You are on page 1of 130

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

UNIVERSIDAD DECANA DE AMÉRICA


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

DERECHO CIVIL VII DERECHO DE LOS CONTRATOS - PARTE ESPECIAL

UNIDAD TEMÁTICA 3
CONTRATOS DE TRANSFERENCIA DE BIENES

Tema:
“El bien en el contrato de compraventa”

Profesor
Héctor Augusto Campos García

Equipo de colaboradores académicos


Leonardo Jara
Ángel Rimascca
Sebastián Paz
Sergio González

2018
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS DERECHO CIVIL VII:
DERECHO DE LOS CONTRATOS - PARTE ESPECIAL

PROFESOR: HÉCTOR AUGUSTO CAMPOS GARCÍA

1. DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. Estudio sobre el contrato de compraventa.


Lima: Gaceta Jurídica editores, 1999. pp. 47-67.

2. DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. Estudio sobre el contrato de compraventa.


Lima: Gaceta Jurídica editores, 1999. pp. 69-88.

3. CASTILLO FREYRE, Mario. Comentarios al contrato de compraventa. Análisis


detallado de los artículos 1529 a 1601 del Código Civil. Lima: Gaceta Jurídica,
2002. pp. 60-103.

4. ESCOBAR ROZAS, Freddy. “Reflexiones en torno a la llamada venta de bien


ajeno”. Themis. Revista editada por alumnos de la Facultad de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica del Perú. 2da época. No 29. 1994. pp. 147-164.
(http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/view/11468/11987)

5. PLÁCIDO V., Alex F. “¿La nulidad otorga mayor protección al verdadero


propietario y al adquiriente que desconoce que está celebrando un contrato de
‘venta de bien ajeno’?”. Actualidad Jurídica. Tomo 138. Enero 2008. pp. 46-49.

6. BARCHI VELAOCHAGA, Luciano, “Algunas consideraciones sobre la


compraventa de bien ajeno a partir de la jurisprudencia”. Ita Est . Junio 2011. pp.
1-22.
(http://www.derecho.usmp.edu.pe/itaest2011/Articulos_estudiantiles/06-
2011_Algunas_consideraciones_sobre_la_compraventa.pdf)
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
REFLEXIONES EN TORNO A LA
LLAMADA VENTA DE BIEN A}ENO* **

Freddy Oscar Escobar Rozas


Alumno del 9° ciclo de Derecho
Jefe de Práctica de Derecho Civil
Pontificia Universidad Católica
y Universidad de Lima

A lo largo de nuestra historia legislativa, la venta


de bien ajeno ha merecido un trato disímil que
parecería encuadrarse dentro de una línea de evo-
lución conceptual signada por el alejamiento de
posiciones radicales que tenían más de morales
que de jurídicas. Así, se observa cómo se fue
abandonando el criterio del Código de la Confe-
deración Peruano-Boliviana, que estableáa la nu-
lidad de este contrato, para llegar hasta nuestros
días, donde rige un criterio totalmente opuesto,
esto es, el de la validez y la eficacia del mismo.
El tema de la venta de bien ajeno no ha recibido un
tratamiento uniforme en la historia de la codifica- No obstante esta evolución, el tratamiento que el
ción civil peruana. La opción tomada por el Código actual Código Civil le dispensa a esta figura pre-
Civil actual, sin embargo, no aparece del todo clara senta todavía ciertas deficiencias, lo que se debe,
para un gran sector de la doctrina nacional. Son en nuestra opinión, a una errada conceptualiza-
muchas las interpretaciones que se han dado al res- ción de las instituciones jurídicas que se ven invo-
pecto, unas con mayor sustento que otras. lucradas en este tema.

El autor del presente trabajo, alumno y jefe de prác- En atención a ello, el presente trabajo pretende
ticas en la Pontificia Universidad Católica del Pe- realizar una nueva lectura de las normas del Códi-
rú, realiza una profunda y metódica investiga(:ión go Civil relativas a tan singular contrato, tomando
del tema, aportando nuevos cuestionamientos, pero como pretexto el análisis crítico de las distintas
también nuevas respuestas. doctrinas que han inspirado al legislador al regu-
lar la figura y a los comentaristas en su intento
Particular interés merece el análisis del sistema de por explicarla. Para ello partimos de una apre-
transferencia de propiedad en el Perú y el acerca- ciación crítica de las distintas doctrinas que han
miento a la noción de obligación como relación ju- inspirado al legislador en su afán por regular la fi-
..~;l.;~n nuo bJ 11'11+11 ... -ronU'7n gura.

':'""tltUda todos:;lPS,: queirifegran.~ ÉStuifio B~s, Mere&lo &Ug~ A~Os,. en ,~~,.cllí,l'i>;d~¡~~


",poi'!'él; ~~~~~~~,lel af~,;~diano que de ,ell~ ~B!?P, '

THEMIS
147
l. LA TRANSFERENCIA DE PROPIEDAD te, los reales alcances normativos de la figura. Es-
Y SU RELACION CON LA ADMISIBILI- te análisis, por otro lado, debe partir del asunto
DAD DE LA FIGURA. relativo a los sistemas de transferencia de propie-
dad.
Los distintos Códigos Civiles que nos han regido,
incluyendo al actual, oscilaron dentro de las dos Como se sabe, en el Derecho Occidental contem-
grandes tendencias que existen a propósito de la poráneo existen dos grandes sistemas de transfe-
venta de bien ajeno: aquella que establece la vali- rencia de propiedad: el «Sistema de la Separación
dez y la eficacia de este contrato; y aquella otra del Contrato» y el «Sistema de la Unidad del Con-
que rechaza la idea de que el mismo pueda mere- trato».
cer tutela estatal, a través de su reconocimiento
jurídico. El primero de ellos surgió en Alemania a media-
dos del siglo XVIII, constituyéndose en una alter-
En legislación comparada podemos ubicar dentro nativa crítica al sistema del Título y el Modo, con
de la primera orientación, a manera de ejemplo, a gran apogeo en ese entonces. Este sistema -el del
los Códigos de Italia (1942), Bolivia (1976), Pe- título y el modo-, establecía que para transferir la
rú (1984) y Paraguay (1987); y dentro de la segun- propiedad de un bien era necesaria la concurren-
da, a los Códigos de Francia (1804) y Guatema- cia de dos actos jurídicos distintos, pero unidos
la (1973), entre otros1• por un nexo causal: el contrato, que para el ven-
dedor importaba la obligación de entregar la cosa
Este panorama ha suscitado la interrogante sobre al comprador; y la tradición, que implicaba la en-
las razones que han llevado a los distintos legisla- trega misma, la cual, sin embargo, podía ser real o
dores a asumir posiciones tan contrarias, y en ficta3•
mérito a ella es que una difundida corriente de
opiniód ha sostenido que, dependiendo de lo que Para que la transferencia operase resultaba funda-
se haya establecido en materia de transferencia mental que el contrato fuera válido y eficaz, por lo
de propiedad, la venta de bien ajeno será conside- que su inexistencia, nulidad o ineficacia determi-
rada como contrato válido o inválido (nulo). Así, si naba que la propiedad no se transfiriese, aun
la propiedad se transfiriese por el cumplimiento cuando la tradición hubiera sido efectuada.
de una obligación (de transferir), sería plenamen-
te admisible que se le otorgara validez y eficacia a Esta dependencia entre el contrato (título) y la tra-
este contrato. Si, en cambio, la propiedad se trans- dición (modo) fue duramente criticada por la Es-
firiese por el sólo consenso, no sería concebible cuela Pandectista alemana, la misma que propug-
que existiera compraventa sobre un bien cuyo ti- naba el retomo al sistema romano que imperó en
tular no es la parte que debe provocar la adquisi- la época clásica y justiniana, en donde la «tradi-
ción derivativa de tal derecho. tia» producía la transferencia de propiedad inde-
pendientemente de las vicisitudes que afectasen
Esta manera de enfocar el asunto no parece, sin al «contractus»4.
embargo, del todo correcta, y en atención a que el
legislador peruano de 1984 se ha servido de ella Con la dación del Código Civil alemán, la Escuela
para justificar el tratamiento dispensado a este Pandectista vio coronados sus esfuerzos, ya que
contrato, se hace necesario realizar un análisis de este cuerpo normativo llega a establecer un siste-
la misma, a efectos de determinar, posteriormen- ma de transferencia de propiedad similar al que

1 Castillo Freyre, Mario. «El Bien Materia del Contrato de Compraventa». Pontificia Universidad Católica. Fondo Editorial Utna,
1992 Págs. ?I.J7 y 308.

2 Asi: Castán Toheñas, José. «Derecho Civil Español, Común y Foral». REUS, SA Madrid, 1988. Tomo N. Pág. 86; Badenes Gas-
sett, Ramón. «El Contrato de Compraventa». Librería Bosch. Barcelona, 1979. Tomo 1 Pág. 132; López de Zavalia, Fernando J.
«Teoría de los Contratos. Parte Especial». Victor P. de Zavalia Editor. Buenos Aires, 1976. Tomo l. Págs. 118 Y 119; Wayar, Etnes- .
too <<Compraventa y Permuta». Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma Buenos Aires 1984. Pág20l; De la Puente y
Lavalle, Manuel. <<Código Civil VI. Exposición de Motivos y Comentarios» Delia Revoredo de Debakey (compiladora), Okura
Editores, pags. 2CB Y 209; Arias Schereiber Pezet, Max. «ExégesÍs», San Jerónimo Ediciones. Lima, 1988. Tomo n, pago 48; entre
otros.

3 Puig Peña, Federico: <<Compendio de Derecho Civil Español». Ediciones Nauta SA-Rios Rosas. Barcelona, 1966. Tomo n.
Págs.170 a 176; Josserand, Louis:«Derecho Ovil». Bosch y Ca Editores. Buenos Aires 1950. Tomo I. Vol. III Págs. 262 Y 263.

4 Puig Peña, Federico. Op. cil, pág. 176.

THEMIS
148
rigió en Roma Clásica y Justiniana. Este sistema mente. En la primera, la transferencia de la pro-
tiene la peculiaridad de exigir, para que opere la piedad opera con la sola celebración del contrato
transferencia de propiedad, la concurrencia de de finalidad traslativa, es decir, no se requiere
dos negocios jurídicos distintos y de un «acto eje- ningún hecho, acto o negocio jurídico adicional
cutivo real»5. para que se produzca dicha transferencia En la
segunda modalidad, en cambio, además del con-
El primer negocio, de eficacia meramente obliga- trato de finalidad traslativa, se requiere la concu-
toria, viene a identificarse en general con los con- rrencia de un acto jurídico adicional: la entrega
tratos de finalidad traslativa. En tal sentido, en del bien o la inscripción del contrato en el Regis-
mérito de una compraventa, por ejemplo, el ven- . tro. Aquí, aquél sirve de título para la adquisición,
dedor sólo se obliga a transferir la propiedad de mientras éstos dos fungen de modos.
un bien y dicha obligación queda cumplida con la
conclusión del segundo negocio y la realización Ahora bien, según la corriente de opinión citada,
del «acto ejecutivo real», respectivamente. cada uno de estos sistemas de transferencia ten-
dría relevancia para efectos de establecer si se ad-
El segundo negocio, al que se denomina «contrato mite o no la validez de la venta de bien ajeno. Así,
real», contiene la voluntad de las partes de trans- tanto en el Sistema de la Separación del Contrato,
ferir y adquirir, respectivamente, la propiedad de corno en el de la Unidad del Contrato (en su mo-
un bien. Este contrato es de naturaleza abstracta, dalidad de Yuxtaposición de los Principios de
es decir, se desvincula de su causa (el contrato Unidad y Tradición), la venta de bien ajeno sería
obligatorio), por lo que los vicios que afecten a un contrato perfectamente válido y eficaz. La ra-
aquella no inciden en él. zón radicaría en que si el primero de ellos requie-
re la realización de tres pasos distintos para que
Finalmente, el «acto ejecutivo real» está constitui- la transferencia de propiedad opere, la celebración
do por la tradición del bien, en el caso de que éste del contrato de compraventa, o de otro con finali-
sea mueble, y por la inscripción del «contrato re- dad traslativa, importaría tan solamente haber
al» en el Registro, en caso fuere inmueble. efectuado el primer paso, por lo que no habría in-
conveniente alguno para que este contrato verse
En este sistema, la transferencia de propiedad sobre un bien ajeno, pues el vendedor, al estar
descansa en la conclusión y realización, respecti- obligado a transmitir la propiedad de un bien que
vamente, del «contrato real» y del «acto ejecutivo no es suyo, tendría la posibilidad de adquirirlo de
real», de manera que si no existen vicios que los su titular para luego cumplir con su obligación.
afecten, la transferencia de propiedad se produce
independientemente de las vicisitudes que afec- Similar razonamiento se aplicaría en el caso de la
ten al contrato obligatorid. yuxtaposición de los Principios de Unidad y Tra-
dición, pues el vendedor de un bien ajeno podría,
En contraposición a este sistema, el Sistema de la aquí también, adquirir el bien de su titular, para
Unidad del Contrato prescinde delllarnado «con- luego transferírselo al comprador.
trato real», pues se considera que el acuerdo de
voluntades necesario para la transmisión de la Adviértase que cualquier objeción a la validez de
propiedad está ya contenido en el contrato de fi- esta figura resultaría, en estos casos, irremedia-
nalidad traslativa, reputando innecesario un nue- blemente infundada. Así, si se sostuviera que en
vo consentimiento para el efecto. este caso existe error, ya sea en la persona del
vendedor o en la cualidad de la cosa, o dolo, bas-
Aquí se conocen dos modalidades: el «Principio taría con recordar que ambos vicios de la volun-
Contractual Puro» y la «Yuxtaposición de los tad presuponen un negocio jurídico válido que
Principios de Unidad y Tradición», respectiva- puede ser eficaz, por lo que la discusión se redu-

5Lareoz, I<arl: «Derecho de Obligaciones». Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid 1957. Págs. 19 y 20; Puig Peña, Federi M

co: Op. cit., págs. 176 Y177; Wayar, Ernesto. Op. cit., págs. 52 Y 53; Oemente de Diego, Felipe. «Instituciones de Derecho Civil».
Madrid, 1959. Tomo L Pág. 400.

6 Larenz, KarL Op. cit., págs. 22 Y 23; Ennecerus, Ludwig; Kipp, Theodor; Wolff, Martin. «Tratado de Derecho Civil». Traduc-
ción de José PWg Brutau Bosch. Barcelona 1971 Tomo m VoL L Págs 391 Y siguientes; Puig Peña, Federico. Op. cit, pág. 177.

7 Así, por ejemplo, Albaladejo, Manuel. «Derecho Civi1>. Bosch. Barcelona 1975. Tomo IL VoL L Pág 23; lacruz Berdejo, José
Luis. <<Elementos de Derecho Civil». Bosch. Barcelona 1977. Tomo IL VoL m Pág 19.

THI!MIS
149
ciría a la posibilidad de que se anule o no algo vendedor debe ser propietario, pues sólo así po-
que ya existe y que puede haber comenzado a dría transmitir la propiedad, lo que justifica la de-
desplegar sus efectos. claración de nulidad de la venta de bien ajeno, es-
to no resulta congruente en un sistema, como el
Por otro lado, si se sostuviera que éste es un su- adoptado por el Código, en el que la compraventa
puesto de ausencia de legitimación por parte del que se limita a crear la obligación de transferir el
vendedor, sería suficiente argüir que ella -la legiti- derecho de propiedad...»lO.
mación- no es un requisito de validez del acto ju-
rídico en general,. sino de eficacia8• No obstante la opinión de tan autorizada voz y
según dijimos anteriormente, no parece que pue-
Finalmente, si se adujese que el objeto de este da compartirse esta postura. En nuestro entender,
contrato es jurídicamente imposible, tendríamos no se justifica la necesidad de que la admisibili-
que concluir que ello no parece presentarse en es- dad de la venta de bien ajeno dependa del sistema
te caso, dado que la celebración del contrato no de transferencia de propiedad que se adopte. En
contraviene ninguna de las instituciones en jue- nuestro concepto, la invalidez de un negocio jurí-
go, pues el bien permanecerá en el patrimonio de dico debe resultar del hecho de que éste resienta,
su titular, mientras el contrato generará efectos de algún modo, uno o más elementos de validez
tendentes a lograr la transferencia. exigidos por el Ordenamiento Jurídico, y de todos
los cuestionamientos realizados a la figura, ningu-
Todo este razonamiento, sin embargo, y según la no es determinante para que ella no deba ser ad-
corriente de opinión citada, carecería de exactitud mitida como un contrato válido y eficaz, esto aún
cuando en un Ordenamiento Jurídico se hubiese en los sistemas de eficacia real de los contratos.
establecido la eficacia real de los contratos de fi-
nalidad traslativa, pues en tal caso no podría, la En efecto, descartado que la existencia de error o
venta de bien ajeno, desplegar los efectos propios dolo, o la ausencia de legitimación, pudieran inci-
de toda compraventa, en atención a que nadie dir en la admisibilidad de la figura, resta por ana-
puede transferir algo que no está en su patrimo- lizar si la venta de bien ajeno, en los sistemas de
nio. eficacia real, tiene un objeto jurídicamente impo-
sible.
En este sentido, la nulidad de la venta de bien aje-
no sería una consecuencia lógica de los sistemas Como se sabe, la imposibilidad jurídica consiste
que consagren la eficacia real de los contratos, en la inadecuación de un acuerdo a la configura-
pues «...como el efecto traslativo debe operarse ción de las instituciones jurídicas reguladas por la
con el sólo contrato, siendo ese efecto imposible ley. Así, resulta jurídicamente imposible estable-
ab initio (debido a la ajenidad de la cosa), provoca cer por contrato un nuevo derecho real, dado que
en cuanto vicio congénito la nulidad del acto»9. el Código ha optado por el sistema de los numerus
clausus. La imposibilidad jurídica ha de distin-
Esta manera de entender el asunto, al parecer, no guirse de la ilicitud, en tanto que ésta presupone
le fue extraña al legislador de 1984. En efecto, el una prohibición de realizar algo que, en principio,
doctor Manuel De La Puente y Lavalle, ponente podría ser objeto de contratación, mientras aque-
del contrato de compraventa, ha señalado que lla no presupone prohibición alguna, sino discon-
«este artículo (refiriéndose al artículo 1537 de formidad con la propia configuración de las insti-
nuestro Código Civil) contempla el problema rela- tuciones. En este sentido, es ilícito vender droga,
cionado con lo que la doctrina llama la venta de pero es jurídicamente imposible hipotecar una si-
cosa ajena... si bien en un sistema como el del lla. En el primer caso, de no existir la norma que
Código Civil francés, en el que la transmisión de prohiba esa venta, los particulares válidamente
la propiedad va implícita en la compraventa, el podrían haberla celebrado. Por otro lado, aunque

8 Se entiende por legitimación al. presupuesto subjetivo-objetivo consistente en la aptitud de la parte para obtener o recibir los
efectos jurídicos del negocio creado. Así: Scognamiglio Renato: «Teoría General del Contrato». Traducción de Fernando Híne-
strosa. Universidad Externado de Colombia. 1991 Págs.· 39· Y siguientes. Nuestro Código civil no reconoce a la legitimación co-
mo requisito de validez del acto jurídico, pues el inciso primero de su artículo 140 se refiere solamente a la capacidad de obrar,
que es tan solo la aptitud que se requiere para poder celebrar validamente un negocio jurídico.

