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Campus Acayucan

Experiencia educativa Docente:


Edafologia Retureta Aponte Alejandro

Alumno:
Bernabé Sánchez Lizeth Jhoana
Textura

La proporción (en porcentaje de peso) de las partículas menores a 2 mm de


diámetro (arena, arcilla y limo) existentes en los horizontes del suelo.

En edafología las partículas de un suelo se clasifican en elementos gruesos (tamaño


de diámetro superior a 2 mm) y elementos finos (tamaño inferior a 2 mm). Estos
últimos son los utilizados para definir la textura de un suelo.

Textura del suelo

La textura indica el contenido relativo de partículas de diferente tamaño, como


la arena, el limo y la arcilla, en el suelo. La textura tiene que ver con la facilidad
con que se puede trabajar el suelo, la cantidad de agua y aire que retiene y la
velocidad con que el agua penetra en el suelo y lo atraviesa.

Para conocer la textura de una muestra de suelo, separe primero la tierra fina*,
todas las partículas de menos de 2 mm, de las partículas mayores como la grava
y las piedras. La tierra fina es una mezcla de arena, limo y arcilla.
Siguiendo la terminología establecida por la USDA (Departamento de Agricultura de
los Estados Unidos de América), tenemos las siguientes clases de partículas
inferiores a 2 mm de diámetro (Ø):

Su uso es el siguiente:

El diagrama textural es un triángulo equilátero, en el que a cada lado de éste


se sitúa cada una de las fracciones cuyo valor cero corresponde al 100 de la
anterior y su 100 con el cero de la siguiente, siempre según el movimiento de las
agujas del reloj.
Cada muestra de suelo viene definida por un punto del interior del triángulo.
Este punto se obtiene al hacer
intersectar dos valores de
porcentaje de la fracción de
partículas (P. ej.: Arcilla y
Limo). La intersección de
dichos puntos, se obtiene al
trazar una recta desde una
fracción textural a la otra
fracción en función de los
porcentajes.

Análisis granulométrico y su
fundamento.
El suelo está constituido por
infinidad de partículas y la
variedad en el tamaño de estas
es ilimitada. Cuando se
comenzaron
las investigaciones sobre las propiedades de los suelos se creyó que sus
propiedades mecánicas dependían directamente de esta distribución en tamaños.
Sin embargo, hoy sabemos que es muy difícil deducir con certeza las propiedades
mecánicas de los suelos a partir de su distribución granulométrica.
El análisis Granulométrico Es la determinación de los tamaños de las partículas
de una cantidad de muestra de suelo, y aunque no es de utilidad por sí solo, se
emplea junto con otras propiedades del suelo para clasificarlo, a la vez que nos
auxilia para la realización de otros ensayos. En los suelos granulares nos da una
idea de su permeabilidad y en general de su comportamiento ingenieril, no así en
suelos cohesivos donde este comportamiento depende más de
la historia geológica del suelo.
El análisis granulométrico puede expresarse de dos formas:
Analítica.
Mediante tablas que muestran el tamaño de la partícula contra el porcentaje de
suelo menor de ese tamaño (porcentaje respecto al peso total).
Gráfica.
Mediante una curva dibujada en papel log-normal a partir de puntos cuya abscisa
en escala logarítmica es el tamaño del grano y cuya ordenada en escala natural
es el porcentaje del suelo menor que ese tamaño (Porcentaje respecto al peso
total). A esta gráfica se le denomina CURVA GRANULOMETRICA.
Al realizar el análisis granulométrico distinguimos en las partículas cuatro rangos
de tamaños:
1. Grava: Constituida por partículas cuyo tamaño es mayor que 4.76 mm.
2. Arena: Constituida por partículas menores que 4.76 mm y mayores que 0.074
mm.
3. Limo: Constituido por partículas menores que 0.074 mm y mayores que 0.002
mm.
4. Arcilla: Constituida por partículas menores que 0.002 mm.
En el análisis granulométrico se emplean generalmente dos métodos para
determinar el tamaño de los granos de los suelos:
1. Método Mecánico.
2. Método del Hidrómetro.
Análisis Granulométrico Mecánico por Tamizado.
Es el análisis granulométrico que emplea tamices para la separación en tamaños
de las partículas del suelo. Debido a las limitaciones del método su uso se ha
restringido a partículas mayores que 0.074 mm. Al material menor que ese se le
aplica el método del hidrómetro.
Tamiz:
Es el instrumento empleado en la separación del suelo por tamaños, está formado
por un marco metálico y alambres que se cruzan ortogonalmente formando
aberturas cuadradas. Los tamices del ASTM son designados por medio de
pulgadas y números. Por ejemplo, un tamiz 2" es aquel cuya abertura mide dos
pulgadas por lado; un tamiz No. 4 es aquel que tiene cuatro alambres y cuatro
aberturas por pulgada lineal.
Limitaciones del Análisis Mecánico
 No provee información de la forma del grano ni de la estructura de las
partículas.
 Se miden partículas irregulares con mallas de forma regular.
 Las partículas de menor tamaño tienden a adherirse a las de mayor tamaño.
 El número de tamices es limitado mientras las partículas tienen números de
tamaños ilimitados.
 Tiene algún significado cuando se realiza a muestras representativas de suelo.

