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Jorge Eduardo Eielson

1. Rasgos biográficos

Hijo de una limeña y de un ciudadano estadounidense de origen


escandinavo. Cuando tenía siete años falleció su padre. Desde su
juventud se manifestó su inclinación hacia las distintas formas de
arte. En 1945 gana el Premio Nacional de Poesía con Reinos,
publicada gracias al historiador nacional Jorge Basadre. Al año
siguiente, obtiene el Premio Nacional de Teatro, con Maquillage,
inédita hasta la fecha. En aquellos años realiza sus primeros
lienzos. En 1948 efectúa su exposición inicial en una galería de la
ciudad de Lima. En ese año también lleva a cabo un viaje a París
gracias a una beca del gobierno francés. Desde entonces vivió la
mayor parte del tiempo en Europa y se asentó en Milán Italia.

Su obra se caracteriza por la búsqueda de la pureza en la


expresión poética, de una forma que trascienda las limitaciones de
la realidad y del lenguaje. Ello lo llevó a dedicarse además de a las
letras, a las artes plásticas con una manifiesta influencia
precolombina, haciendo interesantes pinturas y montajes que
reflejan su sensibilidad. Por su trabajo en este campo recibió el
Premio Nacional de pintura Tecnoquímica en 2004. Al año
siguiente participó en el proyecto de arte público Itinerarios del
sonido, con una pieza que se presentaba en una parada de
autobús en el Paseo del Pintor Rosales, en Madrid.

El conjunto de su obra poética se ha editado tres veces con el


título Poesía escrita, primero en Lima en 1977, luego México, en el
año 1989 y posteriormente en Colombia, en 1998. Además, en
2005 la Pontificia Universidad Católica del Perú elaboró una
edición especial con toda su obra poética, sumada a selecciones
de sus trabajos en prosa y reproducciones de su creación plástica.
. Un libro que realiza una fusión de arte poético y visual ha
aparecido en italiano bajo el titulo de Poesía visibile (2002). Murió
en Milán el día 8 de marzo del 2006.

2. Obras Poesía:

Reinos (1944)
Antígona (1945)
Primera muerte de María (1949)
Tema y variaciones (1950)
Habitación en Roma (1958)
Noche oscura del cuerpo (1959)

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Ceremonia solitaria (1967)
Pytx (1980)
Sin título (2000)
Celebración (2001)
Narrativa:

El cuerpo de Giulia-no (1971)


Primera muerte de María (1988)
Teatro:

Maquillage(1946)
Acto final

ANTOLOGÍA
He aquí el amor

" He aquí el amor.


Repito:
He aquí el amor.

Pero mejor hablaremos de esta puerta.


Una puerta es una puerta
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche.
Y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
el aire es el aire de todos los dias,
las plantas son verdes como siempre,
y el mismo cielo esférico me envuelve
lunes, martes, miércoles,jueves, viernes, sábado y domingo.
¿Pero, qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
En cambio, esta puerta es indudable;
por ella entro y salgo día y noche
hacia los verdes campos que me esperan,
hacia el mismo cielo esférico y perenne.

¿Pero qué puedo yo decir del amor?


¿Qué puedo yo decir del amor?
¿qué puedo yo decir del amor?
Mejor sigo hablando de esta puerta. "

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Juan Parra del Riego

1. Biografía

En un sentido dinámico y prescindiendo de la egolatría que


acompañará a otros poetas de los años de guerra y de postguerra
mundial N.° 1. Juan Parra del Riego compone polirritmos, como
González Prado, pero dedicados al mundo acelerado de la
máquina y del deporte, con frecuentes llamados a la frater¬nidad
universal, a la manera de Walt Whitman.
Nacido en Huancayo el 20 de diciembre de 1894, hijo de un
político demócrata, Domingo Parra, y de Mercedes del Riego,
aparece en la poesía triunfando en los Juegos Florales de
Barranco, en 1913, con una colección de 13 sonetos que
corresponden al posmodernismo, bajo el título de Canto a
Ba¬rranco. El semanario Balnearios publicó esa obra, así como
otras composi¬ciones suyas -y algunas prosas- que lo sindicaron,
desde su juventud, como uno de los escritores distinguidos de
aquella época. Vinculado al grupo poético Norte, por un viaje que
hiciera a esa región del Perú, dio a conocer en Lima la obra de
escritores norteños, entre los que merecen citarse Antenor Orrego,
Alcides Spelucín y, sobre todo, César Vallejo. En el Teatro de
Barran¬co, ciudad a la que estuvo especialmente ligado, se
presentó, en 1914, su drama La verdad de la mentira. Viajará
posteriormente por países sudamericanos y se establecerá
definitivamente en Montevideo. Allí es donde desarrolla su nuevo
estilo poético, con su predilección por el polirritmo, nacido de la
revuelta modernista. Debe destacarse su tarea de traductor de
Supervielle y sus notas sobre la poesía contemporánea. En las
Fiestas de Carnaval de 1925 triunfa en un Concurso de la
Municipalidad de Montevideo, con su Canción al Carnaval. Ese
mismo año se casa con la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum y
también publica sus dos libros de poemas: Himnos del cielo y de
los ferrocarriles y Blanca Luz. Víctima de cruel dolencia, murió el
21 de noviembre de ese año de 1925. Los intelectuales uruguayos
rindieron, desde entonces, numerosos homenajes a su memoria;
una calle de Montevideo lleva su nombre y la Biblioteca de Cultura
Uruguaya reeditó sus poemas y sus prosas en sendos volúmenes.

