You are on page 1of 2

ESTEREOTIPOS Z

Por: Javier Fernández Bilbao

¿Guardan alguna relación determinados comportamientos zombi con lo que fueron


cuando eran personas, o por el contrario se guían sin patrón alguno para perpetrar sus
ataques?

Nadie en su sano juicio se detiene demasiado tiempo a contemplar cómo


despedazan a sus otrora semejantes, y lo más que piensa es en huir lo más rápidamente
posible para que no le toque la misma suerte. Sin embargo, un día cualquiera me hice
esa pregunta. Tomando debidas precauciones, y guardando siempre una distancia
prudencial, yo mismo me entretuve no pocas horas en esta cuestión para aclarar aquella
duda y montar mi absurda tesis. Total, salvo esperar, no había mucho más que hacer…

La conclusión a la que llegué me pareció sorprendente. En un principio era


imposible establecer diferencia alguna entre toda aquella vorágine descarnada. Más
adelante tomé mi coche y me dediqué a recorrer la geografía española, visitando algunas
capitales para ver in situ las evoluciones de cada grupo; si se quiere, siguiendo un mero
presentimiento.

En Madrid los zombis avanzaban con gran desparpajo, gesticulando, enseñando


sus encías encarnadas y torciendo los dedos cual garfios echados al aire. Muy efectistas
y ciertamente amenazantes, aunque ni más ni menos peligrosos que cualquier otro tipo.

En Sevilla parecían caminar más relajadamente (pensé que tal vez a causa del
calor), y se me antojaron menos horribles o peligrosos por ello mismo. Por el contrario,
los grupos se hacían más numerosos y provocaban mucho alboroto, aullando y
rompiéndolo todo a su paso.

En Zaragoza encontré los tipos más obstinados. No importa por donde cruzases
o te metieses para huir, que no cejaban la persecución por ningún motivo. Ni siquiera
saltando por los travesaños de las vías, por donde son incapaces de coordinar su paso en
otros casos, y finalmente desisten. Salí rápido de aquella ciudad por si acaso.

En Barcelona observé a tipos de zombi más individualistas, poco dados a


compartir su presa con otros. Siempre que uno de aquellos estuviese entretenido
devorando las tripas de alguien, persistiría en su menú sin fijarse en ti más que como
objetivo a largo plazo. Pero no por ello se olvidaría de tu rastro.

En Bilbao…uno sólo de aquellos desgonzaba brazos y piernas de su presa para


lanzármelos después, intentando derribarme, sin duda. No contentos con devorar su
captura, habían aprendido a utilizar despojos como arma arrojadiza. Mi coche fue
zarandeado por un solo tipo, estando a punto de volcarlo y dar fin a mi travesía. Toda
una experiencia…
Y en La Coruña, se te quedaban mirando desde lejos, con los ojos vidriosos,
sopesando su oportunidad de hincarte el diente. A los pocos metros, si veían que corrías
más que ellos, no insistían. El sujeto se paraba y te miraba ladeado con cierto desdén,
como queriendo decir “ya volverás, ya…”

Podría describir otros tipos peculiares de zombi patrio, pues atravesé entre la
algarabía de Gijón, y las ordenadas hordas valencianas… pero había de parar un día.
Fueron demasiadas veces las que estuve a punto de ser merendado.

Donde puedo decir que no tuve oportunidad fue en Pamplona…

¡Cómo corrían detrás de mí los jodidos…!

***

You might also like