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TECNICAS DE INVESTIGACION

TUTOR:

ALEJANDRA MARIA PEÑA

GRUPO:

100104 -346

PRESENTADO POR:

RAMON I. ORDOÑEZ RUIZ

C.C: 84.084950

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA “UNAD”

ESCUELA DE CIENCIAS BÁSICAS, TECNOLOGIAS E INGENIERÍA

NOVIEMBRE DEL 2013


INTRODUCCIÓN

Con la realización de este trabajo colaborativo tiene el propósito de identificar por medio de una
investigación histórica, los cambios de las Fuerzas Militares en los últimos años lo cual ha venido
desencadenando una serie de resultados en pos de la seguridad de nuestro País, el cual se ha
encontrado a lo largo de casi 5 décadas influenciado por la violencia de grupos de izquierda y de
derecha los cuales se han dedicado al Narco-Terrorismos. Esto para lograr el tema que vamos a
tratar, “LOS PROCESOS DE PAZ EN COLOMBIA”

Lo cual queremos traer a colación errores del proceso de paz de hace 10 años. Entre los errores
que se cometieron durante el proceso de paz del Caguán, no tener una estrategia clara fue uno de
los destacados durante el foro ’Caguán 10 años: más allá de un proceso de paz’

PLANTEAMIENTO

Esta investigación está orientada a destacar los errores cometidos en el proceso de paz de hace
10 años en el Caguan, y el papel de las Fuerzas Militares para que diez años después de un fallido
proceso se vuelva a hablar de dialogo de paz nuevamente.

Estas lecciones fueron elaboradas a partir de la reflexión conjunta entre representantes de


The United States Institute of Peace (Usip), The Center for Latin American Studies of the
School of Foreign Service at Georgetown University, el Programa de investigación sobre
conflicto armado y construcción de paz (ConPaz) de Ciencia Política de la Universidad de
los Andes y el Equipo de iniciativas de paz del Centro de investigación y educación popular
(Cinep/PPP)

El 20 de febrero se cumplió el décimo aniversario de la ruptura de los diálogos entre el gobierno


colombiano durante la administración Pastrana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
Colombianas (FARC-EP). Hace 10 años que la sociedad colombiana vive bajo la sombra del
Caguán; una experiencia cuyo legado ha sido el descarte de la opción del diálogo como el
camino preferencial para la paz. Debido a las frustraciones generadas por el proceso del Cagúan,
algunos sectores sociales y políticos lo recuerdan con una gran carga negativa, ignorando o
descalificando cualquier propuesta para una solución negociada. A diez años de distancia, es
tiempo de retomar la conversación, analizar y debatir los errores del Caguán, y sacar lecciones
objetivas de la experiencia que sean insumos para construir alternativas para el futuro de un país
que ha puesto una cuota demasiado alta de sangre, sufrimiento y destrucción. A continuación, y
con objeto de animar esta reflexión, queremos presentar al menos diez de estas lecciones.

Leccion 1

Se pueden rechazar elementos del modelo de negociación con las FARC-EP en el Caguán sin
descartar de plano la opción de una solución negociada.

Diez años después del Caguán, Colombia sigue en guerra. Las FARC y el ELN están debilitados,
pero han unido esfuerzos y han adaptado sus tácticas a las nuevas realidades colombianas. Su
capacidad para atacar sigue siendo considerable, al igual que su capacidad para reclutar nuevos
combatientes. Al mismo tiempo, las Fuerzas Armadas colombianas han consolidado una notable
capacidad ofensiva. Sin embargo, tras seis décadas, ningún lado ha podido ganar la guerra. Hace
falta una solución política que pueda llevar a un acuerdo de paz y a la reconciliación de los
colombianos y las colombianas.
Lección 2

Una estrategia para hacer la paz debe construir sobre las lecciones que han dejado procesos
anteriores, sobre todo los fracasos.

En Colombia se ha fallado al no construir las estrategias de negociación a partir de las lecciones de


los procesos de paz que el país ha vivido en los últimos treinta años. Ello ha llevado a que se
vuelvan a cometer errores de procesos anteriores. Por ejemplo, al no haber aprendido de las fallas
de la dinámica de verificación de los acuerdos de cese al fuego firmados durante la administración
del presidente Belisario Betancur, en la administración del presidente Andrés Pastrana se adelantó
el despeje de la zona del Caguán sin establecer con claridad la manera como se haría la
verificación de la misma. Y este fue un elemento que incidió fuertemente en el fracaso de la
negociación.

Lección 3

No es viable una negociación exitosa en medio del escalamiento de la confrontación armada y del
incremento de las infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).

Durante el proceso del Caguán tanto el nivel del conflicto armado como de las infracciones al DIH
alcanzaron los mayores niveles en la Colombia contemporánea. En los acuerdos firmados en el
Caguán (sobre todo el Acuerdo de San Francisco), se acordó la necesidad de reducir la violencia
como condición de la sostenibilidad del proceso de paz. Se requiere, por tanto, que las partes
asuman un horizonte de tregua para garantizar las condiciones para una negociación exitosa,
definiendo el momento y la manera idónea para la negociación de un eventual cese al fuego.

