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JESÚS FIJÓ LA PAUTA PARA CELEBRAR "LA CENA DEL SEÑOR" 3min.
La primera Cena del Señor se celebró el 14 de Nisán del año 33 E.C.
Estuvieron presentes Jesús y sus once apóstoles fieles
Jesús sabía que pronto entregaría su vida como sacrificio perfecto
Dispuso que su sacrificio se recordara con una ceremonia sencilla [lea Lucas 22:19, 20]
La Conmemoración de la muerte de Jesús tiene lugar una vez al año; constituye un recordatorio de la amorosa
provisión del rescate
Mediante tal provisión, Jehová demostró su amor, lo mismo que hizo Jesús al cumplir con su cometido
Jesús estuvo dispuesto a morir para que los seres humanos obedientes vivieran
Debemos ejercer fe en Cristo a fin de disfrutar de vida eterna [lea Juan 3:16, 36]
'Ejercer fe' requiere acción de nuestra parte [lea Santiago 2:24, 26]
Aquellos a quienes Dios aprueba se encaminan a la vida eterna, sea en el cielo o en la Tierra
La asistencia a la Conmemoración del año pasado fue de ____________ pero solo ___________ participaron de los
emblemas y manifestaron así su esperanza celestial
Los integrantes del "rebaño pequeño" llevan el nombre de Jehová Dios y de Jesucristo (re-S 199, 200; Lu 12:32; Rev 14:1) "Han
de reinar sobre la tierra" (Rev 5:10)
Como parte del Reino, impartirán indescriptibles bendiciones a la humanidad obediente
El espíritu de Dios otorga a cada miembro del "rebaño pequeño" la seguridad de que tiene esperanza celestial [lea
Romanos 8:16, 17]
Se les ha introducido en el nuevo pacto, el cual sirve de base para recoger a los israelitas espirituales Puesto que
Jesús se refirió al "nuevo pacto" cuando instituyó la Cena del Señor, únicamente quienes están en ese nuevo pacto
participan de los emblemas (Lu 22:20)
Se les llama "primicias para Dios" [lea Revelación 14:4]
De esta expresión se desprende que otras personas también gozarán del favor divino
Habrá "otras ovejas" que disfrutarán de vida eterna en la Tierra [lea Juan 10:16]
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Dios los favorece en gran medida; Jehová las proclamó "benditos" y las llamó "mi pueblo"
[lea Isaías 65:21-23]
Los integrantes de ambas clases, tanto la celestial como la terrestre, tienen motivos para estar agradecidos por la
bondadosa provisión del rescate
Aunque solo los ungidos participan de los emblemas, las otras ovejas están presentes en calidad de observadores
respetuosos que reflexionan con aprecio en el rescate
INFORMACIÓN ADICIONAL
¿Cómo se determina esta importante fecha?
En el primer siglo Jesús y los cristianos primitivos aceptaban la determinación de la fecha del 14 de Nisán
(que comenzaba a la puesta del Sol) según la fijaba el sacerdocio judío del templo de Jerusalén. Es digno de
nota que Jesús celebró la comida de la Pascua el 14 de Nisán, según la dirección que daba la ley de Moisés.
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(Éxo. 12:6-8; Lev. 23:5; Mat. 26:18-20) No comió la cena pascual el 15 de Nisán, como hace la mayoría de
los judíos hoy. Después de la destrucción del templo en 70 E.C., los cristianos tuvieron que determinar por sí
mismos la fecha pascual del 14 de Nisán.
Cuando el emperador romano Constantino hizo que el cristianismo apóstata fuera la religión estatal (325
E.C.), el Concilio de Nicea ordenó que la celebración de la Pascua florida se efectuara siempre el domingo
que subsiguiera a la Luna llena que se presentara el día del equinoccio primaveral (vernal), o la Luna llena
que viniera tras ese día. Por lo general esta fecha del equinoccio es el 21 de marzo. Si el decimocuarto día
contando desde la Luna nueva, considerado por ellos como el día de la Luna llena, caía en domingo, la
celebración de la Pascua florida se difería hasta el domingo siguiente. Esto se hacía para no concurrir con los
judíos y la minoría de cristianos, a los cuales se llamaba cuartodecimanos, que todavía tenían su celebración
el catorce de Nisán. De esta manera la cristiandad ha llegado a tener su “Jueves Santo” siempre en jueves
para conmemorar la Última Cena de Jesús, y su “Viernes Santo” siempre en viernes para conmemorar Su
muerte.
Por lo menos para 1880 los adoradores ungidos de Jehová se habían apartado de la práctica de la
cristiandad de celebrar la Cena del Señor varias veces al año y la observaban solo el 14 de Nisán
después de la puesta del Sol. Desde entonces hasta aproximadamente 1919 los cristianos
ungidos aceptaron las fechas que establecía el calendario judío para determinar el 14 de Nisán.
Se dieron cuenta de que el calendario judío alistaba la “Pascua” para el 15 de Nisán, después de
la puesta del Sol. No obstante, estos cristianos ungidos hicieron arreglos para celebrar la Cena del
Señor en la noche del 14 de Nisán, tal como lo hizo Jesús. Aun así, estos cristianos estaban
usando el calendario judío cuando aceptaban la determinación del mes de Nisán de cada año.
El calendario judío moderno determina el principio de su mes de Nisán por la Luna nueva
astronómica. Sin embargo, por lo general es dieciocho horas o más después de eso que se hace
visible en Jerusalén el primer asomo de la fase creciente de la Luna nueva. Cada año, en los
últimos tiempos, el cuerpo gobernante de los testigos de Jehová ha determinado la Luna nueva
efectiva que se hace visible en Jerusalén, que es la manera en que se determinaba el primero de
Nisán en los tiempos bíblicos. Por esta razón a menudo ha habido una diferencia de un día o dos
entre la fecha del Memorial o Conmemoración de los testigos de Jehová y la fecha del 14 de Nisán
según el calendario judío moderno.
Según nuestro método actual de calcular, la fecha del Memorial se aproxima a la Luna llena más cercana
después del equinoccio de primavera. Por ejemplo, en 1975 la fecha del Memorial, calculada a catorce días
desde la Luna nueva (más cercana al equinoccio de primavera) visible en Jerusalén, fue el jueves 27 de
marzo después de
la puesta del Sol. Apropiadamente, hubo también una Luna llena el jueves 27 de marzo de 1975. La fecha
para el Memorial de 1976, calculada por nuestro método actual, cae el miércoles 14 de abril, después de la
puesta del Sol. También hay Luna llena en esa misma fecha.
Por eso, si en el futuro alguien del pueblo de Jehová no estuviera en comunicación con el cuerpo gobernante,
pudiera determinar la fecha del Memorial con buena exactitud por medio de calendarios locales que muestren
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la primera Luna llena después del equinoccio de primavera. La celebración entonces acontecería
después de la puesta del Sol del día en que hay Luna llena.
Yo entendía que la celebración del Memorial siempre era en le noche de una luna llena.
Pero en 1977 el memorial fue el 13 de abril, y mi calendario indicaba que el 4 de abril
sería la luna llena. ¿Aque se debe esta diferencia?
Con frecuencia la celebración de la Cena del Señor y la luna llena sí coinciden, pero no
siempre. Por ejemplo, puede haber una diferencia de un día, dependiendo de donde viva uno
y el calendario que se utilice.
Para ver por qué son así las cosas es necesario que se entienda el método básico que en la actualidad utiliza
el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová para establecer la fecha para la celebración anual del
Memorial.
Fue el 14 del mes judío de Nisán, en la fecha de la Pascua, cuando Jesús mandó a sus seguidores que
conmemoraran su muerte. (Luc. 22:14-20) Apropiadamente, se llega a la fecha para la celebración del
Memorial como los judíos determinaban en aquel entonces la fecha para la Pascua. Ellos empezaban el mes
de Nisán cuando podían ver por primera vez la luna nueva en la primavera más cercana al equinoccio . La
Pascua llegaba catorce días después.—Isa. 66:23; Éxo. 12:2, 6.
Ahora los testigos de Jehová siguen este modelo antiguo al determinar la fecha del Memorial. Sírvase notar
que lo primero que es necesario establecer es cuándo la luna nueva más cercana al equinoccio de primavera
(alrededor del 21 de marzo) será visible en Jerusalén. Esta no es la fecha astronómica de la luna nueva
alistada en un calendario ni tabla astronómica. ¿Por qué? Porque la primera raja delgada de la luna nueva no
es visible sino hasta de dieciocho a treinta horas después del momento de la luna nueva astronómica.
Consideremos como ejemplo el año 1977. Al determinar el asunto con meses de anticipación para informar a
las congregaciones de toda la Tierra, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová tuvo que calcular
cuándo se haría visible en Jerusalén la luna nueva. Desde el punto de vista astronómico el instante de la luna
nueva fue a las 20:33 (8:33 de la noche) hora de reloj de Jerusalén el 19 de marzo de 1977. Por supuesto,
esa luna nueva no estaba visible entonces ni lo estaría por muchas horas. Pero ¿podía verse la primera raja
de la luna nueva la noche siguiente alrededor de la puesta del Sol? Debido a varios factores envueltos
parecía improbable que pudiera verse la Luna en el cielo algo brillante al oeste de Jerusalén para la puesta
del Sol el 20 de marzo de 1977. En consecuencia, el Cuerpo Gobernante se decidió por el 21 de marzo de
1977 como el tiempo en que, con seguridad, la luna nueva podría verse desde Jerusalén alrededor de la
puesta del Sol. Así, el 14 de Nisán comenzaría con la puesta del Sol del 3 de abril. Esa fue la fecha en que
los testigos de Jehová celebraron la Cena del Señor. ¿Qué hay de la luna llena aquel mes? ¿Cuándo fue?
Cuando condiciones atmosféricas extremadamente malas, algún desastre natural, o algo por el estilo,
absolutamente impidan que una familia o parte de una congregación se reúna con la congregación, las
personas aisladas pueden reunirse y considerar relatos bíblicos como los que se encuentran en Lucas 22:7-
23, 28-30 y 1 Corintios 11:20-31, además de considerar el significado de la ocasión. De igual manera, si se
hace imposible que una congregación se reúna la noche precisa debido a que se haya impuesto una queda,
tal vez la mejor opción sería reunirse en grupos de Estudio de Libro de Congregación o en grupos conforme a
vecindarios, y en el informe de asistencia de la congregación se anotaría la suma total de las personas que
estuvieron presentes en dichos grupos. Quizás hasta se pueda pronunciar un discurso breve, si hay un
hermano dedicado y capaz en el grupo. No hay que preocuparse si no hay emblemas apropiados, con tal que
en dicha situación de emergencia no haya nadie que anteriormente haya participado del pan y el vino como
cristiano ungido. w85 15/2 31
Bajo la Ley que Dios dio a Israel había un arreglo especial para la persona cuya situación no le permitía
participar de la cena regular de la Pascua; la persona podía hacerlo un mes (30 días) más tarde (Números
9:10, 11; 2 Crónicas 30:1-3, 15). De manera parecida, en una situación extremada en que un israelita
espiritual categóricamente no haya podido asistir a la Conmemoración ni se le hayan servido los emblemas el
14 de Nisán, éste podría participar 30 días más tarde. Esto aplicaría solo en el caso de un cristiano ungido,
que está bajo el mandato de participar del pan y el vino. (Gálatas 6:16.) w85 15/2 31
7 Es cierto que algunos rasgos de la Pascua que se celebró en Egipto se cumplieron, sin lugar a dudas, en
Jesús. Pablo asemeja a Jesús al cordero pascual, al decir: “Cristo nuestra Pascua ha sido sacrificado” (1
Corintios 5:7). El salpicar la sangre del cordero pascual sobre los postes y los dinteles de las puertas
garantizaba la salvación del primogénito de cada hogar israelita. De manera similar, es mediante el rociar la
sangre de Cristo que los de “la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos”
reciben salvación o “liberación por rescate” (Hebreos 12:23, 24; Efesios 1:3, 7). Además, no se había de
quebrar ni un solo hueso del cordero pascual, y esto también se cumplió en el caso de Cristo Jesús (Éxodo
12:46; Salmo 34:20; Juan 19:36). Por lo tanto, es correcto decir que, en ciertos aspectos, la Pascua era uno
de los muchos rasgos de la Ley que suministraba “una sombra de las buenas cosas por venir”. Todos estos
rasgos señalaban a Cristo Jesús, “el Cordero de Dios”. (Juan 1:29.)
8 No obstante, la Pascua no era estrictamente un tipo de la Cena del Señor. ¿Por qué no? Cuando la Pascua
se instituyó en Egipto, la carne del cordero asado había de comerse, pero no había de comerse la sangre
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del cordero pascual. Sin embargo, en contraste con esto, cuando Jesús instituyó la Conmemoración de su
muerte, él dio instrucciones específicas a los que estuvieron presentes en aquella celebración de que
comieran su carne y bebieran su sangre, simbolizadas por el pan y el vino (Éxodo 12:7, 8; Mateo 26:27,
28). En este importantísimo rasgo —la sangre— la Pascua no fue tipo de la Cena del Señor.
9 Hay algo más que no se debe pasar por alto. Jesús consideró con sus discípulos dos pactos relacionados,
“el nuevo pacto” y ‘un pacto para un reino’ (Lucas 22:20, 28-30). Ambos pactos tenían que ver con el que
los participantes estuvieran encaminados a participar como sacerdotes y reyes con Cristo Jesús. Pero en
Israel ningún residente forastero circuncidado podía llegar a ser sacerdote ni rey. En este aspecto, también,
hallamos otra diferencia entre la fiesta de la Pascua en Israel y la Cena del Señor. w85 15/2 17-18
5 Posteriormente, Jehová hizo más provisiones amorosas para su pueblo. Fue cuando millones de israelitas
salieron de Egipto y atravesaron el desierto del Sinaí. ¿Cómo podía aquella gran muchedumbre hallar
sustento en el desolado e inhóspito desierto? Aunque Jehová se había encolerizado con ellos debido a su
falta de fe, “abrió las mismísimas puertas del cielo. Y siguió haciendo llover sobre ellos maná para comer, y el
grano del cielo les dio”. “Con pan del cielo siguió satisfaciéndolos” durante 40 largos años. (Salmo 78:22-24;
105:40; Éxodo 16:4, 5, 31, 35.) No debe olvidarse tampoco que los israelitas no fueron los únicos en comer
del maná. “Una vasta compañía mixta” de personas que no eran israelitas ejercieron fe en Jehová y se
unieron a ellos en el éxodo de Egipto. A ellos Dios también les proveyó el maná. (Éxodo 12:38.)
6 Sin embargo, la humanidad ha tenido siempre una necesidad mayor que la del “pan del cielo” literal.
Los que comieron del maná provisto milagrosamente también envejecieron y murieron, puesto que la
condición pecaminosa heredada del hombre hace que la muerte sea inevitable, independientemente de la
alimentación. (Romanos 5:12.) Los sacrificios de Israel le permitieron mantener una buena relación con Dios,
pero aquellos sacrificios también pusieron de relieve la pecaminosidad de la nación. “En ningún tiempo
[pudieron] quitar los pecados completamente.” Además, aquellas ofrendas representaron el “solo sacrificio”
de Jesús que hace posible eliminar “perpetuamente” los pecados. Desde su posición ensalzada en el cielo,
Jesús puede ahora administrar los beneficios de aquel sacrificio. (Hebreos 10:1-4, 11-13.)
8 Jesús siguió explicando los beneficios que se derivarían de aquel “alimento”, diciéndoles: “Yo soy el pan de
la vida. Al que viene a mí, de ninguna manera le dará hambre, y al que ejerce fe en mí no le dará sed nunca.
[...] Porque ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último día”. (Juan 6:35-40.)
9 Aquellos judíos materialistas consideraron polémicas esas palabras de Jesús. Solo veían en Jesús al hijo
de José y de María. Jesús les advirtió: “Dejen de murmurar entre ustedes. Nadie puede venir a mí a menos
que el Padre, que me envió, lo atraiga; y yo lo resucitaré en el último día”. Entonces repitió: “Yo soy el pan de
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la vida. Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto y sin embargo murieron. Éste es el pan
que baja del cielo, para que cualquiera pueda comer de él y
no morir. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo; si alguien come de este pan vivirá para siempre; y, de hecho,
el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo”. (Juan 6:42-51.)
10 Por consiguiente, fue “a favor de la vida del mundo” —el mundo entero de la humanidad redimible— que
Jesús dio su carne. Y “cualquiera” del mundo de la humanidad que come simbólicamente de ese “pan”, por
medio de ejercer fe en el poder redentor del sacrificio de Jesús, puede entrar en el camino que lleva a la vida
eterna. La “vasta compañía mixta” que comió con los israelitas del maná en el desierto representó a la gran
muchedumbre de “otras ovejas” de Jesús quienes, junto con el resto ungido del “Israel de Dios”, están ahora
comiendo la carne de Jesús en sentido figurado. Comen esa carne por medio de ejercer fe en su sacrificio.
(Gálatas 6:16; Romanos 10:9, 10.)
11 El discurso de Jesús escandalizó a muchos de aquellos oyentes galileos. Esto no fue óbice para que
Jesús, todavía hablando sobre su carne, fuera un poco más allá: “Muy verdaderamente les digo: A menos
que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes. El que se alimenta de
mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día; porque mi carne es verdadero
alimento, y mi sangre es verdadera bebida”. (Juan 6:53-55.) ¡Realmente chocante! No solamente les
repugnaba a aquellos judíos la idea del canibalismo, sino que la Ley, en Levítico 17:14, prohibía
específicamente comer “la sangre de cualquier clase de carne”.
12 Por supuesto, con estas palabras Jesús estaba destacando que cualquiera que quisiera vida eterna tenía
que ejercer fe en el sacrificio que él iba a hacer al ofrecer su cuerpo humano perfecto y derramar su sangre
vital. (Hebreos 10:5, 10; 1 Pedro 1:18, 19; 2:24.) Esa provisión no es solo para los coherederos de Jesús.
También incluye a la “gran muchedumbre” que sobrevive a “la gran tribulación”, puesto que estos “han lavado
sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Su fe en el sacrificio de Jesús, fe que
demuestran también por el “servicio sagrado” que rinden a Dios, resulta en que se les conserve con vida a
través del mayor tiempo de angustia para la Tierra. De modo similar, Rahab fue declarada justa y sobrevivió
cuando Josué dio a Jericó irrevocablemente a la destrucción. (Revelación 7:9, 10, 14, 15; Josué 6:16, 17;
Santiago 2:25.)
“Vida en ustedes”
13 En Juan 6:53 y 54 Jesús relaciona las expresiones “vida eterna” y “vida en ustedes”. De modo que, en
este contexto, la expresión “vida en ustedes” parece tener un significado diferente del que tiene en Juan 5:26.
En otras partes de las Escrituras Griegas se usan expresiones de construcción gramatical similar a tener
“vida en ustedes”. Por ejemplo: “Tengan sal en ustedes” (Marcos 9:50) y “recibiendo en sí mismos la
recompensa completa”. (Romanos 1:27.) En estos ejemplos la expresión no significa el poder de conceder a
otros sal o una recompensa. Más bien, hace referencia a plenitud interior. Así, según el contexto de Juan
6:53, el tener “vida en ustedes” debe significar entrar al fin en la misma plenitud de la vida. Los del “rebaño
pequeño” de herederos del Reino experimentan esta condición cuando resucitan para vida en los cielos. Las
“otras ovejas” la experimentan después del fin de los mil años, cuando son probados y declarados justos para
vida eterna en la Tierra paradisíaca. (1 Juan 3:2; Revelación 20:4, 5.)
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14 Otros también pueden beneficiarse del “pan del cielo”. Jesús dijo del que ‘come su carne y bebe su
sangre’ y que muere: “Lo resucitaré en el último día”. Se entiende
que los cristianos ungidos que están durmiendo en la muerte son levantados al tocar la “última trompeta”, lo
cual tiene lugar durante la “manifestación” de Jesucristo en la gloria del Reino. (1 Corintios 15:52; 2 Timoteo
4:1, 8.) Pero ¿qué sucede en el caso de las “otras ovejas” en perspectiva que se duermen en la muerte? Son
de interés las palabras de Marta al tiempo de la muerte de Lázaro, puesto que en aquel tiempo los judíos
temerosos de Dios no tenían otra esperanza que la resurrección terrestre. La fe de Marta se expresó en las
siguientes palabras: “Yo sé que [Lázaro] se levantará en la resurrección en el último día”. (Juan 11:24.) Los
que estamos viviendo ahora en el tiempo de la presencia de Cristo podemos, por lo tanto, esperar que los
fieles de la “gran muchedumbre” que se duerman en la muerte tendrán una resurrección temprana en la
Tierra, de modo que puedan de nuevo participar del “pan del cielo” con la perspectiva de vida eterna. ¡Qué
grandiosa esperanza es esta, una esperanza garantizada por la misma resurrección de Jesús de entre los
muertos! (1 Corintios 15:3-8.) w86 15/2 15-19
8 Este pan es apropiado porque no contiene levadura, que en la Biblia representa corrupción o pecado. Pablo
aconsejó lo siguiente respecto a cierto hombre inmoral de una congregación: ‘Un poco de levadura hace
fermentar toda la masa. Quiten la levadura vieja, para que estén libres de fermento. Cristo nuestra pascua ha
sido sacrificado. Guardemos la fiesta, no con levadura de maldad e iniquidad, sino con tortas no fermentadas
de sinceridad y verdad’. (1 Corintios 5:6-8; compárese con Mateo 13:33; 16:6, 12.) El pan sin levadura es un
símbolo apropiado del cuerpo humano de Jesús, quien fue “leal, sin engaño, incontaminado, separado de los
pecadores”. (Hebreos 7:26.) Jesús estaba allí, en cuerpo humano perfecto, cuando dijo a los apóstoles:
“Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo”. (Mateo 26:26.) El participar del pan comiendo de él significa que el
que eso hace cree en el beneficio del sacrificio que Jesús hizo a su favor y acepta tal beneficio. Pero hay más
implicado.
10 Cuando Moisés describió inicialmente la cena de la Pascua, no mencionó ninguna bebida. Muchos
eruditos creen que el vino se introdujo en la Pascua mucho tiempo después, tal vez en el siglo II a.E.C.. Sea
como sea, el uso de vino en esta cena era común en el primer siglo, y Jesús no se opuso a ello. Cuando
instituyó la Conmemoración, usó el vino de la Pascua.
11 Puesto que la Pascua judía se celebraba mucho después de la vendimia, Jesús no habría usado jugo sin
fermentar, sino vino tinto que fácilmente podría representar su sangre. (Compárese con Revelación 14:20.)
La sangre de Cristo no necesitaba añadiduras, así que el vino puro es apropiado en vez de los vinos
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encabezados con coñac (tales como el oporto, el jerez o el moscatel) o vinos a los que se añaden especias o
hierbas (vermú, Dubonnet o muchos aperitivos). Sin embargo, no tenemos que preocuparnos por cómo se
haya elaborado un vino: si se le añadió o no un poco de azúcar durante la fermentación para hacerlo de
sabor o contenido alcohólico medio, o si se usó o no un poco de azufre para que se conservara. Muchas
congregaciones usan algún vino tinto comercial (como quianti, borgoña, beaujolais o clarete) o simple vino
tinto hecho en casa. El vino y el pan son sencillamente emblemas o símbolos; por lo tanto, si sobra algo del
pan o del vino, se puede llevar a casa y usarse después como cualquier otro artículo de consumo.
12 El que Jesús haya hablado de su sangre la noche de la Pascua puede haber traído a la memoria la sangre
del cordero allá en Egipto. Pero note que Jesús en realidad hizo una comparación diferente cuando dijo:
“Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes”.
(Lucas 22:20.) Anteriormente Dios había hecho un pacto con la nación del Israel carnal, y este fue inaugurado
con la sangre de animales sacrificados. Había una correspondencia entre la sangre de aquellos sacrificios y
la sangre de Jesús. En ambos casos hubo sangre implicada cuando Dios inauguró un pacto con la nación de
su pueblo. (Éxodo 24:3-8; Hebreos 9:17-20.) Un rasgo distintivo del pacto de la Ley fue que el Israel carnal
tenía la perspectiva de componer una nación de reyes y sacerdotes. (Éxodo 19:5, 6.) Pero después que
Israel no guardó su pacto con Jehová, Dios dijo que reemplazaría “el pacto anterior” con “un nuevo pacto”.
(Hebreos 9:1, 15; Jeremías 31:31-34.) La copa de vino que Jesús pasó entonces entre los apóstoles fieles
representó aquel nuevo pacto.
13 Los cristianos admitidos en ese nuevo pacto llegan a formar una nación espiritual de reyes y sacerdotes.
(Gálatas 6:16.) El apóstol Pedro escribió: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación
santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los
llamó de la oscuridad a su luz maravillosa”. (1 Pedro 2:9.) Queda claro cuál es la salvación que reciben: vida
en el cielo como cogobernantes con Jesús. Revelación 20:6 lo confirma: “Feliz y santo es cualquiera que
tiene parte en la primera resurrección; [...] serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil
años”.
14 De hecho, después que Jesús mandó a sus apóstoles que participaran del pan y del vino emblemáticos,
les dijo que ‘comerían y beberían a su mesa en su reino, y se sentarían sobre tronos para juzgar a las doce
tribus de Israel’. (Lucas 22:28-30.) Por consiguiente, el participar de los emblemas de la Conmemoración
significa más que sencillamente creer en el sacrificio de Jesús. Todo cristiano tiene que aceptar el rescate y
ejercer fe si quiere alcanzar vida eterna donde sea que la alcance. (Mateo 20:28; Juan 6:51.) Pero el
participar de los emblemas significa que uno tiene parte en el nuevo pacto, que ha sido escogido para estar
con Jesús en su Reino. w90 15/2 16-19
¿Qué hay del otro emblema? Para el primer siglo E.C. los judíos habían aceptado el uso de vino en la comida
pascual. Jesús mencionó el “producto de la vid” que se usaba en aquella celebración. (Lucas 22:18) Algunos
afirman que Jesús no estaba hablando de vino, sino de jugo de uva no fermentado. Sin embargo, el simple
jugo de uva no se hubiera mantenido sin fermentar desde la cosecha del otoño hasta la Pascua, que se
celebraba en la primavera, y por eso Jesús tiene que haber querido decir vino. El vino tinto de la uva
representaría apropiadamente la sangre de Jesús. Puesto que la “sangre preciosa” de Cristo era
completamente adecuada, no sería apropiado usar en el Memorial un vino que estuviera encabezado o
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alterado con coñac, como el Jerez, el Oporto, el Moscatel y otros vinos que sirven de ‘postre.’ (1 Pedro 1:19)
Tampoco sería apropiado usar un vino al cual se hubieran añadido especias o ciertas hierbas, vinos como el
Vermut, el Dubonnet o muchos otros vinos que se usan como ‘aperitivo.’ Más bien, un vino tinto sin azúcar
como el Quianti, el Borgoña o el Clarete es apropiado, o un vino tinto hecho en la casa que no haya sido
azucarado, preparado con especias ni encabezado. w82 1/3 30
En Palestina la cosecha de las uvas se efectuaba hacia fines del verano. Sin embargo, la Pascua judía y la
Cena del Señor tuvieron lugar en la primavera: seis meses después. Puesto que no había medios de
impedir la fermentación, naturalmente el jugo de uva se fermentaría. w87 1/8 5
Por lo tanto "tanto yáyin como tirosh," dice la Cyclopcedia de McClintock y Strong, "en su aceptación ordinaria
y popular, se referían a vino fermentado, embriagante.
