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Geometrías finitas

y sus aplicaciones
R. G. CARRANZA Y L . A. SANTALÓ
(Facultad de Ciencias Exactas y Naturales,
Buenos Aires, Argentina)

I. DEFINICIONES Y PRIMERAS PROPIEDA- El ejemplo de las llamadas geometrías


DES. — Desde que Descartes (1596-1650) finitas es típico en este sentido. Se llaman
y Fermat (1601-1665) crearon la geome- geometrías porque los elementos con que
tría analítica, mezclando con ella la geo- trabajan se definen mediante axiomas que
metría y el álgebra, cada vez fué más difí- son los mismos o muy parecidos a los axio-
cil dar una definición de Geometría. En mas de la geometría tradicional, pero apar-
la actualidad se ha logrado una tal unidad te esta analogía original, las propiedades
entre los distintos aspectos de la matemá- de las geometrías finitas se vinculan mu-
tica, que la única definición verificable de cho más con el álgebra, la teoría de grupos
Geometría es probablemente la dada por y la teoría de números, que con la geome-
Veblen y Whitehead (i) : "Una parte de tría en el sentido usual de la palabra. Va-
la matemática se llama Geometría, cuan- mos a ver en qué consisten estas geome-
do el nombre parece apropiado por razo- trías, que nacidas a principios de siglo pa-
nes emocionales o tradicionales a un nú- ra aclarar ciertos problemas de fundamen-
mero suficiente de personas competentes." tación de la geometría ordinaria, han vuel-

T. 1 9 , MARZO-ABRIL, IÇÓJ 49
to a ser de actualidad en los últimos años, cualquier cosa, mientras se cumplan los
por presentar problemas de interés teórico axiomas anteriores. Precisamente en esta
relacionados con viejos problemas no re- gran generalidad estriba su extenso campo
sueltos de la matemática y también por ha- de aplicaciones. Más adelante veremos un
ber resultado útiles en ciertos problemas ejemplo en que los puntos son variedades
prácticos del campo de la estadística, como de determinadas especies vegetales y las
veremos, y haberse también ensayado su rectas campos o bloques con ciertas parce-
aplicación en el campo de la física ( - ) . las sembradas con dichas especies. Otras
Nos referiremos exclusivamente a la geo- veces los puntos son personas y las rectas
metría plana, para fijar las ideas y ser tam- ciertas agrupaciones de las mismas. Por
bién la más interesante. ejemplo, si los puntos son los miembros de
H a y que definir, en primer lugar, el un consejo directivo y las rectas las comi-
plano al que la geometría se refiere, que siones asesoras formadas con los mismos,
no es el plano de la geometría elemental. se tendrá un plano proyectivo finito siem-
Se establece la siguiente definición: ]3re que se cumplan los axiomas I, I I y I I I
Se llama plano proyectivo finito, a todo que en este caso se anuncian: I. Dos
sistema compuesto de dos conjuntos finitos miembros distintos determinan una sola
de elementos, llamados "puntos" y "rec- comisión asesora a la que pertenecen; I I .
tas" respectivamente, sujetos a los siguien- Dos comisiones asesoras distintas tienen
tes axiomas (llamados axiomas de inciden- siempre im miembro, y uno solo, que per-
cia) : tenece a las dos; I I I . Existen por lo me-
I. Dos puntos cualesquiera están con- nos cuatro miembros tales que no haya
tenidos en una y una sola recta. tres de ellos pertenecientes a una misma
I I . Dos rectas distintas tienen siempre comisión asesora. Si estas condiciones se
uno y un solo punto común. cumplen toda la estructura de las geome-
I I I . Existen por lo menos cuatro pun- trías finitas es aplicable, resultando por
tos tales que no haya tres de ellos sobre ejemplo los teoremas antes mencionados,
una misma recta. que el lector puede ensayar de demostrar
como ejercicio y que ahora toman la for-
Todas las propiedades de los puntos y
m a : a) Existe igual número de comisiones
rectas que resulten por deducción lógica
asesoras que de miembros; b) Cada miem-
de estos axiomas, constituyen una geome-
bro jjcrtenece al mismo número de comi-
tria finita. Por ejemplo, con bastante faci-
siones, número que representaremos por
lidad se pueden demostrar los siguientes
(/ -j" ' • '•') Cada comisión tiene el mismo
teoremas (^) :
número q V \ de miembros; d) El núme-
1. Si una recta contiene q + 1 puntos, ro total de miembros es N = íjr'-' + </ -f- ' •
todas las demás rectas contienen el mis- El valor de q, orden de la geometría, no
mo número de puntos y por cada punto se puede determinar a partir de los axio-
pasan también exactamente q -\- 1 rectas. mas, pero sin embargo algo se puede de-
2. El número total de puntos del pla- cir sobre sus valores posibles, como vere-
no es igual al número de rectas y vale mos más adelante.
N = 92 + < 7 + l . U n modelo de plano proyectivo finito,
El número q, igual al número de pun- que es el más simple por corresponder a
tos de cada recta menos uno, se llama (7 = 2, es el representado en la Fig. i que
orden del plano proyectivo finito o de la constituye la llamada configuración de
geometría finita correspondiente. Convie- Fano. Consta de los siete puntos i, 2,. . .,
ne observar que a veces se puede tomar 7 y de siete rectas, que son las seis indica-
uno de estos teoremas como axioma y ob- das en la figura, cada una de las cuales
tener entonces alguno de los axiomas como contiene tres puntos, más la que contiene
teorema. los puntos 2, 5, 6 que se h a representado
Es importante señalar que no se dice por una circunferencia. Obsérvese que ca-
n a d a sobre la naturaleza de los elementos da recta es únicamente el conjunto de sus
llamados puntos o rectas; ellos pueden ser tres puntos, indicándose por segmentos o