9 López de Zavalía: Op. Ot Págs. 118 y 119.

JOCódigo Ovil VL Exposición de Motivos y Comentarlos: Delia Revoredo de Debakey (compiladora). Lima, Okura Editores.
Págs. 208 Y 209.

THE:MIS
150
exista tal prohibición, en los hechos se concluyen italiano -donde el contrato es traslativo-, se encon-
este tipo de contratos, con la correspondiente san- trará supuestos en los cuales la transferencia que-
ción de nulidad por parte del Ordenamiento. En da postergada para un momento posterior al de la
el segundo caso, en cambio, no existe prohibición celebración del contrato, dando con ello pie a que
alguna, sino incoherencia entre el diseño estruc- cierta doctrina califique como «contratos de efica-
tural que la ley le ha conferido a la hipoteca y la cia real diferida» a todos estos supuestos13•
intención de las partes. Aquí ni siquiera es posible
hipotecar la silla en los hechosll . Si estos dos Códigos, que comparten el mismo
sistema, contemplan casos en los cuales la eficacia
Ahora bien, para saber si en el caso materia de real del contrato queda suspendida para un mo-
análisis se transgrede la estructura misma de las mento posterior, en atención a que no está pre-
instituciones en juego, resulta fundamental anali- sente por lo menos uno de los presupuestos para
zar si en los sistemas de eficacia real existen su- que el efecto real opere, ello significa que jurídica
puestos en los cuales el contrato no transfiere di- y normativamente sea posible otorgar validez y
rectamente la propiedad. De existir tales supues- eficacia a contratos en los que la regla general, es-
tos, no habría razón alguna para que la venta de to es, la eficacia real, queda excluida por una regla
bien ajeno no sea admitida, dado que a ella se le excepcional, según la cual los contratos producen
podría otorgar algún tipo de eficacia que, como en distintos efectos, todos ellos tendentes a actuar lo
los otros casos, esté dirigida a que opere la trans- que el simple consentimiento no pudo desplegar.
ferencia.
Si ello es aSÍ, no resulta comprensible por qué ha-
En esta línea, si se toma como ejemplo el propio bría de excluirse de tal regla -excepcional- a la
Código Civil francés, se podrá notar la presencia venta de bien ajeno, pues tan imposible sería ven-
de ciertos casos en los cuales la transferencia de der un bien determinado sólo por el género como
propiedad no es efecto directo del contrato y, sin vender un bien del cual el titular es un tercero
embargo, éste resulta válido y eficaz. Así, por ajeno al contrato. Lo que se quiere decir con esto
ejemplo, la venta alternativa o la venta de bienes es que, aun cuando rija el Principio Contractual
genéricos. En estos casos, la transferencia de pro- Puro, al existir supuestos de «eficacia real diferi-
piedad opera no con el solo consentimiento, sino da», en los que falta por lo menos uno de los pre-
con la concentración de la obligación o con la in- supuestos para que el efecto real sea inmediato,
dividualización del bien, respectivamente12• se abre la posibilidad de que ciertos contratos en-
cuentren respaldo normativo mediante la asig-
De manera similar, si se analiza el Código Civil nación de efectos que tengan por finalidad actuar

11En este sentido: Puig Peña, Op. cit Tomo N. Vol L Pág. 40; Lacruz Berdejo, José Luis: Op. Cit. Tomo II. Vol 1. Págs31 Y 32;
Espín Cánovas, Diego: «Manual de Derecho Civil Españo!». Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid 1983. Vol III. Págs. 47
a 50; Cazeaux, Pedro y Trigo Represas, Félix. <<Compendio de derecho de las obligaciones». Tomo 1. Librería Editora Platense,
La Plata 1984. Pág. 52; entre otros.

12 Así: Colín A y H Capitant. «Curso Elemental de Derecho Civil.». Instituto REUS: Madrid 1960. Págs. 21 Y 398.

13 Se ha sostenido que en la venta de bien ajeno, venta de bien futuro, venta bajo condición suspensiva, venta de bienes
genéricos, venta alternativa y venta con reserva de dominio, el contrato tiene un «efecto real diferido», dado que, si bien la
transferencia de propiedad se basa en al acuerdo expresado en cada uno de estos contratos, ésta solo opera en un momento
posterior: cuando el vendedor adquiera el bien, cuando éste llegue a tener existencia, cuando acaezca el hecho puesto Como
condición, cuando se individualice el bien, cuando se concentre la obligación y cuando se pague la última cuota, respectiva~
mente. En estos casos, se dice, la compraventa ha tenido efecto obligatorio inmediato y efecto real diferido. El efecto óbligato- .
rio se produciría en virtud de lo dispuesto por el párrafo segundo del articulo 1476 del Código Civil itallano, el cual establece
que cuando la adquisición no es efecto inmediato del contrato, el vendedor tiene la obligación de hacer adquirir la propiedad
al comprador. Así; Capozzi, Guido: «Dei Singoli ContrattD>. Giuffré Editore. Milano 1988. Volume Primo. Págs. 98 y siguientes;
Scognamiglio, Renato: Op. Cit Págs. 258 Y siguientes; Ferri, Giovani. «La vendita in generale-Le obligazioni del venditóri e del
obligazioni del compratore» en «Trattato di Diritti Privato» Diretto da Pietro Rescigno. UTET. 1985. Vol 11 Pág. 230; Trimarchi,
Fietro. «Istituzioni di Diritto Prívato». Guiffré Editore. Milano 1983. Pág. 468; entre otros. La categoría de los cóntratos con efica·
cia real diferida, en nuestro concepto, presta alguna utilidad si se advierte que en tales contratos la transferencia de propiedad
no siempre opera como concecuencia del cumplimiento de una obligación por parte del vendedor. En efecto existen casos en
los cuales es el propio comprador quien determina que se produzca el efecto traslaticio. Así, piénsese, por ejemplo, en la venta
alternativa donde se le ha otorgado al comprador el derecho de concentrar la «obligación». En este caso, basta la declaración
por parte del comprador, para que la transferencia opere, sin que para ello el vendedor haya ejecutadoprestaciónalgunaSal-
vo esta peculiar configuración y el hecho de que la transferencia de propiedad no se publicite, los contratos de eficacia real di-
ferida se asemejan a los contratos que fungen de· título en el sistema de la yuxtaposición de los principios de unidad y tradi-
ción.

THEMIS
151 .
lo que en un princIpIo no se pudo verificar: el de propiedad establecido en nuestro Código Civil,
efecto real. Y siendo la venta de bien ajeno uno de pues en él se ha basado el legislador tanto para
los casos en los que falta uno de los presupuestos justificar la admisibilidad de esta figura, como pa-
a los que se ha aludido (a saber la legitimación), ra dispensarle una regulación determinada.
ella debería estar comprendida dentro del régi-
men excepcional -«eficacia real diferida»- dado Como se sabe, la posición que mayoritariamente
que no existe conceptualmente razón alguna para se ha sostenido en nuestro medio es aquella que
su no inclusión. propugna que la transferencia de propiedad no
opera por el sólo contrato, en atención a que las
De allí que resulte injustificable afirmar a priori, y dos normas que regulan el tema (nos referimos a
desde un punto de vista meramente conceptual, los artículos 947 y 949 del Código Civil) establecen
que en los sistemas en los que rige el Principio que la tradición de la cosa, en un caso, y la «obli-
Contractual Puro, la venta de bien ajeno tenga un gación de enajenar», en el otro, son los «hechos»
objeto jurídicamente imposible, pues éste contrato jurídicos que, unidos a un título preexistente, de-
puede ser encuadrado dentro de las compraventas terminan la transferencia de propiedad.
-válidas y eficaces- en los que se supedita la
transferencia de propiedad a un hecho posterior, Si estas normas son concordadas con aquella que
el mismo que no tiene una configuración unitaria, establece que el contrato tiene por objeto crear,
sino más bien diferenciada, dependiendo del caso regular, modificar o extinguir obligaciones y lue-
de que se trate. go con las que definen cada uno de los llamados
«contratos nominados», que aluden únicamente a
Debe, entonces, resultar claro que sólo se puede las obligaciones creadas por cada contrato, se ten-
sostener que en un sistema donde rija el Principio dría que concluir que, en nuestro sistema, el con-
Contractual Puro es jurídicamente imposible cele- trato no tiene eficacia real, sino meramente obli-
brar un contrato de compraventa sobre un bien gatoria14•
ajeno, si es que el modo en que han sido estructu-
radas las instituciones se vería alterado por un En esta línea de pensamiento es casi unamme
contrato así. Y ya se ha visto que en los Códigos que, en materia de propiedad mueble, el Código
donde rige tal principio existe un lugar para los haya optado por el Sistema de la Yuxtaposición de
supuestos en los cuales no es posible desplegar el los Principios de Unidad y Tradición. Mayor deba-
efecto real de manera inmediata. Por lo tanto, la te, en cambio, ha suscitado el tema de la transfe-
venta de bien ajeno debería ser considerada, aún rencia de propiedad inmueble. Al respecto, se ha
aquí, como contrato válido y eficaz, pues la falta sostenido que, aquí también, el Código ha optado
de legitimación tiene la misma incidencia que la por el sistema mencionado líneas atrás. Así, para
inexistencia del bien o que la determinación ge- algunos el contrato de compraventa (y todos los
nérica del mismo. demás contratos con finalidad traslativa, supone-
mos) constituye, a la vez, el título y el modo de la
11. SISTEMA ADOPTADO EN EL CODIGO adquisición del derecho de propiedad15• Para otro
CIVIL PERUANO. autor, en cambio, el título lo constituye el contrato
respectivo, mientras el modo vendría a ser la ley
Concluido que el sistema de transferencia de pro- (más precisamente el artículo 949 del Código Ci-
piedad no es determinante para considerar válida vilr 6•
o inválida (nula) a la venta de bien ajeno, resulta
importante examinar el sistema de transferencia Estas opiniones, sin embargo, no parece que pue-

14En ese sentido: Puente y Lavalle, Manuel de la: «El Contrato en General». Editorial PUCP. Lima 1991 Tomo nI. Pág. 443;
Arias Schereiber Pezet, Max: «Exégesis». Studium Editores. Lima 1987. Tomo 1. Pág 155; Mosqueira Medina, Edgardo: «La Venta
de Bien Ajeno». Tesis para optar el grago de Bachiller. PUCP 1987. Pág. 87; Oquendo Heraud, Sergio: «Posesión de Buena Fe y
Rescísión: Virtualidad de un Conflicto» en Themis - Revista de Derecho. Segunda Epoca 1990. Número 7. Pág 26; Cantuarias
Salaverry, Luis Felipe: «Análisis Económico de la Compraventa de Inmuebles con Reserva de Propiedad»en «El Derecho Ovil
Peruano. Perspectivas y Problemas Actuales». Autores Varios. Fondo Editorial PUCP. Lima 1993. Pág 94. Se debe hacer notar
empero que la tesis de este último autor resulta un tanto curiosa desde que afirma que: «La transferencia de propiedad de los
bienes inmuebles en el Perú opera por el solo consentimiento de las partes. Ello no obstante, no es el contrato el que transfie-
re la propiedad, ya que éste solo genera la relación contractual, sino es esta última la que transfiere, es decir, es la obligación
generada por el contrato la que produce el efecto transmisivo de la compra-venta.»
15Así: Bigio Chrem, Jack: «La Compraventa y la Transmisión de Propiedad»en «Para Leer el Código Ovil !». Fondo Editorial
PUCP 1985. Pág. 95; Femández Cruz, Gastón: «El Contrato Consensual de Prenda»en «Garantías» de Jorge Avendaño. PUCP
1991 Pág 62.
16 Manuel de la Puente y Lavalle: citado por Torres Mendez, Miguel: Op. at Pág. 137.

THEMIS
152
dan ser compartidas. Según se dijo anteriormente, general En consecuencia, a la compraventa inmo-
la teoría del título y el modo descansa en la exis- biliaria no se el aplicaría el artículo 949, sino el ar-
tencia de dos actos jurídicos con vinculación cau- tículo 1529, por ser éste una excepción.
sal, lo cual es extraño al caso de la transferencia
de propiedad inmueble, pues aquí, además del Ahora bien, dos objeciones se le podrían hacer de
contrato, no existe ningún acto jurídico (ni siquie- plano a esta tesis. La primera de ellas consiste en
ra hecho jurídico en sentido estricto) al cual se le que el artículo 1529 no establece ningún modo pa-
atribuya, en conjunción con el título, el efecto ra la transferencia de la propiedad La segunda de
traslaticio. En este caso, basta el consentimiento ellas consiste en saber a qué contratos se aplicaría
para que la transferencia de propiedad opere, el artículo 949, dado que si el artículo 1529 fuera
muy a pesar de la redacción de diversas normas una excepción, igual naturaleza deberían tener to-
que parecerían indicar cosa distinta. das las normas que definen a cada contrato nomi-
nado (típico).
Una posición absolutamente minoritaria es la que
sostiene que, tanto en el caso de bienes muebles En respuesta a tales objeciones, previstas además
como en el de inmuebles, la transferencia de pro- por el autor, se dice que el artículo 1529, al no es-
piedad opera en virtud del consentimiento17• Esta tablecer un modo, adolece de vacío legal, por lo
tesis se basa en una lectura muy peculiar del ar- que aplicando analógicamente el artículo 947, que-
tículo 1549, pasando por considerar producida la daría llenado dicho vacío. En consecuencia, la tra-
tradición ficta en supuestos en los cuales no se dición sería el modo de adquirir la propiedad in-
han configurado todos los elementos necesarios mueble. De otro lado, el autor considera que su te-
al efecto18• sis no dejaría sin ámbito de aplicación al artícu-
lo 949, pues él regularía la transferencia de propie-
Al igual que la anterior, también minoritariamen- dad inmueble mediante la celebración de contra-
te se ha sostenido una tesis según la cual la trans- tos atípicos.
ferencia de la propiedad, sea esta mueble o in-
mueble, operaría sobre la base de la tradición del No obstante los argumentos esgrimidos, la tesis
bien19• Para llegar a tal conclusión, el autor de esta que se comenta debe ser descartada de plano por
tesis parte de la idea de que existe un conflicto una muy sencilla razón: errada conceptualización
entre lo dispuesto por el artículo 949 y lo dispues- de lo que es una norma excepcional
to por el artículo 1529. Según él, aquella norma se
afiliaría al Sistema del Principio Contractual Puro, Si ante nosotros una norma afirma que «todos los
mientras ésta otra lo haría al Sistema de la Yuxta- peruanos adquirirán capacidad jurídica plena
posición de los Principios de Unidad y Tradición, cuando cumplan dieciocho años de edad, salvo las
estatuyéndose así una irremediable contradicción excepciones que establezca la ley», resultará fácil-
en el interior del Código Civil La norma con- mente comprensible que una excepción a tal nor-
flictual sería el artículo 949, pues ella no consolida ma sería, por ejemplo, aquella que estableciese
la naturaleza obligatoria de la compraventa, tal co- que los naturales de Arequipa solo podrán adqui-
mo lo hace el artículo 947. La solución entonces rir la capacidad jurídica plena cuando cumplan
debería partir de la norma conflictual y a su análi- veinticinco años de edad. En este caso, la norma
sis se aboca el autor. En este camino, advierte que excepcional tendrá un supuesto de hecho distinto
el artículo 949 admite dos excepciones: una legal y para una misma consecuencia jurídica. Traslade-
otra convencional; y, en su concepto, sería la pri- mos esto a la tesis materia de comentario.
mera la que se encarga de solucionar la contradic-
ción a la que se ha hecho referencia. Así, sostiene Como se sabe, los artículos 947 y 949 del Código
que, como el artículo 1529 es contrario al artícu- Civil determinan la forma (mecanismo) por la
lo 949, debe entenderse que aquél constituye una cual se transfiere la propiedad sobre los bienes.
excepción de este último. Este razonamiento se Así, la tradición, en un caso, y el contrato, en el
vería reforzado por aquel principio según el cual otro, son los hechos que producen dicha transfe-
la norma especial debe primar frente a la norma rencia. Ahora bien, para entender que una nonna,

17 Lohmann Luca de Tena, Juan Guillenno: «Temas de Derecho CiVID>. Universidad de Lima 1991 Págs. 230 Y 234 a 236-

18 Ver al respecto nuestro trabajo w: rus EI YERITAS. Revista Editada por Estudiantes deJa Facultad de Derecha de,Ia Ponti-
ficia Universidad Católica del Perú. Año llL Número 5.

