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REF. 5, 1990 Valor de la palabra “Folklore” Paulo de Carvalho—Neto** “Se enmascara y se disfraza la naturaleza. Ya no se dice rey, papa, obispo, sino augus- to monarea, otc.; tampoco se dice Paris, sino capital del reyno”. Pascal (16231662), Pensami: 1 ¢Cultura popular tradicional” en lugar de “Folidore"? En estos wltimos afios un grupo de folktoris- tas he guerido eliminar e) uso de la palabra “folklore” para substituirla por “cultura popular tradicional”, Entre las conclusiones de la Prime- ra Reunion de Expertos en Tradiciones Orales, realizada en La Habana, del 14 al 16 de julio de 1986, bajo los auspiefos de la Offeina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe (ORCALO), se planted la siguiente conclusién, entre otras: “Se reconocen dos categorias: Tradi- cin Oral e Historia Oral, la primera subdividi- da en Cultura Popular y Cultura Popular Tradi- sional (Folklore).” Hsts refermulacién se ha hido oxtendienda, libros y articulos se han escrito en u apoyo y hasta en el seno de los congresos in- ternacionales se ha queride introducirla, tal como ha sucedide recienternente durante el Pri mer Simposio Panamericano de Historia, del IPGH, realizado en Quito del 31 de octubre al 4 de noviembre de 1988, TH Causas de la substitucion Se han aludido algunas cousas para dicha substitucién de los términos “folklore” por “cul- tural popular tradicional” 1) La primera es el consabido desgaste de Je palabra “folklore” en virtud de sx mal empleo por las conjuntos institucionalizades de bailes * Trabaja presetado on fo Reunion de Expertos en Trosisionas Orang de marco de 19 América Latina y el Caribe, La Habana, Cuba, 2 3° Rin de Joneirs, Brasil, enitos inspirades en la tradicién. Esos conjuntos se han autotitulado “folkléricos” y, sus promotores e in- terpretes, “folkloristas’. Tal absorcidn irregular de un término que ne tenfa manchas durante la primera mitad del sigio, entre nosotros los ame- ricanos, produjo, poco a poco, su edrrosién semantica hasta generar en la mente y en é] pe- cho de muchos especialistas tina ostensiva verg- tenza por Namarse “folkloristas", puesto que “folkloristas” eran los bailarines y no los ¢ cos. La verdad es que ain hoy muchos colegas todavia tenemos que aclarar en los didlogos 20- ciales que “soy folllorista pero no eanto ni bailo.” Elio, dicho a secas, desencadena, otras mayores confusiones y, hasta tismo, resquemores. “En tonces, si no canta ni baila, zqué diablos hace?” piensa el interlocutor. Cuando este pensamiento se concreta en pregunta hablada le respuesta es: “Recojo y estudio”. “{No compone?” sucle volver a preguntar el interlocutor, “No”, eontesia el folllorista, “Este tipo es un macaneador”, piensa ‘1 interlocutor. ¥ por ahi se termina la conversa Tal desastre fue advertide en el Brasil por muchos y notables estudicsos. Mario de Andra- do, en 1949, denuncio Ia existencia de una “pla- ga" en contra de ta Ciencia, la de los “aficiona dos" y los “cantantes improvisados de radio, dis cos y_ ain de conciertas", quienes se otorgan el derecho a lamarse folklotistas “solo porque usan ¥ abusan de Ja cancién popular, adaptiindoles os textos, modificeindoles las melodias en provecho de una mayor facilidad vocal (...), deformandoles Ofteina Reptonal de Culeure pare Pagina 54 y la armoniza- por completo la“ astramenta cién”, De igual mode Arthur Ra:nos protestaba en 1942: “Folk—lore, en el Brasil, es una expre- sién ms o menos desmoralizada.” Y agregaba haber demostrado, en mas de una oportunidad, “el tragica destino de ciertas expresiones, de le- gitimos origones cientificos, y que cayeron, entre nosotros, en absolute descrédito”. En 1951, Rati Lima, en oeasién del Primer Congreso Brasileno de Folklore, express que “nada hay mds lamen- table é intolerable que las defermaciones de algo tan serio, bello e importante como es la repro- duccién de costumbres y manifestaciones tradi- cionales del arte espontdneo del pueblo”. Concla- ‘y6 su protesta con indignacién en contra de “esos chariatanes y esas desvirtuaciones”, urgiendo la necesidad de que se “organicen los verdaderos estudiosos o interesados en el Folklore” para que sepan “velar por ta palabra que distingue sus actividades con lu misma determinacién con que 1a Cruz Roja lucha en defensa de la exelusividad del uso de su emblema, internacionalmente esti- mado y respetado”. Y asi por delante, la denuncia de Ja plaga se extendis por muchos paises latinoamericanos, no pudiéndose, sin embargo, atajar el mal, simple- mente porque los eientificos trabajan en los es- pacios reducidos de Ia Universidad mientras que jos deformadores de la palabra tienen amplia acogida en la radio, los anuncios, los managers, Jos attaches a broadcastings, #l publico educa do y la critica de los periddicos. 