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Gran Or:.

de Monterrey, Nuevo León,


Agosto 24 de 2010 E:. V:.
V:. M:. DE LA RESP:. LOG:. SIMB:.
ÁLVARO REYES AURRECOECHEA No. 76
GILBERTO FLORES OLIVO

DISTINGUIDAS DIGNIDADES QUE DECORAN OR:.

H:. PRIM:. VIG:.

H:. SEG:. VIG:.

CON LA VENIA DEL H:. ORAD:.

QQ:. HH:. TODOS

A L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.

S:. T:. U:.

Lex dura, sed scripta. La ley es rigurosa, pero está escrita.

Me permito dar cuenta de este Trab:. el cual he titulado: EL


ESTADO LAICO DEL MÉXICO DE AYER Y DE HOY.

A fin de aquilatar el cómo y el porqué de la lucha constante entre


el Estado laico mexicano y la iglesia católica, es menester remontarnos
a la historia legislativa de nuestras cartas fundamentales.

En efecto, la primera Constitución del México Independiente de

fecha 05 de octubre de 1824, en su artículo 3 preconiza: “La religión de

la nación mexicana, es y será perpetuamente la católica, apostólica y romana.

La nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de


2
cualquier otra”. Esta disposición, en primer término, tuvo su
antecedente en la Constitución de Cádiz de 1812, que en su artículo 12
establecía que la única y verdadera religión de la nación española era

“la católica, apostólica y romana”, y en segundo término, en el Decreto


Constitucional Para la Libertad de la América Mexicana, Sancionado en
Apatzingan el 22 de octubre de 1814, mismo que en su artículo 1,

pondera: “La religión católica apostólica romana es la única que se debe

profesar en el Estado”. Situación que se reafirma en las Bases


Constitucionales expedidas por el Congreso Constituyente de 18351,2,

que en su artículo 1, dispone: “Que la nación mexicana [...] no profesa ni

protege otra religión que la católica, apostólica, romana, ni tolera el ejercicio

de otra alguna”, y en su artículo siguiente condiciona a todos los


transeúntes y habitantes del territorio mexicano, que mientras
respeten la religión católica y las leyes del País, la Nación los protegerá
en los derechos que legítimamente les corresponden. De estas
disposiciones se advierte palmariamente la hegemonía del Vaticano
sobre el gobierno del Estado mexicano y de otros Países en el mundo
occidental.

El 01 de marzo de 1854, estalla la Revolución de Ayutla


encabezada por Juan Álvarez Benítez, al frente de la caballería de los
“Pintos”, llamados así por padecer en su mayoría de la enfermedad del
vitíligo. El triunfo del movimiento armado trajo por consecuencia la
promulgación de la Constitución Federal de 1857, que se caracterizó
por su concepción del estado laico y separación absoluta de los
asuntos públicos de los religiosos, a la vez que instituyó el juicio de

1
15 de diciembre de 1835.
2
Signado por el Presidente Interino de la República, José Manuel Moreno y por sus Secretarios José R. Malo
y Antógenes Castillero.
3
amparo, eficaz instrumento para la protección de los derechos
fundamentales del hombre.
La separación de los asuntos públicos de la sotana y el alzacuello
fue complementada en el gobierno de Juárez, a través de las conocidas
Leyes de Reforma3, pues incluso éstas, en el Gobierno de Lerdo se
incorporaron a la Constitución de 1857, declarándose de manera

terminante: “El estado y la iglesia son independientes entre sí. El Congreso

no puede dictar leyes estableciendo o prohibiendo religión alguna”. Es decir,


se establece el principio de libertad de creencia, como derecho cardinal
del hombre. Aún más, mediante decreto del 10 de diciembre de 1874,

se implantó el laicismo en las escuelas oficiales, al establecerse: “La

instrucción religiosa y las prácticas oficiales de cualquier culto, quedan

prohibidas en todos los establecimientos de la Federación, de los Estados y

de los Municipios”4.

