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El Arco Minero en Venezuela

 El gobierno de Nicolás Maduro entregó, en 2016, concesiones mineras en


112 000 kilómetros cuadrados para la explotación legal de coltán, oro y
diamante.
 En este territorio que se superpone a cinco parques nacionales conviven
mafias, mineros ilegales, traficantes de drogas junto con indígenas que se
han sumado a las labores mineras, así como militares y exintegrantes de
las FARC.

En el 2016, el gobierno de Nicolás Maduro entregó concesiones mineras en 112


000 kilómetros cuadrados que abarcan una parte de la región norte del Estado de
Bolívar y de Amazonas, al sur del río Orinoco. En este territorio, denominado
precisamente el Arco Minero del Orinoco —o Arco Minero de Venezuela—
empresas nacionales y extranjeras pueden hoy explotar legalmente coltán, oro y
diamante.

Con esta decisión, el gobierno venezolano le abrió las puertas al desarrollo de la


minería en un 12 % del territorio nacional, con la esperanza de que esta actividad
sustituya al petróleo y se convierta en una nueva fuente de ingresos para el
Estado.

Desde el inicio, ambientalistas y científicos se opusieron a esta decisión. Para este


grupo el gobierno venezolano no cumplió con realizar un estudio de impacto
ambiental del Arco Minero de Venezuela ni la consulta previa a los pueblos
indígenas, como manda la Constitución.

Otra razón en contra ha sido el impacto ambiental negativo que las actividades
extractivas en el Arco Minero de Venezuela ocasionarían en las cuatro secciones
de Bolívar que forman parte de esta zona minera, pues todas ellas se superponen
con reservas ambientales y territorios indígenas protegidos legalmente.

Luego de entregar las concesiones, el gobierno creó el Ministerio de Desarrollo


Minero Ecológico, prohibiendo el uso del mercurio y aseguró que los recursos
obtenidos serían usados para recuperar zonas afectadas por estas actividades, y
que la explotación en el Arco Minero de Venezuela se haría respetando a las
personas y al medio ambiente. Sin embargo, la realidad es muy diferente.
1.- ¿Cómo funciona el Arco Minero de Venezuela?

Los venezolanos llegan de todos lados para trabajar extrayendo coltán, oro y
diamante en el Arco Minero de Venezuela.

En ciudad Bolívar, existen mafias carcelarias, mineros ilegales y traficantes de


drogas y combustible. Sin embargo gobierno señala que tiene el control absoluto
de la seguridad ciudadana, así como de los yacimientos y las fronteras.

Pero la explotación en el Arco Minero de Venezuela comenzó hace casi treinta


años, cuando llegaron mineros ilegales desde Brasil a principios de los años 90.
La deforestación que han causado por su afán de extraer oro ha sido tremenda,
explican los expertos que han estudiado los efectos de la minería en esta zona,
pues para conseguir el metal se utilizan motores que extraen agua de los ríos para
erosionar el suelo hasta abrir una bulla, es decir, un hoyo de varios metros de
profundidad y de ancho. El fango que extraen lo someten al mercurio para
conseguir las pepitas de oro. Y así van abriendo estos agujeros que luego quedan
contaminados por este metal pesado.
El gobierno venezolano insiste en que ha minimizado la presencia de los ilegales
en favor de lo que considera la “pequeña minería”, que corresponde a informales
que se han legalizado por alguno de los seis planes oficiales aplicados.

Mineros censados por el nuevo Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico han


denunciado que aún son extorsionados por bandas ilegales que controlan las
zonas mineras y también por algunos miembros de las fuerzas armadas. Aseguran
que ha habido persecución de los militares en el marco de la Operación Liberación
del Pueblo, que según el diputado oficialista Diosdado Cabello se realiza “para la
liberación del estado Bolívar de los garimpeiros, mafias que operan en las minas y
esclavizan gente y que además se llevan el oro de Venezuela”.

Las Claritas es el nombre de una de estas zonas —situada en el estado de


Bolívar— que es invadida diariamente por mineros ilegales. Estos llegan de todos
lados y entre ellos se ven muchos rostros indígenas. Las Claritas actualmente está
controlado por grupos armados ilegales llamados “pranes”.

Aunque Amazonas no está oficialmente en el plan nacional de minería y aunque


está fuera del Arco Minero de Venezuela, el Estado ya ha sido ocupado por entre
10 000 y 12 000 mineros ilegales. Cifra que está aumentando porque la ocupación
de las grandes empresas y del ejército en las áreas ricas en minerales de Bolívar,
los obliga a buscar otros espacios, explica Liborio Guarulla, gobernador saliente
del estado de Amazonas.
2.- Los bosques que se pierden

Vista de los tepuis —mesetas con paredes verticales— que se encuentran en el sudeste de Venezuela,
zona donde se encuentra el Arco Minero de Venezuela.

De acuerdo con el Global Forest Watch, al menos cinco áreas protegidas en


Venezuela ya están siendo deforestadas por las actividades mineras ilegales.
Siete monumentos naturales y cinco parques nacionales se encuentran dispersos
en todo el Arco Minero de Venezuela.

