, los Estados Unidos buscaron activamente promover el des:mollo econó-
rn ico del Sudeste Asiático como una manera de estabilizar po lf ti camente la re-
gi6n. Adcm.ís, las tropas estadounidenses se estacionaron en Corea, Filipinas e
lndoc:hina. Jumes, los intereses comcrciaics }' militares de los fürados Unidos

lO V fase. rambifo IAbcr migr111ion wuf,r rapit11/üm: rhr Pr,,rro Riro ,xpairnc,, un ~nudio
reali,:ido por d equipo del Centro de E,audio~ Puermrri,¡ueños, l ')7~ (Nu,v:i York, Monthly
R~view Press): Alej,rndrc Parres y John Wolron (1981), labnr. t!,m ,:md 1hr intrrnation,r/ iy,um,
Nueva York, Academic Press.
l,l "l'ROI\I.E!-l,\ L:STi\l>OUNIDE.NSE [)f, !J, IN!>!l<av\Clt'IN
4
7.l

crearon un v:mo aparnw de l:izo, con :iqud!os países asiáticos <JUC m,is t.irde
experiment:irf:in grandes flujos migr:uorios hncia el primero. El m::isivo incre•
mento de la inversión extr:injcra durante: el mismo periodo, p::inicul:umentc en
Corea del Sur, Taiw:in y foilipinas, reforzó esras tendencias.
En otras palabras, en la mayor parte de los países que cxperiment:iron !;;ran·
des flujos migratorios hacia los Estados Unidos, es posible idemificnr un grupo
de condiciones y de vínculos con dicho país que, junto con la sobr~poblnción,
la pobreza.}' el desempleo, inducen a la emigración. Mientras que la narur:1.lez~
y b extensión de csros vínculos varb de un país a ocro, emerge un p:itrón co•
mún de la intervención polícica y económica expansiva estadounidense con
países que envfan emigrantes. (P:i.ta un desarrollo complero de estos temas,
véase S:isscn, l 988.)
Un demento clave de este p:món es la presencia de inversi6n (:Xtr.rnjc:ra
direcc.1 para b exportación. Lo. inversión estadounidense en los paÍ5es menos
desarrollados se quintuplicó entre 1965 y 1980, dirigi,fodosc gran parte a unos
pocos países chwe en la Cuenca del Caribe y el Sudeste Asiático, y una gran
proporción se canali:i.ó al desarrollo Je bienes de consumo como juguetes, ropa.
textiles y c:.1lzado. Las Lndusttias que producen para la exportación son altamen-
te intensiv::is en mano de obra (esto es, por supuesto, una razón primaria para
ubicarlas en pafses de bajos salarios). La namraleza intensiva en mano de obra
de estas industrias es una razón pam que muchos países de Asia y de. la Cuenca
del Caribe, que han sido receptores importantes de inversión extranjera direct:i.,
hayan experimentado un crecimiento en d ern pleo, espccialmcnre en el sector
manufacturero. (Véase, también, d capírnlo 5 <le csre libro.)
De acuerdo con las interpretaciones tradicionales sobre las causas de las mi·
graciones, esta combinación de tendencias económicas debería haber ayudado
a evitar la emigración, o al menos :i mantenerla en niveles relativamente bajos.
Este efecto disuasivo debctfa haber sido particularmente fuerte en pafs,:s con
altos nivdes de inversión orienrada a b. exportación, ya que esta forma de inver-
si6n crea más empleo -empleos ejecutivos y administrativos así como producti-
vos- que otras. Pero han sido precisamente esos países, más exactamente los
nuevos países industrializados del Sudeste Asiático, la princip:u fuente de nue-
vos inmigrantes. Entonces, ¿cómo puede la inversión extranjera, especialmente
en industrias de exporcación, explicar C5ta aparentt: contradicción? En panicu-
lar, ¿c6mo puede: ser que la inversión extranjera puede producir al mismo tiem-
po un rápido crecimiento económico)' niveles devados de emigración?
74 l'F.llSONA.'i EN flJGA

La inten1ttcionalizarió11 de la producción

Para comprender por <JUé las migraciones en gr:m escala se km originado en


países con altos niveles de creación de empleo debido :1 la i1wersión extr:rnjcr:i.
en industrias exportadoras, es necesario examinar el impacto de estas inversio-
nes tanto en la estructura eco116111ica como en h ocupacion;1.l <le los países en
des ar ro !lo.
Probable1m:nte, defecto indil•idual m;is impom.rm de b inversión extranjera
en l:i. producción exportadora es el desarraigo de las personas de los modos tr:i-
dicionales de existencia. Desde: hace mucho se reconoce c¡u.: el desarrollo de !a
agricultura comercial tiende a desplaz:u a los agricultores de subsistencia, creando
una oferta de trabajadores rur:iles asalariados y aumentando las migraciones ma-
sivas a hs ciudades. En años recientes, el desarrollo en gran escah de la manufac-
rurn orientada; la exporc:i.d6n en el Sudeste Asiático y )a Cuenca del Caribe ha
tenido un efecto similar (si bien a través de mecanismos diferentes); ha desarrni·
gado gente y creado una reserva urba11l de trabajadores :isalariados. Tanto .-:n la
agriculmra exportadora como en la manufactura de exportación, la ruptura de las
emueturas labor:iles tradicionales corno resultado de: la introducción de modos
modernos de producción ha jug~do un papel clave en transformar a las person:u
en trabajadores migr:ttorios y, potencialmente, en emigrantes,
En la manufactura c:xportador:i., d catalizador para b ruptura de las estruc-
turas laborales tradicionales es el reclutamiento masivo de mujeres jóvenes para
trabajos en las nuevas zonas industriales. La mayor parce de la manufactura c:n
estas 1oms es del tipo que emplea una elevada proporción de trabaja.doras mu-
jeres también rn los países indumializados: ensamblado electrónico y manu-
factura de co:tilcs, ropa y juguetes. El éxodo de bs mujrn:s jóvenes a las zonas
industriaks típicamente comienza cumdo los representanccs de la fábrica las
n::clu tan en sus pueblos y escuelas rurales, eventualmente, el estab)ecimien to de
una corriente de migración cominua reduce o elimina la necesidad del recluta-
miento directo.11 La razón más obvia para el reclutamicnro de mujeres es el
deseo de h empresa de reducir costos, pero también hay otras consideraciones:
las mujeres jóvenes en sociedades pairiarcales son vistas por los empleadores
extranjeros como trabajadoras obedientes y disciplin;i_das, dispuestas a realizar

11 V6~e. por ejemplo, Noinu Di=ond (1979), ·women a lld i ndumy in Taiwan", en Modm,
China,"º'· 5, núm. 3, julio; 317-340. En $U investi¡;aci6n en T~iwin, uno d~ los Jl3ÍS~ m5s
desarrollados de A,i,, Di:unond encontró <JUC bs mujem eran acrivamcnfe busc~d~s por los
rc:pmencance1 de bs cmprem que il,~n J los St'CtOte! rut~lt:$ a rcclut~rl~i. Alrededor de! 75% de
fa fucr1.:1 de mb.1jo femenina de Túw:ln esta cnue lm 1S y los 24 años, Vf.11c 1am hifo Hdcn !,
Safa, 1981:418-433.
El. ~PKOI\LliMA. ESTADOUNIDENSE DEL•\ INMlGll.\CIÚN 75

un [rab:.ljo tedioso, de alta precisión y a someterse a condiciones de tral.njo que


no serfan toleradas en p;i,íses alramencc dcsarrolbdos. (Véase t:1mbién el c:ipícu-
lo 5 de em: libro,}
Ln rnovilizaci6n de gr:indes cantidades de mujeres hacia el trabajo asabri:1do
tiene un efecto alr:tmente disruptivo en los patrones de tr:i.bajo tradicionales,
generalmente no asalariados. En las :íreas rurales, !:is mujeres cumplen i rnpor-
canres funciones en la producción de bienes para el consumo familiar o para la
venta en mercados locales. L:1s economías <le las aldc:is y de lm hogares rurales
dependen de una v:uiedad de actividades económicas tradicionalmcmc realiza·
d.1s por mujeres, que van desde la preparación de la comidn haHa el tejido de
telas, la confección de canastos y varios otros tipos de arccsanias, 12 Todas escas
actividades se ven minadas por la partida de !as mujeres a hs nueva5 zon::is
indumialcs.
Una <le las consecuencias mis serias -e irónicas- de la feminiwción cid nue-
vo prolecari:tdo ha sido el incremc:nto dd grupo de asalariadas, lo que contribu-
yó, as!, al desempleo de los hombres. La competencia de la creciente oferta de
trabajadoras femeninas no sólo les hace mis difícil a ]05 hombres rncontrar
trabajo en las nuevas zonas industriales, sino que la masiva partid:1 de las jóve-
nes mujeres también reduce las oportunidades de éstos de vivir en las :z:onas
rurales, donde las mujeres ~on socias clave en la lucha por la. supervivencia.
Además, en algunos de los países más pobres y menos desarrollados, la. produc-
ción oriemada a la ex portaci6 n que cm pica primariamente mujeres ha m:m ph-
zada formas más diversificadas de cn:cimiento económico orientadas al merca-
do interno y que tfpicameme a h vez emplean hombres. Las impresionantes
figuras de crecimiento en el c:mpleo, registradas para casi la mayoría de los
países de emigración en los últimos afias, ha oscurecido la realidad de guc el
crecimiento basado en b. exportación puede conducir al desempleo de algunos
grupos aun cuando cree trabajo para otros.13
Tanto para los hombres como para las mujeres, b ruptura de los modos
tradicionales de ganarse la vida y el influjo creciente dd desarrollo orient:ido a
la exportación convierten al trabajo :1.salariado cada vez. m:ís en un:i proposición
de una sol:; vfa. Con la reducción de las oportunidades económicas tr:i.diciona-
les en bs áreas rurales, se toma difkil, cuando no imposible, para los tr:ibajado-

l1 V~JSC F_ Bomup, 1970; t:illlbi~n E. íloulding, 1980.


13 En un examen dculbclo dcl impicm oct1pocional de la indumilli1.1ción 01icnt.1d:i J )a ex•
pottadón, )a Organización de la< Nociones Unicl;,,,; pua el D~scwollo lndum ial (ONl!DI) cnconuó
qu~. en ¡;encrol, este tipo de des'1rmllo elimina m:ÍJ mbajos que los t¡uccr~J. por su erecto disruptivo
en d sec101 manufacturero nacion:tl, espccialmm te c-n los p:úscs menos des.,rrollJdos dd C,,¡ be y
del Sudest~ A,iácico. ONUDI (I 979), \\l,,U ír,dmtry sinre l 960: progrrn arui pro1p«tJ, Vkna.
7(-, l1 ERSONAS EN fUGA

res retornar al hog.1r cuando son despedidos o no cncucnir;rn rrabajo. Este es


un problema p:i.nicularmcntc serio para l::is mujeres en las nuevas zonas indus-
criales, que muchas veces son despedida~ dcspuds <le: un breve periodo de em-
pleo. Después <le tres a cinco :iños de ensamblar componentes bajo microsco-
pios, estas trabajadoras sufren gcner:ilmenrc de dolores de cabeza y una visión
detcrior;.1da. Con d objeto de mantener los salarios bajos y reempl.nar trabaja-
doras cuya salud comienza a fallar, l.i.s empresas despiden continuamente a sus
trabajadoras más antiguas y contratan grupos de mujeres m.ís jóvenes, más sa-
nas y más dódles. 14 Además, a fines de la J¿cada <le 1970 y comienzos de la
siguiente, muchas compañías comeu:,.aron a 111ttdar sus plantns desde viejas zo-
nas manufactureras cxport:idoras, donde hablan finalizado las concesiones
impositivas de los gobiernos locales, hada "nuevos" países como Sri Lanka e
Indonesia, donde la mano de obra ern alÍn más barata. Todas estas tendencias
·hau-cmttrib uido ·a· la· for madó n-dt!·un:rcom unidad·de·po renciales·m igrantcs-en -
los países en desarrollo como Filipinas, Corea del Sur, Taiwán y lo! países de la
Cuc:nca del Caribe. Personas que han sido desarraigadas de sus tradicionales
modos de vida, luego dejadas desempleadas y desocupadas, puesto que las em-
presas e..xportadoras contratan trabajadores más jóvenes o tmsbdan la produc-
ción a otros pafses, no ven otra opción que la emigración, especialmente si una
estrategia de crecimiento oriemad:i hacia la exportación h~ debilitado la econo-
mía oriemada al mercado doméstico dd p:1ís.
Pero el papel jugado por la inversión extranjera para posibilitar la emergen-
cia de flujos emigratorios en gran escala no termina ahí. Además de erosionar
las estructuras ocupacionales tradicionales y crear una comunidad de potencia-
les emigrantes, la inversión extranjera en una producci6n para la exportación
conrribuye al des;irro!lo de vínculos económicos, culturales e idcol6gicos con
los países industrializados. Estos vínculos tienden :1 promover la noción de
emigrnci6n tanto directa como indirectamente. Los trabajadores actualmente
empleados en el sector exportador-yase:m gerentes, secretarias o ensambladores-
pueden experimentar el mayor grado de occidcntali:rnciór1 y estar estrechamen-
te conectados con el país que provee el capital ex.tranjero; después de todo, ellos
están usando su fuerza laboral para producir bienes y servicios para personas)'
empresas en países desarrollados, Para csms trabajadores, ya orientados a prác-
ticas y modos de pensar occidentales en su experiencia cotidian:i en el traGajo,
la distancia entre la planta o la oficina offil,ore y un trabajo comparable en el

14 Vl-aio June N:uh y Maria í'~trkh Fernárir.lci. Kclly (1983), \flomm a111I mm in rhr
i111anr,1z'on11l di1•isiom oflabor, Alb.1no, Nuev~ Yoik, SUNY I'rcss. Vé,ac t.:unbién b pdlcul~ Th,
glob.ll autmbly linr, tle Lorrainc Gr .1y.
El. "l'ROlil.EM,\" t::,>"1,\00UNIDENSE. Dlt 1,\ lNMIGiv\C!ClN 77

país induscrializ:tdo mismo c:sr:i rnbjr.::civ:imentc reducida. No es difícil ver cómo


estos individuos pur.::drn llegar a considerar b cmigración como un.:i opción
seria. (Véasr.: mmbién el próxinw capltulo acerca de cómo esto puede estar ocu·
rriendo con la producción ojfih()re japones;1..)
Además del imp:i.cto directo en los trabajadores del sector export:idor, los
vínculos crr.::.1dos por h inversión extranjern directa también tienc:n un efecto
occidentaliz.:idoc genernli1.ado en el país menos desarroll::ido y en su pueblo.
Este efrcro "ideológico" de promover la emigración no debe ser subestimJdo;
hace de l:i emigración una opción no sólo para aquellos individuos empleados
en el sector exportador, sino tarubit:n parad resto de la pobllción. No olm;11w:,
un número mucho m:iyor de personas que: aquellas diucca o indirectameme
empleadas en plantas y oficinas propiedad de cxtranjcrus se convienen en can-
didatos para l;i emigr-aci6n, De hecho, los trabajadores erectivamente emplea-
dos-en.plan ras,-oficinas-y- pb n raciones -ex t ra.n jeras· pueden -no-ser-aquellos-que·
mis probablemente harán uso de c:stos vínculos y emigrarán.
Si bien la inver.sión extr;rnjcra, junto con orros vínculos polldcos, milita•
res y culcurab, ayuda a explior cómo la emigración se vuelve una opción
para gran camidad dt: individuos de algunos países en desarrollo, no explic;,
del lOdo por c¡ué los Estados Unidos han sido indiscutiblemente el destino
principal para los m igrnntes, Después de todo, Japón, Alemania, Holanda y
Gran Bretafia tienen inversiones directas en los países en desarrollo. L:t evi-
dencia parece sugerir que dada una rel:ic:ió11 compleja e indirecta entre la
inversión extranjera y la migración, el origen nacional del capital cx[ranjero
que ingresa a un país puede importar meno5 que d tipo de producción al que
se aplica (por ejemplo, producción de exportaciones inrensivas en mano de
obra) y que los otros vínculos que los países receptores pueden haber estable-
cido ya con los países que introducen el capital. Sin embargo, los al tus niveles
de inversión extranjera japonesa en la producción de exportación durante la
década del setenta, bien pudieron haber prornovi<lo la migración hacia los
Estados Unidos, porque este pals ccr1fa un mayot número de otros vínculos
con los pafses en desarrollo en un momento -una funci6n de su dominio
económico y militar-y cr~ presumiblemente considerado como más hospita·
!ario para la inmigración.
fa en este contexto que la liberalización, en 1965, de b ley dt inmigración
de los E.srnclos Unidos)' la ina.lter:ible imagen de este pJís como país de oportu·
nidades :idc¡uiercn significaci6o. La convicción entre los futuros emigrantes de
que los Estados Unidos ofrecen oporcunicbdes ilimicadns y abundantes posibi-
lid:,des de empleo, al menos en relación con otros pJfses, tuvo el efecto de hacer
de la "emigr:iciónn algo idéntico a la "emigr:ición a los Estados Unidos". Esto ha
78 i'ERSONAS i,N FUGA

llevado a crear un patrón de migración hacia los Esrados Unidos que se


recroalimeULa. A medida que la inversión extranjera crea nuevos puentes (en
conjunción con la actividad política y militar)}' se rcfum.an por b existencia de
oportunidades económicas en los Estados Vnidos, la nueva migración resultan-
te crea puentes o \'Ínculos adicionales enrre los Estados Unidos y los países de
emigración. Éstos, en cambio, sirven p:ua facilitar futuras emigraciones hacia
los Estados Unidos, más allá del origen de b. inversión extranjera que creo, en
un comienzo, las condiciones p:ua b emigración.
Si bien los Estados Unidos coniinuan siendo el desri110 más importante
para los migrante5, b reciente experiencia de Japón puede ser un dato de lo
que traed futuro, A medida que Japón se conviene en una potencia líder de
la economía global y el mayor inversor en el Sudeste Asiático durante la déca-
da del ochenta, una combinación familiar de procesos faciliradores de la mi-
graci6n parecen haberse puesto en marcha: b. crcaci6n de vínculos que even•
tualmcnte sirven como puentes para los potenciales emigrantes, y el surgi-
miento de la emigración hac:ia Japón como algo que los futuros emigrantes
consideran una opción real. (Esto es discutido mis :1delanre en el próximo
capitulo.)

La nueva demanda de mano de obra en los Estados Unidos

A primna visrn, tanto el enorme flujo de inmigrantes hacia los Estados Unidos
durante las pasadas dos décidas como 5U agrupamiento en ~reas urbanas pare-
cen desafiar la lógica económica. ¿Por qué un creciente número de inmigrantes
vinieron a este país en un momento de elevado desempleo general y grandes
pérdidas de empleos en los sectores manufacturero y comercial: ¿Y por qué se
asentaron predominantemente en las ciudades estadounidenses m:is grandes,
cuando muchas de ellas est:iban en scYera declinación como centros de indus-
tria liviana y otras industrias que tradicionalmente emplearon inmigrantes? La
liberalización de la legislación sobre inmigración después de 1965 y b existen-
cia previa de comunidades de inmigrantes en los mayores centros urbanos sin
duda jugaron cierto papel en atraer inmigrantes de los más antiguos países de
emigración, b:isicameme europeos. Pero la razón más imponantc para la con*
tinuación de los enorrnl".S flujos t:ntre los nuevos grupos de inmigrantes hn sido
la rápida expansión de la oferta de empleos de bajo sabrio en los Estados Uni-
dos y la prenrii.ación del mercarlo de trabajo en conjunci6n con las nuevas
cmpmas en crecimiento, particularmente en las grandes ciudades. (Estos te-
mas son discutidos en detalle en los cipítulos 6 y 7.)
El. "l'RO!ll.E:-..IA" l'.ffADOUNIDENS!, Dl\ LA INMIGRACION 7')

De em: modo, cualc¡uier análisis d..: la nueva inmigración está incomplc.:to


sin un examen de los cambios en la demanda laboral en los Estados Unidos. De
hecho, uno puede argumentar que mientras que la internacionalización de la
economía ha coniribuido a la iniciación de los ílujos de migración laboral hacia
los Estadas Unidos, su comin11ació11, en niveles elevados y cada vez. más altos,
esr:i directamente relacionada con la reestructuración econcímica estadounidense.
Esta reestructuración también permite explicar la concentración de la mayor
panc: de los nuevos inmigrantes en las granrles ciudades.!~
El incremento de los empleos de bajo sab.rio en los Estados Unidos es, en
parte, un resultado del mismo proceso económico internacional guc.: ha canali•
z:..do inYersión y cmpléos rn:mufuccureros :i países de b:ijos s:ilarios. A medida
que la producción industrial se h:i desplazado a otros <lescinos ultr::i.marinos, b
tradicional base m:1nufocrurera estadounidense se ha erosionndo }' ha sido par•
cialmeme rt'emplazada por un sector manufacturero degradado, caraclerizado
por una oferta creciente de cm pleos productivo~ pobremente pagados, semi•
calificados o no calificados en absoluto. Al mismo tiempo, el rápido crecimien-
to del sector de servicios ha creado un vasro número de empleos de bajo salario
(adc:más del muy publicitado incremento en trabajos muy bien pagos en ban·
cos de inversión o empresas consultoras). Arnbos nuevos sectores en crecimien-
to están concentrados en las grandes ciudades. Por otra parte, estas ciudades
han visto re:1hada su importancia económica como ceneros par::i la adminislr-J.-
ci6n )' los servicios de la economfa global; así coma Oeuoit perdió empleos a
favor de las factorías ultramarinas, Nueva York y Los Ángeles ganaron empleos
administrando y sirviendo a la red global de factor!:ts,
Esta.s [endencias llevaron a una creciente polarización de la estructura de
ingresos de los Est:idos Unidos desde fines de la década de 1970. Jumo a una
imporcamc cafda en el númuo de empleos de ingreso medio manuales o no
manuales, ha habido un modesto incrcmcn(O en d número de empleos de :ilto
ingreso, profesionales y ejecutivos, y una vasta expansión en la ofert:.1 de em-
pli:.•os de bajo salario. Entre 1963 )' 1973, nueve de cad:i diez trabajos creados
perrenecfan al grupo de ingreso medio, mientras que el número de empleos de
elevado salario se estaba reduciendo. Desde 1973, por contraste, sólo uno de
cada dos empleos nuevos ha esr.1<.lo en h categoría de ingreso medio. Si se torna
en consideración d aumen[o en el número de trabajadores estacionales y de
tiempo parcial, entonces, la creciente desigualdad dentro de la mana de obra es

15 Véase d próximo capítula para lHI~ discusión Jcero. d~ cómo cst~s tendencia~ hacb b
prtcariución operan t:i.n,bién en las rn,yores ciudades de Japón. &re ei un pr<>ecso importante
que facilita b incorporacián al mere.do laboral de h nueva inmigració11 e11 Japón,
80 PERSONAS f.N FUGA

tod:wfa más pronunciada. La proporción de empleos de tiempo p:ircial at1men-


tó del 15% en 1955 al 22% en 1977. 1G Parn 1986, los trabajadores de riempo
parcial representaban un tercio de h mano de obra; alrededor del 80% de estos
50 millones de trabajadores gana menos de 11 mil dólares por año.17
Estos cambios se flan reflejado en una declinación de los salarios prome-
dio y en una creciente polarización de la distribución del ingreso. Los salarios
promedio semanales, ajustados por la inflación, que aumentaron sin cesar
durante el período de posguerra y que llegaron a su pico en 197.3, se estanca-
ron duran te el resw de esa década y cayeron durante b década de 1980. Esta
declimci6n estuvo acompañada por un incremento en d grado de desigual-
dad en la distribución del ingreso, una t<:!ndencia que emergió por primera
vez en la década de 1970 y que se acc:leró durante la de 1980.13 Un informe
presentado recientemente por un equipo de la House \'<'ays and Means
Committce [Comité de Medios y Arbitrios de la Casa Blanca] encontró que
desde 1979 h::isrn 1987 d quinto inferior de b población expcrimenr6 una
dedina.ci6n del 8% en su ingreso personal, mientras t¡ue el quinto superior lo
increment6 el 16%.19

16 Patll !llumbcrg, 1980: 67 y 7')¡ W. V. Deu rc,m ,nn Jr. y S. C. llwwn ( 1978), "Volumary
p.m•timcworkcrs: a growing part of 1he bbor force··, en 1Wo11rhly !.abo, Rn•iru•. nüm, 1OI, junio.
17 lknnm Harrison y Barry Blucstom: (193S), 711, gmu 1<-rurn, Nue,"J York, Basic Buok.
Jnch,so d gobierno de los &rados Unidos, en un es íucn:o por rccorw los costos del rrlbajo,
alcm6 el uso creciente de trabajadores de tiem ¡,o parcial)' tcmporar,os es sus propias con tratacin•
ncs. El rc:~ulcado lu sido una 1cndc,nci, ~n aumen¡o :, b subcuurrat:.1ci6n d~ servicios como
preporodón de comida, mantcnimicn!O de edificios, alma«namie11tos y proccslm,ento de da•
tos, U.S. Congressional BL!dgct Offkc ( 1987), Co,irr,w 0111: potmcial far r,d11d11g fldmil roll!.
\'lllshingtnn, D.C., U.S. Governmenc Printing Officc, junio.
18 Debe notarse qt1~, • pesar de un incrernen<o en las familias con múlt,plc1 •ngrc5os y un
aumento en lns pagos transferidos, la Jimibución dd ingreso fam ilhir en los Estados Unidos
t.i.mbién se 11.1 ,·udto mís desigual. Blumberg encontró que el ingreso familiu ajustado por la
iníl~dón aumentó el 33% enirc 1948 y 1958 }' d 42% c,ntre 195S }' 1968, peto tan s6ln d 9%
entre l 96S y 1978. El ingreso familiar medio se mantuvo en aumento a través de todo el período
de posguerra, pero se r,51.incó en 197.3. Blumbcrg, 1980.
i 9 Linda Bdl y Richard Freeman (1987), "Thc fom about rising industrial w,ge dis persion in
1hc U.S." en Procudi~g,. lndumia.l Rdarions Rc&urch Assodacion, m•yo; Orgo.nizaticn for
&onomic Coopm.rlon ~nd Dcvdopincnt (1985), OECI) Employmmt O,ulook, Par/s, OECO: 90·
91.V:1.ríos análisis wsticnen que d incremento de la desi¡;ualdod i,n la Jimibución de ingresos es
una función de los c:ambim demográficos, especialmente de fo crcdcmc p11ticip~ci6n de las mujc-
,c, m la fuen.~ Je tr~b~jo y dd gran n1\ mero de tubajadorcs jóvenes de la ¡;cncrac,ón del b,1by boom.
Ambas c.1r~orfas de cr,b.1jadorcs 112dicion~lmcntc:ganan menos <¡uc lm hombre, ~d11lro1 bl.tnco1.
\'fase Rob.:rt Z. L1.wrencc, 1984. De todos modos, cuando Hmison y ll/urnone (1988) :1naliZ.1-
ron lo~ datos Cl)ntrolando di\'ers:u ,·.uiablcs dcmo~dfic:15 ~s1 como el ci.mbio , una economía de
servicios (et/a c,rcgorfa con preponder:mcb de: bjos ingresos), cnconttaron que C.Sl!\.S variables
(l. ·rROíll.r..'vlA- E.S1'AOOUNIDr.NSf; [)F, U. INM!GRAC:ION Sl

Como se mencionó ;uuc:riormen te, un generador importante de empleos


nuevos de b:1ju s:1brio ha sido el degradado sccror nunufacturern. Este secwr
de la economía estadounidense fue crendo por la convergrncia de tres tenden-
cias: la reorganización soci:11 dd proceso Je trabajo, l.iásicarnc:ntc la pr:íctica
creciente: de subconmitar afuera el trabajo de producción y Je servicios }' la
expansión de los Jweatshopi' y del trabajo industrial doméstico (todo lo cu:11
tiene el efecto Je aislar a los trabajadores y evitar que se unan para defender sus
inrercses}; la transformación cecnológÍCc\ del proceso laboral, que ha degradado
los niveles de c:1lif1cación requeridos para una l'ariedad de trabajos al i11corporar
habilidades a bs mác¡uinas }' las computadoras: y el rápido crecimienco de las
industrias de alta tecnología que emplean un gran número de trabajadores pro-
ductivos de bajo salario. De un modo sorprendente, esta degradación de los
niveles de habilidad y de salario d.: los empleos de la producción industrial ha
m1ido lugar en un amplio espectro de industrias, desde las má$ atrasadas hasta
hs más modernas. Así, si bien las industrias de la indumentaria y la electrónica
parecen, a primera visra, tener muy poco en común, ambas han producido un
gran número de empleos dc bajo salario que requieren de pocas habilidades.
Ambas industrias han hecho uso de procesos de producción no convencionales
como los swcat,hops y el trabajo indusuial doméstico. Adcm:ís, ambas han con-
tribuido a la privación de los derechos de los trabajadores, como lo demucsira
la declinación de la pertenencia a sindicatos en áreas de alca tecnologh d.: rápi-
do crecimiento, como los condados de los Ángeles y Orange, en California.20
De todos modos, mis importante que el degradado sector manufactun::rci
como fuente de nuevos empleos de bajo salario es el crecimiento del 5ector de
sen·icios.2 1 A diferencia de !a manufactura w1<licion:i.l, que está caracterizad:i.

<lemográlkas no explicab,n adccuad:imcnte b m"yor d~1,gu~ldad en la dimibuci,ín de ingrc$os.


Mis bien dem1biicron que dmrro de c1dJ grupo (por ej~mrlo, mujeres blancas, mbajadom jóve--
nc1, hombres blancos adultos, ere.) ha habido un aumento m la dcsi¡;ualcbd de ingresas. T.,mbién
obsm·aron qut d crecimiento del sector de servidos es responsable de un 'lLIÍnro dd rnmcnto en la
desigualdad, pero que la mayor parte del crecimiento de la desigualdad ocurrió dmrrode las indm-
iri:u. (\'él.le su apéndice T~bla A.2 parad anilisis de diedodio facrnrei demogrificos, ,~rorialcs y
regionales.) los autores explican la íncrement~da de,igu!l!dad en b dimibudón de ingreso, en
t~rminos de rcemucruración de sal:a.rios y hor~1 de trabajo (capitulo, 2 y 3),
• Taller.,, donde se impone un trabajo excesivo por una esc:ua m,>uneraci6n. /N, de la ·1:)
20 Vúnsc v3rios artkulos sobre me rema en N:uh y Fctnfod.ei Kclly. 1983,
21 L, d~dinación de la producción masiv;i cama fuerza cenrr:tl dd crecimiento n.cional y
la rrinsferenci.t a los servicios como d sector económico clave han contribui,lo a fa des~pari•
ci6n de. una gran cc1ntidad de acueu:los económicos y snciab. En el per/odo de posguerra, la
economía funcionó Je acuerdo con una dinámica que trammítfa los l,cndkios provenientes
del núcleo de l.,s indumi¡s m~n11foctureras a sectores mis periféricos de la cconomfa. L<>s
82 rF.RSON'AS EN FtJGA

por la preponder:i.ncia de los empleos de ingreso medio, la mayorfa de los mtb::i-


jos de servicios tienden a csrnr muy bien pagados o muy pobrerneme, con rda-
1ivamentc pocos empleos en el rango medio. Las industrias en crecimirnto en b
década de 1980 -finanz.as, seguros, inmobiliarias, comercio minorista y servi-
cios parn empresas- se caracteti'lan por la. gran proporción de empleos de bajo
slbrio, sindicaros débiles-si es que los h:i.y-y una e!cv:i.da proporción de traba-
jadores de tiempo parcial)' de mujeres. Vc:ndcdorc:s, meseras, secmarfos y con-
serjes cst:'Ín encre las ocupaciones en aumento. El Burcau of Labor Sc:uistics
repoHÓ disminuciones en los ingresos reales en esras industrias desde la década
de 1970.22 (Para una actu:1li2.aci6n, véase el capítulo 7 de este liLro.)
Adem:ís de emplear tr:tbajadon:s de bnjo dario directamente, d expandido
sector de servicios también crea empleos de bajo salario indirectamente, a tra-
vés de la demanda de trabajadores para servir los rcguerimientos de los estilos
de vida y de consumo de la creciente clase profesional y ejecutiva de elevados
ingresos. La concentración de estos traba.jo.dores de elevados ingresos en las

beneficio, de fa csrabilid~d de precios y d~ 1ne1cado y lo. rnnicnros en b producrividad fueron


1rn1afc1idos a u11 .1e¡:unúu grupo de cmprcus que inclufa ~ provcedom y subcomr.uisras asi
como a indunrias menos dirc,camenrc 1dacionad1s • .Si bien siguió h.1biemlo cmpma~ y mba•
jadorei que no 1c bcneficial.,an de este ~,freto 1ombra", si, 111\mcro fue probablcmcmc peque-
ño dur~nte el pcrrodo de posgu•rra. En los comicn~os de b dt'c~da de 1980, defecto .1omhra
y el poder de fijar 101 salarios de las indumi~s 1/deres se h~bfan erosionado ~ignific3tivnmcn1c.
La import3nda Je c.1a comhinaci6n de: proceso, para b c~p•nsi6n de la clase n,c:,dia y d
aumento general de los ,nlarins puede ser vi<ta en b comparación de los daros del periodo de
poiguerra con bs tendencias del ingreso dur~nre l:is últimas dos décadas. Sobre el significado
de eHe procc.o ¡,ua la clase media en la dlcada de 1980, vbse Baibara E.hrmteich (J 989),
fotr offalli11g, Nu~,':l. York. Pante6n.
n Véaic Roben G, Shcen, Stephcn Nord y John J. l'hdps (1987), Th( impna ofserviu
ind,Htricr on 1mdam1plo1mmr i,1 m<lropolit,m rronomirs, Lexin~rnn, Mas.s., D.C. Health Jnd
Co. Una medida gtncral del peso de lns empleos de bajo salario en las industrias de servicios
pu.de 1e1 cncontr~da en este estudio, que u e;! ~nfüsis más dccallado del impJcro <lcl creci•
mlento de los ;"vicios en h creación de empleos de bajo Jal ario en las m ayeres 5u,as merropo•
!ir.nas utiliundo dato• censales d~ 1970 y 1980. Los :uaore, deocubrcn que, desde 1970 h,,ta
1980, dert,ll industrias de servicios rnvkron un efecto ,i¡;niftc,tivo en el crccimicn10 de lo que
dlos definen como subcnipleo, cs10 es, empico papdo rnn salario¡ p<>r Jcb1jo de los nivdcs de
pobreu en las cien áreas mctrapoliunas m;ls impor(anrcs. L1 contribución n:btiY'.1 mJs eleva-
da resultó de lo que los ~utom lbman "servicios cn1por.1tivoi" (finanus, seguros, inmouili,-
rils, servicios lcg:iles, orgj11izacioncs de miembros y servicio, profuionales); de m:inera t.:i.l que
el 1% de increm<"nlo en el empleo en mos icrvicios resultaba en d 0.37% de incrc111enrn en
empicas de h~josalario de tiempncornpleto ,nuab, mientr.is que el 1% Je inaemcnto en mvicios
distributivos resultaba en el 0,32.% de incremento en t.ilcs empleos. u indumi:I minorim
mvo el mlyor efecto en la crcui6n Je cmpkos de b3jo sa.laiio de 1icmpo parci~I an11.1les, de
monaa tal que el 1% de inncmemo cJJ el menudeo rciuh~bl en d 0,8S% de incremcmo m
eso< cmp leos.
EL "PI\Olll.EMA" ESl11tlOUNIDENSl, llE LA INMIGRACIÓN 8.~

ciudadcs más import:mtcs ha facilirado l:t rápida restauración de propicd.1dc:s


comerciales y residenciales, que a su vez ha creado un:i. necesidad dc lc:giones de
trabajadores de bajo salario -servidores residcnci:ilcs, m.bajadores de restauran-
tes, preparndo res de ca mida go11rmet y especial i1.ad:1, paseado res ~ e perros, men •
sajeros, limpiadores de: departamentos, cuidadore¡ de: niños, etcétera-. El he•
cho de que la mo.yorf:i. de estos empleos están "en negro" ha significado la rápida
expansión de una economfa informal en muchas <le las ciud:i.des esrndouniden•
ses mis importantes. Por una variedad de razones, es m:í.s probable que los
inmigrantes, y no los ciudadanos estadounidenses, ocupen estos empleos: estos
trabajos están mal pagados, ofrecca poca segurido.d en el empleo, generalmente
requieren pocas habilidades y poco conocimienro del inglés, y con frecuencia
involucran indeseables noches y fines de semana. Además, b expansi6n de h
c:conomfa informal fuci!ita la entrada de m,bajadorcs indocumentados a eHos
crabajos. (Véase el capftulo 7 de este libro.)
Ya seo. en d sector de servicios o en el degradado sector manufacturero, los
nuevos empleos de bajo salario atraen grandes cantidades de inmigrantes. Signifi-
cativamente, hasta los inmigrantes con mucha cducaci6n y calificación, cuando
llegan a los Estados Unidos, tienden a gravitar hacia los sectores de bajo salario <le
la economfa.23 La creciente absorci6n de inmigrantes educados esrá parcialmente
ligada al crecimiento de empleos administrativos y técnicos en el secror de servi-
cios y a la creciemc precarización dd mercado dt: trabajo para estos empleos.
Asl, mientras !a reubicación de la manufactura en países mc:nos desarrollados
ha conrribuido a promover la ~migración de esos países, la concentración de las
funciones de servicios}' de gc:renchmic:nco en h.s grandes ciudades estadouniden-
ses ha creado condiciones para la absorción del flujo de inmigrames en Nuev:t
York, Los Ángeles, Mi:i.mi, Chicigo y Houston. El mismo grupo de procesos que
ha promovido la emigración de muchos países rápidamente industrializados ha
promovido simultáneamente la inmigración a los Estados Unidos.
El hecho de que los generadores primarios de empleos de bajo salario son
los sectores de mayor crecimiento, como los de aira tecnologfa y servicios, e11
vez de los seccores declinantes de la economía est.1dounidense, sugiere que la
oferta de esos empleos de bajo salario probablemente continuad. expandiéndo-
se en el futuro inmediato. Mientras lo haga, es probable que d flujo de trabaja-
dores inmigrantes para ocup:u cales empleos también contintie.

2J De 3CUcrdo con d Sen·icio de Na¡ur:iliz.1ción e !nmigr~ci6n, d 25% de los inmi¡¡rJmcs d~


ainbo1 s~xos que cnrr:tmn entre 1985 y 1987 reportó on1puiones ¡:rr<:nci:iles y profc1,an:Jes, y
:Jrcdedo, del 48% reportó 5cr operador {una .1n1pli:1 CJtegoria <le trJbajos que v:i dc.1dc tr,,baja•
c.lor en la línea de: cns.tmblado :t o¡,cudqr de 11ci:niorcs), jornalero o 1r.>b.1j:1clor :1gríoola.
l'EllSONAS EN l'UGA

HtU:ia 1111t1 pol!tica inmigmtnritz vinhle

El t:dón dt: Aquiles de: b polftic:1 inmigratoria e5rncfounidense ha sido .su insis-
tencia en considerar la inmigración como u11 prnce.so autónomo no relaciona-
do con otros procesos intern:1cionales. Es necesario por ahora que quede claro
que podcros:is fuerzas internacionales están en acción detrá.s de la salida de
emigrantes dd mundo en desarrollo y del ingreso de. inmigrantes a los Estados
Unidos. No obstlnte, hs .'.llltorid:i<lcs estadounidenses y d público e11 gcner:il
persisten en ver b inmigraci611 corno un problema cuyas raíces están cxdusi,·a·
mente en la insuficiencia de las condiciones socioeconómicas en el Tercer Mun-
do m:ís que com() un producto colateral de la intervención estadounidense en
la economfa global. Como resultado, fallan en reconocer que c:s improbable
que las propuestas que dominan d debate. sobre poi/cica inmigratoria -sancio-
_nc:s.a.los.empleadores,.deportación.de..inmigrantes.ilegales,.aumento.dc..las.pas.
trnlhs fronter_izas- detengan el flujo.
La ley de inmigración de 1986, ostemible.mcntc diseñada para racionali:z:ar
la polftica inmigratoria, no sólo ha fallado en disminuir la inmigración, sino
que amenaza con dañar tanto a nuestra propia.sociedad como a !os inmigrantes
mismos. El programa de sanciones a los empleadores consolidará una oferta de
trabajadores de bajo salario debilitados, al restringir además las oportunidades
de empleo de inmigramc:s indocumentados que no califican pua la reguJariz.a-
ción. La combinación de estas sanciones y el programa de regularización que
excluye a una gran cantidad de inmigrantes indocumentados contribuirán a la
formación de una subclase de inmigrantes que est:í en desventaja tanto legal
como económicamente. Es probable que el expandido prngrama de trabajado-
res visitantes obstaculice los esfuerzos de los trabajadores agrícolas Jomésticos
por mejorar sus propios salarios y c:ondiciones de trabajo. Además, este progra-
ma de trabajadores visitantes puede originar el desarrollo de nue~•os vlnculos
con el país que envía trabajadores agrfcolns, logrando asf d indeseado efecto de
facilitar una nueva migración ilegal fuera de los límites de! programa.
Una política inmigratoria viable debe estar basada en el reconocimiento de
que. los Esrados Unidos, como mayor poder industrial y proveedor de inversión
exrrnnjer:1, riene un cierro grado de responsabilid~d por la exiscenda de los
trabajadores migrantes internacionales. Las polític:as anteriores hacia los refu-
giados de guerra pueden servir como modelo para una nueva pol!tica
inmigratoria. Pocas personas aGrmarfan que los flujos de refugiados de Indochina
después de b. Guerra de Vietnam fueron causados por la sobrepobbci6ri o el
estancamiento econ6mico, si bien la rcgi6n, de hecho, sufría. esos problem:'ls.
En cambio, está :1mpliamc:ntc: aceptado que bs actividades milit:1rcs cstadouni-
El. ·rROI\IE:,01.-\" l:STAllOUNIDF.NSE l lE l-1\ 11':MJC;lt,\CIÚN

denses Íllcron en cierto gmdo rc:spons:ibles dt..' In creación de los Aujos de rcfu.
giados. Cuando los Estados Unidos otorgaron a los refugb<los de Indochin.1
cieno., derechos para asentarse en el país, escaban reconociendo csra respons:i-
bilidad, al menos indirectamente. Un reconocimiento similar es nc:ccsario en d
c~so de bs migr:1cioncs laborales.
Cuando rd;1ct:tn leyes en la m:1yor parte de las .ireas de las rel:tciones e:>m:·
riorcs, los legisbdorc:s gener:ilmentc se esf11er1.:tn e1150pesar !n.1 diferentes grados
de respnnsabili<lad de los actores y tom:1n en consider:1ción frnómenos tan com-
plejos como la glol.,alización de la producción y e! flujo internacional de capic:1! e
información. ¡Porqué, entonces, no es posible romar en cuent:i. consider;1.ciones
similares en d diseño de b política inmigratoria? Sin duda, la migración irucrna-
cional presenta problemas especiales en este a!pecto porque la relación de la inmi-
gración con otros procesos internacionales no e:~ cb.ramenre visible o fácilmente
com prcnsi ble_Pcro la aproximación .dcmasi:i.do.s impl ista.c¡ue. b..mayor. partt:.de...
los legisladores ha adoptado hasta ahora ha obs,aculiz..,do seriamente la puesta
en marcha de una política inmigmtoria jllst:l y efectiva. Lis precisas caracterís-
ticas de esta política tendrán que ser elaboradas mediante más estudio y debate,
Pero una cusa cst.i clara: la política inmigratoria estadounidense conrinu:1d
siendo poco productiva mientras siga colocando la responsabilidad por la for-
mación de migraciones internacionales exclusivamente sobre los hombros de
los inmigrantes mismos.
3. Internacionalización económica: la nueva
1nigración en ]3.pÓn y los Estados Unidos 1

La proposici<in general soscenida en este capítulo es que las migr.tciunes intt.:r·


nacionales son pane de procesos sociales, económicos y polfcicos más amplios.
Si bien los individuos cxpcrimeman la migr:ición como un resultado de sus
decisiones personales, la opci6n <le migrar es ella misma producida socialmen-
te. Dado que las flujos inmigr:itorios tienden :i compartir muchas característi-
cas, cm perspectiva se pierde fácilmente en el análisis de la inmigració_n o se
torna tan general como para perder poder explicativo. Un ejemplo C!S la noción
de que la pobreza como tal es un factor que impulsa la migración; sin embargo,
muchos países con gran pobreza carecen de unn historia de emigración signifi-
cativa. Son necesarias una serie de otras condiciones para convenir a la pobreza
en un factor impulsor.
Esrc capítulo explora si los procesos concretos :i través de: los cuales la incer-
nacionali7~1ci6n económica y, más específic:i.merHe, la globali7.a.ción liga a los
principales p:iíses que reciben inmigrantes con los países que: los envían son una
forma de esta incorporación. En otro lugar he desarrollado un análisis sc:mej:tn·
te par:i d caso de los Estados Unidos, y. además, en términos más teóricos
(Sassen, 1988). Una nucv:. inmigr:1ción ilegal hacia Jap6n plantea cuestiones
concernientes al impacto de In internacionalización de la economfo. japonesa en
la formación de este flujo.
Japón nunci tuvo inmigración, si bien tiene: una historia, auogue breve, de
teclm:uniento de tr.1bajo forzado, colonhación y emigración. No se cree en las
contribuciones positivas hechas por la inmigración. El concepto de "inmigr:i•
ción" no existía en su ley sobre b entr.1d:1 y fo. salida de extranjeros. Sin embargo,
desde mediados de la décad:1 de 1980 ha habido una inmigración creciente de
Corca del Sur, Bangladesh, T."likmdia, Filipinas, Pakist:ln, lvlalasia e Id.n. Japón es
en la actualidad un importante donan re de ayuda exrerior, inversor}' exportador

! L, 3u1ora reconoced apoyo brindido por 1~ Fumbrión RmsdJ SJge micmr:u fu, arudian-
,c vi1ítante en 1992-199.'l, y Jgradcce p,micularmcntc a V;vi:in K:iufman por m irwalu,blc asis-
rcncia en c,rc capítulo.

87
PRllSONAS f.N FU<:,\

de una gran camidad de bienes de cunsumo:, los países Je donde provienen la


mayorb de sus nuevo!, inmigr:intcs, excepto lr.ín. faro pudo hlber cre:1do bros
objetivos y subjetivas entre esos pafses y Japón, lo que contribuye a una reducción
de la <liscanci:1 sociológica por la familiarización de las personas con J:ipón. Los
Estados Unidos han jugado un papel simibr en regiones y paÍ$CS de donde proce-
den la mayoría de sus inmigrantes, Además, regiones con tradiciones <le emigra•
ción -tales como algunos estados de Bangladesh- han añadido Japón a sus posi•
bles destinos, además de los países del Medio Oriente miembros de la orEr.
La primera sección de esre C3pÍtulo se consagra brevemente al impacto de la
internaciona!i1..1ción económica en la formación de nuevos flujos migratorios
en general. La segunda sccci6n examina tanto la magnitud como las form:is de
la reciente presencia de Japón en el Sur y Sudeste Asiático, !..:J. rercem y b cuarta
sección consideran brevemente las cuestiones poi/ricas en los Estados Unidos y
en Japón duran re los últimos años. El tema pollcico es ahora de gran interés en
este tíltimo país. Como tesulcado de un intenso deba ti=. de dos años, fue aproba-
da una nueva ley que st: puso en vigcnci~ en junio de 1990, peru remiró inade-
cuada y ya se encucntr:i en revisión. Esto nos recuerda los eventos en los Esta•
dos Unidos: can pronto se aprobó la largamente debatida lmmigmtion Refarm
and Collfrol Act, fue atae.tda, y en 1990 fue firmada una nueva ley sobre inmi•
gtac:ión. L1 quinta sección provee evidencia de inmigración ilegal hacia Japón.
La sexta sección discute hs condiciones en los países receptores que hacen posi•
ble b. adaptación de los inmigrantes con la idea de entender cómo los inmi-
gran tes ilegales en Japón pueden ser parte de la economfa. japonesa, con
empleadores japonese5 profundamente imbuidos de una culcur:1 anciinmigrnci6n.

lnternncionnliz.aci611 económica e inmigración

L:is migrat:Íones no ocurren simplemente; son producidas. Y las migr:1ciones


no involucran sólo cualquier combinación posible de países; responden a un
patrón. Adcm;.is, el empleo de inmigrantes también responde a un patrón; los
inmigrantes rara.mente tienen la misma distribución ocupacional e industrial
gue los ciudadanos Je los países receptores. Y mientras parece que las migracio-
nes estuvieron siempre presentes, distintas fases y parrones son claramente
discernibles dur:1ntc los últimos dos siglos.
La migración masiva durmce el siglo XJX realizó una contribución integral a
b formación de un sistema económico tr:insatl:íntico. Antes de este período, los
movimientos de trabajadores a travé.l del Arl:íntico habían sido forzados (nota-
bleme1Hc, la esclavimd) por lo general desde los territorios coloni:t:idos de Áfrj.
!NTf:l{NACIONALl7ACIÓN !:CONÓ.V.JCA

c:l y Asia. Oc un modo simibr, la migración hacia Gran Bretaña durante b


déc.1da de 1950 se originó en lo que una vez h::1bia11 sido rerricorios britinicos,
y la migración hacia Europa Occidemal dur.tnre las décadas <le 1960 y 1970
ocurrió cien tro de un conccxco de reclur::1míenro direcm y de dominio regío11:1l
eurnpeo sobre d Mediterrán~o y ::ilgunos países europeos orientales.
La reanudación de la inmigr:1ción m::isivn hacb los Es1:1dos Unidos durante
la década de 1960 ruvo lugar dentro de un conce.xrn de e.xpausión de la .1crivi-
d:1d económic:1 y milit:ir de este p:iis en Asia y la Cuenca del Caribe. Los Esta-
dos Un idus se encuenu:111 en el cenero <le un sistema i11cem:1cion:1I de inversión
y producción que vincula csc~s diferentes regiones. En bs décadas de 1%0 y
1970 desempdió un papel crucial en el desarrollo de un sistema económico
mundial. Aprobó legi5Jación desrin:id3 a abrir :;u propia economía, i1sf como la
de otros países, al flujo de capital, bienes, servicios e información. Esce rol mi-
li car, político y económico cenera! contribuyó tanto a la creación de condicio-
nes que movilizaron a b.s personas hacia la migración, local o internacional,
como a la formación de vínculos con los Estados Unidos que subsecuentemcntc
sirvi1:ron como puente.s (much:i.s veces no intencionados) para la migración
internacional. (Véase el capfrulo anterior.)
Demagmphic Yearbook ( l 9 85) )' World Pop1d11tio11 /'rospects (I 9S 7) de las
Naciones Unidas muestran que, a mcdia,los dt: la década de 1980, los Estados
Unidos recibieron alrededor del 19% de la emigración pcrmanemc global. Una
desagregación por región y país de origen muestra que recibió d 27% del tornl
de la emigración asiática, incluyendo el 81,5% de toda la emigración coreana y
prácticamente el 100% de la de Filipinas. Recibió el 70% de la emigración del
Caribe, pero casi el 100% de la emigración dt! República Dominicana y Jamai-
ca y d 62% de fo. de Haid. También recibió el 19,5% de ioda b emigración de
América Central, pero el 52% de la de El Salvador, el país con la mayor p:1rtici-
pación estadounidense en la región,
En ocro libro (1988) identifiqué tres procesos que constituyen un marco
general dentro del cual ocurrió la nueva inmigración hacia los Esrados Unidos
después de 1965: producción offi/Jore, imc:rnacionaliz.1ción de las principales
ciudades, que: emergen como centros de negocios internacionales}' para la co-
ordinación y el gerenciamicnto del sistema económico global; y, finalmente, el
desarrollo de condiciones en los Estados Unidos c.¡ue los convienen en un lugar
atractivo para los rn:mufactur~ros extranjero.~}' ocros cipos de empresas, y que
termin:uán haciendo competitivas cierras áreas de los E.~udos Unidos con res-
pecto a p;'líscs del Tercer Mundo como sirios de producción. Al menos clos de
est:1.s condiciones emergiaon también en J3pÓn: rápido crecimiento r.11110 en
bs manufacturas offihore como en las de Tokio )' ouas ciudades j:tpones,1s im•
')0 l'ERSO NA.~ l,N !'U(~A

portantes como centros internacionales de negocios. El tercer desarrollo no


ocurri6 en Japón; la inversión extranjera directa en ese país, si bien en creci-
miento desde la décath de J980, esti elJ niveles muy bajos (SJssen, 1991 ),
Las implicaciones de estos desarrollos para la migración hacia los Estados
Unidos son así: b migración se ha incrementado como resultado de los víncu-
los entre los Esrados Unidos y muchos países dd Tercer 1''1undo por la intern:i-
donalización de la producción. En las principales ciudades ha habido un au-
mento de los empleos de alto ingreso y en los de b;,jo ingreso asf corno una
prec:uización del mercado de trabajo, lo que creó condiciones par:t b. absorción
de un gran número de tr:ibajadorcs inmigr;\ntes. Lo. aumentad;,. presencia de
manufacrnra extranjera y de otras empres3s en ]ns futaclos Unidos ha contri-
buido a la creación de espacios transnaciona.les para la aclividad económica.
Los trabajadores inmigrantes en l.i. manufoccur:i. h:111 contribuido a reducir los
costos de producción.
En un nivel mis conceptual, uno puede afirmar que la inmigraci6n ocurrió
dentro de sistemas que pueden ser especificados de una variedad de maneras. El
cipo de especificación económica argumentada aquí representa tan sólo una de
muchas posibilidades, De todos modos, en otros casos, el sisrema dentro dd cual
ocurre la inmigni.ción no puede ser especificado en términos políticos o étnicos,
Uno puede prcgunrnr, por ejemplo, si hay vinculaciones sistémicas c¡ue subyacen
a las migraciones de la actual Europa Oriental y de Rusia hacia Alemania y Aus~
tria, Más que simplemente afirmar el foctor impulsor de la pobreza, el desempleo
y la fulla general del sociafürno, deben1os investigar si estas vincubcio m:s wn
puences facilitadores. También podemos preguntar si las grandes migracion~s
amcriores a 1939 hada Bedín y Viena produjeron y reprodujeron sistemas
migratorios)' si las agresivas campañas durante la Guerra Fria que mostraban el
bienestar económico como la norma en Occidenn:, pueden haber inducido a
muchas personas a migrar hacia allí, cuando un retraw m:í.s :ijustado de las condi-
ciones pudieron haberlos detenido -si bien no presumiblemente :i aquellos que
estaban decididos a hacerlo a cualquier costo-. Estas condiciones históricas y
actuales contienen elementos para especificar sistemas dentro de los cuales esrá
teniendo lugar la actual migración de Europa Oriental hacia Alemania y Austria.
(É.m es un tema GUe he examinado más rech:ntemente. Véase Sassen, l 996b.)
J:ipón, orgulloso de su homogeneidad, tradicionalmente ha mantenido sus
puercas cerradas a la inmigración, pero no a la emigración y al reclutamiento
para el tr:tbajo forzado.2 Ahora cscá enfrentando un ingreso de inmigrantes

2 La nución Je qu~ Jap6n es u11 pab rJcialnmuc homogéueu c:.1 refm~d. por la pobh,ción
coreana residente, muchos de rnyos integrJntf.l insisten l'n su derecho~ 1nantenec 111 etnicid~d
1NTE!tNAClONA!.17.ACIÓN [CONÓ!l.11CA ~1

ikg:iles de diferentes países de Asia con los que mantiene estrechos lazos cconÓ·
micos. Estos flujos han tenido lugar a pesar de la politic.i de-puercas-cerradas
j.iponesa. La intem:1cionali1.ación de b economía japo11csa ¿h:i. creado las con-
diciones que co,gribuyen a b construcción de puenrcs que eventualmente pue-
den favorecc,r'Ía migración~ También debería not:mc que ha habido un incre·
meneo en el número de trabajadores inmigrantes legales, espcci:llmcme bcb el
sector financiero, lodos bajo una c:mgorfa <le enlrad.u que fue introducida o
cxpnndida en h nueva le)' de inmigración de 1990 discutida m1s abajo. Mien-
tras qm: los flujos de fuerza de trnbajo de aleo nivel 1:stán clarnmenre relaciona-
dos con la intemacionaliz.ación de l.i economía japones;1., esto está lejos de ser
evidente c:n el c:i.so de la inmigr;ición ilegal de Asia.

La creciente presencitl de ftipón en Asia

El papel de Japón en la cconomfa global posterior a b Segunda Guerr:1 Mun-


dial se de.splazó de una orientación hacia el comercio, en la década de 1970, a
b im•ersión extranjera, la ayud:i exterior )' la exportación de cultura en las
formas de moda, estilos arquitectónicos y (especialmente hacia Asi3) nuevos
modelos de éxito en la déc3da de 1980. Junto a la exportnción de bienes de
consumo, estos flujos han conrribuido a una fuerte presencia japoncs:i en mu-
chos p:ifses de Asia.
La contribución de Japón a la inversión e:manjera directa glob;i,I (IF.D) se ha
incrementado rápidamente. En 1982 llegó a ser el expon~dor llder neto de IED,
con una salida bruta de 4,5 billones de dólares, sobrepasando a Gran Bretañ:1
con 4,4 billones. Si bien esto c:st.á bien por debajo de los 7 billones}' los 1 O
billones de salida bru1:1 de capital registrados en Inglaterra en 1980 y c:n 1981,
respectivamente, enfatizó la importancia de Japón como p;iis exportador de
capital. En 1983, un año de contracci6n genernl en la inversión excranjer:1 di-
recta, la declinación. de J;1,p6n fue relativ-.imc:nte menor que la de otros p:i.{ses
líderes. En 1986, d flujo de inversión extranjera directa aumentó a 14,3 billo-
nes, y en 1987 a 19,4 billor1es, con un swck .1cumulado de casi 80 billones, En
1990 alcanzó los 46,3 billones, comparados con los 40 billones de los Estados
Unidos y los 24 billones de Gran Brcrafia. Para ese entonces, Japón había sobre-
pasado a b mayor parre de los pafscs Irderi:s en exportación de capit;i,l de Euro•

coreana. También ,,. rdi11,da por la población indlgena ~inu, que 1e consiJ<'ra :i si mi5ma el
pueblo émicamcnte má.s anriguo en Japón )' que fue conquistada por 105 w..jin, !01 j.1ponc1c1.
Tod.wfa son un srupo significativo en Hokb.ido. Enuc 101 core,no1 y los ainu hJy q11ienc.1
sostknrn que J~pón e, una socinlad mnlrié1nio.
')2 l'EnSONAS HN FUGA

pa Occident:d, incluyendo a Alc:m;\nia, los P,,ises Bajos y Frnncia. (P.ua fuentes,


véase Sassen, 1991, Parte 1.)
Si bien gran p,mc de la inversión de Japón es en los Estados Unidos, su impac•
m es mucho mayor en el Sur y d Sudeste Asiático, donde Japón tiene un fuerte,
complejo y multifocético pasado y una prc:sencia pem1anente. Hacia finales de la
década de 1980, una parte rápidamente crec.ienre de la inversión exrranjern direc-
ta se dirigió hacia Asia. Para 1986, el stock de IED dt: Japun en el Slir, Sudmc )'
Este de Asia llegaba a 22, t billones Je dólares, comparado con 16 billones de los
E.stados Unidos. Dcs<lc 1986, b inversión japonesa directa en "failand ia, Malasia,
Singapur, Filipinas e Indonesia ha aumenr:ido dpiJamentc. G mayor parce de
esta inversión está orientada a negocios de exportación centrados en bs industrias
automotrices y electrónicas. Algunas compañfas j:i.ponesa.s tambiin ha11 traslada-
do sus pbnras de p:iíses de NIE (Newly lnduscrializing Economics; [Economías
Recientemente Industrializadas]) a países Je la AS~ (Associ:uion of Sourheast
Asi:in Nations; [Asoci:i.ción de Naciones dd Sudmc Asi:ílico]).
Ocro importante aspecto de la internacionalización de Japón es el rápido
crecimienro en asistencia parad desarrollo ultramarina durante la década de 1980.3
Mientras que la asisrencia pnra el desarrollo ultramarina de Japón es una pequeña
parce Jel l'flN de ese país, sus montos absoluros lo han convertido en d donante
líder en el mundo, espccialmente en visra de la reducción de los Estados Unidos.
Japón sobrepasó a Alemania Occidcnr::il en 1983 )' a Francia en 1984, convinién-
dose en el segundo mayor donante. Se co11\'ittió en el mayor donante en 1988,
sobrepasando a los Estados Unidos. En la década de 1980, Japón 5c: convirtió en
el mayor donante individual de a5istencia para el desarrollo ultramarino en Asia.
A medi:i.dos dt: la década de 1980, la ayuda exceri<ir japonesa para Asia alcanzó
los 15 billones de dólares, o d 70% de toda la ayuda japonesa, en comparación
con la ayu,fa de los Estados Unidos de 1, l 1 billones de ~-Miares para Asia y sólo
500 milJones para el Sudeste Asiático. En 1989 y 1990, la ayuda exterior japu-
nesa en Asia fue de 4,8 billones comparada con 1.4 billones de los Estados
Unidos. Japón era el responsable de aproximadamente una cuarta parte de toda
la ayuda exterior destinada a Asia, pero para 1990 era el donante individual rn:i.s
importante de Chin:1, Tailandia, Filipinas, Indonesia, Malasia. Japón proveyó

J Si bien en b acrualid,d menos <JUC c,11 d p:u~do, mudu de c,ra n)'uda r;onsinc en préstamo;
tcbcionado, con prnp6~itm cspedfkos. Éstos han ,ido coniiJcrados c~mo ,irvicndo ~ los ínrere-
ses dc I~• emptesls japnncsos que deseaban c~p.1ndir sus mcrcldos y uper~doncs en 11lu.1mar. L,
déc:lJJ de )')80 vio u11 cambio m:.yor en Ja con1pren1ión j1ponc.1-1 del rol de b ayuda e.x1c1[01,
con un mayor c'nfasis puesto en ohjcri,·05 polfticos mi5 amplios ligados J Ja¡>6n rnmo po<lcr
glob,11. Esto 5C 1dlcj6 en u1,3 c.1ntidld mucho m•}'or de subwncioocs que <le prén.111101 ~n b
ayuda global j;iponcsa.
lNTERNAC!ONA l.li'..AC!ÓN Ef.ONóMJCi\ 'H

d 70% de la ayuda exterior a 'failandia, y al rededor dt b mk1d del total de h


ayuda para Mabsia y Filipin,ls. Mientras era rt:spons:1ble de aproximadamente
un quinto de b :1yuda par~1. Pakisc.ín y Bangbdc:sh, estaba en camino de convt:r·
tirsc en el maynr donante: individual.

La nueva ley de inmi'gmción de 1990 en Japón

El Parlamenro japoné5 recienternc:nte aprob6 vnrias reformas a b ley de ingreso


de cxwmjcros. La Ley de Concrol de b Inmigración)' Reconocimiento de Re-
fugiados, que fue aprobada por la Dicrn. d 8 de dicic:mbre de 1989 y se puso en
vigencia el l O de junio de 1990, es una revisión de una re,•isión de l 9S l de una
ley anterior. Por un lado, las enmiendas expanden d número de las c:uegorías
laborales para las cuales d país aceptará trabajadores cxtr;mjcros sobre la bilse de
una permanencia de tres años. Se refiere basicamente a abogados, banqueros
inversionistas, contadores con experiencia internncional y pcrso11al médico. Por
otro lado, busca restringir r controlar d ingreso de u:ibajadores no calificados o
semicalíficado~. Por primera va son impuestas sanciones a los que contraten y
empleen trauajadores ilcga1i:s, lo que de alguna m:tnera rc:plica los csfuenus
hechos en los Stados Unidos por controlar d ingn:so.
Módta (1992) señala que ha habiJo una sc:rie de rcgulacioni:s y pcicricas
que cubren el otorgamiento de la residencia y los permisos de trabajo a extran-
jeros. Pero los números eran pequeños y la situación general era estable en lo
concerniente a todo tipo de cntrJd,\s. En 1980 los permisos de trabajo fueron
otorgados a 30 mil extranjeros, la mayoría ejecutivos de empresas, profesores,
artistas, animadores, instruerores e:manjeros y trabajadores calificado5. Para l 989,
estos permisos se incrernencaron a 72 mil y para 1991, a más de 200 mil, si bien
esto todavía represi:nta una pequeña proporción de la fuerza de cr:ibajo de Ja-
pón de 65 millones de personas.
La ley de 1990 establece 28 categorías de residencia y trabajo legal. Permite
a una variedad de trabajadores profesionales así corno a los descendientes de
inmigran ces japoneses (h:ma la tercera generación) rrabajar y residir legalmente
en Japón, con determinada duración de permanencia permitida. Hay tres clasi-
ficaciones para los cxtnnjeros que trabajan en Japón, La primera :1barca a los
diplom~cicos, artistas, personal religioso)' periodistas; categorías de trabajado-
res que operan in ccrn~ciona.lmente y no represcman al típico trabajador migrnn re.
La segunda clasificación describe categorías más bit:n precisas de ocupaciones
proíesiona!es y técnic:ts, <JUC van desde expertos en finanzas y comaduria hasta
ingenieros y artesanos :1.k.1.rnence especializaJos. Lt tercera chsificaci6n descri-
,¡4 PERSONA.~ l::N' FUGA

be formas muy específicas de exprnos. Yisirames temporarios, estudiantes y


famili:ires visitantes tienen prohibido 1rab:1jar. L::t ley también permite que un
extranjero residencc en Japón solicire a la Oficina de Inmigración un permiso
de trabajo. Esto est:1 diseñado p:ua los hijos de exrranjeros que residen legal·
menee en J~pón cu:indo alcanzan la edad de trabajar más que par:i tr:ibajadores
ilegales en trJbajos no calificados.
En términos de control de la inmigrnción ileg:11 {uno de los principales ob-
jetivos de la nueva ley), dos cíecros se han vuelto evidentes. Primero, tuvo un
efecto disuasivo temporario, tal como lo hizo la !RCA de 1986 en los Estados
Unidos. Antes de que b ley entrara en vigencia, alrededor de 30 mil personas de
B:mgladesh y Pakistán, que habían esudo en el país ilegalmerm:, lo abandona-
ron presumiblemente para evitar el arresto. Con el objeto de evitar un patr6n
familiar en otros países, en 1989,Japón canceló su acuerdo de exención de visas
de visitantes con Bangladesh}' Pakistán, para prevenir una ola de visitantes con
intenciones de 1r;1.bajar ilcg..lmcnte antes de que b nueva ley fuera implcmcntad;1..
El nuevo acuerdo devisas dificultó fo obtención de éstas, y así contribuyó a una
enorme reducción en el número de visitantes, t:i.nto de los genuinos como de
las personas que intentaban quedarse y convertirse en trabajadores ilegales. La
polrtica no es diferente de b desarrollada por los Estados Unidos durante fines
de la década de 1980 con conocidos países de emigraci6n: los solicitantes de
visas de Colombia, República Dominicana, Perú y Ecuador deben demostrar
medios y lazos que prueben que eltán en un viaje de turismo a de negocios de
corto plazo o una visita similar, y q111: planean retomar a su país de origen. En
1991, Jap6n también revocó el acuerdo de exención de visa que había firmado
con Idn en 1975 y, corno con Bangladesh y Pakistán, el efecto de la revocaci6n
fue un fuerte descenso en las entradas desde Irán.
En segundo lugar, la nueva ley indirectamente permite la entrada de indivi•
duos para ser usados en empleos de bajo salario a través dt! categorías como
"pasantes de empresas", estudiantes y la especial coloc:ición de descendientes de
japoneses hasLa la tercera gcneraci6n. En cierta medida, esto ha permitido a los
trabajadores extranjeros tomar empleos rutinarios no calificados de bajo sala·
rio, que requieren poco o ning1í11 entrenamiento. Además, b nueva ley, que
rambién permite a estudiantes de insiiruciones possecundari.1s (pero no univer-
sitarias), incluyendo escuelas vocacionales y de lenguaje, tr:ibajar por un limita-
do número de horas 5cman:i.les, se ha convenido en el medio para obrener
embajadores para empleos de bajo salario, no calificados.
Los empleadores pueden ser mulrados hasta con dos millones Je yens (aire·
dedor de 16 mil dólares) si contratan a sabiendas a un inmigrante ilegal, y
pueden ser encarcelados hasta por tres años si continú:1.n crnple:mdo trabajado·
l:>.'TERNACIONAI.IZAClóN ECONÓ.\\IÜ\

res ilegales, Éstas son penalidad~s severas par:1 los empleadores, teniendo t:n
cuenta la aguda escasc1. di:: m:mo di:: obra, cspeci:ilmemi:: t:n h n1.1nufuctur:1.
Morita (1992) cernidera que la presente ley es pobre en penalidades p:1¡-j_ los
contratantc:s y bandas criminales involucmdas en procurar trab;;jadores ilcgalt:s.
L:i nueva ley también deja complc:tamentc de l.i.do cu:ilquic:r considernción acerca
de los derechos humanos de los inmigrantes (Miyajima, 1989). 4
Las dccencionc5 se han incrementado b:i.jo la nueva ley, pero también lo han
hecho los números estim;idos de trabajadores ilegales. L;1s detenciones :nunen-
caron de 22.629 rn 1989 a 36.264 en 1990 )' 35.903 en 1991. Adem~s. 27.136,
principalmente chinos en crnb:ucaciones, no pudieron desemb:ircar en 1991,
frente a 13.934 en 1990 y 10.404 en 1989. Si bien los inmigranres tienden;¡
vivir e11 concentraciones residenciales conocidas, no ha habido deportaciones
en gran escala (Sam:n, 1991: cap. 9). Sólo unos pocos cientos de empleadores
han recibido s:i.ncioncs por contratar a sabiendas a ilegales. En un país con
millones de empresas y un gr.m número de concratantes de mano de obra hay
menos de <los mil inspectores autorindos para contrular a !os empleadores.
Co11 uno. débil observ:incia de la nueva ley, parece haber un patrón de creciente
abuso de inmi~¡:mtes ilegales entre los contratantes }' los oficiales de inmigra•
ción y la polida (Miyajima, 1989))
La nue,;a ley ha sido criticada porque no resuelve la escasez.de mano de obra
no calificada, de bajo s:tlario o indeseables y, por r:inro, empuja a los empleadores
ya sea a arriesgauc a sanciones por contratar inmigrancc:s ilegales o a cerrar sus
fiibricas. Esto incluye a empleadores no 5Ólo de pequeñas F.íbricas, recnológka-
mentc retrasadas, sino t.1mbién de fábricas altamente mecanizadas y recnolúgi-
camc:nte avanzad,lS (Morita, 1992). Una escraregia usada por muchas gr:indes
empresas es reemplaz.:i.r a los traba.jadoreI ileg:tlcs con descendientes de japone•
ses en Sudam~rica (Yam:maka, 1991; Komai, 1992). Al h:icer uso de los canales
internacionales existentes, las grandes cmpres:1.1 están mejor posicionadas para
nccedcr a escos merc.idos de trabajo. Recientemente hablé con algtrnus trab:tja•
dorc:5 que habían rctorn;ido a Brasil, Se quejaban de que los trabajos que tenían
eran duro.s y sucios, de que no cr:i.n respetados y considerados como japoneses.
Los agentes gue reclutan j:i.poncses en Brasil sólo están aumri7.ados a contrat.1r
a desccndiemcs de japoneses, un procedimiento l]Ue muchos brasileros consi-
deran discriminatorio.

