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PENAL
PENAL
Universidad de Navarra (ADA) y de la Universidad Católica
Santo Toribio de Mogrovejo (USAT, Perú). Casado y con seis
hijos, desde 2002 es profesor del área de Derecho Penal y
Filosofía del Derecho en la USAT.
Delitos conexos y
Este trabajo de investigación fundamenta el análisis de una nueva clase de delito
subsiguientes
SILVA SÁNCHEZ, J.M./ MONTANER, R. PÉREZ DEL VALLE, C.
Entiendo por «subsecuencia delictiva» la circunstancia jurídico-normativa de tipificar
Cadena perpetua y las penas muy largas de prisión: Tarjetas de pago y Derecho penal.
una conducta, un hecho, dependiente de la existencia de otro acontecido previo —de
por qué son inconstitucionales en España Un modelo interpretativo del art. 284.2.c) CP
CUERDA RIEZU, A. su existencia en sí misma o de algún elemento concreto proveniente de este—, pero a AZCONA ALBARRAN, C.D.
Derecho penal comparado. La definición del delito
en los sistemas anglosajón y continental
la vez independiente porque el sujeto interviniente no es el mismo que en el previo
—bajo ninguna modalidad de autoría o participación— y porque el nuevo hecho Un estudio de la subsecuencia delictiva Interpretación y ley penal. Un enfoque desde la doctrina
del fraude de ley
BERNAL DEL CASTILLO, J. imprime un nuevo sentido penal en la realidad. Esta nueva modalidad conductual RIGGI, EJ.
La crisis del Derecho penal contemporáneo puede empezar a configurarse no sólo después de la consumación del hecho previo Justicia de transición, justicia penal internacional
ROBLES PLANAS, R. / SÁNCHEZ-OSTIZ, P. (post-ejecutivo), sino también durante su ejecución, cuando ya pueda establecerse y justicia universal
una relación de dependencia entre ellos. Relación de dependencia que no implica TAMARIT SUMALLA, J. (Cood.)
Terrorismo, tortura y Derecho penal.
Respuestas en situaciones de emergencia siempre la configuración del hecho previo en estadio de antijurídico, sino a veces Conocimiento e imputación en la participación delictiva.
AMBOS, K. menos (tipicidad) y a veces más (culpabilidad, punibilidad o ejecutabilidad). Además, Aproximación a una teoría de la intervención como
partícipe en el delito
el bien jurídico afectado por ambas conductas puede ser el mismo o bien diferente.
MIRÓ LLINARES, F.
Todo esto se encuentra integrado por el conocimiento que el interviniente tiene de
Delito en la empresa. Estrategias de prevención de
PENAL
cada característica del hecho subsiguiente o «conexo-subsiguiente». Ejemplos de esta
la criminalidad intra-empresarial y deberes
clase de conductas son el encubrimiento, la receptación, el blanqueo de capitales, el de control empresario
uso de moneda falsa, etc. AGUSTINA SANLLEHI, J.R.
Se analizan los aspectos procesales, y dentro de estos los referidos a las posibles Límites al Derecho penal. Principios operativos en la
fundamentación del castigo
contradicciones entre las sentencias de los dos hechos involucrados, en comparación RICARDO ROBLES PLANAS (Ed. española)
con los delitos conexos vigentes —objetivos y subjetivos— y aceptados en la legislación,
jurisprudencia y doctrina, para determinar si las reglas de estos supuestos son las
mismas o diferentes a las del nuevo.
762. Vid. caps. IV.2.2 párr. 4, VII.3 párr. 5 y VII.4 párr. 5. El conocimiento de estos elementos
se imputa no se demuestra naturalísimamente, vid. np 635.
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Así, según que los dos hechos no compartan el injusto típico,763 el sujeto activo
sea siempre no cualificado, el bien jurídico puesto en peligro sea, en la mayoría de
los casos, el mismo en ambos hechos, en donde el objeto material del hecho previo
siempre vuelve a ser utilizado en el hecho conexo-subsiguiente y donde el grado de
accesoriedad de la subsecuencia sea siempre el mínimo (se requiere que el hecho
previo se encuentre en estadio de tipicidad), el modelo será de «subsecuencia acci-
dental» (vid. cap. IX.2.1). En cambio, si los dos hechos no comparten el injusto típico,
el sujeto activo es siempre cualificado, el bien jurídico puesto en peligro es, en la
mayoría de los casos, diferente en ambos hechos, en dónde el objeto material del
hecho previo nunca vuelva a ser utilizado en el hecho conexo-subsiguiente y dónde
el grado de accesoriedad de la subsecuencia es mayormente el mínimo (se requiere
que el hecho previo se encuentre en estadio de tipicidad), aunque permitiendo supues-
tos en que puede ser máxima (hasta el estadio de punibilidad) o absoluta (hasta el
estadio de ejecutoriedad), el modelo será de «subsecuencia funcional» (vid. cap.
IX.2.2). Y, por último, si los dos hechos comparten el injusto típico, el sujeto activo
pueda ser tanto cualificado como común, el bien jurídico puesto en peligro sea tanto
el mismo como diferente en ambos hechos, en donde el objeto material del hecho
previo puede volverse a utilizar —o no: es indiferente— en el hecho conexo-subsi-
guiente y donde el grado de accesoriedad de la subsecuencia es siempre la limitada
(se requiere que el hecho previo se encuentre en estadio de antijuridicidad), el mode-
lo será de «subsecuencia esencial» (vid. cap. IX.2.3).
4. La relación de «subsecuencia delictiva» se caracteriza no simplemente por una
mera suma o yuxtaposición de hechos, sino porque la valoración del «sentido
delictivo»764 de ambos hechos es diferente entre sí, entre otras razones, porque la lesión
al bien jurídico es diversa en ambos hechos (aunque el sujeto sea el mismo en ambos
hechos y no haya planeado realizar el segundo inmediatamente después del primero
763. Para el estudio histórico sobre si el «injusto» está contenido en la tipicidad, la antijuri-
dicidad o la culpabilidad, vid. DÍEZ R IPOLLÉS, La categoría de la antijuridicidad en el Derecho
Penal, 2.ª ed., Buenos Aires-Montevideo, 2011, pp. 64 ss. Pero más adelante (pp. 83 ss) determina
que está en ambos con diferentes matices. Es «injusto específico» cuando está contenido en la
tipicidad, y es «injusto genérico» cuando está en la antijuridicidad. Este estadio puede neutralizar
al injusto específico si concurren causas de justificación. Vid. CORTES ROSA , en SILVA SÁNCHEZ ,
(ed.)/SCHÜNEMANN/De F IGUEIREDO DIAS (coords.), Fundamentos de un sistema europeo del Derecho
penal. Libro homenaje a Claus Roxin, p. 247 np 1, dónde analiza que el injusto se refiere a la
tipicidad y a la antijuridicidad, es decir a esta última como sinónimo de injusto, aunque luego
analiza que actualmente no está del todo claro. Vid. np 578 y 583.
764. Más que depender de una cuestión temporal, las conductas conexas-subsiguientes real-
mente implican una conexión de sentido. Vid. SÁNCHEZ -O STIZ GUTIÉRREZ , ¿Encubridores o cóm-
plices?, p. 143: «En efecto, son contenidos valorativos los que permiten defender la vinculación
—de un modo u otro— con el hecho previo. […]: son factores de valoración social del hecho,
del delito cometido, los que dan sentido a las aportaciones subsiguientes: no se trata de la mera
relación post-hoc». Y continúa, p. 470: «En concreto, el encubridor no es tal por adherirse sim-
plemente con posterioridad, sino por “intervenir” de forma distinta a como lo hacen el autor
y/o partícipe. Así, tras la tipicidad de un delito se ha definido la de otro, que sólo adquiere sen-
tido desde la antijuridicidad de aquél, del primero». La cursiva es del original. Aunque esta idea
está dada para el encubrimiento, que requiere la antijuridicidad del hecho previo, ejemplifica la
misma relación para el resto de tipos conexos-subsiguientes: a cada cual hay que analizarlo con
su respectiva accesoriedad.
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765. Como fruto de las teorías vigentes sobre el delito, vid. CUELLO CONTRERAS, InDret 1/2011
(Enero), pp. 25 s.: «Dogmática jurídico-penal no es ni puro ontologismo ni puro normativismo,
como conviene recordar en un momento de hegemonía del normativismo. Es más bien necesidad
de construir los conceptos básicos teniendo en cuenta a la vez la lógica de las cosas y los fines
normativos. Es por eso que también en la fase de la normativización del derecho penal, el mode-
lo de imputación que tan bien fue elaborado en la fase anterior, del naturalismo, sigue siendo
válido para ayudar decisivamente a la configuración de conceptos como el de autoría, cuyo con-
tenido normativo nadie cuestiona».
