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RIESGOS LABORALES
-ERGONOMÍA-
Este documento consta de 5 temas o capítulos. El primero presenta una Introducción a la ergonomía y
a la psicosociología planteando unos conceptos fundamentales para entender su importancia para las
empresas y para el futuro de todos los trabajadores. Señala una serie de elementos, tales como el
trabajo, el trabajador, el centro de trabajo y el propio puesto, que no pueden dejar de considerarse en
toda intervención ergonómica.
El tema 2 se centra en el entorno organizacional exponiendo aquellos factores que desde fuera, tienen
una incidencia directa en la relación trabajo-persona. Trata de todo lo que en la Organización y su es-
tructura tiene que ver con la ergonomía y la psicosociología: desde las personas y su grado de prepa-
ración y participación, hasta el horario a establecer en el lugar concreto de trabajo, recordando tam-
bién los equipamientos de que debe disponer.
En el tema 3 el centro de atención es el trabajador, un ser tan interrelacionado con todo lo que le ro-
dea que, por su actividad y esfuerzo, desencadena una serie de mecanismos y reacciones en su en-
torno. Puntos importantes son la energía consumida, el factor alimentación en el trabajo, las repercu-
siones de la actividad laboral en los sentidos y la importancia de las posturas desde el punto de vista
ergonómico.
El tema 5 aborda las herramientas que una persona en un puesto de trabajo debe utilizar, y saber
usar, para desempeñar correctamente su labor. Las herramientas están directamente relacionadas
con el grado de mecanización y automatización existentes, y su uso exige formación y adiestramiento.
También conviene subrayar la necesidad de un uso correcto de los aparatos electrónicos que se utili-
zan en el trabajo administrativo.
De una forma lógica y progresiva el taller, mediante una gradual aproximación a cada punto del pro-
grama, conduce a los alumnos a profundizar en sus contenidos mediante una técnica de círculos con-
céntricos que desarrolla sistemáticamente cada tema.
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TALLER DE NOCIONES BÁSICAS
DE ERGONOMÍA Y PSICOSOCIOLOGÍA
Tema 1. INTRODUCCIÓN
Aclaración de conceptos
Definición
La palabra ergonomía proviene de la palabra griega "ergon", que significa trabajo y de "nomía" que
equivale a la expresión conocimiento o norma. Por tanto, es la ciencia que se ocupa de normalizar la
adaptación entre la persona y el puesto de trabajo.
En un sentido más estricto, cabe contemplar la ergonomía desde varios puntos de vista. Se la consi-
dera, por ejemplo, como aquella parte de la economía que estudia la capacidad humana en relación
con el ambiente de trabajo y los equipos manejados por el trabajador.
Desde un punto de vista industrial, y dada la importancia que ha ido cobrando cada vez más el estudio
científico del trabajo, la preocupación por el bienestar y la seguridad de los trabajadores también ha
ido adquiriendo relevancia a través de la aplicación de métodos científicos para resolver los riesgos en
el trabajo.
También existe el enfoque que le proporciona la medicina del trabajo y la psicología. En Europa, sobre
todo, es donde más se ha puesto el acento en aplicar a la ergonomía un doble criterio: el de la produc-
tividad, concepto más americano, y el de la carga humana del trabajo, como resultante de la carga fí-
sica y psíquica que toda actividad laboral conlleva.
En sí misma no es una ciencia normativa. De ahí que deba encaminarse, unida a la estadística y a la
propia sociología, hacia una concepción aplicada de la ciencia, derivando así los conocimientos psico-
lógicos y sociales a varios órdenes de la vida, entre ellos el del trabajo con todo lo que supone como
actividad humana fundamental.
Resumiendo lo antedicho, e intentando una definición que englobe lo más importante que se debe
contemplar desde la ergonomía, ésta puede definirse como sigue:
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“La ciencia que trata del conjunto de condiciones que deben respetarse para
que las personas puedan desarrollar de la manera más adecuada sus activi-
dades dentro del entorno del trabajo”.
La expresión ergonomía no tiene necesariamente un uso universal ya que en los países anglosajones
se utiliza frecuentemente la expresión "human factors engineering" y también “engineering psycholo-
gy”, aunque existe el término inglés "ergonomics".
Objetivos de la ergonomía
Todos los expertos coinciden en destacar los objetivos que hoy en día se persiguen en la mayor parte
de las organizaciones cuando en ellas existe preocupación por estudiar la ergonomía y buscar su apli-
cación efectiva en la práctica. Son éstos:
La propia evolución de la humanidad, tanto en su faceta económica y social como desde el punto de
vista educativo y cultural, ha determinado que en las sociedades más avanzadas se dé cada vez ma-
yor importancia al "factor humano" dentro del mundo del trabajo. Todo arranca de las revoluciones so-
ciales, entre los siglos XIX y XX, que provocaron el despertar de los trabajadores exigiendo unas con-
diciones de trabajo más dignas y que no supusiesen un riesgo para la vida y la salud. Es ahí donde
tienen muchos puntos de coincidencia la ergonomía y la prevención de riesgos laborales.
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Cuando se racionaliza la actividad laboral dentro de las organizaciones, es lógico que se produzca un
cambio de orientación importante y que vaya apareciendo una mayor preocupación por la ergonomía,
tanto en los dirigentes como en los propios trabajadores. Se subrayan varios aspectos de importancia:
• el interés de todas las empresas por mejorar la rapidez, el esfuerzo, la productividad y la eficien-
cia del trabajador desde el punto de vista de los beneficios.
• la toma de conciencia del valor de la aportación genuinamente humana al trabajo, con lo que su-
pone de responsabilización, y también de carga física y mental.
Las bases de la ergonomía actual deben en buena medida sus orígenes a supuestos militares:
1. Durante la Primera Guerra Mundial se verificó un importante avance al adaptar las armas a las ca-
racterísticas fisiológicas de los soldados, lo que se perfeccionó todavía más en la Segunda Gran
Guerra en la que, con equipos cada vez más sofisticados para aquellos tiempos, se fueron tenien-
do más en cuenta las capacidades mentales, sensoriales y musculares de los soldados.
2. Después de la guerra, la escasez de mano de obra acentuó más la preocupación por todo lo rela-
cionado con la persona en el trabajo, lo que dio lugar a la ergonomía aplicada al mundo laboral.
La ergonomía nace prácticamente al final de los años cuarenta como consecuencia directa de la gue-
rra, por encontrarse Europa y Estados Unidos en situaciones muy precarias en cuanto a la fuerza la-
boral.
La preocupación por el “factor humano” fue avanzando paulatinamente hasta nuestros días aunque,
tal como ocurre en el campo de la prevención de riesgos laborales y a pesar de que existan leyes al
respecto, sigue faltando actualmente una toma de conciencia suficiente acerca de la necesidad de
prestar atención a estos elementos capitales que afectan a la dignidad de la persona y a la del propio
trabajo.
La psicosociología aporta una nueva lectura de los acontecimientos que se dan en el mundo del traba-
jo. Hasta hace relativamente poco tiempo, los esfuerzos en seguridad laboral se encaminaban sobre
todo hacia la solución de los clásicos problemas que trata mayormente la medicina del trabajo. Hoy
emergen patologías, quizá no tan graves, pero igual o más costosas para los propios trabajadores, pa-
ra las empresas y para la sociedad en general.
Son necesarios, por tanto, otros métodos de estudio que la psicosociología está en disposición de
proporcionar, como antes ya se ha indicado, para tener una visión global más completa de todo lo que
concierne a la salud laboral tomada como problema y como responsabilidad de la propia humanidad.
Enfoques de la ergonomía
Existen varios modos de enfocar la ergonomía, no todos percibidos de igual forma dentro de las orga-
nizaciones, porque no en todas existe el mismo nivel de preocupación hacia la misma. Los distintos
enfoques que se presentan a continuación sugieren que las aplicaciones prácticas de la ergonomía
pueden ser múltiples:
El trabajo en sí mismo
El trabajo es una actividad en la que las personas deben emprender una serie de conductas, tanto fí-
sicas como mentales, poniendo en marcha capacidades, competencias, destrezas y recursos que
conduzcan a cumplir con los requerimientos de la tarea.
Antes lo que más se percibía y se apreciaba de los trabajos era el esfuerzo físico que había que des-
arrollar. No por azar se denomina o denominaba “la fuerza laboral” que en castellano equivale a poner
en marcha un esfuerzo que demuestra la fortaleza física y muscular de muchos trabajadores con el
consiguiente grado de fatiga que ello puede acarrear.
Aunque siempre existirán trabajos que supongan un desgaste considerable de las fuerzas físicas de
un individuo, no cabe duda de que los avances tecnológicos están ayudando a ejecutar multitud de
trabajos con mucho menos esfuerzo, gracias a la mecanización, a la automatización, a la electrónica y
a la robótica.
Así pues, cabe distinguir entre trabajos que suponen esfuerzo físico y trabajos en los cuales la contri-
bución humana es de otra índole.
1. Los trabajos que implican sobre todo actividad física, cuando se mantienen de manera prolonga-
da, dan lugar a fatiga e incluso dolor. Si esta situación se mantiene, se originan lesiones que tie-
nen lugar sobre todo en las extremidades superiores y en la espalda.
2. Los trabajos que exigen sobre todo esfuerzo psíquico no están exentos de repercusiones somáti-
cas ya que, para realizar cualquier actividad, el trabajador tiene que ubicarse en un lugar determi-
nado, adoptar determinadas posturas y muchas veces durante largas horas. Todo ello también
puede dar lugar a lesiones, quizá no tan perceptibles, pero que curiosamente suelen también ma-
nifestarse en las extremidades superiores y en la espalda.
En todos los casos, y muy relacionada con la carga de trabajo, se produce la fatiga que conlleva una
reducción no deseada en el rendimiento de una persona o, al menos, cierta alteración provocada nor-
malmente por cansancio. La fatiga no equivale necesariamente a dolor, aunque en muchos casos éste
proviene de aquélla.
Las consecuencias sociales, económicas y laborales de la fatiga son evidentes. Se pueden constatar
en diversos frentes:
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- la disminución de la productividad
- la reducción de los niveles de seguridad en el trabajo por el efecto típico de bajar la guar-
dia
- el absentismo laboral crónico
- la inadaptación del trabajador a determinados puestos de trabajo.
La máquina humana
La mejor herramienta que posee una persona es su propio ser, constituido por un cuerpo y una mente
a través de la cual puede tener “conciencia de sí mismo” en lo que se diferencia radicalmente de los
demás homínidos del reino animal.
Esta herramienta puede asemejarse a una máquina, impulsada por el sistema músculo-esquelético y
animada por el poder de la mente.
El esquema corporal básico está compuesto por el esqueleto, como sistema óseo fundamental, que
posee tres importantes funciones:
• servir de soporte para el resto del cuerpo, como lo es el armazón para un edificio, dando forma al
cuerpo.
• servir de protección de órganos del cuerpo; por ejemplo, el cráneo que contiene y protege el ce-
rebro.
• servir de anclaje a los músculos que, fijados al esqueleto, hacen operar a las articulaciones.
El cuerpo humano está organizado de tal manera que ningún sistema funcional del organismo trabaja
aisladamente sino en coordinación con el resto de sistemas. El sistema nervioso asegura la coordina-
ción del organismo y la adaptación al medio externo.
Toda la información proveniente del exterior es captada a través de los sentidos. Éstos disponen de
unas células nerviosas que actúan como registros periféricos que un agente externo estimula.
Desde el punto de vista de la ergonomía, las organizaciones no pueden dejar de lado otro aspecto
muy importante y que condiciona tanto la calidad de vida como la calidad del trabajo: el lugar donde se
realiza la actividad laboral, en el que existen cuatro variables a considerar:
1. El emplazamiento.
2. El entorno.
3. Los desplazamientos
4. Los equipamientos sociales.
1. El emplazamiento del centro de trabajo tiene sus repercusiones en el entorno donde vaya a situar-
se, sobre todo si es de nueva construcción. En el caso de oficinas y similares, sería bueno con-
templar, sobre todo, la orientación de la nueva instalación de forma tal que se produjera un apro-
vechamiento máximo de la luz solar o que la orientación del edificio tuviera en cuenta las condi-
ciones climatológicas.
Sea nuevo o no el establecimiento, hay que señalar que los centros de trabajo tienden a ubicarse
todos en un mismo lugar. Esto dio lugar históricamente a la creación y desarrollo de las ciudades
con todo lo que supuso para la prosperidad de sus habitantes. Sin embargo, hoy en día las gran-
des urbes han podido verse desbordadas por la afluencia masiva de empresas, organismos públi-
cos y entidades de todo tipo que han llegado a confluir en los mismos lugares. Lo que ergonómi-
camente era una ventaja se está convirtiendo en un penoso inconveniente. Se intenta paliar
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creando nuevos centros de actividad en lugares limítrofes dentro de las áreas metropolitanas, lo
que a su vez puede entrañar otros problemas por los desplazamientos.
2. El entorno donde se ubica un centro de trabajo tiene una repercusión directa en la calidad de vida.
Aquí hay que considerar todos los aspectos concernientes a desplazamientos, costumbres y hábi-
tos sociales de la zona. Incluso el fácil o difícil acceso a actividades de ocio y descanso pueden
ser determinantes desde una concepción ergonómica del trabajo.
3. Los desplazamientos son otra variable de gran magnitud y trascendencia. El tiempo dedicado al
trabajo se ha ido reduciendo desde hace dos siglos hasta ahora lo cual no significa que haya dis-
minuido el tiempo extra no estrictamente laboral dedicado a "ir al trabajo". La puesta a disposición
de los ciudadanos de vías y medios de transporte fáciles, cómodos, rápidos y económicos tam-
bién deberá tener su trascendencia en lo que concierne a la salud laboral y a la adaptación del
trabajo al entorno.
4. Los equipamientos sociales son otro elemento a considerar por la ergonomía. Se trata de la exis-
tencia, dentro o muy cerca de las propias instalaciones, de equipamientos -unos regulados por ley
y otros, dejados a la voluntad de dirigentes sensibles a estos fenómenos- que ofrezcan una me-
jor calidad de vida en el trabajo: áreas de descanso, guarderías, comedores de empresa, áreas de
esparcimiento y gimnasios, clubes de empresa, organización de actividades recreativas y cultura-
les, etc.
