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Lingüística General
Maestro: Efraín Corona Mendoza
INTRODUCCIÓN
Uno de los varios ejemplos de lenguas que presentan este fenómeno, es el árabe, que
históricamente surge con la escritura del Corán y dentro de la historia, el uso de esta lengua
ha sido de gran importancia, pues es sobre la cual se fundó un imperio que en tiempos remotos
se identificó por una religión y una lengua, unificando así una región que llegó a extenderse
desde el norte de África y sur de Europa, atravesando Asia meridional y llegando hasta las
fronteras de India y China.
Sin embargo, actualmente los hablantes de la lengua reconocen el prestigio del árabe clásico
e incluso a veces se hace una distinción entre su dialecto y la lengua como dos formas
independientes de comunicarse, originando una situación de diglosia. Por esta gran
diversidad ha surgido incluso una disciplina científica encargada de estudiar estas
variaciones; la dialectología árabe, con el fin de clasificar las diferentes variables a través de
distintos espectros. La presencia de varias lenguas maternas en cada región le da a este
lenguaje una gran riqueza., por lo que el presente trabajo pretende exponer el origen,
diversidad y situación actual de las comunidades del mundo árabe contemporáneo.
ANTECEDENTES
El ascenso del árabe está profundamente relacionado con el progreso del Islam como religión,
pues el Corán, base de la fe musulmana, fue escrito y transmitido en este idioma que incluía
palabras de origen hebreo, farsi, arameo, siriaco, griego y latín que fueron acomodadas al
árabe. Esto ofrecía una visión global del mundo y una serie de diversos temas religiosos y
culturales, ofreciendo un modelo lingüístico con una serie de técnicas de narración y
entonación, además de establecer una escritura ahora determinada.
Fue así el inicio de la lengua en su forma “clásica” donde, a través del mansaje religioso “se
sistematizaron algunas herramientas, como la pausa, casos de concordancia en género y
número, elementos de fonología y grafonomía y otras, que hicieron del árabe una lengua
culta, universal y de prestigio en aras de la necesidad que el imperio islámico demandaba
para su expansión” (Garduño, M. 2012). Se puede observar una expansión sin precedentes si
lo comparamos con las demás lenguas religiosas de la época que son el hebreo, el griego y el
latín.
En este proceso, dada la carencia de herramientas de escritura propia de lo que entonces era
el árabe preislámico, se adoptaron aspectos morfosintácticos de la escritura hebrea y siriaca,
donde la nueva forma se caracterizaría por la escritura de derecha a izquierda y una forma de
letra cursiva, con veintiocho fonemas consonánticos y seis vocálicos.
Es así como El Corán sienta las bases entre el lenguaje árabe y el Islam, que inició una
expansión militar en el año 622 d.C., convirtiéndose en la lengua más hablada de las de su
grupo, expandiéndose más allá de la península arábiga, conquistando territorios no
arabófonos fuera de la Península Arábiga, sometiéndolos e introduciendo sus ideologías,
dando un dominio político, religioso y cultural además de económico, pues mantenían y
ampliaban relaciones de comercio entre los territorios conquistados, adquiriendo también los
conocimientos propios de los pueblos colonizados, conformando un extenso imperio con un
único ritual unificador y sustentador: la religión musulmana, que llegó a ampliarse por el
mediterráneo del norte del Sahara en África y la península Ibérica en Europa y a través de la
Península Arábiga a las fronteras del oriente de India con China.
La identidad que se fue conformando con las conquistas se reforzó con un interés por leer
mejor y mantener la fidelidad al mensaje divino, por lo que el árabe clásico se fue
perfeccionando y así también revitalizando la cultura árabe. El discurso político que daban
los califas (como se denominaba a los gobernantes que ejercían la autoridad en las
comunidades creyentes) tomó una estructura lingüística que codujo a un estallido poético,
filosófico y científico, convirtiéndose en la lengua de cultura por excelencia.
