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murió gente de uno y otro bando, pero los que ganaron lo sabían perfectamente y tuvi

eron privilegios en todos los campos .ya se han escrito muchos libros sobre los qu
e perdieron la guerra pero ninguno sobre los que ganaron, como fue el caso de mi
familia», un punto de vista distinto a algunos autores que perdieron la guerra como
Juan Marsé, por ejemplo.
as memorias abarcan desde que la autora tenía tres años , hasta los veinte y según ha
declarado no va a continuarlas, lo que sería una pena pues su prosa es lúcida, irónica
, tierna e inteligente y, sus recuerdos, impagables. De este libro me han sorpre
ndido muchas cosas y especialmente la capacidad de la autora para ponerse, vinie
ndo de donde venía, en el lugar del otro, el perdedor : Habíamos ganado la guerra . Hac
e unos días oí comentar que la guerra civil española la habíamos perdido todos. No es ve
rdad. Cierto que, tras una contienda que dejaba el país en ruinas y había ocasionado
un millón de muertos, tenía que haber forzosamente motivos de duelo en ambos bandos
. Pero unos la habían perdido y otros la habían ganado .
La autora retrata la vida de la burguesía en la Barcelona de los cuarenta, sus pri
vilegios.Los personajes son interesantísimos: ella misma: hija bien de una familia
bien, que hasta coqueteó con la Falange; los padres, apolíticos, pero que verían a Fr
anco como el salvador de la patria; el tío Victor (un nazi declarado); el tío Juan T
usquets, que fundaría el antecedente de Lumen: Ediciones Antisectarias que publica
ba panfletos antisemitas .Por último me gustaría destacar el papel de la madre. Nunca
dejará de asombrarme cómo las relaciones que hemos tenido con nuestros padres nos pe
rsiguen durante toda la vida. Esther Tusquets, que ahora anda por los setenta, t
odavía siente la (mala) influencia de su madre: parece que sólo he escrito sobre mi ma
dre, o contra mi madre, sin lograr nunca cancelar el conflicto, pasar página, qued
ar en paz. La adoré de pequeña. La detesté a ratos",
Mantiene Tusquets que la relación entre madre e hija es la más compleja, difícil e imp
ortante de las que existen entre los humanos y agrega que "la relación de pareja,
comparada con ésta, es un juego de niños". "Lo importante -destaca- es ser amado y e
l niño que se siente querido de pequeño puede con todo. Yo no me sentí querida y me he
pasado el resto de la vida mendigando amor, una pesadez.
sino sólo porque quería mostrar la vida de los niños con familias que "habían ganado la
guerra". Esther Tusquets cree que "no gustaba" a su madre y. La escritora just
ificó la frialdad de su madre hacia ella en que fue una generación de mujeres "frust
rada".