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3. Por poner unos ejemplos de tipos penales con esta estructura, regulados en el CPp, actua-
lizado a junio de 2012, tenemos: receptación (art. 194), informes de auditoría distorsionados (art.
198-a), delitos contra la información sobre gestión de derechos (art. 220-d), tráfico de moneda
falsa (art. 254), fabricación o introducción en el territorio de la república de instrumentos desti-
nados a la falsificación de billetes o monedas (art. 255), atentado contra los medios de transporte
colectivo o de comunicación (art. 280), producción, comercialización o tráfico ilícito de alimentos
y otros productos destinados al uso o consumo humano (art. 288), falsificación, contaminación o
adulteración de productos farmacéuticos, dispositivos médicos o productos sanitarios (art. 294-a),
promoción o favorecimiento del tráfico ilícito de drogas (art. 296), tráfico ilícito de insumos quí-
micos y maquinarias destinados a minería ilegal (art. 307-e), tráfico ilegal de recursos genéticos
(art. 308-d), tráfico ilegal de productos forestales maderables (art. 310-a), cohecho pasivo especí-
fico (art. 395), cohecho activo específico (art. 398), denuncia calumniosa (art. 402), ocultamiento
de menor a las investigaciones (art. 403), encubrimiento personal (art. 404), encubrimiento real
(art. 405), omisión de denuncia (art. 407), fuga del lugar del accidente de tránsito (art. 408), fal-
sedad en juicio (art. 409), avocamiento ilegal de proceso en trámite (art. 410), prevaricato (art.
418), fabricación fraudulenta o falsificación de marcas o contraseñas oficiales (art. 435), fabricación
o tenencia de instrumentos para falsificar (art. 439), protección de señales satelitales encriptadas
(art. 444-a); entre otros. Muchas de estas conductas son también reguladas en el CP, con la es-
tructura que nos interesa.
4. Para la historia del delito de «lavado de activos» en Perú, vid. P RADO SALDARRIAGA , Lavado
de activos y financiación del terrorismo, Lima, 2007, pp. 75 ss.
5. Por poner unos ejemplos de tipos penales con esta estructura, contenidos en el StGB,
tenemos: actividad de agentes con fines de sabotaje (§ 87.(1).3, 4), traición a la patria (§ 94.(1).1
y 2), revelación de secretos de estado (§ 95.(1)), falsificación de traición a la patria (§ 100a.(1)),
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1. ¿En qué estadio de desarrollo, dentro de la teoría del delito, debe encontrarse
el hecho previo para que un sujeto diferente pueda aprovecharse de algo de este para
realiza r un nuevo hecho penal (conexo-subsiguiente)? Puede entenderse que la idea
de accesoriedad haya surgido de la mano de la participación criminal536 estudiada
anteriormente (vid. cap. III.1.3); aunque ya he dilucidado que así como está entendida
no es útil para la subsecuencia (cap. III.1.3.3). Si tomamos una de sus características,537
podremos entender un poco más la subsecuencia: necesitar que un hecho se encuen-
tre en un estadio determinado de la teoría del delito —lo mínimo jurídicamente rele-
vante— para que otro sujeto pueda intervenir sirviéndose de la información del pri-
mer hecho, pero con un nuevo sentido penal. Es decir, para nuestro caso, entendemos
la posible dependencia entre un tipo y otro pero en función de situaciones diferentes
a las estudiadas en la participación.
535. Fuera de nuestro objeto de estudio, encontramos varios casos en que siendo el mismo
sujeto activo, sin embargo, la subsecuencia está presente con esta clase de dolo: arts. 195.3
(omisión del deber de socorro), 197.4. párr. 1 y 5 (descubrimiento y revelación de secretos),
258 (Insolvencia para eludir responsabilidades civiles), 382 (Conducción manifiestamente teme-
raria con consciente desprecio por la vida de los demás con resultado lesivo), 383 (Negativa a
someterse a la prueba de alcoholemia), 468.1 (quebrantamiento de condena), y 557.1 (desórde-
nes públicos).
536. Vid. RUIZ A NTÓN, CPC 11 (1980), p. 65: «Por ello puede decirse que la accesoriedad no
es simplemente conceptual o fáctica, sino jurídica, al ser el propio hecho principal determinante
del contenido de injusto de la participación y servirle en parte, bajo esta perspectiva, de funda-
mento y límite». La cursiva es del original.
537. Vid. M IR P UIG, DP. PG., 2004, p. 398: «El fundamento del castigo de la participación
conduce como se ve, al principio supremo de la teoría de la participación: el principio de ac-
cesoriedad limitada. Significa, por una parte, que la participación es accesoria respecto del
hecho del autor, pero también, por otra parte, que depende de este hasta cierto punto: basta
que el hecho del autor sea contrario a Derecho (antijurídico). No es preciso que además sea
personalmente imputable al autor (o como suele decirse: no es preciso que el autor sea “culpa-
ble”). Se descarta así la teoría de la accesoriedad máxima. Mas también se rechaza la teoría
de la accesoriedad mínima, según la cual bastaría que el hecho del autor realizase el tipo de
un delito, aunque estuviera justificado». La negrita y cursiva son del original. Ya veremos que
estos descartes no son tales. Aunque en clave de la teoría de la «prohibición de regreso», vid.
F EIJÓO SÁNCHEZ , Límites de la participación criminal, pp. 9 s.: «El principio de accesoriedad
es un principio garantístico que limita la intervención del Derecho penal […]». En el mismo
sentido —sin la clave de la prohibición de regreso—, vid. P ÉREZ A LONSO, «Autoría y participación
(I)», en ZUGALDÍA E SPINAR (dir.)/MORENO -TORRES H ERRER A (coord.)/ET. AL ., Fundamentos de De-
recho penal (parte general), Valencia, 2010, p. 409. Le denomina «principio de accesoriedad» a
la unión del delito posterior con el previo, BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capita-
les, 2002, p. 261. Para la idea de la accesoriedad como principio, vid. GILI PASCUAL , CPC 61
(1997), pp. 175 s. y 182 ss.
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2. Según la teoría jurídica del delito, un hecho penal tiene varios estadios de desa-
rrollo: conducta (acción), típica, antijurídica, culpable,538 punible y —otros agregan—
ejecutada. Lo que en clave de accesoriedad se corresponde con los siguientes grados:539
básica, mínima, limitada (media), extrema, máxima y absoluta, respectivamente. Lo
interesante, jurídico-penalmente, es que el legislador puede optar540 por uno de estos
grados, es decir, es una cuestión del modelo de Derecho penal que se quiera adoptar:
uno muy intervencionista, que al primer viso de peligro intervenga, o que de verdad
respete la fragmentariedad y ultima ratio y espere a que el peligro sea realmente rele-
vante e intente atajarlo primero con otras ramas del Derecho. Esto se ha apreciado así
en cada uno de los tipos del CP. En otras palabras, el concepto de delito no es unánime
respecto de que el hecho haya llegado a alguno de estos estadios.541
El art. 10 del CP da una definición sencilla de delito («Son delitos o faltas las
acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la ley»). Siendo así, opino
que no se requiere que el delito previo tenga siempre una sentencia definitiva y fi rme,
pues las garantías penales indican que un hecho será delito si previamente ha sido
538. BELING definía el delito como acción típica, antijurídica y culpable, pero criticado por
JAKOBS, DP. PG., 1997, p. 189 párr. 49 y p. 195 párr. 59, en el sentido de que no es necesario el
estadio de culpabilidad para la concepción del delito; entre otros.
539. M AYER introdujo una clasificación que tomó en cuenta sólo algunos grados, vid. PEÑA-
RANDA R AMOS, La participación en el delito y el principio de accesoriedad, pp. 255 s.: «Las cuatro
formas de accesoriedad tomadas en cuenta por M AYER eran, como es bien sabido, la accesoriedad
mínima (dependencia de una conducta meramente típica del autor), la limitada (dependencia de
una conducta típica y antijurídica), la extrema (dependencia de una conducta típica, antijurídica y
culpablemente realizada) y la hiperaccesoriedad (dependencia “también de las cualidades perso-
nales del autor, de modo que las circunstancias agravantes o atenuantes inherentes a su persona
gravan o exoneran al partícipe”)» (por ejemplo, M IR P UIG también denomina «mínima» a la que
se refiere a la tipicidad). Mantengo la concordancia literal con todas. La idea de hiperaccesoriedad
se refiere a que el hecho principal debe estar en estadio de punibilidad, como explica L ÓPEZ BARJA
DE QUIROGA , Autoría y participación, p. 117, entre otros. Vid. np. 559 y 585. Para otro sentido de
hiperaccesoriedad, referido al hecho punible, vid. np 544 (la STS 1197/2001).