En los pasajes condenatorios ninguna excepción se hace a favor de alguna otra clase de líquido que lleve el
mismo nombre , pero que no esté investida de las mismas cualidades peligrosas. Ni, de nuevo, hay en estos
pasajes alguna condenación terminante de la sustancia misma, que haría valer la conclusión de que en otra
parte ha de entenderse un líquido no fermentado. La condenación ha de entenderse del uso excesivo en
cualquier caso."
La palabra hebrea shekar a menudo se traduce "bebida fuerte." Desemejante del vino, shekar se hacía, no
del jugo de la uva, sino del jugo de otras frutas y de grano. La Traducción del Nuevo Mundo vierte la palabra
como "licor embriagante." Este se usaba en el servicio de Jehová: "Derrama en el santuario la ofrenda de
bebida de licor embriagante a Jehová." (Núm. 28:7) A pesar de su característica sumamente embriagante era
permitido a los israelitas: "Debes dar el dinero por lo que sea que tu alma anhele en lo que y ovejas y cabras
y vino y licor embriagante y todo lo que tu alma pida de ti, y debes comer allí delante tu Dios y regocijarte."
Deu. 14: 26.
¿ Qué hay, ahora, del vino que Pablo recomendó a Timoteo? El apóstol dijo: "No tomes agua, sino usa un
poco de vino [oinosl a causa de tu estómago y tus frecuentes casos de enfermedad." (1 Tim. 5: 23) ¿Por qué
mejoraría la condición estomacal de Timoteo con "un poco de vino"? ¿Hay algo en cuanto al jugo fermentado
de la uva que sea especialmente provechoso para muchas condiciones estomacales? ¿Hay algo cierto en
cuanto al vino que no sea cierto en cuanto al jugo de uva?
Como penicilina
El vino tiene vitaminas, pero también tiene vitaminas el jugo de uva. Pero el vino posee una acción que no
se halla en el jugo de uva no fermentado. Un informe del Times de Nueva York del 4 de abril de 1959 dijo: "El
Comité Francés de Estudios sobre el Alcoholismo informó hoy que el vino es un poderoso exterminador de
gérmenes cuya acción se compara a la de la penicilina......... El comité dijo que el profesor Masquelier de la
facultad médica de la Universidad Bordeaux había demostrado que el vino podía matar microbios. Mencionó
a los bacilos de la fiebre tifoidea, el bacilo del colon y el estafilococo. El informe dijo que una dosis de dos
centímetros cúbicos de vino tinto mató 2,000 estafilococos en un experimento de laboratorio en quince
minutos."
"El vino se usa extensamente en el tratamiento de enfermedades del sistema digestivo. Se halla que es
particularmente provechoso en la inapetencia, hipoclorhidria sin gastritis y dispepsia hiposténica. La
insuficiencia hepática menor no reacciona desfavorablemente al vino de mesa blanco seco y puro. El
contenido de tanino y las características antisépticas leves del vino lo hacen valioso en el tratamiento del
cólico intestinal 1 colitis mucosa, constipación espasmódica, diarrea y muchas enfermedades infecciosas del
conducto gastrointestinal."
Hablando de experimentos llevados a cabo por varios investigadores, el profesor Lucia continúa: "En
nuestro propio tiempo, Violle y Rosa estudiaron la incidencia de la tifoidea en Marsella y averiguaron que
muchos de los habitantes encontraron el sabor del cloro tan ofensivo que prefirieron arriesgar el enfermarse a
tomar una mezcla de la solución Javel exterminadora de gérmenes con su agua potable.
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Sugirieron una solución diferente, a saber: 50 centímetros cúbicos de vino tinto por cada litro de agua tratada
con cloro. Esto demostró ser un sustituto satisfactorio. Removió el cloro excesivo, y era agradable Sobre
todo, obró 'como desinfectante leve.' Ciertamente no hay duda de que el vino ejerce un 'efecto notable' aun
en agua contaminada. 'Puro, no perdona a los bacilos.' Diluido con agua muy contaminada (20,000 E. Coli
por litro) 'todavía controla victoriosamente.' En una serie cuidadosa de investigaciones de laboratorio sobre el
poder del vino bactericida sobre bacilos del grupo de disentería, Remlinger y Bailly concluyeron que los vinos
ordinarios ejercen un efecto bactericida sobre los bacilos de la disentería semejante al que ejercen sobre los
bacilos de la tifoidea."
Sabiendo lo que la ciencia médica ha descubierto en cuanto al vino, podemos entender cómo la condición
estomacal de Timoteo pudo ser mejorada materialmente usando "un poco de vino." Sin embargo, un exceso,
una cantidad inmoderada, perjudicaría su estómago. gS 1960 22-07 págs.20-24
PREPARATIVOS NECESARIOS
Los ancianos de la congregación querrán asegurarse de que todos los preparativos para la Conmemoración
se hayan hecho cuidadosamente y con bastante anticipación. Asegúrense de escoger a hermanos bien
capacitados para pasar los emblemas. Estos deben ser ancianos o siervos ministeriales, si los hay
disponibles. Asignen a suficientes hermanos para hacer esto, a fin de evitar una prolongación innecesaria.
Después que hayan servido al auditorio, se sentarán en la primera fila y el discursante les servirá los
emblemas. Finalmente, uno de ellos servirá al discursante.
La Pascua y la Conmemoración
6 Algunos han sugerido que las “otras ovejas”, quienes van aumentando en gran medida, deberían participar
de los emblemas. Su razonamiento es el siguiente: Puesto que “la Ley tiene una sombra de las buenas cosas
por venir”, y puesto que uno de los requisitos de la Ley era el que tanto los israelitas como los residentes
forasteros circuncisos celebraran la Pascua, esto daría a entender que ambas clases de personas mansas,
que forman “un solo rebaño” bajo el “un solo pastor”, deberían participar de los emblemas en la
Conmemoración (Hebreos 10:1; Juan 10:16; Números 9:14). Esto hace surgir una pregunta importante: ¿Era
la Pascua un tipo de la Conmemoración?
7 Es cierto que algunos rasgos de la Pascua que se celebró en Egipto se cumplieron, sin lugar a dudas, en
Jesús. Pablo asemeja a Jesús al cordero pascual, al decir: “Cristo nuestra Pascua ha sido sacrificado” (1
Corintios 5:7). El salpicar la sangre del cordero pascual sobre los postes y los dinteles de las puertas
garantizaba la salvación del primogénito de cada hogar israelita. De manera similar, es mediante el rociar la
sangre de Cristo que los de “la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos”
reciben salvación o “liberación por rescate” (Hebreos 12:23, 24; Efesios 1:3, 7). Además, no se había de
quebrar ni un solo hueso del cordero pascual, y esto también se cumplió en el caso de Cristo Jesús (Éxodo
12:46; Salmo 34:20; Juan 19:36). Por lo tanto, es correcto decir que, en ciertos aspectos, la Pascua era uno
de los muchos rasgos de la Ley que suministraba “una sombra de las buenas cosas por venir”. Todos estos
rasgos señalaban a Cristo Jesús, “el Cordero de Dios”. (Juan 1:29.)
8 No obstante, la Pascua no era estrictamente un tipo de la Cena del Señor. ¿Por qué no? Cuando la Pascua
se instituyó en Egipto, la carne del cordero asado había de comerse, pero no había de comerse la sangre del
cordero pascual. Sin embargo, en contraste con esto, cuando Jesús instituyó la Conmemoración de su
muerte, él dio instrucciones específicas a los que estuvieron presentes en aquella celebración de que
comieran su carne y bebieran su sangre, simbolizadas por el pan y el vino (Éxodo 12:7, 8; Mateo 26:27,
28). En este importantísimo rasgo —la sangre— la Pascua no fue tipo de la Cena del Señor.
9 Hay algo más que no se debe pasar por alto. Jesús consideró con sus discípulos dos pactos relacionados,
“el nuevo pacto” y ‘un pacto para un reino’ (Lucas 22:20, 28-30). Ambos pactos tenían que ver con el que
los participantes estuvieran encaminados a participar como sacerdotes y reyes con Cristo Jesús. Pero en
Israel ningún residente forastero circuncidado podía llegar a ser sacerdote ni rey . En este aspecto, también,
hallamos otra diferencia entre la fiesta de la Pascua en Israel y la Cena del Señor.
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10 Por eso, ¿a qué conclusión llegamos? El hecho de que los residentes forasteros circuncisos comieran del
pan sin levadura, las yerbas amargas y del cordero pascual no establece que los que hoy día forman parte de
las “otras ovejas” del Señor y que están presentes en la Conmemoración deberían participar del pan y del
vino. Ésta es una ocasión para que todos los seguidores de Jesús que son mansos como ovejas recuerden a
Jesús de manera muy especial. También pueden recordar que tienen que seguir ‘buscando a Jehová, justicia
y mansedumbre’ con la esperanza de salir con vida durante “el día de la cólera de Jehová”, para después
tener el gozo de alcanzar la perfección humana.
Otra razón importante para asistir es el hecho de que las verdades que se consideran durante el discurso de
la Conmemoración están entre “las cosas profundas de Dios”, el ‘alimento sólido que pertenece a personas
maduras’, no solo la leche de la “doctrina primaria” (1 Corintios 2:10;Hebreos 5:13–6:1). El discurso bíblico
hará que aumente nuestro aprecio por el amor que Jehová ha desplegado al hacer estos excelentes arreglos
relacionados con el Reino a fin de bendecir a la familia humana. También suministra la oportunidad para
‘mirar más atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús’.
El que unos a otros se pasen el pan y el vino les ayuda a tener mayor aprecio por las cosas sagradas que se
han considerado esa noche. También permite que se sepa qué esperanza tienen los que asisten... si celestial
o terrenal.
Por eso, a medida que la Tierra gire sobre su eje y el Sol vaya poniéndose en el horizonte por toda la Tierra,
todas las congregaciones de los testigos de Jehová, sean grandes o pequeñas, y todo grupo aislado se
reunirán en obediencia al mandato del Amo.
Pan sin levadura: Se puede usar pan, como el pan ácimo sin sazonar que usan los judíos, hecho solamente
de harina de trigo y agua. No use pan ácimo al que se le haya añadido ingredientes como sal, azúcar,
malta, huevos o cebolla. Usted puede hacer su propio pan sin levadura usando la siguiente receta: Mezcle
una taza y media de harina de trigo (si no se puede conseguir de trigo, use harina de arroz, de maíz o de
algún otro grano) con una taza de agua y haga una masa blanda. Entonces, pásele el rodillo hasta que la
masa quede del espesor de una galleta. Entonces póngala en un recipiente para hornear y hágale muchos
agujeritos usando un tenedor. Hornee la masa hasta que esté seca y tostada.
Vino: Use un vino tinto de uvas no adulterado, como el chianti, el borgoña o un clarete. No use vinos dulces
que hayan sido fortificados o mezclados con coñac, tales como el jerez, el oporto o el moscatel. No use vinos
a los que se les haya añadido especias o yerbas, como el Dubonnet y otros vinos que se usan como
aperitivo. También se podría usar vino tinto hecho en casa, siempre y cuando no haya sido endulzado,
sazonado con especias ni fortificado.
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Preparación del Salón del Reino
Mesa para los emblemas: Cubra la mesa con un mantel limpio y ponga suficientes platos y copas para
servicio eficaz. Se puede partir el pan y echar el vino en las copas antes que comience la reunión. Jesús no
estableció ningún precedente ritualista al respecto. Si las condiciones lo exigen, cubra los emblemas con un
paño limpio para protegerlos de los insectos.
Los que sirven los emblemas: Dé instrucciones de antemano respecto al procedimiento que se ha de
seguir para evitar cualquier demora o confusión al servir los emblemas a las personas que asistan a la
celebración, incluso al conferenciante y a los que sirven los emblemas.
Acomodadores: Mucho antes de comenzar la reunión, debe haber disponibles suficientes acomodadores
para dar la bienvenida y proveer asiento a las personas que vayan llegando.
Decoración floral: Se puede hacer provisión para esto, pero debe ser sencilla y de buen gusto.
Hora de la celebración: Aunque el discurso puede comenzar más temprano, los emblemas no se deben
pasar sino hasta después que se haya puesto el Sol. Se debe determinar localmente a qué hora se pondrá el
Sol el 4 de abril en su localidad.
Discurso de la Conmemoración: El conferenciante debe prepararse bien para que pueda presentar la
información en el tiempo asignado. Debe presentarla de manera clara y animadora para todos los
presentes. w85 15/2 16-19
“La copa de magnífica salvación alzaré, y el nombre de Jehová invocaré.” (SALMO 116:13.)
¿LE DELEITARÍA una canción sobre un futuro largo y feliz para usted? Pues hay una canción como esa entre
las favoritas desde mucho tiempo atrás. Pero usted está mejor capacitado que muchas otras personas para
entender esa canción significativa y disfrutar de ella. Los judíos la llaman el Hallel (Alabanza). Esta
composición, que abarca los Salmos 113 hasta 118 inclusive, nos insta a cantar el “Aleluya”, o ‘Alabar a Jah’.
2 Los judíos cantan el Hallel en su servicio de la Pascua, y evidentemente el cantarlo se remonta al tiempo en
que Dios tenía un templo donde se sacrificaban animales. Hoy se canta en los hogares judíos durante el
servicio y cena de la Pascua llamado el Seder. Pero pocos de los que lo cantan en su Seder captan el
verdadero sentido de Salmo 116:13: “La copa de magnífica salvación alzaré, y el nombre de Jehová
invocaré”. Sin embargo, ¿por qué se relaciona con la Pascua la salvación? ¿Pudiera estar implicada en esto
la salvación suya?
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Moisés anunció la décima. Jehová derribaría al primogénito de cada familia egipcia. (Éxodo 11:1-10.) Pero los
israelitas podían ser exceptuados de esto. ¿Cómo? Tenían que degollar una oveja, poner la sangre de este
animal en las jambas y el dintel de las puertas, y permanecer dentro mientras cenaban cordero, pan sin
levadura y hierbas amargas. Durante ese Seder, Dios ‘pasaría por alto’ a los primogénitos israelitas y no los
mataría. (Éxodo 12:1-13.)
4 Faraón, en reacción a esta décima plaga, dijo a Moisés: “Levántense, salgan de en medio de mi pueblo,
tanto ustedes como los demás hijos de Israel, y vayan, sirvan a Jehová”. (Éxodo 12:29-32.) Después que los
hebreos y “una vasta compañía mixta” de simpatizantes partieron, Faraón cambió de parecer y salió en
persecución de ellos. Dios entonces ayudó milagrosamente a Su pueblo a escapar a través del mar Rojo,
pero allí murieron Faraón y su ejército perseguidor. (Éxodo 12:38; 14:5-28; Salmo 78:51-53; 136:13-15.)
5 Moisés dijo a Israel en el mar Rojo: “No tengan miedo. Estén firmes y vean la salvación de Jehová, que él
ejecutará para ustedes hoy”. Después ellos cantaron: “Mi fuerza y mi poderío es Jah, puesto que él sirve para
mi salvación. Este es mi Dios, y yo lo elogiaré”. (Éxodo 14:13; 15:2.) Sí, la liberación de Israel, tanto de la
décima plaga como del mar Rojo, fue una salvación. El salmista bien pudo describir a Jehová como un Dios
“que ejecuta magnífica salvación en medio de la tierra”. (Salmo 68:6, 20; 74:12-14; 78:12, 13, 22.)
6 Los hebreos habían de celebrar la Pascua como acto conmemorativo de salvación. Dios dijo: “Este día
tiene que servirles de memoria, y tienen que celebrarlo como fiesta a Jehová durante todas sus
generaciones”. (Éxodo 12:14.) En cada cena de la Pascua, o Seder, el padre recordaría a su familia aquella
salvación. Jehová dio estas instrucciones: “Cuando sus hijos les digan: ‘¿Qué significa este servicio para
ustedes?’, entonces tienen que decir: ‘Es el sacrificio de la pascua a Jehová, que pasó por alto las casas de
los hijos de Israel en Egipto cuando plagó a los egipcios, pero libró nuestras casas’”. (Éxodo 12:25-27.)
7 El hecho de que todavía, en nuestro tiempo, los judíos celebren el Seder de la Pascua confirma la
historicidad de ese relato. Con todo, algunas de sus prácticas difieren de las que Dios mandó. El libro The
Origins of the Seder (Los orígenes del Seder) dice: “La Biblia contiene consideraciones extensas de la
Pascua y de la fiesta del Pan Ácimo; sin embargo, esas descripciones no se conforman a las observaciones
del día festivo en tiempos posteriores. En particular el ceremonial bíblico enfoca atención en el sacrificio
pascual, que no ocupa una posición central en la literatura posbíblica”. Una de las razones principales es que
los judíos no tienen un templo para sacrificios de animales.
8 Los cristianos pueden estudiar para su beneficio todas las fiestas dadas por Dios al Israel de la antigüedad,
pero por ahora ciertos aspectos de la Pascua merecen nuestra atención especial. Jesús, quien era judío,
celebró la Pascua. En la última ocasión que lo hizo, delineó la única celebración divina que tendrían los
cristianos: la Cena del Señor, la conmemoración de la muerte de Jesús. Como se ve, esta celebración
cristiana tiene relación con la Pascua.
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por M’Clintock y Strong, dice: “Ninguna otra sombra de buenas cosas por venir de la ley puede rivalizar con la
fiesta de la Pascua”. En particular el cordero de la Pascua tenía un significado que iba más allá de la
ceremonia que conmemoraba el hecho de que Dios había salvado a los primogénitos, y luego, de Egipto, a
todos los hebreos.
10 Aquel cordero era excepcional en varios sentidos. Por ejemplo, muchos sacrificios de animales prescritos
por la Ley de Moisés eran presentados por una sola persona por pecados o culpas personales, y varias
partes de los animales se quemaban en el altar. (Levítico 4:22-35.) Alguna de la carne de la ofrenda de
comunión se daba al sacerdote que oficiaba, o a otros sacerdotes. (Levítico 7:11-38.) Pero el cordero pascual
no se utilizaba en el altar, y lo ofrecía un grupo de personas, comúnmente una familia, quienes lo comían.
(Éxodo 12:4, 8-11.)
11 Jehová atribuyó un valor tan alto al cordero pascual que lo llamó “mi sacrificio”. (Éxodo 23:18; 34:25.)
Algunos eruditos han dicho que “el sacrificio pascual era el sacrificio por excelencia para Jehová”. Aquel
cordero indudablemente señalaba al sacrificio de Jesús, o lo tipificaba. Sabemos esto porque el apóstol Pablo
llamó a Jesús “nuestra pascua [que] ha sido sacrificado”. (1 Corintios 5:7.) A Jesús se le identificó como “el
Cordero de Dios” y “el Cordero que fue degollado”. (Juan 1:29; Revelación 5:12; Hechos 8:32.)
13 También hay sangre implicada en la salvación hoy día... la sangre derramada de Jesús. Cuando “estaba
cerca la pascua, la fiesta de los judíos”, en 32 E.C., Jesús dijo a un gran auditorio: “El que se alimenta de mi
carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día; porque mi carne es verdadero
alimento, y mi sangre es verdadera bebida”. (Juan 6:4, 54, 55.) Todos sus oyentes judíos estarían pensando
en la Pascua, que se avecinaba, y en que en Egipto se usó la sangre de un cordero.
14 En aquel momento Jesús no estaba considerando los emblemas que se usarían en la Cena del Señor.
Aquella nueva celebración que tendrían los cristianos no fue instituida sino hasta un año después, y por eso
ni siquiera los apóstoles que oyeron a Jesús en 32 E.C. sabían nada de ella. Con todo, Jesús estaba
manifestando que su sangre era esencial para la salvación eterna. Pablo explicó: “Por medio de él tenemos la
liberación por rescate mediante la sangre de ese, sí, el perdón de nuestras ofensas, según las riquezas de su
bondad inmerecida”. (Efesios 1:7.) Solo mediante el perdón sobre la base de la sangre de Jesús podemos
vivir para siempre.
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Hebreos 7:11, 23, 27.) Aunque la “vasta compañía mixta” que también salió de Egipto no tenía esos
privilegios, ellos, junto con los hebreos, podían tener la esperanza de llegar a la Tierra Prometida y disfrutar
de una vida normal adorando a Dios. Sin embargo, los siervos precristianos de Jehová tenían base para
esperar que, con el tiempo, podrían disfrutar de vida sin fin en la Tierra, donde, según el propósito divino,
viviría la humanidad. Esto concordaría con la promesa de Jesús en Juan 6:54.
16 Dios utilizó a siervos suyos de la antigüedad para que escribieran palabras inspiradoras respecto a que la
Tierra había sido creada para ser habitada y a que los rectos vivirían para siempre en ella. (Salmo 37:9-11;
Proverbios 2:21, 22; Isaías 45:18.) Con todo, ¿cómo podrían los verdaderos adoradores alcanzar esa
salvación si morían? Por restauración divina a la vida en la Tierra. Por ejemplo, Job expresó la esperanza de
que se le recordara y se le llamara de vuelta a la vida. (Job 14:13-15; Daniel 12:13.) Está claro que una forma
de salvación es para vida eterna en la Tierra. (Mateo 11:11.)
17 La Biblia también habla de salvación para vivir en el cielo, adonde fue Jesucristo después de su
resurrección. “Él está a la diestra de Dios, porque siguió su camino al cielo; y ángeles y autoridades y
poderes fueron sujetados a él.” (1 Pedro 3:18, 22; Efesios 1:20-22; Hebreos 9:24.) Pero Jesús no será el
único humano a quien se habrá llevado al cielo. Dios ha determinado que también tomará de la Tierra a un
grupo relativamente pequeño de otras personas. Jesús dijo a los apóstoles: “En la casa de mi Padre hay
muchas moradas. [...] Voy a preparar un lugar para ustedes. También, si prosigo mi camino y les preparo un
lugar, vengo otra vez y los recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén ustedes”.
(Juan 14:2, 3.)
18 Ciertamente la salvación para vida celestial en unión con Jesús es mucho más grandiosa que la limitada
salvación enlazada con la primera Pascua. (2 Timoteo 2:10.) Fue en la noche del último Seder válido, la
última cena pascual válida, cuando Jesús instituyó la nueva celebración para sus seguidores, que enfocó la
atención en salvarse para vida celestial. Dijo Jesús a los apóstoles: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”.
(Lucas 22:19.) Antes de considerar cómo deben observar esta celebración los cristianos, consideremos el
asunto de cuándo debemos observarla.
Un “tiempo señalado”
19 Jesús había dicho: “En gran manera he deseado comer con ustedes esta pascua antes que sufra”. (Lucas
22:15.) Después delineó la Cena del Señor, que sus seguidores habrían de celebrar en memoria de Su
muerte. (Lucas 22:19, 20.) La Pascua se celebraba una vez al año. Por lo tanto, es razonable que la Cena del
Señor se celebre anualmente. ¿Cuándo? Lógicamente sería en la primavera, para el tiempo de la Pascua.
Eso querría decir al llegar el 14 de Nisán (del calendario judío), más bien que adherirse siempre al viernes
porque en ese día de la semana murió Jesús.
20 De modo que el 14 de Nisán sería la fecha que Pablo tenía presente cuando escribió: “Cuantas veces
coman este pan y beban esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue”. (1
Corintios 11:26.) Por los siguientes dos siglos, muchos cristianos —se les llegó a conocer como
cuartodecimanos, del latín para “decimocuarto”— se adhirieron al 14 de Nisán. La enciclopedia de M’Clintock
y Strong informa: “Las iglesias de Asia Menor celebraban la muerte del Señor el día correspondiente al 14 del
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mes de Nisán, día en que, según opinaba toda la Iglesia antigua, tuvo lugar la crucifixión”. Hoy los testigos de
Jehová celebran la Cena del Señor anualmente en la fecha correspondiente al 14 de Nisán. Sin embargo,
algunos han notado que esto a veces difiere de la fecha en que los judíos celebran su Pascua. ¿Por qué?
21 El día hebreo se extendía desde una puesta de sol (cerca de las seis de la tarde) hasta la siguiente puesta
de sol. Dios mandó matar el cordero de la Pascua el 14 de Nisán “entre las dos tardes”. (Éxodo 12:6.)
¿Cuándo sería eso? Los judíos modernos se aferran al punto de vista rabínico de que el cordero tenía que
ser degollado hacia el final del 14 de Nisán, entre el tiempo en que el Sol empieza a descender (cerca de las
tres de la tarde) y la puesta misma del Sol. El resultado de esto es que celebran su Seder después de la
puesta del Sol, cuando el 15 de Nisán ya ha empezado. (Marcos 1:32.)
22 No obstante, tenemos buena razón para entender de otra manera esa expresión. Deuteronomio 16:6 dijo
claramente a los israelitas que habían de “sacrificar la pascua por la tarde, al ponerse el sol” (versión judía
Editorial Sigal). Esto indica que “entre las dos tardes” se refería al período crepuscular, desde la puesta del
Sol (que da comienzo al 14 de Nisán) hasta la oscuridad misma. Los antiguos judíos caraítas entendían esto
así, tal como lo han hecho los samaritanos hasta la actualidad. El que aceptemos que el cordero pascual fue
sacrificado y comido “a su tiempo señalado” el 14 de Nisán, y no el 15 de Nisán, es una razón por la cual la
fecha de nuestra Conmemoración a veces difiere de la fecha judía. (Números 9:2-5.)