2) La segunda causa para la pretendida subs~ titucién de eonceptos y términes es, guizds, una equivocada comprensién de los trabajos de Anto- nio Gramsci (1881-1937), quien considerd el folklore “como una concepcién del mundo y de la vida del pueblo entendido como complejo de cla- ses subalternas e instramentales que objeti- ‘amente se contraponen a las clases oficiales, uegemOnicas y dominantes.” Esta mencién & Gramsci es de Liiiz Antonio Barreto. Se ha de convenir, sin embargo, que una cosa es el consepto de folklore y otra el modo de enfo: carlo, vale decir, una cosa es la definicisn y otra, la metodologia. Ni Gramsci ni Satriani han cam- biado el concepte, sina el enfoque. ¥ su enfoque es tan solo una vertiente del Folklore Interdisci- Piinario, ala cual denominé Fotklore Marista 0 modo de encarar los hechos folkldricos bajo la perspectiva de los opresores y oprimidos. Esa perspectiva [a tratamos extonsivamente en Amé- rica Latina, en nuestro libro El Folklore de las Luchas Sociales, el cual, por coineidencia, se publicé en muestra continente en el mismo afio 1973 en que Luigi M. Lombardi Satriani lanzaba el suyo Folklore & Proffitto (Teeni- che di distruzione di una euttura), traducido RLF. §, 1990 al espafiol tres aftos después con ef titulo de Apropiacin y destruccién de la cultura de las clases subalternas, 1978 Después de la publicacién de nuestras obras en 197, varios ealagas en las Américas han es: tudiado el folklore diaiéeticamente, debiendo destacarse Rogelio Martinez Furé, en 1974 y 1976; Roberto Diaz Castillo, en 1978; David King Dunaway, también en 1978; e [dalberto Suco Campos, en 1978. De igual mada oT. pa, Alberto M. Cirese publicaba en 1978 su Cul- tura Igeménica e Cultura subalterne. Poro ninguno de estos autores han propuesto substan- iales restas 0 adiciones al canjunto clisico de las earacteristicas del hecho felldlérico, a saber: ser anénimo, ser no-institucionalizado, ser anti- guo, ser funcional, Mucho menos quiero creer que hayan pregonado la substitucién de la pala- bra “Folklore” por la expresisn “Cultura popular tradicional” 8) Agregaria yo una tercera causa para las pretendidas modificaciones, cual sea el alvido de la etimologia de Folk-lore por quienes ensayan los primeros pasos en nuestra disciplina, lo cual no es el caso, naturalmente, de ninguno de mis colegas mencionados. Valdrfa le pena recordar, muy a propésite, que enando William John ‘Thoms quiso adaptar la palabra alemana Volks- Kunde al ingiés, para eliminar la palabra “anti- guity” que era la gue se aplicaba a nuestra cien- cia, encontré laldesinencia exacta para kunde, traduciéndole pdr lore o conoeimiento no institu: cionalizado, diférente de “learning” (knowledge or skill acquired by instruction or study). Pero Iuego, al intentar traducir vallé no lo ancontré equivalente a people, porque volk no es popu: lus, people (pueblo, povo) sinc’ vulgo (de vul- us), gente que no sabe. No saben ricos 0 pobres, analfabetos 0 eruditos, cuande sostienen creen- cigs y prejuicios que no resisten al andiisis obje- tivo. En consecuencia, ereé la palabra inglesa folk con el simple artifcio de haber eambiado le v de la voz alemana volk. De este modo, el “folic lore” es el hecho segun el enfogue del valgo, a la ver que el “Folk-lore” es el conccimiento cientif eb que se tiene acerea del referide hecho. El uno es el “lore of the folk", el otro es el “learning about the folk”. Tal eorno Medicina y medicins. Coma se ve, “lo popular” no cae dentro de Ta etimologia de folkdore para nada, puesto que se deriva de people, pueblo, povo, colectividad ge- neralizada que abarca a los analfabetos y 2 la gente thustrada a la vez, Por més que se proten- da usar el términe “puputar” come sindnimo de folk —aunque aplicindole el complemento “tra dicional"— el resultado serA siempre una abe- rracién etimolégica. “Lo tradicional” es tan sélo una de las earacteristicas del hecho y secundaria Pagina 56 CIDAP...