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TEMA:

CÁTEDRA : Derechos humanos


CATEDRÁTICO : Dr. Esteban Eustaquio Apaza Flores
ALUMNAS : Apari Araujo, Carla.

Curi Gastelú, Solange Cristina

CICLO : XI

HUANCAVELICA – PERÚ
2019A
PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS ECONOMICOS,
SOCIALES Y CULTURALES “PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”

DEDICATORIA

Agradecer a Dios por todo lo que hemos recibido y


todo lo que aún está por llegar. El presente trabajo
va dedicado a las personas que día a día están con
nosotras, juntos y de la mano; caminamos y que
siempre nos brindan su apoyo incondicional para ser
profesionales exitosas.

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PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS ECONOMICOS,
SOCIALES Y CULTURALES “PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”

Contenido
DEDICATORIA ..................................................................................................................... 7

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 10

PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS


ECONOMICOS, SOCIALES Y CULTURALES “PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”
.............................................................................................................................................. 11

1. ANTECEDENTES .................................................................................................... 11

¿QUÉ ES EL PROTOCOLO DE SAN SALVADOR? ................................................ 11

¿CUÁL HA SIDO EL DESARROLLO DEL PROCEDIMIENTO DE SEGUIMIENTO


AL PROTOCOLO? ....................................................................................................... 12

2. PROTOCOLO ........................................................................................................... 12

3. MARCO JURÍDICO ................................................................................................. 14

4. VIGENCIA DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES


EN PERÚ. ......................................................................................................................... 16

5. PROGRESOS: ........................................................................................................... 16

6. ASPECTOS PROBLEMÁTICOS. ............................................................................ 18

7. RECOMENDACIONES. .......................................................................................... 21

CONCLUSIONES ................................................................................................................ 23

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SOCIALES Y CULTURALES “PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”

INTRODUCCIÓN

El Protocolo se suma a la Convención Americana sobre Derechos Humanos para asegurar


los Derechos Económicos Sociales y Culturales (DESC), teniendo presente que, si bien estos
derechos se han reconocido en instrumentos internacionales, tanto de ámbito universal como
regional, resulta de gran importancia que éstos sean reafirmados, desarrollados,
perfeccionados y protegidos en función de consolidar en América, sobre la base del respeto
integral a los derechos de la persona. Fue aprobado en 1988 y entró en vigor en 1999. A la
fecha, ha sido firmado por 19 países y ratificado por 16: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia,
Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Perú, Suriname, y Uruguay;

La relación del derecho constitucional peruano con los DESC no es nueva, y aunque estos
derechos no tienen como origen el derecho internacional, este último influenciará
irremediablemente en el ámbito constitucional.

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SOCIALES Y CULTURALES “PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”

PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCION AMERICANA


SOBRE DERECHOS ECONOMICOS, SOCIALES Y CULTURALES
“PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”

1. ANTECEDENTES
¿QUÉ ES EL PROTOCOLO DE SAN SALVADOR?
El sistema interamericano de derechos humanos tiene hoy en día una enorme legitimidad
dadas sus décadas de trabajo en la protección de derechos y en la sanción de algunos de los
más graves abusos cometidos por los Estados del hemisferio. La Convención Americana
sobre Derechos Humanos, un tratado directamente vinculante adoptado en 1969, es su
instrumento jurídico más importante. Esta Convención reconoce un amplio catálogo de
derechos humanos, crea la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), y define
las funciones y los procedimientos de la Corte IDH y de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH).

A pesar de ser de gran importancia para los derechos humanos, la Convención dedica
solamente un artículo a los derechos económicos, sociales y culturales (DESC). Con el fin
de llenar este vacío, los Estados americanos decidieron adoptar en 1988 el Protocolo
Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos
Económicos Sociales y Culturales, conocido como el “Protocolo de San Salvador” (en
adelante el Protocolo), incorporando una lista de DESC en la estructura regional americana
de derechos humanos como los derechos a la sindicalización, la salud, la alimentación, la
educación y al trabajo, entre otros.