Densidad real.

Se designa de esta forma a la densidad de la fase sólida. Es un valor muy


permanente pues la mayor parte de los minerales arcillosos presentan una
densidad que está alrededor de 2.65 gramos por centímetro cúbico. Muy
semejante es la de los minerales más abundantes en las arenas, como cuarzo,
feldespatos, etc... Los carbonatos presentan una densidad algo menor, así como
la materia orgánica, que puede llegar a valores de 0.1; por lo que en horizontes
muy orgánicos o carbonatados habría que reconsiderar el valor anterior,
fundamentalmente en los primeros en los que puede calcularse aplicando los
valores citados a los contenidos relativos de fracción mineral y orgánica.

Densidad aparente.

Refleja la masa de una unidad de volumen de suelo seco y no perturbado, para


que incluya tanto a la fase sólida como a la gaseosa englobada en ella. Para
establecerla debemos tomar un volumen suficiente para que la heterogeneidad
del suelo quede suficientemente representada y su efecto atenuado.

Es muy variable según el suelo, incluso en cada uno de los horizontes porque
depende del volumen de los poros. Si el suelo es compacto, la densidad sube. Su
valor en los horizontes A suele estar comprendido entre 1 y 1.25, mientras que en
los horizontes B puede alcanzar hasta 1.5 o más alto.

Su valor nos permite establecer equivalencias entre las relaciones masa/masa,


que son la forma habitual de medir los parámetros del suelo, y las masa/superficie
que son las utilizadas en la aplicación de aditivos al mismo para corregir sus
deficiencias.

Espacios porosos

El espacio de los poros de un suelo es la porción ocupada por aire y agua. La


cantidad de este espacio viene determinada casi totalmente por la colocación de
las partículas sólidas. Si ellas tienden a ligarse estrechamente entre sí como en
las areniscas o en sub suelos compactos, la porosidad total es baja. Si se colocan
en agregados porosos, como en el caso frecuente de una textura media de los
suelos altos en materia orgánica, el espacio de los poros será más elevado, por
unidad de volumen.

La validez de las anteriores generalizaciones puede ser sustanciada mediante el


uso de una formula sencilla que encierra las cifras de la densidad de las partículas
y de la densidad de volumen. Un suelo arenoso con una densidad de volumen de
1.50 y de las partículas de 2.65, se hallará que tiene, al aplicar estas cifras a la
formula indicada, 43.4 % de espacios porosos.

El espacio poroso es una de las características del suelo más importantes en el


diagnóstico de alteración en el complejo físico del suelo. Depende de las dos
propiedades físicas más importantes del suelo: textura y estructura. El espacio
poroso es fuertemente afectado por la actividad biológica y el manejo agronómico
del suelo (labranza, tipo de cultivo, sistema de riego). Existen dos tipos de poros
según su tamaño: macro y micro poros. Los primeros se forman entre las arenas
y los agregados del suelo y están generalmente llenos de aire, debido a que el
agua los atraviesa rápidamente impulsada por la fuerza de la gravedad y drena
fácilmente, permitiendo la entrada de aire al suelo. A los segundos generalmente
se deslocaliza entre las partículas de arcilla y entre los agregados; y se
encuentran ocupados en gran parte por agua retenida por las fuerzas capilares,
para quedar de esta manera en forma disponible para las plantas. Una buena
distribución entre macros y micro poros, suele definirse en volúmenes semejantes,
de modo tal, que cada uno ocupe entre 45 % y un 55% de volumen de poros, que
el valor total de porosidad del suelo.

