You are on page 1of 3

La reforma de la metafísica de Aristóteles en Santo Tomás

Tomás de Aquino parte de Aristóteles, pero intentando demostrar la creación como procedencia
de los seres de la causa universal que es Dios, en contra de Aristóteles, para quien tanto la
materia como las formas son increadas y eternas, y Dios solo es el primer motor, causa eficiente
y final de un mundo que él no creo ni conoce.

Combina Aristóteles (del que toma la conexión entre forma y acto, por un lado, y la materia y
potencia por otro) con Avicena del que toma la radical distinción entre la esencia de algo y la
existencia de ese algo. Pretende así probar que los seres creados únicamente existen porque
Dios ha actualizado su esencia: la esencia de cada clase de cosas permanece en este estado
potencial hasta que Dios la pone en acto, creándola. Ningún ser finito y limitado puede por sí
solo limitar su esencia, para que esto ocurra tiene que actuar una causa creadora del ser, causa
de la existencia y causa de la esencia de todo. Resulta entonces que lo creado es contingente:
podría no existir ya que su esencia no incluye su existencia, solo el Creador es Necesario y lo es
a pesar de que su creación es enteramente libre: podría no haber creado el mundo y si lo ha
creado es porque ha querido.

La teoría creacionista del cristianismo establece entre Dios y lo creado un auténtico y radical
abismo. Sin embargo, entre las criaturas y Dios es tiene que haber algún tipo de relación, por lo
que Santo Tomás introduce la doctrina de la analogía del ser, aunque hay una radical diferencia
entre el creador y lo creado, a la vez también hay una semejanza. La analogía entre Dios y lo
creado implica una escala de grados de perfección o de grados de participación: hay criaturas
más cercanas a Dios y otras más alejadas e inferiores. Dios es el modelo o arquetipo al que todo
se asemeja según grados de perfección, es decir, según una escala descendente.

La fe religiosa obliga a creer que Dios es el creador del mundo desde la nada. Y la filosofía puede
ayudar a aclarar en cierta medida la idea misma de creación, introduciendo la noción de
causalidad. Dios es una causa y lo creado es su efecto. Santo Tomás acudió a la teoría aristotélica
de las cuatro causas (causa material, causa formal, causa eficiente y causa final) y por otro lado
a la teoría platónica de la participación. Dios aparece como causa del ser (causa de esencia) y
causa de la existencia. Dios es una causa incausada mientras que los seres creados son
contingentes, pues podrían no existir. Por último, Dios ha creado según su libre voluntad el
mundo entero, y esa creación ha ocurrido según una serie de Ideas que están en su
entendimiento (por eso la causalidad creadora de Dios es una causalidad ejemplar o analógica,
las Ideas son modelos y las criaturas son copias de ellos).

Fe y Razón en Santo Tomás de Aquino

La meta de Santo Tomás es similar a la de muchos autores del occidente medieval: articular
según la razón lo que previamente era creído a partir de la fe (la existencia de un único Dios, la
idea de que el alma humana es inmortal, personal e inmaterial, la tesis de que la felicidad es la
contemplación de Dios que no es posible durante la vida terrenal, una organización social y
política que está bajo la autoridad eclesiástica, la tesis de que la conducta es solo moral si se
cumple la ley de Dios escrupulosamente).

Santo Tomás distinguía claramente entre razón y fe: filosofía y teología. Pensaba que hasta
cierto punto cada una tenía su propio campo exclusivo. Desde la filosofía se podían emprender
explicaciones de procesos naturales sin recurrir a la causa primera (Dios). A su vez la teología
expone dogmas de fe que no pueden ser racionalmente entendidos. Sin embargo, hay ciertas
cuestiones sobre las que razón y fe pueden colaborar de forma fructífera, por ejemplo, la
demostración de la existencia de Dios o en que consiste la esencia del ente supremo. La teología
se divide en dos ramas: la teología natural que se ocupa de todo aquello que la razón puede
afirmar respecto al ser supremo; y la teología revelada que aborda lo que solo alcanza la fe. Esta
siempre implica una subordinación de la filosofía, debe estar al servicio de la teología. Esta
subordinación de la razón a la fe es lo que explica, en definitiva, que la propuesta aristotélica es
a la vez recogida por Santo Tomás y deformada para ser adaptada al cristianismo.

Las pruebas de la existencia de Dios en Tomás de Aquino

En las 5 vías que utiliza siempre utiliza tres pasos:

1) Señala un hecho particular captable por la experiencia sensible. Así, la primera vía se
parte del movimiento aristotélico (el paso de potencia a acto), en la segunda se señala
que hay un orden preciso entre las causas eficientes, en la tercera que las causas
particulares son contingentes, en la cuarta vía se destaca que unas cosas son más
perfectas que otras y en la quinta que los procesos naturales tienden a un fin.
2) Aplica el principio de causalidad al hecho puesto en relieve. El núcleo de cada prueba
consiste en inferir una causa a partir de la previa consideración de su efecto. La
aplicación del principio de causalidad se realiza bajo el supuesto de que la cadena de
causas y efectos remite en último término a una Causa superior, por encima de la cual
ya no cabe encontrar ninguna más. En esta secuencia causal hay un plano en el que se
salta a un plano superior: una causa enteramente trascendente. En cada una de las cinco
vías tiene protagonismo una causa distinta. En la primera es la causa material (todo lo
que se mueve es movido por otro), en la segunda es la causa eficiente (nada es causa de
sí mismo, todo necesita una causa anterior), en tercera la causa formal (todos los seres
podrían no haber existido), en la cuarta la causa ejemplar (hay seres más perfectos que
otros) y en la quinta la causa final.
3) El último paso es que cada una de estas pruebas es la existencia de Dios (no se puede
prolongar este proceso hasta el infinito), la Causa Suprema es localizada en el paso
anterior con Dios, que es identificado con el Dios bíblico.

Cada una de las pruebas saca a la luz una faceta de Dios: en la primera se presenta como un
motor inmóvil, en la segunda como causa incausada, en la tercera como ser absolutamente
necesario, en la cuarta como ser perfecto y en la quinta como inteligencia ordenadora.

Etica y Política en Santo Tomás

La ética fija y marca el fin último de la vida humana considerada en su conjunto que es la
felicidad. Santo Tomás considera que la felicidad no es alcanzable en la existencia mundana,
porque está solo tendrá lugar cuando el alma inmortal del creyente contemple a Dios y goce por
toda la eternidad de su presencia. Lo que sí está en juego en la vida terrenal es la salvación o la
condena de cada alma particular: lo que se juega al vivir es ir tras la muerte al cielo o al infierno.
En esta vida, por tanto, los hombres no pueden ser propiamente felices, pero si pueden
convertirse en merecedores de la felicidad. Para ello deben de obedecer la ley moral divina. A
través de sus acciones o conductas, los agentes morales adquieran una serie de virtudes éticas
(prudencia, sabiduría, fortaleza y templanza) y teologales (fe, esperanza, caridad). Por otro lado,
la ley moral es la ley de Dios, en tanto que procede del único Dios verdadero.

La filosofía política de Santo Tomás sostiene que la monarquía es la mejor forma de gobierno,
ya que en el cielo reina un único Dios, en la tierra debe gobierna un único soberano, encargado
de promulgar las leyes positivas enderezadas al bien común. Por otra parte, los monarcas
cristianos deben respeto y obediencia a la máxima autoridad religiosa: el Papa de roma, el
representante de Dios en la tierra.

You might also like