540. Antes nos decía, PEÑARANDA R AMOS, La participación en el delito y el principio de ac-
cesoriedad, p. 253: «Una mayor importancia para la evolución sucesiva del concepto de accesorie-
dad habría de tener, en cambio, el reconocimiento de que la accesoriedad, como toda relación de
dependencia es susceptible de graduación». Vid. ibidem, p. 256: «Por lo pronto, interesa destacar
como la primera de ellas, frente al planteamiento de la literatura anteriormente más extendida,
que veía en la accesoriedad una magnitud fija que venía a imponerse completamente al propio
legislador, la accesoriedad pasa a ser considerada en el esquema de M. E. Mayer como “un pro-
ducto de la ley”, esto es, como algo de lo que el legislador puede en principio disponer». Para
otra idea en este contexto vid. M IR P UIG, ADPCP 26 (1973), p. 322: «Sin embargo, el Código penal
contiene un uso normal de los términos “delito” y “falta”, según el cual no se consideran como
tales las acciones del mundo empírico concretamente punibles, sino los abstractos procesos de
actuación previstos por la Ley en los distintos tipos legales que, como regla, constituyen la Parte
Especial del Código, con independencia de que concurran o no, además de esa tipicidad legal,
otras notas adicionales de la teoría del delito». La cursiva es del original.
541. Por ejemplo, PALMA H ERRERA , Los delitos de blanqueo, p. 322, considera que el concep-
to de delito está determinado por la conducta típica, antijurídica y culpable. Luego aclara que
cuando se determina la accesoriedad limitada, no es porque el concepto de delito se establezca
sólo para la conducta típica y antijurídica, sino que sólo es una regla para la determinación de la
responsabilidad de los partícipes en una infracción penal. Vid. np 112 y 538.
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así definido por la ley, donde se le asigna una pena («penados por la ley»), lo que no
quiere decir que necesariamente se haya impuesto una pena. Esto ayuda al argumen-
to de que el Derecho penal permite diversos grados de accesoriedad.
542. A diferencia de lo que ocurre con el StGB §§ 26 y 27, donde se opta expresamente por
la accesoriedad limitada. Vid. ROBLES PLANAS, La participación en el delito, p. 168.
543. Entre otros, vid. idem, pp. 222 s. Vid. BOLDOVA PASAMAR , La comunicabilidad de las
circunstancias y la participación delictiva, p. 134. Desde y para el instituto de la «participación»,
a favor de la accesoriedad limitada, vid. M IR PUIG, DP. PG., 2004, pp. 398 s.: «A favor de la teoría
de la accesoriedad limitada, y en especial de la no dependencia del partícipe respecto de la posi-
bilidad de imputación personal al autor, concurren diversos argumentos en el Código penal. Así,
el significado de la palabra “hecho” (arts. 28 y 29 CP), empleada por la ley como presupuesto
de las diferentes formas de participación, y que según se desprende de su uso en el art. 19 y en
los núms. 1.º, 2.º del art. 20 CP, no requiere la imputación personal al autor. Por otra parte, los
arts. 300 y 453 CP no sólo consagran el principio de accesoriedad limitada para la receptación y el
encubrimiento, sino que confirma que el “autor del hecho” puede ser personalmente inimputable
o hallarse exento de pena». La negrita y cursiva son del original. Y en el mismo sentido, vid. BLAN-
CO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, pp. 260 s.: «[…] el nuevo CP/1995, cuando
se refiere a un hecho típico y antijurídico utiliza la expresión “infracción penal”, mientras que el
término “delito” se emplea sólo cuando el sujeto es plenamente responsable. Esta interpretación
puede originar problemas respecto del art. 20 núm. 4 (primero), regulador de la legítima defensa,
donde se reputa agresión ilegítima para el caso de los bienes, el ataque a los mismos que consti-
tuya “delito” (o falta). Sería excesivo exigir que el ataque deba ser realizado por una persona cul-
pable, pues no quedaría justificada la defensa ante un hecho antijurídico de un inimputable, por
ejemplo. No es suficiente con que la acción sea meramente típica, puesto que ello sería admitir la
posibilidad de legítima defensa contra una agresión legítima. Sí cabe legítima defensa, sin embargo,
ante una agresión antijurídica, aunque no sea culpable ni punible». Pero cabe la posibilidad de que
no sea legítima por lo que la tipicidad podría ser suficiente. Y así otros más. Cfr. np 569.
544. Vid. STS 1197/2001, de 20 junio (ponente: Bacigalupo Zapater), referida al delito de
fraude de subvenciones (art. 308 CP): «La segunda parte del argumento, a su vez, presupone una
errónea concepción de la accesoriedad de la participación. Como es sabido y generalmente admi-
tido en el derecho vigente rige el criterio de la accesoriedad limitada, según el cual toda partici-
pación presupone un hecho principal típico, antijurídico y doloso. Por lo tanto, el derecho posi-
tivo excluye otros criterios que ya nadie postula seriamente en esta materia: las llamadas
accesoriedad extrema, que requiere que el hecho principal sea culpable, y la hiperaccesoriedad,
que exigiría también la punibilidad del hecho principal». Vid. np 585. La STS 1394/2009, de 25
enero (ponente: Marchena Gómez, Caso Saqueo Marbella), referida al delito de malversación de
caudales públicos (art. 432): «La importancia que el principio de accesoriedad tiene en la dogmá-
tica mayoritaria y en la jurisprudencia de esta Sala, no necesita ser argumentada. De hecho, aquel
principio ha llegado a ser considerado como una necesidad conceptual. Ello no debe ser obstácu-
lo, sin embargo, para reconocer que no faltan propuestas dogmáticas minoritarias que explican la
coparticipación sin necesidad de recurrir al principio de accesoriedad, argumentando que el par-
tícipe realiza su propio injusto. Pese a todo, es cierto que esta Sala —en sintonía con la doctrina
dominante—, ha convertido el principio de accesoriedad en uno de los fundamentos del castigo
del partícipe y de este dato incuestionable hemos de partir para concluir la ausencia de la infrac-
ción legal que denuncia el recurrente. […]. Para que pueda haber accesoriedad es indispensable
que exista un hecho principal típicamente antijurídico. El que ese hecho de relevancia jurídico-
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Aunque soy consciente de que voy contra corriente, propongo ciertos argumentos. Si
la opción para todo el CP fuera la accesoriedad limitada, porqué se ha referido espe-
cíficamente a esta sólo para dos casos (arts. 300 y 453)545 ¿no hubiera sido más idónea
una disposición general al respecto? Es verdad que este grado de accesoriedad también
puede predicarse de otros tipos del CP, aunque no todos la requieren pues algunos
tienen una diferente: hay que determinarla tipo por tipo.
penal pueda ser atribuido a una persona concreta o que aquélla a la que inicialmente se imputa-
ba resulte absuelta, en nada afecta a la afirmación de accesoriedad». La STS 606/2010, de 25 junio
(ponente: Varela Castro), referido al delito contra la Hacienda de la Comunidad Europea (art. 305):
«Tal precepto concibe la participación conforme a la denominada accesoriedad limitada. Basta la
comisión de un hecho antijurídico, aunque su autor no sea culpable. Pero, doctrina y jurispruden-
cia convienen en que se excluye si el hecho del autor está justificado. Es decir, no se admite que
la participación esté condicionada por una accesoriedad mínima». Entre otras.
En el TS se adopta la accesoriedad limitada desde 1985: SsTS de 27 mayo 1985, (ponente: de
Vega Ruiz): «Que el encubrimiento, como forma de participación en el delito, no supone la inter-
vención directa, material, inductiva o por cooperación necesaria, respecto del hecho criminoso,
sino únicamente la contribución por favorecimiento o cooperación posterior al mismo, en un plano
de accesoriedad limitada, siempre que el hecho principal sea, al menos típicamente antijurídico
[…]». La 190/1995, de 16 febrero (ponente: Delgado García), referido al delito de fraude y exaccio-
nes ilegales (art. 400): «Recientemente ha adquirido firmeza en la doctrina de esta Sala la posibi-
lidad de condenar como partícipes en un delito especial a quienes no reúnen la condición exigida
en el tipo para ser sujeto activo del delito. Existiendo el hecho típico y antijurídico (accesoriedad
limitada) si alguien toma parte con un comportamiento de inducción o complicidad (necesaria o
no necesaria) habrá de responder conforme a las mencionadas normas de extensión de la pena».