23 Otra razón por la cual nuestra fecha quizás difiera de la de los judíos es que ellos emplean un calendario
determinado de antemano, un sistema que sólo quedó fijo en el siglo IV E.C. Mediante este pueden fijar
fechas con décadas o siglos de anticipación para el 1 de Nisán o para fiestas. Además, el antiguo calendario
lunar necesitaba que se le añadiera un decimotercer mes de vez en cuando para sincronizar las fechas del
calendario con las estaciones. El calendario judío actual añade este mes en puntos fijos; en un ciclo de 19
años, se añade a los años 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19.
24 Sin embargo, Emil Schürer dice que “para el tiempo de Jesús [los judíos] todavía no tenían un calendario
fijo, sino que basados en la observación puramente empírica comenzaban cada nuevo mes con la aparición
de la luna nueva, y basándose igualmente en la observación” añadían un mes según fuera necesario. “Si [...]
hacia el final del año se notaba que la Pascua fuera a caer antes del equinoccio vernal [alrededor del 21 de
marzo], se decretaba la intercalación de un mes antes de Nisán” (The History of the Jewish People in the Age
of Jesus Christ [Historia de los judíos en la era de Jesucristo], tomo I). Así, el mes adicional entra de forma
natural y no se añade arbitrariamente.
25 El Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová establece la fecha para la Cena del Señor según el
método antiguo. El 1 de Nisán se determina según el tiempo en que la luna nueva más cercana al equinoccio
de primavera probablemente se pueda observar durante la puesta del Sol en Jerusalén. Al contar 14 días
desde esa fecha se llega al 14 de Nisán, que generalmente corresponde al día de la luna llena. (Véase La
Atalaya del 1 de noviembre de 1977, páginas 671, 672.) Sobre la base de este método bíblico, a los testigos
de Jehová de todo el mundo se les ha anunciado que este año la Conmemoración se celebrará después de
la puesta del Sol el 10 de abril.
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26 Esta fecha corresponde al 14 de Nisán, que fue cuando Jesús celebró la última Pascua válida. Sin
embargo, el celebrar la Conmemoración enfoca una salvación que sobrepasa a lo que conmemora el Seder
judío. Todos tenemos que entender lo que sucede durante la Cena del Señor, lo que significa, y cómo está
implicada nuestra salvación.
“Degüellan el animal por la tarde [...] A medianoche cada familia come la carne [...] y entonces quema la
carne restante y los huesos antes del amanecer [...] Algunos eruditos han sugerido que puede ser que la
religión samaritana se parezca mucho a lo que era la religión bíblica antes de que el judaísmo rabínico le
diera nueva forma” (The Origins of the Seder [Los orígenes del Seder]).
2 En el capítulo 11 de 1 Corintios el apóstol Pablo consideró un asunto por el cual se nos pudiera juzgar.
Aunque dirigió sus comentarios a cristianos ungidos, su consejo es importante para todos, especialmente en
este tiempo. El que discernamos lo que nosotros mismos somos puede ayudarnos a tener la aprobación de
Dios y no ser juzgados. Pablo, al considerar la celebración anual de la Cena del Señor, escribió:
3 “El Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó un pan y, después de dar gracias, lo partió y
dijo: ‘Esto significa mi cuerpo a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí’. Hizo lo mismo
respecto a la copa también, después de haber cenado, al decir: ‘Esta copa significa el nuevo pacto en virtud
de mi sangre. Sigan haciendo esto, cuantas veces la beban, en memoria de mí’. Porque cuantas veces
coman este pan y beban esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue”. (1
Corintios 11:23-26.)
4 Después de la puesta del Sol el 10 de abril de 1990 los testigos de Jehová celebrarán la Conmemoración
de la muerte de Cristo. Por lo general el grupo que se reúne compone una congregación; así que habrá
espacio que pueden ocupar personas que todavía no son Testigos. ¿Cómo se llevará a cabo esa reunión? Se
presentará un discurso bíblico. Luego, después de una oración, se pasará el pan. Se hace otra oración antes
de pasar la copa. En vez de hacer todo esto por rito formal o procedimiento rígido, la cantidad de panes o
copas utilizados y la manera de pasarlos se efectúa de acuerdo con las circunstancias locales. Lo importante
es que esos artículos se hagan asequibles a todos los concurrentes, aunque la mayoría de ellos
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sencillamente se los pasarán unos a otros sin participar. Pero ¿qué cosas se pasan, y qué significan?
Además, ¿qué debemos considerar de antemano para discernir lo que nosotros mismos somos?
5 Hemos leído lo que Pablo ‘recibió del Señor’ respecto a la Conmemoración. También tenemos los relatos
de tres evangelistas, uno de los cuales estuvo presente cuando Jesús instituyó esta celebración. (1 Corintios
11:23; Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:19, 20.) Esos relatos dicen que primero Jesús tomó un
pan, oró, y entonces lo partió y lo distribuyó. ¿En qué consistía aquel pan? Correspondientemente, ¿qué se
usa hoy día? ¿Qué significa o representa ese pan?
6 Había a la mano cosas que se habían usado en la cena de la Pascua judía, y una de estas era el pan
ácimo, o sin levadura, el cual Moisés llamó “tortas no fermentadas, el pan de aflicción”. (Deuteronomio 16:3;
Éxodo 12:8.) Este pan se hacía con harina de trigo, pero sin usar levadura, sal ni condimentos. Como era
ácimo (hebreo: mats·tsáh), era plano y quebradizo; había que partirlo en pedazos cuyo tamaño facilitara el
comerlo. (Marcos 6:41; 8:6; Hechos 27:35.)
7 Jesús usó pan sin levadura en la Cena del Señor, y los testigos de Jehová hoy día hacen lo mismo. El pan
ácimo común que usan los judíos puede servir si no se le han añadido otros ingredientes, como malta,
cebolla o huevo. (Difícilmente cuadraría con la descripción de “pan de aflicción” el pan ácimo que contuviera
tales ingredientes.) O los ancianos de la congregación pueden pedir a alguien que prepare el pan sin
levadura con masa de harina de trigo y agua. Si no puede conseguirse harina de trigo, el pan sin levadura
puede hacerse con harina de cebada, de arroz, de maíz o de cualquier otro grano. Se le pasa un rodillo a la
masa hasta que queda fina y se la hornea sobre una lámina de cocer engrasada con un poco de aceite.
8 Este pan es apropiado porque no contiene levadura, que en la Biblia representa corrupción o pecado. Pablo
aconsejó lo siguiente respecto a cierto hombre inmoral de una congregación: ‘Un poco de levadura hace
fermentar toda la masa. Quiten la levadura vieja, para que estén libres de fermento. Cristo nuestra pascua ha
sido sacrificado. Guardemos la fiesta, no con levadura de maldad e iniquidad, sino con tortas no fermentadas
de sinceridad y verdad’. (1 Corintios 5:6-8; compárese con Mateo 13:33; 16:6, 12.) El pan sin levadura es un
símbolo apropiado del cuerpo humano de Jesús, quien fue “leal, sin engaño, incontaminado, separado de los
pecadores”. (Hebreos 7:26.) Jesús estaba allí, en cuerpo humano perfecto, cuando dijo a los apóstoles:
“Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo”. (Mateo 26:26.) El participar del pan comiendo de él significa que el
que eso hace cree en el beneficio del sacrificio que Jesús hizo a su favor y acepta tal beneficio. Pero hay más
implicado.
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común que él pasó, y qué significa esto para nosotros mientras nos esforzamos por discernir lo que nosotros
mismos somos?
10 Cuando Moisés describió inicialmente la cena de la Pascua, no mencionó ninguna bebida. Muchos
eruditos creen que el vino se introdujo en la Pascua mucho tiempo después, tal vez en el siglo II a.E.C.. Sea
como sea, el uso de vino en esta cena era común en el primer siglo, y Jesús no se opuso a ello. Cuando
instituyó la Conmemoración, usó el vino de la Pascua.
11 Puesto que la Pascua judía se celebraba mucho después de la vendimia, Jesús no habría usado jugo sin
fermentar, sino vino tinto que fácilmente podría representar su sangre. (Compárese con Revelación 14:20.)
La sangre de Cristo no necesitaba añadiduras, así que el vino puro es apropiado en vez de los vinos
encabezados con coñac (tales como el oporto, el jerez o el moscatel) o vinos a los que se añaden especias o
hierbas (vermú, Dubonnet o muchos aperitivos). Sin embargo, no tenemos que preocuparnos por cómo se
haya elaborado un vino: si se le añadió o no un poco de azúcar durante la fermentación para hacerlo de
sabor o contenido alcohólico medio, o si se usó o no un poco de azufre para que se conservara. Muchas
congregaciones usan algún vino tinto comercial (como quianti, borgoña, beaujolais o clarete) o simple vino
tinto hecho en casa. El vino y el pan son sencillamente emblemas o símbolos; por lo tanto, si sobra algo del
pan o del vino, se puede llevar a casa y usarse después como cualquier otro artículo de consumo.
12 El que Jesús haya hablado de su sangre la noche de la Pascua puede haber traído a la memoria la sangre
del cordero allá en Egipto. Pero note que Jesús en realidad hizo una comparación diferente cuando dijo:
“Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes”.
(Lucas 22:20.) Anteriormente Dios había hecho un pacto con la nación del Israel carnal, y este fue inaugurado
con la sangre de animales sacrificados. Había una correspondencia entre la sangre de aquellos sacrificios y
la sangre de Jesús. En ambos casos hubo sangre implicada cuando Dios inauguró un pacto con la nación de
su pueblo. (Éxodo 24:3-8; Hebreos 9:17-20.) Un rasgo distintivo del pacto de la Ley fue que el Israel carnal
tenía la perspectiva de componer una nación de reyes y sacerdotes. (Éxodo 19:5, 6.) Pero después que
Israel no guardó su pacto con Jehová, Dios dijo que reemplazaría “el pacto anterior” con “un nuevo pacto”.
(Hebreos 9:1, 15; Jeremías 31:31-34.) La copa de vino que Jesús pasó entonces entre los apóstoles fieles
representó aquel nuevo pacto.
13 Los cristianos admitidos en ese nuevo pacto llegan a formar una nación espiritual de reyes y sacerdotes.
(Gálatas 6:16.) El apóstol Pedro escribió: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación
santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los
llamó de la oscuridad a su luz maravillosa”. (1 Pedro 2:9.) Queda claro cuál es la salvación que reciben: vida
en el cielo como cogobernantes con Jesús. Revelación 20:6 lo confirma: “Feliz y santo es cualquiera que
tiene parte en la primera resurrección; [...] serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil
años”.
14 De hecho, después que Jesús mandó a sus apóstoles que participaran del pan y del vino emblemáticos,
les dijo que ‘comerían y beberían a su mesa en su reino, y se sentarían sobre tronos para juzgar a las doce
tribus de Israel’. (Lucas 22:28-30.) Por consiguiente, el participar de los emblemas de la Conmemoración
significa más que sencillamente creer en el sacrificio de Jesús. Todo cristiano tiene que aceptar el rescate y
ejercer fe si quiere alcanzar vida eterna donde sea que la alcance. (Mateo 20:28; Juan 6:51.) Pero el
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participar de los emblemas significa que uno tiene parte en el nuevo pacto, que ha sido escogido para estar
con Jesús en su Reino.
16 La noche en que Jesús instituyó la Cena del Señor, dijo a sus apóstoles leales que estaba preparando un
lugar para ellos en el cielo. (Juan 14:2, 3.) Sin embargo, recuerde que Jesús también dijo que los que
participaran del pan y del vino estarían con él en su Reino y se sentarían sobre tronos para juzgar. ¿Serían
solo los apóstoles? No; porque después el apóstol Juan se enteró de que también otros cristianos vencerían
y ‘se sentarían con Jesús en su trono’, y juntos llegarían a ser ‘un reino y sacerdotes para gobernar sobre la
tierra’. (Revelación 3:21; 5:10.) Juan también se enteró de la cantidad total de cristianos que son “comprados
de la tierra”: 144.000. (Revelación 14:1-3.) Como este es un grupo relativamente pequeño, un “rebaño
pequeño” en comparación con todos los que han adorado a Dios a través de los siglos, se requiere
discernimiento especial al tiempo de la Conmemoración. (Lucas 12:32.)
17 Pablo sacó a relucir este asunto en su carta a los corintios cuando algunos apóstoles todavía estaban
vivos y Dios estaba haciendo un llamamiento a los cristianos para que ‘fueran santos’. Pablo dijo que se
había desarrollado una práctica mala allí entre los que tenían que participar de los emblemas. Algunos
tomaban comidas de antemano y comían o bebían demasiado, lo cual los ponía soñolientos y embotaba sus
sentidos. Como resultado, no podían ‘discernir el cuerpo’, el cuerpo físico de Jesús representado por el pan.
¿Era muy serio eso? ¡Sí! Por participar indignamente se hacían ‘culpables respecto al cuerpo y la sangre del
Señor’. Si se mantenían alerta tanto mental como espiritualmente, ‘podrían discernir lo que eran y no se les
juzgaría’. (1 Corintios 1:2; 11:20-22, 27-31.)
18 ¿Qué tenían que discernir aquellos cristianos, y cómo? En primer lugar tenían que comprender en el
corazón y la mente que se les había llamado para estar entre los 144.000 herederos de la vida celestial.
¿Cómo discernían eso?, y ¿deberían creer muchos hoy que son parte de ese grupito que Dios ha escogido
desde los días de los apóstoles?
19 En realidad, solo una minoría muy pequeña de cristianos verdaderos hoy día discierne eso acerca de sí.
En la celebración de la Cena del Señor de 1989, más de 9.479.000 personas se reunieron en las
congregaciones de los testigos de Jehová por toda la Tierra. Alrededor de 8.700 personas manifestaron tener
la esperanza de ser ‘salvadas para el reino celestial’. (2 Timoteo 4:18.) La inmensa mayoría —sí, otros
millones de cristianos leales y benditos que se reunieron— discernió que su esperanza definitivamente era
vivir para siempre en la Tierra.
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20 En el Pentecostés de 33 E.C. Dios empezó a escoger a los 144.000 para la vida celestial. Puesto que esa
esperanza era nueva, una que no habían tenido los siervos de Dios antes del tiempo de Jesús, ¿cómo
llegarían a saber de ella, o a tener la seguridad de ella, los escogidos? Lo disciernen por el testimonio que de
ello les da el espíritu santo de Dios. Esto no significa que de hecho ven el espíritu —no es una persona— ni
que tienen alguna vista mental del espíritu comunicándose con ellos, ni que oyen voces de la región de los
espíritus. Pablo explica: “El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios [...]
También somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos
juntamente para que también seamos glorificados juntamente”. (Romanos 8:16, 17.)
21 Ese testimonio, o comprensión, da nueva orientación a su modo de pensar y su esperanza. Siguen siendo
humanos y disfrutan de las cosas buenas de la creación terrestre de Jehová, pero lo más importante en su
vida y lo que más les interesa es ser coherederos con Cristo. No han llegado a tener estas perspectivas por
emoción. Son gente normal y equilibrada en sus puntos de vista y su conducta. Pero por haber sido
santificados mediante el espíritu de Dios, están convencidos de su llamamiento y no están constantemente
en dudas al respecto. Comprenden que alcanzarán la salvación en el cielo si demuestran que son fieles. (2
Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 2:10-12.) Después de entender lo que el sacrificio de Jesús significa para
ellos, y discernir que son cristianos ungidos por espíritu, participan con modestia de los emblemas en la
Conmemoración.
22 La mayoría de los que obedientemente se reunirán el 10 de abril no tienen esa esperanza, porque Dios no
los ha ungido con espíritu ni los ha llamado a la vida celestial. Como indicamos, Dios empezó a escoger a los
144.000 allá en los días de los apóstoles. Pero cuando terminara ese llamamiento, era de esperarse que
otros que llegaran a adorarlo tendrían la esperanza que tuvieron Moisés, David, Juan el Bautizante y otros
fieles que murieron antes de que Jesús abriera el camino a la vida celestial. Por eso, actualmente hay
millones de cristianos leales y celosos que no participan de los emblemas en la Conmemoración. Estos
cristianos disciernen lo que son ante Dios en el sentido de que perciben su esperanza válida. Se benefician
de la sangre y del cuerpo de Jesús al recibir el perdón de sus pecados y luego alcanzar vida sin fin en la
Tierra. (1 Pedro 1:19; 2:24; Revelación 7:9, 15.)
23 Por lo tanto, anhelemos la feliz celebración del 10 de abril. Será un tiempo para ejercer discernimiento,
pero también un tiempo de gozo. Gozo para el pequeño número de los que tienen la esperanza celestial,
quienes debida y obedientemente participarán del pan y del vino. (Revelación 19:7.) También será causa de
regocijo para millones de cristianos felices que esa noche observarán y aprenderán, quienes tienen la
esperanza de recordar para siempre en la Tierra esa significativa celebración. (Juan 3:29.)
Un erudito da esta opinión en cuanto a por qué se añadió el vino: “[La Pascua] ya no sería una reunión anual
solemne de varones adultos; llegaría a ser la ocasión de festividad para la familia, en la que el beber vino
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tenía un lugar natural” (The Hebrew Passover—From the Earliest Times to A.D. 70 [La Pascua hebrea...
desde el comienzo hasta A.C. 70], por J. B. Segal).
Desde la antigüedad se han empleado sal, clara de huevo y otras sustancias para aclarar el vino o dar realce
a su color o su sabor, y los romanos hasta usaban azufre como desinfectante al hacer vino.
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El apóstol Pablo dijo que los que toman el pan y el vino “siguen proclamando la muerte del Señor,
hasta que él llegue”. (1 Corintios 11:26.) Por eso, la ceremonia se centra en la muerte de Jesús y
el significado de esta para la humanidad. Es una ocasión seria, un tiempo de reflexión sobre la
bondad de Dios y el agradecimiento que debemos mostrar a Jehová y a su Hijo. (Romanos 5:8;
Tito 2:14; 1 Juan 4:9, 10.) Por eso, Pablo advirtió: “Por consiguiente, cualquiera que coma el pan o
beba la copa del Señor indignamente, será culpable respecto al cuerpo y la sangre del Señor”. (1
Corintios 11:27.)
Cómo observarla con dignidad
Desde luego, a Dios no le agradaría que profanáramos la ocasión participando en actividades
cuestionables o adoptando costumbres paganas. (Santiago 1:27; 4:3, 4.) De modo que quedarían
excluidas las actividades populares relacionadas con la Semana Santa. En obediencia al mandato
de Jesús de ‘seguir haciendo esto en memoria de él’, queremos observar la Conmemoración tal
como él la instituyó. (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24, 25.) Esto descartaría los añadidos que las
iglesias de la cristiandad han hecho a la celebración. La New Catholic Encyclopedia admite que “la
misa actual es muy diferente de la ceremonia sencilla que celebraron Cristo y sus apóstoles”.
Además, al celebrar la misa con frecuencia, incluso diariamente, la cristiandad se ha desviado de
lo que Jesús quería que se hiciera y la ha convertido en un acontecimiento ordinario.
Pablo escribió a los cristianos de Corinto sobre el tomar indignamente los emblemas porque se
había presentado un problema en la congregación con respecto a la Cena del Señor. Algunos no
respetaban lo sagrado de la ocasión. Llevaban su cena y se la comían antes de la reunión o
durante esta. A menudo comían y bebían en exceso, lo cual los adormecía y embotaba sus
sentidos. Como no estaban mental ni espiritualmente alerta, no podían ‘discernir el cuerpo’, y se
hacían ‘culpables respecto al cuerpo y la sangre del Señor’. Por otro lado, los que no habían
cenado tenían hambre y también se distraían. Prácticamente ninguno de ellos estaba en
condiciones de tomar los emblemas con aprecio ni tenía plena conciencia de la seriedad de la
ocasión, que se efectuaba en memoria de la muerte del Señor. Tales actos resultaron en que se
dictara sentencia contra ellos, pues estaban mostrando falta de respeto, incluso desprecio, a dicha
ceremonia. (1 Corintios 11:27-34.)
Se requiere discernimiento
Algunos han tomado los emblemas de la Conmemoración y más tarde se han dado cuenta de que
no debieron hacerlo. Los que tienen el derecho de tomarlos han sido escogidos por Dios y cuentan
con el testimonio de Su espíritu al respecto. (Romanos 8:15-17; 2 Corintios 1:21, 22.) No es la
decisión o determinación personal de ellos la que los hace dignos de ese privilegio. Dios ha
limitado a 144.000 el número de los que gobernarán con Cristo en los cielos, un número
relativamente pequeño en comparación con la cantidad de personas que se benefician del rescate
de Cristo. (Revelación [Apocalipsis] 14:1, 3.) Se empezó a escoger a estas personas en los días
de Jesús; por eso es lógico que sean pocos los que toman los emblemas en la actualidad. Y a
medida que algunos de ellos mueren, el número debe ir menguando.
¿Qué pudiera llevar a una persona a tomar sin derecho los emblemas? Tal vez lo haga debido a
sus creencias religiosas anteriores, como la de que todos los fieles van al cielo. O puede que lo
haga por ambición o egoísmo, porque piensa que es más merecedora que los demás y desea
prominencia. Quizás tome el pan y el vino como resultado de fuertes emociones provocadas por
problemas graves o una tragedia que hacen que pierda el deseo de vivir en la Tierra. También
puede deberse a la amistad íntima con alguien que tiene el llamamiento celestial. Debemos
recordar que Dios es el único que toma tal decisión, no nosotros. (Romanos 9:16.) Por lo tanto, si
una persona que ha estado tomando los emblemas encuentra que, “después de escrutinio”,
realmente no debió haberlos tomado, debe dejar de hacerlo. (1 Corintios 11:28.)
La esperanza que Dios ha ofrecido a la mayoría de la humanidad es vivir para siempre en una
Tierra paradisíaca. Es una magnífica bendición que esperamos con anhelo y con la que podemos
identificarnos fácilmente. (Génesis 1:28; Salmo 37:9, 11.) Es aquí en la Tierra donde los fieles
volverán a ver a sus seres queridos resucitados y conocerán a los justos de la antigüedad, como
Abrahán, Sara, Moisés, Rahab, David y Juan el Bautizante, todos los cuales murieron antes de
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que Jesús abriera el camino a la vida celestial. (Mateo 11:11; compárese con 1 Corintios 15:20-
23.)
Los que abrigan la esperanza terrestre conmemoran la Cena del Señor con dignidad asistiendo a
ella y prestando atención con respeto, aunque no toman el pan ni el vino. Ellos también se
benefician del sacrificio de Cristo, pues les permite tener una posición favorable ante Dios.
(Revelación 7:14, 15.) Mientras escuchan el discurso, aumenta su aprecio por las cosas sagradas
y su deseo de permanecer en unidad con el pueblo de Dios en toda la Tierra.
Este año la Conmemoración se observará en las más de setenta y ocho mil congregaciones de los
testigos de Jehová por toda la Tierra el martes 2 de abril después de la puesta del Sol. ¿Estará
usted presente?
[Nota]
El día judío empezaba al anochecer. Según nuestro calendario, aquel 14 de Nisán comenzó el
jueves 31 de marzo al anochecer y terminó el viernes 1 de abril con la puesta del Sol. La
Conmemoración se instituyó el jueves por la noche, y Jesús murió el viernes por la tarde del
mismo día judío. Resucitó al tercer día, el domingo por la mañana temprano.
[Ilustración de la página 8]
Los testigos de Jehová observan la Conmemoración una vez al año
*** w94 15/3 3-7 La Cena del Señor: ¿cuántas veces debe
observarse? ***
LA NAVIDAD, la Pascua Florida, el día de Todos los Santos. Las iglesias de la cristiandad celebran
muchos días de fiesta. Pero ¿sabe usted cuántas fiestas mandó Jesucristo observar a sus
seguidores? La respuesta: solo una. El Fundador del cristianismo no autorizó ninguna otra fiesta.
Es obvio que si Jesús instituyó solo una celebración, esta tiene que ser muy importante. Los
cristianos deben observarla exactamente como ordenó Jesús. ¿Cuál es esta celebración singular?
La única celebración
Jesús dio comienzo a esta práctica el día en que murió. Había celebrado la fiesta judía de la
Pascua con sus apóstoles. Luego les pasó parte del pan sin levadura utilizado en la Pascua y dijo:
“Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes”. A continuación les pasó una
copa de vino y dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser
derramada a favor de ustedes”. Añadió: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”. (Lucas 22:19,
20; 1 Corintios 11:24-26.) A esta celebración se le llama la Cena del Señor, o la Conmemoración.
Es la única ocasión que Jesús mandó guardar a sus discípulos.
Muchas iglesias sostienen que celebran esta fiesta junto con todas las demás, pero la mayoría la
observa de una manera distinta a como mandó Jesús. Puede que la diferencia más notoria esté
en la frecuencia con que lo hacen. Hay iglesias que la celebran mensualmente; otras,
semanalmente, y hasta las hay que lo hacen a diario. ¿Es eso lo que Jesús deseaba cuando dijo a
sus seguidores: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”? La versión Cantera-Pabón dice: “Haced
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esto [...] en conmemoración mía”. (1 Corintios 11:24, 25.) ¿Cuántas veces se lleva a cabo una
conmemoración o se celebra un aniversario? Por lo general, una vez al año.
Recuerde, además, que Jesús dio origen a esta celebración y murió el 14 de Nisán, según el
calendario judío. Ese era el día de la Pascua, una fiesta que recordaba a los judíos su
extraordinaria liberación de Egipto en el siglo XVI a.E.C. En aquel entonces, el sacrificio del
cordero resultó en la salvación de los primogénitos judíos, mientras que el ángel de Jehová dio
muerte a todos los primogénitos de Egipto. (Éxodo 12:21, 24-27.)
¿De qué ayuda nos es saber estas cosas? Pues bien, el apóstol cristiano Pablo escribió: “Cristo
nuestra pascua ha sido sacrificado”. (1 Corintios 5:7.) La muerte de Jesús fue un sacrificio pascual
de mayor valor, pues dio a la raza humana la oportunidad de conseguir una salvación mucho más
grandiosa. Por consiguiente, para los cristianos, la Conmemoración de la muerte de Cristo ha
reemplazado a la Pascua judía. (Juan 3:16.)
Dado que la Pascua era una celebración anual, es lógico que la Conmemoración también lo sea.