50 CIENCIA E INVESTIGACIÓN
un plano proyectivo finito de orden 9? El
problema es difícil y todavía no está re-
suelto, pero es muy importante y conviene
que lo consideremos con detalle.
U n a manera de construir planos proycc-
tivos finitos consiste en seguir el camino
de la geometría analítica. Por tratarse de
un plano proyectivo conviene tomar coor-
denadas homogéneas. Se definen entonces
los puntos como ternas {x, y, z) de elemen-
tos (sus coordenadas homogéneas) de cier-
to conjunto K, tales que {x, y, z) repre-
sente el mismo punto que {ax, ay, az) pa-
ra cualquier elemento no nulo a ác K y
que la terna (o, o, o) quede excluida, es
decir, no represente ningún punto. Las rec-
tas se definen entonces como ecuaciones li-
neales homogéneas ax -\-hy -\- cz<= o, cu-
yos coeficientes a, b, c son elementos de
K. En el caso de la geometría analítica or-
por una circunferencia únicamente para dinaria, el conjunto K es el de los números
facilitar la visualización. Es inmediato reales; hay entonces infinitos puntos e in-
comprobar sobre la figura que efectiva- finitas rectas. En el caso actual, si se quie-
mente se satisfacen los axiomas I, I I y I I I re que el número de puntos y de rectas re-
y, en consecuencia, los teoremas i y 2 men- sulte finito, el conjunto K debe también
cionados. ser finito. Además, entre los elementos de
A veces interesa considerar, en lugar del K debe poder operarse de manera análo-
plano proyectivo, el llamado plano afín (a ga a como se hace con los números reales,
veces llamado también plano euclidiano). para poder determinar la recta que pasa
Se llama plano afín a todo plano proyecti- por dos puntos y el punto común a dos
vo en el cual se ha suprimido una recta y rectas. Ello obliga a que se cumplan las
los puntos de la misma. Entonces, el axio- siguientes condiciones: a) Están definidas
m a I I deja de valer, pues las rectas que se una suma x -\- y y un producto x.y, si(~ndo
cortaban en puntos de la recta suprimida, ambas operaciones asociativas: {x -(- y) -f
dejan de tener punto común; tales rectas ¿ = x + ( y + ¿ ) , (x.y).z^x.{y.z); b)
se llaman paralelas, como en la geometría Existe el cero tal que x -\- o — x y e\ uno
elemental. En la geometría afín desaparece tal que x.i = i.x = x para todo x; c) La
la simetría (dualidad) que existe en la diferencia x-y existe siempre y el cociente
geometría proyectiva; así, el número de x/y también, excepto para y = o ; d) Va-
rectas es N^^^q'^ -\- q y el número total len las leyes conmutativas x -\- y ^ y -\- x
de puntos No = q'^, como se deduce inme- de la suma y las distributivas x.{y - j - z) =
diatamente. x.y-{-x.z, (x -\- y).z = x.z -\- y.z.
2. C O N S T R U C C I Ó N DE GEOMETRÍAS FINI- Con estas condiciones se puede operar
TAS. P L A N O S DE G A L O I S . — U n a vez defi- con los elementos de K de la misma ma-
nidos los planos proycctivos finitos hace nera como se hace con los números reales
falta estudiar sus condiciones de existen- y por consiguiente se puede hallar, igual
cia. El primer problema que se presenta es que en la geometría analítica elemental, la
¿existen planos proycctivos finitos de cual- recta que pasa por dos puntos {xi, y y, Z])
quier orden q? ha respuesta es negativa; y {^ii y i! •2^2) y el punto de intersección
se sabe, por ejemplo, que no existe ningún de dos rectas a^x-\-hiy -\- c-^z^=^o y
plano proyectivo finito de orden q = 6. a^x -\- h^y -\- c^z = o. Los elementos del
Cabe luego preguntar ¿cuáles son los nú- conjunto K, con tal de que se cumplan las
meros naturales q para los cuales existe condiciones a ) , b ) , c ) , d) anteriores, pue-

T. 19, MARZOABRll., /pó^ 51


den ser cualquier cosa. Se dice que ellos — 2 debe ser tal que sumado 2 dé el o, o
constituyen u n cuerpo o bien, brevemente, sea, el i. Análogamente, el l/o es el 2,
que K es un cuerpo. Si K es finito, se tiene puesto que 2.2 = i.
un cuerpo finito (*). Los cuerpos /;, no son los únicos. H a y
Se tiene así, para cada cuerpo finito K, muchos otros. Ellos tienen propiedades in-
una geometría finita. Estas geometrías teresantes. Nos limitaremos a señalar dos
construidas a partir de u n cuerpo finito, de ellas (6) :
definiendo los puntos p o r sus coordena- 1. El número de elementos de u n cuer-
das y las rectas por ecuaciones lineales, po finito es siempre de la forma q = p',
se llaman geometrías de Galois. Ellas fue- siendo p un número primo y r u n número
ron introducidas p o r Veblen y Bussry en natural cualquiera. Recíprocamente, si q
1906 ( S ) . es de la forma anterior, existe u n cuerpo
3. C U E R P O S FINITOS. •— Visto el papel
con q elementos. El número de elementos
importante que juegan los cuerpos finitos de u n cuerpo finito se llama orden del
para la construcción de geometrías finitas, cuerpo y coincide con el orden del plano
conviene que recordemos algunas propie- proyectivo finito correspondiente.
dades de los mismos. 2. Para todo cuerpo finito el producto
Los cuerpos finitos más simples son los es conmutativo (teorema de W e d d e r b u r n ) .
llamados "cuerpos de los enteros módulo Para ver cómo se pasa de un cuerpo fi-
un número primo p". Se representan por nito al plano proyectivo correspondiente,
/p y se obtienen de la siguiente manera. consideremos el cuerpo Jo- C a d a punto es
Sea p un número primo y asimilemos a el conjunto de tres coordenadas elegidas
todo número natural m su resto al dividir- entre los elementos 0,1, excluida la terna
lo por p. Los restos posibles son o, i, 2,. . ., •(0,0,0). Resultan así siete puntos:
p-i. Estos p números forman u n cuerpo,
con tal de operar con ellos igual que para A (0,0,1), B (0,1,0), C (1,0,0), D (0,1,1),
los números enteros y sustituir el resulta- E (1,0,1), F (1,1,0), G (1,1,1,)
do, si es mayor q u e p, por su resto al di-
vidirlo por p. y siete rectas:
Así, para J.^, los únicos elementos son
A- = o, y = o, z = o, A: + y = o.
o, I y las tablas de sumar y multiplicar son

Gráficamente, este plano se puede re-


+0 0
0
I

I
• i
0
0
0 0
I
presentar por la configuración de Fano de
I
la Fig. I. Basta, en efecto, establecer la
I 0 0 I
• siguiente equivalencia entre los números
de la fig. I y las letras con que ahora he-
mos indicado a los puntos:
Para Js se tienen los elementos o, i, 2 y
sus tablas de suma y producto son:
A = i,B= 7, C==3, D = 2,

-1- 0 I 2 • 0 I 2
0 0 I 2 0 0 0 0 La recta que en la Fig. i se h a indicado
I I 2 0 I 0 ' 2 con u n a circunferencia es la x -\- y -\- z
2 2 0 I 2 0 0 I = o, puesto que esta ecuación se satisface
por las coordenadas de los puntos (1,0,1),
(0,1,1), (1,1,0) (teniendo en cuenta que
Estas tablas permiten también hallar la en / a es I + I = o ) -
diferencia y el cociente. Por ejemplo, en La primera propiedad señalada de los
/ s , el elemento — i es aquel que sumado cuerpos finitos nos dice que existen geome-
con i nos d a o, o sea, el 2 ; el elemento trías finitas para todo orden q de la for-

