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Asignatura:
Registro de Titulo y sus Oportunidades
Facilitador:
Daysi de la Rosa
Tarea:
Unidad II
Participantes y Matriculas:
Francis Carolina Gómez Reyes
Matricula:
08-0153
Fecha:
03 de Abril del 2019
Santiago, República Dominicana
Introducción
Otros autores españoles citan que calificar es decidir si el hecho del cual se solicite el
asiento, llega al Registro con los requisitos exigidos para que sea registrable, es decir,
se trata de determinar si, conforme a la ley, procede o no practicar el asiento calificado.
En los actos posteriores, en las actuaciones que siguen al primer registro, corresponde
a los Registros de Títulos calificar los documentos, salvo los actos de levantamiento
parcelarios: el saneamiento, el deslinde y las modificaciones parcelarias (refundición,
subdivisión, urbanización parcelaria y regularización parcelaria); en cuyos casos
corresponde a la Dirección de Mensuras calificar los aspectos catastrales.
Naturaleza Jurídica de la Calificación Registral
Gómez Gálligo reputa esta decisión, y sostiene que aunque el Registrador decide con
total independencia sobre una cuestión que afectara de manera decisiva los derechos
de las personas interesadas en la situación inscribible, la calificación no es una función
judicial, pues su finalidad no es la de resolver una situación contenciosa, sino la de
decidir si se incorpora o no al Registro de la Propiedad, con eficacia erga omnes, y en
ocasiones con eficacia constitutiva, lo que constituye una nueva situación jurídica
inmobiliaria.
En nuestro país la calificación está vinculada a la función judicial, porque muchas veces
la decisión emanada del Registrador puede afectar derechos que están fuera de la
órbita de lo administrativo y, además, contra tal decisión eventualmente se puede
interponer el recurso jurisdiccional ante el Tribunal Superior de Tierras.
EL Exceso Clasificatorio
Su esfuerzo tiene que estar dirigido con mucha prudencia, con esmerado tacto y
marcada ecuanimidad, evitando en su exigente función de calificador, que nada le haga
incurrir en excesos o que, en sentido contrario, pueda llegar al defecto o riesgo que
puede impulsar cualquier asomo de ligereza.
Son varios los caracteres que se pueden verificar en la calificación registral, así se
puede asegurar que la función calificadora revela una exclusividad a cargo del
Registrador de Títulos, quien lo realiza con entera libertad, absoluta independencia,
total autonomía, y sin que en ningún caso pueda delegarla.
Wilson Gómez, citando a los argentinos García Coni y Ángel Frontini, señala que estos
últimos autores establecen en su obra titulada Derecho Registral Aplicado que: “Ya no
se discute que el registrador debe calificar los documentos, pues no es un
amontonador de papeles que mecaniza su labor, sino un especialista que cumple una
tarea intelectiva”.
Sin embargo, el Registrador al calificar también tiene sus límites y no está facultado
para subsanar motu propio deficiencias u omisiones importantes que pudieren
revelarse en los documentos que le son presentado, ni tampoco presumir lo que no
está expresamente consignado en los mismos.
La Precalificación
El Artículo 56 del Reglamento General de Registro de Titulos dice que “ El resultado del
ejercicio de la función calificadora se concreta en el acto administrativo de ejecutar o
rechazar definitivamente la solicitud de inscripción, anotación o certificación y su
documentación.”
En el caso de que el expediente sea observado por estar afectado por un defecto
subsanable, el Registrador deberá inscribirlo de manera provisional por quince días.
Dentro de ese plazo tienen que ser rectificadas las deficiencias, en caso contrario se
producirá la caducidad de pleno derecho.
Cuando se compruebe que un expediente cumple con todos los requisitos de forma y
fondo, o formuladas observaciones al mismo y estas hayan sido corregidas
adecuadamente dentro de los plazos establecidos, el Registrador de Títulos procederá
a ejecutarlo.
Existe un recurso para atacar la calificación negativa del Registrador; se denomina
jerárquica, y se interpone ante el superior jerárquico inmediato de dicho oficial público,
el Director Nacional de Registro de Titulos; y, en la eventualidad de que este identifique
con la calificación que ha dado al caso el Registrador entonces, contra esta decisión se
puede interponer el recurso Jurisdiccional ante el Tribunal Superior de Tierras.
En definitiva, nuestro interés es proyectar que tener una ley especial y estar dentro de
la sombrilla de independencia que cubre a la judicatura, no implica que se puedan
desconocer los derechos de los ciudadanos que acceden a los servicios de los
Registros de Títulos. La ley 107-13 no ha entrado vigencia, pero durante la vacación
legal, llama a los órganos administrativos a prepararse para su aplicación.