La Pascua —el día en que murió Jesús— siempre cae el 14 del mes judío de Nisán. Por lo tanto,
la muerte de Cristo debe conmemorarse una vez al año el día del calendario que corresponda al
14 de Nisán. En 1994 ese día cae el sábado 26 de marzo después de la puesta del Sol. ¿A qué se
debe, pues, que las iglesias de la cristiandad no hayan apartado ese día para una celebración
especial? Un breve examen de los sucesos históricos contestará esta pregunta.
En peligro la costumbre apostólica
No hay duda de que durante el siglo I E.C., los que seguían la dirección de los apóstoles de Jesús
celebraban la Cena del Señor tal y como él lo había ordenado. Sin embargo, durante el siglo II,
algunos comenzaron a cambiar la fecha de esta conmemoración. La celebraban el primer día de la
semana (que ahora se llama domingo), en vez de hacerlo en la fecha correspondiente al 14 de
Nisán. ¿A qué se debió el cambio?
Para los judíos el día comenzaba a eso de las seis de la tarde y duraba hasta esa misma hora del
día siguiente. Jesús murió el 14 de Nisán de 33 E.C., que transcurrió desde el atardecer del jueves
hasta el atardecer del viernes. Fue resucitado al tercer día, temprano el domingo por la mañana.
Algunos querían que su muerte se conmemorara cada año un día específico de la semana, en
lugar del que correspondía al 14 de Nisán. Además, consideraban más importante el día de la
resurrección de Jesús que el día de su muerte. Por eso escogieron el domingo.
Jesús mandó que se recordara su muerte, no su resurrección. Y puesto que la Pascua judía cae
un día distinto cada año, según el calendario Gregoriano que usamos actualmente, es solo natural
que sucediera lo mismo en el caso de la Conmemoración. Por eso, muchos se apegaron a lo que
se había dispuesto en un principio y todos los años celebraban la Cena del Señor el 14 de Nisán.
Con el tiempo se les llegó a llamar cuartodecimanos, que significa “decimocuartistas”.
Algunos eruditos reconocen que estos “decimocuartistas” seguían el modelo original de los
apóstoles. Un historiador dijo: “Las iglesias cuartodecimanas de Asia seguían el modelo de la
iglesia de Jerusalén en lo que respecta al día de observancia de la Pascua [la Cena del Señor]. En
el siglo II, estas iglesias conmemoraban la redención lograda por la muerte de Cristo en su Pascua
del 14 de Nisán”. (Studia Patristica, tomo V, 1962, página 8.)
Aumenta la controversia
Aunque en Asia Menor muchos siguieron la costumbre apostólica, en Roma se escogió el domingo
para esta celebración. Alrededor del año 155 E.C., Policarpo de Esmirna, un representante de las
congregaciones de Asia, viajó a Roma para analizar esta y otras discrepancias. Lamentablemente,
no se llegó a ningún acuerdo.
Ireneo de Lyón escribió en una carta: “Ni Aniceto [de Roma] podía convencer a Policarpo de no
observar el día —como que siempre lo había observado, con Juan, discípulo de nuestro Señor, y
con los demás apóstoles con quienes convivió—, ni tampoco Policarpo convenció a Aniceto de
observarlo, pues éste decía que debía mantener la costumbre de los presbíteros antecesores
suyos”. (Historia Eclesiástica, Eusebio, V, 24.) Nótese que se dice que Policarpo basaba su
posición en la autoridad de los apóstoles, mientras que Aniceto se dejaba guiar por la costumbre
de los presbíteros de Roma que le habían antecedido.
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Esta controversia se intensificó hacia finales del siglo II E.C. Alrededor del año 190 E.C. se eligió a
cierto Víctor obispo de Roma. Él creía que la Cena del Señor debía observarse en domingo, y
buscó el apoyo de tantos dirigentes eclesiásticos como le fue posible. Luego presionó a las
congregaciones de Asia para que cambiaran la celebración a domingo.
Respondiendo en nombre de los cristianos de Asia Menor, Polícrates de Éfeso rehusó ceder a esa
presión. Dijo: “Nosotros, pues, celebramos intacto este día, sin añadir ni quitar nada”. Entonces
pasó a mencionar a muchas autoridades, entre ellas al apóstol Juan. “Todos éstos —aseguró él—
celebraron como día de Pascua el de la luna decimocuarta, conforme al Evangelio, y no
transgredían.” Polícrates añadió: “Por lo tanto, hermanos, yo [...] no me asusto de los que tratan
de impresionarme, pues los que son mayores que yo han dicho: Hay que obedecer a Dios más
que a los hombres”. (Historia Eclesiástica, V, 24.)
A Víctor le desagradó esa respuesta. Una obra histórica dice que “excomulgó a todas las iglesias
de Asia, y envió cartas a todas las iglesias que concordaban con él a fin de que no tuvieran
comunión con aquellas”. Sin embargo, “hombres sabios y juiciosos de su propio partido no
concordaron con esta medida precipitada y temeraria, y algunos de ellos le enviaron cartas con
críticas severas, aconsejándole [...] que preservara la caridad, la unión y la paz”. (Antiquities of the
Christian Church, de Bingham, XX, 5.)
Se institucionaliza la apostasía
A pesar de esas protestas, los cristianos de Asia Menor quedaron cada vez más aislados en lo
referente a la cuestión de cuándo celebrar la Cena del Señor. En otros lugares se fueron
adoptando diferentes variaciones. Algunos celebraban la ocasión desde el 14 de Nisán hasta el
siguiente domingo. Otros lo hacían con más frecuencia: todos los domingos.
En 314 E.C., en el Concilio de Arles (Francia) se pretendió hacer obligatoria la costumbre romana
y suprimir cualquier otra alternativa. Los cuartodecimanos que quedaban no cedieron. El
emperador pagano Constantino convocó en 325 E.C. un sínodo ecuménico, el Concilio de Nicea,
a fin de resolver este y otros desacuerdos que dividían a los que afirmaban ser cristianos en su
imperio. Este concilio emitió un decreto que ordenaba a todos los cristianos de Asia Menor
someterse a la norma de Roma.
Es interesante analizar uno de los argumentos principales que se presentaron para dejar de
observar la Conmemoración de la muerte de Cristo en la fecha del calendario judío. El libro A
History of the Christian Councils (Historia de los concilios cristianos), de K. J. Hefele, dice: “Se
consideró particularmente indigno que esta celebración, la fiesta más santa, siguiera la costumbre
(el cálculo) de los judíos, cuyas manos estaban manchadas con el crimen más atroz y cuyas
mentes estaban cegadas” (tomo 1, página 322). Hallarse en esa posición se veía como “‘una
sujeción humillante’ a la sinagoga, lo cual molestaba a la Iglesia”, dice J. Juster, citado en Studia
Patristica, tomo IV, 1961, página 412.
¡Era antisemitismo! Se catalogaba de judaizantes a los que celebraban la Conmemoración de la
muerte de Jesús el mismo día en que murió. Se pasó por alto que Jesús mismo era judío y que él
había sido quien había dado a ese día su significado al entregar su vida a favor de la humanidad.
Desde entonces en adelante, se acusó de herejes y cismáticos a los cuartodecimanos, y se les
persiguió. En 341 E.C., el Concilio de Antioquía decretó su excomunión. Pese a todo, para el año
400 E.C. aún quedaban bastantes, y mucho tiempo después siguió habiendo algunos.
Desde entonces, la cristiandad no ha vuelto al procedimiento establecido originalmente por Jesús.
El profesor William Bright admitió: “Cuando se dedicó un día especial, el viernes santo, a
conmemorar la Pasión, era muy tarde para limitar a [ese día] los hechos conectados con la pascua
que San Pablo había relacionado con la muerte sacrificatoria: estos ya se habían aplicado a la
fiesta de la resurrección misma, y se formó una confusión de ideas en el idioma ritual de la
cristiandad griega y latina”. (The Age of the Fathers (La era de los padres), tomo 1, página 102.)
¿Cuál es la situación hoy?
Puede que usted se pregunte: ‘Después de tantos años, ¿importa realmente cuándo se observa la
Conmemoración?’. Claro que sí. Fueron hombres con ideas propias y ambiciosos de poder los que
hicieron los cambios. La gente siguió sus propias ideas en vez de obedecer a Jesucristo. Se
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cumplió palabra por palabra la advertencia del apóstol Pablo: “Yo sé que después de mi partida
entrarán entre ustedes [los cristianos] lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de
entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los
discípulos tras de sí”. (Hechos 20:29, 30.)
Esta es una cuestión de obediencia. Jesús solo instituyó una celebración que los cristianos debían
observar. La Biblia explica claramente cuándo y cómo debe efectuarse. ¿Quién, pues, tiene
derecho a cambiar eso? Los cuartodecimanos del pasado prefirieron ser perseguidos y
excomulgados a transigir a este respecto.
A usted quizás le interese saber que todavía quedan cristianos en la Tierra que respetan los
deseos de Jesús y observan la Conmemoración de su muerte en la fecha que él fijó. Este año los
testigos de Jehová se reunirán por todo el mundo en sus Salones del Reino después de las seis
de la tarde del sábado 26 de marzo, cuando comienza el día 14 de Nisán. Harán entonces
exactamente lo que Jesús indicó que debería hacerse en esta ocasión tan significativa. ¿Por qué
no reunirse con ellos para observar la Cena del Señor? Su presencia probará que usted también
respeta los deseos de Jesucristo.
[Nota a pie de página]
Nisán, el primer mes del año judío, comenzaba con la primera aparición de la luna nueva. Por eso,
el 14 de Nisán siempre caía el día de luna llena.
[Recuadro en la página 6]
“ESE RESCATE DE INESTIMABLE VALOR”
El sacrificio redentor de Jesucristo es mucho más que una doctrina. Jesús dijo de sí mismo: “El
Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en
rescate en cambio por muchos”. (Marcos 10:45.) También explicó: “Porque tanto amó Dios al
mundo [de la humanidad] que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea
destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.) El rescate hace posible que haya una
resurrección de los muertos con la perspectiva de vivir para siempre. (Juan 5:28, 29.)
Lo que se conmemora en la Cena del Señor es la muerte de Jesús, la cual es de suma
importancia. ¡Son tantas las cosas que su sacrificio hace posible! Una señora, educada por padres
piadosos y que ha andado en el camino de la verdad por décadas, expresó su gratitud con estas
palabras:
“Esperamos con anhelo la llegada de la Conmemoración. Cada año que pasa se hace más
especial. Recuerdo que empecé a sentir un aprecio sincero por el rescate hace veinte años,
cuando me encontraba de pie en la funeraria observando a mi querido padre difunto. Hasta
entonces había considerado el rescate sencillamente como una enseñanza. Conocía todos los
textos relacionados con el tema y podía explicarlos. Pero solo cuando sentí la deprimente realidad
de la muerte, mi corazón saltó de gozo por lo que ese rescate de inestimable valor logrará para
nosotros.”
*** w93 15/3 4-7 Por qué tiene significado para usted la Cena del
Señor ***
LA ÚLTIMA noche de su vida humana, Jesucristo instituyó la Cena del Señor. Era la noche del
jueves 31 de marzo, y Jesús murió la tarde del viernes 1 de abril. Dado que los días del calendario
judío comenzaban por la noche de un día y acababan por la noche del siguiente, la Cena del
Señor y la muerte de Jesús ocurrieron el 14 de Nisán del año 33 E.C.
¿Por qué instituyó Jesús esta comida? ¿Qué significan el pan y el vino que empleó? ¿Quiénes
deben participar de ella? ¿Con qué frecuencia debe celebrarse? ¿Cómo puede tener significado
para usted?
¿Por qué se instituyó?
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Jesús dijo a sus apóstoles respecto a la Cena del Señor: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”.
O, según otra versión: “Haced esto en conmemoración mía”. (1 Corintios 11:24; Cantera-Pabón.)
Por ello, la Cena del Señor suele llamarse Conmemoración de la muerte de Cristo.
Jesús murió como persona íntegra que defendió la soberanía de Jehová, y de este modo probó
que Satanás es un difamador mentiroso por alegar que los justos sirven a Dios solo por motivos
egoístas. (Job 2:1-5.) Su muerte regocijó el corazón de Dios. (Proverbios 27:11.)
Mediante su muerte como hombre perfecto, Jesús también ‘dio su alma en rescate en cambio por
muchos’. (Mateo 20:28.) Al pecar contra Dios, el primer hombre perdió la vida humana perfecta y
las perspectivas que esta ofrecía. Pero “tanto amó Dios al mundo [de la humanidad] que dio a su
Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”.
(Juan 3:16.) Sí, “el salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna
por Cristo Jesús nuestro Señor”. (Romanos 6:23.)
‘Recibido del Señor’
Las siguientes palabras del apóstol Pablo permiten comprender mejor la Conmemoración de la
muerte de Cristo: “Yo recibí del Señor lo que también les transmití, que el Señor Jesús, la noche
en que iba a ser entregado, tomó un pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: ‘Esto significa
mi cuerpo a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí’. Hizo lo mismo respecto a
la copa también, después de haber cenado, al decir: ‘Esta copa significa el nuevo pacto en virtud
de mi sangre. Sigan haciendo esto, cuantas veces la beban, en memoria de mí’. Porque cuantas
veces coman este pan y beban esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él
llegue”. (1 Corintios 11:23-26.)
Dado que Pablo no estuvo con Jesús y los once apóstoles el día 14 de Nisán de 33 E.C., debió
‘recibir del Señor’ la información en una revelación inspirada. Jesús instituyó la Conmemoración
“la noche en que iba a ser entregado” por Judas a los enemigos religiosos judíos, quienes
indujeron a los romanos a fijar a Cristo en un madero. Aquellos que tuvieran el derecho de
participar del pan y vino emblemáticos lo harían en memoria de él.
¿Con qué frecuencia debía observarse?
¿Qué significan las palabras de Pablo: “Cuantas veces coman este pan y beban esta copa, siguen
proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue”? Los fieles cristianos ungidos participarían
de los emblemas de la Conmemoración ‘muchas veces’ hasta que murieran para posteriormente
resucitar a vida celestial. De este modo proclamarían muchas veces ante Dios y ante el mundo su
fe en el sacrificio de Jesús provisto por Jehová. ¿Por cuánto tiempo? “Hasta que él llegue”, dijo
Pablo, lo que significaría que esta celebración continuaría hasta que Jesús viniera para recibir
durante su “presencia” a sus seguidores ungidos en el cielo mediante una resurrección. (1
Tesalonicenses 4:14-17.) Esta explicación está de acuerdo con las palabras que Cristo dirigió a
sus once apóstoles leales: “Si prosigo mi camino y les preparo un lugar, vengo otra vez y los
recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén ustedes”. (Juan 14:3.)
¿Debe conmemorarse la muerte de Cristo a diario o acaso semanalmente? Tanto la institución de
la Cena del Señor como la muerte de Jesús ocurrieron el día de la Pascua, que conmemoraba la
liberación de Israel del cautiverio egipcio. De hecho, se le llama “Cristo nuestra pascua” porque es
el Cordero sacrificado en favor de los cristianos. (1 Corintios 5:7.) La Pascua se celebraba solo
una vez al año, el 14 de Nisán. (Éxodo 12:6, 14; Levítico 23:5.) De aquí se deduce que la muerte
de Jesús debería conmemorarse con la misma periodicidad que la Pascua: todos los años, no
diaria ni semanalmente.
Durante varios siglos, muchos que profesaban ser cristianos conmemoraron la muerte de Jesús
una vez al año. Como lo hacían el 14 de Nisán, los llamaban cuartodecimanos, término que se
deriva de la palabra latina para “decimocuarto”. El historiador J. L. von Mosheim escribió de ellos:
“Los cristianos de Asia Menor acostumbraban celebrar esta fiesta sagrada, recordatoria de la
institución de la cena del Señor y la muerte de Jesucristo, al mismo tiempo en que los judíos
comían su cordero pascual, a saber, en la noche del decimocuarto día del primer mes [Nisán]. [...]
Consideraban que el ejemplo de Cristo tenía fuerza de ley”.
Significado de los emblemas
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Pablo dijo que Jesús “tomó un pan y, después de dar gracias, lo partió”. Aquel pan era como una
galleta hecha de harina y agua, pero sin levadura, que había que partir para comerlo. En el
simbolismo bíblico, la levadura denota pecado o corrupción. Cuando Pablo instó a expulsar de la
congregación a una persona inmoral, dijo: “¿No saben que un poco de levadura hace fermentar
toda la masa? Quiten la levadura vieja, para que sean una masa nueva, según estén libres de
fermento. Porque, en realidad, Cristo nuestra pascua ha sido sacrificado. Por consiguiente,
guardemos la fiesta, no con levadura vieja, ni con levadura de maldad e iniquidad, sino con tortas
no fermentadas de sinceridad y verdad”. (1 Corintios 5:6-8.) Al igual que un poco de masa
fermentada leuda toda la masa de pan, la congregación se volvería impura a los ojos de Dios si no
eliminaban la influencia corruptora de aquel pecador. Tenían que sacar la “levadura” de en medio
de ellos, tal como los israelitas no podían tener levadura en sus casas durante la fiesta de las
Tortas no Fermentadas, que seguía a la Pascua.
Al hablar del pan ácimo de la Conmemoración, Jesús dijo: “Esto significa mi cuerpo a favor de
ustedes”. (1 Corintios 11:24.) El pan representa el cuerpo carnal perfecto de Jesús, tocante al cual
Pablo escribió: “Cuando [Jesús] entra en el mundo, él dice: ‘“Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero
me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos ni ofrenda por el pecado.” Entonces dije yo:
“¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios”’. [...] Por
dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados mediante el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez
para siempre”. (Hebreos 10:5-10.) El cuerpo humano perfecto de Jesús no tenía pecado y se
sacrificó por la humanidad. (Hebreos 7:26.)
Tras orar por la copa de vino tinto puro, Jesús dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de
mi sangre”. (1 Corintios 11:25.) O, según otra traducción: “Este vaso es la Nueva Alianza ratificada
con mi sangre”. (Cantera-Iglesias.) Tal como la sangre de cabras y toros sacrificados dio validez al
pacto de la Ley que Dios celebró con la nación de Israel, la sangre que derramó Jesús al morir dio
validez al nuevo pacto. El que se mencione este pacto nos ayuda a identificar a las personas que
participarían con derecho de los emblemas de la Conmemoración.
¿Quiénes deben participar?
Los seguidores ungidos de Jesús, que están en el nuevo pacto, participan con derecho de los
emblemas de la Conmemoración. Este pacto se concierta entre Dios y el Israel espiritual.
(Jeremías 31:31-34; Gálatas 6:16.) Sin embargo, el nuevo pacto traerá con el tiempo bendiciones
para toda la humanidad obediente, bendiciones que usted puede recibir.
Los que participan de los emblemas de la Conmemoración deben estar incluidos en el pacto
personal para un Reino que hizo Jesús. Cuando instituyó esta comida, él dijo a sus apóstoles
leales: “Yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un
reino”. (Lucas 22:29.) El pacto del Reino que Dios hizo con el rey David llamó la atención a la
venida de Jesús, aquel que gobernaría eternamente en el Reino de los cielos. A los 144.000
israelitas espirituales, que gobernarán con él, se les representa de pie en el monte Sión celestial
con el Cordero, Jesucristo. Después de su resurrección, gobernarán con Cristo como reyes y
sacerdotes asociados. (2 Samuel 7:11-16; Revelación 7:4; 14:1-4; 20:6.) Solo los que están
incluidos en el nuevo pacto y en el pacto personal con Jesús pueden participar con derecho de los
emblemas de la Cena del Señor.
El espíritu de Dios da testimonio con el espíritu de los ungidos de que son Sus hijos y coherederos
con Cristo. Pablo escribió: “El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos
hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero
coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados
juntamente”. (Romanos 8:16, 17.) El espíritu santo, la fuerza activa de Dios, crea dentro de los
ungidos la seguridad de que vivirán en el cielo. Entienden que todo lo que las Escrituras dicen
sobre la vida celestial se dirige a ellos, de modo que están dispuestos a sacrificar todas las cosas
de la Tierra, entre ellas la vida humana. Aunque la vida en el Paraíso terrenal sería maravillosa, no
tienen esta esperanza. (Lucas 23:43.) Una esperanza celestial segura e inmutable, que no se
basa en ideas religiosas falsas, les da derecho a participar de los emblemas de la
Conmemoración.
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A Jehová no le agradaría el que una persona que no hubiera recibido la llamada para ser rey y
sacerdote en los cielos pretendiera haberla recibido. (Romanos 9:16; Revelación 22:5.) Dios
ejecutó a Coré por atreverse a pretender el sacerdocio. (Éxodo 28:1; Números 16:4-11, 31-35.)
Por tanto, ¿qué debe hacer el que participó sin derecho de los emblemas de la Conmemoración
movido por el emocionalismo o anteriores creencias religiosas? Debe dejar de participar y pedir
humildemente a Dios que lo perdone. (Salmo 19:13.)
¿Cómo le afecta a usted?
Para beneficiarse del sacrificio de Jesús y recibir vida eterna en la Tierra, no es necesario
participar de los emblemas de la Conmemoración. Por ejemplo, en la Biblia nunca se da a
entender que personas reverentes, como Abrahán, Sara, Isaac, Rebeca, Boaz, Rut y David,
participaran alguna vez de estos emblemas. Sin embargo, tanto ellos como todos los que deseen
vivir eternamente en este planeta tendrán que ejercer fe en Dios y Cristo y en la provisión del
rescate de Jesús que hizo Jehová. (Juan 3:36; 14:1.) La celebración anual de la muerte de Cristo
es un recordatorio de aquel gran sacrificio.
El apóstol Juan mostró la importancia del sacrificio de Jesús: “Les escribo estas cosas para que
no cometan un pecado. Y no obstante, si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para
con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros
pecados, pero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. (1 Juan 2:1, 2.)
Los cristianos ungidos pueden decir que Jesús “es un sacrificio propiciatorio por [sus] pecados”.
Pero también es un sacrificio por los pecados de todo el mundo, lo que posibilita que muy pronto
la humanidad obediente reciba vida eterna en una Tierra paradisíaca.
Si acude a la Conmemoración de la muerte de Cristo, disfrutará de un discurso bíblico que le hará
reflexionar. Se le recordará cuántas cosas han hecho Jehová Dios y Jesucristo por nosotros. Se
beneficiará espiritualmente de reunirse con los que tienen en alta estima a Dios y a Cristo, así
como al sacrificio de rescate. Puede que la ocasión haga que aumente su deseo de que Dios le
muestre la bondad inmerecida que lleva a vida eterna. Le invitamos cordialmente a reunirse con
los testigos de Jehová el día 6 de abril de 1993 después de la puesta de sol, para conmemorar la
muerte de Jesucristo, pues la Cena del Señor puede tener mucho significado para usted.
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ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque
ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el
mundo los odia”. Los cristianos verdaderos han sido odiados a través de los siglos hasta este año
de 1992, ¡y cuánto nos regocijamos por el ejemplo excelente de los que permanecen firmes y que
humildemente hallan fortaleza bajo la poderosa mano de Dios! (1 Pedro 5:6-10.) Todos podemos
aguantar pruebas mediante ejercer fe en Jesús, quien concluye su consideración con estas
palabras alentadoras: “En el mundo están experimentando tribulación, pero ¡cobren ánimo!, yo he
vencido al mundo”. (Juan 16:33.)
Se introduce un nuevo pacto
11 Aquella misma noche, terminada ya la celebración de la Pascua, Jesús habla de un nuevo
pacto. Siglos antes el profeta Jeremías había predicho esto al decir: “¡Mira! Vienen días —es la
expresión de Jehová—, y ciertamente celebraré con la casa de Israel y con la casa de Judá un
nuevo pacto [...] Pondré mi ley dentro de ellos, y en su corazón la escribiré. Y ciertamente llegaré a
ser su Dios, y ellos mismos llegarán a ser mi pueblo. [...] Perdonaré su error, y no me acordaré
más de su pecado”. (Jeremías 31:31-34.) ¡El sacrificio que valida ese nuevo pacto se ofrecerá el
14 de Nisán de 33 E.C.!
12 Jesús dice a los 11 fieles que él ha deseado en gran manera comer con ellos esta Pascua.
Entonces toma un pan, da gracias, lo parte, y se lo da a ellos, diciendo: “Esto significa mi cuerpo
que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí”. De la misma
manera, les pasa una copa de vino tinto y dice: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi
sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes”. (Lucas 22:15, 19, 20.) El nuevo pacto entra
en vigor mediante la “sangre preciosa” de Jesús, ¡la cual es de mucho más valor que la sangre de
animales que se salpicó para validar el pacto de la Ley de Israel! (1 Pedro 1:19; Hebreos 9:13, 14.)
Los que son introducidos en el nuevo pacto reciben el perdón completo de sus pecados. Por
consiguiente, pueden satisfacer los requisitos para ser de los 144.000 que reciben una herencia
eterna como el Israel espiritual. (Gálatas 6:16; Hebreos 9:15-18; 13:20; Revelación 14:1.)
“En memoria de mí”
13 La Conmemoración anual número 1.960 de la muerte de Jesús cae el 17 de abril de 1992. Al
acercarse esa fecha, hacemos bien en reflexionar sobre todo lo que logra el sacrificio perfecto de
Jesús. Este arreglo ensalza la sabiduría de Jehová y su amor profundo a la humanidad. La
integridad perfecta de Jesús, hasta el punto de sufrir una muerte dolorosa, vindica a Jehová y
sirve de respuesta a la expresión desafiante de Satanás de que hay defecto en la creación
humana de Dios y esta no permanece íntegra a él si se la somete a prueba. (Job 1:8-11;
Proverbios 27:11.) Con la sangre de su sacrificio Jesús funciona como Mediador del nuevo pacto,
el instrumento que Jehová usa para seleccionar a “una raza escogida, un sacerdocio real, una
nación santa, un pueblo para posesión especial”. Mientras todavía están en la Tierra, estos
‘declaran en público las excelencias’ de su Dios, Jehová, quien ‘los ha llamado de la oscuridad a
su luz maravillosa’. (1 Pedro 2:9; compárese con Éxodo 19:5, 6.) Como es propio, solo ellos
participan de los emblemas durante la Conmemoración cada año.
14 El año pasado 10.650.158 personas asistieron a la Conmemoración por toda la Tierra, pero
solo 8.850 —menos de una décima parte del uno por ciento— participaron de los emblemas.