52 CIENCIA E INVESTIGACIÓN
ma q = p'', siendo p un número primo y 166I) [^]. Se trata del siguiente teorema,
r un número natural cualquiera. Son las válido para el plano de la geometría pro-
que hemos llamado geometrías de Galois. yectiva elemental ordinaria sobre el pla-
Existen, por tanto, geometrías finitas de or- no real (Fig. 2.) :
den q = 2,3,4,5,7,8,9,11,13,16,17,19,23,. . .
Q u e d a n aparte los valores q^^6, 10, 12,
14,15,18,20,... ¿e.xistirán para ellos geo-
metrías finitas? Desde luego, caso de exis-
tir, no podrá utilizarse en ellas la geome-
tría analítica en el sentido usual de la pa-
labra. Sus puntos no podrán representarse
por coordenadas que sean elementos de un
cuerpo, ni sus rectas por ecuaciones linea-
les cuyos coeficientes pertenezcan también
a un cuerpo.
4. E L TEOREMA DE B R U C K Y R Y S E R . —
La pregunta anterior es todavía, en gran ' vjs
parte, una incógnita. No se conoce nin- FIG.

gún plano proyectivo finito, ni por tanto


ninguna geometría finita, cuyo orden no Si dos triángulos ABC y A'B'C de un
sea de la forma /;'', pero tampoco se sabe plano, son tales que las rectas AA', BB',
demostrar que esta condición sea efectiva- c e concurren en un punto, entonces los
mente necesaria. En este sentido, el crite- pares de lados (AB,A'B'), (BC, B'C) y
rio más fuerte que se conoce para tener (AC, A'C) se cortan en puntos de una
valores de q que no pueden ser órdenes misma recta.
de ningún plano proyectivo finito, es el El mismo Hilbert demostró que para
siguiente teorema de Bruck y Ryser toda geometría de Galois (en general pa-
(1949) [^1- , ra toda geometría, finita o no, cuyos pun-
Si í/ ESE I ó 2 (mód. 4) (o sea, el resto tos puedan representarse mediante coorde-
de la división de q por ^ es i ó 2) y si la nadas pertenecientes a un cuerpo y las
parte de q libre de cuadrados contiene por rectas por ecuaciones lineales) es válido el
lo menos un jactor de la forma ^.k + 3, teorema de Desargues. También es válida
no existe ningún plano proyectivo de or- la propiedad recíproca: si en una geome-
den q. tría finita vale el teorema de Desargues,
El mismo teorema se puede enunciar se pueden introducir coordenadas, de ma-
también de la manera siguiente: "Si nera que la geometría resulta u n a geome-
7 EEH I ó 2 (mód. 4 ) , p a r a que exista un tría de Galois.
plano proyectivo de orden q es necesario Se plantea el problema: ¿existirán geo-
que sea 9 = a'" -|- è>-, o sea, q = suma de metrías finitas no-Desarguesianas? Es de-
dos cuadrados( a, b enteros)". cir, ¿existirán geometrías finitas para las
Obsérvese que en esta segunda forma la cuales no sea válido el teorema de Desar-
condición es solamente necesaria; no se gues? Evidentemente, según lo dicho, si
conoce una condición necesaria y suficien- existen geometrías finitas cuyo orden no
te. El teorema de Bruck y Ryser permite sea de la forma p'', ellas serán forzosamen-
establecer que no existen planos proyecti- te no-Desarguesianas. Pero queda la duda
vos de orden 6, 14, 21, 22,. . . En cambio, de la existencia de geometrías no-Desar-
no se sabe todavía si existen o no planos guesianas cuyo orden sea de la forma p ' ,
proycctivos de orden 10, 12, 15, 18, 20,. . ., es decir, de la posibilidad de que existan,
pues para ellos el teorema no dice nada. para un mismo orden, una geometría De-
5. GEOMETRÍAS NO-DESARGUESIANAS. — sarguesiana (la de Galois) y otra no-Desar-
En sus Fundamentos de la Geometría, Hil- guesiana. Vcblcn y Wedderburn en 1907
bert actualizó y valorizó u n teorema anti- (**) fueron los primeros en probar, p a r a
guo y medio olvidado de Desargues (1593- Ç = 9, la existencia de una tal geometría,

T. 19, MARZO-ABRIL, I()6^ 53


probando con ello al mismo tiempo: a) que no es otra cosa que la formulación y
la existencia de una geometría finita no sistematización en términos de! cálculo de
construible a partir de un cuerpo; b) que probabilidades del viejo principio del mé-
el teorema de Desargues no es una con- todo experimental: "estudiar los efectos
secuencia de los tres axiomas de inciden- del cambio en magnitud de una determi-
cia (10). nada variable manteniendo constantes las
El valor qr = 9 es el menor posible para otras".
el que existen dos geometrías. Para Toda persona que haya lidiado alguna
2 < Ç < 5 se prueba fácilmente que sólo vez con la interpretación de observiciones
existe el plano proyectivo de Galois. Para o mediciones de cualquier tipo sabe que
qí = 7 la unicidad fué probada por M. la aplicación literal de la regla de m a n -
Hall en 1953 (i^) y p a r a g = 8 la misma tener todas las otras variables constantes
unicidad fué probada por Hall-Swift-Wal- es no sólo difícil sino en la generalidad de
ker en 1956 (i^) utilizando u n a compu- los casos sencillamente impo.<;ible. A cada
tadora electrónica. Q u e d ó con ello esta- observación se superpone, además del error
blecido que 9 es el primer valor do q para debido al método de medición, la varia-
el cual existen geometrías no-Desarguesia- ción en el objeto medido por influencia
nas. de factores que o no pueden controlarse
6. E L DISEÑO DE EXPERIMENTOS. — La completamente, o que ni siquiera se sos-
definición de la geometría como sistema pecha que están actuando.
axiomático, que aunque sugerido por las La idea básica del análisis de varianza
propiedades del espacio de la intuición es consiste, precisamente, en tomar en cuen-
independiente de él, representa un esfuer- ta todos los errores de cualquier tipo que
zo de abstracción considerable, ante el cual sean, efectuando mediciones reiteradas de
el no matemático es posible que lo acepte las magnitudes que se desea comparar, y
como justificado para perfeccionar la pre- teniendo cuidado de planear previamente
sentación formal y facilitar así la discu- la toma de las mediciones para distribuir
sión de los problemas de fundamentación, al azar la influencia de los posibles facto-
pero también como completamente desli- res perturbadores, haciendo así posible la
gado de una posibilidad de aplicación. aplicación del cálculo de probabilidades.
Sin embargo, este proceso de sistemati- A fin de poder explicar más concreta-
zación y abstracción conduce precisamente mente los principios enunciados, conviene
a ampliar el campo de aplicación, hecho utilizar un ejemplo de la investigación
que en verdad no es casual, porque al po- agrícola, no sólo por la razón histórica de
ner en claro la estructura lógica es posible que en este campo tuvo su origen el aná-
encontrar analogías y similitudes que en lisis de varianza, sino también porque la
una etapa anterior de elaboración estaban terminología especial utilizada ha perma-
oscurecidas por la interpretación de la geo- necido prácticamente sin cambios, a pe-
metría en términos espaciales. sar de haberse extendido a la experimenta-
U n ejemplo realmente ilustrativo de lo ción industrial y al de la investigación psi-
que acaba de afirmarse, es el de la apli- cológica y pedagógica, al extremo de cons-
cación de las geometrías finitas al diseño tituir ya un requisito básico en la formu-
de experimentos, pero antes de comenzar lación de planes de estudio para la for-
su tratamiento conviene indicar primera- mación de los profesionales en esas espe-
mente el género de problemas que trata cialidades, lo que dado el poco tiempo
esta moderna disciplina estadística y cuáles transcurrido desde su introducción y la
son sus principios fundamentales. reconocida reluctancia a introducir modi-
La técnica básica, inventada hace poco ficaciones en los programas, representa un
más de tres décadas por R. A. Fisher {^^) testimonio no desdeñable de la imp<irtan-
durante su fructífera actuación en la esta- cia que h a adquirido.
ción experimental agrícola de Rothams- Así, si se desea comparar el rendimiento
tead (dependiente de la Universidad de de distintas variedades de trigo, o el efec-
Cambridge) es la del análisis de varianza, to de distintos tratamientos con abonos