El puesto de trabajo
La ergonomía y la psicosociología abordan como tema capital el estudio de los puestos de trabajo ya
que en ellos radica una de las claves que más puede afectar al mundo laboral y a cada uno de los tra-
bajadores.
Ha sido postura habitual en la mayor parte de Organizaciones el prestar más atención a la calidad de
los edificios y locales, y al grado de eficacia de máquinas y herramientas, que a aspectos relativos al
confort o agrado que puedan representar para las personas que vayan a utilizar equipos de trabajo o
habitar en los centros durante muchas horas.
1. El diseño de los espacios necesarios para desarrollar la actividad laboral debe tomar en consi-
deración las dimensiones corporales máximas y mínimas -nunca el “tipo medio”- para determinar
el espacio de disponibilidad.
No se pretende con ello llegar al cien por cien de adaptación de los individuos ya que siempre ca-
be la excepcionalidad en estatura y/o anchura de alguna persona en particular.
En ergonomía se dice que un diseño es correcto cuando se adapta, al menos, al noventa por cien-
to de la población de usuarios potenciales.
2. El diseño de objetos y útiles para realizar los trabajos también es determinante de una correcta
ergonomía. Todos los objetos a disposición de un trabajador que están en una zona que va desde
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los 50 centímetros hasta 2 metros alrededor del cuerpo pueden tener una incidencia directa en el
trabajo. Ahí es donde se deben considerar los posibles movimientos de brazos y manos.
La antropometría y la biomecánica
La aportación de la antropometría -la ciencia que estudia las dimensiones, proporciones, formas y
medidas del cuerpo humano- y de la biomecánica -la ciencia que estudia la aplicación de las leyes de
la mecánica a las estructuras y órganos de los seres vivos- es fundamental para determinar las carac-
terísticas estáticas y dinámicas de los locales y espacios donde desempeñar una actividad. Estas dis-
ciplinas especifican las dimensiones estándar del cuerpo humano, las distancias a mantener con lo
que le rodea y las dimensiones de los distintos segmentos o partes del cuerpo según posiciones o
posturas.
Es importante determinar las zonas de alcance para permitir, sin esfuerzo excesivo y sobre todo sin
posturas forzadas, los movimientos de manipulación más característicos. Se entiende por zonas de
alcance las distancias existentes entre el trabajador y los utensilios y elementos que debe manejar en
su trabajo.
Puesto que las actividades diarias se realizan normalmente de pie o en posición sedente, es necesario
tomar en consideración todas aquellas distancias que puedan repercutir negativamente en las perso-
nas tanto en el plano vertical como en el horizontal. Así pues, será necesario determinar, por ejemplo,
las áreas óptimas de actividad, las dimensiones de alcance y la altura de la superficie de trabajo a fin
de que se correspondan lo más posible con la realidad funcional del cuerpo humano.
Al ser tal la variedad de tareas y tal las diferencias individuales existentes, no se puede tomar como
referencia un estándar único, sino proporcionar desde la ergonomía unas recomendaciones sobre dis-
tancias de alcance que, como mejor pueden evidenciarse, es a través de los gráficos que aquí se re-
producen, no olvidando nunca la peculiar adaptación que a este respecto habrá que hacer para los
trabajadores con algún tipo de discapacidad.
550-650
350-450
A B
A = distancia, en una mesa para una persona sentada, entre el hombro y el objeto con
el codo doblado.
B = distancia, en una mesa para una persona sentada, entre el hombro y el objeto con
el brazo totalmente extendido.
- Se supone que el punto negro más grande es la cabeza de una persona y los dos puntos más pe-
queños son sus hombros.
- La LETRA A indica, según sea la longitud del brazo de una persona, la distancia en milímetros pa-
ra poder alcanzar ergonómicamente un objeto, estando sentada ante una mesa y con el codo do-
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blado; si el brazo es corto estando sentada ante una mesa y con el codo doblado; si el brazo es
corto, la distancia ergonómica será de 350 milímetros, y si el brazo es más largo se podrá alcan-
zar bien hasta 450.
- La LETRA B indica lo mismo pero en el caso de estar totalmente extendido el brazo.
Ejemplo: Si María, permaneciendo sentada, quiere coger un lápiz, lo podrá alcanzar sin forzar la pos-
tura, siempre que el lápiz esté situado entre 350 y 450 milímetros. Si Pepe quisiera coger una carpeta
de una estantería situada frente a él, lo alcanzaría sin problemas ergonómicos siempre que esté a una
distancia entre 550 y 650 milímetros.
210
205
200
B
195
190
A
185
180
175
170
160 165 170 175 180 (talla en cms)
A = altura de alcance para mujeres, según su talla, para acceder a niveles altos (mue-
bles, estanterías, paneles...)
B = altura de alcance para varones, según su talla, para acceder a niveles altos (mue-
bles, estanterías, paneles...)
Para leer el gráfico hay que unir las dos coordenadas. Empezando por la talla del individuo, se trata de
encontrar, subiendo por la línea vertical correspondiente a su talla, el punto donde se encuentra con la
flecha inclinada. Este punto de intersección indica la altura de alcance máxima para mujeres u hom-
bres según se trate de la línea A o B.
Ejemplo: Estando Pepe de pie y suponiéndole una talla de 175 cms., alcanzará un libro de un mueble
o estantería, si aquél está situado entre 200 y 205 cms. del suelo.
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A = distancia entre el hombro y el objeto para una persona sentada
B = distancia para mujeres
C = distancia para hombres
D = distancia límite máxima
En el eje vertical se representa la altura del objeto. Para una persona que permanezca sentada, y
siendo el punto negro su hombro, si un objeto está a una altura de 100 cms., por ejemplo, podrá co-
gerlo en postura ergonómicamente correcta si entre su hombro y el objeto media una distancia de cer-
ca de 60 cms. para una mujer o de casi 80 cms. para un hombre, no pudiendo llegar esta distancia a
superar un metro o los 100 cms. que indica la gráfica.
Ejemplo: Si Pepe tiene que coger un libro de una estantería situada a 120 cms. de altura, la distancia
correcta para alcanzarlo, sentado, no deberá sobrepasar la distancia de 70 cms., siendo el tope
máximo 90 cms. de distancia. En el caso de que fuera María, se reduce esta cantidad a unos 50 cms.
de su hombro.
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Tema 2. EL ENTORNO ORGANIZACIONAL
Si el objetivo de la ergonomía es adaptar el trabajo a las capacidades del ser humano, también a nivel
de empresa debe ocurrir algo parecido. Debería ser normal el que las organizaciones intentaran adap-
tar tanto su forma de funcionar internamente como de organizar el trabajo a las peculiaridades de las
personas que integran sus plantillas.
Sin embargo, existe un problema obvio: dado que los intereses de las personas son cambiantes, una
Organización no puede depender de lo que necesite o prefiera cada uno de sus miembros. De ahí que
se hayan estudiado modelos que determinen de un modo menos cambiante la forma en que las em-
presas pueden preocuparse de la ergonomía sin dejar de tener en cuenta sus objetivos corporativos.
La empresa es un todo
Dentro de la sociedad global existen las empresas y las organizaciones, cada una con su propio tipo
de actividad. Cada empresa es un sistema dentro del cual van apareciendo otros subsistemas produc-
to de su propio crecimiento. A su vez, cada uno de estos subsistemas, que constituyen lo que hoy se
llaman Áreas o Departamentos dentro de una Organización, desarrollan diferentes actividades: pro-
ducción, planificación, logística, administración, comercial, investigación...
Todas estas actividades tienen lugar porque la estructura de la empresa determina una serie de fun-
ciones de cara a la consecución de los objetivos. La realización de estas funciones se plasma en cada
uno de los puestos de trabajo existentes en la Organización. Cada persona ocupa un puesto y necesi-
ta, además, unos locales y unas herramientas para poder desempeñar correctamente su labor.
Esta integración global en un todo es lo que la ergonomía trata de subrayar poniendo en el centro del
círculo al individuo y a su alrededor la máquina. A continuación aparece el puesto de trabajo. Rodeán-
dolos a ellos está la oficina, tienda o taller, e incluyéndolos en un círculo mayor puede estar el Área o
Departamento. Abarcando todo el sistema aparece la Empresa.
EMPRESA
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Necesidades del ser humano
Examinando cuáles son las necesidades psíquicas del ser humano se descubre que éstas son inalte-
rables en el tiempo y coinciden con lo que busca todo trabajador aunque a veces de forma inconscien-
te: "algo" que, desde el punto de vista ergonómico, coincide con el bienestar y la calidad de vida labo-
ral. Dicho con otras palabras, un modelo de comportamiento en el trabajo responde a cuatro pregun-
tas que se hace todo trabajador y que se encierran en los cuatro siguientes objetivos:
Desde esta perspectiva, la integración de necesidades personales y objetivos corporativos obliga a las
empresas y organizaciones a considerar, además de los contenidos puramente técnicos y económicos
del trabajo, otros elementos menos tangibles pero que tienen una repercusión directa en el bienestar,
salud y necesidades vitales de todos los trabajadores.
Un elemento crítico de este bienestar, que tiene gran repercusión y que figura entre las necesidades
siempre reivindicadas por los trabajadores, es el nivel de mecanización alcanzado en el trabajo.
Se entiende por grado de mecanización el punto de desarrollo en el que se encuentra una actividad
laboral en la cual el trabajo de las personas no está sujeto únicamente a su esfuerzo físico, sino que
éste ha sido sustituido por medios mecánicos o electrónicos.
Algunos de estos medios respetan una parte de iniciativa humana y la posibilidad de que la persona
pueda regular el ritmo del trabajo. En otros, el trabajador pierde toda iniciativa porque la organización
del trabajo viene impuesta por un ritmo automático.
Por eso, en ergonomía también se contempla el grado de automatización que se mide por el nivel de
sustitución del esfuerzo humano a través de la máquina.
Esta circunstancia de mayor o menor sustitución o reemplazo del trabajo humano por la máquina, y
que puede interpretarse de varias maneras, es precisamente lo que en ergonomía podrá cobrar un
papel especial por darle a la persona el protagonismo que se merece dentro de la perspectiva del tra-
bajo en el siglo XXI.
Necesidad de la participación
De ahí que la ergonomía trascienda el puro papel regulador de unas tareas más o menos adaptadas a
exigencias y condiciones respetuosas de lo humano, y requiera de los trabajadores un papel más acti-
vo que reivindicativo.
Al existir un grado mayor de preparación en las personas que acceden a un puesto de trabajo, y darse
el hecho de que el trabajo puramente manual haya dejado paso a actividades en las que lo que prima
es el esfuerzo mental, se exige del trabajador una mayor autonomía personal. Es obvia la estrecha in-
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terrelación entre el mayor nivel socio-cultural de los individuos, las mayores exigencias de bienestar
en la sociedad y la existencia de unas condiciones distintas en las que se desarrolla el trabajo.
Será, por tanto, muy normal -por no decir exigible- el poder contar con la participación directa de las
personas y con su propio compromiso en la aplicación de la ergonomía a cada puesto de trabajo. Co-
mo se sabe, es imposible exigir un esfuerzo especial por la calidad o la productividad en el desempe-
ño de una labor si las personas involucradas no controlan las condiciones en las cuales se les exige
eficacia, productividad y calidad.
Cómo participar
Conocer cuál es la estructura de la propia Organización en la que uno está trabajando, saber cada
uno qué puesto ocupa dentro del organigrama y cuáles son sus funciones, y de qué cauces de comu-
nicación interna se dispone, va a ser un requisito imprescindible para una buena intervención ergonó-
mica y psicosociológica.
La participación exige de cada persona que piense por sí misma y que aporte propuestas de mejora
acerca de las condiciones de trabajo en las que se encuentra. Es ahí donde se le va a exigir a todo
trabajador cualificado del siglo XXI que participe con sus propias sugerencias, sobre todo en "ergono-
mía preventiva y proactiva", a través de tres facetas distintas:
• en lo relativo a las dimensiones y medidas que tienen que ver con una mejor adaptación
objeto-local-trabajador.
• en lo que concierne a tiempos y ritmos de trabajo según la actividad laboral de que se tra-
te.
• en lo referente al entorno físico del trabajo: iluminación, temperatura, etc.
Si no se puede contar con la participación de los directamente implicados en el trabajo a realizar a dia-
rio, o de sus representantes directos, es imposible que se introduzcan las mejoras necesarias ya que
a veces, desde fuera, es difícil evidenciar la situación incluso por los propios especialistas en diseño
ergonómico. Éstos tienen la misión de aportar su saber a aspectos generales pero no siempre son ca-
paces de descubrir las particularidades propias del lugar, del trabajo concreto o de alguna herramienta
específica que se utilice.
Objetivos de la formación
La motivación de una persona está ligada a su posibilidad de participar y de demostrar autonomía. Pe-
ro en la práctica la mayor motivación se justifica por la existencia de políticas de formación destinadas
a la mejora de la propia profesionalización del trabajador y a la mejora de las condiciones materiales
del trabajo.
Si no existe una política de adiestramiento continuo es mucho más difícil descubrir, diagnosticar y re-
conocer qué es lo que se trata de mejorar. La formación y el entrenamiento específico abren los ojos
del trabajador para poder ejercer su actividad de una manera más consciente y más eficiente, ya que
puede conocer con más conocimiento de causa los pros y contras de la máquina o herramienta que
está utilizando, o del proceso o método de trabajo que está obligado a seguir.
La formación persigue muchos objetivos -tanto de tipo personal como profesional- pero aplicados a la
ergonomía, pueden reducirse a tres:
Para mejorar la forma en que se realiza el trabajo, las metodologías a utilizar y los cambios nece-
sarios o convenientes a introducir.
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• Formación para mejorar la calidad y la productividad
Para obtener el máximo partido de las competencias existentes en las personas a fin de obtener
mejores resultados sin menoscabo de su confortabilidad ergonómica.
Para aumentar los conocimientos y modificar las actitudes a fin de que cada trabajador sea, no
sólo el mejor profesional, sino también y al mismo tiempo el mejor como persona, lo cual repercu-
te directamente en la propia satisfacción y en el bienestar de los demás.
