You are on page 1of 6

EL GRAN PAJARO DE LA GARGANTA DE FUEGO

YACÚ-TORO (Pyroderus scutatus)

“Pavão misterioso
Pássaro formoso
Tudo é mistério
Nesse teu voar”

Pavão Misterioso
Ney Matogrosso

[Pavo misterioso – pájaro hermoso – todo es misterio – en tu forma de


volar]

Algunos días atrás estaba acampando con unos amigos a orillas del arroyo
Uruzú en el Parque Provincial Uruguaí (Misiones/ Argentina). Habíamos
pasado una semana en ese lugar maravilloso, uno de los últimos relictos de la
selva paranaense. Pudimos ver una buena cantidad de especies de aves poco
conocidas por nosotros, los porteños. Sin embargo, esa mañana, cuando ya
habíamos levantado el campamento para regresar, tenía la sensación de que
me faltaba “la frutilla del postre”, así que decidí dar una última vuelta por las
orillas del arroyo.

Entonces avisté un gran pájaro. Muy grande en realidad para ser un pájaro.
Tenía el tamaño de una paloma picazuro y se lo veía revolotear desde su
percha descolgando unos pequeños frutos que colgaban de otra rama. No le
escuché ninguna voz, pero me llamó la atención su garganta de color rojo
fuego. Tras breves minutos se alejó volando entre la espesura. Recordé haber
visto al ave en fotos y dibujos y supe que era un yacú-toro.

Ya vuelto a Buenos Aires busqué información sobre este extraordinario


pájaro, el mayor de los paseriformes de Argentina. Aunque solemos usar la
palabra pájaro para cualquier ave más o menos pequeña, con pico, cuello y
patas cortas, los verdaderos pájaros forman un orden, los paseriformes, que
incluye por sí solo unas 5.400 especies, más de la mitad de las aves vivientes.
Parece ser que el primero en describir a este pájaro científicamente fue el
zoólogo inglés George Shaw en 1792, y afirmaba que ” no es mucho menor
que un cuervo”, que es el paseriforme más grande del mundo.

Shaw, cofundador de dos prestigiosas sociedades científicas como la Linnean


Society y la Royal Society, había emprendido la tarea de describir los
especímenes de la colección reunida por Sir Ashton Lever (ver recuadro). En
ese menester se encontró con este curioso pájaro del cual ignoraba el país de
origen y obviamente su hábitat, y quizás por eso fue dibujado posado sobre
una roca. Su cuello de un “muy rico y brillante escarlata” le recordaba
al piauhau una especie de colorido similar, que vive en Centroamérica y en el
norte de Sudamérica, y que es una versión menor del yacú-toro.

Shaw ubicó al ave en el género Coracias, creado por Brisson para una especie
de cuervo, y que Linné caracterizó por tener un “pico como cuchillo, con el
ápice recto”.

EL MUSEO LEVERIANO

Sir Ashton Lever fue un coleccionista de historia natural. Desde sus


primeras colecciones de caracoles fue agregando especímenes de animales
y objetos étnicos que almacenaba en su casa de Alkrington Hall,
Manchester, donde terminó organizando su exhibición gratuita al público
en 1766. Más tarde, debido a la gran afluencia de público, trasladó el
museo a Londres donde se lo conocía como Holophysicon (es decir, “todo lo
natural”) o Museo Leveriano. Cuando la colección ya llegaba a los 28.000
ejemplares, y pese a cobrar entrada, Ashton quebró debido a la obsesión
de seguir gastando dinero en nuevas colecciones. Intentó vender su
colección al Museo Británico y a la emperatriz Catalina II de Rusia, pero
como no tuvo éxito termino organizando una gran rifa. El ganador, James
Parkinson, lo mantuvo en funcionamiento hasta la muerte de Lever y,
como el museo era más una colección de curiosidades que un museo
científico, solicitó a Gray que estudiara el material para organizarlo, lo
cual hizo sin poder en muchos casos identificar la procedencia, como
ocurrió con el yacú-toro. Finalmente Parkinson puso en remate la
colección que en su mayor parte fue adquirida por el Museo Imperial de
Viena.
Más tarde, en 1840, Gray le creó un género nuevo, Pyroderus, ya que
Coracias se refería a los cuervos, y actualmente es un género del orden
Coraciformes, aves llamadas en ingles “rollers” y en francés “rolliers”, es
decir “rodadores” por las acrobacias aéreas que realizan durante el cortejo.
Observemos que Shaw habí aplicado a su ejemplar un nombre común
libresco: red –breasted roller, o “rodador de pecho rojo”.

