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Formación en Sintergética

UNA VISIÓN SINTERGÉTICA DE LA ECONOMÍA

Mª Antonia Ribas Boned

Palma de Mallorca, febrero de 2017

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ÍNDICE PAG.

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1. INTRODUCCIÓN

2. DELIMITACIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE


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INVESTIGACIÓN

3. JUSTIFICACIÓN 4

4. FORMULACIÓN DE OBJETIVOS 5

5. MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL 6

6. METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN 6

7. DESCRIPCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN 7
7.1. El concepto de Economía 7
7.2. Los paradigmas de la Ciencia Económica Neoclásica 10
7.3. Las diferentes visiones del mundo en la Economía 13
7.4. Territorios de la conciencia y Economía 19
7.5. Los portales del alma como criterios de actuación en el
ámbito económico 27

8. CONCLUSIONES
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CITAS Y REFERENCIAS
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BIBLIOGRAFÍA
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1. INTRODUCCIÓN

El tema elegido para esta Tesina es el análisis del sistema económico


predominante en la actualidad (sistema capitalista) a la luz de la concepción de
la Sintergética.
Para lograr dicho objetivo a lo largo del trabajo se abordan los
principales paradigmas económicos ortodoxos que sustentan las estructuras
económicas vigentes, poniendo de manifiesto las contradicciones y los
resultados perversos que genera el sistema económico actual.
Al mismo tiempo se aplican de forma analítica las diferentes
concepciones analizadas a lo largo del desarrollo de los ocho módulos de la
formación en Sintergética. Concretamente se traslada al ámbito económico el
esquema de las visiones del mundo desde la perspectiva de la Sintergética, los
diferentes territorios de la conciencia en los que se mueve el ser humano, así
como los portales del alma como guía de la actuación de la persona en su
proceso vital.
La elección del tema surge de la experiencia investigadora en el ámbito
de la Economía, años de formación, docencia e investigación partiendo
siempre unas normas prefijadas, inamovibles y establecidas como ciertas a
priori, pero que en la práctica demuestran ser incapaces de cumplir su
verdadera función: atender las necesidades del ser humano y lograr el
bienestar y la felicidad de todas las personas.
Las enseñanzas recibidas a lo largo de la formación de Sintergética han
ido calando hasta modificar mi visión de todo lo que me rodea, del mundo en
general y también de la Economía como construcción sistémica que influye, de
una u otra manera, en las circunstancias personales, familiares, comunitarias y
medioambientales de todos los seres humanos.
Si bien es cierto que desde mis inicios como profesional académica mi
ámbito concreto de investigación ha sido la Economía Social, y algunas de las
tareas desempeñadas han estado y están relacionadas con entidades
enmarcadas en este sector (especialmente entidades sin ánimo de lucro),
también es cierto que los principios que sustentan este sector (igualdad,

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solidaridad, respeto, honestidad, ayuda mutua...) en muchas ocasiones no se
plasman en las actuaciones cotidianas quedando meramente en unos bonitos
propósitos.
Por todo ello y como consecuencia de mi propio crecimiento personal y
profesional he visto la necesidad de abordar planteamientos de la economía
desde una perspectiva holística, humanista y centrada en el objetivo principal
de toda actividad (ya sea económica o de otro tipo): el ser humano junto con el
entorno que le rodea y le sustenta.
El objetivo final de este trabajo es en definitiva plantear nuevos enfoques
alternativos al sistema organizativo actual demostrando que es posible, y está
en la mano del hombre, construir nuevas estructuras más adecuadas para su
desarrollo vital y para poder lograr un sistema económico más humanizado, y
un mundo más solidario que derive en un mayor bienestar y felicidad para
todas las personas.

2. DELIMITACIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE


INVESTIGACIÓN

El problema básico objeto de investigación en este trabajo es el


deficiente funcionamiento de sistema económico actual, lleno de
contradicciones y de efectos perversos que generan multitud de problemas
(contaminación de todo tipo, pérdida de calidad de vida, graves desigualdades
sociales...). Al mismo tiempo, el sistema capitalista se muestra incapaz de
atender las necesidades básicas de los seres humanos y resolver los graves
problemas ya existentes algunos de los cuales son de enorme magnitud:
pobreza, desempleo y precariedad laboral, deterioro de medio ambiente,
guerras y enfrentamientos por intereses económicos y afán de poder.

3. JUSTIFICACIÓN

El motivo de acometer el presente estudio es, en la medida de lo posible,


sacar a la luz las incongruencias del actual sistema económico y la falsedad e

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incoherencia de las premisas que constituyen su fundamento.
Aunque cada vez más se alzan voces discrepantes en este tema y se
proponen alternativas al sistema actual, la literatura e este sentido es todavía
escasa. Por ello resulta necesario visibilizar, dar a conocer otras visiones sobre
la realidad económica y social que tomen en cuenta el ser humano en toda su
esencia.
La construcción de nuevos enfoques y modelos es posible. El ser
humano es el responsable de sus circunstancias y del entorno que conforma
con su actitud y su acción. Este trabajo pretende poner de manifiesto el enorme
potencial creativo del hombre y demostrar que del mismo modo que el ser
humano ha determinado las actuales circunstancias en las que se ve inmerso,
igualmente puede también configurar otras estructuras y otra forma de
funcionar más acorde con sus necesidades y con el logro de su bienestar.

4. FORMULACIÓN DE OBJETIVOS

Los principales objetivos que se pretenden acometer en esta


investigación son los siguientes:
 Exponer y analizar la definición de Economía desde un enfoque
humanista.
 Exponer y analizar los postulados habitualmente utilizados por la Ciencia
Económica Neoclásica ortodoxa, poniendo de relieve su alejamiento del
comportamiento humano.
 Aplicar los principales esquemas de análisis utilizados en Sintergética
(visiones del mundo, territorios de la conciencia, portales del alma) al
ámbito económico.
 Extraer del proceso de análisis anterior un enfoque multidisciplinar,
holístico, humanista e integral de la actividad productiva, las relaciones
laborales, los intercambios comerciales y la convivencia a nivel
comunitario.
 Plantear un enfoque alternativo que pueda resultar útil para entender la
realidad del sistema económico y/o para acometer otros análisis sobre el

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mismo, y capaz de impulsar un nuevo cambio de paradigma en el
contexto económico social.
 Ofrecer un material de trabajo que pueda ser útil en el marco de la
formación en Sintergética y en su difusión como elemento integrador de
todos los campos que afectan a la vida humana.

5. MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL

A lo largo de la investigación, y tras plantear la definición de Ciencia


Económica se expondrán los principales paradigmas que la sustentan:
maximización del beneficio o de la utilidad, comportamiento individual egoísta,
comportamiento racional de los individuos y preferencias de los individuos
exógenas e invariables.
A continuación se aplicarán los principios expuestos en la formación de
Sintergética: paradigmas o divisiones del mundo, los territorios de la conciencia
(arquetipos del inconsciente colectivo), y los portales del alma. Todo ello para
desgranar lo que se conoce bajo el sustantivo de Economía o Ciencia
Económica y desarrollar un enfoque alternativo.

6. METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN

La metodología de investigación utilizada es de carácter descriptivo, y se


desarrolla a través de la discusión analítica de los principales paradigmas
utilizados en la Ciencia Económica, así como la traslación, tanto desde el plano
teórico como empírico, a través de la exposición de ejemplos concretos, de las
premisas planteadas a lo largo de la formación en Sintergética al ámbito de la
Economía.