Los Estados vinculados al Protocolo se comprometen a adoptar las medidas necesarias a fin
de lograr la plena efectividad de los derechos del mismo, y están obligados a presentar
informes periódicos sobre el avance en la aseguración de estos derechos que después serán
evaluados por un grupo de trabajo especializado. Este mecanismo de informes periódicos no
está reglamentado en el Protocolo, y fue necesario un tiempo importante para que los Estados
Partes se dieran a esta tarea.

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SOCIALES Y CULTURALES “PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”

¿CUÁL HA SIDO EL DESARROLLO DEL PROCEDIMIENTO DE SEGUIMIENTO


AL PROTOCOLO?
Más de diez años después su adopción en 1988, el Protocolo entró en vigor el 16 de
noviembre de 1999. El artículo 19 dispone que los Estados Partes se comprometen a
presentar, de conformidad con lo dispuesto en ese artículo, y por las correspondientes normas
que al efecto deberá elaborar la Asamblea General de la OEA, informes periódicos respecto
de medidas progresivas que hayan adoptado para asegurar el debido respeto de los derechos
consagrados en el Protocolo.

Después más de 15 años perdidos, en 2004, la República Argentina presentó un proyecto de


Resolución a la Asamblea General de la OEA para hacer realidad el seguimiento al Protocolo.
Como consecuencia, en junio de 2005, los Estados aprobaron las “Normas para la confección
de los informes periódicos previstos en el Protocolo de San Salvador”. Estas normas
establecen además que, para lograr el seguimiento al Protocolo, la presentación de los
informes debe ser regida por el principio de progresividad y por un sistema de indiciadores
de progreso. La aprobación de las normas dio un impulso importante al proceso. Sin embargo,
la Asamblea pospuso el inicio del mecanismo hasta tanto no se discutiera y acordara la
composición del Grupo de Trabajo para analizar los informes periódicos de los Estados Partes
del Protocolo, y hasta que no se aprobara por este mismo órgano la batería de indicadores
que guiarían el proceso.

2. PROTOCOLO
2.1.La Convención Americana señala en su preámbulo que "sólo puede realizarse el ideal
del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean condiciones que
permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales,
tanto como de sus derechos civiles y políticos".
2.2.Ciertamente, los requerimientos del derecho humano a una vida digna trascienden los
contenidos igualmente fundamentales del derecho a la vida (entendido en su sentido
más estricto), del derecho a la integridad personal, del derecho a la libertad personal,
de los derechos relacionados con el sistema de democracia representativa y de los

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demás derechos civiles y políticos. Al respecto, el preámbulo del Protocolo Adicional


a la Convención Americana sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
"Protocolo de San Salvador" reconoce en forma expresa:

. . .la estrecha relación que existe entre la vigencia de los derechos económicos, sociales y
culturales y la de los derechos civiles y políticos, por cuanto las diferentes categorías de
derechos constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en el reconocimiento de la
dignidad de la persona humana, por lo cual exigen una tutela y promoción permanente con
el objeto de lograr su vigencia plena, sin que jamás pueda justificarse la violación de unos
en aras de la realización de otros.

2.3.En el mismo orden de ideas, el actual Presidente de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, Profesor Antonio A. Cancado Trindade, señala que:

La denegación o violación de los derechos económicos, sociales y culturales, materializada,


por ejemplo, en la pobreza extrema, afecta a los seres humanos en todas las esferas de su
vida (inclusive civil y política), revelando así de modo evidente la interrelación o
indivisibilidad de los derechos humanos. La pobreza extrema constituye, en última instancia,
la negación de todos los derechos humanos. ¿Como hablar del derecho a la libre expresión,
sin derecho a la educación? ¿Cómo concebir el derecho a entrar y salir (libertad de
circulación), sin derecho a una vivienda? ¿Cómo contemplar el derecho a una libre
participación en la vida pública, sin derecho a alimentarse? ¿Cómo referirse al derecho a
la asistencia jurídica, sin tener presente, al mismo tiempo, el derecho a la salud? Y los
ejemplos se multiplican. En definitiva, todos experimentamos la indivisibilidad de los
derechos humanos, en la cotidianidad de nuestras vidas, y ésa es una realidad que no puede
ser dejada de lado. Ya no hay lugar a la compartimentación, se impone una visión integrada
de todos los derechos humanos.

