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bro, cuyo título se podría traducir al español como Hombre que juega, el escritor utiliza

este término de la teoría de juegos y analiza su importancia social y cultural.


La expresión homo ludens pretende señalar la importancia del juego en el desarrollo de los
humanos. En efecto, la tesis principal de Johan Huizinga destaca que el acto de jugar es
consustancial a la cultura humana; es decir, el "elemento de juego en la cultura" y "no el
elemento de juego de la cultura".

.
El juego es una acción que se desarrolla dentro de ciertos límites de lugar, de tiempo, y de
voluntad, siguiendo ciertas reglas libremente consentidas, y por fuera de lo que podría
considerarse como de una utilidad o necesidad inmediata. Durante el juego reina el
entusiasmo y la emotividad, ya sea que se trate de una simple fiesta, de un momento de
diversión, o de una instancia más orientada a la competencia. La acción por momentos se
acompaña de tensión, aunque también conlleva alegría y distensión ([Huizinga-b] pág.
217).

Características[editar]
 En una primera fase, el juego es una actividad improductiva, sin competencia, en el
que los participantes obtienen diversión.
 Mientras un delfín nada en el mar tranquilamente, un hombre nada a su lado y le
dice «te voy a ganar». El hombre trata de avanzar al delfín: se manifiesta así el espíritu
competitivo característico de la especie humana.
 Ese mismo afán es el que ha llevado a la invención del «deporte de competencia», es
decir, la representación lúdica de la lucha por la vida.

Los límites espaciales del juego[editar]

Tablero de ajedrez con algunas piezas, en medio de una partida.

La limitación espacial del juego suele ser algo estricta ya que todo juego se desarrolla en
un dominio espacial pactado o marcado con anticipación por las personas o animales, sea
el mismo imaginario o materialmente bien delimitado, fijado por acuerdo de partes o por
restricciones evidentes o de sentido común. Puede tratarse de un tablero de juego, o de
una mesa, o de un campo al aire libre, o de una cancha techada, o de un camino con inicio
y final marcados, o de un círculo mágico, o de un templo, un escenario, un parque, pues
todos ellos pueden ser terrenos de juego en cuanto a la función que cumplen y que se les
asigna, o sea, lugares establecidos y más o menos bien delimitados, en cuyo interior se
aplican reglas de juego bien definidas entre los jugadores. Si bien esta área de juego nos
mete en un “círculo mágico”, donde llevas a cabo un rol, puede romperse en cualquier
momento por los llamados “agua-fiestas” o los “tramposos”, los tramposos son aquellos
que no respetan las reglas definidas por los jugadores, los cuales no rompen como tal la
zona de juego, pero si la experiencia de este, por otro lado los agua-fiestas son aquellos
que se niegan a seguir las reglas y a entrar en esta zona de juego, por lo cual esta
persona rompe automáticamente la zona mágica en la cual se planeaba jugar. Los
terrenos de juego son mundos temporarios en el seno del mundo habitual, concebidos y a
veces acondicionados para un mejor desarrollo del juego ([Huizinga-b] págs. 29-30).