— seh « inctinado por el vieindo recur so de adoptar “cultura popular” y “eultura popur lar tradicional”, sin mejores resultados, por mas gue uno se ingenie para torcer y adaptar las ideas a su antoja, come si ello fuera posible. Mé bien generando confusiones. Bn segunde lugar, et abandono del término folklore” a su propia Suerte lo lleva a un destino aleatario que le imprime nuevos significados fue~ ta del euiio cientifico. Entre los mas recientes estd la signifieacién de ocurrencia chistosa y/o mentirosa. Abro los diarios y leo que el Presiden. te de la Republica tavo un encuentro folklorico con mengano, o que le deuda externa fue discuti- da ayer en una reunidn folklérica, en la cual el ‘Ministro tal 0 cual propuso soluciones geniaies. Un ejempio concrete, entresacado de le seccién Cartas” de la prestigiosa revista Afinal, de Séo Paulo, con fecha 31 de mayo de 1988: “Concorde enamente com José Eduardo Guinle quando vonsidera follelériea 9 afirmagao de que ha ho- téis no Brasil com tudo pronto para ativar seus Es constante en la prensa ese tipo de conno- taciones. En tercer lugar, otra consecuencia negative es le reduccisn de la expresién por la ley del menor esfuerze, En lugar de emplearse “cultura popular tradicional” como el pretendido novel sinénimo de folklore, ya se aye que andan por ahi diciendo “cultura popular” simplemente, que. rondo con ello signifiear lo que no es, nunca lo fue y tampoco serd: Folklore. Es esta una defor- macién imperdonable, provocada por la pereza on el hablar. IV. Conclusiones “Cultura popular tradicional”, como sinénimo de Folklore es, por su naturaleza, una expresién condenada a desaparecer por impropia y confu- su Tan pronto disminuya Ja fibre con que fue saludada por los organismos internacionales y up reducido grape de especielistas complacien: cderd su lugar de vuelta a la palabra Folk lore, Tan sélo quegara “cultura popular” a secas, icar ayvéllos hechos de acuntua. queriendo signil RLF. 5, 1990 da colectivizacién © popularidad, pero carentes de las demas caracteristicas de lo folklérieo. Lo popular tiene autor declarade, se transmite mu- chas veces por la radio, sobre todo en las zonas urbanas, Un expresivo ejemplo de cultura popu: lar es el carnaval carioca, hoy plenamente auspi- tiado por el turismo internacional Insistir en borrar del vocabulario cientifico la palabra “folklore” es romdivce ante Io ignaranaia veinante en el medio ambiente, desistir de prego- nar el valor de una palabra ya consagrada en el medio académico. Es, sobre todo, encapricharse por'no reconocer Ya vitalidad y el prestigio mun- dial de organizaciones como la American Folklo- re Society, 12 English Folklore Sociaty, la Inter- nacional Folk-Narrative Society, y muchas otras, No perdamos el tiempo con futilidades, no contribuyamos e tocar un disca rayado, a o- ver sobre lo mojade; como reza ol latin, ‘no bis in idem”. Llamemos @ las cosas por sus nombres propios: a nuestra revista de la ORCALC, Re- vista de Folklore e Historia Oral; al Folklore por Folklore; y 9 la Cultura Popular, Cultura Popular a secas. Si se han de hacer combinacio- nes, éstas habrin de ser: Cultura Popular y Folklore (dos realidades distintas); Folklore ¢ Historia Oral como indicamos; atin Historia Oral y Cultura Popular. Bibliogratio ANDRADE, Mario de (1949) “Folelors", Manual bi Dbliografice de eetudas brasileiron, diigide por Rubene Borba de Moraes ¢ William Berviea Rio de Janeine, Grafica Ediuore Sousa. pp. 285~317 BARRETO, Luis Antanio (L988) Un nove entendi mento do Folelore. Recife. Fundageo Joaquim Nabuco, 22 pis. (Conferencia pronunciada no euditério da Acedemin Ge Latran da Bui, 30 dla 22 de egosta dé 1988) CARVALHO.NETO, Paulo de (1965) Concepto de Folldore. Mexico, Editorial Permaen, SA. de CV. CARVALHO-NETO, Pnule de (1973) El Folklore de las Luchos Sociales. Mexice, Siglo Veiasiuno, 217 pigs LIMA, Raol (951) “EI fal folklore” oletin de le Asociacién Tacumana de Folidlore, #0 1, voi.1, N18 21 198-200, : ORGALC (1986) (Ofleine Regional du Cultura para Amorien Latins y eh Caribe, “Reurién de Experias an Tre Gichumen Oralex” La Hahana, 14-26 do julio, 10 page m= RAMOS, Arthur (2942) A aculturagae negra ne Bro: il, Rho de Jnneira, Compnnhia Editare Nacional, 378 pags.

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