Uno de ellos es el Parque Nacional Canaima, declarado Patrimonio Mundial por la


UNESCO, que abarca 30 000 kilómetros cuadrados. Se caracteriza por extensos
bosques, mesetas aplanadas y acantilados fantásticos, y es el hogar de jaguares
(Panthera onca), nutrias gigantes (Pteronura brasiliensis) y osos hormigueros
(Myrmecophaga tridactyla), además de que alberga la cascada de agua más alta
del mundo, el Salto del Ángel.
La región destinada para desarrollo minero también incluye la Reserva Forestal de
Imataca (3 800 000 hectáreas); las reservas de La Paragua y El Caura (5 134 000
hectáreas combinadas); el Monumento Natural Cerro Guanay; más el río Caroní
(que abarca 96 000 kilómetros cuadrados). Los ecologistas están especialmente
preocupados pues significa la eliminación de la cuenca del río Orinoco y sus
ecosistemas.

3.- La presencia de los indígenas

En el estado de Bolívar hay 198 comunidades indígenas y varias de ellas se ubican en territorios de
grandes depósitos de coltán, como sucede en la region Parguaza.

En el Estado de Bolívar hay 198 comunidades indígenas, que se han se han visto
empujadas a dejar su estilo de vida tradicional para entrar al Arco Minero de
Venezuela, impulsadas en gran medida por el índice de inflación. Los hombres
trabajan en las explotaciones de oro, coltán y diamante.Las mujeres indígenas
también entran a las minas, pero además se les ve preparando y vendiendo
comida, limpiando alojamientos o trabajando en redes de prostitución.
Uno de los puntos más criticados por quienes se oponen a la minería es que las
comunidades indígenas dentro del Arco Minero de Venezuela no han sido
consultadas sobre el desarrollo de esta actividad en sus territorios. No se les ha
preguntado ni dado el derecho al consentimiento libre, previo e informado para los
proyectos de minería que afectan a sus territorios, como lo señala el Convenio 169
de la Organización Mundial del Trabajo, un acuerdo del que Venezuela forma
parte.

Algunas ONG del estado Bolívar denuncian esclavismo, trabajo infantil y


prostitución por parte de mineros ilegales, así como la presencia de grupos
ilegales armados.

El ejército tiene una gran participación en la supervisión de muchas minas, y


también realiza casi todo el trabajo relacionado con el paso de contrabando de oro
de Venezuela a otros países, explica Brian Clark, líder indígena en Jobochirima,
una comunidad cerca de Las Claritas.

En el borde suroeste del Arco Minero, cerca de la frontera entre los Estados de
Bolívar y Amazonas, se encuentra Ikabarú. Las zonas indígenas habitadas
alrededor del pueblo están llenas de minas de oro ilegales. En septiembre de
2017, Lisa Henrito, responsable de seguridad indígena de esta zona, observaba
cómo eran invadidas las tierras indígenas por buscadores de oro ilegales
armados. Se vio obligada a crear una red de defensa indígena local para
desplazar por la fuerza a 170 mineros.

Henrito sostiene que las fuerzas militares del Estado suelen ser cómplices de los
proyectos de minería ilegales en su región. Liborio Guarulla, gobernador saliente
del estado de Amazonas e indígena, dice que 20 comunidades indígenas ya se
están viendo afectadas de forma negativa por la minería en su Estado.
4.- Entre el Ejército y los remanentes de las FARC

Puestos de control militar venezolanos se ubican en diferentes zonas del


Arco Minero de Venezuela.

La proximidad del Arco Minero de Venezuela y del estado de Amazonas con


Colombia, complica aún más las cosas. Se ha registrado la presencia de
guerrilleros colombianos en estas tierras venezolanas. Integrantes de las guerrillas
del ELN (Ejército de Liberación Nacional) y grupos disidentes de las FARC están
en el Estado de Bolívar y no solo les interesa la minería de oro, también del coltán,
que pasan de contrabando a Colombia.

Las poblaciones indígenas, sin embargo, no se llevan bien con las guerrillas. Los
guerrilleros colombianos han amenazado repetidamente al grupo indígena,
sostienen varias fuentes, para que mantenga bajo el precio del coltán.

La riqueza del Arco Minero de Venezuela ha convertido a esta área en un centro


de conflictos, donde convergen mineros ilegales, militares, bandas armadas
locales y grupos guerrilleros colombianos, todos buscando el control de unos
estimados, pero no confirmados $100 mil millones en minerales ocultos.
Hasta ahora, compañías nacionales e internacionales reclaman una porción de las
zonas de oro, coltán, cobre y diamantes, pero no están solas, los militares también
han solicitado lo mismo.

Cuando Maduro lanzó el Arco Minero de Venezuela el año pasado, también creó
una Zona Económica Militar para protegerlo, dando derecho a sus fuerzas
armadas a participar en todas las actividades mineras, mientras aumentaba sus
capacidades operativas dentro de la región.