DIVERSIFICACIÓN Y DIALECTOLOGÍA
Los dialectos neoárabes se han creado a partir de modificaciones estructurales sufridas con
el paso del tiempo y que han sido provocadas además de por préstamos y convergencias e
influencias de otras lenguas, por la evolución natural que sufren todas las lenguas, fenómeno
que en lingüística se conoce como drift.
Estas formas dialectales tienen similitudes entre sí y con el árabe clásico, pero a veces con
distinciones tan grandes que se han llegado a considerar dentro de los hablantes como lenguas
que se desarrollaron de forma independiente. Sobre los orígenes de estos dialectos se
sostienen varias teorías, en una de las cuales, Versteegh considera que parten del empleo de
pidgins entre los colonizadores y los pueblos conquistados.
Según su teoría “los habitantes de los territorios conquistados en Siria, Irak, Egipto y el norte
de África aprendieron una variedad provisional del árabe que los hijos de los matrimonios
mixtos empezaron a tener como lengua materna que más adelante se verían influenciadas por
los hablantes que tenían el árabe como lengua materna” (Medea-García, L. 2017).
Se admite entonces que los inicios de esta disciplina pretendían servir al cargo de los
imperialistas europeos, pero el enfoque fue sustituido por las escuelas francesas y alemanas,
dándole un objetivo antropológico y empezar con la enseñanza de la lengua dentro de las
universidades europeas. No obstante, tanto en Francia como en el resto del continente la
enseñanza de los dialectos árabes seguía siendo secundaria y continuaba estando al servicio
de los textos clásicos.
Al poseer contrastes tan amplios, los dialectos se estudian actualmente a través de criterios
establecidos. El uso de distintas fuentes literarias a comparación de la entonación y prosa de
los hablantes y su contraste con los desarrollados en otras regiones complementan el estudio
y se trata de explicar un origen de acuerdo a parámetros geográficos, cronológicos y
diastáticos.
Uno de los grandes obstáculos de estos estudios es la ausencia de una periodización, como
menciona Medea-García, “contar con periodizaciones a la hora de abordar un análisis
diacrónico no es en absoluto un requisito indispensable. Sin embargo cuando se desarrollan
acercamientos generales y sobre todo, estudios iniciales, resulta esencial contar con una
referencia básica para seleccionar qué periodos históricos deberían incluirse en el análisis”.
El terreno histórico que se aborda al estudiar el origen de los dialectos árabes es tan extenso
y la unión con las lenguas que les dieron forma son tan diversos que abordarlos por completo
de una manera sistemática ha representado una gran dificultad para su entendimiento.
DIGLOSIA Y ACTUALIDAD
El árabe es la lengua oficial en 23 países, entre los cuales figuran los que tradicionalmente
han formado el mundo árabe: Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Sudán,
Líbano, Siria, Jordania, Israel (y territorios palestinos), Arabia Saudí, Irak, Kuwait, Bahréin,
Catar, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Yemen. A ellos se suman algunos países vecinos
que, aun no siendo estrictamente árabes, utilizan esta lengua como instrumento oficial como
y Djibouti, Eritrea, Somalia, Chad y las Islas Comoras. En algunos de los países el árabe
coexiste con otras lenguas como el francés y el bereber en el Magreb, el kurdo y el turco en
Siria e Irak el persa en Irak y otras. Los países que tienen el árabe como lengua oficial forman
parte de la Liga de los Estados Árabes, fundada en 1945. Desde el año 1974 el árabe es una
de las lenguas oficiales de la ONU y el número de arabófonos nativos está en torno a unos
200 millones de personas.
El árabe clásico es utilizado como base de la comunicación entre distintos países, ya que los
modos coloquiales en muchas ocasiones entorpecen la adecuada comunicación entre
individuos procedentes de distintas regiones, mientras que los dialectos se utilizan
meramente en el interior de las comunidades que lo utilizan, dando origen a una situación de
diglosia, término que “refiere a la coexistencia de dos variedades lingüísticas en los usos
propios de una comunidad de hablantes. Una de ellas, la elevada, como la referencia de
prestigio, habitual en escritos oficiales, la lectura, recitación o exposición oral, académica,
etc”. (Grimalt, A.L, 2015).