54 Cn.NCIA K INVF.STKIACIÓN
sobre cl rendimiento de u n a misma varie- completamente erróneos, aceptando como
dad, habrá que sembrar varias parcelas significativos efectos que no existen, o de-
con cada variedad (o se aplicará un mismo sechando otros realmente existentes que
tratamiento a un grupo de parcelas), cui- están enmascarados por la influencia de
dando que la asignación de la variedad o factores perturbadores, ya que las estima-
tratamiento a cada parcela se haga al azar ciones de eficiencia y error obtenidas me-
y no sistemáticamente. diante el cálculo de probabilidades serían
Si no se tuviera en cuenta esta última completamente ilusorias.
regla, y las parcelas correspondientes a ca- Es a esta causa que se debe el nombre
da variedad (o en cada tratamiento) se de planeo o diseño de experimentos, en
dispusieran vecinas entre sí, ¡as diferencias vez del de interpretación estadística u otro
en los rendimientos entre grupos de parce- cualquiera que resultara vinculado única-
las alejadas podrían deberse total o par- mente a la actitud pasiva de aplicar cier-
cialmente a variaciones en la composición tos métodos numéricos a mediciones obte-
química, en el estado físico o en la insola- nidas de cualquier manera.
ción o humedad del suelo, con lo que no
Finalmente, se explicará la aplicación
se sabría en realidad qué es lo que se está
del análisis de varianza a una experiencia
midiendo, y no podría evitarse la dificul-
comparativa entre diversas variedades de
tad alternando ordenadamente las parce-
maíz (o de tratamiento de una misma va-
las, porque si hubiera, por ejemplo, un
riedad ron distintos tipos de abonos).
gradiente de humedad en u n a dirección
determinada, las parcelas correspondien- Suponiendo que para obtener la posibi-
tes a tratamientos o variedades que estu- lidad de detectar cambios de cierta magni-
vieran colocadas sistemáticamente con res- tud mínima fijada en los rendimientos se
pecto a otras en la dirección favorable re- haya llegado a la conclusión de que por
sultarían favorecidas. cada variedad o tratamiento se necesita
Con los resultados obtenidos se calcu- realizar cinco observaciones, y que las va-
larán luego diversas estimaciones del error riedades a investigar son seis (o cinco tra-
experimental, cuya comparación mediante tamientos distintos y un testigo o trata-
tablas perfeccionadas por el Prof. Snede- miento n u l o ) , habrá que disponer un to-
cor (del Iowa State Collesre of Agricultu- tal de treinta parcelas en un campo expe-
re) y ya muy difundidas en textos y colec- rimental que permita una distribución en
ciones de tablas usuales, permitirá decidir, seis filas de cinco parcelas.
en términos de probabilidades, si las di- Mediante u n a tabla de números casua-
ferencias son significativas, es decir, las va- les o de azar (o mediante tablas de per-
riedades o tratamientos tienen realmente mutaciones al azar que suelen agregarse
influencia en el rendimiento, o por el con- a los textos de análisis de v a r i a n z a ) , se
trario, es válida la llamada hipótesis nula, asignará a cada parcela u n a variedad o
o sea que las discrepancias observadas se tratamiento, obteniéndose el plano siguien-
deben únicamente al error experimental, te, en el que cada número romano identi-
originado en este caso por la falta de per- fica la variedad o tratamiento aplicado:
fecta homogeneidad del suelo y de las con-
diciones en que se realiza el cultivo.
Como acaba de verse, esta técnica im-
plica no sólo u n a rutina de cómputos y I VI II II III
lecturas en tablas, sino también una inter- V III IV I V
vención activa en la realización de la ex-
periencia, porque la aplicación del análi- III V VI II VI
sis de varianza a u n a serie de resultados III I
IV VI IV
que no han sido obtenidos teniendo en
cuenta la regla de distribución al azar de IV II VI IV II
las parcelas puede conducir en u n a pro-
porción muy grande de casos a resultados I I V III V