Pyroderus, significa en griego “garganta (color) de fuego” y de allí el título


de nuestra entrada. Por ese rojo en la garganta Félix de Azara la designó con
el nombre de "urraca degollada". Ubicó al yacú-toro entre las urracas aunque
sospechándole un parentesco con los ictéridos como el tordo y el yapú.
Parece que su gran tamaño y color oscuro confundía a los naturalistas que lo
creían un córvido. Sin embargo digamos para su beneficio que no conoció
personalmente al pájaro cuyos datos le fueron aportados por el cura Noseda,
su asistente en esto de describir la profusa avifauna del Paraguay. El nombre
específico scutatus , “ con escudo”, también hace referencia al notable rojo de
la garganta y cuello que se destaca como un blasón. Dice Noseda: “La
garganta y sus costados, que son tan roxos encendidos, que parecen tripe
lustroso”

Mucho antes de Shaw y Azara, los guaraníes conocían este pájaro que
engalanaba su medio ambiente. Lo denominaban yacú toro, de “yacú”, que es
el nombre que dan a las pavas de monte, apelativo que el pájaro se ganó por
su gran tamaño. Por eso los brasileños la llaman pavão-do-mato, o sea “pavo
de la selva.” Toro, fue tomado del español, y se refiere a su voz profunda,
que suena como el mugido de un toro o como si se soplara dentro de una
botella. De allí también el nombre de pájaro torero que le dan en Venezuela, y
el de toropisco (= “toro-pavo”) que le dan en Colombia. . Los indios mbyá
también le dicen güyra-toro, es decir “ave toro”.

Como todo animal que se destaca por algún rasgo particular, el yacú-toro dio
origen a varias leyendas. En una de ellas, compilada por Francisco Pérez-
Maricevich, dos héroes míticos guaraníes, Pahí Rete Curajhy y Yasy-ra ( =
“futura luna”) fueron a cazar pájaros para alimentar a los Mbahé Ypy (“los
seres primitivos”) con quienes convivían y a los que consideraban parientes
muy cercanos, desconociendo que en realidad habían devorado a su madre.
Al disparar Yasy-ra una flecha contra un loro, éste la esquivó y le devolvió
una verdad: “ Sustentáis a los que devoraron a vuestra madre”.
Comprendiendo la realidad, Pahí ordenó a Yasy-ra que devolviera la vida a
todos los pájaros que habían cazado, liberándolos. Un lazo hecho con raíces
de muembe-pí o güembé, con el que había cazado una pava o yacú, también
fue convertido en un pájaro y éste fue el yacu-sa-güé (= “lazo que fue del
yacú”), que lleva en su pecho el color rojo oscuro de la espata del muembé-pí
(Philodendron eichleri ?) a partir de la cual fuera creado. Yacu-sa-güé es el
nombre del yacú toro en las tradiciones religiosas guaraní-mbyá.

LEKS

Vistoso como pocas aves el yacú-toro macho usa sus galas para atraer a las
hembras. Su sistema de cortejo es el conocido como “ lek”. Esta es una
palabra sueca que se traduce como actividades lúdicas o placenteras. En
este tipo de cortejo los machos se reúnen en sitios determinados llamados
‘arenas’, nombre que en la antigua Roma se refería al piso de los coliseos
donde lidiaban los gladiadores.. El lek se divide en pequeños territorios
que los machos defienden entre sí, logrando los más dominantes ocupar las
posiciones centrales. Allí, a determinadas horas, realizan despliegues
posturales o de movimiento, a veces con vocalizaciones, principalmente
para exhibir su plumaje. Los yacú-toro realizan cortos vuelos en círculo,
cantando en conjunto, mientras hacen temblar el cuerpo y erizan las
plumas del cuello. Las señales emitidas por los machos en cortejo se
amplifican al congregarse en un espacio menor de modo que las hembras
tienen allí mejor oportunidad para seleccionar a los machos según la
habilidad que muestran en sus despliegues, la cual se supone se transmite
genéticamente a la cría dándole mayor posibilidad de apareamiento a su
debido tiempo.