4 l':uJ u11 rdato detallado de los abuso~ contra los inmigr,1nic1 ilcglb, cspcdalmenrc por
pmc de contmantcs que ,on ! ípicamcnte p~rtc o que trabajan par,1 organii..1cion~s de b "y:ikuz~ft
(~I <rimen organiudo), vél>C Mff'O (1992), /t1pt1n•Asia Q11,mtrly R,virw, vol. 23, rním. 4.
} Ene rem4 rambiin e,; discurido en .v.,ro (1992),)ap,m•AJitl Quamrly Rroitw. ""l. 23, nú~. 4.
l'ERSONJ\S F.N l'UC:i\

En líl. mec.lida en que la nueva ley ch:~c:insa en la rc5tricción de visas <le visi-
rnnrcs, tiene que transitar por una fin:i 1/nea entre perm:tnecer abicrrn :i un
vas ro numero de gcnui1rns turistas y gen re de negocio~ y cerrar la entrada a
inmigrantes ¡.,oter1cillmcnre ilegales, Dos tercios de los turistas y visi t:1nres de
negocios de Japón llegan de Asb, del mismo modo que la mayo ria de los inmi-
grantes ileg:iles. Las principales n;icionalid:ides detectadas c:n la pobbción ilegal
y en la inferida poblacicin que permanece m:í.s all:i de sus permisos como visi-
tantes c:unbién ab:trca llna gran cantidad ele turistas nsi~ricos )' visitantes de
negocios. Con la c:1d:t vez. m:is fuerte prcscnci:i. de Jap6n en muchos p:tíses, es
probable que h:lya un incremenm en el número de p:1íses calificados como <le
"c:migrnción potc:ncbl". Por ejemplo, a fines de !a década de 1980, Japón esta-
bleció f:ibric:1s offihore y otros tipos de inversión en Malasia; ahora surge, a
parcir de los datos de detenciones, que la migración ilegal de malayos es uno de
los flujos más recien res,
A finales de la década de 1980 (antes de que entrara en vigencia la nueva
ley,) Japón sobrellevó un largo debate concerniemc a la naturalez.1 de h inmi-
gración (Sasscn, 1991: 311 }' 314).6 En d centro dc:I debate estaba !a preocupa·
ci6n del Ministerio de Juscic:ia por d mantenimic:nco del orden público r la dd
Ministerio de Tr:1bajo por las condiciones de empleo de los trabajadores domés-
ticos y la naturalez.a de la escasez de mano de obra en Japón. Morita (1992)
señala que, a pesar de que d deb:1tc fue concebido inicialmente como un tem,t
del merc;ido l.1boral, eventualmente incorporó cernas m:is amplios relacionados
con la presencia de extranjeros. La posibilidad de un conflicto étnico y de: racis-
mo no puede ser dejad:i. y:1 de lado. Marica, uno de los :1n:1lisras más importan-
tes <le la inmigración en Japón, sostiene que la dc:manda de trabajadores inmi-
grantes es e,cruccural, no cfclica, y que el ingreso de crabajadores extranjeros
además hará aún más rígido el ya segrm:ntado mercado hbor:i.l, incrementando,
a su vez., b demanda de trabaj:1dores extranjeros. Algunos analistas también
argumentaron que J:1p6n debe consider:ir la inmigr:1ci6n de Asia y de América
Latina como parte de una cuestión mayor de desigualdad en el desarrollo social
y económico,)' hacer de la política de inmigración parte de la política de des:i-
rrollo de Japón (Nanarni y Kuwabara, 19S9).

6 L~ import~ncia de c:s,a cucni,ln p~r• d r,obicrno japon~, e, cvidcnic pur d hecho de que
iodo, los mini;retio1 m,h imporrarirc, <líspu,icron cquípo1 de mb,jo par~ e,tudiar y consuhar
1ubrc d 1cma y p.1r.t chbor:tr ínfouncs ,1 respecto. Uru rc,·isián de sus pmpuesr~s ¡,rincipal~,
n,ucm~ la complejidad del tc111cty el hecho dt!<¡uc el empico d~ 1rabaj~dores ikg.aks cxuanjcros
cstd ¡;cnero.lrnente :1cep11do como algo dado y"" ,i1nicntu.
INTF.RNAC!ONtll.!7.1\CION l:CONÓ~IICA ')7

lfl 1111eva inmigración ilegal en }tt¡,óu

La foerz.1 de tr;ibajo legal enr:mjera t:n Japón comprende un amplio cspc:crro de


caccgc>rÍas, desde proícsion;1.lcs h;1.sca aprendices no calificados.7 Es b.{sic:11nentc
de origen asi.hico, con China, filipinas, Tailandia}' i\folasia como los principa-
les países gue los envían. La m:1yori:1 son mujeres que ingresan como ":mimado-
r:is", principalmrn¡e de Filipinas. 8 Rech:ntemc:nre, d número tle ingresado5 cla-
sificados como aprendices de compañías y escudian[es en instituciones
possecundarias no universitarias (b mayorfa, escuelas de lenguaje y vocaciona-
les) se ha incremen1ndo. El número di: dc:scendicmes de personns japonesas
nacidas en d exterior hasta b tercera generación (que pueden trabajar lcg:i.1-
mente en Japón) aumentó rápidamente después de 1987. Junto a los "aprcndi-
ccs de compañías" y los estudiantes no universirariCls, son considerados como
una oferta legal de trabajadores extr:mjeros para ocupar empleos de bajo salario,
típicamente no calificados e indese;1bles. Descle que se .1probó la nueva ley en
1990, un estimarlo de 150 mil cnmuon a Japón cada año bajo estas condicio-
nes (Morita, 1992).
Finalmcnrc, cst:in los corennos y chinos, cuyos orígenes se: remontan a la
coloniio.ci6n j:i.pones,i. de comienzos de siglo, En 1985, antes del rápido crtci-
miento de los ilegales que excedieron su permanencia legal, había 850 mil resi-
dentes permanentes c:-:rranjeros en Japón, de los cuales 683 mil eran de origen
coreano, en muchos casos, la tercera generación. En 1990, los 700 mil coreanos
y 140 mil chinos estimados representaban el 85% de los residentes extranjeros
registrados y el 0,5% de: la pobl:tción de J;,pón. Muchos han sido naturalizados

7 En 1.9SS, ames de que de.,pc,gara b nucvl inmigración, h distribución de txtranjeroi era 1a


siguiente: la población de cxmnjeros que citaba lcgaJm.,nl<'cn Japón era de 2,1 millones. Alre<ledor
de: un millón era persono.! cxrmnjero; los mrnntc:.. er.an principalmcnredcp.1rscs asi:!tkos. u. mayo•
rfa <le los asi~ticos (BOO mil) ingresabu, por p1irna3 vC"t.: casi rodos (727 mil) cnrmon con vi,15 de
noventa dfas, y b mic.d aludió ~l turhmo como motivo pri ndpa.l de ,u visita. La mayor c:itcgorfa
individt1:i.l <le ~quellos que ingn:saron con tr:ibajo y Olto! lipm de ví1a foc b de animador (S').693).
De fom, 41 mil era.n ruifocos; 36 mil proceJi.ui dt Filipinis; 2.500 de Ta.iw:ú1: y m.~ de 800 de
Core.i. L. mayorfa. de bs 465 penonli que cntr.l!on como trabaj~dom c:tlitiodm eran de A\fa.
Mh de 12 mil de los 13.900 que afirma.ron entrar para escudfat en escuela, de iJioma jJponés
venían de AsiJ. H¡y u,,a evidencia c,eciente de ,¡ue bl ac,,demfas de idiomas constituyen una
fad,ada p~n b e111rada de penon:i..< en husc~ <lo 1r,bajo. 'faiwin y Cor~a dd Sur contintbn cnvian•
do d mayor númao de visiran tes :t J1pón: 300,272 y 299.602, mpectiv~mente, en l 9SG¡ mis de
.360 mil dc:od~ p:tls en 1987; y un millón y GOO mil, respectivamente, en 19?0,
s E1 reduumienm de mujo1es de l;o "indumi.i del cntrcienimienio~ estuvo inidalrnemc con-
finado a Filipinu. Se, ha incrcmenrado notoriamcnrc, exkmlido a muchos ocro~ países y av:1n1..1·
dn m:is :111~ de bs cit ipul.1ciune1 <le )J ley (A,ia11 Wome1ú A1i:ociuio111, l 988; AMPO, 19SS).
l'ER50NAS EN FUGA

por tener un familiar japonés (véa~c nota 2). La gran mayoría de la población
extranjera legal de Japon reside en importantes áreas metropolitanas, particu-
larmente Tokio, Osaka y Nagoya. .Más dd 20% de los coreanos, d 60% de los
chinos y el 40% de los filipinos residen en la región de Tokio, y aproximada-
mente d 30% de los coreanos, el 35% de los chinos y menos del 10% de los
filipinos residen en la región de Osab.
Evidencia fragmentaria indica un rápido incremento durante los últimos cin-
co años en el número de <>xtranjeros que trabaja ilegalmente en Japón, en su
mayorfo. en el área mcuopolitana de Tokio, Nagoya y Os:ika, si bien están em-
picadas en la :igriculnm1. Tfpic:rn.1entc, cmr:uon al país con visci.s de turistas y
permanecieron m:is allá de lo que ellas les permitlan (véase: b ºfabla l). Los con-
tratantes de mano de obra, l:i mayoría miembros de grupos del crimen organiz.a-
do, a menudo usan documentos ilegales para llevar 'trabajadores extranjeros,
Una yuxtaposición de las entradas con bs salidas muestr:i que, en años re-
cientes, ha habido significativamente más en nadas que· salidas. Si bien esto
puede ser explicado en parte por las permanencias legales de muchos :iños y por
errores administrativos, entre ciertos grupos de nKionalidades, un creciente
número de ingresantes con visas de corto plaz.o entran para trabajar ilegalmen-
te, Por ejemplo, en 1987 hubo 360 mil entradas de caiwa.neses, pero s6lo 314
mil partidas; ingresaron 360 mil coreanos y partieron 149.300; ingresaron 85.300
filipinos y se fueron 57.600. Las entradas de filipinos se duplicaron de aproxi-
mad:unente 48mil en 1983 a 108.300 en 1990. Si la experiencia de los Est:idos
Unidos constituye una guía, un creciente número de "turistas" y "visitantes"
entrarán al país no de visita sino para encontrar un empleo remunerado.9 Si
bien no deben realizarse demasi.'.ldas interpretaciones sobre estas cifras, ellas son
evidencia de que la inmigración ilegal es básicamente Factible por la permanen-
cia de personas a las que se les ha caduc.1.do la visa de turistas.
Estimaciones basadas en detenciones y !as figuras de entradas y salidas su-
gieren que en 1991 había 300 mil trabajadores inmigrantes ilegales en Japón,
mayormente en la construcción, en la manufactura y en trabajos de barc:s y
rc:staurantes. Casi todos eran Je Asia, y los mayores grupos correspondían a
Corea del Sur (aproximadamente 100 mil), Bangladesh, Filipinas, Paki~t:ín y
Tailandia. Desde 1988, cuando d gobierno finalmeme reconoció el problema,

9 He p:mdo muchu hom cr11rcvi51ando inmi¡;ranrc.1 ilcgalc, en Tokio m un interno por


saber por qué migr•n a Jap6n a pesar de .1u rcputoción dc.1ociedad ccmda (Sa.scn, l 991: cap. 9).
Muchos eran individuos que de una mJr1cro II oc r~ h~bfan sido movililado.1 hada el n,hajo
migworio, La pre.senda creciente de J•pán en S\15 países narak.1, junto 3 la consecuente di.1po11i•
bilidad de infounad6n sobreJap6n, creó v!nculos e hiw parecer a Japón una buena opción para
1~ migración.
INTERNACIONAi.17.ACIÓN ECONÓMIO\ ??

las clncidades han ido en aumento, si bien en 1999 ha hal.,ido un:t disminucitin
ternporaria en las nuevas entradas pero no en las detenciones.

T AIILA 1. Es1im11.i1fo de perumas r¡ut permanecw m ti país


más tiempo del atlton'z,,do por la visa, por ,zadonalidady sexo. /9!JO-JS1!)2

Nacionalidldls~~o Julio Mlyo Noviembre Ma)'O


1990 1991 1991 1992
B:rngb.desh M 7.130 7.429 7.72S 8.003
F 65 69 82 200
Chin~ M 7.655 1.3.S36 l 6.624 19.266
F 2.385 3.699 5.025 6.471
ldn M 645 10.578 21.114 38.898
F 119 337 605 1.103
Corea dd Sur M 8.793 17.799 20.469 22.312
F S.083 7.871 10.507 13.375
Mabsia M 5.023 10.099 18.46G 27.832
F 2,527 4.314 6.913 10.697
Myanmar M 1.04 J 1.676 2.712 3.611
F 193 385 713 l.043
Pakistán M 7.867 7.731 7.786 7.862
F 122 133 137 139
Filipinas M 10.761 12.905 13.8SO 14.935
F 13.044 14.323 15.770 17.039
Sri unka M l.S94 2.143 2.618. 2.932
F 74 138 219 285
Taiwin M 2.080 2.356 2.790 3.427
Í' 2.695 2.885 3.107 3.302
Taihndia M 4.062 6.767 U.730 20.022
F 7.461 12.326 18.971 24.332
Otros M 10.200 13.021 17.766 21.846
F •• 5.879 5.830 8.650 !O.O 1O
'focal •M 66.851 106.518 145.700 190.996
F 39hi6 53.310 70.699 87.896
Toca! general 106.497 159.828 216.399 278.892

Fuente. B,s~d, en d r~iuro de entmdas y ulidas, Minimrio de Justicia, 0/idn~ de Inmigra-


ci6n, J~p6n.
100 l'F.RSONAS E:sl FUGA

Los datm 5obre detenciones de la Oficina de lnmigracion Jd Ministerio de


Jusricia analiwJos por Motirn (l 992) ayudan :t cstabl(.'ccr los patrones pre y
post 1988. 1\ mediados de la década Je 1980, los datos de los inmigrantes
detenidos muestran a Filipinas corno el p~ís de origen con mayor mí mero, se·
guido por Pakistán, Bangladesh, Taibndia y Corea (véa.se la Tabla 2). Dos ter-
cios de los filipinos cr:in mujeres, h cu:i.l fue cambién 1~ proporci6n para las
detenciones tailandesas. De todos modos, las mujeres representaban minorías
pequeñas en los otros grupos. L1 elevada proporci6n de mujeres entre las perso-
nas detenidas a mediados de la década de 1980 se debía al hecho de que los
inmigrantes ilegales eran principa!rnence "animadores" reclutados para la in-
dustria del sexo. De todos modos, para 1989 y 1990, repre5entaban ran sólo el
25% de las detenciones. Además de este desplazamiento hacia las detenciones
de hombres, hubo un cambio en las nacionalidades debido a la aprobaci6n de
la ley que dificultó la obtención de visas. Esto explica ampliamente la aguda
declinación en las dctencionc:s de: ciudadanos de B:rngladcsh y de Pakistán en
1991, lo que también coincidi6 con una fuerte caída en las entradas de turist:is
de estos países y un gran aumento en las detenciones de iraníes, que parecían
haber sustituido a los ciudadanos de Bangladesh y de Pakistán como la población
ilegal rná.1 visible en 199 l. Japón canceló luego su acuerdo de exención de visas
con lr:ín (firmado durante la crisis petrolera de 1973); los ingresos de turistas y,
por inferencia, las permanencias ilegales dedinaro11 abruptamente.
Las cifras sobre derenciones entre 1980 y 1991 muestran daramc:me qu~ la
pc:rmanc:ncia más allá de la visa de turista ~s la categoría individual m:i. impor·
tante, El total de dc:tenciones aumentó ele 2,536 en 1980 a 10.573 en 1986;
17.854 en 1988; 22.626 en 1989; 36.264 en 1990; 35.903 en 1991. De las
22.626 inmigrantes ilegales detenidos en 1989, 19. l 05 habían prnnanecido en
el país más allá de lo que sus vhas de turistas les permitfan; menos <le 200
fueron detenidos por accos criminales. En 1991, este exceso en la permanencia
representaba 32.820 de las 35.903 derenciones. S61o alrededor de 2 mil de !o.s
detenidos habían entrado al país ilegalmente en esros dos años. Una categoría
de entradas ilegales que se incrementó rápidamente es el arribo de botes. Si bien
los registros de estas detenciones no están disponibles para antes de 1982, 2,751
fueron detenidos en 1986, 11.000 en 1988 y 27. 100 en 1991. El número de
detenciones de surcore:mos, tailandeses y malayos también se incrementó. Ex-
cepto para Filipinas, T.liw.ín y Tailandi:i, h mayoría de los detenidos fueron
hombres.
T/ú!l.A 2. Jap6n: detmcúmes por nacionalidady soci,, 1982-199J

1982 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991


Toi:iJ 1.889 4.783 5,629 8.131 11.307 14.313 16.608 29.884 32.')08
I.705 4.433 4.942 5.945 7.018 5.385 4.817 5.708 7.558
Ban¡;hdesh l 5B 43& 2.942 2.227 5.925 293
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() o o o o 2 2 6 o
Filipims 40') 2.983 3.927 6,297 8,027 5.386 3.740 4.042 2.983
3!)6 2.881 3.578 4.737 5.774 J.698 2.451 2.449 /.90·1
Taíl3ndia 412 J,132 1.073 990 J.067 l.383 l.144 J.450 3.249
387 J.078 953 826 717 J,0/9 715 78.9 2.J2J
Nota: bs cif..ii en itálic:u son sólo dr mujeres. Fuo,u: Minií<erio de J115rid1, Ofic:in, de Inmigración, J>pón.
e
102 l'ERSONAS EN fUGt\

Si la inmigración simplemente reílcjab;i el ''empuje" de la pobreza en los países


de emigración y la .itr.1cción de abund.inres empleos en Japón, uno hubiera
esperado una gran inmigr:1.ción durante el período de rápida indumializaci6n
de Japón, en el que hubo una enorme demanda de trabajo y muchos de (05
vecinos de ese país todavfa no se habían industrializado. Dur:rnte este período
de construcción pública y priv:ida en gran escala, b enorme demanda de traba-
jo en Japón fue cubierta básic~menre con migrantes rurales a grandes áreas
urbanas.1° Sin embargo, si bien las grande,, reservas rurales de trabajo no pe·
df~n satisfocer la demanda, era inconcebible !a idea de trabajadores extr:rnjeros
ingresando a J:ipón en las déc:idas de 1950 y 1960. Aún hoy la entrada de
"trabajo simple" está prohibida.
Y si la inmigración Íuera simplemente un tema dt: políticas, entonces la
inmigración ilegal :icrual en J:ipón no debería haber tenido lugar. En t:1 caso de
los fücados Unidos, b ley de 1965 tuv0 un impacro inmenso porque este p:iís
ten fa una extc:ndid:i red de sitios de producción y de operaciones militares en
muchos países del Tercer Mundo. Además de una resrringida demanda par:. la
cmigr:1ci6n, habfa tambifo una amplia red de vínculos entre estos países y los
listados Unidos. Que la nueva ley como tal no podia c;msar la nueva inmigra-
ción hacia los Estados Unidos también es sugerido por el hecho de que, estando
basada en la reunión familiar, se esperaba que indujera la inmigr:ición de fami•
liares de personas que p estaban en d país, esto es, mayormente europeos. En
cambio, la vasta mayorfa de inmigrantes llegó de la Cuenca del Caribe y de
varios países asiáticos. (Véase capítulo 2 de e5tc libro.)
En su periodo de gran crecimiento, Japón carccfa de una red y vínculos con
países de potenciales inmigranccs que hubieran podido facilitar la formación de
flujos de migración internacional. A medida que Japón internacionaliza su eco-
nomía y se convierte en d prit1cipal inversor en d Este y Sudeste Asiático, es
prohablt: que cree -a sabiendas o no- e.1pacios transnacionalcs para la circubción
de sus bienes, su capital y su cultura que, a cambio, pueden crear condiciones
para l:i circulación de pcrson:i.s. Podemos estar viendo las primer.I.S ct.1pas de 11n
mercado internacional Je trabajo con roles tanto para los contratantes de mano
de obra como par.1 los inmigrantes ilegales.

lo Ent1c 1955 y 19G5, m d 1po¡;eo de esta mi¡;r:idón, m:ls do la iníud debi .fG prnvindasdc
la nación cxperimenmon un~ declin,ción Jbsohita en la pobbción, y orr~s 14 experimentaron
ma.1 de crecimiento :,nual de mcno1 dd 1%. Tokio, Osak3 '/ Nagora, la1 tres mJ}'flres :\reas
mmopolíun~s. fueron lm principalrJ dc1cino1 de h migrlci6n m:uiva. Enuc 1960 y 1970, Jo¡
rres dimi101 dispon r~n del 40% de l. población nacional. L1 población de b Gran Are:i. Mmo--
poli1anJ de Tokio se i1icruncnró en 10 millon~ mtrc 1950 y 1970 y, par, l 984, :ilC3nz6 los 26
millones. E.n 19 50, c:~¡j el 50% de IJ pobbción lrJ.baj,ha en la ;gricllhura; m l 9í0, sólo el 19%.
1N1.l:KNACI0NA LI ZACIÓN ECONÓM !CA 1(].l

Denumda de mana de obra en Japón: ¿hay esp,tcio para inmigm1ttts?

En el c:aso dt: los Estados Unidos, hubo un rápido incremento rn b ofc:rta de


empleos de bajo salario dur:mte los finales de la dicada de l 970 y un:1 emergen·
re prec:uiz:ición dt:l merr:1do !aboral. Ambos estaban asociados con nuevas in-
dustrias en crecimiento y una declinación y reorganización de !n manufactura.
Las tendencias hacia la precarización focilimon la incorporación de la inmigra·
ción ilt:gal a los merco.dos de trabajo (Saisen, 1988). La precarización ~bre el
proceso de contratación, levanta las restricciones sobre los empleadores y típi-
camente disminuye los costos de mano de obra directos e indirectos. El incn:-
mento de empleos de bajo salario en !os Estados Unidos es, en parte, un resul-
tado de los mismos procesos económicos internacionales que derivaron em-
pleos en l:i iiwrnión y en la m:.muíactur:t hacia paises de bajos sabrios. Como la
producci6n industrial se desplaz6 a ultramar o hacia áreas de bajos salarios del
sur de los Eswl.os Unidos, la tradicional organi:tación m;iuufoc¡urcra de estt:
pafs, basada en :1,ltos s.ilarios, se erosionó y fue parcialmente reempla1.ada en
muchas induHrias por un sector manufacturero degradado, c;1r:i.ctcriz..1do por
empleos pobremente pag:i.dos, scmicalificados o no calificados y una extensa
.~ubconm.t:ición. Al mismo tiempo, el rápido crecimiento del sector de servi-
cios ha creado muchos empleos de bajo salario, además del m:ís publicit:ido
incremento en tr;ibajos muy bien p:igos en bancos de inversión, dirección y
pro fcsi ones (véase también ca pf tul o G).
(Puede ser detectada t = bié n en Japón u na crccicncc prccariz.1ci6 n de los
mercados de trabajo? En otro lugar (Sassen, 1991: capítulos 8 y 9) he descrito en
detalle el crecimiento dd sector de servicios en Japón, el reemplazo de muchos
trabajadores masculinos de tiempo completo por mujeres de tiempo parcial, el
:rnmcnto de tipos de subcontracación que debilitan los reclamos de los crabJjado·
res a las empresas, y d hecho de que la mayor parte de los nu<:\'US trab:tjos creados
en Tokio en la década de 1980 eran de tiempo parcial o tcmporlrÍos.
Desde mediados de la década de 1980 -el periodo cLwc en términos de
rcestrucmracion económica-, los salarios reales promedio han declinado en Ja-
p6n y el sector manufacturero ha es cado perdiendo su influencia como reguln-
dor de salarios.11 De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, los salarios reales

1l L;¡¡ n~ocfacíoncs anuil es de prinuvcr~ por lo! uhrios, o Slrn mo, h2n vino d nadm icnto
de tas21 m~l L~ja.s de íncrcmcnto. Shu nm afu::t;i a las grJndcs com p'lñ fas y son d pU!HO de
referencia para )as cm presas mi, pcqucn2S -del rn ísmo modo que fos negociaciones de salados en
b ind ,uu ia mm.ltírgica o automotriz en los F.sudo1 Unidos-. Pero en 1?S7, los aumtn tos fue.
ron ió)(l kvemcnt" maro res (3,5 6%) que el año • nterior en b.1 ind umia s dd hierro y de 1~
cnn11 rucción naval, que fij~ba11 el ¡,1omcdio para c1 p, [s. Adem:ii, ad ifrrencia <le años ;rn¡criom,
104 Pl'.ll.~ONAS F.N J'UG/\

aumentaron d 2,9% en 1985 y d 1.4% en 1986. Mientras que los componen-


tés princip:i.les de los sabrios incrementados eran sub~idios y horas extra, cs[rc·
chamen te vinculados al empleo de tiempo completo en la manufactura, est.:i.
c:tregorfa 11:1 declinado al 1% del incremento en 1985 y a menos del 0,5% <!n
1986. L;t campcnsación toral en cíeccivo par;i empleados de rkmpo completo
en esrahlecimientos con treint:i. o más empicados creció el 5,03% en 1985, el
4,5% en 1986 }' d 3,2% en l9S7. El desempleo, si bien pequeño para los
estándares occidentales, está :iumentando. Mientrns que previamente era muy
conflictivo, el desempleo tiene nuevos patrones distintivos y, en 1986, alcanzó
casi el 3%. Ademis, la mayor parte de las industrias de servicios ten fon s;ilarios
promedio inferiores a !os de bs industri:ts n1.:muf.1cturcros, de transpone y de
comunicaciones. Los aumentos en los sectores de horelería y en los servicios de
_ca mi<la,_5er.vicios .dt:..s:i..lud-)'-lll in odsras .esrn ba n- en trc-1os- más-bajos. Las -i nd us-
uias en crecimiento, como las finanzas, los seguros y los bienes inmobiliarios, o
bien pagan s:darios por debajo del promedio o por encima de <:stc, como en
otros sectores de servicios, una tendencia común en muchas ciudades occidcn·
tales (Sassc:n, 1991: caps. 8 y 9).
Datos obtenidos de la Encues[a sobre Fuerza Laboral en Japón muestran
que la participación de crabajaclores de tiempo parcial se ha increment:ido des-
de aproximadamente d 7% de todos los trabajadores en 1970 al 12% en 1987.
Enuc: bs trabajadoras, la participaci6n casi se duplicó desde alrededor del 12%
en 1985 y llegó a más del 23% en 1987.' 2
Mientras b vasta mayoría de los empleos de tiempo parcial corresponden al
sector de servicios, se han incrementado también <:n la manufactura. La partid•
paciún de los trabajadores de tiempo parcial <::n los sirios mayoristas, minorista5
y de comidas y bebidas ha crecido del 25,4% en 1970 al 35, 1% en 1985, repre·
sentando un aumento de 330 mil trabajadores de tiempo parcial en 1970 a
1,17 mi!J6n en 1985, o el 41% del incremento total en m1b:ijo de tiempo par-
cial. El número de empleos de tiempo parcial en la manufactura se duplic6 de
400 mil en 1970 a 800 mil en 1985. Las en bajado ras de tiempo parcial aumen-
taron el 38,2%, o 1,5 millón, de 1982 a 1987, un incremento mucho mayor
qu.: el de la fuerza de trabajo en general,

hubo sólo aumentos rcgub1cs de sahrios y no aumenros adicionales, ocra indic:ición de b decli,
nante pmici6n de h, industrias manufocwrera.1 b~sica,, que habían sid(l ll focmc princip~l dd
dpidu crccirnicnro económico de la ccon ornfa japonc,a (S:mcn, 19? 1: caps. 8 r 9).
12 r..sto.s cifras .,_,cluyen a ptrsonas •mrlcadas en la agricultura)' ll 1ilvicultura. D.: 3.6 millo-
ne.1 de mujeres 1rJbajadoras de 1icmpo pucial, alrededor de o.a millón mab~n en !J manufoc1U•
r:1; l,3 millón en d comercio rnayorim y minmistJ; 170 mil en fin.1nus, scguro;, inmobiliaria;
y casi un milló11 ~n indusui:u de scr,,icios. , , •'
INTEltN/\Cll lNAl.lí'.At:lóN tt:ONOMIC~ 1115

Los niímeros ofici;1Jes de embajadores domésticos induHriab legales en Ja-


pón indican una declinación durante la \Íltim;; d¿cada. En 1987, había m:i.s de
un millón de estos tubajadorc:s, h mayoría mujero::s, la mayor parte (34%} en
indumenmria y crabajos relacionados, seguidas por el l 8,6% en equipo eléctri·
co/elecuónico (incluyendo d ensamblajt: de parres electrónicas) y casi el 16%
en textiles. La parte remanente incluye un amplio rango de actividadc:s, desde
fabricación de juguetes y artículos de Inca hasca impresión y trabajos rdadona-
dos. Es bi.:n posible que las regulaciones exisccntes que protegen a los trnbaja-
dorcs domésticos y que los provec:n de u11os pocos bc:ndicios se estén ~msion:rndu.
bs cifr.:1s oficiales indican una declinación en los trabajadores domésticos
totalmente habiliudos, pero no hay un incremento :i.bsoluro entre los trabaja-
dores domésticos desprotegidos. Sin emb:irgo, hay cienos indicios de que la
última categoría está aumentando (S:1ssen, 1991: capítulo 9). Necesitamos
preguntar si estas condiciones facilic:m el empleo de inmigrantes ilegales. No
podemos dar por 5enurlo que la escasez. de trabajo explica. ipso facto la incorpo-
ración de inmigrantes ilegales. Mi investigación sugiere que orr:>.s condiciones
mediadoras deben estar presentes para facilitar 5U incorporaciun. Mi trabajo de
campo en un gran mercado de jornaleros sugiere que estos mercados son un
mecanismo clave para la incorpor::tción de inmigrantes ilegales al merc:i.do de
trabajo japonés; ellos cambifo les posibilitan a otro.1 inrnigr~ntes asegunuse
empleos sin un con traro de tr:1b:1jo.
En este contexto, vale la pena señalar que la evidencia sobre inmigrantes
ilegales detectados proporcionada por d Ministerio de Justicia y analizada por
Morita (1992) muesm que m:h del 80% de los hombres detenidos entre 1987
y 1990 tenían trabajos en la construcción y en las f:ibrica.s. De acuerdo con un
estudio sobre empleo de inmigrantes ilegales en las princip,Jes áreas urbanas de
Japón reali1~1do por la Oficina de lnmigración del Ministerio de Justicia, h.s fábri-
cas que emplean inmigrantes ilegales cubren un amplio rango de categorías: pro-
ces:imicnto de metal, proces:imii:nto de plásticos, impresión y encuadernado, ins•
ralación di: maquinarias, operaciones de prensado, recubrimiento de materiales.
Muchas mujeres han sido detenidas en f:l.bricas de procesamiento de metales y
de plásticos y en la manufactum de auto partes (Morita, l 992}. Los inmigran tes
ilegales fueron generalmente encontrados en fábricas medianas o pequeñas. Las
cifras par:i. 1991 indican una continuación de esros patrones; casi la mitad de
los ilegales dc:tectados por el gobierno estaban en la conmucción y el 14% en la
m:rnufoctura y en ciertos empleos de la industria minorista (espccialmenre rcs-
taur:mces),
Estimaciones de líl inmigración ilegal para empleos no calificados apuntan :.1
una dem:inda creciente. El Ministerio de Trabajo c$titna que l.,. c5cascz. de mano
!Oli rER.~ONAS F.N FUC:A

de obra Je japón alcanzará el medio mill6n a ttmtks de la déc.1da, pero la pode-


rosa organización japonesa de negocios, Kcidan.:n, calcula la escasei. en cinco
millones. Ülros estiman el rango de entre uno y <los millones parad final de la
década. La mayor escasi:z. actllal estl en las c:mprc.sas manufactureras, particu-
larmente en las medianas }' pcque/\as, pero hly un considerable acuerdo en
torno a que el sector de servicios se convenid en la mayor fuente de nuevas
escaseces. A medida que los empleados japoneses en empleos de servicio de
poca calificación se retiren y jóvenes japoneses muy educados rechacen sus tra-
b:tjos, habrá una gradual aceptaci6n de los trabajador~s inmigrantes.

Todos los países altamente industrializados han recurrido a los Lrab:i.j:idores in-
migrantes para ocupar los trabajos de bajo salario en la manufactura y los servi-
cios. Pero no todos experimentaron la combinación de condiciones que son
el'iden,es en d Japón actual: la tasa más baja de fertilidad entre los países desa-
rrolbdos, una de hs poblaciones de ancianos gue crece más rápidamente en el
mundo, una de bs tasas de urbanizad6n más d.pidas, rcserv:i.s de trabajo rural
a¡;otadas hasta el punto de que los granjeros ha.n recurrido a emplear trabajado-
res inmigrantes (y a importar novias, dada la escasez de jóvenes mujeres japone-
sas c¡ue quieran vivir en áreas rurales). El alto nivel educativo requerido de los
jóvenes japoneses y la creciente demanda de trabajadores en empleos de elevado
saforio reduce además la ofc:na efectiva de mano de obra de~tinada a los trabajos
de bajo salario y no calificados. Aun si bs tendencias actuales continúan más
allá de la recesión, y más japoneses son despedidos, es improbable que tomen
trabajos de bajo salario. Como en codas las economías avanzadas, el mercado de
trabajo está segmentado}' la escasez coexiste con el desempleo.

Co11clwión

Si bien Jap6n y los Estados Unidos son países con historias, culturas y, en me-
nor medida, economías radicalmente difercnces, estamos viendo la formación
de muchos procesos similares. Éstos se están produciendo en una coyuntura
muy c:spcc:ífic:i, y son am.Hticamenrc identificados como la imcrsccción de pro-
cesos de in1cmaciunali2ación cro116mica, <les:mollos del nu:rc:ido de trabajo
típicos de to<la5 las economías av:mudas y la especificidad cultural de cada país.
Ubic:ir los flujos migratorios)' rn cuntinuaci6n en esta coyuntura nos permite
ver import:rntes par:ilclos así como diferencias significuiv:is en las historias
migr:uorias de los dos países. Los paraldos resulcan del hecho de que ambos
constituyen poderes globJlcs con fuerte presencia económica en las zonas rrans-
!NTf.l\NACJONAl.11.ACION l:CONóMJC:1\ !07

nacionales de iníluencia. Las diferencias proceden en parce del.is especificidades


de cada país y en parte de la5 diferentes etapas de la historia de b inmigración.
En Japón estamos viendo el comienw de un proceso que ocurrió en los Estados
Unidos durante uno o dos siglos. Sin embacgo, podemos observ:ir que las par-
ricularidades del pedodo actuil -globaliz.o.ci6n de: bs econombs Iídcres )' seg-
mentación del mercado de trnbajo- modelan los flujos migro.torios, ya sea la
primera inmigración a Japón o la última a los Est:idos Unidos,
Japón es d inversor líder, donante de ayuda externa,)' exportador Je bienes
de consumo (incluyendo productos c:ulrur:iles) de un sistem:i económico regio-
nal :lSi.ácico. Y si bien no está tan abierto :i empresas exir;injer:is como los Esta-
dos Unidos, hay un::: creciente presencia de estas empresas en Japón. Este traba-
jo wstiene que la nueva inmigración refleja la globalización de la economía
japonesa. faw es fácil de reconocer en d caso de la fuerza de uabajo extranjera
de alto nivel para la industria flMncicrn de Tokio, pero menos dacaniente en el
C::LSO de la nueva inmigraci6n, por lo general ilegal, de trabajadores manuales
empleados en la construcción, la manufactura y en t:111pl1:os de: bajo salario. En
este último caso, l:i intern:icionalización no sólo provee un contexto dentro del
cual se construyen puentes con los países de origen de potenciales emigrantes,
sino que tambifo contribuye: a qm: b. economía japonesa si: vuelva m:ís porosa,
especialmente en las grandes ciudades.
Japón tiene ahora una demanda creciente de trabajo p:ira empleos de b:ijo
salario, no calificados, en un comexco donde esos ernplt:os están siendo rechn:i-
dos por la juventud japonesa. El caso de Japón muestra patrones que por ahora
son vagos y difusos en otras economla.s avanzadas con una larga historia de inmi-
gración. Japón nos muestra que aun un pafa con :iltos nivelc.s de mecani2.1.ci6n
tendrá escasez de mano de obra a medida que evoluciona hacia un:i economía de
servicios. En d caso de Japón, esto se refon:ará por un bajo crecimiento de la
población. Mientras las economías de servicios avanzadas tienden a tener alros
niveles promedio de educación y un crecimiento en empleos de elevado ingreso,
también engendran unn gran oferta de empleos de bajo salario, no califlc:idos y
una devaluación de los trabajos manuales, En una ~ocie,bd que es b:.mante ho-
mogénea y que se piensa a sí misma como una naci6n, un pueblo, estos procesos
de diferenciación producirán una escasez. rdariva de mano de obra.
PARTE TI

Mujeres bajo fuego


4. Hacia un análisis feminista
de la econo1nía glo bal1

La actu:i.l fose di:: la economía mundial está caracterizada por disconcinuid:1des


significativas con los períodos precedentes y disposiciones radicalmente nucvo.s. 2
faro ~e hace evidente de manera panicular cuando uno examina el impacto de la
globalización en la organización territorial de la actividad económica y en la orga-
niz.ación dd poder político. b globalizadón económica ha reconflgur.ido pro·
piedades fundamentales del Estado-nación, notablemente, la rerritoril.lidad ex-
clusiva y b. soberanía. Hay una incipiente descomposición de la territorialidad
exclush,a que durante mucho tiempo hemos asociado con el Estado-nación,.3 la
ejemplific.ición mis ematégica de esta descomposición es b ciudad globai, la cu:i)
opera como una plataforma parcialmente desnacionalizada parad capital global.
En un orden más bajo de complejidad, la corporación transnacional y los merca•
dos financieros globales también pueden ser vistos como causantes de este efecto
a través de sus actividades tr:rnsfronterizas y los nuevos regfmenes lega.les que
enmarcan cs:i.s actividades. La soberanía está siendo igualmente desarticulada por
estas prácticas económic:is y no económicas y los nuevos regfmencs legales. En el
limite, esto significa que el Estado ya no es el único sitio de h soberanía y de b
normativa que b acompaña. Además, el Estado ya no es el sujeto exclusivo de
la lc:y internacional. Otros actores, desde bs ONG hasta las organizaciones supra*
nacionales, cst:in emergiendo cada vez mis corno sujetos de la ley internacional y
:i.ctorcs en las relacione., internacionales.

1 Este c~pltulo fue pa1cialmcntc prc¡mado mkmr:ts fo autora crl miembro del Cmter fo,
Ad1·.111ced Scucly in tl,e Behavioral Sciences. Li auton desea expre5a/ rn gratitud por la JyudJ
financiera provim poi Thc N:irion~ Sdenc~ Foundarion, Grant# SBR-9012192.
2 b noción de economía global wi ,irndo us.1d.1 C.1da l'C'Z m.is pJra 1fütin¡;uir IJ. panicular fa.se
de la economfa mundial que comcm6 a emerger en J., Mc~da de 1970. Eml c.1ra.c1rri7.,d;. por un
r:lpido crecimitnto de bs UJnsaccione¡ y de lai inscituclones que se hafün fuera del marco de la.1
relaciones intCJata1alcs.Vbsc genero! mrncc J~mcs H. i\fütdman (c<Jmp.), 1996. PJr:1 ynJ pmpcc-
tin hisróric, m~s amplia, vbsc, en gcner>I, GiovauniArrighi, 1994: F..iic Hohd»wm, 19')1.
J Por Je.1eomposici6n no quiero decir disolución, sino una forma de desmiculación. P~ra
uni dwillad:i discusión, ,.¿l5e Saskia Sassen, 1996a.

111
112 MUJERl,S l!t\JO FUEGO

Desarrollar un .rn:ílisi~ Íc111inis1a de la economía global actual nos requerirá


examinar esras tr:insformacio11es 5i es que ¡rn:tt:ndemos ir 111.is ,ilJ;i de mencio-
n::ir bs condiciones económicas de mujeres y humlm:s en diforerues países. Grnn
parte de la !iterarurn feminista que examina d cenrn de las mujeres )' la econo-
n1!a y d tema de las mujeres y la ley ha tomado d Estado-nación como <lado o
como el contexto dentro del cual examinar los temas en cuestión. Esta aproxi•
mación es una conrribución fimdamental y necesaria. Pero ahora, considernn-
do d impacto distintivo de la globalizaci6n sobre bs propiedades sistémicas
clave del Estado -por ejemplo, territorialidad exclusiva y soberanía-, se torna
imporc:mce someter escas propiedades a un exnmen crltico.
El propósito a(JUÍ es contribuir a un análisis feminista que nos permita releer
y reconccptualizar las principales caraccerfsticas de b economla glob:1.I actual de
una manera que capture las ejemplificiones concretas esrratégids de género así
como las aperturas formales y operacionales que hacen visibles a bs mujeres y
llevan a una mayor presencia y participación. Esta relectura difim: marcada-
mente de las descripciones corrientes de la economía global. É.sras enfoti:z:an
únicamente bs dinámicas ccon6micas técnicas y abstr;ictas y proceden como si
estas dinámicas fuer:in inevitablemente neutrales en cuanto tt! género, aunque
mr:tmcnte, si es que lo hacen, se refieren a esta cuestión.
Mi esfuerzo consiste en expandir el terreno analfrico dentro del cual necesi-
ta111os entender la economía global con d objeto de poner de manifiesto lo que
ahora es excluido de la reseña. Mi punto de partidci. está basado en mis estudios
de la economb. global a lo largo de los últimos veinte afios. A través de estos
estudios, he encontrado que la descripción corriente de la globalización eeon6-
mica está confinada a un terreno analftico muy estrecho. Esa rescñ:1 opera como
una "narr:1tiv:1 de la exclusi6n", porque descare.a un amplio rango de trabajado-
res, empresas y sectores gue no enrnjan en las imágenes prevalecientes de la
globalización. Y, en ese sentido, la retórica de las relaciones internacionales y, en
su instancia m:h formal, d duecho internacional -también puede ser visea-
como una c:xclusión narrativa. Esca retórica considera al Est:i.du como su sujeto
c:xclusil'o )' excluye a otros actores y füjetos. Estas narrativas están centradas en
un aparato de microprácticas y formas culturales decretadas, constituidas y lc-
gitimad:is por los hombres y/o en términos de género masculino, Además, en el
nivel operacion:il, uno puede decir que -no obstante el número creciente de
mujeres profesionales de miximo nivel en las actividades económicas globales y
en bs rc:bciones inremacionab-ambos mundos pueden ser especificados como
del género masculino, en la medida en que c.tda uno, de un modo distinto, tiene
las propied~des culturales y las dinámicas de poder que: hemos ;'lSociado histórica•
mente con los hombres de poder, o ;¡_j menos con algtin poder.
HAC!A UN ANÁL!Sl.'i FEM1Nl!.1A DE LA ECONDM!A (:I.OllAL l !3

Aquf especifico do5 si ti 05 de in ve5 ti gac i ó n emMégicos p:tr;t un cxa mcn de


las di1dmicas organizarivas de la glob;1Jización y comicnio cxaminar1do cómo
operan los g¿neros con el objeto de <lesa rro llar u na lec tu m fern in is t:i. Estos dos
sitios cstfo <lerivados de dos propiedades fu ndarnc1ualcs del Estado moderno,
soberanía y ter ri tori ali dad cxcl us iva, y su des arti culac ió 11 bajo el impacto de h
global izaci6 n. El p ropús ito no es un a en u mo: ración total ni en te aba rea dora de
desigualda<l~s. El propósito es esp~ci ficar si ti os para la ejem pl ificac ió n estra ré-
gica de la cuestión de gfoero y para nm:vas formas de presencia femenina. Este
trabajo es un simple comienzo, un estadio anal/ti cu en el que debemos colocar
los detalles que aportan l:i. i11vestig:1ción emogdfica, las críticas cultur.1les, ln5
encuestas sociológicas )' 1os estudios Iegal es sobre hombres }' mujeres t:n sus
much:i.s condiciones y subjetividades específicas.
En la primera si:cci 6 n he revisado algo de la Ji tera tura peni nen te a este pro·
ycc:to_Ei, b...segunda..yJa. ter ce ra.sec:ciones. me.centré en la desarticulación de. la..
ter rito ria! idad es ta tal a través de un si ria de in vesci g:ición est ra tégko muy es-
pecífico, la ciudad globa!, y traté de dejar afuera h.~ implicado nes para el traba•
jo empírico y teórico sobre h cuestión de !as mujeres en la economía global. En
la cuart.i sección examiné la desarticulación de la soberanía e1\ una era de gleba·
lización, con el objeto <le explicar las implicaciones de la emergencia de otros
actores en las relaciones inremac:ionales y otros sujetos de! derecho incernacio•
nal. !v1ientras que de m uch.1s maneras e.id~ uno de éstos representa esfuerzos de
investigación y teorización distintivos encerrados <:n cuerpos bien separados del
saber, ambos se concencran en aspectos cruciales de los procesos de globaliza-
ción más amplios y su impacto en la organización de la economfa y del poder
pol!tico. Debemos examinar ambos aspec:ros dentro de un.i. analítica feminista
de la economía glob:tl. Aquí sólo puedo esbozar muchos de estos temas, y, por
lo tanto, este trabajo es inevitablemente un.i reseña incompleta.

Ejeinplificacio11e1 estratégicas de la c11esti611


del género en la economl,t global
Podemos identificar dos fases anteriores en el esrudia de b perspectiva del
género en la historia reciente <le b economía mundial, ambo, referidas a proce-
5os de in ternacio n:1.liz:ición de larga d maci ó n, y una tercera fase cen trad:1. en
tr.1nsformaciones mu¡• recienres, muchas veces involucrando una ebboración
de categorías y hallazgos de las dos fases previas. La investigación y d csfuerw de
teorización de las dos primeras fases estuvieron ampliamente comprometidos
en recobrar el to! de la mujer en l.1 investigación dtl desarrollo económico in•
¡ 14 MUJERF.S llA)O FUEGO

ternacional corno para balancear el excesivo, tlpk:uncnte no explicado, enfo-


que sobre los hombres.
Vn;1 primer:1 fase es d desarrollo de literatura sobre la impbntación de culti-
vos comerciales y mano de obra asabriada en gener:tl, típicamente por empresas
extranjeras, y su p:1rcial dependencia de un:i. dinámica por la cual bs mujeres
subvencion;\ron d n:1bajo asal:uiado de los hombres a través de su producción
doméstica y la agricultura de subsistencia. Boserup, Dcere y muchos otros produ-
jeren una literatura enormemente rica y llena de marices mostrando las variantes
de esta dind.mica,4 Lejos de estar desconectados, el sector de subsistencia y el
cmprcndimiento c.i.pitalism moderno fueron mostrados como articuladas -pera
a través ele una dinámica de género que aculcaba csra articulación-.
Una segunda fase es el estudio sistemático de la intcmacionali1..ación de la
producci6n manufacturera y la. feminización del proletariado que trajo aparejada
(vhsc: el próximo capftulo),5 El elemento analítico clave en este estudio sistemi-
tico fue que los empleos manufacmreros offihoringbajo la presión de las importa·
cianes de bajo cosco mavi!itaron una fuerza de trabajo femenina desproporcionada
en los países m:is pobres, la cual hana ahora habfa permanecido fuera de la econo-
mfa industrial. En este sentido, éste es un an.í..Iisis que también se inrersectó con
temas de: las economías nacionales, como por qué las mujeres predominan en
cierras industrias -notoriamente en la de i11dumen1aria }' en el ensamblaje de
electrónica- sin importar cuál sea el nivel de desarrollo dd p:1fs.6
Juntos, estos dos análisis han producido una enorme literatura, impresio•
nante en sus detalles>' en su c:ipacidad para iluminar.? Es imposible aquí hacer
justicia a estos dos cuerpos de estudios sistemáticos y a su contribución a los
nuevos marcos pata el análisis cmpfrico y la tc:oriz.ación, La calidad de las estu-
dios empfticos y las formulnciones teóricas que estos das cueqios de estudias
produjeron nas aruda a entender cuánto m:ís trabajo necesitamos hacer con el
objeto de teori2ar ]a fose ~ctual. que contiene estas dos dinámicas de larga dura-
ción y una completamente nueva -esta última, el eje del presente capítulo-,
Una rerccr:i fase de estudios simmáticos sabre l:is mujere5 y b. economía
global est~ emergiendo del reconocimiento de procesos que subray:m las trans-

~ Vfase en f<'ll<rl.l, E.. Boscrup, 1970 y C. D. D,cre, 1976.


SVé.ise, por ejemplo, María P.nricia Fcrn!ndcz,Kdl)', l 9S3; 1-fdcn J,S3fa, 199 5: S.ukia s~1scn,
l 988; Linda Y, C. Llm, 1980,
G Vfose m general, Ru1h Milkm•n (l 987}, (,'mder al wor~·. Lotirdei Beneri:1 y Cath<erinc
Stimprnn (cornp,,), 1987,
7 P.iu ;,Jgunas reciente¡ colrccione, y lar52.1 bibliogrJflas, vé3Sc m genera.!, Irene 1i nkcr (corn p.},
(1990}, Pmisttnt ina¡ualirirs:u,omaia11dwo1!Jda·(lopmcnt,JuncN;¡sh y HelenS:if.i {comp,.), l 9SG;
C!iri~dnc E. !lose y EdnaAcom-Bdén (rnmps.}, 1995; K.1thryn Ward (comp.). 1990.
HACIA UN .~NÁl.lS!S l'EMINISTA DE !.A ECONOM!A Cl.OIIA!. 115

formaciones en el tema Jd género, c:n las subjetividades femeninas y c:n las


nociones de percenencia de la~ mujeres. Éstos rc:pn:sct1t:1n much:is literaturas
difcrc:nres. Entre los más rirns )' promeicdores, está d nuevo estudio fc:minisra
sobre bs mujeres inmigrantes que se centra, por ejemplo, en cómo b migración
internacional altera los patrones Je: género y c6mo b formación de hogares
transnacionales puede empoderar a las mujc:rc:s.8 Hay también un nuevo estu-
dio importante que. se centra en el hogar como categoría an:i.lttica clave para
entender procesos económicos globa1c:s9 y en las nuevas formas de solidaridaJ
transfronteriza, experiencias de pertenenci:t y formación de identidad que n:•
p resrn 1an nuevas subjetividades, i ncluyc ndo subjetividades fcm in is ras .1 o
Hay muchos estudios que contribuyen con detalles empíricos necesarios, si
bien no esd.n centrados en temas internacionales o transfronrerizos o carecen de
perspectiv:i inrernacional. Estos van desde estudios sobre espacios de géneroll
hasta esrudios sobre las mujeres y el Estado liberal. 12 Muchos estudios wbrc las
condicior1es econ6mic:J.S de bs mujeres y los hombres en la era actual, c:ntre los
cuales h:1y un gran número en todas las principales ciencias sociales, son escncia-
lci p~ru avan= en mi esfuerzo aquí, y me referiré a algunos. Finalmente:, es en
especial útil la literatura que examin.1 bs ausencias en los análisis fcmini5tas y las
diferenciaciones que todavb tienen que ser dcsarrolladas,13
La mayor parte de los estudios que se cenlrnn en la persp~ctiva dd génern
dentro de los procesos económicos y políticos contemporáneos tiend~n a co·
mcm.ar con rclaros detallados sobre las mujeres o compnaciones entre mujeres
y hombres. Par:1. mí, esta indagaci6n comienza con la especiticaci6n de las diná-
micas estratégicas y las transformaciones que marcan la fase actual. Ambas aproxi-
maciones son necesarias. La posición c¡ue tomo est.í pnrci:ilmentc enunciada en
mi interprct~ción sobre la fase comemporánea de la economía mundial como
lqud!a c¡ue ha sido conscituida a través de transform~eiones fundamentales y

B Véa,c, por ejemplo, Shcrri Gra.•muck y f>Jrricia R. Pm, r, 1991; Picrrr11c Hondagnc11•
Sotclo, 199.f; Monic~ Bo;·d, 1989; /..far y Garcia Oistru, ·work versus lifc: colombian womcn in
Ncw York", en Wómm aná Cha11ge in I.11tír1 Am<rt'ca. mpra nota 7; ),,foj, no Mornkvasic, .,., • Birds
of P.1.1s3gc Are Also Womcn·, en ( 1984), bit'{ MigrntiM ~v. 18 (rdicit\n cspeci.l ,nbrc mujc1es
inmigrar1t~s}.
· ~ Vé~sc, por cjcmplo,Jo,>n Smith e lmm.rnud W;u/cmdn (com¡,s.), 1992.
10 Vl-ze, por ejemplo, Linda B=h rt ~t., 1!>94: \'.=min Nnhoglu Sn)~ru. 1994: Zilhh Eiienstdn,
1996. Pero vhlcAiwh, Ong (19%), en "Str.lt<g:icSismhood c¡r $isrm in SolidJ!ity? Queirions of
commun,wi:inísm .and dtizcnship in fui.:t", en !11d.J. Gl~baf lrg. Smd. 4,
11 Vé.uc, por ejemplo, Daphne Spain, 1992; Corrinc Srocwund, 1996.
12 \Té.u.e, por ejemplo, CJ1h~rine A. MacKinnon, l 989; JeJn Berhkc Ehhtain, 1991.
lJ Vé.m por ~jemplo, Ma"lia Miunow, 1990; Elii.,bed1 Spdman, l 9SS: Elslr1:1in, m¡na no,~
12; Joan Williams, 199/í.
116 MUJERF-~ CIAJO FUF.GO

un nuevo juego de dinámicas que son estratégicns. Así, la manufacrura orienta•


da a l:1 export:icicin es una dinámica cstratégic:1, de ninguna mant:r:i da cuenta
de la m.1yorf:t de los empleos manufactureros; el génao es un nexo estratégico
en este desarrollo. Mi aproximación asegura, hasta cieno punto, la construc-
ción de "la diferencia", teórica y ~mplricamentc, como para especificar el perlo-
do actual.I4 El propósito es entender si hay un:1. cuesti6n de género en esr:is
din~micas y transformaciones estratégicas,)' si L, hay, c6mo sería un análisis femi-
nist:1. Me relaciono con esta investigación como si fuera un problema matemáti·
co, en su certeza de una soluci6n pero su fa!ra de evidencia manifiesta. Disminui-
rfo la importancia reóric:::i, empírica y polfrica de la cuestión del género suponer
que la hemos entendido por habbr de discriminación en el p:igo a l:i.s mujeres y
de h alta incidencia de hs ocupaciones diferenciad3s por género.
Una imporr'1ntc cuestión metodológica es cuáles son los sitios estratégicos en
lus que pueden ser estudiados los actuales procesos de globaliUlción. En b agri-
cultura orientada a la exportaci6n, es el nexo entre las economfas de subsistencia
y los emprcndimientos c:;i.pitalisras, y en la internaciomtlizaci6n de la producción
manufacturera es el nexo entre d dcsmanrdamiento de una "arisrocrJcia laboral"
csr::iblecida en las principales industria.5 con "cfrcros sombra" en un sector crc-
cicarc de bs economías desarrolladas y en la form aci6n de un p rolet:iriado offihore.
¿Y qué hay de los actuales procesos líderes de la globalización? Entre estos
sitios, pocos son tan importantes corno l:t-\ ciudades globales -sitios estratégicos
para h valorización de los componentes centrales dd capital)' para la coordina-
ción de procesos económicos globales-. Las ciI1dadc:s globales son también sirios
para la incorpor:tción de un gran ni'amcro de mujeres e inrnigr::imi::s en activida<les
que mancienen a los sectores esttatégicos.15 Pero es un modo de: incorpor:ición

14 Siempre me he posicionado explldtamemc como ;i.(guien que quiere conmuir !.l difcreo•
cil. No niego la exisccncia de muchas continuidade!, pera mi e1füerzo ha sido el de cn1ender la
CWJ1e¡;ia de Lu discominnidadcs. Ém e; clar;,JUeme u11a descripción p,ucial, }' debe se¡ Jdda
junio~ nrnch:u orras. Para un ejemplo cle e.sfüerzos eruditos par:i capmr,r hs Jiforench1, véa1e el
uabajo hecho por hisroriadorcs pJra concepruar la "hisrnria gloool". Véa.se, por cjmiplo, l:lruce
Mnlish y Ralph 011ultjcns (comps.), 199;1. l'Jra un mayor esfuerzo tcorizadu por rd,.,1 un perio•
do amerior cracteri:i..,do por c.1mbío1 ma,;ivoi, veas, Na1haniel Be1m3n, 1995. Vease también,
Roscmary J. Coombe, 1995.
ll L,s ciudades ¡;lobale. de hoy son, en parle, sitios de pom,lonialismo y cunticnen candi•
cien., pu~ la fo, moci6n do t.111 discuuo po,eolon iiliHo. Véo,c, <n gcner>.l, Alllhon>· D. IGng,
1991. Un~ cuc,tión ÍMelcunte condcrne a (a naturaleza Je la ín1ernacionali:i..,dón acttJal en la1
ciud.dc, a colonia.les. El ~n:!.li,i, de King 5obrc las condiciones distintivas hi,córic3S y dciigu.1.lcs
en Lu cuales l.1 noción de "imcrnocional" fueconmuida e5 extremadamente impormn~. Durart·
te la ~poc.1 del imperio, algunoi de los imporcantes centros coloniales antiguas <eran mucho más
internac:ionali,ados que los centros nmrnpoliranos. Se supone que la í111ernacionaJi1aci6n como
se usa ha>' pudo haber re nido lllS raíces en b e, periencb del centro. Esto trae a colación , ,n P" ntn
HACIA UN ANÁLISIS F[!.\HNIS1i\ DEI.A F.C:O~OMÍA GLOBAi. 117

que vuelve a esws trabajadores invisibles, rompiendo así el nexo entre ser trnbaja-
dorcs en una industria líder y la oportunidad de convertirse en una "aristocracia
bbod" o su equivalente contemporáneo -como ha sido históricamente d caso
en las economías indumializ:idas-.lG En este sentido, "!:ts mujeres y los inmigran-
tes" emergen como d equivalente sistémico del proletariado ojjjhoreP
Un segundo sitio em:négico pivott:a sobre la cuestión dt: la soberanía y su
transformación bajo el impacto de la globalizadón, d tema de la tercera sec-
ción. La ley intanacional, un escenario particularmente formn!iz:i.do donde
uno puede captar d impacto de este cambio, ha tenido al Estado-nación como
su principal y, fundamentalmente, es decir, fundacionalmente, único tema. Tam-
bién ha sido descrita como básicamente nmculina.1 8 El nexo emat¿gico p:1ra
mi investig:ición es la transformación de b soberanía y las brechas que esto ha
cre:1do p:1ra las mujeres (y otros .l.Ctores hasta ahora invisibles) para convertirse
en participantes visibles en las relaciones internacionales y sujetas de la ley in-
ternacional. 'ú no es simplemente una cuestión del Esrado unificado como
sujeto exclusivo de la ley internacional y exclusivo actor en las r.:htciones incer-
nacionales "representando" a su pueblo y, con dio, volvi.Endolo invisible como
individuos)' como colectivos particulares.

Procesos dt· 1Jt1Íorizació11 )' desvrtloriwci6n: el primer paso


hacia el establecimiento de una perspectiva del género

Un supuesto central en la mayor parte de mi trabajo ha sido que aprendemos


algo sobre el poder a través de su ausencia y moviéndonos o negociando en los
Hmites y terrenos que conectan el poder con la falia de poder. La ful ta de poder

ciego cQmm1porinco paralelo bim opcurado en h observación de Hlll Je 9ue l:u crítk1s con-
tempoiánc-as poscolonialt. y postim pnialiitas han emergido en los actuales anuos i mperialci y
esdn iilenciaJas en una ¡;.mu Je condicionr1 hoy c1·idcntcs en dud~des o países ex coloniales.
Simibtmente, la idea de que bs migraciones in1ernacioniles, en l:1 :icmalidaJ dirig,d;u báiica-
mcnte hacia d centro de antiguos tcrritQrios coloniab. en el c:tlo de Europa, y h~ci1 reniwrios
ncocoloni:ilcs, en Jo, =os d.: los Es1:1Jos Unido1 y J~p611. pueden ser d cucrdato de la ínmna•
cion:ifüaci6n dd capital que comenzó con d coloniafümo simplcmenr<c no es parle de b inr•r•
precación princip;J del pJsado y del prcscnre. Véa.e, en gcricril, Sas5rn iupr.1 norn 5.
IG V~anse !01 comentarios dd profesor Guci~ Cbtk sobrt c,lmu. • mi e1uc11dcr, "la! n,ujerc,
y las inmigramc? vien<ea re<mphur a •1:u mujetes y la, niños". Gpci> Cbrk, l!l96. A mi modo
de ver, se trJta de un nuevo topo, qu~ reempl:12.1 d 10¡01 de s.i.larios Je fa fJmilia fordim de
mujcrc, y niños. Volveré~ cite tem:2 en la Jo¡ próxim.\s 5ccdoncs.
17 Vé~se, en ~en eral, Sasien. suprtt nota 5.
18 V'-'ase, en gmcral, Elshc:i.in, mpr,, nQt~ 12; M3cki nnon, 111pra neta 12.
1I8 MUJERES BAJO FUEGO

no es, en d fondo, silencio¡ su ausencia está pn::senrc y tiene consccucnci;i,s._19


Los términos y el lenguaje del co111promi50 fuer¿an posiciones particulares y se
::id el an tan a otras.
En el trabajo di::irio del conjunto de servicios principales dominados por la!
fin.i.nias, una gran parce de los empleos involucr::idos son de bajo salario y ma·
nualcs, muchos llevados a cabo por mujeres e inmigranccs. Si bien estos tipos
de trabajadores y empleos nunca son representados como parte de la economía
global, ellos son, de hecho, parte de b. iufracstrnctura de trabajos involucrados
en el funcionamic:nto y la implrn1cntación dd sistema económico glob:i.l, in-
cluyendo una forma tan avanzada de él como las finanzas internacionales. 20 El
cxm:mo superior de la economía corporativa -las torres corporativas que pro-
yectan ingeniería experta, pn::cisi6n, teml- es, por lejos, más fácil de marcar
como necesario para un sistema económico a1•.i.nzado que lo 9ue son los camio-
neros u otros rr:ibaj:idorcs de los servicios industriales, si bien c!stos son ingre-
dientes necesarios. 21 Aqui vcm os la dinámica de valorización que ha
incrcmc:nta.do agudamente la distancia entre los ~eccorcs de la cnmornfa desva-
lorizados y los valori2ados, ciertamente sobrcvalorizados.