2.4.En el presente capítulo la Comisión analiza el tema de los derechos económicos,


sociales y culturales en el Perú, cuya vigencia, como se verá, ha tenido avances en
los últimos tiempos, en algunos aspectos, mientras que en otros aspectos ha habido
retrocesos y situaciones en donde no ha habido mayor progreso.

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3. MARCO JURÍDICO

3.1.La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, que, tal y como
ha establecido la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tiene plenos efectos
jurídicos y es de cumplimiento obligatorio para todos los Estados miembros de la
OEA, contempla derechos económicos, sociales y culturales en sus artículos VII, XI,
XII, XIII, XIV, XV, XVI y XXII. Al respecto es significante destacar que el artículo
XI de la Declaración (Derecho a la Preservación de la Salud y al Bienestar), por
ejemplo, sujeta el derecho al "nivel que permitan los recursos públicos", mientras que
el artículo VII (Derecho de Protección a la Maternidad y a la Infancia) no contempla
tal condición, y constituye así una disposición de especial relevancia en lo relativo a
los derechos allí protegidos.
3.2.La Convención Americana, por su parte, ratificada por Perú en 1978, se refiere en su
artículo 26 a la obligación de los Estados de "adoptar providencias, tanto a nivel
interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y
técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos (…) en la
medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados".
En tal sentido, la CIDH reitera que:

…si bien el artículo 26 no enumera medidas específicas de ejecución, dejando que el Estado
determine las medidas administrativas, sociales, legislativas o de otro tipo que resulten más
apropiadas, expresa la obligación jurídica por parte del Estado de encarar dicho proceso
de determinación y de adoptar medidas progresivas en ese campo.

El principio del desarrollo progresivo establece que tales medidas se adopten de manera que
constante y consistentemente promuevan la plena efectividad de esos derechos.

3.3.Con respecto a esta misma materia, el Protocolo Adicional a la Convención


Americana sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, "Protocolo de San
Salvador" consagra el derecho al trabajo, a la seguridad social, a la salud, a la
alimentación, a la educación y a otra serie de derechos que, como el propio Protocolo

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señala en su Preámbulo, "no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado,
sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana". El Estado
peruano suscribió dicho Protocolo en 1988, y lo ratificó en 1995. En tal sentido debe
resaltarse que dicho Protocolo entró en vigencia recientemente, el 16 de noviembre
de 1999, y en atención a ello constituye actualmente un importante instrumento
internacional de obligatorio cumplimiento en Perú.
3.4.La República del Perú es parte también del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, adoptado en el marco de la Organización de
Naciones Unidas (ONU) en 1966, y ratificado por Perú. Dicho Pacto establece en su
artículo 11 que:

Los Estados partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel
de vida adecuado, para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda
adecuados, y a una mejora continua en las condiciones de existencia. Los Estados partes
tomarán medidas apropiadas para importancia esencial de la cooperación internacional
fundada en el libre consentimiento.

3.5.La Constitución política peruana de 1993 señala en su artículo 55 que los tratados
celebrados por Perú “forman parte del derecho nacional”. Tal disposición, por cierto,
implicó un retroceso respecto a la Constitución de 1979, en donde se contemplaba
que los tratados internacionales tenían rango constitucional.

3.6.Los mencionados instrumentos internacionales, junto a la Constitución peruana,


constituyen la principal normativa de carácter general que rige los derechos
económicos, sociales y culturales en el Perú. Además de los anteriormente
mencionados, existen diversos instrumentos internacionales especiales que se
relacionan con el tema bajo estudio, como los celebrados en el marco de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), por ejemplo, así como diversas leyes
nacionales sobre la materia.

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4. VIGENCIA DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y


CULTURALES EN PERÚ.