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7. DESCRIPCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

7.1. El concepto de Economía


Dado que el eje central de este trabajo es la Economía, resulta
necesario comenzar con la conceptualización de Ciencia Económica, así como
sus principales paradigmas.
La palabra economía es una expresión que proviene del latín
“oeconomĭa” que viene del griego ‘oiko’ (casa) y ‘νομία’ (administración), o
sea que dicha palabra se refiere literalmente a la administración de una casa o
el que administra un hogar.
Aunque Aristóteles en su origen diferenció claramente la “oikonomia”
(arte de manejar el hogar) de la “krematistiké” (arte de la adquisición)
planteando el comercio como actividad secundaria, con el tiempo se llegó a
una confusión de los conceptos que permitiera justificar el status quo surgido
del inadecuado sistema económico (que causaba sufrimiento y daños
colaterales), priorizando el significado de Economía referido a las actividades
comerciales y generando un nuevo concepto de Economía contrario al
desarrollado por Aristóteles.
Observamos, por tanto, una primera desvirtuación del concepto de
Economía desde su significado original. A medida que los diferentes
pensadores y académicos fueron exponiendo sus teorías en relación a la
actividad económica se ha venido configurando una definición de Ciencia
Económica que identifica su objeto de estudio.
Aunque existen multitud de matices en relación a su conceptualización,
existe un amplio consenso en asumir que “La Economía es la ciencia que
estudia la forma en la que los individuos y la sociedad efectúan las elecciones y
decisiones para que los recursos disponibles, que son siempre escasos,
puedan contribuir de la mejor manera a satisfacer las necesidades individuales
y colectivas de la Sociedad”.
La definición de Economía explicita claramente que esta ciencia se
estructura como una herramienta de servicio al hombre y como un medio de
organización en pro de lograr la óptima satisfacción de las múltiples
necesidades individuales y sociales. Y es en este punto donde se observa de
nuevo una gran incongruencia entre la concepción teórica y la realidad.

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Resulta incoherente y paradójico que el sistema económico que hemos
adoptado, que en teoría ha de contribuir a satisfacer las necesidades humanas,
constituya precisamente una importante fuente de problemas, desigualdades y
situaciones de grave “necesidad” y pobreza. La intención que se esconde
detrás de la definición resulta muy clara, pero al parecer no la hemos sabido
entender o no la hemos sabido aplicar correctamente, puesto que en la
práctica, por mas esfuerzos que se realizan y más estrategias políticas que se
diseñan no se consiguen cubrir las necesidades más básicas (sin entrar en
otras también importantes) de millones de personas.
La definición hace referencia también a la limitación de los recursos
disponibles y a la necesidad de seleccionar de entre las diferentes opciones
disponibles, las más adecuadas para satisfacer las múltiples necesidades
individuales y colectivas.
En este contexto resulta trascendental analizar cuales son las
necesidades humanas que necesariamente han de ser cubiertas, y hasta
donde alcanza el consumismo exacerbado e innecesario que va desde la
exageración y el exceso hasta el absurdo. Resulta muy clarificadora la
distinción que realiza Max-Neef y otros (1998) diferenciando lo que son
necesidades (comunes a todos los seres humanos) de lo que son meros
satisfactores (formas diversas de satisfacer las necesidades que pueden
variar). Según los autores lo que cambia en los diferentes sistemas
económicos, sociales y políticos no son las necesidades humanas en sí
mismas, sino el modo de satisfacerlas, ya que en cada manifestación o
contexto histórico y cultural se utilizarán satisfactores distintos o bien la
cantidad y calidad de los mismos se verá modificada.
La propuesta de Desarrollo a Escala Humana presenta una matriz de
necesidades estructuradas en dos categorías: una axiológica según la cual se
definen nueve necesidades básicas (subsistencia, protección, afecto,
entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad) y otra
categoría existencial clasificada en cuatro tipos de necesidades (ser, tener,
hacer, estar) que al interconectarse con la categoría anterior abre la posibilidad
de utilizar múltiples satisfactores para las 36 variables definidas. Dicho modelo
ha sido adaptado por diferentes países (Gran Bretaña, Suecia, Bolivia,
Argentina…) con una redacción específica de cada uno de ellos en relación a

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los diferentes satisfactores que aparecen en la matriz (Max-Neef, 1998, pp. 73-
81).
Por su parte, ya en 1943 Maslow diseñó su famosa pirámide,
estructurando jerárquicamente las distintas necesidades del ser humano, que
son similares para todas las personas. El autor situó en la base de la pirámide
las necesidades básicas para la subsistencia mientras que en la cúspide se
hallan las menos relacionadas con la supervivencia, pero necesarias para
alcanzar la plena realización y felicidad del individuo en orden a su crecimiento
personal. Así las necesidades se ordenan de abajo hacia arriba desde las
relacionadas con la fisiología, la seguridad, la afiliación hasta llegar al
reconocimiento y finalmente lograr la autorrealización, cuyo modo de alcanzarlo
sería distinto en cada ser humano.

Figura 1: Pirámide de Maslow

Fuente: http://depsicologia.com/piramide-de-maslow/

Siguiendo con el desglose de la definición de Ciencia Económica, resulta


evidente que los recursos naturales, humanos, tecnológicos, etc. son limitados,
pero también es cierto que son suficientes para sostener a toda la población
mundial si se utilizan y distribuyen correctamente. El principal problema que
aparece en la sociedad actual es de distribución y no de producción. La

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actividad económica está orientada a un mayor crecimiento que se identifica
con mayor volumen de producción y de consumo. Se actúa como si los
recursos fueran ilimitados. No se tiene en cuenta la escasez (finitud) de
recursos naturales y de recursos humanos. Tampoco se tiene en cuenta la
incidencia de la actividad económica sobre el entorno natural y el
medioambiente, que se ve gravemente alterado al extraer los diferentes
elementos aprovechables por el hombre (minerales, vegetales y animales) y
gravemente afectado por los residuos generados por el sistema de producción
y consumo. En el afán desmedido de producir y crecer sin control y sin objetivo
hemos olvidado las limitaciones que tenemos, actuamos muchas veces como si
las decisiones no tuvieran consecuencias, y aún viendo los problemas que van
surgiendo no somos capaces de rectificar para evitar males mayores.
Se puede afirmar, por tanto, que el concepto de sistema económico
existente en la actualidad no se corresponde con la concepción teórica de
Economía. El objetivo a alcanzar no es producir el máximo posible, lograr el
máximo crecimiento y los mayores avances tecnológicos, sino producir aquello
necesario para las personas y que el crecimiento económico redunde en un
mayor bienestar de todos los seres humanos. En definitiva, lo que entendemos
por crecimiento económico (mayor producción de bienes y servicios) no es
sinónimo de desarrollo ni constituye una garantía de bienestar social y
personal, es decir, no redunda necesariamente en una mayor calidad de vida,
que en definitiva es la necesidad última y prioritaria del individuo.

7.2. Los paradigmas de la Ciencia Económica Neoclásica

La Ciencia Económica ortodoxa se fundamenta en unos principios


fundamentales que son los que determinan toda la investigación y los análisis
de la realidad económica. Son premisas aceptadas a priori de forma
generalizada, no se cuestionan ni se modifican a pesar de que los resultados
provenientes de dichos argumentos frecuentemente no coinciden con la
realidad cotidiana vivida a nivel individual y comunitario por la mayoría de las
personas. Los cuatro paradigmas básicos que sustentan la ciencia económica y
que se analizan a continuación son los siguientes:

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- Maximización del beneficio o de la utilidad
- Comportamiento individual egoísta
- Comportamiento racional de los individuos
- Preferencias de los individuos exógenas e invariables

Comencemos con la primera de ellas. La Ciencia Económica postula que


lo que influye en las decisiones y actuaciones de los individuos es el logro del
máximo beneficio o utilidad. Según este argumento, en el plano económico ese
es el único móvil de la persona y ninguna otra razón determinará su
comportamiento. El individuo elegirá aquello que le reporte un mayor beneficio
económico o una mayor utilidad sin tener en cuenta otros factores. El problema
radica en que esta premisa fundamental olvida que el ser humano aparte de
poseer un intelecto y actuar con lógica racional (apuntada en otro de los
postulados esgrimidos por la Ciencia Económica) está conformado por muchos
otros elementos, en especial sentimientos y emociones que permiten al hombre
conmoverse y actuar incluso en contra de su propio beneficio económico o de
su utilidad o bienestar individual.
Un claro ejemplo serían todas las personas que trabajan a favor de otros
seres humanos necesitados de ayuda, dedicando su tiempo y su energía en
lograr mayor bienestar de los demás. O la generosidad demostrada por tantas
y tantas personas que son capaces de aportar parte de sus bienes para ayudar
a otros, renunciando al propio beneficio o bienestar económico.
El segundo postulado establece un comportamiento egoísta de los
individuos. Es decir, el hombre (homo-economicus) únicamente se deja guiar
por su deseo o necesidad y no tiene en cuenta como elemento de decisión los
deseos o necesidades de otras personas. Queda claro, siguiendo los ejemplos
anteriores, que este argumento resulta inconsistente. ¿Dónde encajan los miles
y millones de personas que trabajan por los demás? ¿Cumplen este requisito
las personas que realizan una actividad económica de forma compartida y
solidaria? Son múltiples los ejemplos de comportamientos solidarios,
decisiones compartidas, actuaciones respetuosas con los demás a pesar de
que ello suponga una renuncia personal… En definitiva, en la práctica este
postulado tampoco se sostiene.
Relacionado con los anteriores, el tercer postulado enunciado establece

