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Capítulo II

LA MÁS URGENTE NECESIDAD DEL HOMBRE


Salido de la mano del Altísimo el hombre era perfecto, imagen de Dios, pero Satanás desfiguró
la magnífica obra de la creación; ahora estamos tan llenos de pecado, y malos hábitos. Cristo
es nuestra única solución El es la escalera que une el cielo con este mundo, es quien puede
transformarnos, tiene poder para hacerlo, Él, que venció toda tentación y pensamiento
inmundo nos capacita hoy para vencer cualquier pecado, nos transforma de nuevo en seres
que glorifican al Eterno con sus actos.

Capítulo III
UN PODER MISTERIOSO QUE CONVENCE
Podemos enderezar nuestra senda solamente arrepintiéndonos; “el arrepentimiento
comprende la tristeza por el pecado y abandono del mismo”. No debe confundirse la tristeza
bíblica con el lamentar los resultados. El Espíritu santo marca la diferencia entre los
sentimientos y para poderlo recibir necesitamos acudir a Cristo tal cual somos. A medida que
vallamos relacionándonos con Él sus mandamientos se harán vivos en nosotros. Podemos
resistirnos pero al contemplar un pequeño rayo de la gloria de Dios vemos cuan inmundos
somos. Podremos vernos externamente bien pero necesitamos ver la naturaleza espiritual de
la ley para encontrar nuestra inmundicia. Ahora viendo esto, para que esperar un mensaje más
persuasivo, hay que pasar a la acción. No debemos hacer de las faltas de otros una excusa por
el propio descuido del deber; el modelo es Cristo. La religión intelectual solamente encubre de
santidad un corazón no santificado. “reconoce tu pecado pero di a Satanás que Cristo murió
por ti”. Mucho mal hemos hecho mucho se nos ha perdonado.

Capítulo IV
PARA OBTENER LA PAZ INTERIOR
No necesitamos hacer algo que gane el favor de Dios, solamente confesarle nuestros pecados.
Cuando la transgresión ha sido pública entonces debe haber una confesión pública y dichas
confesiones van acompañadas de arrepentimiento y reforma. Cuando no se sede al podes del
Espíritu Santo siempre se pondrán excusas a las faltas; el espíritu de justificación propia tuvo
su origen en el diablo.

Capítulo V

LA CONSAGRACIÓN
Debemos entregar todo el corazón a Dios para que efectúe una transformación completa y en
esto consiste la guerra contra nosotros mismos. Debemos abandonar todo aquello que nos
separa de Él. El amor manifestado por nuestro Dios debe ser nuestro motivo de entrega.
Cuando abandonamos todo, abandonamos un corazón manchado de pecado y eso es a lo que
difícilmente renunciamos. Todo el cielo está interesado en el Hombre y la vida verdadera
consiste en que se forme en ella Cristo.
Deseamos hacer su voluntad mas sin embargo somos débiles y dominados por nuestra vida de
pecado. Pero el secreto de la victoria está en elegir servir a Dios y así la naturaleza estará bajo
el dominio del Espíritu Santo.

Capítulo VI
MARAVILLAS OBRADAS POR LA FE
Cuanto más luchamos por escapar del pecado más cuenta nos damos de nuestra falta de
fuerza. Lo que necesitamos es paz. Cuando pedimos perdón y un corazón limpio, creamos que
nos lo dará. No esperemos a sentirlo porque él lo ha prometido, agradézcamele por haberlo
recibido. Ahora bien ya entregado no debo regresar a mi camino antiguo, pero si caigo puedo
regresar a Dios quien ya espera para poderme limpiar. Todas sus promesas son la expresión de
un amor y una piedad inefables.

Capítulo VII
CÓMO LOGRAR UNA MAGNIFICA RENOVACIÓN
Aunque es posible que una persona no pueda definir el momento exacto de conversión, los
cambios movidos por el Espíritu testifican del magnífico acontecimiento. Los cambios
producidos no son movidos por deseos personales, es el Espíritu quien impulsa cada fibra del
ser. No hay evidencia de arrepentimiento verdadero cuando no hay una evidente reforma.
Debemos evitar fijarnos en nuestras propias obras y por otro lado pensar que la fe en Cristo
nos exime de guardar la ley. Recordemos que la obediencia no es un mero cumplimiento
externo, es un servicio de amor, es la verdadera prueba del discipulado. Cristo cambia el
corazón y habita en el por fe, así no hay en nosotros motivo de jactancia. A menudo caemos
pero no debemos desesperar, oremos con más fervor, desconfiemos de nuestra propia fuerza
y aferrémonos al poder de Cristo. Cuanto más cerca estemos de Cristo más imperfectos nos
veremos porque no puede haber amor profundo al Señor en un corazón que no conoce su
propia perversidad. Mientras menos cosas de estima veamos en nosotros mas apreciaremos la
pureza y santidad infinitas de nuestro salvador y tanto más reflejaremos su imagen.

