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El juego es una acción que se desarrolla dentro de ciertos límites de lugar, de tiempo, y de
voluntad, siguiendo ciertas reglas libremente consentidas, y por fuera de lo que podría
considerarse como de una utilidad o necesidad inmediata. Durante el juego reina el
entusiasmo y la emotividad, ya sea que se trate de una simple fiesta, de un momento de
diversión, o de una instancia más orientada a la competencia. La acción por momentos se
acompaña de tensión, aunque también conlleva alegría y distensión ([Huizinga-b] pág.
217).
Características[editar]
En una primera fase, el juego es una actividad improductiva, sin competencia, en el
que los participantes obtienen diversión.
Mientras un delfín nada en el mar tranquilamente, un hombre nada a su lado y le
dice «te voy a ganar». El hombre trata de avanzar al delfín: se manifiesta así el espíritu
competitivo característico de la especie humana.
Ese mismo afán es el que ha llevado a la invención del «deporte de competencia», es
decir, la representación lúdica de la lucha por la vida.
La limitación espacial del juego suele ser algo estricta ya que todo juego se desarrolla en
un dominio espacial pactado o marcado con anticipación por las personas o animales, sea
el mismo imaginario o materialmente bien delimitado, fijado por acuerdo de partes o por
restricciones evidentes o de sentido común. Puede tratarse de un tablero de juego, o de
una mesa, o de un campo al aire libre, o de una cancha techada, o de un camino con inicio
y final marcados, o de un círculo mágico, o de un templo, un escenario, un parque, pues
todos ellos pueden ser terrenos de juego en cuanto a la función que cumplen y que se les
asigna, o sea, lugares establecidos y más o menos bien delimitados, en cuyo interior se
aplican reglas de juego bien definidas entre los jugadores. Si bien esta área de juego nos
mete en un “círculo mágico”, donde llevas a cabo un rol, puede romperse en cualquier
momento por los llamados “agua-fiestas” o los “tramposos”, los tramposos son aquellos
que no respetan las reglas definidas por los jugadores, los cuales no rompen como tal la
zona de juego, pero si la experiencia de este, por otro lado los agua-fiestas son aquellos
que se niegan a seguir las reglas y a entrar en esta zona de juego, por lo cual esta
persona rompe automáticamente la zona mágica en la cual se planeaba jugar. Los
terrenos de juego son mundos temporarios en el seno del mundo habitual, concebidos y a
veces acondicionados para un mejor desarrollo del juego ([Huizinga-b] págs. 29-30).
Juego y ley[editar]
El juego en el derecho lo representa Huizinga en tres formas de juego en el derecho, estos
géneros de juego son "el juego de azar", "el concurso" y "la batalla verbal".
El juego de azar lo podemos encontrar en la manera de poder ganar aun siendo culpable
gracias a la suerte, el concurso se demuestra en que tanto culpable o no tienes una
probabilidad de ganar osease es un concurso de evidencias y hechos demostrados, la
batalla verbal la podemos encontrar cuando el acusado se defiende y la víctima acusa
También habla del juego de rol que se puede notar en los jueces el "transformarse" o
"disfrazarse" en la corte, las pelucas y las ropas que se ponían para representar a unos
"seres" que tienen la razón y el conocimiento ([Huizinga-b] pág. 76 - 88).
Juego y deporte[editar]
En las civilizaciones arcaicas, las competiciones formaban parte de las fiestas sagradas.
Pero en las competiciones modernas, este vínculo con el culto y lo religioso ha
completamente desaparecido. [...] El deporte moderno más bien es una expresión
autónoma del instinto agonal, que un factor profundo de sentido social. [...] Y a pesar de su
importancia a ojos de participantes y espectadores, hay que admitir que se ha
transformado en fiesta y espectáculo en donde el viejo espíritu lúdico ya no se encuentra
presente ([Huizinga-b] pág. 316).
Juego y publicidad[editar]
El desarrollo del instinto agonal presente en la sociedad del lado de las competiciones
deportivas, ha sido favorecido por un factor externo, que en realidad es independiente del
espíritu mismo de la cultura. En efecto, técnica, publicidad y propaganda, con profusión
rodean todo lo relativo a las competiciones tanto deportivas como de otro tipo ([Huizinga-
b]pág. 319).
Juego y guerra[editar]
Huizinga defiende los conceptos de azar y de lo divino dentro de la guerra, en la
antigüedad era común poner a pelear a dos campeones para determinar el resultado de
una disputa militar y culturalmente si alguno se mostraba superior al otro, era por voluntad
de los dioses y esto le atribuía el carácter de "justo", a partir de aquí se desglosan los
conceptos de lealtad nacional y de orgullo familiar que prevalecen fuertemente en muchas
culturas contemporáneas.
Es precisamente en la guerra, que los participantes adquieren esa actitud agonal que daba
su forma y su fondo al juego primitivo en la búsqueda de prestigio y reconocimiento,
aunque justo es precisar que la guerra moderna excesivamente tecnológica, parece haber
perdido todo contacto con las motivaciones de los juegos ([Huizinga-b] pág. 335).
Figuración poética[editar]
El juego funge como un sistema sobre la base de representaciones de espacios y objetos,
el juego funciona sobre la base de el uso de alegorías con las cuales se crea un proceso
de reproducir y representación, o sea que las cosas pasan de estar en el imaginario e
inconsciente a pasar a un plano físico o sea a un acto de Poiesis.
En el juego, el jugador le da valor personal a los objetos y a los demás sistemas con los
que este interactua, en orden para que se del juego todos estos deben de primero creer
que están jugando, ya que si alguno de los usuarios no tiene establecido los valores o son
muy diferentes de los otros el juego se rompe, o cada sistema termina aislado de los
demás.4
El jugador no solo juega por emoción o sentimiento, también lo hace por cultura y
aprendizaje, ejerciéndolo por medio de la personificación.
Conclusiones[editar]
En lugar del Todo es vanidad, parece imponerse la actitud más positiva del Todo es juego.
Lo dicho tal vez parezca un juego de palabras más que un dicho metafórico. No obstante,
es la sabiduría a la cual Platón parece haber llegado cuando expresaba El hombre es el
juguete de los dioses ([Huizinga-b] pág. 339).
Capítulo 3
El autor afirma que el juego está íntimamente ligado con la
cultura.
El juego tiene como características la tensión y la incertidumbre.
Entre más dificultad tenga un juego, mayor será la tensión tanto
del jugador o jugadores, como de los espectadores. Pues dice
que cuando la tensión crece, el jugador se olvida de que está
jugando y que se encuentra bajo ciertas reglas que son propias
del juego, reglas que son parte de la esencia del juego, pues es
indispensable mantenerlas.