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que todas las decisiones de los individuos son tomadas de forma racional. Esto
es lo mismo que decir que el ser humano no se ve afectado por emociones,
sentimientos o deseos que escapan a toda lógica y a toda capacidad de
predicción. Pero el ser humano es un ser completo y complejo que actúa y
toma decisiones en función de muchos elementos que exceden el mero
raciocinio. La persona se ve afectada por emociones, sentimientos y por la
voluntad de lograr determinados objetivos que determinan su comportamiento.
Es por ello que el ser humano despliega su creatividad y realiza acciones en
contra de toda lógica para lograr resultados inesperados que pueden parecer
incluso imposibles. Según la lógica no tiene sentido realizar actividades
benéficas (sin beneficio económico o incluso con un coste importante) porque
el resultado (material) será mínimo o inexistente, pero su motivación es el
beneficio a nivel personal o comunitario que no es evaluable monetariamente,
pero que tiene un gran valor social y humano.
La Ciencia Económica postula también que el individuo (homo-
economicus) elige en función de unos gustos o preferencias que vienen dadas
exógenamente y son invariables. Dichas preferencias por tanto vienen
prefijadas y no cambian, el individuo siempre sigue un mismo criterio para
decidir. Esta premisa también resulta incongruente si consideramos que el ser
humano es cambiante, vive en continuo proceso de crecimiento y desarrollo y
se ve afectado no únicamente por las condiciones o circunstancias externas
sino también por su crecimiento y proceso interior que inevitablemente se
refleja en su comportamiento externo a todos los niveles.
Los postulados habitualmente utilizados en el ámbito económico
plantean una dicotomía entre el hombre económico y el hombre social. Según
estos principios ambos no son compatibles, sino que el hombre económico
posee unas motivaciones específicas que no le permiten actuar como un ser
social. Pero el ser humano es en esencia un ser integral y relacional que no
puede obviar su necesidad de convivencia en comunidad y la incidencia de sus
actuaciones en los demás. De este modo, por tanto, quedan cuestionadas las
principales premisas que fundamentan la disciplina Económica y que
constituyen los instrumentos de análisis de la realidad socioeconómica.

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7.3. Las diferentes visiones del mundo en la Economía

A lo largo de la formación en Sintergética se plantea un esquema de


análisis y trabajo (un código de lectura) que aborda las diferentes perspectivas
o visiones del mundo que se pueden aplicar en la práctica terapéutica (ver
figura 2). Pero este esquema, como proceso de avance en el conocimiento
científico, no queda circunscrito al ámbito de la salud, sino que por su amplitud
conceptual puede ser utilizado en otras disciplinas. Veamos como dicho código
de lectura puede ser trasladado al ámbito de la Economía para lograr una
interpretación más realista de la problemática observada en dicho campo.

Figura 2: Las diferentes visiones del mundo en la práctica terapéutica.

Fuente: Material de apoyo de la formación en Sintergética.

Iniciando el desarrollo del esquema expuesto se puede decir que la


Ciencia Económica se estructura según una concepción fundamentalista (o

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formística) dado que se asienta en unos paradigmas (ya expuestos
anteriormente) dogmáticos, inamovibles y establecidos a priori como ciertos.
Este hecho dota a la Ciencia Económica de una rigidez poco adecuada para
una ciencia social que analiza el comportamiento humano que por definición es
cambiante y se ve alterado por multitud de factores. La sociedad es en sí
misma una estructura en evolución ya que está formada por seres humanos en
constante transformación. La velocidad de cambio en la actualidad es inmenso.
Las aptitudes, actitudes y comportamientos de las personas evolucionan día a
día. ¿Realmente unos paradigmas rígidos y deterministas sirven para analizar
una realidad social cambiante llena de interacciones, de relaciones personales
y grupales? ¿La consideración del ser humano como ente individual ajeno a las
relaciones que mantiene con sus semejantes es útil para entender su
comportamiento? …
La causalidad lineal (o alineación entre dos puntos o elementos
relacionados entre sí) establece una relación lineal inequívoca causa efecto.
Esta visión es limitada por cuanto establece únicamente una vinculación entre
un hecho pasado y una circunstancia presente, pero obvía otros procesos
sincrónicos interrelacionados que también ejercen su influencia. Tal como
menciona el Doctor Jorge Carvajal “con el estudio de la causalidad y su
aplicación al método científico accedemos a un uso lógico de la razón en la
ciencia, aunque olvidamos con frecuencia que la lógica no es el único uso de
razón”.
En la Ciencia Económica ocurre lo mismo. Se exalta y promueve el uso
de la razón, se concibe al hombre como un ser que únicamente decide y actúa
por la razón. En la configuración de la Ciencia Económica se ha promovido el
uso de modelos matemáticos y estadísticos y ha ensalzado la econometría
(rama de la economía que a través de mediciones y diferentes análisis trata de
llegar a predicciones sobre distintos elementos del ámbito económico) como la
principal herramienta de análisis olvidando la complejidad del ser humano o
tratando de reducir sus múltiples facetas a una ecuación matemática incapaz
de reflejar la inconmensurable riqueza de la personalidad humana que integra
la parte física, la mental o racional, pero incluye también la parte emocional. El
hombre y su respuesta ante las circunstancias que le rodean depende de los
tres aspectos.

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El resultado de lo anterior es que se toman decisiones a nivel político
sobre la realidad económica únicamente teniendo en cuenta las predicciones
realizadas desde un fundamento racional que es enormemente limitado. Según
esto, tomar una decisión X (una alteración, ya sea subida o bajada, de los
impuestos) implica necesariamente el efecto Y en los ciudadanos (una distinta
orientación de su actividad o su comportamiento, una alteración del consumo
en un determinado sentido…), sin embargo se ha demostrado en multitud de
ocasiones que una determinada decisión política no ha provocado el resultado
esperado. A menudo se observan circunstancias no previstas o
interpretaciones de los individuos no planificadas que conducen a una situación
distinta a la deseada.
Ante esto preguntémonos si en el ámbito económico o empresarial se
actúa siempre según criterios racionales asépticos de emociones y
sentimientos o si, por el contrario, a la hora de trabajar, dirigir una empresa,
crear un nuevo negocio o contratar personal aparecen muchas otras variables
distintas de las manejadas en el mercado definido por la ciencia económica: un
espacio en el que interactúan una demanda y una oferta determinando un
precio de equilibrio y prediciendo el comportamiento de los distintos agentes
involucrados.
Del mismo modo que ocurre en el ámbito terapéutico, en el ámbito
económico existen multitud de relaciones e interacciones que afectan al
comportamiento de las personas (que son en definitiva los agentes que actúan
en el sistema económico). Aunque los estudios económicos tratan de
sistematizarlas y tenerla en cuenta en sus mediciones existen elementos
difíciles por no decir imposibles de cuantificar. ¿Cómo se mide la confianza? ¿y
un ambiente de trabajo cordial? ¿Y la felicidad y bienestar que genera a una
persona el realizar el trabajo que realmente le gusta? ¿Y la voluntad y
predisposición a ayudar a los demás?....
Una visión contextual de la Economía significa tener en cuenta todos los
elementos y reconocer la influencia de los sistemas de creencias y del entorno
cultural en los comportamientos de las personas. Frecuentemente desde la
sociedad occidental se ha tratado de trasladar estructuras empresariales,
económicas o políticas a otros países o contextos distintos, dando por supuesto
que las inquietudes y modos de actuar de dichas comunidades humanas son