Esta última sentencia pone de manifiesto cómo se usa la figura de la accesoriedad limitada para
otro delito diferente a los que la regulan expresamente.
545. En el código penal anterior no había imperativo legal de referencia que especificara la
situación de accesoriedad de los tipos, como ahora hay alguno (accesoriedad limitada: con los arts.
300 y 453 CP), aunque ya se entendía que la limitada era la opción más viable, vid. BLANCO COR-
DERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, p. 263. Entonces, ¿por qué ser reiterativo o espe-
cífico para unos casos? Cfr. SÁNCHEZ-OSTIZ GUTIÉRREZ , ¿Encubridores o cómplices?, p. 420: «No
me parece correcto afirmar que, al amparo de lo dispuesto en los arts. 300 y 453, en el encubri-
miento rige sin más la accesoriedad limitada, pues ello resulta impreciso. Y si lo que pretende
resaltarse es la vinculación con la participación, tampoco es correcto, porque no responde a la
misma razón de ser la dependencia en uno y otro caso». Sin embargo, el concepto material de
delito (y estratificado: conducta-típica-antijurídica-culpable-punible-ejecutada) no depende del de-
recho positivo vigente, sino que es previo a él, vid. KUHLEN, «¿Es posible limitar el Derecho penal
por medio de un concepto material de delito?», en WOLTER /F REUND (eds.), El sistema integral del
Derecho penal. Delito, determinación de la pena y proceso penal, trads. SILVA SÁNCHEZ /BENLLOCH
PETIT/ ET AL ., Madrid-Barcelona, 2004, p. 131.
234
546. En la participación delictiva sólo si el hecho principal está en el estadio de conducta típi-
ca y antijurídica y ya se iniciaron los actos ejecutivos relevantes penalmente (accesoriedad limitada
cualitativa y cuantitativa), puede atribuirse responsabilidad penal a los partícipes intervinientes.
547. Sobre la idea de que el concepto de tipo se refiere al tipo de injusto —en estadio de
antijurídico—, vid. NAVARRO F RÍAS, Mandato de determinación y tipicidad penal, pp. 2 ss.
548. Vid. np 113.
235
6. En general, si nos interesara el «contenido del dolo» habría que distinguir su-
puestos donde se requieren diversos «grados de dolo» respecto de los estadios del
hecho previo que se necesita conocer para configurar el tipo conexo-subsiguiente: por
ejemplo, un tipo conexo-subsiguiente que requiera la accesoriedad de la subsecuencia
máxima, podría requerir conocer el tipo del hecho previo con un dolo directo de se-
gundo grado, su antijuridicidad con un dolo directo de segundo grado y su culpabili-
dad con un dolo eventual, y así muchas combinaciones. Para esta investigación el
grado del dolo es único (conocimiento) y sólo interesa el «objeto del dolo»: cambia la
cantidad de estadios del hecho previo que se deben conocer, según cada tipo penal lo
requiera549 (ver Anexo 3).
7. El tratamiento de la accesoriedad de la subsecuencia básica deviene innecesa-
rio. Al ser entendida como el estadio que requiere que el hecho previo se encuentre
549. Para los grados del dolo, vid. JAKOBS, DP. PG., 1997, pp. 317 s. y 342 ss. Para la «con-
ducta riesgosa» como objeto del dolo, vid. GARCÍA C AVERO, DP. PG., pp. 415 s.
236
realizado sólo en la conducta humana (la acción), no resulta posible un análisis sobre
su legalidad o relevancia penal (porque aún no es momento de analizar su vigencia
normativa, sino sólo su relevancia antropológica). Debido al «principio de legalidad»,
toda conducta para poder ser castigada con una pena debe estar previamente recogida
en las normas penales como delito o falta (concordando lo regulado en los arts. 1.1,
2.1 y 4.1 CP), y al ser consideradas sólo «conductas» no interesan al Derecho penal.
Por eso el punto de partida del análisis jurídico es el tipo (lo que ya está en la ley),
que ya contiene conductas.550
Quizá por eso llama M AYER «accesoriedad mínima» al estadio que ya empieza a
ser relevante jurídico-penalmente: tipicidad. Seguiré esta denominación para poder
entender mejor el escenario de la subsecuencia.
550. Para la idea de que resulta relevante jurídico-penalmente, para la imputación jurídico-
penal, el estadio siguiente a la acción o conducta, vid. JAKOBS, DP. PG., 1997, p. 187 párr. 46. De
hecho considera que la acción (conducta) es el contenido mínimo común de los tipos, ibidem, p.
199 párr. 67. En el mismo sentido, de analizar la pertinencia de que el análisis de delito empiece
desde el estadio de tipicidad, vid. SILVA SÁNCHEZ , Normas y acciones en Derecho penal, pp. 45 ss.
Cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA , Autoría y participación, p. 117, como estadio sin relevancia jurídi-
co-penal si se trata de atribuir responsabilidad a los partícipes. Pero, ¿el delito sólo es tal si es
declarado por un juez? Para la visión histórica de cómo el delito era considerado la mera «obser-
vación práctica-sensorial e inmediata y no un esclarecimiento», vid. H ERZOG, «Miscelánea sobre
la dialéctica del esclarecimiento del delito», trad. F ELIP I SABORIT, en SILVA SÁNCHEZ (dir.), La in-
sostenible situación del Derecho penal, Estudios de Derecho Penal del Área de Derecho Penal de
la Universidad Pompeu Fabra, Granada, 2000, pp. 41 ss.
551. Acepta este estadio como una posibilidad, a manera de excepción de la posición mayori-
taria que reconoce la accesoriedad limitada como el modelo vigente, vid. FUENTES OSORIO, La
preparación delictiva, p. 217. Vid. BOLDOVA PASAMAR , La comunicabilidad de las circunstancias y
la participación delictiva, pp. 145 ss. En sentido contrario, vid. OLMEDO C ARDENETE, La inducción
como forma de participación accesoria, pp. 209 ss. Vid. np 294 (opinión de SÁNCHEZ L ÁZARO).
552. Para la idea de la identificación de la conducta con el tipo, vid. JAKOBS, DP. PG., 1997,
pp. 199 s. párr. 67.
553. Para la idea de que lo no tipificado es indiferente para el Derecho penal, pero desde
que lo está ya no, vid. ROXIN, Política criminal y estructura del delito: elementos del delito en
base a la política criminal, pp. 72 ss. Para la idea de que no existe el «el injusto legal», sino que
237
desde el cual puede haber análisis jurídico-penales relevantes: alguien ya podría ad-
herirse a los resultados de esta conducta típica con un sentido diverso.
Este paso se llama «tipicidad» e implica que la conducta regulada ya está prohibida
desde este momento.554 ¿Podría un hecho conexo-subsiguiente servirse de uno previo
en sede de tipicidad para terminar de configurarse? ¿Podría surgir la duda sobre tener
que exigir también la antijuridicidad de los hechos previos para que se configuren
ciertos hechos conexos-subsiguientes, debido a que si, por ejemplo, se presentara al-
guna causa de justificación en el previo, sería esto obstáculo para poder perseguir el
delito conexo-subsiguiente que se aprovechara de los efectos o elementos provenien-
tes de la infracción previa justificada (sería típica pero no antijurídica)? Pienso que en
este caso el hecho estaría justificado para los intervinientes del previo, pero esto no
es necesariamente relevante para el «autor conexo-subsiguiente» o «intervinientes
conexos-subsiguientes». De un hecho típico previo podría utilizarse algún elemento
para realizar un hecho nuevo. La simple prohibición penal de una conducta debe bas-
tar para que otros no se aprovechen de lo que en virtud de esta vulneración penal se
haya podido realizar. Aunque los intervinientes en el previo tengan una justificación,
los intervinientes del conexo-subsiguiente no tienen justificación para utilizar un
hecho previo típico para realizar un nuevo delito.
Para analizar la antijuridicidad de la «conducta prohibida por tipificada» —dar el si-
guiente paso en la «teoría estratificada del delito»—555 habría que revisar no sólo el mismo
Código penal sino otras ramas del Derecho en las que puedan existir algunas justificacio-
nes —excepciones— para poder realizar aquellas «conductas prohibidas». Únicamente al
no encontrar alguna justificación, en todo el sistema jurídico, se confirmará la prohibición
de la conducta tipificada. Pero sólo se confirmará la prohibición (antijurídico)556 de lo que
la ley, el tipo penal, sólo regula hechos, vid. NAUCKE, en SILVA SÁNCHEZ (dir.), La insostenible si-
tuación del Derecho penal, pp. 541 ss.