19 Así. Torres Mendez , Miguel: Op. Cito Págs. 143 a 151

THEMIS
153 .
o un pacto, son excepciones al artículo 949, debe Una mirada desprejuiciada de las normas que
constar en ellos el mecanismo por el cual se trans- regulan el tema de la transferencia de propiedad
feriría la propiedad inmueble. Este mecanismo, nos proporciona, creemos, una conclusión que
por otro lado, tendría que ser distinto de aquél parecería ser rebatible sólo con algún artificio.
que establece la regla general Si ello es así, resulta Esta conclusión no puede ser sino que el sistema
entonces insostenible la afirmación por la cual el de transferencia de propiedad en el Código Civil
artículo 1529 se constituye en una excepción del peruano es dual: en algunos supuestos es con-
artículo 949, dado que aquél no precisa cuál es la secuencia directa del contrato (principio Contrac-
forma por la cual operaría la transferencia de pro- tual Puro) y, en otros, de la conjunción entre un
piedad negocio jurídico y un hecho -jurídico- distinto del
mismo (Yuxtaposición de los Principios de
Sólo se puede sostener que nos hallamos ante Unidad y Tradición, y Eficacia Real Diferida). En
una excepción de la regla contenida en el artícu- efecto, tratándose de bienes inmuebles la regla
lo 949 de nuestro Código, cuando ésta -la excep- general consiste en que la transferencia de pro-
ción- indique un mecanismo de transferencia do- piedad opera con la sola celebración del contrato,
minial distinto del que contiene la norma citada. Y pues el transferente -llámese vendedor, donante,
ello, evidentemente, no ocurre en el caso que se etc.- no requiere realizar conducta alguna -presta-
nos propone, pues el artículo 1529 no contiene lo ción- para que se produzca dicha transferencia
que debería, esto es, el modo o el mecanismo por En este sentido, resulta irrelevante que la ley (ar-
el cual la propiedad inmueble se transferiría. Ad- tículo 949 del Código) aluda a una «obligación de
viértase que no se puede sostener que este modo enajenar», pues al no tener ella un contenido -o
o mecanismo es la «obligación de transferir la un objeto según se adopte la teoría patrimonial-
propiedad», pues no se establece que clase de ista o personalista de la obligación- pierde todo su
obligación es: de dar, de hacer o de no hacer. significado y relevancia jurídica. Lo que ocurre en
este caso es que el contrato del que se trate -com-
Adviértase, asimismo, que no se puede afirmar, praventa, donación, etc.- habrá producido una
como se afirma, que el mecanismo de transferen- «atribución patrimonial»20, concepto éste de am-
cia sería la tradición, pues a ella se llega en vía de plio contenido, en el que se comprende cualquier
analogía, lo cual presupone la existencia de un disposición de un derecho propio a favor de otro
vacío legal, el cual, por lo demás, se ubicaría en lo sujeto, sea que para ello se utilice a la obligación
relativo al mecanismo de transferencia, es decir, como medio de cooperación, sea que se prescinda
justo en el tema que la «norma excepcional» de- de ese medio por resultar transferido el derecho
bería regular de manera diferente al de la norma como consecuencia de un acto que incida directa-
general Cabe entonces preguntarse, ¿qué clase de mente en la esfera de quien requiere la coop-
excepción es esa que no contempla, precisamente, eración.
el aspecto materia de regulación especial?, ¿qué
clase de excepción es esa que tiene que recurrir a Cosa similar ocurre en el caso de la transferencia
la integración legal para poder ser «excepción»? de la propiedad mueble cuando en ella concurre
la denominada «tradición ficta». En este caso, bas-
Más allá de ello, la tesis que se comenta no con- tará con la celebración de un contrato para que di-
duce a eliminar la contradicción que su autor de- cha transferencia opere. Piénsese al efecto en el
nuncia. Lo único que hace es trasladar dicha con- caso en el cual se posee un bien mueble a título
tradicción a otro campo: el de los contratos atípi- de arrendatario y luego celebran un contrato de
cos. En efecto, si el artículo 949 alude a «la sola compraventa sobre el mismo quienes son arren-
obligación de enajenar...», queda claro que el con- dador y arrendatario. En este caso, el comprador
trato atípico debe establecer tal obligación a cargo adquirirá la propiedad del bien por la sola celebra-
de una de las partes, por lo que aquí también ten- ción de la compraventa, pues al operar la tradi-
dríamos una norma que se afilia al Principio Con- ción ficta (traditio brevi manu), el vendedor se ve
tractual Puro y otra que lo hace a la Yuxtaposición exonerado de realizar conducta alguna para satis-
de los Principios de Unidad y Tradición, por lo facer el interés de su contraparte.
que resultaría más cuestionable aún que el Códi-
go Civil tuviese dos formas distintas de transferir En cambio, si la tradición ficta no fuese de aplica-
la propiedad inmueble, dependiendo ello de la ción, sino más bien la tradición real, qué duda ca-
tipificación del contrato. be de que tratándose de bienes muebles, el Siste-

20 Capozzi, Guido: OP. ato Pág. 8

THEMIS
154
ma que rige es el de la Yuxtaposición de los Prin- guIaría por las normas sobre obligaciones genéri-
cipios de Unidad y Tradición. cas.

Finalmente, habrán casos en los cuales regirá un Hechas estas precisiones, lo primero que habría
sistema similar al que se aplica a los supuestos que mencionar es que el Código Civil parecería
que la doctrina italiana ha denominado de «efica- regular la venta de bien ajeno, por primera vez,
cia real diferida». La característica de este régimen en el artículo 1537, que está ubicado en el Capítulo
es que la transferencia de propiedad operará en Segundo, Título Primero, de la Sección Segunda
un momento distinto dependiendo del caso de del Libro VII, el mismo que se refiere al bien ma-
que se trate. Así, por ejemplo, en la venta alterna- teria de la venta.
tiva de dos bienes inmuebles perfectamente de-
terminados y en la venta de un bien inmueble de- Sin embargo, resulta claro que esta norma con-
terminado sólo por el género, la transferencia de templa un supuesto distinto, en nuestro concepto
propiedad operará cuando se elija y concentre la sui generis, al que se le podría denominar «com-
obligación, y cuando se individualice el bien, res- promiso de obtener que otro adquiera». En efecto,
pectivamente. por la compraventa una de las partes -el vende-
dor- debe provocar en otra la adquisición derivati-
Ahora bien, si el contrato de compraventa tiene va del derecho de propiedad sobre un bien. Ello
eficacia real en algunos casos, ¿cómo explicar, en quiere decir que la propiedad debe «salir» de la
ellos, la validez de la venta de bien ajeno a la luz esfera jurídica del vendedor y no de otra persona,
de los argumentos utilizados por el legislador pa- sin que para ello importe que la transferencia
ra regular esta figura? Dos opciones parecen sur- opere por el solo contrato o por el pago de una
gir: limitar la figura a los casos en los que la trans- obligación.
ferencia de propiedad no sea efecto directo del
contrato o, prescindiendo de las consideraciones En este sentido, de su sola lectura, se puede notar
del legislador, aceptar la validez y la eficacia de que el artículo 1537 no regula contrato de compra-
este contrato con independencia absoluta del sis- venta alguno. Lo que la norma contempla es un
tema de transferencia de propiedad que se apli- contrato distinto, en virtud del cual un sujeto se
que. compromete frente a otro a obtener que la propie-
dad de un bien ingrese a la esfera jurídica de este
De las dos opciones propuestas, no cabe duda de último. Y este compromiso se puede cumplir a
que la segunda debe ser la que predomine, pues través de dos formas distintas: que el <<promi-
no existe ninguna razón conceptual que impida tente» adquiera el bien y, luego, se lo transmita a
considerar a la venta de bien ajeno corno contrato la otra parte; o que el «promitente» consiga que el
válido y eficaz, sin importar al efecto el sistema verdadero titular le transfiera el bien a esta otra
de transferencia de propiedad que se haya adop- parte, a través de un contrato a favor de tercero,
tado. En esta línea de pensamiento, es significati- por ejempl021.
vo constatar que el Código Civil haya admitido la
figura sin realizar ninguna distinción al respecto. Contra esta última afirmación, empero, un auto?
ha sostenido que quien funge de deudor sólo po-
111. LA VENTA DE BIEN AJENO EN EL dría liberarse obteniendo que el verdadero pro-
CODIGO CIVIL. pietario transfiera la propiedad del bien a quien
funge de acreedor, pues el artículo 1537 constitu-
Para comenzar, cabe decir que la venta de bien iría un supuesto de promesa de la obligación o del
ajeno es un contrato de compraventa en donde la hecho de un tercero. En apoyo de su tesis, este
única particularidad que existe es que el vende- autor cita la Exposición de Motivos del artícu-
dor no ostenta la propiedad del bien materia del lo 1537, en donde el doctor Manuel de la Puente y
contrato al momento de su celebración. Lavalle afirma que el llamado «vendedor»
«<prornitente») no se está obligando a transferir
Cabe decir, también, que el bien del que se trate un bien de su propiedad, sino que únicamente
debe estar determinado o ser determinable, pues promete que el verdadero dueño lo hará Cita, asi-
si se tratase de bienes genéricos, el contrato se re- mismo, a Max Arias Schreiber, para quien lo esta-

21Así: Puente y Lavalle, Manuel de la: Op. Cil Tomo m. Págs. 440 y 441; Mosqueira MediDa, Edgardo: «La Venta.. de Bien Ajeno
en el Código Civil Peruano» en: THEMIS • Revista de Derecho. Segunda Epoca 1987. Número S.Págs. 76 y 77.·

22 Castillo Freyre, Mario: Op. Cito Págs. 300 Y 311 a 315.

THBMIS
. ·155---
blecido en esta norma no sería otra cosa que un del Código Civil italiano establezca que el vende-
supuesto espeófico de promesa de la obligación o dor esté obligado a transferir la propiedad del
del hecho de un tercero. Cita, finalmente, el ar- bien. Lo que esta norma establece es que el ven-
tículo 1478 del Código Civil italiano -fuente de dedor está «obligado» a procurar -con prescinden-
nuestro 1537- que, según este autor, establece una cia del medío- que el comprador adquiera el bien,
doble alternativa para que el vendedor -obligado a cuando tal adquisición no ha sido consecuencia
transferir la propiedad- pueda liberarse de su directa de la celebración del contrato. Y semejante
obligación: que él transfiera la propiedad al com- «obligación»- su configuración como tal resulta
prador, caso en el cual su obligación habrá queda- discutible- puede ser cumplida de más de una
do extinguida por pago; o que consiga, por una manera, de tal suerte que sostener que por esta
vía distinta, que el comprador adquiera la propie- norma el vendedor sólo está obligado a transferir
dad del bien en cuestión. La norma del Código Ci- la propiedad del bien, implica no una interpreta-
vil peruano no habría previsto, según el autor, ción de la ley, sino más bien una corrección de la
aquella alternativa. misma, lo cual escapa a nuestra labor.

Contra esta tesis, a su vez, cabe hacer las siguien- Más allá de ello, resulta evidente que sostener
tes observaciones: en primer lugar, el artículo 1537 que se considerará cumplida una obligación aun
de nuestro Código no contempla el supuesto en el cuando no se haya ejecutado la prestación debida,
cual una de las partes prometa a otra el hecho de implica nada menos que afirmar que nos encon-
un tercero, sino que contempla un supuesto dis- tramos ante una obligación facultativa o con fa-
tinto: el compromiso que alguien asume de hacer cultad de sustitución, categoría no regulada por el
adquirir a otro la propiedad de un bien que am- Código Civil italiano.
bos saben es ajeno. En este sentido, si Cayo se
comprometiese frente a Ticio asegurándole a éste En tercer lugar, no se entiende por qué el artícu-
que adquirirá la propiedad de una tonelada de lo 1537 de nuestro Código no contemplaría las al-
piedras de río, no se podría afirmar que aquél está ternativas previstas en el artículo 1478 del Código
prometiendo el hecho de un tercero, que el verda- italiano, no si de su sola lectura se advierte lo con-
dero dueño transfiera la propiedad, pues las pie- trario.
dras de río no pertenecen a nadie. En este caso, a
Cayo le bastaría con aprehender esas piedras, para En nuestro concepto, cuando el legislador estable-
luego convenir con Ticio su transferencia, la cual ció que el contrato contemplado en el artículo 1537
se realizaría finalmente con la tradición de la!> sea regulado por las normas de la promesa de la
mismas. También podría Cayo contratar a Brutus obligación o del hecho de un tercero, lo hizo bajo
para que éste se encargue de transferir la propie- un esquema conceptual erróneo, pues creyó que
dad de las piedras a Ticio. Para ello, Brutus ten- se trataba de un mismo supuesto, cuando en ver-
dría que aprehender las piedras, celebrar un con- dad ello no es así, según se ha visto. Este hecho,
trato con Ticio y luego realizar la respectiva tradi- sin embargo, no puede significar un paáfico
ción. asentimiento a semejante postura. Y en este senti-
do, hay que aplicar aquél principio según el cual
El mismo esquema habría de repetirse cuando las normas jurídicas debf'n interpretarse en el sen-
Primus promete a Secundus que éste adquirirá la tido que produzcan al?;ún efecto y no en el que
carreta de Tercius. Aquí no se podría sostener que no produ zcarc ninguno En este caso, si sostiene
Primus ha prometido un hecho a cargo de Tercius. que el artículo 1537 es un supuesto de promesa de
En este caso, lo único que se habría prometido es la obligación o del hecho de un tercero, la norma
la incorporación de la carreta de Tercius al patri- sería una inútil repetición de otras y carecería de
monio de Secundus y tal incorporación podría ob- efecto. Como una interpretación así no puede
tenerse de varias formas. prosperar, sostenemos que el contrato contempla-
do en el artículo 1537 tiene características propias
Ahora bien, ambos ejemplos encuadran perfecta- que lo distinguen, según se ha visto, de la prome-
mente dentro del supuesto de la figura contem- sa de hecho ajeno. Lo que sucede es que su regu-
plada en el artículo 1537, mas no dentro del su- lación, por razones que se verán más adelante,
puesto de la promesa de hecho ajeno. De ello hay debería ser similar a la que se establece para la
que concluir, necesariamente, que el contrato al promesa del hecho ajeno. Entonces la remisión a
cual se refiere el artículo 1537 no tiene la misma los artículos 1470 y siguientes resulta, después de
configuración estructural que el contrato de pro- todo, «feliz». Este hecho, sin embargo, no puede
mesa de la obligación o del hecho de un tercero. hacernos perder de vista que ambos contratos -
«obtener que el otro adquiera» y «promesa del he-
En segundo lugar, no es cierto que el artículo 1478 cho ajeno»- son distintos, por lo que el cumpli-

TliEMIS
156
miento de cada uno de ellos se verificará de dis- se inmueble, mayor aún sería la tutela, pues en
tinta forma: en el primer caso no importará quién aplicación del artículo 949, el bien sería de propie-
transfiera la propiedad, pudiendo hacerlo la parte dad de Ticio.
que se comprometió o un tercero; mientras que
en el segundo sólo interesará que el tercero se Hechas estas atingencias, no queda sino concluir
obligue o ejecute un hecho. Lo curioso es que a que el artículo 1537 no contempla la llamada venta
ambos casos les debería ser aplicable, como de he- de bien ajeno.
cho lo es, el mismo régimen de responsabilidad
contractual: aquél que se contempla en los artícu- Donde esta figura, sin embargo, encuentra su
los 1470 y siguientes. consagración normativa es en el artículo 1539, que
establece que «la venta de bien ajeno es res-
Descartada entonces la idea que asimila al «com- cindible a solicitud del comprador, salvo que hu-
promiso de obtener que otro adquiera» con la pro- biese sabido que el bien no le pertenecía al vende-
mesa de hecho ajeno, queda tan sólo insistir en dor o cuando éste adquiera dicho bien, antes de la
que este contrato también se distingue del contra- citación con la demanda». En todos los demás ca-
to de compraventa Para ello, además de las razo- sos, contrario sensu, la venta de bien ajeno no será
nes anteriormente expuestas, proponemos una rescindible.
consideración adicional: si el artículo 1537 contem-
plara un supuesto de compraventa, no tendría No obstante lo evidente de semejante conclusión,
ningún sentido la norma que le sigue. En efecto, a ella se le opone una opinión23 según la cual si al
el artículo 1538, al establecer que si la parte que se momento de celebrar el contrato ambas partes sa-
comprometió en los términos del artículo 1537 ad- ben que el bien es ajeno, el contrato así celebrado
quiere la propiedad del bien, quedará obligada en no sería una compraventa -de bien ajeno-, sino
virtud de ese mismo contrato a transferir dicho más bien un «compromiso de obtener que otro
bien al acreedor, indica que sólo con su aplicación adquiera». ASÍ, sólo se podría hablar de venta de
una de las partes -el que se comprometió en los bien ajeno propiamente dicha, cuando el vende-
términos del artículo 1537- asume el «status» pro- dor ocultase la ajenidad del bien. Esta opinión, en
pio de todo vendedor, por lo que de no aplicarse nuestro concepto, no debe ser compartida, pues el
esta norma, dicho «status» no nacería en cabeza hecho que las partes conozcan la ajenidad del
de quien asumió el compromiso de obtener que la bien no determina, per se, que el contrato que se
otra parte adquiera. Por consiguiente, si la calidad está celebrando sea el regulado por el artícu-
de vendedor se obtuviese con el artículo 1537, no lo 1537. Lo que determina la tipología contractual
tendría ningún efecto, y por consiguiente ningún no es el hecho, por demás subjetivo, de que las
sentido, el artículo 1538. partes conozcan o no ciertas circunstancias fácti-
cas que rodean el caso. Lo determinante es la es-
Debe advertirse que el artículo 1538 cumple, en tructura del conjunto de atribuciones patrimonia-
nuestro concepto, una función tutelar de la parte les que cada una de las partes asuma, pues de
a la que se le prometió la adquisición del bien. Ello acuerdo con este dato objetivo, la ley le asigna al
se puede graficar con el siguiente ejemplo. contrato un tipo determinado y una regulación
Imagínese que Cayo se hubiese comprometido a propia.
obtener que Ticio adquiera el caballo «Urano», de
propiedad de Sempronio. Imagínese, además, que En este sentido, las partes pueden declarar cono-
Cayo lograra adquirir a «Urano». ¿Este hecho bas- cer la ajenidad del bien y, no obstante ello, querer
taría para que Ticio se haga propietario del caba- celebrar un contrato por el cual una se obligue a
llo? No. Para que la transferencia de propiedad transferirle a la otra la propiedad de ese bien. En
operase, Cayo tendría que celebrar con Ticio un este caso, sostener que no se ha celebrado una
contrato de compraventa, por ejemplo, y luego compraventa -obviamente sin eficacia real-, sino
tendría que traditarle el animal Para evitar estas otro contrato, distinto al que se quiso y declaró,
dos operaciones, susceptibles de incumplimiento, importaría imponerle a las partes una relación ju-
el artículo 1538 sustituye a la compraventa, facili- rídica no querida por ellas. Por lo tanto, para saber
tando de esta manera que Ticio pueda satisfacer ante qué contrato nos encontramos, habrá que es-
su interés, pues al ya existir una obligación de tar a lo que las partes declaren celebrar, haciendo
transferir la propiedad éste podría, por ejemplo, la salvedad de que el hecho que las partes conoz-
pedir la entrega forzada del animal. Si el bien fue- can la ajenidad del bien no determina, per se, que