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similares a las de los países desarrollados. Posteriormente, en ocasiones
sobreviene el fracaso por no tener en cuenta y respetar la verdadera realidad
de cada colectivo con sus costumbres, sus creencias, su idiosincrasia y su
propia forma de organización de la vida en común. Incluso en extensiones
relativamente pequeñas como puede ser España se reconocen comunidades
muy diversas, contextos culturales y paisajísticos muy distintos, actividades
productivas diferentes y formas de entender el ocio dispares. Toda esta
diversidad constituye una gran riqueza a la vez que un elemento a tener en
cuenta a la hora de acometer actividades o tomar decisiones en el ámbito
económico-social.
El sistema económico es un gran engranaje interconectado en todos sus
elementos, aunque a veces perdemos de vista el orden sistémico que tiene. Es
imposible actuar en un único campo y no generar efectos en otras áreas. En los
últimos tiempo hablamos cada vez más de la globalización que nos recuerda la
gran relación entre unas áreas y otras, entre las actuaciones o actividades
realizadas en un país con las registradas en otros lugares. Vivimos en un
mundo cada vez más interconectado, en el que las relaciones comerciales, los
acuerdos y colaboraciones entre países y entre empresas y organizaciones
diversas son comunes e incluso necesarias para lograr mejoras a nivel global.
El problema es el funcionamiento de dicho sistema, es decir, del sistema
económico. El cuerpo humano es un sistema perfectamente coordinado cuyos
órganos y partes actúan de forma sincronizada en función de las necesidades
del individuo. Todos los órganos y miembros del cuerpo tienen una función y la
cumplen concienzudamente y si hay un problema se genera una alarma en
forma de dolor o enfermedad para que se pueda resolver la situación. Por el
contrario, el sistema capitalista, modelo económico predominante en nuestra
sociedad, funciona en muchas ocasiones sin la coordinación suficiente entre
los agentes participantes. ¿Se coordinan suficientemente los empresarios con
los trabajadores? ¿Y los trabajadores entre ellos? ¿Colaboran las empresas
entre sí? ¿Existe interacción entre empresas, instituciones públicas, órganos
políticos y la sociedad civil? ¿O cada uno se mueve por sus propios intereses
particulares sin pensar en el bien común? Al fin y al cabo una de las premisas
básicas de la Ciencia Económica es el comportamiento egoísta. Según la teoría
económica si se da ese comportamiento al final se logra el óptimo para la

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totalidad. Eso puede esgrimirse como teoría pero en muchas ocasiones los
resultados indican que la realidad no es esa. A mayor coordinación y
conciencia de ser una parte de un todo, mejores resultados se obtienen para
todos los ciudadanos a todos los niveles: servicios públicos, bienestar, calidad
de vida, medioambiente….
En todos los sistemas se pone de manifiesto la interrelación entre sus
partes, la necesidad de comunicación armónica, el concepto de integridad. Un
sistema es siempre más que la suma de sus partes. Si se separan las partes, el
sistema se requiebra, no funciona. ¿Por qué esto que está tan claro en otras
facetas no lo aplicamos en el ámbito económico? ¿Por qué pensamos que
podemos excedernos en la producción o en el consumo, cometer abusos o
injusticias sin que de ello se derive ninguna consecuencia? ¿Las crisis
económicas provienen de la nada? ¿O son el resultado de la suma de las
actuaciones irresponsables de todos? Lo que hacemos cada uno influye en el
todo…
En cualquier tipo de ámbito, ya sea en el campo terapéutico ya sea en la
problemática económico-social, resulta necesario buscar el origen del
problema, profundizar en las causas, saber observar lo que nos están diciendo
los signos aparentes, lo visible (visión implícita). Vivimos en una sociedad
acostumbrada a lo superficial, a la imagen, a las apariencias. Un clarísimo
ejemplo es la publicidad que nos bombardea a diario para convencernos a
través de imágenes o sugestiones diversas que necesitamos mil y un
productos. Estamos acostumbrados a dejarnos llevar o atender lo que vemos,
pero menos habituados a buscar en las causas profundas o en la realidad que
se esconde detrás de lo que observamos. Los síntomas o signos son mensajes
codificados que nos están hablando. Si tratamos únicamente el elemento
visible al margen del significado no se llega a una comprensión real de la
situación. Se trata de captar un nivel de orden invisible y profundo que subsiste
detrás del orden aparente detectado a primera vista.
En el ámbito económico y empresarial el criterio o el signo aparente que
mide el éxito y el “buen hacer” es, generalmente, el nivel de ingresos o riqueza.
Generalmente otras cuestiones quedan fuera del análisis: la forma de obtener
los ingresos, la tipología de inversiones realizadas, si el tipo de actividad
desarrollada redunda en un beneficio común o por el contrario resulta

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insostenible moralmente o medioambientalmente, la existencia de explotación
laboral… Frecuentemente no se profundiza en el porqué y en el como se llega
a una determinada situación.
Relacionado con lo anterior, una vez realizado un análisis profundo y
determinada con claridad la situación, resulta imprescindible el feedback, es
decir, la causalidad circular que retorna el resultado al principio para acometer
nuevas actuaciones corregidas y obtener un nuevo resultado. El proceso de
feedback es de vital importancia en el ámbito económico y empresarial. La
información sobre el output (resultado) debe estar en permanente conexión con
el proceso de producción o toma de decisiones sobre el input (que hacer o
producir). Si se pierde esta vinculación, el proceso productivo o la toma de
decisiones a nivel económico se generará de forma aislada de la realidad, y
esta actuación descoordinada no tendrá el efecto esperado, puesto que no
toma en cuenta los datos reales, valorados en tiempo presente, necesarios
para lograr el resultado deseado.
Todo lo que sucede, todo aquello que vivimos y observamos tiene un
sentido (visión teleológica), si bien en ocasiones nos pasa desapercibido, o
aunque logremos captarlo, no produce ningún efecto en nuestro
comportamiento. Es necesario estar siempre en actitud de aprendiz, observar
atentamente y aprender las lecciones que me enseñan aquello que tengo
delante. En palabras del Doctor Jorge Carvajal “si aprendo la lección el maestro
se puede ir”. Nos podemos preguntar qué hemos aprendido de la reciente crisis
acontecida en España (que en parte perdura todavía) y en otros países.
¿Hemos cambiado nuestros hábitos, nuestros intereses, nuestra forma de
consumir, de invertir el dinero, de ahorrarlo o de gastarlo? ¿Seguimos con un
afán desmesurado de desear más y más? ¿El objetivo sigue siendo crecer,
crecer y crecer sin medida y a cualquier precio? ¿Hemos modificado nuestros
objetivos, nuestra escala de valores? ¿Qué es lo que verdaderamente tiene
sentido? ¿Tiene sentido el mero beneficio económico sin más? ¿Es eso lo que
nos ha conducido a la crisis? ¿Qué podemos cambiar para evitar que vuelva a
suceder?¿O resulta que la economía se mueve cíclicamente sin más y no
podemos hacer nada para evitarlo?
En este punto es donde se manifiesta la importancia de las diferentes
partes en el todo (unidiversidad-diversintegridad). Aunque diversos, todos y

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cada uno estamos unidos en los procesos de expansión o exteriorización que
llevan a una diversidad o multiplicidad de facetas y resultados. A la vez los
procesos de contracción o interiorización revelan la integridad propia de la
unidad constituida por todos.
La actuación y la actitud de cada uno es esencial ya que el todo se
forma a través de las distintas partes y las distintas partes configuran a la vez el
todo. Podemos pensar que lo que yo haga, lo que consuma, lo que produzca,
los residuos que genere o el empleo de mi tiempo puede ayudar muy poco para
una globalidad tan inmensa como es la comunidad humana a escala mundial,
sin embargo aquí la respuesta es la metáfora del granito de arena: la playa (el
todo) no se podría constituir sin la existencia y colaboración de todos los
granitos de arena… Si todos actuamos del mismo modos (con desidia)
entonces en el mundo se manifestarán múltiples problemas y necesidades
resultado de la dejadez. Si por el contrario cada uno pensamos en positivo y
participamos activamente en la construcción de un mundo mejor en la medida
de las posibilidades individuales, el resultado de multiplica por miles de
millones de seres humanos y logramos el óptimo para todos.

