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El salario mínimo, al otro lado de la frontera, es de 616 mil pesos. En nuestro anterior
ensayo hablábamos de un baremo de 170 pesos por bolívar, mas éste se ha disparado
hasta los 195. Igualmente, el peso se ha depreciado de 1.980 a 2.400 unidades por dólar.
Los 616 mil pesos se traducirían en Bs. 3.158, 97. C’est-á-dire, el colombiano, en teoría,
tendría menos capacidad de compra en Venezuela con su moneda local. Sin embargo, el
bolívar en Cúcuta se transa a 15 pesos. ¿Cómo es que el Banco de la República sube el
bolívar de 170 a 195 pesos y en la frontera lo devalúan hasta los 15 pesos? Algo no
cuadra, ¿verdad? Sin ir muy lejos, si tomamos la cantidad de 616 mil pesos y la
pasamos a dinero yanqui, obtendríamos 256 dólares. Si a estos 256 les aplicáramos la
tasa SICAD 1, el resultado sería de Bs. 3.072, o sea, casi el mismo que se arrojó más
arriba (Bs. 3.158, 97) al utilizar el esquema de 195 pesos por bolívar del Banco de la
República de Colombia. Por el contrario, si hacemos la conversión de los 616 mil pesos
"al estilo Cúcuta", el monto luce inverosímil: Bs. 41.066, 66 (¡!). Si conocemos la
información de que en Colombia una despensa para dos personas cuesta 600 mil pesos,
los números de Cúcuta no tienen sentido. ¿Por qué? Sencillo.
En Venezuela, Bs. 41.066, 66 representan ocho salarios mínimos. Con esa cuantía, se
podrían hacer más de ocho mercados en nuestro país. De hecho, si monetizásemos esos
Bs. 41.066, 66 en pesos colombianos, al rango de 195 por bolívar, ello nos daría la suma
de 8 millones 7 mil 870 pesos (¡!), lo cual sería 13 veces el salario mínimo en la
hermana República. Si ya sabemos que en Colombia 600 mil pesos se van en víveres,
caemos en cuenta de la vil falacia de los guarismos manipulados de Cúcuta. ¡Pura
fantasía, pura ilusión! Lo cierto es que 616 mil pesos deberían comprar, más o menos,
idéntica proporción de artículos en ambos países. Pero no. En Bogotá, el 97% de los
616 mil pesos se queda en la caja registradora del súper; en Caracas, el mentado sueldo
del terruño aledaño rinde para una decena de despensas, según la tasa de fábula de 15
pesos por bolívar. La cruda evidencia, cultores del "paralelo", es que los 616 mil pesos
sólo ofrecen dígitos creíbles bajo los indicadores del Banco de la República de
Colombia (195 pesos por bolívar) y el SICAD 1 (Bs. 12 por dólar). Punto.
El peso devaluado, el dólar inorgánico y el bolívar fuerte
Como hemos descrito, el bolívar está en condiciones de volver a ser una moneda global,
como lo fue hasta 1983, por hallarse entre las quince del orbe con un considerable
respaldo áureo: 367 toneladas. Nuestra propuesta es vender el petróleo venezolano en
bolívares y desligarnos del billete verde. Firmar acuerdos con Moscú y Beijing, para
que nuestro bolívar sea aceptado como medio de pago en ésas y otras latitudes, sería
otro paso con el fin de cimentar la presencia del bolívar en el ámbito foráneo. En ídem
dirección, aumentar de forma paulatina la reservas de oro, bien sea hasta 400 ó 500
toneladas, coadyuvaría a consolidar nuestra moneda como una divisa confiable y
estable. La estocada fatal al dólar narco de los paramilitares y a la especulación
cambiaria, será un bolívar fuerte con reconocimiento universal.
P.D. La alegría nos embarga al conocer la maravillosa noticia de que los restantes
Héroes Prisioneros del Imperio han sido liberados de su injusto encarcelamiento. Una
victoria arrolladora de la Revolución Cubana. ¡Vivan Los Cinco! ¡Feliz 2015 para
todos!
(*) El dólar "narco" sirve de pretexto a empresarios y comerciantes para especular más.
De por sí, los márgenes de plusvalía en Venezuela son los más altos del planeta: 500,
1.000 y hasta 10.000%. Desde hace seis meses, los usureros de siempre han calculado
los importes con un dólar quimérico a Bs. 220 ó Bs. 250. Conclusión: la excusa de "la
lechuga" es una artimaña adicional para robar a la gente. Hay que revaluar
progresivamente el bolívar y anclarlo en una relación "uno a uno" con el billete verde.