4.1.El carácter progresivo con que la mayoría de los instrumentos internacionales


caracteriza las obligaciones estatales relacionadas con los derechos económicos,
sociales y culturales implica para los Estados, con efectos inmediatos, la obligación
general de procurar constantemente la realización de los derechos consagrados sin
retrocesos. Luego, los retrocesos en materia de derechos económicos, sociales y
culturales pueden configurar una violación, entre otras disposiciones, a lo dispuesto
en el artículo 26 de la Convención Americana.
4.2.Al respecto, la CIDH estima importante resaltar que la Constitución peruana de
1993 eliminó algunas disposiciones importantes sobre derechos económicos y
sociales que existían en la Constitución de 1979, tales como el derecho a alcanzar un
nivel de vida que permita a la persona asegurar su bienestar y el de su familia (artículo
2.15), el derecho a la alimentación (artículo 18) y diversos aspectos relacionados con
el derecho al trabajo.
4.3.De acuerdo con lo anterior, y aun cuando como se verá infra, indicadores generales
sobre desarrollo señalan que en términos generales Perú ha ido progresando en
materia de derechos económicos, sociales y culturales, la Comisión debe reseñar que
la eliminación efectuada por Perú del carácter constitucional de algunos de tales
derechos constituye un retroceso en la materia.

5. PROGRESOS:
5.1.Los índices elaborados anualmente por el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo y por el Banco Mundial muestran, en términos generales, que durante los
últimos años y al menos en algunos sectores, la vigencia general de los derechos
económicos, sociales y culturales en Perú ha ido mejorando en forma progresiva. Ello
demuestra que el Estado peruano ha hecho esfuerzos importantes al respecto.
5.2.Sin pretender hacer un análisis exhaustivo, la Comisión se permite ejemplificar lo
dicho con algunos datos concretos. Al respecto, la comparación entre los Índices de
Desarrollo Humano (HDI o Human Development Index) del Programa de Naciones

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SOCIALES Y CULTURALES “PROTOCOLO DE SAN SALVADOR”

Unidas para el Desarrollo (PNDU), entre los años 1993 y 1997, refleja que en tal
período el nivel de desarrollo de Perú aumentó, y que asimismo Perú pasó a ocupar
una mejor posición en comparación con otros países.
5.3.En efecto, el índice antes mencionado es utilizado por el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNDU)para tratar de medir el desarrollo integral de los
países, mediante la obtención del promedio de tres índices específicos: expectativa
de vida, cobertura de la educación y nivel de ingresos. En tal sentido, dichos índices
señalan que Perú ocupaba en 1993 el lugar 91, entre los 174 países del mundo
estudiados por dicho Programa, con un índice de desarrollo humano de 0.694,
mientras que en el año 1997 ocupaba el lugar 80 entre los países, con un HDI de
0.739.
5.4.Por otra parte, la Comparación de los índices de desarrollo elaborados anualmente
por el Banco Mundial en su Reporte sobre el Desarrollo Mundial (World
Development Report) indican también, en general, situaciones de avance. Tales
índices cubren el estudio de 180 países miembros del Banco Mundial y miden
sectores diversos de la economía y del campo social, tales como población, índices
de precios, variables económicas, servicios públicos, índices de pobreza, educación,
salud y medio ambiente.
5.5.La CIDH considera que tales índices constituyen elementos importantes de
ilustración a tomar en cuenta al estudiar el tema del desarrollo. En tal sentido, la
comparación de los referidos índices del Banco Mundial en el período 1993-1998
muestran que el promedio de vida ha aumentado (de 67 a 69 años), que ha habido
disminución en la tasa de desnutrición infantil (de 11% a 8%) y en la tasa de
mortalidad infantil (de 52 a 40 niños muertos por cada mil nacimientos), que ha
aumentado el acceso a agua potable en la población urbana (de 76% a 91%) y que la
inflación se ha reducido drásticamente (del 49% al 9% anual).
5.6.Otro aspecto importante a destacar es que la pobreza extrema en el Perú se ha
reducido. Aun cuando se ha señalado que tal reducción presenta signos de
precariedad, por estar parcialmente sustentada en programas de donación de

