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CÓDIGO: 20184450
1. ¿Los laudos adquieren la calidad de cosa juzgada? ¿Por qué? ¿Existe alguna disposición
normativa que así lo prevea?
Los laudos arbitrales constituyen las decisiones emitidas por un árbitro, las cuales resuelven
controversias sometidas a su conocimiento lógico jurídico, poniendo fin así al proceso; esta se
plasma en una resolución que adquiere la calidad de cosa juzgada siempre y cuando sea firme,
quiere decir que no sea impugnada mediante el recurso establecido por la ley.
Se dice que un laudo adquiere la calidad de cosa juzgada porque nuestra legislación le atribuye
la misma eficacia jurídica y práctica de una sentencia judicial, al permitir su ejecución, y
conferirle al mandato contenido en él, fuerza vinculante e inmutabilidad. Asimismo, es una
decisión con calidad de cosa jugada puesto que es provenida del arbitraje, la que es reconocida
como una jurisdicción independiente o paralela a la del Poder Judicial, establecido así en el
Art. 139, inciso 1 de nuestra carta magna, la que refiere que “(…) No existe ni puede
establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la militar y la arbitral”.
En esta misma línea, damos cuenta de dispositivos normativos, tal es el caso del artículo 59°
del Decreto Legislativo Arbitral N° 1071, el cual ha establecido que “todo laudo es definitivo,
inapelable y de obligatorio cumplimiento desde su notificación a las partes. El laudo produce
efectos de cosa juzgada (…)”. En concordancia a ello, la Ley General de Arbitraje (LGA) cuando
se encontraba en vigencia, en su artículo 76° establecía también que “el laudo arbitral
consentido o ejecutoriado tiene valor equivalente al de una sentencia y es eficaz y de
obligatorio cumplimiento desde su notificación a las partes”, y más en su artículo 78° establecía
que “el laudo se ejecutará como una sentencia”. Frente a todo lo referido damos cuenta de la
calidad de cosa juzgada que adquieren las decisiones emitidas de un tribunal arbitral en la
resolución de conflictos.
El artículo 62° del Decreto Legislativo Arbitral N°1071 referido al Recurso de Anulación,
manifiesta que, “Contra el laudo solo podrá interponerse recurso de anulación. Este recurso
constituye la única vía de impugnación del laudo y tiene por objeto la revisión de su validez
por las causales taxativamente establecidas en el artículo 63°”. Mencionando así también que
se debe resolver solo declarando su validez o la nulidad del laudo, quedándole prohibido así el
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia o la calificación sobre los criterios,
motivaciones o interpretaciones emitidas por el tribunal arbitral.
4. ¿En su opinión, la ley arbitral contempla reglas que permitan asegurar la efectividad de un
laudo? ¿Cuáles son? ¿Qué disposición normativa regularía estas reglas?
El artículo 67° y 68° del Decreto Legislativo N°1071 referido a la ejecución arbitral, manifiesta
que a solicitud de las partes el tribunal arbitral se encuentra facultado para ejecutar su laudos
y decisiones, siempre y cuando medie acuerdo entre las partes o se encuentre previsto en el
reglamento arbitral aplicable, exceptuando así el caso en el cual a su sola discreción el
tribunal arbitral considere necesario requerir la asistencia de la fuerza pública, cesando así
en sus funciones, desprendido de responsabilidad, entregando así a las partes interesadas a
costo de éstas copias de los actuados correspondientes para así puedan acudir a las instancia
judicial competente para los efectos de sus ejecución. La legislación arbitral permite así la
posibilidad hacer efectivo la ejecución del laudo arbitral ante la instancia judicial.