De lo planteado hasta ahora pueden diferenciarse tres tipos de trabajo que requieren, a su vez, nece-
sidades distintas de formación:
1. En los trabajos mecanizados, la formación por parte de la Organización debe centrarse, sobre to-
do, en el entrenamiento de los trabajadores para un uso racional de la maquinaria que vayan a uti-
lizar.
2. En los trabajos que se realizan con un alto nivel de automatización, donde la intervención del tra-
bajador puede ser en teoría inferior, puesto que todo está ya programado, la formación debe inci-
dir más en:
3. En los trabajos que exigen mayor aportación mental y creatividad, como ocurre actualmente sobre
todo en tareas relacionadas con las tecnologías más avanzadas y en las áreas de la información y
el conocimiento, el papel de la formación es crítico y supone:
El centro de trabajo puede ser considerado como un entorno cerrado de tipo temporal en el cual un
colectivo importante de personas desarrolla una serie de actividades, unas directamente relacionadas
con el objetivo específico de la empresa, y otras que se pueden denominar "colaterales".
De tal modo que en el conjunto de las actividades se pueden diferenciar tres funciones:
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3. Funciones añadidas que nada tienen que ver con la actividad laboral propiamente dicha
pero que también se desarrollan en el entorno del trabajo.
La atención que se les debe prestar, desde el punto de vista ergonómico, es muy diferente según se
trate de unas funciones u otras:
2. Funciones de apoyo. Cuando se trata de realizar actividades subsidiarias o de apoyo, como las
labores de mantenimiento, limpieza, revisión, etc., al ser más ocasionales son normalmente me-
nospreciadas y las soluciones ergonómicas son muchas veces improvisadas o mal diseñadas.
3. Funciones añadidas. Las actividades que los trabajadores realizan dentro del entorno laboral,
llamadas actividades añadidas son de carácter más personal tales como el comer, descansar,
asearse, o las de carácter fisiológico y las de tipo psicosocial como la misma convivencia, las reu-
niones de trabajo o de formación, que no pueden quedar relegadas al ámbito de las actividades
no profesionales, ya que las organizaciones son algo vivo y dinámico que conforman un todo.
El correcto diseño ergonómico de un entorno laboral debe tener en cuenta los aspectos más técnicos
del trabajo, pero al mismo tiempo, los aspectos más humanos que también conciernen a todas las
personas que trabajan. En muchos casos, suele primar el funcionalismo y el pragmatismo en detri-
mento de los elementos que aquí se están enumerando y que terminan por darle a una Organización
el carácter de una pequeña ciudad en la cual la gente vive y convive, trabaja y se relaciona, y pasa
mucho tiempo de su existencia.
Todo lo dicho parece que tiene un sentido especial tratándose del interior de un edificio donde nor-
malmente se realizan la mayor parte de funciones. Sin embargo, muchos trabajadores deben desem-
peñar su actividad, total o parcialmente, en el exterior.
Puede existir una seria discriminación entre estos dos tipos de actividad, ya que en el interior de los
edificios suele existir una buena climatología e incluso unas comodidades que nadie puede garantizar
para trabajos en el exterior, para los cuales rigen también las mismas leyes de la ergonomía.
En este punto particular debería existir una mayor toma de conciencia acerca de los peligros e inco-
modidades de trabajar al aire libre, cuando por otra parte los datos estadísticos evidencian que los
riesgos son mayores y la siniestralidad es muy elevada existiendo en este capítulo una asignatura
pendiente en nuestro país relativo a la accidentabilidad y a la insuficiente prevención de los riesgos.
Un taller, una oficina, una delegación de zona, una fábrica, una tienda o unos grandes almacenes son,
al fin y al cabo, centros de trabajo, mayores o menores, en los cuales se desarrolla una actividad pro-
longada durante muchas horas al día.
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Si se habla de grandes espacios industriales, administrativos o comerciales, parece que es más fácil
imaginar unos equipamientos sociales que hagan honor a este nombre. Y, de hecho, es donde se
pueden encontrar áreas de descanso, de esparcimiento, de ocio.
Todo el mundo imagina esta posibilidad unida a grandes centros o a polígonos ubicados en las afue-
ras de las grandes ciudades.
No estaría de más el poder imaginar en edificios o lugares con espacios mucho más reducidos, la po-
sibilidad de realizar las actividades añadidas antes citadas, con un mínimo de confort y en un ambien-
te agradable que conlleve bienestar.
Plantear lo que alguien podría considerar superfluo o “cuestión de detalle” es introducir ergonomía en
un entorno, y ello redunda en un trabajo mejor hecho. El trabajador percibe en ello un elemento de
motivación añadido que quizá no se pueda equiparar a la remuneración salarial pero que es un factor
motivacional a tener en cuenta.
Horarios y tiempos
El valor tiempo
El tiempo es un elemento motivador de primer orden ya que el “tiempo de trabajo” es una de las face-
tas de mayor repercusión en la vida diaria de las personas.
Si es válida la distinción entre tiempo de trabajo y tiempo libre, conviene destacar la importancia de
este último ya que una percepción positiva acerca del tiempo disponible por uno mismo para el ocio, la
familia o la vida social genera percepción de bienestar en el trabajador, lo que repercute directamente
en él desde el punto de vista de la ergonomía y la psicosociología.
En un futuro inmediato será crítico el debate, no sobre la reglamentación acerca de la duración del
trabajo, sino sobre su reparto o distribución. Sin embargo, existen tantos intereses en juego y tan en-
contrados que será muy difícil llegar a establecer acuerdos globales a corto plazo.
Como reflexión general, hoy por hoy los supuestos ergonómicos que pueden presidir una reflexión
acerca de los horarios y de la distribución del tiempo se pueden resumir en los siguientes puntos:
Es altamente recomendable que los trabajadores implicados puedan aportar soluciones distintas, y
beneficiosas para la mayor parte, desde una información clara y precisa de los objetivos a alcanzar
teniendo en cuenta los condicionamientos propios de cada lugar.
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Los turnos de trabajo
El trabajo a turnos se produce cuando el trabajo es desarrollado por distintos grupos sucesivos de tra-
bajadores, cumpliendo cada uno de ellos una jornada laboral de manera que se abarque un total de
entre 16 y 24 horas de trabajo diarias.
Esta continuidad puede ser total, abarcando fines de semana y festivos, o parcial. Por eso se puede
hablar de horarios de dos turnos, tres turnos o cuatro turnos que presentan, todos ellos, sus ventajas e
inconvenientes tal como se refleja en el cuadro comparativo de la página siguiente:
TRABAJOS A TURNOS
Ventajas Inconvenientes
El cuadro anterior es suficientemente explícito acerca de los pros y contras del trabajo a turnos. Cuan-
do es inevitable esta opción horaria, deben respetarse una serie de recomendaciones entre las que
cabe apuntar las siguientes:
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Tema 3. LA PERSONA EN SUS RELACIONES CON EL TRABAJO
Con la evolución de la sociedad, y más en concreto del concepto y de las técnicas de producción, se
fue gestando un progresivo cambio de mentalidad durante todo el siglo XX cuyas consecuencias posi-
tivas se podrán disfrutar a lo largo del siglo actual.
La mentalidad rural centrada en la producción agrícola, durante muchos años ligada a la superviven-
cia, fue dando paso a una sociedad industrial en la que el concepto máquina pasó a ser el protagonis-
ta. Y así hasta llegar a la llamada sociedad post-industrial en la cual siguen existiendo las máquinas, y
muy sofisticadas algunas de ellas, pero cada vez más relacionadas con tecnologías en las cuales la
aportación del ser humano y sus conocimientos y competencias cobra un papel de mayor relevancia.
Relacionar el factor máquina con el factor humano sirve para subrayar la interrelación mutua entre la
persona y los complejos utensilios que debe emplear para trabajar.
La persona es un ser en movimiento. Las características psicomotoras deben ser tenidas muy en
cuenta, respecto al propio ejercicio físico que todo trabajo conlleva. Los huesos, las articulaciones, los
músculos, los tendones y los ligamentos además de su función puramente mecánica reportan infor-
mación al sistema nervioso central.
Parece algo anecdótico el paralelismo entre el aparato locomotor y los elementos de una máquina, pe-
ro es muy significativo desde el punto de vista ergonómico:
Huesos Palancas
Articulaciones Juntas
Músculos Motores
Tendones Cables
Ligamentos Refuerzos y cierres
Actividad y fatiga
Al desarrollar cada persona la actividad diaria se produce un desgaste provocado por el consumo de
la energía interna activada durante el ejercicio físico o psíquico que se va realizando.
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Todo desgaste produce fatiga, pero ésta se considerará normal cuando desaparece de una manera
natural a partir del momento en que la persona sana pueda reposar para recuperarse del esfuerzo
realizado. Sin embargo, existe a veces una fatiga patológica que los especialistas explican, no como la
fatiga resultante de haber trabajado mucho, ni por el excesivo estrés, sino una fatiga sin justificación
aparente que sólo cabe tratar desde un punto de vista médico y no siempre con resultados satisfacto-
rios.
La fatiga considerada normal deriva siempre de un trabajo realizado durante un espacio de tiempo
prolongado o como resultante de un esfuerzo importante o, a veces, por un estrés excesivo vivido du-
rante cierto espacio de tiempo. Puede tener un componente puramente fisiológico y, en algunos ca-
sos, también psicológico.
En lo que concierne a la ergonomía y ante cualquier tipo de fatiga, es evidente su directa repercusión
en el rendimiento del trabajo, tanto dinámico como estático. Y como la fatiga tiene una directa relación
con el fluir de la sangre en el cuerpo humano, todo lo que contribuya.a hacer afluir la sangre a los
músculos favorecerá una actividad normal sin producirse por ello un estado importante de fatiga mus-
cular, lo que ocurre sobre todo en los trabajos dinámicos que producen una sucesión de contracciones
y de relajaciones de los músculos que tienen como resultado una acción de bombeo que actúa favo-
reciendo la circulación sanguínea.
En cambio, el trabajo estático no produce esta acción de bombeo y el aporte de sangre se reduce. Si
la contracción de los músculos es producida por posturas estáticas intensas y mantenidas, se produci-
rán reacciones anormales en el flujo sanguíneo. Este dato es importante desde el punto de vista ergo-
nómico porque la ejecución de un trabajo que tenga componentes estáticos, como el sedentarismo,
provoca la fatiga de los músculos contraídos, lo que se caracteriza por la aparición de cansancio e in-
cluso dolor.
El gasto energético asociado a una actividad es indicativo del esfuerzo realizado. El poder cuantificarlo
será útil ya que, al diseñar una tarea, es necesario conocer la carga de trabajo que va a suponer. Es
decir, el esfuerzo que, en líneas generales, deberá realizar un trabajador sabiendo que no todas las
personas muestran la misma aptitud o preparación para realizarla, y que no todas tienen las mismas
capacidades físicas o mentales.
Si no está bien dimensionada la tarea, el consumo energético necesario para trabajar puede estar por
encima de las posibilidades del individuo. Éste será incapaz de realizar el trabajo, lo desarrollará pre-
cariamente o llegará a afectar a su salud. Es indudable la repercusión ergonómica de las cargas de
trabajo, por lo que todo lo que contribuya a sensibilizar acerca de esta vertiente tan importante de las
actividades profesionales será en beneficio directo de los trabajadores y de la propia sociedad. El en-
trenamiento de especialistas en este campo se impone en todas las sociedades avanzadas.
Aunque todo trabajo conlleva una vertiente física y fisiológica, mayor o menor, en la que están en jue-
go los elementos ya mencionados, no cabe duda de que también interviene el esfuerzo psíquico o
mental: es su vertiente cognitiva.
El trabajo moderno supone pensar más, comprobar y estar pendiente de señales, indicadores y datos
cuya interpretación corresponde al ser humano.
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La carga mental puede proceder de cuatro momentos o fases de esfuerzo:
Estos esfuerzos están en proporción directa con la cantidad y complejidad de información que se reci-
be, y asimismo con la cantidad de tiempo de atención y de tiempo disponible de elaboración de las
respuestas.
Fatiga mental
Aparecerá la fatiga mental cuando las tareas exijan el mantenimiento constante de un determinado
grado de atención. Esta fatiga, igual que la de orden físico, será normal si puede recuperarse tras el
descanso apropiado. Sin embargo, puede ocurrir que, si la carga de trabajo es continua, el ritmo habi-
tual sea difícil de recuperar apareciendo entonces otros síntomas muy distintos de fatiga psicofísica
que pueden tener una estrecha relación con el estrés.
• Inestabilidad.
• Ansiedad.
• Estados depresivos.
• Falta inhabitual de energía.
• Insomnio.
• Pérdida de apetito.
• Problemas digestivos.
• Alteraciones en el ritmo cardiaco.
La valoración del esfuerzo mental puede hacerse de diferentes maneras que, en cierto modo, son
complementarias. Los mejores indicadores consisten en unir los factores de carga mental del propio
puesto junto con la evaluación de los efectos en el mismo individuo, tales como el apremio de tiempo,
la complejidad de la tarea, el nivel de atención exigido, las operaciones mentales a realizar, etc.
Así mismo, deberá correlacionarse esta información con las propias repercusiones directas en los in-
dividuos.
Para prevenir la fatiga mental es útil aplicar una solución a cada fase de las antes mencionadas para
evitar incurrir en excesos:
Tanto en este punto como en el relativo a la fatiga física, las pausas son un elemento de importante
valor desde el punto de vista ergonómico.
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El estrés en el trabajo
Cuando las personas se enfrentan a las exigencias de otros o a un entorno físico o psicosocial al cual
se sienten incapaces de responder de forma adecuada, el organismo activa una respuesta para su-
perar la situación. La naturaleza de esta respuesta dependerá de una combinación de elementos dife-
rentes, incluyendo el ámbito de la demanda, las características personales y los recursos de supera-
ción de la persona, sus limitaciones a la hora de intentar dicha superación y el apoyo que recibe de los
demás.
Por tanto, algún tipo de estrés es normal y necesario. Pero si el estrés es intenso, constante o repeti-
do, y si la persona es incapaz de superarlo o si le falta ayuda, entonces el estrés se convierte en un
fenómeno negativo que genera enfermedades físicas y problemas psicológicos.