Entonces, ¿de qué provecho es esta celebración para los millones de observadores? ¡Es de gran
provecho! Aunque no participan de los emblemas, se enriquecen espiritualmente por asociarse
con la enorme hermandad mundial mientras se enteran de las magníficas cosas que Jehová
efectúa mediante el sacrificio de su Hijo.
15 Además, el apóstol nos informa en 1 Juan 2:1, 2: “Tenemos un ayudante para con el Padre, a
Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo
por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Sí, aunque el sacrificio de Jesús
beneficia primero a la clase Juan, los que son introducidos en el nuevo pacto, también hace
provisión para el perdón de los pecados “de todo el mundo”. Es “un sacrificio propiciatorio” por los
pecados de las demás personas del mundo de la humanidad que ejercen fe en la sangre
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derramada de Jesús, que les presenta la feliz perspectiva de recibir vida eterna en una Tierra
paradisíaca. (Mateo 20:28.)
“En el reino de mi Padre”
16 Mientras sigue animando a sus apóstoles, Jesús señala al día en que simbólicamente beberá
el producto nuevo de la vid con sus discípulos en el Reino de su Padre. (Mateo 26:29.) Les dice:
“Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto
con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y
beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel”.
(Lucas 22:28-30.) Puesto que Jesús asumió el poder del Reino en los cielos en 1914, podemos
concluir que la mayoría de los coherederos de Jesús, recogidos a través de los siglos, ya han sido
resucitados para ‘sentarse sobre tronos’ con él. (1 Tesalonicenses 4:15, 16.) ¡Se acerca
rápidamente el día en que los ángeles soltarán “los cuatro vientos” de “la gran tribulación”! Para
entonces habrá terminado el sellar a los 144.000 que componen el Israel espiritual y el
recogimiento de los millones de personas de la gran muchedumbre. Todos ellos tienen que
mantenerse íntegros —como lo hizo Jesús— para recibir el premio de la vida eterna. (Revelación
2:10; 7:1-4, 9.)
17 ¿Qué hay si algunos ungidos no se mantienen íntegros? A esta hora tardía, indudablemente los
desleales serán pocos. Es razonable que cualquier reemplazo se escogería de entre los que con
constancia han continuado con Jesús en Sus pruebas durante muchos años de servicio fiel, y no
de entre recién bautizados. Los brillantes destellos de luz espiritual que proveyó La Atalaya en los
años veinte y treinta indican que el recogimiento del resto de los ungidos estaba casi completo en
aquel período. Los que ‘han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero’
desde entonces abrigan una esperanza gozosa diferente. Mediante Cristo, el espíritu de Jehová
los guía a “fuentes de aguas de vida” en el Paraíso en la Tierra. (Revelación 7:10, 14, 17.)
Una oración muy fervorosa
18 Jesús concluye la Conmemoración que ha celebrado con sus discípulos mediante la oración
fervorosa que se halla en Juan 17:1-26. Primero ora para que su Padre lo glorifique mientras
permanece íntegro hasta el fin. Así Jehová también será glorificado, pues su nombre será
santificado... limpiado de todo oprobio. Pues, en realidad, ¡Jesús como hombre perfecto sí
demuestra que la creación humana de Dios puede permanecer exenta de falta, aun bajo la prueba
más severa! (Deuteronomio 32:4, 5; Hebreos 4:15.) Además, la muerte de Jesús en sacrificio
ofrece una magnífica oportunidad a la prole de Adán. Jesús dice: “Esto significa vida eterna, el que
estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste,
Jesucristo”. ¡Cuán importante es que adquiramos conocimiento exacto de Jehová Dios y de su
Hijo, el Cordero de Dios, que dio su vida para la vindicación de Jehová y la salvación de la
humanidad! (Juan 1:29; 1 Pedro 2:22-25.) ¿Agradece usted ese sacrificio tan amoroso hasta el
grado de dedicarse completamente a Jehová y a su servicio precioso?
19 Jesús también pide en oración a su Santo Padre que vigile a los discípulos mientras
demuestran que no son parte del mundo, se adhieren a Su palabra como la verdad y se
mantienen en unidad preciosa con el Padre y el Hijo. ¿Verdad que esa oración ha sido contestada
maravillosamente hasta el día de hoy a medida que el resto ungido y la gran muchedumbre sirven
unidamente en vínculos de amor y se mantienen neutrales respecto al mundo, su violencia y su
iniquidad? ¡Cuán preciosas son las palabras de conclusión que Jesús dirige a su Padre, Jehová!
“Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer —dijo Jesús—, para que el amor con
que me amaste esté en ellos, y yo en unión con ellos.” (Juan 17:14, 16, 26.)
20 Al salir al jardín de Getsemaní, de nuevo Jesús se asocia brevemente con sus discípulos y los
edifica. ¡Entonces sus enemigos lo prenden! Las palabras no pueden describir las agonías físicas
y la tristeza desgarradora que siente Jesús por el oprobio que se ha amontonado sobre Jehová, ni
su integridad ejemplar durante todo aquello. Jesús aguanta hasta el fin, durante toda la noche y la
mayor parte de las horas diurnas de aquel día. Demuestra claramente que su Reino no es parte
del mundo. Y con su último suspiro clama: “¡Se ha realizado!”. (Juan 18:36, 37; 19:30.) Así termina
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Jesús su conquista del mundo. ¡El 14 de Nisán de 33 E.C. es verdaderamente el día que debemos
recordar!
La sabiduría del Salomón Mayor
Los artículos titulados “Organización” que salieron en español en los números de La Atalaya de
noviembre y diciembre de 1938 establecieron el arreglo teocrático fundamental que los testigos de
Jehová siguen hasta el día de hoy. Fueron la culminación de un período notable de reajuste
doctrinal y de organización que empezó en 1919. (Isaías 60:17.) En una comparación de aquel
período de 20 años con los 20 años durante los cuales Salomón construyó el templo y la casa del
rey en Jerusalén, La Atalaya mencionó: “Las Escrituras manifiestan que, después de los veinte
años del programa de edificación de Salomón [...], se entregó a un programa de edificación por
toda la nación. (1 Rey. 9:10, 17-23; 2 Cró. 8:1-10) Luego vino la reina de [Seba] ‘desde los fines de
la tierra para oír la sabiduría de Salomón’. (Mat. 12:42; 1 Rey. 10:1-10; 2 Cró. 9:1-9, 12) Esto
sugiere la pregunta: ¿Qué está en el futuro inmediato para el pueblo de Jehová en la Tierra? Con
plena confianza esperaremos, y veremos”. Aquella confianza estaba bien fundada. Bajo la
organización teocrática, un gran programa de edificación espiritual por toda la Tierra ha reunido a
más de 4.000.000 de personas que componen la gran muchedumbre. Como la reina de Seba,
ellas han venido desde los fines de la Tierra para oír la sabiduría del Salomón Mayor, Cristo Jesús,
la cual se canaliza a ellas mediante el “esclavo fiel y discreto”. (Mateo 24:45-47.)
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que observarían todos sus seguidores en el futuro. El vino de aquella celebración cristiana todavía
futura representaría la sangre del “nuevo pacto” que tomaría el lugar del pacto de la Ley. (Lucas
22:20.)
Sin embargo, el nuevo pacto no estaba vigente la noche del 14 de Nisán de 33 E.C., pues el
sacrificio que pondría en vigor el nuevo pacto —Jesús— no había sido ofrecido. Todavía estaba en
vigor el pacto de la Ley. Este no había sido clavado aún al madero de tormento. Además, no sería
sino hasta el día del Pentecostés cuando se haría patente que el viejo pacto con el Israel natural
había sido reemplazado por el nuevo pacto con el Israel espiritual. (Gálatas 6:16; Colosenses
2:14.)
Por eso, ni los 11 apóstoles fieles ni ninguno de los demás discípulos de Jesús se hallaban en el
nuevo pacto aquella noche. Y Jesús no dio ninguna indicación de desaprobar a los demás
discípulos judíos cuando dejó que se reunieran con sus familias para celebrar la Pascua.
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Había una correspondencia entre la sangre de aquellos sacrificios y la sangre de Jesús. En ambos
casos hubo sangre implicada cuando Dios inauguró un pacto con la nación de su pueblo. (Éxodo
24:3-8; Hebreos 9:17-20.) Un rasgo distintivo del pacto de la Ley fue que el Israel carnal tenía la
perspectiva de componer una nación de reyes y sacerdotes. (Éxodo 19:5, 6.) Pero después que
Israel no guardó su pacto con Jehová, Dios dijo que reemplazaría “el pacto anterior” con “un nuevo
pacto”. (Hebreos 9:1, 15; Jeremías 31:31-34.) La copa de vino que Jesús pasó entonces entre los
apóstoles fieles representó aquel nuevo pacto.
13 Los cristianos admitidos en ese nuevo pacto llegan a formar una nación espiritual de reyes y
sacerdotes. (Gálatas 6:16.) El apóstol Pedro escribió: “Ustedes son ‘una raza escogida, un
sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público
las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa”. (1 Pedro 2:9.) Queda
claro cuál es la salvación que reciben: vida en el cielo como cogobernantes con Jesús. Revelación
20:6 lo confirma: “Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; [...] serán
sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años”.
14 De hecho, después que Jesús mandó a sus apóstoles que participaran del pan y del vino
emblemáticos, les dijo que ‘comerían y beberían a su mesa en su reino, y se sentarían sobre
tronos para juzgar a las doce tribus de Israel’. (Lucas 22:28-30.) Por consiguiente, el participar de
los emblemas de la Conmemoración significa más que sencillamente creer en el sacrificio de
Jesús. Todo cristiano tiene que aceptar el rescate y ejercer fe si quiere alcanzar vida eterna donde
sea que la alcance. (Mateo 20:28; Juan 6:51.) Pero el participar de los emblemas significa que uno
tiene parte en el nuevo pacto, que ha sido escogido para estar con Jesús en su Reino.
Se necesita discernimiento al tiempo de la Conmemoración
15 Como se explicó en el artículo anterior, antes del tiempo de Jesús los siervos leales de Dios no
tenían la esperanza de ir al cielo. Anhelaban alcanzar vida eterna en la Tierra, el hogar original de
la humanidad. Jesucristo fue el primero en ser resucitado como espíritu, y llegó a ser el primero de
la humanidad que fue llevado al cielo. (Efesios 1:20-22; 1 Pedro 3:18, 22.) Pablo confirmó esto así:
“Tenemos denuedo respecto al camino de entrada al lugar santo por la sangre de Jesús, el cual él
nos inauguró como camino nuevo y vivo”. (Hebreos 10:19, 20.) ¿Quiénes lo seguirían después
que Jesús abriera el camino?
16 La noche en que Jesús instituyó la Cena del Señor, dijo a sus apóstoles leales que estaba
preparando un lugar para ellos en el cielo. (Juan 14:2, 3.) Sin embargo, recuerde que Jesús
también dijo que los que participaran del pan y del vino estarían con él en su Reino y se sentarían
sobre tronos para juzgar. ¿Serían solo los apóstoles? No; porque después el apóstol Juan se
enteró de que también otros cristianos vencerían y ‘se sentarían con Jesús en su trono’, y juntos
llegarían a ser ‘un reino y sacerdotes para gobernar sobre la tierra’. (Revelación 3:21; 5:10.) Juan
también se enteró de la cantidad total de cristianos que son “comprados de la tierra”: 144.000.
(Revelación 14:1-3.) Como este es un grupo relativamente pequeño, un “rebaño pequeño” en
comparación con todos los que han adorado a Dios a través de los siglos, se requiere
discernimiento especial al tiempo de la Conmemoración. (Lucas 12:32.)
17 Pablo sacó a relucir este asunto en su carta a los corintios cuando algunos apóstoles todavía
estaban vivos y Dios estaba haciendo un llamamiento a los cristianos para que ‘fueran santos’.
Pablo dijo que se había desarrollado una práctica mala allí entre los que tenían que participar de
los emblemas. Algunos tomaban comidas de antemano y comían o bebían demasiado, lo cual los
ponía soñolientos y embotaba sus sentidos. Como resultado, no podían ‘discernir el cuerpo’, el
cuerpo físico de Jesús representado por el pan. ¿Era muy serio eso? ¡Sí! Por participar
indignamente se hacían ‘culpables respecto al cuerpo y la sangre del Señor’. Si se mantenían
alerta tanto mental como espiritualmente, ‘podrían discernir lo que eran y no se les juzgaría’. (1
Corintios 1:2; 11:20-22, 27-31.)
18 ¿Qué tenían que discernir aquellos cristianos, y cómo? En primer lugar tenían que comprender
en el corazón y la mente que se les había llamado para estar entre los 144.000 herederos de la
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vida celestial. ¿Cómo discernían eso?, y ¿deberían creer muchos hoy que son parte de ese
grupito que Dios ha escogido desde los días de los apóstoles?
19 En realidad, solo una minoría muy pequeña de cristianos verdaderos hoy día discierne eso
acerca de sí. En la celebración de la Cena del Señor de 1989, más de 9.479.000 personas se
reunieron en las congregaciones de los testigos de Jehová por toda la Tierra. Alrededor de 8.700
personas manifestaron tener la esperanza de ser ‘salvadas para el reino celestial’. (2 Timoteo
4:18.) La inmensa mayoría —sí, otros millones de cristianos leales y benditos que se reunieron—
discernió que su esperanza definitivamente era vivir para siempre en la Tierra.
20 En el Pentecostés de 33 E.C. Dios empezó a escoger a los 144.000 para la vida celestial.
Puesto que esa esperanza era nueva, una que no habían tenido los siervos de Dios antes del
tiempo de Jesús, ¿cómo llegarían a saber de ella, o a tener la seguridad de ella, los escogidos? Lo
disciernen por el testimonio que de ello les da el espíritu santo de Dios. Esto no significa que de
hecho ven el espíritu —no es una persona— ni que tienen alguna vista mental del espíritu
comunicándose con ellos, ni que oyen voces de la región de los espíritus. Pablo explica: “El
espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios [...] También somos
herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos
juntamente para que también seamos glorificados juntamente”. (Romanos 8:16, 17.)
21 Ese testimonio, o comprensión, da nueva orientación a su modo de pensar y su esperanza.
Siguen siendo humanos y disfrutan de las cosas buenas de la creación terrestre de Jehová, pero
lo más importante en su vida y lo que más les interesa es ser coherederos con Cristo. No han
llegado a tener estas perspectivas por emoción. Son gente normal y equilibrada en sus puntos de
vista y su conducta. Pero por haber sido santificados mediante el espíritu de Dios, están
convencidos de su llamamiento y no están constantemente en dudas al respecto. Comprenden
que alcanzarán la salvación en el cielo si demuestran que son fieles. (2 Tesalonicenses 2:13; 2
Timoteo 2:10-12.) Después de entender lo que el sacrificio de Jesús significa para ellos, y discernir
que son cristianos ungidos por espíritu, participan con modestia de los emblemas en la
Conmemoración.
22 La mayoría de los que obedientemente se reunirán el 10 de abril no tienen esa esperanza,
porque Dios no los ha ungido con espíritu ni los ha llamado a la vida celestial. Como indicamos,
Dios empezó a escoger a los 144.000 allá en los días de los apóstoles. Pero cuando terminara ese
llamamiento, era de esperarse que otros que llegaran a adorarlo tendrían la esperanza que
tuvieron Moisés, David, Juan el Bautizante y otros fieles que murieron antes de que Jesús abriera
el camino a la vida celestial. Por eso, actualmente hay millones de cristianos leales y celosos que
no participan de los emblemas en la Conmemoración. Estos cristianos disciernen lo que son ante
Dios en el sentido de que perciben su esperanza válida. Se benefician de la sangre y del cuerpo
de Jesús al recibir el perdón de sus pecados y luego alcanzar vida sin fin en la Tierra. (1 Pedro
1:19; 2:24; Revelación 7:9, 15.)
23 Por lo tanto, anhelemos la feliz celebración del 10 de abril. Será un tiempo para ejercer
discernimiento, pero también un tiempo de gozo. Gozo para el pequeño número de los que tienen
la esperanza celestial, quienes debida y obedientemente participarán del pan y del vino.
(Revelación 19:7.) También será causa de regocijo para millones de cristianos felices que esa
noche observarán y aprenderán, quienes tienen la esperanza de recordar para siempre en la
Tierra esa significativa celebración. (Juan 3:29.)
[Notas a pie de página]
“La misma noche que el Señor Jesús fue traicionado, tomó en sus manos pan y, después de dar
gracias a Dios, lo partió y dijo: ‘Esto es mi cuerpo, entregado a muerte para bien de ustedes.
Hagan esto en memoria de mí.’ Así también, después de la cena, tomó en sus manos la copa y
dijo: ‘Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que beban, háganlo en
memoria de mí.’” (Versión Popular.)
Un erudito da esta opinión en cuanto a por qué se añadió el vino: “[La Pascua] ya no sería una
reunión anual solemne de varones adultos; llegaría a ser la ocasión de festividad para la familia,
- 45 -
en la que el beber vino tenía un lugar natural” (The Hebrew Passover—From the Earliest Times to
A.D. 70 [La Pascua hebrea... desde el comienzo hasta A.C. 70], por J. B. Segal).
Desde la antigüedad se han empleado sal, clara de huevo y otras sustancias para aclarar el vino o
dar realce a su color o su sabor, y los romanos hasta usaban azufre como desinfectante al hacer
vino.
- 46 -
÷ ¿Qué celebración instituye Jesús después que sale Judas, y con qué propósito se
efectúa esta?
÷ ¿Qué partes entran en el nuevo pacto, y qué se logra mediante este?
- 47 -
Recuerde esa distinción mientras reflexiona en lo que Jesús dijo a sus discípulos
aproximadamente un año después de haber dicho las palabras registradas en Juan 6:51-54. En
aquella ocasión posterior Jesús estaba describiendo una nueva práctica, que envolvía pan y vino
literales, que simbolizarían su carne y sangre. Mientras instituía la celebración de la Cena del
Señor, Jesús dijo a sus seguidores íntimos: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi
sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes”. Hablando al mismo grupito de apóstoles,
añadió: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago
un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que
coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de
Israel”. (Lucas 22:20, 28-30.)
Note, por esas últimas palabras, que los que habían de participar del pan y beber del vino literales
como emblemas que simbolizaban el cuerpo y la sangre de Jesús eran los discípulos que estaban
en “el nuevo pacto”. Estos estarían también en otro pacto, uno que Jesús hace con ellos para que
gobiernen con él ‘en su reino’. Está claro que Jesús allí se refería a los que serían ‘hechos un
reino y sacerdotes para nuestro Dios, para reinar sobre la tierra’. (Revelación 5:10.) En el primer
siglo Dios empezó a escoger a los 144.000 que participarían en el Reino celestial. A ese grupo
pertenecían los cristianos de Corinto, ya que de ellos se dice que habían “sido santificados en
unión con Cristo Jesús, llamados a ser santos”. (1 Corintios 1:2; compárese con Romanos 1:7;
8:15-17.) Estos “santos” participarían en la Cena del Señor, y con aprecio serían participantes del
pan emblemático y también del vino que significa “el nuevo pacto en virtud de [su] sangre”. (1
Corintios 11:23-26.)
Hoy en la Tierra solo queda vivo un resto pequeño de las personas a quienes Dios ha escogido
para la vida celestial. Solo esas personas admitidas en “el nuevo pacto” están autorizadas para
participar de los emblemas —el pan y el vino— durante la celebración conmemorativa anual.
Por supuesto, todos los verdaderos cristianos de hoy que esperan vivir para siempre en la Tierra
bajo la gobernación del Reino saben que esto es posible por ejercer fe en el sacrificio de Jesús.
Como Jesús dijo a la muchedumbre, él es “el pan vivo que bajó del cielo”. (Juan 6:51.) Pero eso
no significa que los que tienen la esperanza terrestre deben participar de los emblemas literales de
la Conmemoración, porque no están en “el nuevo pacto” ni han sido admitidos en el pacto con
Jesús para estar ‘en su reino, sentados en tronos’.
Por consiguiente, este grupo grande de los que tienen la esperanza terrestre no participa de los
emblemas: el pan y el vino. Pero esto de ninguna manera manifiesta que les falta fe o que no
aprecian el cuerpo y la sangre de Jesús. De hecho, por su profundo aprecio al sacrificio de Jesús
y su deleitable perspectiva de vida en la Tierra, definitivamente están presentes cada año como
observadores respetuosos en la celebración de la Cena del Señor. Así reflejan su propia fe y dan
prueba, con alegría, de que entre el resto del “rebaño pequeño” y las multitudinarias “otras ovejas”
existe una unidad afectuosa. (Juan 10:16.)
- 51 -
[Nota a pie de página]
Algunas versiones de la Biblia dicen: “Esto [o, “éste”] es mi cuerpo”. (Véase Versión Reina-Valera,
Torres Amat (católica), Nueva Biblia Española, y varias versiones modernas.) No obstante, la
palabra griega que se utiliza para “es” es estin, en el sentido de significar, querer decir,
representar. (Véase la nota al calce de Mateo 26:26, NW Ref. Bi., en inglés.) La misma palabra
griega aparece en Mateo 9:13 y Mt 12:7, y en ambos casos se traduce “significa” (VRV, NBE y
otras traducciones modernas).
*** w85 15/2 15-21 Las "otras ovejas" y la Cena del Señor ***
“[Jesús] es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, empero no solo por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo.” (1 JUAN 2:2.)
JESÚS dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Todavía quedan
personas de la generación de 1914 que dan testimonio de que los testigos de Jehová han
cumplido fielmente con este mandato. Como resultado, cientos de miles de personas de corazón
honrado que están desilusionadas por los fracasos de este mundo han respondido de manera
positiva a las buenas nuevas. Se han dedicado a Jehová Dios y han dado su lealtad a Su Reino,
habiendo dado a conocer esta dedicación mediante el bautismo en agua. Un total de 179.421
personas emprendieron este derrotero de sabiduría durante 1984. De hecho, dijeron al pueblo que
lleva el nombre de Dios: “Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con
ustedes”. (Zacarías 8:23.)
2 Esta “grande muchedumbre” de adoradores, que va creciendo constantemente, forma parte de
los que Jesús describió como sus “otras ovejas” (Revelación 7:9, 15; Juan 10:16). Tienen la
magnífica esperanza de vivir para siempre en un paraíso terrestre (Salmo 37:29). Jesús predijo
que reuniría a éstos, sus seguidores fieles, después de haber dado atención indivisa como pastor
a reunir al “rebaño pequeño” de personas mansas como ovejas para quienes él sirve de mediador
del nuevo pacto (Lucas 12:32; Hebreos 9:15). Al tener presente este reunir en “un solo rebaño” a
estas dos clases de personas mansas como ovejas, podemos entender por qué el apóstol Juan
declaró que Jesucristo “es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, empero no solo por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo”. (1 Juan 2:1, 2.)
Cambios de punto de vista
3 Muchas de las “otras ovejas” que han sido recogidas recientemente solían ir a misa o hacer la
comunión, cuya frecuencia y manera de celebrarlas están regidas por las creencias de la
organización religiosa a la que pertenecían. Sin embargo, ahora ellas han comprendido que la
Cena del Señor se debe celebrar solamente una vez al año. ¿Por qué? Pues, la Pascua judía se
celebraba solamente una vez al año, y Jesús comenzó a celebrar la Conmemoración la misma
noche de la Pascua, el 14 de Nisán. Aquella noche él dijo a sus discípulos: “Sigan haciendo esto
en memoria de mí”. Pablo añade: “Porque cuantas veces coman este pan y beban esta copa,
siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue” (1 Corintios 11:24-26). Está claro
que Jesucristo quiso decir que sus discípulos debían observar la celebración de su muerte en el
Día de la Pascua, la cual se celebraba una vez al año. Por lo tanto, se ha celebrado “a menudo”
durante el tiempo en que ha existido la congregación cristiana. En efecto, la Conmemoración ya se
ha celebrado 1.952 veces.
4 Hay otra importante diferencia en punto de vista que los de la clase de las “otras ovejas” han
llegado a comprender. En vez de participar del pan y del vino, como muchos de ellos lo hacían
antes en la iglesia a la que pertenecían, han ‘reajustado’ su posición de modo que ahora solo
observan. ¿Por qué es esto así?, y ¿tenemos apoyo bíblico para emplear un procedimiento que
permita que haya personas que solo observen y personas que participen de los emblemas? (2
Corintios 13:11; 2 Timoteo 3:16, 17.)
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5 Para que alguien se beneficie del “sacrificio propiciatorio” de Cristo Jesús, hay ciertos pasos que
tiene que dar, prescindiendo de que la persona tenga la esperanza de vivir en el cielo o la
esperanza de vivir en el Paraíso terrestre. Estos pasos fundamentales son los siguientes: 1)
adquirir conocimiento exacto de la Palabra de Dios (Romanos 10:13-15); 2) ejercer fe (Hebreos
11:6); 3) arrepentimiento (Mateo 4:17); 4) conversión (Hechos 3:19); 5) dedicación (Lucas 9:23); y
6) bautismo (Mateo 28:19). Es después que se han dado estos pasos que Dios obra de manera
especial para con la persona que él escoge para que sea uno de los 144.000, o del “rebaño
pequeño”. ¿Con qué propósito? Para que la persona llegue a ser hijo espiritual de Dios con la
perspectiva de ser sacerdote y rey con Cristo Jesús (Revelación 20:4, 6). Actualmente solo queda
vivo un resto de estos hijos espirituales, y éstos son los que, apropiadamente, participan de los
emblemas. Por eso, esto explica por qué la gran mayoría de los testigos de Jehová son
observadores y no participantes.
La Pascua y la Conmemoración
6 Algunos han sugerido que las “otras ovejas”, quienes van aumentando en gran medida, deberían
participar de los emblemas. Su razonamiento es el siguiente: Puesto que “la Ley tiene una sombra
de las buenas cosas por venir”, y puesto que uno de los requisitos de la Ley era el que tanto los
israelitas como los residentes forasteros circuncisos celebraran la Pascua, esto daría a entender
que ambas clases de personas mansas, que forman “un solo rebaño” bajo el “un solo pastor”,
deberían participar de los emblemas en la Conmemoración (Hebreos 10:1; Juan 10:16; Números
9:14). Esto hace surgir una pregunta importante: ¿Era la Pascua un tipo de la Conmemoración?
