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POSITIVA
Entendemos por responsabilidad individual el hecho de que cada miembro del grupo
debe cumplir con el trabajo y las funciones que se le hayan atribuido. La
responsabilidad individual existe cuando se evalúa el desempeño de cada alumno y
los resultados de esta evaluación se transmiten al propio alumno y al grupo, con el
objetivo de determinar las necesidades de ayuda y proporcionar el respaldo
necesario para realizar con éxito la tarea asignada.
ESTRUCTURA DE META
Entendemos por meta la perspectiva que el alumno tiene con respecto a la finalidad
del aprendizaje. Esta perspectiva puede modificarse en función de cómo se
estructure el aprendizaje.
Los motivos que el alumno tiene sobre el hecho de adquirir aprendizajes formales
abarcan un amplio abanico de posibilidades, que irían desde motivaciones
intrínsecas a motivaciones puramente extrínsecas. La estructura de meta supone
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organizar en un sistema de conjunto los intereses de todos los alumnos haciéndoles
entender cómo el hecho diferencial supone mayores posibilidades para el logro de
sus objetivos personales.
ESTRUCTURA DE TAREA
Ahora bien, sean cuales sean los objetivos que presidan el proceso formativo, e
independientemente de su naturaleza (académicos, sociales) y tipo (individuales,
grupales), para configurar una tarea de aprendizaje es necesario atender a sus tres
componentes:
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la realización de la tarea hay que considerar tres aspectos: en primer lugar,
hay que determinar los beneficios (materiales o intelectuales, personales o
sociales) que su realización conlleva para el alumno, ya que constituyen el
motor de la actividad intelectual; en segundo lugar, y puesto que la tarea de
aprendizaje es el instrumento de acción intra e interindividual, hay que
constituir el soporte social adecuado para su realización (unidad funcional,
cauces de comunicación); en tercer lugar, hay que estructurar el soporte
material necesario para su ejecución (espacio físico, medios, recursos).
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concepciones educativas que pudieran configurar la generalidad de nuestras aulas y
sólo requerirán, para su aplicación, la adaptación a las características definitorias de
cada una de ellas.
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ESTRUCTURA DE RECOMPENSA
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configuradores del proceso formativo, inciden, a su vez, en la consolidación y
desarrollo de dicho sistema social.
Ahora bien, en la concreta realidad del aula, el diseño de las estructuras de tarea y
de recompensa se verá condicionado por las peculiaridades que definan dicha
realidad. Por esta razón, para que el proceso formativo pueda satisfacer las
necesidades de realización de la globalidad de los alumnos, habrá que priorizar unas
veces el aspecto motivacional, otras veces la cohesión del grupo, otras, el aspecto
cognitivo, las habilidades e incluso la organización del aula.
El aspecto motivacional se atiende desde los objetivos o recompensas bajo las que
trabajan los alumnos. Para que la motivación incida favorablemente en los
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resultados del aprendizaje cooperativo son esenciales la responsabilidad individual y
los incentivos de grupo, siempre que éstos se basen en el aprendizaje individual de
todos los miembros del grupo; con ello, se pone de manifiesto la total interrelación
entre los objetivos personales y de grupo característica de la estructura de
recompensa cooperativa.
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críticos de la eficacia de la instrucción, no excluyen la presencia de contenido
conceptual en la tarea, al contrario, complementan el proceso seguido en su
consecución. Su importancia en la tarea es evidente, favorecen la adquisición del
conocimiento durante la tarea de trabajo y posibilitan su aplicación, entre otros
momentos, en la realización de la tarea de evaluación.
Estos cinco aspectos, motivación, cohesión del grupo, proceso cognitivo, habilidades
y organización del aula, ponen de manifiesto el importante papel que en el proceso
formativo desempeñan las estructuras de tarea y de recompensa. Pero, quizá lo más
importante sea la complementariedad de los objetivos que presiden la estructuración
de ambos elementos (tarea y recompensa); ella hace posible la configuración de un
proceso formativo amplio y flexible que permita atender al desarrollo integral del
conjunto de los alumnos.
Teniendo en cuenta las tendencias educativas actuales que toman la relación entre
alumnos como punto básico de referencia, es posible encontrar un amplio abanico
de soluciones al posible estatus de los participantes en el proceso de aprendizaje
grupal a la hora de maximizar la interdependencia positiva. Estas soluciones pasan
siempre por el análisis y la consiguiente valoración de dos parámetros: igualdad y
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mutualidad.
Entendemos por igualdad el grado de simetría entre los roles desempeñados por
los alumnos en una actividad de aprendizaje grupal y entendemos por mutualidad el
grado de conexión, profundidad y direccionalidad de las transacciones
comunicativas entre los alumnos. Es decir, mientras la igualdad describe las
semejanzas, la mutualidad describe las diferencias.
Desde una perspectiva paramétrica decimos que estamos ante una relación de
tutoría entre iguales cuando el parámetro igualdad presenta una valoración muy
baja mientras que el parámetro «mutualidad» presenta una gran variabilidad, con
valoraciones que pueden alcanzar toda la escala dependiendo de la competencia del
alumno-tutor y de la receptividad del alumno-tutorado. La relación tutorial se basa en
una pseudorrelación profesor-alumno que aprovecha la proximidad sociocognitiva de
los elementos de la relación para favorecer las transacciones comunicativas y
posibilitar el conflicto y las controversias. En estas relaciones, en la medida en que el
tutor y el tutorado se encuentran más cerca entre sí que el profesor lo está del
alumno, se posibilita que el segundo pueda sentirse más libre para expresar sus
ideas y opiniones, formular sus dudas, solicitar aclaraciones, etc., al mismo tiempo
que el primero, en la medida en que no posee las habilidades cognitivas ni el
dominio de la información y la tarea que posee el profesor, está permanentemente
obligado a efectuar las autorregulaciones necesarias que permitan encontrar
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soluciones coherentes a las cuestiones, dudas, aclaraciones, etc., planteadas por el
tutorado. Estamos, pues, ante una relación asimétrica definida por la implementación
de roles diferentes.
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