La estructura del suelo


Es como el estado del mismo, que resulta de la granulometría de los elementos
que lo componen y del modo como se hallan éstos dispuestos. La evolución
natural del suelo produce una estructura vertical estratificada (no en el sentido que
tiene estratificación en ecología) a la que se conoce como perfil. Las capas que
se observan se llaman horizontes y su diferenciación se debe tanto a su dinámica
interna como al transporte vertical.
El transporte vertical tiene dos dimensiones con distinta influencia según los
suelos:

1. La lixiviación o lavado la produce el agua que se infiltra y penetra


verticalmente desde la superficie, arrastrando sustancias que se depositan
sobre todo por adsorción.
2. La otra dimensión es el ascenso vertical por capilaridad, importante sobre
todo en los climas donde alternan estaciones húmedas con estaciones
secas.
Se llama roca madre a la que proporciona su matriz mineral al suelo. Se distinguen
suelos autóctonos, que se asientan sobre su roca madre y representan la situación
más común. Debemos de tener en cuenta que el suelo es parte de nuestra vida
Se llama horizontes del suelo a una serie de estratos horizontales que se
desarrollan en el interior del mismo y que presentan diferentes caracteres de
composición, textura, adherencia, etc. El perfil del suelo es la ordenación vertical
de todos estos horizontes.
Clásicamente, se distingue en los suelos completos o evolucionados tres
horizontes fundamentales que desde la superficie hacia abajo son:

 Horizonte O, o capa superficial del horizonte A: es la parte más superficial del


suelo, formado por hojas, ramas y restos vegetales.
 Horizonte A, o zona de lavado vertical: es el más superficial y en él enraíza la
vegetación herbácea. Su color es generalmente oscuro por la abundancia de
materia orgánica descompuesta o humus elaborado, determinando el paso del
agua arrastrándola hacia abajo, de fragmentos de tamaño fino y de
compuestos solubles.
 Horizonte B o zona de precipitado: carece prácticamente de humus, por lo
que su color es más claro (pardo o rojo), en él se depositan los materiales
arrastrados desde arriba, principalmente, materiales
arcillosos, óxidos e hidróxidos metálicos, etc., situándose en este nivel los
encontraremos calcáreos áridos y las corazas lateríticas tropicales.
 Horizonte C o subsuelo: está constituido por la parte más alta del material
rocoso in situ, sobre el que se apoya el suelo, más o menos fragmentado por
la alteración mecánica y la química (la alteración química es casi inexistente
ya que en las primeras etapas de formación de un suelo no suele existir
colonización orgánica), pero en él aún puede reconocerse las características
originales del mismo.
 Horizonte D, horizonte R, roca madre o material rocoso: es el material rocoso
subyacente que no ha sufrido ninguna alteración química o física significativa.
Algunos distinguen entre D, cuando el suelo es autóctono y el horizonte
representa a la roca madre, y R, cuando el suelo es alóctono y la roca
representa sólo una base física sin una relación especial con la composición
mineral del suelo que tiene encima.
 Horizonte E, capa no siempre presente. Es el horizonte de lavado o eluviación.
Suele ser de color claro, y presenta una estructura con escaso desarrollo
laminar.
La consistencia del suelo
Es la característica física que gobierna las fuerzas de cohesión-adhesión,
responsables de la resistencia del suelo a ser moldeado o roto.
Dichas fuerzas dependen del contenido de humedades por esta razón que la
consistencia se debe expresar en términos de seco, húmedo y mojado.
Se refiere a las fuerzas que permiten que las partículas se mantengan unidas; se
puede definir como la resistencia que ofrece la masa de suelo a ser deformada o
amasada. - Las fuerzas que causan la consistencia son: cohesión y adhesión.
Cohesión: Esta fuerza es debida a atracción molecular en razón, a que las
partículas de arcilla presentan carga superficial, por una parte y la atracción de
masas por las fuerzas de Van der Walls, por otra (gavande, 1976)… Además de
estas fuerzas, otros factores tales como compuestos orgánicos, carbonatos de
calcio y óxidos de hierro y aluminio, son agentes que integran
el mantenimiento conjunto de las partículas.
Importancia agronómica En la figura siguiente, se observa como el grado
máximo de consistencia se alcanza en el rango seco debido a las fuerzas de
cohesión; mientras que el máximo de adhesión se localiza dentro del rango
húmedo
Al comparar los dos "puntos máximos" se concluye que el relacionado con la
adhesión, aunque origina un valor de consistencia menor en el rango húmedo
es el estado óptimo para la realización de las labores agrícolas, puesto que el
suelo no opone tanta resistencia como ocurre en el rango seco.
En los rangos donde el contenido de agua es mayor, mojado y saturado, el peligro
radica en la degradación estructural por la poca resistencia que ofrece el suelo a
su deformación con lo cual se corre el riesgo de "amasarlo" o compactarlo.
Figura: Variación de la Fuerza de cohesión y adhesión.