El juego como condición de existencia de la propia


cultura[editar]
De lo anteriormente expresado puede extraerse una consecuencia importante: sin cierto
desarrollo de una actitud lúdica, ninguna cultura es posible. Incluso en una sociedad
retrotraída casi al salvajismo por el abandono de todas las relaciones y las normativas
jurídicas; la pasión agonal de ninguna manera será abolida u olvidada, pues es inherente a
la naturaleza humana. La aspiración innata a lograr una ubicación de destaque, en muchos
casos enfrenta a individuos y a grupos, y en algunas situaciones puede conducir, en un
acceso insensato de búsqueda de gloria y triunfo, a cometer actos aberrantes y de un
ensañamiento brutal. El juego antecede a la propia cultura, como se muestra en el caso de
los animales. Diversas indicaciones señalan que la abstracción del fenómeno <<juego>>
ha tenido lugar en algunas culturas de modo secundario mientras que la función misma del
jugar ha tenido carácter primario.3
Ya sea que se adhiera a la vieja doctrina según la cual se sitúa la fuerza motriz de la
historia en las relaciones económicas, ya sea que se adhiera a concepciones nuevas y
heterodoxas sobre el mundo y la sociedad, la esencia de la aspiración al triunfo en muchos
casos reside en ganar a todo precio, mismo si se percibe de antemano que « ganar » no
necesariamente representa una real « ganancia » ([Huizinga-b] págs. 169-170).
En cierto sentido, la cultura siempre será jugada, según cierto acuerdo mutuo que adopta
determinadas reglas de juego. Desde variados puntos de vista, la verdadera civilización
exige el fair play (juego limpio), lo que en términos lúdicos equivale a buena fe. El
alejamiento del juego puede llegar a quebrantar o distorsionar la propia cultura ([Huizinga-
b] pág. 337).

Juego y resolución de la tensión[editar]


En el origen de toda competencia hay implícito un juego, es decir, un acuerdo a través del
cual se aspira a realizar o ejecutar alguna cosa, en un espacio y un tiempo determinado, y
siguiendo ciertas reglas. La conclusión de este proceso pone fin a algún tipo de tensión. El
resultado que pretende obtenerse y que en muchos casos se obtiene es lo principal, y el
juego en sí mismo secundario ([Huizinga-b] págs. 176-177).

El juego en la época moderna[editar]


La sobre-estimación del factor económico en la sociedad y en el espíritu humano fue, en
cierto sentido, el producto natural del racionalismo y del utilitarismo, que en el siglo XIX
desplazó al misterio y a la doctrina que declaraba al hombre inmerso en falta y pecado. [...]
Y las grandes corrientes del pensamiento, de una u otra forma destacaban entonces el
factor lúdico en la vida social ([Huizinga-b] págs. 307-308).

Juego y ley[editar]
El juego en el derecho lo representa Huizinga en tres formas de juego en el derecho, estos
géneros de juego son "el juego de azar", "el concurso" y "la batalla verbal".
El juego de azar lo podemos encontrar en la manera de poder ganar aun siendo culpable
gracias a la suerte, el concurso se demuestra en que tanto culpable o no tienes una
probabilidad de ganar osease es un concurso de evidencias y hechos demostrados, la
batalla verbal la podemos encontrar cuando el acusado se defiende y la víctima acusa
También habla del juego de rol que se puede notar en los jueces el "transformarse" o
"disfrazarse" en la corte, las pelucas y las ropas que se ponían para representar a unos
"seres" que tienen la razón y el conocimiento ([Huizinga-b] pág. 76 - 88).

Juego y deporte[editar]
En las civilizaciones arcaicas, las competiciones formaban parte de las fiestas sagradas.
Pero en las competiciones modernas, este vínculo con el culto y lo religioso ha
completamente desaparecido. [...] El deporte moderno más bien es una expresión
autónoma del instinto agonal, que un factor profundo de sentido social. [...] Y a pesar de su
importancia a ojos de participantes y espectadores, hay que admitir que se ha
transformado en fiesta y espectáculo en donde el viejo espíritu lúdico ya no se encuentra
presente ([Huizinga-b] pág. 316).

Juego y publicidad[editar]
El desarrollo del instinto agonal presente en la sociedad del lado de las competiciones
deportivas, ha sido favorecido por un factor externo, que en realidad es independiente del
espíritu mismo de la cultura. En efecto, técnica, publicidad y propaganda, con profusión
rodean todo lo relativo a las competiciones tanto deportivas como de otro tipo ([Huizinga-
b]pág. 319).