554. Se ha dado vigencia histórico-normativa, como prohibida, a una conducta determinada
con todas las garantías penales («principio de determinación», «principio de lesividad», etc.) y
democráticas, para que desde ese momento (fecha cierta) todos los ciudadanos se vean coercidos
y, más tarde —si es necesario— coaccionados, a obedecerlas (es decir, la conducta típica está
prohibida). Analiza al tipo como la materia de la prohibición, vid. WELZEL , El nuevo sistema del
derecho penal: una introducción a la doctrina de la acción finalista, trad. CEREZO M IR , Barce-
lona, 1964, pp. 44 ss. Vid. np 582 (la opinión de ROXIN).
555. Para la idea de esta teoría, vid. JESCHECK /WEIGEND, Tratado, 2002, pp. 213 s. Para la idea
que la teoría del delito —con consistencia interna— debe estar basada en los conceptos de «per-
sona» y «lesión jurídica», vid. JAKOBS, Dogmática de Derecho penal, pp. 32 s. Crítico de esta
teoría es, vid. SCHÜNEMANN, Derecho penal contemporáneo, pp. 56 ss., 81 ss. y 127 ss.; pues
plantea sólo una estructura bimembre: el injusto y la culpabilidad. Vid. np 668.
556. Para la relevancia de la antijuridicidad como momento posterior a la tipicidad, pero como
momento que se verifica por la ausencia de otras autorizaciones, vid. M IR P UIG, ADPCP 26 (1973),
p. 327: «De la argumentación seguida se desprende que “delito” o “falta”, como “tipo legal”, signi-
fica no sólo el conjunto de elementos fundamentadores —positivos— de la antijuricidad. Si así
fuese, no sería más que el “tipo” dogmático strictu sensu. El “tipo legal” exige además, negativa-
mente, la ausencia de causas de justificación: se corresponde con el llamado “tipo total”
(Gesamttatbestand) de injusto». La cursiva es del original. Para más sobre las relaciones entre
tipicidad y antijuridicidad, vid. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA , Tratado de Derecho Penal. PG., pp. 607
ss., y para la idea de que el análisis de la antijuridicidad tiene su punto de partida en los princi-
pios y reglas contenidos en la Constitución, vid. ibidem, pp. 638 s. Vid. np 273 y 574.
238
ya estaba prohibido (lo típico). Podría decirse que: la tipicidad es la prohibición penal en
sí misma y la antijuridicidad es la prohibición de todo el sistema jurídico557 —para esa
conducta—. Y así se respeta la coherencia de todo el sistema jurídico.
La accesoriedad que exige la antijuridicidad del hecho es la aplicada mayoritaria-
mente para entender desde cuándo se puede intervenir con relevancia penal para
todos los delitos del CP. Pero con lo que venimos diciendo, es posible que sea necesa-
rio revisar este planteamiento. Desde que una conducta es típica, quiere decir que el
riesgo que implica y que se pretende impedir es lo suficientemente relevante para que
haya sido regulada en una norma jurídica; y ya puede ser útil para que otros tipos
penales —conexos-subsiguientes— puedan utilizar los elementos que les resulten per-
tinentes para su propia configuración. La idea de «delito incompleto»558 puede estar
demandando una revisión para «rebajar» su exigencia al estadio de tipicidad para al-
gunos delitos. Si sólo se aplicara la idea de delito como conducta-típica-antijurídica
muchos tipos penales analizados como conexos-subsiguientes, y que hacen mención
a un delito previo, tendrían que referirse a que este —el previo— es siempre como
mínimo una conducta-típica-antijurídica; sin embargo, algunos necesitan sólo una
conducta-típica y otros algo más (conducta-típica-antijurídica-culpable, o conducta-tí-
pica-antijurídica-culpable-punible, o conducta-típica-antijurídica-culpable-punible-eje-
cutoriada). La idea de conducta-típica-antijurídica no abarca o matiza a todas las rela-
ciones internas en el Código penal.
Una respuesta acomodada a lo que ahora nos ocupa parece enfrentada con el
concepto de delito recogido en el CP (art. 10): son delitos o faltas las acciones y omi-
siones dolosas o imprudentes penadas por la ley. En todo caso, pareciera, que con
este precepto el Código penal toma en consideración la accesoriedad máxima (cuan-
do dice «penadas»),559 al tiempo que parece que en varios ámbitos lo que rige es la
239
560. Vid. RUIZ A NTÓN, CPC 11 (1980), p. 53: «De acuerdo con la opinión mayoritaria, es bas-
tante que el autor realice, por lo menos, un hecho típico y antijurídico (accesoriedad limitada); y
en tanto el hecho principal no haya adquirido esa relevancia jurídico-penal, no es posible funda-
mentar un contenido de injusto en la conducta desarrollada por el partícipe». Opina que en Es-
paña se ha determinado a la «accesoriedad limitada» como base del CP, en JESCHECK /WEIGEND,
Tratado, 2002, p. 712. Vid. np 542, 543 y 544.
561. C ADENAS CORTINA , CPC 56 (1995), p. 377. Esta autora critica implícitamente la accesorie-
dad limitada, al menos para lo que expone.
240
562. Para la idea de ambas tipicidades, vid. GARCÍA C AVERO, DP. PG., p. 317. Para un interesan-
te análisis sobre que el tipo subjetivo acontece previamente —es primero en el tiempo— respecto
del tipo objetivo —magnitud social—, y sobre que el segundo es objeto del primero, vid. JAKOBS,
DP. PG., 1997, p. 223 párr. 1 y p. 310, pero uno y otro deben ser congruentes (p. 224 párr. 2).
563. Vid. ROXIN, Autoría y dominio del hecho en Derecho penal, trad. CUELLO CONTRERAS/ET
AL ., 7.ª ed., Madrid, 2000, p. 406, quien expresa: «Integrando el dolo en el tipo, podría parecer
inadmisible estimar participación sin un hecho principal al menos típico. Pero ocurre que el prin-
cipio de accesoriedad no requiere, en tanto caracterizado por la “esencia” de la participación, más
que una acción objetivamente típica». Para la comprensión del «tipo objetivo», como siempre unido
al tipo subjetivo, vid. GARCÍA C AVERO, DP. PG., pp. 317 ss., y JAKOBS, DP. PG., 1997, p. 223 (vid.
np 562). Sobre que el tipo objetivo no es el injusto, o que si faltando el tipo subjetivo no estamos
ante lo cualitativamente injusto, y sobre que es el objeto del tipo subjetivo, vid. ibidem, pp. 223
ss. Sobre que el dolo debe contener a todos los elementos del tipo objetivo, vid. R AGUÉS I VALLÈS,
El dolo, p. 165 (vid. np 621), I DEM, La ignorancia deliberada, p. 104 (vid. np 655) y PÉREZ M AN-
ZANO, en M ARTÍNEZ A RRIETA , El encubrimiento, la receptación y blanqueo de dinero, p. 222 (vid.
np 622). Para ejemplos de los elementos del tipo objetivo, vid. JESCHECK /WEIGEND, Tratado, 2002,
p. 316 (vid. np 496). Para la idea del tipo objetivo y el blanqueo, vid. LOMBARDERO E XPÓSITO,
Blanqueo de capitales, p. 157 (vid. np 481); y de que el tipo objetivo del blanqueo es muy amplio,
vid. L AMPE, EPC 20 (1997), p. 114 (vid. np 7). Como dato indiciario de lo que implica el injusto,
vid. ROXIN, Teoría del tipo penal, p. 70; y para las relaciones entre el tipo objetivo y subjetivo,
vid. I DEM, DP. PG. T. I, 1997, pp. 303 ss. Cfr. np 578 (para la idea de «injusto objetivo»).
564. Cfr. R EY HUIDOBRO, El delito de tráfico de drogas: aspectos penales y procesales, pp.
181 s., quien considera que al tráfico de drogas se le aplica la accesoriedad limitada. Cuando yo
opino que basta la mínima.
565. Fuera de nuestro objeto de estudio encontramos varios casos en que siendo el mismo
sujeto activo, sin embargo, la subsecuencia está presente si el previo se encuentra en «accesoriedad
241
de la subsecuencia mínima»: 195.3 (omisión del deber de socorro) y 197.4. párr. 1 y 5 (descubri-
miento y revelación de secretos).