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alimentos, la CIDH debe señalar que le parece positiva tal política estatal, relacionada
con el derecho humano elemental a la alimentación, a la salud y a la vida.
5.7.En sus observaciones al proyecto del presente informe el Estado destacó la existencia
e importancia del Programa de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI),
relacionado con el derecho a la propiedad. Perú explicó al respecto que en 1996 se
creó la Comisión de Formalización de la Propiedad Informal, destinada a tratar de
remediar la situación de más de seis millones de poseedores de viviendas informales
que carecían de títulos de propiedad sobre éstas. Señaló que al mes de abril del año
2000 se han formalizado por COFOPRI e inscritos en el Registro Predial Urbano un
total nacional de 823.066 títulos de propiedad, que producen a los interesados
beneficios en cuanto a seguridad jurídica, herencia familiar, eliminación de conflictos
e incentivo a la inversión. La CIDH considera positiva tal iniciativa del Estado
peruano.

6. ASPECTOS PROBLEMÁTICOS.

6.1.La CIDH estima que uno de los grandes retos que tiene el Estado peruano en materia
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales es lograr que en el futuro cercano los
efectos del crecimiento económico que ha tenido el país en los últimos años, y los
referidos avances en los índices de desarrollo impliquen mejoras en la calidad de vida
y en el acceso al trabajo, a la salud, a la alimentación, a la educación y a los demás
derechos esenciales del pueblo peruano.
6.2.En efecto, en Perú existen profundas diferencias en el goce efectivo de los derechos
económicos, sociales y culturales entre la población rural y la población urbana, y
existe, asimismo, una distribución profundamente desigual de la riqueza entre los
sectores más ricos y los más pobres del país.
6.3.El Comité del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha
sostenido al respecto que el Perú está constituido por tres sociedades diferenciadas,
que viven casi independientemente las unas de las otras y cuya división se basa en
factores étnicos, económicos, sociales, culturales y lingüísticos. La parte inferior de
la pirámide está compuesta por el grueso de la población, a saber, los indios indígenas

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del altiplano o de las montañas y de la jungla amazónica. La mayoría de ellos no habla


español, sino quechua o aimara, y están sumamente aislados y marginados. Por tanto,
no están en situación de ejercer efectivamente sus derechos económicos, sociales y
culturales.

Dada la situación descrita en el párrafo anterior, el Comité, aun consciente del elevado costo
de la reconstrucción de la infraestructura destruida durante varios años de violencia interna,
considera que los obstáculos más importantes al ejercicio de los derechos económicos,
sociales y culturales son, entre otros, los siguientes:

a) la ineficiencia en la solución de los problemas persistentes y graves de la pobreza; el


60% de los peruanos viven por debajo del umbral de la pobreza y no cuentan con
servicios de salud y de educación adecuados;
b) la enorme desigualdad en la distribución de la riqueza entre la población; c) la
ineficiencia en la puesta en práctica de la reforma agraria;
c) la falta de servicios sanitarios adecuados y la drástica reducción del gasto público en
el ámbito de la salud;
d) el empobrecimiento de las escuelas estatales durante el último decenio, junto con un
descenso de los sueldos de los profesores y el deterioro consiguiente de la calidad de
la enseñanza, acompañados de la pobreza creciente de las familias;
e) las formas de discriminación particularmente graves en relación con las mujeres, los
pueblos indígenas y otros grupos minoritarios, y las grandes desigualdades que
imperan en la sociedad peruana.
6.4.Con respecto a puntos específicos, la CIDH observa con preocupación que
importantes aspectos relacionados con el derecho al trabajo han sido desmejorados
en Perú. A nivel normativo, el hecho de que los derechos laborales, en general, hayan
perdido con la Constitución peruana de 1993 el rango que tenían en la Constitución
de 1979, y el hecho de que se hayan eliminado derechos de las mujeres relacionados
con la maternidad, constituyen, por ejemplo, claros retrocesos en materia de derechos
laborales.
6.5.Entre otros aspectos a destacar se encuentran el despido masivo de trabajadores, el
aumento en las tasas de desempleo y lo señalado por el Comité de Derechos
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Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas,