Capítulo VIII
EL SECRETO DEL CRECIMIENTO
El origen de la vida espiritual es el mismo de la material, Dios. Así como un niño no pude crecer
por su propia voluntad, el cristiano necesita de Dios para crecer. Cristo autor de nuestra fe
también es su consumador; necesitamos permanecer en Él. Sea nuestra oración Tómame ¡oh
señor! Como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio.

Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti. Meditemos en las diversas aristas de la
manifestación de Cristo. Cuando pensamos mucho en nosotros mismos, nos alejamos de
Cristo. Si le contemplamos constantemente llegaremos a ser transformados en la misma
semejanza, de gloria en gloria, la influencia regeneradora del Espíritu Santo renovara nuestro
corazón. Todo lo que Cristo fue para sus primeros discípulos desea ser para nosotros hoy.

Capítulo IX
EL GOZO DE LA COLABORACIÓN
El gozo de nuestro salvador estaba en levantar y redimir a un hombre caído. Este mismo gozo
caracteriza a los ángeles y es el mismo que hereda todo discípulo de Cristo. El amor al señor
Jesús se manifestará por el deseo de trabajar para beneficiar a la humanidad.
Los participantes de la gracia estarán dispuestos a hacer cualquier sacrificio para que otros por
quienes Cristo murió compartan el don celestial.
Si aceptamos ese privilegio, al trabajar ganando almas para El, sentiremos mas necesidad de
una experiencia más profunda e intima y obtendremos un conocimiento más amplio de las
verdades divinas; tendremos hambre y sed de justicia.
Este es el modo de crecer en la gracia, aprovechando cada oportunidad que Dios nos permita,
sin desperdiciar una sola.

Capítulo X
LOS DOS LENGUAJES DE LA PROVIDENCIA
Si tan solo queremos escuchar, las obras que Dios creó nos enseñarán preciosas lecciones de
obediencia y confianza. No sufriríamos ansiedades indebidas; cada cosa se dejaría en las
manos del Dios que nos habla mediante sus obras providenciales y la influencia del Espíritu
Santo en el corazón.
Dios nos habla también en su palabra, con líneas más claras nos revela su carácter. Nadie
equivocará o perderá el camino, salvo los que sigan su juicio privado en vez de la voluntad
divina.
Mediante el estudio de la biblia podremos elevar el pensamiento y vigorizar nuestras
facultades. Para esto debemos estudiar un pasaje hasta que su significado nos sea claro y
evidentes sus relaciones con el plan de salvación; leer un pasaje meditar en el hasta que se
grabe en la mente y por sobre todo orar fervorosamente para que el Señor nos dé luz y
conocimiento.

Capitulo XI
¿PUEDE EL HOMBRE COMUNICARSE CON LA DIVINIDAD?
Debe existir un verdadero intercambio entre Dios y nosotros, comentándole todo punto
tocante a nuestra vida real, abrirle nuestro corazón como a in amigo. Dios nos está esperando
lleno de bendiciones para sernos derramadas y nosotros ¡orando tan poco!
Sintamos real necesidad de la ayuda que Él nos puede dar.
Confesando nuestros pecados y sumando toda la fe existente en nosotros podemos estar
seguros que Dios contestará de la manera más conveniente, recordando que la perseverancia
es otro componente esencial de la oración eficaz; debemos mantener una constante charla
con nuestro padre.
Orar en el nombre de Jesús es orar con los sentimientos y el espíritu de Él, creyendo en sus
promesas, confiando en su gracia y haciendo sus obras.
Al alabarle, al expresarle nuestra gratitud nos aproximamos al culto que rinden los habitantes
del cielo.

Capítulo XII
¿QUÉ DEBE HACERSE CON LA DUDA?
Nuestra fe debe reposar sobre evidencias y no sobre demostraciones. Podemos comprender
de la biblia lo su fuente para amarle y todo aquello que es bueno que sepamos. Si la biblia
fuera totalmente revelada, no tendría la insondable huella de la mente de su autor; debemos
admitir que la mente finita no basta para abarcar lo infinito. Esto produce humildad en el ser y
lo prepara para tener la fe como de un niño dispuesto a aprender. Si buscamos discrepancias
las hallaremos; busquemos practicar lo conocido antes de continuar estudiando en busca de
nuevas fronteras.
Crezcamos en gracia obteniendo un conocimiento más claro de la palabra de Dios.

Capítulo XIII
LA FUENTE DE REGOCIJO Y FELICIDAD
En cada uno de nosotros Dios está enviando caratas al mundo; nuestra influencia siempre
debe ser totalmente positiva, no hablemos de algo que no construya, reconforte, edifique o
fortalezca. Las aflicciones no agobian si hemos llevado nuestras cargas a Cristo y poniendo
toda fe en Él nos decidamos a actuar según nos ilumine. Somos comprados por precio
carísimo, somos valiosísimos para nuestro padre que nunca nos dejará, un padre que hasta
aquí no ha ayudado y estará con nosotros hasta el fin

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