T. 19, MARZO-ABRIL, lg6}


55
Los resultados obtenidos son los siguien- Estas estimaciones serán
tes, ordenados en columna según la varie-
dad o tratamiento; y los números repre- ti nj(xj—x)2
sentan el rendimiento, en quintales por 5,7 •
hectáreas:
Si Si (x.i—Xi)2
I II III IV VI S; = •,9^
2 4
16,3 16,5 18,0 18,5, •8,5 19,0
•6,7 16,6 18,1 19,0 18,4 •7,8 en las que el índice i identifica la fila del
•7,4 •9.4 18,4 •9,5 20,1 20,2 cuadro numérico en que se dispusieron las
16,5 •8,5 •9,3 21,0 21,0 21,0 observaciones, el ; la columna, la letra x
'9,o 20,7 2^,3 21,2 20,2 21,6 con dos subíndices u n a observación, la le-
tra X con u n a barra superior y sin índi-
Una primera insperción indica la exis- ces el promedio general, y con un índice
tencia de posibles diferencias, aunque no ;• el promedio de la columna, y rij el nú-
muy marcadas, porque por ejemplo la co- mero de observaciones en la columna j (no
lumna V I , en la que aparece el máximo es necesario que cada columna tenga un
rendimiento de 21,6 quintales, también número igual de observaciones, aunque es
muestra los valores 19,0 y 17,8 que están frecuente que así s e a ) .
dentro del campo de variación de las ci-
fras de la primera columna, donde apa-
recen los rendimientos mínimos. Las co- El cociente F = = 2,99
lumnas intermedias muestran un creci-
miento ordenado de los mínimos, no ocu-
rriendo lo mismo con los máximos, aun-
que las diferencias entre estos últimos son es mayor que el valor de 2,62 que da la ta-
menores. bla de Snedecor (en la que se entra eli-
Es evidente la necesidad de disponer de giendo la columna por el número de gra-
un procedimiento bien fundado que per- dos de libertad de la estimación mayor, y
mita llegar a una conclusión, y en este ca- la fila por el de la estimación menor) y
so se puede aplicar el análisis de varianza que es el valor máximo compatible con un
porque las observaciones han sido dispues- "nivel de significación" de 0,05. En otros
tas al azar con respecto a los posibles fac- términos, debido solamente al azar, el co-
tores perturbadores (falta de homogenei- ciente de las dos estimaciones puede llegar
dad del suelo y de condiciones de cultivo). a tener un valor que no supera 2,62 con
El procedimiento consiste en comparar una probabilidad de 0.95, pero puede to-
una estimación del error experimental m a r un valor mayor solamente con una
calculada mediante los promedios de co- probabilidad 0,05, razón por la cual se de-
lumnas (que representan cada u n o de secha la hipótesis nula, y se admite el re-
ellos u n a estimación del verdadero valor sultado de la experiencia como significa-
del rendimiento correspondiente al caso) tiva ( ' * ) .
y otra realizada utilizando únicamente las 7. D I S E Ñ O S DE BLOQUES INCOMPLETOS
diferencias entre las observaciones y el pro- EQUILIBRADOS. — U n a ventaja considera-
medio de su columna (eliminando de esta ble del análisis de varianza es que permite
manera las posibles diferencias entre va- una amplia flexibilidad para adaptarse a
riedades o tratamientos), y los denomina- las limitaciones que pueden encontrarse en
dores son los grados de libertad, determi- la práctica.
nados para el primero contando las co- U n a de estas adaptaciones es, precisa-
lumnas y restando la unidad, y para el mente, la que conduce a la utilización de
segundo restando del número total de ob- geometrías finitas, y corresponde al caso
servaciones el número anterior de grados en que, siguiendo el ejemplo anterior, el
de libertad y la unidad. campo experimental fuera reducido y no

50 CIENCIA E INVESTIGACIÓN
se pudieran ubicar en él todas las parcelas, y que no es otra cosa que la igualdad que
necesitándose recurrir a varios campos en debe obtenerse al contar por dos procedi-
distintas ubicaciones. mientos distintos el total de observaciones.
Entonces, ya no puede considerarse que Si X es el número de veces que un par
las observaciones se realizan en condicio- de variedades debe aparecer en un mismo
nes homogcnras, sino que habrá una va- bloque (llamado comúnmente "índice" del
riación sistemática de campo a campo que diseño), se obtiene una segunda relación
hay que tener en cuenta. Esta dificultad
se puede eliminar si en cada uno de los v{k— i) = \{v — I)
campos (o bloques en la terminología del
análisis de varianza) se pueden experi- que se deduce fácilmente teniendo en
mentar todas las variedades o tratamien- cuenta que una vez que se han asignado
tos, teniéndose un diseño a dos factores las parcelas correspondientes a cada varie-
controlados, por oposición al primero, en dad, en cada uno de los bloques utiliza-
el que se controlaba únicamente un fac- dos quedan disponibles k — i parcelas
tor (variedad o tratamiento), recurrién- para que los v — i pares que se pueden
dosc a la distribución al azar para los res- formar con todas las otras variedades apa-
tantes de posible influencia. Las modifi- rezcan exactamente A veces.
caciones correspondientes en los cómputos, Todo diseño de bloques incompletos
que no se detallarán, son muy simples. equilibrados, como se llama este tipo es-
De esta manera se podría obtener el nú- pecial, debe cumplir estas relaciones, que
mero total de observaciones a fin de obte- permiten una verificación inmediata. Pe-
ner una sensibilidad dada, que un análisis ro el problema inverso, o sea: dados los
previo permite determinar, a pesar de la cinco parámetros numéricos definidos an-
limitación señalada. teriormente, decidir si existe o no un di-
Pero podría ocurrir que los campos dis- ícño con esas características, no tiene otra
ponibles fueran tan pequeños que resulta- solución que intentar directamente la cons-
ra imposible que todas las variedades es- trucción, es decir, ensayar la distribución
tuvieran representadas en cada uno, en de las variedades en los bloques de mane-
cuyo caso también es posible aplicar el ra que cumplan con las condiciones fija-
análisis de varianza, con ciertas limitacio- das.
nes en la distribución de las parcelas. La Esto no es sorprendente, porque se trata
enunciación de estas limitaciones y la de- en realidad de un problema combinatorio,
mostración de la validez del método se y en estos problemas la regla es la falta
debe a F. Yates, íntimo colaborador de de métodos generales y la excepción la
Fisher {^^). existencia de procedimientos de solución.
Las reglas a respetar en este caso son las La dificultad señalada es muy seria,
siguientes: cada variedad no debe repetir- pues en cuanto los parámetros no son muy
se en un bloque, pero todas las varieda- pequeños el número de tanteos posibles
des deben replicarse (o sea aparecer en crece muy rápidamente. Existen algunos
bloques distintos) un número igual de ve- diseños definidos por sus cinco parámetros,
ces, cuidando además de que cada uno cuya posibilidad o imposibilidad de cons-
de los pares distintos de variedades que se trucción se ignora, y en general, aun sa-
puedan formar aparezcan un determina- biendo que el diseño es posible la cons-
do número de veces en un mismo bloque, trucción efectiva por el método directo es
y que todos los bloques tengan el mismo sumamente difícil.
número de parcelas. Los estadísticos han tratado de hallar
Si se llama b al número de bloques," ¿ métodos para resolver este problema en
al de parcelas en cada uno, v al número casos particulares, uno de los cuales es el
de variedades y r al de replicaciones, se simétrico de índice unidad.
obtiene inmediatamente una primera re- Un diseño de bloques incompletos equi-
lación, que es librados se llama simétrico si se verifica
b.k = v.r que el número de variedades es igual al