7.4. Territorios de la conciencia y Economía

Carl Gustav Jung acuñó el término “ inconsciente colectivo” refiriéndose


a un sustrato común a todos los seres humanos de todos los tiempos y lugares
del mundo en relación a la manifestación de su psique. Por su parte Carol
Pearson en su libro “Despertando los héroes interiores” propone 12 arquetipos
que se manifiestan en cualquier persona independientemente del lugar donde
se encuentre y del contexto histórico en el que viva. Son arquetipos que se
manifiestan en todos los seres humanos a lo largo de su proceso de
crecimiento personal o desarrollo del proyecto vital. De las aportaciones de
estos dos autores surge el concepto de “arquetipos del inconsciente colectivo”
o “territorios de la conciencia” que se estudian en la formación de Sintergética
por su utilidad para comprender el proceso vital del ser humano, su relación
con el mundo y su actitud ante sus semejantes.

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Figura 3: Arquetipos del inconsciente colectivo.

Fuente: Material de apoyo de la formación en Sintergética.

El arquetipo del inocente viene marcado por su necesidad de ser


atendido, su dependencia y su miedo al abandono. Su rasgo distintivo es la
confianza.
El huérfano sufre dolor, se siente víctima, debe transformar su
dependencia en relaciones de interdependencia con los otros. Su virtud es la
prudencia.
El proceso expansivo-contractivo seguido por el inocente y el huérfano
en unión de la confianza y la prudencia permiten alcanzar la seguridad
conformada en una aceptación de la incertidumbre, un conocimiento de los
propios límites y un correcto sentido de las proporciones. La seguridad es
interna, no existe la seguridad externa. Se trata de alcanzar el poder interior.
Se puede observar la ingenuidad del arquetipo del inocente en multitud
de abusos y estafas que acometen quienes muestran un afán de lucro y de
poder desmedido. Un claro ejemplo en los últimos tiempos viene de la mano de
grandes empresas como las entidades bancarias o las empresas de
telecomunicaciones, cuyos engaños y excesos en sus relaciones con los
clientes están a la orden del día.

20
En multitud de casos observamos el perfil del huérfano, aquel que sufre,
se siente desprotegido y presenta una actitud de dependencia frente a
instancias superiores que le puedan ayudar. Sería, por ejemplo, el caso de
personas marginadas, excluidas socialmente, en situación precaria o de
desempleo que apelan a la ayuda de los poderes públicos para solucionar su
situación generándose en este vínculo una relación de dependencia que no
ayuda a la persona a su integración y desarrollo vital.
Ante estas situaciones aparece una gran falta de seguridad (por
supuesto exterior) que se trata de suplir contratando múltiples pólizas de
seguros (de vida, de accidentes, de salud….) y reafirmando las diferentes
actividades comerciales con numerosas cláusulas blindadas que enumeran
todas las eventualidades que puedan suceder y las medidas a adoptar en cada
caso.
El buscador anhela una situación mejor. En su viaje de búsqueda tiene
el peligro de perderse en los sentidos y en las apariencias, aunque el logro es
encontrarse a sí mismo. Su virtud es la autonomía y la ambición como
aspiración de transformación espiritual.
El amante anhela amar y encuentra el amor, que constituye en sí mismo
el sentido de todo. A través de las virtudes de la pasión y el compromiso logra
unir lo personal con lo transpersonal.
El flujo del ir y devenir (expansión y contracción) de los arquetipos del
buscador y el amante logran la identidad: la concepción del ser como alguien
original y único.
La actitud del buscador está presente en el ámbito económico. Las
empresas tratan de descubrir e inventar nuevos productos, servicios y formas
de captar clientes. La innovación y el afán de nuevas experiencias son
esenciales para no perder “cuota de mercado”. La cuestión es si el proceso de
búsqueda está orientado de forma adecuada o si por el contrario el objetivo que
está detrás de esa inquietud es el mero beneficio económico, la rentabilidad de
la empresa y el crecimiento expansivo que permita una mayor influencia
comercial.
En nombre del amor se trata de atraer clientes y aumentar beneficios. En
la publicidad se vende una apariencia de lo que es el amor que nos muestra la
parte emotiva y sensible que trata de despertar el interés por el producto. Se

21
nos vende un apego a un producto (no puedes vivir sin él) o a las
personas…En menos ocasiones, sin embargo, se muestra la verdadera cara
del amor, tan solo en noticias esporádicas en las que se explica la labor
humanitaria realizada por alguna persona u organización. En ese caso se
demuestra que el amor, por encima de dificultades económicas, y en muchas
ocasiones con pocos medios, logra hacer mucho bien (real) por los demás.
En el proceso que se sigue desde la ingenuidad del inocente, el dolor del
huérfano, la inquietud del buscador y el sentido encontrado por el amante surge
inevitablemente la crisis de sensibilidad. El ser se hace sensible a aquello que
le rodea y se deja afectar por ello. El mayor aprendizaje de la seguridad y la
identidad es la paz.
En general llegamos a este estadio fácilmente. Nos afectan más o
menos profundamente determinadas noticias trágicas, las consecuencias de
las catástrofes naturales o la situación de pobreza de millones de personas en
todo el mundo. La pregunta es si el dolor y necesidad de los demás que
podemos percibir empáticamente en nosotros conduce a alguna acción positiva
o únicamente altera nuestra barrera sensible sin movernos a nada más.
A lo largo de su proceso vital el ser humano debe acometer luchas
diversas e importantes identificándose con el arquetipo del guerrero. Se
requiere firmeza para acometer grandes desafíos. Lo importante es luchar por
lo que realmente tiene sentido y no caer en la violencia y la lucha por lograr
objetivos a cualquier precio. Su mayor virtud es el coraje y la disciplina.
Por su parte el bienhechor ostenta las cualidades de la compasión y la
generosidad. Se preocupa de los demás, lo cual puede llevarle a volcarse en
exceso en los otros y olvidarse o descuidarse de sí mismo. Explicita la figura
del servidor.
La interacción entre los arquetipos del guerrero y el bienhechor
conducen a la responsabilidad (primer portal del alma). El guerrero se
conquista a sí mismo y el bienhechor es la imagen del alma en sí misma. Es el
triunfo en la entrega, en el servir.
La actitud de lucha y el afan de conquista es habitual en el ámbito
económico y empresarial: hay que conquistar mercados, clientes, lograr el
máximo beneficio económico…, pero ¿el objetivo es el adecuado? ¿se debe
lograr a cualquier precio? ¿de cualquier modo? ¿el fin justifica los medios

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utilizados?
Resulta muy necesario el arquetipo del bienhechor, alguien que se
ocupe realmente de los demás y les ayude en sus necesidades, el peligro es
que este afán de servicio se convierta en una actitud paternalista que no
beneficia a quien la recibe. ¿Cuántas empresas o instituciones velan realmente
por los demás? Algunas organizaciones (entidades sin ánimo de lucro por
ejemplo) nacen con una verdadera vocación de servicio y eso es muy honesto.
El peligro radica en caer en el error de erigirse en “salvadores” de los demás y
en “solucionadores de problemas” sin ayudar a la persona a desenvolverse por
sí misma. Muchas instituciones benéficas cumplen este perfil si se limitan a
realizar una mera ayuda económica o material puntual o periódica (ropa,
comida…) sin llegar a profundizar más en la problemática de la persona ni en el
modo de ayudarle a salir de ella.
El proceso de transformación requiere la eliminación de aquello que ya
no sirve. El ser humano en su faceta de destructor experimenta el desapego, la
impersonalidad y la indiferencia a lo no esencial y se desprende de lo que
interfiere en su camino de crecimiento. La mayor cualidad que le permite
lograrlo es la humildad.
Como consecuencia del proceso de destrucción resulta necesario crear
algo nuevo, diferente y original (la máxima cualidad de este arquetipo). A través
de la intuición permite la expresión del alma en toda su plenitud.
De las cualidades del destructor y del creador surge la autenticidad que
prescinde del mundo de las apariencias y saca a la luz la verdadera esencia del
ser.
En el ámbito económico aparece constantemente el arquetipo del
destructor y el del creador. Ambos son necesarios en su justa medida y en la
forma adecuada. El peligro del destructor es llegar a destruir incluso lo
necesario, lo que sirve, lo bueno o llegar a la autodestrucción. El hombre
muestra una gran capacidad de hacerse daño a sí mismo y a aquello que lo
rodea. Esto se hace patente en el diseño, la fabricación y distribución para su
posterior consumo de sustancias perjudiciales para sí mismo simplemente por
motivos económicos: alcohol, drogas, sustancias tóxicas o químicos que
alteran gravemente la vida humana y el medioambiente….
En cambio, hay cosas que es necesario destruir (eliminar o modificar