Para evitar o reducir innecesarias situaciones de estrés es muy recomendable una distribución de ta-
reas racional, lo que no significa relajación o falta de productividad, sino el evitar tensiones indebidas o
injustificadas en el seno de la propia Organización. Por parte de los individuos, es conveniente saber
reconocer en uno mismo señales personales de estrés que avisen, directa o indirectamente, que uno
puede estar acercándose a una situación desbordada y probablemente poco productiva.
El uso de los sentidos en el ser humano: especial referencia a la vista, la iluminación y la inci-
dencia de los colores
El trabajador percibe del exterior una serie de informaciones que llegan a él a través de los sentidos.
Son los que ponen al ser humano en contacto con el mundo.
Aunque cada uno de los sentidos tiene su importancia, no cabe duda de que la vista o la pérdida de
visión cobran una especial relevancia en lo que concierne al mundo del trabajo.
La percepción visual es posible gracias a un complejo sistema compuesto por el ojo, en el que se for-
man las imágenes de los objetos, y los conductos ópticos que transmiten la información recibida hasta
el cerebro donde radica la visión. Pero es la luz el elemento fundamental en la capacidad de ver de los
humanos. De ahí la trascendencia de la luz en la vida diaria, tanto a nivel laboral como no laboral.
La luz
Conviene a este respecto aclarar bien los conceptos empezando por la definición de luz. Es la energía
que se transmite por el espacio en forma de radiaciones electromagnéticas. Existen muchos tipos de
radiación, siendo la diferencia de unas y otras su longitud de onda.
Otro concepto clave es el flujo luminoso. Es la cantidad de luz emitida por una fuente luminosa o reci-
bida por una superficie. Como es un factor que depende únicamente de las propiedades intrínsecas
de la fuente, también se le suele llamar potencia luminosa.
La iluminación se define como el flujo luminoso que incide sobre una superficie. Y la luminancia es el
flujo reflejado por los cuerpos, o el flujo emitido si un objeto se considera fuente de luz. Los distintos
objetos, o detalles de los mismos, son visibles debido a la luz que llega al ojo procedente de diversas
transformaciones: por absorción, reflexión o transmisión sobre los objetos. Por eso, esta luz proceden-
te de los objetos es conocida como luminancia.
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TABLA DE VALORES DE LUMINANCIAS
Sol 15 x 108
Cielo despejado 3.000 a 5.000
Lámpara de incandescencia clara 1 x 106
Lámpara de incandescencia mate 50.000
Lámpara fluorescente de 40 w 7.500
Papel blanco con una iluminación de 100 lux 250
Los factores determinantes para discriminar objetos son las diferencias de luminancia y de color entre
el objeto observado y el entorno. En realidad, el ojo lo que aprecia son diferencias o contrastes de lu-
minancias.
La iluminación
El Real Decreto 486/1997, del 14 de abril, y la propia Guía Técnica editada por el Instituto de Seguri-
dad e Higiene en el Trabajo regulan y ofrecen directrices concretas sobre la importancia de la ilumina-
ción en los lugares de trabajo. Es obvio que cualquier tarea debe estar suficientemente iluminada para
lograr un máximo de eficiencia en su realización.
La normativa vigente establece que, siempre que sea posible, los lugares de trabajo tendrán una ilu-
minación natural. Las ventajas de la utilización de este tipo de alumbrado son el ahorro energético, la
capacidad de reproducción cromática, la tonalidad de la luz y la estabilidad del flujo luminoso, además
de las ventajas psicológicas debido al contacto visual con el mundo exterior.
El empleo de la luz natural a través de ventanas o claraboyas conlleva la necesidad de orientar los
puestos de trabajo con respecto a éstas, sobre todo cuando se trabaja con ordenadores. También se
hace necesario el empleo de sistemas para evitar el deslumbramiento motivado por la luz solar (per-
sianas, toldos, etc.).
Sin embargo, para cubrir las necesidades de iluminación a cualquier hora del día, es necesario dispo-
ner de alumbrado artificial. El sistema más adecuado es la utilización de una iluminación general com-
plementada con puntos de luz específicos en los puestos o áreas de trabajo que lo requieran.
Niveles de iluminación
Son muchos los factores que intervienen en la evaluación de un sistema de iluminación y no exclusi-
vamente su nivel o intensidad: la integración de la luz natural, la uniformidad de la iluminación, el equi-
librio de luminancias, el control del deslumbramiento y también la ausencia de efectos estroboscópicos
producidos por el hecho de que las lámparas alimentadas por corriente alterna generan una fluctua-
ción, parecida a un leve parpadeo, que puede sincronizarse en velocidad con una máquina giratoria
dando la sensación de que giran a la vez, de que están paradas o de que giran en sentido contrario, lo
cual ha producido serios accidentes a sus usuarios. Se pretende, por tanto, al evaluar sistemas de
iluminación:
La clave para una correcta ergonomía reside en alcanzar niveles y características óptimas de ilumina-
ción según el tipo de lugares y tareas de que se trate, dando como regla general la norma de que
“cuanto mayor sea la dificultad para la percepción visual, mejor debe ser el nivel medio y las condicio-
nes de iluminación”.
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El nivel de iluminación se mide con el luxómetro, instrumento que convierte la energía lumínica en una
señal eléctrica que es amplificada y que proporciona su lectura a través de una escala calibrada en
lux.
Para comprobar los diferentes niveles de iluminación según la cercanía o lejanía de una fuente lumíni-
ca privilegiada como es el sol, pueden apreciarse las diferencias siguientes:
Pero la luz no lo es todo. Es importante recordar que, si se dobla la iluminación de una tarea muy mal
iluminada, se comprueba una sustancial mejoría del rendimiento visual. Sin embargo, si se va doblan-
do progresivamente, el incremento del rendimiento visual es cada vez menos pronunciado.
Los colores
La vista, la luz, la iluminación y el color son elementos clave para un trabajo ergonómico con garantí-
as. Como ya se ha dicho, la luz que llega al ojo produce en la retina una serie de estímulos que comu-
nican al cerebro las sensaciones cromáticas. Los efectos psicofísicos que producen se definen como
ambiente cromático.
Los colores tienen efectos emocionales en las personas debido a sus cualidades psicocromáticas, pu-
diendo dar una impresión térmica subjetiva de calidez de un ambiente, percepción de movimiento o
simple sensación de bienestar. La repercusión ergonómica es indudable.
La posibilidad de percibir el color de los objetos depende del color de la luz con la que se iluminen y
de las propiedades que posean de reflejar dicha luz. La mayor parte de ellos no reflejan por igual to-
dos los colores, razón por la cual el color de los objetos depende del color de la luz con la que se ilu-
minan.
Negro Amarillo
Verde Blanco
Rojo Blanco
Azul Blanco
Blanco Azul
Negro Blanco
Amarillo Negro
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Blanco Rojo
Blanco Verde
Blanco Negro
Distribución de la iluminación
La situación de una fuente de luz tiene gran importancia en la aparición del deslumbramiente. Nor-
malmente se provoca por la presencia en el campo visual de una fuente brillante. Su consecuencia es
una molestia y una disminución en la capacidad para distinguir objetos, ya que en la retina se desarro-
lla una enérgica reacción fotoquímica que la insensibiliza durante un cierto tiempo hasta que vuelve a
recuperarse.
Como regla general, lo más recomendable es que la luz incida lateralmente sobre el plano de trabajo.
También conviene recordar que el deslumbramiento será menor a medida que la luz quede por enci-
ma del ángulo visual.
El oído es el medio a través del cual el ser humano puede tener percepción auditiva desde el exterior.
Está compuesto de dos partes: el oído propiamente dicho y los centros auditivos del cerebro.
Cualquier golpe o ruido produce unas ondas sonoras que se propagan por el aire siendo recibidas por
el pabellón auricular y canalizadas por el conducto auditivo. Estas ondas se transforman en impulsos
nerviosos que son transmitidos al cerebro, el cual procede a identificar el sonido.
Una buena parte de la información que recibe el individuo en el trabajo proviene del sentido del oído,
bien sea a través de la palabra hablada o de señales acústicas que, en buena medida, pueden ser pa-
ra muchos trabajadores una fuente de información privilegiada.
Aquí también pueden establecerse, respecto a la percepción auditiva, los mismos supuestos que se
planteaban en relación con el sentido de la vista en lo que hace referencia a las fases de tratamiento
de los datos. Por consiguiente, serán de aplicación parecidas conclusiones.
Las exigencias de la ergonomía cobran todo su valor en el tema del ruido. Éste constituye una conta-
minación acústica de alto grado y sobre la que todo esfuerzo será poco para poder paliar los efectos
tan perniciosos en el ser humano del ruido ambiental en el trabajo y en la vida.
Para plantear en su correcta dimensión el ruido hay que hacer referencia, en primer lugar, a lo que es
el sonido. Es un fenómeno físico que se caracteriza por la formación de ondas en el aire, o en otros
fluidos, que son invisibles para el ser humano, pero que se pueden medir porque se manifiestan a tra-
vés de unos cambios de presión que son perceptibles por el oído.
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Cuando un objeto recibe un golpe, las moléculas que lo forman se ponen a vibrar y transmiten las vi-
braciones al aire produciendo ondas sonoras. El sonido se transmite desde el punto en que se genera,
perdiendo energía a medida que se aleja de él.
El sonido también se transmite cuando encuentra obstáculos, se refleja, los atraviesa o es absorbido
por ellos. Casi siempre ocurren las tres cosas, en mayor o menor medida, dependiendo del material
de estos obstáculos.
En una oficina los sonidos originados se transmiten directamente a las personas que trabajan allí, pero
también llega a éstas el sonido que rebota o se refleja en las paredes y en el techo. Por otro lado, una
parte de aquél se absorbe por las paredes, objetos o cortinas que haya en el local.
En segundo lugar, hay que referirse al ruido, que se define como un sonido no deseado y molesto. En
muchos casos la molestia está relacionada con la interferencia del sonido desagradable en lo que una
persona está haciendo. Por tanto, el ruido y su percepción tienen un componente subjetivo importante,
aunque existen ruidos objetivamente desagradables y perjudiciales para la salud o, al menos, reducto-
res del confort acústico.
Es en este punto donde entra en juego la ergonomía. Los límites de exposición al ruido están regula-
dos por el Real Decreto 1316/1989. También el RD 486/1997, por el que se establecen las disposicio-
nes mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, dedican su apartado correspondiente al
tema del ruido dentro del entorno laboral.
Tanto el sonido como el ruido son elementos físicos y medibles. Además del nivel de presión sonora,
los sonidos se caracterizan por las frecuencias. El aparato auditivo es un instrumento capaz de captar
las variaciones de presión que definen al sonido, y transmitir estas señales al cerebro, que las identifi-
ca. Esta identificación incluye la capacidad para distinguir entre ruidos más o menos intensos, y tam-
bién para diferenciar entre distintas frecuencias. El hertz (Hz) es la unidad destinada a medirlas.
Así como la frecuencia de un sonido se mide en Hz, su nivel de presión sonora se mide en decibelios
(dB), unidad que permite trabajar con cifras entre 0 y 140, abarcando los diferentes niveles de presión
sonora audibles para la mayoría de las personas. Es necesario, sin embargo, recordar que los decibe-
lios no pueden sumarse aritméticamente, sino de forma logarítmica. Por ejermplo:
80 dB + 80 dB ≠ 160 dB
Es decir, que si dos máquinas por separado originan 80 dB de nivel de presión sonora cada una, al
ponerlas juntas, generarán un nivel de 83 dB.
80 dB + 80 dB = 83 dB
Así pues, doblar el nivel de ruido sólo aumenta 3 dB el nivel inicial. Reducir en 3 dB el nivel de presión
sonora es mucho más difícil y costoso de lo que pudiera parecer a simple vista, porque significa
aproximadamente reducir la presión sonora a la mitad. Está demostrado que el sonido produce unos
efectos negativos en el oído por encima de 80 decibelios para tiempos de exposición de 8 horas por
día al cabo de unos años. No superarlos es lo que fija como promedio diario la legislación vigente.
El oído humano oye mejor unas frecuencias que otras, pero también es cierto que existe mayor riesgo
de pérdidas en la audición para una persona que trabaje expuesta a un ambiente ruidoso. Por ejem-
plo, trabajar con frecuencias medio-altas a 80 dB, es peor que trabajar al mismo nivel pero con fre-
cuencias bajas.
Para uniformar los tipos de ruido desde el punto de vista del riesgo que presentan para la pérdida de
audición, se utiliza el dB(A), de tal forma que se puede hablar de niveles límite Admisibles de presión
sonora, independientemente de las frecuencias.
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El aparato que se utiliza para medir el ruido es el sonómetro. Éste da una lectura directa del nivel de
presión sonora, instantánea o promediada en el tiempo. Los sonómetros capaces de medir el nivel de
ruido en dB(A) "oyen" el ruido como el ser humano. Es decir, disponen de filtros capaces de discernir
entre diferentes frecuencias, valorando más las altas, y menos las muy altas o las bajas. Es lo que
más interesa desde el punto de vista de la prevención ergonómica de los efectos del ruido.
Otro instrumento para conocer la exposición de un individuo al ruido durante su trabajo cotidiano es el
dosímetro. Es un aparato que la persona expuesta lleva consigo, generalmente en un bolsillo, y permi-
te conocer la dosis de ruido recibida durante un tiempo determinado. Esta dosis, leída en porcentaje,
puede compararse con el permitido (100%). La ventaja del dosímetro frente a un sonómetro es que
aquél va acumulando todo el ruido recibido por la persona expuesta durante el tiempo prefijado.
El aparato locomotor
Se ha comentado en la introducción que la biomecánica es una ciencia afín a la ergonomía porque tra-
ta “la forma en que el organismo ejerce fuerza y produce movimiento”. Todas sus conclusiones pue-
den ser de gran utilidad en un tema tan importante para los ergónomos como es el estudio de las pos-
turas corporales.
Es totalmente imprescindible tener datos específicos sobre todo lo que puede causar lesiones múscu-
lo-esqueléticas, tanto para el diseño de tareas como para la prevención de los riesgos derivados direc-
tamente del tono postural adoptado en el trabajo.
