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Tema 5: El Feudalismo desde dos interpretaciones historiográficas diferentes.

INTRODUCCIÓN
Durante los decenios en torno al año mil, se desarrollaron los rasgos de una nueva
ordenación de las relaciones humanas: lo que se ha denominado como el
Feudalismo.
Simple revelación de un movimiento de gran amplitud que se había iniciado en la
época carolingia y cuya evolución precipitaron las invasiones de los siglos IX y X. En
las regiones más evolucionadas, es decir, en Galia, llega a su término durante los
últimos decenios del siglo XI. No afecta a Germania, pero de modo especial en
Italia, resiste el contacto de estructuras contrarias cuyos pilares son la vitalidad
urbana y la animación más precoz de las corrientes monetarias.
Esta mutación de las bases políticas y sociales se acomodaba indiscutiblemente a la
situación de una economía agraria dominada por una aristocracia cuya influencia
habían reforzado las campañas militares, y a su vez influyó, de manera muy directa,
en la evolución económica. El feudalismo sirvió de marco a la evolución económica
en un nuevo orden, cuyos beneficios tuvieron un papel determinante en el desarrollo
interno de la economía europea. Sin embargo, no olvidemos que las verdaderas
estructuras del mundo occidental eran espirituales, y los aspectos de la realidad
económica eran simples acompañantes. Las transformaciones de la economía se
realizaban lentamente y no tenían un carácter llamativo.
(Georges Duby: “Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de la economía
europea 500 – 1200”, págs. 104)

SERGI:

“El régimen feudal había incorporado a todo el régimen agrario y señorial


extendiéndose desde la Edad Media hasta la modernidad.
En 1748 Montesquieu definió el feudalismo como un sistema deletéreo (letal) que
preveía distintos tipos de señoríos sobre una misma cosa o sobre las mismas
personas: Lo que lamentaba era que se perdiese la unidad de la conducción política
y que se produjese una regla tendente a la anarquía y una anarquía tendente al
orden y a la armonía. Sobre la base de estas interpretaciones, el feudalismo
resultaba el fruto del desmembramiento del patrimonio estatal y del poder público en
favor de una aristocracia militar y fundiaria; todos los miembros de esta estaban
coordinados entre sí por vínculos de subordinación y fidelidad.
Voltaire en cambio, juzgó el feudalismo como un sistema característico de cualquier
sociedad en la que un pueblo se hubiese colocado militarmente por encima de otro,
imponiendo su propia aristocracia armada.
Marx recurrió a la etiqueta de “feudalismo” para definir un tipo de organización
fundiaria y un sistema de relaciones de producción: en conjunto, una fase
precedente al capitalismo es uno de los conceptos marxistas transmitidos más
eficazmente a la cultura común. La idea feudal resulta así desplazada del plano
jurídico-militar al plano económico-social, y por feudalismo se entiende la
dependencia y la explotación político-económica de los campesinos: no asalariados,
obligados a la obediencia y a diversas prestaciones por el hecho de estar inscritos
en la gran hacienda agrícola señorial”. (Sergi, G. 1998)

PERRY ANDERSON

Perry Anderson (Londres, 1938), ensayista e historiador marxista. Ha intentado


centralmente definir la unidad, las limitaciones y las perspectivas (según sus propias
palabras “el balance histórico”) del marxismo occidental.

En sus primeros libros, “Transiciones de la Antigüedad al feudalismo” (1974) y “El


Estado absolutista” (1974), intenta rastrear, dos vínculos históricos desatendidos:
entre el mundo clásico y el feudalismo y entre el feudalismo y el estado absolutista.
El primero explica la emergencia del feudalismo a partir del “derrumbe convergente”
de dos modos de producción precedentes y distintos: el modo de producción
esclavista, que había caracterizado al mundo grecorromano y los modos “primitivo-
comunales” de los invasores germanos del Imperio Romano. El nuevo modo feudal
de producción estaba “dominado por la tierra y la economía natural” y produjo
finalmente una civilización unificada, que representaba un gran avance respecto de
“las comunidades mosaico de la Edad Oscura”. Sin embargo, las propias
contradicciones del feudalismo, como la existente entre “su rigurosa tendencia a la
descomposición de la soberanía y las exigencias absolutas de una autoridad final”
contribuyeron a su declinación.
En “El Estado absolutista”, Anderson describe al Estado absolutista como “el
legítimo heredero político” del feudalismo. El libro cubre el desarrollo del
absolutismo en Europa occidental y oriental, contrastándolo con el desarrollo
estructural de los imperios otomano y japonés. Modificando las propias
formulaciones de Marx, Anderson sostiene que el “pasaje al capitalismo” en Europa
fue posible gracias a la concatenación (encadenamiento) de los modos de
producción antiguo y medieval y no fue el resultado de una transición lineal desde el
primero hasta el último.

