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Teoría y Crítica de la Música I - Prof.

Adriana Cornú - Apuntes de cátedra 1

RAVERA ROSA MARÍA (1996)


EL ARTE ENTRE LO COMUNICABLE Y LO INCONMENSURABLE: DOS TIEMPOS
Arte e Investigación. Revista científica de la Facultad de Bellas Artes. Año 1. Nº 1. Universidad Nacional
de La Plata (5-12)

SÍNTESIS
Ravera parte de plantear la controversia o antagonismo entre una concepción del arte
racional y otra del arte como ajeno a la razón. Controversia que se encuentra desde Platón la
que también puede leerse como entre una noción del arte susceptible de ser transmitida y
explicada y otra que no, siendo, esta última, muy apta para la introducción de algo ignoto e
inconmensurable -sino mágico, como la teoría del genio.
El enfoque semiótico actual constituyó un importante intento de racionalización, intra y
extratextural. A su vez, se hizo sentir la reacción de los que quieren mantener el “carácter no
reductible de la producción artística”. La vanguardia alimentó esta cuestión y aún la filosofía
del arte donde, a través de algunos pensadores contemporáneos, como Lyotard o Derrida, se
señala que “algo inconmensurable crece y desborda más allá de las exigencias de los sistemas
de signos” (6) -“lo desconocido” de Lyotard o las estrategias de Derrida para romper los límites
del sistema, “lo inefable” del psicoanálisis, etc1.
A continuación, el artículo hace una reseña histórica de los derroteros de esta
controversia en nuestra civilización.

1º TIEMPO: LA ESTRATEGIA DE LA RAZÓN


En Grecia, la poesía es considerada como actividad expresiva y mimética, manifestación
de sentimientos y emociones en donde se unían la palabra, la música y la danza (Mousiké). La
pintura, escultura y arquitectura (las Téchnai) eran consideradas como actividades tendientes
a un fin y llamadas artesanías.
En Georgias y aún en Platón se subraya la existencia de “una experiencia extralógica,
sea amor, deseo, emociones o imaginación que queda preservada en su originalidad y
mantenida en su diferencia” (6). El arte tiene una esfera propia ilusoria ajena a la verdad y
falsedad. Produce un encantamiento o placentero engaño, “dulce enfermedad” y es más “sabio
quien se deja engañar que quien no lo hace” (7)
Platón, por su parte, frente a lo que el ve del arte -“confesa irrealidad”, participación o
“perturbación de lo no racional”, “excitación emotiva que expone a los hombres a una peligrosa
discontinuidad de la existencia”- intenta asegurar lo esencial con su idea de belleza. Esta
que es una concepción inamovible que condena al arte, propiciaba que la belleza orienta al
artista a lo que no cambia, siendo, a su vez, un “principio de comunicación universal y de
circulación simbólica” (Gadamer, 7) y que tiene un trazo sensible -Eros- que no se sujeta al
logos.
Aristóteles unifica Technai y Mousiké. La tragedia pasa a ser un “producto técnico
1
Algo sobre esta disputa se puede encontrar en mi artículo sobre Retórica, repetición y música
2 Teoría y Crítica de la Música I - Prof. Adriana Cornú - Apuntes de cátedra

imitativo” con “carácter racionalmente reglado, productivo y catártico” (8). Lo que, si por un
lado da luz a algunos aspectos esenciales de la creación artística, por el otro, también pone
algo en la sombra: el impulso erótico como principio propulsor -aunque no olvida las
emociones.
Para Aristóteles, según palabras de Jauss, el goce circula por las experiencias de la
poiesis, aesthesis y catarsis. Supone una tarea de representación (intelectual): “gozar
reconociendo” y “reconocer gozando”, con acentos intelectualistas que, como dice Ravera,
“domestican la afectividad” (8). Se trata de mantener el sentido de lo uno y lo múltiple a través
de un ideal lógico dotado de coherencia y ejemplaridad que neutralizara el eros a través de una
“fricción que se complace en el reconocimiento, coordinada por la razón y conciliada a ella, sin
resto” (8)

2º TIEMPO: TIEMPO DE INTERPRETACIÓN


La Semiótica explica el texto artístico, la obra de arte es tratada como un texto y sus
signos como semiosis.
Mientras que el deconstruccionismo plantea la incomunicabilidad del arte. La obra no
tiene signo sino resto y habla de un modo particular de producir e interpretar, sin verdad final,
en “permanente desplazamiento” (9).
Eco plantea la dicotomía entre la hermenéutica heideggeriana y la hermenéutica
derridana. Mientras en la primera, la verdad no está puesta en el ser, sino en lo Otro, en otra
parte, en la segunda, la verdad es un mero juego de diferencias y desplazamientos definitivos e
infinitos. Por lo tanto, el arte no puede ser factible de una lectura, es, en otras palabras,
intraducible e incomunicable2.

2
Algo que también se encuentra en el psicoanálisis lacaniano.

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