7 Es cierto que algunos rasgos de la Pascua que se celebró en Egipto se cumplieron, sin lugar a
dudas, en Jesús. Pablo asemeja a Jesús al cordero pascual, al decir: “Cristo nuestra Pascua ha
sido sacrificado” (1 Corintios 5:7). El salpicar la sangre del cordero pascual sobre los postes y los
dinteles de las puertas garantizaba la salvación del primogénito de cada hogar israelita. De
manera similar, es mediante el rociar la sangre de Cristo que los de “la congregación de los
primogénitos que han sido matriculados en los cielos” reciben salvación o “liberación por rescate”
(Hebreos 12:23, 24; Efesios 1:3, 7). Además, no se había de quebrar ni un solo hueso del cordero
pascual, y esto también se cumplió en el caso de Cristo Jesús (Éxodo 12:46; Salmo 34:20; Juan
19:36). Por lo tanto, es correcto decir que, en ciertos aspectos, la Pascua era uno de los muchos
rasgos de la Ley que suministraba “una sombra de las buenas cosas por venir”. Todos estos
rasgos señalaban a Cristo Jesús, “el Cordero de Dios”. (Juan 1:29.)
8 No obstante, la Pascua no era estrictamente un tipo de la Cena del Señor. ¿Por qué no? Cuando
la Pascua se instituyó en Egipto, la carne del cordero asado había de comerse, pero no había de
comerse la sangre del cordero pascual. Sin embargo, en contraste con esto, cuando Jesús
instituyó la Conmemoración de su muerte, él dio instrucciones específicas a los que estuvieron
presentes en aquella celebración de que comieran su carne y bebieran su sangre, simbolizadas
por el pan y el vino (Éxodo 12:7, 8; Mateo 26:27, 28). En este importantísimo rasgo —la sangre—
la Pascua no fue tipo de la Cena del Señor.
9 Hay algo más que no se debe pasar por alto. Jesús consideró con sus discípulos dos pactos
relacionados, “el nuevo pacto” y ‘un pacto para un reino’ (Lucas 22:20, 28-30). Ambos pactos
tenían que ver con el que los participantes estuvieran encaminados a participar como sacerdotes y
reyes con Cristo Jesús. Pero en Israel ningún residente forastero circuncidado podía llegar a ser
sacerdote ni rey. En este aspecto, también, hallamos otra diferencia entre la fiesta de la Pascua en
Israel y la Cena del Señor.
10 Por eso, ¿a qué conclusión llegamos? El hecho de que los residentes forasteros circuncisos
comieran del pan sin levadura, las yerbas amargas y del cordero pascual no establece que los que
hoy día forman parte de las “otras ovejas” del Señor y que están presentes en la Conmemoración
deberían participar del pan y del vino.
La importancia de asistir a la Conmemoración
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11 Pero ¿indica esto que no es importante para la clase de las “otras ovejas” estar presentes en la
celebración de la Conmemoración? ¡De ningún modo! Ésta es una ocasión para que todos los
seguidores de Jesús que son mansos como ovejas recuerden a Jesús de manera muy especial.
En esta ocasión las “otras ovejas” rememoran que ellas ya se han beneficiado por haber ejercido
fe en la sangre derramada de Cristo, hasta el grado que ahora Jehová considera que han “lavado
sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Por eso pueden rendir
“servicio sagrado día y noche en [el] templo” de Dios (Revelación 7:14, 15). También pueden
recordar que tienen que seguir ‘buscando a Jehová, justicia y mansedumbre’ con la esperanza de
salir con vida durante “el día de la cólera de Jehová”, para después tener el gozo de alcanzar la
perfección humana. Finalmente, Jehová puede declararlos verdaderamente justos, lo cual
acontecerá después que Jesús entregue el Reino a su Padre. (Sofonías 2:2, 3; 1 Corintios 15:24;
Revelación 20:5.)
12 Otra razón importante para asistir es el hecho de que las verdades que se consideran durante
el discurso de la Conmemoración están entre “las cosas profundas de Dios”, el ‘alimento sólido
que pertenece a personas maduras’, no solo la leche de la “doctrina primaria” (1 Corintios 2:10;
Hebreos 5:13–6:1). El discurso bíblico hará que aumente nuestro aprecio por el amor que Jehová
ha desplegado al hacer estos excelentes arreglos relacionados con el Reino a fin de bendecir a la
familia humana. También suministra la oportunidad para ‘mirar más atentamente al Agente
Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús’. Nunca debemos dar por sentado el amor que
Jesús ha mostrado para con nosotros ni los sufrimientos por los que él pasó (Hebreos 12:2, 3).
Además, todos podemos concordar en que muchos de los preciados pensamientos que Jesús
compartió con sus apóstoles al instituir la Conmemoración —pensamientos respecto a la unidad,
el amor y la glorificación del nombre de Jehová— pueden ser útiles tanto para las “otras ovejas”
como para los del “rebaño pequeño”.
Muestre interés amoroso para con todos
13 Es importante hacer un recordatorio del procedimiento que Jesús instituyó para la celebración,
para beneficio de todos los que estén presentes en la Cena del Señor. El que unos a otros se
pasen el pan y el vino les ayuda a tener mayor aprecio por las cosas sagradas que se han
considerado esa noche. También permite que se sepa qué esperanza tienen los que asisten... si
celestial o terrenal. El seguir el procedimiento apropiado hace que la congregación celebre la
ocasión en armonía con lo que se está haciendo por toda la Tierra esa noche. (1 Corintios 14:40.)
14 Suponga que uno de los ungidos de una congregación esté enfermo y no pueda asistir a la
Conmemoración. ¿Qué se puede hacer? Se debe hacer todo esfuerzo para que uno de los
ancianos lleve los emblemas a dicho cristiano enfermo y, si es conveniente, el anciano puede
hacer algunos comentarios apropiados antes de ofrecerle los emblemas y terminar con una
oración que esté de acuerdo con la ocasión. ¡Qué animada se sentirá la persona enferma! Obras
como éstas, que muestran interés amoroso, promueven un espíritu de amor en la congregación.
(Véase también la página 31.) (Salmo 133:1.)
15 Se han hecho otras preguntas interesantes respecto al procedimiento y el tipo de emblemas
que se han de usar en la Conmemoración. Se pueden hallar las respuestas a estas preguntas en
la página 19 bajo “Cómo mostrar respeto por la Cena del Señor”. Sería provechoso que los
ancianos responsables siguieran cuidadosamente lo que se bosqueja allí.
Es necesario un autoexamen
16 Hay algunos que se sienten perturbados debido a que tienen dudas respecto a si tienen el
derecho de participar de los emblemas. Este asunto surge a veces durante las semanas que
preceden a la celebración de la Cena del Señor. A menudo los que hacen estas preguntas son
personas que se han asociado recientemente con los testigos de Jehová. ¿Han pasado por la
mente de usted dudas como ésta? ¿Cómo puede usted determinar cuál es el proceder correcto?
17 Pablo recomendó lo siguiente respecto a la Cena del Señor: “Primero apruébese el hombre a sí
mismo después de escrutinio, y así coma del pan y beba de la copa” (1 Corintios 11:28, 29). ¿Notó
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usted que Pablo dice que es usted quien debe hacer la ‘aprobación después de escrutinio’? Por
supuesto, no es incorrecto considerar este serio asunto con un cristiano maduro, pero usted
mismo tiene que determinar cuál será su relación personal con Jehová y su Hijo. Dios no deja en
duda a ninguno de los 144.000. Se nos asegura lo siguiente: “El espíritu mismo da testimonio con
nuestro espíritu de que somos hijos de Dios”. Es el espíritu de Dios el que aviva en el corazón de
todo miembro del cuerpo de Cristo la convicción de que es uno de los hijos espirituales de Dios. El
escogido sabe esto y no tiene que pedirle a otra persona de la congregación que se lo confirme.
(Romanos 8:15, 16.)
18 La historia moderna de los testigos de Jehová muestra que desde 1931 se empezó a dar más
atención a las “otras ovejas” mediante el mensaje del Reino. Entonces, el 31 de mayo de 1935,
cuando se pronunció el discurso “La gran multitud”, la “grande muchedumbre” que el apóstol Juan
vio en visión fue identificada claramente con las “otras ovejas”. ¿Qué indicó este nuevo énfasis?
Que de seguro el recogimiento del “rebaño pequeño” estaba acercándose a su fin y que había
llegado el tiempo para que Jesús, mediante la administración del “esclavo fiel y discreto”, dirigiera
su atención a reunir a las “otras ovejas”. (Mateo 24:45-47.)
19 Teniendo presente lo que se ha dicho, decimos a todos los que se han asociado recientemente
con el pueblo de Jehová y que tal vez hayan hecho alguna afirmación de que pertenecen a la
clase ungida: Examine cuidadosamente su relación con Jehová. Pregúntese: ¿Es de algún modo
la esperanza celestial que afirmo tener un vestigio de alguna enseñanza religiosa, en la que creía
antes, que diga que todo miembro de la iglesia va al cielo? ¿Está mi esperanza relacionada de
algún modo con algún deseo egoísta o sentimientos emocionales? Pablo dijo: “Es imposible que
Dios mienta” (Hebreos 6:18). Tampoco puede mentir el espíritu santo de adopción. Por lo tanto,
toda persona que haya sido genuinamente engendrada por el espíritu de Dios no se siente
perturbada constantemente por las dudas, sino que puede testificar con toda buena conciencia
que es uno de los hijos de Dios.
Celebración de 1985
20 La Cena del Señor es, sin lugar a dudas, la celebración más importante del año para todos los
cristianos verdaderos. No hay ningún otro acontecimiento como éste en lo que tiene que ver con
importancia, propósito o procedimiento. Por eso, a medida que la Tierra gire sobre su eje y el Sol
vaya poniéndose en el horizonte por toda la Tierra, todas las congregaciones de los testigos de
Jehová, sean grandes o pequeñas, y todo grupo aislado se reunirán en obediencia al mandato del
Amo.
21 Por lo tanto, todos los discípulos que son mansos como ovejas se regocijan muchísimo por la
perspectiva de celebrar juntos otra Conmemoración. Que la celebración de este año resulte ser un
tiempo de estímulo edificante para todos los siervos de Jehová. Que infunda en ellos el mismo
espíritu de confianza que tenía su Dechado, Jesucristo, quien dijo: “¡Cobren ánimo! yo he vencido
al mundo”. (Juan 16:33.)
[Notas a pie de página]
En cierta congregación grande se había adoptado la práctica de que los que servían se paraban
con los emblemas al final de cada fila de asientos y hacían cierto ademán a los que estaban
sentados en dicha fila. Cualquier persona que quisiera participar tenía que indicárselo al que
servía los emblemas. No obstante, como se indica arriba, esto no sería apropiado.
Este discurso fue pronunciado en Washington D.C. por J. F. Rutherford, quien entonces era el
presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract.
[Recuadro en la página 19]
Cómo mostrar respeto por la Cena del Señor
Los emblemas que se han de usar
Pan sin levadura: Se puede usar pan, como el pan ácimo sin sazonar que usan los judíos,
hecho solamente de harina de trigo y agua. No use pan ácimo al que se le haya añadido
ingredientes como sal, azúcar, malta, huevos o cebolla. Usted puede hacer su propio pan sin
levadura usando la siguiente receta: Mezcle una taza y media de harina de trigo (si no se puede
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conseguir de trigo, use harina de arroz, de maíz o de algún otro grano) con una taza de agua y
haga una masa blanda. Entonces, pásele el rodillo hasta que la masa quede del espesor de una
galleta. Entonces póngala en un recipiente para hornear y hágale muchos agujeritos usando un
tenedor. Hornee la masa hasta que esté seca y tostada.
Vino: Use un vino tinto de uvas no adulterado, como el chianti, el borgoña o un clarete. No use
vinos dulces que hayan sido fortificados o mezclados con coñac, tales como el jerez, el oporto o el
moscatel. No use vinos a los que se les haya añadido especias o yerbas, como el Dubonnet y
otros vinos que se usan como aperitivo. También se podría usar vino tinto hecho en casa, siempre
y cuando no haya sido endulzado, sazonado con especias ni fortificado.
Preparación del Salón del Reino
Mesa para los emblemas: Cubra la mesa con un mantel limpio y ponga suficientes platos y
copas para servicio eficaz. Se puede partir el pan y echar el vino en las copas antes que comience
la reunión. Jesús no estableció ningún precedente ritualista al respecto. Si las condiciones lo
exigen, cubra los emblemas con un paño limpio para protegerlos de los insectos.
Los que sirven los emblemas: Dé instrucciones de antemano respecto al procedimiento que se
ha de seguir para evitar cualquier demora o confusión al servir los emblemas a las personas que
asistan a la celebración, incluso al conferenciante y a los que sirven los emblemas.
Acomodadores: Mucho antes de comenzar la reunión, debe haber disponibles suficientes
acomodadores para dar la bienvenida y proveer asiento a las personas que vayan llegando.
Decoración floral: Se puede hacer provisión para esto, pero debe ser sencilla y de buen gusto.
Procedimiento a seguir en la reunión
Hora de la celebración: Aunque el discurso puede comenzar más temprano, los emblemas no
se deben pasar sino hasta después que se haya puesto el Sol. Se debe determinar localmente a
qué hora se pondrá el Sol el 4 de abril en su localidad.
Discurso de la Conmemoración: El conferenciante debe prepararse bien para que pueda
presentar la información en el tiempo asignado. Debe presentarla de manera clara y animadora
para todos los presentes.
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Hoy, alrededor del mundo, las congregaciones de los testigos de Jehová se reúnen en la fecha
que corresponde al 14 de Nisán para la Conmemoración de la muerte de Cristo. Pero a veces
surgen obstáculos fuera de lo común. De vez en cuando, tormentas o inundaciones que hacen
estragos han impedido que se reúna una congregación, o que se reúnan algunos de sus
miembros, según lo que se había planeado. En casos raros, la ley marcial ha estado en vigor y
soldados armados han impedido que los ciudadanos estén fuera de sus hogares después de la
puesta del Sol. Otros cristianos no han podido estar presentes en la celebración junto con la
congregación por estar hospitalizados o gravemente enfermos. ¿Qué se puede hacer en tales
casos?
Aunque es apropiado que toda la congregación se una para esta ocasión importante,
circunstancias como las que se mencionan arriba quizás lo imposibiliten. Cuando condiciones
atmosféricas extremadamente malas, algún desastre natural, o algo por el estilo, absolutamente
impidan que una familia o parte de una congregación se reúna con la congregación, las personas
aisladas pueden reunirse y considerar relatos bíblicos como los que se encuentran en Lucas 22:7-
23, 28-30 y 1 Corintios 11:20-31, además de considerar el significado de la ocasión. De igual
manera, si se hace imposible que una congregación se reúna la noche precisa debido a que se
haya impuesto una queda, tal vez la mejor opción sería reunirse en grupos de Estudio de Libro de
Congregación o en grupos conforme a vecindarios, y en el informe de asistencia de la
congregación se anotaría la suma total de las personas que estuvieron presentes en dichos
grupos. Quizás hasta se pueda pronunciar un discurso breve, si hay un hermano dedicado y capaz
en el grupo. No hay que preocuparse si no hay emblemas apropiados, con tal que en dicha
situación de emergencia no haya nadie que anteriormente haya participado del pan y el vino como
cristiano ungido.
Bajo la Ley que Dios dio a Israel había un arreglo especial para la persona cuya situación no le
permitía participar de la cena regular de la Pascua; la persona podía hacerlo un mes (30 días) más
tarde (Números 9:10, 11; 2 Crónicas 30:1-3, 15). De manera parecida, en una situación extremada
en que un israelita espiritual categóricamente no haya podido asistir a la Conmemoración ni se le
hayan servido los emblemas el 14 de Nisán, éste podría participar 30 días más tarde. Esto
aplicaría solo en el caso de un cristiano ungido, que está bajo el mandato de participar del pan y el
vino. (Gálatas 6:16.)
El 4 de abril de 1985, después de la puesta del Sol, las congregaciones de los cristianos
verdaderos por toda la Tierra se reunirán conforme al mandato de Jesús: “Haced esto [...] en
conmemoración de mí”. Invitamos al lector a reunirse con ellos. (1 Corintios 11:25, Besson.)
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Sam. 7:1-29; 2 Cró. 13:5, 8; Luc. 1:31-33; 22:29, 30) Este hecho resalta con gran prominencia en
el relato de la Pascua de 33 E.C. dado por Lucas en su Evangelio:
“Al fin cuando llegó la hora, se reclinó a la mesa, y los apóstoles con él. Y les dijo: ‘¡Cuánto he
deseado comer con ustedes esta pascua antes que sufra! porque les digo: No volveré a comerla
hasta que quede cumplida en el reino de Dios.’ Y, aceptando una copa, dio gracias y dijo: ‘Tomen
ésta y pásenla del uno al otro entre ustedes; porque les digo: De ahora en adelante no volveré a
beber del producto de la vid hasta que llegue el reino de Dios.’
“También, tomó un pan, dio gracias, lo partió, y se lo dio a ellos, diciendo: ‘Esto significa mi cuerpo
que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí.’ También, la copa
de la misma manera después que hubieron cenado, diciendo él: ‘Esta copa significa el nuevo
pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes.’”—Luc. 22:14-20.
Las dos copas de vino que Jesús usó, según el relato que se acaba de citar, eran las últimas dos
de cuatro copas de vino que por tradición bebían todos los que participaban en la Pascua durante
el primer siglo E.C. Por lo tanto eran las copas número 3 y número 4. La copa número 3, se bebía
después que los celebrantes habían comido el cordero pascual y el pan ázimo o sin levadura. Se
llamaba “la copa de bendición” por la bendición que se pronunciaba sobre ella. (1 Cor. 10:16)
Jesús “dio gracias” a Dios por la copa antes de compartirla con los apóstoles. Así Jesús condujo la
celebración de la Pascua según la costumbre que se aceptaba en aquel tiempo. Él no la alteró ni
la interrumpió por medio de introducir algo nuevo en aquella observancia. De este modo guardó la
Ley como judío de nacimiento.
Sin embargo, habiéndose efectuado la comida pascual según la Ley mosaica, Jesús podía
libremente introducir la nueva cena para la conmemoración de su muerte cercana en aquel mismo
día de la Pascua. Sobre la mesa todavía había pan sin levadura y la copa número 4; después de
beberse esa copa se cantaban los Salmos 115 a 118 del Hallel (“Alabanza”). Por eso era “la copa
de alabanza.”—Vea The Watch Tower del 15 de marzo de 1921, páginas 88, 89, bajo el
encabezamiento “the Cup of Praise” (la Copa de Alabanza); también, el manual Critical and
Exegetical Hand-Book to the Gospel of Matthew, de Meyer, páginas 45, 46, bajo el versículo 27;
también, The Jewish Encyclopædia bajo Passover, Seder y Arba Kosoth (Four Cups).
El apóstol Mateo estaba con Jesús aquella noche de la Pascua, y su relato empieza después de
haberse bebido la “copa de bendición”:
“Mientras todavía comían, Jesús tomó un pan y, después de decir una bendición, lo partió y,
dándoselo a los discípulos, dijo: ‘Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo.’ También, tomó una
copa y, habiendo dado gracias, se la dio a ellos, diciendo: ‘Beban de ella, todos ustedes; porque
esto significa mi “sangre del pacto,” que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de
pecados. Pero les digo, que de aquí en adelante de ningún modo beberé yo de esto producto de la
vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre.’ Por último,
después de cantar alabanzas [salmos números 115-118 del Hallel], salieron al monte de los
Olivos.”—Mat. 26:26-30.
Cuando los apóstoles fieles bebieron la copa número 4, o “la copa de después de la comida”
(Ferrar Fenton), según las palabras de Jesús estaban bebiendo sangre simbólicamente, la sangre
de Jesús. (Luc. 22:20, FF) A pesar de que eran judíos que estaban en el pacto de la Ley mosaica,
este pensamiento no les resultó repugnante. (Sal. 16:4) Jesús los había preparado para esto por
lo que les dijo en una ocasión anterior. Esto fue poco antes de la Pascua de 32 E.C. y un día
después de haber alimentado milagrosamente a una multitud de personas que le escuchaban al
haber multiplicado unos cuantos panes y peces. (Juan 6:4) El apóstol Juan nos dice:
“En respuesta Jesús les dijo: ‘. . . Yo soy el pan vivo que bajó del cielo; si alguien come de este
pan vivirá para siempre; y, de hecho, el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo.’
“Por eso se pusieron a contender los judíos unos con otros, diciendo: ‘¿Cómo puede este hombre
darnos su carne a comer?’ Entonces Jesús les dijo: ‘Muy verdaderamente les digo: A menos que
coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes. El que se
alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día; porque
mi carne es verdadero alimento, y mi sangre verdadera bebida. . . . Así como me envió el Padre
- 61 -
viviente y yo vivo a causa del Padre, así también el que se alimenta de mí, sí, ese mismo vivirá a
causa de mí. Éste es el pan que bajó del cielo. No es como cuando sus antepasados comieron y
sin embargo murieron. El que se alimenta de este pan vivirá para siempre.’ . . .
“Por lo tanto muchos de sus discípulos, al oír esto, dijeron: ‘Este discurso es ofensivo; ¿quién
puede escucharlo?’ . . .
“Debido a esto muchos de sus discípulos se fueron a las cosas de atrás y ya no andaban con él.”
Pero el apóstol Pedro se apegó a Jesús y dijo: “Tú tienes dichos de vida eterna; y nosotros hemos
creído y llegado a conocer que tú eres el Santo de Dios.”—Juan 6:43-69.
En aquella ocasión Jesús no estaba hablando a aquellos israelitas circuncisos cerca de la “vida
eterna” como criaturas humanas en una Tierra paradisíaca bajo su reino milenario. Más bien,
hablaba acerca de la mismísima oportunidad que estaba colocando ante el apóstol Pedro y sus
apóstoles compañeros por medio de los “dichos de vida eterna.” Era la oportunidad de adquirir
vida inherente con el Cristo en los cielos, “vida en ustedes.” (Juan 6:53) Al reinar con él en el cielo
ellos podrían pasar a la humanidad los beneficios dadores de vida del sacrificio de él.
Aquellos judíos habían querido “prenderlo para hacerlo rey,” un rey que se sentara en el trono de
David. Pero Jesús más bien escogió dejar que su Padre lo hiciera rey en el cielo. (Juan 6:15, 61,
62) Aquellos judíos estaban en el pacto de la Ley mediado por Moisés. Aquel pacto de la Ley tenía
el propósito de conducir a los judíos a Cristo y así darles la oportunidad de llegar a ser un “reino
de sacerdotes” con él.—Éxo. 19:5, 6; Gál. 3:24, 25.
Por eso, en la discusión que se registró en Juan 6:52-65, Jesús no estaba hablando acerca del
mundo de la humanidad al hablar de los que beberían su sangre así como también comerían su
carne, en sentido figurado, durante su reinado milenario. Estaba hablando acerca de creyentes a
quienes él introduciría en el nuevo pacto. (Jer. 31:31-34; Rev. 20:4-6) Estos llegarían a ser
israelitas espirituales. Por eso Jesús, cuando inauguró la “cena del Señor,” dijo a sus apóstoles
israelitas: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a
favor de ustedes.” (Luc. 22:20; 1 Cor. 11:20, 25) O, según Mateo 26:27: “Beban de ella, todos
ustedes; porque esto significa mi ‘sangre del pacto,’ que ha de ser derramada a favor de muchos
para perdón de pecados.” Los 11 apóstoles fieles que aceptaron el pan sin levadura y la copa de
vino de manos de Jesús en aquella noche de la Pascua de 33 E.C. fueron introducidos en el
nuevo pacto el día del Pentecostés, el día quincuagésimo segundo desde la Pascua.
LA CONMEMORACIÓN Y EL REINO
El viejo pacto de la Ley, con su perspectiva de “un reino de sacerdotes,” obró como tutor que
condujo solamente un resto pequeño a Cristo, pues a los muchos judíos de Israel se les había
llamado o invitado, pero solo a unos pocos se les escogió. (Mat. 22:1-14; Rom. 9:27-29; 11:5) Pero
el nuevo pacto produce lo que Pedro llamó “una raza escogida, un sacerdocio real, una nación
santa, un pueblo para posesión especial.”—1 Ped. 2:9.
Debido a este hecho, Jesucristo puede introducirlos en el pacto para un reino consigo. (Luc.
22:28-30; Rev. 20:4-6) Por consiguiente, la “Jerusalén celestial” puede regocijarse más que la
“Jerusalén” terrestre, que estaba en el pacto de la ley. ¿Por qué? Porque la “mujer” de Dios, la
“madre” celestial, que produce hijos espirituales para su ‘Esposo,’ produce al total de los 144.000
corderos de Cristo y no a un simple resto de herederos en perspectiva del Reino.—Gál. 4:21-31;
Isa. 54:1.
Los hijos espirituales de Dios, los israelitas espirituales que están el nuevo pacto, son quienes
tienen la obligación de participar de la cena del señor en recuerdo de su muerte. El apóstol Pablo
compara a estos israelitas espirituales con lo que llama “Israel según la carne.” El altar material
sobre el cual se ofrecían sacrificios a Dios se llamaba “la mesa de Jehová.” Cuando los israelitas
comían parte de los sacrificios de comunión a Dios, se hacían participantes con Él, porque el altar
lo representaba a Él. (Mal. 1:7, 8) De manera similar, la mesa sobre la cual se ponen el pan sin
levadura y la copa de vino para la cena del Señor puede llamarse “la mesa de Jehová.” Los
israelitas espirituales que participan de esos emblemas conmemorativos tienen así comunión con
él. Llegan a ser participantes con Él así como unos con otros.—1 Cor. 10:18-21; 11:25.
- 62 -
Así, también, en la Conmemoración se llama “la copa de Jehová” a la copa de vino que simboliza
la “sangre del pacto.” Cuando los israelitas espirituales beben de esta copa, se hacen
participantes con Jehová respecto a la sangre de Cristo que valida el nuevo pacto. Por este acto
los israelitas espirituales muestran que adoran a Jehová como Dios de ellos y no idolatran a
ningún demonio como dios. Jehová acepta la sangre de Cristo como lo que pone en vigor el nuevo
pacto. De manera similar, los que beben de la copa conmemorativa aceptan la sangre de Cristo
como la vida que él derramó en sacrificio para ellos para obtener de Dios perdón de pecados por
medio de ese pacto.
