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Cada vez le damos menos importancia a la contemplación, al espacio, al silencio, a la

espiritualidad, el misterio y lo desconocido, lo profundo, el equilibrio, las emociones, la luna, lo


descendente, la parte femenina, al útero, a la tierra, purusha.

Y cada vez le damos más importancia a prakriti, el sol, la parte masculina, la racionalidad, el
intelecto, lo conocido, la superficie, la carne, la sexualidad, la materia, la mente, la acción como
reacción, lo ascendente, el cielo, la expanción.

Para nuestra configuración mental, si esta es equilibrada, deberían ser igual de importantes.

Por lo contrario, somos cada vez más materialistas, intelectuales, carnales, activistas, sexuales,
machistas. ​Así lo predijeron todas las religiones y espiritualidades.​ El hombre se hace más
superficial con el tiempo. La religión cristiana lo refiere en el apocalipsis, la tradición india con
..., etc.

Somos cada vez más machistas. Ignoramos estas dos cualidades. Tan así que ligar la parte
femenina con lo que originalmente siempre estuvo vinculado es despectivo. Decir que una mujer
es delicada es un insulto. Lo emocional es inferior, la pasividad no es un atributo, etc. Machismo
es no darle el valor que tiene. Negar lo femenino solo trae más machismo. Eso hacen muchas
feministas extremas.

Cada vez somos más mentales. La mente es reacción, desde el deseo o aversión. Actualmente es
cada vez más importante trabajar la parte espiritual, pasiva, contemplativa, la ecuanimidad sin
reacción, para tener paz. Es bello. Por ejemplo, conocer la acción sin reacción. Así es como la
meditación da resultados tan potentes sin hacer nada.

¿Cómo me relaciono con los demás? ¿Desde lo que pienso, o lo que siento, o ambos? ¿Me cuesta
hacerme un amigo si no piensa igual que yo? ¿Me cuesta relacionarme con personas que no
elegí, o por el contrario conozco lo pasivo y lo incondicional? ¿Sé relacionarme con el otro
género independientemente de si hay deseo sexual? Si soy hombre, ¿puedo tratar con amor o
aprecio a una mujer sin que surja el deseo?

(...)

Todo el conocimiento y sabiduría ya se sabía desde la antiguedad. Desde hace como 2500 años
ya todo estaba escrito. El hombre moderno en realidad no descubrió nada. La ciencia moderna
tiene base en el 'descubrimiento' de que la tierra es redonda. Eso tiene una carga simbológica
importante. Pensamos a la tierra girando alrededor del sol y la luna girando alrededor de la
tierra. En lugar de valorar purusha y prakriti, sol y luna en un equilibrio como era
tradicionalmente, le damos un valor en jerarquía. Reduciendo así la cualidad humana.

Entre exagerar y subestimar no hay gran diferencia. Si pensamos a lo espiritual como


ascendente, como algo del cielo, le damos una carga más mental. Lo espiritual no eleva. El
espíritu siempre está ahi y no lo vemos. Es conectarse. El espíritu pasa a ser lo más elevado, en
lugar de lo más anclado. Si vemos todo desde la mente, en blanco o negro, en un solo sentido,
entonces que con el tiempo el hombre sea más superficial tiene que ser desesperante, casi
paranóico.

Desde el plano únicamente intelectual, todas las teorías conspirativas, por lo menos las más
generales, tienen mucho de interesante. Sin saber hasta donde tomarlas, como todo.

Sin embargo, la conspiranoia no viene por el lado intelectual, porque puedo saber todo eso y no
alterar mi equilibrio. La conspiranoia es la actitud. La actitud de darle al pensamiento, a la
superficie, al exterior, a lo ya conocido, todo o gran parte del valor de mi conocimiento.

La información no me permite conocer la realidad. La sabiduría es el verdadero conocimiento.


Incluso todo esto escrito puede ser solo información y no conocimiento depende la actitud con
la que se tome. La sabiduría no es solo lo ya conocido sino también lo que queda por conocer. La
realidad esta conformada por ambas partes. Si fuera solo lo conocido, entonces estaríamos
limitando la realidad a nuestra percepción, a nuestras sensaciones o pensamientos, a la mente.
Nos daríamos por resueltos, careceríamos de humildad, de interioridad, de libertad. Esa falta de
libertad es desesperante. Si soy inteligente, me exasperaría verme tan influenciado o
dependiente de un sistema, el que sea.

No importa si las sensaciones son lindas o feas, la ecuanimidad me permite conocer la paz en
cualquier sensación.