2. Obra literaria

Toda la obra de Parra del Riego forma parte de la vanguardia


latinoamericana. Esta vanguardia es diferente de las vanguardias
europeas. Tiene su temple propio. Su arte, en el sentido de
creación y técnica, es distinto; su estética, en el sentido de

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filosofía y teoría de la belleza y del arte, es distinta; sus temas son
distintos. Aunque perfectamente comprendidas y asimiladas como
nuevos rumbos de todo eso -fuentes profundas del espíritu,
creación, inspiraciones y formas, miradas en el nuevo rumbo de
todas las artes y construcción audaz de nuevos caminos- algunas
vanguardias latinoamericanas, las más perdurables, tienen una
presencia humana, de lo humano, vivísima, con ternura, con
preocupación por lo humano del individuo y de lo social, por lo
latinoamericano como campo de un mundo nuevo, que las
europeas raramente frecuentan. En Parra del Riego, la presencia
del hombre en su vivir de todos los días, en sus venturas y
desventuras, se hace más patente que en anteriores períodos y
escuelas artísticas. José Martí y Rubén Darío trajeron e
impusieron la condición humana como condición de la creación
artística. El modernismo fue una nueva humanización estética.
Sólo estos latinoamericanos la hicieron y marcaron el camino. Una
proyección modernísima, varios pasos más adelante, la llevó a
cabo nuestro gran peruano y uruguayo Parra. En sus múltiples
ritmos buscó apresar la movilidad y cambios de la realidad del
hombre y de sus actos, de los juegos populares y de los bailes, de
las máquinas y de los cielos, de la profunda naturaleza y de los
cantos y amores de todas las existencias.
Parra del Riego evidenció el encanto de la vida moderna. Su
intento anti-impresionista fue la de un inconforme, inspirado en el
jadeo de los motores; sus versos se levantan victoriosos,
entusiastas y nerviosos. Poemas como "Polirritmo a Gradín...",
"Polirritmo dinámico a la motocicleta" y el "Polirritmo de Carmen
Mendoza", pintó el universo de la danza española, los motores, el
deporte, los amigos, la pasión contagiosa; además de ser
cantautor de manolas y el cante-hondo. Recordemos ese grandioso
e inagitable poema suyo, infaltable en las mejores antologías de la
poesía perua¬na: "Polirritmo dinámico a Gradín... ", nos recuerda
los cua¬dros de Carlos Carrá, Juan Gris, o el Picasso del período
cubista. El tema que presenta este poema, es el ídolo
multitudinario del fútbol: Gradín.

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ANTOLOGÍA

POLIRRITMO DINÁMICO A GRADIN, JUGADOR


DE FÚTBOL

Palpitante y jubiloso
como el grito que se lanza de repente a un aviador,
todo así claro y nervioso,
yo te canto, ¡oh jugador maravilloso!
que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor.
Ágil,
fino,
alado,
eléctrico,
repentino,
fulminante,
yo te vi en la tarde olímpica jugar.
Mi alma estaba oscura y torpe de un secreto sollozante,
pero cuando rasgó el pito emocionante
y te vi correr... saltar...
Y fue el ¡hurra! y la explosión de camisetas
tras el loco volantín de la pelota,
y las oes y las zetas
del primer fugaz encaje
de la aguja de colores de tu cuerpo en el paisaje,
otro nuevo corazón de proa ardiente,
cada vez menos despacio
se me puso a dar mil vueltas en el pecho de repente.
Y te vi, Gradín,
bronce vivo de la múltiple actitud,
zigzagueante espadachín
del golkeeper cazador,
de ese pájaro violento
que le silba la pelota por el viento
y se va, regresa, y cruza con su eléctrico temblor.
¡Flecha, víbora, campana, banderola!
¡Gradín, bala azul y verde! ¡Gradín, globo que se va!
Billarista de esa súbita y vibrante carambola
que se rompe en las cabezas y se enfila más allá...
y discóbolo volante,
pasa uno...
dos...
tres... cuatro...
siete jugadores...

