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“Pavão misterioso
Pássaro formoso
Tudo é mistério
Nesse teu voar”
Pavão Misterioso
Ney Matogrosso
Algunos días atrás estaba acampando con unos amigos a orillas del arroyo
Uruzú en el Parque Provincial Uruguaí (Misiones/ Argentina). Habíamos
pasado una semana en ese lugar maravilloso, uno de los últimos relictos de la
selva paranaense. Pudimos ver una buena cantidad de especies de aves poco
conocidas por nosotros, los porteños. Sin embargo, esa mañana, cuando ya
habíamos levantado el campamento para regresar, tenía la sensación de que
me faltaba “la frutilla del postre”, así que decidí dar una última vuelta por las
orillas del arroyo.
Entonces avisté un gran pájaro. Muy grande en realidad para ser un pájaro.
Tenía el tamaño de una paloma picazuro y se lo veía revolotear desde su
percha descolgando unos pequeños frutos que colgaban de otra rama. No le
escuché ninguna voz, pero me llamó la atención su garganta de color rojo
fuego. Tras breves minutos se alejó volando entre la espesura. Recordé haber
visto al ave en fotos y dibujos y supe que era un yacú-toro.
Shaw ubicó al ave en el género Coracias, creado por Brisson para una especie
de cuervo, y que Linné caracterizó por tener un “pico como cuchillo, con el
ápice recto”.
EL MUSEO LEVERIANO
Mucho antes de Shaw y Azara, los guaraníes conocían este pájaro que
engalanaba su medio ambiente. Lo denominaban yacú toro, de “yacú”, que es
el nombre que dan a las pavas de monte, apelativo que el pájaro se ganó por
su gran tamaño. Por eso los brasileños la llaman pavão-do-mato, o sea “pavo
de la selva.” Toro, fue tomado del español, y se refiere a su voz profunda,
que suena como el mugido de un toro o como si se soplara dentro de una
botella. De allí también el nombre de pájaro torero que le dan en Venezuela, y
el de toropisco (= “toro-pavo”) que le dan en Colombia. . Los indios mbyá
también le dicen güyra-toro, es decir “ave toro”.
Como todo animal que se destaca por algún rasgo particular, el yacú-toro dio
origen a varias leyendas. En una de ellas, compilada por Francisco Pérez-
Maricevich, dos héroes míticos guaraníes, Pahí Rete Curajhy y Yasy-ra ( =
“futura luna”) fueron a cazar pájaros para alimentar a los Mbahé Ypy (“los
seres primitivos”) con quienes convivían y a los que consideraban parientes
muy cercanos, desconociendo que en realidad habían devorado a su madre.
Al disparar Yasy-ra una flecha contra un loro, éste la esquivó y le devolvió
una verdad: “ Sustentáis a los que devoraron a vuestra madre”.
Comprendiendo la realidad, Pahí ordenó a Yasy-ra que devolviera la vida a
todos los pájaros que habían cazado, liberándolos. Un lazo hecho con raíces
de muembe-pí o güembé, con el que había cazado una pava o yacú, también
fue convertido en un pájaro y éste fue el yacu-sa-güé (= “lazo que fue del
yacú”), que lleva en su pecho el color rojo oscuro de la espata del muembé-pí
(Philodendron eichleri ?) a partir de la cual fuera creado. Yacu-sa-güé es el
nombre del yacú toro en las tradiciones religiosas guaraní-mbyá.
LEKS
Vistoso como pocas aves el yacú-toro macho usa sus galas para atraer a las
hembras. Su sistema de cortejo es el conocido como “ lek”. Esta es una
palabra sueca que se traduce como actividades lúdicas o placenteras. En
este tipo de cortejo los machos se reúnen en sitios determinados llamados
‘arenas’, nombre que en la antigua Roma se refería al piso de los coliseos
donde lidiaban los gladiadores.. El lek se divide en pequeños territorios
que los machos defienden entre sí, logrando los más dominantes ocupar las
posiciones centrales. Allí, a determinadas horas, realizan despliegues
posturales o de movimiento, a veces con vocalizaciones, principalmente
para exhibir su plumaje. Los yacú-toro realizan cortos vuelos en círculo,
cantando en conjunto, mientras hacen temblar el cuerpo y erizan las
plumas del cuello. Las señales emitidas por los machos en cortejo se
amplifican al congregarse en un espacio menor de modo que las hembras
tienen allí mejor oportunidad para seleccionar a los machos según la
habilidad que muestran en sus despliegues, la cual se supone se transmite
genéticamente a la cría dándole mayor posibilidad de apareamiento a su
debido tiempo.
Como hemos visto, una de las características más destacadas del yacu-toro
es el parche de vivo color rojo de su cuello. Este rasgo es el que atrae la
atención de las hembras así como la de los humanos que lo han plasmado
en leyendas, y desgraciadamente también se lo ha utilizado para
ornamentos como el akangu’a que era el tradicional adorno para la cabeza
de los chamanes y más recientemente para confeccionar “moscas” para
pescar.
Alex Mouchard
REFERENCIAS
-Payne, R B. -1984 - Sexual Selection, Lek and Arena Behavior, and Sexual
Size Dimorphism in Birds. Ornithological Monographs Nº 33 - American
Ornithologists' Union - Washington, D.C.