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Di siempre “Sí” al momento presente. Ríndete a lo que es. Di “Sí” a la vida, y observa
cómo la vida empieza repentinamente a funcionar a favor tuyo en lugar de ir contra
ti.
La iluminación significa elegir habitar en el estado de presencia más que en tiempo.
Significa decir sí a lo que es.
No te preocupes por el fruto de tus acciones: mantente atento a la acción misma. El
fruto ya vendrá cuando corresponda. Esta es una práctica espiritual muy poderosa.
Observa cómo tu mente le pone una etiqueta y cómo ese proceso de etiquetar, ese
continuo juicio, crea dolor e infelicidad.
Date cuenta inequívocamente de que el momento presente es lo único que tienes.
Haz del Ahora el centro fundamental de tu vida.
Escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua.
La presencia erradica el tiempo, y sin tiempo no pueden sobrevivir el sufrimiento y la
negatividad.
Elegir conscientemente la iluminación significa renunciar al pasado y al futuro, y
hacer del Ahora el foco principal de tu vida.
Mantente presente y continúa siendo observador de lo que ocurre dentro de ti.
Toma consciencia no solo del dolor emocional, sino también de “aquel que lo
observa”, el testigo silencioso. (Este es el poder del Ahora, el poder de tu propia
presencia consciente). Observa qué ocurre a continuación.
Olvídate de tu situación de vida y presta atención a tu vida. Tu situación de vida
existe en el tiempo. Tu vida es ahora. Tu situación de vida es un asunto mental. Tu
vida es real.
Siempre puedes lidiar con el ahora, pero nunca podrás lidiar con el futuro, y tampoco
tienes que hacerlo. La respuesta, la fuerza, la acción justa o el recurso estarán allí
cuando los necesites, no antes ni después.
Una manera efectiva de llegar a ser conscientes de ser es retirar la atención del
pensamiento y dirigirla hacia el cuerpo, donde podremos sentir el Ser como el campo
energético invisible que da vida a lo que percibimos como nuestro cuerpo físico.
Renuncia a la espera como estado mental. Cuando te sorprendas cayendo en el
estado de espera, sal de inmediato. Ven al momento presente. Tan solo, sé y disfruta
siendo. Si estás presente no tienes ninguna necesidad de esperar nada.
Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al Ahora, establece tu residencia
habitual en el Ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que
resolver los asuntos prácticos de tu vida.
Sé consciente del espacio que permite que cada cosa sea. Escucha los sonidos; no los
juzgues. Escucha el silencio debajo de los sonidos. Toca algo -cualquier cosa- y siente
y reconoce su Ser.
El ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es
inseparable del Ser.
Pregúntate qué “problema” tienes ahora mismo, no el año próximo, mañana o
dentro de cinco minutos. ¿Qué es lo que está mal en este momento?
¿Hay algo que “deberías” estar haciendo? Ponte en marcha y hazlo ahora mismo.
Como alternativa, también puedes aceptar completamente tu inactividad, tu
vagancia o pasividad del momento, si ésa es tu elección.
Cuando escuches una voz en tu cabeza, escúchala imparcialmente. Es decir, no
juzgues. Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí,
observándola. Esta comprensión Yo Soy, esta sensación de tu propia presencia, no es
un pensamiento. Surge de más allá de la mente.
Detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma
consciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.
Mediante el perdón, que en esencia significa reconocer la insubstancialidad del
pasado y permitir que el presente sea como es, el milagro de la transformación
ocurre dentro y también fuera.
Emplea tus sentidos plenamente. Trata de estar donde estás. Mira a tu alrededor.
Simplemente mira, sin interpretar. Observa la luz, las formas, los colores, las
texturas. Sé consciente de la presencia silenciosa de cada cosa.
Intenta un pequeño experimento. Cierra los ojos y di internamente: “Me pregunto
cuál va a ser mi próximo pensamiento”. A continuación mantente muy alerta y
espera a ver cuál es. Sé como un gato observando una ratonera. ¿Qué pensamiento
va a salir de la ratonera? Inténtalo ahora mismo.
Observa el ritmo de tu respiración; siente cómo fluye el aire dentro y fuera, siente la
energía de vida dentro de tu cuerpo. Permite que todo sea, tanto dentro como fuera.
Permite y reconoce la “cualidad” de las cosas. Entra profundamente en el Ahora.