Durante el Porfiriato, si bien es cierto que Porfirio Díaz no abroga


las Leyes de Reforma, no menos cierto es que, el Estado liberal sufre
desgaste por la no aplicación estricta de la ley. Sin embargo, los
principios liberales se exacerbaron en la Constitución de 1917. Toda
vez, que se negó personalidad jurídica a las iglesias; se privó a los
ministros del culto el ejercicio de derechos políticos; se prohibió a las
agrupaciones religiosas participar en materia política; se secularizan
los actos del estado civil; se establece el laicismo en la educación; se
3
La Reforma de Valentín Gómez Farías, de 1833; ii.- La Ley Lerdo, que constreñía a las corporaciones civiles
y eclesiásticas a vender los inmuebles que no estuvieran ocupando, a quienes los arrendaban, a fin de que
se generaran riquezas en beneficio de más personas. Esta Ley fue firmada por el Presidente Ignacio
Comonfort y Lerdo de Tejada; Ley Juárez, tendiente a suprimir los fueron militares y eclesiásticos en los
negocios civiles, y que los tribunales eclesiásticos y castrenses, carecerían de competencia en asuntos
civiles; Ley Iglesias, que prohibió el cobro de derechos y obvenciones parroquiales a los pobres. iii.- La
propia Constitución de 1857, y, iv.- Durante la Guerra de Reforma, el Presidente Juárez expidió:
Nacionalización de Bienes Eclesiásticos (1859); Matrimonio Civil (1859); Registro civil (1859); Secularización
de Cementerios (1859); Días Festivos (1859) y Libertad de cultos (1860).
4
Artículo 4 del Decreto de 1874.
4
prohíben los actos de culto externo, y se niega capacidad jurídica a las
iglesias para adquirir bienes inmuebles.

Al verse la jerarquía católica más restringida por los principios


liberales de la Constitución del 17, desde el púlpito, reprueba éstos, lo
que hace que su aplicación sea atenuada por la administración
gubernamental en turno. Empero, el enfrentamiento se recrudeció en
1923, con la expulsión del País del Delegado Apostólico Philippi que
fuera ordenada por el Presidente Obregón 5
. A esto siguió la
denominada “Ley Calles” que tipificaba como delitos determinados
actos relacionados con el culto público, por lo que a instancias del clero
se desencadenó la Revolución Cristera, misma que terminó “por

arreglos” entre Estado e iglesia, al mantener en vacatio legis, la Ley en


cuestión.

A pesar de todo, los subsecuentes gobernantes procuraron cubrir


las formas reiterando siempre comulgar con el ideario de la Reforma y
del Credo Juarista...Sin enbargo, conforme fue pasando el tiempo,
algunos Presidentes mexicanos cortejaron al titular del Vaticano6. Con
todo ello, la iglesia católica empieza a preparar el camino para
recuperar su antiguo estatus, y medianamente lo logra con la Reforma
constitucional de 1992.

Esto es así, porque en diciembre de 1991, se presentó ante la


Cámara de Diputados la iniciativa de Reforma a los artículos 3, 5, 24,

5
La expulsión del Monseñor Philippi obedeció a la ostentosa ceremonia de coronación que se celebró en el
Cerro del Cubilete en Guanajuato, de la imagen de Cristo Rey, por ser una ceremonia religiosa fuera de culto.
6
Acordémonos la visita del Presidente Echeverría al Papa Juan Pablo VI, en el año 1974; la recepción del
Presidente López Portillo al Papa Juan Pablo II en su primera visita a México, en 1979; la estrecha relación
del Delegado Apostólico Girolamo Prigione, con el Presidente Carlos Salinas de Gortari.
5
27 y 130 Constitucionales , la cual fue aprobada por diversos partidos
7