El aparato locomotor es el órgano del cuerpo humano cuya misión es producir movimiento. Ya se ha
comentado que existe una equiparación de cada elemento anatómico con los elementos mecánicos
necesarios para generar un movimiento. Los elementos esenciales del aparato locomotor son los hue-
sos, las articulaciones, los músculos, los tendones y los ligamentos.
Los huesos son elementos relativamente rígidos, de forma alargada o plana. Su estructura es tal que
pueden ser considerados, mecánicamente, como palancas.
Las articulaciones son los elementos de conjunción de los huesos y están hechas de forma que permi-
tan el movimiento recíproco entre aquéllos. Basándose en esta función, pueden ser comparadas a las
juntas mecánicas.
Los músculos asumen la misión de un motor capaz de transformar la energía química en energía me-
cánica y de transmitirla gracias a su capacidad contráctil de aumentar o de disminuir de longitud.
Los tendones tienen una estructura alargada y fuerte que recuerda la de los cables, cuya función es la
de transmitir la fuerza, generada por el motor, al punto necesario.
Los ligamentos tienen una estructura similar a la de los tendones. Se sitúan entre dos elementos
óseos contiguos, de forma que los mantienen unidos permitiéndoles libertad de movimiento. Su fun-
ción es la de los refuerzos o cierres de seguridad.
Por su especial importancia para el trabajo es necesario hacer referencia a dos órganos del aparato
locomotor: las extremidades superiores y la columna vertebral.
El hombro es la articulación más compleja del organismo y la que tiene mayor rango de movilidad por-
que posibilita colocar el brazo y la mano en las diversas actitudes de prensión que debe realizar una
persona.
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El codo es la articulación que conecta el brazo con el antebrazo. Su función primordial es la de colocar
la muñeca y la mano en el espacio. Sus movimientos fundamentales son: flexión, extensión, supina-
ción y pronación.
La muñeca es la articulación que permite situar la mano en las más variadas posiciones, permitiéndole
manipular los objetos según la situación espacial óptima para realizar dicha función. Sus movimientos
son: flexión, extensión, desviación radial y desviación cubital.
Todos los trabajos manuales, sean los que requieren cierto esfuerzo físico, sean los que simplemente
se basan en una utilización “tranquila” del hombro, la muñeca o el codo, tienen como referencia per-
manente el uso de las extremidades superiores que hay que optimizar al máximo a través de cuidadas
posturas ergonómicas que siempre aconsejan ni forzarlas, ni torcerlas, ni doblarlas excesivamente.
Más adelante se presentan una serie de recomendaciones prácticas de fácil aplicación.
La columna vertebral
A la columna vertebral, parte del cuerpo tan primordial y cuyas lesiones generan tantas minusvalías,
conviene dedicarle una atención muy especial, sobre todo en las empresas en que muchas personas
trabajan de pie. La columna vertebral es una estructura compleja constituida:
- por 25 vértebras (7 cervicales, 12 dorsales y 5 lumbares, separadas por unos discos inter-
vertebrales, y el sacro)
- por la médula espinal, vía de paso de la información entre el cerebro y el resto del cuerpo
- por los nervios, prolongación de la médula, que recogen y transmiten la información
- por los músculos, que estabilizan la postura y permiten el movimiento.
Si cualquier postura inadecuada del cuerpo humano puede conllevar la aparición de lesiones músculo-
esqueléticas, es lógico advertir a todos los trabajadores acerca de las situaciones que las producen.
Se han llegado a determinar hasta seis:
• Tareas repetitivas cuyo ciclo es inferior a 30 segundos o en las que se repiten los mismos
movimientos durante más de un 50% de la duración del ciclo.
• Trabajos que requieren esfuerzos prolongados o repetitivos que superan el 30% de la capaci-
dad muscular máxima de un trabajador.
• Posturas extremas de determinadas partes el cuerpo.
• Mantenimiento prolongado de cualquier postura.
• Trabajos con herramientas que vibran.
• Exposición de las extremidades al frío o al contacto con superficies duras.
En resumen, y de una forma gráfica, se puede afirmar que las patologías derivadas de un mal diseño
postural equivalen a una suma:
A continuación se enumeran una serie de recomendaciones que sugiere la ergonomía de cara a evi-
tar los problemas referidos anteriormente:
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- acomodar al máximo la dimensión de las herramientas a la posible fuerza humana a apli-
car.
- levantar pesos y cargas de forma segura.
- mantener los músculos en buenas condiciones.
- dar reposo a los músculos de forma periódica.
De una manera más específica, y haciendo referencia especialmente a las posturas de pie, es alta-
mente recomendable:
Desde un punto de vista preventivo de riesgos laborales, el Real Decreto 487/1997 establece como
primera medida el evitar el manejo manual de cargas. En el caso en que esto no sea posible hay que
seguir una serie de criterios e instrucciones que se publicaron, en 1998, en la Guía Técnica para la
Evaluación y Prevención de los Riesgos relativos a la Manipulación Manual de Cargas, del Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
Una carga se define como todo objeto animado o inanimado, caracterizado por tener una forma, un
tamaño y una distribución de pesos, que requieren un esfuerzo humano o mecánico para moverlo o
colocarlo en una determinada posición.
Si se trata de levantar una carga, sean personas, animales o cosas, los seis pasos a seguir son los
siguientes:
1. Decidir si una sola persona puede levantar el objeto: si dos de sus dimensiones son superio-
res a 70 centímetros, o su peso es superior a 30 kilogramos, lo deben levantar dos personas.
2. Disponer los pies de forma tal que la base de sustentación permita conservar el equilibrio: los
pies han de estar separados por una distancia equivalente a la anchura de los hombros.
3. Doblar las rodillas.
4. Acercar al máximo el objeto al centro del cuerpo.
5. Levantar el peso gradualmente, suavemente y sin sacudidas.
6. No girar el tronco mientras se levanta la carga, sino pivotar sobre los pies.
Una excelente recomendación ergonómica consiste, no en levantar, sino en arrastrar el objeto pesado.
Si hay por donde asirlo se trata de tirar del objeto, pero sólo durante un corto espacio de tiempo o con
distancias pequeñas. La posición ideal es colocando el pie más adelantado debajo del asa, y de este
modo, al inclinarse hacia atrás, aprovechar el peso del propio cuerpo para generar la fuerza de trac-
ción.
El cuerpo humano, está formado por un conjunto de células que necesitan seguir estando vivas y po-
der moverse para realizar una tarea. Este aporte de vida y actividad proviene de tres fuentes de ener-
gía a nivel muscular a partir de los alimentos:
• La energía disponible en las células a través de las reservas que el organismo sintetiza regu-
larmente.
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• Utilización de la vía aeróbica: síntesis de energía a partir de los azúcares y grasas de los ali-
mentos con intervención de oxígeno.
• Uso de la vía anaeróbica: síntesis de energía a partir de azúcares sin necesidad de oxígeno.
Todos estos mecanismos coexisten. Sin embargo, se puede establecer de un modo general que los
esfuerzos intensos de poca duración movilizan las reservas normales de energía, los esfuerzos mode-
rados y extremadamente cortos ponen en marcha la vía anaeróbica, y los esfuerzos de larga duración
pero poco intensos usan la vía aeróbica.
La situación ideal es aquella en la que el músculo obtiene la energía a partir de la vía aeróbica. El or-
ganismo pone en marcha una serie de mecanismos que permiten un aporte suficiente de oxígeno a
las células musculares a través del sistema respiratorio (captación del oxígeno del aire) y del cardio-
circulatorio (transporte del oxígeno en el organismo).
Alimentación y metabolismo
El consumo metabólico del ser humano equivale a la energía producida por la oxidación metabólica de
los hidratos de carbono, lípidos y proteínas que aporta la alimentación. Se producen, de esta forma,
una serie de reacciones químicas de las que se desprende gran cantidad de energía, de la que sólo
una parte se aprovecha como tal. El resto es calor que, mayoritariamente, debe ser cedido al ambien-
te para que no se acumule en el organismo, ya que provocaría un aumento de la temperatura interna
del mismo, con la aparición de las disfunciones consiguientes.
La energía que el organismo consume puede evaluarse mediante la estimación del consumo metabó-
lico o energético que se estima como la suma del metabolismo basal y del energético del trabajo.
El nivel de energía mínimo necesario para mantener las funciones vitales en estado de reposo es lo
que se conoce como metabolismo basal. Depende, entre otros factores, de la grasa corporal, de la di-
eta del individuo, de la edad, del sexo, etc.
El metabolismo energético depende -como se acaba de decir- del “esfuerzo” que requiere cada tarea
y puede estimarse mediante unos valores determinados: según el tipo de actividad, o por datos como
la posición del cuerpo, los esfuerzos musculares y el manejo de cargas, según la intensidad y los
tiempos empleados.
La energía se suele expresar en kilocalorías que equivale a la cantidad de calor necesaria para elevar
la temperatura de 1 kg de agua destilada de 15º C a 16º C.
Se ha calculado que el gasto debido al metabolismo basal, considerando a un varón standard (35
años, 170 cm de altura y 70 kg de peso), es de 1,2 Kcal/min. En la mujer es de un 5% a un 10% infe-
rior que en el hombre, y mayor en el niño que en el adulto.
También se consume energía para mantener la postura del cuerpo. De pie el cuerpo se encuentra en
equilibrio inestable, pues tiene una base de sustentación pequeña y el centro de gravedad está alto. El
equilibrio se consigue por la contracción de los músculos que contrarrestan la gravedad produciéndo-
se continuamente pequeños desequilibrios que han de ser neutralizados por la contracción de los
músculos posturales para evitar que provoquen la caída del cuerpo. Como la contracción de estos
músculos consume energía la postura de pie necesitará tanta más energía para ser mantenida cuanto
más inestable sea.
El límite del esfuerzo dinámico estará determinado por el nivel del volumen del gasto de oxígeno que
garantice evitar el metabolismo anaeróbico que, aparte de ser poco energético, produce ácido láctico.
Existe un límite máximo de metabolismo aeróbico que se denomina capacidad aeróbica máxima y de-
pende de cada persona. Este concepto es muy importante porque se estima que el metabolismo
29
anaeróbico entra en juego cuando se está trabajando a la mitad de la capacidad aeróbica máxima. Por
ello, es necesario diseñar las tareas por debajo de este consumo.
Para mantener un nivel de bienestar adecuado en un trabajo de 8 horas, el esfuerzo se debe mante-
ner entre el 15% y el 30% de la capacidad aeróbica máxima, no superando las 4,2 kcl/min. En la mujer
se contemplan unos valores inferiores en un 30% ó 40% con respecto al hombre.
Ergonomía y discapacidad
La ergonomía aplicada al trabajo tiene también mucho que decir en el campo de las minusvalías. Mu-
chas de las reivindicaciones del colectivo de personas que sufren algún tipo de disminución física se
van atendiendo poco a poco, aunque queda todavía un largo camino por recorrer.
El caso de las barreras arquitectónicas sigue siendo un punto importante. Poco a poco, ciudades y
pueblos van posibilitando mayores facilidades de acceso y circulación de estas personas. La arquitec-
tura de los edificios nuevos ya lo contempla y muchos establecimientos se van adaptando al requisito
clave de la accesibilidad. En el mismo terreno se debe considerar el acceso a las nuevas tecnologias
de la información, donde también se producen “barreras tecnologicas” para muchos discapacitados.
Un dato a considerar es el grado de sensibilización de la sociedad hacia las minusvalías. Un país de-
bería ser valorado por el nivel de interés en potenciar una cultura de atención a personas con proble-
mas de disfuncionalidad. La educación de los niños y el comportamiento ejemplificante de los adultos
en lo que concierne a las ayudas a prestar a los minusválidos, podría formar parte de las políticas de
alto nivel social que una sociedad, tan avanzada en otras cosas, debería saber exigir.
30
Tema 4. LA IMPORTANCIA DE UN BUEN DISEÑO EN EL PUESTO DE TRABAJO
Uno de los objetivos clave de la ergonomía es ayudar a diseñar puestos de trabajo lo más adaptables
posible a la población laboral. Todas las variables que intervienen en el diseño de un sistema de tra-
bajo guardan relación con el diseño de un puesto de trabajo. Se deben considerar los siguientes as-
pectos:
• Tipo de tarea.
• Medios de producción utilizados (tecnología, herramientas, máquinas, etc.)
• Proceso de trabajo (sistema de producción y organización del trabajo, método operativo, tiempos
establecidos, pausas, turnos, etc.).
• Requerimientos del puesto (posturas, movimientos, esfuerzos, repetitividad, trabajo estático o di-
námico, manejo de pesos, etc.
• Características de los materiales (productos, partes, piezas, etc.)
• Factores ambientales y condiciones de seguridad.
• Características del usuario (antropometría, edad, sexo, entrenamiento, motivación, etc.)
Tomar conciencia de la existencia de estos factores contribuye a optimizar el diseño y a lograr efecti-
vidad y ergonomía en los sistemas laborales. Pero, de una forma más específica, el estudio dimensio-
nal de un puesto de trabajo deberá contemplar siempre dos elementos críticos:
1. El tipo de tarea
2. Las posiciones en el trabajo
Conviene puntualizar algunos pormenores acerca de las tareas o tipos de actividades que se desarro-
llan en un puesto de trabajo, así como las mejores posturas a adoptar.
1. Existen muchos tipos de tareas (de mayor o menor precisión, de escritura y cálculo, de aplicación
de fuerza...). El tipo de actividad define la altura a la que debe situarse el plano de trabajo con
respecto a los brazos. Como reglas generales de diseño deben seguirse los siguientes criterios:
• para trabajos de precisión que requieran cierta agudeza visual, la altura del plano de traba-
jo debe situarse entre 10 y 15 centímetros por encima de la altura de los codos.
• Para tareas de montaje que no requieran el uso excesivo de fuerza, de 5 a 10 centímetro
por debajo de la altura de los codos
• para tareas administrativas de escritura y cálculo, a la altura de los codos.
• para tareas que requieran aplicar fuerza en sentido vertical, de 15 a 20 centímetros por
debajo de la altura de los codos.
Estos criterios deben utilizarse como principios generales de diseño, ya que para determinar con
mayor exactitud la altura correcta de la superficie de trabajo, también deben considerarse las di-
mensiones y características de las herramientas utilizadas así como de las piezas de trabajo.
