fPosaico Cultural
LAS
GERMANTAS
ANECDOTAS DELLA
HISTORIA DE ESPANAANECDOTAS DE LA HISTORIA DE ESPANA
PAS. GERMANTAS
El mismo tiempo que en Castilla—1519-1522—las Comu-
nidades sostenian su guerra contra las fuerzas imperiales
de Carlos V, los elementos populares de Valencia, sin co-
nexién con los castellanos, mantuvieron la suya, feroz y
persistente, contra los nobles regionales, de quienes se sen-
tian quejosisimos, al parecer sobrados de razén. «En Va-
lencia—consigna un historiador ilustre—vivia el pueblo llano
duramente oprimido por los grandes. Los aristécratas va-
lencianos trataban a los que Ilamaban plebeyos con tal
orgullo, insolencia y tirania como si fuesen sus esclavos.
Reducidos estaban éstos a odiar en silencio a sus sefiores,
porque era initil toda queja y excusada toda demanda
de correccién; en sus causas y pleitos, no sdlo eran des-
atendidos, sino hasta castigados y maltratados, en térmi-
—nos que, como dice el obispo Sandoval, si un oficial hacia
una ropa, los caballeros le daban de palos, porque pe-
dian que le pagasen la hechura, y si se iba a quejar a la
justicia, costdbale mds la querella que el principal. Llegaba a
tal punto el escandalo y la osadia, que en alguna ocasion hu-
bo magnate que arrebaté a una desposada al salir de la igle-
sia de entre las manos de su marido y de sus padres. Con
hechos de esta naturaleza frecuentemente repetidos, el eno-
jo de los plebeyos contra los nobles era tal, que no ansiaban
éstos sino una ocasién de sacudir el yugo y vengar las de-
masias de aquéllos.»
Y la ocasién llegd. El pretexto, ldgicamente, era lo de
menos. Harto de resistir humillaciones, el pueblo, exacer-
bado, did rienda suelta a sus pasiones un dia cualquiera...
Habiase declarado en la ciudad una epidemia, y, con mo-
tivo de ello, los nobles y autoridades alejaronse de Valen-
cia. Coincidiendo con esto, cundié la voz de que los moros
argelinos se disponian a realizar un desembarco en aguas
valencianas, y el vecindario, acogiéndose a una disposicién
de Fernando el Catélico, se apresuré a ponerse en armas,
«por si se lo exigia su defensa». En este estado se pre-
dicd en la catedral contra los vicios y herejias, causa de
tantos males, diciéndose que una de las desgracias que
provocaban mas la cdlera divina era «el inconcebible vicio
de sodomia», que el pueblo repugnaba con justo horror.
Concluido el sermén, uno de los presentes dijo que un
conocido panadero adolecia del mal de referencia, y acto
seguido, varios grupos fuéronse contra él, le detuvieron y
Je llevaron a la carcel eclesidstica, pues era tonsurado.
Condenado por el vicario a ser expuesto en la iglesia a
la vergiienza de la gente, cuando se quiso retroceder, por-
que los animos crujieron de coraje, no hubo enmienda
posible: la turba, ya en tumulto, pidiéd la entrega del su-
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