242
6. Aunque prima la idea de delito desde que el hecho está en accesoriedad limita-
da (antijurídico), también podemos apreciar que ciertos hechos delictivos pueden ser-
virse de hechos previos en estadio de accesoriedad mínima (típico). Siempre que el
hecho configurado en este estadio haya producido el elemento necesario para la con-
figuración del hecho conexo-subsiguiente.
566. Vid. RUIZ A NTÓN, CPC 11 (1980), pp. 62 s.: «[…]; en segundo lugar, que para poder de-
terminar un contenido de injusto en la conducta del partícipe es suficiente una contribución a la
realización del hecho típico y antijurídico que lleva a cabo el autor (accesoriedad limitada)». Esto
es, para lo que estudio, que el hecho previo debe estar en este estadio del delito para poder re-
lacionarlo con el hecho conexo-subsiguiente.
567. Vid. A BEL SOUTO, RCP 2, Vol. 1 (2.º semestre 1998), p. 300: «[…] delito previo, por tal
ha de entenderse un hecho típico y antijurídico, es decir, no concurrirán los tipos del art. 451
cuando se encubran hechos justificados […], pero sí cabrá el encubrimiento de autores o partícipes
243
amparados por una causa de exculpación o exentos de pena (art. 453 NCP)». La cursiva es del
original. Un sistema que defienda la protección de la vigencia de la norma no tiene en sus pará-
metros la idea de accesoriedad limitada, cfr. JAKOBS, Dogmática de Derecho penal, p. 96.
568. Vid. M IR PUIG, ADPCP 26 (1973), pp. 326 s., en su opinión sobre el encubrimiento: «Así
se deduce de que dicho art. [546 bis f] limite la salvedad que prevé al caso de que “el autor del
hecho” fuere irresponsable o estuviere exento de pena. La causa de la impunidad debe, según esto,
residir en el autor, no en el hecho. Este resultado interpretativo se aviene con los postulados de la
accesoriedad limitada de la participación». E ibidem, p. 328: «Las observaciones formuladas […]
permiten concluir que los términos “delito” y “falta” exigen, por lo menos, la antijuricidad típica del
hecho, esto es, equivalen a “tipo total de injusto”». La cursiva es del original. Vid. np 556.
569. Para una visión crítica sobre que en este artículo se regula la relación de accesoriedad
limitada y no el «principio de accesoriedad limitada», pues el legislador no busca regular los prin-
cipios que rigen la participación delictiva, sino sólo la relación entre dos hechos, vid. A RÁNGUEZ
SÁNCHEZ , El delito de blanqueo, pp. 198 ss. Con este razonamiento, entonces, la accesoriedad
puede presentar diversos matices en los demás supuestos de subsecuencia, pues no se ha optado
por un único nivel de aquella, sino que habrá que estar a cada requerimiento del tipo. Vid. BLAN-
CO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2012, pp. 281 s., quien confirma lo dicho por
A RÁNGUEZ , pero es más crítico en cuanto que prefiere no usar ninguna expresión referida a la
«accesoriedad limitada», y además afirma que lo relevante es el cómo se determina la actividad
delictiva previa. Cita la STS 1501/2003, de 19 de diciembre (ponente: Sánchez Melgar), como ejem-
plo de que hasta podría requerirse que el hecho previo del blanqueo se encuentre en el estadio
de tipicidad. Sobre que el art. 300 CP consagra la accesoriedad limitada, vid. PALMA H ERRERA , Los
delitos de blanqueo, p. 324, entre otros. Para más sobre el «principio de accesoriedad», vid. BOL-
DOVA PASAMAR , La comunicabilidad de las circunstancias y la participación delictiva, pp. 132 ss.
y 152 ss. Analiza que el principio de accesoriedad limitada está vigente en Portugal, vid. CORTES
ROSA , «La función de la delimitación de injusto y culpabilidad en el sistema del Derecho penal»,
trad. SILVA SÁNCHEZ /M ELERO M ERINO, en SILVA SÁNCHEZ , (ed.)/SCHÜNEMANN/De F IGUEIREDO DIAS
(coords.), Fundamentos de un sistema europeo del Derecho penal. Libro homenaje a Claus Roxin,
Barcelona, 1995, pp. 255 s. Vid. np 132 y 294.
570. Vid. SÁNCHEZ-OSTIZ GUTIÉRREZ , en BALCARCE/ET AL ., Nuevas formulaciones en las ciencias
penales: homenaje al profesor Claus Roxin, pp. 407 s. E I DEM, ¿Encubridores o cómplices?, pp.
400 s.: «La conducta de quien obra encubriendo al que actuó al amparo de una causa de justifi-
cación resulta impune, según lo dispuesto en el artículo 453, a contrario. A la misma conclusión
se llega para la receptación, en virtud del artículo 300, a pesar de la ligera divergencia de su texto
respecto al primero. […]. A partir de dicho régimen se ha descrito la dependencia del encubri-
miento y la receptación respecto al hecho previo como de accesoriedad limitada». La cursiva es
del original. También, vid. GILI PASCUAL , El encubrimiento en el Código penal de 1995, pp. 64 ss.
Vid. np 542 y 567.
244
Entonces, cada estadio —estrato o sede— del delito sigue tendiendo plena vigen-
cia para determinar el avance del hecho. Y de ahí cada sistema jurídico, según su Po-
lítica criminal vigente, puede determinar desde cuándo atribuir responsabilidad penal
a los intervinientes, ya sea de manera global, o según cada hecho analizado singular-
mente. El CP español y las Políticas criminales que lo informan, no han hecho alguna
declaración formal sobre la opción adoptada, lo único que encuentro son opiniones
571. Vid. L OMBARDERO E XPÓSITO, Blanqueo de capitales, p. 213. Con la misma idea, vid.
BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, pp. 259 s.; y vid. A R ÁNGUEZ S ÁN -
CHEZ , El delito de blanqueo, pp. 199 s. Comenta la idea de ausencia de responsabilidad y de
exención de pena del art. 300, RODRÍGUEZ MOURULLO, Comentarios al CP, p. 860: «Los supues-
tos de ausencia de responsabilidad son los regulados en el art. 20 CP, si bien dado el alcance
del principio de accesoriedad limitada la ausencia de responsabilidad se encuentra aquí restrin-
gida a los supuestos de exculpación (enajenación mental, minoría de edad penal, miedo insu-
perable, etc.). Los casos en los que quepa apreciar una causa de justificación, ex artículo 20,
están excluidos».
572. Vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, p. 260: «No es preci-
so, por tanto, que el “delito” contenga todas las características dogmáticas exigidas por la ciencia
del Derecho Penal, sino que se acoge un “sentido incompleto y abstracto” de los tipos legales, y,
por tanto, de los “delitos”». Pienso que esto no es sólo aplicable para la antijuridicidad.
573. JESCHECK /WEIGEND, Tratado, 2002, pp. 705 s. La negrita es del original.
245
574. Para más sobre el «delito completo» según M IR P UIG, vid. FARALDO C ABANA , EPC 21 (1998),
p. 136. Para la idea de delito completo como no sólo la adecuación a un tipo legal sino también
un juicio concreto de culpabilidad y punibilidad, vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de
capitales, 2002, p. 259. Pero sobre todo en M IR P UIG, ADPCP 26 (1973), p. 322 np 4: «Delito com-
pleto y delito incompleto se distinguen, pues, por la concurrencia o no de la culpabilidad y, en
su caso, punibilidad»; también BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, p. 279:
«Sin embargo, entendemos el término delito empleado en el Código Penal en “sentido incompleto
y abstracto”. Por eso, parece ser suficiente con que se pruebe la existencia de un hecho previo,
en sentido abstracto, sin necesidad de que exista un autor individualizado». Por eso, según el caso,
es incompleto tanto el antijurídico como el típico. La cursiva es del original. Cfr. BLANCO CORDE-
RO, El delito de blanqueo de capitales, 1997, pp. 236 ss., y VIVES A NTÓN/ORTS BERENGUER / ET AL .,
DP. PE., 2008, p. 658. Vid. np 273, 541 y 556.
246
importar si es culpable;575 otros agregan que ni punible.576 Esto bastará para configu-
rar el requisito indispensable de algunos tipos conexos-subsiguientes. Es decir, tenien-
do en cuenta que no es necesario un conocimiento concreto de algunos elementos del
hecho previo, sí deberá conocerse que este es típico y antijurídico.577
6. Además, si ahondamos en el análisis de los tipos conexos-subsiguientes que
requieren este estadio, observo que sólo necesitan que se encuentre configurada la
variante del «injusto objetivo»578 del hecho previo, no la subjetiva. Considero que sólo
basta que se configure el «injusto objetivo» del hecho previo para que se pueda empe-
zar a configurar un tipo conexo-subsiguiente. Y aunque ya estuviera configurada la
variante objetivo-subjetiva no será relevante, pues basta lo primero.