2. En cuanto a las diferentes posiciones a adoptar en el trabajo, se pueden distinguir cinco posturas
como las más habituales: de pie, sentado, semi-sentado, de pie-sentado. Aunque también se con-
templa el trabajar arrodillado, tumbado o en cuclillas.
Siempre que sea posible, se debe optar por posturas flexibles en el trabajo cuando el usuario ten-
ga la posibilidad de alternar, a voluntad, entre las posturas de pie y sentado. Esto conlleva una re-
31
ducción de la fatiga causada por el trabajo postural estático que obliga al mantenimiento de una
misma postura durante periodos prolongados. Si esto no fuera posible, se prefiere la postura de
sentado antes que la de pie. También existe un caso intermedio que es la denominada postura
semisentada, especialmente beneficiosa para descargar las piernas y la espalda cuando el trabajo
debe realizarse principalmente de pie.
Actualmente también se está difundiendo el uso de unas sillas de origen nórdico diseñadas para
trabajar sentado pero con una postura en cuclillas. Están concebidas para mantener la postura re-
cta de la espalda y descargar la tensión sobre la misma.
La postura de pie, aunque ocasiona un mayor consumo energético, es la más adecuada cuando
se deben llevar a cabo trabajos que requieran manejar cargas o aplicar fuerzas, siempre y cuando
el trabajador trate de evitar en lo posible el mantenimiento estático de la posición. También es
aconsejable:
• cuando el plano de trabajo está muy por encima de la altura de los codos.
• cuando existen alcances horizontales importantes (superiores a 60 cm) o alcances vertica-
les muy bajos (inferiores a 60 cm).
Como norma general, de cara a un estudio dimensional de puestos de trabajo, será muy recomenda-
ble formularse las siguientes preguntas:
En muchos casos puede ser recomendable suscitar la participación de los trabajadores para que for-
mulen sus propias preguntas, parecidas a las expuestas, a fin de afinar al máximo en las condiciones
del puesto.
Según sean las respuestas, así habrá que seleccionar las posiciones a adoptar y determinar las di-
mensiones del puesto de trabajo.
Como elemento de consulta, en las figuras de las dos páginas siguientes se reproducen los principa-
les datos antropométricos en posturas de pie y sentado. Ya que la población española está cambiando
en cuanto a la estatura, convendrá revisar periódicamente estos datos.
32
(h)
70,0
(a)
166,5 (b) (g)
155,8 45,7 (c)
138,4
(d)
102,7
(e)
94,0 (f)
73,5
33
(a)
85,9
(b)
75,0
(c)
57,9
(d)
22,4
(e)
55,8
(f)
41,9
34
Significado de las medidas de la posición de pie:
(a) Estatura (talla): distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies (suelo) hasta el
punto más alto de la cabeza.
(b) Altura de los ojos: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies (suelo) al vér-
tice interno de los ojos.
(c) Altura de los hombros: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies (suelo) al
punto más elevado del acromion.
(d) Altura de los codos: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies (suelo) al
punto óseo más bajo del codo flexionado.
(e) Altura de la espina ilíaca: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies (suelo)
a la espina ilíaca antero superior.
(f) Altura del tercer metacarpiano: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies
(suelo) hasta la cabeza del tercer metacarpiano.
(g) Altura de la tibia: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies (suelo) al punto
más alto del borde antero superior interno de la glena tibial.
(h) Alcance máximo horizontal (puño cerrado): distancia horizontal máxima desde el plano vertical
de apoyo de la espalda al eje del puño cerrado.
(i)
Significado de las medidas de la posición sentado:
(a) Altura: distancia vertical desde la superficie del asiento horizontal hasta el punto más alto
de la cabeza.
(b) Altura de los ojos: distancia vertical desde la superficie del asiento horizontal al vértice in-
terno del ojo.
(c) Altura de los hombros: distancia vertical desde la superficie del asiento horizontal hasta el
punto más elevado del acromion.
(d) Altura del codo: distancia vertical desde la superficie del asiento horizontal hasta el punto
óseo más bajo del codo flexionado.
(e) Altura del muslo: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies al punto más al-
to del muslo derecho.
(f) Longitud de la pierna: distancia vertical desde la superficie de apoyo de los pies hasta la
superficie inferior del muslo derecho inmediatamente próximo a la rodilla.
(g) Profundidad del asiento: distancia horizontal desde el borde exterior de la cabeza del pero-
né hasta el punto posterior del trasero.
35
Tipos de tareas y grados de esfuerzo
Carga física del trabajo es el conjunto de esfuerzos a que se ve sometida una persona al realizar de-
terminada tarea. Estos esfuerzos consumen una energía. Y el consumo de esta energía se denomina
metabolismo del trabajo, fijándose una medida standard de 2.000-2.500 kilocalorias/día como consu-
mo de energía admisible, por encima de la cual se empieza a hablar de fatiga.
Es evidente que la generación de fatiga depende en gran medida del tipo de trabajo a realizar. Se
proponen dos tipos de esfuerzos:
El trabajo muscular estático se define como aquel en el que no se produce movimiento o éste es muy
lento tras un lapso superior a 6 segundos. La contracción de los músculos es continua y se mantiene
durante un cierto periodo de tiempo. A este tipo de esfuerzo le corresponden las llamadas contraccio-
nes musculares isométricas.
El trabajo dinámico es aquel trabajo muscular en el que se produce un evidente movimiento por una
sucesión periódica de tensiones y relajamientos de los músculos, de muy corta duración. Le corres-
ponden las contracciones musculares isotónicas.
En los trabajos en los que hay que añadir la circunstancia de que las tareas a realizar se llevan a cabo
al aire libre, existe la incidencia de varios elementos que confluyen:
La diferencia entre la temperatura del aire y la de la piel del individuo determina el intercambio de calor
entre éste y el aire. Si la temperatura de la piel es mayor que la del aire, el individuo cede calor a éste
y el cuerpo se refresca. Si es al revés, la persona recibe calor del aire. En ambos casos, se denomina
intercambio de calor por “convección”.
Dado que la temperatura de la piel no varía mucho de valor, se considera alrededor de 36º C como
media. El intercambio de calor por convección depende también de la velocidad con la que el aire se
mueve alrededor del individuo: cuanto mayor es, meyor flujo de calor intercambiado se produce.
La humedad es la cantidad de agua que contiene el aire. La humedad relativa indica la concentración
de vapor de agua en el aire. También afecta a las personas produciendo sensaciones distintas de ca-
lor y frío.
La lluvia añade a la humedad el dato evidente de que, no sólo el individuo va a tener normalmente
sensaciones térmicas de frío, sino que tendrá que protegerse de una manera distinta con un vestido
más impermeabilizado que, a su vez, puede generar una excesiva humedad en ese intercambio de
calor.
36
Las corrientes de aire en un puesto de trabajo y, en concreto, la velocidad del aire en una determinada
dirección que incida en el individuo interviene de forma directa en su sensación térmica.
La combinación entre temperatura del aire, radiación, humedad y corriente de aire, constituye la base
del estudio del confort térmico para cada tarea, al que no le es ajeno el tipo de vestimenta utilizado por
el trabajador. Da igual que ésta sea un uniforme de trabajo o prendas de elección personal, ya que lo
importante, en ergonomía, es tener en cuenta la “resistencia térmica del vestido”. Cuanto mayor sea
dicha resistencia más difícil será para el organismo ceder al ambiente el calor generado por su propia
energía.
El acceso a la información
Todo puesto de trabajo requiere el manejo de cierta información. De ahí que todo trabajador necesite
tener acceso a ella a través de distintas fuentes y canales.
Sin embargo, en ergonomía se debe abordar también otro aspecto relativo a la forma en que llega, o
no, correctamente la información al trabajador.
El proceso de la información
En la relación del ser humano con la máquina se sigue el proceso siguiente: un indicador emite una in-
formación que hay que recibir adecuadamente (percepción), analizarla de forma correcta (interpreta-
ción) y saber dar la respuesta precisa (decisión), como información de retorno.
La información emitida se recibirá normalmente con una señal a través de un cuadro, tablero o panta-
lla, que casi siempre será recibida por el trabajador por el sentido de la vista. Sólo se utilizan señales
acústicas en el caso de existir un sistema de señales visuales limitado o sobrecargado y/o en el caso
de requerirse una respuesta inmediata.
Sin embargo, cuando los trabajadores tienen limitaciones sensoriales en la vista, las señales auditivas
cobran un primer plano, e incluso el sentido del tacto entra en acción, produciendo una señal a través
de vibraciones.
La ergonomía pone como condición que el contenido de la información transmitida corresponda úni-
camente a la información requerida. De ahí la necesidad de concreción, brevedad y simplicidad en los
indicadores, a fin de evitar al máximo los errores de percepción. Ésta, a su vez, conviene garantizarla
en tres momentos clave:
Si se trata de utilizar señales visuales, lo más habitual es transmitirlas a través de luces y de paneles
indicadores que pueden proporcionar información de forma analógica (agujas) o en forma digital (sólo
números). No es necesario añadir que su tamaño y legibilidad son importantísimos, según la distancia
desde donde deban ser leídos.
37
Existe un acuerdo prácticamente universal en cuanto a los códigos de colores. Son los que se expo-
nen en el cuadro adjunto:
COLOR SIGNIFICADO
Rojo Peligro
Caliente
Anaranjado
Peligro posible
Amarillo Precaución
Verde Seguridad
Azul Frío
Violeta Peligro de radiación
Las señales auditivas tienen su importancia según el ámbito de que se trate ya que, además de otras
cualidades que comparten con las visuales, tienen la ventaja de ser:
- mejor recordadas,
- ser multidireccionales, de tal manera que se perciben desde cualquier dirección,
- poder ser mucho más significativas, sobre todo como señales de aviso o advertencia.
Igual que las visuales, las señales auditivas necesitan reunir una serie de condiciones:
• precisas
• invariables
• interpretables fácilmente según los usos más comunes
• llamativas pero discretas.
Un requisito muy importante que cabe destacar especialmente es que, así como las señales visuales
no pueden dañar a la vista, las auditivas nunca deben superar los niveles recomendados y, en cam-
bio, sí poder ser discriminadas con nitidez respecto de otros ruidos ambientales o de fondo.
Las señales auditivas se clasifican del modo que aparece en el cuadro siguiente:
Tan importante como las señales que emiten información son los mandos, que sirven para dar la res-
puesta. El trabajador, habiendo interpretado correctamente los datos que recibe, debe actuar de una
38
manera consciente y positiva a través de un mecanismo que introduzca información en el sistema en
el que trabaje.
Desde una correcta intervención ergonómica conviene que los mandos tengan un diseño sencillo y
manejable, que sean precisos y de efecto rápido, y que su uso no exija un esfuerzo excesivo, aunque
en este punto puede haber palancas o volantes que requieran cierto esfuerzo muscular.
Los tipos de mandos más habituales son: botón, interruptor, manivela, palanca, pedal, pulsador y vo-
lante. Estos mandos, que no siempre están en un panel o cuadro de mandos, sino a veces dispersos,
deben reunir una serie de requisitos:
- “estar a mano”
- evitar posturas forzadas
- posibilitar la postura alternativa de pie-sentado
- respetar el plano de trabajo procurando una distancia óptima de visión
- encontrarse obligatoriamente en la rotación óptima del ojo los indicadores de emergencia
más necesarios o urgentes.
En este punto la ergonomía recuerda que hay una población importante de personas zurdas y no
siempre los diseños hasta ahora presentados tienen en cuenta este factor. También conviene señalar
que algunas personas con minusvalías físicas pueden tener ciertas dificultades motoras para el uso de
según qué tipo de mandos.
Un diseño racional y ergonómico, aparte de reducir la fatiga, evitando esfuerzos innecesarios, tiene el
gran valor añadido de reducir el riesgo de error. Todo lo que contribuya a mejorar este punto es de
suma importancia. La recomendación es seguir secuencias lógicas y hacer que el movimiento mecá-
nico del mando provoque el movimiento esperado en la máquina o herramienta que se esté manipu-
lando.
Las condiciones ambientales que rodean los puestos de trabajo: climatización, ventilación, rui-
dos, vibraciones
Una persona es un animal de sangre caliente que necesita para su supervivencia mantener la tempe-
ratura interna del cuerpo dentro de unos márgenes muy estrechos. Cualquier variación anormal puede
tener graves consecuencias.
Las situaciones en las que se da un estado de equilibrio térmico entre el organismo y el medio am-
biente, influido además por la percepción psicológica de confort del individuo, constituyen lo que en
otro punto se ha llamado “estado de confort térmico”.
En el mundo laboral se pueden encontrar trabajos cuyas condiciones ambientales sean extremas de-
bido a la carga térmica por calor o por frío a la que el trabajador se ve expuesto. Cuando el cuerpo es
incapaz de conseguir que la temperatura permanezca constante dentro de unos límites permisibles se
encuentra sometido a estrés térmico.
Gracias a un sistema termorregulador las personas pueden estar expuestas a distintas condiciones
ambientales. Este sistema reacciona ante cualquier pequeño cambio de temperatura interna, poniendo
en marcha los mecanismos necesarios para devolver al cuerpo la temperatura óptima. Lo que se está
consiguiendo es un equilibrio entre la energía calorífica producida por el propio cuerpo (metabolismo)
y el intercambio de energía calorífica con el exterior.
39
La regulación se establece mediante distintos mecanismos fisiológicos que actúan de distinta manera
ante la pérdida de calor por exposición a ambientes fríos, y ganancia de calor por exposición a am-
bientes calurosos.
Cuando el cuerpo humano se ve sometido a ambientes térmicos fríos tendiendo a perder temperatura,
los mecanismos que se ponen en marcha son:
• vasoconstricción sanguínea
• desactivación o cierre de las glándulas sudoríparas
• contracción o encogimiento del cuerpo para exponer la menor superficie posible de piel en
contacto con el exterior.