Los ataques de las fuerzas militares venezolanas no son, según el diputado del
estado Bolívar, Américo de Grazia, conducidos principalmente para destruir redes
del crimen organizado, sino para eliminar pandillas que no están haciendo
negocios con el ejército y la Guardia Nacional.

Según de Grazia, la mayoría de la minería venezolana se lleva a cabo por grupos


armados ilegales, que controlan un gran número de pequeños mineros. El
diputado también dice que el oro “legal” que las compañías estatales dicen
producir no es realmente explotado por ellos, sino más bien por minas y mineros
ilegales.

Algunas minas son operadas directamente por el ejército, y una parte de la


producción va al banco central de Venezuela.

Se estima que alrededor del 91 % del oro de Venezuela se produce ilegalmente,


pero las actividades delictivas relacionadas van más allá de la minería. Varias
personas involucradas en operaciones mineras venezolanas, tanto legales como
ilegales, confirman que la mayor parte del oro producido en el país es
contrabandeado a través de Colombia y las islas del Caribe, una operación que
señalan es manejada por el ejército venezolano.

5.-Vivir bajo amenaza

La región de Guayana —que incluye a los estados de Bolívar, Amazonas y Delta


Amacuro, en Venezuela— concentra parques nacionales y territorios indígenas
ancestrales, pero también es el centro de actividades ilegales como la extracción
de diamantes, coltán, oro y madera. Las mismas que traen consigo pago de
sobornos a algunos militares y policías, cupos o vacunas que se entregan a
grupos criminales, además de la presencia del narcotráfico.
En ese contexto, los defensores ambientales y quienes se enfrentan a la ilegalidad
son víctimas constantes de amenazas y ataques.

Uno de ellos es Alejandro José Lanz Muñoz, presidente fundador del Centro de
Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV), una ONG dedicada a la
divulgación y denuncia socioambiental. Lanz, también exmilitar de inteligencia,
recibe mensajes acompañados de amenazas e insultos, le dicen que se cuide, que
deje de denunciar, que piense en su familia. En una ocasión mientras participaba
de una inspección junto a un militar en actividad, fue interceptado por mineros
ilegales y soldados. Al funcionario castrense lo hirieron de un disparo y a Lanz lo
subieron a una lancha y lo golpearon.

En septiembre pasado, la ONG que dirige fue atacada y a uno de sus automóviles
le cortaron los frenos, lo que provocó un accidente en el que casi muere uno de
sus hijos. “No salgo de noche, cambio las rutas para llegar a cada lugar, confirmó
reuniones minutos antes, apago los teléfonos por horas”, confiesa Lanz.

Otra persona que se ha enfrentado a la corrupción es el Mayor General Clíver


Alcalá Cordones, quien fue jefe de la Región Estratégica de Defensa Integral de
las Fuerzas Armadas en Guayana (REDI-Guayana), entre septiembre de 2012 y
julio de 2013. Llegó para combatir la minería ilegal, pero se encontró con una red
de complicidad entre militares e ilegales. “Quien intentase poner orden, iba a
entrar en conflicto con los ilegales”, declaró a Mongabay Latam. El general, ahora
retirado, forma parte de la plataforma Marea Socialista que se opone a la
concesión del Arco Minero de Venezuela.

El 22 de septiembre de 2017 fue detenido el periodista holandés Bram Ebus en La


Parguaza, estado Bolívar, mientras realizaba una investigación sobre las minas de
coltán. Fue trasladado por la Guardia Nacional hasta su sede en Caicara del
Orinoco, donde fue retenido por unas horas mientras era interrogado junto a su
chofer. A principios de mes había publicado el reportaje Arc of Desperation, sobre
los efectos de la explotación minera en los bosques húmedos de Venezuela. Días
después fue nuevamente detenido en su hotel de Puerto Ayacucho, Estado de
Amazonas, por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar
(DGCIM), quienes indagaron sobre su labor periodística, dijo Ebus a Mongabay
Latam.

Varios cuerpos fueron encontrados en las bullas de la selva durante los últimos
años. La más conocida fue la Masacre de Tumeremo, una matanza de 17 mineros
cometida por una banda que disputaba el control de las minas. Los cuerpos fueron
hallados enterrados en minas improvisadas.
También se reportó el asesinato de otros 11 mineros por enfrentamientos entre
personas que controlan los yacimientos ilegales y militares que trataban de
encontrar a los responsables de la masacre anterior.

Para el gobierno de Nicolás Maduro, el Arco Minero de Venezuela se presentaba


como una alternativa económica para el país, pero lo que se presenta hasta ahora
es una combinación de ilegalidad, destrucción de biodiversidad y muerte.

Foto principal: el presidente de Venezuela Nicolás Maduro muestra una barra de


oro supuestamente excavada y procesada en el Arco Minero de Venezuela. Foto:
Prensa Presidencial @PresidencialVen

Bibliografia

https://es.mongabay.com

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