Dejando de lado la discusión sobre si los elementos subjetivos, adicionales al dolo,
sirven para la determinación subjetiva del tipo o para la objetiva, o si son realmente
del tipo; aunque el hecho previo requiera elementos subjetivos del tipo para su confi-
guración, sólo con la verificación de sus elementos objetivos se posibilita el comienzo
de la realización o la configuración de otro hecho, uno conexo-subsiguiente. Pues a
este le basta que algo de un hecho previo, con el estadio requerido, pueda ser utiliza-
575. Cfr. M ARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ , «La dimensión internacional del blanqueo de dinero», en
GARCÍA A RÁN (dir.), El fenómeno de la internacionalización de la delincuencia económica, Madrid,
2005, p. 226. Vid. L AMPE, EPC 20 (1997), p. 133. Y, refiriéndose al blanqueo de capitales, expresa
que: la culpabilidad es relevante sobre todo por aspectos probatorios, pues, precisamente para
evitar las dificultades probatorias es que en Alemania se ha ampliado la figura para permitirse su
comisión por imprudencia grave, según lo dice la exposición de motivos del § 261, sin embargo,
estos motivos meramente procesales contradicen el principio de culpabilidad (sólo se puede penar
la imprudencia cuando se presente como merecedora de pena).
576. Tamaña apertura e indeterminación del tipo penal atenta contra el principio de seguridad
jurídica, según FARALDO C ABANA , EPC 21 (1998), p. 142. Pero otros tipos penales sí requerirán esta
clase de determinación. La «apertura» es mucha para tipos que requieran menos (antijuridicidad),
pero la «apertura» es correcta para tipos que requieren más (culpabilidad, penalidad, etc.).
577. Así también lo considera PALMA H ERRERA , Los delitos de blanqueo, pp. 559 s.
578. Para M EZGER y los neokantianos, el injusto objetivo era suficiente para que empiece a
configurarse la accesoriedad de la participación. De hecho bastaba la combinación de tipo objeti-
vo e injusto objetivo más la ausencia de causas de justificación. Con WELZEL y el finalismo el punto
de vista cambia y el injusto debe estar configurado objetiva y subjetivamente para poder atribuir
responsabilidad penal de partícipe. M EZGER rompe con la neutralidad del tipo penal, pues no
separa el tipo y la antijuridicidad, sino que considera que aquél contiene la formulación específi-
ca de la antijuridicidad, que constituye el «injusto tipificado», vid. ROXIN, Teoría del tipo penal,
pp. 64 s. Más adelante analiza cómo WELZEL confundió el «tipo de injusto» como el que «contiene
todos los elementos objetivos y subjetivos indicadores de la antijuridicidad». Aunque luego aclara
que el tipo de injusto comprende sólo elementos objetivos, dónde parece incluir el dolo, en cuan-
to que objetivamente debe verificarse (ibidem, p. 80). Vid. WELZEL , Estudios de Derecho penal:
estudios sobre el sistema de derecho penal, causalidad y acción derecho, penal y filosofía, trad.
A BOSO, Montevideo, 2003, pp. 35 ss. Vid. ROXIN, DP. PG. T. I, 1997, pp. 557 ss. párrs. 1 ss., donde
analiza que el injusto está formado por la tipicidad y la antijuridicidad, aunque establece una
distinción a tener en cuenta (párr. 3): «Los conceptos sistemáticos penales de la “antijuridicidad”
y del “injusto” se distinguen en que la antijuridicidad designa una propiedad de la acción típica,
a saber, su contradicción con las prohibiciones y mandatos del Derecho penal, mientras que por
injusto se entiende la propia acción típica y antijurídica, o sea el objeto de valoración de la anti-
juridicidad junto con su predicado de valor. Así pues, en el concepto del injusto se reúnen las tres
categorías delictivas de la acción, tipicidad y antijuridicidad». Vid. np 563 y 763.
247
Arts. 156 bis.2 (tráfico ilegal de órganos humanos: «…conociendo su origen ilíci-
to…»); 170.2 (amenaza a un grupo con un mal que constituya delito pidiendo recom-
pensa: «…, los que, con la misma finalidad y gravedad, reclamen públicamente la
comisión de acciones violentas…»); 171.3 (amenaza con un mal que no constituya
delito: «…amenaza de revelar o denunciar la comisión de algún delito…»); 177 bis.1
(trata de seres humanos: «…el que, …, la víctima nacional o extranjera…, transporta-
re, trasladare, acogiere, recibiere o la alojare con cualquiera de las finalidades siguien-
tes: a) La imposición de trabajo o servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares
a la esclavitud o a la servidumbre o a la mendicidad…»); 197.4. párr. 2 (descubrimien-
to y revelación de secretos: «…con conocimiento de su origen ilícito…»); 238.2.º, 3.º,
4.º y 5.º (robo con fuerza: «…se apoderaren de las cosas muebles ajenas… cuando
concurra alguna de las circunstancias siguientes: 2.º Rompimiento de pared,… 3.º
Fractura de armarios, …para sustraer su contenido,… 4.º Uso de llaves falsas, 5.º
Inutilización de sistemas específicos de alarma o guarda»); 261 (falsedad documental
contable: «El que en procedimiento concursal presentare, a sabiendas, datos falsos
relativos al estado contable, con el fin de lograr indebidamente la declaración de
aquél,…»); 270.1, 2 y 3 (delitos relativos a la propiedad intelectual: «…sin la autoriza-
ción de los titulares…»; «… importen intencionadamente estos productos…»; «…quien
…, importe, ponga en circulación o tenga cualquier medio específicamente destinado
a facilitar la supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo téc-
nico que se haya utilizado para proteger programas de ordenador…»); 273.1, 2 y 3
(delitos relativos a la propiedad industrial sobre patentes, modelos de utilidad y otros
derechos: «…sin consentimiento del titular…»; «…de igual manera, y para los citados
fines…»; «…párrafo primero de este artículo concurriendo iguales circunstancias…»);
274.1 y 2 (delitos sobre marcas, nombres comerciales y rótulos de establecimientos:
«…sin consentimiento del titular…»; «… al que, a sabiendas, posea…»); 280 (divulga-
ción o utilización en provecho propio de secreto de empresa: «…con conocimiento
de su origen ilícito…»); 298.1 (…con conocimiento de la comisión de un delito con-
tra…); 299.1 (…con conocimiento de la comisión de hechos constitutivos de falta
contra); 301.1 y 2 (blanqueo de capitales: «…sabiendo que éstos tienen su origen en
una actividad delictiva,…»; «…, a sabiendas de que proceden de alguno de los deli-
tos…»); 306 (fraude a los presupuestos generales de la Unión Europea: «El que por
acción u omisión defraude a los presupuestos generales de la Unión Europea u otros
248
579. Vid. ROXIN, Teoría del tipo penal, pp. 13 y 47 s., dónde opina que el encubrimiento real
requiere el conocimiento de la antijuridicidad del hecho previo, no más; y para el encubrimiento
personal requiere el conocimiento de la punibilidad del previo.
249
ración con las actividades o las finalidades de una organización o grupo terrorista»;
«…quienes lleven a cabo cualquier actividad de captación, …, dirigida a la incorpora-
ción de otros a una organización…»); 576 bis.1 (recaudación de fondos para organi-
zación o grupo terroristas: «…o a sabiendas de que serán utilizados…»); 578 (apolo-
gía del terrorismo: «El enaltecimiento o la justificación por cualquier medio de
expresión pública o difusión de los delitos comprendidos en los artículos…»); 598
(procurar, revelar, falsear o inutilizar información reservada o secreta: «El que, …,
revelare, falseare o inutilizare información legalmente calificada como reservada o
secreta…»); 602 (uso de información secreta relacionada con la energía nuclear: «El
que…, revelare, sustrajere o utilizare información legalmente calificada como reserva-
da o secreta…»); y 607.2 (apología del genocidio: «La difusión …de ideas o doctrinas
que justifiquen los delitos tipificados en el apartado anterior…»).
580. Vid. T RAPERO BARREALES, Los delitos contra la seguridad vial: ¿una reforma de ida y
vuelta?, Valencia, 2011, pp. 231 ss.; y GÓMEZ PAVÓN, El delito de conducción bajo la influencia de
bebidas alcohólicas, drogas tóxicas o estupefacientes. Y análisis del artículo 383 del Código Penal,
4ª ed., Barcelona, 2010, pp. 279 ss.