Los trastornos provocados por situaciones de exposición a niveles elevados de temperatura pueden
generar tres tipos de alteraciones:
• alteraciones sistémicas que se manifiestan por asfixia o ahogo por calor, agotamiento (sínco-
pe de calor) y sudoración insuficiente
• alteraciones cutáneas con erupciones
• alteraciones psíquicas transformadas en fatiga crónica leve por calor e incluso pérdida aguda
del control emocional.
Para alcanzar un correcto confort térmico es necesario una temperatura seca para locales cerrados
entre 17 y 25º C cuando se efectúan trabajos sedentarios. Si los trabajos son ligeros el margen de
temperatura podrá oscilar entre 14 y 23º C., teniendo también presente que la humedad relativa debe
oscilar entre el 30 y el 70%.
Al afectar todo lo antedicho al trabajo constituye un asunto importante en ergonomía tanto la climati-
zación como la ventilación de lugares cerrados, para poder garantizar las temperaturas óptimas re-
comendadas. En el aspecto de la climatización es de obligado cumplimiento seguir estrictamente la
normativa acerca de las instalaciones de aire acondicionado para evitar la posible contaminación de
aire respirado o incluso posibles contagios por transmisión de gérmenes patógenos a través de sus
conductos.
Uno de los puntos que más afectan al trabajo, en cuanto se refiere a las condiciones ambientales, lo
constituye el ruido. Éste es compañero de viaje en la vida del individuo en la sociedad actual. Si, como
ya se ha definido, el sonido es toda variación de presión capaz de ser percibida por el oído humano,
cuando esta presión sonora llega a ser molesta o, simplemente, no es deseada, adopta el nombre de
ruido. El ruido es un sonido que se caracteriza:
La diferencia existente entre sonido y ruido es casi siempre subjetiva, si bien cualquier sonido a nive-
les suficientemente elevados adquiere la propiedad de ruido.
El efecto más dañino que genera el ruido es la disminución de la audición, llegando incluso a producir
niveles preocupantes de sordera. Otros efectos del ruido -quizás más leves y por esto mismo no tan
denunciados- que afectan al confort de las personas pueden ser:
- Irritabilidad
- Pérdida de la atención y del interés
40
- Disminución de reflejos motores y mentales
- Aumento de adrenalina
- Incremento de la presión sanguínea
- Incremento del metabolismo
- Alteraciones del sueño
- Disminución de la capacidad del trabajo físico
- Interferencia en la comunicación recibida o transmitida
- Pérdida de concentración y distracción
- Interferencia en el correcto desarrollo de algunas tareas
- Disminución del rendimiento.
El que un ruido esté por debajo de los límites legales no quiere decir que no afecte al bienestar de las
personas y, por tanto, al desarrollo y efectividad en la realización de sus tareas.
Para evaluar cómo afecta el ambiente sonoro al trabajo, es necesario considerar el nivel de atención
que requiere la tarea y el ruido de fondo existente.
El ruido de fondo resulta especialmente molesto cuando impide oír algo de otro compañero de trabajo.
Una diferencia de 10 dB(A) entre el nivel sonoro de la voz en el lugar del oyente y el ruido de fondo
que éste percibe es suficiente para captar satisfactoriamente una conversación normal.
La solución a los problemas del ruido por parte del individuo pasa, en cualquier caso, por enfrentarse
al mismo en su origen de emisión, evitando que se transmita al medio ambiente, igual que se hace
con el humo.
Encerrar una máquina o proceso ruidoso, cambiar el diseño de un difusor de aire acondicionado que
produce ruido y evitar el envejecimiento de ciertas partes de una herramienta compleja mediante un
adecuado mantenimiento, son formas de disminuir el ruido en el foco originario. A menudo, esto no es
suficiente, o no es posible, y la forma de disminuir el nivel de ruido es colocar pantallas entre los focos
de ruido y los individuos o proporcionarles cascos individuales.
Otra solución, como resulta evidente, consiste en la reducción del nivel sonoro del ruido aplicando al-
gunas modificaciones en los equipos:
Si coinciden en un espacio distintas personas desarrollando tareas que requieren diferentes grados de
concentración, y la realización de las mismas supone la producción de distintos tipos y niveles de rui-
do, el análisis del ambiente sonoro deberá considerar las dos cosas: el conjunto del trabajo, por una
parte, y cada subsistema, por otra parte.
Para la mejora ergonómica del confort acústico la música puede resultar beneficiosa porque supone
un alivio del aburrimiento y de la fatiga. Será adecuada, sobre todo paa determinados tipos de trabajo
41
repetitivos, monótonos y rutinarios, porque puede influir positivamente en la atención y vigilancia du-
rante el trabajo produciendo además sensación de bienestar.
No obstante, nunca debe ponerse música en torno a aquellos puestos de trabajo donde el nivel de rui-
do sea cercano a 80 dB(A), puesto que la música debería superar el ruido de fondo para poderse oír.
Las vibraciones
La importancia de una vibración, desde el punto de vista de la ergonomía, viene dada por dos magni-
tudes: intensidad y frecuencia.
Para disminuir en lo posible el efecto negativo de las vibraciones en el trabajo es recomendable actuar
sobre la magnitud de las vibraciones y sobre el tiempo de exposición. Se puede intervenir en el foco
emisor, medio de propagación o en el receptor.
En el foco emisor las acciones que se pueden tomar afectan al diseño y mantenimiento de las máqui-
nas.
Sobre el medio de propagación conviene actuar localizando y eliminando resonancias mediante amor-
tiguación o cambio de masa, etc.
La actuación sobre el receptor se puede orientar en la organización del trabajo (modificación de la jor-
nada, pausas...), controles médicos y adopción de medidas de protección personal.
La postura sedente
La postura de trabajo más frecuente en los países industrializados y los que ya están entrando en la
era post-industrial es la de permanecer sentados durante largas horas. Si a ello se añade el número
de horas que los humanos adoptan esta posición, se podría decir que la mitad de la vida, quitando las
horas de sueño, se la pasa cualquier persona en posición sedente: en los medios de transporte, en el
puesto de trabajo, en actividades de ocio, etc.
Estar en postura sentada resulta para cualquier persona más estable, requiere menor gasto de ener-
gía y, como consecuencia, produce menor fatiga. Si el apoyo corporal es el adecuado, un buen asien-
to proporciona estabilidad para realizar tareas que requieran movimientos precisos de las manos u
operaciones de control con los pies. Al tomar asiento desciende el centro de gravedad del cuerpo res-
pecto a la postura de pie y aumenta la base de apoyo, incluyendo los pies, las piernas y parte de los
muslos. En la postura sentada la movilidad, el alcance y la capacidad de aplicar fuerza en tareas de
control manual son menores que estando de pie.
Estando sentada la persona, la distancia entre el plano del trabajo y el asiento determina la postura a
adoptar. Los pies se pueden acomodar fácilmente con un apoyo adecuado. Para evitar molestias en
espalda y hombros, un buen diseño contempla respetar los ángulos de confort articular.
El asiento ergonómico
42
Los requisitos ergonómicos de un asiento adecuado son los siguientes:
La mesa de trabajo
Para el trabajo administrativo es tan importante el asiento como la mesa donde trabajar. Sea mesa o
tablero, debe habilitar suficiente espacio para los miembros inferiores. La pelvis no debe estar oblicua
a la mesa, sino en posición paralela. La altura se dispondrá de forma que el brazo esté vertical y el an-
tebrazo horizontal, formando ángulo recto con el codo. Esta posición previene las posturas extremas
de muñeca y mano, con lo que se evita el disconfort de las mismas.
El esfuerzo estático de los músculos de la región del cuello y de los hombros depende fundamental-
mente de la relación entre la altura de la mesa y la de la silla, así como del uso y de las característi-
cas de los reposabrazos. Si la altura de la mesa es excesiva, obliga a situar los brazos separados y
elevados, aumentando la fatiga a nivel del cuello y los hombros. Si es demasiado baja, el tronco debe
flexionarse hacia delante aumentando la presión intraabdominal perdiendo la curva normal del raquis
y apareciendo una cifosis lumbar que puede sobrecargar los discos intervertebrales. Además, obliga
a aumentar los esfuerzos de la musculatura posterior del cuello para mantener la vista al frente.
43
Tema 5. LAS HERRAMIENTAS PARA EL TRABAJO
La máquina no es sólo la prolongación del brazo humano cuando en los albores de la historia se des-
cubrió la rueda, la palanca o el plano inclinado para poder hacer más fuerza o poder desplazar obje-
tos. Hoy en día el concepto máquina es extensible a cualquier medio técnico que transforma una
energía y que viene en ayuda de la persona para ahorrarle un esfuerzo físico y mental.
La Física define la máquina como “un mecanismo que transforma un trabajo motor en un trabajo útil”.
De un tiempo a esta parte, la electrónica ha venido en ayuda de la mecánica tradicional y en la era di-
gital se está completando el panorama, dando a entender que las máquinas ya no son lo que eran o,
por lo menos, no son lo que hasta ahora se había asociado a tal denominación.
La mecanización invade el entorno del trabajo para facilitar de tal modo las cosas al trabajador que el
valor económico de una Organización, aun sin ser del sector industrial, va a ser medida por el grado
de mecanización y automatización de multitud de sus procesos. De hecho, ya se puede afirmar sin
riesgo de error que requieren un mayor uso de máquinas algunos procesos administrativos que los pu-
ramente productivos.
Por eso, las oficinas, igual que las fábricas, están llenas de aparatos, unos altamente sofisticados,
otros todavía en etapas tecnológicas algo desfasadas, pero máquinas al fin y al cabo, sin las cuales
hoy día es casi imposible el trabajo.
Es útil por tanto destacar la importancia del grado de mecanización de determinados trabajos para po-
der evaluar, a partir de este dato, el nivel ergonómico de una Organización, ya que el bienestar de un
trabajador reposa en buena medida en tener a su disposición la máquina, la herramienta o el útil ade-
cuados para poder desarrollar su trabajo con mayor precisión, seguridad, confort y, en definitiva, con
mayor productividad y con menor riesgo.
Si se habla de máquinas tradicionales es importante destacar su nivel de seguridad para evitar cual-
quier accidente. También es un punto crítico el mantenimiento periódico a realizar para poder esperar
de ellos un óptimo rendimiento.
En cuanto a la maquinaria electrónica hay que atender a estas mismas variables y quizá todavía en
mayor grado por su aparente inofensividad. Porque, desde fuera, estas máquinas aparentan ser más
seguras o ser menos susceptibles de provocar daños en el trabajador.
En todo caso, una correcta intervención ergonómica se preocupa de estudiar a fondo la mejor distribu-
ción de las máquinas en un espacio determinado, intentando que su localización y utilización no gene-
ren problemas como los siguientes:
- ruidos molestos
- riesgos en su manipulación
- radiaciones peligrosas
- alteración de los sentidos corporales
- excesiva complejidad en su uso o explotación
44
Ventajas e inconvenientes de la automatización en la ergonomía
La automatización imparable
La tecnología moderna ha ido creando instrumentos cada vez más complejos puestos al servicio del
ser humano para poder desempeñar sus tareas de la manera mejor posible, tanto desde el punto de
vista de la rentabilidad de un negocio, como desde la óptica de la mano de obra o de las tareas.
Para poder percibir con mayor claridad los pros y los contras de la automatización que, ayudada por
los sensores y la digitalización, facilita tanto los trabajos en temas como los que contempla la ergono-
mía, la tabla siguiente trata de resumir sus ventajas e inconvenientes:
AUTOMATIZACIÓN Y ERGONOMÍA
Ventajas Inconvenientes
Para su diseño hay que tener en cuenta los datos que proporcionan disciplinas tan afines a la ergo-
nomía como la antropometría y la biomecánica, que tratan de fijar los requisitos básicos que debe
cumplir toda herramienta:
45
- reducir al mínimo la fatiga en su uso frecuente.
- ser proporcionada a las dimensiones corporales del usuario sin por ello incurrir en el error
de diseñar herramientas según un tipo dimensional medio.
- tomar en consideración el posible uso de elementos de protección (guantes, botas, gafas,
etc.).
- no impedir otros trabajos, si su uso es frecuente, como ocurre con el teléfono al que se le
puede incorporar un auricular para facilitar la tarea.
- adecuarse a las necesidades de trabajar con precisión.
- atender a su uso según sean diestros o zurdos sus destinatarios finales.
- proporcionar feed-back directo y fácilmente interpretable sobre el resultado de su utiliza-
ción en el objeto que se está manipulando.
Tanto la maquinaria como las herramientas para el trabajo administrativo se ponen al alcance de todo
trabajador para que pueda desarrollar su actividad laboral de la manera más eficiente posible y, al
mismo tiempo, con un alto grado de seguridad y de confort personal.
La ergonomía tiene mucho que aportar en lo que concierne al bienestar de las personas cuando utili-
zan los instrumentos que pueden contribuir a una mejora en la carga física y mental de su trabajo ad-
ministrativo.
Desde que en 1714 el ingeniero inglés Henry Miller registrara la primera patente de una máquina de
escribir hasta el día de hoy, la evolución ha sido vertiginosa. Desde los primeros aparatos mecánicos
de calcular hasta las modernas calculadoras electrónicas, desde el más primitivo teléfono inventado
por Morse en 1837 hasta la transmisión digital de voz y datos, desde el invento de la primera compu-
tadora, que también se llamó cerebro electrónico, hasta los ordenadores actuales, ha sido tal la evolu-
ción que se ha registrado en el trabajo de oficina que se hace necesario considerar su impacto en el
trabajo y en los trabajadores.
Uno de los más significativos aspectos que la ergonomía debe considerar, en lo que concierne a la
mecanización y automatización de las tareas administrativas, hace referencia directa a todos aquellos
puestos de trabajo que suponen la utilización de pantallas de visualización de datos (PVD), sean éstas
alfanuméricas o gráficas.
Según el Real Decreto 488/1997, se puede denominar así a los puestos de trabajo “constituidos por
un equipo con pantalla de visualización provisto, en su caso, de un teclado o dispositivo de adquisición
de datos, de un programa para la interconexión persona-máquina, de accesorios ofimáticos, de una
mesa o superficie de trabajo, y de un asiento, así como por el entorno laboral inmediato”.
Se considera “trabajadores usuarios de estos equipos” a aquellos que superen las 4 horas diarias o
las 20 semanales de trabajo efectivo con estos equipos, y también los que, por determinadas circuns-
tancias, vienen “obligados” a utilizar PVD de 2 a 4 horas diarias o de 10 a 20 semanales.