RECOLECCION DE LA INFORMACION

La gran encuesta abre otro frente de preocupación: la paz. Si en septiembre 77 por ciento de los
entrevistados respaldaban las negociaciones con las FARC, ahora 20 por ciento menos lo hace. Y
la proporción de optimistas y pesimistas frente al resultado del proceso se ha invertido. Entonces,
54 por ciento creía que se llegaría a un acuerdo y a la desmovilización de las FARC, mientras 41
por ciento era escéptico. Hoy, esa proporción es exactamente opuesta: 54 por ciento cree que no.
Y un 56 por ciento de los encuestados se dice en desacuerdo con la estrategia de total hermetismo
del gobierno frente a lo que está pasando en La Habana.

La opinión pública frente a un proceso de paz es por definición frágil, voluble, en especial en un
país como Colombia, que viene de la experiencia decepcionante del Caguán y de una década de
demonización de la contraparte. Por eso, las encuestas sobre este tema deben tomarse con
cuidado. A la vuelta de unas semanas, un anuncio positivo sobre un acuerdo en la mesa podría
cambiar completamente la percepción ciudadana sobre el proceso. Además, la indignación y el
pesimismo que despertó el fallo sobre el diferendo con Nicaragua seguramente contaminan los
sentimientos frente a la mesa de La Habana.

Sin embargo, una caída de 20 puntos en el respaldo a la negociación no es un dato para ser
desoído. Ni por las Farc, pese a que no crean en las encuestas, ni por el gobierno, para el cual la
sostenibilidad del proceso depende en inmensa medida de la opinión pública. Más allá del ‘efecto
Nicaragua’, lo que estos datos parecen reflejar es que en la Colombia urbana el tiempo corre en
contra del proceso y que la estrategia de silencio total del gobierno frente al mismo y la de
declaraciones diarias de las Farc pueden estar conspirando contra su éxito.

Han pasado tres meses desde que se hicieron públicas las conversaciones secretas con las FARC
en La Habana y el acuerdo suscrito con ellas para enrugar la negociación. El jueves 29 terminó la
primera ronda de 11 días, y los anuncios fueron parcos: el tema agrario apenas empieza a
discutirse, habrá página web desde el 7 de diciembre y participación de la sociedad civil en un foro
en Bogotá, diez días después, al que no asisten ni el gobierno ni la guerrilla. Anuncios de
mecánica. Y solo desde el año entrante, cuando las propuestas de ese foro se reciban en la mesa,
el 8 de enero, empezará en serio la discusión del primer punto de la agenda, casi seis meses
después de firmado el acuerdo de La Habana.

Esos tres meses de limbo, durante los cuales solo tuvieron lugar la instalación en Oslo y el discurso
de Iván Márquez, son, seguramente, responsables del creciente pesimismo frente al proceso. Pese
a la buena nueva del cese unilateral de hostilidades, la intervención del segundo hombre de las
FARC y las múltiples entrevistas de sus compañeros reforzaron la percepción de que esta guerrilla
no va por un final negociado del conflicto sino por una conversación prolongada sobre todos los
temas del país (por algo la ya muy desfavorable imagen de su comandante, Timoleón Jiménez,
subió 7 puntos, de 74 a 81 por ciento).

Puede que vengan anuncios que cambien esa tendencia, pero, en términos prácticos, para la
percepción pública, el resultado del proceso entre agosto y noviembre, es mínimo. El tiempo
conspira contra el respaldo popular a la negociación. El gobierno parece entenderlo claramente,
pero no así las FARC.

Esto explica el pesimismo. Pero la caída del respaldo al proceso, que es aún más pronunciada,
tiene otra razón. Paradójicamente, lo que más necesita la negociación para su éxito se ha vuelto
una espada de doble filo: el total silencio del gobierno está afectando negativamente el apoyo
público a las negociaciones en Cuba. Es elocuente que la imagen desfavorable de Humberto de la
Calle, jefe de los negociadores del gobierno, aumentó de 27 a 43 por ciento.

No se trata de que los voceros del gobierno empiecen a competir en declaraciones cotidianas con
las FARC. Eso llevaría lo que se discute en la mesa “a los micrófonos”, como previno De la Calle.
La estrategia de discreción absoluta sobre lo que hablan los negociadores es tan adecuada como
las condiciones que han impedido que sus sesiones se conviertan en un show mediático como el
del Caguán. Sin embargo, ese silencio oficial se ha traducido en que no se ve la necesidad de
hacer la indispensable pedagogía sobre el proceso, su justificación y su necesidad.

FUENTE PRIMARIA

Se obtendrá de acuerdo al material antes mencionado, con las encuestas y el seguimiento del
proceso de acuerdo a los avances positivos en la mesa de negociación, de acuerdo a las
peticiones y exigencias de ambas partes.

FUENTE SEGUNDARIA

Toda la encontrada de acuerdo a los intentos fallidos de paz en Colombia, biografía del proceso de
Caguan, documentos y experiencias sobre el pacto de Ralito, el proceso de Justicia Y Paz con los
grupos para militares, estos para rescatar aspectos positivos y negativos para implementar en un
nuevo proceso.

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