No importa el sistema al que pertenezca, si estoy en paz siempre voy a estar libre. Porque la
liberación lo es del espíritu. El exterior me condiciona pero no realmente, no internamente, no
integralmente.

Mi relación con el exterior me sirve de pauta para ver como estoy yo internamente. Si percibo
algo que no me gusta, mucho de lo mismo, una cuestión de salud o una reacción desmedida, es
una pista para ver qué asunto mio estoy ignorando. Ignorando no solo intelectualmente.

Los ciegos y el elefante es una parábola india que ​dice que se le pidió a seis ciegos que
determinaran como era un elefante palpando diferentes partes del cuerpo del animal. El hombre
que tocó la pata dijo que el elefante era como un pilar; el que tocó su cola dijo que el elefante era
una cuerda; el que tocó su trompa dijo que era como la rama de un árbol; el que tocó la oreja
dijo que era como un abanico; el que tocó su panza dijo que era como una pared; y el que tocó el
colmillo dijo que el elefante era como un tubo sólido.

Un rey les explicó:

"Todos ustedes están en lo cierto. La razón por la que cada uno de ustedes esté diciendo
diferentes cosas es que cada uno de ustedes tocó una parte diferente del elefante. Por lo tanto el
elefante tiene todas las características que mencionaron."

Nosotros vemos 3 espectros de color, la mantis religiosa percibe 13. Las aves migratorias
sienten los flujos electromagnéticos y nosotros no. Un hombre se rige por emociones muy
fuertes, otro por sus ideales. Un hombre piensa de una forma y otro de otra. La mente, sensorial
o racional, siempre es parcial.

Si un ciego quiere conocer lo que es un color o una imagen se podría valer de otros sentidos
para construir algo en su imaginación. Pero nunca sabría, porque nunca vio.

Si todo esto se entiende pero no se comprende, entonces resulta obvio. No vale el recíproco. Si el
sentimiento de obviedad es muy fuerte y viene acompañado de cierto agobio o aburrimiento,
entonces si es una doble implicación y vale el recíproco. Lo que es lo mismo, obvio o no, se
comprende sí y solo sí resulta bello.

Hay cosas que son de la experiencia. Podemos encontrarnos creyéndonos dueños de la verdad
por fiarnos en nuestras percepciones. Es lindo considerarlo. Creer que conocemos la realidad
nos hace arrogantes, se pierde respeto y el respeto une a las personas.

Sí, el mundo parece que va cuesta abajo. Por lo menos así lo podemos pensar. Sin embargo, hay
cada vez más oportunidades, las sepamos aprovechar o no. Mucha información, mucha
capacitación, personas y culturas más interconectadas. Si lo quiero hago un retiro de meditación
budista, con todo incluido, con un par de clicks, poca anticipación y gratis. O puedo encontrar
distintas actividades que me nutran el espíritu.

Lo importante es, con la dirección que toma la cultura, tener alguna actividad o espacio que
sirva de ancla para no perder el espíritu, lo humano y perder los estribos, no enloquecer, no
desequilibrarse. En el fondo, liberarse es lo único que me puede dar control real. Es un camino
cada vez más lindo, cada vez más amplio, que no termina.
Compasión

Que feo cuando hacemos de cosas que son del amor algo del ego. Fanáticos religiosos, lavaje
mental, ultradisciplina, misticismo, simbología... ¿Cuando medito vipassana me torturo o busco
atravezar el dolor? ¿Medito con ego y apego o con amor y libertad?

Sin embargo, es un poco inevitable. Por algún lado se empieza.

Si ya pudiera estar conectado con el momento presente con puro amor, sin nada de ego,
mente, apego, identificaciones... entonces ya lo habría logrado, ¿Cual es el objeto? No
habría nada que crecer, sería Dios.

¿Me frustra lo que cuesta meditar? ¿Pretendo alcanzar el nirvana de momento a otro o por
meditar un par de días? No... es un camino. Un camino muy largo.... Quizá en un par de vidas lo
alcance.

Al principio es inevitable convertirlo en algo de la mente. Por ejemplo, mucho trabajo para
lograr algo cuantitativamente chico (horas meditando para haber conectado un ratito, si es que
me doy cuenta) pero cualitativamente imposible de medir.

Sí, es triste ver tanta gente rebuscándosela así... con religiones y prácticas espirituales. Genera
aversión o apego en general.

Pero son personas! Todos sufren. Hay que saber tener comprensión.