T. 19, MARZO-ABRIL, I(¡6^ 57


de bloques b = v, y como consecuencia de no sea tal que los bloques se toquen te-
la primera relación establecida anterior- niendo parcelas comunes.
mente, también A: = r. Pero si además el Escribiendo los bloques en fila se tiene
índice A. es unitario, es fácil probar que entonces:
dos bloques distintos tienen una sola va-
riedad común. I 2 3 2 4 7
Interpretando los bloques como rectas 3 5 7 I 4 5
y las variedades como puntos, algunas de I 6 7 3 4 6
las condiciones que deben cumplir los di-
seños de bloques incompletos equilibrados Cuando las rectas tienen más puntos, es
equivalen a los axiomas de la geometría prácticamente imposible la construcción
del plano proyectivo finito. gráfica, pero utilizando coordenadas de-
finidas sobre un cuerpo de Galois se la
En efecto, al ser de índice unitario, dos
puede realizar algebraicamente sin difi-
variedades distintas aparecen u n a sola vez
cultades.
en un mismo bloque y se cumple el primer
axioma (o sea, dos puntos determinan una De esta manera se sabe que todos los
recta), y al deducirse que dos bloques tie- diseños de bloques incompletos equilibra-
nen un número de variedades comunes dos, simétricos y de índice unidad, con u n
igual al índice, se tiene el segundo axioma número de parcelas por bloque igual a la
(dos rectas determinan un único p u n t o ) . fxjtcncia de un número primo más uno,
Las condiciones de simetría no son otra existe y se conoce la manera de construir-
cosa que los teoremas que se demuestran lo. A su vez el teorema de Bruck y Ryscr
como consecuencia directa de los axiomas, establece la imposibilidad de ciertos dise-
y a los que se hizo referencia. ños, como el caracterizado por los pará-
metros 0 = 4 3 ; tí = 4 3 ; kc=y y A . = i,
Podría objetarse que la situación es muy
que sería equivalente a un plano proyecti-
distinta, porcjue en el diseño dos bloques
vo de orden seis (^®).
no tienen una parcela común, y en cambio
Siguiendo el ejemplo anterior, basta re-
dos rectas tienen un punto común. Pero
tirar un bloque (equivalente a la recta im-
asi como los objetos de que se ocupa la
p r o p i a ) , y todas las variedades contenidas
geometría no están definidos n a d a más que
en él, obteniéndose el nuevo diseño (supo-
por los axiomas que cumplen y son posi-
niendo que la recta impropia es la 2, 5, 6) :
bles diversas interpretaciones, los axiomas
mismos no definen una interpretación par-
ticular de la relación que establecen, y en I 3 I 7 I 4
este caso la incidencia no tiene la interpre- 3 7 4 7 3 4
tación espacial de la geometría elemental,
El problema de la construcción de estos
pero es válida porcjue se cumplen los axio-
diseños particulares es importante no sola-
mas.
mente para la experimentación agrícola.
La configuración de Fano permite cons- Por ejemplo, sea un caso de evaluación de
truir, con esta interpretación, el diseño si- tests para medir resultados de métodos de
métrico de índice unidad, caracterizado enseñanza, en el que cada alumno ten-
por los siguientes parámetros: 6 = 7; dría que resolver varios tests. Cada bloque
¡j = T, ^ = 3 ; '• = 3 y A = i . de observaciones en condiciones homogé-
Para su construcción es posible apoyarse neas está dado por un alumno, pero no es
en la figura anterior (Fig. i ) , identifican- posible que un mismo alumno resuelva
do cada bloque como una recta, y determi- muchos tests en sucesión por el tiempo
nando las variedades que aparecen en cada que demandan y la posibilidad de fatiga.
u n o por los puntos correspondientes. U n a Si se trata de analizar cuatro tests, y cada
vez determinada la distribución de las va- alumno no puede ejecutar más de dos, el
riedades en los bloques el problema está diseño construido anteriormente con la
terminado, y no hay que pensar en que la geometría afín finita deducida de la pro-
distribución de las variedades en el terre- yectiva de orden 2, indica que es perfec-

58 CIENCIA E INVESTIGACIÓN
tamcntc posible llevarlo a cabo con seis I-I 2-2 3-3
alumnos. 2-3 3-1 1-2
8. CUADRADOS LATINOS Y PLANOS F I N I - 3-2 1-3 2-1
TOS. — Ya sea para resolver más eficien-
temente el problema de la distribución al Aparentemente, no habría dificultad
azar de observaciones en diseños con un para construir cuadrados latinos ortogona-
número relativamente alto de variedades, les de cualquier orden, pues con q elemen-
o para casos más complejos, con tres y cua- tos siempre se pueden formar q'^ pares or-
tro factores controlados, desde el comien- denados distintos. Sin embargo, hace casi
zo del desarrollo de la teoría del planeo dos siglos Euler se planteó u n problema
de experimentos se hizo uso de u n a confi- de esta clase que no pudo resolver.
guración llamada cuadrado latino, que En el lenguaje frecuentemente pintores-
consiste simplemente en distribuir q'^ ob- co de los matemáticos del siglo xviii, rl
jetos que pertenecen a q clases de q obje- problema que preocupó a Euler fué el de
tos cada una, formando una matriz cua- distribuir 36 oficiales, que pertenecen a seis
drada tal que en cada fila y en cada co- grados distintos y a seis regimientos (ha-
lumna aparece una sola vez un elemento biendo seis de cada grado y cada regi-
de cada clase. miento) en un cuadrado, de tal manera
U n ejemplo sencillo es el siguiente: que no apareciera repetida la asociación
de un grado con un regimiento. Este pro-
2 3 blema, conocido con el nombre de pro-
3 Ï blema de los 36 oficiales se enunciaría en
la terminología actual como el de la cons-
trucción de dos cuadrados latinos ortogo-
en el que 9 objetos, distribuidos en 3 clases •nales de orden q = 6, siendo las clases del
de tres elementos cada una se han dispues- primero los regimientos y las del segundo
to en la forma indicada (los números iden- los grados.
tifican las clases). Euler intentó resolverlo por medio de
Es perfectamente claro que mientras se tanteos, y finalmente renunció, conjetu-
trate de construir un solo cuadrado latino rando que era imposible y que también lo
de orden q (número de filas o de colum- era para cualquier orden q cuyo resto en
nas) no se presentará ninguna dificultad, la división por cuatro fuera dos (más pre-
pues definida una primer fila, basta cons- cisamente, congruente con dos módulo
truir las restantes q — i permutaciones cí- cuatro).
clicas para obtener las demás filas, que es La razón del fracaso de Euler en la
como se h a procedido en el ejemplo an- constatación por tanteos se debe a que el
terior. número de cuadrados latinos de orden 6
Pero en el caso de análisis de varianza es elevadísimo (fueron contados por Ya-
con cuatro factores controlados es preciso tes y Fisher), hallando que superaban los
construir con los mismos elementos dos 812 millones (^^). En general, el problema
cuadrados latinos ortogonales (o grecola- del recuento de cuadrados latinos de un
tinos), es decir, que si se superponen no orden dado requiere procedimientos espe-
aparece repetido ningún par ordenado. A ciales de enumeración que presentan serias
continuación se indican dos cuadrados la- dificultades, no conociéndose en la actua-
tinos ortogonales, de orden 3 : lidad resultados para q mayor que 7.
1 2 3 1 2 3
R. C. Bose (18) halló el resultado sor-
2 3 I prendente de que una serie de q — 1 cua-
3 I 2
2 3 I drados latinos mutuamente ortogonales dos
3 I 2
a dos era equivalente a un plano afín fi-
En efecto, superponiéndolos, e indican- nito (en el sentido de que a partir de la
do, por ejemplo los elementos del primer serie es posible construir efectivamente el
cuadrado como primeros elementos de los p l a n o ) , con lo que el viejo problema de
pares, se tiene: Euler y el más reciente de la existencia y