con excepción del Partido Popular Socialista; las reformas entraron en


vigencia el 28 de enero de 1992 y meses más tarde, la Ley
Reglamentaria al artículo 130 denominada “Ley de Asociaciones
Religiosas y Culto Público”8. El resultado de todo esto, fue que en lo
sucesivo, las relaciones entre Estado y las iglesias en México, se
regularían por los principios constitucionales siguientes: i.- Se les
otorga personalidad jurídica a las asociaciones religiosas9; ii.- Se les
concede el derecho de adquirir, poseer o administrar bienes raíces,
revocándose así la prohibición que preconizaba el primigenio artículo
130 de la Carta Magna de 1917, que prohibía a las iglesias el adquirir,
poseer o administrar inmuebles, y los que adquiriesen, por ese solo
hecho, pasaría al dominio de la Nación. En consecuencia, a partir de la
reforma, las asociaciones religiosas podrán adquirir y poseer bienes
inmuebles, siempre y cuando, apreciación muy subjetiva, sean
“necesarios para el cumplimiento de su objeto”; iii.- Se reafirma el
principio de libertad religiosa10, entendiéndose por ello, no sólo el
derecho a la libertad de tener creencias, sino también el no tenerlas o
dejar de tenerlas11; iv.- Se les da nuevo estatus jurídico a los ministros
del culto, en cuanto que se les otorga el voto activo, más no el pasivo,

7
La iniciativa devino por parte de la Fracción Parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional, misma
que se dictaminó junto con la del Partido Acción Nacional de 1987 y el Partido de la Revolución Democrática
de 1990.
8
Entró en vigor el 15 de julio de 1992.
9
Los requisitos para constituir una asociación religiosa, conforme a los numerales 6 y 7 de la Ley
Reglamentaria del artículo 130 Constitucional, son los siguientes: tener como actividad principal la
propagación de una doctrina religiosa; una presencia mínima en el País de 5 años; notario arraigo y domicilio
en la República; contar con estatutos en los que se señalen los lineamientos de la religión que predican sus
representantes; señalar los bienes que integran el patrimonio de la asociación. En contrapartida a lo
anterior, los integrantes de la asociación no pueden realizar labor de proselitismo en busca de feligreses, ni
convertir un acto religioso en reunión política.
10
“Artículo 24.- Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para
practicar las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o
falta penados por la ley. El Congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohíban religión alguna.
Los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los templos. Los que
extraordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarán a la ley reglamentaria.”.
11
Cf. párrafo primero del artículo 3 Constitucional.
6
a menos que se hayan separado del culto cuando menos con 5 años de
anticipación, sin embargo, a los ministros del culto, sus ascendientes,
descendientes, hermanos y cónyuges, así como las asociaciones
religiosas a que ellos pertenezcan, serán incapaces para heredar por
testamento de las personas a quienes hayan auxiliado espiritualmente,
y no tengan parentesco dentro del cuarto grado12.

Así las cosas, de lo antes dicho preguntémonos: ¿Permanecen


incólumes los principios liberales, por los que tanta sangre se derramó
o han sido gravemente mermados con la Reforma constitucional de
1992? ¿Se perdió el paraíso liberal que teníamos, o aún perdura?
¿Subsisten resquebrajados los principios liberales primigenios?... La
respuesta es obvia, a mi juicio, la Reforma Constitucional del 92,
permitió a la iglesia católica su actual e inusitado activismo político, al
grado que el púlpito lo han convertido en tribuna política, llegando al
paroxismo de difamar a los Ministros de Justicia de Nuestro Máximo
Tribunal. Ejemplo de ello, lo tenemos en las palabras difamatoria de
Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo de Guadalajara, quien aseveró en
días pasados13 que los Ministros de Nuestro Máximo Tribunal, están
“muy maiceados”, por el Jefe del Gobierno capitalino, para referirse
que habían sido sobornados, por haber declarado constitucional la
Reforma llevada a cabo por la Asamblea Legislativa del Distrito
Federal, del artículo 146 del Código Civil para el Distrito Federal, que
permite la unión libre de dos personas del mismo sexo.

Como colofón de lo expuesto, exhorto a que cada uno de nosotros


que formamos parte de esta augusta institución, para que luchemos
por preservar los principios liberales que aún subsisten… e incluso
12
Cf. párrafo cuarto, inciso e) artículo 130 Constitucional.
13
Milenio de Monterrey, del lunes 16 de agosto de 2010, p. 32.
7
retrotraerlos al ámbito que le dieron los Constituyentes de Querétaro
en 1917, pues si no estamos vigilantes de los valores de la Reforma y
del Estado laico, contribuiremos con nuestra pasividad a generar un
retroceso histórico, al retomar la iglesia católica su plena hegemonía.

Dicho queda.

Gerardo Jiménez Cantú C:. M:.

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