Juegos y puerilismo contemporáneo[editar]


Un niño que juega no es generalmente pueril, ya que para él eso tiene su importancia y su
razón de ser. El juego sí se transforma en pueril cuando el mismo aburre o cuando quien
juega no sabe a qué jugar. Bien haríamos en ciertos casos impulsar a la sociedad hacia
formas arcaicas de cultura, en donde el juego tenía un rol trascendente y creador. [...] En
la época contemporánea los rasgos esenciales del verdadero juego por momentos se
desdibujan o desaparecen, incluso cuando las actitudes pueriles preferentemente se
traducen en forma de juegos ([Huizinga-b] págs. 329-330).

Juego y guerra[editar]
Huizinga defiende los conceptos de azar y de lo divino dentro de la guerra, en la
antigüedad era común poner a pelear a dos campeones para determinar el resultado de
una disputa militar y culturalmente si alguno se mostraba superior al otro, era por voluntad
de los dioses y esto le atribuía el carácter de "justo", a partir de aquí se desglosan los
conceptos de lealtad nacional y de orgullo familiar que prevalecen fuertemente en muchas
culturas contemporáneas.
Es precisamente en la guerra, que los participantes adquieren esa actitud agonal que daba
su forma y su fondo al juego primitivo en la búsqueda de prestigio y reconocimiento,
aunque justo es precisar que la guerra moderna excesivamente tecnológica, parece haber
perdido todo contacto con las motivaciones de los juegos ([Huizinga-b] pág. 335).

Figuración poética[editar]
El juego funge como un sistema sobre la base de representaciones de espacios y objetos,
el juego funciona sobre la base de el uso de alegorías con las cuales se crea un proceso
de reproducir y representación, o sea que las cosas pasan de estar en el imaginario e
inconsciente a pasar a un plano físico o sea a un acto de Poiesis.
En el juego, el jugador le da valor personal a los objetos y a los demás sistemas con los
que este interactua, en orden para que se del juego todos estos deben de primero creer
que están jugando, ya que si alguno de los usuarios no tiene establecido los valores o son
muy diferentes de los otros el juego se rompe, o cada sistema termina aislado de los
demás.4
El jugador no solo juega por emoción o sentimiento, también lo hace por cultura y
aprendizaje, ejerciéndolo por medio de la personificación.

Conclusiones[editar]
En lugar del Todo es vanidad, parece imponerse la actitud más positiva del Todo es juego.
Lo dicho tal vez parezca un juego de palabras más que un dicho metafórico. No obstante,
es la sabiduría a la cual Platón parece haber llegado cuando expresaba El hombre es el
juguete de los dioses ([Huizinga-b] pág. 339).

Capítulo 3
El autor afirma que el juego está íntimamente ligado con la
cultura.
El juego tiene como características la tensión y la incertidumbre.
Entre más dificultad tenga un juego, mayor será la tensión tanto
del jugador o jugadores, como de los espectadores. Pues dice
que cuando la tensión crece, el jugador se olvida de que está
jugando y que se encuentra bajo ciertas reglas que son propias
del juego, reglas que son parte de la esencia del juego, pues es
indispensable mantenerlas.

La competición también entra en la categoría de juego. Lo


más …ver más…
Por eso hay una conexión entre oráculo, juego de azar y
tribunal. El autor, a partir de esto, asegura que en el resultado
del juego de azar, en sus formas arcaicas, eran ya una decisión
sagrada, pues la divinidad era la que orientaba y determinaba el
resultado del juego.

Huizinga afirma que la competición por el derecho consiste en


ser reconocido mediante una relación con un determinado caso.
En las culturas arcaicas, muchas veces los usos jurídicos
estaban determinados por juegos de azar o pruebas de fuerza.
Por ejemplo, la competición es un elemento importante en la
elección del novio (a). En algunos pueblos, se tienen que
presentar y superar distintas pruebas de valentía, fuerza y en
muchas ocasiones de sabiduría, para conseguir el compromiso
matrimonial y, el que supere las pruebas, será el ganador. El
autor propone que este tipo de tradición tiene funciones jurídicas
y culturales.

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