T. 19, MARZO-ABRIL, / p 6 j 59
construcción de cuadrados latinos ortogo- nos de Galois de orden igual a la potencia
nales eran aspectos parciales del de la exis- de un número primo, Bose ideó un méto-
tencia y construcción de planos finitos. do algebraico para la construcción de
Esta equivalencia se puede mostrar con q — I cuadrados latinos mutuamente or-
el plano afín de orden 3, que tendrá nueve togonales si q es potencia de un número
puntos. Indicando los puntos por letras, primo, y la geometría que se obtiene es
dispuestas en un cuadrado, y agregando Desarguesiana (^^).
los dos cuadrados latinos ortogonales del H. B. Mann extendió el método de Bose
mismo orden ya construidos anteriormen- para construir cuadrados latinos mutua-
te, se tiene: mente ortogonales, si en la descomposición
de q en factores primos, el factor menor
a b e 1 2 3 1 2 3 es mayor que dos, pudiendo construirse así
d e f 2 3 I 3 I 2 dos cuadrados latinos ortogonales de orden
g h i 3 • 2 2 3 I 12, dos de orden 15 y 3 de orden 20 (^'').
Pero mientras es posible probar que puede
Primeramente se construyen seis rectas, haber, como máximo, nada más que q — i
tomando para las tres primeras los puntos cuadrados latinos de orden q, con lo que
que forman las filas del cuadrado de pun- el método de Bose agota todas las posibi-
tos y para las tres segundas los que for- lidades si q es potencia de un número pri-
man las columnas, construyendo otros dos mo, no se sabe cuál es el número máximo
grupos de tres rectas superponiendo un que se puede construir si q no es potencia
cuadrado latino a los puntos y formando de un número primo, problema que está
cada recta con los puntos que correspon- vinculado a la ignorancia sobre la posibi-
den a un mismo número: lidad o imposibilidad de existencia de los
planos finitos de orden 12,15,20,... ya
abe a d g a f h a e i mencionada anteriormente.
d e f b e h b d i b f g
Es de notar que existen otros métodos
g h i c f i c c g c d h
para construir cuadrados latinos ortogona-
En cada grupo, las rectas no se cortan les, cuya aplicación para las series que fi-
(no tienen puntos comunes), por el pro- guran en las tablas de Fisher y Yates (^^)
cedimiento de construcción y forman un conduce en el caso de q^ : ^ 9 a una geome-
haz de paralelas, y dos rectas de haces tría no Desarguesiana.
distintos se cortan únicamente en un pun- Hasta 1959, sin embargo, ya sea por el
to, por la ortogonalidad de los cuadrados método de Bose o por otros, no se habla
latinos (los dos primeros grupos corres- logrado construir cuadrados latinos ortogo-
ponden a cuadrados no latinos, pero or- nales que desmintieran la conjetura de
togonales entre sí y con los cuadrados la- Eulcr, que en cambio había sido probada
tinos). para q = 6 en 1901, por Tarry.
No hay ninguna dificultad para obte- Pero en 1959, Bose y su discípulo S. S.
ner un plano proyectivo una vez construí- Shrikhande (^2) lograron construir dos
do uno afín, pues basta agregar un mismo cuadrados latinos de orden 22, probando
punto impropio a cada una de las rectas así la falsedad de la conjetura general, y
de un haz, y también la recta impropia simultáneamente E. T. Parker (^^) dos de
formada por los puntos impropios. orden 10, con lo cual, dado que para este
último orden el teorema de Bruck y Ryser
abcj adgk afhl aeim no establece la imposibilidad del plano fi-
dcfj bchk bdil bfgm nito correspondiente, se refuerza la con-
ghij cfik cegl c d h m jetura de su existencia. Es de notar que en
'el caso de Parker, había fracasado un tan-
j k 1m
teo previo de construcción de todos los
Coincidente con el resultado anterior- cuadrados latinos de orden 10 (cuyo nú-
mente mencionado de la existencia de pla- mero no se conoce) mediante una compu-

60 CIENCIA E INVESTIGACIÓN
tadora electrónica, empresa que hubo de ficado problemas aparentemente muy dis-
abandonarse después de 36 horas conti- tintos, como el de la existencia de planos
nuas de máquina sin haber hallado dos finitos. Como notable curiosidad reprodu-
ortogonales, que en cambio se obtuvieron cimos a continuación los dos cuadrados
mediante métodos algebraicos. latinos de orden 10 encontrados por Par-
De esta manera, no sólo se obtienen mé- ker en 1959, con los cuales se probó el
todos expeditivos para la construcción de error de Euler, que había conjeturado la
ciertos diseños de bloques incompletos imposibilidad de su existencia.
equilibrados, sino que también se han uni-

0 4 1 7 2 9 8 3 6 5 0 7 8 6 9 3 5 4 1 2
8 1 5 2 7 3 9 4 0 6 6 1 7 8 0 9 4 5 2 3
9 8 2 6 3 7 4 5 1 0 5 0 2 7 8 1 9 6 3 4
5 9 8 3 0 4 7 6 2 1 9 6 1 3 7 8 2 0 4 5
7 6 9 8 4 1 5 0 3 2 3 9 0 2 4 7 8 1 5 6
6 7 0 9 8 5 2 1 4 3 8 4 9 1 3 5 7 2 6 0
S 0 7 1 9 8 6 2 5 4 7 8 5 9 2 4 6 3 0 1
1 9 3 4 5 6 0 7 8 9 4 5 6 0 I 2 3 7 8 9
2 .S 4 5 6 0 1 8 9 7 1 2 3 4 5 6 0 9 7 8
4 5 6 0 1 2 3 9 7 8 2 3 4 5 6 0 1 8 9 7