19 Para mí, como economista polhica, tratar c;tOl temas h.1 signilic..1do ir~hlj;,r en muchos
1i1tt1n:u de representación y construir espacios de i nrcrnnión. H~y monienros analíticos en c¡ue
dos si1ccm:is de rcprescm.1ción se inic¡¡ectan. T"Jes momentos an.,l/ticos son f:kilmcnlc experimen-
tado, como c,pacio, de silencio, de au,cnci~. Un daaflo c.s ver qué sucede en aquellos clpacios, qut
opcr:,,CÍnnes (:inallrias, de poder, de s~nrido) le 1/cl".ln a cabo alll. Una versión de c>tos espacio¡ de
inrenecci6n e, lo que he lbmado 1ona1 fron trrizas :ui.lítícas, ¡Por qué zonas frontcriu.s? H:iy c:spa-
do, que c.1r.ln conMituido$ en tfonim>l de discomin11id2dcs; en dlus, a las dí.cu111inuid;ide.1 les el
d,do un terreno m lug.,r de rcducirb,1 :i una Hnel divi1oria. Gran part" de mi uabajo sobre glob-
liuci6n «:unómíCJ. y ciu<hde.1 se h~ ccmrado en <::SPJ di,con 1inuididcs y ha l,mc.,do rwmsti tu iihs
analhie.1mmte como zona.s fronteri~;u en lugu de líneas divimiias. Ello p1oduet un lcrrcno dentro
del cual c.1,:u d.iscontinuid:ides pueden m re,;onui1uida.s en términos de opcr:1cione1 económb1
cuyJ.S propiedades no son mcramcnrc una funcion de Jo, esp~dos:, cldi fado (por ejemplo, un1
reducción a la condid6n de linea Jiviscrii.), lino también, más centralmente, de 1~ discontinuidad
misma, siendo el argumento que las d.i.sconiinuidadcs son ur,a parte incegr.tl del sistema cconómlco.
2o Una hccramien ta metodológica qu~ cncontr~ lit il p;i.ra c<te cipo de examen es lo que llama-
r/a circuitos pa1a la disuibución e ímr,lación de las opctadones económicas. fato> circuito! rm
permiten ,.,guir l•s actividadc, uonómicas hacia retrcno, que <Scap•o • fa cad:1 vez má.s estrecha
geografh de 1:1.! rcprcscmacioncs usu:ilcs de "fa economía a,·.anz.ada" y negociar el cruce de c.sp>·
cios sociocultur,lcs discondnuoi.
21 Esto cnii ilumada por d siguiente •••nro. Cu3ndo ocurrió, en 1987, b aguda crisil el d
mercado accionario, después de años de un enorme crecimienro, hubo enormes informes ele
prens,1 sobre l:o súbiuy masÍ\'a crish de desempleo dc,1tro de los ptofcsion~lcs de.1ltos ingresos en
Wal) Streei. L1 otra crisis de desempleo en \'('.ali Sute! que aícrní .a secremi,u y ,rohJjadorcc_s de
oficina nune~ fue 1cgim,da ni informada. Y, m.l.1.aún, d derrumbe dd mercado accionario creó
una cri1is de de.semplco muy concentrada, por ejemplo, ~n b comunidad de inmigr.antes don,i•
nicanos, m d norle de Manh.irtan, donde viven muchos de fo¡ limpiadores de W:i.11 St1ect,
HACIA U/',: AN,~Ll51S l'EM!NISTJ\ DI; LA ECONO.\HA (;l.OllA!. 11</

Un medio a m b icn te !abo ral in m i¡;ran te rn hs gr,rndes ciu dadcs, a menudo


subsumido 6 lj o la noción de ceo nom fa ¿tn ic:t y de eco non lÍa inform :il, es rara-
m encc reconocido como una posible p.:me de la economía de l:i información
global. Z2 Mu cho de Io que todavía narramos en e! len gu ,ij e de l:i in m igrac i611 )'
la emiddad es de hecho un:. serie de procesos relacionados con: 1) la globaliz:i•
ción de l:i :ictividad econúmicn, la actividad cultural y la formación de una
identidad; y 2) la racialización CJ.d~, ve2. m.-[s m:ucacfa de ln segmentación <lel
mercnJo laboml, de manera cal GUe los compnnrntes de los procesos de pro·
ducción en b economfo. de la información globalmente avanzad:i que tienen
lugar en los ambientes de trnbajo inmigrante son componentes no reconocidos
como pam: de la economía de información globaJ.23
Lo q uc vemos obrando aq u i es u na serie de procesos que valoriza 11 y
sobrevaloriz.'ln ciertos tipos de producciones, embajadores, empresas y sectores, y
desvalorizan otros. La cuestión del género, por ejemplo, b. devaluación de los
trabajos para mujeres, ¿focili ta estos procesos de desvalorización? No podemos
tomar la deval uaci6n como se pres en ta: la deval uaci6n es un resul ta<lo p roduci<lo.
Las formas de clesvalo rizo.ci 6 n de ciertos ti pos de trabajado res y culturas del
trabajo, a las cuales me he referido aquí y he descripto en otros lugares (véase,
por ejemplo, caplrnlos 6 )' 7 de este libro), están parcialmente: incorporadas en
las evidentes transformaciones demogr:íficas de las grandes ciudades. La cre-
ciente pn;~n'da de mujeres inmigrantes y de personas de color en las grandes
ciudades junto con una declin:rnic clase media han focilirado la operación de
los p recesos de des valorización. Esw es importan te en la medida en <¡ ue estas
ciudades son sicios e~tratégicos para la m:i.terializacicíri de los procl'.sos globo.les}'
para la valorización del capital corporativo,24

22 PJra una reseña cr/cica de mes ternas, vé.1sc Amhony D. King (comp.), 19%.
23 Por lo gen e~. 1a inmigración no ha sido re! acionada con ortos procesos inccrnJcion ale, en
la litmtutJ de investigación. EnLrc J.,¡ c:m·pdones vbse, por ~je1nplo, Smh J. 1'vfahlcr, 1:>95: 11
Jor1rnalfiir E11twfrH1mg1politik, Srhu"t:rpu111.J: Migration, 1995, sobre b mi¡;ración; Douglas Mam¡•
u ,d., 1993, Hall deJcribe el in flujo de posguerra de hs personas del Úlmmonweahh h ad• Gr.in
Bretañi y cómo In~l.uara y las com1m brcs lngl esas e.suban can pmenteJ en m Jamaica nadva
como para hacer sen cir a Ial persona, que Londres et~ la caph,.l a 1a que m~s rudc o mis tc1npra·
no todns debían dirigirse (Hall, supra nnta 15). Esto forma de n•rr•r lo, Cl'entm m,grotorios dd
periodo de posgucrr~ opto el concinuado peso d~ hs forma¡ del colonialismo y dd pmcolon iJI i1mo
dd imperio 1obtc Joi procesos mayores de la ¡;lobaliución actual)', cspedficamencc, aquello, 911c
unen lo; plí,es de cmigr~ción con Jo¡ de inmigración. Ull piindpales países dcin1nigr.ición no
H,n inocenm obscrvadom; b ¡;éne.1is y loi con l<:JJ idos cip,-cflicus de su tcipons3bilidad variar.In
de un c.uo a o ero y de un periodo a 01 ro.
24 Sobre este tem~ cipccifico, vfasc )a In t1oducción y d e1piwlo 9 de i:sre libro. En gcntral,
vé.ue tJ 1nbi¿n d capírnlo 7 de otc libro: "L, .xonomía infoimal: cmrc nuevo1 dc.mrollo1 y viejas
rc.·gul~cion~.,·, gue e, plica una Jj n:!mic.. par:tlcli -una combinación e.le tr.1~jo necesirio )' dcn-alo-
ri2.1ci6n- en d caso dd creci1nicmo de J.1 inform:lliu,ión m c:cono111ía1 urba1u, Jvaniadas.
120 MUJERES RAJO l'UEGO

¿Cómo es que han ocurrido csms proce5os de valorización y desvaloriiación


y las desigu:ild:i.des que prochicen? La implnnración de: procesos y mercados
globales en las principales ciu&1de.~ h;\signiftcado que el sector intemacion:ili1.ado
de la economía se ha exp1ndido nucori:lrnentc y ha impuesto una nue\l:l serie de
criterios para valuar o tas;ir varias actividades y result:i.dos económicos. Esto ha
tenido efectos de\':.1.Stadores en grandes sectores de la cconomfa urb;1n;1. No es
simplemente una transformación cu:rntitativa: aquf vemos los nuevos elemen-
tos para un nuevo régimen urb:ino.25
Esr:1s tendencias hacia b polari:zaci6n :tsumcn formas cfütintivas en: 1) b or-
ganiwci6n espaci:i.1 de la economía urbana, 2) las cstructurns p:i.ra las reproduc-
ciones sociales y 3) la organización de los procesos de trabajo. En estas tendencias
hacia múltiples funm.s de: polarización yacen las condiciones para la creación de la
pobreza y la marginalidad urbana5 centradas en el trabajo. En lo c¡ue resta de esta
.secci611,. describiré. brcvemen re.algunas .formas .de. es t;¡. polarización~fodos- estos
son temas a Jos que regres:tr¿ con mayor detalle en los cap(mlos 6 y 7.
El predominio de h economía e!peci:i.lh:-ida en los servicio5, parcicularmen-
tc: d nuevo compli:jo de finanzas}' servicios, engendra lo que puede ser visto
como un nuevo régimen económico, porque, si birn este sector especializado
puede representar sólo una fracción de la economfa de la ciudad, se impone en
wd:i. la economía. Una de estas presiones se dirige hacia la pob.ri2.aci6n debido
a la posibilidad de supcrganancias en áreas mies como Ja5 finanzas. Esto, en
cambio, contribuye a desvalorizar la manufactura y los servicios de bajo valor
agregado, en la medida en que escossecton:s no pueden generar las superganancias
típicas de gran p:1rtc de la actividad financiera. Los servicios de bajo valor agre-
gado y las manufacturas urbanas son los sectores donde predominan las muje-
res y !os inmigrantes. (Para más información Jet:1l!ada sobre ocupaciones y
ganancias, véase el capftulo 6,)
La capacidad de obtener superganancias de muchas industrias lrderes est:i in-
corporada en una compleja combinaci6n de nuevas tendencia.~: 1) l~s tecnologías
que hacen posible la hipermovilidad dd capital rn una escala global y la demgu-
laciün de múltiples mercados permitiendo la implementaci6n de esa hipermovi-
lidad: 2) las innovaciones financieras, corno la securitización, que crean un capir:il
líquido }' le permiten circular y generar ganancias adicionales; y 3) la creciente
demanda de servicios especializados y cada vez más complejos, que contribuye a
estas valorizaciones y, a menudo, sobrevalorizaciones de los servicios, como lo
ilustraron los incrementos inusuales de lo~ ahos salarios, qu~ comen2arnn en h

25 V~asc, en general, Kno~ yTaylur (comps.), 1~95; l~ D,bat, número c,pcci:il 1i1ulado "Le
Nouve~u Pari$", ver~no de 1994.
HACIA UN ANAI.ISIS FF..'vllNIHA !)E U. ~CCl:-.O.\ilA GI.OllAI, 121

dfo1cb de 1980 pa~a lo5 profc:sionales de alto nivel y los CF.O,lG Adem:is, b globa-
lización :iñadc a la complejidad de estos servicios 5ll !.":lt,kter cstrat~gico, su gl,1-
numry su sobrc:valorización.
La prcscr1cia de una masa crític:a de cmprcs:is co11 capacidad de: generar dcva-
das gananci:,s aumenta los precios del espacio comercial, de los servidos indus-
tria.les)' de otras necesidades emprcsari;,les, y, con dio, vuelve exrremadarnenre
precari:t la supervivencia de empresas con moderada cap.1cidad par.1 generar ga-
nanci:ts. Y mientr:is bs empresas con ganancias modcrad:1s son esenciales p:ita la
ciper.ición de b economía urbana y para Lis necesid;i.des diarias de los residcmes,
su l'i:1.bilidad económica esr:í amenazada en u11n situación en que las frn:m:ws y los
servicios especializados p1mlen obtener supcrganancias. Ele,'ados niveles de pre-
cios y de ganancias en c:l sccror internacion:i.lizado y sus inscituciones subordina-
das, como los restaurantes y hoteles de primera línea, hacen c:1.da vr1. m:is difícil
p:tt.1 orros sectores competir por espacio e inversiones. 1'.fochos de esros secrores
h:rn experimcn t:ido una considerable degradación y/ o des plaza mienro, como, por
ejemplo, d reemplazo de: los negocios de barrio, a medida de las nece5idades
locales, por bo11tiqtte1 de alto nivd y pro,•eedores de servicios de comida para las
nuev;;s elites urbanas de altos ingresos. Hay ::Jgu11.1S preguntas Je investigación
interesantes para plante:ir, con el objeto de comprendersi esta reconfiguraci6n de
espacios económicos ha tenido impactos diferenciales entre mujeres y hombres,
en culturas del trabajo masculinas}' femeninru, en formas de poder y de empode-
ramienco propia.5" de hombres y mujeres. 27 El res ro de est:i. 5ección es una breve
discusión de algunas de estas áreas de invescigaci6n.
La desigualdad c:n la capacidad para generar ganan.ci~s de los diferentes 5ec-
rorcs dc l:i economía siempre existió. Pero lo que vemos que está ocurriendo en
la acrualidad tiene lugar en atto orden de magnitud y engendra distorsiones
masivas en las operaciones de diferenrcs mercados, desde el alojamiento hasta el

2G L:i Clplcidid dé gcneur dcvJdas ganancial en los nl1evos sectcre.s de crecimiento ranibi.!n
descansa parei~lmcnte en fa acdvidld cspC'cul;uin. L:i medida Je em dependencia de la espccn-
laci6n puede ser visea en la crisis de los comienzos de 11 J¿c,1di de l'J90, que ~igui6 a l.u
i nt11ualmc11 te dcv,das glnancias en la,; fin;1ot:is y los bienes r~íces de b década de 19SO. L, crhis
inmobiliJtÍl y financiera, sin emb,rgo, parece: haber dejado sin tocar 1.1 tlinlmica bisicJ. del
.;ccior. b crisis puede ~e¡ vina como un ajum, haci., nivd:s de gananci.l, más ra1.onahlcs, mcoos
«pccubtivos. Por sobre todo, h dinimin, de h polarit,.dón en los nivele, de gananci.,s de b
ernnomfa urh:tna .,, m,miene en su lugar, como tombi~n l.1, "Jisror,ioncs~ en muchm m<rc.idos.
17 Véa,c, por ejemplo, Sp•Ín, stipr,, nota 11; Lconic Sandcrcock '/ Anr, Fonr1h, 1992; Alm,
H. Young y Jr~phia Chrinm-Rodgcu, 1995:v<'."c rambifo Ro¡;cr W,ldi11gc1 y Gma Gilbcmon,
1994 (que descubre que enrrc lm inmígra11tcs con nn elevado nh·d educativo, los hamh,c, "'
dciempethron si¡;nific31ív;in11:1Hc mejor en el merc.1du de trab~jo t¡ ue sus connacionales mujeres
r.on nil·c)cs ,imibrcs de educación).
!22 MUJl:Rf_~ BAJO l'UEGO

trabajo. Por ejemplo, cn la polarización entre mi presas y hogares y en la organi-


zación espacial de los resultados económicos en la informalización de un ere•
ciente grupo de actividades económicas dentro de las economías urbanas avan-
2;1das. Cu:u1do bs ernprcs:1s con baja o modesta capacid:i.d para gencrlr glnan•
cías experimenta una continua, y ha.mi c1ccien te, dcmanJ a de sus bienes y servicios
por parte de hogares y otras empresas en un contexto donde un sector significati-
vo de b. economía genera superganancias, a menudo no pueden compc:tir aun
cuando hay:¡ una demanda eíecciv:1 para lo que venden. Operar informalmente
es, con frecuencia, una de bs pocas formas en que tales empresas pueden sobrevi-
vir. Esrn forma de operar puede recurrir a la utilización de espacios no zonificados
para usos comerciales o manuF.i.crureros, corno sótanos en áreas residenciales, o
espacios que no están en condiciones t:n cérminos de salud, incendios y otros
estándares. De un modo similar, nuevas empresas en industrias de bajas ganancias
que entran a un fuerte mercado por sus bit:nt:s y servicios sólo pueden hacer esto
informalmente. Otra opción para empresas con limitadas capacichdes de generar
ganancia es subcontratar parte de su trabajo en operaciones .informales. La infor-
maliiación ~ menudo reintroduce la comunidad y los hogares como un impor-
tante espacio (:Conómico. J\ continuación, esta cuestión: ¡el crecimiento de la
informalización en economías urbanas avanzadas reconfigura algunos tipos de
relaciones económicas entre hombres y mujeres?
M:í.s' generalmente, estamos viendo la form:1ci6n de nuevos cipos de scg-
mentad6n de los mercados laborales. Dos c:uactt:rísticas sobresalen. Una es el
debilitado rol de la empresa en la cstructur:i.ción de b relación de empleo, el cual
deja más al mercado. La segunda forma en esta reestructuración del mercado
bboral es lo que describiríamos como el desplazamiento de las funciones del
mercado laboral al hogar o la comunidad. ~stos emergen como sitios que debe-
r/an ser parte de la teorización sobre tipos particulares de dinámicas hboralcs
del mercado actuaJ.28 Ambas tendencias contienen una correspondencia entre
la devaluación Je los trabajos (de tiempo complero a tiempo parcial, de trabajos
que permiten un:1 movilidad ascendente dentro de la empresa a trabajos sin
movilidad, etc.) y una feminizad6n del trabajo en mos em picos. Regresaré a
esto en el cap/culo 5.
La recompusici6n de las fuentes de crecimiento y <le generación de ganancia
causJd:t por estas trnmform;icioncs también conrribuyc a una reorganización
de :ilgunos componentes de reproducción o co11mmu social. Si bien el estrato
medio toda\'Ía constirnye la mayoría de la población, bs condiciones qm: apor·
taron a su expansión y poder político económico en las décadas de posguerra

28 Vélsc, en general, Saski~ Smcn, l995J.


HAOA UN ANÁLISIS H'.MJNISTA DE lJ\ ECONOMIA GLOBAL 12;

-b ccntr:i.lidacf de la producción y d consumo masivo en d crecimiento econó-


mico}' b realización de b gan:rncia- han sido desplazadas por nuevas fuentes
de crecimiento. El ."abandono sistémico", es decir, la margi nalización económi-
ca radical, de un segmento creciente de hogares -espedficamenre hu¡;ares enea•
bczados por mujeres de bajo ingreso- ¿cn:i totalmente desconectado de esca
reorganización de consumo)' reproducción social/ Necesitamos investig:1ción y
una teorii.ación que examine las posibles arciculacionc:s dt! estos dos tipos de
procesos, cada uno rem:1 de cuerpos ~cparados dd saber.
La expansión de la fucrla de trabajo de alto ingreso en conjunción con el
surgimiento de nuev:ls forrnas culmrah:s ha llevado a un proceso de recomposi-
ción de los ingresos elevados que dc:sc,uisa, rn c:I úlcirno an:Hisis, en la disponi-
bilidad de una vasta oferta de trabajadores de bajo salario. F..sro ha introducido
-en una extensión no vista en un largo tiempo- h noción total de b "clase de
servicio" en los hogares de altos ingresos contemporáneos. La mujer inmigrante
sirviendo a la mujer profesional blanca de clase media ha reemplazado la trn.di.
cional imagen de la mujer negra sirviendo 31 pattón bb.nco.
Hay, en alguna medida, una unión de dos dinámicas diferentes en la condi-
ción de !as mujeres descriptas arriba. Por un lado, están constituidas como una
clase de trabajadoras invisibles}' desapoderadas en los servicios de los sectores
escracégicos que constituyen la economfo. global. Esta invisibilidad evica que
cmerja11 corno un equivalente contt:mpod.neo de b. "aristocracia laboral" de hs
formas de organización econ6mic.1 anteriores, donde las posiciones de los tr.l.*
bajado res en los sectores Ifde res tenían el efecto de otorgarles poder -un a din:t-
m ica que articulaba el secmr corporativo y el sector trabajador de una manera
radicalmente diferente de la de hoy-. 29 Por otro ladu, el acceso a los sabrios y
sueldos (aun bajos), la creciente feminización de la oferta labor:11 )' la creciente
feminitaci6n de las oportunidades de negocios generadas por la informatiza*
ción alteran las jerarquías de género rn las cuales ellas 5e cncucrltran.3º
Esco es particularmente ahrm:lnte en d caso de las mujeres inmigrantes.
Hay una v:ma literatura que muestra que d trabajo asalariado regular de las
mujeres inmigrantes y su acceso más f:ícil a o eras esferas plíblicis tiene un im-
pacto en sus rel:iciones de gfoero.3 1 Las mujeres obtic:nen mayor autonomía

l? Véa~e m general, Sasicn, mpra nora 5 (que mue11r:i cómo ene concepto fimcionó en loi
&tados Un idos y los se<:torcs offih11rt lideres, como b clrcrrónica),
30 VfJ.sc, "' general, Heidi liartmann, \ 987: 33; Al ice Kcsslcr•H,rris y K.1rcn Brodkin
Sada, 1987: 65.
31 Vé.1se, por cj~mplo, Gr~smuck y Ptssar, mpr,1 notJ 8: Hondagneu,Sotclo, 111pr11 not~ 8;
Loufac urnpherc:, J ')87; Boyd, 111prR neta 8; D.1110, supra nota 6; N:incy Foner, 1986. Pero
védsc, por ejemplo, Fcrnanc!cz-Kdly, iupm 1101;1 5: Yol:md~ Prieto, 1992.
124 MUJl(RES BAJO FUtGO

personal e independencia micnrras los hombres pie1den terrena,3 1 Las mujen:s


logr.ln mayor con trol sobre el presupuesto y otras decisiones domésticas y ma-
yor poder para solicitar ayuda de los hombres en l:is rareas dom¿sticas. As{ tam-
bién, su acceso a servicios públic:os }' otros recursos públicos les proporciona
una oportunidad de ser incorporadas en el cauce de la socied;\d -ellas son, a
menudo, las que en los hogares medinn en este proceso-. Es probable que .1lgu-
nas mujeres se beneficien m~s que otras de estas circunstancias; necesitamos
más in,•c:srigación para establecer el impacto de clase, educación e ingreso en
estos resultados dentro de la perspectiva de género.33
Además del relativamente mejorado empoderamiento de bs mujeres en el
hog.1r asociado con el empleo asaluriado, hay un segundo resultado importwre:
m mayor participación en b. esfera pública y su posible emergencia como actores
públicos. Hay dos escenarios donde las mujeres inmigrantes escán activas: las
instituciones pam la nsistencia pliblica y priV:J.da y la comunidad étnicalinmigran-
1e. La incorporación de las mujeres al proceso de migración rdu<:rz.a b probabili-
dad de ..1.Smtamiento y contribuye a una mayor participación de los inmigrantes
en sus comunidades y de c:H:i al .Esiado.34 Por ejt:mplo, Hondagneu-Sotelo en·
centró que las mujeres inmigrantes llegan a asumir mies públicos y sociales más
activos, lo que refuerza su situación en el hogar y en el proceso de asentamiento.35
Las mujeres .ion más activas en la construcción de b comunidad y en d activismo
en ésta, y están posicionadas de un modo <lffetenre del de los hombres c:n lo que
5<: refiere a la economía más amplia y d Estado. Es probable que dlas sean quienes

tengan que manejar la vulnerabilidad legal de sus familias en el proceso de buscar


5ervicios públicos y sociales para sus f:i.milias.34 Esta mayor participación de las
mujeres 5ugiere la posibilidad de que emerjan como actores más fuerces y visibles
y que 1ambién pueJa.n hacer más visible su rol en el mercado laboraJ.37

32 Vé:m, en gencr.il, füMria y Stimpson nou 6: Haumann, mpra nora 30; Kei,lcr•Harrh y
Sncb, m¡,ra nota 30.
J.1 V~a1<, rn general, Grasmuck y Pesiar, mpra nou 8, qltc encuentran que lls mujeres <loml•
nicanas querían ascnr~r5e en Nueva York prcciumente por estas ¡pnanda,, mientrai que loi
hombre! qucrfan regresar. Ellos h:1llaron muj,re$ que ~a.!tlbrn gr.tn parte de su, gananci,s en
c.uos hicnei de COMLtmo durabk como c!cctrodoméstico~ y mueblch qm: 5crvían para que 1~
familia echara r,fccs seguras en los faudos Unidn5 y se ~obran 101 foridos pua b org•nización
rnn éxito de los retorno~. mientras <jUC 10.l h.ombres prcferfan gauar lo menos posible ¡,ar:i .iho·
rr,u p~ra el regreso, Camo ha tenido rcsukldo) 1imib1cs eu fü c,1uJiu de nrnjcres colombianas
en Nueva York {Castro. Jll}'Til nora 8).
J• Yéa.st, en gcncd, Eugenia Gcorges, 1990; CJmo, mp,a nota S.
35 Véase, en ¡;cMral, HonJ.,g11eu-S01do, mpra nota 8: Nazli Kabrfa, 1993.
J6 Véa.,t", en general, Hond,gneu•Sotc!o, mpra nora R: M,hl", mpra nora 23: Id, Su1m, 1982.
JI !.os conocimicmos mhn:mujercs inn1igrantcs contribuyen a un, ag:e11d, mi, amplia. para
los estudio, Ícmini,t,s <lcsrinarlos a reconocer los Jiforcnci:u tnlr<'. las mujeres -•n <'.He c.,so,
HACIA UN ANÁl.lSIS l'EMIN[STA DI: LA F.CONOM(A ca.O~Al.

L;i transición demográfica en bs gr.in des ciudades hacia el cr~cienre pt:50 di:
b mujer en genernl y de los hombres )' bs mujeres inmigr3ntes ha absorbido
una buena parre de cstls múltiples formas de pol:iriz.idón. Esta inserción de·
mogrtll-ka ba roro el nexo entre 1) b condición de ser ¡rabajadores en sectores
líderes de la economí:1 y 2) la constitución de un1 "aristocracia laboral", como
ha $ido históricamente d ca.so. Y h.i roro este nexo justo en el centro de las m:ís
avanzad:is economías más que a través del vjjshoring de estos trabajos.

La dmtrticulació,z de la. 1oberrmía:


implimcioncs pam w1 muílisis fiwinista
La globalizo.ci6n económica representa una tramfomución mayor, no sólo en la
organii.ación ·terri to ri al· de-la-:i.ctivid:id·cconómica; sino tam bifo ·en la- org:iniza-
ción del poder político, norablcmentc, la sober:mla tal como b hemos conocido,
Hoy, !as principales dinámicas en juego en la economía global tienen la capacidad
di:: deshacer la intersección de soberanía y terrirorio incorpor:u.h al Es cado modi::r-
no y el moderno sistema inti::rescatal.38 Como en I:i. discusión anterior, la priud-
pal preocupación en e5ta sección es capturar las ejc:mplificaciones estratégicas, m
este caso, la transformación dd poder político.
Junto con la dcsarciculaci6n de la territorialidad, represc:nrad:1 en la discu-
sión anccrior por el predominio de las ciudades glob:1lcs, hay una desarticula-
ción <le la soberanía. Estamos viendo la reubicación de varios componentes de
la soberanía en instituciones supranacionales, no gubernamentales o privadas.
Esto trae apw:jado un fortalecimiento potencial de remas alcern:nivos de ley y
actorc5 internacionales, por ejemplo, la creciente voz de las organizaciones no
gubernamem::Jes y las minorías en los foros intcrnacionales.39 Esto también

diferencfas enue hombres y nrnjcrcs y enu~ mujeres en gcner.l!, crnmd.,s en lo érnko, lo rJcial y
la nacionalidad-. V~ase, por ejemplo, Pá11icin Pmu, (\995).
J! Har un, enorme liteiatur, c¡ue ~ pminen1e JC:.Í dircm e iodiri::c1:1men1e. F.1 imposible •c¡ul
ha~r justicia a la \-;iriedad de enfuqtlC$ y pcrsp«tiv.1.1. Vé.lsc, por ejemplo,Judith Gulditein y Robétl
O. Keoh,.n<: (comps.), 1993 (sobre el implcto del régimen de dercchoi liumaom sobr~ la soher.in/a);
S11scn, mpr.1 nora 2 (sobic cuestiones general<'! sobr~ el Estado y los proc~oi inrern.1cionale1 y
rr.u,sírontetizos);Je5,v:úd W. Salarnu,. 1991 lsobrc:1enm rcg11l~1orim y Jcy;.!e1 mis C$p~ificos y repre-
semando pmpcctivas m Ll'f divm.,s); Kemmh \'?. Abbon, 1992: G-,r.1ld 1\k.'<n, 19,0; \'ves [)"'1.,lay y
Bryanr Garrh. 1995: Myr~ S. McDoug:,l y Mich.1d Reisman, 198J; Jod R. l';iul, 1995: J~mcs N.
Ro,emu, l992;John Gmld Ruggie. l9'JJ; K.itliryn Sikkink. 1993; D.wid M. Trub~k u al, 1993;
Friedrich Kr:itochwill, 1986. Discmo muchos de enos 1cm1< en mi Iibrn de 1996, mpr.: nota. 3•
.n V6se, en general, Loui, Henkin, 1990; Soy,al, Sllf"' 110c~ 1O; D1. Erir;i-lrrnc Dacs, 1995;
D3vid Kennroy. 19n. (Acta, ,!e la 21 • Confcnmci, Anual Jd C.rnadia11 Council un 1mcrna1iu11.t1
u.w, Ottawa): K,ir~n Knop. 1992.
MUJERES flAJO FUEGO

.,canea implicaciones pa.ra las concepciones de. pcm:ncncia,4° Ambas pueden


focilirar d predominio de las mujeres, ya sea individual o colectivamente, como
sujetos de b. ley internacional y la formación de solidaridades feministas trans•
fronterizas. A pesar de csras implicaciones para las mujeres, muchos de los aná·
lisis críticos de la sobcr.rnía no han 1enido una per5pccciva panicularmcnce fe-
minista,41 si bien hay un principio de lccru ra feminista del Estado en las reh•
dones internacionales. 42
Hay un emergente conocimiento feminista sobre la ley internacional, pero
no está centmdo en la cuesción de hsober:inía )' su tr.ansforrn~ción. L:u preocu-
paciones centrales en esta crítica feminista son la noción de que un:i. ética de
cuidado debería prevalecer <:nm los Est~dos 43 y la de que d principio de no
intervención en los amntos internos de los Estados deja a las mujeres vulnera-
bles :il :ibuso y la injusticia.44 Cada una <le éstas representa una transferencia a
las relaciones entre los Estados de la crítica de las normas dcmocr:hicas liberales
GUe prescriben, rcspectivnmente, la relación ente el individuo y d Estado y la
distinción entre la esfera privada y l:i pública. 45 En la tradición liberal cl:isica, el
Estado no interviene en el hog:H y h familia. 46 De: un modo similar, de acul!rdo
con la ley internacional, el Estado no interviene en los asuntos internos <le otros
Estados. Una respuesta feminista es que el Estado deberla intervenir en el hogar
y en los asuntos internos de otros Estados si d abuso está ocurricndoY "Aproxi·
macioncs fcminist:i.s a la ley internacional pueden ser ~nten<lidas como busc:rn-
do personalii:u y personificar sus construcciones normativas."48 El Estado so·

4oV,fase, •n general, Soys:il, wpr.z notJ 10, R:,.incr Baubock, 1994 •


Vé.i.se, par ejem pi o, Thom:u M. Fran,k, 1,<J2: McDoug:i.l y Rcisman, rnprn nota .38 ¡
.¡ 1
Rosencu. mpra noto .3S: R11gg,e, mpra nota 3S.
42 Vbsc, por ejemplo, V. Sp\ke Petmon {comp.), 1992: Dorinda Dallmeyer, (comp.), 199.3.
43 Véase, por ejemplo, \v'Jlli.lnu, supra no1:1 13.
H Vé.1se, por ejemplo, llil,ry ChJrbworth, 1992; El~htain, mpn: noca 12; Kar"n Engle,
S11}'11l nOCJ42,
4l Véase, en general, K~ren Knop, !993. .
46 Vé:uc, en general, Carolc PJteman, 1983; \'('illi.lllls, supra nota 13.
47 Véase, en gener.11, Ch,rlmvorth, mprrnota 44; Christinc Chinkin, 1992; EJ¡htJ.in, mpra
not.1 12; Judith G. Gard:lll, 1993. Ll nodón es que los Estados deben intervenir en h csfeu
privada parque la, mujeres muchas veces esrin C!\ ries¡;o en rn1 hogu"--': cxiendiendo la noción a
bs rdacioncs entre los Estados, impone un llamada p,1ra un~ m~yor 1cJponsabilidad mutUJ entre
éstos, como elll ilumado en la, ventaj.,s de b coJ.1bo raci 6n tr~nsfronteriu. en el campo de b
prncccción dd m<:dio arnbieruc. Par. !:u ferninim.1 r~dicalcs, 13 disoludón <le las fronteras cnm
lo p1iblico y lo pri\'ado na es nccesarfarncmc dcs~able en la medid., m q uc cualquier intct\'cn·
ciónfpcneuación es una '1!Tlenn.a p~r>. b.s mujcr.,s.
48 Knop, 1993: 283. Knop considcr~ an.alitiomcmc rcmictil'a b analogl~ entre d individuo
)' el Esrado. Simplemente puede conducir a los emergentes estudios fcminims sobre l., ley inrcr•
HACIA UN ;\NÁ!.1S!S FEMINISTA DE LA EC:ONOMfA GI.Ol!AL 127

berano/ seifsober:mo de Elslm.in -que time. el efecto de personific;1r el Estado-


nos muc:stra que la ley internacional es masculina.4?
La forma particular que la crítica Íeminista de la ley internacional est:i toman-
do tiene el efecto de evitar la cuestión de l:i. soberanía y las implicaciones de su
desarticulación para h emergencia de nuevos actores en J;is rd:i.cioncs tr:rnsfro nte-
rizas y como sujetos de la ley intern:i.cional. En una revisión crítica del conoci-
miento feminista sobre b ley intrmacional, Knop sefiala que la personificación
dd Estado tiene el efecto de: negar la identidad individual y colectiva de las muje-
res dentro de un Estado y a través de los Escados.50 Las mujeres ,on confinadas al
dominio del Estado dado y comideradas invisibles desde b perspectiva de l:i ley
internacional en h medida en que ellas están subsumidas en la soberanía del
Estado. Su argumento central es que necesitamos ambos exámenes críticos de la
soberanía y de la suposición de que pertenece exdush':lmentc al Estado.SI
El impacto de la globalizaci6n en la soberanía ha sido significativo en la
creación de aperturas operacionales y conceptuales para otros actores y .uje-
tos.52 los marcriaks de lectura feministas que personifican al Estado dejan b
sobcranfa sin examinar; el Estado permanece como el tema exclusivo de la ley
imcrnacional. Esto no es para negar la importancia de los ti pos de crítica
evidemes rn los escudios feministas. Pero cuando se trata de una crícica de la
ley inrernacil)nal, dejando Je lado d tema de la ~obera11 ia y considerando
corno dado su confinamiento al Estado-nación, representa una recaída en d
estatismo -h legitimidad dd Es¡ado como el sujeto de la ley internacional sin
rnrnar en cuenta si es rcprescn¡ativo o no de una voluncad popular posible•
mente no can unitaria, o, más fundamentalmente, rigurosa en su adherencia
a los preceptos de la representación democrática, que puede dar cuenta de las
diferencias.5l
¿Por qué im pena gue desarrollemos una crítica feminista de la soberanía
actual en el contexto de L. globaliz:ici6n? Importa porque la globalización
está creando nuevas aperturas operacionales y formales para la participación
de actores y sujetos, Una vez que el Estado soberano ya no es visto como el
representante exclusivo de su población en el escenario internacion:i.l, las

nacional ~ transportar el debuc ícininisia .1obre la naturalc1.1 del ulfy las rebcionci con otro,
hadad nivel dd Estado.Además, pu<dc f:lcilmentc tralJ! al Estado co1110 '""' emi&,d unific.,d~.
4~ V,!.,1e, en general, ElshtJÍn, s1;pm notl 12.
}O V6uc, en general, Knop. supra notJ 4S.
SI Vbsc, en grncr,,J, Eliluaín, 111pm noca 12 {notando que el génno no c5 pmc de muchos
rratamicmos crhkos rccient~.1 de la soberanía).
S2 Véase, en general, Saisen, mpranota 3.
S3 V<'.,sc, por ejemplo, Franck, supra nota 41,
MUJF.Jff~<; !\AJO FUEGO

mujeres y ocms .1ctotes no estatales puedtn obtener más represen ración en la


le)' incern.iciunal, comribuir a la claburnción de la lt:y internacion.11 y <lar un
nuevo significado a viejas formas de parricipnción internacional, mies como
el trabajo permanente de las mujeres en los esfuerios internacion:iles por !::t
pn.$ 4 Más allá de estos temas de participación y represemación, hay una
cuestión sobre las im plicancias de la teoría feminista para las concepciones
alternativas de la soberanía.SS Me parece que, en este punto, una teoría femi•
nista del Estado debería descomponer en factores las principales cran.1form:i·
cioncs del Esc:ido acarreadas por la glob~lización, más partic:ul:irmenre, lo
que consideraré corno la descenm1liz:1ción de la soberanía en actores no esta·
tales)' la formación correspondienre de orros sirios p:ua la normacividad m:ís
allá de los que son parte de !a n;i.ción-Estado.
Aquí me limitaré a un breve examen de la transformaci6n.de..la.soberanb
bajo el impacto de la globalización. Este: esfuerzo es paraldo al de h primera
parce de este trabajo -p::ira expandir d terreno anaHtico dentro del cual concep-
rualiz::imos las propied;ides dave, en este c::iso, la sobt:r::infa-, Veo cmo como un
paso en este amplio progr;1ma de especificar un análisis fominista para la com-
prensión de In economía global de hoy. Pero h princip:t! tntea dar:1mcnte está
pot delante y es colecth•.i. y tr.i.nsfrunteriza en su carácter.
Para mi discusión sobre !.t soberanía interesan dos clases de desarrollos en
este nuevo orden económico y social tr:i.nsnacional. Uno es la emergencia de
lo que llamaré nuevos sirios <le normatividad, y d otro, en un niYel más ope·
radonnl. es la formación de nuevos regímenes legales tr::insnacionales e insri·
tucioncs regubtorias que snn privadas o supranacionales y que se han hecho
cargo de funciones hast:t hace poco propias de i nsritucioncs gubernamcnra 4

lcs.56 Argumento que dos c:scen:irios institucionales han emergido como nue-
vos sirios par:i la normatividad paralelamente al orden normativo más tradi•
cional rcpresc.ntado por el Estado-naci6n: d mercado global de capit:iks y el

~4 Vé,1Se, p<lt ejemplo, Gmdatd /td/rS, mpm nota .f2 (pmcntlndo los otudios fcminhtas
concernientes a la i~u al dad de las mujeres en la par1icípación de fa formulación y J1 im¡,lementl·
ci6n de b ley internacional). E.1c enfoque 10J:wia pe! mite crnb:1j¡r a mvf¡ Jd Esr:iJo, si bien
puede incorpor~r la noción, des~rrollada en d conrexco nJdanal, Je que fa igu.,Jd:id ,ignifica
h-1ceue cargo de lls necesidades especifica, de l:u mujeres. Vélse, gencr:i.lmcnre, /.·iinow, mpra
nora 13.
1) Según dh.,,rs:u rnudima1 feminim,, no hay en la acrualiJ,J una reorÍl fcminisra del
Grado. V i~se, por ejemplo, Knop, 111pra not~ 45: Deme G. Reaume, 1992 (rc1·iur1Jo Ca1herin"
A. ,\hcKinnon, J,S?}. En su nftica, R¿~11mc encucnrrn que d texto de Mac!(jn,i~n no contiene
mn rcatb a ¡,esar <le su ríu1lo. V~as~. en gencr;J, /dem.
lG Véase, en ¡:eneral, supr.: nota 3.
!iACIA UN ANAI.ISIS Ff_.\ilNISTA DE !.A ECO,'IOM!A C.LOMI. 12?

régimen intemacional de derechos humanos. El primero ahom concentm Sll·


ficiente poder y legitimidad para com;i.ndar b responsabilidad de los gobia-
nos con respecto :t sus políticas económicas, como foe ilustrado por la crisis
de México. También d régimen intern;1.cional de derechos humanos, como es
particularmente evidente en cuestiones c¡ue invol11cran a la inmigración y a
los refugiados, donde las corees han invocado instrumentos inrc:rnacionales
de derechos humanos, aun cuando esto excede las decisiones tomadas por las
legislaturas nacionales.
Lo que importa p:ua el propósiro de la discusión aqui es que ambos contie-
nen una transnacionaliza.ción de facto de la política esrntal, la cual, en cambio,
crea apermras prácticas y forndes para la parricipación de actores no estatales.
Esto represenc:i una ccan.sformación de la soberanía como b hi::mos conocido y
forma.liudo,57 Me limitar¿ a una breve discusión de la soberanía y del impacto
de, rt'.speccivamemc, el nue\'O régimen internacional de derechos humanos que
se puso en vigencia en la década de 1970 y la privatización de los regímenes
regularorios para los negocios globales.

DerechoJ humanos intemacionales y JObemnía estatal

Los derechos hum:rnos internacionales, c:n tanto est:in enunciados en los do-
cumentos fundacionales de los Estados-nación, son hoy una fuerza que pue-
de socavar la exclusiva autoridad del Estado sobre sus ciudadanos y, por dio,
contribuir a transformar el sistema interestatal )' d orden leg::il internacional.
La percenencia a los Estados-nación deja de ser el único piso para la realiza-
ci6n de los derechos. Todos los residentes, ya sean ciudadanos o no, pueden
reclamar sus derechos humanos,5 8 Lo~ derechos humanos comienzan a cho-
car con el principio de la ciudadanía basada en la nación y las fronterns de la
naci6n.
A comienzos del siglo XX, habfa varios instrumentos legales que promociomban
los derechos humanos e hicieron del individuo un objeto de b ley iuternacional.
Peru no fue hast;i despLJés de la SegLJnda Guerra Mundial que vimos la elabora-

S7 El complk~do ~iro, que: e.~amino e1t mi libro de 1996, el que canto d merado globll de
c.,píralc1 comn d régimen de derechos hum,m os ntce,ir.tn dd En~do para la obief\,nda, rcipec-
rivamenrc, de los derechos glob,lcs del c:ipital-g:;r:mt/as iobre 101 conmto1 )' la propiedad-y los
dnechos humanos de rodas lls pcrsorm independientemente de rn nacion,tlidad y su 1iruad,ln
lc¡;;i.l. \16.sc, en gcncr:11. mpra notJ. 3.
}& David Jacobion, 1996: v6sc: ra.rnbién \V/. Miclud llciunan (1990), "Sovmignty and
!-Juman Rig!.1s in Concemporary hucrnaiional Liw", en Am. J. l,zt'l L. 84,
130 MUJ ERl'.S llt\JO FUEGO

ción y la rormaliiación de tab <lnechosY> El Convenio Imemacional sobre De·


rechos Civiles y Po!Itic:ns y d Conve11io Internacional sobre Den:chos Económi-
cos, Soci:i.le. y Cu!rur.i.les legislaro11 mucho de lo que rcqm:ria la Declaración
Univer1al.(,O En 1976, un protocolo par:1 d Convenio sobre Derechos Civiles y
Políticos fue abierto para su ratificación; posibilita a panes privadas pre.~cncar
demanda5 al Comité de Derechos Hurnanos de las Naciones Unidas si un Esrn.do
que ha ratificado d protocolo está involucrado, Hay un mímero creciente de
otros acuerdos de las N:iciones Unidas sobre derechos hum:rnos.61
Algun:is de las disposiciones sobn:derechos humanos que van mis lejos en apo•
yar las necesid:ides fuertemente asociadas con la presente condición de las mujeres
pueden ser viseas como marginadas denrro del régimc:n de derechos hummos. Barbara
Stark encuentra que: de los dos instrumentos que constituyen la Declaración Intet•
nacional ele Derechos, es d Convenio Internacional sobre Derechos Económicos,
Sociales y Culturales c:I que puede hacer la mayor diferencia para las mujeres. Es
también "la mirad marginada" de fo. ley imernacional de derechos humanos.6 2
De un énfasis en la soberanía de los pueblos de una nación y el derecho a la
autodeterminación, wmos un dcspluamiento del énfasis hacil los derechos de
los individuos a pesar de la nacionalidad.JKobson (1996) y otros han argumen-
tado que los códigos de derechos hum:inos pueden erosionar la legitimidad del
Estado si éste fracasa en respetar t:i.les derechos humanos. La autodeterminación
ya no es suficiente para legitimar el Es cado; el respeto por los códigos intemacio-
nalcs de derechos humanos es también un fuccor, No está cbro en qué medida es
prob~ble que las organizaciones y los instrumentos pertinentes sean implementa-

)~ La:s convenciones y conl'enios que ¡;ar~ntii.an hoy los derechos hum:,.nos derivan de la
Declaración Universal de Dei echos Hurnlnos adop1adJ. por b.s Naciones Uníd11 en 1948, Vlis e,
Univma/ Drrl11rarion ofH11m1111 Riglm, G.A.Re.. 217 (111), N.U. Doc A81 O(1943). Ll Dc,chra-
ción Universal no es un mudo in tern acion:il, y, por 1,uno, no tiene d car:kter vincuhn te lcg.,J de
los rt.uJ.dos. Pero mucho, Yrn b Declar.1ci6n como teniendo d esrl<lo de ley coniue1udin.ria
internacional -una prácrica internacional y gcncr.il que c1 ,ccprada )' observada como ley- por-
que con frccurncí, se h~cc rcrcrenda a clfa.
60 Vt:uc lnr,rna1;0,iqf (ql)tn,mt on civil and politica{ rixfm, G.A. Ref. 2200 (x.xt), 21 N.U. Gaor
Supp. (num. 16) en 49, U.N. Doc.A/6316 {pum;u:-n vigrnci, d 23 de mlnodc 1976); lnmnarional
covrn~nr on economic, socfal anJ cuhural righrs, 3 de enero de 1976, 993 U.N.T.S• .3. Tomó diez
~ñm de5de la wificación de los procedimícnms en l %6 p,ira que rrci nta y seis c.rados r.uific.uan
101 runvenios, el número rcr¡uerido ["r:l hacerlos lcg;i.lmente vinculantes.
61 V61c, en general, Henkin, mpra nora 39: farooq Has~1n, 1933: jJcobmn, 1upm m1ta 58.
62 B.ub.ar:i Surk, 1993. El Acuerdo Económico demanda un compromiso pruiri"o por parte
de los gobim1os para a.segu m los cn~ndarc1 básicos de la existc:nci~ m~,erial de sus ciud.,da nos.
El Acuerdo Civil, por otro J,do, 1iende;1 reproducir jc:rarquras misculinas cxi,tcnres y a consagrar
"derechos Íaniiliam n•g~til'<;l;°, como h libemd d., rdigi611 y de expresión. Esrados U11ido5 ha
ratilir.,dn el Acuerdo Civil (•n ~hril de J992} pero no el Ac\lerdo Económico.
HACIA UN ANÁLISIS FE'.MINISTA DF. I.A ECONOMIA Gl.OMI. 131

dos. Una posibilid:id es que b ley intcrn:i.cional hoy, básicamente, hace: a los indi•
viduos >' a los grupos no estatales subsidiarios de las leyes entre E.\tados. Hay un
creciente cu~rpo de casos indicando que individuos y grupos no esratiles esdn
realizando demandas al E.stado, panicubrmcnte en Europa Occidental, donde el
régimen de derechos humanos está muy desarrollado.G3
T.1nto en Europa Occidenc:tl como en los Escados Unidos es interesante nmar
que los inmigra.mes y refugiados han sido demandantes cbvc, y, en ese sr:ntido,
mecanismos de exp:rnsión del régimen de derechos humanos. Varios caws en las
corres muestran cómo la inmigración indocumentada ere;. vacíos legales qllc son
cada vez m:ís llenados invoc:indo convenios de derechos humanos. 61 En muchos
de ~stos casas µodemos ver los actores individuales o no estatales presentando las
demandas bas:i.das en c6digos de derechos humanos internacionales gue exp:rn·
den la le)' internacional. El Estado, en este ca.so la justicia, "media entre estos
agentes y d orden legal internadonal".65 Las cortes han emergido como institu-
ciones centrales para una serie completa de cambios.66
El hecho de que actores individuales y no estatales pue<lan realizar deman·
das en Estados bajo el imperio de la ley, basados en códigos <le derechos huma•
nos internacionales, demuestra un desarrollo que va más allá ele la expansión de
los derechos humanos dentro del marco de los Estados-nación, Puede redefinir
nociones de nacionalidad y pertenencia. Bajo regímenes de derechos humanos,
los Estados deben crecientcmeme responsabilizarse de prrsonas qua peno11as,
más que qua ciudadanos, El individuo es ahora un objeto de ley y un sitio para
los derechos más allá de si es un ciudadano o un extranjero, un hombre o una
mujer, donde haya regímenes legales que asumen la perspectiva del género, 67
La hasta ahora pequeña pern creciente habilidad de organizaciones no gu-
bernamentales e individuos para realizar dcm:mdas sobr~ la base de insm1·
memos internacionales de derechos humanos tiene implicaciones más allá de

6l l.3.5 di,posiciones de r~ Convención Europea yhs nortnl$ de b Conc de Dcrccl,os lfomJ·


nos ;uuori¡"n 3 !01 individuo¡ y a los actores no e,131a.Jc, ~ b petición. Enu petidoncs se
incrementaran dpid.tmentc en las décadas de 1970 y 1980. V~!ios F.u~dos lun incorporado
mud1a1 de !:u diiposicioncs de la Coovcnei6n en ,u, lcyc, domé,dc1s -Alemania, los P115es
B~joi, Francia, E>p~i\3 y Suiu-. En cite c:.rn, fas dcdsione1 por p.me de]~ Corte denen un cíecto
directo en los sistemas judiciales domfoicos, los •1uc cmctgcn como órgJnos chve para!~ ímple-
memadón de la~ disposiciones sobre derechos humanos. Ene parrón ha crecido no1uri:irnrntc
desde comienzos de la dfridl de 1980, con el crecimicmo de la ley a p:ortic de fa jurisp1uden cia.
6' Vbsc,Jacob:.on, 1996: 98-!00;vwc, m g,e11eral, Hassan, mpra11ora6J; M;i1tin Heisler, l 986.
6~ Jacobson, mpra nou 58, en 1OO.
66 Vfa1c, en gcneul, MlttinShapiro, 1993 (comentando u tll mie de 01 ra.1 preocupaciones <]\le
se desen,,1dven en el sistema judicial).
&I V6se, en ¡;cncra.l. Henry J. Stciner, l 9SR: Goldscoin y Kcolune mpra no,~ JS¡ Sikkink,
11,p,a nor, 3S.
132 MUJERES BAJO !'UE<;o

las íron te ras de los Estados individuales. Aíec~:i la configuración del orden
incern::ic:ional y fortalece el escenario civil internacional. El concepto de na•
cionalidad e~r:í siendo parcialmente desplazado de un principio que refuen.a
la soberanía del Estado y b autodetc:rmin.tción (a cravó Je! poder/derecho
del Esrado para definir .1 su5 ciudadanos), hacia un concepto que en fo tiza que
el Estado es responsable por codos sus residentes sobre la b:isc de la ley inter•
nacional de derechos humanos.6 8 El individuo emerge como un objeto de la
ley}' lns instituciones internacionales. La ley internacional todav/a protege la
soberanía est:ital )' tiene en d Esrndo su sujeto principal; pero el Estado ya no
es el único sujeto.

La privatización de los reglmenes leg11/a tmmnrrcionales

Las formas particulares de innovación legal que han sido producidas, y dentro
Je las cuales está encasillada y enm:ircada gran parce de la globalización, han
tenido impactos diferc:ntcs sobre la soberanfa del Estado. Gran parte de estas
innovaciones legalc~ yescas cambios son a menudo resumidos bajo la noción de
"desregulaci,Sn", y son, en parte, tomadas como rugo dado -si bien no por estu-
diosos de la I~y-.69 En muchas de las ciencias sociales, desrcgulación es otro
nombrt: para la declinante importancia del Estado. Hay un proceso más especí-
fico contenido en t:stos cambios legales, que junto a la retonfiguroción del terri•
torio puede: indicar una transformación más fundamental.70

GM F'.sto es clarameme 1ml tendencia irreversible, coino lo índic~n 101 evmtos acruales en
Yugrulavb, pero crea una nueva serie de condiciane1 de las q uc se tiene que hacer cargo nuestro
orden legal intcrn3cionJ.l. Lw 1cma1 cscfo lo rnficicntementc avanzados como para que incluso
un, fuerce resistmci, n:1cion,li1ca o ¿mic, teng~ que confrontar la existencia de un r¿gimen
internadonal de derechos humwos.
G9 Véase, ¡,,,r cjeniplo, S.1.bwie, mprii noca 38; Abbocr, s11pra nou 38: Akscn, wpra nura 38:
Dezafay y Garth, Jt<pra nota 38: Pa11I, mpr,t nota 38; Trnchcman, mpm nota ;38.
70 En el primer c.ipírnlo de mi libro de 1~96. examino si d impacro dela glob.iliución
económic.1 en d mritorio nacional y la 5obetanfa dd Estado es incluso oua fo1m~ de extraterri·
tori:tlidad, 5Ólo que mayor. Mi discusión sobre el tmitorio en la economía global planrca que
mucho de aquello que: Hamamos global, indurendo alst1nas de las funciones m.ís cstratégkas
neces:i.ria. para b globaliz.1ción, m5 imbricado en los territorios nacional1es. ¿F.s ém un~ forrn~
de <extracerritorialidad '! uc deja la sobcr.1 nía del Emdo b;lsiomtntc ina.ltcrada1 ¡O es un d~sarro-
Jlo de diferente orden, en d quda sobcranfa dd futado cni comprometida, y<londc b tcrrirorii•
lidaJ. c,¡¡11a diuínta del territorio, es p31ci:1lmt'nte rramforma<la1 Conch1yo que b moreria.liu•
ci6n de los proceso! globales m los territorios nacion:i.les no representa una 1-ner:1 expansión de
conccp tos mis vi~j().$ de .,.,trntcrri1ori:11i(i>Ü :11 <t't reno de 1:i. cconomh, sino mis bien un proceso
de incipiente dcsnacion~liZ.3ci6o, p~ro Je un tipo imritucicnalment<e m11y toS¡u,rializado, mis que
gcogr~fico. Vé~se, en general. S:uscn, mpra not:i 3.
HACIA UN ANÁLISIS H:MINl~TA DE l.t\ F.CONO~IAGLOIIAL 13.\

Las cm¡m:s:1s que operan <le ma11er.1 trnnsnacional nccesit:rn asc¡;ur:1rsc bs


funciones tradicionalmente: ejercidas por d Escado en el dominio nado na! de la
economía, cales como garantizar los derechos de propiedad y los contracos,71
En canto la globali:r.ación económica extiende la economía mis all:í de las fron-
teras del Estado-nación, y, adcm:i.s, su soben.nía, esta garanrí,1 parecería cst:tr
;unc:naiada. Pero de hecho, la globali1.ación ha estado acompafü1da por la crea-
ción de nuevos reglmc:ncs y pdcricas legales, y por la expansión}' b renovación
de algunas formas más antiguas que dcjnn a un lado lus sisremas legales n:i.cio-
nales. La globalización y la desrcgulación gubernamental no han significado
para el gobierno la ausencia d~ regímenes e institucione:. rcgulatorias de lns
relaciones económic:as internacionales. Entre los m,ís imponantes en el sccmr
privado accual, están los arbitrajes comerciales internacionales)' la variedad de
instituciones que s:1tisfacen funciones de rr1ti11gy publicitarias, que se han vud-
to esenciale..~ para la operación de la economía global.
El arbitraje comercial inccrnacional, que apunta a d~jar de hielo las cortes
nacionales, es hoy c:I mecanismo más impott:inte p,u;¡ resolver las disputas de
negocios tramfrontc:riws. De1.alay y Garch Jo describen como un mercado
desloc..-::iliz.ado y descentrali7.:ido p:ua la adminimación de disputas comcrci~les
intern:i.c:ionalcs, conectado por instituciones e individuos más o menos podero-
sos que son competitivos tanto como complementarios.72 En lo que a esto res-
pecta, está lejos de ser un siHema unitario de justicia, "organizado cal vez. en
torno a una gran /ex mereatoria---que podría haber sido anticipada por alguno
de los idealistas pioneros de b lcy"-_7.3
La Organización 1vlundial de Comcrci o tiene la autoridad de estar por encima
de b autoridad nncional y loc~I si hay una violación de los cér minos del acuerdo, )',
ademis, puede disciplinar Estados soberanos. El arbitraje comercial internacional
es, bísicamente, un sistema de justicia privado y las :igenciascreditidas son sistemas
de filtro privados. T.-imbién esr:unos viendo la formaci6n de regímenes legales trans•
nacionales y sus penetraciones en sistem.u nacionales hasta ahora "rrados.74 Ade-

71 Véase, en general, Mirrclman, mpr,t nata 2.


72 v¿a!t', en gcnnJI, Dculay '/ Ganh, mpr,1 not;i 38: Yve~ Dczaby. 1992.
73 Dciahy y Gmh, mpra nora 3S: 58; vea1e, en genera.l, 11,omas F.. Grbonncau (comp.),
1990. Los profesionJ.le.1 an¡;loamerionos tienden a no sostener la noción de !ex mrmuoria cun-
•ine111al, :i.ltamenic ae.>démica. V 6sec, "" geneml, rtl..-m. L, :isi llarnai.la l,x m,rratuda fue vi,ra pot
mucho.1 como un retomo a un, Jcy imcrnacion;u de ne¡;ocios inJepcndi<ntc de la, leye5 nad11n•-
les. Véase, en general, ldern. En h medida en que e1tán "o.mcricJniundo· d terreno. ,e e,tfo
aparr:indo de la lcr acadlrnica r de la !,x mara,ori,1..
7-1 Esro, regímenes rmnsMdon.iles podrfan h,ber a.sumido, en principio, v.uias forrna.s y conte-
nidos. Pero. de h~ho, e1tán as11111imdo un.:1 forma cspedfic:t, una m la q11e los E.!mdns Je los países
más, otros sistemas legales nacionales se están Íntemacionaliundo en algunas
de la5 principab cconomfa~ desarrolladas. Algunas de las viejas divisiones entre
lo nacional y lo global se están debilitando y, en alguna medida, neurrnlizando.
Junto con otras, estas varias instituciones han emergido como mecanismos im•
portantes de gobierno cuya autoridad no csd centrada en el Sr:.ido. Ellas con-
tribuyen :i b manutención del orden en b cúspide dd sistema económico.
Ésras }' las instituciones}' los regímenes cransn:icionales emparentados plan-
tean preguntas sobre la relación entre la soberanía del Estado)' d gobierno <le
los procesos económico, globab. ¿Puede el predominio de tale.1 instituciones y
regímenes acarrear una declinación en la soberanía del Estado? Esrnmos viendo
una reubicación de la auroridad, lo que ha transformado las capacidades de los
gobiernos y puede ser pensado como un ejemplo de lo que Rosenau ha descripto
como gobernar sin un gobierno.75 De muchas maneras, el Estado está
involucmdo en este sist~ma emergentc.76 Pero es el Estado mistntl d que ha
padecido una transformaci6n y participado en la legitimación de una nueva
doctrina sobre e1 rol del Estado en h economía.77 En esta 1,ueYa doctrina es
central el creciente consenso entre los Estados para impulsar el crecimiento y d
fortalecimiento de la economía global.78

alramente dc.urrollados jueg~n un rol geopolrcico csrra(-í;ioo. L., hegemonl, Je los conceptos nro·
liberales de las rdadoncs económicas, con su fuem énfasis en lm mercados, ta desrcgulJ.ción y d
libre comerdo intcrnadonal, ha intl,1enci::,do fa po/ltic:;,. durante la déc.,dl de 1980 en lo, Emdos
Unidos y GrJ.n Brelaí1a, y ahor:1 cida va. mis en Europa ,ominenul. Vél!.c, en gcneril, Coombc,
s11pr,1 noca 14. Esto ha contribuido a la form;ción de rcg1mencs legales trmsn,cionilcs que esdn
crn1rado1 en conceptos .:con6micos occidcnulcs. VéJJc Mínclman, mpra noca 2.
n Véase, en ¡;cncr;1), Rmenau, mpra nora 38.
76 Véaic, en general, Bob Jes1op, 1990; S:isscn, mpr,1 nora 3. Para lln~ pcupecdva histórica
mis ampli, acerca del rol del Emdo y el fuerce c.1mbio, veáie. o,n general, Anrhnny Giddcn¡,
l 987; Charles 1ilty, 1975. Aun si el Estado no ci tan autónomo conio sugiere J., relóric.1 de b
soberanía, su :>eepcación de !01 actores n<) é.!talale5 como sujeto• de la ley intcrn,cion~l continú~
siendo fundocional. Pero los Estados, c.1da ,·cz m:\s, pueden ya no ser hs ünicru cnlid,de, cuya
Jccptación es esencial. Vfase, en general, McDoug,u y Rcisman, mpm nota 38.
77 Hay un c1eden te cot1scnio entre los Estados para impulsar los objetivo, de la globalízación
ct:on6mit.l, ham d pumo en que :tlgunos ven en e.sto un~ constitución de este nuevo rol de lo,
Esudos. Véa1c, en general, Miuelrnan, mpra nou 2.
7S E.ta combinación de elementos cst~ ílum;,d;i por ilgunos de lo, aspecto,; Je la crisis mexi•
ci,u de diciembre de IS!J.1, definida de modo m.ls bien general en los dr,ulos políticos y de
nc¡;ocic>.1 in1cmacionalc;, a¡í como en la prema, como d re.mlcado de. una pérdiJ.1 de confünz.J
por parte de los mm:ados fininciero.s globales en la economía mexicana y en cl lidcr~z¡;o ¡;ubcr·
n.menial de esta economía. Una rcspucm "fin:mdcr.~ ~ la cri;i¡ no Íllc m;11 que una de ils
muchas opcione, pOlcndales. Por ejemplo, podrfa haber h:1biJo, de manera rccomcndabl~, un
énfasis en l., ¡,romoci6n dd crecimirnro m•nufacturc¡o y la pro1ccci6n de los propictJrios de
pcq11cfio~ negucios y pequeños hogares de lu quiebras l,~ncaria, que :d,ora cnfrcnr.,n.
HACIA UN ANAI.ISIS l'F.MINISTA íll, I.A F.CONOMlA GI.O!lAI. 135

Una cuestión impor1:1nte que atraviesa estos diferentes desarrollos es si los


nuevos regrmenes e instituciones tr-.msnacionales esdu cieando sistemas que
fortalecen bs demandas de ciertos actores (corporaciones, el mercado global de
capicales, las grandes empresas legales multinacionales) y, correspondientemente,
debilitan la posición de jugadores rn:Ís pequeiios }' de los Estados,7 9 El c.1pital
global ha premitado demand:1s :i los Estados-nación y ésrns han respondido a
través de la producción de nuel'as formas de legalidad. La nueva geografía de
los procesos económicos globales, los territorios e.str:itégicos p:trn la globalii.a-
ción económica h:in sido producidos, ambos en términos de las prácticas de los
actores corporarivos y la infracsuucrn ra requerida,}' en términos del trabajo del
Estado en la produción o la legitimirnción de nuevos regímenes legales.SO
Hay una cucsli6n teórico-polirica mayor, que subyace a algunos de estos
temas, que time que ver con qué actores obtic:nen la legitimidad para gobernar
la economía global y la legitimidad para hacerse cargo de las reghs y las amori-
<lades hasta ahora enclsill:i.das c:ri el Estado-nación. T.·w1bi¿n pbncca una cues-
tión sobre la condición de la ley pública internacional. Los nuevos sistemas Je
gobierno que están emergiendo y d confinamiento del rol de: los Estados-na-
ción en la economía global para impulsar desn:gulaciones, mercados}' ¡;rivati-
zaciones ¿indican una declinación de In ley pública inrernacional/81
El predominio dd régimen internacional de derechos humanos y de una
gran variedad de actores no estatales en el escenario internacional indica la
~xpansión de una sociedad civil in1ernacional.8Z Éste es, con claridad, un
espacio disputado, particularmente cuando consideramos la lógica del mer-
cado de capitales-g:rnancias a cualquier costo-frente al réi:;imen de derechos

n Ruggic, 1993: 143 (sc(1:tla q Lic d tema no d que r,les nue,·o, innirucionc, y acto re,
ccou6micos m,yorcs sustiruidn a 101 Estados n,cionales, sino mls him la posiblidad de que
ocurun cambios m;.yorcs en los sincmas: -mercados ¡;lobalcs y <:suucturas corpotJtiv.u
tranmadonoliiodas (... ] no están en el negocio de sustituir &iado,, si bien pueden tener el
potencial de producir un cambio fundamental tn d iimrna de lo.s &udus.
SO t.sre C5 otro tema que no puedo desarrollar aqur, pero véase Smen, J 996c1: 6-12. 'licm:
que ver con d hecho de q11c los rcp tesen tádoncs que Gltocwiz•n .,( F..m<lo·n•ci 611 como simple-
mente pcrdkndo impomncia fallan en captar c.1ra dimcnsi6n mur imporllnte, y reducen lo que
mJ pJsando .111na funci6n de 11113 dualidad nocional-global-lo que una pierde,)., otra lo gana.
Vw la dwegulación na simplcmenrc: corno una pérdida del control por parte dd Esrado, sino
co,no un m,x-.1nismo cruci~I p:ira negociar fa yuxtaposición del consenso imcrcstatal para alcan-
'l:lr I• global ización )' d hecho de que los sisrcm~s kg~lc, nacion alcs cont i111ían iicndo b
ejemplificación mayor, o cruci¡l, a mvé, Je l., cual se gar,nciza la obscnsmda de los derechos
concractuJlcs y de propicdld.
81 J>cro véa,c, en general. Alfrcd C. Aman, ]1 .. 1995.
82 Vb.,e, en ¡;cncral, Richard Falk, 1989. Véase t:in1bién E!ihtain, supra nora 12.
BG .\IUJHR!;.S BAJO FUEC:O

humanos. rero reprcscnu un espacio cu t:l que bs mujeres pueden lograr


visibilidad como individuos y como actores colectivos, y salir de la invisibilidad
de h percrncncia agregada en un E.mtdo•nación exclusivamente representado
por el soberano. Las prácticas y demandas presentadas por los actores no esta·
tales en este: espacio internacional bien pueden contribuir a cccar una ley
internacional, como es darame111c el caso cauto del ri!gimc:n int,rn:icion:tl de
derechos humanos y de las demandas por derechos realizadas por las empre·
sas )' los mercados con oper::iciones glob:des. 83 Para las mujeres, esto signifka,
::il menos en parre, ttab:i.jar fuera del Estado, a rb.vés de grupos y redes no
estatales. Las necesidades y agendas de las mujeres no están. ae~csariamc:nre
definidas tan sólo por !:.is fronteras estatales,84 Estamos viendo il formación
de: solidaridades mrnsfronterh:as y nociones de pertenencia basadas en d gé-
nero, la sexualiJaJ )' el feminismo, así como en cuestiones de situación de
clase y pais -por ejemplo, Primer Mundo versw Tercer Mundo- que atravie-
san todas escas nociones de pertenencia,S5

Conclusión

No tiene mucho sentido escribir una conclusión, puesto que el esfuer7.o aquí
no fue alcanzar un cierre, sino lograr una apertura del c:i.mpo analítico dentro
del cual entender la cuestión del génc:ro en la economía global actual. He:
seleccionado para su examen dos caracter!sticas chve de la. organización del
poder econ6mico y político: la territorialidad exclusiva y la soberanfa. Las he
opernc:ionalizado en términos de dos ejemplificaciones estratégicas que ab·
sorben el impacto de la globaliz:a.ción. Éstas son la ciudad global, como
emblemática de la incipiente desarticulación de: la territorialidad exclusiva
Jel Estado•nación, y la ley internacional {incluyendo la ley consuetudinaria r
ciertos códigos internacionales de derechos humanos), como cm blemática de

81 Por ejemplo, 101 individ11us )' gmpo• pueden convcriir~c en sujeto, limitados de lo ley
imerMcional: los foro! no emule, fuera del marco de lH N.1ciond Unid:1~ pueden ser u.1:i.dos
parJ re¡ncienw sm intereses. Véase, en general, Douglcu M. Johnston, l 9SS; Chinkin, 111pr.t
nota 47.
81 Via1c, en general, habcllc R. Gunníng. 1991: Elshtain, mpra nora 12.
BS Véase, en gmt>r.al, Knop, 111pr4 noca '1S (serh!Jndo que si l:u org:111iz.1ciones no gubern:uncn-
1J.!<es h~n de .er d c.11lll p;u-a que la.s posici,ine.s de fas mujeres s~n atendid:is focra Jcl E.codo,
cmoncrs e.s in1po1r:mte desarrollar una bue le¡;.u independiente del comen timimro dd Estado par;
la patricip:u::i611 Je las urg~ni,sicioncs 11u gubcrnJmcntalcs en b formulación Je h ley íntem1cio•
nal}: l-lilary Clu.rleswouh rt a!., 1~91; Chinkin, supra nofa 47 (centr,dn en el crorgamiento de
poder a las 01'G e.le mujeres, gcner.ilmmte),
HACIA l)N ANi\l.lSIS FF.MINIS!i', DF. !~\ ECONOM{A GI.Ol\i\1. U7

h emergencia de sujetos para la ley inrt:rnacional difercnccs dd Estado-na-


ción El propósito fue abrir un c~mpo nn:ilítico plra un exnmen fem inisra de
temas q11c son excremadnrneme nbstrnctos-y:i. sean bs f'in:rnzas internacio11J-
les o la ley pública internacional -y que h:in perm:rnecido inaccesibles a un
anili,is feminista,
5. Notas sobre la incorporación de mujeres
del Tercer l\1undo a la mano de obra asalariada
a trav~s'd~ la inmigración y la producción ojfihore1

Elfoco estJ m el crecimiento de la prod11crió11 pam la expo,111ción m las paúes del


Tercer J\11mdo y en el mmivo incremento en la i11migr11ció11 del Tercer lvlundo hacia
/mEsrados Unidor. Ambos han tmido lugar d11m11fe los 1ílti1110; quince afios y am-
bos contienm como rasgo comriwtivo Úl incorpomci611 d( las mujern ,iel Tercer
Afondo al empico ma!ariado muna ercala que ¡med~ ur vista como reprerentadó11
de 11111+ 11ue111Z fase en la historia de las m11jtm. El flrtlcrdo p/amett que hay 1111a
relación siulmi.a entre est,, ghbaliz:aci611 y la fimi11izació11 de la mano de obra
malari'ada.

La inmigradon y la producción offihore han cvolucion:ido hacia mecanismos


para !a incorporación masiva de mujeres del Tercer Mundo a b mano de obra
asalariada. Mientras hay excelentes estudios tanro sobre el empleo de mujeres
en la producci6n offihori: en los países menos desarrolbdos como sobre el em-
pleo de mujeres inmigrantes en los país.::s desarrollados, estas dos ccndcncias
r;,r:i, \'el". han sido vistas como relacionadas. Sin embargo, hay un número de
vfnculos sistémicos. La inmigración y la producci6n offi/Jore son formas de ase-
gurar la fuerza laboral de bajo salario y de combatir las demandas de los trnba-
jadores organizados de los países desarrollados. También reprcsrnran una espe-
cie de equivalencia íuncional: es decir, las inm..laciones productivas que no pue-
den ser desplazada~ cffihorc y tienen que permanecer donde está b demanda
-por ejemplo, 1esrauranres y hospitales- pueden usar mano de obrn inmigran.
te, mientras que bs insialacioncs que pueden ser dcspbzadas al ex1r:111jero pue-
den l!sar mano de obra de bajo salario en países menos dcs~rrolb<los. Pero hay
ocr.i conexión básica y más difícil de describir. La misma serie de procesos que

~••1:
t Este c~¡,ítulo w,i basado en la obra Je: h autora de 1988, Ni e! ¡,roy<:<:rn nds l;irgo ni
capimlo si: hubicrJn podido reali-ur sin la dest2c,da asiH~nda en b in1•csri¡;ación de $0011
Kyoung Cho.