Guerreau “El feudalismo un horizonte teórico” Acerca de Perry Anderson (p. 114-115)

El verdadero lugar de nacimiento del complejo feudal había sido la parte occidental
del continente europeo, el antiguo territorio de los Carolingios. Seguidamente se fue
extendiendo, de forma lenta y desigual a Inglaterra, España y Escandinavia; luego,
más dificultosamente, alcanzó a Europa oriental, donde sus elementos
constituyentes y sus diversas fases conocieron numerosas dilataciones y
distorsiones (p. 238)

Todos los modos de producción en las sociedades anteriores al capitalismo


recurrieron a la coerción extraeconómica para obtener de los productores
inmediatos un plustrabajo.... es por tanto fundamentalmente imposible interpretarlos
a partir de simples relaciones económicas.... las superestructuras de parentesco, de
religión, de derecho o estatales entran necesariamente en la estructura constitutiva
del modo de producción. Intervienen directamente en la red interna de extracción de
los excedentes. (El estado absolutista, ed. fr., II, p. 230)

La particularidad de ese sistema (feudal) reside en el doble carácter de las


relaciones que establece al unísono entre los productores inmediatos y la capa de
no productores que se apropiaban de su plustrabajo, y en el seno mismo de la clase
explotadora de los no productores. Ya que el feudo era en esencia el privilegio
económico que se otorgaba -una tierra- a cambio de una prestación de servicio
armado, el beneficiario quedaba investido de los derechos judiciales sobre los
campesinos que trabajan la tierra. Se trataba siempre, pues, de una amalgama de
propiedad y de soberanía, en la cual la naturaleza parcial de una, acompañaba al
carácter privado de la otra: la tenencia condicional iba estructuralmente ligada a la
jurisdicción individual. El debilitamiento originario de la propiedad absoluta de las
tierras se complementaba así con el fraccionamiento de la autoridad pública en
eslabones jerárquicos. (ibid., p. 235)

Anderson proporciona incidentalmente una caracterización esencial del feudalismo


europeo, “ese sistema altamente integrado y extremadamente diversificado a la
vez”.

Perry Anderson (EL MISMÍSIMO) “Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo”

“El feudalismo fue un modo de producción dominado por la tierra y por la economía
natural, en el que ni el trabajo ni los productos del trabajo eran mercancías. El
productor inmediato -el campesino- estaba unido a los medios de producción -la
tierra- por una relación social específica. La fórmula literal de esta relación la
proporciona la definición legal de la servidumbre: glebae adscripti, o adscriptos a la
tierra; esto es, los siervos tenían una movilidad jurídicamente limitada. [...] La
propiedad agrícola estaba controlada privadamente por una clase de señores
feudales que extraían un plusproducto del campesinado por medio de relaciones de
compulsión político - legales. [...] era una amalgama jurídica de explotación
económica con autoridad política.” (pág. 147)
“Las funciones del Estado se desintegraban en una distribución vertical de arriba
abajo, precisamente en cada uno de los niveles en que se integraban por otra parte
las relaciones políticas y económicas. Esta parcelación de la soberanía era
consustancial a todo el modo de producción feudal.” (pág. 148)

“...la fusión estructural de lo económico y lo político que definió al modo de


producción feudal no podía reducirse únicamente a la extracción señorial del
plusproducto agrícola. La coerción extraeconómica de carácter político - militar fue
utilizada también con toda libertad por las oligarquías patricias que llegaron a
dominar las ciudades medievales: expediciones armadas para imponer monopolios,
incursiones de castigo contra los rivales, campañas para imponer peajes y levas
(reclutamiento forzoso de masas campesinas) al campo circundante.”
(Perry Anderson, “Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo”, pág. 196)

“...la condición estructural que posibilitó este poder y esta prosperidad urbana fue la
parcelación de la soberanía característica del modo de producción feudal en
Europa.”
(Ídem, págs. 197 y 198)