respecto a que Preocupa al Comité que muchos trabajadores no ganan el salario
mínimo establecido por la ley. También le preocupa que el salario mínimo es inferior
al costo de la canasta familiar básica, según reconoció la delegación peruana.
6.6.La Comisión considera particularmente relevantes los mencionados aspectos, puesto
que el derecho al trabajo es un derecho humano de muy especial relevancia, que atañe
al disfrute de muchos otros derechos. Al respecto, debe significarse que el derecho al
trabajo es el primero de los derechos a que se refiere el Protocolo de San Salvador.
Dicho instrumento, en sus artículos 6 y 7, establece que los Estados se comprometen
a "adoptar las medidas que garanticen plena efectividad al derecho al trabajo” y que
deben garantizar en sus legislaciones, de manera particular, "una remuneración que
asegure como mínimo a todos los trabajadores condiciones de subsistencia digna y
decorosa para ellos y sus familias".
6.7.La Comisión Interamericana, por otra parte, ha venido recibiendo diversas denuncias
respecto a los problemas que se presentan en Perú en relación al derecho a la
seguridad social. Durante su visita in loco a Perú la CIDH se reunió con varios grupos
de pensionistas que le informaron sobre la precaria situación en que se encuentran
viviendo. Asimismo, la Comisión fue informada que mediante el Decreto Legislativo
No. 817 el Estado peruano desconoció el principio de nivelación de pensiones que se
encontraba consagrado en el Decreto Ley N° 20530. Se señala que el nuevo Decreto
estableció de manera retroactiva nuevos criterios, y procedió a declarar ilegales
pensiones que se habían otorgado bajo el sistema anterior, afectando directamente o
indirectamente a miles de personas. Asimismo, la Comisión conoció que mediante el
Decreto Ley N° 25967 se desconocieron, también de manera retroactiva, los derechos
de miles de pensionistas sujetos al régimen pensionario administrado por el Instituto
Peruano de Seguridad Social. Al respecto, la Comisión fue informada que aunque el
Tribunal Constitucional declaró inconstitucionales los mencionados Decretos Leyes
Nos. 817 y 25967, el Estado promulgó nuevas leyes de similar contenido, y que en
los contados casos en que los pensionistas han logrado demandar y ganar en un juicio,
el Estado no ha cumplido con las sentencias definitivas y firmes dictadas en su contra.

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6.8.La Comisión considera que la situación de los pensionistas peruanos es un aspecto de


extrema importancia que el Estado peruano debe tomar muy en cuenta, teniendo
presente para ello que la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del
hombre, consagra en su artículo XV que:

Toda persona tiene derecho a la seguridad social que le proteja contra las consecuencias de
la desocupación, de la vejez y de la incapacidad que, proveniente de cualquier otra causa
ajena a su voluntad, la imposibilite física o mentalmente para obtener los medios de
subsistencia.

6.9.En el mismo sentido, el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre


Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “Protocolo de San Salvador”,
instrumento que como se indicó supra, acaba de entrar en vigencia y que establece
derechos muy importantes y obligaciones correlativas para los Estados partes,
consagra en su artículo 9 lo siguiente:

a) Toda persona tiene derecho a la seguridad social que la proteja contra las
consecuencias de la vejez y de la incapacidad que la imposibilite física o mentalmente
para obtener los medios para llevar una vida digna y decorosa. En caso de muerte del
beneficiario, las prestaciones de seguridad social serán aplicadas a sus dependientes.
b) Cuando se trate de personas que se encuentran trabajando, el derecho a la seguridad
social cubrirá al menos la atención médica y el subsidio o jubilación en casos de
accidentes de trabajo o de enfermedad profesional y, cuando se trate de mujeres,
licencia retribuida por maternidad antes y después del parto.
6.10. En lo concerniente al derecho a la salud, la CIDH ha recibido denuncias que indican
que el Estado peruano ha cambiado las reglas sobre el tema y ha desmejorado las
condiciones que existían respecto al disfrute efectivo de tal derecho por la población
peruana.