El potencial productivo de un suelo no sólo depende de la cantidad y balance de los


nutrimentos esenciales para las plantas, sino también de sus propiedades físicas,
las cuales muchas veces no se toman en cuenta y muchos laboratorios no
determinan. Hay que recordar que el desarrollo de la parte aérea depende del
desarrollo de la raíz, la que a su vez dependerá de que el suelo tenga un buen
balance de aireación y humedad. Dentro de las variables físicas importantes de los
suelos están: textura, contenidos de humedad, conductividad hidráulica,
consistencia y color del suelo, este último objetivo de este artículo.
Color del suelo como indicador
Como se mencionó anteriormente el color del suelo es una característica del suelo
que comúnmente se olvida, sin embargo, es una de las más obvias y usadas para
describir el suelo, así también para reconocer y describir los diferentes grupos
genéticos, de hecho, las primeras clasificaciones de los suelos, de hace cerca de
100 años, se basaban principalmente en el color y en la vegetación.
Como afecta el color del suelo
Aunque este indicador no tiene un efecto directo sobre el crecimiento y de las
plantas, puede afectar indirectamente la temperatura y humedad del suelo; a través
de su efecto sobre la energía radiante, mientras mayor cantidad de energía
calorífica esté disponible en el suelo, se causarán mayores grados de evaporación.
Por ejemplo, en el caso de un suelo oscuro, con alta energía radiante, se secará
mucho más rápido que uno de color más claro. Utilizando una cubierta vegetal o de
residuos de cultivo anterior puede reducir naturalmente esta diferencia. En cuanto
a color, los suelos son muy diversos, algunos característicos de color blanco, rojo,
café, gris, amarillo y negro. Los suelos húmedos o mojados presentan un color más
obscuro que los suelos secos. La razón es que los componentes sólidos del suelo
tienen propiedades refractivas muy diferentes de las del aire, por lo que la luz que
cae sobre un suelo seco es casi totalmente reflejada. Las propiedades refractivas
del agua y de las partículas del suelo son muy parecidas, por lo que una mayor
cantidad de luz penetra al suelo y mucha menos es reflejada. Esto es lo que genera
los colores más oscuros de los suelos húmedos o mojados.
El color del suelo es diferente en los
horizontes. Por ejemplo, una coloración
obscura en el horizonte superficial puede
deberse a un mayor contenido de materia
orgánica en la superficie