GEORGES DUBY

Georges Duby (Francia, 1919-1996). Historiador que se especializó en la historia


social y económica de la Edad Media. Se encuentra entre los historiadores
medievales más influyentes del siglo XX. A Duby se le inscribe en la escuela de los
Annales, más aún, hace parte de la tercera generación de Annales. Sus obras
tienen algunas características estructuralistas, aunque no se reduce sólo al
estructuralismo.
Particularmente especializado en los siglos X, XI y XII de la Europa occidental, Duby
estuvo asociado con la Escuela de los Annales, fundada en 1929 por Marc Bloch y
Lucien Febvre, que promulgaban una Nueva Historia, con énfasis en los procesos
de larga duración, sociales y económicos, y que tuvo luego como máximo
exponente a Fernand Braudel.
Su estudio sobre la base material del Medievo le permitirá irrumpir con agudeza en
la historia de las mentalidades, analizando el utillaje mental (vocabulario, sintaxis,
lugares comunes, cuadros lógicos, etc.), de entonces de un modo nuevo. Pues,
según Duby, si se da demasiada autonomía a las estructuras mentales se tiende a
caer en círculos viciosos.
Yolanda Guerrero Navarrete (Universidad Autónoma de Madrid) acerca de Duby:
“Georges Duby pertenece por derecho propio a esta segunda generación. Es, sin
duda, su generación. Obras como Economía rural y vida campesina en Occidente o,
sobre todo, Guerreros y Campesinos así lo avalan. (…)
Indudablemente el estructuralismo estimuló y obligó a renovar la práctica histórica
de arriba abajo. La obra de Georges Duby es una de las más fecundas a este
respecto (…) “Los tres órdenes o lo imaginario del feudalismo” (…) “Hombres y
estructuras en la Edad Media”. De ahí, en definitiva surgiría la novedosa historia de
las mentalidades, en cuya creación aparece indisolublemente asociado el nombre
de Georges Duby.
El excesivo estructuralismo de los Annales fue el aspecto más criticado desde otras
teorías (…) especialmente desde la corriente marxista renovada de la historia social
(…). Asimismo, se afirma, la historia mayoritaria de Annales ha negado la
centralidad de las relaciones de producción, autoridad y explotación en el proceso
histórico, mostrándose asi extraña a todo análisis de cambio social. Por ello,
muchos autores empiezan ya a hablar de una “tercera generación de Annales” que
ha superado, a pesar de Braudel, las cárceles del estructuralismo.
Georges Duby, no permaneció ajeno tampoco a estos cambios (…). Creo que lo que
provocó la evolución de Duby hasta la superación del en cierta medida estéril
estructuralismo fue su relación, calificada por algunos de ambigua y por otros de
pragmática, con el marxismo. En este campo, es mejor dejar hablar al propio Duby :
“en mi formación –afirma-, en mi historia personal, la toma en consideración
del marxismo fue desde el principio totalmente independiente de su utilización
por formaciones políticas, lo que me otorga en relación con él, una gran
libertad… Por eso, para mí, el marxismo no ha sido nunca ni el sostén de un
entusiasmo político ni un dogma intangible. Para mi es, entre otras cosas, un
instrumento de análisis, con una increíble eficacia heurística… Mi deuda con
el marxismo es inmensa”. La arquitectura de guerreros y campesinos, que reposa
casi enteramente sobre los conceptos de clase y las relaciones de producción
hubiera sido imposible sin la fecunda amistad que unió a Georges Duby con Rodney
Hilton”.

Duby respecto al marxismo: “Cuando lo conocí, el marxismo me fue presentado


como una filosofía entre otras… Personalmente, le debo los métodos de
investigación que fueron esenciales en mis primero pasos. Creo que es imposible
abordar un objeto de investigación histórica, cualquiera que sea, sin informarse, en
primer lugar, acerca de la manera en la que está anclado en la materialidad. Solo
que no soy materialista y que no creo en la última instancia”[4] No solo no cree en la
última instancia, sino que también proclamo que los fenómenos
“superestructurales”, para retomar la conceptualización marxista, tienen tanta
importancia como los fenómenos materiales[5].

Duby (FEUDALISMO):

“El empleo de la palabra feudalismo que hicieron los historiadores marxistas para
definir una de las fases principales de la evolución económica y social se justifica
por el papel que el feudalismo —en su sentido amplio, es decir, las formas que
revistió el ejercicio del poder en Europa occidental a partir del año mil— ha
desempeñado en la ordenación de las nuevas relaciones entre las fuerzas
productivas y los que obtenían provecho de ellas. Por esto, interesa examinar con
atención este cambio fundamental del marco político.