23 A$í:Puente y Lavalle; Manuel de la: OP. Ot. Tomo nL Pág; 443


el contrato celebrado sea el regulado por el artícu- En nuestro concepto, resulta cuestionable la tesis
lo 1537 del Código Civil. que afinna que la relación jurídica es el criterio
fundamental de calificación jurídica, pues es fácil
Ahora bien, ubicada ya la nonna que regula a la comprobar la existencia de situaciones jurídicas
venta de bien ajeno, resulta fundamental saber monosubjetivas en las cuales los sujetos adquie-
qué clase de relación jurídica produce el contrato, ren derechos y deberes sin que para ello tengan
más allá de que éste sea o no susceptible de que estar vinculados entre sí. Es más, no sólo para
rescisión la adquisición, sino también para el cumplimiento
de tales deberes o para el ejercicio de tales dere-
A este respecto, la doctrina nacional que se ha chos, los sujetos no requieren vinculación jurídica
ocupado del tema sostiene que este contrato, co- alguna. Así, piénsese en el status jurídico que se
mo toda compraventa según según se dice, gene- adquiere cuando se alcanza la mayoría de edad.
raría una obligación, la de transferir la propiedad En este caso, la norma coloca al sujeto en una si-
(de un bien ajeno). Para ello, el vendedor tendría tuación que le significa la adquisición de una ple-
que adquirir previamente el bien de su verdadero na capacidad para desenvolverse, jurídicamente,
propietario, de tal suerte que si no lograra hacerlo, en sociedad. Esta situación, por otro lado, no está
el comprador podría demandar la resolución del vinculada con ninguna otra; pennanece, por el
contrato por incumplimient024• contrario, al margen de cualquier relación jurídica,
a menos que se pretenda sostener la exagerada
Esta posición, en nuestro concepto, no puede ser tesis de que, en este caso, el sujeto se encuentra
compartida, por cuanto parece partir de un con- vinculado con el Estado.
cepto particulannente inexacto de la obligación.
Las líneas que siguen intentarán delinear los ca- La admisión de situaciones jurídicas monosubjeti-
racteres de la obligación para así determinar si es- vas no implica, por cierto, que en tales casos el
ta categoría resulta aplicable al contrato que esta- Derecho no cumpla su función relacional. Tampo-
mos analizando. co implica que se tenga una visión individualista
del Derecho. Bien visto el asunto, una concepción
IV. LA OBLIGACION COMO RELACION así implica distinguir entre la finalidad del Dere-
JURIDICA. cho y los medios que éste utiliza para alcanzarla.
Nótese que en el ejemplo propuesto se evidencia
Superada ya la anacrónica tesis que entendía a la cÓmo el Derecho otorga los individuos una herra-
relación jurídica como un vínculo entre personas mienta necesaria para que ellos, si así lo desearan,
o entre personas y cosas, se ha sostenido que ella establezcan las relaciones jurídicas que crean con-
constituye « ... una unidad de vinculación entre su- venientes a sus intereses. Aquí es clara la finali-
jetos de derecho, detenninada nonnativamente, dad que se busca: que los individuos se relacio-
mediante la cual se establecen comportamientos nen jurídicamente. Sin embargo, el mecanismo
orgánicamente estructurados, con la finalidad de para lograr dicha finalidad no pasa por el expe-
dotar a ciertos intereses de tutela efectiva...»25. Tal diente de imponer directamente la relación.
unidad de vinculación, se dice, constituye el eje
de gravitación del Derecho, pues al tener el Dere- Nadie puede negar que los individuos estamos en
cho una función eminentemente relacional, no continua relación, contraposición o ligamen con
sería admisible la existencia de una situación ju- otros, mas este hecho no quiere decir que tales re-
rídica aislada de toda idea de relación26• laciones, contraposiciones o ligámenes hayan de
manifestarse por medio del esquema técnico de la
A tal concepción se le podría objetar, sin embar- relación jurídicaZ7 •
go, la por lo menos aparente confusión entre la
función relacional del Derecho y la noción misma Por otro lado, en cuanto a la estructura misma de
de relación jurídica. la relación jurídica, la opinión que se cita parece,
aquí también, objetable, pues entiende que dicha

24 En este sentido: Mosqueira Medina, Edgardo: Op. Cit. Págs. 79 a 81; Castillo Freyre, Mario: Op. Cit. Pág. 291; entre otros.

25 Bullard Gonzales, AHredo: «La Relación Jurídico-PatrimoniaL Reales vs. Obligaciones». ARA Editores. Lima 1990. Pág. 124.

26 Bullard Gonzales, Alfredo: Op. Cit. Págs. 126 a 128.

Z7 Breccia, Umberto¡ Bigliazzi Geri, Lina; Natoli, Ugo; Busnelli, Francesco: OP. Cit. Tomo 1. VoL 1. Pág 331

THEMIS
158
estructura se agota en comportamientos o con- ción, en donde se observa que el concedente no
ductas28• A este respecto, se debe mencionar que se obliga a nada, pues su cooperación no se tradu-
en el actual estado de evolución doctrinal, una ce en el deber de realizar una conducta En este
concepción así parece insuficiente para compren- caso, al otorgársele al optante el derecho de cele-
der, dentro de ella, la amplia gama de relaciones brar un contrato definitivo, se está dejando en sus
jurídicas que se pueden identificar en la realidad manos la satisfacción de su propio interés, de ma-
nera tal que el concedente nada puede hacer para
Quizás convenga recordar que desde hace ya al- impedir o provocar tal satisfacción. La coopera-
gún tiempo autores como Santoro Passarelli dis- ción que él presta se traduce en la afectación de
tinguían las pretensiones de los derechos potesta- su propia esfera jurídica a la decisión que pueda
tivos y éstas de las cargas, a fin de hacer notar las tomar el optante, siendo tal afectación efecto di-
diferentes formas de cooperación que se pueden recto del contrato. La relación jurídica aquí forma-
dar y, por ende, los diferentes tipos de relación da estaría compuesta por una situación de ventaja
jurídica que se pueden establecer9• activa, conformada por un derecho subjetivo y
más precisamente por un derecho potestativo; y
En esta línea de pensamiento, se sostiene que la por una situación de desventaja inactiva, confor-
relación jurídica no sería otra cosa que el vínculo mada por un estado de sujeción.
existente entre dos situaciones de ventaja o entre
una situación de ventaja con una de desventaja. Frente a una relación jurídica con semejante es-
En cada una de ellas se ubicarían los sujetos de tructura, existe otro tipo de relaciones en las cua-
derecho, quienes verían tutelados sus intereses de les la cooperación se traduce en comportamientos;
distintas maneras, dependiendo ello de la natura- y dentro de este conjunto, la obligación debe ser,
leza que tenga cada situación. probablemente, la relación jurídica más importan-
te. Y por obligación se entiende no otra cosa que
Así, se afirma que las situaciones de ventaja y de aquella relación por la cual sobre un sujeto, llama-
desventaja podrían ser, a su vez, activas e inacti- do deudor, recae el deber de realizar una conduc-
vas, dependiendo ello de si es o no posible obrar ta -prestación- en interés de otro, denominado
(realizar una conducta). La situación de ventaja ac- acreedor, quien puede pretenderla31 • Elemento
tiva contemplaría a los llamados derechos subjeti- configurante de la obligación resulta ser la presta-
vos (derechos de la personalidad, derechos reales, ción, pues en ella se encuentran las notas distinti-
derechos de pretensión y derechos potestativos) y vas de este tipo de relación: la cooperación actua-
la situación de ventaja inactiva al legítimo interés da; la especificidad del deber; y la patrimoniali-
y a la expectativa. Por su parte, la situación de dad. Se debe mencionar, empero, que a lado de la
desventaja activa contendría, básicamente, a la prestación se advierte la existencia de una serie
obligación; mientras la situación de desventaja in- de deberes accesorios, cargas y facultades que tie-
activa, al estado de sujeción30• nen por función hacer operativos tanto el derecho
del acreedor, como el deber del deudor.
Ahora bien, aun cuando no se comparta este o
cualquier otro intento de sistematización de la es- Por prestación -como contenido u objeto de la
tructura de la relación jurídica, resulta innegable obligación- se entiende a la conducta, comporta-
que ella no se agota en comportamientos, pues miento o actividad que debe desplegar el deudor
existen formas de cooperación en donde no se re- como mecanismo de satisfacción del interés del
quiere actuación alguna por parte del llamado a acreedo? Hay que señalar, sin embargo, que no
cooperar. Baste citar al efecto al contrato de op- siempre se la conceptualizó aSL En el Derecho ro-

28 Bullard Gonzales, Alfre(lo: Op. Cil Págs. 157 Y siguientes. En el mismo sentido: Wayar, Ernesto: «Derecho Civil Obligacio--
ne$». Ediciones Depalma. Buenos Aires 1990. Tomo 1 Pág. 1 Y siguientes.
29 Santoro Passarelli, Francesco: «Doctrinas Generales (le! Derecho Civil». Trad Luna Serrano. Editorial Revista·(le Derecho Pri-
vado. Madri(l 1964. Págs. 67 Y siguientes. En· e! mismo sentido: Giorgiani Michelle: «La Obligación». Trad Evelio V~y
Tuells. Bosch Casa Editora. Barcelona. Pág. 78 Y siguientes.
30 Breccia, Umberto¡ Bigliazzi, Una; Natoli, Ugo; Busnelli, Francesco: Op. Cit. Tomo L VoL L Págs. 330 y siguientes.
31 Así: Zatti" Paoto y Vittorio Colussi: «Lineamenti di Diritto Privato». CEDAM 1979. Pág 255; Larenz, I<arl: Op.Cil T()Jl\oLPág.
18 ysiguientes; Ennecerus, Ludwig; Kipp~Theodor; W91ff, Martín: Op. Cil Tomo n VoL 1 Pág 1; Hernández Gil, AntoniP:;«Ji)e..
r~. (ie Obligacl(1)eS» Editorial CE~ Madrid 1983: Págs. 63 y (j4;Puig Peña, FederiCo: Op. Cit. Tomo IV. Vol 1 Pág35; eNte
otros. . '. .

32 Oiez-Picazo, LUis: «Fundamentos de! Derecho Civil Patrimoruiu». Temos. Ma(irid, 1979. Vol 1 Pág. 435¡Puig Peña, Federico:
OP. Cit. Tomo IV. Vol L Pág 39; TrabuCc:hi,: Alberto: «Instituciones de Derecho Civil». Editorial Revista de Derecho Privado...Ma-
drid 1967. Tomo n. Pág 6; Ennécerus, Ludwig; Kipp, Theodor; Wolíf, Martin: Op. cito Tomo n, vol L Pág. 18; entre otros. .". .'
mano, por ejemplo, al distinguirse las obligacio- Sin embargo, el hecho de que algunos puedan de-
nes de «dare», «facere» y «praestare», se configu- nominar «prestación» a formas de cooperación en
raba un tipo de prestación que no resultaría com- donde no se percibe un comportamiento debido
prendida en la definición consignada. En efecto, no es tan importante como lo es el hecho de que
se sostiene que las obligaciones de «praestare», a se les pretenda aplicar, a estas formas de coopera-
diferencia de las de «dare» que no eran otras que ción, normas que han sido elaboradas tomando en
las obligaciones con prestación de dar y de las de cuenta una estructura distinta a la que éstas po-
«facere» que agrupaban a las obligaciones de ha- seen.
cer y no hacer, al cumplir una función de garantía
no comportaban ninguna actividad a cargo del Si la satisfacción del interés de un sujeto de-
deudoru. Así, se dice que si el vendedor prometía pendiese de una persona distinta, la ley debería
que el esclavo era sano, no era ladrón, ni vaga- contemplar mecanismos por los cuales el titular
bundo, ni fugitivo, ni sepulturero, aquél difícil- de ese interés pueda, de alguna manera, satisfa-
mente podría quedar obligado a un dare o a un cerlo si es que el llamado a hacerlo se negara a
facere, dado que no le era posible lograr que el es- ello. En este sentido, resulta lógico que el acreedor
clavo tuviese las características señaladas. En este pueda, por ejemplo, pedir la ejecución forzada de
caso, el vendedor habría asumido una obligación la prestación, cuando el deudor se niegue a cum-
de garantía, lo que lo obligaría a indemnizar al plir la obligación. En cambio, si la satisfacción de
comprador en caso que el esclavo resultara siendo un interés dependiese únicamente de su titular, la
un ladrón o un vagabundo. ley no tendría por que contemplar mecanismos al-
ternos -o sustitutos- para su satisfacción. En este
En este mismo sentido se ha pronunciado caso, resultaría por demás absurdo que el titular
Alcaro34 , para quien las obligaciones de del interés pretenda, por ejemplo, utilizar los de-
«praestare» eran aquellas en las cuales el deudor rechos que la ley le confiere al acreedor.
simplemente «soportaba» un riesgo ajeno, hecho
que satisfacía directamente el interés -de seguri- La diferente estructura de las relaciones jurídicas
dad- del acreedor, independientemente del pago debiera incidir en la manera como se las regula; y
de una indemnización y del desarrollo de toda en este sentido, quizás la principal labor del juris-
conducta por parte de aquél ta sea la determinación de la naturaleza jurídica
de las instituciones que se le presentan, para así
Modernamente, algunos autores aún entienden saber qué normas se les puede aplicar a unas y
que la prestación no se agota en comportamien- qué normas a otras. De no realizarse semejante la-
tos. Betti, por ejemplo, indica que la prestación bor podría ocurrir que se pretenda que el juez au-
puede consistir en el desarrollo de una conducta, torizase al marido, ante la negativa de su cónyuge
en la consecución de un resultado o en la asun- de cumplir con sus deberes de lecho y habitación,
ción de una garantía por riesgo. En el último caso, a procurarse por otra persona el cumplimiento de
pone como ejemplo el contrato de seguro y al res- tales deberes, amparándose para ello en el inciso
pecto señala que el interés del asegurado no es re- segundo del artículo 1219 del Código Civil
cibir la indemnización -pues su pago depende de
un hecho incierto-, sino ganar tranquilidad, segu- Se ha dicho ya que por prestación no se entiende
ridad y libertad de preocupaciones. Aquí el asegu- otra cosa que el deber -patrimonial y específico-
rador tiene a su cargo una prestación que, según de realizar una conducta determinada o deter-
él, no es una conducta que se pueda valorar por minable en interés de un sujeto distinto del obli-
una medida de diligencia, ni por un resultado útil gado. Tal concepción puede no ser compartida, no
La cooperación -entendida como conducta- que interesa; pero lo que sin duda debe resultar de ab-
brindaría el asegurador sería, pues, virtual35• soluta relevancia es la imposibilidad de aplicar

33 Grosso, Guissepe: «La Obligación. Contenido y Requisitos de la Prestación». Traducción de Fernando Hinestrosa. Universi-
dad Externado de Colombia Bogotá 1981 Pág. 60 Y siguientes.

34 Alcaro, Francesco: «Promesa del Fatto del Terzo» en «Enciclopedia del Diritto». Guiffré Editore. Tomo XXXVIL Págs. 72 Y 73.

35 Betti, Emilio; «Teoría General de las Obligaciones». Trad Jose Luis delos Mozos. Editorial Revista de Derecho Privado. Ma-
drid 1969. Tomo 1 Págs. 40 Y siguientes. Al respecto debe decirse que algunos autores entienden que la prestación de
«praestare» sería una suerte de <<prestación subsidiaria» que se podría advertir en todo contrato. Esta prestación actuaría cuan-
do el deudor no hubiese cumplido con la prestación principal, hecho que la configuraría como una suerte de garantía. Véase al
respecto: <~L' oggetto dell'obligazione>>de CarIo Augusto Cannata en «Trattato di Diritto Privato» diretto da Pietro Rescigno.
UTET. Tonno 1986. Tomo XIX. VoL 1 Págs 39 a 41; «Le Obligazioni» de Umberto Breccia. Giuffré. Milano 1991 Págs. 155 a 157.