No para todos los barceloneses, por supuesto, la entrada de las tropas de Franco
en Barcelona el 26 de enero de 1939 fue una derrota. Para la familia Tusquets,
por ejemplo, la llegada de los suyos representó una explosión tal de alegría que quedó g
rabada como el primer recuerdo de una niña de 3 años, que después sería la editora Esthe
r Tusquets. Esta escena abre Habíamos ganado la guerra (Bruguera), el primer volum
en de las memorias de Tusquets, que desde su jubilación forzosa al frente de la ed
itorial Lumen, que dirigió durante 40 años, ha alternado la novela --la última, ¡Bingo!
, publicada a principios de año-- y el memorialismo, con sus Memorias de una edito
ra poco mentirosa , publicadas el 2005.
Con Habíamos ganado la guerra , que llega a las librerías el próximo miércoles, Tusquets
recoge recuerdos desde su primera infancia hasta los 20 años, en que ya había llega
do, tras una no muy prolongada militancia en la Falange, a "unas conclusiones y
a una actitud que iban a ser casi definitivas". Frente a tantos testimonios de l
os vencidos, refleja una ciudad de "vencedores", la "burguesía franquista en la Ba
rcelona de los años 40 y 50".
LA CAIDA DE BARCELONA
El primer capítulo, Banderita roja y gualda , recuerda el 26 de enero del 1939. "H
abíamos ganado la guerra. Hace unos días oí comentar que la guerra civil española la había
mos perdido todos. No es verdad. Cierto que, tras una contienda que dejaba el país
en ruinas y había ocasionado un millón de muertos, tenía que haber forzosamente motiv
os de duelo en ambos bandos. Pero unos la habían perdido y otros la habían ganado. (
...) Y yo, con mis tres añitos, pertenecía al bando de los vencedores. Uno de mis pr
imeros recuerdos es ver avanzar a una multitud de soldados por una carretera o p
or una avenida. Había mucha gente aclamándoles desde ambos lados de la carretera o d
esde las aceras. Mi padre, que no había pisado la calle desde hacía casi dos años, me
sostenía en alto para que viera desfilar a la tropa. Mi madre gritaba el nombre de
Franco con un entusiasmo que yo le vería manifestar en muy contadas ocasiones a l
o largo de su vida, y siguió un buen trecho a los soldados sin dejar de vitorear y
de aplaudir. (...) Los míos recibían a Franco como a su salvador, y para ellos lo f
ue. Mi padre, totalmente desinteresado, como muchos otros españoles, de la política
hasta el inicio de la guerra, había desertado del frente republicano".
EL TIO VICTOR, NAZI
En la familia de Esther Tusquets abunda un grupo de personajes peculiares. Como
su tío Víctor Guillén, que era el hermano menor de su madre. "No muchos niños han tenido
un tío que haya montado en su casa un mínúsculo museo dedicado a los nazis". Un perso
naje "borracho, jugador, mujeriego, despilfarrador sin límite, irresponsable sin lím
ite, egoísta sin límite también... pero irresistiblemente simpático, divertido, ocurrent
e, vital, encantador". Y además, "un nazi de opereta", para quien, según escribe Tus
quets, "el holocausto, ni siquiera cuando mucho tiempo después hubo pruebas fidedi
gnas de él, existió nunca en realidad".
LA MUJER
El papel de la mujer en la burguesía catalana de aquel tiempo era ambiguo. "Una seño
ra de la alta sociedad --relata-- podía acostarse sin recato con unos y con otros,
coleccionar amantes, sin que nadie o casi nadie, por mucho que se la critica a
sus espaldas, se animara a dejar de tratarla, pero, si esta señora se separaba de
su marido, ya podía despedirse del golf del Prat, de los clubes y sociedades realm
ente selectos".
EL TIO JUAN TUSQUETS
Quien juega un papel importante en Esther Tusquets es su tío sacerdote, Juan Tusqu
ets, que fundó la predecesora de la editorial Lumen en Burgos con el nombre de Edi
ciones Antisectarias y publicando planfletos antisemitas. "Sin renegar de su pas
ado, intentó dejarlo atrás", le justifica su sobrina.
LOS PRIVILEGIOS
Los privilegios de la alta burguesía pusieron a Esther Tusquets en rumbo de colisión
con su propia clase desde muy pronto. Así recuerda su veraneo en un hotel de la C
osta Brava. "A algunas de las familias más encopetadas que veraneaban allí, y que ve
raneaban con su propio servicio, les pareció que para las criadas tal abundancia e
ra excesiva, y llegaron a un acuerdo para que se les suprimiera un plato del menú
del almuerzo y otro del de la cena, y conseguir así un pequeño descuento en la pensión
(...) Yo era una cursi redomada y era franquista como mis padres y como casi to
da la gente que me rodeaba, pero cosas como esa me sumían en el desconcierto más abs
oluto".
ABANDONO DE LA FALANGE
El libro acaba con la ruptura con la Falange --tras año y medio de militancia-- po
r parte de Esther Tusquets, tras un incidente ocurrido con un superior en un alb
ergue de Huesca.

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