Professional Documents
Culture Documents
6- EL EGO CREA APEGO Y CON ELLO SUFRIMIENTO: En definitiva, ¿qué significa “poseer”
algo? ¿Hacer algo “mío”? A los nativos norteamericanos les resultaba incomprensible el concepto
de “propiedad privada”. Sentían que ellos pertenecían a la tierra y no al revés. ¿Por qué nos cuesta
tanto asumir que en la medida que posees eres poseído? Parece obvio. Sea como fuere, y aunque la
estructura de identificación sea la misma, el contenido, con qué te identificas, varía según las
personas, la edad, el sexo, los ingresos, la clase social, la cultura y la educación en general. Con la
publicidad compramos cosas que en realidad no necesitamos, a menudo para realzar nuestro sentido
del yo. Con este artículo –paradójicamente- serás más tú mismo y destacarás entre la multitud,
aparentarás ser más joven, más atractivo, etc…. El supuesto previo necesario es: no eres feliz sin
esto. Al comprar ese producto te vuelves como esa persona famosa, te identificas con esa imagen
que te venden, con esa ilusión… La suposición es absurda, pero a nuestro ego no le importa. En
realidad las marcas son como un realzador del “pequeño yo”, identidades colectivas a las que te
incorporas pagando. Cuánto más cara, más exclusiva. Así tu “pequeño yo” crece y se cree “mejor”
pero a costa de acumular más y más, de crear distancia con los otros; en definitiva, de repartir
desproporcionadamente los recursos. La pequeñez de tu ego provoca así más y más sufrimiento.
Vemos así como la idea de tener algo, el concepto de propiedad, es una ficción creada por el ego
para darse solidez y permanencia, para hacerse notar y sentirse diferente, especial: para hacer
soportable su insoportable levedad…El criterio es entonces claro: más y más cosas querrás tener
cuanto más poco seas, o mejor, cuanto más miedo tengas. Podemos valorar y apreciar las cosas,
pero cuando nos aferramos a ellas, ese mismo apego y el miedo a perderlas del ego, de hecho nos
impide disfrutarlas plenamente. Entonces, ¿cómo librarse del apego a las cosas? No se puede, ni lo
intentes. El apego de las cosas desaparece cuando ya no intentas encontrarte a ti mismo en ellas.
Mientras, basta con que seas lo más consciente de ello. Puede que no sepas que estés apegado a
alguna cosa hasta que la pierdes o existe el peligro de perderla. Si entonces te irritas, o sólo ya de
pensarlo te angustias, es que estás apegado. El sufrimiento (psicológico) se adelanta así al dolor
(físico) y lo multiplica… ¿Y por qué no sabemos bien lo que tenemos hasta que lo perdemos?
8- EL EGO QUIERE DESEAR MÁS QUE TENER. El ego jamás puede estar en paz porque
depende de los deseos y éstos son infinitos y, además, cambian constantemente. Algo que una vez
se deseó se puede volver indeseable. Agrandar un ego es aumentar la ansiedad… La obsesión de ir
de compras en nuestra sociedad de consumo se explica en parte porque cada vez nos sentimos más
vacíos por dentro: anhelamos nuestro ser, cada vez más a medida que pasa la vida. Con el tiempo y
la experiencia nos vamos dando cada vez más cuenta que la satisfacción del ego, por su propia
naturaleza y su identificación con el deseo que sólo desea desear y no realmente tener el objeto de
deseo, es siempre parcial y pasajera. La insuficiente satisfacción de tener siempre es sustituida por
más deseos pues desear mantiene vivo al ego mucho más que tener, al ser los deseos infinitos y las
propiedades no. La necesidad psicológica de tener más se convierte con los deseos en un hambre
insaciable, una necesidad adictiva que se superpone a las verdaderas necesidades físicas, como en la
bulimia donde el hambre del ego se pone por encima del hambre del cuerpo. Una especie de deseo
intenso sin objetivo específico se da con frecuencia en el ego en desarrollo de los adolescentes,
muchos de los cuales están como en un estado permanente de insatisfacción y negatividad. Al final
uno ya no sabe ni lo que quiere, excepto que no quiere lo que hay. El resultado de esto: indecisión,
inquietud, insatisfacción, insomnio, angustia, depresión; en definitiva, más y más sufrimiento…