Tantas horas de uso prolongado de PVD pueden dar lugar a la llamada “carga mental, visual y muscu-
lar”, con el correspondiente riesgo de fatiga, que depende de múltiples factores. Se pueden agrupar en
torno a tres apartados que, en cierto modo, deben darse a la vez y en determinada medida para poder
llegar a precisar el riesgo efectivo que conlleva el uso prolongado de PVD:
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- Factores propios de la exigencias de la tarea, como son el grado de atención que requie-
ra, el tiempo de realización, la visualización alternativa pantalla-impresos...
- Factores derivados de las características propias del puesto, como son la calidad de la
pantalla, los caracteres, la iluminación de la sala...
- Factores relativos a las propias caraterísticas de los usuarios, como son los relativos a la
propia capacidad de visión de cada persona.
Las alteraciones físicas tienen lugar sobre todo en el órgano de la vista, siendo bastante común la lla-
mada “fatiga visual”. Ésta puede manifestarse a través de los siguientes síntomas:
Conviene aplicar medidas técnicas y organizativas que contribuyan a disminuir estos y otros riesgos.
La Guía Técnica realizada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo para la Eva-
luación y Prevención de los Riesgos relativos a la Utilización de equipos que incluyen PVD ofrece la
clasificación siguiente:
• Medidas dirigidas a garantizar que todos los elementos materiales constitutivos del puesto satisfa-
gan los requisitos de diseño ergonómico (equipamiento, programas de ordenador...).
- La explicación de las causas del riesgo y de la forma en que se puedan producir daños en
la salud
- La toma de conciencia del papel desempeñado por el propio trabajador y sus represen-
tantes en el reconocimiento de dichos riesgos
- La información sobre el contenido del propio Real Decreto 4878/1997
- La forma de utilizar los mecanismos de ajuste del equipo y del mobiliario del puesto a fin
de conseguir la configuración más adecuada
- La importancia de propiciar el cambio de posturas en el transcurso del trabajo
- La conveniencia de adoptar pautas saludables de trabajo para prevenir la fatiga
- La publicación por parte del empresario de todas aquellas informaciones útiles o necesa-
rias para transmitir formación e información (folletos, carteles...)
• Medidas dirigidas a garantizar formas correctas de organización del trabajo (cierta autonomía del
trabajador en cuanto a pausas, alternancia de tareas...)
El trabajo con PVD exige de todos sus usuarios llevar a cabo, simultáneamente, tres tareas:
El poder leer con cierto confort un texto en una pantalla depende de las dimensiones de los caracteres
y la nitidez de sus contornos, los colores de los caracteres y el del fondo de la pantalla, y el contraste
entre los caracteres y el fondo. En un monitor este contraste lo proporciona la diferencia entre la lumi-
nancia del fondo de la pantalla y la luminosidad existente en el entorno de trabajo. Cuando en la pan-
talla aparece reflejada la imagen de un foco luminoso brillante, la luminancia o brillo de esa imagen se
suma a las luminancias generadas por la propia pantalla. Este punto tan importante da lugar a hablar
de nuevo de la iluminación, pero refiriéndolo sólo a las dependencias en las que se trabaja con PVD.
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Iluminación en trabajos con ordenadores
Lo más habitual es que se coloquen los ordenadores y sus correspondientes monitores en la sala de
trabajo y pocos se planteen la compatibilidad o incompatibilidad existentes entre la iluminación del lo-
cal y la retroiluminación de la propia pantalla que puede irradiar la luz en otra dirección. Este hecho
provoca un primer problema ergonómico cuya solución no tiene por qué ser muy difícil. Se trata, en
una oficina, de que la iluminación de las mesas sea lateral y no directamente frontal. En la medida de
lo posible, los puestos de trabajo deberán colocarse entre las filas de luminarias en vez de colocarlos
debajo de ellas.
Para según qué tipo de trabajos existe otro problema que hace necesario instalar iluminación localiza-
da de apoyo para tareas que impliquen exigencias visuales muy críticas o que requieran niveles de
iluminación de 1.000 lux o superiores. Esto puede producirse:
- cuando la visión de formas y texturas requiera que la luz venga de una dirección determinada
- cuando la iluminación general no alcance a ciertas zonas debido a los obstáculos existentes
- cuando se necesite mayor nivel de iluminación en beneficio de los trabajadores con una fun-
ción visual deficiente.
Si una ventana o un foco de luz artificial se encuentra situado en el campo de visión del usuario (por
detrás de la pantalla), ello supone una luminancia muy superior a la habitual y, por lo tanto, se produci-
ría un deslumbramiento.
Las recomendaciones más útiles en materia de iluminación para trabajar con ordenadores son las si-
guientes:
- Situar los puestos de trabajo entre las filas de luminarias del techo y no directamente debajo de
las mismas.
- Alejar los monitores de las fuentes de luz diurna situándolos de forma paralela a las mismas.
- Colocar mamparas de protección del puesto de trabajo para impedir la reflexión de la luz en el
monitor, o colocar cortinas en las ventanas.
- Situar el foco de luz sobre el trabajador en línea perpendicular al eje de la pantalla procurando que
aquél disponga de regulador de intensidad.
- Evitar el uso de fluorescentes que no dispongan de pantallas o rejillas.
Buscando la mejor ergonomía, y como complemento de lo anterior, una instalación correcta de pues-
tos de trabajo con PVD debería seguir el patrón siguiente:
- Las mesas con sus ordenadores y demás utensilios deben estar situados de forma perpendi-
cular a las ventanas.
- Las lámparas del techo no conviene que estén directamente encima de las mesas.
- Los documentos deben estar iluminados de forma individualizada evitando que la luz produz-
ca reflejos en la pantalla.
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También conviene recordar lo que, al respecto, indica la Guía Técnica antes mencionada acerca de
las emisiones electromagnéticas de estos aparatos electrónicos. Si son pantallas con tubos de rayos
catódicos se plantea cierta preocupación por emitir radiaciones peligrosas para el trabajador, aunque
están dentro de límites considerados seguros. La radiación ionizante que producen las pantallas no
es, en cambio, preocupante. En cuanto a las radiaciones ópticas que se producen en el fósforo de la
pantalla, también sus intensidades son pequeñas y los límites máximos son considerados seguros,
igual que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia producidos por todos estos dispositivos. El
uso de pantallas de baja intensidad lumínica o de filtros especiales aminora su efecto nocivo en las
personas, por lo que deben ser exigibles estas condiciones seguras de trabajo
El teclado y su uso
En la utilización de ordenadores, el otro elemento importante es el teclado. En sí mismo, igual que otro
tipo de teclados y consolas, es un elemento generador de posturas no siempre adecuadas. Cuando
iba unido a la máquina de escribir formando un todo, obligaba a su usuario a adoptar una postura bas-
tante definida. El hecho de que actualmente los teclados tengan mayor movilidad porque ya no se ne-
cesita ni cable de conexión, puede generar la adopción de multitud de posturas no siempre recomen-
dables desde el punto de vista ergonómico.
“El teclado deberá ser inclinable e independiente de la pantalla para permitir que el trabajador
adopte una postura cómoda que no provoque cansancio en los brazos o las manos.”
“Tendrá que haber espacio suficiente delante del teclado para que el usuario pueda apoyar los
brazos y las manos.”
“La superficie del teclado deberá ser mate para evitar los reflejos.”
“La disposición del teclado y las características de las teclas deberán tender a facilitar su utiliza-
ción.”
“Los símbolos de las teclas deberán resaltar suficientemente y ser legibles desde la posición
normal de trabajo.”
A veces, también la iluminación y los reflejos que ésta puede producir en teclas con excesivo brillo,
pueden incidir negativamente en el uso de este dispositivo.
En cuanto a la introducción de datos, cabe plantearse la cuestión de la simbología que contiene todo
teclado. Está comprobada la clara intención ergonómica en el diseño de los comandos, igual que en el
diseño del software en el que se intenta que todos sus iconos y otros elementos codificados sean lo
más amigables y fáciles de comprender y utilizar.
Podría darse el caso no deseado de que la gran cantidad de instrucciones a seguir y de símbolos a
recordar hagan que el uso de una herramienta, que tanto ha facilitado el trabajo, pueda llegar a ser un
factor de fatiga mental añadida, lo cual tendrá su influencia negativa en el bienestar de cualquier usua-
rio de herramientas informatizadas.
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Además, la necesaria consulta de textos y documentos, normalmente en posición sedente, repercute
en el trabajador en la medida en que una posición correcta frente al documento facilita su lectura y evi-
ta problemas músculo-esqueléticos y sensoriales.
Las recomendaciones ergonómicas más significativas para proceder de forma adecuada son las si-
guientes:
• La superficie a leer o a consultar debe ser siempre mate para evitar efectos reflectantes.
• El contraste entre el texto, que normalmente es negro, y el fondo debe ser el adecuado.
• El nivel de iluminación requerido para la lectura de documentos (unos 500 lux) debe ser casi el
doble del necesario para trabajar con PVD, lo que origina un problema de cierta incompatibilidad
al coincidir ambas circunstancias: un trabajo continuado ante una pantalla y la necesidad de leer
un texto para poder trabajar ante el monitor.
• La pantalla y el documento que se lee deben estar en el mismo plano, para no obligar a la vista a
realizar un ejercicio continuado de acomodación.
• La conveniencia de utilizar atriles situados en el mismo plano vertical que la pantalla de un orde-
nador.
El trabajo ante un teclado y un monitor plantea de nuevo el asunto del sedentarismo y sus repercusio-
nes. En este punto no puede olvidarse lo ya señalado en el tema 4 y que aquí vuelve a cobrar toda su
importancia porque son máquinas para trabajar sentados.
La máquina de escribir data de principios del siglo XVIII como ya se ha comentado. Esta máquina de
escribir, que ha llegado a existir en su versión puramente mecánica prácticamente hasta el último ter-
cio del siglo XX, ha sufrido evoluciones importantes en sus diferentes aplicaciones al trabajo excepto
una condición que le es inherente: la de que obliga a sus usuarios a utilizarla sentados. De la misma
manera ocurre con las otras máquinas: de escribir música o matemáticas: de escribir a distancia, de
las que nacen los teletipos, las máquinas de estenotipia o máquinas como las Braille’n speak, que han
sido y son muy familiares para los afiliados de la ONCE por ser un inestimable instrumento de escritu-
ra que sólo ha sido superado por el ordenador personal.
Como ya se ha indicado, la postura que exigen todas estas máquinas, incluido el ordenador portátil en
su tamaño actual, es siempre la misma: la persona debe trabajar sentada. De ahí el interés por no im-
pactar su uso de forma ergonómicamente negativa en la salud del trabajador.
La espalda es la región anatómica en la que las lesiones se producen con mayor frecuencia entre los
trabajadores de oficinas. Son las conocidas lumbalgias y dolores asimilados a problemas músculoes-
queléticos, producidos por la gran cantidad de horas realizando un trabajo monótono y en posición se-
dente, pero que pueden deberse, sobre todo, a dos tipos de factores:
- posturas inadecuadas
- alternancia baja de posturas de pie-sentado
- peso desproporcionado de la persona
- vicios posturales adquiridos tras muchos años realizando trabajos similares...
• Factores de tipo laboral que también provienen de actividades sedentarias pero con dos orígenes
muy distintos:
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- por la carga estática producida por el hecho de permanecer sentada una persona de una
manera prolongada
- por la carga dinámica generada en la persona por la insatisfacción o aburrimiento en el
trabajo.
Se debe insistir, desde la ergonomía, en que los trabajadores sigan las siguientes recomendaciones:
Formación e información sobre el manejo de máquinas y útiles para la realización de los traba-
jos
Los responsables y dirigentes de todas las Organizaciones deben ofrecer y poner a disposición de los
trabajadores aquellos elementos de formación y entrenamiento necesarios para el mejor uso del dis-
positivo o herramienta que vayan a utilizar, así como facilitar permanente información acerca de las
condiciones, cambios tecnológicos o especificaciones bajo las que un útil o una máquina debe funcio-
nar.
La necesidad de estar al día entra de lleno en una consideración global de la ergonomía como ciencia
multidisciplinar que abarca aspectos de prevención, de higiene, de capacitación y, sobre todo, de se-
guridad.
En una primera instancia, se asoció la prevención de riesgos laborales con las técnicas de seguridad
en el trabajo. Luego se añadió la preocupación por introducir técnicas de higiene industrial. Actual-
mente, con una visión más global, tal como ya se ha señalado, se acentúa la necesidad de introducir
técnicas de participación personal en la búsqueda conjunta de la mejora continua de las condiciones
del trabajo.
Porque tan importante como el uso correcto de máquinas y medios técnicos es la impronta que em-
presas y organizaciones deben darle a la formación e información para que éstas determinen com-
promiso personal y comportamientos distintos en los individuos.
Subyace en el fondo una preocupación por los costes humanos negativos del trabajo, y la forma de
darle una respuesta positiva. Ésta pasa necesariamente por una mayor formación de los trabajadores,
pero no sólo en técnicas de higiene industrial, por ejemplo, sino ofreciendo una dimensión más honda
de lo que es y significa el trabajo humano.
Lo primero que hay que contemplar en el trabajo diario es la dedicación de esfuerzos a tareas de pre-
vención. Es ahí donde de nuevo se sitúa en primer término el impacto del adiestramiento para trabajar
mejor, y el de la influencia de la formación y de la información como condición para estar al día.
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La conjunción de la tecnología aplicada a la eliminación de los riesgos y sus consecuencias, junto con
la mejora permanente de los comportamientos de los individuos, debe constituir el estado óptimo a
conseguir.
Este planteamiento es el que propugna la ergonomía actual, aplicando los conocimientos técnicos ne-
cesarios y mejorando el comportamiento de los individuos como un componente decisivo en la conse-
cución de resultados mejores y más satisfactorios.
Si trabajar bien pasa necesariamente por “trabajar con agrado”, la conclusión es obvia: la ergonomía
puede aportar reflexiones y datos de gran trascendencia para que los trabajadores puedan encontrar,
además de otras cosas, la satisfacción en el trabajo.
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