23
para reemplazar): un sistema económico que, tal como se ha planteado
anteriormente, no funciona, presenta graves deficiencias y genera graves
problemas además de ser incapaz de solucionar los ya existentes.
El complemento a la destrucción de lo innecesario, lo perjudicial, lo
obsoleto o lo inadecuado es la creación (invención) de aquello que pueda
facilitar un mayor bienestar de las personas: lo adecuado para la vida, para el
ser humano, para el medioambiente y para el planeta en general. Existen
grandes ideas enormemente creativas que día a día hacen que este sea un
mundo mejor. Se podrían citar infinidad de ellas, desde inventos para un mejor
aprovechamiento de los recursos o para un mejor reciclaje de los residuos,
hasta la creación de nuevos materiales que permiten avances tecnológicos
impensables hace unas décadas y que derivan en nuevas formas de
comunicación, de relación y en definitiva de vida.
La creatividad es inherente al ser humano, porque éste es en sí mismo
creador, y se manifiesta en múltiples formas: el arte, la ciencia, la literatura…
Todo ello, en realidad todo lo que hace el ser humano, tiene que ver con la
economía, puesto que todo está sujeto a producción, venta, intercambio… De
una manera u otra, tal como indica la definición de Economía, se están
satisfaciendo necesidades con los recursos disponibles: ya sean capacidades
humanas o recursos materiales.
Desde la responsabilidad surgida del proceso integrado por el guerrero y
el bienhechor, y desde la autenticidad lograda por la interacción del destructor y
el creador, surge la crisis de responsabilidad en la que reconocemos quienes
somos realmente y asumiendo nuestro papel con autenticidad. Desde la
responsabilidad y la autenticidad surge el aprendizaje del amor.
La crisis de responsabilidad nos hace tomar parte activa en el proceso
evolutivo en el que está inmerso el mundo en que habitamos, lo que nos lleva a
responder a la necesidad asumiendo el resultado de las propias decisiones y
actuaciones. De este modo se satisfacen las necesidades de otras personas o
las observadas en el entorno natural. La actuación responsable y auténtica es
útil en cuanto procede del amor. El amor es el criterio de acción de muy
diversas actividades económicas, aunque primordialmente está presente en la
labor de entidades benéficas y organizaciones no lucrativas que anteponen
como fin la consecución de un bien común (beneficio humano y social) al logro

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de un beneficio económico que queda en un plano completamente secundario.
El gobernante posee como mayor virtud el poder ordenante que le
confiere autoridad. Muestra preocupación por la comunidad más cercana a la
vez que por la totalidad del planeta. Trata de llevar a cabo las acciones
necesarias para lograr el bienestar de todas las personas.
El mago ostenta el poder interior transmutador, desarrolla su maestría en
el arte de cambiar realidades físicas, así como transformando las realidades
mentales, emocionales y espirituales. El contacto con el alma le conduce al
servicio.
La conjunción del poder externo y del poder interno manifestados por el
gobernante y el mago logran el poder auténtico que permite acceder a los
patrones de organización.
Las comunidades humanas (países, pueblos, grupos diversos como
empresas u organizaciones de todo tipo) necesitan del gobierno de personas
que velen por el bienestar del grupo. Ese es en realidad el buen gobierno,
favorecer el desarrollo y la óptima coordinación de la comunidad. El peligro
está en que el gobernante haciendo un mal uso de su poder abuse de su
posición, y en lugar de velar por el bien común se deje llevar por los intereses
personales, el afán de lucro, de poder y de riqueza llegando a todo tipo de
actuaciones contrarias a su cometido. Actualmente los ejemplos son
numerosísimos: gobernantes y políticos involucrados en casos de corrupción
por no saber administrar de forma responsable y ordenada los bienes públicos,
empresarios que abusan de su posición y tratan a los empleados de forma
injusta y en ocasiones incluso inhumana….
Frente al arquetipo del mago que invita a una transformación profunda
desde el orden interior, en la sociedad actual, frecuentemente se nos ofrecen
cambios milagrosos basados en elementos externos, prevaleciendo la imagen,
o sea la apariencia en lugar de la esencia. A través de la publicidad se nos
invita a realizar cambios en nuestros hábitos alimenticios, en nuestra forma de
vestir o en otras costumbres personales que podamos tener y que se han de
adaptar a tal o cual producto. Se generan necesidades aparentes que en
realidad únicamente conducen a un vacío e incluso en ocasiones a problemas
graves de salud o de tipo económico debidos a estafas o abusos por parte de
quien nos ofrece soluciones milagrosas.

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El sabio pretende hallar y experimentar la verdad y goza en ello. En el se
refleja la sabiduría y la comprensión. El conocimiento se encarna. La sabiduría
consiste en saber hacer desde el ser.
El júbilo y la levedad se encarnan en el bufón, que actúa en libertad (su
mayor virtud) siendo ajeno a miedos y condicionantes externos.
De las cualidades del sabio y del bufón surge la libertad que permite
participar en la corriente de la creación y fluir con la vida logrando el máximo
potencial de la evolución.
En la sociedad actual profundamente afectada por una mentalidad
economicista en el sentido expuesto en los apartados anteriores, se valora y se
premia fundamentalmente la capacidad intelectual, independientemente de la
vinculación que ésta tenga con el campo emocional y el compromiso moral. Lo
que cuenta es la “inteligencia” que permite estar en los primeros puestos de la
lista de multimillonarios que publica la revista Forbes, con independencia de
que para conseguir esa fortuna se haya actuado de forma deshonesta en las
actividades empresariales, incumpliendo las más mínimas condiciones
laborales, y derivando en tragedias personales de gran magnitud
completamente inaceptables. La verdadera sabiduría se desvincula del
intelecto y de la capacidad de ganar dinero como equivalente de éxito.
El bufón es una figura completamente necesaria en nuestros días.
Alguien que cumpla su tarea (su actividad profesional o económica)
divirtiéndose y divirtiendo, en completa libertad, sin presiones, sin depender de
otros, sin apegos ni miedos limitantes. Las personas que actúan así, además
de vivir en una felicidad permanente, tienen éxito que se manifiesta a todos los
niveles incluida la vertiente económica. Resulta penoso observar personas que
no aman su trabajo, que no realizan aquello que les llena y les gusta. Todos
hemos venido a este mundo a dar una determinada nota y uno de los
principales indicadores que nos muestra si la estamos consiguiendo es el gozo
y la libertad encarnadas en el bufón.
En una etapa de mayor maduración en la que se ha conquistado el
poder (externo e interno según el papel de gobernante y mago) y se logra la
sabiduría y el gozo (manifestados en el papel del sabio y el bufón) se llega a la
crisis del despertar, referida al corazón, crisis en la que se logra la verdadera
iluminación. En este caso el aprendizaje es la verdadera libertad.

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Tanto a nivel económico y empresarial como político es habitual
observar los múltiples intereses y presiones que influyen en las decisiones y
actividades a realizar. En ocasiones se actúa más en función de los
condicionantes externos (lobbys, intereses empresariales, intereses personales
y familiares) que según los criterios de la lógica, de la sensatez, la
responsabilidad y la necesidad real que se debe satisfacer.