La existencia de literatura escrita bajo las normas lingüísticas de los dialectos es escasa
debido a la jerarquización de la lengua clásica, que tiene un registro elevado, por encima de
la coloquial, con un registro bajo. n general, el hablante es consciente de la existencia de una
lengua de prestigio que se diferencia de la lengua que usa diariamente, el dialecto. Castaño
menciona, “en el mundo árabe hay una tendencia a minusvalorar el dialecto ya que está
considerado como una corrupción de la lengua estándar, por lo que no hay un interés por
estudiarlo desde un punto de vista científico” (Castaño, A.B., 2015).
Contemporáneamente existen dos tendencias que han revolucionado el uso de la lengua árabe
en sus distintas expresiones: los casos que mencionaron con anterioridad, en los que se
pretende sentar las bases de la educación cultural meramente en la vertiente dialectal y la
promoción de la enseñanza del árabe clásico para facilitar el contacto y comunicación entre
los arabófonos provenientes de distintas regiones.
CONCLUSIONES
De manera personal, con este breve ensayo he encontrado una oportunidad de ampliar tanto
mis conocimientos de la situación lingüística de un idioma que me ha apasionado en uso y
riqueza cultural como de facilitar la comprensión de más de uno de los temas que se vieron
a lo largo del curso en mi naciente trayectoria como antropólogo, expandiendo mi visión de
investigador así como una concientización de la curiosidad y la búsqueda como medio para
mi formación.
La lengua árabe ha tenido una historia y avance de gran importancia dentro de la humanidad,
sirviendo en su momento a la unificación y consolidación de una comunidad entera
identificada a través del idioma y la religión, otorgando grandes avances de diversas
disciplinas, a través de la vasta unión de los pueblos que otorgaron dentro de su avance, más
contribuciones a la misma lengua. Esta misma riqueza, sin embargo es lo que ha puesto los
obstáculos en su estudio, dificultando discernir su origen histórico en todas sus variantes.
La cantidad de hablantes de la lengua es una porción significativa del mundo que ha estado
tanto próxima cuanto a su fe se refiere como distante en la eficacia de la comunicación más
allá de las fronteras geográficas, la relevancia de la lengua se refleja en su vasta comunidad
como en la riqueza de su cultura, haciendo de la profundización del idioma un nuevo
menester dentro de la sociolingüística
Dentro de la dialectología árabe aún existen diferentes retos, dentro de lo que cabría destacar
la necesidad de una periodización en la que se pueda comprender el origen de los usos
coloquiales que se desarrollaron, comparándolos con los pueblos que residían en las zonas
conquistadas y sus lenguas, así como el avance del Islam a través de distintas etapas. Resulta
indispensable la objetividad del estudio a los dialectos y sus distinciones entre sí y con la
lengua clásica.
Cabría estudiar las ventajas o deficiencias del uso de los dialectos y de la misma manera con
el árabe clásico, tomando en cuenta las necesidades particulares de cada región así como en
conjunto del mundo arabófono, para hacer una aproximación tanto a la comprensión de la
lengua en sus variaciones con el fin de llegar a la resolución de las deficiencias comunicativas
que han tenido lugar a lo largo de la historia.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Garduño, M. (2012). “Corán y lengua árabe: entre el dialecto, el árabe medio y el fushà”.
Estudios de Asia y África, XLVII, pp. 153-177.
Moscoso García, F. (2011) “El árabe marroquí, una lengua y no un dialecto: Educar en la
lengua materna”. Revista de Estudios internacionales mediterráneos, No. 10. pp. 134-144.
Salah, S. (2009). “Apuntes sobre la lengua árabe. Lectura de al-Muqddimah de Ibn Jaldún”,
UN MUNDO, MUCHAS MIRADAS, No. 1. Zaragoza.