Aunque ocurre principalmente en aves (galliformes, cotíngidos, pípridos o


bailarines, etc.), los leks también se ven en mamíferos (ciervos, antílopes,
murciélagos) e insectos.

El yacú-toro es un ave que vive solitaria, escondida entre el follaje y


generalmente en actitud pasiva. Los escritores Fausto Hernández y Elías
Díaz Molano, ambos de Rosario, Argentina, publicaron una obra de teatro
llamada “Yacú-toro” donde adjudican a uno de los personajes esas
características.
Lamentablemente esa actitud reservada no lo ha salvado de la codicia
humana, arrinconado en los pocos lugares donde la amplitud de la selva le
permite desarrollar sus despliegues nupciales, debe eludir ahora el peligro de
ser cazado para ser transformado en arte de pesca.

EL COLOR DEL YACU-TORO

Como hemos visto, una de las características más destacadas del yacu-toro
es el parche de vivo color rojo de su cuello. Este rasgo es el que atrae la
atención de las hembras así como la de los humanos que lo han plasmado
en leyendas, y desgraciadamente también se lo ha utilizado para
ornamentos como el akangu’a que era el tradicional adorno para la cabeza
de los chamanes y más recientemente para confeccionar “moscas” para
pescar.

Las plumas de este tipo de parches se caracterizan por presentar cerca de


la punta unas barbas especiales que presentan el extremo ensanchado en
forma de maza y que carecen de bárbulas. Esta forma se debe a la fuerte
deposición de pigmentos carotenoides que son responsables del color rojo-
naranja. Allí la pluma carece de medula y los pigmentos se depositan en las
células del córtex. Gracias a ello los pigmentos medulares como la
melanina no interfieren con la coloración, mientras que el ensanchamiento
permite mayor exposición del color, logrando más intensidad y brillo.

La producción de pigmentos carotenoides es metabólicamente más


costosa, es decir que insume más cantidad de energía, que la de otros
pigmentos como la melanina. Esto indicaría que los machos de color más
brillante han podido consumir más energía para fabricar pigmentos, ya
que fueron más eficientes en obtenerla a través de su mejor capacidad para
alimentarse. Por lo tanto es más ventajoso para las hembras elegirlos pues
así lograrían combinar sus propios genes con el de estos machos altamente
eficientes, obteniendo una progenie con más futuro.

Alex Mouchard
REFERENCIAS

-Azara, F. de - (1802)- Apuntamientos para la Historia Natural de los


Páxaros del Paraguay y del Río de la Plata. Comisión Interministerial de
Ciencia y Tecnología. 1992.

-Brisson, M. J. -1760-1763- Ornithologie.

-Contreras, A. O. - s/f – Rescatando las aves del paisaje guaraní – Paraguay.

-Hernández, F. y Díaz Molano, E. - 1958- Yacu Toro - 61pp- Ed.


Castellevi SA. Santa Fe 1958.

- Innes , R. C. -1979 - Club-tipped Feathers in Some South American


Tanagers. Auk, 9:808.

-Payne, R B. -1984 - Sexual Selection, Lek and Arena Behavior, and Sexual
Size Dimorphism in Birds. Ornithological Monographs Nº 33 - American
Ornithologists' Union - Washington, D.C.

-Pérez-Maricevich, F. (Compilación y selección ) - Mitos y Leyendas del


Paraguay - http://www.portalguarani.com/

-Shaw, G. -1792-96. Musei Leveriani explicatio, anglica et latina, containing


select specimens from the museum of the late Sir Ashton Lever (1792–6),
which had been moved to be displayed at the Blackfriars Rotunda.

You might also like