Miro mi interior y veo dolor. Si lo niego, solo creo más sufrimiento. Miro mi alrededor y no
puedo ver dolor, porque no lo siento, solo veo el exterior de otros. Cuesta ver que el sufrimiento
es de todos, no individual.

Si yo no tengo compasión, si no veo mi dolor, entonces tampoco comprendo el de otros .


Entonces tengo orgullo, no veo nada que crecer, pretendo ya haber llegado en lugar de ir.
En cambio, cuanto más crezco puedo ver más dolor, mio o ajeno. Si no entiendo que es un
camino ¿por dónde voy a empezar?

Puedo empezar por juegos intelectuales, entretenerme con teorías rebuscadas, predecibles.
Puedo vivir en un juego de sensaciones, de apego y aversión, de limitar todo al plano del sentir.
Puedo creer que mi bienestar está en el exterior, en lo que como, dónde vivo, con quien ando,
qué hago, haciendome cada vez más dependiente. Todo con tal de no ver lo que esta enfrente.
Por trillado que suene cuando no se siente, si busco adentro mio puedo encontrar una paz que,
sin importar el tipo de sensación, linda o fea, permite que todo fluya con total equanimidad.

Si no tuvieramos todos esta experiencia, no podríamos siquiera entender al leerlo. Una máquina,
que no tiene alma, no encontraría ningun tipo de lógica en estas cosas. Todos experimentamos
paz. Todos experimentamos sufrimiento. No se puede comparar dos personas, hay cosas que
entran en juego que ni conocemos. Alguien puede interesarse en una práctica espiritual y pensar
"esto no es para mi, los más involucrados se ven demasiado tranquilos, insulsos, no hacen nada
de lo que a mi me gusta, ¿A qué aspiro? nunca podría ser como ellos, nunca podría vivir en un
monasterio, o ser un meditador ermitaño del monte, ¿a qué apunto?" La mente busca siempre
una finalidad. Los procesos son tan personales..., quisá dentro de 10 vidas me haga monje,
mientras tanto solo puedo crecer como lo siento, poco a poco, dando el paso que necesite dar en
este momento. Autocompasión, paciencia...

Cuando no hay compasión hay orgullo. Existe algo que llaman humildad y nadie sabe definir.
¿Quién dice ser humilde? "Soy humilde" dijo el menos humilde. Es como que es algo que está ahi
pero nadie lo tiene, o dice tenerlo. 'Creemos en la humildad'.

Cuando las personas son muy muy orgullosas se vuelven ateas de la humildad. No la ven, creen
que es un invento de la gente que creen inferior, que todos somos igual de egoistas, solo que
algunos justifican su ser menos, buscan identificarse. Pueden sentirse "librepensadores", viendo
a los 'humildes' como menos libres simplemente porque no los entienden. Pareciera que
aquellos que no entienden repiten los mismos patrones de siempre, como si los hubiera
inventado alguna especie de lider. Queriendo entender sin comprender, sin corazón. Serán
librepensadores por creer lo que quieren creer.

Las personas no son menos libres por no sentir la necesidad de cuestionar, sea intelectualmente
o con sus acciones. La libertad no se trata de ideologías ni reacciones. Al contrario, lo que
esclaviza es la mente y la liberación es del espíritu, sin importar si a favor o en contra de un
sistema. Creerse libre por aferrarse a una ideología o alguna reacción es como declararse
esclavo. Esclavo de un sistema que me imponen, me dominan, todo el tiempo me quieren
dominar ¿Qué puedo hacer yo? De otra forma no puedo explicar tanto sufrimiento. Es todo
externo a mi. No soy nada. No tengo interior.

Así, me ahogo en mi propio veneno. Si no me tengo compasión, tampoco la tengo a los demás.
Puedo señalar a cualquier religioso, practicante espiritual, sin hacerle ningun daño. El daño me
lo hago a mi cada vez que juzgo a alguien, no importa el tipo de persona que sea. No quiero
aceptar que al igual que él me falta tanto... Ese prejuicio puede servirme de pista para aquello
que desconozco. Evitando ese dolor, solo me genero más sufrimiento. El orgullo solamente
hunde. Endurece las caras, enfria.

La humildad es ver todo el camino que me falta.

Cuanto más me adentro, más soy capaz de ver. No porque falte más, en definitiva siempre
estuvo ahí, siempre estamos presentes. Sino que gano observación. Siempre puedo estar más
presente. Inevitablemente esto me da pena, compasión. Van de la mano. Veo que hay un camino
y así lo quiero recorrer...

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