139
140 MUJERES llAJ(J i:u1:co

ha promocionado b locnción de pbnras y oficin::is en el exterior mmbién ha con·


rribuido a una gran demanda ele empleos de bajo salario en los Esrndos Unidos,
para los cuales los trabajadores inmigrantes son la provisión conveniente.

!11d11strializ11ci6n y migraci6n ftmenhw


La expansión de la manufoctura y de la agricultura para la exportación en los
p:dses menos desarrollados -ambas inscp:.uablemen1e relacionadas con la in-
versión extranjera <lirecrn de los paÍ5es altamente in<lustrializ.ados (Burbach y
Flynn, 1979; Tinkcr y Br:lmscn, 1976; ONUDI, 1979, 1980)- ha moviliz.Jdo
nue\•os segmentos de b población hacia migraciones regionales y de larga
distancia. Lus mecanismos que inducen la migración sun cierrnmenre dife-
rentes· en-cl·caso ·de· las· m:m u factu ras·pam· Ia-exporcación-de· los·de· la-ag ricul ~
cura comercial. En este úhimo caso hay un desplazamiento directo de los
pequeños agricul to tes, que son dejados sin, o con sevemmente reducidos,
medios de subsistencia (George, 1977: NACLA, 1978; Burbach y Flynn, 1980).
En la m~nufactura para la exportación, la evidencia fragmentaria sugiere que
l:i ruptura ele las estructuras bbora!es tradicionales y las correspondientes
inducciones a la migraci6n están mediadas por un masivo reclutamiento de
jóvenes mujeres para hs nuevas zonas industriales (véase, Sasscn, 1988). Lo
que ha convenida a ew: efecto de reclutamiento en significativo es la concen-
tración locacional de las manufocturas para la cxportaci6n en unos pocos
pafscs o regiones de países (ONUDI, 1980; OECD, 1980; !LO, 1982; Lim, 1980;
Cross, 1979; Femández.-Kdly, 1983; Safa, 1981).
Las mujeres cierm1 un lugar discincivo en cada uno de estos desarrollos. La
agricultura de exportación ha llevado, en ciertas ireas, a la emigración masculina
y a lo que Eisa Chancy (l9SO) ha llamado la feminiz.aci6n de los pequeños pro·
pietarios agrícolas; en utras, a la proletarización de las mujeres que algun:l vez
fueron productoru independientes (Boserup, 1970; Ndson, 1974: Daubery Cain,
1981; Perritsch, 1981). La.s particulares configuraciones socioeconómicas y cul-
turales que contribuyeron a estos diversos patrones han recibido considerable
atención en la literatura antropológica y general sobre el desarrollo; pero las limi-
taciom:s espaciales hacen imposible citar los numerosos ca.sos estudiados, Por lo
general. los datos para las décadas de 1950 y 1960 muestran d predominio de
migración femenina desde :wnas rurales a urbanas c:n América Latina y de migra-
ciones masculinas desde zonas rurales a rurales y desde rurales a urbanas en Asia y
Africa (Chaney, 1984; Nelson, 1974; Herrick, 1971; Byerlee, 1972; Orlansky )'
Dubrovskr, 1978; Perrirsch, 1931). Este patrón dh·crgentc ha sido explicado en
NOT,IS St"lllRF. I.A INCOIU'ORACIÓN Dt: MUJERl'S DEL Tr,RCi'.R :.tuNDO... 1-11

parte por el rol menor de las mujeres en la .:J.griculrnr.i. en América Latina c:n
comparación con África}' Asia (Boscrup, 1970), Hay desacuerdo en este aspccro.
Varios estudios recientes rngic:ren que !a contribución de las mujeres ;i la ;igricul-
tura en América Litina ha estado subestimada a causa de las deficiencias en la
recolección de datos (Recchini de Lattes y \Vaincrman, 1979). Li. ausencia de
oportunidades de empleo pago en áreas rurales es prob:.iblemente d foctor clave
que induce :1 una mayor migración femenina desde wnas rurales a urbanas
(Orlansky y Dubrovsky, 1978).
El desarrollo en gran escala de la manufacmra para la exportación en cierrns
regiones introduce una nueva variable en el estudio, L:i. e1,idenci:1 disponible
documenta ÍUt:rtemente la presencia abrumadora de mujeres entre los ttabaja-
dores de [a producción en las manufacturas para b c:xportación (Lim, 1980:
Safa, 1981; Gross, 1979; Fern:índez.-Kelly, 1983; Mulcinationa1 Monitor, 1982;
ONUDl;· 1980, Pacific- Resource Genter;-1979;-Salaff, 1981 ¡ Wong, 1980; Cho,
1984: Arrigo, 1980), Además, hay una gran incidencia de empleos manufactu·
reros entre las mujeres en los países o las regiones dentro de palses c:n que la
manufactura para la exportación es el sector clave de la economía. En estos
casos podemos ver una incidencia crecic:ntt: de empleos manufactureros y, fre-
cuentemente, una porción declinante de empleos de servicios entre las mujeres,
una tendencia que diverge de lo que ha sido típico en los países altamente
industrializados y de lo que ha sido el caso en los países del Tercer Mundo a lo
largo de las últimas dos décadas. Por ejemplo, en Taiwán, sólo el 13 ,2% de bs
mujeres tcnfa empleos manufactureros (incluyendo d cransporce) en 1965; en
1977, esta parte aumentó al 34%.
Vale la pena sefialar, por ejemplo, que en un Estado más bien desarrollado
como Singapur, la mayor concentrad6n de mujeres trablj:i.doras a. fin:tlc:s de la
década de 1950 estaba en los .servidos. En 197S, estaba en la producción y en
los empleos relacionados. Si bien en números absolutos d sector de servicios se
ha incremenrndo, su porcentaje sobre todos los empleos declinó del 34 ,7% en
1957 al 14,9% en 1978, una función de la quinruplicación de los empleos
productivos, que representaban casi el 3 6% de todos los empleos en 197 8 (Wong,
1980, .9). Esto es claramente: el resultado de la expansión de la producci6n p:m1.
la exportación. La conjunción dd peso de este tipo de producción y de los
patrones de empleo disdmivo5 que promueve l1an generado un patrón adicio•
nal que contrasta con lo que es típico en los países altamente: desarrollados: 110
hay una bimodalidad en h composición por edad de: las mujeres trabajadoras.
Las r;1sas de participación de la fuerza labor:11 de l:i.s mujc:res de 20 a 24 años son
muy elevadas, aunque no hay (hasta ahora) un resurgimienw en la particip.i·
ción entre las mujeres m:1yorcs de 40 :tfios (\Vong, 1980, 8).
142 MUJERES llAJO f'UEC:O

Este nuevo patrón diverge 5ig11ifica1ivamente de lo que la mayor parte de la


literatura sobre migracíón fc:mcnina en el ·1crcc:r Mundo descubrió que: era el
caso en las décadas de 1950, 1960 y bien en rrada b. de 1970. El p~,mSn general
de.scubic:rro fue guc la mayoría de las mujeres migrnntc:s a las ciudades 1csulta·
ban empleadns en servicios domésticos y en actividades dd sector informal
(Boserup, 1970;Schmink, 1982; Dehunoy, l 975; Shah y Smith, 1981; Orlansky
y Dubrovsky, 1978; Recchini de Lactes y \%inerman, 1979; Yousscf, 1974;
Jdin, 1979). Adcrnás, la evidencia apunta a un dcsplazamierno Je las mujeres
de la manufactura a medida que las ramas que rfpic;rn1cn1e emplean mujeres se
modernizan, se hacen rn.is intemivas de capit:11 y operan en mayores escalas de
producción (Petritsch, 1981, Dauber y Cain, 1981; Tinker y Bramsen, 1976;
Boulding, 1980; Parra Sandoval, 1975; lnstituce ofSocial Studics, l 980; Ahmad
y Jenkins, 1980; Caughman yThiam, 1980). El mismo patr6n es evidente en d
desarrollo de la industria pesada: a medida que esta última se convierte en un
componente cada vez. más significativo dd sector manufacwrero de una regi6n
o un país, la proporción de empleos ocup~dos por mujeres en este sector decli-
na; por ejemplo, la proporción de mujeres en la manufuctura en Brasil declinó
dd 18,6% al 11 o/o entre 1950 y 1970 (Schmink, 1982, 6).
El prC'dominio de bs mujeres en la manufactura para la exportación y la alta
incidencia de empleos manufacmreros entre las mujeres en países donde este
tipo de producción es destacada plan rea una serie de cuestiones sobre lo. natura·
leza de: este desarroflo. Un demento en la l':Xplicación e! la marcada concentra·
ción de electrónica, indumentaria, textiles, juguetes y c:ilzado en las m:mufac-
cura.s para la exportación -es decir, industrias que tradicionalmrntc han em-
pleado mujeres-. Sin duda, la expansión de estas industrias est:í comenzando a
generar cambios en la composición por sexo de las corrientes migratorias de
zonas rurales a urbanas en íreas Je Asia)' del Caribe donde los hombres solían
ser predominantes (World Bank Staff, 1975; St:inding, 1975; Arrigo, l 980;
Kdly, 1984). Por ejemplo, Standing scííala una tendencia a b. sustiruci6n del
trabajo masculino dentro del sector no agrCcola en Jamaica a lo largo de las dos
últimas décadas, con una proporción de mujeres en la manufactura que pasó
del 23% ni 24% a principios de. la década de 1950 hasta el 35% en 1973 (Stan-
ding, 1975, 1).
Estas tendencias sdialan la necesidad de rc:alizar ciercns distinciones. Prime-
ro, la disdrición entre las llamadas formas tra<licion.il y moderna de manufoctu·
ra muestra guc las mujeres experimentan dedin,1ciones en su propo1ción de
empleos a medida que la indumia se moderniza. De: rodas modos, si considera-
mos c:I desarrollo en las nuevas zonas industriales, c¡uiiás una mejor formutl•
d6n sc:a la que distingue entre: las formas de producción imc:nsivas c:11 trabrijo y
NOTAS SOl:lkE I.A tNCOHl'ORACJÓN DI( MU)ERE.S Dl,I. TERCElt MUNDO... 14.1

l;is intensil'aS en capital. Esw puede permitir h incorporación de bs dos instan•


cias anteriores de empleo femenino en ciertas industrias y c.1sos conccmporá-
neos tan diversos como la electrónica y l:i i ndument.1ria. Además, supera la
inadccuaci6n de concebir ciertas i 11dt1stri.1s, en especial la indumentaria, y cier-
ras formas de or¡;anización dd trabajo, en <"spcchl los srvetttsht1ps y el rrnl>.1jo
industrial tercerizado que se realiza de manera doméstica, como pcrtenecierm:s
a un sector tradicional, no moderno, una noción que puede ser f:ícilm~ntc in-
terpretada como que estas formas se volverán cada vez más insignificantes a
medida que la modccnÍ2ación se llc,•c a. cabo. El incremcrlto de bs plantas ma-
nufactureras inrensi\·as en mano de obr:i. en muchos de los países del Tercer
Mundo, as! como c:l creciente uso de swearrhops y de trabajo indusrri:\I domés-
tico por medio de la subcomracaci6n, ranro en el Tercer Mundo como en los
paf5es altamente. industrializados, apunran a la viabilidad <le esta, formas en
contextos "n10demos". En algunas instancias parc:c~n ser inti:gral~s al funcion:1-
micnto del capitalismo avanzado en la fase histórica actual (Sassen, 1988; véase
también capítulo 7 de este libro), EHa lectura de los desarrollos accualcs acarrea
considerables implicaciones para un análisis de la partidpacl6n de las mujeres
en d empleo asalariado. Mientras que cendtncias anteriores sugieren tanto un;i
inclinación hacia la "modcrnizació1{ en b. industria y un correspondiente des-
plaiamiemo de las mujeres de las manufocturas, estas nuevas tendencias apun-
tan a una creciente participación.
De todo~ modos, es ta creci~n te panicip~ció n está basada en ciertas formas de
organizacip~ del proceso de trabajo, formas que generan empleos de bajo s:ila.rio
en los que es dificil d cmpodcramicnto de los trabajadores. Esto plantea una
cuestión sobre las mujeres migrantes como una categoría social, y, a csra altura,
un segundo ju ego de distinciones requiere ser considerado. Como afirman Orlamky
y Dubrovsky (1978: G), las mujeres migrantcs están caracteriznd;1s por una doble
desventaja, una de sexo y una de da.~e. Ciertamente, la poca evidencia disponible
sobre b remuneración muestra que las mujeres migr:mrcs tienen la.~ cxpccrativas
de salario mis bajas (Standing, l 975) y efectivamente ganan menos. A esto debe-
mos :igregar b. evidencia descripta antes sobr,.., Ja :l.U5encia di! opottunidadl".s para
las mujerl".s migrantes de ser empicadas !".O el sector «moderno" y sobre su predo-
minio en el servicio domt:stico y en actividades informa.les. Lo que emerge clara-
mente es que una gran proporci6n de las mujeres migra.mes t:jecuta un cierto tipo
de traba.jo. Singer (1974) argllmenta que el empleo de mujeres migran tes en el
s.:rvicio duméstico en d Tercer Mundo representa un vehículo para b reproduc~
ción de un~ reserva de m.ino de obra que puede ser vista como el cquiv~lcnte del
Estado de bienesrarcn sociedades altamente industri:ili1~1d:1s. L1 evidencia mues-
tra que l:i.s nrnjeres salc:n }' reingresan en estos cipos de empleos y confirma este
144 MUJERES llAJO FUEGO

argumento. El servicio domé.~tico puede ser visco corno provedor de una sub·
sisrencia y de las 1m:dios para la integración a una situación urbana. El movi-
miento de salid:t del empico en d servicio doméstico y b. m:ignitud de este
movimienm dependerá de bs características de la ofen:i de empleos (Marshall,
1976). Parecería que, en d caso de las manufacturas par:1 la exportación, el esta•
dio de: la situ:ición-de-rcscn'.1. resulta innecesario a causa del acelerado crecimien-
to en la demand~ de mano de obra. Al mismo tiempo, neccsirnmos estudios
empíricos guc ex:uninen qué opciones de empleo escán disponibles para las mu·
jcres que son despedidas o que renuncian a sus trabajos en la manufactura. El
servicio <loméscico -al menos en algunas locaciones- ¿resulta una de las pocas
alternarivas y funciona, entonces, como un mec:1.nismo privatizado para la repro·
ducdón social y d mantenimiento de la reserva de mano de obra:
La categoría de migran tes fcrnenina.s consta, pues, de: muchos componente.s
concretos que·van· desde·condicio nes· des icuaci6n-de-rescrva· hamr b-com pleta ·
parricipaci6n en el empleo asalarhdo. La dave es el vínculo sistémico en ere la
formación de varios componences dt! esca carcgorí:t en particulares configura•
dones histórico geográficas y procesos más :unplios de cambio social, tales como
d desarrollo de la agricultura comercial o la nueva industrialización ori~ncada a
la exportación. Las migraciones no ocurren así nomás: son un resultado o una
tendencia sistémica en una. dinámica más general de cambios. La transforma·
ción interna de la cacegoda escá, de: un modo similar, vinwlada con procesos
má.s amplios de cambio social. (Algunos aspectos de este cambio están desarro-
llados en los capítulos precedentes,)
Las migraciones de mujeres jóvenes hacia nuevas zonas industriales están
vinculadas con transformaciones económicas básicas en la economía mundial
que asumen formas concretas en ubicaciones particulares. Algunos aspectos de
esta atticulaci6n son bastante evidentes, como b masiva reubicnci6n de seg-
mentos de la producción intensivos en mano de: obra hacia sitios del Tercer
Mundo, lo que ha generado una gran demanda de trabajadores. Otros no lo
son tanto y requieren una posterior elabor:1ción empírica y conceptual. Uno de
estos aspectos es la cuestión de un posible vínculo sistémico entre este creci•
miento acelerado de las manufacturas para la exportación y la nueva inmigra-
ción a los Estados Unidos, gran parte de ésta conformada por mujeres prove·
nientes de países que han sido los sitios centrales de b manufactura orientada a
la exportación. Esta dase de esfuerzo an~lítico desarrollará, además, la categorfa
de migrante femenino y la incorporar:i a un espacio teórico que in renta captar
las camcterlsticas centrales de la actual fose del desarrollo capitalist:1 mundial.
L1 coexistencia de ur1 gran crecimiento del empico y una gran emigración
en los princip:ilc:s países de origen de la nueva inmigración hacia los Escados
NOTA~ j:()llRE lA INCOR!'OMC!ÓN DF.MUJERE:i Dl'l.TF.RCER MUNllO... 145

Unidos es teoricamence incomistente. Los facton:s impulsores cradicionalmen·


te us;,.dos par:i explicar la migración doméstica e internacional, b.isicamcntc la
falta de crecimiento económico, son insuficientes. De hecho, de acuerdo con
la mayor pacte de ellos, debería haber habido una declí!1:1ción, quizís, en ]os
nivdcs de emigración. L..s índustriits exportadoras tienden a ser altamence
intensivas rn trabajo, siendo esto precisamente un.1 de las mzoncs para ubicar
las f.Ibricas en países de bajo salario, El impacto de la creación de empleo emí,
adern.h, acentuado por las alrns concentraciones de manufacturas para b. ex·
portación en ciertas áreas a causa de la necesidad de acn:der al transpone al
exterior y de un des.uro!lo más efectivo en cuanto a los cosws de la infraes-
trucmra y los servicios necesarios.
Así, la pregunta es: ¿cómo una situación de crecimirnto generalizado del
empleo pudo contener condiciones para la promoción de la emigración? Res-
pondera·este ·in terroga11 te·req uiere·un-análisis·de[al!ado·de· las·caracterfsticas· de·
esta clase de crecimiento industrial, sus efeccos en el empleo y el impacto cultu-
ral ideológico en las personas involucradas. Necesitamos especificar los víncu-
los entre las condiciones objetivas representadas por la industrialización rápida
y principalmente orientada a la exportación y la emigración, particularmente h
migración a los Estados Unidos. l~1 evidencia claramente documenta la existen•
cia de la indusrrfalización y de la inmigración hacia los Estados Unidos, lo que
es necesario para la elaboración conceptual y empírica de los vfnculos entre
estos dos procesos. Dado que c:I análisis de donde este :mkulo deriva es com-
plejo, está basado en diferentes cuerpos de daros y por momentos debe depen-
der de la inferencia, aquí sigue una breve descripción de los pasos principales
involucrados en la elaboración c.onccptual y emplrica de los vínculos entre la
industrializaci6n y la emigración, Para cada uno de estos pasos hay una breve
discusión de los principales hallazgos pertinentes a un anilisis de la migración
en los principales palses de emigración de Asia y el Caribe. Estos hallazgos
representan, en principio, uno de mllchos resultados posibles en un análisis
de la relación entre industrialización y migración. (Para una exposición com•
pleta del marco analítico y una reelaboraci6n de la evidencia disponible, véa·
se Sassen, 1988.)
En primer lugar, es necesario examinar las car:.1cterfsticas del nuevo creci-
miento industrial en países menos dcs:irrollados y ubicarlo en el contexto de: la
completa organización económica de un país. Una buena parte del crecimiento
de estos pafacs sólo puede ser exp!ic;da por d crecimiento en la exporta~ión. El
acceso al mercado mundial es algo indispensable tc:niendo en cutnta los clara-
menee limitados mercados internos. El des;trrollo de un mercado mundial para
estos países está Íntim~mcnte !i¡;ado a un significativo crecimiento en la in ver•
14G ML.:JEllF$ RAJO FU HiO

sión extranjera directa (Tinker y Branrn:n, 1976; ONUDT, 1980; ILO, 1960; OEC:l"l,
1980, 1981; NAClA, 1977; véase también Pineda-Ofrc:nco, 1982). Un rasgo
distintivo sobre el crecimiento industrial en los nuevos países más importantes
en el envio de inmigrantes es d peso de la producción para la exportación,
Mientras que ésta es una tendencia particularmente fuerce en los pafses de Asia
y dd Caribe, también cst:i presente en México y Colombia, dos países nin r:cono-
mfas industriales rdativamrnte desmalladas)' grandes mercados internos.
Segundo, es necesario examinar los efectos en el empleo de estos patrones de
crecimicmo. La agricultura de e:xponación requiere una gran oferta de trabaja-
dores de bajo sal:uio en períodos cruciales de los ciclos de producción. Las
plantas orientadas a la cxporrnci6n est,in a mc:nudo concentradas por razones
qm: cic11cn que ver con los servicios y los cransportes, un hecho que puede
render a acentuar el impacto ele la demanda de mano de obra. Finalmente, las
grandes Jglomernciones de empresas productoras para la exportación generan
un r:mgo de trabajos adicionales, desde el c:mpaque para los envíos ;il exterior
hasta la co11strucción y la operación de aeropuertos}' pttertos.
Tercero, es necesario examinar cómo estas necesidades laborales se concretan.
Tanto la agricultura de e:xporro.ción como la manufactura de exporc,,ción han
movilizado grandes cantidades de pmonas hacia d trabajo .i.salariado. El desarro-
llo en gran esca.la de la agricultum comercial en América btina y el Caribe contri•
buye a la creación de una demanda rural de rn~no de obra asalariada a través dd
dcspl:u:amicnto de agricultores de subsistencia y pequeños productores. Esre des-
plazamiento también fue central en la promoción del desempleo rural y la migra-
ción a bs ciudades. Por ocr:1 parte, porque es alt:uncnrc: intensiva en mano de
obra, la manufactura para b. exportación podrfa habc:r resudco, posiblemente, los
problem:i.s de desempleo, en particubr entre los hombres jóvenes. En cambio, la
evidc:ncia muestra abrumadoramcnte que nuevos sc::gmemos de la poblaci6n se
han incorporado a la fuerza laboral: sobre todo mujeres jóvenes, que bajo candi•
cioncs de una industrialiw.ción más gradual no 5e habr!an incorporado a b fuerza
laboral de un modo tan masivo y súbito {Lim, 1980; Safa, 1981; Gross, 1979,
Fcrnández Kclly, 1983; ONUOl, 1980).
Cuarto, es necesario examinar el impacto de la migración, si es que lo hay,
asociado con l:i. creación de empleos y d reclutamiento de mano de obra, (véase
ONUDI, 1979). Precisamente por Jo significativo del efecto de creación de em-
pleos de la manufactura para la exportación y su concentración en pocas árc3s,
la exrensión y el impacto de la movilización de j6vc:ncs mujeres a la fuerza
laboral ha sido considerable:. Este efecto ba sido :nín más ac<.:ntu8do por las alcas
tasas de rntaci6n r~suhantcs de las prácticas Je empleo en las plantas y la fatiga
mcnt:t! )' física asociada a estos trabajo,. Una hipóresi5 guc surge de c:stos patro-
Nüli\S SOBllE LA 1NCOl\l'0/lAC.:ll'.lN DE MlJJERI~ DELTHHCEll ,\1UNDO... 147

ncs es que, en bs áreas en bs que h::i habido un gr:rn Jcs:mollo de nuevas zonas
indusrri:.l.les, lo. importante movilización de mujeres hacia la Ítierza bboral ha
contril,uido ;1. b ruptura de las estruccur::u de rrnbajo no as;1.briado en l:i.s comu-
nidades de origen: los hombres jól'cnes son dejados sin parejas ni cónyuges, )os
hogares son dejados sin un factor laboral clave (pero vbsc también Salaff sobre
d caso de Hong Kong, 1981).
Uno podrfa además plantear que la ruptura de bs emucturas <le trabajo no
asalariado resultante <le: una incidencia exm:madamente elev:ub de b emigra•
ción Je mujeres jóvenes ha increme11t:1do b comunidad Je dcsocup:ulos. Esto
podría babcr estimulado b partida de hombres y mujeres que no habfan pla-
neado hacerlo. Al mismo tiempo, las elevadas tasas de rotación en bs nuevas
zonas indu5triales y la pronunciada preferencia de mujeres jóvenes por parte de
los empleadores han co1itribl1ido a un :iumcnm en la rotación y ::i un creciente
desempleo entre l:u mujeres. La incipiente occidentalización de los trabajado-
res de estas zonas y la ruptura de bs estructuras de trabajo tradicionales se com-
binan para minimizar las posibilidades de regresar a las comunidades de origen.
En resumen, estos desarrollos pueden ser viscos como inductores de l:i forma-
ción de un poo{ de trabajadores migra.mes. Necesitamos investigar cada uno de
es tos aspectos,
Quinto, es necesario examinar si est:'l.~ condiciones podrían promover d .~urgi•
mirnro de! b emigr:ición como un:¡ opción verdr1deramcnre dese-::ida por los indi-
viduos, particularinenrc:, los que: migran a los Estados Unidos. En este punto
resulta significativo d hecho de una fuerte pre~enda extranjera. No es tan sólo la.
concentración de la inversión extranjera t:n unas pocas :ín:as. Es también el hecho
de que domina las nuevas 7.onas industriales objetiva y culturalmente, creando así
v(nculos con los p~Íses origin:uios del capital. Es de interés aquí la evidencia que
muestra que los migrantes recientes tienen una aira propensión a desplazarse nue·
v,unente (Morrison, 1967; Lind, 1969; vé:i.se también Grasmuck, 1982), lo que
sugerirí:i que los migrancc:s hacia las nllC\':l.S zonas industriales tenderán a estar
subj~tiv:imentc disponibles para otro dc:spl:rw.miento. Es 1;1mbién de interés b
evidencia. que scñaln el peso de los inccnth·os económicos en b migr.ición (Brigg,
1973, rc:visa la literatura sobre c~tc tema; Standing, 1975; F-larris yTodazo, 1970;
Cohcn y Sassen-Koob, 1982). La imagen familiar de los Estados Unidos como
una tierra de oportunidades puede operar como un ruerre focror de arrncci6n,·
posiblemenre refon:ado por el aura de crecimiento dinámico en las nw:vns zonas
industrial~s. po~ladas con empresas estadounidenses que producen para la expor-
tación ~! mercado estadounidense.
Finalmente, la foenc presencia de empresas ext1anjer:1s focilitci el acceso a la.
información}' el sentido de familiaridad con el de5tino porenci:1!, ambos aspee·
148 MUJERES llAJO FUEGO

tos que resultaron impormnt<:s en los estudios ~obre la migración (World Bank
Sraff, 1975, 22-23). Sin duda, la distancia resulta disu:1.siva en muchos estudios
sobre migración. Los conrratos y la información ~obre la locación de destino
pueden superar esto en parte. Así, la migraci6n desde los países del Sur asiático
y la Cuenca dd C:tribe hacia los Estados Unidos a lo largo de las dos últimas
décadas puede ser vista como d caso en que el poderoso efecto disuasivo de la
distancia es superado por los dil'ctsos factores discmidos aquí, desde la fantas/a
sobre b tierrn prometida hasta los ,·ínculos objetivos representados por d em-
pleo en empresas estadounidenses ubicadas en d Tcrrcr Mundo. En este con-
texto, la liberalizacitín de la polícic:i inmigratoria estadounidense despues de
1965 puede ser vista como el otro lado de los procesos que han construido los
vínculos estructurales y subje¡ivos con muchos palses del Tercer Mundo. En
resumen, esroy afirmando que los rasgos distintivos de la manufactura para la
exportación--básicame n re su ·concen tradón· locacional; Ja·intensidad-de· fa-mano"
de obra y el uso de jóvenes, que en su mayoría ingresan por primera vez. al
trabajo as:tlariado- fo convierten en uno de estos procesos para la vinculación
emuctur:tl y subjetiva (Sassen, 1988: 1984a, b).

La nueva clenumda de mmw de obrrt:


co1uit'ciones para la absorción de mujeres mi'gra11tes

La transformación técnica del proceso de trabajo que subyace al nuevo desplie-


gue de los trabajos manufactureros y administrativos hada áreas menos desa-
rrolladas también ha rernodcb.do la oferta de empleo en las áreas desarrolladas.
Además, la dispersión espacial de las plantas y tas oficinas ha creado una necesi-
dad de un aparato de gestión y servicios expandido )' centralizado ubirndo
sobre todo en :íreas altamente des:molbda.s. Ambos procesos jumo al desplaza-
miento general hacia una economfa de servicios han creado, dicecta e indirecra-
meme, un significativo incremento en la orert.\ de empleos de bajo salario, parri-
cuhrmenre trabajos de tipo femenino, en p:iíses nltamente desarrollados.
Hoy, como en el pasado, la inmigr.ici6n de !:is mujeres no es simplemente
una función del parentesco, Hay condiciones objetivas que crean una demanda
de [tabajadoras teniendo en cuen1;1. la tipificación por sexos de los empleos}' los
bajos s:i.larios p:igados a las mujeres. El dcsplnzamiento a los serviciusy la degrn·
dación recnicarnenre inducida de muchos empleos ha generado una expansión
en los tipos de trabajos asociados con mujeres embajadoras. Utilizando d térmi-
no con cierta libcrt:\d, uno po<lrfa argumentar que ha habido no sólo una par-
ticipación creciente de la fuecza de trabajo femenina, sino también una fcmini•
NO l'AS SOílRl, LA J!',C.:ORl'ORACION l)F. MUJEllES lliJ. TERCl:H MUNDO... WJ

zacíón de la oferta de empleo. Ésta, rn conjttnción con la creck1Hc politización


de las mujeres nativas, bien puede crear u na demanda creciente de mujncs
inrnig ran te.s.
Aqui me cenuaré en el incremento general en la ofcrca Je empleos de bajo
salario y en la particular configuración que asumen esta~ tendencias en l::is prin-
cipales ciudades, siendo éstas bs áreas receptoras principales de la nueva inmi-
graci6n.
En un nivel nacional, las tendencias generales qt1c modelan la oferta de
trabajo han traído aparejad1 una mayor desiguald:id en b distribución del in•
greso de los trabajadores durante b ulrirn:t década. El dcspbz.amicnto a beco-
nomía de servidos es gcncmlmentt: n:conoddo por resultar en una mayor pro·
porción de empleos de bajo salario que b que se da en el caso de la economf:i
dominada por un fuerte sector manufocrur~ro (Singelmann, 1978; Blues tone,
Harrison, Gorham, 1984). En segundo lugar, algun:15 de bs industrias de servi-
cios de crecimiento m:is dpido est:ín caractediadas por una mayor concentra·
ci6n promedio de empleos de bajo salario y de alto ingreso, lo que significa que
podemos esperar una polarización aun mayor (Stanback y Noyelle, 1982). En
tercer lugar, ha habido lo que he llamndo una degrnd.i.ción del sector manufac-
turero; las principales nuevas industrias, básicamente en alta tecnologí:i, tienen
mayor proporción de empleos de bajo salario en la producción y el ensambla-
do, mientras que muchas de las industrias tnás antiguas han atravesado una
reorganización social del proceso Je trabJjo c:iractcriz.1da por un crccimicnco
en plantas no sindicalizadas y un dpid(') crecimiento de los su,eatshopJ y del
trabajo industrial doméstico (NY State Departmenr of Labour, 1979, 1980;
1982a; 1982b; Sam:n, 1981 a, 1981 b; Balmori, 1983; Morales, 1983; Marshall,
1983: Benamou, J985). En cuano lugar, la transformación rccnológica del pro-
ceso dt rrabajo, que subyace en parte a hs tendencias mencionadas, ha aiiadido
a la polarización, tanto por el ascenso como por la degradación, una vasta serie
de ~mph:os dt: salario medio: la mecanización y la compt1tarización han transfe-
rido destrei:as a b, máquinas y han desplazado cierras operaciones <lesJe los
lugares de trabajo a un cuarto de computadoras o a un estudio de diseño.
Esta polarización es evidente cuando comparamos los datos de ingresos de
los censos de 1970 y 1980. Las dos clases de ingresos más elc:,·ados incrementaron
su porcentaje total del 32% al 37%, mientras que las dos cl;ises inft:rior~s
incrementaron su porcentaje del 32% al 38,5%. Correspondientemente, las
dos cl:ises de ingreso medio redujeron su porcentaje al 11 %. Cu:mdo controla-
mos por ~exo, estas tendencias son aún más pronunciad:i.s par:1 el caso de h1s
mujeres. De este modo, mientras que el 42% de todas las mujeres, en compara-
ción con el 34 ,4% de. todos los hombres, tenía empleos en las dos clases inferio-
150 MUJEllf-~ IV.JO FUl,GO

res en 1970, este porccmaje se incrcmem6 al 52% par:i. las mujeres y sólo al
35,7% p1ra los hombres en 1980. Los hombres y lls mujeres perdieron pureen-
rajes casi iguales en los dos estratos de ingreso medio. Y codas la~ ganancias en
los dos estratos de ingresos superiom fueron obtenidas por hombres, mientras
qt1e las mujeres, en cíccto, perdieron alguna representación (véase Tabla 1).

TAfll.A 1. Dis1rib11dJ11 Jel 1v111Í d( la nW/rJ d( obra•


rn los Estados U11id111 rnrrc rÚUcs de ingresos, 1970 y 1980

Ch,c, de i11grescn'" Di<tril>ución de b focrz:i. bbor:il tor,l H- uu.


1970 1980
Toral Mujcrcl Hombre, Tor:i.l Mujeres Hombm
UíO y nd1 Jl,3 7.5 '),4 12,9 4,8 11,0
1.59 ~ l,JO 20,9 32,2 18,6 18,9 24,2 37,0 14.5 20,7
1,29 ~ 1.00 18,9 21,5 23,1 12,8 12,8 15,6
0,99 a 0,70 16,9 35.S 10.5 14,3 11,7 24,5 15,R 17,0
0,69 a 0,40 22,8 13,5 15,4 25,2 ]6,7 11,S
0,39 )' menos 9,2 32,0 28,4 19,0 13,J 38,S 35.4 23,9
Fumie: Bll~da rn d U.S. !lurcau of 1hc Censui [Departamento Je Cen,os de Estados Uni•
dos) ( 19S2), Monty incomr ojlio11ubo!J1.familir1 and ¡,mons in rh( Uniud Sram: JJ8V (Informes
de poblad6n mualcs: Suies p·GO, ntlm.132)y en d 0.S. Btireau ofthe Census (1972), Money
incomr ofhorisrhoUs,familíri and pmom ¡,, tbr Uniud S1n1e1: 1970.

Now:
'Trabajadores civiles de 14 ,iia~ y mis por d toi,J de ingmos de dinero.
•' [.a¡ clases de ingresos están basadas en h. solicitud de i ngre.ms p10mcdio en J975 por cada
ocupación prin cip,1 dentro ¿., cada grupo indumial. Una rnpo,ición bisica es que cl ingreso
relativo de lm niveles de 1975 paro cada 5ubgru¡,o ocup~cion il .¡ ndumia\ es cons1an1c ----éll este
caso, desde 1970 a 1980-, He seguido d mltodo usJdo por Stanback y Noydlc (1982) y su
comparación con los ingresos desde 1960 y 1975 pJra l:u celdas indumi.,Jcs•ocupacionalcs. L1
dimibución rotal Je ingresos ob1t11iJa es entonces dividid~ en ieries orden~da~. Los princip~lcs
grLipos industriales son: manuf.1ctura, conmucción, servicios de dimibucián, venta al por me·
nor, servicios de la producción, mvicios al comumit!or, servicios sin fines Je: lucro (salud y
educación), adminimaci6n pl\blica. No esdn incltiid.,s: agricultllra. pcscJ y minc1h. Lo\ princi•
p;.les grupos oc11 pacionalcs son: profesionales, técnicos, ¡;eren tes, emple.dos de oficinas, empl~a-
Jos, vrndcdorc,, :ut..:mm, operarios, 1rabaj3dor~! del ser.-icio, jornaleros.

Todas estas tcndmcias esdn operando en las mayores ciudades, que !1:111 recibido
a la mayoría de los inrnigrantcs. Sin duda, por muchas razones, yo dcbc:rfa esperar
que estas tendencias 5ean aún más intensas mestas ciudades (Sasscn, 1984:i). En
primer lugar, la concentración locacional de los nuevos sectores de mayor creci-
miento en estas ciudades promue,·c una concentración desproporcionada de in-
dustrias con distribuciones de ing1eso altamente polariudas. Los <latos sobre d:i-
NOTAS SOBRI, 1.A INCORl'ORACIÓN lJI\ MUJERES DE!.Tr:ltCrn MUNDO... 1$1

ses de ingresos muestran que casi b micad de rodos los trabajadon:s de servicios
parn b producci6n están en la da.~e próxima a b. inferior de ingresos en compara-
ción con el 17% en b manufactura (Stanb:1.ck y otros, 1981 ). Los servicios para la
producción son el núcleo de ciudades como Nueva York y Los Ángc:h:s. )' uno de
los secwres más dinámicos en b economfa como un todo.
También hay una creación indirecta de empleos de bajo salario asociada con
una distribución de ingresos polarirnda. Tiene lugar en la esfera de la reproduc-
ci6n social, corno lo indica el consumo, La expansión ele la mano de obra dt:
alto ingreso en conjunto con d 5urgimiento de nuevas formas culturales ha
\levado a procesos de gentrifiC:1ción de :ilto ingreso gue descansa, en el último
análisis, en b disponibilid:i.d de un:i vasta oferta de trabajadores de b:1jo salario.
Como he argumenrado rn:is extensamente en otro lugar (S:men, 19816), b
gemrific:1.ción de nito ingreso es inu:nsiv:1 en m.mo de obrn. Esto comr:i.sta con
e! tfpico suburbio de clase media, que representa un proc~so capit:11 intensivo
-construcción de dúplex, calb y autopistas, dependencia Je :rntomóvil p:mi•
cu lar o de transporte público, fuerte confi:rnza en dcccrodomésticos )' todo tipo
de equipos para el hogar, grandes centros de compras con operaciones de auto-
servicio-. Ln gcrmificación de alto ingreso reemplaza mucho de esta intensidad
de capital directa e indirectamente por trabaj:1dorcs. Detrás de las tiendas de
comidas gourmet y de las bo11tiq11eJ de especialidades, que han reemplazado a
los supermercados dt: autoservicio y cienda5 divididas en departamentos, hay
una organización muy diferente del traba.jo. De un modo similar, las residen-
cias de alw ingreso c:n la ciudad dependen en mucho mayor medida de un
equipo de mantenimiento contratado que la vivienda suburbana de clase me-
dia, con su pesada incorpor:1ci6n del trabajo famili:n y de maquinaria, 1esumi-
d:i en !a máquina para cortar d pasto.
Un tipo diferente de organiz.ación <ld trabajo est:í presente tanto en l:i fase
Je la producción como en la de la venta al menudeo. La gentrificación de alto
ingreso genera una dcm:rnda de bienes y servicios que son típicamente no
producidos de forma masiva ni vendidos a través de puestos de venra masi-
vos. La producción a demanda, los pequeños emprcndimicnros, las cspeciali•
dades, los platos de comida sofoticada son generalmente producidos por
métodos de mano de obra intensiva y vi:ndidos a trav,:s de negocios peque-
fios. Subcon tratar parte de esta producción cun operaciones de bajo costo,
sean swentshops o familias, es comt'111.
En segundo lugar, hay una proliferación de pequelias operaciones de servi-
cio de bajo cosrn que se han hecho posibles por b. concentración 111:isiv:1 de
personas en escas ciudades además de una gran entrada diaria de trabajadores
no residentes y tutisms. La proporción entre el ni'1mero de estas operaciones de
152 MUJERILS BAJO FUE.GO

servicio y la población residente es probablc:n1entc mucho más <:levada <JUc en


un:i ciud:id mediana o un pueblo. Además, l:i. mayor concentración de personas
en las principales ciudades tenderá a crear intensas inducciones para abrir cales
operaciones como también una intensa competencia)' retornos marginales. B,1jo
cales condiciones, el custo de mano de obra es crucial y. por lo tanto, cxhte la
probabilidad de una alt:1 conccrmaciún de empleos de bajo salario. El resultado
general p:ira la oferta de empleo y el rango de empresa involucrado en esta
producción y mtrega a domicilio es bastante diferente del que caracreriza a las
grandes tiendas divididas en departamentos)' los supermercados, que tienden a
comprar a productores masivos a menudo ubicados a grandes distancias de las
tiendas minoristas. Los puestos de venta de producción y distribución masiva
facilitan la sindicalización tanto en la producción como en las ventas. L'l cam-
biante organh.ación del crabajo crea condiciones que convierten a los inmigran-
tes en la oforta de mano de obra conveniente,
En tercer lugar, por las mismas razones, junto con orcos componentes de la
demanda, el rnmafío relativo del degradado sector manufacturero tended a ser
más grande en las ciudades más importantes (si bien un sector manufactun:ro
así degradado puede no necesarbmenre estar presente en tada medio urbano).
La expansión de un degradado sector manufocturero en bs principales ciud:i.des
es el result:i.do de muchos dcs:mollos concretos, además de los procesos más
generales de tramfonnación social y técnica citados con anterioridad. Primero,
las indus1ri:1s de mano de obr.1. intensiva eran afectadns diferencialmcntc por la
huid:i. de los capitales de las ciudades. En d caso de la industria de indument:i.-
ria de Nueva York, el mayor empleador en el sector manufacturero de la ciudad,
l:i.s mnyores tiendas con rama.s mecanizadas, tiendas especialh.adas, y la$ opera-
ciones de mercadeo y diseño de la industria han permanecido en la ciudad
(véase Tabla 2). Vale la pena sefialar que la industri:i. de la indumentaria en Los
Ángeles agregó 80 mil empleos desde l 970 a 1980, un hecho a menudo descui•
dado en los análisis de e5a regi6n como centro de alta tecnología. Además, la
cambiante estructura del consumo t:unbién ha afectado la industria de la indu-
mentaria (Sassen, 1984); la mayor demanda de especialidades y de indumenta-
ria de edición limitada h.a promovido b expansión de pequenas tiendas y del
trabajo indumh.1 doméstico en las ciudades porque los pequefios emprendi-
mie11tos y la vecindad de los centros de diseño son importantes restricciones
locacionales, Un razonamiento paralelo puede sc:r h.echo sobre o eras.industrias,
básicamente, muebles, pides y cah.ado. También las plantas propii:dad de inmi·
gran res h:m crecido rápidamente en ntímero en vista de un fácil acceso a mano
de obra barata }', lo que es mh import31lte, de la cn:cit:ntc demanda de sus
productos ~n comunidades inmigrantes}' en ciudades en gen1:rnl.
NOTAS SOIIRF. I.A INCORl'OllACIÓN D~'. .\IUJEHES D~:LTE1u.:rn MUNDO... !S3

T NILA 2, Emp/1:01 tlr b,,jo Ja!nrio 110 ralijicarlQJ, dúp1,mv111 m1p/mr


imnig,am~s: iml,utrim tle servido ult(/0, Nueva }1,r,(-. l 918~

E111plcu m ind11mi:ts <le servicio scl~10


Fin.mus Scr,-icioi 01ras 1u1al
Seguros de m-godos< indumi..s
Bienes r.1íccsl• de scrvi ci os•I
F.mpt~sirios, profcsi<Jn:iles
y ticnico, I 04.460 GS.800 140,600 JI0.860
Servicios
Empleo, ,k bajo sJl.u;o 30.520 52.430 -10.900 123.850
Tor:il 36.980 54.950 83.520 175.450
Manrenimien to
Em picos ,fr l>~jo salario 9,150 1.980 19.590 30.720
Total 12.700 15.880 45.5 JO 7•t090
Oficinas
Empleos de bjo sabrio 1.420 5.020 3.450 3.890
loral 201.630 102.140 S0.710 .384.~SO
Venr;u 23.980 10.180 ~.490 38.S60
Toral de 1oda1 bu ocupaciones 379.660 248.950 354.830 983.440
Total rniplrn, de b.1jo s.-,brio' 41.090 59A3o 63.940 16·1A6o
% del Total 10.8% 23.9% 18,9% 16,7%
Furnrc fü¡Jdi en d Srau: Dcpattmen, ofl..:ibor de Nll~\'3 York, Disision oí Rese,rch ,nd
Smi"ics, Ocrnparíonal Empl")mrnt Statírtir1: Srrvim, Nnv York Sra re. April-}1111, J978. 1980, y
en d Sr;ire Dcpltl menl ofL:ibor de Nue1·a York. Divi1ion of Rmarch Jnd S1n1 j51i,;s, Ocn1pntio11,1l
Empfoym,nl Srarhtfrs: Finanu, !tmmm<'r, ,md Real Elr,t/(, Nrw l'ilrk Srau, .May-},mr 1978, 1979.
Nct,u:
a. Esto deriva de un:i encuesta del S1:itc Departament of ubor de Nuev~ Yotk {1980, 1979).
La murnr.i fue recolec1,d3 de establecimientos (sólo nqudlos cubic11os por J. Ley de Seguros de
Desempleo del F.mdo ele Nuev::i Yotk} en indusrrfas de servidos sel ceros. facluidos de la muem:i
cstllvkron l~i siguientes indumias de servicios: scn·icios cd uc3ci1·<Js (SIC 82), domicilios priv:iclos
(SIC 8S) y los ;ubgcupos de la inclurnia hospitahri~ (sic 806), Los domicilios priv~dos y los
hospitales rnntieMn cifras significativas de empleos de bajo salario que se sabe que son desempe-
ñado, por inmigrames. Tambifo fuero11 excluidos de la muestr.t los esrableciniitntos }' actívida-
0

de• que inclu¡·cn dfr:i.s significatiY.lS do, empleos de bajo s,hrio que se ,abe que comm.111 inmi-
gran1es, notab!emenrc, los restaurante,.
b. SIC códi¡;os 61-65.
c. SIC c6digos 73, 81.
d. sic códi¡;os 70, 72, 75-80, 83, 84, 86, 89.
e. Los empleos iden1ificadus como Je bajo ulorio son 1610 un ,cgmcnro de iodos los empleos
de bajo ,~!Jrio. So" los qut: c::11ecen de los rn¡ue1imien1os de ,lemaa <ld lenguaje, no ~on pane
de una bien ddlni,h esc.,la de: ascenso y no son, por Jo ¡;ennll, pme de una ocupacion alramcnu:
sindiCJJiza<la.
MUJERES I\A)O r-U~GO

b c.~pansión de l:t oferta de empleo de bajo .dario contiene condiciones


paro l.1 absorción de inmigramcs. Coincide con un pronunciado incremento en
el número total de inmigrantes, tanto hombres como mujeres. Poco mas de la
mito.d de los inmigrantes lcplmcntc admitidos durante las décadas de 1960 y
1970 íueron mujeres. Mientras que la proporción de mujeres en el total de la
i11migraci6n se man1uvo constante, sus mimeros se incrementaron marcada•
mcnre, yendo desde: un millón en h década de 19 50 o. mJ.s de dos millones en
b de 1970 (véanse T:iblas 3 y 4). Esm puede o no contradecir b visión comtín
de que la mayorb de los trabajadores indocumcnrados son hombres, en ramo el
censo incl'itablementc fallará en contabilizar a aquellos que pudit:ron haber
em.do en el país en los períodos intercensales y se fueron antes de 1980,
Si bien la tasa de particip,lción de las mujeres inmigrances c:n la fuerza de
trabajo es generalmente inícrior a la de los hombres inmigrantes y mujeres na•
tivas, su coneentraci6n ocupacional es mucho más pronunciada. Si considera-
mos los cinco Estados en los que vivrn la mayor/a de los inmigrantes (florida,
Nueva York, California, Texas e Illinois), b diferencia más notoria en la distri·
bución ocupacional es entre mujeres nativ:is e inmigr:mtt:S en empleos operativos;
t:in sólo alrededor del 8% de las mujeres nativas comparados con el 20 al 25%
de las mujeres inmigrantes cenía empico de operaria de acuerdo con el censo de
1980 (Bach yTtenda, 1984), En ninguna panela dimibuci6n ocupacional de los
hombres contiene esta divergencia tan pronunciada entre narivos e inmigrantes.
Probablemente, la segunda mayor diferencia esri en los empleos administrativos:
el 37% al 40% de las mujeres nativas trnfan empleos de ese tipo en 1980, en
comparación con el 25% al 30% de las mujeres inmigrantes.
Aproximadament.: la mitad de todas las mujeres inmigrantes está concen-
trada en dos ocupaciones: opc:rari:is y 5ervidurnbrc. Hay variaciones por nacio-
nalidad. Cerca dc:l 70% de todos los hispanos en los cinco emdos con mayor
inmigración tenían empleos de operarias, de servidumbre o de jornaleros. Las
cifras para los asiáticos que arribaron durante la década de 1970 fue del 40%
(Bach y Tienda, 1984: 13-14). La figura par:i. todas las mujeres rrabajadoras en
los Estados Unidos con estos tipos de empleos er."I el 29% (U.S. Departmenr of
Commercc, 1983). La incidencia de empleos de bajo salario entre los asiácicos
puede c5tar creciendo, apuntando :i b posibilidad de una nueva fose en la mi-
gradon :isiática después de la primera fase, domin:i.da por orígene.~ de clase
media con alrns niveles de educación. En el orro extremo, menos mujeres inmÍ·
grarues que mujeres nativ3~ tienen empleos profesionales: el porcent:1je entre
las primeras era del 9% al 10%; en[re las segundas, del J4% al 16%.
Tf.~LA 3. !rtmígranw admíJidos por sexo, 1;)51-1979 (m miles) z,...
~
:,.;
1951 1961 1971 ""
1960 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1979 ~
"';,,
Número admitido 2.515 3.322 370,5 384,7 400,l 394,9 3S6,2 39S,6 462,3 601,4 460,3 3.962 "'
Hombres 859 1.488 172,5 179,7 186,3 184,5 180,7 184,9 216,4 286,4 219,5 1.859 ~
Mujeres 1.014 1.834 197,9 204,9 213,7 2!0,3 205.5 213,8 245,9 315, 1 240,S 2.103 z
F1mrrr. lnmigwion and Narurali-t.ation Ser-vice, Anmutl R~port (vario, años). ~
ó
~
c.
z
T.-.11LA 4. Euimatfro; ~ e:rrranjmJJ ílega!eJ contadm m eJ cmso de 1980
por m:o y perÍ~M de entrada pan: todar Lu penontZ4 nacidas en el extranjero ?;::
y ~ pmonm nacidas m México (población rn miles) .s
~
?:r.
Todos los e:úses México "fodos los otros e.aíscs ....,
Período de ingreso Ambos soos Hombres 11.fojere:s Ambos sc:,cos Hombres Mujere.., Ambos sexos Hombres Mujeres ~
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Entraron desde 1960 2.047 1.097 950 931 531 400 1.116 566 549
cncr.aron 1975-1980 890 494 396 476 278 198 413 216 197 º¡;;
entraron l 970· 1974 551 297 254 280 159 121 270 138 132 :::
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entraron 1960-1969 S70 290 281 138 77 61 432 212 220 :z
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Fucntr. Warrcn )' Passd (\ ')83).

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156 MUJF.IH'-~ I\AJO FUF.C;O

L'l evidencia por industria mucscr,l, de un modo similar, una alta concentración t:n
cienos sectores. La proporción de mujeres inmigrantes en las industrias
uansfonnativas (indumentaria, textiles y alin1c:ncos, principalmente) oscilab:1. en ere
d 24% y el 34%, lo que representaba cncre el 10% y d 15 % más que: las mujeres
n:tth-as. G segunda concentrlción particular m~s grande fue en los cinco servicios
sociales principales, donde se puede cncomrar entre el 22% y 27% de tod:J.1 las
mujeres inmigrantes en los ci11co principa.b Esudos. Un porcentaje signiticuiva-
mcnte mayor de mujeres natiY:lS está en este grupo, oscilando entre d 32% y el
37%. Las diferencias cnrrc bs mujeres nativas y las inrnigr:.uites w11 menos pronun-
ciadas en orms grupos industriales. Emre el 23% )' el 30<}& de las mujeri:s inmigran-
tes se halla en los servicios de producción y discribuci6n, un pom:nraje apenas
menor que d de las mujeres naci,·as. Estos servicios son un componente clave en las
economías de las grandes ciudades (Sranback }' Noyelk 1982; Sassen, 1984a), que
sugiere l:.t posibilidad de un efecto de intcrJcción entre los factores de l:i demand:i y
la oferta, es decir, una creciente demanda de trabajadoras de bajo salario en estos
sectores que se expanden junto a una oferta creciente de trabajador:.J.S inmigran tes.
Estas tendencias nielen estar confirmadas por estudios locales. Por ejemplo,
usando los datos de Fordham University Survey ofColombi:rns and Dominic.ins
in New York City, Camo (1982) ericontr6 que la incidencia de empleos ma-
nuales entre las mujeres colombianas en la ciud~d de Nueva York era signiftea-
civameme más aira que la incidencia entre las mujucs nativas de los Estados
Unidos y las de Colombia. Cohcn y S.1ssen-Koob ( 1982) tamb¡~n·l:nconttaron
una incidencia muy elevad:i de mujeres en empleos manu;1les; en el estudio, de
todos los hispanos con empleos manuales, casi el 41 % eran mujeres. Esta es una
cantidad elevada comparada con la <le los Estados Unidos como un rodo, don•
de las mujeres son un sexto de todos los trabajadores manuales (U.S. Departmem
of Commcrce, 1983) (véase Tabla 5).
Ln expansión do:: un sector manufacturero degr:t<lado, sean los Jwet1tJhops de
indumentaria de la ciudad de Nueva York o las pla.ntas de producción de alta
cccnologí:i en la región de Los Ángeles, puede ser visra como generada de una
demanda de traLajadoras de bajo salario. bs mujeres inmigrantes han emergido
cbrnmcnte como una oferta de mnno de obra para esta clase de empleos. Es
bien sabido que los ;weauhops<le indumentaria, pides y ca.Indo dependen ÍUet•
cememe de mujeres inmigrantes. El empleo de éstas en las operaciones de pro-
ducción y ensamblado de alta tecnología en CaJiforuia ha sido bien documen·
ta<lo (So[orrnno, 1983).
De un modo similar, la expansión de los empleos de servicios de bajo sala-
rio, particubrmente pronunci.tda en las principales ciudades por las razones ya
discutidas, genera una dem:ind.1 de trabajadori:s de bajo salario. También en
NDli\S SOllRE (.,\ INCORl'ORAC!l~N DE .\1 UJF.1( l:..'> DEI. ·rrncrn MUNt)O 1~ 7

esu: casu bs nrnjercs inmigr~nres pueden ser vistas como un~ oferta de mano de
obra co11venicnte. Aún más, i:n el caso dd dcgr::idado sector manufacturero,
muchos de estos empleos han sido hisróricamcntc rlo culturalmente tipificados
como empleos de: mujeres.

TMI.A 5. DistrilmciJn omp11cio11,,I por origm nnciomrly Jr.w,


Quems (Nr"i-a York), 1980 (¡,ommajrs)

Colombi~nos Puriorriqucño5 0110.s hisp1no5 lodo$ lo.s l,i,p:inos


Trltxljo, de olidn:1, tor:tl 100,0 100,0 100,U 100,0
Hombre¡ 44,·1 28,6 41,7 37,0
Mujeres 55,6 7\,4 58,3 63,0
Trab~jos manuales. rora! 100,n 100,0 \00,0 100,0
Humlrn:s 62.5 GG.7 55.2 59.2
Mujeres 37,5 33,4 44,8 40,S
ScrYicios, ror:tl 100,0 100,0 \00,0 100,0
Hombre; 44,4 25,0 43.5 36,5
Muj~rcs 55,6 75,0 56.5 63,5
Fumtr; Coh~n y S:1mn-Kl>ob (1982).

Hay, entonces, una correspondencia entre los tipas de empleos que están cre-
ciendo c:n l:i economía en general, y en las principales ciudades en especial, y fo.
composición de la inmigración -en su mayor parte de países de bajo salacio }'
con una mayorfa de mujeres-. Esta correspondencia no necesariamente trae
aparejado d empleo de mujeres inmigrantes en tales trabajos. De todos modos,
la evidencia disponible sobre mujeres inmigrante:s las muestra dcsproporciona-
damente: concentradas en empleos de operari:1s y de servidumbre y despropor-
cionadamentc localiz.adas en ciertos Es1:1dos, básicamente en Nueva York y
California, y en especial en sus principnles ciudades.

Conclusi6n

La expandida incorporación de mujeres dd Tercer l\fondo al lrab~jn as:ila:riado


es un proceso global que asume formas e~pecíficas en diferemcs sitios. Estas
formas y estos lugares pueden parecer no rc:bcionados }' dispares. He cxamin:l-
Jo dos instancias de est.1. incorporación y la posibilid;1d de una relación siHémica
entre c1las. Las dos instancias son: 1) el ccclutamiento de mujeres c:n los em-
pleos de l:ts nuevas m:rnufocturas y servicios generados por las manufaccura~
orientada.sala cxp.orcnción en muchos países del Caribe)' Asb: por una canti-
MUJERroS RAJO FUEGO

dad de razo11cs, este cipo de in<lusuialización ha atraído mayormeme a jóve-


nes mujeres sin mucha experiencia anterior en el trab:ijo as:ilariado; 2) el em•
pleo de mujeres inmigrantes en los países altamente industrializados, en parti-
cub.r en las principales ciudades, que han atr:\l'es:1do una reestructuración eco•
nómica bisica: el empico asalariado representa para muchas mujeres inmigrantes
la primer experiencia en d mercado labor.1!, pero cada ve7. m~s se está convir-
tiendo en b continuación de patrones y:i. iniciados en los pa!sc:s de origen, entre
los cuales está, posiblemc:nte, d reclutamicn lO de mujeres para la manufacmr:i
de exponación en los principales pafscs de emigrJ.ción.
El estudio sobre mujeres migranrcs se lia centrado tfpicamcnte en sus situacio-
nes y responsabilidades familiares y en cómo e! género es afi.·ctado por b migr:l·
d6n a un pafs a.h:1mente industrializ.ado. He intentado añadir otra variable al
vincular la inmigraci6n femenina a los procesos b¿sicos de la fase actual de la
economía mundial capitalista. Los procesos globales Je reesm1cmraci6n eco116·
mica son un elemento de la fose accual de la migración dom~stic:i. e internacional
de bs mujeres del Tercer Mundo. Si bien muchas de esm mujeres pudieron ha•
berse convertido en migrantcs domésticas o internacionales como una función de
b migraci6n de sus esposos o familiar~s. los procesos mis fundamentales ~on
aquellos que promovieron la formaci6n de la oferta de mujeres migrantes y la
demanda para este tipo de mano de obr~. Algunas de hs condiciones que han
promovido la formación de la oferta de mujeres rnigrantcs en países del Terctr
Mundo son una expresión de los procesos m:is amplios de la reesnucturadón
económ ic~ que ocurre t'll el nivel global. L, exp rcsión particular, en este caso, es el
despla7.1rniento de las plantas y oficinas a los países del Tercer Mundo. De un
modo similar, con condiciones que han promovido una demamb de mujeres
inmigrantes en grandes ciudades dentro de los Estados Unidos. La particular
expresión en este caso es el desplnzamicmo general a una economía de servicios, la
degradación de ta manufactura -en parte, para competir con plantas de ultra·
mnr-y la demanda directa e indirecta de mano de obra de bajo salario generada,
directa e indirectamente, por la expansión de hs funciones de gestión y control
centradas en estas grandes ciudades y neccsarbs para la regulación de b economía
glob:il. Toda.~ estas tendencias esdn contribuyendo a b informaliz.1ci6n en varios
sectores de !a economfa de grandes ciudades en paises altamente desarrollados.
Adem:l.s, b feminización de b oferta bbornJ )' b nccesid:1.d de asegurar una oferta
de mano <le obra po1Iticamente adecu:i.da se combinan para crear una demanda
para el ripo de uab,~o representado por mujeres inmigrantes. Esm sugit"rc que el
género no puede ser considerado de m:mcra aisbda de C5tas medidas emucmralcs
}' que el género ~olo es insuficiente para especificar lns condiciones de las mujeres
migran tes, ya sea dentro de sus países de o rigen o afuera.
PARTE m
1Vfal servicio
6. Los regímenes de empleo de servicio
y la nueva desigualdad 1

lvLis allj dt: las mtiltip!t:s causas que producen desigualdad y po~reza por la fo.Ita
de: empleo, considero que los principales cambios en la organización de la .mi-
vidad económica en los últimos quince años también han emergido como una
fuente-de-inseguridad eco nóm ic;rgene mi ·y,-p articular m en re;-de ·nuevas-formas
de pobreza cencradas en d empleo. Éste es un rema extenso; aquí me limitaré a
tres procesos: l) la creciente desigualdad en las capacidades Je producción de
ganancias de diferentes sectores económicos y en las capacidades de obtención
de ingresos de los el is tintos tipos de rrnh:ijadores; 2) las tendencias a una polari-
zación incorporadas en la organización de las indusrrias de servicio y en la
precarización de la relación de empleo: y 3) la producción de una marginalid:id
urbana, particubrmentc como un remlt:1do de nuevos procesos e,rructurales
de crecimiento económico más que de aquellos que producen marginalidad a
crnvés del abandono, Estas tres dinámicas no son, en todos los casos, mutua-
mente exclusivas. Examinaré cómo operan en las principales ciudades. Una de
bs hipótesis de trabajo de este capitulo es que, en las ciudades glob.tles, los
impactos de la globaliz.ación económica operan en parte a través de estas m:s
dinámicas. 1al análisis se vuelve entonces una heurística para poder explicar fo.s
maneras en que la globaliiación económica puede o no contribuir a la pobreza
urbana en este ripo de ciudades.
Las ciudades, en especial aquellas que conforman los ceneros de negocios
más importantes, son un nexo en donde muchas de las nuevas tendrncias de
organización se unen. Muchas de b.s actividades de servicio se han descentrali-
zado a través de las nuevas tecnologfas de información, y muchos o eros servicios
que dependen de la proximidad a los compradores siguen pmoncs de dimibu-
dón de poblaciones, cmprcsJ.s )' gobiernos. Pero las ciudades son sitios cl:tve
para la producción Je los servicios más av:mzados, prcdorniname.mente los ser·
vicios orientados hada la expom1ción, y para las empresas de servicio que opc-

1 Una ,"<:riión de me caphulo ap.ued,i por primer.i ve1.cn Emo :-.ti11¡;ione (comp.) (19%),
Urba,. p<1t't!'rty anrl th~ u ~dmlau, londm, lllackwdl.

!61
]62 MAi. S!:RVJCIO

ran en densas redes r:mpres;1.rialcs. Las ciudades también son sitios cl:ne p:ir:1 los
distintos merC1dos lnbor:1les c¡uc estas empresas de servicio necesitan. Son los
sitios en donde las tendencias :1 un:1 polariz:1ción que st: encuentran en la orga-
nii.ación de l:1s industrias de servicio se destac:111, y en donde generan impactos
característicos en las configuraciones urbanas económicas y sociales; estos resul-
tados se agudizan en las ciud:ides muy grandes a c:i.usa de las concentraciones
desproporcionadas de provisión de empleos de servicio de bajo salario a la po-
blación diurna de las ciudades y a los turistas, como también a una mas:\ de
residentes con bajos ingresos. Una gran cantidad de esas tendencias asume for-
mas concret:is en el paisaje urbano.
La primera secci611 se centra panicul:mnentc en las tendencias sisté111icas
más importantes de la organización de b economía y en cómo se materializan
en las ciudades. La segunda sccci6n se caneen era en las 1e11dcncias a una polari·
zación en el sector de servicios. Y la tercera sección examina brevemente algu-
nos de los impactos de estas tendencias en d espacio urbano.
A lo largo de la nnyor p.arte de este capitulo, el enfoque empfrko se realiza
sobre los Estados Unidos. Sust::rncialmcntc, est:ts tendencias hacia una desi-
gualdad y una inseguridad más grandes se encuentran en un estado más avanza•
do en los Estados Unidos porque d gobierno nunca ha esrndo can preocupado
en regular las condiciones económicas y sociales, como es típico en los países de
Europa Occidenral. Una imporrance cuestión a ~er investig~da es qué tan lejos
irán los países europeos rn dirección a una desregulaci6n de la economía}' de
ese modo estimular algunas de estas nuevas tendencias.