THEMIS
··160
normas que la ley establece para lo que ella en- dependa del obligado, pues de lo contrario sobre
tiende por prestación, a formas de cooperación en él pendería una sanción de la cual sólo el azar po-
las que están ausentes uno o más requisitos que dría librarlo. Como ello no es ni lógico, ni justo, la
la ley establece para la misma. historia se ha encargado de acuñar un principio
hoy recogido en todas las legislaciones. Según es-
En este sentido, se debe mencionar que la noción te principio, nadie puede estar obligado a lo im-
de prestación que acojemos no atiende sino a lo posible.
que la ley entiende por ella36• Por lo tanto, si en al-
gún otro lugar se utiliza la expresión «prestación» Nuestro Código Civil en sus artículos 219, Inci-
o la expresión «obligación» en un sentido distinto so 3; 1138; 1154; 1155; 1156; 14031; 1166;1431; 1433;
del que estamos comentando, habrá que concluir 1434; entre otros, se refiere a la posibilidad de la
que esas «prestaciones»y «obligaciones» no lo son prestación, haciendo depender la validez del ne-
en sentido técnico y que, por ello, no les serán de gocio y la subsistencia de la relación al hecho de
aplicación las normas en las que subyace un con- que el deudor esté en aptitud de cumplir, por sí
cepto como el que estamos proponiendo. mismo, la obligación. En consecuencia, no queda
sino concluir que no se puede considerar que
Ahora bien, la prestación, tal como la hemos en- exista una verdadera obligación cuando la con-
tendido, debe cumplir unos requisitos que tanto ducta a cargo del obligado no pueda ser ejecutada
la ley como la doctrina se han encargado de esta- por él mismo, valiéndose para ello de su solo es-
blecer. Así, se dice que la prestación debe ser de- fuerzo.
terminada o determinable (artículo 219, inciso 3),
patrimonial (artículo 1351), posible (artículo 1403), v. ANALISIS DE LA FIGURA A
LA LUZ
lícita (artículo 1403) y susceptible de incumpli- DE LAS CONSIDERACIONES EXPUES-
miento. Este último requisito constituye el sustra- TAS.
to mismo del concepto de deber y en él, funda-
mentalmente, debe hallarse la diferencia entre un Se ha dicho ya que la prestación, elemento central
deber y un estado de sujeción. De todos estos re- de la obligación, debe ser posible. Toca ahora de-
quisitos mencionados, nos interesa aquí el de la terminar si el que vende un bien ajeno está en la
posibilidad. aptitud de transferir la propiedad de dicho bien al
comprador, de estarlo no habría ningún inconve-
Según ha dicho Betti37, cuando el Derecho es- niente para considerarlo obligado a ello. En caso
tatuye un precepto, tiene en cuenta el poder de contrario ya se sabe la consecuencia.
hecho como presupuesto del deber, de manera tal
que no admite que un deber pueda ser constitui- Como se supondrá, para que el vendedor pueda
do, impuesto o aún mantenido en vigor si no es transferir la propiedad del bien ajeno debe, pre-
para que subsista el poder de cumplirlo. Con ello viamente, adquirir el bien materia de la venta
no se ha querido significar otra cosa que la nece- Ahora bien, ¿qué es lo que tendría que hacer este
sidad de que el obligado a realizar una conducta vendedor para lograr que el bien ingrese a su pa-
determinada esté en aptitud de cumplirla con su trimonio? La respuesta es simple: tendría que
propio esfuerzo, sin que para el efecto tenga que contratar con el propietario del bien para que éste
depender de un condicionante externo. La razón se lo transmita y así pueda él, a su vez, trans-
de esto se puede encontrar, en nuestro concepto, ferírselo al comprador.
en la propia configuración estructural del deber.
Este hecho -la contratación- no depende, sin em-
En efecto, si se advierte que todo deber no es más bargo, de la actividad que realice el vendedor,
que una imposición que puede ser desobedecida, pues quien finalmente decidirá si se contrata o no
caso en el cual actuaría la sanción correspondien- es el propietario del bien. El vendedor podría ofre-
te, tendrá que aceptarse que éste, es decir el de- cer un muy alto precio por el bien y aún así no lo-
ber, no puede consistir en una conducta que no grar que el propietario se lo transfiera Resulta cla-

36Tal como lo menciona Fomo, si bien es cierto que nuestro actual Código no contiene una norma como la del mtíctilo 1220
del Código Civil de 1852, la cual establecía que el objeto de una obligación es dar, hacer o no hacer alguna condUcta, ea ev:i~
dente que ha admitido en líneas generales el mismo concepto. Al respecto ver: Forno Flórez, Hugo: «Precisiones Com:eptua!es
en torno a la Promesa de Hecho Ajeno» en «Advocatus». Revista de Derecho de los alumnos y egresados de la UrtiVersi(.fa:d
de Lima Año m. Cuarta Entrega. 1992

37 Op. Cito Tomo 1 Pág 48.

IJIEMiS
161
ro, entonces, que la conducta que pueda desple- ser entendida con el mismo alcance y significado
gar el vendedor no es determinante para que éste con el que se entiende a la obligación regulada
llegue a adquirir el bien materia de la venta. Si por las normas del Libro VI del Código Civil. Ello
ello es así, es decir, si del vendedor no depende la determina, obviamente, que a esta «obligación»
adquisición del bien, resulta obvio que de él tam- no se le pueda aplicar las normas contenidas en
poco depende que la transferencia de propiedad ese Libro.
opere en favor del comprador.
En este sentido, la referencia a una «obligación»
En este sentido, resultan bastante significativas de transferir la propiedad de un bien ajeno resul-
las palabras de Ruggiero Luzzatto cuando, co- ta siendo intrascendente, dado que no existen
mentando la obligación del que vende un bien normas que regulen semejante «obligación», pues
ajeno de hacer adquirir la propiedad del mismo al como ya se dijo, es imposible aplicarle normas en
comprador (segundo párrafo del artículo 1476 del las que subyacen requisitos que ella no llega a
Código Civil italiano), sostiene que «... nos encon- cumplir. Si ello es así, resulta claro que se ha con-
tramos frente a un tipo anómalo de obligación, figurado un vacío legal, debido a que no se ad-
puesto que para el cumplimiento de la promesa vierten las normas aplicables a este contrato.
precisa la actividad combinada del deudor y de un
tercero que no se ha obligado; es necesario que a Frente a tal vacío, en nuestro concepto debería
la actividad del vendedor, el cual, por su lado, ha aplicarse, por analogía, el artículo 1537, que esta-
de hacer lo posible para obtener la cosa del terce- blece que el contrato ahí descrito se rige por los
ro propietario, se asocie la actividad de éste, que artículos 1470, 1471 Y 1472 ¿Y qué significa que es-
se adhiera a la propuesta y preste el consenti- tos contratos se regulen por estos artículos? En
miento necesario»38. nuestro concepto, no otra cosa que el estableci-
miento de una relación de asunción de garantía
Si el vendedor no está, por si mismo, en la posibi- por riesgo, en virtud de la cual tanto el «promi-
lidad de transferir al comprador la propiedad del tente», como el vendedor de bien ajeno, se verían
bien ajeno, aquél no puede estar sujeto a la obliga- obligados a indemnizar de no producirse el hecho
ción de hacerlo, desde que no es ni conceptual, ni esperado por sus respectivas contrapartes: la ob-
jurídicamente admisible que se imponga un deber tención de la adquisición de la propiedad de un
a quien no tiene el poder de cumplirlo. Nótese, al bien ajeno y la transferencia de la propiedad de
efecto, que el Código no dice expresamente que un bien ajeno, respectivamente 39•
sobre tal vendedor reCaiga semejante obligación.
Es verdad que no tendría por qué decirlo, dado Tal conclusión, por otro lado, resulta del análisis
que al tratarse de un tipo especial de compraven- de la norma contenida en el artículo 1470 del
ta, se supone que éste contiene los elementos que Código Civil
configuran a la misma. Sin embargo, debe resultar
claro que aun cuando el Código hubiese estableci- Sobre la naturaleza jurídica de la promesa de he-
do expresamente que el que vende un bien ajeno cho ajeno -figura contemplada en el artículo 1470
está obligado a transferírselo al comprador, tal de nuestro Código- se ha discutido arduamente
obligación estaría siendo utilizada en un sentido en la doctrina, siendo, en nuestro concepto, la te-
diverso de aquél que se utiliza en el Libro VI, oría más acertada aquella que sostiene que el
pues dicha obligación tendría por objeto una con- promitente no asume en este caso ninguna obli-
ducta que no podría llegar a ser prestación, pues gación, dado el hecho de que el tercero no depen-
ella no cumpliría con el requisito de la posibili- de de la actividad que pueda desplegar al efecto
dad. dicho promitente. En este sentido, se dice que lo
que asume el promitente es el riesgo de que el ter-
Al igual que lo que ocurre con la «obligación» a la cero no asuma la obligación o no ejecute el hecho
que se refiere el artículo 949, la «obligación» de prometidos, caso en el cual tendría que indemni-
transferir la propiedad de un bien ajeno no podría zar al promisari04O•

38 Ruggero Luzzatto: «La Compraventa». Traducido por Francisco Bonet Ramón. REUS. Madrid 1953. Pág. 178.
39 Así opina, por ejemplo, Ruggero Luzzatto, para quien las reglas comunes de responsabilidad e imposibilidad quedarían de-
sproporcionadas para un supuesto donde el cumplimiento de la <<prestación» no depende enteramente de la actividad del deu-
dor. A su entender, en la venta de bien ajeno el vendedor asllm.irla, incluso, los riesgos del caso fortuito, por lo que finalmen-
te esta figura terminaría pareciéndose al contrato de seguro. (Op. Cit. Págs 179 y 180)

40 Véase al respecto Pomo, Hugo. op. cit.

TH'EMIS
162
Los argumentos a favor y en contra de esta tesis no depende de él mismo, no puede ser válido a
no pueden ser examinados aqui Sin embargo, no ser que la ley o las partes establezcan que tal
convendría analizar sucintamente lo que establece promesa se hace con cargo a una indemnización,
el artículo 1470. caso en el cual se habría asumido una garantía. En
los contratos que estamos analizando, ni el promi-
Según la referida norma, es válido el acuerdo por tente ni el vendedor han asumido la obligación de
el cual un individuo promete a otro el acaecimien- indemnizar si es que no se logra el resultado es-
to de un hecho (que el tercero se obligue o que perado por sus contrapartes. A su vez, ni el ar-
realice una actividad) que no depende de su ac- tículo 1537, ni el artículo 1539 establecen tal obliga-
tuar, quedando el promitente obligado a indemni- ción. Esta omisión, no obstante, resulta siendo
zar si es que el hecho prometido no llega a produ- subsanada por el artículo 1470 que, en este aspec-
cirse. Si se mira las normas que definen a la com- to, sí regularía al «compromiso de obtener que
praventa, arrendamiento, permuta, etc., no se ad- otro adquiera» y a la venta de bien ajeno. En con-
vertirá un enunciado similar, pues la estructura secuencia, si el «promitente» o el vendedor no ob-
de estos contratos no contiene esta obligación de tuviesen aquello a lo que se hubiesen comprome-
indemnizar. Ante ello, cabe preguntarse si este tido, deberían indemnizar a sus respectivas con-
hecho es fortuito u obedece a alguna razón en trapartes.
particular. Piénsese qué pasaría si la norma bajo
comentario obviara toda referencia a dicha obliga- En este sentido y no en otro debe ser entendida,
ción; ¿sería exigible un acuerdo de semejante na- en nuestro concepto, la norma que establece que
turaleza? Evidentemente que no, pues al no estar el «compromiso de obtener que otro adquiera» y,
el promitente en aptitud de provocar que el terce- por analogía, la venta de bien ajeno, se regularán
ro se obligue o que el tercero ejecute un hecho, por las normas que contemplan la llamada prome-
no se habría configurado obligación alguna a su sa de hecho ajeno.
cargo, por lo que el promisario nada podría exigir-
le. Para evitar que un acuerdo así no pueda ser Corno dato para tornarse en cuenta, nótese cómo
vinculante, la norma estructura una relación ju- estos tres contratos comparten una característica
rídica distinta de la obligación, en donde se re- común: el hecho prometido no depende de la acti-
quiere no la aptitud en una de las partes para pro- vidad que las partes puedan realizar para cumplir
vocar un resultado determinado, sino la sola con semejante promesa. En atención a ello, a éstos
afectación patrimonial de la misma para garanti- se les debe aplicar un mismo régimen: el de la
zar la indemnidad, también patrimonial, de su asunción de una garantía por riesgo, que implica
contraparte. una mayor responsabilidad. Sin embargo, nótese
también el diferente hecho que se promete, deta-
El artículo 1470, al contemplar la obligación de in- lle que resulta decisivo para que cada uno de es-
demnizar dentro del esquema contractual allí pre- tos contratos tenga individualidad propia.
visto, establece una relación jurídica de garantía,
permitiendo la validez y eficacia de un pacto que, Como conclusión de todo esto, se debe decir que
de otro modo, no sería vinculante. si el vendedor no le transfiriese al comprador la
propiedad del bien ajeno, éste no podría solicitar
Ahora bien, traslademos el artículo 1470 a los con- la resolución por incumplimiento, dado que el
tratos regulados en los artículos 1537 y 1539 del vendedor no asumió obligación alguna En este
Código Civil. Según se dijo, los hechos prometi- caso, el comprador debería demandar el pago de
dos en el «compromiso de obtener que el otro ad- la indemnización a que se refiere el artículo 1470,
quiera» y en la venta de bien ajeno resultan impo- lo cual, obviamente, le significa una mayor tutela,
sibles de ser alcanzados con la sola actividad que pues esa indemnización se deberá sin que al efec-
puedan desplegar al efecto «promitente» y vende- to interesen las normas del Libro VI de nuestro
dor. Estos hechos, sin embargo, tienen una confi- Código, que regulan los factores atributivos de la
guración distinta del hecho prometido en el con- responsabilidad contractual y su relación con los
trato regulado por el artículo 1470, de donde se si- daños resarcibles en este ámbito.
gue que esta norma no regula, en este aspecto -es
decir, en el hecho <<prometido»-, a los otros dos VI LA TRANSFERENCIA DE PROPIE-
contratos. Donde la norma entra a tallar, en nues- DAD.
tro concepto, es en lo atinente a la obligación de
indemnizar. Se ha dicho que la venta de bien ajeno no produce
obligación alguna de transferir la propiedad de di-
Se ha dicho ya que un pacto por el cual un indivi- cho bien. La relación jurídica que surgiría de este
duo se compromete a conseguir un resultado que contrato sería una asunción de garantía por ries-

THEMIS
163 ..
go. Ello, sin embargo, no resuelve el problema del Debe quedar claro que la única peculiaridad de la
momento en que la propiedad del bien se transfe- venta de bien ajeno es la ausencia de legitimación
riría. por parte del vendedor, por lo que una vez que
éste adquiera la propiedad del bien materia del
A este respecto, cabe decir que, en verdad, no contrato, el efecto traslaticio podrá operar de
existe problema alguno, pues las normas que re- acuerdo con lo que las normas pertinentes esta-
gulan el tema son claras. Para el caso de bienes blezcan. En el caso de bienes muebles, se ha di-
muebles, la tradición será la que produzca la cho, la ley establece que se debe traditar el bien.
transferencia, por lo que el vendedor de un bien En el caso de bienes inmuebles no hay que hacer
ajeno, si es que logra adquirirlo de su propietario, nada para que el efecto real opere, pues como di-
tendrá que traditarlo al comprador para así cum- cho efecto había quedado suspendido por la falta
plir con el contrato. Para el caso de bienes inmue- de legitimación en el vendedor, subsanado el de-
bles, el contrato de compraventa cobrará eficacia fecto la transferencia de propiedad se produce.
traslativa cuando el vendedor, por cualquier me-
dio, logre adquirir el bien. Miraflores, mayo de 1994

Ricardo Fernandini Barreda


Notario - Abogado

Las Begonias 441 Of.401 Telfs. 423718. 424924


San Isidro Fax 411377

THEMIS
1M-.
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
Scanned by CamScanner
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA COMPRAVENTA
DE BIEN AJENO A PARTIR DE LA JURISPRUDENCIA

Por: Luciano Barchi Velaochaga1

Presentación:

El presente artículo tiene como finalidad analizar la naturaleza de la nulidad de un contrato de


compraventa de un bien ajeno, que ha sido materia de fundamento en las sentencias de la Corte
Suprema de la República en los últimos años. Así, el autor distingue el contrato de compraventa
celebrado en nombre propio y en nombre ajeno, delimitando las distintas hipótesis y supuestos
legales que se presentan, en caso se trate de la compraventa de un bien mueble o un bien
inmueble, así como la responsabilidad penal de los intervinientes en el contrato, en concordancia
con el Código Civil y el Código Penal peruanos vigentes, respectivamente.

El comité revisor2

1
Abogado por la universidad de Lima. Asociado del estudio Osterling abogados. Magíster en derecho con
mención en derecho civil y candidato a doctor por la Pontifica Universidad Católica del Perú.
2
Victor Hugo Quijada Tacuri, abogado por la universidad de San Martín de Porres, estudiante de la maestría
en contrataciones del Estado U.S.M.P. – O.S.C.E; y, Carlos Ricardo Torres Zavala, bachiller en derecho de la
universidad de San Martín de Porres.

1
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA COMPRAVENTA DE BIEN AJENO A PARTIR DE
LA JURISPRUDENCIA

1) La jurisprudencia sobre la venta de bien ajeno.