En lo que precede se han indicado úni- planos finitos se emplean las cónicas fini-
camente aplicaciones simples de las geo- tas para la construcción de diseños facto-
metrias finitas, pero también se utilizan riales, habiéndose también propuesto, co-
geometrías tridimensionales para la cons- mo ya indicamos al principio, el empleo
trucción de otros diseños de bloques in- de las geometrías finitas en física.
completos equilibrados y, dentro de los

NOTAS Y REFERENCIAS

(1) The Found^jtimig of Diffcrentwl Gcomctry, Cain- chos idiomas. En castellano hay una traducción
bridRO (19:!2). do F. Cebrian, publicada por el Consejo Su-
(2) B . Knstanheimo: Oii the fun(lam('nt<jl prime, of perior de Investigaciones Científicas de Espa-
a finite world, Ann. Aend. Se. Fennieae, Serie ña, Madrid, 1953.
Matem. K ' 129 ( 1 9 5 2 ) ; .T. Jiirnefelt: Reflee- (9) Trnnjtactio'ns of the American Math. Soc, 8,
tionts on a finite approxúnation to euclidean geo- 379-388 (1907).
metry; physical and aMrmwmicnl prospects, (10) Es interesante observar que si en lugar del
Ann. Acad. Se. Fennieae, Serie Mat., N ' 96 plano se considera un espacio de dimensión su-
(1951). perior a dos, el teorema de Desargues es con-
(3) La demostración de estos teoremas, así como secuencia de los axiomas de incidencia. Es de-
un tratamiento completo de las Geometrías Fi- cir, las geometrías no-Desarguesianas aparecen
nitas, puede verse en varias ohras. Como mAs solamente en el plano.
conocidas, citamos: B. Segre: Lectures om Mo- (11) Prticeedings of the Americmi Math. Soc, 4,
dern Gcometri/, Kdizioni Cremonese, Roma 919-916 (1953), corrección, id. id., 5, 994-
( 1 9 6 1 ) ; M. Hall: The Theory of Groups. Mac- 997 (1954).
Millan, New York ( 1 9 5 9 ) ; Q. Pickert; Projek- (12) Malheimatical Tablea Aid¡a Còmput, 10, 186-194
tive Kbenen, Springer, Berlín ( 1 9 5 5 ) ; L. M. (1956).
BIumentlial: A Modern view of Oeometry, Free- (13) La memoria original de R. A. Fisher sobre el
man and Co., San Francisco y Londres (1961). análisis de varianza es: Studiea in crop varia-
(4) Detalles sobre cuerpos finitos pueden verse, tion, Journal of Agricultural Science, 11 (2*
por ejemplo, en G. Birkhofí • S. Mac Lañe; A p a r t e ) , págs. 107-135 (1920). P a r a una intro-
^un'ey of Modern Algebra, MacMillan, New ducción se puede citar, entre otros: D. R. Cox;
York (1941). Flanning of Experím&nts, New York, J. Wiley
(5) Transaclions of the American MathemaHcal So- (1959). Un repertorio completo de diseños
eiely, 7, 241-259 (1906). usuales, con explicación de la teoría y de los
(6) P a r a la demostración, ver por ejemplo el libro problemas prácticos es: Gochran y Cox: Expe-
de B. Segre citado en la nota 3. rimental Deaigna. New York, J. Willey. El es-
(7) <7a?wj(¡tVm Journal of MathenMtics, 1, 88-93 tado actual de la teoría se puede consultar en;
(1949). lí. Scheffe: The Anolyaia of Variante, New
(8) Loa FundannentOg de la Geometria de David Hil- York, J. Willey, 1959.
bert es una de las obras más importantes de (14) Los métodos estadísticos de verificación de hi-
toda la matemática moderna. Del original ale- pótesis son el objeto de una teoría especializa-
mán, Orundiagen der Oeometrie (1899), exis- da, debida originalmente a J. Neyman y E.
ten numerosas ediciones y traducciones a mu- Spearson, y actualmente muy desarrollada, cu-

T. 19, MARZO-ABRIL, I¡)6} 61


ya presentación es apenas esbozada en los tex- (20) The, construction of seis of orthogonál Latin
tos corrientes. P a r a u n a información razona- Squares, Annals of Mathematical Statistics, 13,
blemente completa, aunque no elemental, piiede 418-423 ( 1 9 4 2 ) . Puede verse también la obra
verse: H. Lehman: Testing Statiatical Ilypo- de Dugué citada en ( 1 6 ) .
thesi)^, New York, J. Willey ( 1 9 5 9 ) . (21) Tabula Estadísticas para Investigadores Oienti-
(15) Incomplete Rfindo-mized blocks, Annals of Exige- ficos, Madrid, Aguilar ( 1 9 5 4 ) .
nics. 7, 121-140 (193ti). (22) On the falsity of the Eulers Conjecftire ahout
(16) La aplicación de laa geometvÍHS finitas a la the non-existence of two orthogonal latín squa-
construcción de diseños experimentales se debe res of ordcr 4¿ + 2, Procecdings of the National
al estadístico hindú Raj Chandra Rose: On tfie Acad·cmy of Sciences. 45, 734-737 (1959). Una
coi-tstrtíctions of hnlanced incomplete blocka des- exposición considerablemente miis detallada y
ifniít. Annals of ICiigcnics, 9, ;Í53-Í199 (1939). nuevos contraejomplos de la conjetura de Euler,
Explicaciones más detalladas que las necesaria- de los cuale.s los más interesantes corresjwnden
mente breves que se dan en este artículo se a los órdenes 50, 58, 74, 82, 98 y 130, que
pueden consultar en: 11. 1Ï. Mann: Anahjsis son sumas de dos cuadrados y congruen[es con
and Desiírtb of ICxpeHwcnts, New York. Dover dos módulo 4 (y imr lo tanto rio se les aplica
(1949), y también en D. Duffue: Traite d'Ks- el teorema de liruck y Ryser) se encuentra en
UUistique ThfU^riquc ct Appliquée, París, Masson otro artículo de los mismos autores" On the
et CÍP. (1958). co}istmction of sets of vinttially orthogonal la-
(17) The fri.v b}/ six latín nqnares, Proceedings of ike tín sqiuires (ttid the falsity of the Ei^er's con^
Cambridge PhÜosophical ¿íociety, 30, 492-507 jerture, Transactions of the American Math^na.-
(1934). tical Society. 05, 191-209 (1960).
(18) Kn la memoria citada en la nota 16. (23) Orthogonal Latin Squnres, Procee-dings of the
(19) On ihe apftiiention of thc properties of Oolois- National Acadeviy of Sciences, 45, 359-862
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lin-SqiMres, Saiihkya, 3, 328-338 (1938).

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