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Hay una breve historia de Zen, sobre Tozan, que le pregunta un monje, “¿Por qué
estás trabajando tan duro?” Y él responde: “Lo hago en nombre de otro.” El monje
dice: “¿Por qué no lo hace lo mismo?” Tozan dice: “Él no tiene las herramientas.”
Si meditas, con el paso de los años, empezamos a ver nuestra vida como una
herramienta de esta otra persona y podremos sentir cada vez más que la fuente
de nuestra felicidad es la forma en que utilizamos nuestras vidas en nombre de
esa persona.
La historia describe a esta otra persona de las que les estoy hablando, es la
persona que no está ocupada, que siempre está dispuesta y es capaz de aceptar
lo que es, sin importar que tan difícil sea; la persona que está presente en nuestra
vida, incluso cuando estamos demasiado ocupados, incluso cuando estamos
sufriendo demasiado, incluso cuando estamos muy confundidos. Sentados en
zazen, crece nuestra confianza en esa persona. Entendemos que no hay dos
lunas, que esa otra persona está aquí justo donde estamos, y poco a poco
confiamos que es el verdadero guardián de nuestras vidas.
3. Y luego está la pereza. A veces el trabajo que tuviste en el día fue duro y
cansado, y puede ser que te sientes en la meditación y te de sueño. A veces te
das cuenta de que, aunque dormiste bien, tan pronto como te sientas en la
meditación, te pones a dormitar, y mente se vuelve aburrida. La pereza, sueño, la
apatía puede ser una manera de que el cuerpo reacciona con aversión. Así como
dejas ir para contrarrestar el apego, y contrarrestas la aversión mirando hacia
dentro de ti, para contrarrestar la pereza, tratas de elevar tu energía, abres los
ojos más, pones atención a la luz en la habitación, tratando de hacerla más
brillante. Ahí es cuando es un buen momento para introducir prácticas que te
despierten, como cantar un sutra a ti mismo. Si nada de esto funciona, puedes
ponerte de pie y meditar, y luego si te quedas dormido, te caes, golpeas tu cabeza
contra la pared o piso y tendrás un incentivo para no hacer eso! Cualquier persona
que está demasiada dormida en zazen puede ponerse de pie. Puede ponerse de
pie delante de su asiento y meditar, y eso te mantendrá despierto.
Así que esta es una manera de mirar la práctica de meditación. No tenemos que
tratar de materializar los cinco obstáculos y hacer mucho rollo de ellos. Cada uno
tenemos nuestra propia manera de trabajar en nuestra meditación, pero es útil oír
hablar de los cinco obstáculos y “afinar” nuestra práctica de meditación. Y con
esto, les pensaba proponer que cada uno de ustedes podría desarrollar una “lista
de la vida”. Las personas que hacen observación de aves, hacen una lista de la
vida de todas las aves que han visto. Cada uno de nosotros podemos desarrollar
nuestra propia lista de vida de los obstáculos. ¿Cuáles son tus obstáculos
favoritos? Estoy hablando de tu vida, no sólo de la meditación. ¿Cuáles son tus
cinco, diez o veinte obstáculos que te tirarán de tu asiento, que te hacen confundir,
que te hacen fallar y crear más sufrimiento para ti mismo? Todos tenemos
diferentes debido a nuestro karma y personalidades. Lo que es un obstáculo para
una persona es una brisa para otra.
Con lo que les platiqué la semana pasada, de no poder estar en calma y atorarme
en pensamientos, emociones y sentimientos, he estado tratando de hacer una
distinción entre emociones y sentimientos. Si lo que acabo de decirles del
budismo, que no hay diferencia entre intelecto y emoción, entonces la emoción la
puedo ver como el conjunto de pensamientos, junto con mi historia, mi identidad, y
algún objeto que activa mis emociones. Yo creo que todo este “complejo” de
cosas, donde es imposible identificar a un elemento por si mismo, porque no están
separados, es lo que es la emoción. Y, es muy personal y particular a una
situación. El edificio de las emociones se construye sobre la base de los
sentimientos. Los sentimientos son más simples que las emociones. Son las
respuestas humanas básicas, de las cuales somos generalmente inconscientes.
Por lo regular, nos agitamos en el nivel de la emoción, pero no somos conscientes
del sentimiento que lo provoca. El sentimiento es territorio nuevo, no se trata ya de
“mi”, sino de un fenómeno más profundo, humano, tal como el miedo, la aversión o
el deseo. Con la práctica de la meditación y la aplicación intencional de la
conciencia, tenemos una mayor capacidad para discernir los sentimientos reales.
Cuando somos capaces de ponernos en contacto con nosotros en el nivel de
atención plena, la comprensión de nuestra sensación puede resultar en estar más
en calma.