7.5. Los portales del alma como criterios de actuación en el ámbito


económico.
Los denominados doce portales del alma surgen de la confluencia de los
cuatro principales elementos (tierra, agua, fuego y aire) con los tres aspectos
propios de todo proceso de interacción: contacto, impresión y relación. Las
doce cualidades que aparecen de esta interrelación representan un camino de
crecimiento, una maduración de las actitudes del ser humano en relación
consigo mismo, con los demás y con la trascendencia. Son aplicables a
cualquier ámbito de la vida humana y social y se revelan en diferentes
proporciones según las circunstancias, el aprendizaje conseguido y el grado de
conciencia alcanzado. Es por ello que se puede plantear su idoneidad como
criterios rectores de las decisiones y actuaciones desarrolladas en el campo de
la Economía, observando de este modo su grado de implantación o de
necesidad a través de numerosos ejemplos.

Figura 4: Los doce portales del alma.

Contacto Impresión Relación


Tierra Responsabilidad Inclusividad Participatividad
Agua Soledad Serenidad Calma
Fuego Desapego Impersonalidad Indiferencia a lo
no esencial
Aire Intuición Sabiduría Libertad

Fuente: Material de apoyo de la formación en Sintergética.

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La responsabilidad es el primero y más básico de los doce portales del
alma, y aun siendo esencial, muchas veces no se refleja en el devenir
cotidiano. Responsabilidad presenta un doble significado. Por un lado hace
referencia al hecho de responder a la necesidad, lo cual, evidentemente,
requiere estar atento, tomar conciencia y tratar de satisfacer tanto las
necesidades propias como las de los demás. Como ya se ha comentado en
apartados anteriores suele haber confusión sobre cuales son las verdaderas
necesidades, y muchas veces nos ofuscamos en cuestiones secundarias y
perfectamente prescindibles. Si a esto se le suma el afán de poder y de riqueza
el objetivo acaba siendo el enriquecimiento particular a cualquier precio sin
tener en consideración las circunstancias y las necesidades del otro. Bajo este
enfoque la responsabilidad brilla por su ausencia. Lo mismo que en el caso de
un empleado que no responde con honestidad a sus tareas. La responsabilidad
ha de manifestarse en cualquier trabajo, cualquier actuación y cualquier
relación de la persona. Todos los seres humanos tienen su propia
responsabilidad, distinta en cada caso, pero igualmente importante para el bien
común.
En segundo lugar, actuar con responsabilidad significa responder por los
propios actos asumiendo sus consecuencias. Esto no suele ser muy habitual
en el orden político y económico. La frase “asumir responsabilidades” o “asumir
la propia responsabilidad” son las mas frecuentemente mencionadas cuando se
ha producido algún perjuicio del tipo que sea (consecuencias para la salud de
las personas, falta de atención humana y social a quienes lo necesitan,
malversación de fondos públicos, corrupción, etc…), aunque en muchas
ocasiones la respuesta o la actuación posterior no se dirige a reparar el mal
cometido, asumiendo la actuación negligente, sino a buscar la mejor fórmula de
eludir el compromiso que supone el ejercicio de un cargo público, el
desempeño de un puesto directivo o de gestión en una empresa o simplemente
el cumplimiento de una tarea básica, pero fundamental para la óptima
convivencia de todos.
En la sociedad actual se habla constantemente de la integración de
colectivos en riesgo de exclusión social, de tomar medidas para facilitar su
acceso a los servicios básicos y la satisfacción de sus necesidades a través de
un trabajo digno y de la vinculación a la comunidad. La inclusividad (segundo

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portal del alma del elemento tierra) implica contar con todos. El enfoque
habitualmente defendido habla de permitir que los que quedan fuera de la
estructura social lleguen a integrarse. La realidad es que si en esa estructura
no están todos, si hay seres humanos excluidos, la estructura por sí misma no
se sostiene, y lógicamente se generan problemas a nivel económico y social:
pobreza, delincuencia, división entre colectivos y personas…
Como consecuencia de lo anterior, surge la participatividad. Si se actúa
con responsabilidad y se fomenta la inclusividad de todos en la vida familiar y
social necesariamente ha de ser a través de la participatividad. La integración
inclusiva se logra a través de la participación activa de cada uno de los
miembros del grupo, ya sea una asociación, una empresa, un organismo
publico…. Cada vez se habla más de la necesidad de que los diferentes
colectivos y grupos participen y tengan una presencia activa en la toma de
decisiones políticas y económicas. De esa forma se pueden tener en cuenta las
necesidades a la vez que las potencialidades de cada ser humano. A nivel
empresarial, también se fomentan las estrategias participativas en las que los
empleados puedan sentirse parte activa de la organización para la que
trabajan, mejorando así el entorno laboral para todos los empleados tanto en el
aspecto material como en el relacional y emocional. De hecho, las fórmulas
participativas (cooperativas, sociedades laborales, mutuas y mutualidades,
asociaciones, etc.) en las que la persona se une a otras de igual a igual
permiten lograr, bajo un respeto de los valores compartidos, una vía óptima de
autorealización personal y profesional sin olvidar la satisfacción de unas
necesidades materiales básicas: un trabajo remunerado que permite la
participación laboral a la vez que el desarrollo personal y el sustento familiar.
Siguiendo con las cualidades correspondientes al elemento agua
encontramos la soledad. En la sociedad actual habitualmente se fomenta el
bullicio, la fiesta y el encuentro, olvidando en muchas ocasiones la necesidad
de experimentar la soledad entendida como silencio reflexivo que permite
conectarse con uno mismo. Eso es independiente de la convivencia con otros,
de tener múltiples reuniones, una larga jornada de trabajo, o de desempeñar un
puesto directivo de máxima responsabilidad. Es una actitud (además de una
necesidad) que permite que fluyan los mejores proyectos, las mejores ideas y
el óptimo desempeño de las tareas a realizar. Experimentar la soledad es el

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mejor camino para que nazca del interior más profundo lo mejor de cada ser
humano, aquello que es verdaderamente su misión y le permite “dar su nota”.
Detrás de todo gran proyecto empresarial, de cada decisión en el ámbito
económico o de cada política pública a favor de las necesidades reales de los
ciudadanos, necesariamente aparece esta actitud de soledad, de silencio que
habla al corazón y guía las actuaciones y los comportamientos en todas las
parcelas de la vida.
La serenidad es una necesidad imperiosa en la vida cotidiana moderna.
El estrés se ha convertido uno de los grandes problemas personales, familiares
y sociales de la vida moderna. Y a mayor implicación en la vida laboral, en él
ámbito empresarial o en un puesto que implique la toma de decisiones, mayor
nivel de estrés. Trabajo, responsabilidad y gestión de los asuntos públicos y
privados equivalen a estrés, aunque no tendría que ser así. No hemos
aprendido todavía a actuar con serenidad. Cualquier circunstancia, problema o
trabajo a desempeñar se maneja infinitamente mejor desde una actitud serena
que es la única que permite valorar en su justa medida como actuar en cada
momento, como responder ante un imprevisto, como atender adecuadamente a
los demás y como solucionar los problemas que sobrevienen. Grandes
compañías (Google por ejemplo) ya han descubierto esta necesidad y habilitan
espacios y pautas de trabajo que permiten el relax y la pausa de sus
empleados facilitando un ambiente de trabajo óptimo y con ello la máxima
creatividad. No por sufrir más estrés se hace más, es todo lo contrario. La
serenidad es la clave del buen hacer y del buen ser.
Relacionados con los dos anteriores y como consecuencia de ellos
deviene la calma. Calma frente a vicisitudes, problemas, enfrentamientos,
acoso, conflicto… Es extremadamente necesaria la quietud frente a violencia y
la agresividad en todas sus modalidades que se gesta en el día a día. Hay
reuniones empresariales o laborales tensas, en los círculos políticos
cotidianamente se sube el tono de los comentarios a límites que sobrepasan el
respeto por los demás, incluso las campañas de publicidad son “agresivas”.
Parece que por el mero hecho de estar en grupos diferentes (empresarios y
trabajadores, patronal y sindicatos, dos grupos empresariales distintos, partidos
diferentes…) ya sobreviene la tensión que fácilmente deriva en violencia ya sea
verbal o de otro tipo. Qué distinto el resultado si la situación se afronta con una