Aunque la copa conmemorativa simbolizaba una muerte de sacrificio para Cristo por el
derramamiento de su sangre vital, Jesús dio gracias a Jehová por ella. Además, después que los
discípulos de Jesús hubieron bebido de esta copa de vino, tanto él como ellos cantaron el resto
del Hallel (o “Alabanza”), es decir, los Salmos 115 a 118. (Mat. 26:27-30) Por eso, al celebrar la
Conmemoración o “Memorial,” los que están en el nuevo pacto pronuncian la bendición sobre esta
copa. Es “la copa de bendición” porque Jesús la bendijo. Leemos:
“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es una participación de la sangre del Cristo? El pan
que partimos, ¿no es una participación del cuerpo de Cristo? Porque hay un solo pan, nosotros,
aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos estamos participando de aquel solo
pan.”—1 Cor. 10:16-17.
OBSERVADORES EN LA CONMEMORACIÓN
Un resto de israelitas espirituales, que son miembros del “cuerpo” espiritual de Cristo, todavía está
en la Tierra. En los últimos años ellos han invitado a otros a asistir a la celebración conmemorativa
anual como testigos u observadores. Estas personas semejantes a ovejas y dedicadas fueron
prefiguradas por Jonadab el amigo del rey Jehú de Israel. (2 Rey. 10:15-23; Jer. 35:1-16) Desde el
año 1935 E.C. en adelante, Jesucristo el Pastor Excelente ha puesto a una “grande
muchedumbre” de estos “Jonadabs” modernos, u “otras ovejas,” en asociación con el resto
engendrado por espíritu de su “cuerpo” espiritual. Pero fue por primera vez en el número de la
Watchtower del 15 de febrero de 1938 (en español La Torre del Vigía de abril de 1938) que se leyó
esta invitación:
“. . . Después de las 6 p.m., el 15 de abril, que cada compañía de los ungidos se congregue y
celebre el Memorial, estando presentes también sus compañeros los Jonadabs. Que los
emblemas sean pan sin levadura y verdadero vino tinto.”—Página 50, bajo “Memorial.”
Aquellas “otras ovejas,” que no son del mismo “redil” que el “rebaño pequeño,” asistieron a la
Conmemoración o “Memorial” como observadores, no como participantes.—Juan 10:16; Luc.
12:32.—Vea La Torre del Vigía de abril de 1938, página 57, párrafos 50-52.
Desde entonces, las “otras ovejas,” que ahora han aumentado hasta ser una “grande
muchedumbre,” han asistido a la Conmemoración anual de la muerte de Cristo, ¿y por qué no?
Aunque no beben de la copa que simboliza la sangre de Cristo, sin embargo Revelación 7:14 dice
que ellos “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”
Revelación 7:9, 10 también muestra que atribuyen su salvación a Dios y al Cordero Jesucristo.
Por eso, este año, el 23 de marzo, después de la caída del Sol, que todas las “otras ovejas”
dedicadas y bautizadas se congreguen con el resto del “rebaño pequeño” para la celebración de
1978 de la cena del Señor. Al acercarse el tiempo en que el Señor Jesús glorificado se llevará al
resto a su morada celestial, la “grande muchedumbre” de las “otras ovejas” no tendrá la
oportunidad de hacer esto por mucho tiempo más.
[Notas]
Debido a que algunos manuscritos omiten las palabras que vienen después de “mi cuerpo” y hasta
el fin del ÞLuc. 22 Üversículo 20, esas palabras son omitidas por versiones en inglés como The
Bible in Living English (de Byington), The New English Bible, y An American Translation,
evidentemente debido a que en los relatos de Mateo y Marcos se dice que Jesús usó solamente
una copa en esta ocasión. The Holy Bible in Modern English, por Ferrar Fenton, pone las palabras
en cuestión en corchetes dobles como si fueran espurias.
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Vea La Atalaya del 1 de marzo de 1951, páginas 144, 145, párrafos 22-25, bajo el
encabezamiento secundario “Comiendo y bebiendo vida en sí mismo.” Note también el número del
1 de septiembre de 1949, páginas 263, 264, párrafos 23-28, bajo “La dádiva de vida en sí mismo.”
[Ilustración de la página 17]
“Pan.”—Luc. 22:19
“Copa de bendición.”—Luc. 22:17
“Copa de alabanza.”—Luc. 22:20
*** w76 1/2 69-70 "Sigan haciendo esto en memoria de mí" ***
UNA vez al año en la fecha bíblica del 14 de Nisán, la noche de la Pascua, el pueblo dedicado de
Jehová se congrega en todas partes de la Tierra en armonía con este mandato de Jesús: “Sigan
haciendo esto en memoria de mí.” (Luc. 22:19; Éxo. 12:2-6) Es propio conmemorar la Cena del
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Señor en esta verdadera noche de la Pascua, anualmente después de la puesta del Sol, en la
comunidad de uno.
¿A quiénes se invita a asistir? De seguro los pocos que son el resto de los que han sido ungidos
con el espíritu de Jehová asistirán, pero también a todos los de la aumentante “grande
muchedumbre,” que tienen esperanzas terrenales, se les invita cordialmente a estar presentes, así
como a todos los que se están familiarizando con las provisiones de Jehová. (Rev. 12:17; 7:4, 9)
¿Es esta ocasión una ocasión de formalismo ritualista o misticismo? Definitivamente no. Más bien,
esta ocasión de aniversario, que envuelve los emblemas simbólicos de pan y vino, recuerda a la
mente y el corazón de los que asisten lo que Jesucristo hizo para ellos hace mil novecientos años
y lo que todo esto significa para ellos hoy y por un futuro sin fin.—1 Cor. 11:23-26.
¿Cómo se determina esta importante fecha? En el primer siglo Jesús y los cristianos primitivos
aceptaban la determinación de la fecha del 14 de Nisán (que comenzaba a la puesta del Sol)
según la fijaba el sacerdocio judío del templo de Jerusalén. Es digno de nota que Jesús celebró la
comida de la Pascua el 14 de Nisán, según la dirección que daba la ley de Moisés. (Éxo. 12:6-8;
Lev. 23:5; Mat. 26:18-20) No comió la cena pascual el 15 de Nisán, como hace la mayoría de los
judíos hoy. Después de la destrucción del templo en 70 E.C., los cristianos tuvieron que determinar
por sí mismos la fecha pascual del 14 de Nisán.
Cuando el emperador romano Constantino hizo que el cristianismo apóstata fuera la religión
estatal (325 E.C.), el Concilio de Nicea ordenó que la celebración de la Pascua florida se efectuara
siempre el domingo que subsiguiera a la Luna llena que se presentara el día del equinoccio
primaveral (vernal), o la Luna llena que viniera tras ese día. Por lo general esta fecha del
equinoccio es el 21 de marzo. Si el decimocuarto día contando desde la Luna nueva, considerado
por ellos como el día de la Luna llena, caía en domingo, la celebración de la Pascua florida se
difería hasta el domingo siguiente. Esto se hacía para no concurrir con los judíos y la minoría de
cristianos, a los cuales se llamaba cuartodecimanos, que todavía tenían su celebración el catorce
de Nisán. De esta manera la cristiandad ha llegado a tener su “Jueves Santo” siempre en jueves
para conmemorar la Última Cena de Jesús, y su “Viernes Santo” siempre en viernes para
conmemorar Su muerte.
Por lo menos para 1880 los adoradores ungidos de Jehová se habían apartado de la práctica de la
cristiandad de celebrar la Cena del Señor varias veces al año y la observaban solo el 14 de Nisán
después de la puesta del Sol. Desde entonces hasta aproximadamente 1919 los cristianos
ungidos aceptaron las fechas que establecía el calendario judío para determinar el 14 de Nisán.
Se dieron cuenta de que el calendario judío alistaba la “Pascua” para el 15 de Nisán, después de
la puesta del Sol. No obstante, estos cristianos ungidos hicieron arreglos para celebrar la Cena del
Señor en la noche del 14 de Nisán, tal como lo hizo Jesús. Aun así, estos cristianos estaban
usando el calendario judío cuando aceptaban la determinación del mes de Nisán de cada año.
El calendario judío moderno determina el principio de su mes de Nisán por la Luna nueva
astronómica. Sin embargo, por lo general es dieciocho horas o más después de eso que se hace
visible en Jerusalén el primer asomo de la fase creciente de la Luna nueva. Cada año, en los
últimos tiempos, el cuerpo gobernante de los testigos de Jehová ha determinado la Luna nueva
efectiva que se hace visible en Jerusalén, que es la manera en que se determinaba el primero de
Nisán en los tiempos bíblicos. Por esta razón a menudo ha habido una diferencia de un día o dos
entre la fecha del Memorial o Conmemoración de los testigos de Jehová y la fecha del 14 de Nisán
según el calendario judío moderno.
Según nuestro método actual de calcular, la fecha del Memorial se aproxima a la Luna llena más
cercana después del equinoccio de primavera. Por ejemplo, en 1975 la fecha del Memorial,
calculada a catorce días desde la Luna nueva (más cercana al equinoccio de primavera) visible en
Jerusalén, fue el jueves 27 de marzo después de la puesta del Sol. Apropiadamente, hubo
también una Luna llena el jueves 27 de marzo de 1975. La fecha para el Memorial de 1976,
calculada por nuestro método actual, cae el miércoles 14 de abril, después de la puesta del Sol.
También hay Luna llena en esa misma fecha. Por eso, si en el futuro alguien del pueblo de Jehová
no estuviera en comunicación con el cuerpo gobernante, pudiera determinar la fecha del Memorial
- 67 -
con buena exactitud por medio de calendarios locales que muestren la primera Luna llena
después del equinoccio de primavera. La celebración entonces acontecería después de la puesta
del Sol del día en que hay Luna llena.
¿Qué se debe hacer si hay una emergencia en la noche de la Cena del Señor? ¿Qué hay si se
presentara una tempestad violenta u otra perturbación grande que hiciera imposible el que la
congregación local se reuniera al tiempo señalado? En esos casos, sería bueno que los hermanos
se reunieran en grupos pequeños de vecindad o en grupos de familia, si se hiciera necesario. De
esta manera se congregan para que se les recuerde el significado de los emblemas del Memorial,
pan sin levadura y vino. Para esas ocasiones de emergencia, uno de los hermanos dedicados (o
una hermana dedicada, si no hay hermano presente) pudiera brevemente considerar los relatos
bíblicos de Mateo 26:17-30; Lucas 22:7-23, 28-30; y 1 Corintios 11:20-31. Si una congregación
tiene que reunirse en grupitos, la combinación de la cantidad de personas que asistan a los
grupitos pudiera enviarse como el informe de la concurrencia de la congregación entera.
En cuanto a los emblemas, ciertamente se debería hacer todo esfuerzo por ver que a los del resto
ungido se les sirva el pan y el vino, hasta si uno está enfermo en su hogar o en el hospital. Solo en
una situación muy excepcional que no le permita a uno del resto ungido participar de los
emblemas el 14 de Nisán querrá ése celebrar el Memorial el día catorce del siguiente mes lunar
(el día de la siguiente Luna llena), en armonía con el principio que se halla en Números 9:10, 11, y
2 Crónicas 30:1-3, 15, en cuanto a las celebraciones pascuales tardías. En ese caso de una
celebración tardía, esto se debe informar inmediatamente después de ella.
¿Qué hay si más de una congregación tienen que usar el mismo Salón del Reino? Sería bueno
fijar la hora de los programas de modo que se muestre consideración por medio de dar suficiente
tiempo para que una congregación salga del salón y la siguiente congregación comience su
programa. Teniendo esto presente, en algunos casos se han alquilado otros salones para la
celebración del Memorial. En estos casos, pudiera ser aconsejable que varias congregaciones se
combinaran en una sola reunión. Entonces se podría enviar un informe combinado, con una lista
de los nombres de las congregaciones implicadas.
¿Cuál fue el orden de los acontecimientos en el día de Jesús? En la primera celebración de la
Cena del Señor, Mateo estuvo presente personalmente. Él presenta las cosas en el orden exacto
en que sucedieron. Jesús y sus doce discípulos celebraron la comida pascual usando cordero
asado y pan sin levadura, que recordaban a los participantes lo que había sucedido cuando los
israelitas fueron librados de Egipto en 1513 a. de la E.C. No había misticismo en cuanto al uso de
estos recordatorios del cordero asado y el pan ázimo o sin levadura. (Mat. 26:17-19; Sal. 119:2,
14) Después de la comida pascual, Jesús dio a conocer quién lo traicionaba, Judas, y entonces lo
envió de allí. (Mat. 26:20-25; Juan 13:29, 30) Esto dejó a Jesús con los once apóstoles fieles con
quienes instituyó la nueva cena que tenía que ver con participar del pan sin levadura y la copa de
verdadero vino tinto. En cada caso Jesús ofreció una oración de gracias, primero por el pan y
entonces por el vino. (1 Cor. 11:24, 25) Después que Jesús habló extensamente e hizo una
oración, terminaron por medio de cantar alabanzas, después de lo cual partieron hacia el monte
de los Olivos. Esto, pues, fija el proceder general hasta nuestro día.—Mat. 26:26-30; Juan 13:31-
18:1.
¿Qué nos recuerdan los emblemas del pan y el vino? El pan sin levadura nos recuerda el cuerpo
de carne de Jesús, que él “sufrió en la carne” (1 Ped. 4:1); que dio su cuerpo carnal “a favor de la
vida del mundo” (Juan 6:51); que es “el Cordero que fue degollado” (Rev. 5:12); y que el pacto de
la Ley fue “quitado del camino clavándolo al madero de tormento.” (Col. 2:14) El emblema del vino
tinto nos recuerda que Jesús ha servido como nuestro Rescatador porque hemos sido librados por
medio de la “sangre preciosa” de Jesús (1 Ped. 1:19); y que su sangre vital fue usada para hacer
válido el nuevo pacto en el cual se introduce a sus coherederos (1 Cor. 11:25). Aunque los de la
“grande muchedumbre” no participan de los emblemas, reciben un recordatorio de los beneficios
de la acción de Jesús y del nuevo pacto por medio del cual les vienen como resultado muchos
beneficios. (Rev. 7:9, 10, 14) Verdaderamente, Jehová ha hecho arreglos para nuestra liberación
por medio del poder de expiación del sacrificio de Cristo, no solo para los ungidos, sino también
- 68 -
para todos aquellos a quienes se da la oportunidad de obtener vida eterna aquí en la Tierra.—Lev.
16:11; 1 Juan 2:2.
¿Cómo se conduce la reunión? En la reunión del Memorial un hermano que sirve de presidente
extiende una breve bienvenida y comienza la reunión con un cántico y una oración. Después de
esto viene el discurso del Memorial, presentado por un orador capacitado (uno de los ungidos si
hay uno disponible) seleccionado por los superintendentes nombrados. No sería bueno que varios
hermanos presentaran cada uno una porción del discurso del Memorial como en un simposio. Se
recomienda que el discursante haga las dos oraciones breves con relación a los emblemas. (Mat.
26:26, 27) Después de servirse los emblemas y haber hecho otros comentarios el discursante, el
superintendente presidente puede presentar comentarios de conclusión a menos que él sea el que
se encarga del programa del Memorial. La reunión cierra con canción final y una oración.
Solo los del resto ungido participan de los emblemas que se le pasan al auditorio. Después de una
oración breve, primero se pasa el pan. Tras de eso, después de otra oración, se sirve el vino. El
pan y el vino no se sirven juntos. Los que participan ‘dignamente’ deben participar de ambos
emblemas.—1 Cor. 11:27, 28.
La Biblia dice que Jesús partió el pan, evidentemente para servirlo a los apóstoles que se
reclinaban a un lado y otro de la mesa. (Mat. 26:26) Esto no es necesario en nuestras
circunstancias hoy, puesto que Jesús no estaba estableciendo un precedente ritualista. Por eso,
no hay significado simbólico en el hecho de que se partiera el pan sin levadura. Recuerde que
ninguno de los huesos del cuerpo físico sin pecado de Jesús fue partido cuando él murió. (Éxo.
12:46; Sal. 34:20; Juan 19:33, 36) El número de copas y el número de platos que se usen
dependen del número de personas que se necesiten para servir. Una porción de pan sin levadura
se puede poner en cada plato que se use y el vino se puede echar en las copas antes del
comienzo de la reunión.
¿Qué clase de pan y qué clase de vino se han de usar? Puesto que Jesús tomó pan sin levadura
que se usaba normalmente para la Pascua, nosotros hoy usamos pan sin levadura. Hay unas
galletas de pan sin levadura judías hechas solo de harina de trigo y agua, y pueden ser usadas
por los cristianos en la celebración del Memorial. Pero no usaríamos galletas de pan sin levadura
hechas con ingredientes añadidos, tales como sal, azúcar, malta, huevos, cebollas y así por el
estilo.
Algunos Testigos quizás prefieran hacer una pequeña cantidad de pan sin levadura de harina
(trigo, arroz u otro grano) y agua. Esto se puede hacer como sigue: Mezcle taza y media de harina
con una taza de agua y haga una masa húmeda. Sobre una superficie plana, bien polvoreada con
harina, allane la masa hasta el espesor de una oblea, o a tan delgado espesor como sea posible.
Coloque esto en una tortera o lámina de hornear galletas, y haga muchos hoyos con un tenedor
en la harina, y déle la forma de un pan plano. Hornee en un horno caliente hasta que esté seco y
tostado.
El vino que se provea para el Memorial debe ser verdadero vino tinto como el que usaban los
judíos en sus celebraciones de la Pascua. Notamos que en Mateo 26:29 Jesús mencionó el
“producto de la vid,” que, en aquel tiempo del año, solo podía ser vino fermentado. El único
recordatorio apropiado de la sangre derramada de Jesús es vino de uvas rojas sin adulteración. La
sangre de Cristo era suficiente sin añadiduras, y por eso el vino que se use debe ser solo vino
tinto sin endulzar, sin material fortificante. Si se prevé que habrá dificultad en cuanto a obtener los
emblemas, entonces pudieran hacerse preparaciones con mucho tiempo de anterioridad para
obtenerlos. Puesto que los emblemas en sí mismos no son sagrados, después de terminar la
celebración y disolverse la reunión el pan y el vino se pueden llevar a casa y considerar comunes,
y usarse en cualquier otro tiempo como cosa normal.—1 Sam. 21:4.
¿Quiénes deben participar de los emblemas? Solo a los del “rebaño pequeño” se les introduce en
el nuevo pacto y, por eso, solo de ellos se requiere que participen de los emblemas. (Luc. 12:32)
Fueron los once apóstoles fieles quienes, como el grupito de ungidos en perspectiva,
comprendieron el núcleo de los que más tarde serían introducidos en el nuevo pacto en el día del
Pentecostés de 33 E.C. (Luc. 22:20) La “grande muchedumbre,” puesto que no son ‘nuevas
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criaturas’ en el nuevo pacto, no participan del pan y el vino en esta ocasión de aniversario.—2 Cor.
5:17.
Cada uno de los ungidos que asisten al Memorial se examina de antemano para ver si es digno de
participar y si verdaderamente tiene el testimonio del espíritu. (Rom. 8:16, 24; 1 Cor. 11:27-29) A
veces hay personas que han participado antes y han llegado a darse cuenta de que su relación
con Dios no es la de un hijo ungido. Sería apropiado que cesaran de participar, pero esto no sería
una indicación de que se hubieran hecho infieles. Es solo que su relación personal con Jehová ha
sido aclarada y es la de una persona que tiene esperanza terrenal.
Se cuenta como participantes a los que son conocidos como siervos fieles y bautizados de Dios.
No invitamos a asistir a personas que han sido expulsadas. Pero si una de esas personas está
presente, no hay razón para perturbarse si está sentada en una fila con otros y procede a
participar de los emblemas. De todos modos, a esa persona no se le cuenta como participante.
Siempre es un gozo ver a tantos nuevos concurrir a la celebración del Memorial. Después del
programa, se disfruta de una ocasión de compañerismo feliz con los nuevos y unos con otros.
Esta gozosa camaradería verdaderamente edifica y estimula a todos. El programa de la noche, si
en él se reflexiona, siempre suministra mucho alimento para el pensamiento junto con aprecio y
agradecimiento a Jehová, pues nos recuerda a todos todo lo que por amor Él ha hecho por
nosotros por medio de nuestro Rescatador, Jesucristo nuestro Señor. (Mat. 20:28; 1 Ped. 3:15) Al
llegar a casa después del programa, la familia de testigos de Jehová pudiera dedicar algún tiempo
a la consideración del significado de esta importante ocasión. Todo esto ayuda a unir a la familia y
la enriquece espiritualmente.
Los ancianos hacen planes cuidadosos para que la congregación local tenga una celebración
adecuada de la Cena del Señor. En esta noche específica, en todas partes del globo, el corazón y
la mente del pueblo dedicado de Jehová congregado en unidad, los ungidos y los de la “grande
muchedumbre,” dan alabanza a nuestro Dios Soberano, Jehová. Dan gracias de nuevo a
Jesucristo nuestro Rescatador que demostró su gran amor por nosotros al entregar su vida
humana para nuestro recobro. Anualmente el resto ungido y la “grande muchedumbre” se deleitan
en conmemorarlo como el mesiánico vencedor del mundo.—Juan 16:33.
[Notas]
Por las mismas razones, a veces a los judíos modernos se les hace necesario añadir su mes
intercalar decimotercero en un tiempo que difiere del tiempo en que lo hacen los testigos de
Jehová. En esas ocasiones, pues, su fecha de la Pascua cae un mes después de la fecha del
Memorial de los testigos de Jehová.
Las fechas de la Pascua y el Memorial caen fundamentalmente en armonía con un ciclo de
diecinueve años. Para detalles vea Aid to Bible Understanding, página 1677, bajo el
encabezamiento secundario: “The Metonic Cycle.” Vea también las páginas 1076-1078 para
información acerca de la Cena del Señor.
- 70 -
nuevo pacto de Dios, sellado con mi sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria de
mí.’”—Today’s English Version.
¿Dónde se efectuará esta cena? En los Salones del Reino locales de los testigos de Jehová.
¿Cuándo? Jesús la instituyó el 14 de Nisán, según el calendario bíblico. Fue inmediatamente
después que él y sus apóstoles habían celebrado la pascua anual que conmemoraba la liberación
de Israel del cautiverio egipcio. (Mat. 26:2, 17-20) De modo que una vez cada año el 14 de Nisán
los testigos cristianos de Jehová se reúnen en obediencia al mandato de Jesús. Este año la fecha,
según el calendario gregoriano, es el 9 de abril después de la puesta del Sol.
¿Cuál es el propósito de esta cena? Tiene el mismo propósito que cualquier conmemoración. Y
eso es impedir que se olvide un acontecimiento importante. ¿Y qué acontecimiento conmemora la
cena del Señor? El 14 de Nisán de 33 E.C. Jesucristo como “el Cordero de Dios” murió para
‘quitar el pecado del mundo.’ (Juan 1:29) Ciertamente no se ha efectuado un acontecimiento más
importante para la humanidad que la muerte de sacrificio de Jesucristo. Por ella todos los hombres
que ejerzan fe pueden quedar libres del pecado y la muerte y conseguir la vida eterna.—Juan
3:16.
La cena del Señor cumple un propósito especial para los seguidores ungidos de los pasos de
Jesucristo con quienes él ha hecho un pacto para un reino celestial. (Luc. 22:28-30) Al participar
del pan sin levadura y del vino tinto fermentado indican su unicidad con su Cabeza y su
determinación de continuar fieles. Como hizo notar el apóstol Pablo: “La copa de bendición que
bendecimos, ¿no es una participación de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es una
participación del cuerpo del Cristo?”—1 Cor. 10:16.
Aunque la cena del Señor originalmente se instituyó para provecho de estos que participan del
pan y del vino y a los que se conoce como un “rebaño pequeño,” hoy ellos de ninguna manera son
los únicos bienvenidos. (Luc. 12:32) De hecho, el año pasado más de 3.225.000 personas
estuvieron presentes en las más de 26.500 congregaciones que se reunieron en todo el mundo
para celebrar la cena del Señor. Sin embargo, menos de 10.550 de todos estos asistentes
profesaron ser del “rebaño pequeño” con esperanzas celestiales y lo indicaron participando del
pan y el vino.
Los testigos cristianos de Jehová que no afirman ser del “rebaño pequeño” esperan con deleite, no
la vida en el reino celestial, sino la vida eterna en una Tierra paradisíaca, cuando la voluntad de
Dios se haga en la Tierra como se hace en el cielo. (Mat. 6:10; Rev. 21:4) Jesús los llama sus
“otras ovejas,” que hoy componen una “grande muchedumbre” de todas las naciones. Éstos
asisten a la cena del Señor como observadores debido a su aprecio de lo que Jehová y Jesucristo
han hecho por ellos.—Juan 10:16; Rev. 7:9-17.
Pero los testigos de Jehová, ya sea con expectativas celestiales o terrestres, no son los únicos
bienvenidos a este memorial de la muerte de Cristo. De hecho, con aproximadamente 1.350.000
Testigos activos en todo el mundo y una asistencia de más de 3.225.000 personas al memorial el
año pasado, ¡se puede ver que hubo más visitantes presentes que Testigos mismos! Todos los
amadores de la verdad y la justicia son bienvenidos así como todos los que están “conscientes de
su necesidad espiritual.”—Mat. 5:3.
¿Por qué debería usted querer asistir? ¿Qué probabilidad hay de que saque provecho? El
mismísimo hecho de que Jesucristo mandó que sus seguidores se reunieran para observar este
memorial de su muerte debería hacer que usted quisiera asistir. Se cantarán de todo corazón
hermosos cánticos cristianos especialmente apropiados a la ocasión. También habrá una serie de
oraciones fervorosas, oraciones de agradecimiento, por cristianos maduros. Y especialmente se
pronunciará un discurso esclarecedor sobre el significado de la cena del Señor. En éste se
describirá la fiel manera en que Jesús procedió mientras estuvo en la Tierra: siendo obediente
hasta la muerte ignominiosa y dolorosa en el madero de tormento. Por esta razón su Padre
celestial lo resucitó y lo ensalzó elevadamente, de modo que ahora puede administrar los
beneficios de su sacrificio a toda la humanidad.—Fili. 2:5-11.
Puesto que ésta será una ocasión gozosa y significativa, de seguro usted sacará provecho al
asistir a ella. Aumentará su entendimiento y aprecio de la bondad y amor de Jehová Dios y
- 71 -
Jesucristo. Y sin duda usted logrará ver con mayor claridad que nunca antes exactamente lo que
significa ser un cristiano verdadero, un seguidor genuino de Jesucristo.—1 Ped. 2:21.