Un gran número de sentencias de la Corte Suprema de la República han sostenido que la venta de
bien ajeno es nula. La causa de la nulidad varía; así, encontramos las siguientes afirmaciones:

1) En la venta de un bien ajeno falta la manifestación de voluntad del propietario (inciso 1 del
artículo 219 del Código Civil);

2) Vender un bien ajeno es un imposible jurídico (inciso 3 del artículo 219 del Código Civil);

3) La venta de un bien ajeno tiene un fin ilícito (inciso 4 del artículo 219 del Código Civil); y,

4) La venta de un bien ajeno es un acto contrario a las leyes que interesan al orden público o a
las buenas costumbres (inciso 8 del artículo 219 del Código Civil).

2) La seguridad jurídica.

Sin duda alguna para el lego es inadmisible que el ordenamiento jurídico permita la venta de un bien
ajeno. De hecho, el sentido común nos dice que sólo el propietario puede vender su bien; de no
darse esta limitación, la seguridad jurídica se vería amenazada. De esta manera, se piensa en la
seguridad del propietario y se quiere evitar que la pérdida del bien ocurra sin su consentimiento.

Parece que algunos jueces comparten este sentir, de tal manera que si quien vende un bien no es el
propietario, entonces consideran que estamos frente a un acto viciado que debe ser sancionado con
la pena máxima: la nulidad.

Ahora bien, es cierto que nuestro ordenamiento jurídico consagra, como regla general, el principio
del “nemo plus iuris ad alium transferre potest quam ipse haberet”3; es decir, que sólo puede
transferir la titularidad del derecho de propiedad sobre un bien4, quien es su propietario; pero es un
error considerar, a partir de esta afirmación, que la venta del bien ajeno es nula.

3
Recogido en D. 18, 1 28 pr.
4
Como bien señala Randall “Para el lego, la idea de comerciar con derechos puede parecerle algo
extraña. Se tiende a pensar en el comercio como la transferencia de cosas físicas; es decir, de objetos
que se pueden poseer. Sin embargo, la característica fundamental del comercio es la transferencia de
derechos, más bien que la transferencia física y el traslado de cosas. Cuando uno «compra» un terreno,
no toma ese pedazo de tierra y se lo lleva a casa. Más bien adquiere ciertos derechos específicos para
hacer uso de ese terreno” (RANDALL, Alan. Economía de los recursos naturales y política ambiental.
México: Editorial LIMUSA, 1985, p.173-174).

2
En efecto, quienes así piensan no tienen clara la diferencia entre el acto y el efecto y, por
consiguiente, no distinguen entre los requisitos de validez de un acto jurídico y los requisitos de
eficacia.

La capacidad de disposición, entendida como la legitimidad para disponer de la titularidad de una


situación jurídica subjetiva, no es un requisito de validez del acto jurídico en nuestro ordenamiento
jurídico; por tanto, el contrato de compraventa de bien ajeno no es nulo porque el vendedor carezca
de capacidad de disposición o, dicho de otra manera, no se encuentre legitimado para disponer.

En tal sentido, la carencia de legitimidad para disponer del vendedor no afecta la validez del
contrato. Una cosa diferente es si el contrato así celebrado produce el efecto translativo; es decir, si
en virtud de dicho contrato, el comprador puede adquirir la propiedad del bien. Lo que debe
determinarse entonces es si el contrato es eficaz.

Como hemos adelantado, nuestro ordenamiento jurídico adopta, como regla general, el principio del
“nemo plus iuris…”; por tanto, el contrato de compraventa de bien ajeno, en principio, no produce el
efecto translativo. Esto significa entonces que el mecanismo de protección a los propietarios no es
la nulidad del contrato de compraventa de bien ajeno, sino su ineficacia.

Ahora bien, en nuestro ordenamiento jurídico el principio del “nemo plus iuris…” no es, sin embargo,
absoluto; tiene dos excepciones: las previstas en el artículo 948° y en el 2014° del Código Civil, las
cuales admiten la transferencia de la propiedad del bien a pesar que el vendedor no es su
propietario: se habla entonces de las adquisiciones “a non domino”.

Las excepciones a las que hemos hecho referencia buscan la seguridad del tráfico, es decir, la
seguridad del intercambio de bienes protegiendo al comprador que actúa confiando en adquirir la
propiedad del bien, se busca así que la transferencia no se frustre por causas que le son
desconocidas.

Normalmente se considera que la seguridad individual (o estática) se contrapone con la seguridad


de tráfico (o dinámica)5. En tal sentido, se piensa que el legislador debe optar entre proteger al
propietario evitando que la pérdida del bien ocurra sin su consentimiento o proteger al adquirente de
buena fe, de tal manera que la transferencia no se frustre por causas que le son desconocidas.
Vistas de esta manera, ambas categorías se oponen. Al respecto BOLAS ALFONSO señala: “...son

5
La seguridad jurídica subjetiva es la que busca garantizar el disfrute de los bienes, entendido como: “La
apropiación por parte del titular del valor de uso y del valor de cambio del recurso económico sobre el que
directa o indirectamente recae” (PAZ-AREZ, Cándido. "Seguridad jurídica y seguridad del tráfico". En: Revista
de Derecho Mercantil. No. 175-176. Enero-junio. Madrid, 1985, p. 13). La seguridad jurídica subjetiva
tradicionalmente suele distinguirse por la doctrina en dos nociones: la seguridad estática y la dinámica (o
seguridad de tráfico),

3
ideas que colisionan entre sí, pues cuando la segunda prospera es en detrimento de la primera, de
forma que ambos valores normativos conviven dentro del derecho privado en conflicto y tensión
permanente”6. En otras palabras, la afirmación de un interés, el de propietario o el del adquirente,
parece conducir irremediablemente al sacrificio del opuesto7.

Pero en realidad las nociones de seguridad estática y de seguridad dinámica no se repelen sino
que armonizan. Veamos.

La seguridad jurídica subjetiva busca garantizar el disfrute de los bienes, entendido como: “La
apropiación por parte del titular del valor de uso y del valor de cambio del recurso económico sobre
el que directa o indirectamente recae”8. Esto significa que la seguridad jurídica subjetiva se desdobla
en dos aspectos, por un lado generando confianza en que el disfrute de un bien no está amenazado
por conductas ajenas que lo perturben, y por otro lado, permitiendo que el propietario, al disponer
del bien, obtenga el máximo provecho y para esto último se requiere, facilitar el intercambio,
evitando que éste se frustre por los elevados costos de transacción (en obtener información) que
supone la aplicación absoluta del principio del “nemo plus iuris…”.

En efecto, adoptar como regla absoluta el “nemo plus iuris…”, supone que el potencial comprador
deba estar absolutamente seguro que quien pretende venderle el bien es el propietario; en tal
sentido, requiere información. Si el potencial comprador no está seguro que quien pretende venderle
el bien sea el propietario, no comprará o lo hará castigando el precio, lo cual finalmente afecta al
propietario pues no puede obtener el valor de cambio del bien.

La falta de información genera incertidumbre y, desde una perspectiva económica, reducir la


incertidumbre; es decir, informarse, tiene un costo.

Los supuestos de excepción al principio del “nemo plus iuris…” están destinados a reducir los costos
de información. En efecto, en el caso del artículo 978° del Código Civil, el adquirente puede confiar
en la información que le proporciona la posesión (artículo 912 del Código Civil) o en la que
proporciona el registro (artículo 2013 del Código Civil), por ello, como señala BOLÁS ALFONSO: “...en
todos los casos citados de normas de protección de terceros, recuérdese que su virtualidad radica
en el ahorro de costes para facilitar al titular del derecho el tráfico de sus bienes, limitando la
necesidad de información para el adquirente”9.

6
BOLAS ALFONSO, Juan. “La documentación pública como factor de certeza y protección de los derechos
subjetivos en el tráfico mercantil”. En: La seguridad jurídica y el tráfico mercantil. Madrid: Civitas, 1993, p.
45.
7
PAZ-AREZ, Cándido. Ob. Cit. p. 8.
8
PAZ-AREZ, Cándido. Ob. Cit. p. 13.
9
BOLAS ALFONSO, Juan. Ob. Cit., p.47. En el mismo sentido PAZ-ARES, Cándido. Ob. Cit., p.17.

4
El lector puede preguntarse de qué tutela se habla si el propietario del bien corre el riesgo de verse
despojado de su titularidad, precisamente en virtud de la llamada “seguridad del tráfico”, pero sin
duda alguna este es un riesgo que debe asumir en su propio beneficio. En tal sentido BOLÁS
ALFONSO, nos dice: “El titular del derecho corre el riesgo de verse expropiado por el juego de estas
normas, pero estas normas están dictadas en su interés, para facilitarle el disfrute de sus derechos y
su transmisión que, en otro caso, sería inevitable por razones de costes económicos”10.

En Italia, MENGONI ha dicho respecto a las adquisiciones “a non domino” que: “El problema se
desplaza por tanto sobre el plano de las relaciones con el titular del derecho (tercero respecto a la
enajenación), y bajo este perfil se presenta la exigencia que el interés de conservación de los
derechos sea sacrificado, dentro de ciertos límites, al interés de la seguridad del tráfico jurídico.
Este sacrificio, del resto, con tal que contenido dentro de una equitativa medida, encuentra una
contrapartida en la ventaja que indirectamente se deriva al mismo titular en relación a otro, no
menos relevante interés: el interés a una fácil negociabilidad del derecho. La negociación del
derecho es más rápida y expedita cuanto más los terceros están asegurados contra la eventualidad
de adquirir de un no titular, y por consiguiente cuanto menos grave es la carga de control del titular
del alienante. Una rígida tutela de los derechos constituidos resultaría en definitiva dañosa a los
mismos titulares”11.

3) El contrato de compraventa celebrado en nombre ajeno y el contrato de compraventa


celebrado en nombre propio.
Para poder comprender adecuadamente la hipótesis de la compraventa de bien ajeno, debemos
distinguir: el contrato de compraventa en que el vendedor no propietario actúa en nombre ajeno, del
contrato en que el vendedor no propietario actúa en nombre propio.

Al respecto, tengamos en cuenta el siguiente cuadro:

 Con poder de representación.

Compraventa celebrada por el vendedor en nombre ajeno

 Sin poder de representación.

10
BOLAS ALFONSO, Juan. Ob. Cit., p.47. En el mismo sentido PAZ-ARES, Cándido. Ob. Cit., p.17.
11
MENGONI, Luigi. Gli acquisti «a non domino». 3ª edizione. Milano: Giuffrè, 1994,, p. 30.

5
 El adquirente conoce que la cosa
es ajena.

Compraventa celebrado por el vendedor a nombre propio

 El adquirente no conoce que la


cosa es ajena (buena fe).

3.1) La compraventa celebrada por el vendedor no propietario en nombre ajeno.

“Parte en sentido formal” son los autores del contrato, es decir quienes emiten las declaraciones
contractuales (oferta y aceptación). “Parte Sustancial” son los titulares de la relación contractual a
quienes se les imputa el conjunto de efectos jurídicos del contrato. Estas dos nociones de “parte”
toman en consideración los dos aspectos del contrato: como acto y como relación constituida.

La noción de “parte” hace referencia a los sujetos del acto o de la relación, pero tal noción debe
prescindir de los sujetos y debe ser identificada en la posición de interés que se contrapone a otra
posición de interés. En tal sentido la parte siempre es única incluso si ella comprende más sujetos
de derecho.

Por lo regular las dos posiciones coinciden, es decir, las partes en sentido formal son, al mismo
tiempo, las partes en sentido sustantivo de tal manera que podríamos leer el artículo 1351 del
Código Civil de la siguiente manera: “el contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear,
regular, modificar o extinguir «entre ellas» una relación jurídica patrimonial”12.

Esta coincidencia entre parte formal y parte sustancial desaparece, total o parcialmente, cuando la
primera utiliza la figura de la representación: un sujeto, el representante participa de la conclusión
del contrato con una propia declaración de voluntad (como parte formal); y otro sujeto, el
representado, asume los efectos jurídicos de la declaración de voluntad del representante,
adquiriendo los derechos y asumiendo las obligaciones derivadas del contrato (parte sustancial).

De acuerdo con el segundo párrafo del artículo 145 del Código Civil: “La facultad de representación
la otorga el interesado o la confiere la ley”. Es decir, el poder de representación puede ser conferido
por el interesado a través de un “acto de apoderamiento” o “procura” (representación voluntaria) o

12
GALGANO, Francesco.”Il negozio giuiridico”. En: Trattato di Diritto Civile e Commerciale. Milano: Giuffrè,
2002, p. 397.

6
puede derivar de la ley (representación legal)13. La primero es una manifestación de autonomía del
sujeto mientas que la segunda no.

Como bien lo señala DÍEZ-PICAZO: “El apoderamiento puede ser definido como aquel acto jurídico
por virtud del cual una persona (dominus negotii o principal) concede u otorga voluntariamente a
otra un poder de representación”14. Los italianos hablan de “procura” y la definen como “el negocio
con el cual el interesado confiere el poder representativo al sujeto que se convierte en su
representante”15.

El acto de apoderamiento o procura es un acto jurídico16 unilateral y recepticio. Es un acto jurídico


unilateral por cuanto, como dice DÍEZ-PICAZO para su “existencia, validez y eficacia se requiere
únicamente la declaración de voluntad del principal o poderdante. Para la existencia, validez y
eficacia del poder de representación no se necesita la aceptación del apoderado”17.

En virtud del acto de apoderamiento una persona (el representado) concede u otorga
voluntariamente a otra (el representante) un poder de representación, de tal manera que los actos
realizados por el representado en nombre y representación del representante recaigan en la esfera
jurídica del representado, ésta es la llamada eficacia directa de la gestión representativa18. Como
señala DÍEZ-PICAZO en la eficacia directa “los efectos del acto de gestión representativa se producen
de forma inmediata en el patrimonio o en la esfera jurídica del representado. El acto recibe el mismo
tratamiento jurídico que si hubiera sido realizado personalmente por el principal o dominus. El
representante que actuó desaparece de la escena de producción de los efectos. Ningún efecto se
produce para él”19.

Conforme al artículo 160 del Código Civil:

“El acto jurídico celebrado por el representante, dentro de los límites


de las facultades que se le haya conferido, produce efecto
directamente respecto al representado”.

Así, si el representante declara comprar o vender, compra o vende el representado; si el


representante asume una obligación, queda obligado el representado. “Para que ello suceda es
13
Comprende todos los casos de representación necesaria: la de los incapaces y la representación orgánica
de los entes colectivos.
14
DÍEZ-PICAZO, Luis. La representación en el Derecho Privado. Madrid: Civitas, s/f, p. 133.
15
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Trattato di Diritto Privato. Milano: Giuffrè, 2001, p. 271. GALGANO,
Francesco. Ob. Cit., p.401
16
Seguiremos la terminología adoptada por el Código Civil.
17
DÍEZ-PICAZO, Luis. La representación en el Derecho Privado. Ob. Cit., p. 134. En el mismo sentido
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Ob. Cit., p. 271. En el mismo sentido GALGANO, Francesco. Ob. Cit., p.401.
18
Es conveniente advertir que en virtud del acto de apoderamiento (o procura) el representante no asume la
obligación de llevar a cabo la gestión representativa. En otras palabras, el poder de representación legitima al
apoderado para realizar una serie de actividades cuyos efectos recaigan en la esfera jurídica del principal,
pero el apoderado no está obligado a realizarlas.
19
DÍEZ-PICAZO, Luis. La representación en el Derecho Privado. Ob. Cit., p. 265.

7
necesaria una condición preliminar: el representante debe concluir el contrato «en nombre del
representado»”20. Esto es lo que se conoce como contemplatio domini: el contrato debe ser
concluido en nombre del representado y, si se trata de un contrato bajo forma escrita, debe ser
formado con la mención de su nombre (con la fórmula: “…otorgado por Primus debidamente
representado por Secundus…”) o debe ser suscrito en nombre del representado (Secundus firma al
pie del contrato con la fórmula “Secundus en calidad de representante de Primus” o fórmulas más
sintéticas Secundus por Primus)21.

Si el representante actúa agere nomine proprio significa que actúa en su propio nombre, es decir
que no ejerce la gestión representativa. Si lo hace agere nomine alieno el representante actúa en
nombre ajeno, es decir, que ejerce la gestión representativa, el representante expresa en el acto
que celebra que procede en nombre de su representante.

Así, por ejemplo, si Primus formula una oferta de venta del bien X (de propiedad de Tertius) a
Secundus declarando que lo hace en nombre de Tertius, entonces actúa en nombre ajeno. Si
Primus formula una oferta de venta del bien X (de propiedad de Tertius) a Secundus sin declarar
que lo hace en nombre de Tertius, entonces, actúa en nombre propio y, estaremos, como lo
veremos más adelante, en el caso de la venta de un bien ajeno.

Conforme con el artículo 156 del Código Civil:

“Para disponer de la propiedad del representado o gravar sus bienes,


se requiere que el encargo conste en forma indubitable y por escritura
pública, bajo sanción de nulidad”.

Conforme al artículo citado para disponer de la propiedad del representado se requiere que el acto
de apoderamiento conste “en forma indubitable y por escritura pública, bajo sanción de nulidad”. En
caso que no conste en forma indubitable o por escritura pública, el acto de apoderamiento y no el
acto de disposición, será nulo. En efecto, si el representante vende un bien del representado y
luego, por ejemplo, se determina la nulidad de la escritura pública en la que consta el acto de
apoderamiento, entonces, tendremos que el representado carecía, al momento de vender, de la
representación que se atribuía, siendo de aplicación el último párrafo del artículo 161 del Código
Civil.

Puede suceder, también, que alguien contrate como representante sin contar con el poder de
representación. Por ejemplo, Secundus compra o vende en nombre de Primus, pero éste no le ha
otorgado el poder de representación. O también puede ocurrir que alguien que si bien cuenta con el

20
GALGANO, Francesco. Ob. Cit., p. 398.
21
GALGANO, Francesco. Ob. Cit., p. 398.

8
poder de representación, se exceda de los límites de éste (por ejemplo, el poder de representación
lo autorizaba a comprar hasta un cierto precio, pero ha comprado por un precio mayor). En ambos
casos se habla de falsus procurador.