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La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla,
se revuelva una epilepsia de colores
y ya estás frente a la valla
con el pecho... el alma... el pie...
y es el tiro que en la tarde azul estalla
como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red.
¡Palomares! ¡Palomares!
de los cálidos aplausos populares...
¡Gradín, trompo, émbolo, música, bisturí tirabuzón!
(¡Y vi tres mujeres de esas de caderas como altares
palpitar estremecidas de emoción!)
¡Gradín! róbale el relámpago tu cuerpo incandescente
que hoy me ha roto en mil cometas de una loca
elevación,
otra azul velocidad para mi frente
y otra mecha de colores que me vuele el corazón.
Tú que cuando vas llevando la pelota
nadie cree que así juegas:
todos creen que patinas,
y en tu baile vas haciendo línea griegas
que te siguen dando vueltas con sus vagas serpentinas.

¡Pez acróbata que al ímpetu del ataque más violento


se escabulle, arquea, flota,
no le ve nadie en un momento,
pero como un submarino sale allá con la pelota!...

Y es entonces cuando suena la tribuna como el mar:


todas grítanle ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!.

Y en el ronco oleaje negro que se quiere desbordar,


saltan pechos vuelan brazos y hasta el fin
todos se hacen los coheteros
una salva luminosa de sombreros
que se van hasta la luna a gritarle allá
¡Gradín!. ¡Gradín! ¡Gradín!.

La Patafísica es un movimiento cultural francés de la segunda


mitad del siglo XX vinculado al surrealismo. El nombre proviene
de la obra de Alfred Jarry, que lo acuñó en su obra Gestas y
opiniones del doctor Faustroll, patafísico. A raíz de su lectura,

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algunos admiradores empezaron a practicar una ciencia paródica
llamada patafísica, dedicada al "estudio de las soluciones
imaginarias y las leyes que regulan las excepciones".

La palabra "patafísica" es una contracción de "epi ta meta ta


physika", que se refiere a aquello que se encuentra "alrededor" de
lo que está "después" de la física.
Marinetti concibió esta nueva estética, inspirado en la Patafísica
de Alfred Jarry y Remy de Gourmont y en procedimientos
estilísticos, que este movimiento literario, no asumió, respecto de
ninguna tradición formal, ni cultural previa. El futurismo fue
llamado así por su intención de romper absolutamente con el arte
del pasado (el llamado Pasadismo), y por considerar que los
museos, en especial en Italia, eran sitios equivalentes a los
cementerios, donde la tradición artística común, lo impregnaba
todo.

Según Marinetti había que hacer tabla rasa del pasado y crear un
arte nuevo, desde cero, acorde con la mentalidad moderna y las
nuevas realidades. Para ello se toma como modelo a las máquinas
y sus virtudes: la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, el
movimiento, la deshumanización.

En literatura, el Futurismo, abjura completamente del pasado y


alienta a no respetar la métrica. Asimismo, intenta sustituir los
nexos por notaciones algebraicas y buscar un léxico radicalmente
hecho de tecnicismos y barbarismos, plagado de infinitivos,
exclamaciones e interjecciones que denotan energía y libertad.

El llamado teatro sintético del Futurismo, es el espacio en el cual


las acciones ocurren a una velocidad vertiginosa, (con tramas de
no más de diez minutos) , y donde se ocultan las presencias
humanas, y sólo se ven los pies de los actores, cuyas figuras se
adivinan por metonimia

La estética futurista pregona una ética, de raíz fundamentalmente


machista, misógina y provocadora. Entre sus postulados se
dignifica la guerra como una fórmula para el saneamiento de un
mundo anacrónico y decrépito y proscribe la argumentación
sentimental o anecdótica.

Con el correr de los años Marinetti fue politizando el movimiento


hasta coincidir con las tesis del fascismo, a cuyo partido, ingresó
en 1919.

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El Futurismo fue un movimiento fundamentalmente italiano y de
carácter literario (Marinetti), aunque tuvo expresiones importantes
en la plástica (el pintor argentino Emilio Pettoruti y los pintores
italianos Gino Severini, Carlo Carrà, Giacomo Balla o el escultor
Umberto Boccioni). También tuvo adherencias en otras
manifestaciones artísticas, en arquitectura (Antonio Sant'Elia) y
en la música (el ruidismo del compositor Luigi Russolo,
antecedente directo de la llamada música concreta).

El futurismo tuvo además algunos seguidores en Rusia (el poeta


Vladímir Maiakovski), en Bélgica (el escritor Émile Verhaeren), en
Portugal (Fernando Pessoa, quien divulgó el movimiento a través
de la revista Orpheu, 1915) y en Uruguay (el poeta Alfredo Mario
Ferreiro); sin embargo, tras alcanzar su cúlmine, a mediados de
los años veinte, la estética futurista fue disgregándose hasta
desaparecer en la década de los cuarenta.
Trascendencia del Futurismo
La importancia que tuvo el Futurismo, más allá de sus méritos
artísticos, a comienzos del siglo XX, fue la de recrear una estética
desde cero, posibilitando, de este modo, una renovación
espectacular de los principios y técnicas artísticas, que aún tiene
consecuencias, incluso, en la actualidad. Fue el primero de los
ismos o vanguardias artísticas y su valor como movimiento
rupturista allanó el camino a las demás corrientes que refrescaron
el panorama artístico en los albores del siglo XX.

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