La desigualdad en las capacidades de producción de gmumdas


y en las capacidades de obtención de ingresos

Li. desigu:i.ldad en bs capacidades Je producción de ganancias de diferentes


sectores de la economía y en las capacidades de obtención de ingresos de dife-
rentes tipos de wi.bajadores es una cuacteristica básic.1 de l:1s economfas avan·
zadas. Sin embargo, los órdenes de magnitud evidentes en la actualidad distin-
guen :1 los desarrollos :1ctuab de aquellos de las décadas de posguerra. L1 ex-
tensión de la desigualdad y los sistemas en dond~ está incorporada (y a través de
los cuales estos resultados son producidos) están engendrando distorsiones
masivas en bs oper:1cioncs de varios mercados, desde la inversión hasta la provi•
sión de viviendas y el trab.ijo.
Desde la perspectiva de los regímenes de empleo, necesitamos entender cuá-
les son los principales procesos que desc:ms:in detrá$ de la posibilidad de. b
LOS R!iGIMENl:5 DE F.Mrl.l~O Ol.: $F.RV1Cf0 ... 163

acrccenrada desigualdad en !:is capacidades de la producción de ganancias e


ingresos. En el caso de hs princip:iks ciudades, son: 1) d prt:dominio y la trans-
formn.ción de las finanzas, en especial a rr:wés de la securitización, l:i. globaliz:i-
ci6n y el desarrollo de nuevas telecomunicaciones y tecnologfas de sistemas
informáticos; 2) la crecieme intensidad de servicios en la organización de la
cconomío, que generalmente ha devado la demnnda de servicios por parte de
las empres;i.s y los hogares. En cuanto a h existencia de una fuerce tendencia
haciai una polarización en los nivdcs técnicos y en los precios de los scrvic;ios, así
como en los sueldos y salarios de los trabajadores en d $ecrar de servicios, d
aun1c:nto en·la 'd'cm:ind:1 de servicios contribuye a una pofo.rhación y, a tr.:m!s dt!
una causalidad progresiva, a reproducir estas desigualdades (para un dcsanollo
completo de em: argumento, vé:tse Sassen, 1994: ca¡,. 4). Aquí me: centraré
panicubrmente en estas dos principales trndwcias sistémicas de la econornfa y
en cómo se materializan en las ciudades.
La capacidad de producción de superganancias de muchas de las industrias
de servicios más imporcantes está inserta en una combinación compleja de nue-
vas tendencias: las tecnologías que hacen posible la hipermovilidad del capital
en una escala globa1; la desregulación del mercado que maximiza la implemen-
tación de esa hipmnovilidad; las inversiones financieras como l:i. securitización
c¡ue licuan el capital hasta ahora no líquido o relativamente no líquido y lt!
permiten circular más dpidamente y, por lo tanto, producir ganancias adicio-
nales; la incrementada demanda de servicios por parte de todas las industrias
jumo a la complejidad y la especialización crecientes de muchos de escas insumos,
los cuales han contribuido a su valorización e incluso sobrcvalorización.
El predominio de la.~ finanzas y los servicios especializados, concentrndos
en bs grandes ciud:ide.~. crea una masa crítica de empresas con capacidades de
producción de ganancias extremadamente altas. Estas empresas contribuyen
a forzar un aumcn to en los precios del espacio comercial, de los .1ervicios
indumiales y de otras necesidades de negocios, y por lo tanto permiten la
superl'ivcncia de empresas con c:1pacidadcs cada vez m:ís prec:ui:1.s de produc•
ción de ganancias moderadas. Entre las últimas, b. informalizaci6n de todas o
algunus dt: las operaciones de las empresas puede emerger como una de bs
respuestas m:S.s extrem:is, :.d~m.is de contribuir a la polarización en b. econo-
mb urbana. M:í.s nmpliamenre, l'ernos una ~egment;"Jción entre las empresas
de producción de-alc:1s-ga11ancias y las ernpres~s de producción de•ganancias-
modcstas.
El crecimit!ntos en la demanda <le insumos de servicios, en especial los
insumos de 5ervicios compmdoJ, en todas las industrias es, en mi opinión, guiz:í.
la condición más fundamental que está cambiando las cosas en las economías
164 MAi. Sr.lMCIO

::wanzadas (véase Sass~n. 1994: c,1p. 'Í), Ha tenido impactos pronunciados en la


distribución de ingresos, en la org:mización industrial y i::11 los patrones con que
el crccin1iento económico se: ha espacial izado. Ha contribuido a un crecimiento
masivo en la demanda de servicios por parte dc empresas de tod.is las indus-
trias, desde la minería y la manufactura hasta las finanzas y los servicios al con-
sumidor, y también por parce de los hogares, tanto ricos como pobres.
La creciente importancia de los s1::rvicios en la organi:i.ación económica
puede ser visea en muchas clases de inform.ici6n. Todas hts economfas :w:mia•
das han rnostrndo el más pronuncfodo crecimiento dd empleo en los llama-
dos servicios a la producción (Castells y Aoyoma, 1994; Sasscn, 1994: Tabla
4.1 ). En los Est:u.los Unidos, los sectores con el porcent:i.je más grande de
crecimiento desde el año 1973 hasta el año 1.987 fueron las finanzas, los segu-
ros y los bienes r:iíces, que conformaron más del 11 o/o del total de nuevos
empleos; en la década de 1980, estos sectores confomrnron el 12%, y los
servicios de negocio5 casi el 14% de los nuevos empleos (aunque son sólo d
2% del total de empleos),Z Del otro lado del especrro, los lugares para comer
y beber y los comercio~ mi11oristas constituyeron cada uno más del 10% de
los nuevos empleos de la década de 1990. O era m..-<lida puede ser encontrada
en el valor de los insumos de servicios comprados en todas las indusrrias. Para
este prop6siro, he :mal izado en el registro de estadísticas nacionales, en dife-
rcn res períodos a partir del año l 960, muchas indusrria; de servicios)' manu-
factureras. Los resultados mostraron con claridad que es¡e valor ha aumenta-
do marcadamente con el tiempo (véase Sassen y Orloff. 199 5; y véase not:i. 6
en el capítulo 9 de este libro).
Exi5ten tendencias m.is grandes y generali:iadas en dirección a una du:1.lización
profundamcncc incorporada .:n una organii.aci6n económica, que se vuelven
p:trticularmcnrc evidentes en las ciud:i.des globales. Estas tendencias generales
se relacionan con b cnorme diferenciación que existe dentro de ca.da una de bs
categorías tradicionales, en especial la manufactura y los servicios, según la in-
tensidad del uso de computador:,s, segt'rn la inforrnaci6n y según las tccnologfas
de control en la organi1.ación de una ir1dustria, y dependiendo también de si
una industria produce insumos que poseen importancia pata otras industrias.
Appdbaurn y Nbin (1990) han reclasificado las industrias, tanto como es posi•

2 En d :1fin l %7, l<>i servidos de negocios ¡,ro1·C)'Cton 5,2 millones dr:c 1:mplco1, o el 5 % del
toul de cmplcus, y .se h~ n vucl ro un c,mplcador mayor que fa construcción }' unu casi rln grande
como d tran1portc, los servicio; públicos y el cumcrdo marorhta. Casi la miiaJ Je los nue\'Cs
emplroi en los servicios de negocios piovienen d( los servicios r.!e provisión de personal}' dd
p rocc.s~micnto de iníorrn~ci6n y compuradoras (véase Bednarzik, 1990).
l.OS l,EGIMl:Nl;s DE l'Ml'LI\O Or:: SE!NIC!D ... J(,$

ble dadas b limit;:iciones de información actuab, en términos de esta variable a


través de codos los principnlcs l>ecrores de la cconon1fa.l
Dentro dd sector de servicias, una ;\grupacián de industri:is puede ser ca-
racraizada como "intensiva en conocimientos e inÍormación" y otro subsector
como inrensivo en mano de obra y típicamente poseedor de baj:i. productividad
(Appdbaum y 1\lliin, 1990). Esto mistno puede encontrarse en la manufactura
y en oc ros sectores de. importancia, Mis allá del cII1pleo, b.s caractcrisricas ocu-
p:icionales, ducacionnles y de ingresos de cada subsccmr tienden a variar signi-
fic:1tivamente. Volveré a un an:1.lisis sobre !os hallazgos de Appelbaum y Albin
(el único estudio en su clase) en la próxima sección.
Tanto b creciente intensidad de servicios en la organiz:1.dón de la economl::t
como el uso C1da vez m:.yor de tecnologías avanzadas por parte. de todos los
principa.le..s .sector~.de.la.econo m Í.1.-tic nen un.importan re impacto en-la eco no--
mía urbana. Ambos conllevan un creciente peso de los servicios especiafü.ados
en la eco110mía. Hasta donde las ciudades .rnn lugares preferidos para la pro-
ducción de servidos especializados, rccmergen como sirios de producción im-
portantes en las economías avan2adas. fute es un rol que de alguna forma las
ciudades habfan perdido cu:indo las activid:ides dominantes eran las manufoc-
curcras en mas:1, estandarizadas :1 gran escala, que necesariamente abandonaban
las ciudades por requerimientos de espacio,
Podemos ver en las ciudades la formación de un nuevo núcleo económico
urbano de actividades financieras y de servicios, que llega para reemplazar al
antiguo, tfpicamenre más oricntado•a•la•manufocrura de servicios y 3 la pro-
ducción de actividades. En el c:iso de las ciudades que son cc:ntros de negocios
internacionales de gran importancia, la escala, el poder)' !os niveles de ganan·
cias de este 11uevo núcleo sugieren que nos cncontr.i.mos frente a la formaci6n
de una nueva economía urbana, Incluso cuando estas ciudades han sido por
brg(l tiempo centros para los negocios y la, actividades b:inc:.uias, desde el co-
mienzo de la década de 1980 han sufrido cambios drarndticos en la estrucmra
de los sectores de negocios y dt: finanz:1s, como también agudos aumentas en la
magnitud general de esos sectores y en su peso sobre b economía urbana, Esto
ha tenido efectos económicos y sociales signifkativos sobre las ciudades de los
Estados Unidos cn los años ochenta, un desarrollo evidente también en las
principales ciudades europeas c:n la micad de esa década (vbsc, por ejemplo,

3 Appell>lum )' Albiri han prop1, m<l una r:uonomía de empresas r: indunrías drntro de 101
gr1nd"-I secrnrcs en b.isc a un:t "'inmuid.ul t.!~ información y co11ccimicnro", wun,1 p10¡,ied,d
mullhlimcns,onal de emprcia1 e indumi3s, que rdkja b narurale,_1 d~lo producido, )3 exlrnsi6n
de h r~cion:ili~aci611 informitica dd proceso de ¡m><lucción y fo ~d.1p1ación organii.,cionil J bs
t~nologfa; de b. información y la computaci.;n• (1990: 32).
IGG MAi. ~r.RVI CI O

Kunm1ann y \X1cgener, 1991; Frosr }' Spence, 1993: Le delmt, 1994; Sasscn,
1994: caps. 2, 3 )' 5).4
Este crr:cimiento de los servicios para las empresas es evidente en bs ciu•
dades de los diferentes sistemas u1banos nacionalr:s. Algunas de estas ciuda-
des satisfacen mercados regionales o subnacionalc:s: otras satisfacen merc::,dos
nacionJles y/o globales. La diferencia específica que hace la globaliución en
el mmc:Xto de la creciente intensidad de servicios en h org:rni1~1ción de la
economh es elevar la escala y la complejidad de bs transacciones. Esto o.li-
menta el crecimiento de funciones de bs ofic:i n:is centrales multinacionales
de rn:í.s aleo nivel y el crecimiento de servicios rnrporarivos avanz:idos. Pero
aunque b. g!obalización eleva la escala y la compl~jidad de esas operaciones,
elbs también 50n evidentes en cualquier pcqudi:i escab gcográfic:\ y en órde-
nes de complejidad má~ bajos, como sucede con las empresas que operan
regionalmente, De este modo, mientrns que las empresas orientadas a un 11i-
,,el regional necesitan negociar las complejidades de los límites internaciona•
les y las regulaciones de los diferentes países, aún se enfrentan con una red de
operaciones regionalmente dispersa gue reg uicre un control y una provisi6n
de servicios centralizados, y con una creciente necesidad de comprar servicios

~ u. manufacrnr, ,igue ,iendo un sector cruci;il en cod;u c,u.< economías, ,un cuando t,.J V<:t
h,yi dejado de ,er un sector dominante cn. l,1 gr.rndos ciudades, Algunos h>n ~,gumentndo que
d sector de ,crvicios a la produccion no podrfa existir ,ir1 b manufocrnr" (Cohcn y Zysm;ui,
19S7; Marku,cn y Gwia.,d;i, 1994). No ex,m un con,enso sobre cm, asunto {veasc. poc ejemplo,
Noyelle y Du1b, 1998; Drenoan, 1992). DrcnnJn (\992) propuso que un fuem scrYicio pro-
ductor y de finanias es posib),c en una ciudad como Nueva York, m:!s .1.lli dd dcrcrioro J~ s11 b.uc
indumi:t! y de que esos secmrc! s~ enrncncran ran funtm1ente inreg,~dos en los me1c.ldos mun•
diales que 1) miculación con la gr~n rc¡:ión ie vuelve iecund,rie1. En una varian,~ de fos doi
po.sieioncs, he argumentado ampliJincncc que la 111anufacrura en efecco 3litncnu d crecimienro
dd sectm de servicios a la pro,lucción, pero q11e lo hlce o bi m localiZJda en el irea en cuestión o
en ouo lu¡:ar Jcl pals o en d exterior. Aun cu~ndo la m,nufacruro (y para el ca~o un1bién la
minería y b agrkultur~) .-.limcnta un crecim ienro en Ia demand, de, servicios 2 1• producción, su
presente ubicad6n e1 de irnport~ncia secund•ri, en el c.1so de 1» emprcsu de servidos que
actt\an ¡:;lobalmcmc. Además, fa dispersión rmitorial de las pl•nras, en especial si son in1crnacio-
nalc1, efcc1iv:11ncn1<: dcv, b. demanda de servidos a la producción en cu1nm :1 que aurneiua la
cumpleji,hd de b adminim,cion y h finlndJdón de. las cmprcm ·onulci,i1ios". FJ credmicnto
de bi empres:,., ,fo sen·icios a la producción que poseen ¡us oficinas centrales rn Nueva York,
Londre1 n l'.irís pu~c ser alimcnudn por Ja manufactura locali?.'ldl en cualquier lug:1r del rnlln-
cln m,cnua.s ,1ue ¡ca parte de un., ,ed corporativa hucrnadonal. En tercer lugar, un., gran parte
del 1ector de 5ervicios :1 b producción es alimentado por las tramaccioncs de negocios¡• fin,,ncie-
ra, que, o bien par;i las cuales nada tienen que ver con )a m31111facrnra, wmo en d e.aso de
muchos de lo, mm-:1do, financieros glob~lcs, o bim p~ra b, cuales ]J manufactura es incidental,
C<lmo en muchas fusiones y 1c1ívichdcs Je ~dqt1hición, que se centran en la compr;i y vcnca de
cmprelJ..S mi; que e,l la compra de cmprei>s manuf.cmrcrn, como tales.
L0$ IU:CL\1ENF-~ Dl: EMl'l.F.O Dl,SF.IMC:JO ... 1(,7

como seguros, publicidad, legales y cuntables. En este cotucxco, la globaliz:1-


ci6n se vuelve un :lSunw <le mayor csc:ila y con u n:i complejidad agregada: bs
t!Jnprcsas que oper;m a cravt:s de las fronccras tit:nen necesidades de servicios
más complicadas.
El predominio de esca economía liderada por los s.:rvicios cspeci::ili:t:1dos, en
particular la nueva complejidad de fin:tm.as y servicios, gencr:1 algo que podría
ser considerado como un nuevo régimen económico, porque aunque este sec•
tor pueda representar sólo una frncción dt! la economía de uua ciurbd, se au•
toimponc en la economía principal. Un:t de estas presiones -1e realiza hacia b
polarización, como c11 el caso de la posil.,ilid:id de obtener supergananci:is en las
finanzas, 4ue al fin y al cabo contribuye a desvalorizar la manufactura, en cuan-
to qm la tíltima no puede generar b.s St1perganancias típicas de la mayor parte
de b actividad fin:1nciera.
Uno Je los resultados clave de esta tmnsformación ha sido el importante
crecimiento de un.a población con altos ingresos concentrada especialmente en
las ciudades, e íntimamente ligada al predominio del profesionalismo y de la
especializad6n en la organización de la economía. Este prcdom inio del profe-
sionalismo en la organii.ación económica ha contribuido, en consecuencia, a la
v:uoriz:ición de $er-vicios especializados )' de trabajadores profesionales. Y ha
contribuido también a señalar a muchos de los "otros" tipos de actividades
económicas y tr:i.bajadon:s como innecesarios o irrde\'anccs para una economía
a\•anzada. Como he investigado en muchas otras publicaciones, numerosos de
los "otros" e1,11pleos son de hecho una parte integral de las sectores económicos
internadon.aliz.ados, pero no están representados como tales. Esto cre:i. un vasto
número de hogares con bajos in5resos as! como también hogares que poseen
ingresas muy elevados. Las dos secciones que .scigucn examinan e5tm asuntos en
mayor dctalk.

Tendencias a la polariwción en d empleo de strvicios

El crecimiento de los servicios, en términos de empleos y de insumos de empre~


sas, requiere ser analizado por partes para poder comprender d impacto sobre
las cuestiones de la desigualdad y de J:i.5 nuev:is formas de pobreza centradas en
el empleo. Los temas clave son las dases de empleos que son creados)' las ten·
dt:ncias sistémicas que organizan el sector de servicios, que están Ojando las
condiciones <le empico del presente y del futuro. Es evidente c¡uc los empleos y
la organhación se están superponiendo, y cslán moldeando factores mutua-
mente. Sin embargo, no .se superponen completamente: los mercados de traba-
168 MA!.SERVJC:10

jo nsociados a unn c:rnci<lad determinada de n:c11olo¡;fas pueden, en principio,


variar considcr;1b lemen te y contener d ifcreu tes lr.\}'C'Ctorias de mo vi Iidad para
los tr.1bajadorcs. Sin embargo, actualrm:nte, b organiz.ición de sectores, las cb-
sc:s de tr.:tbajo~ y la org:inización de mercados de crabajo, todos esdn fortnlc-
ciendo hs tendencias hacia una pobrización.

Ln t!ualiznció11 m la org111tizarió11 (le las iml11stri,1s de servicios

Entre las princip:1lcs tendenci.1s sistémicas en la organización del sector de ser-


vicios que contribuyen a la polarización se encuemm la ngrupacián des pro por~
cionada de industrias de servicios, en cualquier pumo dd espectro tecnológico.
En los Estados Unidos, las industri:i.s de servicios que pueden ser descritas como
intensiv:i..~ en informacióa y conocimientos han generado un:1 p:me significativa
de todos los nuevos empleos crc:idos en los úlcitnos quince años,}' han absorbido
un:i porción desproporcionada de graduados universicarios. La mayorla de los
otros empleos creados en el sector de servicios cae en el otro extremo. t\ppdb:ium
y Albin (1990) encontr:i.ron que d primer subsecmr gener6 más de nueve mi•
llones de emplc-os de~de el afio l 973 hasta el año 1987, mientras que el segun-
do subsector sumó 11,2 millones. Cada uno de estos subsectorcs dio cuerna de
una parte consider.i.bl~ de los empleos estadounidenses, con d primero confor-
m:i.ndo casi el 30% de codos los empleos de los Estados Unidos, y el segt1ndo
subsector, el 39%.5
Escas condiciones de marcado crecimiento en ambos extremos dd espectro
recnol6gico continúan en l:i década de 1990. Basándose en la información del
afio 1992, el Burcau ofLabor Srntistics (l1L'i) proyecta un crecimiento masivo de
empleos de servicios de bajo ingreso, incluyendo desde empleos de servicios los
gastronómicos hasta los de empresas comerciales. Tres industrias de servicios
solas producirán n.lre<ldor de la mitad del total del crecimiento de empleos de
los Estados Unidos entre los afias 1992 y 2005: el comercio minorim., los
servicios de salud y los servicios de negocios, Utilizando la dasificaci6n ocupa-
cional más dcc:ifüda (223 categorfo.s), los incrementos más grandes en t~rminos
de números de empleos son, en orden descendiente: los trabajadores de ventas
minorist:is, los enfermeros licenciados, los cajeros, los choferes de camiones, !:is
camnrcras y los c:imareros, las ni fieras, los conserjes, los cocineros>' los analistas

) La m:mufocrnra inrcnsiv> en informaci<>n y conocimientos en los E.scailm Unidos canfor•


ma sólo el 3,2% dd empleo cstadounidcmc: el resto de b manufactura, ,!rededor Jd 27')(,.
N,í<esc que la, mujeres ,e cncucn1r,11 mucho menos representad.u en el resto del sub,cctor ma•
,e
nnfomirero que en el ·.,merior: esco debe, en pane, a 1.:i femini·i.1ción de la lín~l Je ens.1mb!c
el~uónico.
I.OS RFGIMENIIS º" EMl'!.1.:0 Cll, s1mv1r.ro ...
de siscemas.6 Muchos de es¡os empleos no requieren de un:1 educación secnn·
d:ub completa y en general no son bien pagados, El Flt.S no espera un incrernen·
co en d salario semanal promedio de los trabajadores.
En d otro extremo se encuentran los empleos que requieren prepar:i.ción uni-
versitaria. Su parre conformó d 33% en el aiio 1992 }' escá previsto que creced
sólo dd 1% al 24% parad :1fio 2005. Appdbaum y Albin (1990) enccinmuon
que el sub.1ector de servicios inrcnsivos c:n conocimientos e iníorm:1ción absorbió
a más de 5,7 millones de ttabjaclores co11 e:duc~tci6n superior' desde el :1iio 1973
hasta el año 1987. Para cscc último, más del 40% de los cnbajadores con ese cipo
de educación fueron empleados en las indusui:ls de servicios, w comp,ua•
ción con d 17% Je los emplea.dos en d ouo subsector de servicios. De hecho,
en el último, el 60% de los trabajadores nunca ha realiz.ado estudios. Además,
el 20% de los trabajadores con ecluc.ición incluso más alta se encomraba traba-
jando en las industrias de servicios intensivos en informacion y conocimientos,
en comparaci6n con d 6%, que se encontraba trabajando en el otro subscctor
de servicios.
Una segmentación paralela es evidente c:n t¿rrninus de ocupaci6n. Las ocu·
paciones directivas, ejecutivas y administrativas conforman el 17% dd total de
empleos en las industrias de servicios intrnsivos en información y conocimien·
tos, ocupaciones que alcanz,;n el doble de ese porcentaje en los otros servicios.
Por otro lado, d último subsector posee, con d 9.4%, tres vece:. la parre de
supcn•isores que se registró en lm anteriores, Los operadores de equipos rdacio-
nados con la información, el trab~jo de oficinas y la computación también
es¡aban pri::sent~s en los servicios intensivos en información y conocimientos, el
8,5% en comparación con el 4,7% en los otros savicios. Las ocupaciones en
servidos y \'t:nt::ts son el 40% rn los otros servicios, p~ro sólo el i 6% de los
servicios intensivos en información y conocimientos. Si sumamos las ocupacio-

'En inglé,, ,o/1,gr, lo que implka estudios 1cenico1, terciarios y cursos pmmivcrstra,io¡, sin
! lrnlode gr.ido. IN, de h T.J
6 Se especra que la veo ta al por menor aporte d ma,-or número de empleos: 4,S millonei. Casi
la míud de esro1 empleos perreneccrán a trabajadotcs dentro de lm serl'idoi de comidas {loi
cajeros y los vendedores de los bares y resuur,ntes: éstos no son emplros bien remuneudos, ni
demandan :.ltos nívdes de educación). Lueg9 YCnddn 101 scrvicios de salud, con un apone de
4,2 millones de emp!eoi: demrc de éstos, la clase de trabajo que mis dpidmien 1c está creciendo
es el ,crvicio de cuid.,do dd hngar, 1:unbién un empico rnn baja remune1adón en gcner;,], A
conrinuacíón se encurnm.n los servidos de negocios, con 3,1 millones de cmpleo.1. los cu;iles
inc!uren ranro lu ; ndumias con al roi s,larios como a aqudh1 con bJjo, ¡,larins. UM de r~s
indumias de ,cr\'icios de ntgociru en cn~ci mienro c., la rnn rorn,~cl., por los sct\'icios de provi,ión
de persoMI, 1ak.1 como la, agenda, de empleos temporarios; otro crecieme uc1or es el uanspor-
re, en particular !01 camiones y el depósito de n1ere1derfas.
170 MA!.SEIWICIO

nes profesionales, ejecutivas y simibres, podemos ver que conforman el 34% de los
trabajadores en este subseccor, en comparacion con el 14,6% en otros servicios.
L:1s dos grandes categorías ocupacionales que el lll.S proyectó que se
incremenrarán son bs ocup:iciones con especializnción profesional y l:is ocupa-
ciones de servicios. Los datos del BLS )' sus proyecciones muestran que los ingre-
sos en esras dos ocupaciones en el aiio 1992 se encontraban en extremos opues-
tos del cspec1ro de sabrios¡ los s:1l:1rios de los tr:ibajadores de servicios se encon-
trab:m aproximadamente el 40% debajo del pcomedio de m<los los grupos
ocup:icionalcs del año 1992. En combin:tción con las crecientes tendencias en
!:is industrias y en las ocupaciones, esto a.punta a un ma11 tenimiento, e incluso
a un incremento, de la desigualdad m los ingresos, y:i. que, en su mayoría, los
nuevos empleos serán empleos de servicios con un bajo salario, mientras que
algunos de los empleos con especialización profesion:il podrbn elevar sus nil'e•
les de especializ.1ción y de remuneración.
Appelbaum y Albin {1990) descubrieron que las diferencias que identificaron
dentro del sector de servicios son también evidentes en los ingresos. Cerca dd
37% (5,3 millones de empleos) del total del crecimiento de nuevos empleos en
los Est:idos Unidos desde el afio 1979 hasta daño 1987 perteneció a un grupo de
·industrias de servicios dentro del subsector intensivo en mano de obra, en donde
el ingreso promedio de los trabajadores anuales de tiempo completo m 1986 fue
de 15.500 d61ares. Esto es 7 mil dóbrcs menos que la media de 22.555 dólam
del total de trabajadores de tiempo completo de este subsector {y casi 9 mil dóla-
res rnwos que d promedio en b manufactura de bienes duC;J.bh:s). De este modo,
gran p:trte de \os nuevos empleos en el subsector intensivo en mano de obra ~t:
encontraba en industrias gue pagaban s:i.larios medios y salarios por ,lt:bajo de
15.500 dólares, Adt:más, estos empleos conformaron d 37% dd cn:cimicnco
de nuevos empleos en la década de 1980, es decir, un incremenro de mas del 29%
en comparación con d que tuvo lugar en la décad:1 de 1970, lo que scií:ila un
deterioro en los ingresos de un sector en crecimiemo de trabajadores de servicios.
En contraste, los empleos de bajo salario del sector público, los cuales son mejor
pagados y poseen más ingresos extr:i, vieron una c1fda en d porcentaje que ocu-
pan dentro del total de nuc,·os empleos, conformando el 26% de los empleos
creados en la década de 1970 y el 22% de los creados en la década de J 980 (3,2
millones de nuevos empleos). Los trabajadores por hora peor pagados son !os
trabajadores de tiempo parcial de las industrias de servicios inremivos en mano de
obra, seguidos por los trabajadores por hora de tiempo completo de las industrias

1 Los s;ihrim por hora promedie, hln pcrm.ineddo estancados en Jo, Estados Unidos de~Je
d añn 1973, m:i< ;,lLi dd r:ípido inc1em~n10 en lns s~laríos de los nue\'Ol profesion)lcs. Y como
LOS REGIMENl'.<; DF. FJ,.1Pl.F.O !)E SERVlCIO •.. 171

de ~crvicios inn:nsivos en conocimienros e: i11formación.7 En el orro extremo, los


trabajadores por hora de tiempo completo mejor pagados se mcuc:ntran en la
manufuctura inrensiva en conocimiemos e información, seguidos por los trabaja•
don:.s de todas las otras manufacturas.
Una forma de segmentaci6n crucial, y también familiar, es por sexo. Siete de
c:ida diei nuevos empleos desde el año 1973 basta el año 1987 han sido ocupa·
dos por mujeres. El 80% de las mujeres ocup:rn empleos en l:ts indumi:i.s de
servicios en compar:tción con aproxim:1.damcntc el 55% de los hombres. L:i.
cm:sti6n del género en la rrnnsformación !ahora! puede ser encendida por d
hecho de que las mujeres poseen más 1.·mplcos en bs indusrrias intensivas en
conocimientos e información que los hombres: cerca del 34% de los empleos
ocupados por mujer('.s se encuentran en esta, industrias, a diferencia del 25%
dt: los empleos ocupados por hombres. Las diíerencias por sexo .~t: hacen tam-
bién evidentes en términos de educación. Por ejemplo, el 38% de las trabajado-
ras )' el 48% de los trabajadores de los s~rvicios intensivos en información y
conocimientos poseen un tirulo terciario, comparado con el 15% y el 20%
respectivamente en los otros sen•icios. Los ingresos promedio de las mujeres
son mayores en los servicios intensivos en conocimientos e información)' en b
manufocturJ que en todos los otros servicios, pero son siempre más bajos que el
promedio de los de los hombres en cada sector.

la prrmrizaci611 de la rc!acián de m1pleo

En principio, las tendencias descriras anteriormente hacia una polarización en l.is


características de los empleos del sector de servicios podrían haber dejado al mer-
cado laboral sin cambios. Pero no lo han hecho. Vemos una tendencia hncia un:1.
prccarización de la relación laboral. Esto quiere decir que no se traca sólo de una
cuestión de cxpansi6r1 de los que típicamente s.c consideran empleos casuales o
desprotegidos, sino de uno. transformación más íundamcnral, que también incluye
una crecicme formación de empleos profesionales :J..ltamente remunerados.
Dos tendencias son las que sobresalen. Una es el rol en continuo dc:bili1a-
miento de las empresas en la estructuración de la relación de empleo. En su
m:1.yor p:trte es dejado al mercado. Una segunda tendencb en esta rccsuuccura-
ción del men:ado laboral es lo que podría ser descrito como el cambio en las
funciones dd mercado laboral al hogar o a b comunidad (v¿aso: Sasscn, 1995) ..
Haré sab~r. l,revcrnenrc, mi elaboración sobre: cada una de ellas.

----,•
h~ 1ido documenmdo en d censo Je! año l 990, la desigualdid en 101 ingresos h:1. aumcM:tdo en
Jo¡ veinte anos anteriores.
172 MAL SERVICIO

Entre los referentes empíricos parn el rol, en continuo debilitamiento, de las


empresas en la cstructuraci6n de b rebción de crnplco se cnct1cntra d peso de.!•
creciente de los mercados laborales internos. Esto cotrt:sponde t:i.nm :1! peso
decrecicnc.-: de las empres:i.s incegradas verticalmente como a la r<'estrucLura-
ción de la demanda de mano de obra, en muchas de las empresas, qut: apunta
hacia una bipobridad: una demanda de trabajadores altamente especialiiados y
educados junto a una demanda de trabajadores no calificados b.isicamcnce, ya sea
par:i empleos de ofkina, <le scr\'icios, de servicios industriales o de producción.
La demanda decreciente de nivdes intermedios de habilidad)' entrenamiento
ha reducido, en consecuencia, tanto b. necesidad como hs ventajas para las
empresas de cener mercados laborales incernos, con largas lfnc;1s de promoción,
c¡ue funcionen como mecanismos de entrenJJTIÍ<:nro-en-el-crabajo. Esta demanda
ha reducido tambic:n h necesidad de las empresas de tener trabajadores anu:1les
dc_tit:mpo.c:ompleco.-Y-ha-co11tribuido-al-rápido-crecimienro-de-:1gefü:ias ele
empleo c¡uc funcionan corno intermediarias dentro dc:l mercado laboral; cales
agencia5 absorben la demanda y proporcionan un creciente macgen de habili-
dades y ocupaciones bajo condiciones altamente flexibles. Podemos ver aquí
una coincidencia (y h posibilidad de conc:xiones sistémicas) entre h devalua-
ci6n de una creciente serie de empleos y una feminización del empleo . .Estas
tendencias se vudven particularmente evidenccs en las industrias de servicios
intensivas en mano de obra, en donde los niveles de habilidad rec¡ueridos son
usualmente más !.,ajos que en la manufactura. El mayor incrc:mcnro de servi-
cios, en comparación con lo5 empleos dentro de h manufactura, ac:arrea de este
modo c:onsecuencias adicionales en la precari:iación de b. relaci6n de empleo.
Quizás una de las tendenci:i.s mis familiares y dram.ltica.~ es el aumento de
empleos de tiempo parcial. Más dd GO% de todos los trabajadores de medio
riempo de la mano de obra de los Estados Unidos se encuentra en los servicios
intensivos en mano de obra, que es también d sector que se espera agregue b
porción más grande de nuevos empleos en l:i. pr6xima década.s Los tr.1bajadon:s
de servicios tienen el doble de posibilidades de cnconmuse en un empico de
tiempo parcial gue los rrabajadores en geneml: el empleo de tiempo parcial no
voluntario ha crecido significativamente en la última década (Carre, 1992),

8 CJ..1i d 30% dd coca! de empleo1 en los servicios imensivos en mjno <le ohra e, de ciempo

parcial, en com par:i.ci6n con d 17% de los servicios incensivos en inform3ción y conod miemos.
Lo, empleo; de cicmpo parci,I se encuentr3n alt:,m~ntc concentrados: los rc1t:utrantes y los liu1c-
le1, los comercios minocist:IS y la edLJcación conforman d 4S% de todos los rr~b~jos de tiempo
parcial, pero ,ólo el 25% del 10ml d~ emplco1 de. ll econon1fa. Cuila miml de todo, lo; trab~ja-
dore, del comercio minorista trabaja a iicrn¡,o parcial, en com¡nr:ici6n con d 10% qudo hace en
ocupacion« adminiHruivas, de dirección y de lllpervi,ión.
l.0$ i.u;f,\11:'.NES llf. Et.-!l'l.EO ni; SERVIC'.lO ... 173

Los términos de emplrn hnn c.1mbiado rápidamente en los últimos quince


aÍlllS p:1ra un;i porción crccic:nre de tr:1bajadorcs. En mi opinión, la cendenci:1
general :i.punra haci,1 una prcc.iriz.ación de la relación de empleo, que incorpora
no sólo a los tipos de cm.bajo tradicionalmente marcados como empleos "preca-
rios", sino cambi¿n ::i. los empleos con un alto nivd profesional, que en muchos
as¡JCCI05 no son precarios. Podría ser titil difacnciar una rdación de c:mpleo
precaria de los empleos prc:carios: los últimos connotan dimension~s agregadas
como b pérdida de poder Je los trabajadores, un:.1 condición que podría no
aplicarse n algunos de los rrnbajadores profesionales altamente especializados de
tiempo parcial o rem porarios. Éste es un rema que requiere más irivestig:ición
(véase Sassen, 1994: cap. 6).
La segunda tendencia en la reestructuración de los mercados laborales que
quiero señalar es el cambio de las funciones del mercado laboral hacia el hogar
o la comunidad. Esto se vuelve más evidente en d caso de las comunidades
inmigrantes. Pero se encllchtra cambién presi:n te en los tipos de mercado labo-
ral que no están necesariamente incorporados en las comunidades o en los ho-
gares. También representa una feminiz~ción de los costos de algunos aspectos
de la operación dd mercado b.bor:tl.
Existe una gran cantidad de evidencia que muestra que una vez que uno o
algunos trabajadores inmigrantes son contratados en un determinado lugar de
trabajo, tienden a hacer ingresar a otros miembros de: sus comunidades a medi-
da que las ofert;is l:i.borab aumentan (Portes, 1995; /vbhler, 1996). También
hay evidencia que nos muestra una gr:rn voluntad por parte de los trabajadores
inmigrantes de ayudar a uquellos que ingres:in, con algún entrenamiento en el
empleo, enseñando el idioma y, en gener.J, sodali2fodolos dentro del empleo y
<ld lugar de m,bajo. Esto lleva a un despl:namicnto de. bs funciones nadiciona·
les de! mercado laboral, tales como d reclutamiento, la selección y el enrcena-
miento, Jesde el mercado y la empresa hacia la comunidad o d hogar. El mer•
cado laboral puede entonces ser concebido como un espacio dt: actividad que
contiene una dependencia de espacio entre empleadores y hogar/comunidad,
En otra publicación ( l 995), he examinado cómo esta dependcnci.i. del esp:1•
cio entre los empleadores y los trabajadores de bajo sabrio contribuye a la for-
maci6n de mercados labornles localizados distinros y a la medida en que las
redes así constituidas tienen el efecto de restringir las oporcunidades de empico
de estos trabajadores. La formación de estos mercados laboraks localizados y el
cercado de los tmbajadorcs en e51as redes se vuelven parcicularm.:mc significad·
vos con la fractura de los mercados bbo1aJe5 internos en las empresas, y tienden
a una bipolaridad en los requerimientos de habilid:.des por parte de las indus-
trias <le s~rvicios. El efecto general es también la reducción Je las opottunidadc:s
174 MAl, SF.RVICIO

de una movilidad ascendente.~ Mientras qnc en el caso de los trabajadores in-


migrantes esta dinámica general es particularmente clara y mtnsparenre, en rea-
lidad afecta a una porción crccieme de trab:ijadores de bajo salario.
En esta reesrructur:ición dd mercado laboral yacen condiciones para el cre-
cimiento de la inseguridad centrada en d empleo}' en la pobreza, como t:un-
bién para la marginalidad urbana. La precarización de la relación <le empleo
debilita, e incluso dirniM, los redamos de los trabaj:idores a las empresas que
los emplc:an, }', por lo tanto, puede ser vistn corno una debilidad de la posición
del empleo en la cconomfa }', en d límite, puede llevar a su marginaliwción
institucional. En segundo lug;ir, d desplazamiento de las funciones del men:a-
do labornl a la comunidad o a los hogares au 1ncnta los costos de participación
en la mano de obra para los trabajadores, aun si estos costos no son usualmente
monetizados.10 Todos csros son temas que requieren una mayor investigación,
dadas las 1ransiciones que estamos atravesando.

9 fata dependencia del c,pacio 5c cen rrn en la rdacián mue d lugar de tr:ibljo y el hog.1r, y
entre el lugar de trJbJjo y la comunidad. L1 dinámiq de in1crcambio-un cornpcmcnre de todos
los mcrcadoi-sc cncucn1ra, por lo tanto, de5pln.1da tlcl ccnuo de operación del mcrc~Jo labo-
ral, rn donde cmba 5Ítuada m el moddo ncocl:isko (l'éJ.le Sassen, l 99S). Cu~ndo se trata de la
migradón inmn3cion:il de mano de obra, esu rcconccp mal i::.ición ,onsidera d acto de '3 migra-
ción corno un movim icnro provcn iemc de un mcrc3do laboral local panicuhr (en d país de
origen) hada ot10 mc1cado laboral Jod puticular (en el paús de deJtlno). Es1c pmán c,spcdlko
de b~squcd, de empleo tiene defecto de: :ihcr>r la dimensión ¡;cogdfica i,m ...lmcnte ímplic,da
por los moddos d.: bu,queda de empko. en cipcch) entre los n•b3jadores de bajo s:J:irio, sobre
quienc, >eh, fund;uncntado que tienen poa movilidad gcogrifica. Sin embargo, ;i pesar de esra
~rea de amplio ungo denfro de l.t cu:il muchoi inmi¡;rJnte.1 bi,sc3n empico, ésta, ,e encuentran
aciualmt>rm: moviéndose dentro de un mJrco instltucioo:tl muy confinado, csm es, un merc,do
hbor.tl kKaL JUn cuando vfajcn largas distancias e improvisen simma1 de !13nsporre informales.
Ém ts otra forma de concepiu.tlinr el rol de l:u redes. Estas redes de inmigrantes poseen ¡,auo-
ncs esp,ciales, pero no se CJr~ccc1iun por urr~ proximidad gcogr:lfic.1. Adicionalmente, mienHas
pueden cubrir din•nci,s inm<ensas, no nc:cesitm ne<:esariamcme ofrece¡ ni grandes oportunida-
des de movilid,d ni sicuu a los inmigronte¡ en po.icioncs patticularmcnte rompetiiiv;u frente l
los natiV05, en Término, de una mn"ilidad laborJl e11 :15Ccnso. Esrc efecro est.l for1:1lecido por la,
tendencia, a una polariudón evi<lcntcs en la dimibuciún de empleos en los servicios, m lugar
de, pot cjcmplo, l.arga1 odena, de movilidad ai,cndentc que conecten empico, de b.1jo nivel con
empico, de alto nivel.
1o Exisrc aq ui un paraldo intcrcs:i111e con uno de !01 cum pon emes de )a economía de servi-
dos, que ts el c.1mbio de meas mdicioiulmcnte rel!i:t.1d,. por h empresa hlciJ el hogar; por
ejemplo, los muebles e inclu!o bs maquin:iriJs ven di UJl deiarm:ida~ par:i ser rearmadas por el
comprador (Cmhuny )' Miles, 198 3).
I.OS RE.GJ:-.mNliS l)f. EMru-:o DÉ SERVl(;IO ... 175

Co11c/11Jió11

Los desarrollos de las ciudades no pueden ser entendidos aislados <le los CJm-
bios fund:i.menralcs que suceden dentro de la org:mización de mayor escal:i Je
las economías avanzadas. Una manera de comprender escas transformaciones es
entendiéndobs como u:i.nsiciom:s sistémic:ts entre los difcrcnces modos: de or-
ganización socbl y económica. De esta forma, estamos viendo una transición
desde l:i. relativa calidad obsolec:i. de las economfas urbanas durame la domina-
ción del fordismo, haci:1 fo. n:valoriz.ación de los componemes estratégicos dd
espacio urbano a causa de l:i. acrecentada imrnsidad de los servicios dent.o de la
organización económic:i.
La nueva econornh urbana no sólo refocrza bs desigualdades existentes sino
que pone en movimiento toda una serie de nuevas dinámicas de desigu:ildad.
Los nuevos sectores en crecimiento (los servicios especializados y bs fin;inzas)
condenen capacidades parn. l.i producción de g;in:mcias ampliamente mperio-
res a aquellas de los sectores económicos más tradicionales. Una gran c:cinridad
de los últimos son esenciales para la operación de la economía urbaM y b.s
necesidades diarias de los residen tes, pero su útil ~upcrvivi:ncia se ve amenazada
en un:i. situación en donde !.is fin.1nz:1s )' los servicios especializados pueden
generar superg:manc1as.
Vernos marc:i.dos incrementos en las desigualdades sociocconcímicas y espa-
ciales dentro de la.~ grandes ciudades. Esto puede ser interpretado tan sólo como
un aumemo cuantitativo en el grado de desigualdad. Pero también puede ser
entendido como una reestructuración social y econ6mica así como el surgi-
miento de nuevas formas sociales y alineaciones de clase en las principales ciu*
d3dcs de los parscs altamente dcs:mollados: el crecimiento de una cconomí:i
informal; el ascenso social del área hacia un cst:1do comercial y residencial de
altos ingresos; y d gran aumento de desamparados.
Los cambios observados en la distribución ocupacional y de ingresos son
consecuencia no sólo de los cambios industriales, sino también Je agudlos cam-
bios que han ccnido lugar en b organización de Lis cmprcs:u )'delos mercados
laborales. Existe un fonalc:dmicnto de las diferencias dentro de los sectores más
imponances, en espcd:il dentro <le los servicios. Un grupo de industrias de
servicios tiende hacia proporciones crecienres de capital-trabajo, haci:i. una cre-
ciente productividad, hac:ia un uso intensivo de las tecnologías m~s avanz::idas;
el ocro, haci:t un:1 continua intensidad de la mano de obra y bajos S31arios. Los
ingresos y los niveles educacionab promedio diYcrgc:n cada Yt:2 más en cada
uno de estos subsectorcs. Estas c:iractcdsticas de cad:1 grupo de industrias con-
tribuyen a un cipo de causalidad acumulativa denrrn de cada uno. El primer
l76 i\-JJ\ L:il:RV!CIO

grupo de: industrias expcritncnt::i presiones haci:¡ proporciones de capi1al-traba•


jo m:\s altas y hacia niveles de productividad teniendo en cuenta los al1os sala·
rios; mientras que t:n el segundo grupo de industrias, los bnjos salarios confor-
man un factor disuasivo hacia usos mayores de tecnologías intensivas en c:ipi-
ral. y la baja productividad llev;i a aún más demandas por parte de los trabajadores
con salarios realmente bajos. Estns condiciones reproducen, por lo tanto, la
diferencia en l.i.s capacidades de producción de ganancias incorporadas en cada
uno de esros subsecrores.
Cuando hablamos de una polarización en c:I uso de la tierra, en la organiza•
ción de los mercados laboriles, en el mercado de provisión de viviendas y en la
estructura Je consumo, no necesariamente t:Hamos estableciendo que Ir. clase
mcdi:1 esr:i desapareciendo. Nos referimos, en cambio, a una dinámica en don-
de d crecimiento contribuye a la desigualdad más que a la expansión de la clase
_1ned ia,_ co mo_suced.iú .en_ d.caso- de.las-dos- décad;is- pos ter io res -a -1.i-Segund., ·
Guerra Mundial en los Esiados Unidos y en muchas de las economías des:mo-
lladas. Donde la clase media representa una porción significativa de la pobla-
ción, ésta se vuelve un importante canal a través del cual los ingrews y el estilo
de vida se funden en una forma social dominante. En muchas de b economías
urbanas m:is importantes de h actualidad, vemo.1 una segmentación de la clase
media que posee un ángulo más marcado (más bajo o m:is alto) qlle el que ha
tenido en otros períodos, Las condiciones que contribuyeron a la expansión y al
poder polftico económico de la chsc medb -la ubicación ccntrnl dt: la produc-
ción}' del consumo en masa en el crecimiento económico y en la rcnliw.ción de
la ganancia- han sido desplazadas por nuevas fuentes de crecimiento. Esto no
es simplemente una transformaci6n cuantit:uiva: vemos aquí elementos para
un nuevo régimen económico.
7. La economía informal:
entre nuevos desarrollos y viejas regulaciones

El crecimiento de una cconomfa informal en ]as grandes ciudades de los países


alt:.unente desarrolhdos genera nuevas preguntas acerca de b relación entre la
economía)' la reguhción :1.ctualmrnce. Como emplearé d término, la "econo-
mía informal" se refiere a aquellas activid:1des que generan ingresos fuera dd
marco regubtorio del Escado que tienen analogías den ero de ese marco. El al-
cance: y d carácter de esta economía informal se definen por el marco altamente
regulatorio que evaden. Es por esta razón que la c:conomfa informal sólo puede
ser entendida en términos de su relación cun la economf~ formal (esto es, las
actividades que generan ingresos que esrán reguladas),
bs principales teorías de desarrollo ccon6mico, ya sean propuestas por la
modernizaci6n e¡ por las cscuebs marxist:is de pensamiento, no prevén el inevi-
table surgimiento de una economfa. informal en los países altamente desarrolla-
dos. Tales teorías toleran hs actividodes criminales}' el reporte Je menos ingre-
sos de los que uno posee dentro de las economías avanzadas. Estas actividades
no sefialan la prc:scncfa de ningun:i. dinámica económica, ni nueva. ni no expli-
cada. Reportar los ingresos propios presentando una cantidad inferior a la real,
por ejemplo, es una acción conocida como una respuesta inevitable a la imple-
mentación de un sistema de impuestos del Estado. Sin embargo, a las principales
teorfas de desarrollo económico aún le.s falta explicar adecuadamente el fenó-
meno de la economía informal en las sociedades capitalistas avanzadas (usual-
mc:nrc urb:111:ts).
Hasta hace poco tiempo, la teorización acerca de la economía informal se ha
centrado c:n las imperfecciones de las economías menos de.s1rrollada.s: su incapa-
cidaJ par.i. obtmer una total modcmiz::1ción, para dete11er el exceso Je: mignción
a las ciudades y para implementar una educación y programas de alfobetizaci6n
universales.1 El crecimiento de: una economía informal en los países altamcntt:
de5arrollados se ha encen<lillo como el rcsuliado de una inmigraci6n proveniente

1 Vi:a~e. por ejemplo, \1~ Anhur u:wis (1 <JSS), The 1heory ef«oriomic grrJ11.11f,.

177
17l! ,\ Ul. SF.lsVICIO

ddTt:rcer Mundo y de l:i repctici1ín lnc:tl de estrategias de supervivencia típicas de


los países de origen di: los trab:tj.1dores inmigrantes. En rd:1ci6n con rna concep-
ción cncontmmos la noción de que los sectores "conservadores'' de la economía,
mies conio la industria textil, permanecen conscrv:1dorcs (o incluso continúan
existiendo) debido a que una gran oíem. de mano de obra inmigr.mic bar.m est~
disponible. Ambos puntos de vista implican que si cxinc um cconomfo. informal
en los países alcamente desarrolbdos, sólo puede atribuirse a b inmigración pro·
venientc del Tercer Mundo}' :i la existencia de sectores coruervadores <le b econo-
mía, y no a la n:ituraleza <le b fase corriente de bs c:conomfas .w:rnzadas.
M:ís que simplemente suponer b \'erthd de un :ugumcnro como éste, debe-
mos examinar crític:1rnen1e d rol que la inmigración tercermundista puc:dc o no
puede jugar en el proceso de informali2aci6n. Aunque los inmigr:rntes, en cuanto
a que tienden a formar comunidades, pueden estar en una po5ición fuvorable
para aprovechar las oportunidades presentadas por la informalización, no nccesa•
riamcnte crl'all esas oportunidades, En cambio, las oportunidades bien pueden
ser una consecuencia estructurada de la composición de las cconoinfas avanz.adas.
El argumento aquí presentado es que la informaliz:i.ciún debe ser vista dentro del
contexto de la recmucturación económica que ha contribuido a la calda del com·
plejo industriaJ principalmente manufocturero del período de posguerra y al cr~·
cimiento de un nuevo complejo econ6mico, principalmeme de servicios.2 Los
procesos e5pedficos que intervienen y promueven la informalización del trabajo
son: 1) la desigualdad de los acrecentados ingre~os y la concomitan te rc:estructu-
ración del consumo en los estratos con alws y bajos ingresos; y 2) la incapacidad
de los proveedores, de muchos de los bienes y servicios que son parte dd nuevo
consumo, para competir por los recursos necesarios en los contextos urbanos, en
donde los sectores Hdi:res han forzado fuercemente a aumentar los precios dd
espacio comercial, la mano de obra, los servicios auxiliares y otros factores de la
producción. Bajo e5tas condiciones, adoptar una postura completamente infor•
mal o al menos en parte informal es una opción. No los inmigrantes, pero sí la
creciente desigualdad en los ingresos entre los consumidores, y tambi¿n la cre-
ciente desigualdad en la.s capacidades de producción de ganancias entre la.~ em-
presas de los diferentes sectores de la economfa urbana, h~n promovido la infor-
malización de una importante cinticlad, en creciente :iumento, de acth·idadcs
~co116mic:1s. Estos cambios en las g.,nancias y t:n bs capacidades de poder produ-
cirlas son condiciones integrales p3ra la fase actual del capitalismo avanzado en
desarrollo en bs grandes ciudades. El nuevo }' avam~ido complejo de servicios,

2 &10 h~ sido un, hipóicsis cc111r.:1l que or~Jní16 uni grJn panc de mi invesri¡;dción iobu: b
winomr~ inform..J. Véase, por ejempk,, S21ki.1 S.;ssen, 1991: 2!!3·299,
I.A !,CONOMIA !NFOl~\Al .... !79

orientado tipicamenu.' hacia los mcrc:1dos de trahajo, y capaz. de gencrar ganan-


cias ex trt':m :tda mcn te al tas, do min:i es tas ciudades. Sobre las con di cio n es que ge·
neran el aumento de las economías inrorrnales en ellas, no puede dcc.irsc: lJUC sean
importadas del Tercer Mundo.
Para explicar el origen de estas econombs en las sociedades urban;is av:1117.a·
das, considero el impacto diferencial que l) la inmigración y 2) ló'ls co11dic:ioncs
en la rconomfa en general pueden tener sobre la formación y l:i exp,1nsión de
los procesos informales de generación de ingresos. C:id:1. uno de estos factores
tienen implicand:1.s específicas parJ. el desarrollo <le la investigación}' de políti-
cas. Si las condiciones rn la ceo 110111 fa tienen con e1 tiempo un mayor impacto
sobre el des ar ro \1 o de las eco no mÍls info rrnales, e neo ares ncces ita mos ahondar
nuestro en tcndi mi cnto so brc la naturaleza del ca pi talism o avamndo. Pe to si es
la inmigración a,1ucllo que tirne d mayor impacto, deber/amos entonces en•
con trar adecuad o d de5ar ro !lo actual de las tt:orfas sobre hs ceo no mfas avanza-
das o sobre la sociedad postindustrial. lo que no permite lugar para un fonúm~-
no como b. informalización, Asimismo, la primacía de la inmigración sugeriría,
con toda crudeza, que los hacedores de polfcicas controlarían la actividad
inmigratoria con el fin de erradicar la economía informal. Si, sin embargo, las
condiciones en la economfa a la larga son primari:1.s, como es mi opinión, en-
tonces los hacedores de políticas dejarían de considerar la econornfa informal
como unn ;1.nomalfa. Verían, en cambio, la economía informal como ur, resul·
tado neces;irio del capitalismo avanzado, En lugar de tratar :i. sus componentes
como desviaciones aisladas de: la norma, estos hacedores deberían reconocer
que una nueva norma se ha desarrollado; en lugar de inremar que esta nueva
norma se ajus,e a las regulaciones establecidas décadas arr:l.s, debnbn desarro·
llar nuevas regulaciones que se ajusten a esta norma.
En otro lugar he sos tenido que pod !Ía ser tí ti! pensar en términos de "frnctu -
ras" reguladoras, más r¡ue de "viobcione.s" en b regulación. De manera crecien·
te, los procesos económicos divergen dd moddo por el cual las regulaciones
existentes fueron designadas. A medida que esr:i.s divergencias toman su propia
forma, es rn vano hablar de violaciones en la rcgubción; la actividad c:conómic:i.
informal, de b manera en que aqu{ ei descrita., no es una dispc:rsi6n de desvia-
ciones aisladas, sino un patrón rccurrcme. Ln dificultad, cuando no h imposi-
bi1idad, de rcco nocer la existencia de un:,. eco no m fa informal c:n el mareo
regulatorio actual sin criminalizar esa economía es una insr:rncia de lo que he
llamado una "fractur;i" regubdora,3
3 Vfa1e, por ej~mplo, Saskia Sa.uen, 1994. Cic1u c:miid:id de inst~ncilS eno.jJn en cm
noción tic un.1 din.lmic, prohlemJtiea cn((r. h rcg11bci6n y b economía. Por ejemplo, urilirn cl
cor,ce¡,w Je "íracrnra" par~ rep rcscutl r b ,1 inlm ic.1 "lpeclfic.1 producida por los procao, ¡;lobak1
180 MA!. SERVICIO

Para poder identificar conexiones sistémicas entre la in formalización y las con-


diciones cstrucmr.iles en el capitalismo .cv.c!l"tado, trataré los efectos de las grandes
tendencias, en aumento, que dan form:i. .e difetentcs cb.ses de empleos, de em-
presas y de patrones de subrnncratación que inducen, o son ellos mismos sus-
cepcibles, a 1.1 informalización,4 No existe una medida precisa de informaliza•
ción, y la evidencia de c.ste proceso no puede ser sdccdonada a partir de una
clara serie de d:uos. Sin c:mbargo, el hecho de emp:m:jar tendencias sistémicas
con la evidencia disponible nos prov~e de un entcndimienro básico de los pa-
trones y la esfera de acción de la informalizaci6n y de bs condiciones que pro-
vocan este crecimiento.

Especiftcmido la economía informal

Sólo podemos obtener una definición operacional de la economía inform:i.15


contra el fondo de un m:uco in.sritucional para la actividad económica en don-

que opcrJn en luc..Jidades plrticubres. Un rcsufrado Je e,tc desmollo es que t~n10 fa "rtguh-
chln~ como la "violadón- •• vudvcn CJ.tegor/:u problemáticas y, en d Hmite, no se aplican. Pode-
mos penl:ir en este vado, de maneta ~nalrtica, como un terri1orio fronrerirn m~s que como una
Hn~a íronreriza {un 1c1reno para la acdónlactivid:id que pi;rm,necc ines¡,edfico, rorlo menos
desde la perspectiva Je la reguhci6n}, L,s ciudades gloh:tles rnn terrenos p,rr.ic'ularmente es-
tra1egicos parJ el sur¡;imienco o la forrn~ción de franur~s regu!ador:is. S:i,kfa Sasscn, T/Je gli>-
b,1{ movmunr ~frapiJJ/ nnd labor, trabajo pu:scncadn en b Americ,n Socicty of lntcrna1ional
Liw, Inrcrnalion:tl Economic bw lntemt Group Workshop on lntcrdísciplinary ,\pptoaches
10 lntern:itiona.l Econom,c L1w, 24 de febrero dc 1994, presencado a b ,mora.
" l'ar:1 un rccuenrn rnmplero de r~s iMesrigadoncs encontrJdas en los tlltimos d,ez a1'\os,
véase $Jssen, 1upra nota 2; The informal frnnomy i11 low-incomt commrmitirs in New York CilJ,
19R7 (informe de inves1igaci6ri pr~entado ~ Urban Planníng Dcp't, Universidad de Colum-
bia); Saskb Sassen y Rohb Smith (1992), "Postindumial ¡;rowth and economk reo1ganiz:uian:
thdr impacc on inmigr;.nt employment", m U.S.-Mv:ic·o rdatíom: labor niarht inradrpéndtnu:.
372-393. $:usen y Wendy Grovcr (1986), Unregistmd wor/.: in thr N'1v Yor.t Mmo¡,oli1an Arra
(info1 me de in vmigación pre.scimda a Urban Pla nning Dept., universidad de Colu mbfa, 1986):
S.llien )' M. l! Fern:lndez-Kdly ( 1992), • Hispmic women in the apparcl and demonics industries
in the Ncw York Mwo Rcgion and in Southcrn California" (informe final prcsenudo en la
Rcvson, Ford :ind Tinkcr Foundation,, 1992). Todos los descubrímienros <lesc1itos w este ensa-
yo en:1.n basados rn estos proyectos de im·estig:1;ió11 anteriores.
u
S "cconomfa informar es un~ de las mnch:u clases de actividadc5 económicas q11e ;e
tncuentran bajo d rubro Je "economb subtcrdncJ·. Podemos distingo ir por lo menos tres com·
ponenm muy diferentes dte l:1 cconomfa subte1dnea. En primer lugar, iucluye actividades crimi-
nales, las cuales, debido ,1 m p1opia na11iraleu, no pueden ser llevad,, J caho en b rnperfidc. En
segundo lugar, la economb subterrforn incluye la evasión de impues1os en las clases de ingreso¡
le¡:.1\cs. Actualmenre, en los Escadcu Unidos, la información disponible nos mueslr~ un gran
salto en la cantid~,l de ingresos na 1cpor1ados. en esp,cial al corn¡m~rlo, con los de la, década,
I.A F.C:ONOMfA INl'OIC\iAI.... IS!

de el Es cado incerviene explíciramcmc pMa rcgubr los procc:sos y los produc-


cos de bs ::ic:tivitbdes de generación de ingresos de acuerdo con una serie de
reglas legales ejecuiablcs. Sin embargu, !:t economía informal (sc:gún ucilizo este
término) no incluye todas las transacciones guc ocurren para evndir la rcgula-
cilín. El concepto exduye cierro tipo de actividades de gcncr:1ción de ingresos,
tales como el cuidado de nirios por p:irtt: de adolescenres, de l:ts que práccica·
menee esperarnos que escapen a b regulación. Lo que hace a la inforndiz.ación
un proceso diferente en b actualidad no son estas pequeihs grietas dentro del
marco inscicucionnl, sino la inform;ilizaci6n de ::i.ccividadcs que genc:rnlmente
tienen lugar dentro la economía formal. Por ejemplo, un observador de la eco-
nomía informal encontrará un sweatJhop más que interesante, porque opera
frente a un fondo en donde las personas esperan que esas empresas cumplan
con la regulación, los swetitshops de la actualidad pueden pareca similares a los
del siglo pasado. Sin embargo, la implemrnt:ición de una considerable cantidad
de regulaciones sobre salubridad y empleo desde cmonces es lo que hace que los
srveatshops actuales posean una forma de relación mano de obra/empleador di-
ferente de la de sus contrapartes de hace cien años, cuando 110 existía ninguna
rcguhci6n y la gran mayoría de la manufactura tenía lug:ir en los sweat1hop,
mismos. El tipo de relación social representado por el trabajo en el sweatshop se
define par su contexto hisc6ríco, en este caso, uno en d cual la actividad de la.
manufactura n;i sido regul;ida por décadas.
Mientras que existen cicrcas acrividndes que se prestan más que otras a una
inforrnalización, no son las ciracrerfsricas intrínsecas de esas actividades sino
los límites de la regulación del Estado lo que determina su informalizacil)n. Así
como estos límites varían, también lo hace la definici6n de lo que es formal y lo
que es informal, La econom fa informal no es un sector o un grupo de sectores
claramente definidos. Tampoco es un grupo permanente de actividades sólo
comprometidas a sobrevivir. De hecho, la forma de la cconomfa informal cam-
bia de acuerdo con las oportunidades cre;i.das y a las limitaciones impuestas por
la economía formal. La clave, entonces, para un análisis de la economía infor-
mal no es tanto una descripción precisa de las actividades particulares que ab~r-
ca en cualquier momento dado, sino una descripción de las din~micas básicas

de 1950, 1960 y d comienzo de la d!!cada de 1970. El IRS (1 ntcrn~I Revenuc Sm·ice [Servicio
füc:J interno}) proyet:tó, en el año 1990, que la ovasión de impuestos dd ~ño 1992 ;erfa de 114
biltones de d6l3!C.S, Jo, tercios de los cuales cor rc1ponderl~n J indi,·iduos. Vé.,st Interna! Revenue
5crvicc ( 1990), /,u·omr ta.'( ,ompli,t11a n:u,mh: ntt ta,: g,,p ,má mnmittana gap eitimata, public~-
ción 1.41 S, 111plet11en10 l b puhl ic>.ci6n 7.285, abril. ciudo en Con~ (1994), Q. Rtwrnlr. 203.
E" rc1cer lu¡;lr, h cconoinÍ1 subrerd.ne>. ind ur• tambi fo b cconom[a informa!, h cual rnncribu-
)"• a la cV;1.iión de impuesros, pero que pu~de dislinguicsc del falso rc,porrc de ingr.,sos.
\Sl MAL Sl:RYICIO

que hacen po~il>lc o h:1.sta inducen la inform;;lizaci<i11, m;Ís al U de las políticas


regubdoras y la prcsi6n por parte de las ínsti tucioncs corno los sindicarns y hs
agencias de observación de b ley.
Es import111tc aquí tener en cuene.t fo distinción mm: los que pueden ser
considerndos elementos cenrr:iles para una teori1.ación de la in formalización en
las economías av:mzadas y el hecho de posibles prácticas infornrnles completa-
menee gcncraliz.ndas. Lo primero busca identificar aquello que es diferente y
ciue puede ser usado para especificar la naturaleza del proceso en los países
altamente desarrolhdos con grandes marcos regubtorios. De em: modo, d des•
cubrimiento de que más de b mirad de los hogares estadounidenses consumen
alimentos producidos informalmenre (lnstitutt: for Social Research [Instituto
para la lnvestigación Social], 1987) no c.1pcdfic-a por sí mismo :t la economía.
informal. En general, lo~ descubrimientos acerca del uso por p:1rte de los haga·
res estadounidenses de bienes y servicios informalmente producidos y/o dis-
tribuidos describen una condición mucho mis generalinda que puede ser inter-
pretada como portadora de un significado reúrico. Por ejemplo, más del 27% de
los hogares estadounidenses comprnron artículos de reparación hogareña produ-
cidos infonnalmcnrc, casi el 21 % compró bienes de puestos callejeros informalt:S,
el 15,5% compró césped y servicios de jardinc:r/a informales, y hay mucho m:is.
Los profesores Manuel Castells y Alc:jandro Pones han identificado cienos
elementos del proceso labornl, como la siruadón de la m:tno de obra, las candi•
ciones de trabajo y la forma de adminis¡ración, como factores que usualmente
evaden la regulación dentro <le la economía informal. Aunque cada uno de esos
elementos puede escapar al marco institucional del Estado, creo GU~ la situa-
ción no regulada no es ni necesaria ni suficiente para caracterizar el proceso de
trabajo general corno p::trte de la economía informal. 6 La siru~tción de b nrnno
de obra (conformada, por ejemplo, por las identidades de los empleados en una
empresa, ya sean estos extranjeros o ciudadanos) no determina b formalidad o
informalidad de la empre5a, En principio, un inmigrante indocumentado ptle-
de estar contratado en un trabajo completamente regulado dentro d<! la econo-
rnfa formal, en !Otal acuerdo con las leyes, mientras que un ciudadano legal
puede estar contratado por una tienda informal.7 Aunque es cierto que en los

6 Vé.uc M1nucl Cas1ells y AlcjJndro l'art..s (19S9), "\1lorh! umlemc:nh: thc 01igins, dyn~mics,
rnd dfrcts oí the informal economf, en ,\)cjondro Porte$ u al, Thc informal rconmny: m,diu in
.,J""11ad ,211d fm drvdaprd co,mlrirJ.
7 Lu s,mdone~ ef(X;tu1da1 a los empleadores b1jo la Rifom1 anti C0t11ro!Ac: de 1986, Pub. L.
m\m. 99•603, 100 St:11, 3359, moJifiC'ln t¡i, proposición en lo, casos en ,!onde un c,mplc:ulor
conir;,ra 1 ,c<biendas :i un 1r:1bajador indocum,11wlo. La info11nalidld radici rntonces ~n b
forma de adminim~ción,
LA ECONOM!1\ INFORMAi.. ..

Estados Unidos ht:mos c:ncontr:i<lo un gr;1n 111imcro de inmigrantes indocu-


mentados denrro de: la economía informal,~ rnmbién es cieno que muchos de
los trabajadores hogareños ilegales de los Países Bajos, por ejemplo, son ciuda-
danos hobndesc:s, 9 }' muchos <le los trabajadores en las fr\brkas no reguladas de:
Emilia-Romagna en ltalia son ciudadanos italianos. lo En consecuencia, la e:<·
pansión de la informalización no dept:ndc:, c:n principio, de !:t existencia de una
mano de obr:i inm igrance, Adem:is, en términos de las condiciones de trabajo,
el trabajo informal es, en sí mismo, un trahajo lícito. Pero si se realiZ3 en d
hogar cuando existe u na prohibición parn hacerlo, o si se: realiza en fábricas (Jllc
violan varios códigos, el trabajo se: vuelve i!eg:tl. Una Hb,ica o una deuda que no
cumple con regubciones tales como sanitari.is, de pn:vendón de incendios,
laborales, de impuo::stos, habilitaciones del terreno u otras, es puree de la econo-
mía informal, incluso si todos los trabajadores se encuentran correctamente
do cu rnen tados.
Medir d tam.::uío y el alcanco:: geográfico de la economfa informal es particu-
larmente difícil debido a sus límites cambiantcs y :1 la inrcracci6n que cii;:ne con
b economía formal, Sin embargo, d problema de la medición no impide un
an:ílisis. La informalización es un proceso cuyo cor1tl.'nido empírico panicular
varía, pero cuyo signifkado analítico se mantiene complc:tamentc constante
cuando se lo especifica a lo largo de bs líneas que: establecí amc:riom1ente. El
proceso de informalización a través de los diferentes sectores refleja tendencias
comunes que ayudan a explicar las mecánicas de este proceso,

Condiciones para la infam11tli&tción en las economías m1m1zadas

Las formas de crecimiento económico asumidas en el período posterior :l la


Segunda Guerra. Mundial (en especia\, la intensidad del capital, la cscand~ri-
zación de la producción )' d crecimiento liderado por la suburbanizaci6n)
cornribuyeron n l:t gran cxpan5ión de la clase media)' a un;1 informalirnción
desanimada. y reducida. Las formas culturales que acompañaron a esos proce-

8 Vé.ise, por ejemplo, M. H Fcrn~ndc?•Kellyy Anna M. Garcfa, "lnformaliz~don ~I thc corc:


hispanic wcmrn, 1,omework, a11d rhc .idvanced c~¡,it,liit srntc", en Thr informal uonom;: 247;
s~skia Sa11cn-Kcrnb, ·Ncw york ci1y'1 inform:,J economy", rn Thr i,iformlll rto,wmy. 60; Alcx
S1cpick, ·miami rwu informal Jectocs", en Thr informal rro11omy. 111.
9 Véosc P. H. Renooy (1984), Truil(r:ht ,ronnmy: a mn:q of 1hr informal rronomy i111he
N,tl,a'4mf¡, F.iculty oí Economic Sciencci, Unh•. of Arml(t<IJm.
JO Vh,., Vittario Capccchi, "Thc inform~l cconomy and rhc dcvclopn,cnt uf ílcxib)c,
sp!'.ci~I i~iion in ErníliJ, Romagn~·. en Th( !nfonnal Etonumy. 189.
184 MAi. SERVICIO

sos dieron forma a las estructuras de la vida coridi:m:i en cuanto a que una
gran clnsc media est.i inv<llucrada en un gran consumo en mnsa y contribuye.
por lo tanto, a b esrn11dariza.ción de h pro<lucción. La producción en gr:in
escala y el consumo masivo condujeron a n ivcles más altos de sindicalizacic'>n
y de empodcramicnto de los trabajadores que los que existfan antes de la
Segunda Guerra. Fue en ese periodo de posguerrn, que se exrielJde hasta el
final de h década de 1960 y el comienzo de b décad:>. de ) VYD, en que la
incorporación de trabajadores a hs relaciones formales del mercado laboral
alcanzó su nivel más airo. 11
La caf<la <le la producción t:n masa corno el motor principal del crecimiento
nacional y d desplazamiento a los servicios como el principal sector económico
contribuyeron a la desaparición de un grupo m:ís amplio de disposiciones so•
ciales, en particular a un debilitamiento del marco instirucional más grande
que dio forma :i. la relación de empleo. Este con texto es importante para enten-
der la.~ condiciones para la informaliz:i.ci6n en !ns economías avanzadas. Los
grupos de industrias de servicios que eran la fuerza económica impulsora en la
década de 1980 se car:>.cterizaron por producir ganancias más grandes y una
dispersión ocupacional, por sindicatos débiles y, principalmente, por empleos
sin protección i:n los estratos sociales menos remunerados. 12 Junto co11 la caícla
en la manufacmra, estas tendencias alteraron el marco institucional que dio
forma a la relación de empleo en la década de 1980. Los cambios en esta rcla·
ción modificaron la forma de reproducción social y las tendencias de consumo,
las cuales, como y;i hemos discutido, han tenido un efecto ft'tdback sobre la
organización económica y las gannncias. A pesar de que en d período anterior
un efecto feedback similar ayudó a reprodticir a la da.se media y a la forrnali1.adón
de la relación de empleo, actualmente reproduce la creciente dispersión de g;1-
nancias y la prec:iriz:ici6n de la relación de empleo.
El resultado general de la transformación de la cscrucmra económica es una
tendencia bcia una polarización ccon6mica aumentada. El predominio de las
finanz:ls y los servicios especializados, particularmente concentrados en las gr.m-
dcs ciudades, crea una ma~a critica de empresas con capacidades de producción
de gnnancias exuemadamente altas. Estas empresas pujan por aumentar los pre·
cios del espacio comercial, bs industrias de servicios y otros factores de produc-
ción tales como los servicios de energf:t y comerciales. Las empresas que producen

11 Bcnne1t Ha1rirnn y Ea tty Bluesmnc ( l 98S), Tbt' grrat 11-turn: rorporau· us1rncn1ri11g ,wd
thc polari:r.ing o/Amain:r. ca p. 1.
12 P.ua un:t compuación de las di,tint~s formas en bs que ,;:seos procesos 1am;m !t1ga1 en ]05
F..st:ados Unidos, en Gr~n Bret~ñl y en J~pón, v65e, S,um, 1991: c;i¡,s. 8 y 9.
IJ\ F.CONOMíA INFORMAi.. . 1!15

n!tas g:utancias, debido a eso, obligan ::i b supavivencia a lns cad:i. vez mis precn•
rias empn:sas con cap.1cidades de producción de ga11ancias moderadas. Mi Ínves-
tig:1ci6n indica que nun cu:rndn las tí! timas poseen una demanda csmblc, o inclu-
so creciente, en .rns bienes y servicios por parre de l(lS hog,ues y de otras empresas,
operar informalmcnre es una Je bs pocas maner;¡s de sobrevivir que tienen. En
dd1nitivn, los sectores en donde estas empresas operan pueden ser florecientes, la
demanda puede ser suficientemente alc:.:i como para atraer., nuevos participantes
al sector, pero, mis all.i de b gr.m dc1mnch, b únic:i forma de triunfar puede ser
opcr..mdn informalmente, U Altemativamrn1e, las empresa~ con Clpaci<la<lcs li~
micad:ts de producción de ganancias pueden subconrratar parre de su trabajo en
forma de operaciones informales. Esca alt.:rnativa le patnite :l la empresa comra-
rante operar formalmemc y reducir sus costos de operación, 14
La polariz.1ción que he descrito no constituycsimplcrnentu1na u:msforma--
ción cuantitariva; posee los elementos de un nuevo régimen económico. 15 Como
ya he indicado, la tendencia hacia una polarización :isume diferentes formas en
1) lns estructuras de reproduccióll social, 2) l:i. organización de los procesos de
trabajo y 3) la organiz.ación espacial de la economfa.
La incrementada polari2ación económica no sólo afecta los negocios, sino
también a los pauones de reproducción y de cunsumo social. Aunque la clase
media aún comtituye 1~ mayoría, las condiciones qui! contribuyeron a su ex-
pansión y ,t su poder político económico (la centralidad de la producción en
maia y del consumo masivo en el crecimiento económico y en la realización de
la gan::mcia) han sido desplnadas por nuevas fuentes de crecimiento que ali-
mentan t:1.nto la cima como la base de b cslructura de ingresos. La expansión de
la población de bajos ingresos fortalece la demanda por bienes y servicios muy
baratos; la economía informal puede ayudar a saiisfacer esa demanda y, por
cierro, puede competir contra las importaciones de precios reducidos en esos
mercados. La expansión de un estrato c:on altos ingresos en bs ciudades pro-
mueve una demanda de bienes y servicios personalizados¡ este mercado incluy~
el aumento de un;1 cultura diseñadora ~n codas bs formas de consumo, desde
alimentos)' ropa hasta muebles y remodebci6n de hogares, La producci6n y/o
distribución de. bie11es }' servicios personalizados fri:-cucntemence recurre a una
economía informal en algún pumo del proceso laboral.