El falso representante (falsus procurador) ha actuado en nombre ajeno y, por tanto, el contrato no
puede producir sus efectos directamente respecto de él, es decir, no puede hacerle adquirir
derechos ni hacerlo asumir obligaciones que de él derivan, ni el otro contratante tiene interés que
ello ocurra, habiendo contratado en el presupuesto que con el contrato habría adquirido derechos
respecto a la persona a nombre de quien actuó el falso representante22.

Pero al no habérsele conferido el poder de representación (o habiéndole conferido un poder menor


que aquél que el falso representante se ha arrogado), el contrato tampoco producirá efectos
respecto a la persona en nombre de la cual el falso representante ha actuado.

Se trata de un contrato ineficaz por defecto de legitimación de contratante, improductivo de efectos


respecto del dominus. Así, el artículo 161 del Código Civil establece:

“El acto jurídico celebrado por el representante excediendo los límites


que se le hubiere conferido, o violándolas, es ineficaz con relación al
representado, sin perjuicio de las responsabilidades que resulten
frente a éste y a terceros.
También es ineficaz ante el supuesto representado el acto jurídico
celebrado por persona que no tiene la representación que se
atribuye”.

El artículo 161 del Código Civil regula dos supuestos: en el primer párrafo el ejercicio anormal de la
representación y en el segundo párrafo la representación sin poder o, comúnmente conocida, como
“falso procurador”. Como señala DÍEZ-PICAZO existen dos formas típicas de ejercicio anormal de la
representación: el abuso del poder de representación y el ejercicio extralimitado de la
representación23.

El abuso del poder de representación supone “la existencia formal del poder y la actuación del
apoderado dentro de los límites formales del poder. Implica, sin embargo, una utilización del poder
de representación para una finalidad distinta de la perseguida por el poderdante y en función de
unos intereses distintos a los del poderdante”24. Al respecto ROPPO señala: “En el ejercicio de poder
representativo el representante debe perseguir el interés del representado. Si actúa de manera
contraria a aquel interés, él abusa de la representación”25.

22
GALGANO, Francesco. Ob. Cit., p. 403.
23
DÍEZ-PICAZO, Luis. La representación en el Derecho Privado. Ob. Cit., p. 198.
24
Loc. Cit.
25
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Ob. Cit., p. 282.

9
El contrato celebrado por el representante en nombre y representación del representado produce
efectos en la esfera jurídica del representado sólo si se concluye dentro de los límites del poder
conferido por el representante. El ejercicio extralimitado de la representación supone que el
apoderado sobrepasa los límites del poder; es decir, realiza algo para lo cual no fue facultado por el
poderdante. Al respecto ROPPO señala: “El exceso de representación implica la superación de los
límites de un poder representativo existente”26.

Como precisa DÍEZ-PICAZO: “En rigor, cuando se traspasan los límites del poder la situación es
similar o paralela a la falta completa de poder27”, de ahí que, como veremos, la consecuencia es la
misma.

DÍEZ-PICAZO nos dice que existe representación sin poder “en todos aquellos casos en que una
persona lleva a cabo una actividad que es externamente representativa (lo que significa que es
recognoscible que actúa por y para un dominus negotii), pero sin tener para ello suficiente poder de
representación. Puede ocurrir así porque el poder de representación no existe ni ha existido nunca.
Puede ocurrir también porque se desarrolla la actividad representativa cuando se había ya
extinguido la relación representativa”28.

De la definición del profesor español puede advertirse que el falso representante o falso procurador
realiza una actuación representativa, en cuanto manifiestamente actúa a nombre y representación
de otro29.

¿Qué ocurre con el acto celebrado por el falso procurador o por el apoderado extralimitando la
representación concedida?

El artículo 161 del Código Civil en el primer párrafo respecto al ejercicio extralimitado establece que:
“El acto jurídico celebrado por el representante excediendo los límites de las facultades que se le
hubiere conferido, o violándolas, es ineficaz con relación al representado…” y en el segundo párrafo
respecto al ejercicio extralimitado establece que: “También es ineficaz ante el supuesto
representado el acto jurídico celebrado por persona que no tiene la representación que se atribuye”.

Como puede apreciarse, en ambos casos, el Código Civil considera «al acto jurídico celebrado
como ineficaz con relación al falso representado». Esto significa que los efectos del acto jurídico no
recaen en la esfera jurídica del falso representado. En tal sentido el dominus negotii se encuentra

26
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Ob. Cit., p. 294.
27
DÍEZ-PICAZO, Luis. La representación en el Derecho Privado. Ob. Cit., p. 198. En el mismo sentido
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Ob. Cit., p. 295.
28
DÍEZ-PICAZO, Luis. La representación en el Derecho Privado. Ob. Cit., p. 214.
29
En la gestión de negocios, en cambio, se actúa en nombre propio. Así el artículo 1950 del Código Civil
señala: “Quien careciendo de facultades de representación y sin estar obligado, asume conscientemente la gestión de los
negocios o la administración de los bienes de otro que lo ignora, debe desempeñarla en provecho de éste”.

10
tutelado. No obstante, hay que tener presente que ello es así en la medida que el falso representado
no haya creado una apariencia de representación (representación aparente)30.

De acuerdo con ROPPO el contrato del falso representante tampoco vincula a éste con el tercero
“porque el contrato está celebrado en nombre del falso representado, y dispone de posiciones
jurídicas de éste, no del falso representante” y luego añade: “En cambio, el contrato vincula al
tercero contratante, como se desprende de la previsión por el cual el tercero y el falso representante
«pueden acordar dejar sin efecto el contrato». La norma indica que el contrato produce efectos
vinculantes para el tercero, aclarando que de ellos el tercero no puede liberarse por decisión
unilateral”31. En el mismo sentido se pronuncia GALGANO: “El falso representante ha actuado en
nombre ajeno; el contrato, por tanto, no puede producir efectos en su esfera jurídica, no puede
hacerle adquirir los derechos y asumir las obligaciones que se derivan (ni el otro contratante tendría
interés que el contrato produjera efectos en la esfera jurídica del falso representante, habiendo
contratado en el presupuesto que el con el contrato habría adquirido derechos respecto la persona
en nombre de quién actuó el falso representante)”32.

Como advierte BIANCA: “En la esfera jurídica del tercero el contrato es igualmente ineficaz. En la
esfera jurídica de tal sujeto no se producen efectos obligatorios o reales propios del contrato pues
tales efectos presuponen la operatividad del contrato en la esfera jurídica del representado. La
ineficacia del contrato estipulado por el falso representante no significa que tal contrato sea nulo o
anulable. El contrato simplemente está privado de un requisito de eficacia que puede ser integrado
sucesivamente mediante la ratificación del representado” y añade “El contrato concluido por el falso
representante, se observe, es un contrato perfecto. Tal contrato consta de todos los elementos
constitutivos (acuerdo, objeto, causa, forma)”33.

En tal sentido, el contrato celebrado por el falso procurador es ineficaz respecto a los “efectos
finales” (efectos obligatorios o reales) pero es productivo del efecto primario del vínculo
contractual34. En tal sentido el tercero se encuentra en una situación de “sujeción”.

“Artículo 162.- En los casos previstos por el artículo 161, el acto


jurídico puede ser ratificado por el representado observando la forma
prescrita para su celebración.
La ratificación tiene efecto retroactivo, pero queda a salvo el derecho
de tercero.

30
Casos de extinción de poder, como por ejemplo, la revocación sin que hayan sido puestos en conocimiento
de los terceros (artículo 152 del Código Civil).
31
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Ob. Cit., p. 296.
32
GALGANO, Francesco. Ob. Cit., p. 403. En el mismo sentido BIANCA, Massimo. Diritto Civile. 3 Il Contratto.
Ob. Cit., p. 11.
33
BIANCA, Massimo. Diritto Civile. 3 Il Contratto. Ob. Cit., p. 111.
34
Situación similar a la que se produce respecto de un contrato sujeto a condición suspensiva.

11
El tercero y el que hubiese celebrado el acto jurídico como
representante podrán resolver el acto jurídico antes de la ratificación,
sin perjuicio de la indemnización que corresponda.
La facultad de ratificar se trasmite a los herederos”.

La ratificación por el falso representado torna eficaz el contrato. La ratificación es un acto jurídico
unilateral del falso representado con el cual se atribuye eficacia al contrato concluido por el falso
representante. Como señala ROPPO, ratificando, el falso representado atribuye ex post al falso
representante la legitimación que le faltaba al momento de la celebración del contrato35.

El tercero puede poner fin a la vinculación, antes que se produzca la ratificación, pero no lo podrá
hacer unilateralmente, requerirá un acuerdo con el falso representante: “El tercero y el que hubiese
celebrado el acto jurídico como representante podrán resolver el acto jurídico antes de la ratificación,
sin perjuicio de la indemnización que corresponda”.

En tal sentido, ninguna de las partes, ni el falso representante ni el tercero contratante, gozan de la
facultad de receso legal36. Tampoco el tercero contratante podrá rescindir el contrato en base al
artículo 1370 del Código Civil37, alegando la falta del requisito de eficacia (la legitimación del
representante) al momento de la celebración del contrato. Se requerirá un mutuo disenso38 entre el
falso representante y el tercero contratante.

La responsabilidad del falso representante.

En el caso del ejercicio extralimitado del poder, sea por ejercicio anormal de la representación o por
la representación sin poder, el tercero contratante puede sufrir daños en caso que no se produzca la
ratificación y consiste en haber celebrado un contrato ineficaz39. Como dice BIANCA: “El falso
representante debe resarcir el daño que el tercero contratante haya sufrido por haber confiado sin
su culpa en la eficacia del contrato o, en general, del acto cumplido por el falso representante”40.

De acuerdo con DÍEZ-PICAZO la indemnización se refiere a “los daños precontractuales incluibles en


el llamado interés negativo”41. Según BIANCA: “La responsabilidad del falso representante no es
responsabilidad contractual, es decir responsabilidad por incumplimiento del contrato. El falso
representante no contrae en nombre propio y no asume una obligación en orden a la ejecución del
negocio. El hecho ilícito que da lugar a la responsabilidad del representante consiste más bien en la

35
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Ob. Cit., p. 297.
36
Ver al respecto BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “Algunas consideraciones sobre el receso en el Código Civil
peruano: a propósito del artículo 1786”. En: Advocatus, No. 19, 2009, pgs. 291-321.
37
“Artículo 1370.- La rescisión deja sin efecto un contrato por causal existente al momento de celebrarlo”.
38
“Artículo 1313.- Por el mutuo disenso las partes que han celebrado un acto jurídico acuerdan dejarlo sin efecto. Si
perjudica el derecho de tercero se tiene por no efectuado”.
39
ROPPO, Vincenzo. Il Contratto. Ob. Cit., p. 301.
40
BIANCA, Massimo. Diritto Civile. 3 Il Contratto. Ob. Cit., p. 118.
41
DÍEZ-PICAZO, Luis. La representación en el Derecho Privado. Ob. Cit., p. 225.

12
lesión de la libertad contractual del tercero. El representante, precisamente, es responsable en
cuanto dolosa o culposamente se ha valido de una legitimación inexistente. Estamos por tanto en el
campo de la responsabilidad extracontractual y, más particularmente, de la responsabilidad
precontractual”42.

Se produce entonces una lesión al interés negativo del tercero; es decir, el interés del tercero de no
ser parte de un contrato ineficaz. En tal sentido, el resarcimiento estará dirigido a colocar al tercero
en la situación anterior a la celebración del contrato y no a colocarlo en la situación que se hubiera
encontrado de haberse cumplido el contrato (interés positivo). Así, si “el falso representante ha
enajenado al tercero un inmueble, el resarcimiento no tendrá en consideración la no obtención de la
ganancia del adquirente sino el daño consistente en los gastos inútilmente sostenidas por el contrato
(ejemplo: pago de los tributos), en los gastos inútilmente incurridos por el bien y por su utilización y,
aún, en los mayores gastos derivados de la demora en la adquisición de un bien de reemplazo
(ejemplo: para procurarse otro inmueble el tercero debe asumir el aumento medio que el mercado
ha registrado durante el tiempo perdido inútilmente en la contratación”43.

Queda claro que la responsabilidad del falso representante supone que el tercero haya confiado, sin
su culpa, en la legitimación del falso procurador. El tercero estará en culpa si incurrió en un error que
habría sido evitado si hubiera actuado con la normal diligencia. BIANCA señala: “Si el falso
representante ha dolosamente creado la apariencia de la propia legitimación la culpa del tercero
resulta irrelevante”44.

En conclusión, cuando el vendedor actúa a nombre ajeno (agere nomine alieno), con o sin poder de
representación, no se trata de la hipótesis de compraventa de bien ajeno.

3.2) La compraventa celebrada por el vendedor no propietario en nombre propio.

La compraventa de bien ajeno puede ser definida como el contrato de atribución patrimonial (función
traslativa) que tiene por objeto un derecho cuya titularidad corresponde a un sujeto distinto del
vendedor y donde éste actúa en nombre propio (agere nomine proprio). En tal sentido, no puede
afirmarse que en la compraventa de bien ajeno falte la manifestación de voluntad del propietario,
puesto que el comprador y el vendedor (aún si no se encuentra legitimado para disponer) han
manifestado su voluntad y en tal sentido hay acuerdo y, por lo tanto, hay contrato. El propietario es
un tercero respecto de este contrato, por lo que, obviamente, no se requiere que manifieste su
voluntad.
42
BIANCA, Massimo. Diritto Civile. 3 Il Contratto. Ob. Cit., p. 119. En el mismo sentido ROPPO, Vincenzo. Il
Contratto. Ob. Cit., p. 301.
43
BIANCA, Massimo. Diritto Civile. 3 Il Contratto. Ob. Cit., p. 119.
44
BIANCA, Massimo. Diritto Civile. 3 Il Contratto. Ob. Cit., p. 121.

13
De conformidad con el artículo 1409 del Código Civil la prestación materia de la obligación creada
por el contrato puede versar sobre bienes ajenos. En efecto, el artículo citado señala:

“La prestación materia de la obligación creada por el contrato puede


versar sobre:
(…)
2. Bienes ajenos o afectados en garantía o embargados o sujetos a
litigio por cualquier otra causa”.

Esta norma permite afirmar que los contratos con función translativa pueden versar sobre bienes
ajenos. En tal sentido, queda totalmente descartado que pueda considerarse que la compraventa de
bien ajeno importa un imposible jurídico. Al respecto, comentando el artículo bajo análisis, DE LA
PUENTE Y LAVALLE señala: "Para dejar claramente establecido que el carácter obligacional del
contrato de compraventa admite la posibilidad de venta de una cosa ajena, el codificador de 1984
decidió, con muy buen criterio, establecer expresamente entre las disposiciones generales de los
contratos que la prestación materia de la obligación creada por el contrato puede versar sobre
bienes ajenos"45.

Esto permite reafirmar que para el Código Civil la capacidad de disposición o la legitimidad para
disponer no constituyen un presupuesto de los contrato con función traslativa, lo que en otras
palabras significa que la falta de capacidad de disposición o de la legitimidad para disponer del
vendedor no ocasionan la nulidad del contrato de compraventa de bien ajeno. Así, la compraventa
celebrada por quién no es titular es válida en nuestro ordenamiento jurídico.

En la compraventa de bien ajeno, el vendedor celebra el contrato a nombre propio y respecto a los
efectos que se generan deben tenerse en cuenta dos hipótesis:

1) Que ambas partes sepan que el bien es ajeno; o

2) Que el comprador no sepa que el bien es ajeno46.

Cuestión previa: ¿en virtud del contrato de compraventa el vendedor se obliga a transferir la
propiedad?
Antes de analizar cada una de las hipótesis señaladas, es necesario determinar, de acuerdo con
nuestro Código Civil, a qué se obliga el vendedor en virtud del contrato de compraventa.

De conformidad con el artículo 1529 del Código Civil:

45
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. El Contrato en General. Tomo II. Lima: Palestra, 2007, p. 131.
46
Habría una tercera hipótesis: que el vendedor no sepa que el bien es ajeno y el comprador si lo sepa
Imaginemos que Primus, vende un bien a Tertius pensando que dicho bien había sido de propiedad de su
padre ya fallecido (y que pensaba haber adquirido por sucesión mortis causa) cuando en realidad era de
propiedad de Secundus. Tertius conoce que el bien es de Secundus. Esta se subsume en la hipótesis en la
que ambas partes saben que el bien es ajeno.

14
“Por la compraventa el vendedor se obliga a transferir la propiedad de
un bien al comprador y éste a pagar su precio en dinero”.

Del artículo citado parece desprenderse que en nuestro ordenamiento jurídico el contrato de
compraventa, en cualquier caso, genera para el vendedor la obligación de transferir la propiedad del
bien al comprador. Esta afirmación, sin embargo, no es exacta.

Veamos. Tratándose de una compraventa de bien mueble, concordando el artículo 1529 con el
artículo 947 del Código Civil, no cabe duda alguna que la transferencia de la propiedad del bien se
realiza a través de una prestación del vendedor (deudor) consistente en la entrega del bien
(tradición) al comprador (acreedor), ello supone entonces la necesidad de constituir una relación
obligatoria. No ocurre lo mismo, en cambio, cuando estamos frente a una compraventa de bien
inmueble.

En efecto, concordando el artículo 1529 con el artículo 949 del Código Civil, en el caso de una
compraventa de bien inmueble la transferencia de la titularidad opera como un efecto inmediato del
contrato no siendo necesario constituir una relación obligatoria. Por tanto, la compraventa de bien
inmueble no genera la obligación del vendedor de transferir la propiedad el vendedor47.

Ahora, veamos que pasa en la compraventa de bien ajeno.