581. Utiliza este nombre para este grado de accesoriedad, M AYER , Derecho penal. Parte Ge-
neral, trad. POLITOFF L IFPSCHITZ , Montevideo-Buenos Aires, 2007, p. 501.
582. La postura de JAKOBS y sus discípulos defiende que el injusto debe entenderse como
«hecho culpable», o desde la culpabilidad, como el «injusto culpable», porque su punto de partida
es entender el delito como desautorización de la vigencia de la norma, vid. ROBLES PLANAS, La
participación en el delito, p. 222. En el mismo sentido, vid. ROXIN, InDret 4/2012 (Octubre), pp.
14 s. y la crítica en ibidem, p. 18: «WELZEL afirmó lo siguiente: “Veo en la descomposición del
delito en los tres elementos tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad el progreso dogmático más
importante de las últimas dos o tres generaciones” […]. Una cosa es que un comportamiento esté
prohibido bajo pena como lesión de un bien jurídico y otra muy distinta que la infracción de esa
prohibición esté castigada con pena en todos los casos. La prohibición o mandato jurídico-penal
se dirige a todos los ciudadanos como llamada a comportarse conforme a Derecho y por esa razón
debe separase de la culpabilidad, porque todo hecho típico presupone que se ha informado a los
ciudadanos sobre las prohibiciones y les han sido dadas unas pautas de comportamiento. Por lo
tanto, la objeción de que nadie debería estar obligado más allá de su capacidad no es concluyen-
te», y continúa en p. 19: «Al mismo tiempo, el hecho de que las reglas sobre medidas de seguridad
se conecten con el injusto y las penas con la culpabilidad, hace ineludible la división entre ambos
niveles del delito. Del mismo modo, la regulación de la teoría de la culpabilidad —según la cual
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galupo Zapater), referida al delito de fraude de subvenciones (art. 308 CP). Para más sobre la hi-
peraccesoriedad, vid. np 539 y 544.
586. Estudia y analiza como vigente —en las leyes— la idea de accesoriedad máxima en Ale-
mania, M EZGER , Tratado de Derecho penal, T. II, 1957, pp. 343 ss. Ahí mismo critica las distincio-
nes de M AYER sobre la accesoriedad.
587. Para la relevancia de la diferencia entre «autor punible» y «hecho punible», vid. np 300
(in fine). Para un desarrollo de la idea del «hecho punible», vid. KUHLEN, en WOLTER /F REUND, El
sistema integral del Derecho penal, pp. 130 ss.
588. Vid. BR ADY, «Categorical Analysis, Ancillary Offenses: Select Cases In Ninth Circuit», en
www.ilw.com/articles/2005,0707-brady.shtm (Febrero de 2012), quien analiza varios casos de sen-
tencias condenatorias logradas después de la confesión de los procesados, y con los datos de estos
juicios, posteriormente, junto con más y nuevos datos, ha servido para imputar nuevos delitos.
Obtenida la condena —y punición— del primer hecho se ha proseguido con el enjuiciamiento de
otros conexos-subsiguientes (ancillaries).
589. Además, encuentro un caso en que se requiere este grado de accesoriedad, pero cuando
el sujeto activo es el mismo en ambos hechos: art. 468.1, para el supuesto de «condena».
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590. La pena debe establecerse en función de la realización de los elementos del tipo, y
representa un estadio más de la teoría del delito, vid. S ILVA S ÁNCHEZ , InDret 2/2007 (Abril),
p. 6: «[…] necesidad de abordar la sistematización de las variables fácticas contenidas en los
diferentes hechos concretos que realizan el tipo, con el fin de posibilitar una individualización
“dogmática” de la pena». Continúa (p. 8): «Según lo indicado, la determinación de la pena
constituye, pues, la continuación cuantitativa de la teoría del delito». La misma idea, enten-
diéndolo como cuarta categoría de la teoría del delito, vid. R AGUÉS I VALLÈS , «Derecho penal
sustantivo y derecho procesal penal: hacia una visión integrada», en HURTADO P OZO (dir.)/S AN
M ARTÍN C ASTRO (coord.), La Reforma del Proceso Penal Peruano. Anuario de Derecho Penal,
Lima, 2004, p. 134; y G ARCÍ A P ÉREZ , La punibilidad en el Derecho Penal, Pamplona, 1997,
pp. 69 ss. Citando a M AYER , le llama «presupuestos de procesabilidad», vid. R OXIN, Teoría del
tipo penal, p. 173.
591. Además, encuentro dos casos en que se requiere este grado de accesoriedad, pero
cuando el sujeto activo es el mismo en ambos hechos: art. 468.1, para el supuesto de «prisión»;
y art. 469 (fuga del lugar de reclusión).
592. En un sentido diferente, analiza la conducta de este artículo y la del art. 471, como
formas participativas elevadas a la categoría de delito autónomo, vid. PALOMO DEL A RCO, «Del
quebrantamiento de condena», en G ÓMEZ TOMILLO, Comentarios al Código penal, 2.ª ed., Valla-
dolid, 2011, p. 1724.
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1. El objeto material593 podría ser uno de los elementos que mejor ejemplifique la
relación de subsecuencia, pues con él se aprecia materialmente la relación entre los
593. Vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, p. 235, citando a COBO
DE ROSAL y VIVES A NTÓN: agregaría que «[e]l objeto material del delito se define como la “persona
o cosa sobre la que recae la conducta típica”». La cosa puede ser material o inmaterial (vid. np 406).
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616. Vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, p. 262: «[…] accesorie-
dad limitada, criterio surgido en el ámbito de la participación, según el cual basta con que exista
una acción típica y antijurídica, sin necesidad de que concurra la culpabilidad del autor. Conforme
a ello, existía una dependencia entre el hecho delictivo previo y la receptación, en virtud de la
cual la sanción de una de ellas dependía de la realización típica y antijurídica de la otra. Se esta-
ba realizando, por tanto, un trasvase de conceptos de una categoría dogmática como era la parti-
cipación, a una figura delictiva independiente como era la receptación, hecho admisible desde el
punto de vista de la doctrina mayoritaria». El trasvase, entiendo, sólo es referido a la idea de
«dependencia» o «accesoriedad», que también podrá ser utilizada en la subsecuencia delictiva, pero
no a la manera de la participación.
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1. El dolo se presenta como uno de los factores de relación en los tipos conexos-
subsiguientes, en calidad de necesario. Entiendo por qué el legislador (y en consecuen-
cia la dogmática también debe hacerlo así —I.3—), lo regula como el punto de contac-
to ineludible, por el cual confluyen los demás factores (bien jurídico y accesoriedad),
uniéndose en el sentido jurídico-penal de un tipo conexo-subsiguiente. El dolo de los
tipos conexos-subsiguientes es el puente que relaciona los elementos de ambas con-
ductas, permitiendo que se configure la «subsecuencia delictiva».
Es el primero que explica la relación o fenómeno de subsecuencia.618 Se puede
responder de primera intención, y de manera sencilla, que: si un hecho anterior va a
618. Para los autores angloamericanos, el dolo (incluido en el concepto de «mens rea» como
«knowledge» —conocimiento—, a parte del «purpose», «recklessness» y «negligence»), es elemental
para entender y caracterizar a los tipos conexos-subsiguientes (ancillary offenses). Lo concretiza
A BRAMS, 1 Crim. L. Forum 1 (1989), pp. 34 s.: «The potential impact of the systematic use of ancil-
lary offenses on the criminal justice system can be characterized from still another perspective. In
connection with all of these offenses, the mens rea element plays a major role. Indeed, as mentioned
previously, for some of them, such as money laundering and Bank Secrecy Act violations, the actus
reus of the offense is outwardly innocent behavior--engaging in an ordinary bank transaction.
Criminal liability is based essentially on what the accused knew or intended. To an extent, the same
is true of the other ancillary offenses». Es decir: «El impacto potencial de la utilización sistemá-
tica de delitos [conexos] en el sistema de justicia penal puede ser caracterizado desde otra pers-
pectiva. En relación con todos estos delitos, el elemento de mens rea juega un papel importante.
En efecto, como se mencionó anteriormente, para algunos de ellos, como el lavado de dinero y
violaciones a la Ley de Secreto Bancario, el actus reus del delito es un comportamiento inocente
hacia el exterior —para participar en una transacción bancaria ordinaria—. La responsabilidad
penal se basa fundamentalmente en lo que el acusado sabía o intentó. Hasta cierto punto, lo
mismo es cierto de los otros delitos [conexos]». Para la comparación entre el «dolo» y el «mens
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