U Esra.s conclmion.c.1 se bas.111 en la inv6ti!;ación descri1:a en la 11uta 4, mpra.


14 b, c.<len:u de subcomr:11:iciun que fln,füan. en operaciones informales son muy comu-
nes en muchas in<iusrrias, in.d1tyemlo la lcxtil, la de la construcción y los sen•icios de limpicu.
Vé-.rn: Chriuian. Zloluiski (1994), MThc infomd cccnomr in .in ld,·anc«l inJus1rb] socie1y:
mcxic,m imrni¡;r.mt labor in Silicnn Vallq~. en 103 };,/,. tJ 2305.
l) Véas~ Sets sen, 1991: cap,.!/ y IO.
186 MAL Sl'.RV!CIO

El dpido crecimiento de las industrias con grandes conccmn1.cioncs de em-


pleos de altos y de bajos ingresos ha asumirlo distinc~1s formas en la cscructur:1
de consumo, lo que, en consecuencia, ha. tenido un efecto Jeedbt1d: sobre la
organización del trabajo y los tipos de empleos que son crea.dos. La c::<pansión
de l:1 fuerza de trabajo de alto ingrc.rn, en conjunto con el surgimiento de nue-
vas formas culturnlcs, ha llevado a un proceso de gentrificaci6n o elevación
social del área hacia una con grandes ingresos, que 1'iltimamentc depende de: la
disponibilidad de una :unplia ofcrt:i. de tubajadores Je bajo salario. lG La gcimi-
ficación es intensiva en mano de obra, mientras que In suburbaniz.ación hacia
una cl:1.~e. media es intensiva en capiml. Este último fenómeno se caracteriza por
la urbaniuci6n de alta c:11egorfa, la construcción de rutas y :iuropistas, la de-
pendencia de ::iutomotores particulares odc transportes públicos para todos los
que van a trabajar, una marcada confianza en aparatos y clectmdornésticos de
rodo tipo, y grandes centros comerciales con operacionc=s de autose¡yicia, l7 La
gencrificación reemplaza. a muchos de estos proyectos intensivos en capital con
nperacionc:s que dependen en gran medida de trubajadores, directa e indirecta-
mente. De manera similar, los residentes de altos ingresos en !:is ciudadt.:s de-
penden del personal de mantenimiento contratado en mucha mayor mt=dida
que lo que lo lucen los hogares de cl.m media suburbanos, con insumos con-
centrndos de trabajo familiar y maquinaria.
Detrás de las tiendas de corn ida gourmet y de las boutiqzm de especialida-
des que haa reemplaz.ado a la mayor pane de los rnpermcrcac.los de autoservi-
cio y a las grandes tiendas en las ciudades, yace una organización de trabajo
que es muy diferente de aqudlas que prevalecen en los grandes establecimien-
tos cmindariz.ados, Esta diforcncia en l:i organización laboral es evidente tan-
to en h fase de vema ~ti por menor como en la de producción. La gentrifica-
ción genera una demanda de bienes y servidos a menudo inapropiada para la
producción o la venta al por menor en mas:i., La producción personalizada )'
los pequeños emprendimicntos de especialidades y de pb.ros de comida de
gran cali<la<l son producidos generalmente a través de métodos intensivos en
ma1rn ,fo obra y vendidos a lravés de pequcíios negocios dt": todo servicio. Es
común subcon tratar· parte de esta producción en forma de operaciones de
bajo cosm, incluso a través de swcatshopI y hogares. Los tipos de empresas y
de mano de obra que sirven a este mercido son distintos de aquellos de las
gr¡¡mles tiwdas divididas en dep:utamentos y supermercados que sirven al
mercado de medianos ingresc,s. Las tiendas de este ripo y los supermercados

lG Vlm Saski.1 Sassen, 1938: C3p. ).


17 Véase PJul Blumbet¡;, 1980.
lJ\ ECONO:-..HA INl'OR.\iAt.... IS7

venden gen(!ralmente pmJucros cstandari1.ado$, que: adquieren de f:IG ricas


grandes y c~ta11dari2:idas siruad .. s fucr:i do: b ciudad o incluso fuera de b
región. Ll proximidad a los minoristas es el factor de m:1.yor i mporrnncia para
los productores personalizados. Estos productores dependen, en gran medi-
da, de los insumos de dicn res específicos para diseñar su línea de producción,
y sus pec¡ueiías escabs de producción aumencm los costos rel::nivos de trans-
porte )' distribución nacional. Además, a diferencia de 1., producción y la
Jisuibución en masa, b producción}' b di,rribución personali7.adas no foci-
li¡an la sindicalización de los trabajadores. ·
La exp:msión de la población consumidora de bajos ingr!!sos en fas grandes
ciudades t:'l.mbién ha contribuido a la proliferación de pcqueií:.1.s operaciones y
al alejamitnto de F.íbricas cstandari1..adas a gran escala y de grandes cadenas de
tiendas para bienes con precios disminuidos. Las necesidades de consumo de la
población con bajos ingresos ,e satisfoccn en gran parte con los pequt:iios cst,t•
blccimientos de manufactura y venta al por menor, que se basan en el trabajo
familiar, y que muy a menudo poseen mínimos esrlndarcs de seguridad y salu-
bridad. Las prendas de vcsdr baratas, producidas localmcnre, por ejemplo, com-
piten con las imponaciones de bajo costo asiáticas. Una gama creciente de pro•
duetos y servicios, desde muebles de bajo costo producidos en sótanos a taxis
por radiollamada y cuidado familiar diurno, se encuentra disponible para satis-
facer la demanda de una creciente poblaci6n de bajos ingresos.1 8
En cualquiera de las grandes ciudades, también tiende a haber una proli·
feraci6n de operaciones de pequeños servicios de bajo costo, posible grncias a
la concentración masiva de personas en esas ciudades)' al flujo diario de po~
bladorcs de los suburbios y turiscas. Grandes cantidades de personas, asf corno
una intensa competición )' bajos rendimientos, crean fuem:s móviles para
abrir cales operaciones. Bajo estas condiciones, el costo de b mano de obra es
crucial e inrensifica b probabilidad de una alta concentración de empleos de
bajo sabrio. 19
Existen numerosos ejemplos de cómo b acrecc::n rada desigualdad en los in-
gresos cfo una nueva forma a In estrucrura de consumo y de cómo esto, en
comecucncin, afecta a la orgnniz;ición dd trabajo. El imp:1cto del cambio en h
demanda ap:irece tanto en la economí.1 formal co1110 en la informal. (Es neces::¡-

18 Vé.,sc S1ssen-Koob, wpra no1a 4.


19 E!t.l ccndenciJ ha si,lo conlirnmla, por ejemplo, por Shcm, Nord y Phelps, quicnts
encontpron que ada unidad <le po1cc11t~j~ que ~llmcm6 en los ~mpbis 1.k comtrcios minori1•
tas resultó en un ioc1emenw dd 0,!!8% en crnplcoJ que esd.n por dcb.-tjo Je! nh·cl de pclirc:.a en
bs den fo:,1s mmopolit~nis rn:ls gran<l~ en 1980. Véase Roben G. Shcets et ni. ( 1987), The
impact ofirrt•icr ;,,dwtl'Írs 011 rwdetrm¡loymrnr ;,, mrtropolita11 rconQ,nÍ(¡,
ISS

rio recordar guc, 5egún mi definición, l.ts .icrivid:idcs en la cconomfa informal


ticnetl contrapartes en b economía formal). 20 Sin embargo, la dimensión de lo,
negocios que sirven a los clientes con altos o bajos ingrcso5 es típicamente más
chica que .1que!b. de los negocios que sirven a la extendida clase media. La
reducción en magnicud y la pfr<li<la paralela de economías de esc.1b y alcance se
vuelven :i veces Yentajosas para los negocios, parn que puedan operar dentro de
la economla informal, y a menudo se requiere que así lo hagan. Las respuestas a
cst<: cambio en b. demanda incluyrn el incremento de bofena de crabajos de
carpintería a!rnmc:nte personalizados en c:isas y negocios en los vecindarios que
han aumentado su nivel social, d incremento en 1:i rehabi!it:tción de bajo costo
de casas y negocios en los vecindarios pobres, y el incremento en los trabajado-
res en d hogar y swl'fltshops, que pasan a producir o productos de disefios muy
caros p:tra las bo11tiq11es o producros muy bar:icos.
La polarización en los ingresos también se expresa espacialmente. Los servi-
cios en la economía formal para clientes con altos ingresos han proliferado,
como también Jo h:111 hecho los servicios en la cconomfa informal p:1ra clirnrcs
con bajos ingrcms. Los servicios de ra..,;i y los brinc:1rios ilustran este patrón. La
creación de una línea especial de limusinas completamente: matriculadas, que
brinda 5Us servicios exclusivamente en el distrito finnnciero de Nuc:\':l York,
contrasta completamente con el incremento de taxis por radiolbmada que tra-
bajan en los vecindarios pobres, adondt: los taxisrns matriculados mualmentc se
rehúsan a ir.2 1 El impacto espacial de !a polarización en los ingresos se evidmci:i.
rambit:n en b distribución de las sucursales b;,.ncarias, Un estudio reciente pre~
sentado :J. la I.cgishuura del Estado de Nueva York, que señaló los cierres y las
aperturas de sucurs:1les bancarias comerciales en el área metropolimna de Nue~
va York,"ll reveló una ola de cierres aún mayor que la que tU\'O lugar en los

20 V,!:!,e supr.r. 183.


21 Vé:u~ Elliot1 Sclar u al. (1988). "The Nonmcdallion T,txi lndt,myM, en Ciry Alnwltft,
otoño. El i11forrne de irwestig~ción complero se enrnentra en d llrb:i.n Pbnning Departnienr,
Col L11l1 bia Universiry, Como fue descrito en Saskia S:15sen ( 1991 ), "The informal economy", en
Dual CÍIJ.' mtrucmrbzg Néiu }'ori, editado por John Jvlollcnkopf y !vbnud Caudls; 101 o. 52:
"[Sdar, Grava y Downs] encontraron que virtualmente: ea.da vccind~rio 'blanco' o 'ocgro' ¡,os~
algdn ;ervido de trnn1pom: por r:idio o rrmise, )' que citos mn rcaliz.do.1 dpic:unente por miem-
bros de h comunid~d: <l<: cscc modo c:cincn servicios de rrmiu de 11<gra5, portorriqueños, h~i1í,1101,
coreanos, judío; hal<licos. Ellos esrirn¡ron que la flota de ,crvicios <le remiuconsr~b3. de 22 mil
vdrículos. 1vlienuas que muclios de ~ros obedecen bs re¡;11lacioncs, orro1 no. Ninguno de los ll
mil raxis por rJdioll•mJ.d.\, por otro lado, se cncuentr, r1 en regb-.
22 Fram S. Lc:ichtcr (J 98')), B1111!·il1g 1>11 the rfrh: (t1mmacia{ bank hr.wd1 c/osi11gr ,md <1pr11i,i_v.s
i11 thr New Yorl- Mr110¡1dira11 A rea, /!)18·/988, (m.,11mcri1u 110 ptrhlica<lo, ptescmado a Urb,rn
l'!anning Dcp"t. Columbi., Uni~crsity).
U l:CONO,\IIA INFOR.\!Al.. ..

comienzos de la déc.1da de 1980,V M ic:nrn1s que b anterior proliferación de


cierre.~ de sucursales sc concentró en las áreas de bajos ingresos, fa úlrim:i ob.
afccr6 :i los segmentos más modcsros de las áreas de medianos ingrcsos. 24 Cinco
de los principales bancos de Nueva York figmarnn en todos rne:nos uno de los
cierres de sucursales comerciales en los vecindarios de b ci,1dad de Nueva York
con poblaciones de minorfas superiores al 50%.l~ Dur:mce el mismo período,
los servicios en bs sucursales ,,umentaron en los suburbios y en las áreas con
altos ingre5os de esra ciud:1<l. 26 Los bancos también abrieron numerosos "cen-
tros financieros personales" o "centros bancarios privados" en áreas opulent:lS
de la ciudad. En algunas de estas sucttrsalcs se requería de un saldo de 25 mil
dól:ires para poder usar d sc:rvicio de cajeros. Los cierres y aperturas de los
bmcos nos muestran un.1 fuerte rendenciahacia una ofcrca de menos servicios para
los vecindarios pobres y los de clase media, y la de una serie Je servicios cspecia-
li1.ados para los vecindarios m:ís ricos. Una respuesta a esta tendencia por parte
de las áreas de bajos ingresos puede vc:rsc: en la rápida proliferación de operacio-
nes de: cobro de cheques formale5 e informale~. y en varias formas de: operaciones
de: crédit0 informales,
En suma, las clases de: tendencias c:n aumento descriptas favt.1rcccn la in-
formalizacilírt Je un amplio rango de activid:i.des. Los incentivos a una infor-
malii:ición particularmente evidentes en las grandes ciudades inchqen: 1) la

1J bola 3n1erior d~ ciares dejó a mucho.s comunidades compue~1as por minorías y pobres,
pu1rneciente.1 a los principalci ce11<1os fiuonciero,, ,in ningún tipo de servicio bancario.
24 Desde daño 1985 h~na el afio 1987, 55 sucursólles comerciales que brinJ.,ban un servicio
complero c~rr.tron, .34 ,nlo rn d a.iio 1987, d m.1yo, nllmero de ciwcs pira cu:ilqukr afio¿., la
uhim;i década. El pico 111rcrior fue en daño 1983, con 33 cim~1. V~e lcldner, mpM nota 22,
parten.
2$ Durante este período, sólo dos nuéV.lS rncurulei que brindaban un servicio compl.,ro
::ibricron: un banco con dueños chinm tn d b:irrio chino yun pt><¡ucño l,.mco con dut1ío1 nc~ros
(Frecdom Na1io1,e1l llank). futi: últilllo fue la únb SLICU!UI que ab1ió en un vecin,hrio <le: la
ciud~J de Nueva York con 1111~ población neg1a superior .li 30%. En iodos loi dimirn, cun
poblaciones ncgr.1s a hispanas ccrcaria5 al promedio r~ionnl, fa món lle rcsidcmcs por sucurs."ll
ba11ca1i~ comercial aumencó. El Bronx, el discriro con m1torc1 ¡,orce11r2je1 Je poblacionc$ ncgr1s
~ hisp:ui:u. rnfrió h reducción m,i¡ scverl en ¡u red de surnrules comerci,J.,s, una perdida del
20% de,de l 97 8 haua 1987. Cuarenta y cuatro ,ucuml« ce n icn'icio toca/ cerraron t'.n ese
periodo. Li proporción de resi,!cnrcs por <ucursal c1<dó el 30% desde 1980 a 1987, füooklyn, d
dimito con d ,c¡;undo mayor porcentaje Je población d< negro~ e hisp~no,, ,ufrió un :uunento
del 14% en ,u proporción de residentes par suct1t1al de.sdc 1980 half:1 19S7, F.n la ,1c1ualid~d.
l:lrooklyn posee la praporci6n más al ta: 15 n, il 1csidcmcs por sucuml. fdeni.
26 FJ aumen ro <id 7% en l;u aprnura~ de sucursales 1,,nciria1 no puede ,cr C'l(plic~,lo simple-
mcnre como una íunción del r.redmienio de la población uihu1b.1n1. En 19S7, la proporción de
rcsidemcs por s,1curs.t! Íue de 12 mil a I tn mros distrirns ydc 3 mil o l en otros suburbios. !dcm.
1')0 MAi. SERVICIO

creciente drn1:rnda de serl'icios y productos personalizados dt: al ros precios


por p:me de la creciente población con ::il tos ingresos; 2) b Je manda en au-
mcn to de productos )' servicios con co5tos extremada1m:ntc: bajos por parte
de: la creciente población de bajos ingresos; 3) la demanda de bienes y servi-
cios pcrso11afo.ados o de emprcndirnicntos limitados por parte de empresas
que son compradores Finales o inrcrincdios, con un correspondiente creci-
miento de la subcontratación: y 4) la creciente desigualdad en el poder de
ofen:1 de las ernpres:i.s en un come:cto de agudas presiones sobre la zona debi-
do al rápido crecimiento y al fuerte patrón de aglomeración de bs principales
industrias. La continua <lemantb de una serie de bienes y servicios dpica-
mentc producidos por empresas con bajas tasas de ganancias, a las que cada
ve·i se les hace más difícil sobrevivir debido a un continuo aumento de fas
rrntas y los cosros de producción, promueve la informal i2ación en una am-
plia gama de actividades y esferas de !:t economía. La existencia de una eco no•
mfa informal, por lo tanto, se vuelve atractiv~ para las empresas que buscan
reducir sus costos. Las empresas que no necesiran operar inform:1.lmente para
sobrevh•ir pueden, sin embargo, virar li:icia la economía informnl p:ira reali-
zar subconrraraciones a fin de aumenmr sus márgenes de ganancia y obtener
una mayor Ocxibilidad.

Los patrones de infom1ali:u1ción )' sus implicancias: un rem1nen

lvli investigación de campo en la ciudad de Nueva York 27 ha revelado muchos


patrones recurrentes en el proceso de inform::ilización. El primer pacr6n con-

27 B35;lndon1e en el análisis de b in fonnaci6n semndari,1, el uabJjo de campo)' IJs entreví,.


m, he descubierto d s,gukntc perfil en b cconomfa informal en el :lrea de la cilldad de NLICY:l.
York: 1) d 11abajo inform:il esd. pmentc en un amplio rango de scc1ons indumiales, incluyen·
do, con incidencia vari,blc: lndu men tari,, JC<ciorios. rnnrraiis1>1 de b conmucci 6n en gencr;,I,
comutÍ51:U de comercio c,pcd•liudo, calzado, íugucrc, )' artículos deportivos, mueble$ y aber•
turas, componentes dectrónico,, embalaje y tran:porte¡ 2) tales operaciones r~mbién iicm:n lu.
gar, en menor grado, dentro de ac1ividada como nociones de emb.ihjc; tc;\li2..,ción de pan1:t.llos
de Ump>r;u, ílores art;f,ci,les )' joyería; dimibucion; grabado d~ forns: y mami facrur.i de explo-
sivo¡ (en gencr~l. fuegos artificiales); 3) 1ales operad ones tienden a esur Ioaliudis en poblado·
ncs con alta densidad, predominantemente en ~rus habiradas por inmi¡;ranccs; 4) c~istc una
tcn.icnd• emergente en hs Jrea, que m.ln sufriendo un patdal 3,ccnso socfal r~.sidencial 't co•
mcrcial a clc1pb,.ar b actividod ~tradicionil" de !01 111.'eatsl1a¡,1 (en especial den lJU de la i11dumfa
rex!il ): )' 5) se ple.lenta una tendencia en cr..cimicnro de bs nucv~ formas de tral,Jjo no rl"gisrra•
do que sirve a un3 11ucv~ clientda a locafüarsc rn la~ áreas que se encurnltari cri gcnuificación.
Vb1e Sasscn, 1991: c.1p. 9; Smen y Wendr Gro,'ér, ir:tbajo no rt¡;imatlo en d :!rea mc1ropoli1J·
ni de Nueva York, 1986, supra nota 4; Sas1eri y Smith, mpr11 nma 4.
l.\ F.CONO).([A lNFORM,\l .... [')l

cierne :1! origen de la dem;1.nda rlc bienes y servicios producidos y dimilrnidus


inform:tlmentc.28 La mayor parte de la demanda de bienes producidos de esta
formi, en bs industrias del vestido, de muebles, de consrrucción, de embalaje y
electrónica proviene de empresas que operan dentro de la economía formal.
Otros bienes y servicios producidos inform:i.lmcntc proveen :i las comunidades
en donde csns actividades se re:1liz:1n. Li,s comunidades de inmigrnn.ics son un
gran ejemplo, y probablemente conforman b mayor pane <le esta segunda cbse
<le demanda.
El segundo grupo de patrones que he identificado concierne a Íactores que
influyen en d suministro y en la demanch de bienes y servicios producidos y
discribuidos informalmente. Uno de estos factores es la presión dt: ciertas in-
dustrias, en especial la textil, para reducir costos de rn:ino de obra, dada la
competecencia masivo de países de bajos sabrios del Tercer Mundo. Ea t::sta
instancia, el trabajo informal combina salarios muy bajos con condiciones por
debajo de los estándares.
La. indumia de la construcción también prescma este patrón. Un foctor que
influencia la oferca y lo. demanda en la industria de l:i. construcción en Nut:va York
es d rápido crecimiento dd volumen de renovaciones, alteraciones y nueva com•
rrucción en pequeña escala como también en muchas áreas de la ciud:i.d que
ilguna ve1. tuvieron bajos ingresos; a menudo vecindarios en estado ruinoso han
sido transformados en áreas comerciales}' residencfa..b de .tltos ingresos. En mu-
chas otras ciudades de los fat::i.dos Un idos, una transformación como ésta hubiera
incluido un programa masivo de nuel':lS construcciones; en Nueva York, fue cum- ·
pi ido principalmente rehabilitando antiguas estructuras edilicias. El volumen de
trabajo, su !?~que.cía escala, su intensidad de mano de obra y conrenido de alta
calificnción', y la naturaleza a corco plazo de cada proyecm, rocfo condujo a una
gran incidenci:i de consrrucción informal y m1b.1jo de rehabilitaci6n.
Otro importante factor que ,Ject::i la oferta y la demanda es la folra de
empresas que operen dentro de 1~ economía formal para satisfacer bs dem;in-
das de cienos dientes de bajos ingre.rns. O sus precios son dem:i.sia<lu :i.ltus
para estos consumidores o sus ubic::1ciones son inaccesibles o en donde un
servicio requiere inrrfnsccamente que el vendedor Va}':l donde se encuentra d
comprador, como en el caso de los t:i.xis, el vendedor no proporciona servicio

2a Los cmulios de los hoga1Cl n;icionales revelan qi,i,, en la mirad de b Me.ida de 1990, el
83% de los hogares cs1~dounidcmcs milir.1ron bicnc.1 )' servicios producido5 y dimi\iuit!o.1 infor-
malmente, L1 mayor pa11e de este consumo fue con1riruid:i por repat:i.cione.~ doméuicas (21,4
billon~, de dóluess) y por la v~n1a informal e!~ comida (10,3 billones de dólares). US D~p·r of
uibor (1992), Thr 11ná~rgro1wd rconomy in rhr Uni1rd Staru, oc,a1frmalP"P" 1,rirt 011 1!,c infor•
mal jftfor. m\rn. 2, 11.
1n MAi. !i!:RVICIO

alguno p:1.r,1 este dpo de con.sumidor. L:1.s operaciones informalc:5 i1u<:rvienen


pam s:icisfocer las demand:1s que los proveedores regulados no brindan. Por
cjt:mplo, lo~ <:<:ntros vecinales informales proveen cuid;ido infantil, y los ne-
gocios m:tnufoccureros de muebles de bajo costo proveen a las residencias
locnles de bajos ingresos.
L:1 existencia de un grupo de negocios informales en un vecindario puede
genern.r finalmente economías Je aglorner:i.dón que inducen a oitrepe11e1m
ndicionnles a tr:1sbdri.r o establecer negocios. Se puc::de obscrv;1r la formnción
de "distritos" ,1ue reparan aums, "distritos" de vendcdort!s o grupos de fabri•
cantes en pcgueii.a escala tanto informales como regulados en áreas no dedi-
cadas ;;i b manufactura. Estos distritos pueden volverse im:mes, focos de atrac-
ción; ellos señalan a otros futuros enrrep~nrnrs que el costo de c:nuaJa en
algunos vecindarios es más bajo que en la economfa formal, y que existe un
mercado t!n esos lugan:s para sus bienes y savicios, Si los negocios info~males
eligen sus ubicaciones Je acuerdo con h pro:dmidad :1 u,.ia oferta de mano <le
obra relativamente barnta, ellos ~eii.alan a orros negocios la cxistenci::t <le una
"oficina de empleos" informal.
Un tercer grupo evidente: de. patrones en la economía informal se vincuh
con l:1 influencia de: restricciones dt! locación. Para algunas empresas, e! acceso a
mano de obra barata es la principal razón para elegir una ubicación en la dudad
de Nueva York. Mientras que esta ciudad puede. traer cor1 ella. beneficios colate-
rales -como, por eJemplo, acceso a los mercados finales o intermedios de la
ciudad-, estas empresas se mue\•en fundamc:ntalmentt! debido a los costos de
mano de obra. Avan1.ar gr:i.cias al uso de trabajadores inmigrantes de bajo sala-
rio les po:rrnite a estas empresas competir con las fábricas del Tercer Mundo en
mercados con una producción que cambia rápidamente :1 [ravés del tiempo. La
ciudad de Nueva York no es la única ubicación posible para estas empresas.
Muchos distritos de Nue\'a Jersey han sufrido un rápido crc:cimiemo en los
swe>atshops textiles y rn el cr:1b:tjo hog:trcií.o, a medida que la población hispana
se ha extcndiJa.29
Par.l otras empresas, la elección de una ubicación no es simplemente una
cuestión de oforr:i de mano de obra barata. Iviuchas tiendas relacionadas con
b producción personaliz:ufa, o que oper:rn con subcontratos, c:sdn lig:1das
con la ciudad de Nuevrt York por alguna o por todas estas r:u.ones: 1) la de-
manda es local y generalmente específica de: cada diente¡ 2) la n:mualeza del
negocio requiere cicn:1 proximidad a los servicios de disefio y a los especial j.
z.,dos, y un rápido pasaje entre b terminación del diseíio y l:i producción; 3)

19 Vf~}c N ew Jeiscy Oep', ofl-ibor (1988), Smdy cf/,,d,mrial Hom(UJOrlt.


!.A ECONOMIA INFORMAL... 193

las empresas descansan sobre: la adquisición de patrones :noeiados a un :un-


biente económico alcamence dinámico, y 4) las empresas complacen los gus·
tos específicos de las comunidndes inmigran tes locales. Las empn:sas comrre•
ñidas por estos factores dcbc:n permanecer en Nueva York para poder tener
una clknre!a, ya sea compuesc;,. por hogares o por ocr;1s empresas. Sin cm bar•
go, permanecer en h ciudad de Nue\';t York podría signific:1r, efectiv:imen re,
que esas empresas deb:ln opt:r:ir informalm.:ntc. El costo elevado de negociar
en la ciudad, en especial d costo del terreno, puede forzar a los fabricantes
especializados en pequeña escala a inscalam: en espacios no establecidos para
la fo bricaci6 n,
Un cuarto patr6n en c:l proceso de informalización está rebcion;ido con la
var1edad de empleos. Muchos de los empleos de la economía informal son no
calificados, por lo que no ofrecen oporrnnidades de entrenamiento e implican
rareas repetitivas. Otros empleos demandan alta calificación o la adquisición de
una habilidad. El crecimiento de la in formalización en las indumias de b cons-
trucción y de los muebles ha requuido la :Ktualización por parte de los trabaja-
dores de esos st:ctores. No existe un nivel salarial típico de la economía infor-
m.tl. De cualquier modo, en gencrul, Jos empleadores o quienes contratan pare·
ct:n ahorrar, en comparación con lo que rendrfan <¡ue pagar en el mercado
formal para adquirir las mismas habilidades.

J11farmafizaci611 y co1mmidr1despobres

Mis observaciones acerca de la ciudad de Nueva York sugieren dos cuestiones


políticas concernientes al crecimiento de hs economías informales en las co-
munidades de bajos ingresos de la ciudad.
En primer lugar. ¿cómo debería lidiar el gobierno con la creciente economfa
informal? El curso de acción más f.kil a seguir es criminalizar 10das las activida·
des económicas que evaden b regulaci6n, imponiendo multas y cerrando las
operaciones renegadas. L1. ciudad de Nuevl York ha promulgado una po!ltica
de este tipo.3º Sus autoridades cerraron puesrns de diarios y pcqueiios mtau-

Jo L., T.n :iud Finance Commission de b ci11d3d de Nltev:i York desarrollo e implementó
c,ra pol!ri,:1, con b meta Je asegur,r fo obcdicnd3 de I~.; lcyc1 sobre impuestos de b ciudad de
Nueva York caHigando b evasión, Muchos de los obj•rlvos fueron hs oper,cioncs inform:ll:s.
Véase (1982), Nrw J~,k Stau's undtrgr111md ecommry: unt,1.wJ and ¡rowing, repone, Comm. on
Oversigh1, Analysi1, ~nd l nve,d¡;ation, N. Y. Srntc Legisla tu re; Ncw York City Dtp'r. of fin~ncc,
U11ro1Tthi11g 1hr 1111drrgrormd crunomy, reporte (l 986); Dd,orah Sont,g (1993), "Unlicensed
peddleu, unfrneres c.lrc,nis", en 1im~1, 14 Je junio, y otros.
19·1 MAL SERVICIO

rances en las comunidades de bajos ingresos. El resultado fue la desaparición de


las pocas accívidades económicas disponibles y b. pérdida de los pocos espacios
públicos andados en estas comunidades. Desde una perspectiva económica, la
criminalización no tiene sentido. En su lugar, las ciudades como ésta. deben
encontrar formubs políticas que ayuden a reducir la tensión entre esas nuevas
condiciones económicas y un marco regulatorio enr:iizado en un período cco-
n6mico anterior. Tales fórmulas polític=i.s podrán armonizar un rango de inn:-
raccioncs entre gobierno y economía. A maner:t de ilustración, h legislación
sobre. el esmblecimienco de ·,:o nas puede ser usada paru dirigir b polarización en
bs capacidades de producción de gamncias, que se ha vuelto sistémica en hls
economías avanzadas. Estas leyes pueden dejar que las empresas de los sectores
de bajos ingresos compitan por un espado y otros insumos en un lugar como
Manhattan. As{, la llamada wna industrial del lado oeste de Manhattan man-
tiene rentas bajas y le permite a una amplia variedad de servicios industriales
localizarse en la ciudad, cerca de sus dientes.JI Una rewnificación para obtener
mayor espacio para las oficinas corporativas (un gran logro del gobierno de la
ciud3d de Nueva York en la década de 1980) tendería a forz.ar a muchas de
estas empresas de servicios industriales a cerrar o a volverse informales parcial
o totalmi::nte.
Se podrfan diseñar políticas como las de habilitar ciertas áreas específica-
mente parad uso del sector de bajos ingresos para inducir un "mejoramiento"
en las activi&1des informales al incluir estas actividades dentro dd marco
regulatorio mientras se minimizan los costos para los mtrcpmmrs. Rea1iz.ar un
mejor.1rniento tiende a demandar una mayor flexibilidad en la implementación
de códigos existentes y al conocimiento por pane del personal de b ciudad de
que la obediencia puede requerir v:irias fases. Se aplicarían umbrales m:is bajos
de obediencia a las n:gubciones a nue\'OS negocios en pequefia escala en !as
comunidades de bajos ingresos, en lugar de aplicarse a negocios bien c.stabh:ci-
dos, que han tenido una oportunidad de recuperar sus costos de inversi6n. Para
impulsar la obediencia, con regulaciones modificad:1s y prácticas de cJecución,
el personal de la ciudad puede ofrecer asistencia técnica y financiera a las opera-
ciones informales como parte del proceso de mejo da a largo plazo. Más allá de
ligeras polftic.1s de: amoldamiento, se podría incluso prever una reestrucmm-
ción m:l.s drástica de los marcos regulatorios, sobre b teoría de que los des:irro-
llos actuales han vudto obsoleto el ~ntiguo marco..32

31 \ffa5e Columbia Uninuhy (1986), f'rogram in Urban Planning, Drvdopmrnt a11d


fumvation in Manh,itta11~ Che/u,: [riCirntado a UrbJn l'IJnning Dcp't, ColurnLi, Univcrsi1r),
J2 Vém Edgn S. C,hn (1994), "Reim•c111ing povmy Jaw", en 103 }'á/t' Lj. 2133,
lA F.CONOMIA JNFOftMAI. ...

La segunda cuestión sugerida por mi estudio de b. ciudad de Nueva York es;


éPºr qué debcrfamos molestarnos en mejorar y actualizar la economía informal
en las comunidades de bajos ingresos?
La economía informal es una de hs nue,·as formas de crecimiento económi•
co evidente en estas comunidades. Con la caíd:i de la m:111ufacn1ra y el ascenso
de las finanzas y los servicios especializados, el crecimiento económico se ha
concentrado de.sproporcionadarncme en los distriros de negocios cenr r:iles )' ~n
los complejos de oficinas suburbanos. El crecimiento económico, podríamos
concluir, ha ::ibandonado las comunidades de bajos ingresos. Ncccsirnmos en·
cont.rar anclas parn poder n:gcnc:rar estas comunidades, para reconstituir bs
subcconomfas vecinales. Esta tarea se vuelve particularmente importante, sin
señal alguna de que los p:i.troncs corrientes de crecimienm econón1ico encon-
trarán carninos para localizar un crecimiento en estas comunidades, Las econo-
mías informales tiendrn un puente entn: los nuevos vecindarios de clase media
y altos ingresos y los vecindarios de bajos"ingresos, una división ampliada por la
huida de la clase media de bs ciudndcs. Además, la actividad económica infor•
mal lucha contra b propagación del crimen y la delincuencia nacidos de la
desesperación y de la ausencia de opciones.
Debemos asegurar la energía económica representada por negocios en pe·
qudía escala, y debemos acrualizarlos, Esta mejoría, esta actualiz.ación, sólo
puede suceder a través del apoyo del gobierno o de sociedades público-priva-
das. Mucho se ha dicho acerca de las zonas de empresas, las cuales dan incenti-
vos a las empresas para trasladarse dmtro de un vecindario. Yo propondrfa, en
cambio, una concentración en las "zonas comunitarias" Je bajos ingresos, lo
que apoyaría a las empresas que ya está11 operando allí. La aurori,ación de zonas
cornuni1:i.rias, propuesta. por b administración actual, ha recorrido una gran
parce de este camino. Destruir el incipiente minicomplejo de empresas vecina-
les representadas por la cconom ía informal es, a mi criterio, un error, ya gue
estas empresas son unas de las pocas formas de crecimiento económico evidente
en esas comunidades.

Conclusión

Las rafees de la informaliza.ción de varias actividades se cnconmirán en bs ca-


ract"erísticas aún preponderantes de la econornfa en genera.! y de !:is grandes
economías urbanas en particular. La caída de la clase media, el crecimiento de
una clase profesional de alto ingreso y b exp:msión de la población de bajo
ingreso, roqo• esto ha tenido un impacto pronunciado sobre la esmtctura de
1% MAL~félWICIO

consumo. La organizlciÓn Jel traGajo, por lo tnnto, ha evolucionado p;1r:1 satis-


facer la nueva dern;rnda de consumo. P:ute <le la demanda de bienes y servicios
que alimrnrn. l:i. expansión de la economía i nforrn.i.l proviene de b economía
tradicional y de la fragmentación de lo que alguna vez fueron los mercados de
una clase mcdi:1 homogénea. Otra patte de esta demanda proviene de lus m:ce-
sidades intemns de l:is comunid.1des de bajos ingresos, que c.1da vez. son menos
capaces de coniprnr bienes y servicios dentro de la econom/n tradicional.
Una segunda gran tendencia es la creciente desígu,tldad en la capacidad de
producción de ganancias de los diíerenres sectores. El predominio de bs indus-
trias generadoras de. alcas ganancias, por ejemplo, las finanzas y los servicios
especializados, como el sector dominante en las economías urbanas más impor·
rantes ha elevado el precio del c~pacio comercial y de otros costos en los nego-
cios de los distritos centrales de las grandes ciudades. Las pequeñas empresas de
bajas ganancias a duras penas pueden competir por el espncio, aun cuando
gozan en !a ciudad de un:i. demanda efectiva de sus productos o servicio.,. Una
forma de reconcili:iciórl de estas condiciones conrmdic:torias es volverse infor-
mal, es decir, usJr espacios no establecidos para el comercio o la manufactura,
tales como sótanos en áreas residenciales, o espacios que no se encuentran aptos
según el mandato estatal de estándares de seguridad, salubridad y protección
contra incendios.
La tercera gran tendencia se vincula con la organización del espacio en las
grandes ciudades. Los sectores líderes de la econom/a tienden a concentrarse en
los distritos centrales de la dudad y en los complejos de oficinas suburbanos.
Casi no existe un crccimicnro económico en las comunidades de bajos ingresos.
Esta distribución espacial desequilibrada del crecimiento es mucho más fuerte
en la actualidad (como también !o ha sido en los últimos quince años) que en
épocas anteriores. La aparición de economías vecinales semiformales ha sido
una respuesta a esta falta de equilibrio.
Estas ter1dc11cias en el consumo, en las capacidades de producción de ga-
nancias y en la organización espacial indican que la expansión de la economía
informal en !os Estados Unidos se basa, en parte, en condiciones que son esen-
ciales de l:i. fase c:ontempor:ín~a de una econom(a de mercado avan1.ada como la
de los Estados Unidos. El acercamiento a la economía informa! que los h.icedo-
res de poHticas cleben adortar depende, al meno$ en parce, de si esra economía
es atribuible prin,ariamcnte a las características ~tructurales del capitalismo
avanzado o si es una anomalía atribuible a fa inmigración tercermundista. El
simple: hecho de criminnlizar d trah:1.jo informal puede ser efectivo si la eco no•
mfa informal es, en esencia, una :rnomal{:i, Pero si, como he sost~nidu, la infor•
rn:ilizaciótl esiá incorporada en la c:scructu ra de nuestro ac:tual sistema econó-
l.A ECONOMIA INFORMAi.... 197

mico (manifiesta en especia! en hi.s grandes duJade.s), enconce.s, Li crimina!ización


puede no ser la po!ftic:i. m:ís efectiva. La inform:ilización surge como una serie
de escrn.ccgi:is de füxibilidad y maximi1.ación emple:tdas por individuos, empre-
sas, consumidores y productores en un contexto de desigualdad e:1da vez mayor
en los ingresos y en las capacidades de producción de gan;rncias. Su expansión
nos invita a concencrarnos en el hecho más ampliu de un creciente grupo de
problemas c¡ue cxistt: en la rel:tción encrc hs nuevas tendencias económicas y los
viejos m.im:ls n:gulatorios.
PARTE IV

Fuera del espado


8. Espacio electrónico y poder 1

El espacio deccrcSnico es fácilmente considerado como un evento puramente


tecnológico )', en ese sentido, corno independiente y neutral. Pero ésca es una
leccura parcial. Argumentaré aquí que lo que es dejado afuera de esta lectura
tecnológica es que d espacio electrónico es parte de dinámicas mayores que
organiz:an a la sociedad. Ya sea en b geograíla de su infraestructura o en la
estructura dd mismo ciberespacio, el espacio electrónico está inscripto, y de
::tlguna manera moldeado, por el poder, l:i. concentración y la oposición, tanto
como por la aperrnra y la descentralización. De i:sce modo, es por ahora bien
conocido c¡uc ]as características paniculares de Internet (o la Red) son en po.rte
una función de la temprana cultura hackcrde las computadoras, que diseñaron
un software que fortaleció b. apertur:1 )' la descentraliz;i.ción de b Red y gue
busc6 hacerla univcrsa.lrnente accesible. También est:l. claro c¡ue desde 1994,
cu:mdo los negocios "descubrieron" la Red, hemos estado viendo intentos por
comercializarla a través del desarrollo de softw,mqur:. pueda capitalizar las pro-
piedades de la Red a través de la imposición de derechos de autor -en otras
palabr:i.s, lo opuesto de la temprana cultura hacktr-.
En este sentido, me parece que necesitamos re-teorizar el espacio decrr6nico y
separarlo :tnalfric.'Unente de las propiedades de Internet que han moldc:1do nues-
tro pensamiento sobre el espacio electrónico. Tendemos a pensar sobre este espa-
cio como caractcriz:1.do por un poder distribuido, pot h ausencia de jerarqufas.
lnt,rnet es probablemente d mejor conocido y m:ís c~lebre de los espacios dec•
Lrónicos. Sus acributos particulares h:in engendrado la noción Je un poder distri•
buido: descentralización, apertura, posibilidad de expansión, sin jerarquías, sin
centros, sin condiciones parad con trol autoritario o monopólico.
Sin embargo, las redes cstfo haciendo posibb otras formas de poder. Los
mercados financieros, que operan durante mucho tiempo a través de: redes elec-
trónicas privadas, son una buena instancia de una forma alternativa de poder.
Las tres propiedades de las redes electrónicas: velocidad, simultaneidad e in ter·

1 &te c~prtulo ~p~reció origin:tlmerue en /tmrn,1/ of11rh4n 1uh110!01J (1997): vol. 4, mlm. J,
1•17.

201
202 FUERA DEL f.SPAClO

conenividad h~n producido resultados notoriamente diferentes, en este caso,


de aquellos de Internet. Estas propiedades han hecho posibles órdenes de mag·
nirud y concentrJ.ción que sobrepasan en mucho~ cualquier cosa que: ha}':lmos
visto alguna vez. en los mercados fin:mcicros, La conserncnda ha sido que el
mercado global de capiral tiene ahora el poder de: disciplinar a los gobiernos
nacionales, como quedó en evi<lencia en b "crisis" mexicana de diciembre de
1994, Estarnos viendo la formación de nuevas estructuras <le poder en el espa·
do clccrrónic:o, tal vez más claramente en bs redes prh•adas de las finam.as, pero
también en otros casos.
La preocupación aquí es elaborar la proposición Je que despacio electró-
nico está incorporado y hacerlo a travt=s del exarnen de lo c¡ue pienso como
cibc:rsesmentac:iones. La atenci6n ac¡uí está puesta parricularmentc sobre el
espacio d~ctrónko y la digitalización de un componente creciente en la eco-
nomía. Este enfoque provee de una particular serie de sendas analíticas hacia
la noci6n inás ampli:t de que d espado electrónico está incorporado. Hay
senderos basados en dominios de b práctica antes que en ideas sobre el cspa·
cio dectrónic:o. Es el comienzo de un estudio de investigación y sólo presenta
dementes de una nueva perspectiva teórica. Si este análisis puede ser usado
por orros tipos de espacio electronico y dominios de la práctica, es una cues·
tión que habrd que investigar.
Ac¡uf examino tres modos en que esta incorporación del espacio dcccrónico
puede sc:r capturada:

l. No hay ernpresJ completamente. virtualizada ni industria totalmente


digitalizada. Los sectores económicos Hdcres que están alcamente
digitalizados requieren de sitios ematégicos con vastas concc:nrraciones de
infr;iestruccura, el requisico de fuentes laborales, talento y eclificios. Esto es
Yálido pJ.ra !as frnanus pero también para las industri:u muhimediáticas,
que usan p,occsos de: producción digital y producen productos digitalizados.
2. Las crecientes desigualdades en la distribución de la infraestructura para
el espacio e!t:ccrónico, ya sean redes de computadoras priv:idas o la Red,
en las condiciones parad acceso al espacio ekccrónico y, dentro del esp::i.-
cio electrónico, en las condiciones para el :icccso a segmentos y caracte-
rístic.:is de elev.'.ldo poder, esdn todas contribuyendo a nuevas gcogmfías
de centralidJ.d tanto en el territorio como en el espacio electrónico.
3. La comercialización de redes públicas}' las concentraciones jerárquicas
de poder en las redes privadas e.sdn produciendo lo c¡ue pienso como
ciberscgmentaciones -maniFestadones de las dinámicas de desigualdJd )'
poder-,
ESPACIO I:LI:CTRÓNICO Y PODER 203

Después de un ex:uncn Je esws tre5 rema5, la ~ección final los incorpora en un;i
discusión mayor sobre el esp:i.cio )' d poder.

La topogmjla del espacio-e: ciudades glob1t!es


y cadenm globales de valar

Li. nueya y vasta topogrnfía económica que csd. siendo implementada a través
del espacio dcctrónico es un momento, un Ír:1gmento, de una ca<lc:na econÓ·
mica aún m:ís vasta que está en bocna p:irrc incorporada en !o~ espacios no
electrónlcos. No hay empresa complet:um:ntc vircualizada ni industria total-
mente digitalizada. Hasta las industrias más avanzadas de la información, como
las finanza~. están instaladas sólo en parte en el espacio clt:ctr6nico, Y as( tam•
bién las industrias que producen productos digitales, como el diseño de sofi~
ware. La crccie!He digita.liz.aci6n de las actividades económicas no ha eliminado
la necesid:id de grandes negocios internacionales y centros t1nancieros y rndos
los recursos materiales que ellos concenrran, desde la infraestructura telemática
de vanguardia hasta el ca.lento intclecmal (Sassen, 1994; Pillon y Querrien,
1995; Rotm, 1995).
No obstante, b telemática y la globalización han emergido como fi.ienas
fundacionales reformando la organización del espacio económico, Los rangos
de esta reforma van desde la vinualizadón espacial de un crccic:nre número de
acrividodes económicas hasta la reconfiguración de la gcogrnfia del entorno
construido para la actividad económica, Ya sea en el espacio electrónico o en la
geografía del entorno construido, esca reforma involucra cambios organizacio·
na.les y estructurales, La telemática maximiza h potencia para b dispersión geo•
gráfica)' b globalización trae aparejada una lógica económica que maximiz., las
atraccionc:~/ rentabilidad de esa dispersión.
Un resultado di:: csras transformaciones h:l sido cap1:'ldo en las imágcnt:s de
dispnsi6n geogrMica en escala global y b ncutraliz..,.ción del lugar y la distancia
a tr:wés de la telemática en un creciente mímero de actividades econ6micas. Y
es precisamente la combinación de la dispersión espacial de numerosas actil'i·
dadcs económicas y b integr:1ción relemátic:i glob:il lo que ha conuibuido a un
rol estratégico para las principales ciudades en la actual fuse de b economía
mundial.
Las ciudades son si cios de producción para las industrias de serl'icios Ifdcres
de nuestro riempo, y contienen la infrnestruccum de :icdvidades, empresas y
empleos necesarios par.1 hacer funcionar la avaniada economía corporativ:i
(Castdls, 1989; Chen, 1995; Le Debat, 1994; Friedman, 1995). Los servicios
204 FUERA DÉL ESl'AC!O

especializados son por lo general c:ntcndidos c:n términos de: producciones cspc:·
cialhadas m~ís que del procc:so de producción irwolucrado. Cenrramos c:n el
proceso de producción c:n cs(as industrias de servicios nos permite ca¡>tar algu-
nas de sus características de ubicación y c:xaminar la proposici6n acerca de la
existencia de una nueva dinámica para la aglomeración rn los servicios corpora-
tivos avanzados, porque dlos funcionan como un complejo de producción, un
complejo que sirve a las casas m:mices, pero tiene: características locacionalc:s y
de producción discintivas. Es este complejo de: servicios a la producción, más
(llle las centra.les de las empresas en general, lo que se beneficia de, y muchas
\•eccs necesita, una ubici.ción c:n un:i. ciudad .
.Esrn dinámica de l:i aglomeración opera en diferentes niveles de la jerargufa
urbana, desde la global a la regional. En d nivel global, algunas ciudades concen·
eran la infracstrucrura y los se evicios que producen una capacidad para el conrrol
global. futo último es esencial si la dispersión de la actividad económica -ya se:in
fabricas, oficinas o merc:tdos financieros- ha de tener lugar bajo una continua
concentraci6n de propiedad)' apropiación de !a.1 ganancias. Esta cap:i.ddad p:irn
el control global no puede simplemcrltc ser subsumida bajo los aspectos estructu-
rales de !a g!obaliza.ción <le la actividad económica. Debe ser produ~¡Ja. Es insu-
ficiente afirm:u; o dar por sentado, el formidable poder de: las grandes corpora-
ciones o la cxistcncb. de algún "sistema económico internacional".
Detrás de sus a veces largas historias como ce.ntros para d comercio y d
sistema bancario mundiales, estas ciudades ahora funcionan como:

• puncos de comando en !a organización de la economía mundial;


• ubicaciones y mercados clave par« l:is industrias lideres de este periodo
(finan2as y servicios especializados para c:mpresas):
• sitios para la producci6n de innovaciones en estas industrias.

La continua y muchas veces crc:ciente concentración y especializaci6n de los


servicios financieros y corporativos que funcionan en las principales ciudades
en los palscs altamente desarrollados es, en gran parce, un desarrollo estmtégico.
Es precisamc:nre a causa de la dispersión ccrricori:il fucilicada por los avances en
las te!ccomunicaciones que h aglomeración de las ar.rividades centraliz:1das se
ha expandido inmensamente.
Esca está bien ilustrado por el caso de las empresas líderes en el mundo c:n
cclecomunicacioncs. La combinación de un alcance global de operaciones y la
c:ucncia de: un.\ red de comunicaciones sin fisuras en la escala global h:1 signifi-
c:ido que se está volvienclo más barato)' f.kil p:ira las empresas multinacionales
gestionar :tfuera .sus redes de comunicaciones. Por ej~rnplo, J. P. Margan, una
ESl'AClO ELl'CTl<ÓN!CO Y l'ODl'R

de las empresas de servicios financieros m:is grandes de los futndos Unidos, ha


hecho un contrato con British Tclccom (RT) de Norteamérica para que rn.tneje
sus redes terminales <le ultramar. Y BT de Norteamérica ha hecho un contrnlo
con Gillettc para ciue maneje ~us operaciones de rdec:omunicacio11es en ciento
ochenta países. AT&T provee las corn:xiones de red para Gener;1.I Electdc en
dieciséis p:1/ses. Esta red de servicios en expansión h:1. aumentado significativa-
mente la complejidad y la impouanci:1. de bs funciones centrales en rodas estas
grandes cmpres:1.s de telecomunicaciones.
Aquí tenemos, no una continuación de los viejos patrones de aglomer:ición,
sino una nueva lógica parn la :iglorneración. La formación y la continuidad de
un centro económico en el tipo de dud::ides que llamo globales descansan en la
intersección de dos procesos principales: 1) la creciente intensidad de ser1•icios
en la organizaci6n de todas las industrias y 2) la globalización de la acdvidad
económica. La creciente intensidad de los servicios y la globalizaci6n descrns,m
ambos sobre y son moldeados por las nuevas tm10logfas de la información, y
ambos han tenido )' continuarán teniendo un gran impacto ~obre d espacio
urbano. La creciente incensid:i.d de los servicio¡ en la organización económica
en general y las condiciones específkas bajo las cuales las tccnolog,as de la in-
formación están disponibles si: combinan para hacer de bs ciudades una vez. mis
sitios de "producción" estratégicos, un rol que habían perdido cuando la manu-
factura masiva en gran escala se volvió el sector económico dominante, Es a tmvés
de este proceso de producción basado en la información que se constituye esa
posición central. Sin embargo, una mayoría de empresas y de actividades econó-
micas no habitan estos centros mayores; estos últimos son sitios estratégicos,
La posición !'.entra! continúa siendo una propiedad clave del sistema econó-
mico, pero los correlatos espaciales de ella han sido profundamente alterados
por las nuevas tecnologías y la globaliiación. Esto plantea el problema acerca de
qué constituye la posición central hoy en un sistema económico donde 1) una
parte de las transacciones ocurre a través de tecnologlas que neutralizan la dis-
tancia y el empb.zamicnto, y lo hacen en una eKala global, y 2) la ubicación
central ha sido históricamente parte de ciertos tipos de entornos edHic:i.dos y
formas urbanas. L1 globali1.ación económica y las nuevas tecnologías de la in-
formación no sólo han reconfigurado la cenualidad y sus correbtos espaciales,
sino que también crearon nuevos espacios para la cenrralidad, Estamos viendo
la formación de un "centro" transtc:rritorial constituido por v(a de la tc:lcmática
e im:ensas tr.insacciones económica.s. L~ más poderosa de estas nuevas geogra-
ff:u Je la centralidad en el nivd intcrurb:i.no vincul:1 los tnayores centros inter-
nacionales financieros y de negocios: Nueva York, Londres, Tokio, Parfs,
Fr:mcfort, Zurich, Amsrerd:un, Los Ángeles, Sydneyy Hong Kong, entre otros.
206 FUERA D[;L ESPACIO

Pero esta geografía ahora incluye ciudades como S:rn Pablo y México D.l'. La
intensidad de las uans:i.ccioncs cnrrc est:u ciudades, particularmente a través de
los merc;;dos financieros, d comercio en servicios y b inversión, se ha incremenr.1do
notoriamente,)' así lo han hecho lns 6rdene5 de magnitud involucrados.
Como economista política, intrn:sada en la organii.ación espacial de la eco-
nomía}' en los correlatos espaciales del poder econ6mico, veo que centra.rse en
d lugar y la infraestructura en h nueva economía de: la información glob.11 cr(:a
una apertura conceptual y práctica para las cuestiones acerca de b incorpora-
ción de! espacio dectr6nico. Nos permite elaborar ese punto donde la maceria-
lidad dc:l lugar/infrnestructura intersecta con aquellas tecnologías y formas or·
ganizacionales que neutraliz:rn d lugar y b materialidad, Y crae .1par,:jada una
elaboración del espacio electrónico, un e,pacio que no emi simplemente defini-
do por la transmisión de capacidades, pero que es donde están siendo constitui-
das nuevas estructuras parn la acrivid:id y el poder económicos.

Una nueva geogmfia de l,i centralidad

Estamos viendo una espacializaci6n de la desigualdad evidente canto en la geo•


grafía de la infraesuucrura de las comunicaciones como en las gcografbs emer-
gentes en t:I espacio electrónico mismo. Las ciudades globales son hipercnm:en~
traciones de infraesrntctura y de recursos concomir:mte:s mientras que vastas
áreas en regiones menos desarrolladas están pobremente abastecidas. Pero tam-
bién dentro de las ciudades globales vemos u na geografía de la cenrr.,lidad y
una de la marginalidad. Por ejr:mplo, la ciud~d de Nueva York tiene la rn:J.)'OT
concentración de edificios abastecidos por cables de fibra 6ptica en el mundo,
peto están principalmente en el centro de la ciudad, micnuas que Harlem, una
comunidad afroamericana de bajos ingresos, a no m:is de dos millas al nortc del
centro de Manhattan, tiene sólo un edificio de esas caracterfstic:is. Y la zona sur
de Los Angeb, el sitio de los lcv:intamienros de 1993, no posee ninguno. Esto
no tfou que ser as/, (Jnfamuuion, 1995.)
Hay muchas instancias de esta nueva geograFfa de accesos desigual. La infra-
estructura requiere enormes cantidades de <linero, Por ejempln, se estim:i que
costad 120 billones de dólares en los próximos diez. afias simplemente actu:1.li·
zar las redes de comunicaciones de Europa Central y Oriental. La Unión Euro-
pea gastará 25 billones de d6larcs por año para desarrollar una infraestructura
de tdccomunicaciones de banda :incha. Los niveles de desarrollo económico a
ser alcani.ados por diferentes regiones y pafscs, y sin duda, continentes enteros,
dependen de los recursos públicos y privados disponibles)' de: la l6gica que gu(:1
ESPACIO El.ECTll.ÓNICO \' PODER 207

c:m: des:irrollo. Esto es eYideme aun con tecnologbs muy básicas como d telé-
fono y d fax: en 1995, los países muy ricos tenían cincuenta líneas telefónicas
por h:ibit~nre; los países pobres, mi:nos de diez.. En los Esla<los Unidos, había
4,5 millones de máquinas de fox y en Japón, 4,3 millones; pero tan s6lo 90 mil
en Br:isil, 30 mil Lanto c:n Tur<¡uía como en Portugal y 40 mil t:n Grecia.
El enorme incremento en el comercio mundial en servicios y productos de
comunicaciones ha ocurrido contra este trasfondo de aguda~ desigualdades en
la inrr:iestructura. En 1nnco la m:iyor parte del crecimiemo ha sido disfrutado
por los "poseedores" de lecnología, estas desigualdades se han profundizado.
Por ejemplo, en J990, d mercado de llamadas tdef6nicas imernacio11ales fue
de 50 billones de dólares, pero d de equipos y servicios de telecomunicaciones
fue de 370 billones de dólares, y llegó a los 400 bil!oncs en 1992. Las dema11das
de los negocios se han vudro C:J.da vez más imporr:mtes que las demandas de los
consumidores en algunos de estos secrores industriales.
Y tambii:n están los puntos más frr1os. El despli.:gue mundi.il de 1SDN
(integmtet! rerviw digit11! network; [redes digitales de Icrvicios integradas]) de*
pende de la interaperabilidad y de una base de tt!cnologfa, Ambas condiciones
restringen severamente dónde las ISDN estarán disponibles, Por ejemplo, inclu-
so en Europa, donde hay una política común de comunicaciones c¡ue tiende a
una armoniz.:i.ci6n, el despliegue de: ISDN varía enormcmenre: en I 992, Francia
habla :i.lcan2.1do d l 00%; en Grecia es prácticamente inexistente (García, 1995),
Otra instancia es el establecimiento de una Red Gcneml Europea, proveyendo
ocho can:i..les de dos mc:g:ibi1s por segundo cada uno para los comienzos de la
década de 1990, pero sólo entre nodos en Francfon, Pads, Londres, M.idrid y
Roma -una geografía. selecta-. La disponibilidad dt: circuitos arrendados de
dos mbps en Europa es mur desigual -de 40 mil circuitos en Gran Bretaña a 17
en Irlanda-. El caso de tecnología de frame reÍilJ también es de interés aq uf:
muchas corporaciones transnacionales la usarían como rccnologfa de red, pero
sólo cst:i. disponible en unas pocas ciudades principales (véase Garcfa, 19.95;
Graham y Simon, 1996).
El creciente: valor económico y, por lo tanto, la rentabilidad de las comuni-
caciones están creando enormes presiones hacia b desregulación y la privatiza-
ción. El hecho de que los usuarios de mayor nivel requieren comunic::iciones de
vanguardia ere.a además una presión µor inmensos momos de capital y expertos
de airo nivel. Esto ha significado que bs compalifas públicas de telecom1mic:i.-
ciones en codo el mundo se están encontrando entre la presión de privatizar que
proviene del sector privado y la insuficiencb de fondos públicos par:i desarro•
llar sistemas avanzados -sistemas que bien pueden beneficiar enormemente a
e5tos usu:irios de primer nivel-, Hasta en plises como Francia y Alemania, que
208 rurnA DEL F.SrACIO

durante mucho tiempo sostuvieron sus preferencias por un control es rata!, esta-
mos viendo :1hora una privatización p:trcial. Desarrollos similares csdn tenien-
do lug:ir en países tan diversos como J:i.pón, Nueva Zelanda, Australia, Singapur,
Indonesia y Mabsia. La noción, particularmente: en los países rnenos d~sarro-
lbdos, es que la privatizaci6n ayudar:i a b nación a tener acceso :i c:i.pi/1.I extran-
jero y expertos necesarios para desarrollar la infraestructura nadónal. De este
modo, l:i Argentina, México, Venez.uel:1, la India e incluso la República Popular
China esdn considerando estas iniciativas.
También hay una tendencia hach la privatización de las agencias in tern.i-
cionales. Esto está bien i!usrrado por el caso de INlvlARSAT, una organiz.aci6n
internacional resultante de un tratado, establecida en 1979 para proveer servi•
dos de comunicaciones a los barcos, c5pccialmence a aquellos de países pobres,
Debido a que lNMARSAT se expandió haci.i. actividades cada vez. más lucrativas
(servicios a medios, satélites portátiles y aerolíncas),_hnn.surgido presiones para
privatizarla; esta agencia patticular ha estado creciendo a un ritmo del 20%
desde mediados de la dt:eada de 1980.
La desregulación y la pdvatii:ación están facilirnndo la formación de
megaempresas y alianzas globales. Además, los nuevos desarrollos tecnológicos
esr:in facilitando la convergencia encre cdecomunicaciones, informática y TV,
que llevan a la formación de un megascccor mulcimediático. Esto es impulsado
y hecho posible por una variedad de innovaciones y desarrollos técnicos:
digi ralizaci6 n, fibra óptica, co m prcsi6 n, software para navegaci6 n, nuevas capa·
ciJades de las re, redes como Internet y otras redes. Además, las corporaciones
globales necesit:tn tecnologías de red mundiales sin fisuras, que puedan sopor-
tar aplicaciones como los imercambios electrónicos de datos, la manufactura
integr:1da a la computación, bases de d:1tos para el manejo de la información,
video conferencias, etcétera. Esto requerirá enormes in\'ersioncs )' apoyo de
expertos y favoreced a los actores globales. La globalizaci6n es unl carac¡erÍsti·
ca clave del nuevo sector multimadiático. Y todos los desarrollos señalan que
esto sólo crecerá. Estos actores glob:Jes }' la infraestructura y las cecnolog/a.,; de
avanz.ada a las que tcndr:ín acceso sólo pueden incrementar la distancia entre
los hogares y entre las empresas que "tienen" y los que "no tienen" tecnología.
Mientras tanto, las c:mpres.1.~ líderes en telecomunicaciones se están posicio-
nando para ser parte de este lucrativo mercado tercerizado para proveer redes de
comunicaciones glob.1lcs sin fisuras a las corpor;i.dones multinacionales mis
grandes dd mundo. Es1e mercado está estimado en 10 billones de dólares al
año para las 500 empresas m:ís impon:mtes, y está creciendo rápidamcnre, AT&T
h:t establecido \-X'orldPanners, un 011Ntep ihoppingy joint 11mt11re, c:o11 el mayor
proveedor internacional de J~pón, ls'.DD, y con Singapore Telecom. (Lo que en-
ESPACIO El.l,Cl"RÓNICO Y l'ODER 20~

cucntro interesante y políticamente si¡;nific:aivo, si bien es raramente nocado,


es que para proveer 5c:rvicios de telecomunicaciones que neutralicen h distan-
cia, las compañbs de tdecomunicacioncs tienen que acceder a territorio con-
c;reto, porque la principal tecnología sigue siendo d cable de fibr.l óptica, que e5
tambi¿n mero materi.11. Aquí hay una posibilidad para que los gobiernos ejer-
zan su poder regulatorio, pero e5te punto esd perdido en b crecieme recóric:i
de desmacerialización.)
Fin:ilmentc:, una vez. en el cibecespacío, los usuarios encontrarán también
una desigual geografía de :1cceso. Aquellos que puc:dan pagarlo tendrán un sa-
vicio rápido, y :1quellos que no, se enconcrndn cada vez más en "vías muy len-
cas". Por ejemplo, Time Warnc:r realizó un proyecto piloto en una comunidad
mediana de los Estados Unidos para saber si los consumidores estarían dispties-
tos a pagar tarifas bastante: devadas por servicios rápidos; descubrieron que los
.clicntes_sí lo harían,_ es decir,_que_aqudlos que. pudieran-pagar-lo-harían.La
próxima sección examina algunos de estos temas.