3.2.1) Compraventa celebrada por el vendedor (no propietario) a nombre propio donde
ambas saben que el bien es ajeno.
De acuerdo con el artículo 1537:

“El contrato por el cual una de las partes se compromete a obtener


que la otra adquiera la propiedad de un bien que ambas saben que es
ajeno, se rige por los artículos 1470, 1471 y 1472”.

De acuerdo con DE LA PUENTE Y LAVALLE: "el contrato mediante el cual el vendedor asume tal obliga-
ción no es técnicamente una compraventa pues como nadie puede crear una obligación a cargo de
un tercero sin asentimiento de éste, la obligación del vendedor no puede ir más allá que
comprometer su actividad para obtener el asentimiento del verdadero dueño del bien para transferir
la propiedad de éste al comprador. En estas condiciones, como la compraventa crea la obligación
de transferir la propiedad del bien, el llamado vendedor de cosa ajena no está, en realidad,
vendiendo esta cosa, desde que, con conocimiento del llamado comprador, no se está obligando a
transferir su propiedad, sino únicamente está prometiendo que el verdadero dueño lo hará, esto es

47
Ver al respecto FORNO, Hugo. “El contrato con efectos reales”. En: Ius et Veritas No. 7, p. 77 y siguientes.
Ver una posición distinta en DE LA P UENTE Y LAVALLE, Manuel. “El contrato con efectos reales”. En: Ius et
Veritas No. 9, p. 9 y siguientes.

15
que éste y no el "vendedor" será quien se obligue a transferir al "comprador" la propiedad del
bien"48.

De acuerdo con DE LA PUENTE Y LAVALLE no es posible que un sujeto se obligue a transferir la


propiedad de un bien ajeno sino que sólo puede comprometerse a obtener el asentimiento del
propietario para transferir la propiedad al comprador por lo que el Código Civil remite a las reglas de
la promesa de la obligación o del hecho de un tercero.

En nuestra opinión en la compraventa de bien ajeno el vendedor se obliga a procurar la adquisición


de la propiedad a la contraparte; en otras palabras, se obliga a procurar que el comprador adquiera
la propiedad. Se trata de una obligación de resultado: el interés del comprador se satisface en la
medida que adquiera la propiedad, si ello no ocurre se producirá una lesión del interés del
comprador.

En este sentido el primer párrafo del artículo 1478 del Código Civil italiano señala:

"Si al momento del contrato la cosa vendida non era de propiedad del
vendedor éste está obligado a procurar la adquisición al comprador".

Al respecto MOSQUEIRA MEDINA señala: "la obligación del «deudor» es una de «obtener que su
acreedor adquiera», obligación que no tiene el mismo contenido de la obligación del vendedor en
una compraventa, consistente en «transmitir la propiedad» de un bien conforme a lo establecido en
el artículo 1529 del código. «Obtener que otro adquiera» y «transmitir la propiedad» expresan
contenidos diferentes y maneras de cumplir distintas, razón por el cual el «deudor» del contrato
contemplado en el artículo 1537 no es el vendedor de la compraventa, por lo que el artículo 1537 no
contempla un contrato de compraventa, si no un contrato innominado"49.

A su vez SEMINARIO STULPA señala: "En nuestra opinión, no es necesario recurrir a la promesa de la
obligación o del hecho de un tercero para vender un bien ajeno cuando ambas partes contratantes
conocen esta circunstancia. En efecto, al ser la compraventa en nuestro derecho un contrato
obligatorio y sabiendo las partes que el bien que se va a vender es ajeno, no vemos por qué debe
recurrirse necesariamente a este contrato innominado previsto en el artículo 1537, cuando desde los
puntos de vista conceptual y práctico nada impide que el vendedor venda un bien ajeno, máxime
cuando el artículo 1529 no establece como requisito del contrato que el vendedor sea propietario"50.

48
DE LA P UENTE Y LAVALLE, Manuel. "Exposición de motivos y comentarios. Compraventa". En: Código Civil.
Exposición de motivos y comentarios. Parte III, tomo VI. Compiladora: Delia Revoredo. Lima: Studium,
1985, p. 209.
49
MOSQUEIRA MEDINA, Edgardo. "La venta de bien ajeno en el código civil peruano". En: Thémis, Revista de
Derecho. Segunda Época, 1987, No. 8, p. 76.
50
SEMINARIO STULPA, Eduardo. La transferencia de la propiedad en el contrato de compraventa. Tesis
para optar el grado de bachiller en Derecho. Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de

16
La conversión legal prevista en el artículo 1538 del Código Civil.

El artículo 1538 del Código Civil señala:

"En el caso del artículo 1537, si la parte que se ha comprometido


adquiere después la propiedad del bien, queda obligada en virtud
de ese mismo contrato a transferir dicho bien al acreedor, sin que
valga pacto en contrario".

Como hemos visto según nuestro Código Civil en la compraventa de bien ajeno (en la que ambos
conocen que el bien es ajeno) el vendedor promete la obligación o el hecho del propietario, pero
¿qué pasa si luego de celebrado dicho contrato el vendedor adquiere la propiedad del bien?
Entonces, conforme al artículo 1538 antes citado, se produce una suerte de “conversión legal”51 de
la obligación del vendedor: de prometer la obligación o el hecho del propietario pasa a obligarse a
transferir la propiedad.

Adviértase, entonces, que si se trata de una compraventa de bien inmueble, concordando el artículo
1538 y el 949 del Código Civil, en el mismo momento que el vendedor adquiere la propiedad del
bien de su propietario, el comprador se convierte en propietario.

El segundo párrafo del artículo 1478 del Código Civil italiano dispone lo siguiente:

“El comprador se convierte en propietario en el momento en el


cual el vendedor adquiere la propiedad del titular de aquella”.

La solución del artículo citado se sustenta en el hecho que Código Civil italiano adopta el sistema
causa única para la transferencia de la propiedad; es decir, que la propiedad se transfiere como
efecto inmediato del contrato.

Como ya lo hemos señalado, somos de la opinión que, en virtud de la compraventa de bien ajeno, el
vendedor se obliga a procurar la adquisición de la propiedad al comprador. Por tanto, si luego de
celebrado un contrato de compraventa de bien mueble ajeno, el vendedor adquiere la propiedad, en
virtud de la obligación asumida, debe transferir la propiedad mediante la entrega del bien al
comprador. En cambio, tratándose de una compraventa de bien inmueble, al igual que en el Codice
Civile, el comprador se convertirá en propietario en el mismo momento en que el vendedor adquiera
la propiedad del propietario del bien.

¿En la compraventa celebrada por el vendedor (no propietario) a nombre propio donde
ambas saben que el bien es ajeno puede darse la transferencia “a non domino”?

Lima, p. 231.
51
En este sentido ver MOSQUEIRA MEDINA, Edgardo. Ob. cit., p. 77.

17
En la compraventa de bien mueble en el que ambas partes saben que el bien es ajeno si el
vendedor entrega el bien al comprador no se producirá la transferencia de propiedad por cuanto el
vendedor carece de legitimidad para disponer (capacidad de disposición) tampoco operará la
transferencia “a non domino” prevista en el artículo 948 del Código Civil por cuanto el comprador
conoce que el bien es ajeno y, por tanto, carece de buena fe.

En la compraventa de bien inmueble en el que ambas partes saben que el bien es ajeno la
transferencia no se producirá de manera inmediata por cuanto el vendedor carece de capacidad de
disposición, ambas partes son conscientes que la transferencia operará a través de una obligación
(de procurar la adquisición de la propiedad a la contraparte). Tampoco opera la transferencia “a non
domino” prevista el artículo 2014 del Código Civil porque el comprador conoce que la cosa es ajena.

3.2.2) Compraventa celebrada por el vendedor (no propietario) a nombre propio donde el
vendedor sabe que el bien es ajeno y el comprador no lo sabe.
El artículo 1539 del Código Civil establece:

“La venta de bien ajeno es rescindible a solicitud del comprador,


salvo que hubiese sabido que no pertenecía al vendedor o
cuando éste adquiera el bien, antes de la citación con la
demanda”.

El hecho que el artículo 1539 del Código Civil establezca que la compraventa celebrada por el
vendedor a nombre propio donde el comprador no conoce que el bien es ajeno es rescindible,
descarta que pueda considerarse la invalidez de dicho contrato. La rescisión deja sin efecto un
contrato válido, lo cual confirma que la legitimación para disponer (capacidad de disposición) no es
requisito de validez sino de eficacia.

DE LA PUENTE Y LAVALLE comentando el artículo citado señala: "Si el comprador ignora que el bien no
pertenece al vendedor en dicho momento, no puede conocer que el vendedor no se está obligando
a transferirle la propiedad del bien, que es la finalidad del contrato de compraventa, sino únicamente
se está obligando a obtener el asentimiento del verdadero dueño, o sea algo que no depende de su
voluntad, por lo cual la posibilidad del comprador de obtener la propiedad del bien es bastante más
remota"52.

MOSQUEIRA MEDINA, por otro lado, señala: "Este artículo si trata el caso de la venta de bien ajeno en
la medida que se refiere expresamente a dicho contrato y establece sus consecuencias. En tal
sentido es importante tomar en cuenta que la obligación del vendedor de bien ajeno será la de
"transmitir la propiedad del bien" y no la de "obtener que otro adquiera". El vendedor deberá

52
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. “Exposición de motivos...”. En: Ob. cit., p. 210.

18
transmitir el bien al comprador y dicha transmisión deberá ser verificada por el propio vendedor, es
decir deberá personalmente realizar la adquisición derivativa del derecho de propiedad en favor del
comprador: la propiedad deberá salir de él (y no de un tercero) e ingresar en el comprador"53.

En nuestra opinión en virtud de la compraventa de bien ajeno, independientemente que el


comprador conozca o no que el bien es ajeno, el vendedor no propietario se obliga a procurar la
adquisición de la propiedad al comprador.

Ahora bien, de acuerdo con el artículo 1539 del Código Civil si se celebra una compraventa de bien
ajeno donde el comprador no conoce que el bien no es de propiedad del vendedor, entonces el
comprador puede "rescindir el contrato"54.

¿Es correcto referirse a la “rescindibilidad” del contrato? Veamos.

Conviene recordar que el Código Civil distingue la rescisión de la resolución55, así, en la rescisión la
causal existe al momento de celebrar el contrato56 mientras que en la resolución la causal es
sobreviniente a su celebración.

Para el legislador, el contrato es rescindible porque el vendedor carece de legitimidad para disponer
(capacidad de disposición) al momento de celebrarlo; sin embargo, como veremos, esto no es
exacto.

1) Compraventa de bien mueble.- Si se trata de una compraventa de bien mueble ajeno y el


vendedor entrega el bien al comprador que desconoce que el bien es ajeno (buena fe) éste
adquirirá la propiedad conforme con artículo 948 del Código Civil (adquisición a non
domino)57. En este caso no procede que el comprador deje sin efecto el contrato que ha
producido sus efectos58.

Si, en cambio, el comprador no adquiere la propiedad en la fecha acordada, entonces,


habrá un incumplimiento del vendedor de su obligación de procurar la propiedad, por lo que
procedería la resolución por incumplimiento59.

53
MOSQUEIRA MEDINA, Edgardo. Ob. cit., p. 78.
54
En puridad lo que se rescinde o resuelve es la relación obligatoria que se genera del contrato. El contrato
como todo hecho una vez producido ingresa al mundo fáctico quedando sus consecuencias, sólo los efectos
de dicho contrato pueden extinguirse.
55
"Artículo 1371.- La resolución deja sin efecto un contrato válido por causal sobreviniente a su celebración" (el
subrayado es nuestro).
56
"Artículo 1370.- La rescisión deja sin efecto un contrato por causal existente al momento de celebrarlo" (el
subrayado es nuestro).
57
Se exceptúa el caso de los bienes perdidos y los adquiridos con infracción de la ley penal.
58
En este sentido ver artículo 1479 del Código Civil italiano.
59
En este sentido ver MOSQUEIRA MEDINA, Edgardo. "La venta de bien ajeno...". En: ob. cit., p. 81.

19
Aquí la resolución procede porque de la compraventa de bien ajeno surge la obligación del
vendedor de procurar la adquisición de la propiedad al comprador y éste espera adquirir la
propiedad cuando el vendedor le entregue el bien. Si no se produce la tradición (y por tanto
la adquisición de la propiedad) se produce una lesión del interés del acreedor (del
comprador) que lo faculta a recurrir al remedio de la resolución por incumplimiento.

2) Compraventa de bien inmueble no inmatriculado.- Si se trata de una compraventa de bien


inmueble ajeno no inmatriculado, consideramos que la solución que brinda el artículo 1539
del Código Civil es, técnicamente hablando, la correcta.

En efecto, en este caso el comprador esperaba adquirir la propiedad del bien de manera
inmediata conforme con el artículo 949 del Código Civil. En tal sentido, el incumplimiento
que justifica la rescisión del contrato, previsto por el artículo 1539 del Código Civil, consiste
en la falta de la inmediata transferencia de la titularidad de la propiedad (que debe ocurrir en
el momento de la celebración del contrato). En cambio, en el caso de los muebles, el incum-
plimiento se deriva de la no realización de una actividad o comportamiento humano
específico60.

3) Compraventa de bien inmueble inmatriculado.- Si el vendedor aparece en el registro como


propietario sin serlo realmente, el comprador, que no conoce que el bien es ajeno (buena
fe), adquiere la propiedad una vez inscrito su derecho, conforme con lo previsto en el
artículo 2014 del Código Civil (adquisición a non domino). En este caso no procede que el
comprador deje sin efecto el contrato que ha producido sus efectos.

4) Compraventa de bien ajeno y el delito de estelionato.

Como hemos visto cierta orientación jurisprudencial considera que la compraventa de bien ajeno es
nula sustentando su posición en el inciso 8 del artículo 219 del Código Civil. Para esta orientación la
compraventa de bien ajeno (por lo menos en el caso que el comprador no conoce que el bien es
ajeno) tipificaría como un delito: el delito de estelionato conforme el inciso 4 del artículo 197 del
Código Penal:

“La defraudación será reprimida con pena privativa de libertad no


menor de uno ni mayor de cuatro años y con sesenta a ciento
veinte días-multa cuando:
(…)
4. (…) Cuando se vende (…) como propios los bienes ajenos.

60
En este sentido MENGONI, comentando el Código Civil italiano que adopta el sistema consensual (MENGONI,
Luigi. Ob. cit. p. 22-24). Asimismo RUSSO, Ennio. La responsabilità per inattuazione dell’effetto reale.
Milano: Giuffrè, 1963, p. 5).

20
De acuerdo al artículo V del Título Preliminar del Código Civil:

“Es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al


orden público o a las buenas costumbres”.

Según la jurisprudencia citada, los contratos contrarios a las leyes que interesan al orden público,
por excelencia las normas penales, sería nulo.

No obstante, esta jurisprudencia olvida lo establecido en el inciso 8 del artículo 219 del Código Civil:

“El acto jurídico es nulo:


8. En el caso del artículo V del Título Preliminar, salvo que la ley
establezca una sanción diversa” (el subrayado es nuestro).

De esta norma se desprende con meridiana claridad que, para el Derecho Civil, el contrato
penalmente ilícito no necesariamente es un acto inválido (nulo). En otras palabras, la violación de
prohibiciones penales en el ejercicio de la autonomía privada importa una reacción del ordenamiento
jurídico que repercute en formas diversas sobre el acto jurídico61.

La nulidad del contrato penalmente ilícito está excluida cuando el ordenamiento atribuye no sólo una
sanción distinta a la nulidad sino, cuando al violarse el precepto penal, el ordenamiento atribuye
consecuencias que presuponen la validez del contrato con el que la norma penal colisiona.

5) La protección de la apariencia y la validez del título.

Como hemos dicho, cierta orientación jurisprudencial considera nula la compraventa de bien ajeno.
Esto, como hemos visto es un error. Pero, esta misma orientación jurisprudencial comete un
segundo error, puesto, que a pesar de considerar nulo el contrato de compraventa de bien ajeno,
protege al comprador que actúa basado en la apariencia (adquirente de buena fe).

Es un error, puesto que para darse la protección a la apariencia jurídica (que supone una la
adquisición a non dominus) el título de adquisición del tercero de buena fe debe ser válido. Como
bien señala MENGONI: “Si el título tiene vicios de estructura, no hay razón para atribuir al adquirente
a non domino, que ignore el vicio, una tutela que no ha sido dada siquiera al adquirente a domino” y
luego añade: “El título debe estar libre de vicios intrínsecos, sea de forma que de sustancia, es decir
debe ser, como se acostumbra decir, abstractamente idóneo para transferir o para constituir el
derecho del cual se trata: el adverbio «abstractamente» alude precisamente a una valoración del
título en sí mismo, abstracción en concreta la eficacia del negocio bajo el perfil dispositivo. Si el título

61
Ver en este sentido GRASSO, Antonio. Illecità penale e invalidità del contratto. Milano: Giuffrè, 2002, p. 3.
Sobre el tema también ver RABITI, Maddalena. Contratto illecito e norma penale. Contributo allo studio della
nulità. Milano: Giuffrè, 200.

21
es nulo (y siempre que la nulidad no dependa exclusivamente de la falta de titularidad del
enajenante), la tutela del tercero adquirente es sin duda excluida”.

En este sentido expresamente se pronuncia el artículo 1153 del Código Civil italiano:

“A quien le son enajenados bienes muebles por parte de quien no


es propietario, adquiere la propiedad mediante la posesión,
siempre que sea de buena fe al momento de la entrega y
subsista título idóneo para la transferencia de la propiedad (...)”
(el subrayado es nuestro).

De acuerdo con la orientación jurisprudencial que considera nula la compraventa de bien ajeno
nunca serían de aplicación los artículos 948 y 2014 del Código Civil, lo cual resulta un absurdo
jurídico.

22

You might also like