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actitud serena de buscar un dialogo tranquilo entre las partes (que nace en lo
profundo) que conduzca a un entendimiento y a un beneficio común para todos.
Desde el corazón, el elemento fuego nos habla en primer lugar del
desapego. En la sociedad actual se fomentan las dependencias, las
necesidades de productos, los vínculos con personas o cosas atentando en
gran medida contra la esencia del ser humano que es en sí mismo libre. La
publicidad en lugar de tener un carácter informativo tiene como objetivo captar
adeptos para productos que supuestamente son imprescindibles. Las
decisiones empresariales se toman en función de la cuota de mercado y de los
beneficios monetarios reales o potenciales. El desempeño de cargos públicos a
menudo está teñido por el afán de poder, de reconocimiento, de
enriquecimiento… Experimentamos apegos personales a la pareja, a los
familiares, a los compañeros de trabajo, al propio trabajo o a la empresa, a
objetos o recuerdos. En definitiva todos hemos de lograr desapegarnos para
ser auténticos y expresar la esencia propia de cada uno.
Impersonalidad significa trascender la propia opinión, la propia emoción,
y saber discernir el sentido más profundo de la relación interpersonal
permitiendo una visión amplia y comprensiva de las circunstancias. Significa no
quedarse en la mera anécdota de un comportamiento o conflicto con el otro,
sino ver más allá interpretando la situación desde una perspectiva que permita
una aceptación a pesar de los problemas existentes. En el ámbito económico y
empresarial podríamos decir que la impersonalidad es el arte de velar por el
bien común frente al particular (o junto con él). Trascender los deseos
personales favoreciendo una actuación que conlleva un beneficio mayor para
todos a nivel humano, comunitario, medioambiental. El tomar como objetivo el
interés general no entra en contradicción con el objetivo particular. Se pueden
desarrollar proyectos empresariales orientados al bienestar comunitario que
son viables económicamente, es decir, al actuar en beneficio de los demás, el
beneficio revierte en uno mismo. Conocemos de cerca ejemplos de grandes
corporaciones o grupos empresariales que son exitosos en sus resultados y
eficaces en el desempeño de su labor a la vez que eficientes en la consecución
de un mayor bienestar humano, personal y social (la ONCE podría ser un buen
ejemplo).
La indiferencia a lo no esencial nos invita a evitar lo superfluo, lo

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secundario, lo innecesario, a dar valor a aquello que verdaderamente lo tiene y
prescindir de lo que nos sobra. La superficialidad en todas sus formas se
manifiesta día a día. Se le da importancia a la apariencia, a la marca, al
consumo de tal o cual producto, a tener tal o cual aparato y muchas veces
nuestra forma de vida se ve teñida por la rutina consumista que nos ofusca de
lo más precioso de la persona: el ser. Nos podemos preguntar si producimos,
distribuimos y consumimos lo necesario, lo adecuado, lo más conveniente para
nosotros y para la madre Tierra. En las últimas décadas se han multiplicado
exponencialmente los diseños de nuevos productos, alimentos, aparatos,
vehículos… Aunque mucha de esta creatividad ha derivado en inmensas
mejoras para el bienestar humano a todos los niveles, en ocasiones muchos de
los productos diseñados, de las obras públicas realizadas o de las decisiones
políticas adoptadas son perfectamente prescindibles, sin hablar de aquellas
que son incluso perjudiciales de uno u otro modo para el ser humano.
Llegando al elemento aire encontramos la intuición, vinculada a la
profunda conexión con el alma y por ello frecuentemente minusvalorada en el
mundo occidental. En el ámbito de la economía y en la sociedad actual se
valora especialmente el intelecto (el coeficiente intelectual y la capacidad
mental) olvidando la gran riqueza de la intuición que nos guía desde lo
profundo de forma más eficaz. Muchos de los grandes proyectos empresariales
exitosos, por no decir todos, en realidad tienen su origen en una “visión”
futurista que canalizó los esfuerzos de una forma novedosa (e incluso a
contracorriente) que posteriormente se ha demostrado acertada. Así ha
sobrevenido, por ejemplo, el nacimiento y expansión de la tecnología que
utilizamos todos los días o los diferentes medios de transporte a nuestro
alcance. La decisión económica o empresarial aparentemente extraña en un
principio pero bien informada desde al alma está destinada a desarrollarse de
forma favorable.
Hoy en día para desempeñar un trabajo, un puesto directivo o para
ostentar un cargo público se requieren títulos universitarios, diplomas y
certificados de estudios diversos. Sin embargo, eso, que en principio puede ser
indicador de la adquisición de determinados conocimientos, no refleja en sí
mismo la verdadera sabiduría. Hablamos de la sabiduría interior, total, plena,
frente a títulos, formación y cargos desempeñados. La sabiduría viene de lo

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profundo y no está relacionada con los estudios cursados. La sabiduría
impregna el buen hacer del empresario que conduce con honestidad y
prudencia su empresa, la tarea cuidadosamente desempeñada por el
trabajador o la decisión acertada del político en favor de una actuación justa y
eficiente de los recursos públicos a favor del bienestar común.
El último portal del alma, el que incluye a todos los anteriores es la
libertad. ¿Actuamos desde la libertad? ¿o somos más bien esclavos de
costumbres, utilización de objetos y aparatos, opiniones y actuaciones de
otros…? En el plano económico observamos presiones y amenazas entre
países, decisiones tomadas desde las más altas instituciones (Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial, Unión Europea…) que afectan para bien o para
mal a millones de personas. Las actividades empresariales y las relaciones
laborales vienen reguladas por normas y leyes que aun necesarias pueden
limitar la creatividad y la expansión de numerosos proyectos. Los mercados
financieros y los índices bursátiles determinan la actuación política, las
decisiones adoptadas en al ámbito fiscal (que afecta directamente a todos los
ciudadanos) y las colaboraciones entre países (préstamos, acuerdos
bilaterales…). La misma publicidad (muchas veces subliminal) nos genera
multitud de falsas necesidades y deseos de productos prescindibles que nos
aventuramos a consumir. En definitiva las actuaciones a gran escala en el
ámbito económico y empresarial no dejan de ser un fiel reflejo de la esfera
micro, es decir, de los comportamientos a nivel personal, familiar e inter-
relacional marcados frecuentemente por manipulaciones, abusos,
dominaciones y faltas de respeto. La libertad, en sí misma creativa, permite al
ser humano, ya sea de forma individual o colectiva, desarrollarse en plenitud,
junto con otros, en colaboración (no en oposición), en el compartir en lugar del
competir, con respeto a la opinión de todos. Ser y hacer en unión con todos los
demás.

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8. CONCLUSIONES

La Ciencia Económica, como ciencia social, toma como fundamento


aspectos relativos al ser humano, sus interrelaciones y la relación con su
entorno. La Economía nace como respuesta al modo en que el hombre debe
satisfacer sus necesidades (físicas, emocionales, espirituales…), aunque su
significado se ha tergiversado hasta referirse a complejas operaciones
financieras y transacciones comerciales.
Toda disciplina social necesariamente ha de tener en cuenta al hombre
en su integridad. El ser humano, por su naturaleza, interactúa con los demás y
con su entorno, incidiendo con su comportamiento en el grupo y en el
medioambiente.
Desde el momento en que la Sintergética aborda la existencia humana
de forma holística interpretándola de un modo integral, ésta puede ser aplicable
a cualquier disciplina o ámbito que tenga que ver con el hombre.
El presente trabajo muestra la posibilidad y a la vez la conveniencia de
aplicar algunas de las premisas abordadas en la formación de Sintergética al
ámbito de la Economía. En concreto a lo largo del trabajo se ha abordado la
traslación de las visiones del mundo, los territorios de la conciencia (arquetipos
del inconsciente colectivo) y los portales del alma al ámbito económico y
empresarial, demostrando que dicho enfoque es posible.
El adoptar una nueva perspectiva en la interpretación y comprensión de
las relaciones económicas, empresariales y comerciales arroja luz sobre la
existencia humana, su problemática y el sentido de su proceso vital,
permitiendo lograr un mundo más humano y más feliz.

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CITAS Y REFERENCIAS
Material de apoyo de la formación en Sintergética.

BIBLIOGRAFÍA

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