Cibcrsegrm.·ntadones emergentes

Una manera de comenzar a concepcualiiar his posibles estructuras del espacio


decnónico es especificar las formas emergentes de segmentación. Hoy hay
por lo meno, tres formas difcrenu:s de cibcrsegmentación. Una es la comer-
cialización dd acceso, un tema familiar. La segunda es la emergencia de inter-
mediarios para clasificar, elc:gir y evaluar inform.tción para los clientes que:
pagan. La rercera es la formación de redes corporativas "firew:illed'.. priv:ni-
1ad::is en la Web.
En lo que respecta a la comercialización del accew, lo que importa no son
las formas habituales de los servicios p:igos, sino lo que hay por delante. La.;
formas comerciales habituales de acceso están cambiando, Microsoft, después
de haber retardado Internet, está ahora ofreciendo acceso libre a Internet y
programas de buscadores. Y AT&T, h compañía telefónica m,is grande del mun-
do, anunció recientemente que ofreced acceso libre a lncernet a sus clientes.
Este acceso libre ofrecido por los gigantes de la industria es táctico. Hay ahora
una enorme batalla entre los principales jugadores para obtener ventajas cstr:1-
tégicas en lo que continua siendo un mercado bastante desconocido y no espe-
cificado. La emacc:gia de Microsoft en d pasado ha sido establecer el estándar,

• El t111mino s,: utiliza por analogfa con un pro¡:;1:im~ de compu1aci6n que: c1·ita que l:n
p~non,u entren 5in :iurorinción a un sismn, inforin~rico [N. de b T.].
2\0 FUF.RA DEL ES1'AC10

lo que hizo para los sistemas operativos. Hoy b cuestión es, una vez. más, fijar
los estandares, y hacerlo mediante la provisión de sofiwar(gratuito, con d obje-
to de, finalmente, controlar el acceso y los estándares de: búsqueda y poder estar
así en condiciones de cobrar.
Veinre compañías europeas recientemente se unieron para formar la sección
europea de un grupo de investigación de Internet. El grupo incluye las mayores
empres:is de telecomunicaciones y de informática tanto dd sector público corno
dd privado. Funcionará en el lnsticu10 Nacional de lrwesrig:'lci6n Informática de
Francia, JNRIA, La r;1ma europea dd consorcio de la WW\V trabajará con d censor•
cio de la \'i?el:i de los Estados Unidos en rem:is globales como el comercio dectrÓ•
nico. También trabajará en el uso de lenguajc:s diferentes dd inglés en la Web. E!
estnblishmmtdel gobierno}' de los negocios franceses muestra ahora un notable
interés en la Web, cu1ndo sólo dm años atrás habb rechazado la totalidad de
Internet como una \'Cí5ión del Minitel francés. 1NR1A se ha hecho cargo de parte
de las investigaciones 5obre la Web de CERN, la organización de investigación
nuclear en la cual la \'7eb fue creada porTim Berners-Lee en 1989; él, ahora en el
MlT, cncabe1.a tanto la investigación est:idounidense como la europea. Una de las
prcocuplciones del recientemente formado consorcio europeo es que las mejoras
hechas por rh•ales corno Netsco.pc y lvlicrosoft {ambos miembros dd consorcio
escaJounidense) no creen pams sep;iradas de Internet que sólo puedan ser leídas
por el software de Netscapc y Microsoft respectivamente.
No podemos subestimar la cxtcnsi6n de b búsqueda de formas para contro-
lar, privatizar)' comerchlizar Internet. De acuerdo con Business m~ek, las ga-
nancias obtenidas de productos y ser1•icios relacionados con Internet pasarán
de 300 millones de dólares en 1995 o. 10 billones de dólares estimados plra el
afio 2000. Aproximac!amrnte 4,2 billones de dóbrcs serán gastados por clientes
y negocios en concepto de cargos de acceso para estar en línea y por el tiempo
pasado en ella. Tres alianzas glohalc:5 importantes se han formado para propor-
cionar todo un rango de servicios a los diemcs. Deutsche Tclckom y Fr:incc
Telccom, los dos últimos operadores en Europa, juntos i11vertirfo 4,2 billones
de dólares en un tercer socio, Sprint, el tercer niayor opcr.idor <le larga distancia
en los Estados Unidos. El pronóscico es de 5 billones de dólares en ventas para
c:I año 2000. La alianza, que se llnmar.l Global One, ofrecerá :1 los diences una
única red global alcanzada a través de puntos indiviJu3Jcs de coutacto, con
una tecno!ogb. de vanguardia y un rango de nuevos servicios. Se centrad en
tres segmentos del mcrc;ido internacional de telecomunicaciones: servicios de
voz, daros y video internacionales para clientes corporativos; servicios interna-
cionales para dientes, como tarjetas de l!amada, y nansmisit'in internacional y
soporte para orras empresas de transporte~ internacionales.
E5PACIO El.ECTllÓNICO Y PODER 21 l

Mientras gue el mecanismo para la comercialización puede no estar dispo-


nible accualmente, hay un enorme esfuerzo para inventar el sistema apropiado
de facturación, Vale la pena recordar que, en los Estados Unidos, el sistema
telefónico comenzó a fines de 1800 como una red de redes dcsccntr.:iliza<la, de
varios propietarios: había redes telefónicas de granjeros, rC"dcs telefónicas de
~ocic:dadc:s de ayuda murna, cccétera. Esto continuó por décadas. Pero c:n 1934
fue aprobada el Acra de: Comunicaciones, ddinicndo al sistema <le comunica~
cienes como una "situación de cnonopolio natu mi" y otorgando el monopolio
a AT&T. En el 60%, AT&T es una compañfa de facturación; lia inventado e
implementado sim:mas de focturación. Y gran parre del csfiierz.o actu:1.l apunta
a las cuestiones de ll!l sisrema de facturación para el acceso y el uso de lo qué
ahora es un espacio electrónico público.
A lo ancho del rnundo son básicamente las compañías pequeñas las que han
ofrecido hasrn ahora acceso a Interne c. El numero total de computadoras perso-
na.les en el mundo ha sido estimado en 5 7 millones en 1995 )' está proyectado
que sean 100 millo ne., para 1999. Las grandes compañfas de celecomunicacio-
nes y de computación esdn bien posicionadas para trner ventaja porque Internet
viaj:i sobre el sostén de la fibra óptica de la gue son propietarias las compañías
de larga distancia. Ést:is est:in desarrollando ahora servicios de Internet para
negocios. Por ejemplo, la proporción de ingresos provenientes de los clientes
de negocios b:i estado :iurnenrando parn AT&T¡ m:ís de la mitad de su., ganancias
por servicios telefónicos procede hoy m:ís de los negocios que de los consumidores.
Si las corporaciones lleg;1n a tener el comrol de In cerner, lo har:ín :i rrav¿s de
sociedades estratégicas. Las estr.1tegfas de crecimiento y las alian7.as globales no
sólo están equipadas p;ir,i proveer servicios de comput:ición y llamadas telefóni-
cas, sino también transmisión de d:uos, video conferencias, compr:i.s doméstic::is,
relevisión, nocicí:1.s y entretenimientos. L:1.s fusiones y l~s :idquisicioncs han ;1u-
mcntado notoriamt!nle en las industrias de telecomunicaciones globales, a me•
dida que bs compañfas están buscando b dimensi6n y h tecnología. p,ira com·
pctir en los mercados globales. En 1995, estas transacciones alcam:awn núme-
ros récords con 2.913 acuerdos, un incremento del 57% sobre los 1.861
registrados en 1994. El valor total de estos :icuerdos fue de 131 billones Je
dólares, un incremento del 47% sobre los 90,5 billones de 1994 (véase B11si11m
Wéek, varios artículos durante 1996). Hubo un rápido crecimiento de b :1.ctil'i-
dad en todos los secrnrcs durante 1995. Los mayores acuerdos fueron en el
sector Je rdecon1unicacioncs, con el 98% de las transacciones por un valor de
20 billones de dólares. El sector más activo fue: d de software y servicios, con
356 acuerdos valuados en 4,4 billonc5 de d61ares. En Europa vemos c:1.d.1 vez
,más la adquisición de empresas nacionales por parte de compañías extranjeras.
212 FUERA DEl. F.Sl'ACIO

Las compañías con expericnci:t en !ntcmct fueron objctil'os preferidos, :isí como
aquellas con experiencia en ISDN (In cccnología de nansmisión de dato~). L:1~
empresas est;idoun idemes adquirieron once e.specialist~s europrns en ISDN. Dos
tercios de hs veinte transacciones más importantes de Europa inYolucraron a
un comprador extranjero.
La desregulación es el paso clave par:t h expansión en cobertura de servicios
)' l.. formación <le albnz.1s globales. Pero los expertos csrán pronosticando que
después de un período de aguda competencia global, unos pocos jugadores
mayores monopolizarán el negocio. En los Estados Unidos, AT&T y;1 cuc:nta
con la infraestructura por toda la nad6n y un sistema de: facturación listos pan
proveer, y cobrar por, los servicios.

lntm11ets: ¿H11,;a ciudadelas fircwallcd m Ít1 Web?

Tal vez uno de los nuevos desarrollos más significativos c::s d uso de la \'Veb y
de lo~ fircwaÍÍJ por parte de empresa:. para organizar sus propias redes inter-
nas de compurador;1s. Más que usar costosos sistemas de computación que
requieren de un equipo de expertos y empleados cncrenados, las empresas
pueden usar la \'(!eb para hacer lo que c:sos sistemas hacen por casi ningún
costo y con un reducido equipo de expertos. Las empresa~ puedc::n ahorrar
enormes cantidades de dinero usando la \'v'eb par:1 sus propios propósitos
corporativos internos.
¿Es esto una apropiación privada de un bien público/ Me parece que aquí
hay elementos definidos de ello, especialmente a la vista de los millones de
dólares que las en1presas pueden ahorrar. Lasfirewa/ledincranets ¿son las ciuda-
delas del espacio electrónico: La formación de intrancts privadas en la \Veb es
probablemente una de las instancias más perturbadoras de la cibersegmenta-
ci6n. Me. gustar fa dlr algunos dcc.ules de dio, puesto que es un desarrollo re·
ciente pero que está creciendo muy rápidamente,
En 1995, los negocios descubrieron que la ~'WW era un gran medio para
comunicarse con los clientes, socios e. inversor~. Tal vez. uno de !os primeros
ca.sos y de los m:is conocidos es d de Federal Express, el servicio de correo
internacional, FedEx organizó primero un sitio en b Web en noviembre de
1994 p:u-a que los clientes pudic:ran rastrear sus env/os a lo ancho del mundo
accediendo directamente a la base de datos de FedEx para su seguimienm. FLie
un éxito enorme (y una gr;in diversión para aquellos con el tiempo suficiente
p:.u;i seguir sus paquetes), Alrededor de 12 mil dientes ingresaban di:iriamente,
siguiendo su camino a trav~s de las páginas web para rastrear su propio t!nvfo en
lug,1r de tener un operndor que lo hkia.:1 por ellos. FedE.x n.horr6 aproximada-
f~WACH) ELl,(;l KUNIC..:{J Y PCJlH:R 213

mente dos millones de dóbres. FedEx organizó ;;i.hora también una intranet;
actualmente tiene alrededor de GO sitios web c:n el interior de la compañía.
Muchas compañías están usando la 'w"X'\V/ para organiur redes internas pro•
tegidas por "firewalls". Más allá de usos muy elementales como b informadó11
sobre nuevos desarrollos y los directorios, que pueden ser acrnali1.ados fácil-
mente, estas incr;incts crean el acceso a varias bases de datos de la empresa y
hacc:n que esto sea f~cil de usar por cualquiera dentro de la empresa, sin impor·
taren qué sistema .inform:ltico, 10.fiu.mn:o -z.ona <le tiempo residan estas bases de
datos. A! emplear intranets, las compafi!as pueden :ihora u tiliz~r bases de datos
que prevhmente fueron, de facto, de poca utilidad en la toma de decisiones.
Estas intranets contrastan con sistemas como el Lotus Nares (la principal tec-
nología de rt>d informática interna), que muchas veces tienen m.is complejidad
que la necesaria. son bastante caros y requieren un equipo de expertos.
Las intranets pri1•adas usan la infraestructura y los estándares de l:i. 1nternet
)'dela ~~'W. Esto resulta barato y sorprendentemente eíicientt en comparación
con otros siscem:i.s de comunicación in cerna. Escas intranecs constituyen tam-
bién ::i.menazas para las compañías de 10.ftware gue producen sistemas de red,
que están siendo reempbzados por el recurso más simple de uso de la \'«eb. Los
sistemas de comunicación interna de las compañ/as solr:in requerir una inmenp
sa cantidad de códigos complejos y programas especializados (por ejemplo, Locus
Notes). La Web es más simple y más barara. SAP, un fabricante alemán de soft-
ware, de l ,9 billones de dólares, alcanzó el tope de la industria con sus compli-
c:idos programas para superar b.s diferencias entre sistemas de computación en
una empres:1. Ahora, la \X!cb puede hacer bastnnte de esto más rápidamenre y
de modo mucho más barato. T:111to los programas de Lotus como los de SAi'
requieren d pago de programadores para adecuar y mantener estos sisrem:is.
Ademis, d uso de la \v'eb reduce los costos de entrena.miento, De acuerdo con
los analistas de Business \\í'eek, d HTML. (Hypertext Markup Lmguage) estándar
de la \i?cb h:i emergido como un medio de conrnnicaciones electrónico univer·
sal y sirve como una interfase pam el usuario est:índar con la cual se han forni·
liadzado millones de usu:uios de l'C. Dado que el mismo tipo de programación
puede ser usado en muy diferentes tipos de hnrdware, las corporaciones necesi·
tar:l.n menos programadores para escribir y mantener d Joftware.
Debido a que los buscadores de: la \v'c:b pueden usarse en cualquier tipo de
computadora, la misma información elc:c:trónica puede: sc:r vista por todos los
cmplc:1dos. Las intraners que: usan la \v'cb pueden incorporar todas las computa-
doras, software}' bases de datos de una corporación a un sistem:i único que
permite a todos los emple:tdos encontr;u información dqnde sea que esté en el
sistema. Lm fabricantes de computadoras y .rofitmre han estado crabajantlo en
214 fUF.RA DF.t ESPACIO

la producción de c:stc tipo de car:1eterística, pero todavía no b han difundido.


Ahora, bs empresas han descubierto que la \\:rcb es esta propiedad.
Las intrancts no sustituir.in los complejos programas empresariales que han
sido pulidos a lo largo de rnnros años (por ejemplo, en finam:as); adem.is, las
preocupaciones por b seguridad y la confidencialidad pueden limitar el uso de
las intranecs, que en este momento son menos seguras que los programas con-
vencionales. Pero se escán desarrollando intranets más sofisticadas. Una compa·
iíía, Silicon Graphics, por ejemplo, comenzó usando b \Veb imernamt:nte al
rnismo tiempo que se había des:mollado Mosaic, el buscador original de la
Web. En la actu~lidad, los 7.200 empleados de la compañí:Í tienen acceso a 144
mil págin:is web almacenadas en 800 sitios inmno~ de la Web. Marcando sim-
plemente hipervínculos, los empleados pueden examinar casi dos docenas de
bases de d:uos colectivas. Esta pmpicdad de h~ imranets suena muy :mactiva
porque ofrece un acceso democrático a la información de la empresa. De codos
modos, lo que es preocupante es b apropiacion privada de un bien público para
aumentar las ganancias de una empresa.
Este uso corporarivo de la Red ha cambiado la industria del software, En los
comienzos, los fabricantes de wftwaresc: centraron en los buscadores de la \Xfeb
y otros programas destinados a convertirla en un medio para los clientes. Ahora
cst:ín cada vez más ocupados en la construcción de intranets para empresas gue
usan La \'7cb. Bwinm Wrek pronostica que las ventas de I()fi1vare p:ua ser uriliia-
do por los servidores de: intranet saltará de menos de medio billón en 1995, a 4
billo ncs de dólares en 1997. Para 1998, podría ak.1nzar Jos 8 billones, lo que es
cuatro veces más que d negocio de los servidores de 1nternet. Estos números
excluyen codos los p:iquetes de aplicaciones, herramientas de programación y
otros requerimientos de las intranets. "lodos los grandes productores de software
(Neucape, Microsoft, Sun Microsystems, IBM, Oraclc, Cornpmer AssoCÍ:ltes) y
casi codos los demás están produciendo }' lanz:1.ndo productos t,Jlta intrnnets.
No obstante, elfimvallingdc sitios en la Web conrinuam expandiéndose a unn
velocidad creciente.

Co11cl11sió11: espacio y poder

El espacio dectr6nico ha 5Utgido no solamente como un medio para m.nsmitir


información, sino como un nuevo teatro fundamc:ntal para la .1cumulación del
capital y las operaciones del opital glob:11. Esto es una mant:ra de dt'cir que el
espacio electrónico está incorporado a kis din:imicas básicas que organizan la
sociedad y. p:irticularmente, b economía.
ESPACIO ~!.ECl'RóNICO Y l'Ol)F.R 215

No hay duda de que la lmernec es un espacio ch: poder distribuido llllC


limita !:is posibilido.des de un control amoritario y mo11opólico. Pero desde
1994 se ha vuel ro evidente gue c:s también un c:spacio p;ira la competencia y la
segmentación (véase Lovink, 1996¡ Nercime, varios años). Además, cuando st:
.rata del n:rna m~s amplio del poder <le las redes, h mayor p;me de las redes
in forndtic:i.s son pri,·adas. Esto implica que existe mucho poder de la Red que
pu~de no tener necesariarnerw: bs propiedades/:mibutos de 1nternet. Sin duda,
en gran parte es un poder concentrado que resulra en una jcrarquí:i más que en
una distribución del poder.
Internet y las redes informáticas privadas han cocxisrido por muchos años.
Pero los rccic:ntes cambios tecnológicos hacen necesario retcariz:i.r la Red y abor-
dar la cuestión de múltiples espacios electrónicos más que t:m solo la Red o el
espacio electrónico público. Las tres cuestiones discutid.1s-las ciud~des globaJcs
y las cadenas de valor, la centralidad y ];i ciberscgmeruación- pueden ser leidas
como especificaciones empíricas de tres nuevas condiciones íundarnentalcs:

• las crecientes digitalización y glob:ifo.ación de los sectores económicos


líderes han contribuido además a la hiperconcentración de recursos, in-
fraestructura y funciones ccmrales, con las ciudades globales como sitios
estratégicos en la nueva red económica global;
• la cr~ciente importancb. económica del espacio electrónico h.i. fomenta-
do a1ianzas globales y concentraciones masivas dd capital )' del poder
corporativo;
• lo anterior ha contribuido a nuevas formas de segmentación en d csp:1cio
electrónico público y privado.

Esros des.\rr~ilos han hecho del espacio clectr6nico uno de los sitios para las
opcracio~es del capiral global y la formación de nuc\'as estructuras de poder.
Esto significa que, súbitamente, los dos mayores actores en despacio dcc-
rrónico -d sector corporativo y b sociedad civil-, que hasta hace poco tenfan
poco que ver c:n ere si en el espacio clccrrónico, están acercándose. En el pasado,
los accorcs corporativos operaron amplb.mente con redes informáticas priva-
das, Tan recientemente como en 1993, los negocios to<l:1vfa no habían descu-
hierco lrm:rnct de modo significativo; la World Wide Web -la porción
multimedia! de la Red, con codo su polcnci:il p.ira la comcrci:i.lizacióri- to<lal'fa
no había sido inventada; }' la digirali2.aci611 <le la industria dd emrcccnimicmu
y de los servicios de negocios rodavfa no había cstalb<lt) c:n la escena.
Éste es tambi~n d contexto dentro Jd cual del,cmos leer las tcndc:nci.is
recientes y crecientes hacia b desrc:gulación y la privatización que han hcclw
216 FUERA DI:!. ESrACIO

posible que la in<luscria de las telecomunicaciones opere globalmente y en un


número cnda vez: mayor de sectores económicos. Esto alteró profondamentc el
rol del gobierno en la industria y, como consecuencia, t:unbién increm.:ntó la
imporcanci:i de la sociedad civil como un sitio donde una multiplicidad de
intereses públicos puede, incencion:i.lmenteo no, resistirla abrumadora inllucncia
de los nuevos actores corporativos globales. La sociedad cil'i], desde los indivi-
duos hasta las organizaciones no gubanamenrales, se ha empeñado en un uso
muy enérgico del ciberespacio de arrib:i a abajo.
En la medida en que los sisrcmas de comunicaciones nacionales estén ma-
yormente inrcgr:idos a redes glob~ks, los gobiernos nacionales tendrán menos
control. Además, los gobiernos nacio11ales se sentirán obligados a ayudar a las
empresas a evitar ser excluidas de la red deccr6nica global porque eso significa•
ría ser exduidas de la red econ6mic:1 global-un sistema cada vez. más dectróni-
co-. Si el capital extranjero es necesario para desarrollar la infraestruccura de
telecomunicaciones en los países en desarrollo, los objetivos de estos inversores
bien pued<!n regular y modelar el diseño de esta infraestructura. Esto es, por
supuesto, una reminiscencia del desarrollo de los ferrocarriles en los imperios
coloniales, que fueron claramente diseñados para facilitar el comercio imperial
más que para promover la intcgraci6n tenitorial intt:rna <le la colonia.. Esta
dependencia de los inn:rsores extranjeros p1obablemente minimice también las
preocupaciones por las aplicaciones públicas, desde r:I acceso público hasta los
usos en educación y salud.
En la actualidad, hay pocas instituciones públicas en un nivel nacional o
global que puedan cnfrcncar estas cucsliones, Es en el sector priV;}do donde se
encuentra esta capacidad, y :ulí s6lo entre los participantes más importantes.
Estamos en riesgo de ser gobernados por las corporaciones multinacionales,
únicas responsablc:s dd ffit':rcado global. La mayor parte de bs organizaciones
gubernamentales, no lucrativas y supranacionales no están preparadas para en-
trar en la era digital. El sistema policico, aun en los pafses más desarrollados,
está operando en la era predigital,
La abrumadora influencia que han obtenido h mayoría de bs empresas y los
mercados globales desde 1994 en la producción, el disefio y el uso del esp:1.cio
electrónico, junto al mermado rol <le los gobiernos, h:i creado un vado político,
Pero no debe ser así. (Véase, por ejemplo, Calabresc, próxim:1men1e,)
Porque el predominio de la digiraliz.:ición es una n!leva fuence de importan-
n:s transformaciones en la sociedad, necesitamos desarrolbrh c:omo una tuerza
impulsora de un desarrollo sustentable y equitativo en el mundo. Ocbcrí:1 ser
una eucsci6n d:ave en los dc:b:ites políticos sobre la sociedad, p:micularn1cnte, la
equidad )' el desarrollo. No debemos permitir que los negocios y el mcrc~do
ESPACIO ELECTRÓNICO y ro DEI\ :m

moldeen el "desarrollo" y dominen el debare pol!tico. La parce positiva <le la


nucv:i recnología, desde la participación h~sta b tdcmedidna, no necesari.i-
mcnrc qu~dará afuera de bs dinámicas del mercada.
Además, estas tecnologías pueden ser dcsestahilh.1daras aun c11 los sitios de
poder conccntrndo. Las propiedades de las redes elt:ctrónicas han crt':ldo las
eh:111cntos de una crisis de control denrro de bs instituciones de la industria
financiera misma. Hay una serie de in~cancias que ilmrr:111 e~co: d dt:rrumbe dt:
la bolsa de valores en 1987, ocasionado por d comercio Je programas, )' d
cobpso de !~ Banca Barings, producido por un joven opcrndor que movilizó
enormes monms de ca piral en disrintos mercados durante seis seman:ts.
las red~ electrónicas han producido condiciones que no pueden ser siem-
pre controladas por aquellos que pretenden beneficiarse al máximo con escas
nuevas capacidades electrónicas. Los mecanismm regulatorios cxisrenres no siem-
pre pueden lidiar con las propiedades de los mercados electrónicos. Prccis:1•
mcnre porque están profundamente imbricadas en l:i. rel~mácica, las industrias
::ivanz:adas de la información también arrojan luz. sobre cuestiones <le control en
la economía global que no sóla van m:h allá del Estado, sino también m:is allá
de las nociones de sistemas de coordinación no centrados en el fatado, que
prevalecen en la literatu rn sobre In gobernabilid:td.
Finalmente, la Red, corno un espacio de poder distribuido, puede prospe-
rnr aun contra una creciente comercializ:tción. Pero debemos reinventar su
representación como im perme.ible a b comercialización y universalmente ac·
cesible. Puede continuar siendo un espacio para prácticas democráticas de
facto (no necesariamente autoconscienrcs). Pero será asf parcialmeme, como
una forma de re5im:ncia contr;i los extensos poderes de la economía y dd
poder jerárquico más gue como el espacio de una libertad ilimitada que es
parte de su representación actual. Ha habido suficientes cambios de5de 1994
como para sugerir que la representación de Internet necesita ser sometida a
un examen crítico. Tal vez las im:lgc:nes que nccesit;imos introducir en esta
representación requieren abordar cada vez m:ís la confrontación y la resisten•
cia. más que simplemente el romance cncrc la libertad y la inrerconectividad.
Además, uno de los rasgos más importantes de Internet es gue la sociedad
civil ha sido un usuario enérgico, peto esto cambi¿n significa (]Ue la totalidad
dd rnngo de hs fuerzas sociales lo usará, desde defensores del medio ambien-
te hasta fundarncnraliscas como la Coalicion Cristiana en los fatados Un idos.
Se vuelve un espacio democrático p:na puntos de visea e i ntcrcscs opuestos y
p:ira muchas accividadc:s criminales -algunas veces lbmad~s b!ack11et-.
Estamos en un mom<:nto particular de la historia del espacio eleccr6níco,
en el que poderosos actores corporativos y redes de ;1!to rendimiento están
21S FUERA OEL ESPACIO

fortaleciendo c:I rol del espacio electrónico privado y alterando la csrruccura


del espocio electrónico público. Pero también es un momento en que estamos
viendo d surgimiento de una sociedad civil de :unplia base -si bien, hasta
ahora, una minoría demográfica- en el espacio electrónico, Esto instala el
escenario de b competencia.
9. El Estado y la ciudad global:
notas para una concepción de gobierno
localmente concen rrado

Este capfmlo reexamina /;z propoJicíón de 1111a importancia declinante del Estado
en la eco110111í11 global. SoJtengo que estll prop0Jicíó11 ha rido alimentada por un
exagerado bifasú m la hipermovilirlad del capitaly 11/J fimdamento co11crpt11a/ que
ttjirma una relación muwamente· exclusiva entre lo 11acio11afy lo global El capltula
11weJtm qm·: 1) el Erttulo mismo ha sido tra wfonnndo por m pa rtiripación m el
dimio y ÍII implementación de sistemm eco11ómic01 globales; y 2) hasta lar industrias
más globales e hipermóviles, tales como /nsfi1111nza¡ y los servicios corporlflivos 11v,w-
Z4dlls. est,in finalmente mmstmdos e11 1111a red global de vfnculor y sitios territoria-
les nacionales con grandes concentraciones de e1tablecimie11tos marai,tles y de proce-
sos de trabajo, m11chn:s de ellos de características estratégirm pam /,i operación del
capital J,ipermóvil. Por este cardcter mratlgico y la demidad rle los rewrsos y los
v/n(Jl/os que concmtra, esta red g~bal podría ur w1 espacio para ki actividarl
regulatoriaJoca{iznda por TI 11 Jittema intemtatal que a m vez se ha intemacio111dímdo.
Pero requerirla wut comide rabie i,movaci6n en el marco pam /,1 regulación y c11 los
objetó! de regT,úuión.

La globa1ización ha transformado el sentido de, y los sitios p::ira, d gobierno de


bs economías. Una de las propiedades clave de la fose ;tema! en b larga historia
de la economía mundial es el predominio Je las tecnologías de l:t información,
el asociado incremento en la movilidad y b liquidez del capit:il y h resultante
declinación de la capacidad regulatoria de los Estados-nación sobre los sectores
clave de sus economfas. Esto queda bien ilusrr:i.do por d caso de las principales
industrias de la información, las fin:rnza.s }' los :1.vamados servicios corporativos,
el centro de esre ens:i.yo. Esto tiende a tener una economía espacial que es tr:ins-
nacion:J y que cst:í. parcialmente incorporada en los espacios electrónicos que
se hallan por encima de las jurisdicciones y límites convencionales. Sin embar-
go, cuo es también una cconomfa cspKial que revela b necesidad de sitios
estratégicos con vastas concentraciones de recursos e infraestructura, 5jrios que

219
220 PU ERA DE!. E.sl'ACJO

están situados en territorios nacionales y que son mucho menos móviles que lo
que sugieren muchos de los comentarios sobre la econorn!a global, Esto señala
posibilidades para el gobierno y un rol para los Estados nacionales gue no esd
típicamente previsto en las proposiciones sobre la importancia declinante del
Estado en la economía global.
Aquí quiera examinar el lado oculto de la glabalizadón, cor1 el objeto de
mostrar que la línea dominante de teorización, con su énfasis en la hipermovi-
lidad y en la liquidez. del capital, es un enfoque parcial; además, es parcial de un
modo que trae aparejadas importantes implicaciones p:ira cuestiones de: l:i.s ca~
pacid:ides regubtorias estatales y no estatales y, más generalmente, cuestiones
de gobierno y de responsabilidad en una economía global. El foco organi2:1dor
aquí es la economía espaci:i.1 de hts industrias de b. informaci6n en un momento
en que el desarrollo de la telemática maximiza el potencial para la dispersión y
la movilidad gcográficns. Intentaré mostrar cómo h cconomla espacial para los
nuevos y principales procesos ccon6micos transnacionales diverge de modo sig-
nificativo de la du:i.lidad global-nacional presupuesta en muchos :inifois sobre
la economía glob~l. La racionalidad sustantiva para. este examen es incrementar
nue.\tra comprensión de las cuestiones de gobierno y de responsabilidad en b
i:conomía global.
Dos proposiciones orpnizan mi análisis (plra descripciones más <letaJb.
das, ,·é:tsc Sassrn, 1991; 199-i; 1996). Una de ellas es qU<:, en una gran medi-
da, la economía global se materializa en procesos concretos situados en luga-
res especfficos, )' que esto se puede so51ener tam bit:n ¡,ara las más ;wam.a<las
industrias de la información. Es nectsario que: distingamos entre la capacidad
par:t la transmisión/comunicación global y la.s condiciones materiales c¡ue hacen
esto posible.
La segunda proposición es qut: b dispersión espacia1 <le la actividad cconÓ·
mica posibilitada por la tdemática contribuye a una exp.rnsión de las funciones
centrales si esta dispersi6n tiene lugar bajo una concinua conct:ntraci6n en el
control, la propiedad y la apropiación de las ganancias que caractaiza al actual
sistema económica. Más concepmalmcntc, podemos preguntar si un sistema
económko con fuerces tendencias hacia esta concentración puede tener una
economía espacia! a la que !e falten punros de aglomeración física.
De est;is dos proposiciones he derivado una serie de vías analíticas hacia
cuestiones de lugar y producción}', con ello, hacia la rescricdón a un lug~r de
los procesos clave <lt: la globaliz:1ción económica. Recuperar esta restricción a
un lugar ilumin:.i ciertos aspectos aceica del rol dd Estado en la actual econo-
mía de la in formación global. que son fácilmente dejados de lado en la.~ discu-
siones sobre l:i hipcrmm·ilidad dt: la producción de información.
EL E..\T,\00 Y !.A CIUDAD GLOBAL... 2.ll

Pero precisa menee porque están profundaniente incorporndas a la tdem:\ti-


ca, las industrias avanzadai. de la inform::tción r:unbién arrojan luz sobre las
cuestiones del control en b eronnmia global, gue no sólo van más allá del
Estado, sino también más allá de las nociones de sis1cma1 de coordinación no
concentrados en el Estado pre,·alecienrcs en b literatura sobre el gobierno. Hay
cuestiones sobre c:l control que tienen que ver con los órdenes de magnicu<l que
pueden ser alcanzados en los mercados financieros gmcias a la vc:locidad en las
transacciones posibilitadas por las nuev:i.s tecnologías. Entre los ml.!jores ejem-
plos están los mcrc:idos monecarios extranjeros: dios operan básicamente en el
espJcio electrónico y han adquirido volúmenes que han dejado :i los b:incos
centrnles incapacitados de ejercer h influencia sobre los tipos de C;1mbio que .se
espera que tengan. Aquí h:iy cuestiones <le control que surgen a partir de las
propiedades de l3s nuev;i.s tecnologías de: la información -nomblememe, la in-
mensa vdocidJd de las rr:rnsacciones- más que de la cxtrnsi6n de la economía
ni.ts allá del Estado.

Capacidades regulatorir1s y economfas espnciales: notas preliminares

Las formas corrientes del transnacionalismo económico tienen un nÚm!.!tO de


carnctcrísticas que importan para un examen de las cucstio11es del gobierno.
Dos son particularmente import:intes {para una discusión más c:xtensa, véase
S:IS5en, 1996). Una de éstas es que m\lchos componentes clave de la globaliza-
ción econ6rnka accualmcnre no fortalecen el sistema inu:restatal, en contraste
con la situación durante las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mun-
dial. Una segunda carnctedstica es gue el Estado continúa sit:ndo el t'iltimo
garante Je los "derechos" del capital global, es decir, de la protección de los
contratos y de los derechos de propiedad.
Sigue una breve discusión sobre ambas con el objeto de establecer un contexto
para el siguiente anilisis de las ciudades globales)' el emergente sistema tranm.i.-
cional urb:ino como sirios potencialmente significativos para la implementación
de mecanismos para el gobierno y la responsabilidad en la economía global,

La globa!izttdJ11 y el sistema fotermaral

Durante la Pax Americana. la interncicion:i.lizadón económica cuvo el efecto de


fortalecer el sistem,1 inrerestata.l. Los prrncipalcs sectores cconóniicos, especial-
mcut<! el numufacmrc:ro }' el de extracción de m:i.teri::ts primas, estuvieron suje·
tos a regímenes comerciales internacion:.les que contribuyecon a construir d
FUERA DEI. ESPACIO

sistema interestatal. Los Estados individuales ajustaron sus poliricas económi-


c:is nacionales para adecuarse a este tipo de sim:ma econcimico internacional.
sin duda muchas veces presionados por el poder hegemónico de los Estados
Unidos. (Si bien en ronces ciertos sc:ccores no se insenaron confonablementc: en
este r¿gimen interestatal dominado por d comercio: a partir de ello, emergieron
los euro mercados y los paraísos fiscales ojfihore de la dfotd:i. de J960).
El derrumbe del sistema de Brcuon Woods produjo un vacío internacional
de poder dpidamc:nte ocupado por los mercado.1 financieros globales y multi-
nacionales. Esto ha alimemado la noción del declinante rol dd Estado y el
debate sobre sistemas de gobierno no concentrados en el Estado Qessop, 1990;
Roscnau, 1992; Young, 1989; Kooiman }' van Vliet, 1993; Leftwich, 1994).
De :icuerdo con algunos {véase Amitch, 1996; Mittdman, 1996: Drache y
Gmler, 1991), d neoliberalismo de la década de 1980 ha redefinido el rol de
los Estados en las economías nacionales y en el sisrema interestatal. Además, la
estructura dd Estado misma en los países desarrollados se ha apartado de aquc•
llos organismos más claramente ligados a fuerzas sociales domésticas, como
sucedió en los Estados Unidos durante b Pa:c Americana, y se ha acercado a
aquellos mns próximos a1 proceso transnacional de la formación de consenso.
El enfoque sobre las finanzas internacionales y los servicios corporati,•os
pone en primer plano la medida en que las formas de la globalización económi-
ca evidentes en las dos últimas décadas no neccsari:uneme tuvieron el efecto de
fortalecer el si.1tema interestatal. Además, el predorn inio de las finanzas intema-
cion:i.les ha producido VólCÍos regulatorios que estnn m:is alln no sólo de los
Estados, sino también del sistema intcrestarnl. En este sentido, un análisis de
estas industrias puede ayudar a traer a la lu:t las diferencias entre el rol del fata-
do en formas más tempranas <le intcrnacionali,ación y m la g!obalización ac-
tual de la actividad cconúmica evidente en algunos (pero de ningún modo en
todos) sectores de la economía..
Una manera de ilustrar esta debilitada articulación de la dinámica de creci-
miento de los servicios Ílnancieros y corporativos con d S.tado y el sistema
intcrcstatal es examinando !u que podemos pensar como la nt1e\-a dinámica de
valorización, quc forma parte del predominio de estas industrias-es decir, una
nueva serie de criterios para valuar o poner precio a varias actividades y resulta-
dos económicos-. {Para más de1allcs, véase Sassen, 1994: caps. 4 y 6.) Estamos
vi~ndo !a fotm;1ci6n de un complejo económico, con propiedades que lo dis-
tinguen claramente de otros complejos económicos, en el que la articulación
de su dinimica de v:iloriw.ción con las funciones económicas públicas del
Esrado es rdativamcnte débil en comparación con b manufoctura fordista,
por ejemplo.
F.l. L:.fft\DO Y LA C:!UDAD GLOBAi.... 213

Grmwtía de los derecho, glob,Jlrs del capital

Si bien el tr.msnacionalismo y la desn:gubción han reducido el rol del Estado


c:n d gobierno de los procesos económicos, e! Estado pc:rrnanece como el últi·
rno garante de los derechos del c.,pital. ya sea nacional o extranjero. L:is emprc:-
sas que operan transnacionalmente quieren asegurar las funciones tradicional-
mente ejercidas por el Estado en e! terreno nacional de la economía, básica·
meme la garantía de los dm:chos de propiedad y de los contr,nos. El Estado
aquí puede ser concebido corno rtpresenc:mdo una capacidad admini,crativa
técnica que no puede ser replicada por el momento por ningún o¡ro :icucrdo
institucional (Sassc:n, 1996); además, ésta e~ una capacidad susccnrada por el
poder militar.
Pero esta garantía de los derechos del capital es p.1rte de un cieno tipo de
Estado, de una cierta concepción de los derechos del capital)' de un cieno tipo
de dgimen h:gal inic:m;,cional: es mayormence d Estado de los países más desa-
rrollados )' más poderosos del mundo, las noc::lones occidc:ntalc:s de conuaro y
derechos de prnpied;1d, y un nuevo régimen leg,1.l destinado a continuar !;1 glo·
baliiación econórnic:a.1
La desregulaci6n ha sido ampliamente reconocida como un mecanismo
crucial para facilitar la globalii.ación de varios mercados e industrias porque
reduce el rol del Estado. Pero la desregulación también puede ser vista como
negociando, por un lado, el hecho de la glob:Jización )', por el otro, b continua
necesidad de ¡;aran tías de los contratos y de derechos de propied:id, para lo cual
el Esca.do permanece como el garante d.: última instar1cia (Panitch, 1996; Sassen,
19%; véase también Negri, 1995), La desrcgulación de bs operaciones}' mcr•
cadas clave: en la industria financiera puede ser vista como una negociación
entre regímenes legales bJsados en la nación y la formación de consenso entre
un creciente mímero de Estados sobre el favorecimiento de la economía mun·
dial (Mim:lm:in, 1996; Trubek y ocrns, 1993). En otras palabras, no es simple-
mente una cuestión de una cconomfa espacial que se extiende más allá de un
dominio nacional. También ricne que ver con la formación)' la legitimación de

l Por ejemplo, Frandl, que se cncuentr.1 entre los principales provccdore, de servido1 de
in formación y de servicio, de ingeniería indumial de Europa, y que posee: una füme, aunque nn
sobreuliemc, posición en los 1,er.·ic,01 fi nandctos y de seguros, se hJ cncomr:ido rn una crccicn·
!<' desvcn12ja en cu1nto a los scrvicios lcg,,lcs y contables. Lis emprc~s lcg1b frJnccsai padecen
una dcsvcnllja panicular, ya que h ley ,rnglosJjom domin~ bs rr.1nsaccioncs intetnadonalC$.
Aquellas cmprcs;1s c.xtr~njeras que poicen ofldnls m París dominan la provisión de servidos
brindados. las nece.síd.,des legales de las empre.as que opcr.1n intcrn~cion.ilmemc, 1:1nm de bs
ernpr..-s:ts fr2nc~:1s como tic las exttanj~r.l.s que operan fuer2 ,le Fr~ncfa.
224 FUEI\A DEl. ESrAClO

regímenes legales t1:msn:1cionales que son operativos en ccrrirorios n.\cionalcs,


Los campos legales nacionales se están volviendo mis imernacionalizados en
algun:1s de !:is principales economías desarrolladas y los regímenes lc:gales trans-
nacionales se vuelv.:n m:ls importantes y cornieman a pcnerrar los cunpus na-
cionales h:1sra ahorn cerrados (por ejemplo, Trubek et al., 1993; Aman, 1995).i
El Estado continúa jugando un rol crucial w b producción <le la legalidad en
rorno a las nuevas formas de actividad econ6mic:i.3
Los procesos econ6micos transn:icionalc:~ inevitablemente inreractú:1n con
sistemas para d gobierno de las economías nacional~s. Hay pocas industrias
donde: la dcsregulaci6n y la transnacionafü.ación h:in sido tan importantes para
el crecimiento corno en las finanzas internacionales y los servicios corporativos
avanzados. Lo c:¡ue deja en claro la desregulaci6n en las finanzas es que ha n:ni•
do el efecto de desnacionalizar, en parte, el territorio nacional: por ejemplo, las
Intemational Banking Facilities en los Estados Unidos pueden .,er vistas como
una insrancia de este tipo. Pero otra inst,uicia más familiar se puede encontrar
en varias formas a través <le las cuales la producción manufoccurera h:i sido
intcmacionaliwda: por ejemplo, bs zonas de: proce.~amienro de exportaciones,
que caen bajo regímenes especiales que reducen las obligaciones de las empres:ts
para con el Estado, básicamente en cuanto a impt1cstos y legislación bboral
(véase, por ejemplo, Bonacich et al., 1994; Gereffi, 1996; Morales, 1994;
Mitrelman, 1996). En tanto los procesos globnles se materializan en lugares
concrc:ros, continúan operando bajo paraguas regubtorios 5oberanos, pero lo
hacen a5f bajo nuevos regímenes cransnacionales emergentes y, frecuentemente,
bajo circunstancias de una dcsnacionalización del territorio nacional.

2 L, ltcgcmonfa de los concepro, ncoliberalc, de l:u rdadoncs econ6mica1, con su fuerte


énfa.si, en 101 mercados, la dc,rcguhci6n y d libre comercio intcrn:idonol, ha infü1ido la política
m la décad, de 1<J!!O en lo.1 Estados Unidos y en Gran Bmo.ña y actu.ilmcnte fo cstl haciendo Je
manera creciente en Europa coniinental. Esto ha contribuido a la formaci6n de r(gímencs !~ale,
transnacionales que se centran en los conccplas ccon6micm occide111alcs. A tcavé~ del F~ll y dd
BJAD, como también 3 través del CATT, esta visión se ha csp:ucido 31 mumlo en Jcs~rrollo. Un:i
rncstión que w:í emergiendo significativ3mentc en vi11a de la dispersión dt mos concepcos es d
cx:1mcn critico de las prem k1s filc,s6ftcas acerca de, los dc1cchos de amor y b p ropicJ~cl, los
cuale, definen el esccnaiio legal occidencal (por ejemplo, Coombe, 1993), O~ manera similar, la
ley anglo1meric:in::t domina cada Ye? mas en d atbiuaje comc1cial intcmadon~, una imdtuci6n
ba.,~da en las tradidonc:s cuntincnules d,: jutisprudencía, en cspcci:J b francesa y la suiu (De-¡n.lay
y G.1fth, 19?5),
J Mucho, demos cambios, por supucsrn, requieren de la accion explicita dd gobierno. El
enudio de P~scor (C."ongrm ,wd rlu politirs ofU.S.farágn mmom:c poliry, 192!). 1976) en los
furados Unitlos acere~ dd arduo camino legisbtivo nece<ario pac~ impulsar al país haci1 invcrsio•
n~.s C)tcanjcras d u11 buen ejemplo.
F.1.1:ST,IDO Y LA CIUDAD Gl.Ol\l\l •...

Es a cr,1vés de b formaci,in de esms reg{menes transn:.1cion:1lcs y e.le b desn:i-


cion:tliz.:ición dd terrirorio nacional que el Esc:t<lo garanciza un rango mucho
mayor de derechos del capital nacional y cxtr:rnjero. Estos darcchos son muchas
veces agregados a aquéllos gar:rntiz::idos por regíme11cs estrictamente n~,ciona-
les. En este ~encido, h desrcgulación y otr:1s po!fticas que promuev.:n b globa-
lización económica no pueden ser simplemente consideradas como una instan-
cia. d.: una importaricb declinante del Estado. l.:i. dtsrcgulación es un vehículo
a cravés del cual un creciente número de Esrndos están promoviendo la globali-
zación económica y garantiiando los derechos dd co.pital global, un ingredien-
te esencial de aquélla. La des regulación y ocra.~ políticas emparenradas comtim-
yen los elementos de un nuevo régimen legal dc:pendicnté del consenso encre
los Esrndos para promover la globalización.

Elemento! pam i/llevos nutrros políticos

Un enfoque sobre la economía espacial de bs industrfos de la información ela-


boru y especific:i. el sentido de la dc:sregulación en 111 medid:1 en que componen-
tes importantes de estas industrias c~t:ín encascrodos c:n sitios particulares den-
tro de territorios nacionales y otros est:ín ubicados en espacios electrónicos que
escapan a todas las jurisdicciones o fronteras convencionales.
Para ayudar a situar mi tema particular en el debate m:ís amplio sobre el go~
bierno, permftanrnc citar uno de los argurnmtos de trabajo que org:1ni2.an el
proyecto mayor en el cual está basado este bn:ve ensayo: el enfoque sobre las
indumia.1 <le la información líderes en una unidad estratégica subnacional tal
como la ciudad global ilumina dos condiciones que están en extremos opuestos
del desafio de gobern:u planteado por la g!obalización y que no están capeadas en
la dualidad m:í.s convencional de lo nacional-global. Estas dos condiciones
contrastantes son la rcstricci6n a un lugar y la virtualización de! espacio económi-
co. (Véase, también, caplrulo 8.)
Con respecto a la primera, el enfoque en las industrias de b información lideres
c:n bs ciudades globales introduce en b discusión dd gobierno ia posibilidad de b.
capacidad para la regulación derivada de la concentración de recursos significativos,
incluyendo d capital fijo, en lugares escratégicos, recursos que son esenciales para l:t
participación en la economía global. La considerable re.micción a ur1 h1gar en mu-
chos de estos recursos contra.srn con la hipermol'il idad de lo~ resultado~ de b infor-
maci6n. La. capacidad regularori:i del Estado se ubica con respecto a !os resultados
de la hipmnovilidad rn una relación difcrencc de aquél!:i con respecto a b infrnes·
tructura de los mvicios públicos, desde el c:1.lilc ele fibra óptica que sirve :i. edificios
de oficinas hasta hs fumas de trabajo e5pecializadas, pre.sen res en b.s ciudades globales.
FUERA O!,L f-'ir.4.C!O

En el otro extremo, el hecho <le que muchas de: estas industrias operen par-
cialmente en esp~cios electrónicos genera cuestiones de control gue derivan de
las propiedades clave de las nuevas tecnologías de la información, b:í.sicamenie
los órdenes de magnitud en los vol umenes comerciales guc son posibles gracias
a !a velocid;,d y al hecho de que el espacio electr6nico no está :uado a jurisdic-
ciones convencionales. Aquí ya no es simplemente una cuestión dc c.ip:lcid:id
del Estado para gobernar estos procesos, sino también de la capacidad par:.1
hacerlo en b parte dd sector privado, es decir, de los principales actores involu-
cr~dos en la planificación y la operación en escos mercados electrónicos. Ejem-
plos elementales y bien conocidos de este reina del control son las caídas de los
mercados accionarios atribuidas al comercio de programas dcccr6nicos y a dc-
cÍ5Íoncs de inversión o dcsinvcrsi6n en una moneda o en un mercado emergen·
ce implementadas globalmente, que se asemejan a una especie de estampida
mundial, facilitadas por d hecho de la integración global y la ejecución instan·
tánea mundial, La crisis mexicana y sus consecuencias son un ejemplo de esto;
también lo es la caída de la Banca Barings en Gran Bretaña.
Los temas c~p~cfÍlcos pbntc:ados por cs1as dos v:u-iabb, es decir, la restricción
a un lugar y b \'clocidad/virrualización, son relativamente distintivos de aquellos
tfpicamerite planteados en el contexto de la dualidad nacional-global. Como ar-
gumenté en la Introducción-y volveré ,l repetir-, d enfoque sobre esta dualidad
lleva a proposidon~s mis bien fromales sobre la importancia declinante del Esta·
do frente a los actores económicos globales. Esto es, en parte, un resultado de b
tendencia ab:w:adora en los an:i.lisis económicos de la globaliración y las indus-
trias de la información para enfatizar ciertos aspectos: los productos de la industria
más que los procesos de producción involucrados, la capacidad para las tr:msmi·
sionc.s insm1tincas alrededor del mundo más que la infraestructura necesaria para
esta capacidad, la incapacidad dt'I Esr:ido para regubr aquellos productos y esa
capacidad en la medida en que se extienden más allá del Estado-n.aci~n. Y codo
esto es en sí mismo rd:1tiv3mcntc correcto; pero es una reseña parcial de las impli-
caciones de la globalíiación para el gobierno.
Un enfoque sobre las propiedadescla\'C de las nuevas tecnologías, rales como
la velocidad, )' sus implicaciones para bs cuestiones de gobierno ilumin:1 la
medida en qui! podemos estar confro11c:1ndo una completa nut:1':'. configura-
ción, que no puede $er explicada con bs interpretaciones que domina11 gran
parte del pensamiento sobre el gobierno en una economía ¡;loba!. No es can
sólo un;1 cuestión de coordinación y orden en un:i economía espaci1I que tmscien-
de a un Estado individua!, sino una nueva v:1ri:1ble cu:1litadva; tecnologías que
producen resultados gue el aparato exisiente, tanto privado corno gubernament::il,
no puede manejar porque son procesos encastrados en un:1 velocidad que ha
EL ES"!i\DO Y!.\ CIUDAD Gt.OllAt.... 227

convertido en oGsoletos los mecanismos corrientes para la gestión )' el control.


E:s imposible .udizar esta cw:stión :i.c¡uí a fondo (para un análisis más d~ralbdo,
véase S.1ssen, 1996; véase también d capfculo 8 de este libro).
E! enfogue sobre el lugar y, particularmente, sobre h clase de lugar <¡UC
llamo ciudades globales, por otro lado, pone en pritm:r pl:mo el hecho de que
muchos de los recursos neccs:uios p:tra las actividades económicas globales no
son hiper móviles)' podrfan, rn principio, ser pues1os bajo una regulación efec~
Liv;i.. Pero esto seda un tipo de rcgulaci6n enfocada no sólo en los resultados de
hs industrias de la infurmaci6n -que son, de hecho, hipermc'.wilcs y circulan en
espacios electrónicos-, sino c:n el material y b infr:i.estrueturn socioeconómica.
Es esencial a esta proposición la comprensión de la medida en que los cornpo-
nenlcs dave de hs industrias de la información líderes están rc-scringidos a un
lugar y, rcdprocamcnte, la medida en que los componentes clave de: lo que
llamamos la ecunomfa global rc:almence se materializan en los lugares.
Reenfocar la regulación hacia las infraestructuras )' los complejos de pro-
ducción en d contexto de la globalización contribuye a un análisis de las capa•
ddades reguladoras de los Estados que diverge de modo signific:itivo de los
anJlisis centrados en los resultados producidos por la. hiperrnovilidad y en b.s
cdecomunicaciones globales. Una pieza crucial de tal análisis es el examen deta•
liado de la importancia del lugar y la restricción a un lugar en los procesos
económicos globales . .Éste es el tema en lo que resta de este trabajo.

Lugar y complejo de producción en la economía global

El análisis <le la economía espacial desarrollado aguf está centrado en h noci6n


de que 110 podemos tomar !a existencia de un sistema econ6mico global como
dada, sino que más bien necesitamos ex:1rninar los modos particulares en que
b.s condiciones para l:i. g!obafü:adón económica han sido producidas. Esto nos
lleva a examinar no s6lo lns c,tpacidades de comunicac:i6n y el poder de las
rnultinacional<"s, sino también c:I reverso de la economfo global.
Las capacidades para la operación global, b. coordinación y d control conte-
nidas en las nuevas tecnologfos de la inform;i.ci6n y en el poder de las multina-
cionales deben ser producidas. Al centramos en la producción de estas capaci-
dades, agregamos una dimensión descuidada al tema familiar del podt:r de las
grandes corporaciones y las nuevas tecnologías. El énfasis se despl:ua a la prdr-
:ira del control slobal: d tralnjo de producir y rcpto<lucir la crganiz.'tción y la
gestión de un sistema de producción global y un mercado global para las finan-
7A1s, ambos bajo condiciones de concentración económica.
228 FtJi,RA DllL l'.SrAClO

Veo los servicios a la producción, y, mis espcdficamente, las finanzas r los


servicios corporativos avanzados, comu industrias c¡uc: producen las commodities
de organización necesarias para b implemc:nrnción y la g<:stión de sisternas eco-
nómicos globales (Sassen, 1991: caps. 2-5). 4 A lo largo de los 1íhimos años,
hemos visto el des:urollo de una rica literatura sobre: los servicios a b produc-
ci6n, incluyendo l:ts principales industrias de la información, tales como b.s
finanzas imem:icionalcs y los servicios corporativos avanzados (por ejemplo,
Daniels, 1985; Ddaunay y Gadrq, 1987; Noyelle y Dutka, 1988; Ü;i.niels y
Moulaert, 1991). Con un:1 pocns excepciom:s (por ejemplo, Caste!ls, 1989;
Sasscn, 1991; Knox yTaylor, 1995; Drennan, 1992; Mitchelson y Whcdet,
l 99ti; Fainscein, 1994; Scimson, 1993; Corbridge et al., 1994), la literatura
sobre los servicios a. la producción y las ciudades no ha estado necesariamente
inrercsJda por la operación de la econornia global como tal ni se la ha visto
como partt: d<'! la literatura sobre la glob:ilización.5
Introducir b investigación sobre servicios a la producción en nuestro análi-
sis de la economfa global nos ayuda a explorar c6mo las categorías de lugar y de
proceso de producción e~tán involucradas en la globalización económica. Éstas
son dos categorías que pueden ser fácilmente pasad:is por alto en los análisis de
la hipcrmovilidad del capital y del poder de bs multinacionales. Dt:sarrollar
catc:gorlas tales como lugar y proceso de pcoducci6n no niega la centralizaciór1
de la hipermovilidad y del poder. fato añade otras dimensiones y, :i.l hacerlo, 5C
inter,ecta con d rol regulatorio del Estado de un modo distintivo y que se desvía
de gran parte de b economía polrtiC;J. internacional.
Los servicios espt:cializados est:in usualmente definidos en términos de resulta-
dos productivos especializados m:fa que de los procesos de producción involucra•
dos. Un enfoque sobre el proceso de producción de escas industrias de servicios nos
permite: l) captar n.lgunas de sus características de ubicaci6n y 2) examinar fo. pro-

4 Los scrYicios ~ b producd6n son producciones intermedbs, es d.,.,;,, .1crv,cio, comprados


por las empresas. ~.stos cubren cue1tiones financieras, legales y de gestión en general, la innova•
cit)n, el des:irrollo, el diseño, l., administración, d pmonal, b tecnologfa de producción, d m;in•
tmimiento, d transporte, las comnnic~ciones, b distribucion mayorim, la publicidad, los scn·i·
cios d., limpi~,..1 J., las empresi.s, la 1eguridad y el almaccnJmicnru. Los componentes ccn 1rales de
la CJtegorÍJ de servLcios a h producción son u 11J serie de indumiH con mcrc.i.dos mixto¡ de
negocios y de consumo. filto• son 101 seguros, fas acth·idadcs banc.ui.1s, ]os servidas linancicros,
lm bi~ne, r:tíccs, los servicios leg,les, )os contablci y las :uocí~ciones profesionales.
) F.xiste, sin embargo, una litcr:ttur.1, en ripido crecimiento, acerca del impacto Je la ~loba•
lizacióri ,obre l.u ciudades, lo que de vári,> mJnera< incorpora edmcnes de los .;ervicios ah
producción, incluyendo, adem:b de aqu...Jfos det:tll,dos m11 arriba,.:>. Fri edma• 111, 1986; F>ins1ein
et ni., 1993; Hirt rl 11/., 199S; Von Pcrz y Schmils, 1992; ,1.-!achimura. 1992; Fro1t y Spcnce,
1992: Rodrígul."2 y Fe:igin, 1986; Knax y ·1aylor, 1995; 1.evine, 1993; L, Drbar, 1994.
F.l. EST,\DO Y LA CIUDAD c:LOllAL ..

posición de que hay una nueva dinámict par:. la aglomeración en los servicios cor-
por:1rivos avania<los debido a su fünción como un complejo <le producción, un
cornplcjo que sirve a las centrale:, corporati\':l.5 pero que tiene caracterí,tic;u Jistinri-
v:is en cuanto a la ubicación)' la producción. Son rnos complejos de servicios :t b
producción más que las centrales de hs emprcs:is, en general, los que se benefician y,
a menudo, ncccsiran una ubicnción en b ciudad. Vemos esta dinfo1ic:\ p,ua la aglo-
mm.ción opaando en diferentes niveles de b jcrnryuí:i urbana, desde la global a b
regional. Alguno.s ciudades concentran la infraestructura y los servicios que produ-
cen una capacidad parad comrol y el sm•icio global.
En resulllen, con el potencial para la capacidad parad control global ciertas
ciudades se están convirtiendo en puntos nodales en un vasto sistema de cornu-
riic.iciom:s y mercado, Los avances en electrónica y telecomunicaciones han
transformado grngráficamentc: a ciudadc:s distantes en cc:mro~ para la comuni-
cación global y la ges¡ión a brga distancia. Pero el control centralizado y la
gestión sobre una serie geográficamcnre dispersa de planeas, oficinas y venta de
servicios no resulta inevitablemente en un "sistema mundial". Requiere el de•
sarrollo de un vasto rango de servicios ab.menr.: especializados y de gestión y
conuol de máximo nivel,
Lu próximas tres secciones desarrollan estos temas con detalle.

Glob11/iwcié11 e i11temidlld del servicio

La globa.liz.ación de b :i.crividad económica ha elevado la escila y la complejidad


de las transacciones; por ello, ha alimentado h demanda de funciones de máxi-
mo nivel de las centrales multinacionales y de los servicios corporativos avanza-
dos. Esta demanda de servicios esp~ci.ilizados está además alimentada por un
proce50 secundario importante: la creciente intensidad de servicios en la org,t-
niz.aci6n de toda; las industrias (Sassen, 1991: c;¡p, 5; 1994: cap. 4). Esto ha
contribuido a un crecimiento masivo en la demanda de servicios por parre de
las empresas en todas las industrias, dc:sde la minería y las manufaccur:is hasta las
finanzas y los servicios al consumidor. A esto debemos .1.fiadir la creciente de-
manda, por p:1.1rc de las empresas, de servicios no especializados, b,hicam.:nte
de .i.:rvkios industriales.
Dos de las \'.Uiables cbve que vudven estos procesos relevantes para las ciu-
dades y para d ~ugumento de este: trabajo son: 1) el r.ípido crecimienro en los
últimos quince años de la proporción de servicios que hs empresas con1prnn en
lugar de producirlos r 2) la cxisrrncia de economías de nglomc:ración en b
producción de servicios espechlizados. Si hs empresas hubiernn seguido pro·
<luciendo la mayoría de sus serl'icios ell casa como solfa ser d c.uo, panicular-
230 f.UERA DEL 1:~PAC!O

mente con las empresas verticalmente integradas, las ciudades podrían haber
sido si1ios de producción de servicios menos significativos. Las acrividades de
servicios se habrían cr:isladado fuera de las ciudades como parte de las mudan-
z.as por parce de: las grandes empresas, de !as cuales ellas eran tan sólo un com-
ponen re; podría haber habido nrncha mas dispersión geográfica de los empleos
de servicios especializados gue b que hay ahor.1 1 si bien estos empleos, por
supuesco, podrían h:iber estado incluidos en la clasificad6n induscrial de las
cm¡m:sas más importante~, que no eran necesariamente empresas de servicios.
Discutiré estas dos variables a continuación.

La creciente demanda de servicios corpomtivos

El incremento en b. proporción de: servicios comprados puede ser vista en las


figuras de crecimiento en empleos de servicios a la producción, en los números
de empresas de servicios :i. la producción y, q uiz.ís más :igudamcn te, en las cifras de
las tablas n:tcionalc:s de input-output p:i.ra los Estados Unidos. Las cifras sobre
empleo y los números de empresas de servicios a la producción se han vuelto
ahora familiares y han sido publicadas ampliamente, Sin embargo esro no pue-
de decirse sobre bs cifras de las tablns nacionales de input-omput; :m::tlicé estas
cifras a lo largo de varios años y para varias industrias dentro de las principales
sectores y encontré un:1 clara tendencia :il crecimiento en el valor de los insumos
de servicios comprados para ];is industrias cxaminadas,6
El fuerce crecimiento en el uso de servicios a la producci6n ha sido alimen-
tado por una variedad de procesos.7 Entre éstos está b dispersión territorial, ya

6 A mvés Je un anilish input·olltput entre los ~lí.os 1972-l ')87, hrmo1 examinado el mo de
commodi1frs hu;1d3l en los Sc!'l'icius en once inJumi:u <le cumo <lfgi1os SIC (StanJ,rd Indumi;il
Cl:usific.uioro), desde el comrrcio .ll por 1myor ha.stJ la m inerfa. L:1< indumias bas:idos en ,ervidos
e,.min~d:u como insumos intermedios de n,mmodirfrs, haita d rodigo de cu~1ro dígitos sic, inclu-
yeron, rnue orr;u, ~ los ser\licio1 financic1 os, Je ,cguros )' <le negocios. PJra ii mpi ilkar, las sigui en•
les dfr.s c:ubKn sólo el periodo 1972, 1982, porque luego de or~ fcch~ b com¡,mción se vuelve
dem;.;iido compliCJd;i parJ sei descrita en un~ nota al pie de la p2gina. De cod;is bs com bin1doncs
de indusirias ~tudi,das, d nivd de in,u rnoi de ser,icios pmvenien1c Je], indumi~ financiera fue
d mi! imporun1c, 1ripliclndos,: emrc 1972 y !')82, m loi bancos, l0Hc-gu1os yd come1ciD ~r por
mayor. Donde d uso de 101 m,·icios de negocios ~umentó mis nu.rCJ.dimcntc füc en los sigui mtcs
grupos de induwias: vehículos automotores y equipamiento, compliifas de ,cguro,, comercio al
por 111l)'OJ y operacione< b1J1oria,. El uso de los lcrvicios J., negocios en esf;,s ul ti mal ,e 1riplicó }'
111,ÍI deide 1972:,, l')SZ. (Par.l >Hla descripción com¡,lcti, vfasc Sa1scn y Orlow, 1995.)
7 Pira un debue sohr,: b liceutura y b, tendcr,cias mil ,mpli:a.s que dc$c.11um decr.11 de la
posibilidad de!, íonmción de un sector independiente de s~rvicios a l.1 producción, vé.ise Sassen,
1991: cap. 5.
EL F.Sli\DO Y LA CIUDAD GI.Oíl,\L. .. 231

se,\ en un ni~cl°i~gion:11. nncional o global, de empresns multi•e,/a{;/ú/1111m1. Las


empresas q'ue operan n1L1chas plantas, ofidnn.s y servicios de venta deben coor·
dinar planificación, administración interna y dimibución, 11wrketi11g y otras
.ictividades propias de sus cenrrah:s. Formalmente, el de.~arrollo de la corpora·
ci6n moderna y su participación masiva en los mercados del mundo y los p~íses
extranjeros h:rn hecho cada ve1. m~s importantes y complejos la planific.ición,
la administración intern:1, el desarrollo <ld producro y la investigación. La di-
versificación de hs líneas de productos, las fusiones y b. transnacionali1.ación de
las actividades económicas requieren todas servicios a!tamcn ti! espccialii:ados.
En todas Ja5 empre5as, ya sea que operen global o rcgion:ilmemc, el incre•
mento de los litigios, la creciente importancia de los seguros, la publicidad y el
financiamiento t'.....:terno h:rn contribuido a la creciente necesidad de servicios
especializados. Además, a medida que las grandes corporaciones se mue\•en hacia
la producción y la venta de servicios al consumidor flnal, una amplia gam:i de
actividades, previamente desarrolladas por empresas de servicios al consumidor
independientes, son desplazadas hacia las centrales de los nuevos propietarios
corporativos. u.s c.1dc11as de moteles, ventas de comida, tiendas de flores, re•
gionales, naciona.les o globa)es, requieren vaSLas estructuras administrativas y
de $t:rvicios centralizadas. A cambio, la complejidad de éstas generará u11a de·
manda de servicios corporativos especializados comprados por empresas cspe-
cialii:adas, algo mucho menos probable en la pcqudia empresa de sen•icios al
consumidor de propiedad independiente. Un patrún paralelo de expansión de
las operaciones de planificación )' control centrales de alto nivel ocurre en los
gobiernos, debido en parte por los desarrollos técnicos que hacen esto posible y.
en parte, por b crccience complejidad de hs tareas regulatorbs y .idministrali·
vas. Todas estas tendencias han alimcnra<lo el crecimiento de servicios a la pro-
ducción en ciudndes grandes y pequc:fias,
Un breve examen de In <lhpersión territorial producida por las operaciones
transnacionalcs de las grandes empresas puede servir para ilustrar :tlgunos de los
puntos aquí planteados. Por ejemplo, los números de trabajadores empleados.
en d extranjero por las cien mayores corporaciones transnacíonales no financie-
ras dd mundo son más bien grandes. (Para cifras detalladas en esto y en los
siguientes ftcms, véase UNCTC, 1993; Sassen, 199~: cap. 4.) Así, aproximada-
mente 13 mitad de la fuerza de trabajo de Exxon e IBM y :iproxim:idamcnte la
tercera parre. de: la de Ford Motors y la totalid~d de la de GM son empleadas
fucrn de los Esr~dos Unidos. Sabemos, por otra parte, que las grandes transna-
cionales rienen n1'imeros de afiliados muy altas. Asf, en 1990, bs eni presas alt·
man~s trní:in m:ís de 19 mil afiliados en países extranjeros, de 14 mil en 1984;
y los Estados Unidos tenfan casi 19 mil. Finalmente, sabemos que las rr:insna•
2.12 l'UER,\ om. ESl'ACIO

cionales top tiein:n una participación muy elevada en l:i.s operaciones ex¡ranje·
ras: las diez. mayores corpornciunes trans1ucionales en el mundo tonfan el 61 %
del total de sus ven[as en el exterior. El promedio para las cie11,m·aj•ores corpo-
~ciones er:,. casi del 50%.
Lo ciue e.seas cifras muesm,n e.~ una vasta operación <füpersa a naves de una
multiplicid:td de ubicaciones. Esto genera una gran demanda de ~crvicios a la
producción, desde la contaduría intern:.1cional hasta h publicidad. Operacio-
nes tan vastas como ésr:,s alimentaron la expansión de las funcion<!s de gestión
central, coordinación, control y servicios. Algunas de estas funciones son desa-
rrolladas en bs cas:is matrices, :ilgunas son compr.i.das u conmnadas, alimen-
tando, con ello, el crecimiento del complejo de servicios a b producción.