Por eso deseamos que usted considere esta invitación como su invitación personal para asistir a
la cena del Señor con los testigos cristianos de Jehová en uno de sus Salones del Reino. Usted
estará en compañía de un grupo grande de cristianos amigables que le extenderán a usted una
calurosa bienvenida. Como visitante no se le pedirá que diga nada durante la reunión, ni se pasará
ningún platillo de colecta enfrente de usted. Los testigos cristianos de Jehová prestan atención a
las palabras de Jesús: “Recibieron gratis, den gratis,” y han llegado a la comprensión de que “hay
más felicidad en dar que la que hay en recibir.” Si usted no conoce la ubicación del Salón del
Reino más cercano a donde usted vive, pregúntele a cualquier testigo de Jehová que usted
conozca o escriba a los publicadores de La Atalaya. (Vea la contracubierta para la dirección.)—
Mat. 10:8; Hech. 20:35.
- 73 -
A menudo, al llegar a casa después de esta reunión, la familia de testigos de Jehová emplea
tiempo considerando el significado del Memorial. Esta consideración calmada de la
celebración y los relatos bíblicos de cuando fue instituida pueden tener un efecto excelente
como conclusión del acontecimiento significativo y feliz.
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õ Hacer planes para servir los emblemas a los ungidos que estén enfermos y no puedan
estar presentes.
õ Coordinar el horario en caso de que varias congregaciones lleven a cabo la celebración
en el mismo Salón del Reino, a fin de evitar aglomeraciones en el vestíbulo, la entrada,
las aceras y el estacionamiento.
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*** km 3/93 1 Conmemoración de la muerte que da esperanza de
vida eterna ***
1 Después de la puesta del Sol el 6 de abril de 1993, conmemoraremos la muerte del Agente
Principal de la vida. (Hech. 3:15.) Ciertamente es muy apropiado que conmemoremos la vida y la
muerte de Jesucristo. Nuestra propia esperanza de vivir para siempre se basa en la sangre
derramada de Jesús.
2 La Conmemoración subraya la importancia de la muerte de Cristo en el desenvolvimiento del
propósito de Jehová. Ese propósito incluye la provisión del sacrificio humano perfecto que se
requería para rescatar a la prole de Adán, lo cual hace posible que miles de millones de personas
ejerzan fe y vivan para siempre en una Tierra paradisíaca. (Juan 3:16.)
3 Los que aman la verdad y la vida anhelan celebrar la Cena del Señor en obediencia al mandato
de Jesús. (Luc. 22:19.) ¿Qué podemos hacer personalmente para mostrar que apreciamos la
provisión del sacrificio de rescate de Cristo? En reconocimiento de lo significativo de esta
conmemoración, es muy importante que estemos bien organizados. ¿Qué preparativos está
haciendo usted para esta reunión especial?
4 La preparación de antemano es necesaria: Por supuesto, nos cercioraremos de que toda
nuestra familia esté presente. También debemos prepararnos mentalmente leyendo los pasajes
bíblicos indicados en el Calendario de 1993 para la semana del 1 al 6 de abril y meditando sobre
ellos. Sería propio incluir información sobre el significado de la Conmemoración durante nuestro
estudio personal y de familia poco antes del 6 de abril. Propóngase llegar temprano y quedarse un
rato después del programa para que dé la bienvenida a los nuevos que tal vez nos visiten por
primera vez.
5 Durante las semanas antes de la Conmemoración, invite a todos los que usted conozca y que
estén interesados en la verdad a que asistan. La congregación recibió invitaciones con el envío
anual de formularios. Cuando las distribuya, recuerde informar a las personas interesadas acerca
del lugar y la hora en que se celebrará la reunión. Prepare una lista de aquellos a quienes desea
invitar. ¿Tienen medios de transporte todos los que desean ir? Si no es así, ¿qué puede hacer
para ayudarles? Si su automóvil tiene capacidad para más personas, avise a los ancianos.
6 Dado que esta es la reunión más importante del año y se espera una gran asistencia, los
ancianos tendrán que hacer preparativos especiales de antemano. (1 Cor. 14:40.)
Aproximadamente una semana antes del 6 de abril los ancianos programarán una reunión
especial con los hermanos que ayudarán durante la conmemoración para asegurarse de que
entienden cómo arreglar las sillas y cómo pasar los emblemas. Si a usted se le asigna para ser
acomodador o para pasar los emblemas, siga cuidadosamente las instrucciones de los ancianos.
Al repasar los recordatorios en el recuadro de la página 7, los ancianos se cerciorarán de que se
atiendan con antelación todos los asuntos que tienen que ver con los acomodadores, los
emblemas y los que los pasarán y el orador.
7 Quedan pocos de los hermanos de Cristo en la Tierra hoy día y, en breve, la celebración de la
Cena del Señor terminará. (1 Cor. 11:25, 26.) Mientras tengamos el privilegio de hacerlo, sigamos
conmemorando —como es propio— la muerte que da esperanza de vida eterna.
- 76 -
2 Preparación personal: ¿Cómo podemos prepararnos para observar apropiadamente esta
ocasión importante? Una manera de hacerlo es mediante orar y reflexionar detenidamente en la
vida y el ministerio terrestre de Jesús. Él llegó a ser el Redentor de la humanidad al dar su vida
humana perfecta en sacrificio. (Mat. 20:28.) Como ayuda para que todos aprecien esta provisión,
recomendamos que consideren los capítulos 112 a 116 del libro El hombre más grande de todos
los tiempos.
3 Este año la lectura de la Biblia antes de la Conmemoración, según se indica en el Calendario de
los testigos de Jehová para 1992, consiste de versículos escogidos del libro bíblico de Marcos.
Esta lectura especial de la Biblia se ha programado para el período de seis días entre el domingo
12 y el viernes 17 de abril. Todos debemos apartar suficiente tiempo para meditar en estos
sucesos de tanta importancia.
4 Preparativos cuidadosos por los ancianos: Asegúrense de que haya disponibles invitaciones
para la Conmemoración. ¿Hay suficientes asientos para todos los que se espera que asistan? En
casos donde más de una congregación usarán el mismo salón, se deben hacer arreglos para que
cada congregación tenga suficiente tiempo para efectuar la Conmemoración. A los que sirvan de
acomodadores se les debe informar cuáles serán sus deberes. Ellos querrán tomar la iniciativa en
dar la bienvenida a los que asistan por primera vez. Se debe escoger a un orador bien capacitado
que presente la información de manera clara y de acuerdo con las Escrituras. Asignen a ancianos
o siervos ministeriales responsables para que pasen los emblemas. Debe haber pan sin levadura
y vino no adulterado. Para información adicional véase La Atalaya del 15 de febrero de 1985,
página 19.
5 Al hacer preparativos minuciosos de antemano mostraremos que reconocemos plenamente el
significado de esta ocasión especial y que deseamos celebrar la Conmemoración de la muerte de
Cristo en armonía con el mandato que él nos dejó. (1 Cor. 11:23-26.)
[Recuadro en la página 3]
1. ¿Saben todos, incluso el orador, la hora exacta y el lugar donde se llevará a cabo la
Conmemoración? ¿Tiene el orador medio de transporte?
2. ¿Han hecho planes definidos para proveer los emblemas?
3. ¿Hay alguien asignado a traer un mantel limpio y suficientes copas y platos?
4. ¿Qué preparativos se han hecho para limpiar el salón antes de la Conmemoración y para una
limpieza ligera después, si otra congregación lo usará esa noche?
5. ¿Han asignado a los acomodadores y a los que pasarán los emblemas? ¿Se ha programado
una reunión antes de la Conmemoración para repasar con ellos sus responsabilidades? ¿Cuándo
se efectuará? ¿Qué procedimiento se seguirá para asegurarse de que se sirva eficazmente a
todos los presentes?
6. ¿Qué planes tienen para ayudar a los hermanos y las hermanas de edad avanzada y a los
enfermos? ¿Se han hecho planes para servir a cualquiera de los ungidos que quizás tenga que
guardar cama y que no pueda asistir al Salón del Reino?
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En particular a partir de los años treinta empezaron a ponerse de manifiesto los que conformarían
la “gran muchedumbre” de otras ovejas. (Rev. 7:9, 10; Juan 10:16.) En aquel tiempo se les
llamaba los Jonadab. Por primera vez, en su número del 15 de febrero de 1938 The Watchtower
invitó específicamente a estos a estar presentes en la Conmemoración (en español, véase La
Torre del Vigía de marzo); la invitación al acto conmemorativo decía: “Que cada compañía de los
ungidos se reúna y celebre el Memorial el 15 de abril, después de las seis p.m. ante la presencia
de sus compañeros, los Jonadabs”. Estos no asistieron como participantes, sino como
observadores. Su presencia empezó a incrementar la concurrencia a la Conmemoración de la
muerte de Cristo. En 1938 la asistencia total fue de 73.420 personas, mientras que los que
participaron de los emblemas (el pan y el vino) fueron 39.225. En los años siguientes, se
comenzaron a contar grandes cantidades de personas recién interesadas y otras que aún no
habían llegado a ser testigos de Jehová activos entre aquellos que asistían como observadores.
Por eso, en 1992, cuando la cantidad máxima de los que participaban en el ministerio del campo
fue de 4.472.787, la asistencia a la Conmemoración fue de 11.431.171 y el número de los que
participaron de los emblemas fue de solo 8.683. En algunos países la concurrencia ha sido hasta
cinco o seis veces mayor que la cantidad de Testigos activos.
Debido a su aprecio profundo por el significado de la muerte de Cristo, los testigos de Jehová
observan la Conmemoración aunque se hallen en circunstancias muy difíciles. Durante la guerra
de Rhodesia (ahora Zimbabue), en los años setenta, no era posible salir de noche a causa de los
toques de queda, de modo que los hermanos de algunos sectores tenían que reunirse en la casa
de un testigo de Jehová durante el día y luego celebrar la Conmemoración al anochecer. Por
supuesto, no podían regresar a su casa aquella misma noche, así que permanecían allí hasta el
día siguiente. Aprovechaban el resto de la noche para cantar cánticos del Reino y contar
experiencias, lo que para ellos era una fuente de estímulo adicional.
Durante la II Guerra Mundial se celebró la Conmemoración en los campos de concentración,
aunque esto pudo haber significado castigo severo si los guardias se hubieran enterado. Mientras
estuvo aislado en una prisión de la China comunista de 1958 a 1963, debido a su fe cristiana,
Harold King celebró la Conmemoración lo mejor que pudo en medio de sus circunstancias. Más
tarde contó: “Desde la ventana de mi prisión veía [cómo crecía] la Luna cerca del comienzo de la
primavera. Calculaba tan cuidadosamente como podía la fecha para la celebración”. Improvisaba
los emblemas necesarios, haciendo un poco de vino con grosellas negras y utilizando arroz, que
no tiene levadura, para hacer el pan. Añadió: “Cantaba y oraba y pronunciaba un discurso regular
para la ocasión, así como lo hubiera hecho en cualquier congregación del pueblo de Jehová. De
modo que sentía que cada año estaba unido [a] mis hermanos [de] todo el mundo en esta
importantísima ocasión”.
- 86 -
manera como su muerte afecta a los que serán herederos con él en el Reino celestial. (Juan 14:2,
3; Heb. 9:15.)
La Conmemoración también es un recordatorio de que la muerte de Jesús y la manera como se
efectuó, en armonía con el propósito de Dios expresado desde Génesis 3:15 en adelante, sirvieron
para vindicar el nombre de Jehová. Al mantener integridad a Jehová hasta su muerte, Jesús probó
que el pecado de Adán no se debía a que Dios hubiera creado al hombre con alguna falta, y que el
ser humano podía mantener devoción piadosa perfecta aun bajo presión severa; así Jesús vindicó
a Jehová Dios como Creador y Soberano Universal. Además de eso, el propósito de Jehová era
que la muerte de Jesús proveyera el sacrificio humano perfecto que se necesitaba para rescatar a
la descendencia de Adán, y así hacer posible que los miles de millones de personas que
ejercieran fe vivieran para siempre en una Tierra paradisíaca, en cumplimiento del propósito
original de Jehová y como expresión de Su gran amor a la humanidad. (Juan 3:16; Gén. 1:28.)
¡Qué inmensa responsabilidad pesaba sobre Jesús la última noche que pasó como hombre en la
Tierra! Él no solo sabía cuál era el propósito de su Padre celestial para con él, sino que también
sabía que tenía que demostrar su fidelidad bajo prueba. Si hubiera fallado, ¡qué oprobio tan
grande hubiera traído sobre su Padre, y qué terrible pérdida hubiera sido esto para la humanidad!
Debido a todo lo que se lograría por medio de su muerte, fue muy apropiado que Jesús diera
instrucciones para que se conmemorara aquella ocasión.
¿Qué significa el pan y el vino que se sirven en la Conmemoración?
Con relación al pan sin levadura que Jesús dio a sus apóstoles cuando instituyó la
Conmemoración, él dijo: “Esto significa mi cuerpo” (Mar. 14:22). Aquel pan simbolizó su propio
cuerpo de carne sin pecado. Él daría su cuerpo a favor de las perspectivas de vida futuras de la
humanidad, y en esta ocasión se da atención especial a las perspectivas de vida que hace posible
para los que serían escogidos como participantes con Jesús en el Reino celestial.
Cuando pasó el vino a sus apóstoles fieles, Jesús dijo: “Esto significa mi ‘sangre del pacto,’ que ha
de ser derramada a favor de muchos” (Mar. 14:24). El vino simbolizó su propia sangre vital. Su
sangre derramada haría posible el perdón de pecados en el caso de los que ejercieran fe en ella.
En esta ocasión Jesús estaba recalcando que la sangre haría posible que sus coherederos en
perspectiva quedaran limpios de pecado. Sus palabras también indican que mediante su sangre
se haría vigente el nuevo pacto entre Jehová Dios y la congregación de cristianos ungidos con
espíritu.
Véanse también las páginas 240-242, en la sección titulada “Misa”.
¿Quiénes participan del pan y del vino?
¿Quiénes participaron del pan y del vino cuando Jesús instituyó la Cena del Señor poco antes de
su muerte? Los once seguidores fieles a quienes Jesús dijo: “Hago un pacto con ustedes, así
como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino” (Luc. 22:29). Todos ellos eran personas
a quienes se había invitado a participar con Cristo en su Reino celestial (Juan 14:2, 3). Hoy día,
los que participan del pan y del vino tienen que ser también personas a quienes Cristo haya
introducido en ese ‘pacto para un reino’.
¿Cuántos participan? Jesús dijo que solo un “rebaño pequeño” recibiría el Reino celestial como
recompensa (Luc. 12:32). La cantidad completa sería: 144.000 (Rev. 14:1-3). Se comenzó a
seleccionar a los de este grupo en 33 E.C. Es razonable pensar que ahora solo haya una pequeña
cantidad de personas que participen de los emblemas.
¿Indica Juan 6:53, 54 que solo los que participan de los emblemas obtendrán vida eterna?
Juan 6:53, 54: “Jesús les dijo: ‘Muy verdaderamente les digo: A menos que coman la carne del
Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes. El que se alimenta de mi carne y
bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.’”
Es obvio que este comer y beber tendría que hacerse figurativamente; de no ser así, quien lo
hiciera estaría violando la ley de Dios (Gén. 9:4; Hech. 15:28, 29). Sin embargo, debe notarse que
la declaración de Jesús en Juan 6:53, 54 no se hizo con relación a la inauguración de la Cena del
Señor. Ninguno de los que oyeron tenía idea alguna de una celebración con pan y vino que se
usaran para representar la carne y la sangre de Cristo. Ese arreglo no se introdujo sino hasta
- 87 -
aproximadamente un año después, y el informe que el apóstol Juan da acerca de la Cena del
Señor no empieza sino hasta siete capítulos después (en Juan 14) en el Evangelio que lleva su
nombre.
Entonces, ¿cómo puede alguien ‘comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre’
figurativamente si no es por participar del pan y el vino en la Conmemoración? Note que Jesús dijo
que los que así comían y bebían tendrían “vida eterna”. Antes, en el ÞJn 6 Üversículo 40, al
explicar lo que la gente debe hacer para tener vida eterna, ¿qué dijo él que era la voluntad de su
Padre? Que “todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna”. Es razonable,
pues, que ‘el comer su carne y beber su sangre’ en sentido figurado se hace mediante ejercer fe
en el poder redentor de la carne y la sangre de Jesús dadas en sacrificio. Este ejercicio de fe se
requiere de todos los que hayan de ganar plenitud de vida, sea en los cielos con Cristo o en el
Paraíso terrestre.
¿Cuántas veces se debe celebrar la Conmemoración, y cuándo?
Jesús no dijo específicamente cuán a menudo se habría de celebrar. Sencillamente dijo: “Sigan
haciendo esto en memoria de mí” (Luc. 22:19). Pablo dijo: “Porque cuantas veces coman este pan
y beban esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue” (1 Cor. 11:26).
“Cuantas veces” no tiene que significar muchas veces al año; puede significar una vez al año
durante el espacio de muchos años. Cuando se conmemora un acontecimiento importante, como
un aniversario de bodas, o cuando una nación conmemora un acontecimiento importante de su
historia, ¿cuántas veces lo hace? Una vez al año en la fecha del aniversario. Esto estaría de
acuerdo con el hecho de que la Cena del Señor se instituyó en la fecha de la Pascua judía,
celebración anual que ya no tenían que observar los judíos que habían llegado a ser cristianos.
Los testigos de Jehová celebran la Conmemoración después de la puesta del Sol el 14 de Nisán,
según el cálculo del calendario judío que era común en el primer siglo. El día judío comienza con
la puesta del Sol, y se extiende hasta la siguiente puesta del Sol. De modo que, de acuerdo con el
calendario judío, Jesús murió el mismo día en que instituyó la Conmemoración. El principio del
mes de Nisán tenía lugar con la puesta de sol que acontecía después que la luna nueva más
próxima al equinoccio primaveral se hacía visible en Jerusalén. La fecha de la Conmemoración
cae 14 días después. (Por consiguiente, la fecha de la Conmemoración quizás no coincida con la
de la Pascua que observan los judíos del día moderno. ¿Por qué no? Porque el comienzo de los
meses de su calendario se ha fijado de modo que coincida con la luna nueva astronómica, no con
la luna nueva que se hace visible sobre Jerusalén, lo cual podría realizarse entre 18 y 30 horas
más tarde. Además, la mayoría de los judíos hoy día celebran la Pascua el 15 de Nisán, no el 14
como hizo Jesús en conformidad con lo que se declara en la Ley de Moisés.)
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The Catholic Encyclopedia declara: “Es la intención de la Iglesia que la Misa sea considerada como un
‘sacrificio verdadero y propio’ [...] Sin embargo, la fuente principal de nuestra doctrina es la tradición, que
desde antaño afirma el valor impetratorio del Sacrificio de la Misa” (1913, tomo X, págs. 6, 17).
Jesús mismo dijo: “Haced esto en recuerdo mío” (Luc. 22:19; 1 Cor. 11:24, BJ). En Lucas 22:19, PB dice:
“Haced esto para mi conmemoración”. NBE dice: “Hagan lo mismo en memoria de mí”. Jesús no dijo que
lo que él había hecho en la Última Cena fuera un sacrificio de sí mismo, o que sus discípulos habrían de
conmemorar su muerte mediante renovar o repetir su sacrificio.
Heb. 9:25-28, NBL: “El no tuvo que sacrificarse varias veces; no hizo como el Sumo Sacerdote [judío],
que entra todos los años al santuario, llevando una sangre que no es la suya. En ese caso, desde la
creación del mundo, habría tenido que padecer muchísimas veces. Pero no, ahora se manifestó una vez
por todas al fin de los tiempos, para borrar el pecado con su sacrificio. Y puesto que los hombres mueren
una sola vez, y después viene para ellos el juicio, de la misma manera Cristo se sacrificó una sola vez.”
(Las bastardillas son nuestras.)
¿Es todo ello sencillamente “un misterio insondable”?
La Biblia sí hace referencia a misterios divinos, o secretos sagrados. Pero ninguno de estos está en
conflicto con las verdades que se expresan claramente en las Escrituras. Con relación a los que
anteponían sus tradiciones a las Escrituras, Jesús dijo: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías
cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden
culto, ya que enseñan doctrinas que sólo son preceptos de hombres’”. (Mat. 15:7-9, BJ.)
¿Quería Jesús que esta conmemoración se observara quizás cada día o cada semana?
Catecismo explicado con gráficos y ejemplos dice: “Manda la Iglesia oír Misa entera todos los domingos
y fiestas de guardar” (Daniel Llorente, 1947, pág. 265). “De hecho, se anima a los fieles a participar en la
Misa y a recibir la Comunión frecuentemente, hasta todos los días”. (The Teaching of Christ—A Catholic
Catechism for Adults [La enseñanza de Cristo... un catecismo católico para adultos], edición abreviada,
Huntington, Ind.; 1979, pág. 281.)
¿Indican todas las referencias bíblicas a “la fracción del pan” que se estuviera conmemorando la muerte
de Cristo? (Hech. 2:42, 46; 20:7 BJ.) Aun antes de la Última Cena Jesús ‘partió pan’ mientras compartía
alimento en una comida (Mar. 6:41; 8:6). El pan que los judíos usaban entonces no era la clase de pan
que muchas personas acostumbran preparar o comer hoy día. Cuando lo comían, a menudo lo
quebraban o le arrancaban un pedazo.
Jesús no dijo específicamente con cuánta frecuencia había de celebrarse la Conmemoración de su
muerte. Sin embargo, la instituyó en la fecha de la Pascua judía, que entre sus discípulos fue
reemplazada por la Conmemoración de la muerte de Cristo. La Pascua era un acontecimiento anual, que
se celebraba el 14 de Nisán. De igual manera, la fiesta judía de las tortas no fermentadas o los panes
ázimos, la fiesta de las Semanas (el Pentecostés), la fiesta de las cabañas o de la recolección, y el día
de expiación se celebraban una vez al año.
¿Auxilia a las almas en el purgatorio el decir misa?
The Teaching of Christ—A Catholic Catechism for Adults (La enseñanza de Cristo... un catecismo para
adultos) declara: “La palabra ‘purgatorio’ no aparece en la Biblia, ni tampoco se enseña explícitamente en
ella la doctrina del purgatorio. [...] Las obras de los Padres tienen muchas referencias no solo a la
existencia del purgatorio, sino también al hecho de que se puede ayudar a los fieles fenecidos mediante
las oraciones que hacen los vivientes, especialmente por el Sacrificio de la Misa”. (Págs. 347, 348.)
Con relación a la condición de los muertos, las Santas Escrituras dicen: “Los vivos saben que han de
morir, pero los muertos no saben nada” (Ecl. 9:5, BJ). “El alma [“alma”, NC (1972); “la persona”, LT] que
pecare, ésa morirá” (Eze. 18:4, TA). (Véanse también las páginas 246-249, en la sección titulada
“Muerte”.)
INDICE DE MATERIAS
1.- w96 1/4 3-5 La Pascua Florida, o la Conmemoración,
¿cuál debe observar usted? *** ______________________________1
2.- w96 1/4 6-8 Observemos con dignidad
la Conmemoración _______________________________________2
3.- ¿Cómo deberíamos reaccionar si una persona
comienza a participar de los emblemas de la
Conmemoración o deja de hacerlo? __________________________4
4.- w94 15/3 3-7 La Cena del Señor:
¿cuántas veces debe observarse? *** ________________________4
5.- w93 15/3 4-7 Por qué tiene significado para
usted la Cena del Señor *** ________________________________7
6.- w92 1/3 16-21 El día que debemos recordar *** _______________ 10
7.- ¿Qué ha llevado a algunos a participar equivocadamente
de los emblemas de la
Conmemoración? ________________________________________14
8.- w90 15/2 15-20 'Discernamos lo que somos'
al tiempo de la Conmemoración *** __________________________15
9.- w90 1/7 8-9 La cena conmemorativa ***
La vida y el ministerio de Jesús _____________________________19
10.- ¿Por qué son tan pocos los testigos de Jehová que
participan del pan y el vino en la celebración
anual de la Cena del Señor? _______________________________20
11.- w85 15/2 10-15 El 14 de Nisán... un día para recordar *** ________21
12.- w85 15/2 15-21 Las "otras ovejas" y la Cena del Señor *** _______25
13.- w85 15/2 31 Si cierto cristiano no asiste
a la conmemoración ¿qué debería hacer? ____________________ 29
14.- w83 15/3 20-1 ¿Quiénes deben participar? *** _________________30
15.- ¿Qué sustancias deben usarse para los emblemas
en la celebración de la Cena del Señor,
y cómo deben tratarse estos emblemas *** ____________________31
16.- w78 15/3 16-20 La conmemoración de la muerte
de Cristo... ¿cuánto más durará? *** _________________________32
17.- w77 15/3 169-72 Conmemorando la muerte de Cristo *** ________37
18.- w76 1/2 69-70 "Sigan haciendo esto en memoria de mí" *** ______39
19.- w71 15/3 163-4 Su invitación a la cena del señor _______________43
20.- Hemos recibido varias preguntas en cuanto
a los detalles de la celebración de la cena del Señor.
En respuesta presentamos lo siguiente: ______________________45
21.- km 2/97 2 La Conmemoración: un acontecimiento
de gran importancia *** ___________________________________ 47
22.- km 3/97 7 Recordatorios para la Conmemoración *** ___________ 47
23.- km /94 1 Recíbalos afectuosamente
en la Conmemoración *** __________________________________48
24.- km 3/93 1 Conmemoración de la muerte que
da esperanza de vida eterna *** _____________________________48
25.- km 3/92 3 "Sigan haciendo esto en memoria de mí" *** __________49
26.- km 4/92 1 Muestre aprecio por la muerte de Cristo *** ___________50
27.- km 3/91 1-4 El día más importante de 1991 *** _________________51
- 91 -
28.- km 4/90 7 La Conmemoración: celebración cristiana *** _________ 52
29.- it-1 457-61 Cena del Señor *** _____________________________ 53
30.- it-1 126 Amor, Fiestas de ***
No era la Conmemoración de la Cena del Señor. _______________ 57
31.- jv 242-4 16 Reuniones para adorar
y recibir instrucción y ánimo *** _____________________________ 58
La Conmemoración de la muerte del Señor
32.- rs 83-6 Conmemoración (La Cena del Señor) *** _______________59
33.- rs 240-4 Misa *** (Conmemoración) _________________________ 61
34.- td 23 Temas bíblicos para consideración ***
A. Conmemoración de la Cena del Señor _____________________ 63
- 92 -