Inauguramos el trabajo encomendado haciendo énfasis en la obra de Pivel
Devoto; según el cual, los estancieros de la campaña oriental, en una suerte de agente social unificado, acusan la falta de garantías en cuanto a sus bienes, tanto a causa de los indígenas como del contrabando portugués. Es en el trajín de esa defensa de intereses comunes, lo que habría despertado en ellos el espíritu de clase y tanto como la organización que conoceremos como el gremio de los hacendados. En cuando a las funciones que este gremio a de cumplir, se destaca la de promover las gestiones que sean necesarias para el desarrollo de la industria ganadera. En cada partido debía elegirse un diputado con el cual debían de entenderse los estancieros del lugar para hacer llegar sus informes a los apoderados. Anualmente tendría lugar una asamblea general de hacendados, los cuales se hacen cargo de los gastos de la gestión y a sufragar un octavo por cada cuero marcado y un real por cada orejano que se introdujera en Montevideo. Se exigió que fuera reanudada la lucha contra los infieles y que se compensara con tierras a los hacendados por el esfuerzo de desocupar tierras anteriormente ocupadas por indígenas bravíos. Aspiraban en síntesis, a que se acabara el desorden en la campaña, el cual los perjudicaba económicamente, pretendían fomentar el poblamiento en tierras fronterizas y dotar a la campaña de un cuerpo armado que se encargara de la vigilancia. La influencia del Gremio, afirma Pivel, se fue acrecentando y también aumentaron las solicitudes de opinión e intervención que las instituciones de gobierno hacían a los hacendados. En 1803 y 1804 el Cabildo eleva informes que contenían las quejas del Gremio y planteaba la necesidad de un jefe militar para pacificar la campaña. Cuando se publica el Real Acuerdo en 1805 los hacendados convocan a una junta que se va retrasando, obstaculizada por las autoridades de gobierno y es en la misma donde los hacendados se pronuncian en contra de solventar los gastos para solucionar los problemas de la campaña que establecía el Real Acuerdo. Pivel señala que “las resoluciones adoptadas por los hacendados el 16 de diciembre de 1805, estaban revestidas de un marcado carácter revolucionario” ya que nunca en la época colonial un grupo de hombres se había enfrentado a una decisión de la corona. En cuanto al tema de los fondos del gremio de los hacendados encontramos algunas visiones que se pueden destacar ya que gozan en sí mismas de una subjetividad totalmente explícita. El mismo Devoto P. afirma que los hacendados se opondrán de forma enérgica a que los fondos del gremio sean quienes asumieran los costos de la expedición. Tampoco acataron el emplazamiento que los convocaba a pagar los derechos por las tierras que habían denunciado y ocupado en forma irregular. Para Barran, el gremio constituyó la más acérrima oposición al real acuerdo de 1805, el primer motivo es evidentemente que iban a ver comprometidos sus intereses, ya que la corona se encontraba incapacitada de hacerse cargo de tal empresa. Está claro que el segundo y gran obstáculo es el asunto de la propiedad, la cual, a partir del real acuerdo exigía el reparto de las tierras de latifundio en zona de frontera y la regularización de las tierras adquiridas de hecho. Sala L. Sigue el mismo camino que los autores mencionados anteriormente y afirma poco a poco fueron los grandes latifundistas quienes se hicieron con el poder del gremio de los hacendados. Su preocupación es la “limpieza de los campos”. Sala hace quizás un análisis de tipo más clasista, acusa a los propietarios de querer someter a los desplazados ya que para continuar gozando de sus privilegios, es necesaria su labor, Al gremio se le suma el síndico procurador y el cuerpo de Blandengues. Sin embargo, debemos destacar que la historiadora nos ofrece un suerte de división interna dentro del propio gremio, dicha división se remonta temporalmente al momento previo al real acuerdo. Por un lado nos habla de los grandes estancieros del sur del Río Negro, los cuales aparecen como opositores a la financiación de la expedición aclarada párrafos atrás. Un segundo grupo estaría integrado por los saladeros del norte, quienes sí pretendían utilizar los fondos del gremio.