La formación de 1111 nuevo complejo de prodttcciún

Como en el caso de la segunda variable, las economías de aglomeración, el tema


aquí es porgué no h:1 habido una 1n:1.yor dispcrsi6n de. las emp¡esas dt: servicios
c:spccializ.ados, particuhumente a partir de c¡uc son los m:ís avanz.ados e intensi-
vos uw:i.rios de telecomunicaciones y, por lo tan ro, supuestamente se pueden
instalar en cualquier lugar. Con d objeto de entender por qué una proporción
tan grande de estas empresas es1á concentrada en las ciudades)', con frencuc::ncia,
en densas concentr:icionc:s espaciales que recuerdan los disuitos induscrialc:s,
necesitamos ccnrrnrnos en el proceso de producción accu:J.l en estos servicios,
La evidencia de patrones de ubicaciór1 de las indusrrias de la información
lideres muestra una fuerte concentración económica en las grandes ciud~des.
Por ejemplo, la ci11dad de Nueva York es responsable por el 35% de los ingresos
en servicios a la producción, en comparación con un poco más del 3% de la
población nacional, y entre un cuarto y un guinto de todas las exportaciones de
servicios a 1:t producción en los F..st~dos Unidos, lo que totaliza alrededor de 40
billones de dólares anuales (Drennan, 1992). Londres aporta el 40% de las
exportaciones de servicios a la producción de Gran Bret:tña, y Parls el 40% dd
total del empleo de servicios a la producción <le Francia)' más del 80% de los
servicios co1porativos avanzados (Cordier, 1992: le Debnt, 1994). Hay mu-
chos otros ejemplos .:.imilares.
De acuerdo con las concepciones estándares sobre las industrias de la infor-
m::ición, el r:ípido crecimiento y la desproporcionada conccntt:ición de los ser·
vicios a la producción en lns princip:iles ciudades no deberían haber ocurrido.
Dndo qt1c muchos de estos servicios están profundamente imbric:idos con las
rnJs ~vam.adas 1ec11ologías <le la información, se hubiera podido esperar que los
El. l::ffADO Y u\ C!UDAD <il.O ílAl.. .• 233

servicios a la producci6n tuvieran onas opciones en cuanco :1 la ubicación, que


C\'itasen los dcvados rostos y las congestiones típicos de fas gr:1ndes ciudades.
Mi argurm:nto es <JUe, con el objeco de que comprendamos su fuerte concentrn•
ción en bs gramks ciudades, necesitamos cen tr:imos e11 el accual proceso de
producción en estas industrias.
El proceso de producción en estos servicios se benefici.i de la proximidad a
otros servicios especializados . .Éste es especb.lmc:nce el caso en los seccorcs ltde·
res y más innovadores de estas industrias. La complejidad)' la innovación mu-
chas veces requkren múltiples insumos altamente especializados de diferentes
indusrrias. La producción <l,;: ua instrumento financiero, por ejemplo, regui~re
insumos de contabilidad, publicidad, ley, consultoría económica, rdacioncs
publicas, diseño e impresión. Las car:1.ctcrfsricas pJrticuhrr:s de la producción
de estos servicios, especialmente de aquellos involucrados en opr:raciories com-
plejas e innovadoras, explican su pronunciada concentrad6n t:n las principales
ciudades. La explicación que comúnmente se escucha de que los profesionales
de :ilto nivel requieren interacciones c.1ra a cara debe ser clarific::ida de muchas
maneras. Los servicios a la producción, a diferencia de otros tipos de servicios,
no dependen necesariamente de la proximidad espacial con los consumidores
-empr~sas- atendidos. Más bien, las economías ciencn lugar en estas empresas
especializadas cuando se instalan junto a otras que producen insumos clave o
cLtya proximidad hnce posible la producción conjunca de ciertas ofertas de ser·
vicios. La m1s importante Je las empresas contables puede arender a sus clien-
tes a distancia, pero la naturalcia de su servicio depende de la proximidad a
otros especialistas, desde abogados a prngramadores, Además, es bien sabido
que muchos de los nuevos profesionales de altos ingresos tienden a ser arraídos
por los entretenimientos y estilos de vida que pueden ofrecer los gr:u1des c,;:n-
tros urbanos. frecuentcmetite, lo qLte es pens:1do como una comunicaci6n frente
a frente es actu:ilmcncc un procew de producción que requiere múltiples insumos
y fudbacks simultáneos. En el estadio actual dd desarrollo técnico, el acceso
inmediato y simultáneo a los expertos pertinentes cominúa siendo el modo
más efectivo, especialmente cuando se trata de productos altamenie complejos.
La concentración de bs insralacloncs informiticas y tdecorntmicaciones más
avanzadas en las principales ciudades es un factor clave en lo que llamo r:l pro-
ceso de producción de estas induscrias. 8

a L, infraestrtJCtura de 1dcconrnnicacione1 cambifo con1ribuye a la canccnrr.ici6n Je las


principales sectores rn b, grandes ciudadci. Lm si,tmus <le corriunicacio11es de larga dist.u1cia
utllíian c.uia vez más cables de fibra ópric-a. Útn1 poseen mudm ventajas ,obre Jo.s tradicionalc:s
c.lblu ele colnc: unl m.¡yar cipacidad de condu~ción, alta vdocid~d. m:b seguridad y una 1!'1'2)'or
fucru en ,u sci\ol. Los sistemas de fibra! ti en den :1 conccur gun,iei ceneros camnnic:icionalcs
2.l4 FUí:RA DEL F.Sl'AC:10

Por orr:i parte, d tiempo mstituye d peso de estos sectores como fuc!"Z.l para la
aglomeración. En el pasarlo, la pr('sion del peso de los insumos, desde mineral de
hierro h:1.sra productos :1grícol:i.s sin procesar, íuc un:t fuen::1. mayor qm: llevó a la
agl()mcr:ición en los sitios donde estaban loe.u izados b m:iyorcamidad de insumos.
Hoy en día, la: aceleración de las transacciones cconómic:isyd interés puesto en el
tiempo han creado nuevas fuerz.,s p:ira l::t :1.glomernción. Esto se da cada vez. me•
nos en el caso de las operaciones de rutina, Pero allí donde el tiempo es esencial,
como lo es ac1ualmen1e en muchos de lo5 secroces líderes de estas industrias, los
beneficios de b nglomeración todavía son en extremo devados -h:ista el punrn en
que no es simplemente una ventaja en los costos sino una disposición indispensa-
ble. Esto además queda claro por la ubicaci6n central del mercado en muchas de
fos r:i.mas más especulativas e innovadoras de las finanzas. La especulaci6n y la
inno1'ación en el conrexco de la dc:sregulación y la globaliz.:ición han aherado
profundamente l.1 operación dd merci.do en l:i. industria, promoviendo una ineS·
tabilidad mucho mayor. Bajo estas condiciones, la aglomeración acarrea ventajas
adicionales en la medida en que el mercado se vuelye un sitio clave p:1.rn nuevas
oportunidades de ganancias y la. vdocidad es esencial. (S:issen, 1991: caps. 2-4:
Mi1chdson y\X'heder, 1994: pero vb.sc también Lyo11s ySalrnon, 1995.)
Esta combinación de res tr icci oncs sugiere que la aglomeración de servicios a
la producción en las grandes ciudades cormiruye actualmente un complejo de
producci6n. Este complejo de servicios está índm:unente conectado con el
mundo de las centrales corporativas: son frecuentemente vistos como forman-
do un complejo fusionado de central-servicios corporativos. Pero en mi lectur;i,
necesitamos distinguidos.9 Si bien es cierto gue las oficinas centrales tienden

porque no •e empalmln f:lcilmentc 'f, por Jo tanto, no !<>n lo.1 prcícridos p3ta con~rar iitios
laterales múltiples. E.seos si1iemas licndcn a m inmlladm sobre vías de <:amino preexiHentes, ya
sea en rieles, agua o auropinas {Moss, 1~91}. El cr<'Ciente uso de simmas de C.br3 ó¡,rica lleva,
por Jo tanto, a fortalcc:er:1 bs príncipalcsconccmr.:1ciones de 1efrcomunic;icioncsy.1 cxi11en1cs ¡~ por
lo timo, a hs jcrarqufas ya exiitcntcs. {Vé.m tambiln d c.1pkulo S.)
l> Es comiln en l¡ líteratura en gcncril )' en algunos estudios un poco m:b .iC"adémico¡ util iuir
la conC'enmción de oficinas cen rrales como un indicador de •i 11 ciudad es un centro de negocios
intcrnacionJ.l. L1 pfoiida de ems ofid11Js e• interpretada ciuonces como una C3!da de b. siu1a-
do n de la ciudad. El uso de la. conccn1ud6n de la, nfkin:u con erales rnmo un Indice es en
icalidad un2 medid• problcmátiCl dada b forma en la que hs corpnradoncs .-~rfo cla,ificadas,
S;ihcr cu.:\ks ofidn,s concc11 trJ! en 101 pi incip.tlcs centros fin:tncieros y de negocios depende de
llll n•ímero de v:iri.,bles .. En primer lu¡;:,1, ll forma en que medimos o simplemente co11t.1mos
mJ.S oficina1 hace una diferencia. Frccucnttrncntc, 1a medida d.wc es d tamaño de l. em¡m:sa '"'
tfoninos del c1nplco y las ingrc1os piomcdio. En ate e.aso, :i.l¡;u1m de las cmprcm m:is grandes
Jd mundo ,.¡n son n11m1factureras y much~s tienen sus olidnu ccutrJ.!cs próximas a su princi-
pal complejo fabril, .,lgo qt1c no puede $llmitr en una ¡:ran ciudJJ debido a las límites cip:icialcs.
E.1,1 empreia, ,u den tener. sin emba1go, oficin1s 1ccundlri~1 en l.,s ¡;rantles ciudJJt's, p;1r.1 ÍUn·
El. FSrADO Y I.A CIUDAD GLOBAi

todavía a cst:ir dc~propotcio11ad;1menre concentradas en las ciudades, en las


últimas dos décadas muchns se h:\T\ mudado fucr:i de ellas. Sin <lud,1, pueden
instahrsc fucr:l de las ciudades, pero necesitan un complejo de servicios :i b
producción en algún lugar con el objeto de comprar o contratar los servicios
espccializ...,dos }' el fin:rnci:imicnto que necesitan. Además, las ccncrales de las
empresas con mucha actividad en el exterior o en lfnc:ts de negocios ;1lt:11ncncc
innovadoras y complejas tienden a instalarse en las principales ciudades. En
resumen, las empresas en línc:is de actividades m:ls rutinarias, con mercados
predominante regionales o nacionales, parecen ser cada vez niás libres de mu-
dar o inst;ibr sus centrales fuera de bs ciudades. Las empres:is en líneas :ilta-
mence competitivas e innov:idoras y/o con un1 fuerce orientación al merc:ido
mundial parecen beneficiarse de estar ubicadas en el centro de los mayores cen•
tros de negocios internacionales, sin que importe qué ahos sean los costos. ·
De todos modos, ambos tipos de empresas necesitan un complejo de servi-
cios corporacivos para. instalarse en algún lugar. 10 Dónde este complejo escé

dones altamente. cspcrializ.1d3s, Adcm:ls, muchas empre~as manufactureras t'.litán orien13d.1s al


merado n>cion:il )' no ncccs¡!an cs13r localizadas en un centro de negocios imcrnadonal. En
consecuend.\, la muy publicirJd~ ¡urtida de las principales oficinJJ cemra!t:s de la ciud~d de
NucvJ York rn las décadas de l %0 y 1970 involucró em: tipo d~ emprcsa5. Si obsen-:imos a las
500 cmptcs~s n1:ts gr~ndcs de los Es12dos Unidos según l.i rcvist~ For11111r (cf. "'Fommr maga·
2inc 500 ]j~i"), muchas dejaron Nueva York)' ocr.t1 gr.1ndes ciud.1rles. Si en lng>r dd tamaño
uiilizamos l.1 pordón de los in¡;resos totales pro\'enientes de fas ventas ínmnaciunales, un gran
numcto de cmpruu que no"' enrnentran en esta lista entran en juq;o. Por ejemplo, en el caso
de )J ciudad de Nueva York, los resultados cambian dra.máricarnente: d 40% Je las cmpre.1as es•
1adounidenses con fa mitad de su, in¡;rcsos origin.1dos en bs venias internacionaJe, tiene sus
oficina, centrales en la ciudad de Nueva York)' iu; inmetliacion~s.
En segun do lug.11, la naturaleza del sis1cma u,b.1no de un país o un focror. u gran primacía
urbana tenJu:1 a c..u1ar una conccnuación ,lrspropordon;1<h de oficinas centrales sin que im•
pone la medida que uno utilice. En te1cer lugar, bs diíerenr.,, hi.1torias cconómic:ns y uadicioncs
<le ne¡;odos pueden combinar.e par;i producir resuludos diferenres. Adem:ls, b concentración de
en.is oficinas pue<lc tst.,r lig:Hh a una Í;ue ecunámica ,,spcdfie:i.. Por ejc:mplo, ~ Ji(crcnci:i de b
pc:rdi<la por parle de Nueva York de Clsa5 cm erales de la lisia de Fortmu, Tokio li:i. csr~do g;rnan•
<lo cales oficinu. Ouka y Na¡;oya, los otros do, grandes centros comerciales de jlp611, e,dn
perdiendo rns oficinas frrnrc "Tokio. F..irn ,e debe en gran parte: a b crecierite inte1nJCionaliza·
ci6n de ll economfa japoneu y :,J cnrrc1pondicntc incremento de un comando central y de
funciones de provisión de servicios en lo.1 principiles centros de ne¡:ocios internacionales. En el
c.1so de Ji pon, 13 1c¡;ulación guberri .. ncm3I cxicnsiva de la economfo es un factor ag1cgado qt1e
contribuye a b ubicación de bs oficinos ccnrralo en Tokio, dado que todJs J., :ictívidi.dcs ínter·
nacionales deben puar a 1r.wés rle numcro,.u ~probacione~ por p:mc del gobierno.
10 Por ejemplo, Whcde, (198G) examinó 101 vinculo$ csp~ci.tle$ entre bi princip;ilc¡ corpo•
raciones cs1adouniden1es y hs inscirncioncs fin,ncier,u y encontró q11c lo, co,poracio11es no ne-
Ct.1J1iamentc usan las empresas .disponibles en sus ubicJ<:ion es, ;i no que ticnde11 a 1rab,j,r con
cmpr~s•s loc,lit.1d.u m:il .1lrn en l.i.jerarqufo metropolitana, uni m,dencb t¡ttc e1 cspecialmcmc
fUr.RA Dl:L tSl',\ClO

ubicado prob.'.1.blernence sea cada vez menos importante desde la perspectiva de


much:is centrales, si bien no de todas. Desde la perspectiva <le las emprc:ns de
scn•icios a l:.i producción, es más prob~ble que un complejo especializado seme-
jan te cm! en tina ciudad m:ís que en, por ejemplo, un p:uque de oficin:i.s sul,ur-
bano. Este último podd ser el sitio para empres.1s de sen•icios a b producción,
pero no para un complejo de servicios. Y sólo un complejo semejante es cap:1:1:
de manejar las demandas corporativas m:ís av:m2.adas y complejas,
En otr., oportunidad (Saw:n, 1994: cap. 5), un <::xamcn empírico de algún
modo detallado de varias ciudades sirvió par:i explorar diferentes aspectos de
est.1 tendrncin h:icia b co11centración csp.1.cial. l l Aquí sólo h;i.y csp:ido para

futrl~ en bs gr:mdes corporaciones. Schw:mz (1992) notó qu" b.s grandes .em¡,re1a1 loc~li1.:uh1
en d Jrea metropolitana de NucvJ York cominúan us:1.n do Lu cm prcsa1 de ,\fanhanan ¡ma sJtis-
faccr.lJ nuyor/a de sus ncccs¡dJd.:s <lc·mvicioi.
11 Una ('ategarfa m,1ydiferen1ea través de b cu~\ mucho, Je mos :u;unros putden ser ex;imina•
dos es fa de ~ccn11alída<l", Lu corrdacionc! e;pac:i:\Jcs de la centr:i.lidJd anualmenu: pueden 11umi1
unl multiplicidad de formas, d~dc d tradicion:tl Ji.mito cmcral de nq;ocio1 h11ca un.a ~d metro•
poliuna de nodo, cconomkoi Íntcensamcmeronectada vfa 1demitica (v~aic el capitulo 8}. Ex:uni-
nando la cvidcnci, de: un 'r.1Sto mlmcro de gr:1ndc, ciudadei, oncon¡¡¿ una el.ira 1c11dencfa hacia
una ccmr:ilidad, pero con un rango mucho rná.$ amplio de corrcbcion« «pacia!t< q uc Jo, cradkio-
nale1 dimiros de negocios. Ll tdcm:ítica y cl crccim iento de una economía ¡;Joba.l, ambos intdn·
secamente conecmlos, han connibuidu a un, n11t'V:I gcografra de b centralidad (y de la marginl·
lidad). P:i.ra 1irnpli/ic:ir l!ll m:iliiis ya re:ilii.,do en otr, publiradán (Sasscn, 1994), actu:umcme
c.~imn cuatro forrnJ5 de centralidad. Primero, el distrito centr.! de negocio1 conrin,ia siendo una
forma cla,·c de cenrr:,lidad, aunque y:i no es simplcmen1c un.i. rcbción directa cnnc centralidad y
entidades geogdfic.:u tales como los distrito, cenrr:.Jes, o los centros de negocios, como suc.,dia eu
el pasado. Sino que d dimi10 central de negocios de lo., principales centros de n~ocios inicrnacio-
nalc.s fue profundamente reconfigur~do por d c:unbio i.-cnolágirn )' cconomirn.
En segundo lupr, d centro pt1ede cxtendcr,chacia 11n irea metropolitana en!~ forma de Unl
red de nq,dos de incensa ac1ivida.d de negocios. E.sra red regional de nodoi representa, cn mi
an:Úi1is, una 1cconstitución dd concepto de regi6n. Lcjru de ncu1r:Ji:ur la gcograffa, la red regio-
nal ricnde a estar incorpor ad:i a forrnas co1J\'mcionalcs de infrlestrucrura com unicacian1l, en
<'.Speci.,J los dpidos ri~b y autopistas que conectan los aeroptic!tas. Tal vtt ir6nicamente, b
infraemucmra convencional tiend~ ~ maximiz..~t los beneficios económicos de1iVldos de la tde·
m:!tic:,. Pienso que ésta es una cuesrió n importante que de alguna nianer~ 1c ha perdido en bs
discusiones acere;. de la ncutrali:iación <le la geograffa a través de la tdcmátic~. En tercer fugar,
cst~mo~ frente a b fnrmaci6n de un Mantro· transtcr1i1ori:>.I constituido vfa tdcm:ltici y rr~ ns.1~·
cio ncs ec-onómias intcns.u. La más podcro1. de mas m1c1':\s geog1aflas de la ccntnlidad en el
nivd inrctu rbano une los principale.s cenuos frnancitro1 y de negocios: Nuc:v:, York, Londres,
lúkio, Par/$, F1ankforr, Zurieh, Ammrdam, Los Angeles, Sydncy y Hong Kong, cnm otros.
Pero cm gcogr~fla ahora iambién incluy,: ch,d~des como Sa11 Pab)o y Bomb;iy, La intensidad de
los tr.,ns:tccioncs emreescas ciudades, en cspcdal a w.vés de los mercados Ílnandero.1,dd comer·
do de servicios y de bs in versiones, se ha incrementado mucad.m1c111t, y rambién lo ha11 hecho
101 ónlenes de magnitud involucudos, En cuarto Jugar, nueva, formal de centralidad 1c están
co1111i111)'l!nd1> en los espacios generados dcccr6nitamcn1c (v~ase d c:ip[mlo 8). LJ ciudad es un
shio estratégico en las tres primeras de estas formas de c~nttalidad.
1:1. ES"li\.00 Y !.A CIUDAD Gl.01:lt,L. •• 237

unas pocas observaciones (véase también Abu-Lughod, 1995). El caso de:: Miami,
por ejemplo, nos deja ver, casi a modo de labor:1todo, cómo un nuevo ;ec:tor
corporativo inrc:rnacion.'l! puede ser impbntndo en un sitio. Nos permite en•
tender algo sobre la dinámica de la globalización eh el período :1ctual y cómo es
incrustacfo. en un lug:u. Miami ha emergido como tJn sitio regional significativo
para las funciones de la ciudad global. si bien carece de una larga hiswria como
cc:ntrtJ bancario y de negocios inrcrn:tcional, a difm:ncia del caso de ciudades
globales como Nueva York o Londres.
El caso de Toronto, una ciudad cuyo distrito financiero fue levancado sólo
en af10s reciences, nos permite ver la medida en gue la presión hada la caneen·
craci6n espacial de las empresas ftn:1ncierJs está imbricada en una dinámica
econ6mic:1 en vez de ser una consecuencia de haber hc:redado una infr:icstmc-
tura levantada en d pasado, como uno podrí:i pensar que fue d caso de cierto5
centros más antiguos como Londres o Nueva York. 12 Pero d caso también
muestra que son especialmente ciertas industrias bs gue están sujetas a la pre-
sión de la concc::ncración espacbl, básicamente las finam..as y sus industrias her-
manas (Gad, 1991:Todd, 1995).
El caso de Sydney ilumina la interacción entre una escala económica vasta,
continental, y hs presiones hacia la concentración espacial. Más que fomilecer
la mu!tipolaridad de! sis rema urbano australiano, los desarrollos de la década de
1980 -incrementada internacionalización de la economía australiana, fuertes
aumentos en la inversión extranjera, un notable desplazamiento hacia las finan·
zas, los bienes raíces y los servicio, a la producción-concribnyeron a una mayor
concentración de las principales actividades y actores económicos en Sydney.
Esto incluyó una pérdida en la participación en em1s actividades y actores para

12 En su csn,dío dd dístrim financiero de ManluttJJl, Longcorc enconu6 que d uso de la infor-


mación a,·.uu.ada y Je !.u tecnolo¡;ils de tdecomunicición tiene un :ilco implctn sobre la org:,niu.ción
espacial dd distrito debido l Jm requc1imientos ~pachles ldiciM:,lcs de ediílcios "intdigcnw·
(véase ca.mbi¿n Moss, 1991). Un :1nillo de nuevos edificios de oficinas con estos 1equerimientos
fue construido en la última dlc:1.<b inmedhtamence :i.lmledoc del centro de \\;ral! Strrn, en don-
de las c~llcsy los lotes lngo,ros h:icen que c,co sea muy difkil; ldemás, rcno\':lr \'iejos edificios en
el centro de \\ial[ Sm,ec es exuemadamcntc caro y a mrnudo ir11posible., Los ocupantes de lo.1
nuevos ediílcio1 dd dimito fueron principalmente oficin.,s untr:ile, corporati1.s }' b industria
de iervicios f, nancictol. Esc:u empresas ricndcn .1 ser usuarios c.xtremadamcnt~ in tenso$ d;: tde-
mádo )' I:,. di,ponibiliJad de¡._, fa1111a.s m:h avanud.10 es tCpicamcncc un imponame foctol en
sm dccision,s de bienes re1íces y de localíz.ación. N~csiun una complera iuperab,md2nci. Je
sis1em3S de tekCl"lmunicación; gundes c;ip,dd:ida de :um;iccn~micnto; frerncntem.,nie, ,u pro·
pia cen Iral 1elef6uic~ digit~I, ctcércra. Esm co ni leva .;c11cr.,!1n,n1c uno. neceiid,d de g1~ndes espJ·
cÍQl. l'or ejemplo, es probable que la inml.1ción recni<.';l qu~ apop al 1~tor comc1ci,I de un2
empresa requiera un c:,pacia ailidoml del mismo ramaño que d del m:rnr.
2.38 FlJ!aRA DF.L r-.SPACIO

Mdboume, por mucho tiempo d ccntrn de fa actividad cormrcial y de la rique-


-za de Australia (D:dy y Stimson, 1992).
Finalmente:, el caso de los centros financieros lidcrcs en d mundo accual es
de: continuo interés porqt1e uno podría haber esperado que el creciente numero de
centros fln.incieros, ahora integrados en los mercados globales, hubiese reducido
b extc:nsión de la concemración de la actividad financiera en los centros m:ís
imporranres,13 Uno, adcrntls, espera eso teniendo en cuenta el inmenso incre-
mento en el volumen glob:il de transacriones. Pero los niveles de concentración
permanecen inalterados arw: las masivas transformaciones en la industria finan-
ciera y en la infraestn1etura recnológim <le la que esta industria dc:pcn<le.14
Por ejemplo, los préstamos dc la banca internacional crecieron de l ,89
trillones <le dólares en 1980 a 6,24 ui[ioncs en 1991 -un~ quintuplicación en
apc:nas dic:z años-. Nueva York, Londres y Tokio realizaron el 42% de cslos
pré~tamos internacionales en 1980 y el 41 % en 1991, de :icucrdo con los darns
dd Bankoflnternacional Scttlements, la institución mundial más importante a
cargo de la supervisión de las acciYidades bancarias ulrramarinas. Hubo c:i.m-
bios en la composición: la participación de Japón :mrnenró del G,2% a1 15, l %
y la de Gran Bretaña disminuyó del 26,2% al 16,3%; la participación de los
Estados Unidos no sufrió cambios. Todas aumentaron en términos absolutos.
Después de: éstos, Suiza, Francia, Alemania y LtD::emburgo llevan la participa-
ción total de los principales centros a 64 en 1991, que es aproximadamenic la.
misma participación que estos centros tenfon en 1980. Una ciudad, Chicago,
domina el comercio mundial en futuros, siendo rc.sponsablc dd 60% de los
contratos mundiales en opciones y en futuros en 1991.
Esta concentración en los prindpJlcs cc:nrros es, c:n parte, una función de la
concentraci6n de las c~p:1.cidadcs técnico financicra5 más avanz:1J:1s. Y es, en

U Además, cs1e nivel de concemracián que no Ju cambi:ldo ha 5ucediJo en un ti(mpo en


que los Se!"'·icios tin~ncicros son mis móvilc.1 que nunco: !2 globaliiaci6n, la desrcgubción (un
ingrcJien te esencial para la l!lob,tiución) )' la 1ecuritii-1ci6n han ,ido la cbve de .esta movilidad
(en d contexto de las avuiccs m,sivos en las tdccomunkacioncs yen bs redes dcctró11k;11). Un
rcrn!tado c.s 1~ crccimte competencia cmre lo~ e<ntro, por una activid~d financicr~ hipcrm6vil.
En mi opinión, ha rxiuido un fofo.sis exagcudn iobt~ la compctcncfo en gcncr•I )' en reseñas
c1peci.Ji1.1.d~ssobre ene tema. Como he argumwrndo en otrJ publicación (S~1e11, 1991: cap. 7),
cxim 1~rnbién una división fondona! del trJbajo entre \'arios de los pri11cipab centros fin111cie-
ro;, En ese sentido, po¿cmos penur m un simm1 tramnacion:il con m t'tltipb ubicaciones {véa·
se tambien Ahu-Lughod, 1995).
1, Gran parte de la discusión ~cerca de la formación de 1m único mcrc.-.do euro¡,,o y de 11n
1inico sistcm1 finmcicto h3 p1escnudo la posibilidad, e in el uso !J nccesid1d, si ha de ser compc•
ti1ivo, de funciones finJ11cieras ccn1raliL1doras y de capir:tl en nn número lín1itat!o de ci11d1da
mJ1 que el mJntmin1knro de h auue1ur:1 ~ct11al, en donde codo país tiene un cem10 fimnciero.
fü. E:ili\tJO YU. CIUDAD GLOtsAL .•.

parte, una función de vari:1s coyunturas macroeconómicas, básicamente del ele-


vado riesgo percibido en los nuevos mcrc-.tdos en combinación con la focilidad
con la gue el dinero puede ser retirado, como queda ilustr:tdo por la hui<l:i. de:
los llamados m~rc~dos emergentes después de la dev.1luncior1 mejicana del peso
de diciembre de 1994 y la subsecucnce crisis financiera para los inversores ex-
tranjeros.

La griHa global de Jitios mmttgiros

L:i integración global de los mercados financieros depende de y contribuye a


la implementación de una variedad de vínculos entre los ce:ncros financieros
involucrados. 15 Un c:jcmplo clarísimo de rales vínculos son las redes mulcina-
cionalcs de filiales y sub:;idiarbs, dpicas de. las principales cmpn:sas manufac-
tureras y <le servicios especializados. Las empresas <l\: servicios corpor:uivus
han de5arrollado vastas redes rnultinaciunales que contienen vínculos institu-
cionales y geogr:íficos especiales, que les posibilitan a las empresas-clientes -em -
presas ¡ransnacionales y bancos- usar una canci<la<l crecknte de ofertas de
servicios del mismo proveedor (Marshall y otros, 1986; Noyelle y Ducka,
l 988: Oaniels y Moulaerc, 199 l; Fainsrein, 1993, cap. 2).1 6 También hay un

1) Exis,e una lircr~tur, alumcnre e>pedalizada )' en rápido crecirnicrno que se centra en Lis
dif,mitcs da.ses de conexiones económicas que unen a las dud;idci, tra.l'CS de los lrmitcl nacio-
n,,b (Ca>tdls, 1989; Noycllc )' Dmb, 1988; D•nid, y Moubert, 1991; L9·shon, Danids y
Thrift, 1987; Sa.ssrn, 1991).
16 Exim, una dar~ evidencia de que el desarrollo de las empresas de servicios corporati~s
multinacionales estuvo ~soci~do con las n('ccsid:i.dcs de las cmprcsJ.S transnJcionilcs. Una empre-
s~ de publicidld multinacional p11ede ofrecer publicidad glob3) a un .~egmento cspcdlico de
dientes potenciales en el nivd mundial. Adrm~s. la integración ¡:lnb.1! de las f.liaJcs y de lo~
mercados requiere que se haga uio <le la informaci6n y de la tccnologí~ de tdccomunic3ción
avantacfas, lo qu,c ,puede ser signi fiutil"o para UJJJ importame porción de co.<ros (nr> sólo costos
opuacion:tlcr,'sino tambj¿n, y quit..is m.ú impomore, costo¡ de invmigJCÍÓn y desarrollo para
lo$ nuevos productos o p.ira nt1cvos .avances en productos ya existentes, La necesidad de econo-
mfas a csc:,fa en todos enos frentes contribuye," cxplic.1r d 1ccien1c lnctcmcnto de fusiones y
adquisidonei, lo que ha conio!idado b posición Je unu poos empresas muy grondQ en muchas
de c.ias industria..,, y h• farralecii.lo rnns,:cucn1emenrc los vln etllos 1ransfronteriw, entre las ubi-
caciones cl1vc que conccnl rJn bs instabcíoncs de 1dccom11nk:idone1 ne,.csi!Jd~s. Han cmcq;ido
como cmprem q11e p11edcn controlar un, p:irte significativa de los mcrc.idos nacionales e imcr-
n~cionalts. El r.ípido incremento en las invnsíones eictrsnjer.,s dirtctas en los servicios se cncuen-
lra íumcmcnte ligldo wn la cr~icmc 1cndcncü cnrrc las cmprcs1, de ser.idos líderes p~,~
operar uanmacionalmcntc. L, acción de ~ubcontr>t>r 1e:iliz.1d:1 por las grandes empresas y b
muhiplicid:id de los mcrc.1do1 cspccialiudos han significado q,1e bs pequcnJS em¡,rcus inde-
pendientes rambic!n pued~n prosperar en los grJndcs ccnrros {Smm, 1991; Noydle y Dutb,
1988¡ u:yhson, D,;11ich y Thríft, 1987),
24U l'U[(RA Dl'.L ~:SPACIO

creciente número de vínculos económico~ menos directos, básicamente entre


las que son una v:tricdad de iniciativas lanzad::is por los gobiernos urbanos,
que :tpuntan a un:1 especie de política e.,rcdor por y para hs ciudades. Por
ejemplo, d Est.1do de Nueva York ha abierto oficinas de negocios en b mayor
p:ute de bs ciudades de ultramar.
Si estos vínculos han engcn<lrndo sistem;is urb:inos rransn~cior1:1les está menos
claro. Es en parte una cuestión de b teoría y la conceptu:ilización. Hay tanto <le
la cicnci:i social que está profundamente enraizado en el Estado-nación como
unidad última de análisis, que conccptu:dizar procesos y sistemas como uans•
nacionales puede engendrar nrncha comroversia. fncluso mucha de: la literarura
sobre las ciudades mundiales o globales no plantea necesariamente la existencia
de un sistema urbano transnacional: en su form:i. m:is estrecha, plancea que las
ciudades globales realizan funciones de lugares centrales c:n un nivel transnacio~
nal. Pero esto deja abierta h cuestión de. b naturaleza de b. articulaci6n cnrrc las
ciudades globales. Si se afirma que ellas simplemente compiten entre sí por los
negocios globales, entonces ellas no constituyen un sistema transnacional; en
este caso, estudiar \".'lri:is ciudades globales se conviene en una instancia del
tradicional análisis comparativo.
Si se afirma que, además de competir, ellas son también los sitios para los
procesos transnacionales con múltiples ubicaciones, en ronces se puede empe-
zar a afirmar la posibilidad de: una conexión din.1mica si.scémica entre estas
ciudade.~. En otra oc.isión (1991: caps. 1 )' 7), he argumentado que además de
las funciones de lugar central realizadas por estas ciudades en el nivel global,
como afirmaron Hall (1996), Friedm::tnn y Wolf (1982) y Sassen (1982),
estas ciudades se rdacionan entre sf de maneras sistémicas distintas. Por ejem·
plo, la interacción entre Nueva York, Londres y Tokio, particularmente en
términos de fin:mzas e inversiones, consta, en pane, de seric:s de procesas que
pueden ser pensados como la cadena de la producción en las finanzas. Asf, a
mc:diados de la década de 1980, Tokio era el principal exportador de la mate-
rh prima que llamamos dinero, mientras que Nueva York erad centro
procesador lideren d mundo. Fue en Nueva York donde muchos de los nue-
vos instrumentos financieros fueron inventados, y donde el dinc:ro, ya sea en
su forma en bruto o en fotm:1 de deuda, fue transformado en inscmrnentos
que intentaron maximizar los retornos <le ese dinero. Londres, por otra parte,
fue el principal centro comc:rda! que renfa la red para centralizar y concentrar
pequeños montos de capital disponible en un gran ntímero de pe,1ueños mer-
cados financieros :tlrededor del mundo, c:11 parte como una función de su red
m;is antig11a Je administr:ición del imperio brit.ínico. Esto ~s t~n sólo un
ejemplo que sugi~n: que esrns· ciudades no compiten simplemente c:ntre si por
i41

el mismo negocio. Hay, me parec:e, un sistema económico que descansa en


tres diferentes tipos de ubic:1.ciones que estas ciudades representan. 17 A mi
modo de ver, no existe algo así como una ciudad glob,1! aislada; prob;ible-
mente ése fue el caso de las c.1.pitales imperio.les más tempranas -una única
ciudad mundial en ll> más aleo del sim:ma-, La ciudad global es una función
de la grilla global de transacciones, un sitio para. procesos que son globales
porgue tienen múltiples ubic:1cione.1 en múltiples países (véase c:unbién :\bu-
Lughod, 1995; Smidi y Ti111bcrbke, 199 5).
Si bs finanzas y los ser\'icios corporarivos ~,\'.inzados e5tán de hecho imbri-
c:ulus en estos sim:mas transnacionales, entonces esto ba de ser un factor J11.Ís
bien significativo en d examen dt: las posibilidades de desn:gulación y glob:ili-
zaci6n, pero también en una co111pleja y densa grilla de vínculos y sitios. La
hipermovilid:id de estas industrias y las asociadas dificultades para la regulación
so 11 ·sólo· par rc·dd ·cuadro, si· bien -es· la· más· in rcnsam c:n te estudiada· y deba tid,1;
la grilla global de vínculos y sitios Jcnrro de la cual wá imbricada em hiper•
movi!id:id y a través de la cual fluye es potencialmente otra parce del cuadro,
que requerid m.is investigación para ser esclarecida,

Conclusión: la regulación de la red global de lugares

Incluir las ciudades en d análisL~ de la globali2.aci6n económica y el predominio


de las industrias de la información añade rn:s importantes dimensiones al estu-
dio de la globalizaci6n económica. Primero, descompone el Estado-nación en
un:l variedad de componentes que puedc:n ser significativos en b compresión
de la ·.mividad económica y la capacidad rcgulatoria internacionales. En segun-
do lugar, desplaza el foco del poder de las grandes corporaciones sobre !os go•

17 Lt po1ibili,fad de un simml urbano iraiunacional como lm gcner1 una ¡,regunr:i .lterca


d~ la articuhción Je cale, ciudadei con sus siitcrnas urb~nos n1donol.:J. Es muy probable c.¡uc el
fom.l edmícnco de los l:uos intcm1cion:t!e1 entre los principales ceneros fin:uicieros y de M¡;ocioi
tienda a realiurse gr:iciu al debilitamiento de las conexiones eritre od:1. una de cmi ci udado, y
sus regio11es i nmian:s con loJ sistemas uri>anos nacionales (Sa,se11, 1991}. Ciudades como Dctrni,,
Liverpoal, Mand,esm, t,.lmel!J, las ciudades del Ruh,, y la, 1ciu.lmenre c1ecien1cs NagoyJ y
Osab han sido .1frcmb1 por la deicentralizaci6n 1<:rrito1i:u de muchas de ius indumiu manu•
factureras clav~. tanto en d nivel doméstico como en d inrnmdon:t!. Este ¡,rocc,o J., de5cc1111:t·
li1ació11 ha coco tribuido al c,ecimie1110 de bs iudusuias de servicios qtie producen los insumos
c1pedalii...dos que cchau a andar los prncc.01 cspacia.lm<nle dispersos y los mcicados ¡;loba.les
¡,ara insumo, y produc,01. Estos in.umos c,pccialiL1dos (1en·icio, lrg.tl,i )' com.1hles intcrnacio-
n~les, comultorfa y ,crvicios financieros) se enr.11m1ran inrensrn1cnte conccnrrndos en los cen-
tros de negocios)' Íl11.1ncicros nds que en c:sru rnhmls ciudlde; mJnuÍJcmrerJs,
242 FUERA DliL ESrACIO

biernos y las econoinfas :il rango de activid:idcs )' disposiciones organizativas


nc:cc:sarias para la implementación y el mnntc:nimiento de una red global de
f.,bricas, operaciones de servicios y mercados; todos c:stos procesos son sólo
parcialmente acompúiados por las :u:rividades de bs corpor:iciones y los ban-
cos transnacionalcs. En tercer Iug;u, contribuye a concencr:irnos en el lugnry las
concentraciones estr:1régic:is de infraestructura y de complejos de producción
necesarios para h actividad económica global. Los procesos de la globalización
económica son ;isí reconstituidos como complejos de producción concretos si-
tuados en lugares espedfirns que conrienen una multiplicidad de actividades.
Centrarnos en las ciudades nos permite especificar una gcografr.\ global de lu-
gares estratégicos tanto como las rnicrogcografias y l~s pollticas que se:: <lesplie•
ganen esos lugares.
La transformación en la composición de la economía mundi:,l, especial-
mente el aumento de las finanzas y de los 5cn•icios avanzados como industrias
líderes, está contribuyendo a un nuevo orden económico imernacional, domi•
nado por los ccnnos financiems, los mercados globales y las empresas transna-
donales. En la misma medida, podemos ver una impomrncia crecieme de otras
cacegorlas políticas, wnco subnacion:i.l.:s como supranacionales. Las ciudades
ciue funcionan como centros internacionales financieros y de negocios son si-
rios para transacciones directas con los mercados mundiales.
Estas ciudades )' los mercados y las empresas globalmente oricmadas que
aquellas contienen median en b relación de h economía mundial con los Esta-
dos-nación y en las relaciones entre ellos. Los procesos economicm cransnacio·
nales incvic;iblcmentt: interactúan con los sistemas para el gobierno de las eco-
nomías nacionales. Además, bs condiciones materiales necesarias para muchos
procesos económicos globales -desde la infraestructur:1 par:i. la tdern:í.tica hasta
los complejos de producción de servicios a la producción- necesitan ser incor•
paradas en los análisis de cuestiones de gobierno y de responsabilidad en la
economía global. Ellas senalan la posibilidad de nuevas formas de regulación y
de condiciones para la rendición de cuentas.
En suma, un análisis focalizado t:n d lugar y la producción tiene el efecto de
decodificar la glohali1.ación; esta úlcima es conceptualmente recon.1tituida en
términos dt: una geografi'a tr:.nsnadonal de la ccn1 r.ilidad consim:nrc en nuílti·
ples vínculos y concencracione.s estratégicas de infraestructura marerd. La glo-
balización puede ser vista como imbric;;da y dependiente de estos vínculos e
infraestructura materfal. En una medid:i considc:rable, los procesos globales son
esta grilla de sitios y vínculos.
La existencia de una grilla transn:teion~ tal de lugares y vínculos que cons-
tituyen la infraestructura para la globali·L~ci6n de las finanzas}' otros servicios
El. E.fl~\1)0 Y l.A C IUDAr> (il.O IIA! .... Rl

espccializ:1dos ;ipunta a las posibilidades rcgubrorias. Precisamenn: por su Ct·


rácier cscrarégico y por la densidad de los recurso.~ y vínculos qm: concentra,
e.sta nueva geograff:i de la c:entrnlidad puede, a cambio, ser un espacio para l.1
;1ccivi<l:i.d rc¡;l1broria concentrada. Pero d cipo de marcos )' de operaciones
rcgul:itorios que promoverla nccesic,rn .ser descu6ierros e invc:nradm, dd mis-
mo modo que el significado de b rendición de cuentas}' la dcmocraci1.ación de
la nueva economía de !:t información glob:il.
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Índice temático

Ac(a de: comunic.1ciones (1934), 21 J. 63-67,69-73,88, 102,145,147, ¡54.


Africa, 70, 14 o. 156.
Afroamericanos, 17, 21. presencia dcJap,fo en, 91, 92, 103,
Aglomeración, 220,229,232,234. /IT&T, 205, 208•2 l 0,
en b economía informal, 192, l 93. Au,tr.:tli.,, 208, 237.
1dcrnmunicadones y, 20. -- · · Aumia,-40, 90.
Agricultura, 140, 141.
cxpnrración, J ai6. Ilangbdesh, 93.
Alemania, 40, 41, 68, 77,207,231, 238. emigración a ]Jpón de, 88, 93-:.15, 'JS-
migraciones. 89-91. 1Ol.
Alemania dd em:, 68, 77, 92. Banco imernacion:il para la Rcconstruc•
Alojamiento, 18. ción y d Desarrollo (IBEU>), 25,
Aman, Alford, Jr.. 45, Bancos, servicios bancarios, 191, Véase
América Cencr:il, 53, G8, 89. también CmtrorfinanefrroJ y rtrvidoJ,
centralidad y marginalidad, geografía Barings Bank, 217, 22G.
dt la, 17, 21,202, 205·209. Bcrncrs-Lce, lim, 210.
centralización del manejo y control de Bienes y servicios a medida, 190, 191.
las operaciones, 16. Bienes raíces, 164.
América L'ltina, 51, 97, 140, 141, Ilmil, 52, 95, 207.
agrirnlrn ra <:n, 146. British Tdccom (BT), 205.
inmigración hacia los Estados Unidos Bry:im, Garth, 135.
desde, G7, 68. Bllreau of Labor Statistics (BLS), Estados
Análisis fcminisca de la ecunomia global, Unidos, 168.
l ll-137. Business Weck, 210, 21 /, 213. 214.
soberanía en, 123-137.
lugares estratégicos de estudio en d, C:t.lifornia, 46, 69, 81, 154, I 56.
l 15,l 18. c~mboya., 68.
valorización y desvalorización proce- Canad,l. 6S.
sos en, 11 S-129. Capacidades pata generar g:1nanchs,
Arbhrajc, 13 5, 136. 122,123, 1S5.
Argentina, 52, 208. desigualdad en, 161-1(,7, 175, 176,
Arizona, 46. 178, l84, 194, 196.
Asia, 74, 76, 96, 97, 140. Capit~l. 15, 131.
i111nigr.1c:i6n hacia los Estados Unidos, circulación dd, S0·53. 61,121,163.

2G5
266 tos ESPECTROS DE IA GLOML.17.AC!óN

hipmnovilidad del, 121. 163, 219, desvaloriz..1ci6n de los d.:savcnr,1jadus


220. en, 16.
derechos dd, 24. divmidad en, 25.
valoriiadón dd, 16, l~. como sitios de producción de b. i:co-
C1rlbc, 47, 49, 76. nomfa global, 17, Hí5, 203,204,232,
agciculrnr.i. c:n, 146. 233.
inmigración hacia los Esrados Unidos economías regionales y, 1O.
desde, 63-67,69-73, 76, 88, 102, 145, espacio tranrnacional como anclado
146. en, 31.
Ca.1tdls, Manuel, 182. valorización del capita! corporativo en,
C.uuo, M.G., 156, 16.
Ccnrros financieros y servicios, 21, 22, 24, Véa.se cambi én G!Dbalizaciórz, economía
27, 165, 167, 174, 175. 164, 195, global.
196.202-206, 219,221,222,238. Clase media, 176, 183-186, 188, 195,
dcsregulación y rransnacionalit.'lción 196.
en, 223-225. Cohcn, S.lv!., 147.
redes cleccr6 nicas y, 202. Colombia, colombianos, G9, 94, 146, 156.
vínculos de, 239-241. Comunicaciones, servicios de, véase lndUJ-
cern, 21 O. tria ela1ró11i(11, Ttlrco,mmicado110.
Chanq, Eisa, 140. Comunidad, desplu.arni~nto dd mcrCll·
Chic:i.go, 70, 83, 2.38. da de trabajo, funciones para, 123·
China, 68, 92,208. 126, 172, 173.
emigración hacia Japón desde, 97, 98, Compucadora.s, 20 I, 209,211,233. Véa•
101. se también !ndmtria e/e(trJnica.
Ciberespacio, véase lnd1utria electró11ira. Convención de Refugiados (1952), 40.
Ciudadanfa, 60, 132. Convención de La Haya {1930), 40.
Ciudad(es), 15-17, 25, 161, 162, 175, Corca, véase Corta del Sur,
231,238,241,242. Corca del SLJr, 68.
redamos a, 31, .32. emigración hacia Japón desde, 87-89,
ccntr.alt:5 de las compañías, 234. 97-101.
dedinacián de, 20. ·emigración hacb los Estados Unidos
carácter internacional de, 20, desde, 67, 68, 71, 73. 76.
corno parte Je la economía region;tl, 20. soln:r3nla, 24, 25, 37, 39, SO, 62, 111-
los .Estados Unidos, inmigranres en, 113, l IS, 126-137.
69, 78, 79. Corporacionr.'.S, transnacional, 231,232.
violencia en, 32.
Ciudades globales, véase Ciudad(eJ), gf¡¡. Decbraci6n Andina sobre: Migración La-
baL bo1:1l (1977), 52.
Ciudad(~). global, 18, 24, 25, 30, 111, Dcrechoi, civiles/sociales/polrcicos, 58.
113, 137. 161, 205, 206, 227, 240, polrrica inmigratoria y, 41-44, 56, 57, 59,
241. 60.
1cdarnos a, 31, 32. Derechos, véase Daechc,s f111ma1101.
desnaci on;11izaeión en, 16. Ocn:chos hllmanos, SS, 131-134, 13G.
INDICE TEMÁTICO 267

pnlicica i11migra1oria y, 37-40, 54-61, especificando, 180-1 S3.


131-133. y ofem y demanda, 191, 192.
Derrumbc.:s del mercado de: c:ipitalcs, 217, teorización sobre, 177, 178.
225, 226. tipos de trabJjos en, 193.
Desempleo, 75, 76, 78, 146, 147. actualización de, 19 5.
Dcsi¡;ualdad, 18, 20, 174, 175. mujeres en, 122, 142.
en la generación de g:rnancias )' c.lp;l• zonificación y 19{
cidad de ingresos, 121-123, 126, 161- Ecuador, 92.
167, 175, 178, 184, 185. 194, 196, Educación, 169-171.
197. Educaci,ín universitaria, 168, 169.
Véase rambién Pclarizadón. El Salvador, 47, 89.
Dernacinnali,.ad6n, 16. Elshtain, Jean Bechke, 129.
Dmcgulación, 25, 121, 134, 135, 161, Empleo, l'éasc: Fuerza de trabajo.
162, 20S, 212, 215, 223-225, 234, Empresas casuales. Véase Economfa ü,.for-
241. mal
Dctroit, 79. E..spacio(s), 219, 220, 225, 226.
Deutsche Telekom, 21 O. d ce tró nico, véase J11d111hia cl(crrónitn.
Dezala)', Yves, 133. en la economía informal, 123, 124,
Dubrovsky, 140, 141. 188-190, 196.
tramnacional, ligado a ciudades, 25-
Economfa informal {precariiac:i6n}, 18, 28; véa.se tambien Ci11d11d(n), global
161, 171-175, 177-197. V ~ase también Lr1gar.
capitafünmavanzadoy, 179, 183-190. Espacio ekcrr6nirn, 18,201,218, 221-
economías de aglomeración, 192. 226.
condiciones para, 183-190, comercialii:rndo d acceso a, 209, 21 O,
criminaliz..ición de, 193,194,196. 217.
desi gu a.ldadcs en b gcnnación de in- redes financieras, 202.
grt!SoS y, 179.187, 188. fi,eu,al/dinmncts, 209, 212-214.
uso doméstico de bienes y servicios grograíla de la ccntralid:.d en, 202,
p1oducidos por, 182. 206-208.
inmigr:111tes y, 66, 78, 177-179, 181- control gubemamenral sobre, 216,
183, 190. 192. 223,224.
enJapón, 102,103. lntcmct, 30,201, 203, 208-215,217.
selección de lugares en, 192. pofo y. 20 J, 202, 215,217.
medición de, 183. scgmcnt:ici6n en, 202,203, 209-21-i.
en la ciudad de Nueva York, 190-195. topogralh e infracmuccura, 203-208,
patrones de, 190-193. 215,216.
en comunidades pobres, 190-193. Estado, 23,219,220,241.242.
desigualdades en la generación de ga· y cfrctos de la globalizaci6n en d sis•
n.uicias y, 122, 178, 196. 197. tema imncstatal, 22] -223.
regulación de, 177, 179-183, 194,197. derechos hu manos y, 131; véase ram-
y organii.,dún espacial de la econo• bién Dncd1os humanos.
mfa, 121, 123, 196. politic:i inmigratoria y, 37, 3!H7, 50,
[.OS ESrE.t:rROS m;, [J\ GLOBAl.!7..AC!ÓN

56, 57, tí l, 62. 119, 173, 174. 178, 17'), 182, 18.3,
reubicación dd poder en, 45. 192, 193: 1'~.'.I.Se t~mbién M11jrm tra-
capadd:td rq;tdarnria de, véase Re,<?,U· bajadoras, /mnigra,m.
/,ación. po!ftica inmigracoria y, 50-53, 61.
y <lecechos del capital, 24, 25, 221, }'desigualdad<:$ en la generación de ga•
223,224. nancias )' en la capacidad p~ra los in-
solimní:1 de, 24, 25, 37, 39, 50, 62, grcsos, 122, 123, 161·168, 174,175,
111-J 13, 11S, 126·137. 187, 188.
tcrritllria!idad y, 29, 111-113, 126, en la ecormmfa informal, véase Econo-
135, mfa informal
transformación de, 21, 25, 37, 3 8, 56, en Japón, 97, 98, l 00,
57. 61,136. bajo salario, 67, 78-84, 94, 95, 97,
como unidad para d análisis, 240. 103, 101. 119, 121, 139.15s, t67,
Escado,nación, \'éasc btado. 171,176,186,187.
Estatismo, 5 7, 129. en d sector. manufacrnrcro, véase Sec•
Emici<lad, 29, 119. tor manufacwrrro.
Europa, 42, 58, 89·91, 133, 162, 165. tiempo parcial, 170.
r~des dc comuniocioncs en, 207,209, pobriudóncn,79,80, 121.149,151,
211,212. 161, 162, 167-175.
inmigrante~ hacia los EstaJns Unidos y recstrucrmación de mercados labo·
dc,46,64,67-69, 78,102. ralcs, 171-175,
Explotación de granjas, 140, 141. en el sector serYicios, vbsc Sector sa•
vicios.
Federal Express (FedEx), 212,213. y reurganización social dd proceso de
Filipinas, filipinos, 68, 69, 72, 73, 76, trabajo, 81, 149,
Japón y, 87-!!9, 93, 97-101. tecnología y, 81,149, ISO.
Florida, 46, 69, 154. tranmacionalizaci6n de, 24,231,232.
Fondo Monetario Internacional (FMI ), 25. des,mpleo y, 75, 76, 78, 146, 147.
Fnrdhani University, 156. sindicatos y, 82, 149, 152, 182, 184,
Francia, 92, 232, 238. 187.
redes de comunicaciones en, 206-211. proce5os de valoriudón y dcsvalori-
inmigrantes en, 41, 42, 57, 58. taci6n y, 16-21, 119-126.
Francc Tclccom, 210. jornales y salarios de, véase J~malr, y
Francfon, 205. salarioJ.
Fuerza de trabajo, 16-19, mujo;:res en, 15, 17, 104, 114, 118-
y empresas precaria,\, véa.sc Economla 122, 140, 141, 171: vhst tambicn
in_fonnal M11jms rrabajadorat, /11mi'gra11te.
universitarios, 1GS-171.
desaventajados, de.walorizaci ón, 1G. Género, véase A11álitfr fominiir,1 d( /11 eco-
iiw~rsión e.ltranjera, 74-78. mm1fa global
altos ingrtSos, 124, 125, l 67. General Agreement on Tariffs ~nd Tr~dc
in rnigramcs en, 16-17, 21, 66, 67, 83, (GATT), 25, 40, 50.
84, 90, 93, 91, 100, 103-107, 118, General Elo::crric, 205.
1Nl'lJCF. TF.MATlCO 269

General Eurupe-,m Nccwurk, 207. 126. 163, 222, 223.


Gcn1rilkación, ateos ingn:sos, 149- 151, virt uali7.;JCÍÓn del espacio dcctrón ico
186,188. en, véase Espntio eltctrónico.
Gcograffo1 Véase también Cimlad(es}, g/,,hal.
dC! la cemralidad ydc la marginalidad, Global Onc, 21 O.
17, 21,202. 205-209. Gobicmo,220,221, 226,242. V6tse 1.1m•
polltica, 17. bi én Reg111Aeión.
cranmacional, 16, 17. Gran Brct.iña, 77,207, 238.
Geografías económicas, véase Gtcgmflm. Grecia, 207.
Gillmc, 205. Grupo Andino, 51, 52.
Glabalización económica, véase Gli,bnli-
zad611, economín global Hait!, 69. 71, 72. 89.
Globalización, economía global, 15-21, Hogarcsdealtosirigrest1s, 124,125, 150-
.205_. 219~?2!,_}41, ~~2- 152,167,186,190, 195.
análisis fcminim. de, véru~ AnálisÍJfi· Holanda (pals~s bajos), GO, 77, 92. J 83.
mi,,úta de la eronomla glohal. Hondagncu-Sotdo, Picrrcttc, 125.
¡;cograAa de h ccncralidad ¡• la margi- Hong Kong, l 01.
nalidad <:n, 17, 21,202, 205-209. Hogar, funciones para despb.tamienro dd
gobierno y rc:.!ponsabilidad en, 220, mercado labor.ti, 124-126.
22 l, 226, 242; véase también Rtg11la• Hmmon, 70, 83.
ción.
red de siti"s estratégicos, 239-241. Identidad, 27.
an:ílisis corriemes de, 112,114,227. !llinois, 69, 154.
d11,lidad nacional/global en la reprc• Industria. de indumemacia, 81, 1 14, 142,
scntación de, 15, 25. \43, 152,156,157.178, 191.
importancia dd lugar en el análisis de, Industria de la construcción, 191.
15-18, 24, 25. Industria ekmónica, 81, 114.
sistema intemtatal y, 221·223. lnmigr.intcs, inrnigr.1.ci6n, 16, 17, 2 l, 26,
lugar y producci6n en, 15-20, 67, 167, 125,126,131.
203-205, 220, 221, 225-230, 241· d.istanch como des.'llent:idora para, 148,
243; vbsc también l.ugar: Prod11t<ió11. internado nalii..1ción econtlm i~ y, 88-91.
derecho, del capiial en, 24, 2S, 221. e,cancamienrn económico como cm-
223. 225. .s:i de, 70, 71, 145.
escala y com plcjid.1d de Ja.$ tra11saccio• en 1800,88
11c1 en, 1GG, 167, 229, Inmigración hada los Estados Unidos, 63-
formodón en género en. 113·1 l 7. 86, 89, l OG, 107.
intensidad dd servicio en, 229-232. desde Asia, 65-73, 89, 102, 146, 148.
sobcran/a en, 21-24, 37, 39. 50, 60, desde el Caribe, 65-73, 7G, 89, 102,
111-113, llS, 126·137. 146, 148. -
urgani~iciónopa.cb.l en, vrJ.Sc L'cpndo(s). condiciones y vfnculos qu<:: lltvan a,
tcrrítorialid~d y, 26, 111-113, 126, 134. 70,73,84,89,90, 102,148.
valoriz..1.dó n y dc,1"J.loritaci ón de los inversión ~xmnjcr:i y, 71-73.
sectores ccon6mkos en, 15·18, 118- ilc:gal,cstinmiuncsde 1980 (tabLi), 155.
270 LOS l:SPECTROS DE LA "l.ORALlZACJÓN

e incremento en los mbajos de bajo sala· Japón y, 77, 87, 90·93, 102, 106.
ria, 78-83, 102, 103. Íemmino, 70, 71, 97,100,114, 121,
indumialiución y, 145-l 4S. 126, 154, l'éase también M11jtres m1-
Jap6n y, 77. baj11dorm, /11111igra111es.
c:i.mbioH:n l %0, 65-73, 89, 90, 144, invcr5ión extranjer.1 y, l'éasc /11~rm'ó11
145. r:cmmjaa, i,,,,, igraci611 y,
número admitido por sexo, l S5. ilcgal/indocL1mcntado, 44, 51, 55, 59,
origen regional de, 67-69, 89. 60,64,G5, 83,84,87,88,91,93-98,
establecimiento regional de, 69, 78,
79.
1ºº· 1.33, 152. l 54. 182.
industri;1lizadón y, 139-148, 158,
aumento m, 65, 67. economía informal y, 66, 78, 177-179,
y los Escados Unidos como ciem de 181-183, 190,192.
oportunidad, 77, 147, 148. en Japó 11, véase Japón, i11rm"gmnres m.
Véase también Polítira inmigrati,114, y l'Íncu]os c1mc países, 66, 71-73, 76-
Estados U11idos. 78, 84, 89, 90, !O~ 147,148.
Ingreso yculmras locali2adas en ciudades, 29.
población de altos íngresos, 124, 125, oposición a, 63,
ISO, 151,167, 185-188, 195. sobn::población como causa de, 70-73.
población de bajos ingresos, 184-196. patrones de, 40, 65, 67, 88.
Vbsc cambién Jomal(i y salarios. pobreza como causa de, 70-73, 87,
Indi.l, 68, 208. 102.
Indochin~,47,72,84. argumencos dominamcs sobre las cau-
1nd onesia, 68, 76, 92, 208. sas de, 63, 64, 70-73. 84, 87, 145.
lndumialización, mujeres trabajadoras)', refugiados, 38, 41, 43, 47, 50, 53, 57·
140-148. 59, 61, 67, 133.
Industrias, 18, 21, 24, 121, 149, I 64. derechos de 38, 40-46, 54-Gl, 13!•
dcgradad6n en, 81. 133.
modernización en, 142, 143. en los Esr.1do, Unidos, véase inmigra·
intensidad del servicio en, 205, dón hacia IM F.!t,uÚ,s UnidiJJ.
servicios espccialiudos en, 121, 122, en fueru de tt:ibajo. 15-17, 27, 31,
163, 165, 175, 184, 195, 196,203, 66,69,74-76,93,97, 100,104,107,
204, 229-234, IM, 124, 141, 148, 154, 156, 171,
lndumi~ de la informaci6n, 18, 19, 2.-1, 186, 231, véase también M11jm1 tm-
205, 219-221, 225,227,232. bajttdonu, fmnigran/e/,
análisis corrientes de, 227. Jrán, emigr.1ci6n h:i.cia. Japón desde, 88,
inmars:u, 209. 99-101.
lnrfa, 21 O, Irlanda, 207.
lntemational Cmwenanr on Economic, isdn, 207,212.
Socia! and Cultural Righrs, 132. Italia, 68, 183.
lnterntc (Ncc}, 30, 201, 202, 208, 2J0-
215, 217. Jamaict, 68, 89.
Inversión extranjera, inmigración y, GG, Japón, 69,207,208, 238.
71-78, 140, 146,.147. invmión c:,-mnjaa y, 77, 87, 90·93,
INDICE. Tt:M.ATJCO 271

102, 106. Lugar, 15, 16, 18, 27, 219-221, 225-227,


e in mi ¡;ración hacia los Es,ados Uni· 241-243.
dos, 77. importancia de, en an:ilisis de b eco•
indumialiució11 en, 102. nomb¡;lobJI, 17·19,24, 25.
presencia de, en A\ia, 91, 91, 102. Vé.m. tam bi ¿n Ci11dad(es): Espacio{1).
Japón, inmigrantes en, 40, 42, 78, 87, 88, Luxc::mburgo, 238.
91-107.
ileg~I, 87, 88, 93-102, 105. Madrid, 207,
ilegal, 3prchernioncs de, 99· l O!. Malasia, 68, 87,208.
ley de 1990 y, 51, 91•93, 97, Japón y, 92, 95, 96, 99-101.
caducidad de visa.s, 9S-l 00. Manufaccur:1 de cxponación, 140-142,
en ll fucrz.i. de trabajo, 97•100, 102· l44-14G, 148.
104. trabajadoras femeninas en, 74·76,
J. P. Margan, 205. 111-147, 157.
Joma.les y sabrios Máquinas de fa.x., 207.
declinación en, 21, 78, 79. Margin3lidad, 21·24, 33,
distribución dd total de la fuerza de Maninotti, Guido, 30, 31.
trabajo csudo unidem~ en clases de in- Mdobourne, 238.
gresos (cabla), 150, Mercado Común de:: América Central, 51.
gcncrifk:ición y, 151. lvlercados de divisas, 221,
población de altos ingresos, 12'1, 125, Mercosur, 51, 52.
150-152, 167, 186-190, 195. M¿xico, 1.31, 206, 208, 226, 239.
en la c:conomfa informal, 192. NA!'TA y, 40, 49-51, 5-í, 61.
población d~ bajos ingresos, 186-196. migración estadounidense y, 53-56,
empleos de bajos salarios, 67, 7S-84, 65, 68, 146, 155,
94, 95, 97, 103, !07, 119, 124. 139· Mi:imi, 70, 83, 237.
158,167,171.176, 186. 187. Microsofi, 209, 21 O.
polariiacióncn, 79,80, 121, 149-151, Minoría.s, 17.
161, 162, 167-174. Modta, K., 93, 95-97, 100, 105.
clases de servicios, J24, Mujcri:s, 16.
inrniguntes, 68, 69, 97, 100, 114,
kdd, 208. 124-126, 154; vc!a.sc también Mujeres
Knop, Karen, 129. lrabajadortt!, fnmigrame,
en la sociedad dvil intc::rnacional, 138,
L<:y inrcrnacion:i\, 112, 118, 128, 127- ley intcrnaciona.l y, 12S, 129,
133, 137. en la fuc!"l!I de trabajo, 104, l 14, 118,
individuo como objeto, 134. 119, 122, 140, 1'11, 171; vbsc tam-
Vca,e 1;1mbién Drrethor h,11111mo1. bién Andliris feminista dr la rronomfa
Leyes de 1onificación, 194. global
Londr~. 205,207,232,237,238, 2.fO, Mujeres crabljadoras, lnmigrnme, 74-76,
Los Ángdes, 70, 79, 81, 83, 151, 152, 104, !05, 118,119,123,124, 139-158.
156, 205, 206. condiciones que cre:ln la demanda
industri;i di: la indumentaria, 152. para, 148•158
272 LOS ESPECTROS DE u\ GLOllAUZAC!óN

empleos en b manufocmr.t de expor• Poder, 1 ¡ 8, I 22, 126, I 27.


1ación, 74-76, 141-1~7. 157, 158. espacio dectrónico y. 20 l-203, 214-
industriali1aci6n y, 140-148, !.SS. 217.
en Japón, 104, 105. Pohrhacíón, 176, 184, 185.
MyanmJr, 99. en el eropll;'o, 79, 80, l 03, 149, l 50,
161, 162, 167-175.
Naciones Unidas, 11, 89, 132. Política exterior, inmigración y. 46,48.
Net (lnt~rriet), 30, 201,202,208, 210- Política inmignroria, 37-62.
215, 217. control fronteríw en, 46·50, 53.
Ne escape. 21 O. Unión Europea y, 37, 3S, 40, 44.
Normativid.id, nuevos sitios de, 130, 131. derechas hu manos y, 37, 41 , 54 -61,
Norrh American Free Trade Agrcemem migración l:i.bora[ y, 50-53, G!, G2, 85.
(NAFTA), 40, '19-51, 54, 61. míiltiples sectnres comprometidos .:n,
Nur,·J Jersey, 46, 69, 192. 49-53, 56, 57.
Nuev:i York, ciudad de, 69, 70, 79, 232, insiitucíones no gubernamentales )'
237, 238, 240. cu;u;l gubcrnamenca.les, 42, 44, 61, 62.
servicios banc:uios en, 1S8, 189. y régimen de circub.ci6 n del capital,
industriado: la construcción en, 191. 49-53. 61, 62.
servicios de fibra óptica en, 206, 209. rol cscata! en, 37, 39,47, 50, 56, 57,
in<lllstria de la indumrnt:iria en, 152. 6!, 62.
cconomfa.s informales en 191-195. trnnsnacionalización de, 37-62.
coseos bbor:i..les en, 190-192. consecuencias no busc:1das, 46.
distribución ocupacion:11 por origen Pol/tica inmigr.uoria, E~tado~ Unidos, 43-
nacional y sexo en Qucrns (tJbla), 157. 46.
servicios dr taxi en, 189. sanciones del empleador en, 84.
Nt1eva York, Estado de, 46, 69, 1S4, 157, política exterior}', 46-48.
240. programa de trabajadnres visicanrcs en,
Nueva Zd:.nda, 208. 84.
!!mita en, 63, 61, 84,
Organización Mundial de Cnmtrdo, 25, intereses locales y, 44, 56, 57.
37. 136. México y. 55-56,
Orlansky, D. (1994), 140,141. NAFTA y,40, 49•51, 53, 54, 61.
Ley de I96S,4t47,64,65,77,7S,
Pacm Andino, 52. 102, 150.
Paquistán,J~pón y. S7, 93, 94, 98-101. Ley do;: 1986, 64-66, 84, 92.
Paraguay, 52. Ley de 1990, 45, 88.
París, 207, 232. Ley de 1996, 45, 54, 60.
Perú, 94. Practic..1.blc, 84.
Pobbción de bajos ingresos, l SG-196. Véase también inmigración had,i los
Pobreza Emrdo1 Unido;.
centrada en el "mplco, 161, 167, 175. Portes, Al~jamfro, 182.
como factor en l:1 inmigr~ci6n, 70-73, Portug.:il, 207.
87, 102. Privati-i:ición, 208, 21 S.
INDICETf.MATICO 273

J'roducciún, ]Ci-19, 67,165,220,221, Ro.,~1m1,J. N., 131.


227-230, 242.
ciudades corno sitios, 17, 165, 203- Srn Franchco, 70.
205, 232-235. sap, 213.
y dema.nd:1 de servicios ca rporati\'os, S.mcn-Koob, 158.
230-232. Smor dcservicia., 67, 79-81, 103, l l9,
cxporración, inversión extranjera en, 121,141,154,171,175,183, 184,
74-78. empleo de inmigrJntes en (tabb.), 153.
fonn3CÍÓn de un nuevtl complejo de, pol.iri1.:1ci1\n en, 161,162, 167•174.
232-239. pequeña~ op~racioncs en, 151.
intcrnalizadón de, inmigración y. 86- espccializ.1dn, 121,122,163,165,175,
91. 184, 195,196,203,204, 229-233.
inccnsivo en trabajo \'S. imensivo cu Sectores de crccim icnco, 20.
capir:J, 142, 143. Scccom de negocios y linancicros. Véase
Véase tambicn Seaor manufacturera. Ce!llro/ fi11a11cirro1 y de servicío1.
Prodl1Cto Bruro Nacional Sector manufacturero, 104, 121, 148,
emigración)', 71. 149, 164,165,170, 171.
Prococolo de 01110 Preto, 52. dccl inlci ón y reorganización de, 67,
78-80, 103,148,149,152, !56, 157,
Refugiados, 38, 41, •Í3, 47, 50, 53, 57- 184, 185.
59, 61, 67, 133. V ~J..Se tarn bién Mam,foct11ra de e>.por•
Rcgfmencs k¡:;alcs, tran.inacional. 130, ta,Un.
131, 134-137, 223,224. Srccor muhimedia, 20S.
Vbse también li:y i11tm1ario11al Seguro, 164.
Regulación, 23-27, 219,220,222, 225- Servicio duméstico, 1'12, 143.
227, 241-243. Servicios integrales de redc:s digitales
dc.sregulación, 25, 121, 134, l 35, 163, (ISDN), 207,212.
208,212,223,221,234,241. Silicot\ Graphics, 21-1.
de redes electrónicas, 217,218. Simon Boliv:ir Agrecmtnt on Socfol ~nd
fracturas vs. viobdon e, en, 179. Li.bour lntcc&ración (] 973), 52,
economfa informal y, 177, 179, 183, srndico5, 82,149,152,182,184,187.
193, 196. Singapur, 68, 92, 141, 20S.
instituciones ¡ransnacion~lc.s en, 129, Singa pare TdecumSingcr, P., 208,
130, 133-135, 223, 22-1. Singer, P., 143.
Reino Unido {véase Gran Bretmia) Servicios de t:txi, 188.
Gr~n Bretaña, 77, 89,207,226,232, Servicios socbh, 156.
238. Servicios cspccbliudos, I 21, 122. 163,
Irlanda, 207. 165, 175, 184, 195, 196, 203, 204,
Repúblic.'l. Dominicana,47, 69-72, 89, 94, 229-23J.
156. Sprint, 210.
Responsabilidad, 220, 221, 226, 242. Sri bnk:1, 76, 99.
Véase cambién Reg11foció11. .Standing, G., 142.
Roma,207. Stark, lhrbua, 132.
LOS r:.sri;crROS DEL\ Gl.ORALIZAC!ÓN

Swcmhops, 143. 149, 151, 156, 181, "fimc W.uner, 209.


186, 188, 192. Tokio, S9, 98,238,240.
Sllecia, 60. Toronto, 237.
Suiia, 23S. Trabajo, v,fase Fturu: dr trabajo.
Sydney, 23 7. Trabajo indusrrfal domestico, IOS, 143,
149,152.
1aiwán, 68, 70,73, 7G. 98-lOJ, 141. Tut'jUÍ:t, 207.
emigración hacia. Japón, desde, 98-
101. Unicín Aduanera, 52.
Tccnolog.fa, 61, 121, 163. Unión Europea (EU), 37, 38, 40, 43, 44,
y dualiiación en industri~s de servi- relccomunicicio11es y, 207.
cios, 168-171. Uruguay, 52.
Vbsc también Industria rlecrró11ií'tr.
TclecomL111icaciones, 19, 204, 205, 208, Valorfaación y desvalorii.aci6n, procesos
216,229, 232. de:, 16-21, l lll-126, 163,222,223.
.tglomeraci ón y, 19, 204, 20 S. Vent"zuela, 208 .
Vlasc también lndimrifl ~lwrónirll. Vic:marn, 67, 68, 84.
Teléfonos, 209,211.
Terrirorio, tcrrit<1rialidad, 29, l 11-113, Web (www), 209,210, 212-214.
126, 135. WorldP:inners, 208.
Texas, 46, 69, 154. World Wide Web (www),210, 212,213,
Tailandi:i,Jap6n y, 87, 92, 93, 97-101. 2]5.
Índice general

Prefacio ........................................................................................................ 7
Prólogo ........................................................................................................ 9
Introducción. ;De: qui¿n es la ciudad? La globalización
y la constituci6n de nuevas demandas .................................................. ~. lS

Parte I
Personas en fuga

l. La transnacionalii.aci6n de facto de la pol!tka inmigr:uoria .................... 37


2. El "problema" e:st.i.dounidense de la inmigración .................................... 63
3. Imcrnacionalización económica: b nueva migración
en Japón)' los Estados Unidos ................................................................ 87

P,utt: 11
1'vlujcres bajo fuego

4. Hacia un análisis ferninisca de la economía global ................................ 111


5, Notas sobre la incorpnración Je mujeres
del Tercer Mundo a la mano dt: obra asalariada a trav¿s
de la inmigración y la. producción offilior( ............................................ 139

Partr: lil
M:¡I servicio

6. Los regímenes de empleo de servicio y la nuel'.1 desi¡;ualdad ................. 161


7. La economfa informal: entre nuevos desarrollos y viejas regulaciones ... 177

275
27G 1.05 !'.SPEC:fRO!i ()(! L'\ m.Ol!ALIZACJÓN

Parre IV
Fucr:i. dd espacio

8. E5 p:ido elcccrónico y poder .................................................................. 201


9. E[ Estado y la ciudad global: notas para um concepción
de goliicrno localm<:ntc concencrado .................................................... 219

Bibliografía .............................................................................................. 245


fll dice temático ...................... ,.,,, ,.... ,, ,.. ~ .. ,..... ,.. ····~·· ..... ,............ ,. ,, ... ,.. ,.... 26 5
E m cJíció n dt: Lo.t t,p1tJroJ Je k, .g!tJba5~,ió,r,
de S2,kia S:uim, :<C' tcrmi.11{1 di: imprimir en el m<·i de >Myn de 2007,
m In, 'lhl~l'fCS Gdficns Nuevo O ff~tt, \'icl 1444,
u-,
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