7. RECOMENDACIONES.
De acuerdo con las consideraciones anteriores, la Comisión recomienda al Estado peruano:

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a) Que otorgue debida prioridad en su política macroeconómica a la solución de los


problemas persistentes y graves de la pobreza, así como a las grandes desigualdades
que imperan en la sociedad peruana, pues tales factores tienen un impacto muy grande
en el disfrute efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales.
b) Que otorgue debida importancia y respeto a todo lo concerniente a los derechos
laborales, tanto en la legislación como en las políticas públicas.
c) Que tome las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de la legislación
sobre salario mínimo, el cual debe ser suficiente para cubrir el costo de la canasta
familiar básica.
d) Que tome medidas para garantizar que se respeten los derechos adquiridos en materia
de pensiones, y, por otra parte, que el monto de las pensiones que se fijen sea
suficiente para cubrir, como mínimo, el costo de la canasta familiar básica.
e) Que otorgue debida importancia a que los cambios en los sistemas de salud no
impliquen un menoscabo del derecho a la salud de todos los peruanos y peruanas.

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CONCLUSIONES

1. La positivación de los derechos económicos, sociales y culturales ha sido objeto de


desarrollo por el derecho internacional de los derechos humanos tanto en el sistema
universal como en el sistema regional americano.
2. La protección de los derechos económicos, sociales y culturales debe ser objeto de
una visión integral, que comprenda también los derechos civiles y políticos, y los
derechos de las grandes colectividades, a fin de potenciar en última instancia la
dignidad, la igualdad y la libertad del ser humano.
3. La vigencia y el aseguramiento de los derechos económicos, sociales y culturales
requiere, entre otros requisitos y exigencias, de voluntad política de los Estados, de
políticas públicas en el ámbito económico, social y cultural, de la disponibilidad de
recursos de diversa índole, de la participación de la colectividad y de la cooperación
internacional.
4. Los mecanismos de protección y de supervisión y control de los derechos
económicos, sociales y culturales son deficientes o inexistentes en muchos de los
casos, y no han sido desarrollados de manera satisfactoria por los Estados,
fundamentalmente por falta de voluntad política y por falta de utilización o
disponibilidad de recursos al máximo.
5. No obstante, la doctrina y la jurisprudencia internacional se han venido desarrollando
progresivamente respecto a la protección de los derechos económicos, sociales y
culturales. La Corte Interamericana y la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos han venido interpretando extensivamente la Carta de la OEA, la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y los artículos
respectivos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (arts.17, 19, 21 y
26) respecto a la protección de estos derechos.
6. Se requiere, por lo tanto, de un mayor desarrollo de la jurisprudencia nacional e
internacional en materia de protección de los derechos económicos, sociales y
culturales, pero fundamentalmente, se requiere de una voluntad política firme y
coherente de los Estados, y de acciones y políticas públicas concretas para satisfacer

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las aspiraciones legítimas de las grandes colectividades y las exigencias de los


derechos económicos, sociales y culturales, a fin de que se garantice su existencia
real y efectiva, y se conviertan progresivamente en derechos ejercitables por el común
denominador de los seres humanos.
7. Los derechos económicos, sociales y culturales han sido reconocidos en el sistema
interamericano tanto en instrumentos declarativos como convencionales, y se han
establecido algunos mecanismos de protección en el marco del sistema de casos, del
sistema de informes periódicos y de acciones urgentes. El presente artículo trata sobre
el desarrollo de la protección de los DESC en el sistema interamericano, más
específicamente en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Protocolo de San Salvador y
los instrumentos establecidos por la Convención Interamericana de Derechos
Humanos.

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BIBLIOGRAFÍA

1. FLORENTÍN MELÉNDEZ.
2. LAURA ELISA PÉREZ GÓMEZ.
3. LAURA ELISA PÉREZ GÓMEZ.
4. CONSTITUCIÓN POLITICA DEL PERÚ 1993.
5. PROTOCOLO DE SAN SALVADOR.

pág. 25

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