El feudalismo se caracteriza, en primer lugar, por la descomposición de la autoridad


monárquica, y hemos visto que la impotencia de los reyes carolingios para contener
las agresiones exteriores había acelerado, en el siglo IX, la dispersión de su poder.
La defensa del país, función primordial de la realeza, pasó de manera irreversible,
pero muy rápida, a manos de los príncipes regionales. Después, poco a poco, la
mayor parte de los grandes principados se disgregaron a su vez de la misma forma
que se habían disgregado los reinos. Jefes de menor importancia, los condes en un
primer momento y más tarde, cerca del año mil, los hombres que mandaban las
fortalezas, lograron su independencia con respecto a los príncipes.” (Georges Duby:
“Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de la economía europea 500 – 1200”,
págs. 106 y 107)

“En el plano económico, el feudalismo no es sólo la jerarquía de las condiciones


sociales que aspira a representar el esquema de los tres órdenes; es también —y
ante todo, sin duda— la institución señorial. No es nueva, pero la evolución del
poder, político la ha remodelado insensiblemente.” (Ídem, pág. 111)

había campesinos que llegaban a reunir más tierras de las que podían explotar
personalmente, que concedían las sobrantes a vecinos menos afortunados y
recibían por este hecho una renta de tipo señorial.
Todo esto no impide que la sociedad feudal se ordene en dos clases, una de las
cuales, la de los señores, engloba la categoría de los eclesiásticos y la de los
caballeros. Y la conciencia que esta clase adquiere de sí misma hace que se
considere escandaloso, si no pecado, el hecho de que un trabajador pueda elevarse
por encima de su condición hasta el punto de compartir los privilegios de sacerdotes
y guerreros, de vivir en el ocio gracias al trabajo de otro. (Ídem, pág. 111)

La sociedad es un cuerpo en el que intervienen, sin que sea posible disociarlos, sino
en razón de su análisis, los factores económicos, los políticos y los mentales.
La investigación de las articulaciones hace aparecer desde el principio a cada una
de las fuerzas en acción como dependiente del movimiento de todas las otras, pero
se halla, sin embargo, animada por un arranque que le es propio

“¿En qué se han transformado los lazos de hombre a hombre, las relaciones
territoriales entre señores y feudatarios, la jurisdicción feudal? Más preocupados por
estudiar las novedades que las permanencias, los historiadores no han otorgado
aún a estas cuestiones la suficiente atención. Segundo campo de investigación, casi
virgen y que promete ser fecundo: las actitudes mentales. ¿Acaso la “feudalidad”
no es ante todo un estado de ánimo, un complejo psicológico formado en el
pequeño mundo de los guerreros que poco a poco se han transformado en nobles?
En principio, conciencia de superioridad de un Estado caracterizado por la
especialización militar, y que supone el respeto a ciertas consignas morales, las
prácticas de ciertas virtudes; idea conjunta de que las relaciones sociales se
organizan en función del compañerismo en el combate; nociones de homenaje,
dependencia personal que ocupan un primer plano y que sustituyen a todas las
formas anteriores de vinculación política. Esta disposición mental se manifiesta a
través de diversos signos: sobre todo a través de gestos rituales y también de
palabras”. (Georges Duby, Hombres y Estructuras de la Edad Media, p. 19-20)

Duby, no podía prescindir para su estudio, de estudiosos de la semántica como


Hollyman. El estudio de los términos de valores es igualmente rico: barón o vasallo,
que califican al hombre que practica las virtudes específicas del guerrero como la
valentía, el coraje o la lealtad y el alto nacimiento. Para designar los defectos
compatibles con el origen noble, como el orgullo, la crueldad, la desmesura o la
infidelidad hacia el señor se emplea el término “felón”, mientras que las actitudes
más chocantes, aquellas que los hombres bien nacidos no pueden realmente
permitirse, se expresan mediante adjetivos como villano o culver, que manifiesta la
inferioridad de condiciones. (ídem, p. 21).

[1] Datos extraídos de Wikipedia y


https://introduccionalahistoriajvg.wordpress.com/2013/04/21/perry-anderson-1938/
[2] Datos de Duby sacados de Wikipedia y https://gloriaquinterorojas.wordpress.com/88-2/
[3] http://revistas.um.es/medievalismo/article/viewFile/52241/50391

[4] Duby, Georges. El ejercicio de la libertad, entrevista realizada por JBrochier y Michel
Pierre. Publicada en el Magazín litteraire, N° 164, setiembre de 1980.
[5] Según la teoría marxista, la base o infraestructura es la base material de la sociedad
que determina la estructura social, el desarrollo y el cambio social.1 Incluye las fuerzas
productivas y las relaciones de producción. De ella depende la superestructura, es decir, el
conjunto de elementos de la vida social dependientes de la base o infraestructura

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