Otra condición que define la coloración


de los suelos es su contenido y estado
de los minerales de fierro y manganeso
y/o de materia orgánica. Los factores
de formación del suelo como la roca
madre, la vegetación natural y el clima,
son quienes en gran medida definen la
coloración de los suelos. Así un suelo
de color oscuro se debe a la materia
orgánica muy descompuesta y denota
alto contenido de humus o de
pequeñas partículas envueltas en
materiales húmicos altamente
polimerizados. Lo más común es que
los horizontes superiores de un suelo
sean más oscuros o presenten una coloración parda, esto es porque el contenido
de materia orgánica aumenta y tiende a tomar un color más oscuro al aumentar la
humificación. Sin embargo, la coloración oscura de un suelo nos es exclusiva del
contenido de materia orgánica, ya que los altos contenidos de sodio en el suelo
también pueden formar colores oscuros, esto debido a la disolución de la materia
orgánica que ocurre a pH superiores a 8 (muy alcalinos), la cual tiende a migrar a la
superficie. Otro factor que también puede generar tonalidades oscuras es la
presencia de MnO2, incluso también por la presencia de carbón elemental
inmediatamente después de la quema de residuos de cultivo. El efecto que tiene la
materia orgánica sobre la coloración de los suelos es mucho más marcada en los
arenosos que en los limosos y arcilloso, así un contenido de materia orgánica del
10 % en un suelo arenoso podrá generar una tonalidad bastante obscura, mientras
que ese mismo contenido pero en un suelo arcilloso apenas podrá generar un
pequeño cambio en el color.

Consideraciones del color del suelo como indicador


Los factores que definen el color del suelo son muy diversos, por lo que es muy
importante saber identificar si la tonalidad que presenta éste es debido a procesos
de formación del suelo (material parental) o bien si se trata de sólo una tonalidad
que se generó por un proceso de formación reciente. La coloración del suelo es un
indicador que puede utilizar tanto el productor como los especialistas en el tema,
considerando que ambos pueden relacionarlos con las propiedades del suelo.
Medición de la profundidad del suelo
Este método está basado en Lafitte (1994). El sistema radical de una planta madura
de trigo puede alcanzar una profundidad de 1 m o 1,2 m, pero, si las raíces
encuentran una barrera antes, detendrán su crecimiento y serán incapaces de
extraer agua y nutrientes con la consiguiente reducción del rendimiento potencial.
Si hubiera indicios de la existencia de un problema de este tipo, se deben identificar
estas barreras en dos o tres lugares del campo, si bien una sola exploración puede
ser suficiente cuando el cultivo es uniforme y está en un área nivelada. Si la cosecha
se ve diferente en diferentes zonas del campo, tendrá que medir la profundidad del
suelo en cada zona.

Para medir la profundidad del suelo


Excavar cerca de 40 cm ya que, por lo general, el piso de arado se forma a esta
profundidad; usar un toma-muestras de suelo desde aquí hasta 1 m de profundidad.
Determinar en las muestras de suelo de varios lugares si hay raíces presentes a
distintas profundidades.

En cuanto a cortes de carreteras o canteras en la zona también puede darle una


idea del perfil del suelo, pero no lo pueden sustituir plenamente para la medición de
la profundidad del suelo en el campo, ya que la profundidad del suelo puede variar
dentro de una región.
Usted necesitará una pala. Un barreno de suelo se puede utilizar en su lugar, pero
un toma-muestras se puede perder si el usuario no está familiarizado con el suelo
en un área. Además, un toma-muestras a menudo puede golpear piedras en el suelo
rocoso, lo que hace que el usuario crea que el suelo es menor de lo que realmente
es.

Seleccionar un área en la que las plantas sean uniformes y excavar con una pala,
preferiblemente cuando el suelo está cerca de la capacidad de campo ya que de lo
contrario la excavación puede ser dificultosa. Excavar hasta que se siente romper
una barrera; esta puede ser un piso de arado (suela de labor), una capa
impermeable o una capa salina. Si existieran dudas de que realmente se ha
encontrado una barrera, examinar las raíces para ver si penetran en la misma. De
lo contrario, anotar esta profundidad.
REFENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Porta Casanellas, J., López-Acevedo Reguerín, M., & Roquero de Laburu, C. (2003). Edafología:
para la agricultura y el medio ambiente. Recuperado de
http://bosques.ciren.cl/bitstream/handle/123456789/14463/Llibre03.pdf?sequence=2&isAllowe
d=y
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3

López, A. J. (2005). Manual de edafología. Departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química.


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Porta Casanellas, J., & López-Acevedo Reguerín, M. (2008). Introduccion a la Edafologia uso y
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https://digital.csic.es/handle/10261/150998

Dewis, J., & Freitas, F. (1970). Métodos físicos y químicos de análisis de suelos y aguas. Recuperado
de http://bosques.ciren.cl/handle/123456789/19718

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